UNIVERSIDAD DE JAÉN

Facultad de Trabajo Social

Facultad de Trabajo Social

Trabajo Fin de Grado

LUCHANDO CONTRA BARRERAS DE CRISTAL UN ESTUDIO DE LA MUJER EN EL MERCADO LABORAL

Alumno/a: Alumno/a:

María del Rocío Sánchez Jiménez María del Rocío Sánchez Jiménez

Tutor/a: Tutor/a: Dpto: Dpto:

José-Luis Anta Félez José-Luis Anta Félez Antropología, Geografía e Historia Antropología, Geografía e Historia

Julio 2014

LUCHANDO CONTRA BARRERAS DE CRISTAL Un estudio de la mujer en el mercado laboral.

Trabajo fin de grado. Grado de Trabajo Social. Universidad de Jaén. Presentado por: Mª Rocío Sánchez Jiménez Tutor: D. José Luis Anta Félez Julio 2014 Facultad de Trabajo Social

ÍNDICE

RESUMEN

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1.INTRODUCCIÓN

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2.MARCO TEORICO

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2.1 El género a debate

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2.2 La incorporación de la mujer al mercado de

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trabajo: una perspectiva de género 3.OBJETIVOS

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4.METODOLOGÍA

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5.DESARROLLO Y DISCUSIÓN DE TEMA

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5.1 Diferencias de las mujeres según sus puestos de

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trabajo 5.2 Vida laboral VS. Vida familiar

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5.3 Diferencias entre hombres y mujeres en el

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mundo laboral 5.4 Discriminación y abusos hacia la mujer

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6.CONCLUSIONES

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7.VINCULACIÓN CON EL TRABAJO SOCIAL

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8.BIBLIOGRAFÍA

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RESUMEN: Luchando contra barreras de cristal, es una revisión bibliográfica de algunos de los documentos dedicados a estudiar la situación de la mujer en el mercado laboral. A partir de dicha revisión, se han hecho y reflejado algunas reflexiones. No se trata de dar información nueva sobre dicho tema, sino que se pretende aportar una nueva perspectiva abordando por un lado el fenómeno de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y por otro, diferentes características y situaciones, como son los puestos en los que la mujer se incorpora generalmente, la conciliación de la vida laboral y la vida familiar, las diferencias entre mujeres y hombres en algunos aspectos y los abusos y discriminación que estas sufren en algunas ocasiones. Se trata de esta forma de dar una visión general de la situación que las mujeres viven en el ámbito laboral. ABSTRACT: Battling glass barriers, is a literature review of some of the papers devoted to study the situation of women in the labor market. From this review, we have made and reflected some thoughts. No new information is given on the subject, but is intended to provide a new perspective on the one hand addressing the phenomenon of the incorporation of women into the labor market and on the other, different characteristics and situations, such as positions in that women are generally incorporated, the reconciliation of working life and family life, the differences between women and men in some aspects and abuse and discrimination they suffer at times. It is this form of giving an overview of the situation experienced by women in the workplace. PALABRAS CLABE: Trabajo social, género, mujer, trabajo remunerado, división sexual del trabajo, desigualdad. KEY WORDS: Social work, kind, woman, remunerated work, sexual division of the work, inequality

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1. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo, es una revisión bibliográfica de algunos de los documentos dedicados a estudiar la situación de la mujer en el mercado laboral. A partir de dicha revisión, se han hecho y reflejado algunas reflexiones. Se trata de una revisión de documentos, por lo tanto, no se pretende aportar información nueva, sino que lo que se procura es reflexionar y provocar reflexión sobre un tema con bastante repercusión en nuestra sociedad. A partir de toda la revisión realizada, se ha creado un documento, mediante el cual se trata de aportar una nueva perspectiva sobre la temática. Por otro lado, se podría decir que de alguna forma ha sido una especie de investigación, ya que se ha accedido a información, la cual se desconocía, por lo tanto se han descubierto cosas que, hasta ahora, se desconocían total o parcialmente sobre la mujer en el mundo laboral. Desde la honestidad, se debe decir que este trabajo no contiene en ningún caso toda la información que abarca la temática elegida. El tema de la mujer en el mercado de trabajo es una cuestión, que tiene gran variedad de vertientes y aspectos en los que ahondar, sin embargo, lo que se ha hecho, ha sido rasgar en la superficie, y de esta forma mostrar algunos de los aspectos más importantes desde el punto de vista del trabajo social, así como tratar algunos puntos algo ocultos en nuestra sociedad. Se trata de dar una visión global sobre el tema que provoque una reflexión a la vez que da información. Evidentemente, estamos ante un tema muy profundo, pero el fin de este trabajo, no es profundizar en todos y cada uno de los temas que lo rodean, sino dar una visión general de los aspectos que se consideran más importantes desde la disciplina acerca de la temática elegida. A lo largo de cuatro años de carrera, se ha recogido mucha información y se han aprendido muchas cosas que han hecho apostar por esta temática. Pero sin embargo, no solo es lo que se ha visto, lo que ha hecho optar por ello, sino también las carencias, es decir, aquellos aspectos que se deberían ver y por un motivo u otro no están dentro del plan de estudios. Hay cosas de la mujer y el mundo laboral, que se han visto dentro de algunas asignaturas, sin embargo, en los cuatro años de formación, no se ha ahondado en el contenido, y se considera que es algo digno de analizar e investigar. Por lo tanto, el hecho de tratar el tema sin profundizar, ha sido lo que ha llevado a elegirlo como propio para el presente trabajo fin de grado, es decir, el interés ha ido creciendo a lo largo de 3

toda la carrera sobre la mujer y su situación en la sociedad, y más concretamente en el mundo laboral. Por otro lado, se piensa que este trabajo no debe verse como el final de una etapa, simplemente se trata de poner un punto y aparte a una formación recibida durante cuatro años, un broche que sí que es una elección personal, es decir, en este trabajo se ha puesto mucho interés y es una temática elegida de forma íntima, por lo que es algo propio que debe significar la continuidad de una formación, pero ya por un camino más particular y personal. •Agradecimientos: Por último, es conveniente dedicar las siguientes líneas a plasmar los agradecimientos hacia aquellas personas que considero esenciales en el camino hasta este punto en el que nos encontramos hoy. En primer lugar se debe agradecer a la familia, ya que sin su apoyo tanto material como emocional, no se habría podido optar a estudiar en la universidad, han sido un gran empuje en los momentos de debilidad y las personas que más fuerza han aportado para llegar hasta aquí. Por lo tanto, se debe y se quiere agradecer la confianza que desde el primer momento depositaron en esta etapa de la vida, y el hecho de que en todo momento apostaran por que se conseguiría llegar hasta el final de este camino. En segundo lugar, agradecer particularmente el trabajo de todos y cada uno de los profesores, los cuales nos han convertido en los profesionales que seremos a partir de ahora, y especialmente agradecer el empeño del tutor del presente trabajo, D. José Luis Anta, que ha compartido sus ideas con nosotros y gracias a su perseverancia y capacidad para transmitir y enseñar conocimientos, ha hecho posible que finalmente nos sintamos orgullosos de nuestros trabajos. Por último, agradecer al sistema en general, a la universidad, por la formación y la atención recibida en estos cuatro años, de la que finalmente espero se pueda beneficiar toda la sociedad. El resultado de todo ello es un trabajo en el que se vuelca todo el esfuerzo y parte de los conocimientos adquiridos a lo largo de la carrera. El objetivo último es dar a conocer la temática y conseguir poner en reflexión a todos aquellos que estén interesados en ella. No se trata de dar información, sino de aportar también una perspectiva personal, la cual se ha ido adquiriendo a lo largo de toda la formación en trabajo social.

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2. MARCO TEÓRICO 2.1 El género a debate El género, es una construcción cultural según la cual se asignan a las personas determinados papeles, labores, perspectivas, conductas y valores por el hecho de ser mujeres u hombres. Este concepto es algo aprendido socialmente, es decir, es una catalogación que hace la propia sociedad y que el ser humano aprende mediante la socialización. Dicho aprendizaje hace que se adquieran unos determinados roles, o dicho de otra forma, se consideran como naturales una serie de actitudes, capacidades, comportamientos, papeles o funciones sociales, y limitaciones diferenciadas entre mujeres y hombres que tienen origen cultural. (Guzzetti, 2012) El concepto de género es un término objeto de muchos estudios. La única diferencia que de forma natural, existiría entre mujeres y hombres, sería la diferencia de sexo, la cual se define mediante el determinismo biológico, que afirma que la única diferencia entre los dos sexos es de carácter biológico, y por lo tanto, natural e inmutable. Esta cuestión, por lo tanto, al ser algo asignado culturalmente, es un tema que genera debate y es objeto de investigación, ya que es un concepto que puede influir, y de hecho lo está haciendo, en el desarrollo de la sociedad, favoreciendo y perjudicando tanto a mujeres como a hombres. (Guzzetti, 2012) En los últimos años, diversos estudios, se han basado en buscar explicaciones a la discriminación e invisibilización sufrida por las mujeres en todos los ámbitos de la vida, acentuándose en la familia y en el trabajo, incluso haciéndose algo natural en nuestra sociedad actual. El hecho de hacer una diferenciación de género entre ambos sexos es la influencia principal para la discriminación sufrida por la mujer. Esta discriminación de género generada por la sociedad es la situación de marginación hacia las mujeres que prevalece profundamente arraigada de una sociedad patriarcal. La normalización de dicha diferenciación a llegado a tal punto, que las mismas mujeres de nuestra sociedad asumen su identidad de género, es decir, se autodefinen como pertenecientes a uno de los géneros establecidos culturalmente y asumen los comportamientos, actitudes, valores, etc., asociados al mismo. De esta forma se acentúa la invisibilización que estas sufren en la sociedad, es decir, las mujeres, junto con sus comportamientos, circunstancias y actitudes, pasan desapercibidas debido a la interiorización de los patrones culturales en los que se encuentran inmersas. Por otro 5

lado, un aspecto importante, es el hecho de que esta cultura patriarcal, provoque a su vez la desaparición de las obras de las mujeres a lo largo de la historia. Es decir, el legado que también han dejado estas en años anteriores también es invisible ante la sociedad. (Harding, 1987). La dimensión de género por lo tanto, es un término llevado a debate, ya que en una sociedad patriarcal la cual está claramente basada en el androcentrismo, acentúa en muchas ocasiones la discriminación, el machismo, los estereotipos, la invisibilización, a la vez evita la igualdad, la inclusión y la equidad de la mujer en la sociedad. Las diferencias entre mujeres y hombres crean un techo de cristal que imposibilita por ejemplo el acceso de la mujer a determinados puestos de trabajo y aumentan el sexismo, lo que provoca el lenguaje sexista y los estereotipos que en definitiva acentúan la discriminación.(Ramos, Sarrió, Barberá, y Candela, cit. Moya y De Lemus, 2004) Viendo que la diferenciación, provoca una desigualdad de las mujeres respecto a los hombres en ámbitos tan importantes como la educación, el trabajo o la familia, se debe estudiar el fondo de la cuestión, cómo acabar con la discriminación que la catalogación en género femenino o masculino, provoca en la sociedad, en este sentido no se debe parar de buscar la igualdad entre mujeres y hombres, y una buena forma de conseguirla podría ser empezar desde arriba, es decir, conseguir instaurar una democracia paritaria. Ya que las mujeres constituyen el 50% de la sociedad, lo justo sería que haya una participación igualitaria en la política. La infra-representación de las mujeres en los puestos de decisión constituye una pérdida para la sociedad y una participación igualitaria, podría suponer una mayor variedad de ideas y de valores, las cuales son necesarias para las grandes decisiones tomadas desde dichos puestos. (Harding, 1987) De igual forma se debe apostar por el empoderamiento, ese proceso que da valor al papel de las mujeres y potencia su labor en la sociedad. Además esto se hace en igualdad de condiciones con los hombres, tanto en los ámbitos económicos y políticos, como en la forma de decisiones a todos los niveles. Esto conlleva a la visibilización, y facilita el hecho de sacar a la luz la historia de las mujeres y tratar de reparar así la injusticia de haber ocultado su paso y su legado a lo largo de los años. La finalidad principal, por lo tanto, que todos los estudios de género deben perseguir es llegar a alcanzar una verdadera inclusión; es decir, conseguir que se atienda 6

a la diversidad de género, educando en consonancia e interviniendo sobre la adecuada construcción de la feminidad y de la masculinidad, con el objetivo de corregir desigualdades en los papeles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres. De esta forma podremos llegar a la igualdad de derechos y oportunidades entre las personas independientemente de su identidad de género. 2.1 La incorporación de la mujer al mercado laboral: una perspectiva de género. Actualmente en nuestra sociedad, se dan multitud de situaciones de desigualdad que provocan la discriminación de muchas personas, las cuales pueden llegar a encontrarse en riesgo o directamente en un proceso de exclusión social debido a las realidades que viven. Las mujeres son un colectivo de los que a más situaciones de desigualdad y de discriminación tienen que hacer frente, debido a que el trato desigual se encuentra presente en diferentes esferas de su vida. La socialización y la cultura han sido cruciales para llegar a una situación insostenible de desigualdades en nuestra sociedad actual. A partir de aquí es importante tener en cuenta las características que debe adoptar la perspectiva de género en cuanto a la mujer en el mercado de trabajo nos atañe; en trabajo social es muy importante el hecho de adoptar ese enfoque que tenga en consideración las diferencias entre mujeres y hombres en cualquier actividad o ámbito de la vida. Desde esta disciplina, se ve a la mujer teniendo en cuenta esa desigualdad con respecto al hombre en todos los ámbitos: laboral, social, familiar, escolar etc. Se tienen en cuenta las barreras que la mujer se encuentra a lo largo de la vida que impiden su realización sobre todo como persona. Un ejemplo de esto sería lo que ya se ha mencionado anteriormente, el llamado techo de cristal, es decir, la barrera que impide a la mujer el acceso a puestos de responsabilidad en el ámbito laboral. Esto es una forma de discriminación indirecta que impide la realización de la mujer. (Ramos, Sarrió, Barberá, y Candela, cit. Moya y De Lemus, 2004). En la vida tendemos a no ver las diferencias y a invisibilizar esas situaciones que generan desigualdad. Una mirada de género implica ver la realidad de una forma más amplia y completa, tener y fomentar una mayor sensibilidad social, esto es imprescindible desde el trabajo social. La perspectiva de género implicará identificar las diferencias en los roles y su desigual valoración económica y social, así como

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identificar las dificultades que experimentan las mujeres para alcanzar los recursos necesarios para poder satisfacer sus necesidades básicas. (Guzzetti, 2012). El ámbito laboral es un contexto, el cual se debe estudiar en profundidad para ver las diferencias y desigualdades que hay de la mujer respecto al hombre. Desde el propio trabajo social se debe estudiar y analizar cómo las diferencias de género influyen en las diferentes disciplinas y pueden llegar a afectar negativamente en la actividad profesional y en la vida diaria de las mujeres. Para comenzar a hablar de la mujer en el ámbito laboral, es importante tener claro lo que es el trabajo, en este caso el trabajo remunerado, que es el contexto en el cual vamos a estudiar la situación que vive y ha vivido el colectivo de las mujeres. Por lo tanto el trabajo es, según la Real Academia de la Lengua Española, la acción y el efecto de trabajar, pero por otro lado es una ocupación retribuida que lleva a cabo la persona. (RAE, 2001). Pese a ser la misma definición para el conjunto social, podemos observar que en la vida cotidiana surgen diversas diferencias, a la hora de definir y de valorar el trabajo tanto en cuestión de edad, etnia, clase social, como en cuestión de género. Pero el presente trabajo se centra en las condiciones existentes de las mujeres con respecto a los hombres, así como en las diferencias a la hora de tratar y remunerar a las trabajadoras y a los trabajadores. Es necesario y justo ahondar en esas diferencias y en todos los problemas con los que la mujer se cruza a lo largo de su vida laboral, ya que es algo que arrastra infinidad de problemas que son sufridos por las propias mujeres. Desde los años 60, en España, ha habido un cambio significativo con respecto a la tasa de actividad de las mujeres, de manera que ha ido aumentando en los últimos años, dato, que puede deberse al cambio de las mujeres respecto a su pensamiento sobre la actividad laboral, es decir, ha incrementado la motivación de la mujer en las últimas décadas, para formarse e introducirse en el mercado de trabajo. Por otro lado, la reducción de la tasa de natalidad, ha ayudado a que las mujeres continuaran incorporadas a sus empleos después de casarse, y en estos últimos años, las amas de casa que habían abandonado su puesto de trabajo para hacerse cargo de sus familias, han protagonizado una reincorporación para contribuir al sustento de estas. Pese a todo esto cabe decir que las mujeres han trabajado siempre, la diferencia es, que históricamente, nunca se ha valorado el trabajo que estas realizaban. Han trabajado en tareas asignadas socialmente, las cuales no estaban remuneradas ni apreciadas por la 8

sociedad, y que en parte, hoy en día son tareas pagadas que son vistas como empleos, es decir, en los últimos años, la mujer ha sacado el trabajo de casa a la calle, o dicho de otra forma, ha pasado de trabajar en casa de forma forzosa, a trabajar fuera y de forma remunerada. Esto, por otra parte, ha supuesto una duplicación del trabajo de la mujer, ya que por un lado se sigue trabajando en el hogar, aunque ese trabajo no está reconocido, y a su vez se ha unido al mercado de trabajo, ya sea a seguir realizando la misma labor de casa pero para otras personas u ocupando otros puestos de trabajo. (Iglesias de Ussel, 2004). Un hecho, digno de analizar, en cuando a la incorporación de la mujer al mundo laboral, son los motivos, por los cuales se toma esa determinada decisión. Por un lado, está el hecho de estudiar e investigar en el por qué en un primer momento, es decir, al inicio del fenómeno de esta inclusión. Se podría decir que, la razón principal, es el hecho de que todo el mundo debe trabajar sin ningún tipo de obstáculo que lo impidiera, pero sin embargo, la mayoría de las mujeres, que en su día experimentaron la inclusión en el mercado de trabajo no lo hicieron por esto. Evidentemente, no todas acuden por la misma razón, pero podríamos decir que uno de los motivos principales, en cuanto a la mujer casada, podría situarse en el hecho de que pese a que ya se encontraba en la familia una figura masculina que traía el dinero a casa, seguía habiendo una carencia económica que se debía satisfacer, algo que a lo largo de los años ha ido cambiando, y que hoy en día, aunque se siguen dando estos casos, el motivo principal es el crecimiento personal, la independencia económica y la igualdad como personas con derecho al trabajo. En cuanto a la mujer soltera, el motivo se centraba más bien en el hecho de tener una independencia económica y en una vocación profesional. Sin embargo, actualmente, se puede decir que junto a esto, los motivos se basan en la mayor oportunidad de las mujeres para formarse, así como su interés para participar de manera continuada en el mercado laboral. Otras características que se deben mencionar en cuanto a la incorporación de la mujer al mercado laboral, pueden ser algunas como por ejemplo el hecho de que a raíz de la democracia, la mujer que se incorpora al mercado laboral, lo hace con más edad que la que se incorporaba durante el franquismo. Además, hoy en día se incorpora una mujer mucho más formada y promocionada que en años atrás, incluso más que en el caso de los hombres. Al tratarse de mujeres más formadas y de más edad, ocupan puestos más retribuidos que en el pasado. Todo esto influye en el hecho de que ahora la 9

mujer encuentre puestos de trabajo más estables, es decir, más duraderos, principalmente cuando hablamos de mujeres jóvenes. (Iglesias de Ussel, 2004). Pese a todo lo mencionado anteriormente, España es uno de los países de la Unión Europea, en los que más queda por hacer en cuando a la igualdad de oportunidades se refiere, a pesar de que la presencia de la mujer en el mercado de trabajo y en la afiliación sindical ha ido aumentando en los últimos años. No obstante, es un hecho comprobado, que las mujeres se incorporan al mundo laboral, de forma distinta a la de los hombres. Esta diferencia viene marcada, entre otras cosas, por una parte, por la desvalorización de los trabajos que históricamente han desarrollado las mujeres, como el trabajo doméstico o el cuidado de personas, y por otra, por la influencia de la ideología patriarcal en la que nuestra sociedad se ha encontrado y aún se encuentra inmersa, otorgando a las mujeres la categoría de personas inferiores, es decir, existen serias diferencias por razón de género. (Iglesias Fernández y Llorente Heras, 2010). Todo esto hace que la mujer se encuentre en una situación de más precariedad en el mercado de trabajo que el hombre, y esto, abarcará tanto situación laboral, como salarios, horarios etc. El hecho de que ésta se encuentre en una situación de subordinación y precariedad laboral, trae consigo una gran lista de problemas como pueden ser; problemas de salud, malas condiciones de vida, abusos, problemas en las relaciones familiares, dificultad a la hora de coordinar vida familiar con vida laboral, y así una larga lista que es digna de tomar en cuenta a la hora de hablar sobre la mujer en el mercado de trabajo. El mundo laboral, ha vivido en los últimos años cambios muy significativos, en cuanto a la estructura y la organización laboral, destacando sobre todo el que se ha producido en los roles femeninos, como es el acceso de las mujeres ha ocupaciones que anteriormente eran asignados a los hombres. En este aspecto, interviene el llamado techo de cristal, ese conjunto de barreras que suponen una limitación para las mujeres en su ascenso laboral, sobre todo en el interior de las instituciones, de forma que es uno de los aspectos que provocan la limitación de estas para lanzar su carrera profesional y en definitiva, para hacerse notar en el mundo laboral. (Ramos, Sarrió, Barberá, y Candela, cit. Moya y De Lemus, 2004). En definitiva, la entrada masiva de la mujer en el mercado de trabajo, ha puesto de manifiesto una serie de desigualdades de género, las cuales, han dado lugar a una serie 10

de problemas de discriminación. Por un lado, las mujeres, con carácter general, se agrupan en profesiones menos valoradas socialmente que los hombres, teniendo además más dificultades para promocionarse. A este respecto, otro hecho notorio es el acceso solo a un determinado tipo de ocupaciones consideradas tradicionalmente como femeninas, sobre todo cuando hablamos de mujeres de más de 45 años. Por otro lado, las mujeres suelen cobrar salarios inferiores a los de los hombres, sin que sean los distintos niveles de productividad los que justifiquen esta diferencia, hecho que también se manifiesta en las bases de cotización de la seguridad social. Por último, no se pueden pasar por alto, los problemas que se crean, en la esfera personal de las mujeres, como pueden ser la discriminación y los abusos, así como la compleja complementariedad entre la vida laboral y la vida familiar.

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3. OBJETIVOS El objetivo general del presente trabajo es conocer la situación en la que se encuentran muchas mujeres en el marcado laboral y saber las condiciones de desigualdad que existen entre mujeres y hombres. Se trata de dar una perspectiva más, a raíz de la revisión de numerosos documentos que dan una aportación sobre el tema. Los objetivos específicos son los siguientes: -

Percibir las dificultades que las mujeres experimentan a la hora de acceder a determinados puestos de trabajo.

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Poner de manifiesto que las desigualdades existentes entre mujeres y hombres son en gran parte debidas a la desigualdad de género que ha existido y sigue existiendo en nuestra sociedad.

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Conocer las diferencias en la situación que experimentan las mujeres según los puestos de trabajo que ocupan.

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Conocer y poner de manifiesto las situaciones más discriminatorias y abusivas que sufren las mujeres en su puesto de trabajo.

En ningún momento se trata de decir nada nuevo, sino de dar una visión personal y general de la situación de la mujer en el mercado laboral, dando en este caso una visión desde el trabajo social, con el fin, de que, desde la disciplina se le dé la importancia que se merece. Al ser un tema muy amplio y complejo, no se pretende ahondar en él, sino dar una visión global, y rasgar en la superficie para dar información general y amplia sobre la temática.

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4. METODOLOGÍA Para la realización del trabajo, se ha procedido a la revisión y lectura de diferentes documentos que hablan sobre género, documentos dedicados a analizar la situación de la mujer en el mercado laboral, así como autores que estudian adoptar una perspectiva de género desde el trabajo social. Además se han revisado documentos orientados exclusivamente a analizar esas diferencias existentes entre hombres y mujeres dentro del mundo laboral. Después de leer y analizar cada trabajo, se ha procedido a extraer una serie de ideas propias para así poder dar una nueva perspectiva sin la intención de aportar información nueva. Durante el análisis y la revisión bibliográfica realizados, se han utilizado textos que en principio pueden parecer muy dilatados en el tiempo, pero hay que decir, que la intención no era realizar una fotografía estática de la situación actual, sino comprender los cambios acaecidos en la últimas décadas, coincidentes con la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral y conocer los discursos de las personas que han estudiado estos temas para comprender la situación. Se han intentado analizar los discursos existentes en años anteriores y los que hay actualmente, en torno a las situaciones que han experimentado las mujeres en su incorporación al mercado de trabajo. Sin embargo en cuanto a los datos estadísticos, se ha intentado revisar documentos lo más actuales y exactos posibles, por lo que se han utilizados muchos datos sacados del Instituto Nacional de Estadísticas. No obstante si algunos datos son de 1 o 2 años atrás, es por que resultaban más exactos y fiables que los actuales, debido a que estos van cambiando a lo largo del año.

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5. DESARROLLO Y DISCUSIÓN DEL TEMA 5.1 Diferencias entre las mujeres según sus puestos de trabajo Dentro del mercado de trabajo, existen algunas diferencias y similitudes entre las propias mujeres, es decir, podemos hablar de todo aquello que tienen en común y todo lo que no tienen, la mujer que ocupa puestos socialmente asignados a estas, como pueden ser el de limpiadora o el de cuidadora, y la mujer, que por el contrario, ha podido hacerse un hueco en los altos cargos y puestos con poder, los cuales, normalmente han sido ocupados por hombres. Serían los dos extremos de la vida laboral de las mujeres, es decir, cierto es que entre estas dos mujeres, se encuentra un gran abanico, las cuales ocupan puestos dentro de lo que cabe normalizados, en los cuales también existen diferencias entre el colectivo femenino y los hombres, pero de esta forma podremos observar los dos extremos. Está claro, que las cifras de las mujeres que ocupan puestos de dirección o altos cargos en la esfera laboral, están aún lejos de igualarse al número de hombres. (INE, 2013). Como se ha dicho anteriormente, existe el denominado techo de cristal, esa limitación de las mujeres para acceder a puestos de alta dirección. Este es un término, que surgió para explicar, la existencia de un conjunto de impedimentos, los cuales pueden ser externos o internos. Son aquellas como las responsabilidades familiares, políticas de apoyo a las familias, cultura organizacional, políticas de sección, o por otro lado aquellas relacionadas con la autoestima, el nivel académico, la ideología de género etc. Mayoritariamente, podemos decir que la mayoría de estas barreras, tienen su origen en la sociedad, por creencias como que los hombres son mejores directivos, que las mujeres priorizan sus responsabilidades familiares respecto a las laborales, o que los rasgos característicos de un buen directivo, se corresponden con aspectos prototípicos de la masculinidad. Todo este techo de cristal, hace que el número de mujeres en altos cargos sean inferiores con respecto al de los hombres, hecho que lo único que hace es aumentar y prolongar la situación de discriminación que sufre la mujer en esta esfera de la vida. (Ramos, Sarrió, Barberá, y Candela, cit. Moya y De Lemus, 2004). Por otro lado, nos encontramos por lo tanto con el colectivo de mujeres que ocupan puestos tradicionalmente femeninos, a los que no es tan difícil acceder siendo mujer, y que están caracterizados por una serie de prejuicios que les atribuyen a las personas socialmente una serie de actividades. Históricamente, la mujer ha sido la que 17

se ha encargado de las tareas del hogar y el cuidado de los hijos y de las personas dependientes, por lo tanto, la principal salida laboral remunerada que ha tenido, ha sido la externalización del trabajo de casa a la calle, y realizarlo para otras personas. Junto con estos, se encuentran otras profesiones que se asignan más a las mujeres que a los hombres, aunque están un poco más valorados socialmente. Son empleos como la enseñanza, o la enfermería los cuales claramente vemos que están relacionados con el cuidado y la satisfacción para otras personas. Por otra parte, hay trabajos que desempeñan las mujeres, los cuales, podríamos decir que ocupan un lugar extraño, ya que de alguna forma no son bien vistos por parte de la sociedad, hablamos de la prostitución o por ejemplo de trabajos que se suponen masculinos como pueden ser camionera o taxista. Sin duda, la situación del empleo femenino ha cambiado durante los últimos años, por lo que ya no se caracteriza por los aspectos de antes. En un principio, con respecto a años anteriores, podemos resaltar las siguientes características; la mayoría de mujeres trabajadoras, ocupaban puestos socialmente femeninos y cobraban menos que los hombres. También podemos añadir que evidentemente, el recorrido de estas era mucho menor, ya que existen numerosas barreras que impiden su crecimiento laboral, y otra característica, que influye en la anterior, es la duplicación del trabajo, las mujeres trabajan fuera, pero indudablemente, siguen realizando el mismo trabajo, aunque no remunerado, dentro del hogar. Esta puede ser una barrera que impida el crecimiento laboral y personal de muchas mujeres. Hoy en día muchas de las características siguen siendo las mismas, y podemos decir que son mayoritariamente negativas. Sin embargo, poco a poco se pueden ir incorporando algunas que sí tenían una connotación positiva. Hoy en día, por ejemplo, las mujeres cada vez tienen una mejor formación, lo que les abre el abanico de empleos que pueden ocupar. El hecho de que cada vez se incorporen más mujeres al mercado laboral, hace que estas sean más autónomas que antes, por lo tanto, no dependerán económicamente de nadie, algo que hasta hace pocos años era impensable. Este hecho, puede ser algo positivo también en la vida personal de ellas, las cuales se sentirán más liberadas e independientes, lo que aumentará su autoestima.

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5.2 Vida laboral VS. Vida familiar La familia, en todas sus formas, sigue siendo hoy en día una institución con un gran peso en nuestra sociedad. A lo largo de los años, ha pasado por diversas transformaciones, modernizándose y acomodándose actualmente con formas diferentes. La esfera familiar, ha sido el espejo donde se ha reflejado la mujer y en el que esta ha dado lo mejor de sí misma. Históricamente, alrededor del concepto de familia, se ha encontrado el concepto de división sexual del trabajo, es decir, el hombre se ocupa del trabajo externo y remunerado, y la mujer del trabajo interno con la propia familia. Pero como hemos visto anteriormente, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha supuesto un cambio en la familia tradicional, y en la mayoría de los casos, una duplicación del trabajo de la mujer, teniendo esta que coordinar su vida familiar y el correspondiente trabajo que esta le supone, con su vida laboral. (Prior Ruíz, 1997). Cuando hablamos de vida laboral, como ya sabemos nos referimos a la actividad relacionada con la vida económica, política y social por la que se recibe una prestación económica. Por ello recibe el nombre de trabajo productivo y se relaciona con el espacio público. Por otro lado, cuando hablamos de vida familiar, nos referimos al contexto de las tareas domésticas y al cuidado de la familia, es decir, al trabajo reproductivo, el cual ha sido asignado socialmente a las mujeres, y se lleva a cabo en el espacio doméstico. A estos dos términos, le podemos sumar, el de vida personal, la cual se refiere al espacio y tiempo propios de la persona, y que en lo que aquí nos atañe, es en el que las personas se ocupan de sí mismas y que se relaciona con el ocio, la formación o las aficiones, el auto cuidado o las amistades. Este último, en el caso de las mujeres tiende a confundirse en ocasiones con el espacio doméstico. Por otro lado, sin olvidar que en la mayoría de los casos, las mujeres se incorporan al mercado laboral por voluntad propia, un aspecto importante a tratar cuando hablamos de mujer trabajadora, es la relación, y en definitiva la coordinación que hacen las mujeres trabajadoras, cuando a su vez se ocupan de la vida familiar. Esto es un hecho que en muchos de los casos afecta de diversas formas a la calidad de vida de estas mujeres, ya que la vida personal pasa a un segundo plano. (Prior Ruíz, 1997). Uno de los principales motivos de exclusión en el mundo laboral, es el hecho de ser madre, ya que esto es algo que supone un gran esfuerzo para la mujer trabajadora. Se trata de la conexión entre dos mundos, en los que la mujer intenta dar lo mejor de sí, aguantando exigencias de las dos partes. Existen diferentes aspectos, por los cuales la 19

mujer encuentra grandes lagunas en su conciliación con la vida familiar y laboral, uno de ellos puede ser por ejemplo la movilidad. Con carácter general, la mujer tiene bastantes menos posibilidades de movilidad que un hombre, aunque en ambos casos se tenga familia. No siempre, una madre de familia, se encuentra en total disponibilidad de poder abandonar temporalmente su hogar, para ocuparse del trabajo, hecho que dificulta en un primer momento el acceso al empleo, ya que en esos casos la mayoría de las mujeres ven cerrado el abanico de puestos de trabajo a los que pueden optar, y en segundo lugar la permanencia en el mismo. No podemos olvidar que todo esto se complica aún más con aquellas mujeres que deciden ser madres “solteras”. Lógicamente no pueden competir con una mujer sin familia ni con un hombre con o sin ella. De igual forma que la movilidad, los horarios son algo que disminuyen y mucho las oportunidades de las mujeres de encontrar un empleo estable. En este caso, hablamos por ejemplo de mujeres con hijos en edad escolar, las cuales, ven seriamente limitado su tiempo, ya que deben dedicarlo a la organización familiar del día a día. (Prior Ruiz, 1997) Otro problema que se añade a los anteriores, es el embarazo. Esa situación, en algunos casos puede poner en peligro el puesto de trabajo de la mujer, o ser algo que empeore la situación de la mujer en su empleo. Actualmente, por Ley, la mujer tiene derecho a 16 semanas de permiso, además de un permiso remunerado por la empresa a la trabajadora para las distintas revisiones y actividades que conlleve el embarazo. Sin embargo esto es algo relativo en algunos casos. En muchas ocasiones, las mujeres sufren despidos inesperados después de anunciar que están embarazadas a la empresa o se ven obligadas a prescindir de sus derechos para evitarlo. Esto es algo que hace que su estancia en su puesto de trabajo no sea en ningún caso agradable. En definitiva, la conciliación de la vida familiar y laboral, es un problema añadido a la discriminación por el hecho de ser mujer que estas sufren. Sin embargo, se dan los casos, en los que las mujeres no tiene otra opción que adaptarse a las distintas situaciones que se les pueden presentar, es decir, el hecho de compaginar vida familiar con vida laboral, a veces se trata de un proceso de adaptación creativa que la mujer debe atravesar para organizar su vida. Conforme pasan los años y las mujeres van teniendo más tareas familiares, por el crecimiento del número de hijos por ejemplo, puede darse el caso de que estas no vean su vida más caótica, sino que esta capacidad va

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aumentando, hasta el punto de que pasan a ser heroínas que terminan por triplicar sus capacidades en ambas esferas de su vida. (Prior Ruiz, 1997). 5.3. Diferencias entre mujeres y hombres en el mundo laboral El hecho de que en los últimos años se haya dado un enorme avance en cuando a la formación y la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, podía hacer pensar en que iban a desaparecer las enormes desigualdades que existían de estas con respecto a los hombres. En los últimos años, las mujeres jóvenes están protagonizando una mejor formación que los hombres, además, estas se promocionan mucho más que en décadas pasadas, lo que hace que su posición laboral cada vez merezca ser mejor y más valorada socialmente. No obstante, aún podemos observar que no es así, es decir, la transformación de la oferta laboral en beneficio de las mujeres, no se ha traducido en una mejora de sus condiciones en la vida laboral. Estas desigualdades, parecen incluso más injustas ahora que las mujeres tienen una importante presencia en este mundo. Son varias las diferencias que hay entre ambos géneros en el mercado de trabajo, pero podemos mencionar algunas de las más notorias, como pueden ser las diferencias de salario y el acceso a determinados tipos de trabajos. (INE, 2010) En cuanto a la distribución del trabajo, podemos decir que la discriminación hacia la mujer, es algo que se nota incluso en las administraciones públicas y en la vida política, de hecho, para empezar a ver algunas diferencias podemos hacer un repaso a la distribución de puestos femeninos y masculinos, por ejemplo en el congreso de los diputados (para la legislatura 2011-2015) en el cual la presencia de la mujer supone solamente alrededor de un 36%, lo que nos hace ver que el acceso de estas a puestos de alta responsabilidad política es mucho más reducido que el de los hombres, aunque nos quieran hacer ver lo contrario, poniendo a algunas mujeres en los puestos más visibles para la población. Del mismo modo los puestos de dirección y gerencia de empresas (para el año 2010) son ocupados por mujeres en alrededor de un 30% solamente, algo que en gran parte es debido al techo de cristal. Es un hecho que el poder y la toma de decisiones ha sido algo asignado socialmente a los hombres, lo que dificulta el acceso de las mujeres a estos puestos. (INE, 2010) De la misma manera, como ya hemos dicho los trabajos a los que las mujeres acceden normalmente, forman un abanico bastante reducido, siendo los más ocupados, el ámbito doméstico o puestos relacionados con la salud, la educación o el comercio. 21

Este hecho de tener limitado el acceso, hace que las mujeres protagonicen un índice más alto de paro, siendo este en 2013 de un 26,8% frente al 25,3% de los hombres, que teniendo en cuenta que actualmente la población femenina en España es algo mayor que la masculina, supone una mayor tasa de paro entre las mujeres. (INE, 2013) Por otro lado, con respecto a la desigualdad salarial, aunque el salario medio no es el mismo en todos los sectores de actividad, es notoria en todos los empleos, situándose la ganancia media anual de las mujeres en 2010, en un 12% menos que los hombres, dato que ha aumentado desde 2008, es decir, con la crisis la brecha salarial a crecido. Además esto es algo que cambia según la Comunidad Autónoma. Este hecho también varía según el tipo de contrato, de forma que en los contratos indefinidos, la brecha salarial es más notoria. En esta desigualdad, puede afectar el hecho de la segregación laboral, es decir, las mujeres encuentran más dificultades para acceder a empleos considerados tradicionalmente como masculinos, más valorados socialmente y por lo tanto con remuneraciones más altas. Solamente en los sectores de empleo público, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres es sensiblemente inferior a la media y además la presencia de mujeres es muy relevante o incluso mayoritaria, como por ejemplo en educación. (INE, 2013) Toda esta desigualdad salarial, podemos decir que se da por razón de género, de forma que hay una diferente valoración de tareas equivalentes según sean realizadas por mujeres u hombres, que se traduce en una infravaloración de las ejecutadas por mujeres, o consideradas propias de mujeres. Por otro lado, hay unos procedimientos de retribuciones de la parte variables del salario, como pueden ser los pluses, los complementos etc., que no son susceptibles de evaluación ni de corrección del potencial uso discriminador. No obstante, el verdadero problema no es que haya una discriminación salarial por razón de género entre dos personas iguales, es que además no se desempeña un trabajo en condiciones laborales idénticas, por lo que lo que se debería hacer es eliminar los obstáculos económicos, laborales y sociales que impiden una inserción laboral de la mujer en igualdad de condiciones. (Moya y De Lemus, 2004) Por otra parte, hay que tener en cuenta, que, a veces, el hecho de querer una igualdad de oportunidades, puede crear más desigualdades en algunos contextos. Se debe reflexionar y atender a las diferentes situaciones que pueden presentar las mujeres. Hoy en día nos enfrentamos a escenarios muy diversos, como pueden ser familias mono 22

parentales, divorciadas, y en definitiva nuevos contextos dignos de tener en cuenta, ya que si por si solas, en el mundo laboral las desigualdades son muy imprevisibles, si añadimos la gran variedad de situaciones que se pueden dar, estamos hablando de casos que requerirían de análisis más particulares. Cuando hablamos, por ejemplo de mujeres gitanas estamos enfrentándonos a una múltiple discriminación: por el hecho de ser gitana y pertenecer a una minoría étnica, por el hecho de ser trabajadora, y sobre todo por ser mujer. Del mismo modo, que las mujeres gitanas, hay otras que se encuentran en entornos cerrados, los cuales hacen más dura la discriminación sufrida. Por ejemplo, podríamos hablar de las mujeres en el ámbito rural, penitenciario, migratorio, geriátrico o religioso. Hay muchas mujeres que son trabajadoras en estos ámbitos, y ya que se encuentran en un entorno discriminatorio, la información, los recursos y las oportunidades, son menores. A continuación, algunos datos ilustrativos sobre las diferencias entre hombres y mujeres, se presentan en una serie de gráficos extraídos del informe de hombres y mujeres en el mercado de trabajo realizado en la Universidad de Sevilla:

Gráfico 1. Evolución de la tasa de actividad según sexo, España y Andalucía 1976-2011

Fuente: INE, cit. Gálvez Muñoz, 2012)

En el grafico 1 podemos observar como la tasa de actividad de las mujeres, comparada con la de los hombres, ha ido aumentando desde los años 70. Las mujeres en los últimos años, son mucho menos inactivas que en años anteriores, lo que significa que se forman más y se promocionan mejor. 23

Gráfico 2. Evolución de la tasa de empleo según sexo España y Andalucía 1976-2011

(INE, cit. Gálvez Muñoz, 2012) En el gráfico 2, también podemos observar con el número de mujeres empleadas ha aumentado desde los años 70. La mayor formación que estas han tenido durante los últimos años, ha facilitado su acceso lento pero progresivo al mercado laboral en diferentes puestos de trabajo. Por otro lado, podemos ver como en Andalucía, los datos son más negativos que en el resto de España. Además en los dos últimos años, la tasa de empleo desciende tanto en hombres como en mujeres debido a la crisis económica sufrida en el país.

Gráfico 3. Tasas de crecimiento medio anual del empleo según sexo y nivel educativo (2000-2009)

Fuente: (EUROSTAT, cit. Gálvez Muñoz, 2012) 24

En el caso del gráfico 3, podemos observar como en los últimos años ha aumentado la formación de las mujeres y es mayor que la de los hombres en cuanto a estudios terciarios, es decir la preparación es mayor. Además, también podemos ver, como la formación en España y Andalucía ha ido en aumento y mejorando a lo largo de los últimos años con respecto a la Unión Europea. Gráfico 4. Evolución del porcentaje de personas con contratos indefinidos según sexo España y Andalucía 2005-2011

(INE, cit. Gálvez Muñoz, 2012)

En cuanto a los contratos indefinidos, en el gráfico 4, podemos observar que en los últimos años están aumentando en cuanto a las mujeres se refiere, pero sin embargo siguen siendo más numerosos cuando hablamos de hombres. 5.4 Discriminación y abusos hacia la mujer en el trabajo Siguiendo los datos que se dan desde el Ministerio de Igualdad, podemos decir que en el mundo laboral, la discriminación y los abusos, se dan de diferentes formas, que van desde agresiones físicas o sexuales, hasta psicológicas, y se dan a las personas más vulnerables, destacándose los abusos sufridos por las mujeres. Este colectivo sufre diferentes tipos de acoso en el trabajo, la mayoría de veces ejercidos por hombres, con el fin de demostrar la supuesta inferioridad en la que se encuentra la mujer. Un tipo de 25

violencia por ejemplo es la violencia sexual, la cual sobrepasa la esfera doméstica y pasa al lugar de trabajo, ejerciéndose en gran parte para continuar estructuras de poder desiguales y endurecer la subordinación de la mujer. (Fundación Mujeres, 2010) Este acoso sexual, supone la vulneración de derechos fundamentales para las personas y se puede dar de diferentes formas; por un lado podemos hablar del chantaje sexual, que es aquel que se da por parte de un superior, cuyas decisiones pueden tener efectos sobre el empleo y las condiciones de trabajo de la persona, y por otro lado se da el acoso ambiental, que es aquel que crea un entorno laboral humillante para la persona que es objeto del mismo y que es llevado a cabo por compañeros de igual o inferior nivel. Junto al acoso sexual, también se puede sufrir el acoso laboral denominado “mobbing”. Como se ha dicho anteriormente el acoso, se da hacia todo un colectivo de personas entre las que se encuentran, los trabajadores con perfiles vulnerables, como por ejemplo miembros de minorías, con religiones o pensamientos diferentes y mujeres. Este acoso entre las trabajadoras, se da de diversas formas, por ejemplo el hostigamiento verbal, no ser incluido en los beneficios de una empresa, un cambio de funciones sin justificación, asignación de tareas desagradables, son algunas de las situaciones que se dan dentro de este tipo de acoso. Tanto el acoso sexual, como el “mobbing” en el trabajo se pueden dar además de con la creación de problemas laborales hacia la víctima, a través de ataques personales tales como, bromas o comentarios sobre la apariencia o condición sexual, llamadas telefónicas con carácter ofensivo, contacto físico excesivo y no consentido y hasta uso de violencia física. En el caso de las mujeres, este tipo de acosos, mayoritariamente tiene su origen en las relaciones de poder que se da con respecto a los hombres, en las que la mujer, se percibe como inferior e indefensa. De esta forma, según el Ministerio de Igualdad y la Fundación Mujeres, el perfil de las mujeres que sufren este tipo de situaciones, encaja con divorciadas o madres solteras, mujeres que se agregan a puestos de trabajo que son habitualmente masculinos, inmigrantes, o jóvenes que se incorporan por primera vez al mercado de trabajo. (Fundación Mujeres, 2010). El acoso en el mercado laboral es una fuente de estrés, que provoca ansiedad, depresión, insomnio, cansancio y otras alteraciones físicas de la salud. Además, provoca 26

alteraciones psicológicas en la victima, sintiéndose esta culpable y afectando a la imagen que tenga de sí misma, disminuyendo de esta forma su autoestima y bloqueando su capacidad para relacionarse con los demás. Todo esto puede acabar en un empeoramiento de su actividad laboral, llegando incluso a darse el absentismo por trastornos de salud, lo que finalmente, puede terminar en el abandono del puesto de trabajo. Al mismo tiempo, los problemas en el empleo, se derivan al hogar, provocando una serie de desajustes en la familia que pueden terminar afectando seriamente a las relaciones familiares si los demás miembros no conocen la situación de la víctima. Por otro lado, la mujer en estas situaciones, encuentra una dificultad añadida, y es que en algunas ocasiones, no encuentran el apoyo necesario por parte de la justicia. Aún hoy, en el ámbito judicial, podemos seguir notando la mayor presencia de hombres que de mujeres, hecho que en determinadas ocasiones puede influir para que la mujer no esté ni representada, ni lo suficientemente protegida por parte de la justicia, cuando hablamos de los problemas a los que se enfrenta en el ámbito laboral. Por lo tanto, podemos decir que actualmente, en España, no existe la suficiente legislación que apoye a la mujer en cuestión de abusos en el ámbito laboral, o quizás, la existente, no se aplique de forma correcta.

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6. CONCLUSIONES El cambio significativo que en los últimos años se ha dado en cuanto a la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, hace que este sea un tema objeto de estudio y aún más cuando en el día a día las barreras son notables. Uno de los aspectos principales que esta entrada masiva al mundo laboral por parte de la mujer provoca, es la duplicación del trabajo que estas realizan, ya que su incorporación al trabajo remunerado (productivo) no significa que la mayoría dejen atrás el que realizan en casa (reproductivo). Este es un punto que, con carácter general, influye en la cantidad de problemas que después van a encontrar en sus puestos remunerados. Así pues, todo el proceso de inclusión en el mundo laboral que experimentan las mujeres, hacen que estas, en definitiva, estén expuestas a una serie de desigualdades de género, las cuales dan lugar a una clara discriminación digna de abordar. Todo el proceso en el cual una mujer se ve inmersa a la hora de acceder y ocupar un puesto de trabajo, conlleva en la mayoría de los casos el surgimiento de problemas que terminan por afectar seriamente a la vida tanto laboral como familiar y personal de esta. Esto es razón suficiente para el estudio y el abordaje de la situación por parte del profesional del trabajo social. La mujer trabajadora, se expone a una serie de situaciones, las cuales hacen que su estancia en el mercado de trabajo sea más difícil si la comparamos con la de los hombres. Del mismo modo, a su vez, existen una serie de factores que afectan a algunas de estas que lo hacen aún más difícil. Cada situación es distinta y por lo tanto aunque la problemática sea general, se debe tener en cuenta que a cada persona puede afectar de forma diferente por motivos por ejemplo de raza, etnia, clase social etc. Por un lado hemos visto como hay diferencias según los puestos de trabajo que se ocupen, es decir, nos encontramos con un amplio abanico de puestos que son ocupados por mujeres los cuales hacen que existan diferencias entre estas. Los dos extremos del abanico serían por un lado, aquellas mujeres que ocupan puestos tradicionalmente femeninos, como pueden ser enfermera o maestra de infantil. Se trata de puestos relacionados con los cuidados, y como históricamente esta labor se le ha asignado a la mujer, ahora son los trabajos en los que esta encuentra mayoritariamente su salida laboral. Y por otro, en el lado opuesto del abanico, nos encontraríamos con aquellas

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mujeres que a pesar de todas las berreras, como puede ser el techo de cristal, se han hecho un hueco en los altos cargos y que tienen un puesto más valorado socialmente. Otro de los aspectos importantes a tratar, hemos visto que es la conciliación que la mujer hace de su vida familiar con la laboral. Un concepto importante en cuanto a este punto se refiere es la división sexual del trabajo, es decir, históricamente, el hombre se ha ocupado del trabajo remunerado fuera de casa, mientras que la mujer ha sido la responsable del trabajo reproductivo en el hogar. Pero esto no es algo que haya cambiado, como hemos visto, la mujer se ha incorporado al mercado laboral, pero esto no quiere decir que ahora no sea la que se ocupe de la vida familiar, sino que en la actualidad, como norma general, el trabajo de las mujeres se ha duplicado siendo ahora este productivo fuera del hogar y reproductivo dentro de este. Esto es algo que trae muchos problemas a la mujer a la hora de conciliar ambos trabajos. Existen muchas diferencias entre mujeres y hombres a la hora de ocupar unos puestos u otros. Una de las causas de este hecho, es que históricamente el poder y la toma de decisiones ha sido algo asignado socialmente a los hombres, hecho que cierra muchas puertas a las mujeres. Por lo tanto hemos visto que en España actualmente, el número de mujeres que accede a este tipo de empleo es notablemente menor que el de hombres. Otro de los elementos importantes sobre este tema es la diferencia aún existente en cuanto a la remuneración económica de ambos géneros. Existe una brecha salarial importante que ha crecido con la crisis actual, sin embargo esta desigualdad en las remuneraciones económicas es algo que varía tanto por puesto de trabajo, como sector o incluso de una comunidad autónoma a otra. El fondo de estas desigualdades, en este caso, puede estar en la desvalorización de la mano de obra femenina, es decir hay una diferente valoración de tareas según las realice una mujer o un hombre. Finalmente hemos visto una de las caras más amargas quizás de las diferencias existentes entre hombres y mujeres en el mundo laboral. Se trata de la discriminación y los abusos, que van desde el maltrato psicológico y físico hasta el sexual que estas pueden llegar a sufrir en sus puestos de trabajo. Indudablemente estas son situaciones que no solo afectan a la vida laboral, sino que son problemas que afectan en gran medida a su vida personal. Además es difícil abordar estos hechos ya que actualmente no existe una legislación específica en España que los castigue y que proteja a las víctimas. 30

Son muchas las ocasiones, en las que a lo largo de los cuatro años de carrera se ha hablado de género y de las diferencias existente entre mujeres y hombres. Sin embargo, creo que el mundo laboral es algo en lo no se ha ahondado y de lo que hay mucho que decir y estudiar, ya que es uno de los ámbitos en los que más discriminación sufren las mujeres. Como bien se ha dicho, el trabajo social es una disciplina que se ocupa de los grupos más vulnerables de la sociedad, por lo que llama la atención que la mujer trabajadora, aún formando parte de estos, no sea algo que se trate con profundidad en el grado. Para terminar, recordad que la finalidad de este trabajo es de algún modo hacer un poco más visible y denunciar la situación en la que se encuentran inmersas muchas mujeres trabajadoras.

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7. VINCULACIÓN CON TRABAJO SOCIAL El trabajo social, es una profesión que se dedica a atender las desigualdades de todo tipo existentes en la sociedad. Esta disciplina, está en continuo contacto con todos aquellos colectivos que se encuentran dentro de un proceso de exclusión, y trabaja para entenderlos y eliminar aquellos factores que provoquen su situación, es decir, trabaja con la parte más vulnerable de la sociedad. Por lo tanto y ya que la de género es una de las cuestiones más importantes, sobre todo cuando hablamos de la mujer en el mercado laboral, desde esta profesión se debe hacer hincapié en las diferencias entre mujeres y hombres. Se debe tener una perspectiva de género, que implique tener en cuenta no solo la situación injusta que se da a nivel micro social, sino también la que se da en la organización social del Estado, en la que las mujeres se encuentran en una seria situación de desigualdad. (Fombuena Valero, 2006). “Puede visualizarse que la participación laboral de las mujeres, puede no deberse a mejoras en la ubicación social, sino a profundos procesos de ajuste económico y político y de reestructuración estructural.”(Guzzetti, 2012, pág. 109) El mundo laboral, es un ámbito en el que, desde el trabajo social, queda mucho por hacer. En los orígenes de la profesión no se vislumbraba, el espacio laboral como posible objeto de acción, y mucho menos si hablamos de trabajadoras y no de trabajadores. Se podría decir que la actuación, se llevaría a cabo teniendo en cuenta las funciones generales del trabajo social, pero adaptándolas al terreno laboral. El trabajo social, es una profesión que trata de conseguir el bienestar de las personas a través del acercamiento, la empatía, la optimización de recursos y buscando el empoderamiento de las personas, por lo que podemos encaminar su actuación en el empleo teniendo en cuenta sus funciones generales, aunque dentro de cada empresa, existen una serie de funciones que debe llevar a cabo el profesional. El trabajador social debe formar parte de un equipo interdisciplinar e intervendría con los empleados en diferentes áreas. En un primer lugar, el profesional debe trabajar en el área socio-familiar, en aquellos casos, en los que los conflictos familiares, incidan en su trabajo. Por otra parte está el área socio-sanitaria, en la cual el/a trabajador/a social prestan apoyo y asesoramiento en los procesos de problemática en la salud. Con respecto al área económica, se interviene para tratar los casos en los que el problema sea económico, debido a una deficiente planificación en la familia etc. Podemos hablar 33

también de un área documental, es decir, todo el trámite burocrático para el acercamiento de los recursos a los trabajadores y las trabajadoras. Por otra parte estaría el área laboral, en la que el trabajador social, interviene en los conflictos que se den entre los compañeros y compañeras de trabajo, para lograr un buen ambiente laboral. Por último podemos añadir el área de ocio, en la cual el profesional del trabajo social se ocupa de informar a los trabajadores y trabajadoras de los recursos sociales que están a su alcance. (Asociación Grupo 5, 2011) Según el consejo general de trabajo social, las funciones del trabajador social se distribuyen en; función preventiva, de atención directa, de planificación, docente, de promoción e inserción social, de mediación, de supervisión, de evaluación, gerencial, de investigación y de coordinación. Por lo tanto, si hablamos de trabajadoras, las cuales como hemos visto se enfrentan a más problemas que los hombres en el ámbito laboral, el/a trabajador/a social, debe actuar primero desde su labor preventiva, actuando en primera instancia sobre las causas que generan problemáticas a las empleadas, ya sean derivadas de las relaciones con los compañeros o del entorno social. Dentro de esta prevención, también entra la parte de información, es decir, al igual que con otras muchas problemáticas, si la mujer está bien informada sobre los problemas a los que se expone, se pueden evitar ciertas situaciones. (Consejo General de Colegios Oficiales de Trabajo Social, 2012) Por otro lado, desde el trabajo social, debe haber una atención directa e individualizada de cada caso que se presente. Como hemos visto anteriormente, cada mujer tiene una situación distinta, por lo tanto, es importante abordar cada situación con el interés y la importancia que precise, individualizando y analizando cada escenario. Una vez que se conoce el problema, es necesaria una planificación para llevar a cabo correctamente las tareas necesarias. Además, una buena planificación en los programas de prevención puede hacer que estos sean más efectivos. En los casos en los que se intervenga por problemas de la mujer con los compañeros, a veces, es necesaria una buena mediación en los casos que se precise y que no se haya llegado a la violencia. La tarea mediadora del trabajador social puede evitar muchos problemas si se realiza a tiempo. Además se deberá hacer una supervisión y evaluación de los casos. Por lo tanto, una de las tareas principales que se debe llevar a cabo desde el trabajo social en este ámbito, es la formación hacia las mujeres trabajadoras. 34

Impartiendo una buena formación a tiempo, sobre los riesgos, las oportunidades o los recursos a los que pueden acceder las mujeres, se pueden evitar ciertas situaciones de discriminación. El trabajador social como formador, debe también preparar a las personas, para hacer frente a determinadas situaciones a las que se pueden enfrentar, en este caso por ser mujer y estar inmersa en el mundo laboral. Además se debe prestar una formación compartida para que también el colectivo masculino sea consciente de hasta dónde pueden llegar ciertas situaciones, y también con el objetivo de concienciar de que un trato igualitario tanto dentro como fuera del ámbito laboral, es esencial para conseguir la plena equidad entre ambos géneros. Por lo tanto, el fin último del trabajo social dentro del ámbito laboral, es detectar y sacar a la luz determinadas situaciones de desigualdad que viven las mujeres en sus puestos de trabajo. Se debe promocionar y potenciar la equidad dentro de este ámbito, para de esta forma conseguir eliminar las situaciones de discriminación que sufren las mujeres trabajadoras.

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