En esta primera unidad, en el componente de Literatura, se hace un abordaje

1 Introducción E n esta primera unidad, en el componente de Literatura, se hace un abordaje e lo que es el poder de la palabra, en la doble vertien...
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Introducción

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n esta primera unidad, en el componente de Literatura, se hace un abordaje e lo que es el poder de la palabra, en la doble vertiente de los actos de escribir y de leer, y se hace una introducción a lo específico de cada género literario. El componente de Lengua se dedica a la historia de la lengua española: sus orígnes e influencias, y su uso actual en nuestro país, a fin de comprender y respetar las variedades regionales. En Expresión, se estudian los prefijos y sufijos griegos más comunes y su utilidad para formar nuevos vocablos.

Realidad / real: que tiene existencia verdadera y efectiva. Interactúan / interacción: influencia igual en la correspondencia de uno a otro. Dinamismo: actividad, prontitud, diligencia grandes.

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1.2.3.4.5.-

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Objetivos QUE EL ALUMNO O LA ALUMNA PUEDA

Reforzar la comprensión del concepto de realidad abordado en el grado anterior. Diferenciar las etapas por las que pasa el conocimiento de la realidad por medio de la literatura. Comprender el concepto de literatura y las diversas funciones que se le han adjudicado a lo largo de la historia. Diferenciar las características básicas de los lenguajes literario y no literario. Caracterizar lo peculiar de cada uno de los géneros literarios.

Contenidos 1.2.3.4.-

1.

La realidad como totalidad dinámica. El conocimiento de la realidad a través de la literatura. El lenguaje referencial y el lenguaje literario. Peculiaridades generales de los géneros literarios.

La realidad como totalidad dinámica.

¿Qué es la realidad? En términos sencillos diremos que la realidad es todo lo que existe fuera o dentro del ser humano. Esto significa que son partes de la realidad una casa, un perro, un libro, el hombre mismo... Pero también son partes de la realidad las emociones, las creencias religiosas, los dioses mitológicos... En una palabra, la realidad es todo. Todas las partes de la realidad están relacionadas entre sí, de manera que unas se ven afectadas por otras. Esto significa que todas las partes interactúan entre sí

3 dando origen a una totalidad dinámica. Esta totalidad dinámica se genera porque las partes que la forman tienen un origen, un desarrollo y un final. Esto es fácil verlo en la naturaleza: nace un árbol, crece y muere. Este árbol interactuó con otras partes de la realidad: creó sombra, dio frutos que alimentó a otros seres vivos, produjo leña... Todo esto es un interactuar que provoca dinamismo. Lo mismo que se ha dicho de la naturaleza puede decirse de los fenómenos sociales: nacen, crecen y finalizan. Esto lo podemos observar, por su corta duración, en las modas de vestir. Una moda de vestir nace por lo general cuando una persona famosa usa determinada prenda o marca. A partir de ahí, muchos seres humanos la imitan y le dan vida a la moda. Pasados algunos meses, la moda desaparece para darle lugar a otra.

Lectura Adicional Influencias de la moda Nirvana (banda), grupo de música grunge estadounidense constituido en torno al cantante y guitarrista Kurt Donald Cobain (1967-1994). Fue fundado en 1987 en Aberdeen (Washington) por Cobain y el bajo Krist Anthony Novoselic (1965- ). Después de varios cambios, en 1990 cristalizó un trío estable con el batería David Grohl (1969- ). Después de los primeros dos discos ( Love Buzz , 1988; Bleach, 1989), consiguió su mayor éxito en 1991 con el álbum Nevermind. Desde el punto de vista estilístico, Nirvana se sitúa entre el punk y el grunge-rock. A pesar de su agresividad armónica y de un bajo arrollador, siempre ofreció una línea melódica pop de fácil consumo que es el origen del enorme éxito de Nevermind, del que se vendieron más de un millón de ejemplares en los primeros meses. Su último álbum, In Utero, salió a la calle en 1993. Todas las canciones de Nirvana fueron escritas por Cobain. Las letras oscilan entre el humor, la indignación y la depresión. El consumo creciente de drogas por parte de Cobain destruyó su relación con la cantante y actriz Courtney Love y, junto con una serie de depresiones, acabó llevándolo al suicidio. Su temprana muerte en 1994 desencadenó un auténtico culto y, como en los casos de Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison, fomentó el nacimiento de una leyenda. El público joven, acogió a Nirvana, capitaneada por Kurt Cobain, como a una trinidad de ídolos salidos de la nada y responder a sus densos, deprimentes y reiterativos guitarreos, también interpretados como una penúltima ramificación del heavy metal. La búsqueda de una radicalidad musical profundizó el concepto ya asentado de rock alternativo que relacionaba a los representantes del grunge. A pesar de ello, y de lo reconocible de sus sonoridades oscuras y rotundas, el grunge fue víctima de la industria de la moda, que difundió una

4 estética arquetípica fundamentada en las camisas de los leñadores, antiguos habitantes de Seattle y los alrededores, y en las prendas acribilladas de rotos y deliberadas huellas de descuido. El liderazgo del desfigurado y comercializado grunge descansa en el líder de Pearl Jam, Eddie Vedder, pese a su promesa pública de no volver a actuar después de la trágica desaparición de Cobain. A pesar de todo, la intensa actividad de las compañías discográficas independientes de Estados Unidos y el culto semirreligioso generado por la figura de Cobain desmienten que la historia de este movimiento haya concluido. Prueba de ello es la aparición en septiembre de 1996 del álbum de Nirvana From The Muddy Banks Of The Whishkah. Enciclopedia® Microsoft® Encarta 2001.

La cultura.

Las sociedades desarrollan sus propios modos de vidas, costumbres y conocimientos a lo largo del tiempo. A esto es a lo que llamamos cultura. Es decir que cultura es la acumulación histórica de la experiencia humana. Naturalmente que la cultura se forma, en parte, como producto de una interacción con el medio ambiente. Para el caso, se tiene que las costumbres en la vestimenta de un africano es muy diferente a la de un esquimal (que vive en zonas muy heladas)

Lectura Adicional Cultura, conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social en un periodo determinado. El término ‘cultura’ engloba además modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. A través de la cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden. Enciclopedia® Microsoft® Encarta 2001.

Esta etíope lleva un gran aro de oro en la nariz, el pelo peinado en múltiples trenzas pequeñas y un chal que le cubre cabeza y hombros. Hutchison Library

El aislamiento de Islandia y la historia de la ocupación escandinava contribuyeron a la constitución étnica del país. Los vikingos escandinavos se asentaron en el territorio y casi toda la población es de origen escandinavo o celta. Se han conservado muchos aspectos de la cultura tradicional islandesa, como demuestran estas mujeres con sus trajes tradicionales. Consejo nacional de turismo de Islandia

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Patrimonio cultural. El patrimonio cultural es el conjunto de elementos culturales propios de una sociedad. Algunos de los elementos que forman el patrimonio cultural de un pueblo son su lenguaje y su literatura. En nuestro país, como patrimonio cultural literario, contamos con los cuentos de barro de Salarrué.

LA BOTIJA (Salarrué) José Pashaca era un cuerpo tirado en un cuero; el cuero era un cuero tirado en un rancho; el rancho era un rancho tirado en la ladera. Petrona Pulunto era la nana de aquella boca: - ¡Hijo: abrí los ojos, ya hasta la color de que los tenés se me olvidó! José Pashaca pujaba, y a lo mucho encogía la pata. - ¿Qué quiere mama? - ¡Qués nicesario que tioficiés en algo, yastás indio entero! - ¡Agüén!... Algo se regeneró el holgazán: de dormir pasó a estar triste, bostezando. Un día entró Ulogio Isho con un cuenterete. Era un como sapo de piedra, que se había hallado arando. Tenía el sapo un collar de pelotitas y tres hoyos: uno en la cabeza y dos en los ojos. - ¡Qué feyo este baboso! —llegó diciendo. Se carcajeaba —; ¡es meramente el tuerto Cande!... Y lo dejó para que jugaran los cipotes de la María Elena. Pero a los dos días llegó el anciano Bashuto, y en viendo el sapo dijo: - Estas cositas son obras denantes, de los agüelos de nosotros. En las aradas se incuentran catizumbadas. También se hallan botijas llenas dioro. José Pashaca se dignó arrugar el pellejo que tenía entre los ojos, allí donde los demás llevan la frente. - ¿Cómo es eso, ño bashuto?

6 Bashuto se desprendió del puro, y tiró por un lado una escupida grande como un caite, y así sonora. - Cuestiones de la suerte, hombré. Vos vas arando y ¡plosh!, de repente pegás en la huaca, y yastuvo; tiacés de plata. - ¡Achís!, ¿en veras, ño bashuto? - ¡Comolóis! Bashuto se prendió al puro con toda la fuerza de sus arrugas, y se fue en humo. Enseguiditas contó mil hallazgos de botijas, todos los cuales él “bía prisenciado con estos ojos”. Cuando se fue, se fue sin darse cuenta de que, de lo dicho, dejaba las cáscaras. Como en esos días se murió la Petrona Pulunto, José levantó la boca y la llevó caminando por la vecindad, sin resultados nutritivos. Comió majonchos robados, y se decidió a buscar botijas. Para ello, se puso a la cola de un arado y empujó. Tras la reja iban arando sus ojos. Y así fue como José Pashaca llegó a ser el indio más holgazán y a la vez el más laborioso de todos los del lugar. Trabajaba sin trabajar - por lo menos sin darse cuenta - y trabajaba tanto, que las horas coloradas lo hallaban siempre, sudoroso, con la mano en la mancera y los ojos en el surco. Piojo de las lomas, caspeaba ávido la tierra negra, siempre mirando al suelo con tanta atención, que parecía como si entre los borbollos de tierra hubiera ido dejando sembrada el alma. Pa que nacieran perezas; porque eso sí, Pashaca se sabía en indio más sin oficio del valle. El no trabajaba. El buscaba las botijas llenas de bambas doradas, que hacen “¡plocosh!” cuando la reja las topa, y vomitan plata y oro, como el agua del charco cuando el sol comienza a ispiar detrás de lo del ductor Martínez, que son los llanos que topan al cielo. Tan grande como él se hacía, así se hacía de grande su obsesión. La ambición más que el hambre, le había parado del cuero y lo había empujado a las laderas de los cerros, donde aró, aró, desde la gritería de los gallos que se tragan las estrellas, hasta la hora en que el guas ronco y lúgubre, parado en los ganchos de la ceiba, puya el silencio con los gritos destemplados. Pashaca se peleaba las lomas. El patrón, que se asombraba del milagro que hiciera de José el más laborioso colono, dábale con gusto y sin medida luengas tierras, que el indio soñador de tesoros rascaba con el ojo presto a dar aviso en el corazón, para que éste cayera sobre la botija como un trapo de amor y ocultamiento. Y Pashaca sembraba, por fuerza, porque el patrón exigía los censos. Por fuerza también tenía Pashaca que cosechar, y por fuerza que cobrar el grano abundante de su cosecha, cuyo producto iba guardando despreocupadamente en un hoyo del rancho, por siacaso. Ninguno de los colonos se sentía con hígado suficiente para llevar a cabo una labor como la de José, “Es el hombre del jierro”, decían; “ende que le entró asaber qué, se propuso hacer pisto. Ya tendrá una buena huaca...” Pero José Pashaca no se daba cuenta de que, en realidad, tenía huaca. Lo que él buscaba sin desmayo era una botija, y siendo como se decía que las enterraban en las aradas, allí por fuerza la incontraría tarde o temprano.

7 Se había hecho no sólo trabajador, al ver de los vecinos, sino hasta generoso. En cuanto tenía un día de no poder arar, por no tener tierra cedida, les ayudaba a los otros, los mandaba descansar y se quedaba arando por ellos. Y lo hacía bien: los surcos de su reja iban siempre bien pegaditos, chachados y projundos, que daban gusto. - ¡Onde te metés, babosada! - pensaba el indio sin darse por vencido -:y tei de topar, aunque no querrás, así mihaya de tronchar en los surcos. Y así fue, no lo del encuentro, sino lo de la tronchada. Un día, a la hora en que se verdeya el cielo y en que los ríos se hacen rayas blancas en los llanos, José Pashaca se dio cuenta de que ya no había botijas. Se lo avisó un desmayo con calentura; se dobló en la mancera; los bueyes se fueron parando, como si la reja se hubiera enredado en el raizal de la sombra. Los hallaron negros, contra el cielo claro, “voltiando a ver al indio embruecado, y resollando el viento oscuro”. José Pashaca se puso malo. No quiso que nadie lo cuidara. “Dende que bía finado la Petrona, vivían íngrimo en su rancho”. Una noche, haciendo juerzas de tripas, salió sigiloso llevando en su cántaro viejo su huaca. Se agachaba detrás de los matochos cuando oiba ruidos, y así se estuvo haciendo un hoyo con la cuma. Se quejaba a ratos, rendido, pero luego seguía con brío su tarea. Metió en el hoyo el cántaro, lo tapó bien tapado, borró todo rastro de tierra removida y alzando sus brazos de bejuco hacia las estrellas, dejó ir liadas en un suspiro estas palabras: - “Vaya: para que no se diga que ya nuai botijas en las aradas!...

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Lectura Adicional Salvador Salazar Arrué Salvador Salazar Arrué, nació en Sonsonate el 22 de octubre de 1899, murió en Los Planes de Renderos, Departamento de San Salvador, el 28 de noviembre de 1975. Cultivó cuento, la novela, la poesía y la pintura. Su familia al observar su vocación por la pintura lo matriculó en la escuela del pintor ruso Spiro Rossolino (1915-1916), estudió además en Corcoran School of Art, Washington, D.C. (1916-1920). Salarrué adoptó como tema la humildad de la gente campesina. Perteneció en el primer cuarto del siglo XX al movimiento llamado Indigenista, pero luego se aparto de él. Durante toda su vida se inclinó tanto por la pintura como por la literatura. Cargos públicos desempeñados: Agregado Cultural de la Embajada de El Salvador acreditada en Washington, con sede en Nueva York (años 50) Director General de Bellas Artes (1964-1965), renunció por la falta de apoyo gubernamental a sus planes y programas del gobierno; Director de la Galería Nacional de Exposiciones en el Parque Cuscatlán. En su obra pictórica tuvo una marcada predilección por los tonos oscuros y colores terrosos. Colaboró en periódicos y revistas de época: Revista Germinal (1919-1922), Espiral (1920), Cultura (1955-) Periódicos: Cactus (1933) Diario Latino, y Queremos. Su obra plástica representativa: La Monja Blanca, La isla roja, La Ciguanaba. El literatura: Cuentos de Barro (1927), Cristo Negro (1927), El señor de la burbuja (1927) O’yarkandal (1929), Eso y más (1940) Cuentos de cipotes (1945) Catleya luna e ingrimo (1970), Mundo nomasito –una isla en el cielo- (1975)

2.

El conocimiento de la realidad a través de la literatura.

La realidad puede conocerse a través de los sentidos, pero también puede conocerse a través de la literatura. La realidad social puede conocerse muy bien a través de la literatura. El poema siguiente fue escrito por Alexánder Campos, salvadoreño. En dicho poema puede apreciarse la realidad social actual de nuestro país.

9 AMO ESTA PATRIA (Alexánder campos) Amo esta patria de personas confusas. La patria destrozada por el paso de la guerra, la patria de mendigos arrastrando sus penas, la de aguas pestilentes y zonas marginales. La patria de mercados regados por las calles, la de ancianos marchitos que nos dieron la gloria, la de niños llorones... lombrizosos... cursosos. La patria campechana que golpean los impuestos. La patria de prostitutas... de ladrones... y maras. Amo esta patria de poetas inéditos, la patria donde autores se arrastran por un peso. La patria donde el rezo se convierte en infamia, donde el culto se eleva al mordaz satanás. La patria donde vive más bien la hipocresía; donde la burguesía es un mal ascendente, donde se abren cantinas y burdeles sangrientos y se impone la fuerza del que lava dinero. Esta patria violenta que huele a criminal. Amo esta patria donde abunda la droga, donde quedan olvidadas la moral y las leyes, donde ya la carreta va pasando a la historia y en sus pueblos revientan los cohetes muy poco. La patria en que los asnos y el caballo se extinguen y surge el desempleo, y el asesino es libre y el valor de la flora ya no tiene importancia y se admira la de afuera y al de adentro se ignora y no existen principios ni de honor ni de lealtad.

Nadie como Salarrué ha retratado literariamente a nuestros campesinos. Esto queda evidenciado en el cuento siguiente.

LA HONRA. (Salarrué) Había amanecido nortiando; la Juanita limpia; lagua helada; el viento llevaba zopes y olores. Atravesó el llano. La nagua se le amelcochaba y se le hacía calzones. El pelo le hacía alacranes negros en la cara. La Juana iba bien contenta, chapudita y apagándole los ojos al viento. Los árboles venían corriendo. En medio del llano la cogió un tumbo de norte. La Juanita llenó el frasco de su alegría y lo tapó con un grito; luego salió corriendo y enredándose en su risa. La chucha iba ladrando a su lado, queriendo alcanzar las hojas secas que pajareaban.

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Eufonía: calidad de sonar bien o agradablemente la palabra.

LA HONRA. (Salarrué) Había amanecido nortiando; la Juanita limpia; lagua helada; el viento llevaba zopes y olores. Atravesó el llano. La nagua se le amelcochaba y se le hacía calzones. El pelo le hacía alacranes negros en la cara. La Juana iba bien contenta, chapudita y apagándole los ojos al viento. Los árboles venían corriendo. En medio del llano la cogió un tumbo de norte. La Juanita llenó el frasco de su alegría y lo tapó con un grito; luego salió corriendo y enredándose en su risa. La chucha iba ladrando a su lado, queriendo alcanzar las hojas secas que pajareaban. LA HONRA. (Salarrué) Había amanecido nortiando; la Juanita limpia; lagua helada; el viento llevaba zopes y olores. Atravesó el llano. La nagua se le amelcochaba y se le hacía calzones. El pelo le hacía alacranes negros en la cara. La Juana iba bien contenta, chapudita y apagándole los ojos al viento. Los árboles venían corriendo. En medio del llano la cogió un tumbo de norte. La Juanita llenó el frasco de su alegría y lo tapó con un grito; luego salió corriendo y enredándose en su risa. La chucha iba ladrando a su lado, queriendo alcanzar las hojas secas que pajareaban.

El ojo diagua estaba en el fondo de una barranca, sombreado por quequeishques y palmitos. Más abajo, entre grupos de güiscoyoles y de ishcanales, dormían charcos azules como cáscaras del cielo, largas y oloríferas. Las sombras se habían desbarrancado encima de los paredones y en la corriente pacha, quebradita y silenciosa, rodaban piedrecitas de cal. La Juanita se sentó a descansar: estaba agitada; los pechos —bien ceñidos por el traje— se le querían ir y ella los sofrenaba con suspirosa imperiosos. El ojo diagua se le quedaba viendo sin parpadear, mientras la chucha lengüeaba golosamente el manatial, con las cuatro patas ensambladas en la arena virgen. Río abajo, se bañaban una ramas. Cerca unos peñascales verdosos sudaban el día. La juanita sacó un espejo, del tamaño de un colón, y empezó a espiarse con cuidado. Se arregló la mechas, se limpió con el delantal la frente sudada y como se quería cuando a solas, se dejó un beso en la boca, mirando con recelo alrededor, por miedo a que la bieran ispiado. Haciendo al escote comulgar con el espejo, se bajó de la piedra y comenzó a pepenar chirolitas de tempisque para el cinquito. La chucha se puso a ladrar. En el recodo de la barranca apareció un hombre montado a caballo. Venía por la luz, al paso, haciendo chingastes el vidrio del agua. Cuando la Juana lo conoció sintió que el corazón se la había ahorcado. Ya no tuvo tiempo de escaparse y, sin saber por qué, lo esperó agarrada de una hoja. El de a caballo, joven y guapo, apuró y pronto estuvo a su lado, radiante de oportunidad. No hizo caso del ladrido y empezó a chuliar a la Juana con un galope incontenible como el viento que soplaba. Hubo defensa claudicante, con noes, temblores y jaloncitos flacos; después ayes, y después... El ojo diagua no parpadeaba. Con un brazo en los ojos, la Juana se quedó en la sombra. Tacho, el hermano de la Juanita, tenía nueve años. Era un cipote aprietado y con una cabeza

11 de hüizayote. Un día vido que su tata estaba furioso. La Juana le bía dicho quién sabe qué, y el tata le bía metido una penquiad’el diablo. - ¡Babosa! —había oído que le decía— ¡Habís perdido lonra, que era lúnico que traibas al mundo! ¡Si biera sabido quibas ir a dejar lonra al ojo diagua, no te dejo ir aquel diya; gran babosa!... Tacho lloró, porque quería a la Juana como si hubiera sido su nana; e ingenuamente, de escondiditas, se jue al ojo diagua y se puso a buscar cachazudamente lonra e la Juana. El no sabía ni poco ni mucho cómo sería lonra que bía perdido su hermana, pero a juzgar por la cólera del tata, bía de ser una cosa muy fácil de hallar. Tacho se maginaba lonra, una cosa lisa, redondita, quizás brillosa, quizás como moneda o como cruz. Pelaba los ojos por el arenal, río a abajo, río arriba, y no miraba más que piedras y monte, monte y piedras, y lonra no parecía. La bía buscado entre lagua, en los matorrales, en los hoyos de los palos y hasta le bía dado güelta a la arena cerca del ojo, y ¡nada! - Lonra e la Juana, dende que tata la penquiado, —se decía— ha de ser grande. Por fin, al pie de un chaparro, entre hojas de sombra y hojas de sol, vido brillar un objeto extraño. Tacho sintió que la alegría le iba subiendo por el cuerpo, en espumarajos cosquilleantes. - ¡Yastuvo! - gritó. Levantó el objeto brilloso y se quedó asombrado. - ¡Achís! —se dijo—. No sabía yo que lonra juera así... Corrió con toda la fuerza de su alegría. Cuando llegó al rancho, el tata estaba pensativo, sentado en la piladera. En la arruga de la ceja se le bía metido una estaca de noche. - ¡Tata! —gritó el cipote jadeante—: ei ido al ojo diagua y ei encontrado lonra e la Juana; ya no le pegue, tome!... Y puso en la mano del tata asombrado, un fino puñal con mango de concha. El indio tomó el puñal, despachó a Tacho con un gesto y se quedó mirando la hoja puntuda, con cara de vengador. - Pues es cierto... —murmuró—.