"Los Limites Del Deseo: "la Virginidad""

"Los Limites Del Deseo: "la Virginidad"" (*) Publicado En "más Allá Del Falo...". Buenos Aires: Lugar Editorial; 1996. Benjamín Domb Lo que les prop...
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"Los Limites Del Deseo: "la Virginidad"" (*) Publicado En "más Allá Del Falo...". Buenos Aires: Lugar Editorial; 1996.

Benjamín Domb

Lo que les propongo, es tomar el riesgo de reinterrogar, cuestionar, y a la vez extender la teoría del complejo de Edipo, al hacerlo estaremos sin duda tocando uno de los pilares fundamentales del edificio psicoanalítico. Esta reinterrogación se sitúa en la línea de los desarrollos lacanianos correspondientes al período que va desde el seminario "...Ou Pire", pasando por su último escrito "L'Etourdit", hasta el final de su enseñanza, es decir que toma su acento a partir del desarrollo de las fórmulas lógicas de la sexuación, íntimamente relacionadas con la afirmación "No hay relación sexual". Deberemos tener en cuenta, además, que contemporaneamente Lacan introduce como soporte de la estructura el nudo borromeano, es decir la manera de escribir el tres como primero, se comienza a contar a partir del tres, de lo real, de lo simbólico y de lo imaginario anudados borroneanamente, sin ningún orden de jerarquías ni primacías. Esto se viene insinuando desde tiempo antes en su enseñanza, ejemplo de ello son las cuestiones referidas al final del análisis y a la teoría del pase, pero toman un carácter radical y quedan perfectamente articulados a posteriori, es decir, en el período que acabo de mencionar. ¿No serán precisamente estas articulaciones las que proporcionan algunas de las respuestas de los interrogantes sobre el fin del análisis? Dejaremos esta cuestión sólo enunciada para volver al complejo de Edipo, a fin de constatar qué resulta de él al aplicarle el "No hay relación sexual" y las fórmulas lógicas de la sexuación. ¿Qué modificaciones se producen en la teoría y en la práctica psicoanalítica? Es en el seminario sobre las Formaciones del Inconsciente del año 57/58 que Lacan trabaja

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en detalle el complejo de Edipo centrado en la función paterna. Ya había introducido, poco tiempo antes, la cuestión del Nombre del Padre a propósito de su forclusión en las psicosis. Por aquella época se mantenía muy cerca de Freud, hace su relectura del texto freudiano y plantea (*) Presentado en la Reunión Lacanoamericana de Mar del Plata, Argentina. tres tiempos del Edipo en relación con la función paterna en cada uno de esos tiempos, marcando como central el tiempo de la castración a partir del cual el niño, no importa su sexo, queda ligado al padre. "La castración se revela como lazo al padre". Pasaje por la dialéctica del ser al tener, en el niño. ¿Qué pasa, entonces con la pequeña dama? Para Freud, el edipo femenino, en el mejor de los casos se resuelve en la ecuación simbólica niño=falo, para la niña la cuestión también es tener, en este caso un hijo, con un agregado: el plus de goce que obtiene de su producto, el hijo. Porque no es lo mismo para una madre gozar de su hijo que sin duda es del orden del tener, que para un hombre gozar de su pene, la madre obtiene de su producto un plus de goce a diferenciar del goce exclusivamente fálico. Hasta aquí y siguiendo el camino freudiano, en condiciones más o menos normales, por efecto de la castración -que recae, insisto, en no importa qué sexo- se constituye un sujeto con un deseo de tener aquello que precisamente a raíz de la castración, es decir de su constitución como sujeto del significante, ha perdido, es decir lo que Lacan llamó el "objeto a". Este objeto "a" que tanto enamora a las madres es estructuralmente homólogo -disculpen la comparación- a lo que resulta una mujer para el hombre, objeto "a", causa del deseo y taponamiento de su falta. Será por eso que las madres pocas veces se conforman con un sólo hijo, quieren tener varios, son polígamas en relación a sus hijos. Lo que sí es distinto es la manera como ese deseo de la madre, marca a fuego y constituye el deseo de su hijo -por supuesto, siempre y cuando la metáfora paterna funcione y castración mediante del niño surja un sujeto deseante-. De lo contrario tendremos un psicótico. Es decir que la castración produce un primer corte, una primera separación del sujeto con el Otro primordial, una primera tachadura del Otro, que va a ser sustituida por esa ligazón al padre, de allí metáfora paterna, entrada del sujeto en el orden simbólico. Habría que adelantar teniendo en cuenta los desarrollos ulteriores de los que venimos haciendo mención, que antes - Página 2 de 7 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

de que se produzca esta operación de corte no hay todavía estructura borromeana, sólo a partir de la castración se produce para un sujeto el tres como primero. De todos modos es necesario aclarar que hasta aquí y por las necesidades de la exposición me veo obligado a privilegiar, siguiendo a Freud y a Lacan, la castración, el lazo al padre, que es importante pero no lo es más, sin duda, que los efectos que produce en la estructura aquello otro que motiva el presente trabajo. Hay castración porque al mismo tiempo hay falo imaginario y relación real del niño con su madre. Pero Freud confiesa al final de su obra, más allá de todos los desarrollos lo siguiente: "Después de 30 años de experiencia y de reflexión, siempre hay un punto al que no puedo dar respuesta, y es ¿Was will das Weib?" ¿Qué quiere la mujer? ¿Qué es lo que ella desea? ¿Qué es este punto al que Freud no puede dar respuesta luego de haber afirmado que lo que quiere la niña es ser mamá? Algo se le escapó y no se quedó conforme. Esta entrada en lo simbólico no lo recubre todo, deja algo sin resolver. Las fórmulas lógicas de la sexuación resumen, dice Lacan, todo lo que tiene que ver con el complejo de Edipo, pero lo sobrepasan, ya que basta con lo que escriben las fórmulas del lado hombre para recubrir dicho complejo; del otro lado, el lado mujer, en él se escribe aquello que cae fuera del edipo. "No hay universal que no deba1 contenerse de una existencia que la niega", dice Lacan que es su fórmula en L'Etourdit. Efectivamente es lo que se escribe del lado hombre, el universal , para todo sujeto en tanto tal, se inscribe en la función fálica, agregamos, para taponar la ausencia de la relación sexual. Esto es sólo posible, siguiendo la fórmula lacaneana, por la existencia de al menos uno que niega la función fálica, , se llama a esto: padre de la horda primitiva, también función paterna, o más específicamente "función de castración" y es por la mínima existencia de esta x que niega la función que todos los otros x dirán que sí a la castración, es decir para todo parlêtre, se cumple la función de castración. Bien, aquí se plantea la cuestión espinosa: ¿Las mujeres son parlêtres? Recordemos que estamos del lado hombre y adelantemos, para frenar la ira, que a los hombres también les tocará feminizarse cuando alcancen, si pueden, el otro lado, digamos que en tanto tales ellas no son parlêtres, en tanto mujer ellas no hablan, callan, hacen mutis.

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El edipo es del ser hablante e histeriza a las mujeres, recordemos a Freud cuando dice: "Las histéricas se hacen el hombre". Es desde este lado que se pretende un padre para quien haya la relación sexual y además con la posibilidad futura de que al identificarse a él poder también alcanzarla. Un padre que dé cuenta de lo real, como se puede notar se demanda un amo o un dios o lo que fuera que permita al sujeto constituido por el significante adornar de cualquier forma la falta de relación sexual. Esta posición es por otra parte la del analisante en plena transferencia, dirigiéndose al significante amo S1. "Hasta aquí hemos seguido a Freud sin más sobre aquello que de la función sexual se anuncia con un para-todo, pero también al quedarnos en una mitad de las dos que él ubica, en cuanto a que él, al reportarlas con la misma vara dit-menciona las mismas".2 Esto dice Lacan en L'Etourdit, para agregar un poco más adelante: A diferencia suya, repito yo, no obligaré a las mujeres a medir con la misma vara en el calzadero de la castración la funda encantadora que ellas no elevan al significante.3 Es decir que al proponerles este trabajo no estoy haciendo otra cosa que acentuar lo que Lacan ha expresamente escrito. Por qué insistir entonces, tengo por ahora dos motivos, uno es el que ya afirmé anteriormente cuando propuse el matema:

para diferenciar la posición femenina del goce de La mujer4, es un momento de ruptura y de descubrimiento que produce un avance en la teoría y modificaciones fundamentales en la práctica. El otro motivo es que este desarrollo lacaneano no ha sido suficientemente rescatado como aquello que hace diferencia productiva con su maestro Freud. Por lo tanto digamos que si hay identificación sexuada y no hay relación sexual esto quiere decir que no hay identificación sexuada más que de un lado. Todas las identificaciones están del mismo lado.5 Qué pasa del otro lado, llamado mujer. No hay de ellas ni una para representar es decir que prohíbe, lo absolutamente no a la castración, , no hay entonces Existencia que niegue sino - Página 4 de 7 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

que hay Inexistencia, nada que haga límite. Por lo tanto esto no se lee, que no existe ninguna mujer que no esté castrada, sino todo lo contrario de este lado no hay nada que haga las veces de función de castración, no hay castración de este lado y ésta es la novedad lacaneana, es por esta inexistencia que va a plantear que la mujer no existe, pero no se confundan la inexistencia recae sobre el "la" no sobre mujer, ya que una mujer sí existe, una por una. Lacan, en el Saber del Analista 71/72, en contraposición al lugar de la existencia donde ponía al padre coloca en este lugar de inexistencia a la virgen. ¿Qué tendrá que ver la virgen en este lugar? Dejémonos guiar esta vez por los místicos, recomendados en estas cuestiones, ellos nos dicen: "Virgen es una persona libre de todas las imágenes extrañas, tan disponible como antes de su nacimiento". "¿Cómo puede un hombre que ha nacido y que ha alcanzado una vida razonable estar tan libre de todas las imágenes como cuando aún no era?". "Que un hombre sea virgen no le quita nada a las Obras que haya hecho, está ante ellas virginal y libre". "Además de ser virgen para ser fecundado es preciso que sea mujer"... "Pero una virgen, que es mujer, está libre y suelta de toda obligación... y da frutos cien o mil veces cada día..."6 Es decir que no es en el sentido de no haber tenido nunca el acto sexual, de no haber sido pene-trada, más bien diría que se puede ser virgen a cada momento a condición de, lo cual parece que no es nada fácil, desprenderse, de despojarse, de los efectos de la función de castración. Si es capaz de despojarse por un momento de sus marcas, de sus pertenencias, de sus objetos, de sus fantasías, si se es capaz de una entrega semejante se es virgen cada vez que se lo logra, ejemplo de ello es el goce que de acuerdo con nuestra experiencia pueden alcanzar a veces las mujeres y que es de un orden diferente a lo relativo al goce fálico. Lo que en este trabajo agrego es que esta experiencia no le está reservada sólo a ella, este goce le es también accesible a ellos a condición que se feminicen, es decir que estén dispuestos al mismo grado de desprendimiento y de despojamiento, sin duda su constitución les hace mayor obstáculo.

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No queda duda que este goce es una preocupación del ser hablante y se encuentra fuera de los límites del complejo de Edipo, más bien, éste le hace obstáculo. Se trata de ir más allá del edipo que no sólo ata al sujeto al padre sino también a la neurosis. Es esta inexistencia la que hace de la mujer una no-toda, dentro de la función fálica, . Entonces la pregunta es: ¿en cuánto influye en la constitución de un sujeto no sólo la existencia de la función paterna como lo hemos estudiado a partir de Freud y de Lacan sino este real determinado por la inexistencia de nada que ponga límite al goce y del que la sexualidad de la mujer nos da una pista, pero una pista que es también una salida, una salida al límite impuesto por la castración, por amor al padre?. Dicho de otro modo, cuál es la incidencia en la estructura de lo que cae fuera de la función paterna, cuya forclusión sabemos produce la psicosis, cuya renegación la perversión, pero su función la represión que conduce a la neurosis. Estos descubrimientos han conducido a algunos replanteos de la práctica analítica, sin embargo no podríamos afirmar que estos están firmemente establecidos. Me refiero a la cuestión del fin del análisis que implica ir más allá del padre, también alcanzar otro goce está en la misma senda. Ir más allá del padre no significa el camino del enfrentamiento al , que le dice no a la función fálica y ni su renegación, que conduce siempre a la producción de una otra ley tan paterna, tan perversa, es decir una nueva versión del padre que siempre cae del mismo lado.(*) Por lo tanto se trata de encontrar no la transgresión sino la falta radical allí donde el padre no puede responder. No es de amor ni de odio al padre de lo que se trata. Para establecer mejor la diferencia recordemos que el amor no es completamente igual a lo que se produce cuando emerge el goce de una mujer. El amor se dirige al sujeto supuesto saber. En cambio, el goce del que hablamos se dirige justamente a la falta del Otro. Se trata por lo tanto de un segundo corte el que produce la separación del sujeto de su amor-odio al padre. Unica posibilidad para un sujeto de producir un significante nuevo que lo represente frente a la falta del Otro. "Padre, no ves que estoy ardiendo". Se trata precisamente de lo que el padre no ve, de lo que le es imposible ver -está ciego y - Página 6 de 7 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

sordo- frente a la muerte, como en el sueño que Freud relata, también lo está frente al ardor que se produce del lado de la sexualidad que llamamos mujer. Porque está fuera de su ley, no la contradice ni se opone a él, simplemente, sencillamente ese ardor cae fuera de su órbita, es de otro orden sin embargo y esto es lo complicado para un parlêtre que se constituyó por el camino del Edipo, que su estructura está anudada, convive en él la ley y, al mismo tiempo, aquello que cae fuera de esta ley. Esta es toda la dificultad. Referencias 1 Hombre Mujer 2 J. Lacan. "L'Etourdit:, Silicet 4. Traducción E.F.B.A. p.29. 3 Idem p. 30-31. 4 B. Domb. La posición femenina y el goce de la mujer... Avances en la teoría psicoanalítica. Nueva Visión. 5 J. Lacan. Les Non dupes errent, inédito 11-6-74. 6 M. Eckhart. Obras escogidas, pp. 117-119. Visión Libros.

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