Dialogismos en el Refranero

asturiano

por

J. L. Pérez^ de Castro

PUBLICADO EN LA « R E V I S T A TOMO

XIX,

DE LA DIALECTOLOGÍA 1963,

CUADERNOS

Y TRADICIONES

I.°,

2.0

MADRID Talleres Gráficos Vda. de C. Bermejo J. García Morato, 122.-Tel. 23306 19

1963

Y

3.0

POPULARES»

Dialogismos en el Refranero

AI

eminente

asturiano

etnólogo

portugués y

amigo, Dr. F. Castro Pires de Lima.

El refranero de Asturias adolece, en sus múltiples manifestaciones, de la falta de clasificación ideológica. Pues, si desde Hernán Núñez, en .1555, contamos con bastantes recopiladores, lo han hecho siempre en pequeñas dosis y bajo la fácil e ineficaz clasificación formalista del alfabeto: bien por su letra inicial, o de la palabra que tenía para ellos mayor importancia temática en la frase o en el plan de su trabajo. P o r otra parte, quienes se fueron sucediendo en el manejo y glosa de material tan anónimo y popular, omitieron referir las versiones al recopilador que las publicó por vez primera. Dato que se hace necesario c o m o fuente de autoridad, cronología y respeto u homenaje a la labor recopiladora. U r g e , pues, encauzar todo ese esfuerzo bajo las modernas corrientes folklóricas y aplicarle ciencias auxiliares tan valiosas c o m o el método estadístico, que permita obtener, en las distintas zonas, valoraciones más concretas sobre las formas del vivir y pensar de nuestra tierra. Una de esas manifestaciones es la conocida ya internacionalmente por el nombre de wellerismo, que deriva de dos personajes de Dickens: padre e hijo, a quienes se atribuían todas las agudezas, chistes y frases ingeniosas de su época (mediados del x i x ) , así c o m o en España se atribuyeron las de la suya a Quevedo, al diputado Carreño, y actualmente al fantástico Jaimito. Personajes circunstanciales que, con distinto nombre, abundan en todos los países, donde se hacen popularísimos por su procacidad graciosa o grosera. Con esa palabra se designó después, en la ciencia folklórica, todo dicho tradicional, refrán o adagio, manifestado en diálogo expreso o tácito, por un personaje real o imaginativo, planta, animal o

cosa;

y ha sido empleada también entre nosotros. Pero el que sea de factura inglesa, y, singularmente, que p o r su sentido figurado no responda etimológicamente a su contenido, nos hizo proponer a un grupo de folkloristas

1

la v o z dialogismo, que, según el diccionario de la Real A c a -

demia Española, e s : figura que se comete cuando la persona que habla lo hace como si platicara consigo misma, o cuando refiere textualmente^ sus propios dichos o discursos, o los de otras personas, o los de cosas personificadas. El diálogo en los dialogismos puede estar f o r m a d o , pues, p o r pregunta y respuesta o varias en uno, bien formuladas p o r diversas personas, o p o r una que pregunta y responde inmediatamente, dando p o r implícita ya la afirmación o negación de lo que se pregunta

Y en otros

es uno solo de ellos quien sentencia ya, sin pregunta inicial,

como

suele ocurrir en los dialogismos en que aparecen animales personificados. K r ü g e r habla de la personificación de objetos en las lenguas r o m á nicas 2 , que en nuestro cuento popular aparece latente junto c o n el diál o g o , aunque no siempre c o n sentido propiamente refranístico. A c a s o haya sido Italia la nación que manifestó mayor interés p o r coleccionar dialogismos, c o m o lo prueba la revista Folklore

del maes-

tro Corso, y la obra de Carlos Speroni, publicada en L o s Angeles, The ítalien

Wellerism

to the end of the svententh

century.

En

España

sólo c o n o c e m o s los estudios de recopilación efectuados por Nieves de H o y o s y el D r . Castillo de Lucas 3 , en los que se habla de «welleris-m o s » y «refranes personificados». Sin e m b a r g o , existen centenares de ejemplos diseminados p o r diversos estudios folklóricos (y hasta otros sobre el propio lenguaje de los animales 4 ) ; pese al juicio de Archer

1

Comunicación presentada en 1956 al I Congreso de Etnografía y Folklore de

Braga (Portugal), por Nieves de Hoyos, Lucía Gómez, Antonio Castillo de Lucas, José

Gella Iturriaga y nosotros.

en el Refranero 2

F.

Extractamos

español ideológico,

KRÜGER,

Wolkstumliche

de

MARTÍNEZ

námengebung,

entonces los

dialogismos

contenidos

KLEISER.

en «Wolkstum und Kultur der Ro-

manen. Hamburh, I. 3

N.

DE

HOYOS,

Folklore

spagnuolo

(wellerismos

agrícolas

de España), en «Fol-

klore», 9 (Nápoles, 1954), n. 1 y 2. A.

CASTILLO

DE

LUCAS,

Wellerismos

españoles

de aplicación médica

(refranes

personificados)y en '«Clínica y Laboratorio», enero de 1956, t. L X I , núm. 358. 4

Merece citarse, aun no correspondiendo a Asturias, el trabajo de Juan Ama-

des sobre lenguaje de las bestias y las cosas, en «Biblioteca de Tradiciones Populares*

Taylor, que afirmó, en The Proverbs,

que eran aquí prácticamente des-

c o n o c i d o s . Aseveración cierta en el sentido de que no habían sido recopilados, pero no porque no existiesen en la conversación del pueblo ni sean conocidos de los estudiosos. Todavía hace p o c o s años constituyeron una de las diversiones de la charla del café, en su variedad: «¿ Qué le dijo... ?». En el aspecto regional ya habíamos iniciado en un artículo anterior

5

el camino que sobre dialogismos asturianos proseguimos ahora ;

incluyendo entre ellos no sólo los puramente autóctonos, sino también aquellos que vienen expresados, total o parcialmente, en bable, c o m o suele efectuarse en toda la lírica popular. Y eligiendo, en caso de va-

(Barcelona,

vol. II. En Asturias fue tratado por C. Cabal (La mitología as-

1933),

turiana. Los dioses de la vida, p. 260 y 261), sobre el habla del lagarto, sapo y rana y puerco espín. Ya aparece documentado el tema en las recopilaciones dialectales ; por ejemplo:

B.

p.

253,

y

252

(Oviedo

Vocabulario dialeotológico del Concejo de Colunga, edic. de

VIGÓN

1906),

sobre la picaza común y el grillo. Lucio p.

99;

B.

A C E V K D O , LOS

vaqueiros de Alzada (Oviedo

y un diálogo con -el arriero, en las pp. dioses de la muerte (Madrid A.

G.

M.

Contribución

GONZÁLEZ,

49

pp.

y

50;

y

56

C.

57.

CABAL,

Id.:

1915),

1955,

la montaña la del macho

La mitología asturiana. Los

Los dioses de la vida, p.

Diccionario bable de la rima (Oviedo

OLIVEROS,

TELLANO, J.

1925),

Desde

PÉREZ,

p.

1947),

32;

al vocabulario del bable occidental (Oviedo

Toponimia de una parroquia asturiana (Oviedo

1959),

281;

RODRÍGUEZ 1957),

p.

p.

369,

CAS-

57;

y

la del la

lechuza, que en Vilavedelie (Castropol) es igual a como la da J. M. González, pero se atribuye al pájaro carpintero, de quien también se dice que con su canto pregona la muerte;

OLIVEROS,

C., p. 6 0 , la de la codorniz; P É R E Z DE C A S T R O , Antaño

O.

dialogaba en la aldea astury en «Asturias» (Madrid

1955),

p.

15,

todo

la del gorrión. Y tan-

tas otras que ahora no podemos recopilar. A veces, del habla onomatopéyica de esos .animales surge un dialogismo, {El tabaco en el folklore) clores, setembro-dezembro

del cual incluye un bonito

ejemplo

Félix

Coluccio

en el «Boletín Trimetral da Comissáo Catarinense de Fol1954,

n.

p.

20/21,

104.

Vid. nuestros números

48

y

49.

Constituye otro aspecto interesante del lenguaje con los animales, el modo de llamarlos, ahuyentarlos, o incitarlos a torcer, volver, recular, etc., estudiado' por don Vicente G. de Diego (Voces a los animales, en ccRDTP», 1962), y cuya parte asturiana refiere a caballerías:

p. 381; cabra: 301; cerdo: 304 a 309, 321 y 322;

310, 311, 323 y 330; gato: 312, 313 y 323; oveja:

314, 315, 329 y 331;

gallinas:

pato:

316;

perro: 317, 324 y 330; vacuno: 320, 325, 332, 334 y 336. Integran también este último los nombres propios: véanse de vacas en nuestra Contribución al vocabulario del Bable occidental, en «RDTP» de llamar a las abejas

(1955), p. 133, núm. 14. Relacionado asimismo con el modo (NEIRA:

El habla de Lena, Oviedo, 1955, p. 155) está también

el empleado por los niños para conjurar al caracol, a la lagartija, al grillo' o la mariquita de San Antón, que constituye otro interesante tema, sobre el que puede consultarse, en lineas generales, C. 5

J.

L.

PÉREZ

DE

CASTRO,

CABAL,

LOS

Antaño...,

dioses de la vida, pp. 258, 259, 261 y 263.

art. cit.

en la nota anterior.

riantes muy similares, aquella más natural que es — s e g ú n

Menéndez

Pidal 6 —, en su proceso de pulido tradicional, la más próxima a la realidad popular. V a m o s , pues, a continuar con el corpas de los dialogismos de A s turias, aun dentro de las limitaciones impuestas por los estudios bre el refranero de la región,

conscientes,

110 obstante,

del

so-

interés

que presenta una excerptci de esta índole. Limitaciones que comienzan por impedir una clasificación ideológica, dado el corto número que p o demos manejar actualmente, a pesar de haber consultado casi toda la bibliografía al respecto ; pero no su agrupación subjetiva — e n atención a quienes intervienen en el diálogo—,

como

método

expositivo

del

trabajo. El mayor número de cuantos hemos logrado reunir,

corresponden

a diálogos de personas, y les siguen los ae animales, plantas, objetos, atmósfera y conceptos, bien conversando c o n seres de la misma clase, bien con los de las demás.

DE

PERSONAS

Componen un grupo de muy variado carácter psicológico y social. 1)

« — ¿ D e r o n morcillas aquí a Vidal? —Non. — P o s adelante c o n el varal». Frase esta última que quedó en t o d o el E o asturiano para cortar

cualquier discusión. Nació a consecuencia de un hecho local ocurrido en Castropol. Era costumbre allí, cuando la matanza del cerdo, dar una morcilla a cada vecino que podía devolverla. C o m o Vidal nunca mataba, un ano que lo hizo recorrió las casas del pueblo dando lugar al dialogismo transcrito, y que nos fue comunicado por el D r . Claudio Penzol Vijande. Pero véase « L a Opinión de Villaviciosa», del 15 de mayo de 1894.

6

R.

MENÉNDEZ

PIDAL,

Para la definición de la poesía tradicional, en «Cuadernos

Hispanoamericanos», Madrid, noviembre de 1953, n. 47.

2)

«El criado:

A g o a , D i o s , y venga mayo, que, si llueve, no trabayo.

El amo :

A g o a , Dios y mayo venga, que, llueva lo que llueva, has ir por leña» 7 .

con el que se expresa el poder jerárquico de la relación laboral. 3)

« — ¿ C ó m o 'stás, Olaya? — C o m o 'stoy, estaba».

con el que se censura la inacción o persistencia en un error, según V i g ó n (o. c., pág. 332), y repite 4)

CASTAÑÓN,

Refranerop.

65.

« — S o y d e Villacondide y trago un g a y o . ¿ Quiés comprayo ? — N o tengo dinero pra pagayo»,

dicho por los de Boal para remedar el yeísmo de los de Coaña 8 .

5)

El amor no falta en dos interesantes aspectos: « — ¿ P o r qué me quiés, Andrés? — P o ' l interés» 9 . « — ¿ Y p o r qué mas? Porque me das.» (CASTAÑÓN,

7

C.

CABAL,

Contribución

al diccionario

t. II, p. 10. Da más variantes L .

CASTAÑÓN,

folklórico LOS

meses

«RDTP» ((1962), p. 402 y 403, y las repite en Refranero 8

L.

RODRÍGUEZ

CASTELLANO,

de

Refranero247.)

Asturias

(Oviedo,

en el refranero

1951),.

asturiano, en

asturiano, Oviedo, 1962, p. 20.

Palatalización de l inicial en zona de habla gallega,

en el «Boletín del Instituto de Estudios Asturianos» (Oviedo, 1948) núm. 4, p. 125. 9

ANTONIO

G.

OLIVEROS,

en nuestro archivo.

Bable.

Refranes,

frases,

giros y modismos.

Manuscrito,,

6)

« — ¿ Q u ' é aquelo que relluce entre os carabineiros ? — S o n os oyos del meo m o z o , que parecen dous lluceiros»

7)

10 .

Y el concepto de lo matrimonial en estos otros d o s : «—Bona moza lleves,

Pedro.

—Ella lo dirá.» Refranero...,

(CASTAÑÓN,

8)

50.)-