La reina de los muertos

Ame R.

“Te alabo a ti, único gran Dios, Todopoderoso, el que ordenó el cosmos, el creador del cielo y tierra, protegiendo al cielo con sus doradas y sempiternas alas y apoyando la tierra sobre bases eternas , el que sostiene el éter en una altura por encima de la tierra , el que dispersa a los vientos, el dios de los Eones: grande eres, señor, dios, dueño del todo, el gran dios vivo, el que vive por los siglos de los siglos, el que hace temblar, a ti suplicamos humildemente, Tengas misericordia, y dame tu protección”. Ame R.

En algún tiempo de la edad media, Al Sur del Continente, al Sur de los Reinos Fronterizos, al Sur incluso de las Tierras Áridas y Desiertas de Arabia, se encuentra una tierra de la que pocos hombres hablan; y cuando lo hacen tiemblan y solo se animan a hablar después de tomar un gran sorbo de licor bien fuerte, para darse ánimos, según ellos. Se habla de una mujer, pocos saben su nombre, pero aquellos que conocen su nombre verdadero no pronuncian este nombre en voz alta, prefiriendo referirse a ella, con voz baja y mirando al suelo; llamándola la Reina de los Muertos. En su reino, en esa tierra, pocos hombres han estado en ella y han podido regresar para contarlo. Dos mil años atrás, surgió una gran civilización a lo largo de las orillas del Gran Río. Sus habitantes construyeron ciudades, barcos y carreteras. Lucharon entre ellos utilizando carruajes de guerra, arcos y lanzas. Estaban gobernados por los Reyes

Sacerdotes cuya voluntad era ley. Con el transcurso de las generaciones los reyes Sacerdotes empezaron a obsesionarse cada vez más con la inmortalidad, y construyeron tumbas cada vez más grandes y elaboradas, convencidos que éstas serían sus casas para toda la eternidad. Sus mujeres y sirvientes eran enterrados vivos con ellos cuando morían. Esta práctica empezó a extenderse por toda la sociedad hasta que todo aquel que podía permitírselo invertía una buena parte de sus riquezas terrenales en su tumba. En los desiertos lejos de las ciudades pronto surgieron las necrópolis, y estas fueron haciéndose más grandes, mayores incluso que las poblaciones de los vivos. Los Reyes Sacerdotes rivalizaron para dejar tras de si monumentos mayores que los de otros Reyes Sacerdotes, y las ciudadelas fueron cada vez más grandes, vigiladas por estatuas titánicas, fortificadas como torres gigantescas, construidas para proteger a sus habitantes toda la eternidad. Las puertas de las partes superiores de las ciudadelas estaban comunicadas entre sí mediante puentes, como si sus habitantes hubieran de visitar a sus vecinos. Estas ciudades acabaron formando una gran red de estructuras intercomunicadas. La práctica de saturar los cuerpos con preservadores alquímicos especiales y amortajar los cadáveres con sudarios fue extendiéndose cada vez más. Los príncipes guerreros eran enterrados con toda su armadura, sus carruajes, y los caballos que tiraban de ellos. Cada necrópolis ponto contuvo legiones de muertos.

En las mohosas criptas de los nobles muertos, los saqueadores de tumbas quedan petrificados por el terror cuando oyen el tintinear de anillos de plata y sienten que algo se mueve a sus espaldas. El libro de los Muertos habla del gran desierto situados al este de Arabia donde pueden encontrarse las necrópolis, ciudades funerarias para los muertos que no se conforman con su destino, Cada necrópolis contiene incontables mausoleos y ciudadelas en las que habitan unos seres que es preferible no conocer. Durante el día la ardiente arena entre las tumbas está vacía, y solo algunas grandes serpientes reptan entre las ruinas. Pero en ciertas noches oscuras, los cadáveres de los muertos salen de sus moradas y se ocupan de sus asuntos, en una siniestra parodia de sus vidas anteriores. Reparan las tumbas erosionadas por el tiempo patrullan las fronteras de sus necrópolis. A veces marchan para combatir contra los habitantes de otras ciudades.

Algunos historiadores describen a una aristocracia maldita de gobernantes No Muertos en el interior de cada ciudad de muertos. Son poderosos Reyes sacerdotes que están sentados en sus tronos dorados, en medio de un esplendor perdido en el que sueñan continuamente con siniestra nostalgia de su pasada gloria, dando ocasionalmente terribles órdenes a sus amortajados

cortesanos. Estos nobles momificados son a su vez servicios por hordas de lacayos esqueléticos, que corren para obedecer hasta los deseos más mórbidos de sus amos. Espíritus medio desvanecidos farfullan incomprensiblemente por los corredores cubiertos de telarañas. Todos están atrapados en el eterno baile de los muertos hasta el final de la eternidad, enfrascados en antiguos rituales de adoración a la Gran Sacerdotisa que los condenó a esta terrible no vida. En el corazón de este vasto desierto se encuentra la ciudad maldita de Zeebrug, en el centro de la cual destacan las dos estructuras más grandes jamás edificadas por el hombre; una de ellas es la terrible Gran Ciudadela de Zeebrug, otrora una ciudad hermosa de grandes jardines, campos de olivo y algodón iluminada por los portales de flores en su entrada principal; ya no existía mas ahora todo lo que sobresale son las ruinas de mas de cien metros. Pero incluso esta ciudadela es insignificante, como un ratón lo es ante un elefante, ante la Ciudadela Negra de Akashanag, una horripilante maravilla para todos los que la contemplan. En las calles de Zeebrug hay espíritus inquietos al acecho, esperando devorar la fuerza vital de los vivos, y que el gran sarcófago de Akashanag, en el interior del cual se dice que yace la Gran Nigromante mientras recupera sus energías, se encuentra ahora vacío. Mucha gente bien informada creen que esta historiase debe a los delirios de un hombre que perdió el juicio por su adicción a la raíz de bruja. Los pocos que conocen su secreto saben que la explicación verdadera es mucho más terrible.

Es la tierra de los no muertos, en realidad, porque son criaturas que alguna vez tuvieron vida, nacieron, crecieron, se amaron, formaron familias y luego murieron, pero el lugar de su descanso eterno, alguien los despertó, los trajo a la ―vida‖ por así decirlo, para ser su ama y dueña de sus restos. El Reino de los Muertos es una tierra salvaje cubierta de arena. El Gran Rió es venenoso y tiene el color de la sangre, y los viajeros no pueden aliviar su sed en él. Es cierto que las ciudades están vacías de vida; se trata de meras ruinas junto a las grandes necrópolis. Es cierto que las carreteras hace mucho que han sido enterradas por la arena, dejando entrever tan sólo la parte superior de algunas estatuas y algunos monumentos erosionados por el viento para indicar su existencia. Los pocos viajeros que han regresado han contado que todo está vacío y desolado, y que un terrible honor y melancolía llenaba sus corazones mientras duró su estancia. Es cierto que en esta tierra no vive nada, pero no siempre fue así. Esa mujer cuyo nombre hace temblar hasta el mas valiente de los hombres que conoce su historia es Akashanag. En esos años, Akashanag nació en Zeebrug, la ciudad más grande del Gran Río. Era una sacerdotisa reinante, una poderosa guerrera muy versada en la magia primitiva de su gente.

Desde muy pequeña, Akashanag estuvo

obsesionada con la muerte; sus padres la entregaron al servicio del dios cuando tenia solo siete años, ella nunca los recordó. Ella tenia 17 años cuando se hizo sacerdotisa, desde su nacimiento la habían predestinado a seguir como sierva del dios del Lugar, consagrada a ella, creció toda su vida dentro de un sagrario dedicado a la diosa, sin contacto con los hombres ni con las demás personas de la ciudad. Era alta de estatura, su

cuerpo delgado y esbelto curvilíneo, muy sensual en su modo de caminar y hubiera despertado mas de un suspiro si es que ella hubiera sido una ciudadana mas, normal; su cabello largo y negro lucían bastante en su rostro blanco, sus ojos eran azules, pero oscuros, como si la frialdad de ellos se envolvieran en una noche tenebre, lúgubre; aún así tenia un rostro bello que contrastaba con su boca rosada y de labios carnosos y deseables. Su voz, era delicada algunas veces, hasta el punto de desfallecer, pero otras veces, parecían órdenes duras y tiranas que nadie se atrevía a desobedecer, y otras veces parecían tan dulces, que muchos caían rendidos, como si estuvieran hechizados o atrapados en un sueño irreal. Que los sumergía muy profundo hasta el punto de convertirse en uno mas de sus sirvientes. Su persona irradiaba una energía atrayente y envolvente muy intoxicante. Luego de la muerte de la anciana sacerdotisa, ella fue elegida para sucederla, por sus habilidades y aprensión de los ritos, sacrificios y elaboración de oráculos que debía conocer muy bien, venció a 50 jóvenes vírgenes como ella, en una serie de pruebas en las que no tuvo ningún problema ni dificultad. Así pasó su adolescencia, ella oficiaba los ritos propios de su culto al Dios; mientras, cada año pasaba se convertía en una bella mujer, cada vez mas hermosa y con una energía muy fuerte y atrayente. Ello no era visto por los gobernantes o jefes que acudían a ella en cualquier rito o petición, pues, la sacerdotisa siempre usaba una toga larga de color negro y tenia cubierto el cabello con el mismo.

Solo eran visibles sus ojos brillantes, que lucia como dos luces de fuego dentro de todo la oscuridad de su vestimenta, además de eso a ningún hombre ni mujer estaba permitido verle de frente al rostro. Las sacerdotisas eran muy temidas, por sus poderes desconocidos; y cualquier persona jamás se atrevía a contradecirla, tocarla ni mirarla. Se convirtió en una mujer alta, con el pelo suelto que le colgaba por la espalda, parada en altar mayor del templo del centro de la ciudad. De no ser por lo que luego ocurriría ella, seguiría en su templo y allí hubiera terminado sus días, sin mas obligación que recibir a los gobernantes, descifrarles el oráculo y realizar los ritos para cada pedido. Una mañana cuando Akashanag se fue al rio para bañarse y lavar sus prendas en el, tres de sus siervas que estaban con ella, se dieron cuenta de que un grupo de personas, acampaba en ese lugar preferido por ellas, cerca del bosque

frondoso, donde la ―cascada del ángel‖, justo el lugar prohibido para los ciudadanos comunes, ese lugar solo estaba destinado para las sacerdotisa y sus siervas. -

Deben ser extranjeros, seguro que no saben que este lugar esta prohibido para ellos - exclamo la sierva Miria con cierto tono despectivo.

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Anda, ve averigua quienes son – ordenó Akashanag. Mientras esperaba a que su sierva regrese para informarle de todo lo que pasaba con los extraños. Luego de un tiempo la sierva regresa muy presurosa, para decirles que se trata de un grupo de hombres de otra religión, muy extraños y que uno de ellos estaba vestido como sacerdote, con una capa café cubierto y les daba a otros dos hombres que vestían normal, una especie de lámpara encendida. Y que al ver a la sierva solo la ignoraron hasta que ella se fue donde su ama.

-

Son unos hombres que extraños que hablan diferente, y no les entiendo ni ellos a mi. Dijo la sierva temblando, luego de que hubiera salido asustada porque dentro de si, había algo que le inspiraba temor.

-

Iré yo misma a ver, Ustedes, quédense aquí - dijo Akashanag contrariada y sorprendida luego de ver a su sierva asustada y temblorosa, les hizo una seña con la mano ordenando para que sus siervas se quedaran esperando en el lugar.

Cuando llego a la cascada, estos hombres se metían dentro de la cueva debajo de la cascada, y no salían, Akashanag se apresuro a entrar, con paso firme se transformo en una campesina vestida con mandil y su rostro era distinto. Cuando entro en la cueva oscura y húmeda, ella vio que cada hombre con su lámpara desaparecía en un rayo de luz al momento en el que ella dentro en la

cueva, apenas pudo ver unos segundos y luego el segundo hombre desapareció de la misma manera que el anterior. Una voz detrás de ella le dijo ―No mires sus ojos…….,No mires sus ojos,…….No mires sus ojos‖, como susurro del viento la voz se repetía otra vez. - ―pero, si yo soy la sacerdotisa , es a mi a quien no hay que mirarle a los ojos‖ dijo asimisma. Ella se dirigió al sacerdote quien se volteo al escuchar los pasos de la mujer. Ella iba observando sus ropas desde los pies hacia arriba. Y cuando este hombre volteo, lo primero que hizo ella, fue verle directamente a lo ojos y de pronto se quedó sorprendida, pues este era el primer hombre al que le miraba directamente a los ojos y los ojos de el estaban sobre los suyos. Akashanag vio los ojos mas sorprendentes, ese hombre tenia los ojos rojos como la sangre, grandes y dolorosos, como si hubiera sufrido mil tormentos y penas, y el rojo de sus pupilas estaban encendidos como si quemara como fuego, era una mirada desgarradora capaz de romper un tempano de hielo- Pensó ella.- El rostro del hombre era de un joven de cabellos oscuros y rizado, de rostro pálido pero muy bien formado y varonil. Luego de unos segundos de impresión de parte de ambos . Ella pregunto intrigada:-¿Quien eres tu? ¿Qué haces aquí?- De nuevo ella escuchó unas voces detrás de ella, que eran como susurros que le decían: ―No debiste verle,….. No debiste verle….No debiste verle…..‖ .Mientras el hombre cerró los ojos, se volteo presuroso, camino unos pasos, y despareció en una luz muy irradiante que disipo su imagen hasta desparecer por completo. Akashanag escuchó las voces detrás de ella, ―ahora …. Te… perseguirán…., corre…., corre,… corre….‖. ella volteó atrás miró por todas partes, pero no había nadie, solo la oscuridad de la cueva, ella que siempre había sido la que inspiraba temor, debería temer a algo que escapaba toda

explicación, ella estaba segura de si misma, y pensó que solo se trataba de alguna visión sin importancia. Pero al ver la entrada algo invisible pero muy fuerte la tomo de los brazos, quiso jalarla hacia atrás; entonces ella forzó lo mas que pudo hasta soltarse de aquello que la sujetaba y corrió, salió de prisa, rápidamente y en silencio se alejo, los sonidos del viento atravesaron el terreno de matorrales , ella avanzó, cruzo el rio y fue al lugar donde había dejado a sus siervas, al pasar por allí, las vio tiradas estaban muertas, sin vida, con sangre en sus cuerpos, como si hubieran explosionado por dentro, sus ojos, la nariz y boca expulsaron sangre antes de que las pobres murieran; Akashanag camino firmemente por donde estaban los cadáveres, y no se detuvo, pasó de frente, muy apenada por dentro por la muerte de sus siervas , pero sabia que tenia que alejarse lo mas que pudiera, se apresuró, y se alejo de allí, ella, luego empezó a correr, estaba realmente atemorizada, porque estaba pensando que esos hombres hubiesen utilizado armas para golpear o dañar y matar de esa manera a sus siervas, sin que antes no se defendieran; concluyo que era muy peligroso seguir con lentitud, y lo que hizo fue escapar a toda prisa de ese algo que le atemorizaba. En su cabeza venían muchas interrogantes, no sabia ¿quien era ese hombre?, ¿que había pasado allí?, solo corría con todas sus fuerzas, mientras podía escuchar detrás de ella, como alguien mas, pisaba las hierbas y golpeaba las ramas de los arboles detrás de si y un sonido como el del viento que sopla en una tormenta, la seguía con furia. Sintió que algo realmente peligroso le estaba ocurriendo, como si fuera una pesadilla. Lo único que le quedaba era correr por su vida. Ella corrió durante media hora, rendida cayo en un descampado cercano a la ciudad donde su pueblo tenia su templo, donde era reconocida y

respetada. Se detuvo a respirar un momento y a retomar el aliento, mientras trataba de pensar en todo aquello que le acababa de suceder. ¿Porque? ¿Qué era aquello? ¿Qué estaba pasando?. Había visto algo que no debía ver?. Se preguntaba. ¿Porque mataron a sus siervas? ¿Qué era aquello que la perseguía?.. ella volteo atrás para ver si podría ver algo y no había nada, todo estaba de nuevo tranquilo, justo delante de ella estaba la entrada que ella misma había encantado para preservar a su pueblo de todo mal. Ella logró pasar por la entrada y se sintió a salvo, camino tranquila hacia la ciudadela y observo que no había nadie, ninguna persona, ni animal, todo estaba en silencio, y vacio, las casas, estaban deshabitadas, vacías, completamente vacías. -Pero que esta pasando?, -pensó. Ya en otro tiempos atrás habían tratado de invadirles otros reinos pero todo sin éxito gracias a las sacerdotisas, protectoras de la ciudad. Ellas los vencieron, pero el miedo que sintieron fue tan grande que estos gobernantes y sus guerreros volvieron hacia el Este y embarcaron hacia su hogar sin tener la victoria a su alcance. Akashanag recordó toda la historia de Zeebrug y no había nadie a los cuales habían tenido que temer. Ella se dirigió a su templo, abrió la puerta y cuando entro al recinto, logro horrorizarse por el terrible escenario que allí se mostraba. La gente, su pueblo, estaba ahí, todos estaban ensangrentados, colgados hasta en las paredes, había sangre por todas partes, ya ni se distinguían los cuerpo, estaban completamente ensangrentados. De la misma manera que sus siervas, había sangre en sus ojos, en la nariz, y oídos, como si hubiesen sido molidos por completo por dentro y hubieran tenido un derrame sanguíneo. Solo un pequeño grupo de cuerpos limpios, pero igual de muertos,

algunas mujeres estaban cogiendo en sus brazos a sus pequeños hijos, algunos hombres en posición fetal encogidos agarrándose la cabeza, estaban en su altar principal como un mantel de muertos. Parecía que lo mismo que mato a sus siervas había matado al pueblos, ese algo, esa fuerza extraña y aniquiladora tal letal como rápida, había llegado antes que Akashanag a su pueblo y había matado a todos sus pobladores. Ella se quedo inmóvil durante una hora, sin saber que hacer, pasmada, triste apenada, atemorizada. Horrorizada, y en shock total. luego recordó que tenia sus libros de teología ancestral y rituales de magia, esos libros donde tal vez podría recordar o encontrar algo que pudiera explicar que estaba pasando. Existen libros que hablan acerca de revivir muertos como el famoso Necromonicom, pero nadie lo ha visto o al menos lo cuenta. Ella tenia este libro con piel desgarrada de un ser humano, escrito con sangre y en lenguaje sumerio. El original libro de los muertos, que ella escondió. Akanashag pensó en un principio en acabar contra quienes habían matado a su gente, usando este libro de tan oscura magia, pero luego se dio cuenta de que combatir con algo tan oscuro era la razón mas absurda, en ese momento pues no sabia a que o a quien se iba a enfrentar así que lo descarto por completo. Ella como sacerdotisa hablaba varias lenguas míticas, antiguas y se puso a pensar si tendría alguna vez el deseo de regresar a su gente a la vida. Ocultó estos libros muy bien de manera que quedasen a salvo de cualquier hechicero o visitante. Sacó lo poco que le quedaba de sus pertenencias, realizo uno de sus ritos de adivinación, que por la prisa tal vez realiza muy pocas preguntas imprecisas y resolvió que debía irse, saco sus cosas y la copa del fuego sagrado, guardada en una cartera de piel de venado; su bien mas preciado: el fuego sagrado,

dado de la mano de su mismo Dios a sus ancestros los sacerdotes y sacerdotisas para el establecimiento de sus rituales mas sagrados, además de algunos papiros y salió, se fue de allí. Cayó la noche, y en el oeste las cumbres apenas visibles de las montañas se nimbaron de estrellas, descanso un rato bajó la sombra de un árbol, pensaba en todo lo que le había pasado, En medio de estos sombríos pensamientos recordó de pronto que tenía mucha hambre, saco de su vestiduras una migas de pan que devoró con ansiedad.

Caminó durante días y días, descansando en las riberas de los ríos para tomar agua y alimentarse de los frutos que recolectaba de los arboles. Su viaje no tuvo percances, ya no había nada extraño así, llego hasta Mesal una ciudad a cientos de kilómetros de su amada Zeebrug. Cuando vio a los campesinos, las palabras salían de sus labios con el mismo automatismo con que sus dedos desgranaban las uvas del viñedo, sin poner trabas a su petición de socorro. Allí nadie la conocía ni sabia que ella era una sacerdotisa. Ya no se encontraba en su templo, sino junto una cabaña, entre la frondosidad de los castaños y robles y nogales cercano a una hacienda. Allí un anciano le dio cobijo porque se sentía solo y requería compañía, llevo sus papiros que le quedaban porque algunos los tuvo que quemar para las frías noches durante su viaje, oculto el fuego sagrado para que nadie lo encontrara, .Ya luego aspirar el olor de aquel lugar tan primaveral; dio un poco de alivio a su tan pesada carga, su sentimiento de culpa, por su gente, los muertos, su templo, solo se dispuso a dormir durante todo un día. A la mañana siguiente volvía a

ver el agua del riachuelo, fresca y cantarina, y las piedras musgosas y resbaladizas por las que era una aventura el cruzar, con breves saltos, camino de un templo dedicado al Dios de Mesal.

Todo desfilaba nítidamente delante de Akashanag: Cefer, el anciano que le quería como un padre, pues había perdido una hacia años atrás, blandiendo alegremente las rosquillas en una varilla de mimbre; el jubiloso y comían pan recién horneado, luego se ponía a cantar una, sentimental y ligeramente triste canción, ella no le había contado a nadie lo que había pasado en su pueblo ni lo que había sucedido con su gente, solo dijo haberse extraviado durante años en los bosques y que no recordaba su vida pasada; se tuvo que adaptar a las tradiciones y ritos de Mesal, todo le parecía simple. Akashanag había saboreado aquella experiencia, aquel espectáculo, como una aventura. Poco a

poco iba olvidando el dolor y la culpa, Empezaba a sentirse adaptada, ya tenia 24 años, y todo parecía ir bien. Se sentía excitada, feliz de hallarse inmersa en aquella actividad, en el campo, sembrando olivo, feliz de participar en aquella algarabía, tan distinta en todo a la rígida frialdad del altar y a la vacía monotonía de su vida cotidiana en su templo. Y de pronto conoció a Graciane, una mujer dominante esposa del gobernador de Mesal, ella era la madre de Ramti, un joven apuesto de cabellos castaños y ojos verdes, de tez rosada, y orgulloso andar, le había conocido cuando cefer la envió a vender los los productos de su cosecha, en el almacén de la ciudadela, Ramti se había quedado prendado de Akashanag, pues ahora vestía como un traje que destacaba muy bien su hermoso y cuidado semblante ya no como simple campesina, su belleza sobrepasaba la de cualquier otra; su brillante cabellera oscura le caían sobre la espalda de una manera encantadora; su rostro enmarcado de perfectas mejillas sonrosadas la hacían lucir de manera muy tentadora e irresistible; ella sin embargo solo miraba a este hombre con cierta empatía, pues le parecían muy soberbias su forma de presentarse en la ciudad. Con solo verla Ramty se sentía atraído y deseaba dormir con ella, el se había acercado a ella para saludarla con una expresión que era a un tiempo familiar y aduladora. Ambos estaban en el almacén cuando por su presencia, Graciane creyó que Akashanag era alguna mujer rica. Akashanag nunca había experimentado simpatía alguna por aquella mujer obesa, de nariz pequeña y labios gruesos, cuya apariencia bondadosa desmentían sus ojos glaucos, fríos y penetrantes, muy hundidos en las cuencas. La opulencia presuntuosa de su atuendo y de sus modales

contrastaba con la atmósfera de espontánea alegría popular que les rodeaba. Y durante largo rato, durante todo el resto de la tarde, ella tuvo que soportar su compañía, su verborrea, sus inacabables comentarios. ¡Qué sorpresa encontrarla a ella, una dama, allí! Aunque tampoco a ella le gustaban aquellos jolgorios populares.- Demasiado vulgares,-pensaba. Graciane muy interesada en ella, pregunto por Akashanag al tendero quien por las referencias de la misma muchacha se daba por una hija de un campesino de las afueras llamado cefer, Graciane, no lo podía creer, muy sorprendida, luego pensó. Graciane Ya cuando se enteró de que Akashanag era solo una campesina la odio sin ningún impedimento ni razón. Esta se fue dejando a su hijo, quien de rato en rato miraba a Akashanag con cierta insistencia. Ramti ese día durante diez segundo la miró a los ojos y ella le sostuvo la mirada. Había algo, pero todo esto era algo nuevo para Ella, no sabia que es el amor ni lo que es sentirse atraída por un hombre. Ella se fue a su cabaña y volvió a coger sus libros. Por el momento, los volvió a guardar, pensó que ya luego lo podría realizar aunque eran demasiado obscuros por sus contenidos. Graciane, esa mujer con esa forma vil de su ser había despertado en ella una aversión perversa( odiaba no ser como Akashanag) y también lo que sentía era que veía amenaza y podría traerle ciertos problemas en el futuro. Graciane tenia un trato áspero con Akashanag, y en todo lugar la despreciaba, ni siquiera le respondía los saludos. Pero Akashanag tan dulce e inocente no veía con malicia la perversión humana, en su herido y desgastado cuerpo, solo tenia su religiosidad, Ella era sacerdotisa, ella lo sabia.

En el castillo de Mesal, el carruaje había llegado con todas las compras que los sirvientes descargaban con sumo cuidado de no molestar a su señora. -Ella es una simple campesina, que perdida de tiempo hemos tomado,- dijo Graciane a su hijo, Ramti, este solo podía pensar en cuan deseable era Akashanag, distinta a las demás de su pueblo. – no te preocupes- le dijo a su madre mientras sonreía de una manera sádica. Luego este, llamó a sus sirvientes y pidió a dos de sus sirvientas, a su alcoba. Llevaba un látigo entre las manos, sonriendo y con ese caminar soberbio y altanero, fue dentro de su recamara y cerró la puerta. Cierta tarde, el anciano padre Cefer sintió un dolor profundo en el pecho, vio a Akashanag como la hija que nunca tuvo, sonreía, pues tuvo la oportunidad de decírselo, sentía luego un poco de pena por dejarla sola y sin mas, murió. Cuando Akashanag lo vio, sintió pena por el pobre anciano, ella embalsamo su cuerpo como era costumbre en su pueblo natal, y oficializo los ritos de defunción. La soledad había venido a su vida, de nuevo, le había tomado cariño al que creía un padre para ella, ya ni el trabajo en el campo representaba un aliciente para seguir, algunas tardes lloraba. Hasta que ya dos meses mas tarde encontró un pequeño cachorro de zorro, la madre del cachorro estaba herida, tenia el vientre desangrado a punto de salírsele todas las entrañas, porque algún cazador la habría querido matar para sacarle la piel. Ella quería curar a la madre, pero cuando se acerco, vio que la herida estaba muy infectada, y luego el animal se tumbo en el suelo. Agonizante la pobre criatura veía a su madre y daba vueltas, con desesperación, pasaron unos instantes y el animal murió. La cría no se despegaba de su madre, se tumbo a un lado y se quedo durante horas ahí,

junto al cuerpo de su madre. Akashanag se dio cuenta de que el animalito no sobreviviría sin su madre, probablemente habría de morir, entonces se acerco al animal. —¿Estás cansado? —preguntó Akashanag. El zorrito hizo un movimiento de cabeza. —Tienes frío, ¿verdad? —El animalito le miraba con sus ojitos grises oscuros —Y hambre. —El animal estaba muy delgado así que parecía que tendría que alimentarle con algo de leche que había comprado, del almacén del pueblo. —Akashanag cogió al pequeño y se lo llevó a su cabaña. Calentó algo de leche, la puso en un plato y se la dio al animal, este un poco asustado pero guiado por el olor del alimento y el hambre que tenia, se acerco despacio, paso a paso sigiloso de que ella hiciera algún movimiento, pero confiado por sus instinto y bebió de la leche, luego se durmió en un rincón donde ella le había preparado un cojín para que el pequeño animal descansara y estuviera refugiado dentro de la cabaña, sin los peligros del exterior. La empatía entre los dos era única, el pequeño animalito suplía la falta de compañía, solía ir al campo a jugar con el pequeño rapazuelo que se adapto a su nueva ama, como si fuera su mascota; al que llamó Maky. Una tarde cuando regresaba de uno de sus paseos, vio que Ramti la esperaba junto a la vieja cabaña derruida, en un recodo del camino, recorriendo impaciente el breve trayecto que iba del puente de paredes musgosas hasta el grueso roble de ramas secas y agónicas que todavía permanecía

milagrosamente en pie con el tronco calcinado que había prendido desde la mañana. Ramty se vio embargado por una angustia que no lo dejaba ni comer ni dormir tranquilo durante semanas, en su imaginación, abrazaba y besaba con pasión a Akashanag; cada día que pasaba su deseo aumentaba como un vicio dentro de su mente. Caminaba por un fango, sin avanzar ni un paso, dando vueltas a tientas. Nunca había necesitado tanto tiempo y dinero para cortejar a una mujer, aunque también era cierto, admitía, que hasta entonces todas eran diferentes a ésta. Se sentía ridículo por primera vez en su vida, no podía continuar así por mucho tiempo, su salud firme como un toro empezaba a resentirse, dormía a sacudones, se le acababa el aire en el pecho, el corazón se le atolondraba, sentía fuego en el estómago y retumbar en las sienes. Sus negocios también sufrían el impacto de su mal de amor, tomaba decisiones precipitadas y perdía dinero. --------Carajo, ya no sé quién soy ni dónde estoy parado, maldita sea, refunfuñaba sudando; pero ni por un momento consideró la posibilidad de abandonar la cacería. Acudió a ver a Akashanag —Temí que... temí que tal vez te hubiera sucedido algo, que tal vez no pudieras venir —dijo, al ver a Akashanag—. La espera se me ha hecho insoportable. —¡Ramti! , pero que hace aquí?—musitó ella. Se lanzo delante de ella, como un lobo ante su presa.

—Nadie es capaz de detenerme, ni tú siquiera lo intentarías. Iré donde yo quiera que vaya, haré lo que yo quiera. Y siempre será así, Recuérdalo. Dijo este en tono desafiante. Akashanag sintió por primera vez el acosamiento de un hombre, y era algo que no le gustaba, se sintió indefensa y débil, ella que tiempo atrás inspiraba temor, ahora estaba siendo atemorizada.- Esto no puede ser- Pensaba para si misma. Pero aún así no logro decir nada, solo calló y escucho lo que Ramti decía. Se hizo tarde y llegó la oscuridad y el se acercaba aún mas, hablándole detrás de la nuca, moviéndose como una serpiente , la observo de pies a cabeza, rodeándola durante un largo rato, luego la miró a los ojos y sus miradas se quedaron fijas el uno al otro. —¿Sabes, Akashanag? Aún no me he ido y ya estoy echándote de menos. —Yo también. Dijo ella, por de cierto modo se quedo atraída hacia el, ella no sabia porque, pero había algo en este hombre que le recordaba aquella mirada del hombre de la cueva de la cascada, ella anhelaba ver de nuevos esos ojos, y buscaba si los ojos de Ramti tuvieran algo parecido. Empezó a llover, pero ninguno de los dos se dispuso a terminar con el encuentro. El olor a tierra mojada se mezclaba al del moho y el hollín que impregnaban los muros de la cabaña vieja. Unos pájaros batieron alas junto a la chimenea apagada. La pequeña mascota corría de un lado para otro, tratándose de esconder del extraño. Akashanag sintió miedo de que la vista de él se fijara en el animalito. —Tiemblas —dijo él. Y la estrechó con fuerza, cogiéndola por la cintura.

—Es por el frío —murmuró ella con un hilillo de voz, mientras trataba de sacar la mano de su cintura y alejarse. El apoyó su cabeza en el hombro de ella y de súbito trato de besarla y la apretó aun mas fuerte. Ella puso todas sus fuerzas en tratar de despegarse del hombre y al fin luego de unos segundos, lo empujo. -

Déjeme, váyase de aquí, Usted tiene muchas sirvientas, porque viene aquí conmigo? Yo no tengo nada que ofrecerle.-- Musito encolerizada. Este hombre no tenia nada de lo que ella buscaba en sus ojos. No había ni siquiera algo que le interesaba, Akashanag solo veía a un hombre mundano y libidinoso con ansias de aprovecharse de ella; con una lujuria que le parecía abominable. Corrió dentro de la cabaña y cerró la puerta. Rompió a sollozar con un llanto suave y entrecortado, apenas audible. Ramti lleno de furia, al verse despreciado por una simple campesina, grito: _ Tienes razón, tengo muchas mujeres, … y Todas quieren estar conmigo…., No te necesito. Y no cuentes a nadie esto … o te pesará.__ Rabiando, golpeo su puerta con fuerza.

Ella se limpio la cara entre sus manos y fue secándose las lágrimas. No dijo nada. —Me gusta verte llorar. Dijo Ramti con cinismo, ya mas calmado. Ella se desasió y retrocedió unos pasos para contemplarle mejor, para mirarle a los ojos. —¡No te vayas! —imploró—. Ramti, quédate. _ ya otro día tu me rogaras que venga a ti_. Le dijo en un tono aun mas orgulloso. «Váyase», le rogo ella desde adentro.

_ No perderé mas tiempo aquí. Entiendes?_ le grito Ramti mientras pateo la puerta, se dio media vuelta y se fue. En su castillo Graciane esperaba a su hijo en la mesa, dándole la indicación de sentarse, Ramti se sentó mientras la sirvienta le colocaba un plato con la cena del día, pollo crujiente con guarnición. Algo contrariado se puso a devorar la comida y la acabo tan pronto como le fue posible. Su madre, le pregunto: -Algo te pasa? Yo ya no soy yo mismo —añadió él, dudoso— mientras se apretaba la cabeza con ambas manos. —Sí. Nunca la vida misma me ha parecido tan sin sentido —añadió—. No quiero decir para nosotros. Quiero decir, utilizando tu expresión, para todas las cosas vivientes. Es una broma, ¿no? Aquí somos los que mandamos? o es una especie de broma?. —No —replicó ella— —No sé nada. Me estoy volviendo loco. Hasta esa campesina me rechaza.Vacila mientras su madre escucha y comprende la situación. -De modo que esa zorra se está dando el lujo de burlarse de mi muchacho, ¿eh? Ella se rió. Echó la cabeza hacia atrás y rió con una risa macabra. __ya vera es zorra, nadie desprecia a mi hijo!.Esa mujer es bella, de buen aspecto, pero es una maldita pobretona, no tiene dinero ni casa ni donde caerse muerta; A ti te gusta fornicar con las mujeres, matar a unos cuantos hombres y no puedes con una mujercilla? Se miran ambos y luego de unos segundos, con agudeza en sus mirada, y empezaron a reír de manera loca y perversa. La vieja malvada coge el brazo

de una chiquilla sirvienta y se la lanza a su hijo. ¡hey, toma esta, para que aprendas. La muchacha cae en los brazos de Ramty quien solo piensa en una cosa: Sexo. Coge a la chica a la fuerza, quien debilucha y sin nadie que la defienda su cumbre frente a la brutalidad de estos seres depravados. —¡No se acerque! —gritó Gilberta—. Por Dios, ¡no se acerque!, Ramty como un lobo ante su presa la coge del cabello, y de un puñetazo en la cara la tira al suelo, le arranca los pocos trapos que la cubren y la viola.

Ya al otro día, la vieja Graciane planifica poner en marcha todos sus planes, y llama a su capataz el certero y diabólico Foner, quien en su brutalidad lo único que hace bien es seguir las ordenes de sus patrona, golpeando ya amenazando a todo el que quiera. -----Ve con unos hombres y cógete a esa zorra de la casucha del viejo Cefer en las afueras de la ciudad! Hazlo ya. Ordena Graciane apuntándole con el dedo desafiante de que tienen que hacerlo sin reparos. Foner el negro mastodonte, contesta ---- si, Mi ama., y dándole la espalda corre presto a obedecer lo que pide su ama. Este piensa para si: -- mi señora me manda a violar a Akashanag y con las ganas que tengo de echármela, pues claro que si.. Llamara a Ectios el Tuerto, Murto el que mata aves con su honda sin fallar, y a Paco el que viola mujeres, Con estos, la cosa no puede ir mal. Y se va llamar a cada uno de estos. A Ectios le encuentra en una bar embriagado hasta las pezuñas, a Murto en la Tienda almacén del Pueblo y a Paco en el campo cogiéndose a una lavandera de la vieja Graciane, a quien jalándole de la solapa lo arrastra aun con los pantalones abajo muy mojado por cierto.

---- Vale, hombre, porque me interrumpes….—replica Paco , sacudiéndose de las manos de Foner y rápido se acomoda los pantalones. --- Es que tengo un trabajo para cumplir ahora---- y Acuerda con este el pedido de la vieja Graciane. Ya por la Noche en la oscuridad, con la luna menguada, inician su trabajo, la sombra de los cuatro hombres se muestra como el actuar de lobos a la caza de un ciervo. Con su plan de ataque, dos hombres van al frente; por la puerta , mientras Paco y Ectios están detrás de la choza. El pequeño Maky desesperado corre tras las faldas de su ama. ---Que te pasa Maky ___ ¿Que tienes? --- pregunta Akashanag mientras ve como el pequeño zorro tiembla y esta mas erizado que nunca, hay miedo en sus ojos. –Hay algo raro--- ¿Por qué ya no se escuchan a las aves del árbol de al lado?, se pregunta ella dándose cuenta de que algo sucede. Mientras alguien toca la puerta. ---- Necesito ayuda, por pavor abra, estoy herido, Musita Foner cogiendo a Murto quien se finge de herido. Akashanag da un vistazo por la ventana y por las sombras parece que hay un hombre caído, y aunque algo en su interior le dice que no, ella abre la puerta y cuando los dos hombres entran se enderezan y se ríen. --- la muy estúpida, nos abrió, jajá ja, ríe Murto, mientras vota un eructo de lo ebrio que esta. Foner se quita el abrigo y remanga sus manos, .. --- debemos hacerlo ya. Tu cógela por las manos, … dice a Murto quien ya cogió su brazo derecho. Akashanag corre y se desprende de las manos del Murto y el pequeño Maky trata de morder a Foner en la oreja de un salto, este de lo quita de la cabeza con un brutal golpe saca su cuchillo y se lo clava en el

animal. Akashanag corre a la parte posterior de la choza abre la puerta de atrás y se ve con la cara de Paco y Ectios esperándola, con los brazos abiertos, ella corre de regreso y trata de coger una lampa, pero Ectios la coge del cabellos, el Murto le clava una puñal en la pierna izquierda, y Paco le tapa la boca cogiéndola por el cuello, se la aprieta y ya casi desmayada, puede ver la imagen de Foner acercándose, mientras , Paco el depravado le mete la mano en la blusa rompiéndosela cogiendo uno de sus pechos. --- no puede ser, Piensa Akashanag, No puedo perder el conocimiento ahora, mientras un puño de Murto la noquea por completo, dejándola sin conocimiento. Ya amanece y los cuatro hombres sales contentos limpiándose la boca y enorgullecidos de su dizque hombría, mientras dejan el cuerpo tirado en el suelo, con las ropas destrozadas de Akashanag por todo el piso, la sangre, y el animal muerto, un búho canta como el penar de un mudo testigo de un acto cruel e infame. Los truhanes llevan el cuerpo de Akashanag y le atan de manos en un poste. Ya de madrugada pagan con dulces a los chiquillos de la ciudad para que lancen frutas podridas sobre el rostro de Akashanag y así lo hacen, de pronto cientos de niños, hombres, mujeres, pobladores de Mesal golpean a la joven mujer con cualquier objeto que tengan a mano, y lo disfrutan, además de esto, le insultan. ---Puta, ahí tienes esto. Musita uno --- te lo mereces por prostituta, grita otro, riéndose después de lanzarle un poco de excremento de caballo en plena cara. ---ja jaa, jjaja, los niños se ríen, mientras le lanzan escupitajos, en todo el cuerpo. Y así, continúan hasta el atardecer. La gente también se cansa, y se

empiezan a ir a sus casas, se volvió aburrido lanzar objetos. Luego no queda nadie en el lugar, solo los cuatro malvados, también cansados. Ya sin pulso y todo destrozada, Akashanag, deja de respirar y deja de moverse. Los hombres de Graciane le revisan el pulso, y no lo tiene, su cuerpo esta frio y rígido como el de un muerto. Desatan sus manos y la llevan a la cabaña del viejo Cefer, pensando luego de un tiempo quemarlo. Estos hombres la dan por muerta y se dirigen hacia el castillo, quieren avisar a su jefa que el trabajo se cumplió. Foner orgulloso de su trabajo le cuenta a Graciane que lo que pidió, ya esta hecho. A la mañana siguiente ya con el sol entrando en una ventana se ven los dedos moviéndose de un cuerpo, como si un muerto regresara a la vida aferrándose a algo o como si una fuerza desconocida, la impulsara a seguir viviendo, la mano de Akashanag logra sujetarse de una mesa, y ella se pone de pie después de mucho esfuerzo, se levanta camina, y lentamente dejando un rastro de sangre, se dirige al riachuelo. Del vestido no quedaban sino jirones de organza, que ella se quitó lentamente para quedar desnuda. Se sumergió en el agua fría. El sol brillaba iluminando el lugar y la muchacha pudo ver el agua volverse rosada al lavar la sangre que le brotaba entre las piernas, se da cuenta de todo el horror que le acaba de ocurrir, la dan por muerta, y ella se despierta, a pesar de todo.--- estoy viva--- parece musitar. Se sumerge el el rio y se lava toda la suciedad que hay en su cuerpo queriendo borrar toda huella y esos insoportables olores, a podredumbre, asco y asquerosidad. Ya es medio día, Una vez limpia, serena y sin lágrimas, salió del

riachuelo, , se dirige a su choza , entro en la choza en ruinas, buscó algo para cubrirse, coge un manto y se lo coloca, saca el fuego sagrado, el único objeto de valor que tiene, ve el cadáver su mascota en el suelo, Lo habían atado de los pies para arrastrarlo al galope por las laderas de la colina hasta convertirlo en un guiñapo de lástima, pero guiada por el amor, su dueña pudo reconocerlo sin vacilar, .mientras las lagrimas corrían por su cara, lo envolvió en un paño y lo acomodo en la mesa, dejándolo todo, salió y desde afuera le prendió fuego a la choza diciendo antes una especie de canto tan triste con el lenguaje especial que solo ella conocía y en un segundo la choza ardió y se convierte en una bola de fuego que lo consumió todo sin dejar nada., solo pocas cenizas, que Akashanag recogió en un recipiente, y junto con el fuego sagrado se alejo dando la espalda a todo este lugar y se va, con la sola intención de borrar todos los horrores que ha vivido allí. Emprende su viaje sin rumbo como queriendo olvidar todo lo que le ha sucedido, camina y camina, ya no siente ni hambre ni dolor, sus heridas ya han sanado, pasa por los bosques de donde recoge unos frutos con los que se alimenta solo por cumplir, porque ya no tiene hambre ni siente el gusto de saborear una fruta. Por las tardes suele ver algunos espíritus de gente que conoció, cuando toda su vida era feliz, sus amigos de infancia, pero los espíritus solo la ven y no le dicen nada, duerme un poco y al día siguiente emprende su marcha, sin rumbo ni destino. Ya pasan siete días, y llega a los desiertos, allí cubre su cabeza con la capa para evitar los rayos del sol, lleva a si todo el día, y por la tarde descubre un mausoleo antiguo, donde algún jeque

había sido enterrado. Allí se refugia porque viene una tormenta de arena que a los pocos minutos cubre todo con la polvareda. Casi sin respirar, pasa toda noche, en sus recuerdos y pensamientos, no puede dormir, pero ya casi de madrugada, siente en sus mejillas el saludo de su pequeña mascota Maky, cuando despierta, solo ve al pequeño espíritu de su animalito que solo la ve unos segundos y se desvanece como si solo hubiera ido a despedirse. Entonces Akashanag, recuerda de nuevo toda su tragedia y llora, lanza un grito de dolor tan desgarrador que la tierra junto a ella se esparce por todo el lugar, se levanta dejando todo el polvo atrás, llora durante un buen rato. No hay nadie que la consuele, ni una amigo, ni sus padres, ni siquiera gente conocida, se encuentra completamente sola. Pasan horas que permanece allí, luego recoge el fuego sagrado , repite una oración y emprende nuevamente su marcha, ya es de de tarde, pero eso no le importa, sigue caminando. Mientras tanto, Akashanag vagaba por el desierto. La sed quemaba su garganta. El hambre roía sus entrañas. Terribles visiones bailaban ante sus ojos. Debería haber muerto entre las ardientes arenas, pero su formidable fuerza de voluntad y su vitalidad antinatural le permitieron seguir adelante. Cinco Días hace ya que sale por el desierto, y sus provisiones se le han acabado, el sol quema su piel, y ya tiene ampollas en los pies y en la cara, esta cansada y exhausta, parece perder todas las esperanzas y piensa ya en morir en pleno desierto. Por medio del Fuego de la Vida Prolongo su vida su vida hasta ahora. Deja el fuego a un costado y cae de bruces. La vista del sol irrita sus ojos, ve la luz del sol, y ya casi sin aliento, se siente morir. Akashanag aseguraba que había muerto y

vagado sin rumbo durante cierto tiempo después de morir, hasta que encontró una forma de volver al mundo de los vivos. Muchos eruditos afirman que esto no fue más que una alucinación irreal causada por las privaciones y la sed, pero otros no están tan seguros. Finalmente la Gran sacerdotisa siente como si el Fin del Mundo llegará a su existencia. Parece que sus latidos ya han bajado de intensidad y casi en la inconsciencia, ve una sombra que la cubre , parece ser un águila. Pero un momento, ella piensa: --- ser comida de Carroñeros, jajá…ja.. Ni siquiera puede reír sintiéndose presa de las aves de rapiña. --- Lo que me faltaba…. ----Morir…. Y ser devorada--- Se apresura a coger el fuego sagrado como queriendo protegerlo de cualquier animal. Hasta ella se sorprende de que aun le queden fuerzas para querer cumplir su deber. Pero no son muchas aves, solo es un águila, tan grande y colosal que cuando Akashanag se da cuenta y mira se sorprende y solo piensa que es una ilusión, de una visión de una moribunda. Solo cierra sus ojos. Y el ave la coge con sus garras apretadoras suavemente sin herirla, la levanta por los aires y empieza a volar. Akashanag siente la brisa del aire en sus cabellos, y una suave frescura en todo su cuerpo, como refrescante brisa que es un alivio. Pero ella piensa: --- Seguramente esta ave me lleva a su nido, para que me devoren sus crías… uff, después de todo—quien sabe---- aaahh. Suspira. Cualquier cosa le parece mejor que morir seca en el desierto. Ya en los aires recupera un poco el aliento. Y pasan un montón de pensamientos por su cabeza en las horas en que esta suspendía en los aires, que realmente va tomando conciencia de que sigue estando en peligro.

Luego de estar pensando un rato se le ocurre una gran idea. Se dispone a coger el fuego sagrado y quemar las patas del águila; cuando de pronto, el ave la suelta y se siente caer, mira hacia abajo y ve el rio y algo del paisaje del lugar le parece conocido. Pero porque el ave la soltó allí. No entiende nada. Solo teme caer y romperse un brazo y morir estrellada en una roca. Pero su caída es algo amortiguada por el agua del rio. Nada hacia la orilla, el ave la sacó del desierto y la ha dejado en un lugar fresco y con mucho verdor. Luego de de descansar un rato y colocar el fuego sagrado en tierra firme, Se dispone a observar el lugar. Piensa que por un momento su dios no la abandona y agradece su poca suerte. Observa todo los alrededores y se da cuenta de que ha llegado .----es mi tierra…. Zeebrug. No sabe si llorar o reír de felicidad o de tristeza. Respira profundamente, sus recuerdos vuelven a su mente y piensa. Antes ella había observado como los guerreros heridos en la batalla se extinguían y morían, y decidió que ella pese a cualquier cosa que le ocurriera ella nunca moriría, hasta cumplir su venganza. ---No puede haber cosa mas peor— Se levanta y camina ingresando por el bosque, cruza todos los lugares que ya le son conocidos, llega a la ciudad, los cadáveres, de su gente sigue allí. Todo esta igual como lo dejó. Pero hay algo que la llena de intriga y la espanta un poco, por que no es algo normal. Y es que los cuerpos están momificados, sin hedor ni podredumbre. Como si estuvieran secos y algo les faltase para que salgan y caminen. Ya nada le puede sorprender y se dispone a entrar en su templo. Abre la gran puerta del templo, empujándola solo como ella sabe e ingresa con paso firme. Allí, Se quita las ropas, coge algo de los ungüentos que

usan las sacerdotisas y termina por curar sus heridas. Algunas semillas le sirven como alimento, y bebe agua y vino. Se queda allí el tiempo suficiente para reponer sus fuerzas. Durante días y días, lee todos los pairos y libros tratando de encontrar algo.

Durante años Akashanag había vivido como una ermitaña en el templo, meditando sobre la naturaleza de la magia, vida y recopilando sabiduría del oscuro sufrimiento de su alma, y todo lo que le había tocado vivir y experimentar. Leyó todos los libros de la biblioteca del templo y experimento con los frascos con sustancias, desconocidos y mágicos, hasta encontrar la formula que había estado buscando. Mezcló las sustancia del provenir pulverizada con algunas hierbas innombrables y líquidos mágicos, y preparo filtros que utilizó una mezcla de ellos para incrementar su energía, agudizar su mente para seguir con sus reflexiones. Un día, busca donde había escondido el libro sagrado de los muertos y saca el fuego de la vida , sale de regreso a su pueblo. De noche descendía hasta los cementerios de las tribus primitivas que vivían alrededor de Zeebrug.

Los que le veían huían, pues usaba un conjuro para llamaba a alguna bestia para defenderse y los chamanes y asesinos que osaron enfrentarse a ella murieron con una palabra.

Recorrió las necrópolis de la ciudad y penetró en las viejas tumbas. Antes ya había observado a los embalsamadores cuando preparaban a los muertos antes del entierro. Akashanag realizó ritos innombrables en su búsqueda de la inmortalidad, comenzó por revivir las aves muertas, y lo hizo. De pronto una idea se le vino a la mente busco algunos cuerpos y los junto y saco el fuego sagrado y realizo unos ritos , se obscurecieron los cielos y las nubes negras lo cubrieron todo como un torbellino, con gran estruendo y rayos, Abrió las tumbas de piedra una a una, y uno a uno acomodo los menos podridos cuerpos que encontró en su interior y los puso en el suelo del gran salón del templo, allí, ella canto unas palabras dio un soplo y con el fuego divino se esparció unas pequeñas llamas sobre cada cuerpo. Por unos instantes todo permaneció calmado. Poco después, los muertos empezaron a moverse. Una fría luz amarilla como el fuego penetro en los ojos podridos de esos cuerpos. Los cadáveres de los apestados empezaron primero levantándose uno a uno y caminaron. Los restos andaban sólo unos pasos antes de caer convertidos en polvo por la energía

que los Movía. Akashanag muy cansada y desgastada se durmió. Empezó así su obra, cinco o seis muertos por día, a quienes levantaba, con un solo objetivo, pero esta labor le tomó varios años. Al principio apenas tuvo éxito pero luego el control de Akashanag fue aumentado y lo hizo, mejoro el tiempo de animación, y estaban reanimados por el tiempo que ella determinara hasta que logró esclavizarles para siempre. Ella controlaba sus voluntades, Los muertos se sacudieron el polvo de eones y salieron de sus tumbas. Los otrora Caballeros antiguos emergieron de sus guaridas, reuniéndose todos los seres inmundos.. silenciosos estos seres fueron quienes se inclinaron ante ella como fieles sirvientes. Los no muertos son en realidad, muertos andantes, pútridos y pestilentes; pero con un conjuro que hizo Akashanag no hieden solo en Zeebrug, estos cuerpos son los hogares de los gusanos y la mugre. No hay vida en sus ojos, solo una extraña llama como del fuego del que tomaron vida, no hay calidez en su piel, su pechos no se mueve, no respiran. Su alma, tan vacía y oscura, se distinguen sirvientes y sus nobles amos, aun entre ellos, distinguen las clases sociales; con los ojos iluminados por una extraña llama de fuego, parecen encendidos en las obscuridad; fría imagen que intensifica el terror al verles, al tenerlos en poca distancia, además de sus gritos que son ensordecedores y horribles, sus huesos algunas veces roídos y rotos, unidos por las articulaciones, ligeras y movibles, que se mueven como si estuvieran sanos, corren, parecen hablar entre ellos, se reúnen en torno a una mesa a jugar con ciertas cartas que han encontrado, a veces hasta apuestan partes de sus cuerpos; matan toda criatura viviente sin el mas mínimo reparo, no parecen cansarse, desgastarse, ni sentir hambre, ni se preocupar por sus vestiduras,

parecen no envejecer, ni desgastarse, no comen, no beben ni se preocupan por la belleza. Se ha llegado a sugerir que los no muertos, poseen visión nocturna, un hecho que explica su habilidad para la caza nocturna. Algunos no tienen ojos, pero siempre la misma llama ilumina su esquelético cráneo descarnado, estos deben ser los mas antiguos pobladores de Zeebrug. No cabe duda alguna de que los no muertos poseen un oído excelente. No sólo pueden detectar el sonido, también pueden determinar su dirección. El alcance básico parece ser el mismo de los humanos. Los no muertos no perciben, literalmente, los estímulos físicos. Todos sus receptores nerviosos siguen muertos después de la resurrección. Verdaderamente se trata de su ventaja más grande y terrorífica sobre los vivos. Nosotros, como humanos, tenemos la habilidad de experimentar el dolor físico como un signo de deterioro corporal. La incapacidad de reconocer y evitar el dolor es lo que convierte a los muertos andantes en criaturas tan implacables. No notan las heridas y, además, estas no les impiden atacar. Aunque el cuerpo de un no muerto sufra daños severos, continuará atacando hasta que no quede nada de ellos . Estos no muertos suponen la mayor amenaza para la humanidad, aparte de la humanidad en sí misma. Llamarlos a ellos depredadores y a nosotros presas sería impreciso. Son una plaga, y la raza humana su huésped. Increíblemente, son fieles servidores, y obedecen todas las ordenes que les da Akashanag, construyeron un puente sobre el Rio, y poco a poco levantan una muralla tan alta alrededor de Zeebrug, que es impenetrable para cualquier ser humano normal. Las aves muertas tampoco han dejado el lugar, algunas ya no vuelan porque sus plumas se cayeron pero siguen vivas y andan por los suelos. En Zeebrug ella supervisó la construcción de su propia gran Muralla

Negra, la mayor estructura nunca edificada por el hombre, especialmente diseñada para atraer los vientos de la Magia Oscura hacia Zeebrug. Una guerra convencional resultaría inútil con estas criaturas. La ignorancia es el aliado más fuerte de los no muertos; la valentía, su enemigo más mortal. Estas bestias infrahumanas atemorizan y pelean como guerreros fieros y salvajes, solo los que tienen valor se enfrentan a estos seres. En las frías noches Akashanag suele encerrarse en su habitación sin que nadie la moleste ni perturbe, donde ni siquiera se escuchan los alaridos de los muertos ni de los caballos.

Ya paso mucho tiempo que Akashanag empezó a revivir a la gente de la ciudad. días, meses, tiempo en que ella ha revivido a cientos de hombres fallecidos. Hay herreros, a quienes Akashanag ordenó elaborar espadas para armar a su ejercito. Los artesanos se encargan de elaborar vasijas y casas para los revividos batallones; también hay mineros quienes extraen los minerales para las armas y armaduras de los soldados. Akashanag también levanto de la tierra a los caballos, huesudos animales que transportan a sus

jefes. Akashanag, no hay duda, que ella Se convirtió en una hechicera innata y brillante, sus experimentos tuvieron éxito, y logró levantar hasta a los antiguos habitantes de Zeebrug, aunque sus cuerpos solo eran mas que un montón de huesos. Pronto tuvo un grupo intelectuales seguidores leales y decididos, que dirigen a los otros simples granjeros, a los que convirtió en su sequito.

Se han construido torres altas y observatorios hacia otros pueblos, parece una ciudadela enorme de castillos y torres.

Zeebrug parece una ciudad normal con habitantes con sus actividades, solo la diferencia es que estos ciudadanos están muertos; pero andan como vivientes, Akashanag tomó el control de Zeebrug de la que ahora ella es reina, se ha convertido en la reina de los muertos. Incluso sus súbditos le fabrican una corona de perlas negras, y se la entregan a ella, se la pone en la cabeza y se siente una verdadera reina. Ordena a sus súbditos construirle un trono dentro del templo, con unas 15 escalinatas hacia arriba y arriba de esta esta el trono rodeado de dos panteras enormes con zafiros en los ojos, su trono tiene forma

de una concha de mar, dentro de ella esta su trono, rodeado de zafiros de tono azul y rojo. Hay lámparas en las escalinatas de camino al trono. Akashanag se sienta en este y realmente se siente una reina, de Zeebrug. ---es hora de Comenzar… Se dice a si misma. Llama a sus generales y les ordena preparar el ejercito. --Alista a las tropas, marchamos ahora. El muerto obedece su orden y va. Akashanag se dispone a revisar el orden y armamento de todas sus tropas, muy bien formadas, hay unos veinte mil soldados con espadas, diez mil arqueros, mil jefes jinetes a caballo, y diez generales de sus mas fieles seguidores, héroes de antiguas batallas y glorias pasadas , a los cuales les da toda su confianza. Akashanag esta en un carruaje llevado por cuatro caballos resucitados y dos cocheros que los dirigen muy bien. ---marchemos—se dirige a su generales, le da indicaciones a Abunasar, antiguo general y héroe de guerra de Zeebrug, a quien ella nombro comandante del ejercito de muertos vivientes de Zeebrug. Los guerreros revividos montaron en sus carruajes y avanzaron por la embrujada noche.

---Vamos a atacar ahora, dígale a los generales que preparen el ejercito para la marcha, ordena Akashanag

Abunasar usaba un casco al ser enterrado el mismo que porta ahora se dirige a sus generales, y les ordena avanzar, los generales son quienes ordenan a todo el ejercito marchar por la gran puerta manejada por cincuenta vivientes que levantan para que marchen todo el ejercido en filas de diez, todos están alineados perfectamente, y en tal orden que es ejemplar tener un ejercito tan disciplinado como este. Cruzan el bosque, atraviesan el rio y se dirigen a la ciudad de Mesal. ---Ven aquí Sasha… Dice Ramty abriendo los brazos y cogiendo un pequeño de 3 años rubio, de ojos azules y rechoncho de mejillas rosadas, al que que besa. Es su hijo, fruto de su matrimonio con Buntia, Princesa del reino de Crisal, Hija del ambicioso y obeso rey Thios, vecino pueblo de la ciudad de Mesal. Graciane había conseguido arreglar esta boda para así tener respaldo contra cualquier ataque externo, y además para algún día expandir sus fronteras con las cuales comerciar mas y ganar mas oro. ----ve a saludar a tu abuela, Dice Ramty a su hijo quien sale corriendo por que su abuela Graciane acaba de llegar de la ciudad vecina con muchos dulces y regalos.

Pero esto no significa que Ramty dejo de ser un patán y cambió, no ; en realidad este sigue siendo quien es, un jugador, mujeriego, salvo que ahora tiene la barba crecida y un estomago prominente fruto de sus continuas borracheras. Mientras tanto Ramty se asegura de que su mujer no este en los alrededores y presto, coge de la cintura a una de las criadas nuevas, a la que arrincona contra la pared, levanta la falda, y… fornica con la misma intensidad con la que un perro hambriento saborea de un hueso. Llega Graciane, da un beso y abrazo a su nieto, le da muchos dulces para que se entretenga y luego busca a Buntia para hablar sobre un acuerdo con su padre el rey Thios para juntos comerciar y llegar mas lejos con su mercadería en otros reinos. ---Querida, ven aquí, tenemos que hablar… Graciane coge de la mano a su nuera y la sienta en el sillón para hablar con ella. Luego cierra la puerta y ella también se sienta con tan grande confianza que parecen dos viejas amigas, en sus platicas. ---¡Aaaaaahg, nooo, nooo puede ser--- El mayordomo grita como loco luego de ver por la ventana del castillo. ---Un ejercito, nos ataca,…. Allá… de frente,.. se acerca…. Sale corriendo y va directo a avisar a sus amos. Corre al salón e irrumpe en este a toda prisa y sin casi aliento. ---Lo siento, mi señora… pero tengo que avisarle que un ejercito se acerca. Dice El mayordomo temeroso de la reacción de sus amos.

Graciane se levanta, va hacia la ventana y divisa a 1 km aproximadamente un ejercito numeroso acercándose. Camina hacia su diván y busca algo, luego de un rato, saca un telescopio. Se dirige a la ventana y observa. Luego de un rato. ---—La Puerta ha sido destruida —dijo el mayordomo, presuroso y pálido con las nuevas noticias. -----No…..Puede..ser. ----No es posible. Vuelve a mirar luego de limpiar el cristal, pensando estar equivocada. ----Pero esto es ridículo. Hay un ejercito ….Pero de muertos. ¿Cómo es eso posible?. Esta vez mira al lado izquierdo del ejercito. Una carroza y el rostro de Akashanag por una de las ventanas. Sorprendida, siento un dolor en el pecho, como si la conciencia le retorciera el alma. Se dirige a su nuera:----Ven querida( hacia Buntia)---- velo tu misma. Buntia se levanta del sillón, va donde Graciane coge el telescopio que le ella te da y observa por el mismo. Luego de un rato.----- Es imposible… son muertos, o es un disfraz de ese ejercito. ---Dentro de si piensa: --- estoy segura que esa mujer (Akashanag) estaba muerta, pero ha venido aquí con todos esos muertos a vengarse de mi. Debí quemar su cuerpo , así no hubiera quedado nada que se levantara de entre los muertos.. Se lamentaba. -----Pues lo que sea, hay que prepararnos. Se dirige al mayordomo y le ordena avisar a los guardias para que toquen la alarma y un preparen el ejercito, que aunque eran pocos si estaban bien dotados de armas que Graciane había recolectado en sus negocios.

------»Hacia esa trampa mortal hemos caído por esa maldición desconocida, ahora Ustedes vayan, luchen con los ojos bien abiertos, hay pocas esperanzas para nosotros, porque nunca nos hemos enfrentado a un enemigo así. Les indica el mayordomo a sus guardias; ------- Porque es probable, señores, que todos perezcamos en una absurda batalla contra los muertos vivos,…. Entonces una flecha le atraviesa la frente y cae al suelo al igual que los demás guardias, que apenas empezaban a desenvainar sus armas. ---- ve con tu hijo, querida. Ordena a Buntia y sale presurosa hacia donde están los guardias del castillo. En Mesal, no hay rey pero el poder económico es lo que manda, y la mayor comerciante es Graciane; y sobre ella recae el deber de defender su mercadería. A ella no le interesa proteger a la gente que vive allí, sino solo sus negocios. Pasan apenas algunos minutos cuando Los guardias presurosos, se forman abajo y están en plena repartición de herramientas; cuando de pronto el ejercito de muertos llega.

En el campo, Akashanag ordena atacar, sus generales obedecen. Un grupo de muertos vivientes cogen cuernos con los cuales tocan un sonido ensordecedor que hace temblar a todo el pueblo de Mesal. Sonaron por fin las trompetas de guerra, y el ejército se puso en movimiento. Escuadrón tras escuadrón, compañía tras compañía; los muertos se lanzan al ataque. La gente se da cuenta de que algo pasa y todos tiemblan de miedo. La gente empieza a correr despavorida de una lado a otro. Las madres olvidan a sus pequeños y corren por sus vidas, los animales inquietos salen despavoridos dejando el pueblo, solo quedan los animales atados o cerrados en sus jaulas.

Pero es tarde porque un jefe de entre los muertos ordena atacar levantando el brazo y todos los vivientes corren armados para aniquilar a todos los guardias del castillo de Mesal, ingresan también al poblado, casas, y todo el pueblo. Los habitantes de Mesal oían un murmullo como de voces innumerables muy distantes; como si escucharan los ecos Oscuros de la batalla y filosas eran las espadas que allí se desenvainaban; pero estaban asombrados de las mortales embestidas de estas criaturas casi espectrales, como de una pesadilla vuelta en realidad que ellos jamás se hubieran imaginado que era real, a algunos habitantes, la impresión de verles les causaba ataques de terror, pues los Muertos no necesitaban más armas que el miedo. Nadie se les resistía. Estos soldados muertos son veloces maquinas asesinas, que en cuestión de segundos llegan derrumbando todo, los primeros en caer son los pocos guardianes del castillo de Mesal. Los muertos atraviesan con sus espadas a todo ser vivo y animal. Hombres, mujeres y hasta niños caen victimas de la furia de este ejercito. Graciane esta

corriendo por el pasillo, luego entra a un salón, cuando los muertos entran al castillo derrumbando todo a su paso. A ella la cogen de los cabellos, pero ella logra librarse y escapa a toda prisa. Mientras se atraviesan las sirvientas, y todas son cortadas, brazos, piernas, cuellos, la escena es sangrienta. Luego ingresan mas muertos y todo esta invadido de muertos. Ya no hay escapatoria para ningún habitante de Mesal. Uno de los muertos le corta el cuello a Graciane quien estaba sacando de su diván algunas monedas de oro para tratar de sobornar al muerto viviente; mientras esta a punto de morir ella piensa en que nadie continuará su negocio. ----Raaayoooooos.. aaaaaaggg. Musita al morir, cuando le atraviesan la espada en medio del ojo izquierdo. A Buntia la parten en dos junto a su hijo, cuando esta estaba escondida debajo de una mesa. La sangre se vierte por doquier. Ramty trata de pelear contra uno de los muertos, cuando otro por detrás, subiendo por las paredes, se lanza y le rompe un brazo. Luego le clavan una espada en la pierda y el un pulmón izquierdo; por ultimo viene un tercer muerto que le parte con un hacha en dos, dejando su rizada cabellera tirada en medio de un charco de sangre. La escena era era totalmente sangrienta y desgarradora, por todo lugar había sangre, en los pasillos ventanas, salones, calles, tiendas, almacenes, todos los habitantes eran asesinados y descuartizados. Algunos pobladores estaban escapando por el rio, tratando de cruzarlo, y fueron alcanzados por los muertos, quienes los exterminados ahí mismo, el rio entonces se convirtió en un rio rojo color de la sangre derramada en sus aguas. Pero los cadáveres se quedaron regados en las riveras, tiñendo hasta la ultima gota con toda las sangre vertida, y siguiendo su cauce se

convirtió en el rio de sangre , muy temido por todos; este color color no cambio sino hasta muchos días después. Hasta las barcas que navegaban por este rio podían ver las ruinas en las que quedo el antiguo pueblo mercante de Mesal.

Akashanag ordeno al carruaje llevarla hasta el lugar de la masacre, a los segundos, se bajo del coche. Entro por la puerta principal, y todo era sangre, luego subió hasta el tercer piso y encontró a Graciane en medio de un charco de sangre, parecía una rata ensangrentada, subió por el pasillo, vio los cadáveres de la servidumbre, en uno de los dormitorios encontró al pequeño hijo descuartizado de Ramty, y a su esposa, camino por todo el lugar y vio al mismo Ramty ensangrentado, sin vida, bajo de ese lugar. Salió del castillo y fue por la calle principal, vio todos los muertos ensangrentados en la calle, y en una de las tabernas encuentra el cadáver de Ectios, sus colegas no están mas lejos, sin ojos y degollados lucia Foner; mas allá el cráneo de Murto era aplastado por un muerto viviente. Cuadras mas allá estaba el cadáver de Paco sin brazos ni piernas.

----Esta hecho… Dice Akashanag para si. Da media vuelta y retorna, sube a su coche y ordena regresar a Zeebrug. Los jefes muertos forman de nuevo a sus tropas y en orden marchan de regreso a Zeebrug. Pero había algo distinto en este ejercito de criaturas muertas; muchos de los soldados muertos están manchados con la sangre de sus victimas. Algunos de ellos, específicamente cinco, justamente quienes en otrora habían sido hechiceros y extraños seres seguidores de cultos oscuros, quienes embravecidos con furia descomunal, se bebieron la sangre de sus victimas aun con vida, y por algún extraño motivo misterioso este hecho les desligo del control que tenia Akashanag sobre estos seres, ya no obedecían y sus viejas carnes estaban recuperándose de manera impresionante, parecerían mas fuertes que antes; incluso la llama de sus ojos estaban mas iluminadas y en ellos se podía apreciar pupilas, sus dientes también eran mas grandes, y aterrorizaba la ferocidad de sus miradas. El ejercito de Akashanag marcho de regreso a Zeebrug, atravesaron el bosque, rodearon el desierto y cruzaron el rio sangriento para finalmente llegar a Zeebrug. Las murallas de Zeebrug parecían mas sombrías y oscuras que nunca. Akashanag ordena retirarse a las tropas a sus cuarteles, entra en su habitación deja su capa, y se sienta en su cama y llora, en sus ojos ya no hay lagrimas pero unas cuantas caen en las sabanas, todo el dolor y tristeza mezclada con arrepentimiento viene a su corazón, pues a hora siente culpa de haber destrozado todo un pueblo por causa de su venganza. Piensa en que solo debió vengarse de sus asesinos, o de Graciane; la cabeza le da vueltas. Ya es medianoche y aun no puede dormir; de pronto ve una sombra y esta le susurra

en su oído izquierdo:----aaaasssesssiiinnaa, . Akashanag voltea y ve un fantasma de una mujer desconocida sin ojos, esta sombra se va y de inmediato viene otro fantasma que es el de un hombre que le repite lo mismo, de pronto vienen un numero grande de fantasmas que le susurran ― asesina‖ y luego se van, diferentes personas, hombres, mujeres y niños y niñas. Akashanag se tapa los oídos y cierra los ojos para no ver nada. Hasta el día siguiente. ya de mañana, ella no sale de sus habitación, ni siquiera para comer, sigue pensando y pensando y por la noche la mismas voces que le susurran y los fantasmas, la perturban hasta el amanecer. Al día siguiente, sale de la habitación , ella luce ojerosa, hambrienta, demacrada, baja las escaleras, va a la alacena, coge una manzana y se la come, sale afuera, los muertos esperan una orden pero ella les manda alejarse y camina lentamente hasta salir de todo ese ambiente. Esta vez, con cada paso que da empieza a sentir que esta en una tierra desconocida. No hay nada con vida , ni arboles, ni animales, sus sirvientes son muertos, y una sensación de soledad viene a su mente. Sale de su muralla, deja a los guardias cadavéricos y se dirige caminando hasta la cascada sitio que antes era preferido por ella, donde todo parecía tan vivo, fuerte y a la vez pacifico y este lugar le daba calma. Ingresa a la cueva, se sienta en el suelo coge sus piernas con ambos brazos y llora. Allí empezó toda su desgracia, ahora siente que todo lo que ha hecho es un error. Se siente culpable por tantas muertes innecesarias, no sabe ni que hacer con el ejercito que ha creado. Siente como si estuviera viviendo una pesadilla, pasa allí todo el día. Ya en la noche las luciérnagas iluminan el ambientes. La primera criatura que ve desde hacia mucho tiempo con vida es una luciérnaga, y esto le parece maravilloso. La coge entre sus manos y la observa, luego la deja ir con las

demás, que revolotean por todo el lugar. Esta débil y ya es tarde, se duerme por el cansancio. Es la primera vez que el sonido del rio le parece tranquilizante, y relajante, lleno de vida. Ya de madrugada sale y se va de regreso a Zeebrug. Ingresa a sus murallas negras y sin vida, atemorizantes, cuando camina por los cuarteles se da cuenta de algo y ve a las nuevas criaturas cadavéricas un poco recuperadas, que están peleando con los otros cadáveres huesudos, por unas armas. Esto le parece extraño porque antes todo era silencioso, ahora estas criaturas gruñen y pelean con las otras, parecen no querer obedecer a sus jefes. Akashanag ingresa a su templo, coge de la alacena una canasta repleta de manzanas, va a su habitación y se encierra en su cuarto. Mira la corona tirada en un costado, parece algo sin importancia. Akashanag va a su biblioteca y coge algunos libros ahora tiene más tiempo para estudiar la Magia. Sus conocimientos pronto fueron superiores a los de los habitantes de otras ciudades. Los muertos que bebieron la sangre de los vivos, estos seres evitaban la luz del sol y querían acechar a mas victimas humanas durante la noche. No querían comer ni beber, excepto la sangre de los seres vivos. Sus dientes se habían convertido en colmillos, su piel se volvió pálida y en algunos blanca como el alabastro y sus ojos eran rojos y brillantes perdieron la llama de fuego típica en los demás. Eran mucho más fuertes que los hombres mortales vivos. Se convirtieron en los primeros Vampiros y oscuros nigromantes resucitados. Por la noche se alimentaban por sus propios medios primero cazando animales y algunos viajeros que para su

mala suerte viajaban cerca de allí. Luego una noche deciden salir y alejarse de Zeebrug se salen de las murallas, y desobedecen a sus jefes, y se van por cuenta propia, empezaron a considerarse superiores y ver a los habitantes del Continente como simple ganado; caminaban orientados por su solo instinto, además atacaron continuamente a los viajeros y a cualquiera que encontraron en su trayecto y volvieron a beber su sangre, pues se sentían recuperados, sus carnes empezaban a recuperarse, se volvían cada vez mas jóvenes y fuertes; y a medida que atacaban a los seres vivos pronto se restablecieron en su forma que tenían cuando estaban vivos, y comenzaron a mezclarse entre la gente para atacar a los mas débiles y solitarios, se buscaron refugios y ya en sus lugares, empezaron a evitar la luz del día y a buscar los rincones frescos y oscuros para evitar los rayos del sol. Fijaron su residencia en las tumbas palaciegas de las necrópolis de las ciudades a las que iban. Pero Akashanag se dio cuenta de todo lo que había sucedido y en sus libros encontró la respuesta a este efecto que habían sufrido parte de sus súbditos; ellos se creían inmortales; pero ella sabia que estas criaturas vampíricas podían morir con la luz solar o con estacas en sus corazones. Aunque ella los dejo ir sabia que algún día tendría que matarlos, y extraerlos de este mundo para que ya no hicieran mas crímenes con los vivos.

Luego Akashanag se levanto y a sus súbditos Ordeno a su comandante Abunasar que prohibiera que sus súbditos bebieran sangre. Abunasar obedeció y les dio ordenes a sus jefes de que no bebieran ninguna sangre, ni animal ni humana, los muertos lo tenían prohibido, y obedecieron. Una tarde Akashanag fue a la cueva de la cascada y cuando entro en ella, vio al hombre que había visto la primera vez. Los mismos ojos, pero esta vez estaban de color café claro ya no eran rojos, pero con la misma expresión que le sorprendía, el mismo sufrimiento eterno en esa mirada, esa mirada que la atraía y no sabia porque. Su capa era blanca. De pronto Akashanag olvido todo y como si fuera por instinto, fue a tocarlo, el hombre estaba parado y le abrió los brazos, como si estuviera esperándola. Ella lo abrazo, y cuando ya lo tenia entre sus brazos sintió que el la abrazaba, y comenzó a llorar, no sabia porque solo se sintió llorar en los brazos de este hombre. Sintió las caricias que este le hacia en el cabello. Luego de un rato le miro a los ojos y pregunto: --- Porque me ha pasado todo esto, ¿Quién eres Tu?. Mirándole a los ojos el se bajo la caperuza de la cabeza, se veía su cabello rubio y ondulado, y mirándole le dijo:

--- No soy de aquí, pertenezco a otro lugar, muy lejos. Trate de evitar que me vieras aquel día, pero tu insististe demasiado y ellos te hicieron eso porque esta prohibido a ustedes vernos a nosotros. Le dijo mirándole fijamente, y con una voz que era completamente suave, y que daba la calma a todo el que lo oyera. Akashanag sintió de pronto que no debía de hacer mas preguntas y no las hizo. Solo lo abrazo y de alguna manera creyó en todo lo que este hombre le decía. Y como si estuviera hablando telepáticamente, entendió que fue el, quien mando al águila a rescatarla del desierto y que de alguna manera había estado enterado de todo lo que ella hacia; y pronto sintió temor de que este hombre hubiera sabido también, todas las muertes que causo a través de su venganza y de que hubiera resucitado a los muertos. Sintió temor y le pregunto: --- Que pasara conmigo? El le respondió mirándole fijamente con esa mirada que parecía que ya era obvio que tenia que pagar las consecuencias de todos sus actos, pero esta vez sintió tranquilidad, ella aceptaba su destino. No había poder para regresar el tiempo atrás y volver las cosas como eran antes, cuando ella era sacerdotisa y tenia a su gente viva. ---- Solo tienes que deshacer lo que has hecho. Esta vez cuando se lo dijo parecía una orden que ella tenia que cumplir si o si. Ella lo abrazó con mas fuerza, se sentía bien hacerlo y le dijo:---- Lo haré. Y callo. Se pego a su pecho y lo volvió a abrazar, pegándose a el. Estuvieron así durante un buen tiempo, para ella era como un descanso, una fuente de energía que llenaba su vacía vida, y esos momentos le parecieron los mas felices de sus vida, su corazón palpitaba con mucha fuerza, Y se besaron

.Entonces se formo la luz y el desapareció en un instante, tan rápido que ella sintió angustia al dejarlo. -----Adi….os; Le dijo el, solo se escucho su voz. Ella quería seguir hablando con el pero había desaparecido por completo. Ella ya lo extrañaba. Sentía una fuerte emoción hacia ese hombre, una sensación que ella jamás había sentido, realmente se había enamorado de ese hombre, ya lo había aceptado, por alguna razón sabia que el era muy superior a ella en aspectos mágicos, conocimientos y todo lo demás; aunque no lo conocía, se había sentido muy bien a su lado y ese sentimiento era el amor. --- Se ha ido, ----Espero volver a verte. Se dijo a si misma,. Pero el amor le había dado la fuerza necesaria para lo que tenia que hacer. Ese sentimiento que sentía salir de su interior y le embargaba por todo su ser era el amor, por primera vez en su vida Akashanag se había enamorado y al parecer seria la ultima vez, pues se sentía cansada y algo en su interior le decía que no le quedaba mucho tiempo para vivir, bueno, al menos en este plano de existencia. Ella que siempre había estado sola, por fin conocía el sentimiento correspondido de amar y ser amada, la inclinación hacia esa persona, reconoce su insuficiencia, sabe que ha estado sola todo el tiempo que ha vivido, ahora necesita y busca el encuentro con ese ser; ella no sabe si es humano o divino, pero esa única vez que le ha vista ha sido suficiente para darse cuenta que esa es la persona con la que ella pasaría el resto de sus días, se siente feliz a su lado, la alegría que sintió, le dio energía para seguir con su destino. Renovada con algo de esperanza en los ojos, Salió Akashanag de la cueva y camino de regreso a sus murallas de Zeebrug.

Ordeno a su comandante Abunasar permanecer dentro de las murallas con todos los soldados no muertos. Ella escogió a los mas fieros guerreros no muertos para salir en busca de las criaturas que huyeron y bebían sangre. Se puso su capa roja y salió con cincuenta soldados, a buscar a los vampiros. Akashanag se detuvo en un monte a las afueras, invoco a su dios e hizo un conjuro para localizar a cada una de esas criaturas.

Sin embargo, para los Reyes y Sacerdotes de las otras ciudades, molestos desde hacía mucho por los eventos de Zeebrug, se habían enterado de la matanza; esto les cayó como balde de agua helada; se dieron cuenta de que no todo era comercio, también existían las peleas, lo mágico, desconocido y extraordinario; Allí afuera, nada estaba seguro, ningún país, se atrevía a desafiar a un ejercito como el de Akashanag. Estos mismos reyes se lograron reunir para tomar acciones que debían realizar frente a este hecho sin precedentes, uno a uno acudieron hasta el castillo de Murtina, lugar donde los magos y hechiceros tenían sus casas y donde estos reyes se sentían algo seguros porque creían que la magia no podría llegar hasta allí. Luego se supo que Formaron una Gran Alianza contra Akashanag y enviaron sus ejércitos a luchar contra ella. Durante la larga guerra que siguió, la Magia Oscura arrasó la tierra, y algunos oasis quedaron tan saturados de sus energías que a partir de entonces fueron evitados por los hombres.

Katos, era uno de los vampiros que había huido y por Alguna oscura fuerza le había

atraído hacia el Paso Filoso, un lugar lúgubre y rocoso y húmedo este oscuro ser antiguamente había sido un sacerdote de otra deidad diabólica que ahora hacia un nuevo paso en su carrera de incalificable maldad. El territorio en el que se encuentra el Paso Filoso era una tierra de la que nadie había regresado sin contar historias de gran horror. Antiguamente, un gran trozo de meteorito cayó del cielo y golpeó el lugar, partiéndolo y formándose un paso en el corazón de una montaña rocosa. Con el paso del tiempo, el viento, la lluvia y la erosión llevaron el polvo de meteorito, envenenando el agua de un pequeño riachuelo que caía cruzando la montaña , estas aguas se contaminaron y toda persona que bebía de esta agua se iba con horrendas mutaciones. El riachuelo estaba rodeado de vegetación retorcida y atrofiada; árboles enfermos y zarzas venenosas competían por los escasos nutrientes del suelo. De noche, las aguas brillaban con un extraño color verde fosforescente y una espuma viscosa y tóxica cubría su superficie de un lago que se formaba mas abajo del Paso. Las tribus que habitaban en sus costas y bebían de aquel agua enferma mostraban las horribles signos de degeneración y mutaciones. Cuando Katos vio el lugar por primera vez, consideró que era el lugar idóneo para ocultarse, con su nueva piel recién surgiendo aun conservaba alguna parte de piel muerta, el pensaba que había hallado el lugar que buscaba. Al probar por primera vez el agua del riachuelo, visiones incandescentes ardieron en su cerebro y la energía oscura corrió por sus venas. Allí tenía todo lo que necesitaba. Los días pasaron inexorablemente, y su constante exposición al agua venenosa provocó terribles cambios en este vampiro. Su piel se volvió a arrugar y se agrietó, formándosele costras duras como rocas.

Sus ojos se volvieron amarillos y sus dientes se afilaron. Sus uñas crecieron hasta convertirse en garras, sus dedos se curvaron formaron zarpas. Como había deseado desde hacía tanto, había escapado de la muerte, o eso creía. Sabia que algún día Akashanag iría por el. Durante el tiempo que quedo allí, Katos retomó sus estudios en el campo de la nigromancia y mejoro en muchos de sus hechizos. Cierto día llegó Akashanag con sus soldados -----Salid de ahí. Grito ella enfrente de una vieja choza cerca al riachuelo. Katos se asomo por una de sus ventanas, dejando a un hombre deforme con el cuello sangrando en una silla vieja. ----¿No hemos oído hablar de ti desde que te fuiste sin mi permiso, pero si hemos escuchado de tus andanzas, siempre tramando intrigas y maldades en tu guarida segura? Replico Akashanag. ----- Porque han venido por mi? Dijo con voz casi apagada Katos mientras trataba de sacar algo de entre su bolsillo. -----Traigo conmigo testimonios que debo mostrarte, a ti en particular, porque debemos irnos. —Hizo una señal, y un soldado muerto se adelantó llevando un paquete envuelto en lienzos negros. El nigromante vampiro abrió la puerta y salió a recoger, apartó los lienzos, y allí, ante el asombro y la consternación de todos, levantó primero una espada corta, luego dijo un conjuro y despareció ante sus ojos. Akashanag, vio luego caer a tres de sus soldados.; ella entonces saco un polvo de entre sus ropas y sopló en esa dirección, donde habían caído los soldados y estaban desmembrados moviendo sus

extremidades partidas; pronuncio un conjuro y entonces pudo ver al vampiro nigromante corriendo hacia ella, con la espada en su dirección. Ella esquivo el ataque y con la mano en frente le lanzó un hechizo que dejo al vampiro paralizado, fue entonces que mediante un conjuro recogió el fuego de la vida del vampiro nigromante. ------ Vuelve a dormir. Pronunció Akashanag con voz firme; mientras le absorbía toda la energía viviente y la depositaba en un frasco, que cerró al finalizar la trasfusión. Cuando quedo parado el nigromante, aún vivo, Akashanag ordenó a uno de los soldados atravesar el corazón del vampiro nigromante, que con muestra de dolor y odio en sus ojos, se volvió a morir por segunda vez, convirtiéndose en polvo que el viento se llevó en unos instantes.

Mientras todo esto sucedía, Los reyes de los pueblos y ciudades alrededor de Zeebrug fueron con sus ejércitos, los miles y miles de soldados. Después de casi un mes de guerra constante, los ejércitos de los Reyes y Sacerdotes lograron derrotar a Abunasar comandante de Akashanag a quien se le había encargado la tarea de defender el castillo de Zeebrug, luego de volver a matar por segunda vez a los muertos vivientes, los soldados vieron la riqueza y se dedicaron a saquear a Zeebrug. Mientras huía de la ciudad ardiendo hacia las

frías profundidades de su Muralla, Abunasar dio media vuelta y amenazó con su puño a los ejércitos de los Reyes Sacerdotes. Prometió que sus ciudades se convertirían en polvo, y en menos que polvo. Los Reyes junto a sus Sacerdotes se creían seguros empleando artes mágicas, luego se burlaron de él. Los seguidores de Abunasar fueron capturados uno a uno en el interior de la ciudadela y fueron aniquilados para que no causaran molestias, ni siquiera gritaban mientras los sacaban a rastras para decapitarles y quemarles. Los Reyes Sacerdotes derribaron todas las construcciones de Akashanag. Todos los monumentos de Zeebrug desaparecieron. Pero ellos buscaban a Akashanag, pensaban que ella también era una muerta viviente, buscaron y buscaron, Pero no encontraron ni rastro de la propia Akashanag. Aunque los magos creían que ella estaba escondida, creían haberle visto entrar en un sarcófago, pero el ataúd estaba vacío. Luego de saquear la ciudad y destrozar a los sirvientes de Akashanag se fueron hacia sus tierras cada uno con su parte del botín que allí en Zeebrug habían encontrado, dejando solo ruinas y mas ruinas. Akashanag y sus soldados, luego de vencer al terrible Katos decidieron continuar su paso por un bosque oscuro, donde Akashanag había detectado que tres de los vampiros habían seguido por ese camino, y cuando al sexto día de cruzar, empezaron a sentir una extraña tristeza dentro de sus almas, ella se dio cuenta de que su amada Zeebrug estaba siendo destruida, por un momento pensó en regresar y evitarlo, pero luego lo pensó muy bien y dedujo que eso era algo que ella tendría que haber hecho en un tiempo en el futuro. Entonces, suspiro con cierto alivio de no ser quien destruyera su propia ciudad. Pero la tristeza y el recuerdo de su gente, aun así de sus soldados, vivos y muertos, su

ciudad era lo que ella mas quería, y la pena se instalo en el corazón de la mujer. Los días pasaron y sus soldados, fieles esperaban sus ordenes. Desfilaron por cierto lugar que les llamó la atención. Una negrura repentina cegó a todos, y en un momento de silencio pensaron que el mundo se había detenido; pero tenían los corazones muertos y habían perdido la última esperanza. En el resto del mundo era de día, pero aquí todo estaba oscuro, como si aún fuera de noche. En la montaña las llamas se habían extinguido y los rescoldos humeaban bajo las cenizas. El resplandor desapareció poco a poco de los riscos. El viento del este, que no había dejado de soplar desde que partieron Paso filoso, ahora parecía muerto. Lenta y penosamente bajaron gateando en las sombras, a tientas, tropezando, arrastrándose entre peñascos y matorrales y ramas secas, bajando y bajando hasta que ya no pudieron continuar. Akashanag pregunto a uno de sus soldados ----- que estaba detrás del Capitán Grahe?, se precipitó hacia adelante susurrando en un oído de sus soldados. — Silencio, reina… hay que escuchar con cuidado —le dijo el soldado, señalando hacia el capitán. Entonces una figura alta y maléfica, montada en un caballo negro, le arrancó la cabeza al capitán y a tres soldados mas. Aquella criatura era enorme y horrenda era en verdad y tenia una máscara de terror de una calavera; este luego se desprendió de su mascara dejando ver su rostro en verdad completamente regenerado, y era absolutamente sorprendente.

Tenia el aspecto de un hombre de veinticinco años atlético y delgado con cabello negro y largo, la nariz recta y la piel extremadamente blanca, con las cejas perfectamente delineadas, en realidad era un vampiro muy atractivo; su nombre Satif. Este ser había arrancado con sus propias garras las cabeza de los soldados, y luego sus uñas se tornaron a un aspecto normal. ------ Saludos, mi reina. Musito con una voz tan melodiosa que parecía encantar los oídos de Akashanag, quien por un momento olvido que este ser era un vampiro, y se sintió débil, y cansada. --- meee siento cansa---da. Apenas susurro ella. Casi al punto de desmayarse, los soldados se bajaron de los caballos y cogieron a Akashanag evitando que ella vea los ojos tan hipnotizadores de Satif. Satif entonces se transformo en una verdadera bestia, sus uñas crecieron y echaba fuego por las cuencas de los ojos con los dientes filosos y enormes que asustaban a cualquier humano, le crecieron alas con las que su velocidad y habilidades eran maximas, asemejaba un angel caido, pero era un vampiro.

Excepto que los soldados de Akashanag eran muertos y no temían nada. La lucha empezó y el vampiro era muy veloz y desmembraba a muchos de los soldados, dejando piernas, brazos, cabezas, inhabilitando a muchos soldados. Un manto negro cubría por completo al Vampiro, parecía un rayo negro al moverse con tal velocidad. Muchos soldados cayeron, Hasta que ya recobrada Akashanag levanto su mano y lo detuvo con una fuerza mágica. El vampiro se quedo suspendido en el aire mientras su garra casi le arrancaba la cabeza a otro soldado, que apenas pudo moverse y librarse de tan cruel ataque, se alejo al ver que no tendría oportunidad frente a tal rival, Ella ordeno a todos. ----¡Aléjense, rápido, rápido, rápido, déjenlo , este es trabajo mio. Ya con mas fuerza, en la voz y avanzo con paso firme. El vampiro se volvió a transformar en un joven atractivo. ------ Quieto! Quédate ahí. señalando con la mano a Satif, que solo podría mover los ojos. Akashanag trato de no mirarle a los ojos. Y empezó a pronunciar un conjuro especial para esta criatura. Pero, a medida que continuaba sentía que iba perdiendo fuerza y le empezó a sangra la nariz y los ojos a ella. Se sentía débil, y el vampiro ya estaba moviendo un brazo y se bajo al suelo. Ella con la voz entrecortada y débil apenas y tenia fuerzas para detener su velocidad. El vampiro empezaba a avanzar hacia ella que había perdido mucha sangre. Satif la cogió por la cintura antes de que Akashanag cayera, luego con una d su manos cogió el cuello de Akashanag y bebió su sangre que corría por su cuello, manchando su ropa. ----Uhmmm. Tu sangre es sin duda la mejor que he probado, será para mi un verdadero placer el acabar con un plato tan exquisito. Dijo Satif relamiendo su

lengua para permanecer ese sabor de la sangre de Akashanag. Luego la vio con deseo y sus dientes filosos crecieron nuevamente para morder el cuello de Akashanag. Entonces uno de sus soldados con una espada trato de atacar al vampiro por la espalda, y este se dio cuenta levantando el brazo y sujetando la espada como si fuera un palo de escoba, ni se corto sus mano, luego Satif volteo con tal rapidez que el soldado seguía queriendo cortar con la espada al vampiro, en un segundo le saco el brazo con una fuerza descomunal que el soldado ni siquiera pudo ver cuando le arrancó luego la cabeza con sus garras. Akashanag había caído al suelo en estos instantes. Y Mientras caía de espaldas al suelo vio el cielo oscuro de ese lugar y por un momento comprendió todo. Esa era una criatura oscura y su mayor ventaja era precisamente eso, la oscuridad. Entonces una idea vino a su mente y aun en el suelo, no le importo el golpearse la espalda levanto la mano y pronuncio unas palabras para que salga la Luz. --- ¡Ya, pronto la luz. Con estas palabras culmino sus conjuro e inmediatamente los cielos se despejaron y era de día, entonces el sol empezó a brillar. --- es hermoso este sol ¿No?.. dijo irónica a Satif, mientras se sostenía para levantarse. El vampiro precisamente corría hacia ella cuando los rayos de luz solar empezaron a tocar su espalda y para el vampiro la luz le quemaba como si estuviera en un horno a cientos de grados de temperatura. Se empezó a fundir y quedo petrificado con la garra hacia adelante queriendo coger a Akashanag. Se volvió en polvo en medio de un grito de dolor. -----Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhggggggg. Solo se pudo escuchar lo ultimo que pronuncio este vampiro hasta que el viento se encargo

de expulsar el polvo en el que se había convertido. Una pequeña luz salió entonces. Y Akashanag saco su frasco donde guardo esta pequeña gota de luz del fuego de la vida gastada en este vampiro. Con toda la ropa manchada por su propia sangre y 20 soldados quedo Akashanag, Sentada en una roca, en medio del día que se alzaba primaveral, con las flores alrededores tratando de mostrarse como si fuese la primera vez. Algunos pájaros también se acercaron a cantar. Nacía un nuevo día, y muy lejos, más allá de las tinieblas que habían se despejo totalmente el cielo, el sol despuntaba en el horizonte, al este de la Tierra; Una joven bella se acercaba al lugar. Los soldados se ocultaron bajo sus capas. Mientras Akashanag pregunto: ----¿Joven mujer, Disculpa mi pregunta. Pero podrías indicarme donde esta el próximo pueblo y en que dirección. La joven seguía de largo como si no les hubiera visto. Les ignoro por completo, ni siquiera les respondió continuo en el Camino y siguió de frente ni se espanto. Entonces Akashanag dedujo que la mujer joven estaba hipnotizada. ----shhhhhhh. Ábranle paso. Susurro a sus soldados haciéndoles un gesto con las manos y ellos obedecieron. ----tenemos que seguirla. Seguro un vampiro la tiene así. Dijo Akashanag. Mientras saco un trapo y apenas se secaba la cara manchada y debilitada en fuerzas sus soldados la montaron en su caballo y luego todos seguían a la joven mujer a una distancia prudencial. Hasta ahora los Vampiros eran hechiceros poderosos y ella ya no tenia fuerzas ni el mismo ímpetu de un inicio pero ese era su deber, eso creía ella, de acabar con estas criaturas hasta el final.

Siguiendo ese camino encontraron un trecho ocultamente secretos, pues ante sus ojos la mujer despareció, Akashanag tuvo que decir unas palabras para contar la invisibilidad producto de algún nigromante hechicero y vampiro. Luego el camino volvió a aparecer ante sus ojos y ellos continuaron la marcha. Los Soldados llegaron al corazón de una fortaleza del Nigromante. Nadie dio alarma y la joven, abrió la puerta , como si fuera su casa e ingreso adentro. Los soldados y Akashanag la siguieron y al no ver a nadie mas hicieron lo mismo, entraron dentro de la fortaleza del nigromante. Ellos al ingresar allí se encontraron en un salón grande y nadie alrededor, entonces Akashanag ordeno a los soldados revisar con cautela a sus soldados, las recamaras y habitaciones de ese castillo. Todo estaba en silencio y el único ruido allí era el producido por las articulaciones viejas de los huesos de los cuerpos de los soldados de Akashanag. La joven que instantes atrás había ingresado estaba recostada en una de las recamaras mas alejadas y en el lugar mas oscuro de este castillo. El soldado, conectado a Akashanag, mentalmente aviso a esta de la presencia de una sombra oscura en ese lugar. Akashanag ordeno entonces a todos sus soldados, acudir allí. La mujer estaba muerta, solo unas manchas de sangre en su cuello delataban el apetito feroz de la criatura de ese lugar. Con unas palabras Akashanag iluminó el lugar y pudo ver la cara de la horrible criatura, deforme con el cabello ensortijado y los ojos sin brillo y oscuros, en su vida anterior había sido un hechicero muy poderoso, llamado Alcadiz, su piel blanca no habían borrado sus enormes cicatrices producto de las miles de batallas que había tenido este nigromante. Con una de sus manos salieron enormes arañas que destrozaron a siete de los soldados de Akashanag, ni las

espadas de los soldados muertos pudieron atravesar la dura coraza de los arácnidos, que jugaban destrozando a los muertos, como si estuvieran limpiando el polvo. Al ver esto Akashanag, trato de lanzar un escudo protector sobre cada uno de sus soldados supervivientes, pero esto solo las detuvo por poco tiempo, pues el nigromante tenia mucho poder y pronto las arañas terminaron por destrozar y desmembrar a todos los soldados de Akashanag. Luego estas criaturas se dirigían hacia ella avanzando y cercándola en una pared. Entonces se le ocurrió lanzar un hechizo de disminución de tamaño sobre las criaturas y los hizo justo cuando una de estas le clavo una tenaza en la mano izquierda, dejándole una herida que de no ser por la efectividad de sus hechizo hubiera terminado por cortarle el brazo. Ya cuando las criaturas se volvieron diminutas, Akashanag las destrozo con el pie, aplastándolas una a una. ------Muy bien, me impresiona Akashanag, le dijo el nigromante, mirándola y caminando hacia ella con una voz casi paternal. -----leí su libro de magia, era uno de mis favoritos. Me pregunto: ¿Por qué un hechicero tan poderoso, ahora solo desea ser un vampiro voraz? -----sabia que emplearías uno de mis hechizos puesto en ese libro. Pero respondiendo a tu pregunta, te diré que ahora siento la necesidad de alimentarme de la sangre porque ahora ya estoy muerto. Nunca estaré vivo como lo estuve en mi otra vida, esta animación que lograste conmigo es como una maldición para mí. Pero pese a todo deseo seguir viviendo aun si debo beber sangre, no quiero estar en el lugar donde estaba cuando morí. Antes yo solía ser un ambiciosos nigromante que quería obtener fortuna y poder con la magia. Pero cuando morí y estuve en esa otra vida inmortal, el dolor se me

convirtió en algo insoportable. Ahora no quiero regresar a esa oscuridad, prefiero alimentarme y estar aquí que allá. Sé lo que planeas para mi pero no te lo voy a conceder. Luego el nigromante a gran velocidad golpea a Akashanag en la espalda pues esta desvía el golpe volteándose. Alcadiz volvió a atacar, atravesando las costillas de Akashanag, con una lanza creada con magia, Akashanag se la saca y luego coloca su mano sobre su herida y se la cura. ----Muy bien, muy bien, empleaste el hechizo de sanación. Se toca la barbilla el nigromante planeando el próximo ataque. Akashanag se endereza y se prepara para decir unas palabras, pero no lo hace porque justo en ese momento Alcadiz dice unas palabras y Akashanag es estrellada contra la pared muchas veces y la arroja con tal furia que su cabeza se rompe y sangrando apenas inconsciente y débilmente ve la cara del nigromante vampiro acercarse a ella, mientras pretende decir el hechizo de sanación, pero esta tan adolorida que las fuerzas le abandonan y cae al suelo sin poder terminar la frase. Y pierde el conocimiento por la fuerte golpiza. En un charco de sangre estaba ella tirada. Y por un instante se vio a si misma salir de su cuerpo y verse tirada en el suelo sangrando por toda la cabeza mientras el vampiro hambriento y deseoso, se agachaba así suelo para beber su sangre , cuando de pronto apareció la luz que había visto antes, y apareció el hombre que ella amaba y levantando la mano expulso con fuerza al vampiro estrellándolo contra la pared y dejándolo inconsciente en el suelo. Luego se dirigió hacia el cuerpo de Akashanag y la levanto en sus brazos. La vio en sus dos formas en espíritu y en su cuerpo físico. ----vamos, es hora de irnos. Le dijo con voz suave.

Ella sintió entonces como su alma regresaba hacia su cuerpo y se unía otra vez en su cuerpo. Abrió los ojos y vio que la estaba llevando en brazos el hombre que ella amaba, el de los ojos tristes e impresionantes, y también pudo sentir que no había dolor en su cabeza, su herida estaba cerrada, vio hacia un lado y diviso que el fuego de los ojos del Nigromante No Muerto estaba apagado. No se movía. Pero ya había perdido la magia y poder y ahora estaba muriendo por segunda vez viendo sorprendido a Akashanag y al hombre desaparecer en esa luz extraña. El nigromante vampiro se convirtió en polvo y desapareció. El castillo también desapareció, porque era producto de la magia del nigromante. Solo quedaron cadaveres de muchas jovenes a quienes el vampiro habia matado chupandoles la sangre de sus jovenes cuerpos desnudos. Aun quedaban algunos vampiros que no habían muerto, pero ya no estaba Akashanag para deshacer y llevarse el fuego de la vida.

El bosque quedo vacio, y algunos animales y pajaron volvieron a cantar a verse privados de la oscura y malefica magia del nigromante vampiro. Akashanag desapareció con el hombre misterioso, en esa luz extraña, que probablemente daba paso a otra dimension de seres y criaturas extraordinarias. Aun no se

habia podido exterminar a algunos vampiros quienes huyeron hacia lo más profundo de los bosques y en diferentes direcciones. Varios siglos mas tarde se supo de algunas extrañas apariciones en las que un hombre; probablemente Akashanag y su amado se mostraban ayudando a luchar contra las terribles y monstruosas criaturas.

Fin