LA DESCONEXION ENTRE LO NACIONAL Y LO REGIONAL : LA NEGACION Y INVISIBILIZACION DE LOS AFRODESCENDIENTES EN MEXICO. UNA PERSPECTIVA HISTORICA

Citlalli Domínguez Domínguez Université de Paris-Sorbonne, PARIS IV. École Doctorale IV, CLEA (Civilisations et Littératures d’Espagne et d’Amérique d...
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Citlalli Domínguez Domínguez Université de Paris-Sorbonne, PARIS IV. École Doctorale IV, CLEA (Civilisations et Littératures d’Espagne et d’Amérique du Moyen Age aux Lumières EA 4083) Candidata a Doctora, Doctorado en Études Ibériques et Latino-américains. [email protected] LA DESCONEXION ENTRE LO “NACIONAL” Y LO “REGIONAL”: LA NEGACION Y INVISIBILIZACION DE LOS AFRODESCENDIENTES EN MEXICO. UNA PERSPECTIVA HISTORICA.

Hablar de la Presencia Africana en México genera opiniones diversas que van del asombro, la incredulidad, la risa y la molestia hasta el enfado de algunos mexicanos cuando se señala la importancia de esta población en la formación social, económica, política y cultural de nuestro país. Pues bien, ello se debe la profunda desinformación que existe dentro de la sociedad mexicana que se reconoce como mestiza en función desde su componente indo-español. Y es que para una gran parte de nuestra sociedad el “negro” es el “otro”, el “extranjero”, es muy común que se aluda a que los negros que están en México sean de Cuba, Centroamericanos y de los Estados Unidos, pero nunca Mexicanos. Si bien es cierto que los Estudios mal llamados de la Tercera Raíz, (y digo mal llamados porque las fuentes demográficas históricas, tales como los Censos Eclesiásticos y Civiles, Padrones y Registros Parroquiales1 (bautizos, matrimonios y defunciones), Pago de Tributos, todos ellos ofrecen argumentos sólidos para señalar que los Africanos esclavizados y sus descendientes fueron la segunda población mayoritaria sólo después de los indígenas2). Han experimentado un incremento notable en los últimos veinte años, lo cierto es que las investigaciones históricas y antropológicas no han alcanzado a salir del círculo académico para tener un mayor trabajo de difusión cultural que ayude a sensibilizar a la sociedad mexicana que aquellos, los “otros”, son también mexicanos y forman parte de un proceso de larga duración que los colocó como actores esenciales, primero, del doloroso orden colonial, y después del México Moderno y Contemporáneo. De esta manera, el objetivo principal de este trabajo es dar visibilidad y mostrar que la Presencia Africana en México persiste y está latente a pesar de los esfuerzos por negarla y eliminarla del

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Me refieron al Censo Eclesiástico de 1777, al Padrón de Revillagigedo 1791, los Archivos Parroquiales que han sido ampliamente trabajados en diversas regiones como: Chihuahua, Zamora, Guanajuato, Cholula, Veracruz, Xalapa, Coatepec, Orizaba y Córdoba. Y trabajos como el de Peter Gerhard, Geografía histórica de México, México, UNAM, 1987. 2 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra de México. Estudio etnohistórico. México, UV, INI, FCE, 1991. Castillo Palma, Norma. Cholula: sociedad mestiza en ciudad india. México, Plaza y Valdes, UAM-I, 2001. Naveda, Adriana. Los esclavos negros en las haciendas azucareras de Córdoba, Ver. 1694-1791. Xalapa, Ver., UV, 1987. Carroll, Black in the Colonial Veracruz: race, ethnicity and regional development. Texas, University of Texas Press, 1977. Gruzinski, Serge, “Mexico la Africaine”, en Histoire de Mexico, Paris. Editorial Fayard, 1996, pp. 264-274. Velazquez, María

Elisa. Mujeres de origen africano en la capital novohispana. México, INAH, 2006. 1

imaginario nacional. Para analizar este problema de invisibilización, es necesario partir de la creación del Estado-Nación en el siglo XIX donde se gestó la creación de una identidad nacional que intentó homogeneizar a los individuos y sus identidades regionales. Así, dentro de este Proyecto de Nación existieron discursos verbales y visuales creados por las élites políticas e intelectuales para señalar aquello que debía representar al nuevo ciudadano mexicano que emergió después de la Independencia. Si bien esto sufrió algunas transformaciones en el transcurso de los años, lo cierto es que la idea un tanto romántica del buen mestizaje entre indios y españoles inundó a las obras historiográficas emblemáticas de éste siglo y el siguiente que fueron base fundamental para desarrollar una ideología e identidad nacionalista3. Ello se consolidó en el periodo Postrevolucionario con el Muralismo Mexicano y en una escala más regional en la creación de las Identidades Estatales que se encargaron de extirpar todo indicio de rasgo africano perceptible, tal fue el caso del Estado de Veracruz. Todo ello condujo a una invisibilización sistemática e ideológica del elemento africano en la Historia y en la Identidad del mexicano que en escalas más locales encuentran una clara desconexión tal es el caso de los Estados de Veracruz, Oaxaca y Guerrero, los cuales por condiciones históricas y regionales específicas aun persiste de forma más evidente esta población bajo el nombre de jarochos, costeños, morenos, prietos, mulatos4. Esto ha afectado en multiples niveles a la sociedad que habita estos espacios pues han sido víctimas de racismo, discriminación y de la negación del Estado y de la Sociedad. EL ESTADO MEXICANO Y EL IMAGINARIO DE UNA NACION MESTIZA INDO-ESPAÑOLA. La idea de Modernidad y el auge de los Estado-Nación en el siglo XIX plantearon la inquietud a las élites políticas e intelectuales criollas que sobrevivieron a la lucha de la independencia y que serían los nuevos guías del país acerca de ¿quienes y cómo deberían ser los Ciudadanos de ese nuevo país llamado México?. Uno de los primeros pasos fue la supresión de todas las categorías de español, criollo, negro, mulato, pardo, zambo y moreno (excepto la de indio por considerarse la matriz cultural de la nueva Nación), por aquella de Ciudadano. Y es que el nuevo país debía organizarse bajo la idea de una supuesta Igualdad Racial, aunque sólo fuera discursiva, que no daba cabida a una idea de

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Molina Enríquez, Andrés. Los grandes problemas nacionales. México, FCE, 1991. Vasconcelos, José. La raza cósmica. México, FCE, 1995. 4No sin antes aclarar que también tuvieron una fuerte presencia demográfica en espacios como la Ciudad de México, Puebla, Guanajuato, Michoacán, por citar tan sólo algunos ejemplos. Así, expondré de manera escueta el proceso mestizaje biológico y cultural gestado durante el periodo colonial que dio origen a la creación de Categorías o Calidades como: mestizo, criollo, mulato, pardo, moreno, costeño, jarocho, etc., que serán la base del actual Diversidad Cultural del País.

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diferencias de razas que tanto había castigado a la sociedad colonial creando diferencias sociales que sólo mantenían en la cúspide a una élite predominantemente blanca.5 El nuevo Estado pretendía garantizar la integración de estos ciudadanos. Para ello creó todo un discurso basado en que en el Mestizaje nos hacía a todos iguales, pero que además éste país era heredero de la riqueza cultural del encuentro entre Españoles e Indígenas, y que por ende era la base del nuevo ciudadano que emergía para romper la obscuridad del Colonialismo Español. No obstante, en el fondo este Discurso existía una jerarquización acerca del buen mestizaje y aquel que no lo era. Con respecto a ello, José María Luis Mora, intelectual y político de aquella época, aporta una visión interesante acerca de lo que se espera y deber ser el mexicano del siglo XIX, pues señalaba “que en un lapso no mayor de 50 años la sangre negra debía desaparecer del mexicano”6, pues era una mácula que impedía el progreso del país.Lo anterior muestra el pensamiento de un liberal de aquella época, que siendo de origen español, pensaba que el componente africano debía borrarse del mestizaje biológico del ciudadano mexicano. Estas ideas se vinieron a nutrir con la llegada de las ideas del Evolucionismo Social surgido en la Europa del siglo XIX. En el cual se hace presente la supuesta superioridad de la “raza” blanca con respecto a aquellas que no lo son. Y que además sitúa al hombre africano de piel oscura en el último peldaño de la evolución humana, a quien se le pretende colocar más cercano al mundo animal. Sin duda, las élites intelectuales de nuestro país no eran ajenas a esta corriente de pensamiento que estaba en boga en el mundo europeo de aquella época. Así, esto vino a reforzar el blanqueamiento en las representaciones visuales de algunos héroes nacionales que no procedía de un origen criollo con la intencionalidad de evidenciar que era ser mexicano físicamente. Las distintas pinturas creadas en torno a las figuras de José María Morelos y Pavón, líder insurgente, y Vicente Guerrero, Jefe del Ejército Libertador del Sur y Presidente de México en 1829, atestiguan este proceso de blanqueamiento. Ambos insurgente, procedían de padres españoles y madres mulatas, ellos fueron los primeros Afrodescendientes célebres de nuestra Historia, y que no se les reconoce como tal. Por el contrario, en la iconografía de la época como en los libros de la Historia Nacional que se imparte en las Escuelas Mexicanas son considerados y representados como ¨criollos”, es decir, con la tez blanca. Todo esto formó parte de una Ideología de Estado que intentaba propagar en el Imaginario de la Nueva Nación la idea del prototipo físico del Mexicano Mestizo, que sin duda no sólo estaría

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Un ejemplo de lo anterior son los famosos Cuadros de Castas, que muestran claramente como estas taxonomías creadas por los españoles, tenía una intención de mantener y justificar una supuesta superioridad racial que daba orden y legitimidad al Régimen Colonial. 6 Lira, Andrés. México espejo de discordias: La sociedad mexicana vista por Lorenzo de Zavala, José María Luis Mora y Lucas Alamán. México, FCE, 1985.

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alejado de la estética africana, sino también indígena7 . Este proceso de blanqueamiento de los héroes nacionales fue una práctica que se consolidó en el devenir del siglo XIX y que continua hasta nuestros días. Si bien el país buscaba consolidar una Identidad a través del mito del mestizaje indo-español, lo cierto es que el discurso verbal y visual continuó siendo excluyente tanto para Indígenas como para Africanos. Pues las élites que conducían al nuevo País eran descendientes directos de los antiguos colonizadores, que continuaron con un proyecto de Nación basado en ideas europeas que hizo evidente su fracaso a principios del siglo XX con el surgimiento de la Revolución Mexicana de 1910. EL PERIODO POSTREVOLUCIONARIO Y EL REFORZAMIENTO DEL MESTIZO INDO-ESPAÑOL El movimiento armado había puesto en descubierto las desigualdades de clases que había en el país, donde los indígenas llevaron la peor parte bajo el Régimen del Porfiriato. Así, se hacía preciso elaborar un Plan de Reconstrucción Nacional en todos los aspectos: sociales, políticos, económicos, educativos y culturales. En estos dos niveles -educativo y cultural- el Estado Postrevolucionario desplegó toda una maquinaria ideológica que tenía como objetivo dar Unidad Nacional y Legitimidad al Estado que emanaba de la Revolución de 1910. En el plano educativo se trató de aculturar a los indígenas a través de la educación monolingue como una manera de sacarlos de su atraso. En el cultural las corrientes artísticas como el Muralismo hicieron del Mestizaje indio-español y a las culturas indígenas sus temas centrales. Basta observar las obras de Diego Rivera, José Clemente Orozco, Alfaro Siquieros, etc. (el Cuadro de “Malinche y Hernán Cortés en el Antiguo Colegio de San Ildenfonso). Sin embargo, en algunas obras de estos autores destacan personajes con rasgos africanos pero que no son considerados como tal8. Hacia la década de 1950 está política se intensificó con el Gobierno de Miguel Alemán Valdez, quién ordenó la creación de “Identidades”, con la finalidad de mostrar al mundo la diversidad cultural del país9, pero también, para su comercialización a nivel mundial. Así, en la segunda mitad del siglo XX se popularizó en el mundo la figura del jarocho y del charro, que el cine norteamericano ayudó a su propagación . Ello se muestra en algunas películas como Los Tres Amigos de Disney y La Bamba. No obstante, es preciso señalar que en la creación de estas Identidades existió todo un proceso de vulgarización de su origen. En el caso veracruzano, se extirpó de la figura del jarocho, toda huella

Ballesteros Paez, María Dolores. “Vicente Guerreo: insurgente, militar y presidente afromexicano". En Cuicuilco, vol. 18, num. 51, mayo-agosto 2011, México, ENAH, pp. 23-41. 8 La pintura de “El padre del primer muerto de la Revolución” de David Alfaro Siquieros y “Mujer de la Cuenca del Papaloapan” de Diego Rivera dan cuenta de ello, sin embargo, no se alude en nada a la Presencia Africana. 9 Pérez-Monfort, Ricardo. Expresiones populares y estereotipos en México culturales en México. Siglo XIX y XX. México, CIESAS, Ediciones de La Casa Chata, 2008. 7

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del origen africano, el cual fue pieza central en la creación de la Cultura Jarocha10, junto con los elementos español (sevillano) e indígena (náhuatl). Además, se inició toda una Política Cultural encaminada a que los habitantes del Estado se apropiaran de la Identidad Jarocha, para ello se crearon una serie de Estampas e Iconografías representativas de los Jarochos, así de ser individuos morenos donde el mestizaje dejaba ver algo del componente africano, se creó un imaginario donde el Jarocho era un individuo Blanco y acriollado, más cercano al español11. Por otra parte, en estas representaciones se mostraba una idea por demás falsa del origen del Jarocho, donde la élite económica y política era puesta como creadora y portadora legítima de la Cultura Jarocha. Siendo que esta Cultura Jarocha había emanado de las clases subalternas del periodo colonial, de aquellos campesinos, pescadores y marineros africanos, esclavizados y libres, y de los indígenas habitantes de las Haciendas Ganaderas del Sotavento y de los barrios marginales del puerto de Veracruz12. Así la Cultura Popular sufrió una reapropiación para volverse parte del Estado al servicio de las élites gobernantes.

LAS DOS ORILLAS: VERACRUZ, OAXACA Y GUERRERO, REMINISCENCIAS DE LA PRESENCIA AFRICANA EN MEXICO. Para hablar del por qué de la actual Presencia Africana en estos Territorios es preciso remontarse someramente al Periodo Colonial y a la fundación de dos puertos, Veracruz y Acapulco, lo cual supuso la inserción definitiva a la dinámica del Comercio Trasatlántico proveniente de España y el Caribe, y al Pacífico con el Perú y las Filipinas, lo que condujo a estos puertos a formar parte del proceso de la Mondialisation Ibérica. Esta dinámica comercial de ultramar trajo consigo la creación de un sistema regional de Haciendas azucareras y ganaderas en ambos litorales costeros que para su desarrollo requirieron una mano de obra cautiva y especializada que supliera la falta de brazos indígenas. Los Africanos esclavizados y libres representaron esa opción en tiempos que la crisis demográfica indígena inquietó las bases del Sistema Colonial. La localización de las Haciendas Ganaderas en Veracruz, Oaxaca y Guerrero, se dio principalmente en las tierras bajas subtropicales al margen de ríos y lagunas que servían para hidratar a los Llanos donde pastaba el ganado. Además, estaban escasamente habitadas por grupos indígenas lo que

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Tan sólo habría que ser mención que el origen del apelativo ¨Jarocho¨ se utilizaba para designar a los mestizos de españoles y negras en el puerto de Veracruz, mientras que en la Cuenca se hacía alusión a los “jarochos” como hijos de indias y negros. Esta designación también hacía referencia a la sangre mezclada y “sucia” de estos mestizos, pues se decía que sus comportamientos altaneros, desinhibidos y propensos al desorden eran producto de esas malas mezclas. 11 Pérez-Monfort, 2008, pp. 56. 12 García de León, Antonio. El mar de los deseos: El Caribe hispano-musical: historia y contrapunto. México, siglo XXI editores, Universidad de Quintana Roo, 2002.

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llevó a los Africanos y sus descendientes a dominar el espacio regional, social, económica y culturalmente. Muy contrario a lo que sucedió en la zona azucarera veracruzana de Orizaba, Xalapa y Córdoba, en Veracruz, que el temprano mestizaje con los indígenas, condujo a la pronta asimilación al grupo amerindio13. Algo similar sucedió en Oaxaca y Guerrero, donde las Haciendas Azucareras se establecieron cerca a los pueblos de indios (Poner un mapa de ambas regiones) Por el contrario, en las regiones aledañas a las antiguas Haciendas Ganaderas de estos Estados, en la actualidad se encuentran asentados varios pueblos que se pueden considerar como Afrodescendientes. En Veracruz las comunidades de Coyolillo, Yanga, Mandinga, La Matamba, Mozambique, Medellín que forman parte de la región de Sotavento y que concentra en la Cuenca del Papalopan esta población en los municipios de Alvarado, Tlacotalpan, Cosamaloapan, Medellín14. Por otra parte, Oaxaca y Guerrero comparten esa franja estrecha del litoral del Pacífico que se reconoce geográficamente como La Costa Chica, en donde se localizan pueblos y comunidades Afrodescendientes como: Collantes, Llano Grande La Banda, Cuajinicuilapa, etc. Estas comunidades albergan la población de afrodescendientes más numerosa del país y es justamente en estas zonas donde se comenzaron a gestar los primeros Movimientos Reivindicativos Afromexicanos que buscan el Reconocimiento Constitucional del Estado Mexicano. DIVERGENCIAS No obstante, a pesar de los similitudes que existen entre ambas regiones, algunas divergencias que son significativas, y que han delineado las distintas dinámicas sociales entre ambas regiones. Para el caso veracruzano, la fundación del puerto de Veracruz en 151915 condujo a que su hinterland quedara ligado al Comercio Exterior con la Metrópoli y el Caribe. Así, el litoral veracruzano conoció desde muy temprano una serie de intercambios no sólo comerciales, sino también culturales con el resto de las ciudades del Golfo-Caribe a través de la navegación. En este sentido, los africanos y sus descendientes, esclavos y libres, fueron un sector dinámico dentro de este Comercio Trasatlántico pues más allá de ser trabajadores esclavizados, se desempeñaron como marineros lo cual los colocó como intermediarios sociales, económicos y culturales con sus similares de otras regiones caribeñas (La Habana, Panamá y Cartagena). Además de ser portadores de mestizajes biológicos y culturales entre los indígenas y españoles que habitaron tanto en Veracruz, como en las otras regiones del Caribe.

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Los registros de la Inquisición Española son ricos en información sobre el mestizaje cultural que se gestó en el México Colonial. Aportan información valiosos acerca de los patrones de identificación que los africanos y sus descendientes adquirieron en la convivencia cotidiana con los indígenas y españoles. Domínguez, Citlalli. El mestizaje y la invisibilización de los afrodescendientes en Veracruz: reflexiones desde la historia regional. Mèxico, CIDU, ONU, 2011. Domínguez, Citlalli. “El matrimonio en los afrodescendientes de Coatepec, Veracruz, en la segunda mitad del siglo XVIII”. En Cuadernos del Sur, Año 18, Num. 35, julio-diciembre 2013, México, CIESAS, INAH, UABJO, pp. 21-37. 14 Hoffmann, Odile. Política e Identidad de los Afrodescendientes en México y América Central. México, CONACULTA, INAH, 2010. 15 Con su establecimiento definitivo en 1592 a su actual localización.

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Este proceso de apertura al exterior sería un factor esencial para comprender que la movilidad socio-espacial que experimentaron los africanos y sus descendientes en el litoral veracruzano, intensificó las relaciones sociales y económicas con otros grupos de la región Golfo-Caribe dando la posibilidad de re-crear un entorno cultural y social más dinámico en su integración a la sociedad colonial. Ello los llevó a establecer relaciones sociales con un menor grado de polarización racial que sus congéneres de la Costa Chica si experimentaron por circunstancias regionales específicas. En este sentido, los asentamientos de los Afrodescendientes de Oaxaca y Guerrero estuvieron caracterizados por ser precarios y aislados geográficamente de los centros económicos más importantes del pacífico como Acapulco y Huatulco16. Estos actores quedaron ligados a las necesidades de un mercado regional y local que los incorporó como mano de obra sujeta a las necesidades de las Haciendas Ganaderas, fenómeno que se repite actualmente, pero que también se observa en otros espacios de afrodescendientes como El Chocó colombiano y Panamá. Este aislamiento geográfico quedó ligado a un proceso de marginalización y estigmatización por parte de los otros grupos mestizos e indígenas de la Costa Chica, desde el periodo colonial, quienes al ser mayoritarios en la región crearon una segregación espacial que llevó a los afrodescendientes a establecerse en zonas precarias o de refugio17. Ello los llevó a preservar algunos rasgos de Africanidad (danza de los diablos, creación de máscaras, medicina tradicional) que hoy en día son más evidentes que en algunas zonas de Veracruz. Sin duda, es esta peculiaridad histórica la que ha dado origen a la creación de Asociaciones Civiles que tras un largo proceso de autoreconocimiento, consolidación de una identidad y reivindicación de su Cultura Afromexicana buscan el Reconocimiento Constitucional de los Afrodescendientes de México y la Costa Chica. En este sentido, en Veracruz falta mucho más trabajo de las Asociaciones Civiles que parta de la necesidad de un autoreconocimiento y reivindicación cultural de las comunidades Afrodescendientes. Ello ayudaría a sobrepasar la barrera del sólo reconocimiento cultural que el Gobierno Estatal pretende hacer año con año a través del Festival Internacional Afrocaribeño que supedita al componente africano a una folklorización sin buscar crear una consciencia real de lo que implica la Presencia Africana en nuestro pasado y presente como sociedad.

CONSIDERACIONES FINALES El estudio de las regiones de los pueblos de Afrodescendientes de Veracruz y la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca muestran los múltiples caminos que siguió la población de origen africano en la historia de México. Los anteriormente denominados como morenos, jarochos, costeños, prietos y

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Aguirre Beltrán,Gonzalo. Cuijla. Esbozo etnográfico de un pueblo negro. México, INI, FCE, INI, 1989. Aguirre Beltrán,Gonzalo. Obra Antropológica IX. Regiones de Refugio. El desarrollo de la comunidad y el Proceso dominical en Mestizoamérica. México, INI, FCE, UV, 1991. 17

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mulatos, hoy se reconocen como Afromexicanos, en un intento por crear una identidad que forme parte de la diáspora africana en las Américas, pero también en un sentido ideológico que está integrado en pensamiento de la Negritud creado por Aimé Cesaire, Frantz Fanon y Leopold Sédhar Sengor, y que reivindica la cultura de los africanos y sus descendientes en las sociedad postesclavistas. Por otra parte, se observa en la narrativa del discurso mestizaje que parece afirmar el “no somos mestizos de lo negro”, no sólo en términos de fenotipo, sino también de cultura; muestra su claro desprecio hacia estos procesos regionales que poco corresponden a la imagen de nación mestiza que se ha pretendido crear de la Nación mexicana. Pues si bien en este trabajo me he enfocado hablar de los casos de Veracruz y la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, lo cierto es que existen a lo largo del territorio nacional huellas de esta Presencia Africana. Basta con recordar que al norte del país, en el Estado de Coahuila tenemos a las Comunidades de Moscogos habitando en ahí desde mediados del siglo XIX. Además de remanentes de la Cultura Africana en zonas como Chiapas, donde la Marimba, instrumento considerado como distintivo de este Estado, es un aporte de los Africanos esclavizados que habitaron esa región. De igual forma, la zona de Guanajuato concentra una población mulata donde se percibe este componente. Ejemplo de ello, es el libro de la Dra. María Elisa Velázquez quien muestra a través de la fotografía la huella Afrodescendiente en esta zona del bajío mexicano. Todo esto por citar tan sólo algunos ejemplos. Finalmente, quisiera señalar que la construcción histórica y política de un Discurso Nacional que intentó homogeneizar a los individuos de una sociedad bajo una supuesta Democracia Racial sólo ha coadyuvado a fragmentar al país. En pleno siglo XXI se debe construir una Narrativa Nacional más incluyente que comience por reconocer el aporte y la trascendencia de los africanos y sus descendientes en la historia de nuestro país y como actores vivos de una sociedad multicultural. Pues ellos, al igual que nosotros son mexicano sólo que una experiencia histórica, de mestizaje y de resistencia distinta a la de la mayoría.

BIBLIOGRAFIA:

Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra de México. Estudio etnohistórico. México, UV, INI, FCE, 1991. ———————————— Cuijla. Esbozo etnográfico de un pueblo negro. México, INI, FCE, INI, 1989. ————————————- Obra Antropológica IX. Regiones de Refugio. El desarrollo de la comunidad y el Proceso dominical en Mestizoamérica. México, INI, FCE, UV, 1991. Ballesteros Paéz, María Dolores. “Vicente Guerreo: insurgente, militar y presidente afromexicano”. En Cuicuilco, vol. 18, num. 51, mayo-agosto 2011, México, ENAH, pp. 23-41. 8

Castillo Palma, Norma. Cholula: sociedad mestiza en ciudad india. México, Plaza y Valdes, UAMI, 2001. Carroll, Black in the Colonial Veracruz: race, ethnicity and regional development. Texas, University of Texas Press, 1977. Domínguez, Citlalli. El mestizaje y la invisibilidad de los afrodescendientes en Veracruz: reflexiones desde la historia regional. Mèxico, CIDU, ONU, 2012. ————————- “El matrimonio en los Afrodescendientes de Coatepec, Veracruz, en la segunda mitad del siglo XVIII”, En Cuadernos del Sur, Año 18, Num. 35, julio-diciembre 2013, México, CIESAS, UABJO, INAH, 2013.

García de León, Antonio. El mar de los deseos: El Caribe hispano-musical: historia y contrapunto. México, siglo XXI editores, Universidad de Quintana Roo, 2002. Gruzinski, Serge, “Mexico la Africaine”, en Histoire de Mexico, Paris. Editorial Fayard, 1996, pp. 264-274. Hoffmann, Odile. Política e Identidad de los Afrodescendientes en México y América Central. México, CONACULTA, INAH, 2010. Lira, Andrés. México espejo de discordias: La sociedad mexicana vista por Lorenzo de Zavala, José María Luis Mora y Lucas Alamán. México, FCE, 1985. Molina Enríquez, Andrés. Los grandes problemas nacionales. México, FCE, 1991. Vasconcelos, José. La raza cósmica. México, FCE, 1995. Naveda, Adriana. Los esclavos negros en las haciendas azucareras de Córdoba, Ver. 1694-1791. Xalapa, Ver., UV, 1987. Pérez-Monfort, Ricardo. Expresiones populares y estereotipos en México culturales en México. Siglo XIX y XX. México, CIESAS, Ediciones de La Casa Chata, 2008. Velazquez, María Elisa. Mujeres de origen africano en la capital novohispana. México, INAH, 2006.

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