Los Picos de Europa en el nombre de las plantas

Los Picos de Europa en el nombre de las plantas Tomás Emilio Díaz González Catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo IntrOdUCCIón Con este ...
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Los Picos de Europa en el nombre de las plantas Tomás Emilio Díaz González Catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo

IntrOdUCCIón Con este mismo título encabezamos no hace mucho uno de los capítulos del libro sobre el Parque Nacional de los Picos de Europa. Naturaleza y Biodiversidad en tierras de lobos (2005), obra enmarcada en una “colección” que este año alcanza su cuarto título y de la que es coautor en excelente fotógrafo Antonio Vázquez, que tal gentilmente nos cede sus impresionantes fotografías de plantas para servir de ilustración al presente artículo que pretende acercar a la gente in-

teresada en estos temas, la diversidad (geológica, biológica y antropológica) de los espacios protegidos (parques nacionales, parques naturales, reservas integrales, paisajes protegidos, monumentos naturales, etc) existentes en el territorio asturiano (vázquez & Díaz González, 2004, 2005, 2006 y 2007). El que el nombre de un territorio aparezca asociado al de un determinado ser vivo en nuestro caso una planta es una cuestión que puede ser considerado banal por mucha gente, pero puede llegar a alcanzar una singular importancia, si se añade, de forma relevante, al conjunto de valores naturales intrínsecos de un territorio que se pretende ofertar como destino turístico de calidad. Así, por ejemplo, cuando se publicita a nivel nacional o internacional el Parque Natural de Somiedo, se destaca que allí crece el Centaurium somedanum, la “centaura de Somiedo”, es decir, una planta que para el profano en estos temas, al ligar el nombre con el territorio, la puede llegar a considerar como seña de identidad del mismo, aunque crezca también en áreas e incluso en provincias limítrofes.

A pesar de no ser exclusiva del territorio la “centaura somedana” (Centaurium somedanum), se puede considerar como símbolo vegetal del concejo de Somiedo (y del Parque Natural de su mismo nombre) y ello debido, en gran medida, a su epíteto específico. (Foto Antonio Vázquez).

aLgUnaS COnSIdEraCIOnES SOBrE EL nOmBrE CIEntíFICO dE LaS PLantaS A diferencia de los nombre populares o vulgares de las plantas o animales, los nombres científicos de los seres vivos se tienen que ajustar a unas pautas que están contenidas en un conjunto de principios, reglas (bajo la forma de artículos) y recomendaciones que conforman (en el caso de los vegetales) el Código Internacional de Nomenclatura Botánica (C.I.N.B.), independiente del zoológico y de obligada utilización para los usuarios de dichas ciencias, al igual que acontece con los numerosos Códigos (Civil, de Circulación, Penal, etc) que regulan las relaciones de las

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personas entre sí y con la sociedad (izCo, 1976). Periódicamente el Congreso Internacional de Botánica se reúne en sesión plenaria para someter a consideración las propuestas de la Comisión Internacional de Nomenclatura Botánica, cuya finalidad es adecuar el Código con los avances de las ciencias taxonómicas. Fue el naturalista sueco Carlos Linneo (1707-1778) quien a mediados del siglo XVIII revolucionó la nomenclatura de los seres vivos, al establecer definitivamente un sistema sencillo para nombrar a los anima-

les y plantas, aún vigente y regido por el C.I.N.B., conocido como nomenclatura linneana, en homenaje a su autor, o binomial por su estructura. Hay que tener en cuenta que antes de Linneo las descripciones de los seres vivos se iniciaban con una breve fase latina que hacía las veces de nombre, lo que complicaba notablemente su identificación y comprensión. A partir del ilustre sueco y tal como se recoge en los principios y reglas del C.I.N.B. para denominar las especies que como señala el Principio V del C.N.I.B., el nombre se tiene que formular en latín, cualquiera que sea su etimología se utiliza una combinación binaria formada por el nombre genérico (del género) seguido de un solo epíteto específico (de ahí el término de nomenclatura binomial), que ha de concordar gramaticalmente con aquél cuando es una forma adjetivada: Ranunculus repens, Cynosurus cristatus, Bellis perennis, etc. Si bien el C.N.I.B. no impide utilizar cualquier epíteto específico salvo aquellas palabras no destinadas a ser nombres como “nova” o los adjetivos ordinales usados en numeración como “sextus” (es decir, no se puede utilizar nombres de especies como Ranunculus novus o Ranunculus sextus), el Código recoge una Recomendaciones para proponer epítetos específicos, entre las que podemos señalar, en relación con el tema que hoy tratamos, aquella que sugiere “evitar los epítetos derivados de nombres de localidades poco conocidas o muy limitadas, a menos que el área de la especie sea muy pequeña”. Un claro ejemplo de de excepcionalidad sería la ya comentada gencianácea Centaurium somedanum, (descripta por M. Laínz en 1975 y que crece en un territorio muy pequeño en comparación con la Península Ibérica o la misma Europa) o la Saxifraga babiana, planta que describimos junto con el profesor Fernández Prieto, en 1983 de la comarca leonesa de La Babia, y con similares peculiaridades territoriales (Díaz González & Fernández Prieto, 1983). Casi de forma general los botánicos utilizan epítetos específicos que o bien aluden a una característica morfológica de la planta o a alguna de sus utilidades (Trifolium angustifolium: trébol de hoja estrecha; Cytisus multiflorus, escoba de muchas flores; Epilobium parviflorum, epilobio de flores pequeñas; Prunus spinosa, cerezo de espinas; Verbena officinalis, verbena de uso medicinal como indica el término “oficinal”, etc), a su comportamiento ecológico (Trifolium pratense, trébol de los prados; Anemone nemorosa, anémona de los bosques; Brachypodium sylvaticum, grama de los bosques; Carex arenaria, ciperácea de las arenas; etc ), a su distribución geográfica (la ya citada Saxifraga babiana: saxífraga de la comarca de La Babia, León; Taraxacum asturiense, diente de león de Asturias, Campanula hispanica, campanilla de España; Ulex europaeus, tojo, árgoma o cotoya de Europa), o bien puede aludir o estar dedicado a un botánico ilustre (Sedum lasgascae: “sedum” dedicado al botánico español del siglo XIX Mariano de Lagasca, Antirrhinum braun-blanquetii, en honor del geobotánico alemán Braun-Blanquet, Armeria duriaei, dedicada al naturalista francés M. C. Durieu

De Maisonneuve que exploró botánicamente estas tierras norteñas en el siglo XIX; etc). Como se puede apreciar en los párrafos anteriores para distinguir en el texto los nombres científicos, éstos figuran en cursiva (podría utilizarse negritas o bien subrayarse el binomen), cuestión que es de obligado cumplimiento en aplicación de las reglas el C.I.N.B. Otro tema recurrente, y siempre muy cuestionado por los sufridos usuarios de la nomenclatura de las plantas, es el “arbitrario” cambio de nombre de las mismas, lo cual es consecuencia de la aplicación del C.I.N.B. ya que una especie no puede llevar más que un nombre correcto el más antiguo de conformidad con el principio de prioridad de publicación y restantes reglas del C.I.N.B. siendo considerados sinónimos los restantes nombres que se han aplicado a la planta. Este proceder queda de manifiesto en el Preámbulo del C.I.N.B. donde se señala que “las únicas razones que justifican el cambio de un nombre son, bien un conocimiento más profundo de los caracteres taxonómicos, bien la necesidad de abandonar una nomenclatura contraria a las reglas”.

En las grietas de los roquedos calcáreos y en los muros viejos de La Babia y de Somiedo crece la Saxifraga babiana, endémica de estos territorios y cuyo nombre permanecerá para siempre asociado a de la comarca leonesa.

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El componente geográfico en el nombre de las plantas de la Flora Asturiana Sorprendentemente de las más de 1.600 plantas que constituyen la Flora del Parque Nacional de los Picos de Europa de las cuales más de una docena son exclusivas (endémicas) de este territorio únicamente seis han sido bautizadas con su nombre o con el de alguna comarca o paraje picoeuropeano —la mayoría en las últimas décadas—, todo ello a pesar del reconocimiento internacional de que goza el macizo, tanto por constituir el núcleo montañoso de más renombre de la Cordillera Cantábrica, de integrar el Parque Nacional más antiguo de España y de haber sido visitado por numerosos botánicos nacionales y extranjeros que describieron numerosos taxones so-

vulneraria subsp. cantabrica, Arabis alpina subsp. cantabrica, Arenaria aggregata subsp. cantabrica, Berberis vulgaris subsp. cantabrica, Erica lusitanica subsp. cantabrica, Genistella tridentata subsp. cantabrica, Helianthemum canum subsp. cantabricum, Helianthemum croceum subsp. cantabricum, Helictotrichon cantabricum, Homogyne alpina subsp. cantabrica, Leontodon pyrenaicus subsp. cantabricus, Leucanthemum gaudinii subsp. cantabricum, Leucanthemum ircutianum subsp. cantabricum, Pulsatilla alpina subsp. cantabrica, Soldanella alpina subsp. cantabrica, Veronica fruticans subsp. cantabrica o Veronica nummularia subsp. cantabrica). Así mismo no son infrecuentes las plantas que llevan en su nombre la antigua denominación romana de estar tierras (Asturica augusta) o el relativo a la actual entidad autonómica de Asturias (Carex asturica, Crepis albida subsp. asturica, Crocus serotinus subsp. asturicus, Dryopteris x asturiensis, Echium asturicum, Euphrasia alpina subsp. asturica, Isoetes velatum subsp. asturicense, Narcissus asturiensis, Odontites asturica, Potentilla asturica, Potentilla nivalis subsp. asturica o Rhinanthus serotinus subsp. asturicus o Taraxacum asturiense).

El “narciso de Asturias” (Narcissus asturiensis), a pesar de su epíteto específico, es una planta de amplia distribución por el NW ibérico de donde es endémica que figura catalogada como de “Interés especial” por el Principado de Asturias. (Foto Antonio Vázquez).

bre ejemplares y poblaciones de estos territorios, entre los que podemos mencionar L. Leresche y E. Levier (entre 1878 y 1879), M. Gandoger (1894), M. R. de Litardiere (1910), Boubier (1912), Barbey-Gampert (finales de la década de 1910), C. Pau (1927), C. Lacaita (1925, 1927, 1928), M. Wilmott (1927), J. Cuatrecasas (1927), J. J. Stephenson (1926),V. y P.Allorge (1926-1934), F. Arrieu y G. Lascombes (1934), E. Guinea (1944 y posteriores), C.Vicioso (1945), Buch (1951), P. Dupont (1952), Dresser (en 1952 y 1960), ), M. Laínz (desde 1953), H.S. Nava (desde la década de los 80 del siglo pasado), al igual que S. Rivas-Martínez, J.A. Fernández Prieto, J. Loidi,A. Penas y el que estas líneas escribe, en el último tercio de dicho siglo (Díaz González & Navarro, 1975). Y esto es más llamativo si tenemos en cuenta que en la Flora Asturiana son numerosas las plantas cuyos nombres aluden a la Cordillera Cantábrica, bien sean especies (Armeria cantabrica, Artemisia cantabrica, Campanula cantabrica, Carduus cantabricus, Cytisus cantabricus, Daboecia cantabrica, Draba cantabriae, Erysimum cantabricum, Juncus cantabricus, Nepeta cantabrica, Quercus orocantabrica, Rumex cantabricus, Salix cantabrica, Sempervivum cantabricum, Seseli cantabricum o Ulex cantabricus), o subespecies (Anthyllis

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La compuesta conocida como “estrella de los Pirineos” (Aster pyrenaeus) es una planta muy rara en los Picos de Europa (catalogada por el Principado de Asturias como En peligro de extinción), conocida hasta no hace mucho sólo de los pirineos franceses, y de ahí su epíteto específico y nombre vulgar. (Foto Antonio Vázquez).

Las relaciones biogeográficas y bioclimáticas entre los Pirineos y la Cordillera Cantábrica se ponen de manifiesto en el número elevado de plantas que se descubrieron y describieron en aquella cordillera y que fueron bautizadas con el nombre de dicha cadena montañosa y posteriormente se encontraron en estas montañas noroccidentales: Acinos alpinus subsp. pyrenaeus, Adenostyles alliariae subsp. pyrenaica, Adonis pyrenaica, Aquilegia pyrenaica subsp. discolor, Aster pyrenaeus, Cochlearia pyrenaica, Conopodium pyrenaeum, Crepis pyrenaica, Euphorbia pyrenaica, Galium pyrenaicum, Geranium pyrenaicum, Heracleum sphondilium subsp. pyrenaica, Horminum pyrenaicum, Lilium pyrenaicum, Linaria supina subsp. pyrenaica, Ornithogalum pyrenaicum, Pedicularis pyrenaica, Petasites pyrenaica, Petrocoptis pyrenaica, Phyteuma spicatum subsp. pyrenaicum, Potentilla pyrenaica, Prunella grandiflora subsp. pyrenaica, Quercus pyrenaica, Rorippa pyrenaica, Sagina pyrenaica, Sedum pyrenaicum, Selinum pyrenaeum, Senecio pyrenaicus, Seseli libanotis subsp. pyrenaicum, Teucrium pyrenaicum, Thesium pyrenaicum, Valeriana pyrenaica, Vicia pyrenaica, Viola pyrenaica subsp. montserrati. Tampoco son infrecuentes en la Flora Asturiana las plantas cuyos nombres hacen referencia a territorios de menor extensión del NW ibérico, como sierras, comarcas, concejos, o simplemente núcleos de población de escasa entidad: Agrostis tileni (de la Sierra del Teleno, Montes de León), Bromus cabrerensis (de la Sierra de La Cabrera en León) Centaurea janeri subsp. babiana (de la comarca leonesa de La Babia), Centaurium somedanum (de Somiedo), Helianthemum tinetense (del concejo de Tineo), Hieracium cubillanum (del Puerto de La Cubilla), Hieracium saliencianum (de la localidad de Saliencia, Somiedo), Luzula x somedana (de Somiedo), Narcissus asturiensis var. villarvildensis (de la localidad de Villar de Vildas, Somiedo), Narcissus x somedanus (de Somiedo), Polygala calcarea subsp. somedana (de Somiedo), Ranunculus parnassifolius subsp. muniellensis (de la Reserva Integral de Muniellos), Saxifraga babiana (de la comarca de La Babia, León), Saxifraga x somedana (de Somiedo), o Veronica mampodrensis (de la Sierra del Mampodre, León). Menos frecuentes son los relacionados con otras provincias próximas como León (Narcissus leonensis), Palencia (Allium palentinum o Viola palentina) o el antiguo Reino de León (Armeria bigerrensis subsp. legionensis, Campanula rotundifolia subsp. legionensis, Genista legionensis, o Poa legionensis) (Díaz González & al. 1994).

La compuesta Centaurea janeri subsp. babiana es una planta propia de los pastizales calcáreos de la alta montaña Cantábrica, en su tramo central (endémica o exclusiva de estos territorios) cuyo nombre subespecífico está asociado al de la comarca leonesa de La Babia.

6. La “aulaga o aliaga de los Picos” (Genista legionensis), es una de las matas más representativas de los Picos de Europa, aunque sus límites geográficos actualmente conocidos, desborda ampliamente este macizo calcáreo montañoso.

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Las plantas de los picos de europa que llevan su nombre solitario capítulo que surge entre julio y septiembre y que encierra, en la periferia, varias flores en lengüeta, rosas, pálidas e incluso blancas, y, en el centro, flores tubulosas amarillas.

La compuesta Erigeron uniflorus subsp. picoeuropeanus ha sido recientemente descubierta en los Picos de Europa y representa una raza geográfica distinta a la típica (Erigeron uniflorus subsp. uniflorus) existente en los Alpes y otras montañas de Europa.

Entre las plantas recientemente descubiertas en el macizo y que portan, en su epíteto subespecífico, su nombre, se encuentra la compuesta Erigeron uniflorus subsp. picoeuropeanus, descrita en el 2001 por M.J.Y. Foley en el volumen 58(2) de los Anales del Jardín Botánico de Madrid a partir de los ejemplares recogidos por el autor en las cresterías del Jou sin Tierra (León). Esta planta crece exclusivamente en los Picos de Europa, entre los 2.000 y 2.400 m, formando parte tanto de los pastizales abiertos como de las fisuras amplias de los roquedos calcáreos. Este endemismo picoeuropeano es una planta delicada de pequeño porte (no excede los 4 o 5 cm de altura), carácter que permite diferenciar esta raza (subespecie) de los Picos de la típica (subsp. uniflorus), propia de los Alpes y otras montañas de Europa. Presenta en la base del tallo una roseta de hojas ampliamente pecioladas, con muy pocos y esparcidos pelos y, generalmente, rematando los delicados tallos no ramificados y casi desprovistos de hojas, un

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El nombre de “jierru” se aplica, en la zona, a la gramínea Festuca picoeuropeana, planta descrita por H.S. Nava en 1985 en la página 23 del volumen séptimo de la revista Fontqueria, siendo su localidad “clásica” (lugar de donde proceden la mayoría de los ejemplares que sirven para la descripción de un taxon) la Torre de los Traviesos (Macizo del Cornión), a 2.300 m; es una hierba que únicamente crece en los pastizales situados entre los 1.800 y 2.450 m, sobre sustratos calcáreos, en suelos a veces descarbonatados y muy pedregosos e incluso en pedregales calizos. Hasta hace pocos años estaba considerada como una planta exclusiva (endémica) de los Picos de Europa, sin embargo hace poco tiempo ha sido descubierta en los pastizales calcáreos de las zonas más elevadas de la Sierra del Mampodre (León), ya en otro distrito biogeográfico (Mampodrense) aunque en el mismo subsector (UbiñensePicoeuropeano meridional). Se trata de una hierba cuyo porte es cespitoso pudiendo formar rodales que pueden alcanzar los dos metros o más de diámetro, con hojas punzantes y tallos de hasta 30 cm rematados en inflorescencias de hasta 6 cm de longitud, provistas de ramitas pubescentes y espiguillas manchadas de rojo, que surgen entre julio y septiembre. La misma denominación popular recibe la llamada Festuca x jierru, híbrido natural —también descrito por H.S. Nava en la misma fecha (1985) y revista— originado por el cruce de la citada Festuca picoeuropeana con su congénere Festuca gautieri subsp. scoparia, cuando ambos taxones coinciden en una determinada zona. El epíteto “jierru”, utilizado por

Debido al carácter punzante de sus hojas, la gramínea Festuca picoeuropeana se le conoce en la zona como «jierru» y, a pesar de su epíteto específico, no es exclusiva de los Picos de Europa, ya que es ha descubierto recientemente en el macizo leonés de El Mampodre. (Foto Antonio Vázquez).

el autor para denominar la planta, alude a una de las localidades “clásicas” donde vive el mesto: Pica del Jierru (Macizo Oriental) y como señala J.A. Odriozola (“El Macizo Oriental de Los Picos de Europa”: 39, 1980), “es la planta (y, añadimos nosotros, que por extensión el parental Festuca picoeuropeana) la punzante (hierro) que existe en estos medios rupestres” y así lo reafirma H.S. Nava cuando al describir este taxon —que por el momento resulta endémico de los Picos pues aún no se conoce de otros territorios— puntualiza: “denominamos así al híbrido por ser el nombre que recibe en la zona. Según J.A. Odriozola (op. cit.) es nuestra planta la que da nombre a diversos accidentes geográficos locales, donde, efectivamente, abunda el mesto”. Desde el punto de vista anatómico y morfológico el híbrido presenta caracteres intermedios entre los parentales, procediendo el ejemplar tipo del Pico Samelar (a 2050 m) en el Macizo Oriental. Otro endemismo de los Picos de Europa es la cistácea Helianthemum urrielense, cuyo epíteto específico alude a los Urrieles, nombre por el que también se conoce el Macizo Central picoeuropeano. Fue descrita en 1970 por M. Laínz & col. en el volumen 15 del Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, suplemento de Ciencias como una subespecie (urrielense) del más general Helianthemum nummularium, utilizando para ello ejemplares procedentes de Las Moñas (Asturias) a 1. 850 m. Posteriormente este mismo autor la subordina, con el mismo rango, al Helianthemum croceum, siendo H.S. Nava y M.A. Fdez. Casado quienes en 1986 en el volumen 43(1) de los Anales del Jardín Botánico de Madrid la elevan a la categoría de especie, teniendo en cuenta para ello tanto la tipología del tomento de sus hojas y estipulas (por lo que se podría pensar en que se trata de un taxon proveniente de antiguas hibridaciones ya estabilizadas entre Helianthemum croceum subsp. cantabricum y Helianthemum nummularium, criterio compartido por varios botánicos) como su restringida área de distribución.

La cistácea Helianthemum urrielense, es una mata endémica de los Picos de Europa, como así nos lo recuerda su epíteto específico que crece en cotas elevadas sobre suelos calcáreos. (Foto Antonio Vázquez).

El tratamiento este taxon como una especie independiente nos parece más adecuado que el subordinarlo al Helianthemum apenninum con rango de subespecie, tal como se propone en la Flora Ibérica (1992). Se trata de una pequeña mata con hojas verdes, más o menos brillantes, cubiertas de un indumento muy variado de pelos por la cara superior y grandes flores amarillas, generalmente provistas de una mácula más o menos rojiza hacia la base. Crece sobre suelos calcáreos más o menos someros, formando parte de los aulagares picoeuropeanos que se extienden entre los 1,750 y 2.300 m. La compuesta Hieracium picoeuropeanum es, cronológicamente, la última planta que ha sido bautizada con el nombre de este macizo calcáreo cantábrico. Ha sido descrita por Gonzalo Mateo Sanz y Juan A. Alejandre Sáenz en 2006 en la página 32 del volumen 34 de la revista Flora Montiberica sobre materiales recogidos en los Picos de Europa en su tramo Cántabro, cotejados y asimilados con otros procedentes de León (San Emiliano de Babia, Cármenes, Hoces de Valdeteja, Acebedo, Maraña, Mampodre, Peña Prieta), Palencia (Velilla del Río Carrión, Espigüete) e incluso de Asturias. Por tanto, a pesar de su nombre, no se puede considerar como endemismo (planta exclusiva) del distrito biogeográfico Picoeuropeano, sino que lo es del Sector Ubiñense-Picouropeano, fundamentalmente de su vertiente meridional. Se trata de una planta de cepa muy eriópoda es decir, con la base del tallo cubierta de largos pelos blancos, a modo de lana, que puede alcanzar los 25 cm de altura y de apariencia relativamente robusta, con tallos poco ramosos, rematados en uno a tres capítulos (aunque pueden llegar a siete), cubiertos por un abundante indumento constituido por pelos simples, estrellados y glandulosos. Las hojas basales pueden alcanzar los 10 cm de longitud, de limbo elíptico u lanceoladoeliptico, entero o levemente dentado en el margen, verde por el haz (con pelos simples subplumosos mezclados con pequeños pelos glandulosos bastante dispersos), más grisáceas en el envés, con similar indumento que el haz. Involucro de hasta 14 mm. de color verde claro con pequeñas glándulas y pelos estrellados semiocultos por largos pelos simples. Receptáculo hirsuto y flores liguladas amarillas muy ciliadas. Se trata de una especie de características muy cercanas tanto a Hieracium bombycinum como a Hieracium pseudocerinthe, con hábitat similares a estos: pastizales pedregosos y fisuras más o menos anchas de roquedos, generalmente calcáreos. El sauce rastrero Salix hastatella subsp. picoeuropeana es otro de los endemismos picoeuropeanos que llevan su nombre en el epíteto subespecífico. Descrito inicialmente por M. Laínz en 1984 en la página 5 del volumen 33 del Boletín de Estudios Asturianos de los suelos turbosos de la Vega de Liordes (León), a 1.885 m (Macizo Central), considerándolo como una subespecie del Salix repens, fue relacionado posteriormente (Díaz González & al. 1988) con el Salix hastata con el

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Française de dicho año, ya que su nombre alude a una comarca (La Liébana) próxima al núcleo de los Picos de Europa, si bien biogeográficamente corresponde a un distrito distinto al picoeuropeano: el Liebaniense, perteneciente al sector Altocampurriano-carrionés. El mesto fue descrito de los roquedos calcáreos del Pico Coriscao (a 1.800 m), en la Sierra de Liébana y es el resultado del cruce entre Saxifraga canaliculata (endémica de las calizas de la Cordillera Cantábrica) y su congénere Saxifraga moschata, —planta típica de la alta montaña silícea europea que alcanza los Pirineos y la Cantábrica— ya que ambos parentales coexisten tanto en los territorios liebaniegos como en zonas próximas, como, por ejemplo, el Pico Convento (Mampodre, León) de donde también se conoce el híbrido. Bibliografía Díaz González, T.E. & Fernández Prieto, J.A. (1983). Aportaciones al conocimiento del género Saxifraga L. Sección Dactyloides Tausch. de la Cordillera Cantábrica. Anales Jardín Botánico de Madrid, 39(2): 247-272. Díaz González, T.E., Fernández Prieto, J.A., Nava Fernández, H.S. (1988). Sobre los sauces rastreros de la Alta Montaña Cantábrica. Fontqueria, 21: 9-16. El sauce rastrero Salix hastatella subsp. picoeuropeana cuya patria chica es la Vega de Liordes en León es otro de los endemismos picoeuropeanos que llevan su nombre en el epíteto subespecífico.

Díaz González, T.E., Fernández Prieto, J.A., Nava Fernández, H.S. & Fernández Casado, M.A. (1983). Catálogo de la Flora Vascular de Asturias. Itinera Geobotánica, 8: 529-600.

mismo rango. Últimamente (2002) S. Rivas-Martínez y los tres autores antes citados, subordinan el taxon picoeuropeano al sauce ibérico Salix hastatella. Este arbusto forma un denso entramado de tallos subterráneos, enraizantes, de los que surgen numerosos tallos rastreros que forman una especie de alfombra, con ramas erectas de hasta 39 cm de altura, provistos de hojas lanceoladas u ovadas de márgenes serrados. En las turberas donde crece convive con diversos cárices (Carex nigra, Carex lepidocarpa) y otras plantas de estos medios como Potentilla palustris, Parnassia palustris y Pedicularis mixta. Al tratarse de un taxon que sólo se conoce de la citada localidad leonesa, formando una única población de pequeño tamaño, sometida a hibridación y pastoreo y cuya floración y fructificación varia de unos años a otros, ha sido calificado y catalogado como “vulnerable” (VU) en el Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España. Plantas prioritarias (2ª edición, 2004) y en dicha obra se propone su inclusión en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, así como el seguimiento y gestión de la población e impedir el pastoreo en su área de ocupación.

Díaz González, T.E. & Navarro, F. (1975). Apuntes para la Historia de la Botánica Astur. Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, Supl. Ciencias, 21: 67-94.

En este apartado debemos incluir al híbrido natural Saxifraga x liebanensis, descrito en 1917 por Luizet y Soulié en la página 109 del Bulletin Societé Botanique

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Izco, J. (1976). Código Internacional de Nomenclatura Botánica.Versión española del Condigo adoptado en el XI Congreso Internacional de Botánica y Editado por F.A. Stafleu. Seattle, Agosto de 1969. H. Blume Ed. Vázquez, A. & Díaz González, T.E. (2004). Somiedo, cumbres y vida. Naturaleza, tradiciones y rutas por tierras de Vaqueiros. Ediciones Nobel, S.A., 166 páginas. Vázquez, A. & Díaz González, T.E. (2005). Parque Nacional de los Picos de Europa. Naturaleza y diversidad en tierras de lobos. Ediciones Nobel, S.A., 174 páginas. Vázquez, A. & Díaz González, T.E. (2006). Parque Natural de Redes. Tierras de bosques y urogallos. Ediciones Nobel, S.A., 165 páginas. Vázquez, A. & Díaz González, T.E. (2007). Asturias, tierra de mar. Un paseo por los Espacios Protegidos de nuestro Litoral. Ediciones Nobel, S.A., 166 páginas.