EL MISTERIO DE LA REPRESA DE GURI CUANDO LOS MUERTOS SALIERON DE LAS TUMBAS DEL CEMENTERIO DE LA LAGUNA NEGRA. 2° parte

Por. Julio Barreiro Rivas

Mientras los delincuentes cumplían su condena, el gobierno Nacional concebía un gran proyecto orientado a la instalación de una represa siderúrgica en el río Caroní, llamada “El Guri”. - Según se decía, sería la más grande de Sudamérica y suministraría energía eléctrica para todo el continente.

CÁRCEL DE CIUDAD BOLÍVAR

REPRESA DE GURI

El objetivo se hizo realidad y empezaron los trabajos de construcción. Al tiempo que los muros avanzaban, los topógrafos delimitaban los terrenos que serían anegados, sumergidos en las aguas represadas. Fue así como los topógrafos llegaron a los límites del pueblo Laguna Negra. –Según las demarcaciones, el pueblo conjuntamente con la laguna quedarían sumergidos a diez metros bajo las aguas, solamente permanecerían como testimonio de que allí había

LAGUNA NEGRA

BOHÍOS INDÍGENAS

INSPECTORES

Existido un pueblo, la torre de la iglesia y el cementerio, por encontrarse ubicados en un montículo.

CEMENTERIO ABANDONADO

El gobierno indemnizó las propiedades conjuntamente con el cementerio mediante una expropiación, dando a todos sus habitantes un plazo de un año para la desocupación. Así mismo se autorizó al pueblo a desvalijar al pueblo; es decir, cada uno podía aprovechar al máximo los materiales de los inmuebles en cuestión, incluyendo el cementerio, porque aunque éste no quedaría totalmente sumergido, si quedaría incomunicado, puesto que el puente que era la única vía de acceso hasta él, quedaría también bajo las aguas. De igual forma se autorizó, para quien así lo deseara, trasladar a sus difuntos a otro cementerio; pero como las bienhechurías ya estaban canceladas, los gastos ocasionados por estos traslados estarían a cargo de los deudos. El Alcalde del poblado reunió a sus habitantes para notificarles la orden de desalojo dada por el gobierno, al tiempo que a cada uno le cancelaba su propiedad, según el censo ya realizado con anterioridad. Acordaron que a los muertos los dejarían “tranquilos” en sus tumbas, puesto que si habían convivido juntos, lo lógico sería que

permaneciesen juntos después de muertos. De modo que después de deliberar, firmaron un documento en conjunto que decía textualmente “Los muertos de Laguna Negra sólo saldrán del cementerio a su voluntad”. Este documento fue publicado en los periódicos locales después de ser debidamente registrado. Grandes titulares decían:”El pueblo de Laguna Negra será tomado por las aguas de la represa, los vecinos tendrán nuevas residencias”. Por otro lado, el Alcalde manifestó que le preocupaba el hecho de que él se quedaría sin trabajo, puesto que al no existir el pueblo, tampoco hacía falta el Alcalde. Al paso de los días, todo sucedió tal y como estaba pautado, el pueblo fue abandonado poco antes del cierre total de la represa. El agua turbia del río Caroní poco a poco fue tomando posesión de su nuevo lecho. Los caribes, caimanes y otras especies se apoderaron de todo el contorno, formando al paso del tiempo un nuevo paisaje con características salvajes, tan solo allá en el centro se puede ver la cruz de hierro adherida a la torre de la iglesia y, un poco más allá en la colina, el cementerio, donde se asoman entre la maleza, unas rústicas y corroídas cruces.

A partir del cierre total, el río se hizo navegable con la debida permisología de la Guardia Nacional, responsable de la custodia y resguardo de la represa y el embalse. Como quiera, que la represa es abundante, es notorio ver a muchos pescadores y turistas navegando en sus aguas, así como grandes barcos turísticos, los cuales en días domingos y feriados, se observan abarrotados de personas deseosas de ver una de las atracciones más impactantes como lo es el cementerio y la cruz de la iglesia. Comentarios de todo tipo se tejieron alrededor de este cementerio abandonado. Se dice que de noche salen los muertos caminando sobre las aguas y que se dirigen hacia la iglesia. Unos dicen que los han visto vestidos con túnicas blancas y con una antorcha en la mano

Otros que navegan en curiaras y, otros dicen que lo hacen en sus propios ataúdes. Lo cierto es, que por las noches en este cementerio se ven constantemente luces de todos colores y, en la laguna se puede ver con frecuencia varias sombras negras y blancas, lo mismo así en la torre de la iglesia.

La Guardia Nacional tanto respeta estas leyendas, que nunca se atreve a navegar las aguas cercanas al cementerio. Se dice que ésta es una laguna encantada, que quien se sumerge en sus aguas, es atraído por los muertos a su profundidad. - Como quiera que al otro lado del río está la carretera, que en otrora comunicaba al pueblo a través del puente colgante, en la actualidad se ha convertido en un embarcadero donde se puede llegar con vehículos rústicos los días festivos. Llega allí mucha gente con la sola intención de ver allá a lo lejos el cementerio; y hay quienes colocan velas a las ánimas de la Laguna Negra en una capilla casi escondida que se construyó allí con ese fin donde se hallan santos de todo tipo y otros ídolos de la brujería, así como fotografías de algunos muertos enterrados en ese lugar. Se dice que los muertos se salieron de sus tumbas y están penando en la laguna, pero que es muy peligroso llegar hasta el cementerio, por eso desde el día que el agua tomó su nivel, jamás un ser vivo visitó ese misterioso lugar.

Habían pasado veinte años desde el día en que se había cerrado la represa. La población de Guayana ya casi se había olvidado de aquel pueblito que yacía sumergido en el río Caroní. Se podía decir que ya no existía en el recuerdo de la gente, sólo quedaba de aquel territorio la leyenda del cementerio de Laguna Negra y de aquellos espantos y aparecidos que decían, circundaban aquel poblado. El temor a los muertos que salían de sus tumbas era evidente, tanto así, que las embarcaciones que circulaban por el río evitaban la cercanía a Laguna Negra.

Una noche, día de San Juan, se había celebrado una fiesta en un caserío cercano al pueblo de San Salvador de Paúl, el cual estaba situado en las cercanías de los tepuyes. Para custodiar esta celebración, fue delegada una comisión de la Guardia Nacional.

Serían las cuatro de la mañana, cuando la barca navegando las aguas tranquilas de la represa del Guri, regresaba de cumplir con su misión. Un total de veinte personas, entre guardias y civiles, viajaban en la embarcación. Abatidos por el cansancio se quedaron dormidos a mitad del viaje, solamente el conductor y un ayudante venían pendientes del río y de sus obstáculos. El guardia ayudante advirtió al timonero que se encontraban en el paso del cementerio de Laguna Negra y que había que estar mosca con sus muertos. En ese momento, el guardia puso a funcionar un reflector y lentamente enfocó hacia la laguna. Cual sería su sorpresa, cuando divisó bajo la

Luz de aquel aparato, un ataúd que emergía lentamente de la laguna. Tanta fue la impresión de aquel hombre, que al ver esto, gritó: ¡Allí hay un muerto…! ¡Míralo!... -Lentamente dirigió la luz hacia otro punto del embalse y pudo ver uno y otro y, muchos ataúdes más. El timonero paró la marcha de la embarcación, no queriendo creer lo que estaban viendo sus ojos después de comprobar que una veintena de ataúdes viajaban río abajo y estupefactos por el susto, decidieron despertar a todos los ocupantes de la embarcación, quienes salieron todos a cubierta para contemplar despavoridos el espectáculo mortuorio que navegaba en aquellas aguas. – Toda clase de comentarios entre cortados salían al aire: …¡son los muertos de Laguna Negra, que están saliendo del cementerio! El capitán que dirigía la expedición tomó la dirección del caso y para evitar que el miedo se apoderara de todos, dio órdenes de parar la embarcación, impidiendo así el encuentro con los muertos y mandó a ponerse todos en orden mientras decía: - ¡Esperemos aquí mientras amanece, ya que los muertos no salen de día! Llamó al comando que estaba situado en el cierre de la represa y participó lo que estaba sucediendo. Cuando la noticia llegó al comando y se difundió el rumor de que los muertos se habían salido del cementerio, causó tal conmoción que todo el comando se movilizó. Llamaron al gobernador del Estado y, este a su vez a todos los medios de comunicación y al tiempo, llamaron a la barca de la guardia que estaba parada en el río, para pedirles más información. El capitán ya bastante chorreado, les comunicó que los muertos ya se habían alejado río abajo, todos en fila india por el centro del río.

Rápido corrió la voz en todo Puerto Ordaz y, eran muchos los autobuses y vehículos que se dirigían hasta la represa. Así mismo la radio, la televisión y todos los medios de comunicación, no querían perderse el acontecimiento. Estos decidieron esperar a los muertos en la represa para transmitir la noticia a toda la nación. Aproximadamente a las seis de la mañana, ya todo el muro de la represa estaba lleno de gente a la espera de la llegada de los muertos. Al amanecer, la barca del comando, temerosamente tripulada, decidió seguir la marcha. Cada uno de sus ocupantes tenía los ojos pelados, querían ser los primeros en divisar los ataúdes que se confundían entre las aguas turbulentas del río Caroní. Uno de los ocupantes gritó: ¡Allá va uno!- Mientras otro advirtió: ¡No! ¡Eso es un caimán! Fue en ese momento cuando cundió el pánico, empezó la duda y la gente se preguntaba: ¿Será que no son muertos, que son caimanes vivos y coleando y nos quieren atacar? El miedo de los ocupantes de la barca era literalmente paralizante algunos exclamaban. ¡Dios mío, que sean muertos! …¡Que no sean caimanes!

Pero un terror más profundo se dejó sentir cuando un caimán de más de seis metros de largo, pasó lentamente al costado de la embarcación, rozándola con su escamosa y larga cola. Para tratar de esconderse entre las aguas, la barca navegaba muy despacio, rogándole a Dios de que los muertos se dejaran ver. – Los ruegos fueron escuchados y la alegría embargó a los navegantes, cuando uno de ellos gritó: ¡Allá están!... Todos exclamaron a la vez: ¡Gracias a Dios que son muertos y no caimanes!... Pero un silencio total volvió a sentirse cuando uno dijo: ¡No son muertos, son espíritus que salieron del cementerio por haberlos abandonado! ¡Seguro que están arrechos! ¡No debemos acercarnos más, pueden hundirnos la barca!

ATAÚDES FLOTANDO EN EL RÍO

En ese momento hacía su presencia un helicóptero para hacer un reconocimiento. Un camarógrafo hacía la primera toma. Un total de veinte ataúdes con los muertos de Laguna Negra en su interior flotaban en el río y toda Venezuela los pudo ver a través de la televisión. – Dos horas más tarde, eran más de dos mil personas las que se habían apostado en las inmediaciones de la represa, para observar aquel extraño acontecimiento. Entre esta multitud se tejían cualquier cantidad de comentarios, tan diversos como la cantidad de personas que allí se encontraba. Una manada de curas se disponía a cantar responsos funerarios e impartían agua bendita e inciensos. Como quiera que las urnas hubieran llegado a una parte de la represa donde el agua ya no tenía movimiento, los muertos se detuvieron en el centro formando un semicírculo. Pero cuando la gente estaba más atenta al movimiento de los ataúdes, éstos empezaron a hundirse. Uno a uno comenzó a sumergirse en las profundas aguas de la represa, dejando en los espectadores una expectación total y una incertidumbre tremenda. Esta es la leyenda del cementerio de Laguna Negra y de los muertos que salieron de sus tumbas para hundirse en lo más profundo de la represa. En los momentos de editar esta historia, las creencias del pueblo son las mismas desde que presenciaron lo antes relatado. Por tal motivo, este hecho tomó oficialidad y el gobierno decretó ese día “El día de San Juan de los muertos de Laguna Negra”. Todos los años su celebración se realiza en la misma represa del Guri, en donde es

común ver ese día a millones de personas llevando flores, coronas y velas a los muertos, además de oficiar misas por las almas y espíritus de quienes quedaron sumergidos en las profundidades de la represa.

ORO COCHANO

JULIO BARREIRO RIVAS “FARANDULO”

DIAMANTE

... He considerado, que debo contar con precisión, lo que se esconde detrás del misterio de la represa de la Laguna y de los muertos que salieron de sus tumbas, en el cementerio del pueblo de Laguna Negra. Puesto que posiblemente, muchos de mis lectores, tendrán algunas interrogantes con relación a esta historia.) Pues bien, resulta ser que tal y como he relatado en páginas anteriores, hace veinte años atrás, se cometió en el río Caroní un crimen de grandes dimensiones, donde resultaron asesinados dos compradores de oro y diamante a manos de seis mineros habitantes del pueblo Laguna Negra. Quienes por este hecho fueron llevados a prisión y condenados a treinta años de cárcel. Por circunstancias de tipo jurídicas, estos criminales no cumplieron su condena completa y en lugar de treinta años, sólo cumplieron veinte años de prisión. Como quiera que habían transcurrido veinte años y sus apariencias físicas eran otras, casi nadie los podía identificar, sobre todo si se toma en cuenta que el pueblo donde sucedió el crimen ya no existía por ello los seis ex - convictos, pasaban fácilmente inadvertidos en la zona. Fue así como estos rufianes se organizaron para rescatar el botín que tenían sepultado en la tumba del padre de uno de ellos. Lo primero que hicieron fue realizar un reconocimiento de la zona puesto que era desconocida para ellos al ver que donde antes había un puente colgante para cruzar el río, ahora había una gran represa llena de animales salvajes y, por supuesto, de zancudos tal y como en todas las lagunas.

En su primera inspección pudieron concluir que el rescate del botín les sería, por un lado, difícil en cuanto tenían que pasar el alijo a través del río, pero por otro lado, se les haría sencillo, puesto que el cementerio con el paso del tiempo, ya estaba totalmente inmerso entre la selva y de esta forma podrían trabajar sin ser vistos tan fácilmente, sólo necesitaban llevar consigo lo necesario para emprender el rescate del tesoro. Ya bastante entrada la noche, los hombres se acercaron al río provistos de una lancha de goma de color negro y en ella llevaban algunos envases, galones de cemento plástico, herramientas y el alimento necesario para el consumo durante el tiempo que habrían de permanecer allí. Con la ayuda de unos remos pasaron el río lentamente, al llegar al cementerio y descargar la mercancía, verificaron el lugar con la sola iluminación de una linterna a fin de encontrar la tumba donde habían dejado el botín y las canoas que habían escondido entre los matorrales, no tardaron en encontrar la tumba, pero fue en vano la búsqueda de las embarcaciones, pues éstas al estar tanto tiempo sumergidas en el agua, lógicamente estaban totalmente podridas. Tendrían que transportar el oro en la pequeña embarcación de goma haciendo varios viajes, pero de esta manera corrían el peligro de ser descubiertos, fue por ello que decidieron intentar lo que tenían previsto, llevar todo el cargamento en un solo viaje y si por mala suerte la lancha se llegase a romper, para su reparación disponían del cemento plástico. Habían planeado que cuando el cargamento estuviese al otro lado del río una camioneta tipo pick-up lo trasladaría a la ciudad donde ya tenían prevista la venta. Todo estaba planificado en la macabra mente de los asesinos y emprendieron la operación. El primer paso que dieron fue poner al descubierto el tesoro. Para ello excavaron la tumba. Varias bolsas de cuero llenas de oro y diamante fueron amontonadas en el cementerio, lo cual pesaba exactamente mil kilogramos. – La tarea se hacía más dura para los rufianes, si se toma en cuenta que también los zancudos y los mosquitos quitabocados hacían su trabajo en el cuerpo de ellos, con el agravante de que tenían que estar al acecho de las culebras y otras alimañas esparcidas por todo el lugar. Pero al parecer este detalle no lo consideraron antes de emprender el rescate, ya que entre sus

utensilios no llevaron repelente y, realmente los mosquitos estaban haciendo estragos en sus cuerpos, arrancándoles pedazos de carne dejando un orificio como el tamaño de la cabeza de un alfiler y produciendo un ardor casi irresistible, no en vano se dice que este mosquito es pariente del pez caníbal caribe. Los seis delincuentes, ya al borde de la desesperación por las picadas de los insectos, comparables a cachicamos, cavaban en las tumbas sacando los ataúdes ya viejos y carcomidos. Entre tantos nichos, lograron encontrar algunos que por ser de metal aún se conservaban en buen estado, con uno que otro agujero producto del óxido, pero utilizables para la tarea. Después de sacar los restos humanos que contenían, procedieron a taparlos con el cemento plástico para evitar que pasara el agua. Así fueron colocando en los ataúdes las bolsas con el tesoro y en muy poco tiempo un total de veinte sarcófagos se encontraban flotando en la laguna, pero no con cadáveres en su interior, sino con un promedio de cincuenta kilogramos cada uno de una carga multimillonaria. Solo faltaba esperar la noche para cruzar el río. Uno de ellos había salido en la lancha a buscar el vehículo, para luego a su llegada, partir con el cargamento. Consideraron que para evitar el choque entre los cajones durante la travesía del río, era necesario amarrarlos unos a otros con una cuerda que, a su vez, quedaría amarrada a la lancha de goma y así lo hicieron. Serían las tres de la mañana cuando salió la caravana fúnebre de la Laguna Negra, remolcada a punta de remo en la lancha, en donde los seis hombres ponían todo su esfuerzo para arrastrar el cargamento pero cuando más afanosamente estaban remando, se sintió un ruido lejano, una luz casi invisible que venía hacia ellos, era la barca de los guardias procedente de la fiesta. Al ver esto, los mineros rápidamente optaron por devolverse hacia la laguna, pero un enorme caimán se cruzó entre la lancha y los ataúdes, el cual de un mordisco cortó la cuerda que sujetaban las cajas fúnebres. Con este incidente los ataúdes quedaron a la deriva en el río y los hombres. Para no ser descubiertos, se refugiaron nuevamente en la laguna. Fue en aquel momento que el guardia desde la embarcación divisó lo que flotaba en las aguas y siguieron el macabro hallazgo; los sarcófagos cargados de oro y diamante, navegaron río abajo hasta llegar al sitio donde la represa le da salida a sus aguas en forma de

remolino, para luego dirigirse a la siderúrgica, lo que ocasionó que éstos se hundieran y como el cemento plástico no soportó tanto tiempo en el agua, los agujeros que presentaban las cajas se hicieron más grandes y el oro y los diamantes, al salirse a través de éstos, se esparcieron por todo el fondo de la represa, quedando allí sepultados para siempre.

REPRESA DEL GURI

ENCUENTRO DEL CARONÍ Y ORINOCO

El misterio de la represa del Guri. La indómita violencia del río Caroní, fue sometida a la voluntad del hombre en los años de 1.963 al 1.978 a cien kilómetros de su desembocadura del río Orinoco, en donde sus aguas salvajes y negras totalmente contaminadas, se retuercen antes de mezclarse con las caudalosas aguas pacíficas y silenciosas del río Orinoco. El río Caroní, forma parte de una conformación rocosa del Roraima, Estado Bolívar, Municipios Raúl Leoni y Manuel Piar. Este lago artificial, situado en el corazón de Guayana, es el más largo del mundo entero. El sistema fluvial que aporta el río Caroní y el río la Paragua, de un caudal de aguas totalmente contaminadas por los desechos de la cuantiosa fauna silvestre y de las diferentes explotaciones mineras, se aproxima a 5.000 M3, por segundos. El agua allí represada en la represa de Guri, garantiza 4.800 M3 continuos, todos los días de todo el año, para la generación de 10.000.000, de kilovatios. El embalse de Guri, fue planificado en la década de 1.950, por órdenes dadas por el General Marcos Pérez Jiménez a la Corporación

MARCOS PÉREZ JIMÉNEZ

RAÚL LEONI

AUTORES DE LA REPRESA DEL GURI

Venezolana de Fomento. Fueron iniciadas en la década de 1.960, en tiempos de la democracia, por la Empresa CVG. EDELCA. Es la Central Hidroeléctrica más grande de América, construida por un solo país. – En el año 1.985, se construyó la segunda etapa para instalar diez unidades más de generación, para completar la total producción Hidroeléctrica. Sólo superada por la de las tres gargantas de China y la de Itampú en Brasil y Paraguay. El misterio de la Represa del Guri y de su Laguna Negra, es una conjunción de las aguas, que después de recorrer 650 Km. por un lecho formado por un aluvión de oro y diamante que allí depositó la naturaleza y los asesinos de la Laguna Negra, que dejaron caer en las profundidades de las aguas de la represa de Guri, 1.000 kilos de oro cochano y 20. Kilos de diamantes brutos. www.farandulo.net