EL APRENDIZAJE ESCOLAR UN RETO PARA LA ESCUELA CONTEMPORANEA

EL APRENDIZAJE ESCOLAR UN RETO PARA LA ESCUELA CONTEMPORANEA Pedagogía 2013 Curso 27 Autores Dr. C. Manuel Soto Díaz [email protected] Dr. C. ...
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EL APRENDIZAJE ESCOLAR UN RETO PARA LA ESCUELA CONTEMPORANEA

Pedagogía 2013 Curso 27 Autores Dr. C. Manuel Soto Díaz [email protected] Dr. C. Alberto García Gutiérrez. [email protected] Universidad de Ciencias Pedagógicas Manuel Ascunce Doménech Ciego de Ávila

Edición: Dr. Cs. Gilberto García Batista

Corrección: Lic. José Luis Leyva Labrada

© sobre la presente edición, sello editor Educación Cubana. Ministerio de Educación, 2012.

ISBN 978-959-18-0867- 7

Sello Editor EDUCACIÓN CUBANA Dirección de Ciencia y Técnica Avenida 3ra # 1408 esquina a 16. Miramar, Playa. La Habana. Cuba. Teléfono: (53-7) 202-2259

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Índice Introducción / 1 Una concepción teórica que contribuye a sistematizar la Pedagogía como ciencia y su enfoque acerca del proceso de enseñanzaaprendizaje en la escuela / 3 ¿Qué es el aprendizaje? ¿Qué papel desempeña la enseñanza? ¿Cómo concebirla? / 9 La unidad de lo afectivo y lo cognitivo en el proceso de enseñanzaaprendizaje escolar / 11 El proceso de enseñanza-aprendizaje del escolar y el desarrollo intelectual / 13 La formación de motivos estables en el aprendizaje / 16 Un proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador / 17 A modo de resumen / 23

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RESUMEN Se expone este curso que uno de los mayores retos que tiene el profesor en la actualidad, consiste en asumir la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje de manera que pueda prestar atención a la diversidad del estudiantado. Aún cuando la atención a las diferencias individuales es uno de los principios pedagógicos que desde el punto de vista teórico es conocido por nuestros educadores, lamentablemente su concreción en la práctica educativa, en todos los niveles y tipos de enseñanza, es aún insuficiente. La escuela de estos tiempos no debe exigir al estudiante que se adecue a las demandas de una enseñanza que ha sido concebida por igual para todos, y diseñada por los encargados de su conducción. Se trata de lograr que sean el sistema escolar, la escuela y el maestro quienes se adapten a las particularidades de los estudiantes, para satisfacer a plenitud sus disímiles necesidades en términos educativos.

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INTRODUCCIÓN En el siglo XXI es necesaria la reformulación de la educación en cada uno de los niveles educativos. Hoy se habla de la necesidad de que la educación le de a los estudiantes la posibilidad de aprender a aprender para desarrollar una convivencia que permita su satisfacción como ser humano y pueda de una manera productiva interactuar en el contexto social. Uno de los mayores retos que tiene el profesor en la actualidad, consiste en asumir la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje de manera que pueda prestar atención a la diversidad del estudiantado. Sin embargo, aun cuando la atención a las diferencias individuales es uno de los principios pedagógicos que desde el punto de vista teórico es conocido por nuestros educadores lamentablemente su concreción en la práctica educativa, en todos los niveles y tipos de enseñanza, es aún insuficiente. Un ejemplo de esto es que los docentes aunque realicen un diagnóstico de su grupo no siempre son consecuentes, en el accionar cotidiano, con la necesidad de tomar en consideración los estilos de aprendizaje de los estudiantes para hacer su labor más eficiente y personalizada. La escuela de estos tiempos no debe exigir al estudiante que se adecue a las demandas de una enseñanza que ha sido concebida por igual para todos, y diseñada por los encargados de su conducción. Todo lo contrario, de lo que se trata, es de lograr que sean el sistema escolar, la escuela y el maestro quienes se adapten a las particularidades de los estudiantes, para satisfacer a plenitud sus disímiles necesidades en términos educativos y proporcionar a cada cual el tipo de ayuda específica que demande. En las ideas pedagógicas de nuestro José Martí está igualmente presente la crítica de la enseñanza tradicional al insistir en la necesidad de formar a los niños en la relación estrecha entre teoría y práctica y en vínculo con la vida social y laboral. Martí insistió por convertir a las escuelas en “…casas de razón donde con guía juiciosa se habituase al niño a desenvolver su propio pensamiento, y se le pusiera delante, en relación ordenada, los objetos e ideas, para que deduzca por si las lecciones directas y armónicas que

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le dejan enriquecidos con sus datos, a la vez que fortifica con el ejercicio y gusto de haberlos descubiertos.” La poca solidez del conocimiento, formación de habilidades, hábitos y valores morales y las reducidas posibilidades de su utilización por el escolar representan problemas de gran actualidad científica, que son causa de muchas insuficiencias de la labor de la escuela contemporánea. Es conocida la inconformidad de muchos padres, maestros, profesores, educadoras y otros especialistas de la educación en cuanto a la durabilidad y uso que hacen los escolares del conocimiento que adquieren. Algunas quejas se refieren a que estos olvidan lo que aprendieron o casi todo, o que es incapaz de utilizar lo “aprendido”, de reconocerlo o aplicarlo. La observación de numerosas clases impartidas por maestros de diferentes asignaturas y la valoración del comportamiento de los estudiantes, muestran el predominio de una enseñanza y un aprendizaje reproductivo. Se observa la tendencia de estudiar repitiendo y memorizando un texto o aprendiendo solamente fórmulas y pasos para ¨resolver¨ ejercicios, que supone serán objeto de examen, aun cuando le sea imposible explicar el por qué de lo que ha hecho. Es también frecuente encontrar que algunos estudiantes se sientan motivados por algunas de las asignaturas o disciplinas en específico mientras que, ante otras, experimentan la más compleja apatía. Sin embrago, las exigencias que plantea la sociedad a la escuela exigen que los estudiantes egresen desde el punto de vista cognitivo preparados en todas las asignaturas o disciplinas del plan de estudio. El aprendizaje que desarrollan los niños, adolescentes y jóvenes en la escuela debe garantizar no solo la instrucción, sino también la educación, categorías estas que en la pedagogía y su aspecto metodológico ha tenido diversas interpretaciones que nos han llevado a una posición dicotómica o reduccionista dañando la formación integral y armónica de nuestros estudiantes. En respuesta a estas dificultades han surgido distintas alternativas y concepciones en el pensamiento pedagógico contemporáneo que de una manera u otra han intentado atenderlas. Pero ¿Qué posición teórica asumir?

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Desde el Proyecto de Investigación de Pedagogía que se desarrolla en la Universidad de Ciencias Pedagógica un grupo de investigadores hemos sistematizado aspectos teóricos y metodológicos de la Pedagogía como ciencia desde el Enfoque Histórico Cultural que han contribuido a esclarecer aspectos importantes para asumir una posición consecuente en la práctica pedagógica en la atención a todos estos problemas del aprendizaje escolar. UNA CONCEPCIÓN TEÓRICA QUE CONTRIBUYE A SISTEMATIZAR LA PEDAGOGÍA COMO CIENCIA Y SU ENFOQUE ACERCA DEL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE EN LA ESCUELA El enfoque que se asume en la concepción es el de la pedagogía socialista cubana en el que se conjugan la tradición pedagógica nacional y la influencia de la escuela histórico-cultural en sus aspectos coincidentes, a partir de los siguientes argumentos: Considera el desarrollo psicológico como resultado de la apropiación de la cultura por el sujeto mediante su actividad consciente y creadora, lo cual sugiere la consideración de lo que la mayoría de los autores reconoce como una ley de la educación: el vínculo estrecho de la institución educativa con la vida. Para esa apropiación son decisivos los signos, los instrumentos y el lenguaje, como sistema de signos, todos estos componentes son portadores de cultura y mediadores entre ella y el sujeto que se desarrolla. El portador más importante de la cultura y principal mediador con respecto al sujeto, son las demás personas y sobre todo el adulto cuando se trata de la educación de niños y adolescentes. El enfoque que se asume apegado al materialismo dialéctico tiene en cuenta que la sociedad, en su tránsito por sucesivos momentos histórico concretos, es creadora y desarrolladora de la cultura. Esta posición determinó un cambio radical en la concepción de las relaciones del individuo con su medio y consigo mismo. Estos aportes justifican la amplitud y diversidad de las actividades que forman parte del proceso educativo; el carácter decisivo del factor humano en el mismo, muy por encima de cualesquiera tecnologías, así como la importancia del papel dirigente del educador.

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El proceso de apropiación cultural se produce mediante la interacción de los planos ínter-psicológico e intra-psicológico. Este punto de vista orienta hacia un proceso educativo donde se respete el principio de la estrecha interacción entre sus componentes personales: educadores, educandos y otros miembros de la comunidad educativa al tiempo que se tiene suficiente cuidado para favorecer el desarrollo de la individualidad como proceso de internalización o reconstrucción de los saberes que tuvieron su origen en el contacto con los “otros”. El enfoque considera que el complejo proceso de desarrollo psicológico mediante la apropiación de la cultura es de carácter integral por la presencia del carácter activo y transformador del sujeto, su interacción con la compleja gama de relaciones sociales con las que este interactúa en consonancia con la unidad de sus procesos cognitivos y afectivos, lo cual constituye un fundamento para conducir un proceso educativo en que “en lo relativo al estudiante, implica utilizar todos los resortes de que dispone en su personalidad (su historia académica, sus intereses cognoscitivos, sus motivos para el estudio, su emocionalidad) en relación con los que aporta el grupo de clase, involucrando a los propios estudiantes en la construcción de las condiciones más favorables para el aprendizaje” (González, 2000). De acuerdo con la propuesta de Vigotsky, esta aprehensión de la cultura se produce en un contexto histórico concreto lo que nos conduce al condicionamiento social de la educación, a la constante contextualización del proceso educativo en tiempo, en espacio, en concordancia con las relaciones sociales y la cultura resultante. Igualmente se hace necesario facilitar que los protagonistas del proceso se sientan en la posición de estudiosos y transformadores de la realidad en que están inmersos. El enfoque asume el punto de vista según el cual la enseñanza conduce al desarrollo y propone sobre esa base que se tenga en cuenta el principio de la zona de desarrollo próximo, no solo en el marco del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta propuesta conduce a la necesidad del diagnóstico continuo de las individualidades y el grupo, considerando sobre todo las potencialidades del educando para pronosticar sus logros en el futuro inmediato a través de la propuesta y realización de tareas, (apoyos estratégicos) encaminadas a consolidar el dominio independiente de

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sus funciones bajo la dirección del educador. Esto le concede una relación estrecha entre la forma en que se enseña y la manera en que el estudiante aprende. Esta concepción acerca de la pedagogía implica que en su concreción en el proceso de enseñanza-aprendizaje se asuma un enfoque desarrollador, integrador y contextualizado de la didáctica como ciencia que lo estudia. ¿Por qué enfoque desarrollador, integrador y contextualizado? •

Responde a las demandas y problemas sociales expresados en sus objetivos.



Parte del diagnóstico para concebir el PEA y atender al desarrollo desde las potencialidades.



Contextualiza la educación, en el PEA, a la sociedad a través de las problemáticas que incorpora como contenido de enseñanza para atender a los objetivos generales y ejes transversales desde cada asignatura y a las potencialidades, necesidades e intereses de los alumnos.



Contextualiza el PEA de la asignatura con la incorporación de componentes y contextos del proceso educativo pertenecientes a la escuela, la familia, la comunidad para su contribución a la educación de los estudiantes a través de la selección y utilización de fuentes diversas de información y métodos participativos, de búsqueda, de solución de problemas e investigativos.



Integra los contenidos de la asignatura a través de la sistematización del conocimiento de la ciencia en el proceso de familiarización, comprensión, dominio, sistematización y autoevaluación en la asimilación consciente del contenido por el alumno, a nivel de tarea, clase, unidad, programa.



Integra los contenidos de las asignaturas a través de una concepción interdisciplinaria en el tratamiento de conocimientos, habilidades, valores, métodos, evaluación.

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Integra la educación del alumno atendiendo tanto a lo cognoscitivo como a lo actitudinal en el diagnóstico, los objetivos, los contenidos, los métodos, la evaluación logrando el vínculo con la vida, con la práctica, con el trabajo.

El estudio de la literatura pedagógica a través de la historia permite comprender que estas dos categorías, la enseñanza y el aprendizaje, son las más reconocidas por los autores para referirse a la estructuración y organización de la educación. La enseñanza se comprende como la dirección del proceso educativo mediante la estructuración, por el educador, del sistema compuesto por objetivos, contenidos, métodos, medios, formas organizativas y evaluación, a través de un proceso que transita por las etapas de planificación, conducción y control, mientras que el aprendizaje en esta concepción pedagógica puede expresarse como “un proceso en el cual el educando, bajo la dirección directa e indirecta del maestro, en una situación especialmente estructurada para formarlo individual y socialmente, desarrolla capacidades, hábitos y habilidades que le permiten apropiarse de la cultura y de los medios para conocerla y enriquecerla. En el proceso de esa apropiación se van formando también los sentimientos, intereses, motivos de conducta, valores, es decir, se desarrollan simultáneamente todas las esferas de la personalidad” (ICCP, 1998: 40). La enseñanza debe generar aprendizajes específicos que conduzcan al desarrollo, lo cual ocurre cuando es capaz de conducir a las personas más allá de los niveles alcanzados en un momento determinado de su vida y propicia la realización de aprendizajes que superan las metas ya logradas. “La educación desarrolladora promueve y potencia aprendizajes desarrolladores” (Castellanos, 1999: 27). El aprendizaje puede incluir el propio autoaprendizaje, como autodirección y autocontrol del proceso por el propio alumno, aspectos que son cada vez más posibles como resultado del desarrollo de las técnicas educativas, y también de nuevas relaciones, más democráticas y cooperadoras entre el maestro y el alumno.

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El estudio, fundamentación y dirección de la dinámica entre enseñanza aprendizaje y su relación con la educación como resultado es lo que distingue a la Pedagogía como ciencia de otras que también analizan la educación como un fenómeno social. Por lo tanto es alrededor de esa dinámica que debe construirse y sistematizarse el cuerpo teórico de la Pedagogía. Al concebir la relación entre la enseñanza y el aprendizaje, se asume que la enseñanza debe tomar en cuenta las regularidades de la formación y el desarrollo para guiar el aprendizaje, la actividad y la comunicación del alumno en dicho proceso. Este enfoque aporta a la Pedagogía y a la Didáctica la idea de un proceso educativo caracterizado por la actividad y la comunicación desarrolladoras de quienes se educan, motivados estos por problemáticas reales del contexto socio histórico en que se insertan. El proceso educativo que se desarrolla en el marco de una institución educativa es de carácter sistémico y profesional, fundamentado en una concepción teórico pedagógica generalizada, intencionalmente dirigida a preparar a las nuevas generaciones para la vida social y en primer lugar para el trabajo, proceso educativo es el sistema de interacciones del educando con la realidad -fundamentalmente con las demás personas- organizadas en etapas y fases interdependientes constitutivas de una estrategia de la escuela u otra institución educativa que incluye el concurso de la familia y la comunidad y que se estructura -sobre el fundamento de la teoría pedagógica- conforme a las necesidades sociales y contextuales derivadas estas en objetivos y contenidos precisos, concretados en una dinámica de base científica, flexible y creadora, dirigida por pedagogos para alcanzar como resultado la educación, la cual conduce al desarrollo de la personalidad. ¿Qué lugar ocupa en él el proceso de enseñanza-Aprendizaje? Dentro del proceso educativo la educación se puede organizar a través de un proceso cuya sistematicidad está asociada a los contenidos de programas de disciplinas científicas y se estructura temporal y espacialmente en relación con la dosificación de los objetivos y contenidos de esos programas. Esa característica distingue al proceso educativo como proceso de enseñanza aprendizaje (PEA), en el que

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hay una proyección rigurosa de cómo se organiza y estructura la enseñanza en relación con la manera que debe ocurrir el aprendizaje. No todas las actividades del proceso educativo se organizan y estructuran como proceso de enseñanza-aprendizaje, es decir, hay actividades que sus objetivos y contenidos responden a elementos más integradores de la educación, a objetivos de nivel, de grado y que sus contenidos constituyen ejes transversales. Estas actividades no enmarcadas en el PEA constituyen otra forma de organizar la consecución de los objetivos, se distinguen porque la relación entre enseñanza y aprendizaje es menos precisa, el papel dirigente del educador es menos directo, la relación de estas actividades con las del PEA le dan solidez y coherencia a todo el proceso educativo y constituyen una necesidad de la educación porque dan lugar a cierto margen de espontaneidad, flexibilidad. Constituyen otra forma de propiciar la creatividad y estrechar las relaciones grupales y el sentido de pertenencia al grupo, permiten que los alumnos entren en contacto con determinadas dimensiones de la vida que el PEA solo puede favorecer parcialmente. Además constituyen un cambio de actividad con respecto a las actividades del PEA con lo cual se favorece la conservación- en lo posible- de la capacidad de trabajo durante el día, la semana y el año escolar. El proceso de enseñanza-aprendizaje es el proceso educativo institucional que de modo más sistémico organiza y estructura la enseñanza en relación con la manera que debe ocurrir el aprendizaje al propiciar, como en ningún otro momento, la interacción directa educador – educandos alrededor de la relación esencial, garantizada por el educador, que se da entre los fines de la educación (objetivos) y la precisión de los contenidos gracias a la intervención de los componentes que aportan la dinámica del proceso (métodos, medios, formas, evaluación), estructura esta, en general, a través de cuyo funcionamiento es posible lograr la educación vinculada de manera directa a un determinado contenido de las ciencias concretas, expresado en planes y programas de estudio. Esta idea permite precisar que cuando se alcanza un nivel de sistematicidad tal entre la estructuración y el funcionamiento de la

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enseñanza, en relación con los aprendizajes que se necesitan de acuerdo con la especificidad de la institución educativa y el desarrollo alcanzado y pronosticado en los alumnos para lograr la educación que la sociedad proyecta, esa relación se establece como proceso y se denomina proceso de enseñanza-aprendizaje, el cual no es distinto del proceso educativo, sino que es el proceso educativo con un nivel cualitativamente superior de sistematicidad. El criterio anterior conduce al debate sobre la relación de la Pedagogía con la Didáctica, que hoy está en el punto de mira de los epistemólogos de las ciencias pedagógicas. Al igual que otros autores, se coincide en que la Didáctica es la rama de la Pedagogía y la ciencia que estudia el proceso de enseñanza-aprendizaje, que es una manera de manifestarse el proceso educativo. Mientras la Pedagogía estudia el proceso educativo en todas sus interacciones, la Didáctica estudia la relación más sistémica, organizada y eficiente, entre la enseñanza y el aprendizaje, desde un objeto preciso del conocimiento, que se ejecuta a partir de fundamentos teóricos, sobre la base del encargo que la sociedad hace a la institución educativa y al personal profesional especializado: los educadores. La Didáctica es una rama de la Pedagogía, que adquiere el carácter de ciencia en la medida que estudia un nivel cualitativo de organización del proceso educativo que posee peculiaridades, que tienen que ver con las relaciones internas que se producen entre el educador y el alumno mediadas por los componentes: objetivos, contenidos, métodos, formas, medios, evaluación desde un objeto preciso del conocimiento. Una vez aclarada esta posición teórica respecto a la pedagogía, la didáctica, el proceso educativo y el proceso de enseña-aprendizaje podemos adentrarnos en este último desde una perspectiva más amplia e integradora desde el punto de vista teórico y metodológico. ¿Qué es el aprendizaje? ¿Qué papel desempeña la enseñanza? y ¿Cómo concebirlo? Es importante atender a la respuesta de estas interrogantes, ello nos permitirá poder asumir una posición pedagógica y en consecuencia, siguiendo la concepción presentada con anterioridad, podemos empezar diciendo que el aprendizaje es la transformación y desarrollo

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de la psiquis y del comportamiento que ella regula en función de la actividad interna y externa, o sea, de la interacción del sujeto con su medio. En esencia el aprendizaje consiste en el surgimiento y o modificación en el sujeto del reflejo psíquico de la realidad, reflejo que puede ser cognitivo o afectivo. Con otras palabras se puede entender por aprendizaje: El proceso dialéctico de apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser construidos en la experiencia sociohistórica, en el cual se producen, como resultado de la actividad del sujeto y de la interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y crecer como personalidad

En términos pedagógicos no es posible hablar solo de aprendizaje sin referirnos a la enseñanza, por eso en nuestra literatura pedagógica como en la de muchos países se habla de un proceso general y complejo, se refieren al proceso de enseñanza-aprendizaje. Al hablar de proceso de enseñanza-aprendizaje es importante tener presente que en él interactúan dos categorías: una la enseñanza y la otra el aprendizaje, en la primera concerniente a uno de los componentes personales; el maestro y la otra relativa a el estudiante componente personal también del proceso. El maestro en su función de dirigir el proceso de enseñanza debe conocer que este proceso de dirección se debe caracterizar por ser orientador, constituir una guía para el desarrollo de las actividades de los estudiantes, logrando en ellos una implicación activa y transformadora de si y del proceso en general. Por su parte el estudiante en la medida en que aprende logra una restructuración activa de sus percepciones, ideas conceptos y esquemas que posee en su estructura cognitiva. En la concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje son múltiples las formas en que el maestro puede organizar y/o guiar el aprendizaje de sus discípulos, ahora bien la organización del proceso de

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aprendizaje basada en formas de cooperación es sin dudas una de las más efectivas, esto responde al carácter social del desarrollo humano. En otros contextos educativos has tenido lugar otras concepciones acerca de la enseñanza y el aprendizaje, por solo citar una haremos un breve comentarios acerca de uno de los que hizo aportes significativos a este tema, David Ausubel psicólogo educativo que a partir de la década de los sesenta, dejó sentir su influencia por medio de una serie de importantes elaboraciones teóricas y estudios acerca de cómo se realiza la actividad intelectual en el ámbito escolar. Su obra y la de sus seguidores (Ausubel.1976; Ausubel, Novak y Hanestan, 1983; Novak y Gowin, 1988, han guiado hasta el presente no solo múltiples experiencias de diseño e intervención educativa, sino que en gran medida han marcado el derrotero en la psicología cognitiva. Ausubel como otros cognitivistas, postula que el aprendizaje implica trasformación activa, también concibe al estudiante como un procesador activo de la información. El aprendizaje, la enseñanza y su concepción han sido analizados por diversas posiciones, concepciones y/o tendencias de ahí que resulte un tema que ha interesado a muchos a lo largo de la historia, no obstante se hace necesario tomar partido, algo que también corresponde al docente en su papel de formador de nuevas generaciones. Sin embrago hasta lo que hemos tratado no es suficiente hay otros aspectos que debemos abordar para entonces al final poder asumir una posición teórica y metodológica. LA UNIDAD DE LO AFECTIVO Y LO COGNITIVO EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE ESCOLAR No tener en cuenta cómo trabajar el desarrollo del intelecto en los escolares, propicia que en la sociedad se acumulen repetidores a los que se les exige saber, pero que poco pueden operar con lo que han aprendido ya. Tal incapacidad se revierte en ineficiencia del trabajador, en pobres habilidades para enfrentarse a los problemas, encontrar solución y transformar el medio, creando, innovando. Por otra parte, todo objeto, hecho, fenómeno, proceso, o sea, todo contenido tiene un valor, un significado en sí, una repercusión social y un valor para sí; no tener en cuenta revelarlo suficientemente y

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promover su valoración por el estudiante, reduce o elimina la acción educativa que por esta vía, que puede considerarse de gran potencialidad, tiene el componente educativo del conocimiento en el proceso de enseñanza – aprendizaje. En este sentido es necesario en el logro de la unidad de lo cognoscitivo y lo afectivo, que el significado del objeto de estudio se ponga de manifiesto y este adquiera un sentido para el estudiante, el cual ha de sensibilizarse con el objeto, con el hecho, con su significación, para entonces valorarlo. El logro de este propósito implica llevar de frente, en cada momento, la revelación del valor que puede tener el conocimiento dado determinados rasgos, propiedades, cualidades, que se lo confieren, estimulando la formación del sentido y el proceso valorativo, cuya exigencia deberá llegar a producirse de modo consciente en el alumno, a partir de que este interiorice como necesidad su revelación. El hombre no permanece impasible ante los hechos y fenómenos del mundo que le rodea, adopta una posición concreta ante ellos. Por la propia naturaleza humana todos los elementos que se integran en la personalidad tienen una naturaleza cognitiva y afectiva, es imposible delimitar un hecho o fenómeno psicológico puramente afectivo o puramente cognitivo en el funcionamiento normal del hombre (González y Mitjans, 1989). Los conocimientos y habilidades que posean un sentido personal para el estudiante, provocan una efectiva regulación de su conducta y viceversa, por lo que los motivos proclives a la escuela y al aprendizaje facilitan la asimilación de los contenidos científicos, el desarrollo de habilidades y la formación de determinados valores y normas de conducta en los alumnos. Ahora bien, la simple obtención del conocimiento no implica automáticamente su manifestación conductual, sino solo cuando resulta relevante para la personalidad en su reflejo afectivo - volitivo, por eso las operaciones cognitivas en la escuela tienen que ser portadoras de un contenido emocional favorable para poder alcanzar los logros educacionales y los estándares básicos, de ahí que el docente deba imprimirle una alta carga afectiva y motivacional a su método de dirección del aprendizaje de los alumnos.

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El proceso de enseñanza-aprendizaje del escolar y el desarrollo intelectual Sería interesante primero que hacer la siguiente pregunta. ¿Se atiende suficientemente el desarrollo intelectual en el proceso de enseñanza -aprendizaje? El desarrollo del pensamiento en el escolar ha sido abordado desde diferentes ciencias. Filósofos, psicólogos y pedagogos han trabajado arduamente en la búsqueda de explicaciones, teorías y formas de actuar. Numerosos trabajos desarrollados han tenido éxito en sus resultados y, en general, estos estudios ofrecen una base importante para que se profundice el problema desde el ángulo de la pedagogía y con el propósito de actuar en consecuencia en la escuela con carácter masivo. Las tesis planteadas por Vigotsky incluyen importantes revelaciones, que de una u otra forma van a plantear exigencias al proceso de enseñanza – aprendizaje, así, por ejemplo, para Vigotsky “cualquier función en el desarrollo cultural del niño aparece en escena dos veces, en dos planos: primero como algo social, después como algo psicológico; primero entre la gente, como categoría interpsíquica, después dentro del niño, como una categoría intrapsíquica” (180,2). Al respecto L. A. Venguer enfatiza que “la asimilación que el niño realiza de las formas externas de la acción tiene lugar, precisamente en la comunicación y como regla general está mediatizada por el lenguaje” [20,19]. De este modo, la comunicación, vista como la interacción de las personas que entran en ella (Lomov), se constituye en una exigencia importante a ser propiciada, estimulada y enriquecida en el proceso de enseñanza-aprendizaje, por su incidencia en los planos cognoscitivo, de desarrollo intelectual y educativo. De igual forma, se destaca entre los postulados del enfoque históricocultural el vínculo de lo afectivo con lo cognoscitivo como tratamos anteriormente, al respecto apuntaba Vigotsky al referir que tras el pensamiento se encuentra una tendencia afectiva y volitiva. El nivel de generalización alcanzado por la persona respecto a los conocimientos y procedimientos, constituye uno de los indicadores de

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su desarrollo intelectual, e igualmente es reconocido por numerosos autores que el nivel de logros alcanzado es resultado del desarrollo individual del hombre en interacción con el medio social en que se inserta. Queda claro que existe una relación directa entre el nivel de logros obtenido en el desarrollo intelectual y la calidad del aprendizaje; que una persona que realice operaciones intelectuales de mayor calidad aprende con un ritmo más rápido; así como que la enseñanza deberá estimular el desarrollo, lo cual es posible realizar con total éxito en el proceso de enseñanza - aprendizaje, sin necesidad de acudir a la creación de condiciones especiales para el desarrollo de la docencia. Alrededor del problema que nos ocupa existen otros muy relacionados, como por ejemplo: la periodización del desarrollo del escolar, acerca de lo cual existen resultados de investigaciones que han marcado pauta (J. Piaget, L.S. Vigotsky, O.B. Elkonin) y han repercutido con fuerza en la concepción de los programas escolares. Otro de los problemas bastante estudiados, por todas las corrientes psicológicas y pedagógicas, es el de los conocimientos previos (A.L. Leontiev) o antecedentes en la estructuración de los nuevos. Desde la década del sesenta comenzaron a tomar cada vez mayor auge estas ideas con los trabajos al respecto realizados por Ausubel, lo cual también ha sido abordado en los años más recientes por Cesar Coll y sus colaboradores. Otra de las problemáticas en las que se profundiza es la relativa a la formación de habilidades relacionadas con el control consciente de la actividad por parte del alumno, componente esencial de la actividad intelectual superior, por medio de la cual tiene lugar su autorregulación. Al analizar y relacionar lo antes expuesto, queda en evidencia la importancia de atender a la formación y desarrollo de las operaciones lógicas del pensamiento, a un nivel de exigencias elevado, que conduzcan a la adquisición por el escolar de un pensamiento teórico; el valor de la vía deductiva en la adquisición del conocimiento; la importancia de fortalecer la interacción entre los sujetos en el aprendizaje; el significado de las acciones de orientación, de análisis de las condiciones de las tareas, la exploración de diferentes vías de solución; así como la adquisición de acciones de control y valoración,

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que faciliten al estudiante el logro de la autorregulación y su independencia, aspectos estos en los que continuaremos profundizando. Es conocida la tendencia de muchos docentes a centrar el proceso de enseñanza-aprendizaje en la enseñanza de conocimientos y el planteamiento de tareas que el alumno puede resolver con una simple reproducción de la información recibida. La situación es aún más compleja cuando se aprecia el comportamiento de los estudiantes en .el aula y las escasas preguntas que hacen al docente o entre si, consecuencia de la poca efectividad del proceso de enseñanza o su comportamiento ante la solución de problemas. AI respecto, A. Labarrere hace referencia a que los alumnos presentan una tendencia a la ejecución sin que medie un proceso de análisis y reflexión de sus condiciones, formulación y vías de solución, lo que los conduce al fracaso. Por otra parte, en los trabajos realizados por la Dr. C. P. Rico, referidos al control y la valoración se destaca que la no generalización de la acción está muy relacionada con el insuficiente análisis que realizan de las condiciones de la tarea, lo que parece llevarlos a una ejecución inmediata y a la ausencia de control de su actividad", ratificando la fuerza del componente ejecutivo por sobre el orientador y el de control valorativo. Si se analiza esta problemática a partir del análisis realizado de la actividad que deben desarrollar los estudiantes mediante las acciones dirigidas a la orientación, el análisis de las condiciones de las tareas, de la exploración de diferentes vías de solución y de la realización del control y valoración, se observan insuficiencias que muestran la falta de atención a su adquisición en el proceso de enseñanza-aprendizaje; tales acciones son, por lo general, propias de un pensamiento desarrollado y no siempre se logran estructurar convenientemente a favor del desarrollo intelectual de estos. En este empeño desempeña un papel esencial el nivel logrado en el desarrollo del pensamiento, por ser este el proceso cognoscitivo que permite al hombre realizar las operaciones mentales que le posibilitan el aprendizaje y su interrelación consciente con el medio.

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La formación de motivos estables en el aprendizaje Este es otro aspecto al que se debe dedicar un espacio, es por todos conocidos que algunos de los estudiantes manifiestan interés hacia ciertas asignaturas, mientras que a otras no le prestan una debida atención. Por eso al abordar la formación de motivos estables en el aprendizaje es importante atender a esta dificultad. Sería bueno preguntar ¿a qué se debe esto? La respuesta a esta interrogante no se puede encontrar fácilmente, pues hay que adentrarse en las particularidades e individualidades de cada estudiante, las causas pueden ser diversas: intereses como expresión externa de las necesidades, nivel de preparación cognitiva para enfrentar las tareas docentes, relaciones de tipo afectiva establecidas con los profesores, métodos de enseñanza empleados, entre otras causas. Múltiples pueden ser las causas pero el éxito de cualquier docente, está en su nivel de preparación didáctica, psicológica y metodológica, de sus habilidades para la comunicación educativa, del amor que sienta por la profesión y por sus estudiantes, es por esto importante que el docente gane en conciencia de la responsabilidad que le corresponde en el enfrentamiento a este problema. Todo maestro y/o profesor debe ser un constante cuestionador de su actividad, preguntarse sistemáticamente qué hizo bien, donde falló y qué es lo que debe rectificar en la conducción del proceso de enseñanza-aprendizaje, debe ser un estudioso permanente de lo más avanzado en el tema, investigar, preguntar, en fin debe poseer una actitud de búsqueda permanente. Por otra parte, la naturaleza de las motivaciones por el aprendizaje de los estudiantes o el tipo de motivo por aprender, lo que algunos autores denominan el “enfoque del aprendizaje” (Pozo, 1996) pueden tener un carácter intrínseco o extrínseco, es importante señalar que los procesos de aprendizaje están comúnmente sustentados en ambos tipos de estímulos. Sin embrago, un aprendizaje que verdaderamente conduzca al desarrollo de los escolares necesita de un poderoso sistema de motivaciones intrínsecas. La motivación intrínseca es aquella que está

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sustentada en la implicación e interés personal por el contenido de la actividad que se realiza. Otro aspecto que conforma el interés por aprender son las expectativas por el logro o el fracaso que cada sujeto concibe con respecto a la actividad de aprendizaje, esto está vinculado a la imagen y valoración que tiene la persona de si misma (autovaloración o autoestima). En esto muchas veces los docentes tiene una gran responsabilidad, nos referimos a como se valora el estudiante respecto a los logros y fracasos escolares. La percepción que el estudiante tenga de sí mismo, su competencia y eficacia condicionan expectativas positivas y por ende garantiza la seguridad necesaria para esforzarse, enfrentar los obstáculos que puedan aparecer en la realización de las tareas docentes, vencerlas y seguir adelante, un elemento importante para ello es propiciar y desarrollar lo metacognitivo en su dimensión reflexiva y de regulación. Un proceso de Enseñanza-Aprendizaje desarrollador La enseñanza es el proceso de organización de la actividad cognoscitiva de los escolares, que implica la apropiación por estos de la experiencia histórico-social y la asimilación de la imagen ideal de los objetos, su reflejo o reproducción espiritual, lo que mediatiza toda su actividad y contribuye a su socialización y formación de valores. La enseñanza cumple funciones instructiva, educativa y desarrolladora, en cuyo proceso debe manifestarse la unidad entre la instrucción y la educación. “La enseñanza amplía las posibilidades del desarrollo, puede acelerarlo y variar no sólo la consecutividad de las etapas del mismo sino también el propio carácter de ellas.” (López J, 2001) Por su parte el aprendizaje es un proceso en el que participa activamente el alumno, dirigido por el docente, apropiándose el primero de conocimientos, habilidades y capacidades, en comunicación con los otros, en un proceso de socialización que favorece la formación de valores, "es la actividad de asimilación de un proceso especialmente organizado con ese fin, la enseñanza." (López J, 2001) La enseñanza y el aprendizaje constituyen un proceso, que está regido por leyes concatenadas (pedagógicas, psicológicas, lógicas, filosóficas, entre otras), que interactúan y se condicionan mutuamente. Estas leyes

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deben conocerse por los docentes, a los efectos que este se desarrolle como un sistema. La actividad es el modo, específicamente humano, mediante el cual el hombre se relaciona con el mundo. Es un proceso en el cual este reproduce y transforma creadoramente la naturaleza, a partir de la realidad objetiva mediada por la práctica. (Pupo Pupo,1999) En el proceso de enseñanza aprendizaje los estudiantes deben realizar todos los tipos de actividad: práctica, gnoseológica, valorativa y comunicativa, ya que este proceso, al igual que toda actividad humana, tiene como componentes las necesidades, los motivos, una finalidad, condiciones para obtener esa finalidad y componentes (acciones y operaciones). Es precisamente en la actividad, en la comunicación con el adulto y los coetáneos (procesos de socialización), mediante acciones que en sentido general, pasan de lo externo (material, con objetos), a lo verbal (lenguaje interno e externo) y posteriormente al plano interno (mental), que el alumno llega a apropiarse de la experiencia histórico-social de la humanidad.

ACTIVIDAD

MATERIAL

IMPLIC BÚSQU EDA

A

VERBAL

TRÁNSIT O

DEL CONTE

SOCIALIZACIÓN

El resultado del movimiento general del conocimiento del alumno se MENTAL COMUNICA NIDO produce de lo concreto (material), a lo abstracto (mental), formándose en esteCIÓN la "imagen ideal" de los contenidos incluidos en la realidad que estudia. Las acciones primeramente en el plano material, luego verbal y finalmente mental de lo que el alumno conoce mediante la enseñanza (Galperin, 1982), facilitan que pueda realizar nuevas acciones externas

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DESARROLLO PROCESO

DE

ENSEÑANZA APRENDIZAJE

con los mismos contenidos o con otros desconocidos; capacitan para que pueda transformar creadoramente el medio que lo rodea.

ACTIVIDAD - COMUNICACIÓN Es necesario materializar la concepción de la enseñanza y el aprendizaje como un proceso, en el que interactúan, aprenden mutuamente, alumnos y docentes. El proceso de enseñanza-aprendizaje debe lograr formar personas que busquen el conocimiento y lo apliquen con carácter creador en beneficio de nuestros pueblos americanos, que se conozcan a sí mismos y aprendan cómo autorregularse; que sientan, amen y respeten a sus semejantes; que se expresen libremente y con conocimiento de causa de lo que dicen y hacen, hombres que como dijera José Martí, digan lo que piensan y lo digan bien. Los autores de este curso son partidarios de una enseñanza desarrolladora, que promueva un continuo ascenso en la calidad de lo que el alumno realiza, vinculado inexorablemente al desarrollo de su personalidad. Esta enseñanza llega a establecer realmente una unidad entre la instrucción, la educación y el desarrollo, le da un peso decisivo, en el desarrollo de los escolares, a la influencia de la sociedad, a la

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transmisión de la herencia cultural de la humanidad, mediante la escuela, las instituciones sociales, los padres y la comunidad. Este modo de enseñanza contribuye a que cada alumno no solo sea capaz de desempeñar tareas intelectuales complejas, sino que también se desarrolle su atención, la memoria, la voluntad, a la vez que sienta, ame y respete a los que les rodean y valore las acciones propias y las de los demás. Será necesario transformar la escuela actual, adoptar una nueva postura educativa de mayor alcance y potenciadora de valores culturales, sociales, morales; y transformar nuestros tradicionales procedimientos de enseñanza. La enseñanza desarrolladora debe trabajar no sólo por potenciar la “zona de desarrollo próximo” (Vigotski) de cada estudiante, sino también actuar sobre la “zona de desarrollo potencial del grupo” (Zilberstein, 1995) Estimular la “zona de desarrollo potencial del grupo”, conlleva al planteamiento de metas comunes, intercambio de opiniones, acciones de autocontrol, control y valoración colectiva, discusión abierta, respetando los criterios y puntos de vista de los demás, todo lo cual favorece un aprendizaje reflexivo y creativo. Una enseñanza y un aprendizaje que tenga en cuenta su efecto en el desarrollo escolar, permitirá formar una nueva generación de hombres que contribuya a la transformación creadora del mundo que necesita la humanidad. Cuando se hace referencia a la necesidad de elevar la efectividad del proceso de enseñanza aprendizaje, se pone de manifiesto la necesidad de cambiar la posición del docente respecto a la dirección del proceso. De forma, que de un proceso cuya actividad está centrada en el maestro, con una fuerte tendencia a que el alumno aprenda en un plano muy reproductivo, se transforme en un proceso en que el docente cambie su concepción respecto al alumno. Esta transformación deberá propiciar un verdadero protagonismo del alumno en la búsqueda y utilización del conocimiento, conduciéndole a que transite por distintos niveles de exigencia, que van desde la reproducción hasta la aplicación a nuevas situaciones. El cambio al que

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se aspira precisa de una dinámica en que se mantenga la permanente interacción del alumno con el objeto de aprendizaje y de los alumnos entre ellos

RELACIÓN SUJETO - OBJETO RELACIÓN SUJETO – SUJETO

SUJETOel estudiante interactúa con el En esta interrelación sujeto–objeto, contenido del aprendizaje, lo observa, describe, analiza, reflexiona o simplemente trata de reproducir, cumple las exigencias para las que esté preparado y las que se le exijan. La tarea docente puede ser portadora de las exigencias que, si las cumple, le permiten lograr un aprendizaje que no sea sólo reproductivo, le garantiza un mayor éxito y estimula su interés.

En esta interrelación sujeto – sujeto, se abren múltiples posibilidades para el traslado de los procedimientos de unos a otros, para que se produzca la ayuda de uno a otro, para propiciar que encuentre el error cometido en la tarea y lo rectifiquen, para saber como piensan, como se comportan, como actúan ante los demás. Este momento tiene un importante significado para la labor educativa, instructiva y desarrolladora. Esta dinámica requiere de una rica interacción del docente con los alumnos en la dirección del proceso. Implica hacer que todos trabajen, que muestren lo que pueden hacer con lo que estudian, que interactúen entre sí, que reciban las ayudas que necesitan en el momento preciso, que les permita vencer las dificultados, presentándoles niveles crecientes de exigencia, que estimulen el desarrollo. El cambio antes expuesto requiere que se eleve el protagonismo del alumno en el proceso, tanto en la orientación, como en su ejecución y control, “el protagonismo del alumno en la ejecución del proceso estará dada por el nivel de interacción en la búsqueda del conocimiento y las

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exigencias de las tareas para adquirirlo y utilizarlo, así como por las propias exigencias de las tareas que deberán propiciar un rico intercambio y colaboración de los escolares entre sí. Lo antes expuesto revela el papel que la tarea docente debería de jugar, como vía de concreción de estas aspiraciones. Es en la tarea donde se concretan las acciones y operaciones a realizar por el alumno, tanto en la clase, como fuera de esta, en el estudio. Esto revela la importancia que se le otorga a la relación entre lo que se espera que el alumno aprenda y lo que se le pide que realice para aprender: Aprendizaje y tarea docente guardan una estrecha relación, el alumno aprende haciendo; las acciones que el docente conciba como concreción de la actividad del alumno en la clase, definirán las exigencias para su aprendizaje, estas se presentan por lo general al alumno en forma de tareas. En la tarea docente la orden que el alumno recibe le conducirá a la reproducción o a la reflexión, en la interacción de este con el conocimiento. En el proceso docente son necesarias tanto unas como otras, pero está claro que las exigencias, respecto al alumno, provocan efectos diferentes. ¿Qué ocurre habitualmente en el aula, cuál es la tendencia respecto al tipo de tareas que el alumno realiza? ¿Abundan las tareas que estimulan la reflexión? ¿Presenta a sus estudiantes tareas con niveles de exigencia crecientes, que estimulen su razonamiento, aplicación del conocimiento y creatividad? ¿Se sienten motivados sus alumnos con la realización de las tareas en la clase y en su actividad de estudio? No obstante, ser estos problemas casi históricos, continúan sin ser resueltos en muchas clases, de diferentes niveles de enseñanza. La tendencia a plantear muy pocas tareas se mantiene, lo cual mueve a que la actividad tienda a centrarse en el docente; la mayoría de las tareas que se presentan durante la clase o para la casa reproducen la actividad realizada por el docente durante la clase. Son muy pocas las tareas que conducen a la reflexión, a la solución y elaboración de problemas, a la formulación de hipótesis, entre otras.

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Más preocupante aún, pero muy vinculado a este problema de la tarea y su calidad, es cuando son muy pocos los alumnos que hacen preguntas, cuando sus preguntas son de una gran pobreza de contenido, cuando no exigen una explicación de causa, cuando no establecen relaciones, no indagan para que les sirve lo que estudian, no plantean contradicciones, suposiciones, problemas. Sin embargo, para todo ello el alumno tiene posibilidades, esta apto para aprender a aprender de una forma más efectiva. La Tarea Docente, puede constituir una importante vía para promover la reflexión del alumno. ¿Cómo lograrlo? En el esquema, que aparece en la página siguiente, se incluyen una serie de preguntas que pueden mostrar una orientación hacia el objetivo a alcanzar. A modo de resumen, se puede entonces afirmar que el proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en el individuo la apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo de su auto-perfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en íntima conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social Para que un proceso de enseñanza-prendizaje sea desarrollador, tendría que cumplir con tres dimensiones básicas: Promover el desarrollo integral de la personalidad del educando. Potenciar el tránsito progresivo de niveles de dependencia a la independencia y a la autorregulación. Desarrollar en los escolares la capacidad de conocer, controlar y transformarse a sí y a su medio creadoramente. Desarrollar la capacidad para realizar aprendizajes a lo largo de la vida, a partir de poseer habilidades, hábitos y estrategias para aprender

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