FIESTAS Y TRADICIONES

FIESTAS Y TRADICIONES El vasco es un pueblo que ha sabido mantener con nueva vida sus viejas tradiciones. b ertsolaris (poetas que improvisan en eu...
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FIESTAS Y TRADICIONES

El vasco es un pueblo que ha sabido mantener con nueva vida sus viejas tradiciones.

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ertsolaris (poetas que improvisan en euskara), dantzaris (bailarines de danzas folklóricas), txalapartaris (percusionistas a la vieja usanza), harrijasotzailes (levantadores de piedras) o segalaris (segadores de hierba). No son seres extraños sino vascos de nuestro tiempo que mantienen vivas tradiciones con profundas raíces. La combinación entre los elementos folklóricos comunes y las peculiaridades de cada población vasca dan lugar a un sinfín de manifestaciones festivas que ocupan un calendario enriquecido, además, por los festivales internacionales. El mundo rural, con el caserío o baserria como unidad familiar y de explotación agrícola y ganadera, ha perdido peso en la vida vasca. Sin embargo, la cultura del caserío está detrás de la mayoría de los deportes, fiestas y tradiciones propias del país, que sin perder su esencia se han acomodado a los nuevos tiempos. El vasco ha sido capaz de convertir en competición deportiva y motivo de diversión las actividades propias del campo. Los desafíos, y una proverbial inclinación por las apuestas, hicieron que una labor tan pesada como el corte de troncos se convirtiera en un popular deporte en el que dos leñadores o aizkolaris, puestos en pie sobre troncos de similares grosores, compiten en ser más rápidos con sus hachas. También la siega de prados, el levantamiento de piedras y hasta la habilidad de los pastores para guiar los rebaños de ovejas con ayuda de sus

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esmerados perros se han institucionalizado como deportes rurales o herri kirolak, uniéndose a modalidades como la soka-tira –dos grupos miden sus fuerzas desde los dos extremos de una cuerda–, el juego de bolos y, por supuesto, la pelota vasca, ya sea a mano, pala o cesta-punta. Los herri kirolak, que perviven no como meras representaciones folklóricas para el turismo sino como acontecimientos vivos que arrastran a numerosos aficionados, no pueden faltar en toda feria agrícola, romería o fiesta rural que se precie, en las que podemos descubrir otras muestras de la idiosincrasia vasca. Para empezar, las músicas y danzas tradicionales, muestra de la riqueza del patrimonio folklórico. Para seguir, los bertsolaris, admirados practicantes de una fórmula de literatura oral e improvisada que contribuyó a la transmisión del euskara, la lengua milenaria de los vascos. Y para terminar, los productos de la artesanía tradicional. Los objetos en madera, ya sean yugos para bueyes, kutxas (arcones tallados) o makilas (bastones), siguen siendo realizados por un reducido grupo de artesanos de la madera. También la argizaiola, tabla labrada que lleva enrollada una larga vela de cera y que primitivamente se encendía para ofrecer a los difuntos luz en el mundo de la oscuridad. Uno de los elementos de la cultura tradicional vasca con raíces anteriores al cristianismo, cuyas manifestaciones fueron en gran medida asimiladas por la religión católica.

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Un país con personalidad propia

DOS MADERAS. En cualquier fiesta, le sorprenderán peculiares instrumentos musicales que sólo se utilizan en Euskadi. La txalaparta es un antiquísimo modo de percusión. Dos largas tablas de madera y dos personas provistas de sendos palos producen infinidad de ritmos y sonoridades. La trikitixa o acordeón diatónico, acompañado por un pandero, produce una música de contagiosa alegría. La alboka es un instrumento de viento que viene del pasado. Más usado es el agudo txistu, que se toca con tres dedos de la mano izquierda, al tiempo que con la derecha se percute el tamboril. PIERNA ARRIBA. El folklore vasco tiene múltiples modalidades de danzas populares. Los dantzaris o bailarines evolucionan en grupos de hombres –a veces con variantes tan espectaculares como

la ezpata-dantza, cruzando espadas– o de hombres y mujeres. Un llamativo baile en solitario es el aurresku, utilizado en ceremonias de homenaje o bienvenida, en el que el dantzari alza con solemnidad una pierna hasta la altura de la cabeza. IMPROVISADOS VERSOS. Los bertsolaris (hacedores de versos) ejercen desde la antigüedad una pecularísima forma de literatura oral en euskara. Sobre un tema impuesto en el momento o enfrentado dialécticamente con otro improvisador, el bertsolari ha de repentizar ante la audiencia estrofas ajustadas a estrictas reglas de rima y métrica. La imaginación, la profundidad, la crítica social y hasta la picardía se esconden tras los versos de estos ágiles poetas.

A golpe de palada Trece remeros y un patrón. Es la tripulación de las traineras, embarcaciones de banco fijo cuyas regatas despiertan cada verano pasiones entre sus respectivas hinchadas. El deporte tiene su origen en las primitivas pugnas entre embarcaciones de pesca de bajura por llegar las primeras a puerto para vender sus pescados.

DEPORTES PARA FORZUDOS. Levantar encima del hombro una piedra de más de 300 kilos de peso es una habilidad que sólo

ejercen los harrijasotzailes o levantadores de piedra. El levantamiento de moles cilíndricas, rectangulares, cúbicas y esféricas es uno de los deportes rurales más llamativos. Otras modalidades tradicionales son el corte de troncos con hacha, realizado por los aizkolaris, la siega de hierba con guadaña, a cargo de los segalaris, o el arrastre de piedras

Hoy, las regatas de traineras son un deporte que requiere una fuerte preparación física, además de un espectáculo que culmina en setiembre, con la disputa de la Bandera de La Concha. La bahía donostiarra se llena de aficionados pendientes de cada palada contra el mar.

mediante bueyes –idi probak–, todas ellas con marcado sabor tradicional. A MANO. La pelota vasca es el deporte autóctono con mayor difusión. Se juega en buena parte de la península y el sur de Francia, además de haberse exportado a América. El frontón, presente hasta en la más pequeña localidad vasca, ve evolucionar a los practicantes de las distintas modalidades,

desde la pelota mano a la vistosa cesta-punta, pasando por la pala. El cruce de apuestas entre los espectadores es el complemento indispensable a los partidos.

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Los aizkolaris o cortadores de troncos, tanto en la modalidad de corte horizontal como vertical, han convertido en práctica deportiva lo que era una tarea del campo.

Primavera: máscaras y danzas El folklore es uno de los aspectos de las manifestaciones festivas y culturales que se desarrollan en Euskadi a lo largo de todo el año. Aunque el verano sea la estación que concentra un mayor volumen de propuestas festivas y culturales, La Comunidad Autónoma Vasca ofrece citas de interés a lo largo de las cuatro estaciones. Con la primavera explotan los Carnavales o Inauteriak. La fiesta más trasgresora ha conservado mejor su espíritu en pequeñas y medianas localidades, con mención especial a Tolosa (Gipuzkoa), que en las capitales. El relativo desenfreno carnavalero da paso a la solemnidad de la Semana Santa, con la visión de las representaciones populares de la pasión y muerte de Jesucristo en Balmaseda, Durango y Galdakao (Bizkaia), así como en las localidades guipuzcoanas de Azkoitia, Segura y Hondarribia. Junto a la retreta y tamborrada de San Prudencio, en Vitoria-Gasteiz, dos fiestas singulares y con sabor añejo cierran el ciclo de primavera, la de la Santa Cruz, en Legazpi (Gipuzkoa), que pone en funcionamiento la ferrería de Mirandaola, y la procesión del Corpus Christi en Oñati (Gipuzkoa), cuyas máscaras y danzas proceden, por lo menos, del año 1478. Verano: fuegos y jazz No es exagerado afirmar que, durante el estío, Euskadi es una fiesta. Las citas festivas se suceden y acumulan en torno a fechas del calendario.

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En junio, San Juan –atención a las fiestas patronales de Tolosa, con su Bordon-dantza, y a la romería hasta la ermita de San Juan de Gaztelugatxe–, San Pedro –danza de la Kaxarranka de Lekeitio– y San Marcial, con epicentro en el ruidoso Alarde de Irun. Esta localidad, junto con Hondarribia, celebra sus fiestas patronales de manera similar, calándose boinas rojas y echándose escopetas al hombro para recordar históricas victorias sobre el ejército francés. Tanto el Alarde de San Marcial (Irun, el 30 de junio) como el de Hondarribia (8 de setiembre) movilizan a los hombres y las mujeres de las poblaciones del Bidasoa. Ya en julio, la Virgen del Carmen es motivo de fiesta en poblaciones marineras como Plentzia y Santurtzi. En Antzuola (Gipuzkoa) el Alarde del Moro evoca un episodio histórico. Las fiestas de la Madgalena animan Errenteria (Gipuzkoa) y Bermeo (Bizkaia), en esta última con una curiosa tradición para celebrar el logro de la propiedad de la isla de Izaro. Hay más. El Día del Blusa (mozo de las cuadrillas) en Vitoria-Gasteiz o la festividad de San Ignacio, patrono de Bizkaia y Gipuzkoa, especialmente recordado en Azpeitia y Getxo. En agosto sube, si aún es posible más, la temperatura festiva, con la avalancha de las fiestas de la Virgen Blanca, en Vitoria-Gasteiz, y las semanas grandes de Donostia-San Sebastián y Bilbao. Getaria celebra sus festejos patronales, aunque hay que esperar de cuatro en cuatro años para asistir a la representación del desembarco de Elkano tras dar la vuelta al mundo.

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Todo el año de fiesta en fiesta

Marijaia y Celedón No consta ningún parentesco ni relación entre ellos, pero Marijaia y Celedón tienen en común ser personajes populares que, con apenas unas décadas de existencia, se han convertido en símbolos de las fiestas patronales de, respectivamente, Bilbao y Vitoria-Gasteiz.

y barriles ataviadas con elegantes uniformes napoleónicos y blancos trajes de cocinero recorren todos los rincones de Donostia-San Sebastián, interpretando unas melodías especialmente compuestas por Raimundo Sarriegu para la ocasión. Al mediodía es el turno de los niños que, en número superior a 5.000, participan con encantadora seriedad en la tamborrada infantil.

Celedón, con su blusa y su paraguas, desciende el 4 de agosto sobre la plaza de la Virgen Blanca para abrir las fiestas que a ella dedican los gasteiztarras. La gigantesca Marijaia, con sus brazos en alto, preside la Aste Nagusia o Semana Grande bilbaína, que anima la capital desde el domingo siguiente al 15 de agosto. Entre medio, Donostia-San Sebastián completa un intenso agosto en que las fiestas se suceden sin descanso en las tres capitales vascas. Las fiestas de Vitoria-Gasteiz y Bilbao se viven con más marcha que la Semana Grande donostiarra, ideal para visitantes más relajados. Las tres tienen en común la quema de fuegos artificiales, la celebración de verbenas y el ciclo de festejos taurinos, con mayor tradición en Bilbao.

TAMBORES A MILES. Las fiestas patronales donostiarras duran

24 horas, desde la medianoche del 19 de enero a la medianoche del 20, momentos en los que se iza y se arría la bandera de la ciudad. En el intervalo, decenas de compañías de tambores

CON EL DISFRAZ PUESTO. Los Carnavales, que tienen su preludio en las comparsas de Caldereros de DonostiaSan Sebastián, se celebran en las tres capitales, pero es en otras localidades donde se vive con más chispa. Justa fama de jolgorio tienen los Carnavales de Tolosa, de larga tradición paródica, no en vano consiguieron sobrevivir a la prohibición franquista disfrazándose como Fiestas de la Primavera. Zalduondo, Salcedo,

Campezo y Salvatierra, en Álava, o Mundaka y MarkinaXemein, en Bizkaia, viven con igual intensidad la fiesta de las máscaras. En Markina, el protagonista del Carnaval es un oso. BAILANDO SOBRE UN ARCÓN. Un dantzari (bailarín) con chistera danza sobre un arcón de madera o kutxa que llevan a hombros entre ocho marineros. El curioso baile de la kaxarranka, de origen gremial, tiene lugar en Lekeitio el 29 de junio, día de San Pedro. Una festividad muy celebrada en Euskadi, como la de San Juan (24 de junio), que llena la noche de purificadoras hogueras. UNA TRADICIÓN DE CINCO SIGLOS. La festividad del Corpus Christi, en junio, se celebra con una

espléndida procesión en Oñati (Gipuzkoa), en la que se bailan los ancestrales Korpus Dantzak. Los miembros de la cofradía del Apostolado que participan en la procesión, portan vistosas máscaras que representan a Cristo, San Miguel y los apóstoles.

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La fiesta de la Blanca se celebra la primera semana de agosto, en honor de la Virgen de las Nieves. La celebración da inicio con la “Bajada del Celedón”, muñeco caracterizado como un aldeano alavés, que utilizando su paraguas a modo de paracaídas, desciende desde el campanario de San Miguel hasta la plaza de la Virgen Blanca.

El verano en Euskadi es tiempo de festivales. Por ejemplo, de jazz. Los aficionados al género pueden recorrer en julio un triángulo jazzístico con tres vértices. El primero, en Getxo, con un certamen con vocación europea. El segundo, en VitoriaGasteiz, cuyo festival es el más completo y el que mayor número de estrellas ofrece. En el tercer vértice, el Jazzaldia de Donostia-San Sebastián pone el grado de la veteranía y el atractivo de programar la mayoría de sus conciertos en espacios al aire libre. Otros gustos musicales también tienen su hueco, en el Festival Internacional de Folklore, de Portugalete, o en el gran festival veraniego de música clásica, la Quincena Musical donostiarra. Otoño: alardes y cine Setiembre trae las fiestas de San Antolín de Lekeitio y las de la Virgen de Guadalupe, razón del Alarde de Hondarribia. Otro alarde, ya en octubre, es el de los Errebombillos, en Elorrio. Donostia-San Sebastián no es Hollywood, pero en septiembre lo parece. El Festival de Cine, único en el Estado con carácter competitivo internacional, atrae a numerosos cinéfilos en busca de películas de nuevos realizadores y también a estrellas del cine mundial, cuyo glamour se pasea por la ciudad. Ofrece el otoño otros acontecimientos de carácter cultural: En Bilbao, el comienzo de la temporada

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de ópera de la ABAO y el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje; en VitoriaGasteiz, el Festival Internacional de Teatro; en Tolosa, el Certamen Coral; y en Donostia-San Sebastián, un segundo certamen cinematográfico, el creciente Festival de Cine Fantástico y de Terror. Invierno: tambores y libros El invierno es anunciado con una feria, la de Santo Tomás, que lleva los productos agrícolas y el ambiente rural hasta el centro de dos capitales, Donostia-San Sebastián y Bilbao. Por Nochebuena llega Olentzero, un carbonero tripudo con raíces precristianas que en la actualidad se ha asimilado a una especie de rey mago. Las Navidades se viven de una forma diferente en Labastida (Álava), donde se bailan danzas del siglo XVII, y Lazkao (Gipuzkoa), donde después de Reyes se reconstruye la huída de María y José a Egipto con la fiesta del Astotxo (burrito). El 20 de enero redoblan los tambores en Donostia-San Sebastián. Es la fiesta de su patrón y las melodías de Raimundo Sarriegui no dejan de sonar en toda la jornada. Dos días después, OyónOion (Álava) celebra la peculiar procesión del Katxi. Las citas culturales se reducen en invierno, aunque hay que destacar la Feria del Libro y Disco Vascos de Durango, escaparate de la producción creativa anual en euskara.

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El país de la cultura Música de mil estilos, cine, danza, teatro. En Euskadi, la cultura recorre todos los territorios gracias a varios festivales de primer nivel. Si las estrellas internacionales y los nuevos realizadores tienen cita en el Festival Internacional de Cine donostiarra, en Bilbao se reúnen las voces del “bel canto” para su temporada de ópera y en Vitoria-Gasteiz los mejores músicos de jazz, que también asoman por Getxo y Donostia-San Sebastián. A disfrutarlos. Donostia SAN SEBASTIÁN CAPITAL DEL CINE. Cada setiembre, el Zinemaldia convierte a Donostia-San Sebastián en una ciudad de cine, capaz de combinar el brillo de las estrellas que atraviesan su alfombra con las colas de los cinéfilos para conseguir entradas, la competición oficial por la Concha de Oro con las interesantes sesiones retrospectivas y las películas sorpresa.

QUINCENA MUSICAL. Cada verano, la capital guipuzcoana vive una fiebre por la música clásica. Conciertos sinfónicos, de cámara, de órgano, para niños, de música contemporánea y montajes de ópera componen un festival apasionante para los melómanos que ha extendido su duración de la quincena a casi un mes. JAZZALDIA. El más veterano de los festivales jazzísticos de Euskadi llega a finales de julio con sonidos cálidos que disfrutar al aire libre, en la plaza de la Trinidad o junto al palacio Kursaal.

Bilbao

CAPITAL DE LA OPERA. Con larga tradición lírica, Bilbao puede considerarse como la capital de la ópera en Euskadi. La ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Opera) lleva montando ininterrumpidamente desde los años cincuenta unas temporadas operísticas en las que no faltan ni las primeras figuras ni los nuevos valores. Verdi es el autor programado en más ocasiones.

ZINEBI: Festival Cine documental y cortos. Los productos audiovisuales más frescos y jóvenes se presentan en noviembre durante el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao.

Vitoria Gasteiz CAPITAL DEL JAZZ. Con permiso de Donostia-San Sebastián y Getxo, Vitoria-Gasteiz se convierte cada mes de julio en foco de atención para los amantes del género. Desde 1977, grandes solistas y bandas son fieles a su Festival de Jazz, uno de los más prestigiosos en su género.

FESTIVAL DE TEATRO. En otoño, decenas de compañías desembarcan con sus últimos montajes en los escenarios vitorianos, para participar en el Festival Internacional de Teatro. NEFF: Festival del Nuevo Cine Europeo de VitoriaGasteiz. El centro cultural Montehermoso, el teatro Principal y las salas de cine de la ciudad son el escenario del NEFF. Este festival, que ha surgido de la fusión del Festival Audiovisual y el Festival Internacional de Cine de Vitoria, sumerge a la ciudad en un gran ambiente de cine internacional.

Y también Otras localidades de Euskadi programan manifestaciones culturales dignas de mención. Estas son algunas de ellas.

ARAIA. Festival Internacional de Teatro de Humor (agosto). DURANGO. Feria del Libro y Disco Vascos, en la que se presenta buena parte de

la producción anual en euskara. (diciembre). ERRENTERIA. Musikaste, semana de música clásica (mayo).

Jazz, que se diferencia de los otros festivales vascos por su adjetivo «europeo» (junio). PORTUGALETE. Festival Internacional de Folklore (julio).

TOLOSA. - Concurso Internacional de Masas Corales, con participantes de primer nivel (octubre). - Festival Internacional de Marionetas (noviembre).

GETXO. Festival Internacional de

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