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DESCARTES (1596-1650) MARCO FILOSÓFICO: revolución copernicana. La filosofía se aleja de la religión, se vincula a la ciencia y gana independencia.

Con la filosofía y la ciencia modernas se abren nuevas concepciones del universo y del hombre: el universo ya no es algo cerrado, finito y gobernado por Dios, sino que está sometido a unas leyes regulares que hay que descubrir y que se pueden expresar en términos matemáticos y físicos. El hombre ahora quiere ser independiente y autónomo. Tiene conciencia de sí mismo y ya no tiene por qué apoyarse en principios externos de autoridad, sea ésta trascendente o no, sino que puede usar sus sentidos y su razón para comprender tanto el orden del mundo, a través de la ciencia, como el sentido de su vida. El conocimiento ahora no va a estar orientado a un mejor cumplimiento de la voluntad divina, sino a subordinar la naturaleza a su voluntad.

Panorama intelectual del principio del siglo XVII:

En Italia Galileo Galilei estaba elaborando una nueva forma de hacer ciencia (a base de observación y matemáticas). En Inglaterra, Bacon impulsaba el estudio de la ciencia natural a través de un nuevo método que excluyera los prejuicios, las tradiciones y la imaginación religiosa, un método empírico e inductivo que posibilitase el control de la naturaleza. Busca una ciencia

verdadera, con unos afanes prácticos y utilitarios. Para él, saber era poder, poder domi-

nar la naturaleza en beneficio del ser humano.

Defiende la separación entre fe y razón. Cada una debería tener su propio campo y

convendría no mezclarlos, ni en los objetos de estudio ni en los métodos empleados. En la Europa continental el rechazo de los argumentos de autoridad (ya citado)

hace imprescindible un nuevo criterio que ofreciera seguridad. Por otra parte, se están viviendo las consecuencias de la Reforma de Lutero, con su

rechazo de una interpretación oficial de las Escrituras.

Desarrollo del escepticismo durante los siglos XVI-XVII: idea de que no puede ob-

tenerse un conocimiento absolutamente seguro sobre ningún asunto. En su resurgimiento destaca Montaigne, que descalifica las pretensiones de la razón de elaborar cualquier explicación válida y única. Más que una suspensión del juicio, lo que Montaigne intenta es ofrecer nuevas perspectivas y digresiones que invitan siempre a preguntar, en lugar de decidir de una manera definitiva.

Basándose en el pensamiento de Montaigne, surgió en Francia el movimiento de

los libertinos barrocos. Una lectura atenta de Montaigne, el uso de un método escéptico,  

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la reactivación de los planteamientos éticos de los antiguos (inmanentes) y la adhesión al fideísmo son las claves de los planteamientos libertinos.

La influencia de los libertinos franceses en Descartes es evidente. Ellos ya tenían esa desconfianza y esa prevención hacia las certezas del mundo en el que vivían y que

llevarán a Descartes a plantearse su duda metódica. La prudencia y el cuidado que pone el autor en la elaboración de su pensamiento, así como el deseo de seguridad en el conocimiento que obtiene, posiblemente procedan de la amenaza que suponían las ideas de los libertinos para su pensamiento. SISTEMA FILOSÓFICO A partir de Descartes quedó establecida la distinción fundamental entre método y sistema. Método [camino correcto que debe seguirse para llegar al lugar propuesto] filosófico: procedimiento, basado en unas reglas definidas, por el cual se pretende alcanzar la verdad filosófica. Sistema filosófico: conjunto de verdades filosóficas obtenidas mediante el empleo de un determinado método; coincide con la concepción de la realidad que propone. Descartes se propuso unificar todas las ciencias en una ("scientia mirabilis", es decir, ciencia maravillosa o admirable). Se trataría de una ciencia elaborada con un mismo método para todas las disciplinas del saber. Árbol: metafísica; física; medicina, mecánica y ética. El sistema de la nueva ciencia contendría en un cuerpo único todo el conocimiento accesible al ser humano, con vistas a la obtención y disfrute de los bienes del mundo (Bacon...). Su idea de unir todo el saber en un único sistema, basado en el seguimiento de un

único método, se apoyó en los siguientes supuestos:

• La razón humana está capacitada por naturaleza para alcanzar la verdad, siempre que se siga correctamente el método adecuado.

• La educación recibida y la tradición cultural (filosófica en concreto y escolástica en especial) no aseguran la verdad de las creencias; es más, los prejuicios acumulados impiden el desarrollo natural de la razón humana. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO. EL MÉTODO

Considera el método de las matemáticas como el modelo para toda forma de co-

nocimiento. Desde ese convencimiento propondrá unas reglas para distinguir con garantías lo verdadero de lo falso.

 

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Concepción de la ciencia como un sistema axiomático, cuyos axiomas son eviden-

tes; ese sistema sería posible gracias a la intuición (de los axiomas) y a la deducción (de los teoremas). Intuición: captación directa, inmediata y segura (sin lugar para la duda y sin es-

fuerzo) de "naturalezas simples" mediante una especie de luz natural de la razón. Esas naturalezas simples son representadas en la mente como ideas evidentes: claras y distin-

tas. Las naturalezas simples se reconocen porque no pueden ser deducidas, sino sólo intuidas. En la intuición de las naturalezas simples se da evidencia, caracterizada por clari-

dad (que resulta manifiesta para la mente atenta, que no admite duda alguna) y distinta (que somos capaces de precisar con exactitud lo que contiene, sin confusión con otras). Ejemplos de naturalezas simples: • Materiales: figura, extensión, movimiento. • "Intelectuales" o espirituales: querer, pensar, dudar. • Comunes: existencia, unidad, duración y "nociones comunes", que conectan otras naturalezas simples, y de las que depende la validez de la deducción; un ejemplo: "cosas que son iguales a una tercera, son iguales entre sí". Deducción: procedimiento mediante el cual la razón descubre las conexiones que se dan entre las ideas simples en un razonamiento que vamos elaborando paso a paso. Es como una sucesión de intuiciones. Ejemplos: demostración de un teorema o resolución de un crimen. Las reglas: la claridad y la distinción Descartes propone un método que se reduce a cuatro reglas que debe seguir la

razón para configurar ese sistema de conocimiento al que aspira. Esas reglas se refieren al procedimiento a seguir en el uso de estas dos operaciones de la mente: intuición y deducción, para asegurar su empleo correcto en cada caso. Dichas reglas son:

• 1ª. La evidencia: se refiere al empleo correcto de la intuición, puesto que se trata no aceptar como cierta ninguna idea que no se nos presente con evidencia (clara y distinta). Esta regla prohíbe la precipitación y la prevención y exige eliminar toda posible duda de lo admitido como evidente.

• 2ª. El análisis: reducir los problemas a sus elementos, a "naturalezas simples", que se puedan intuir, de acuerdo con la primera regla. • 3ª. La síntesis: a partir de la relación entre las naturalezas simples obtenidas mediante el análisis se pueden deducir consecuencias y elaborar argumentos, por

medio de los cuales podemos llegar al conocimiento de todas las cosas. Es una re 

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gla complementaria de la 2ª, que nos permite recomponer el problema analizado

tras haber intuido sus naturalezas simples y deducido de ellas todo lo demás. Ejemplo: médico, enfermedad, microorganismos, enfermedad... • 4ª. El repaso: comprobación de que en los dos pasos anteriores no se han cometido errores, mediante la enumeración para el análisis y mediante la revisión para la síntesis.1 BÚSQUEDA DEL CRITERIO DE CERTEZA LA DUDA METÓDICA Para aplicar su método con garantías de que nos permita alcanzar la verdad, Descartes considera imprescindible que sólo admitamos aquellas afirmaciones sobre las que no quepa la más mínima duda; por eso plantea la duda metódica y la duda hiperbólica. La duda metódica es el empleo de la duda como método; se trata de declarar falso todo aquello de lo que sea posible imaginar el menor motivo de duda: setas, correos electrónicos... El objetivo final es encontrar una verdad cierta, libre de cualquier sospecha. Motivos para dudar: sentidos, razonamientos, sueño; (duda hiperbólica:) genio maligno. LA EVIDENCIA DEL COGITO: EL CRITERIO DE CERTEZA Tomando un argumento de san Agustín contra los escépticos, Descartes halla una verdad contra la que no puede ninguna clase de duda: "cogito ergo sum", (que hay que entender como una intuición, no como una deducción). Se trata de una verdad indudable, de la primera certeza que se manifiesta con evidencia (con claridad y distinción) y por

ello será básica de todo su sistema y a la vez modelo de toda afirmación que, en el futuro, se pretenda verdadera habrá de ser tan evidente como esta verdad.

Con el "Cogito", tenemos establecida la existencia del yo pensante, que se identifi-

ca con el sujeto cognoscente y con la conciencia (puesto que entiende por pensamiento todo lo que ocurre en ella). Además ese "ego", es entendido como una realidad espiritual independiente del cuerpo (la existencia del cual no ha superado la duda): el alma.

Ese yo es una sustancia o realidad pensante, a la que llamó res cogitans o "cosa re-

al que piensa" y el contenido de su pensamiento son “ideas”, que pueden ser adventicias, facticias o innatas.

Metafísica: los tres órdenes de la realidad                                                              1

 RESUMEN DE LAS REGLAS: 1ª. aceptar como verdadero sólo lo indudable. 2ª. Dividir lo complejo hasta

obtener lo simple. 3ª. Recomponer desde lo simple hasta lo complejo. 4ª. Repasar el análisis y la síntesis. 

 

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cias2.

La realidad, tal como la concibe Descartes, está compuesta por cosas, por sustan-

El yo o res cogitans

Desde el punto de vista ontológico, el yo conocido en el cogito es una sustancia

espiritual y finita, a la que identificó con el alma, cuyo atributo3 es el pensamiento (como actividad mental consciente) y cuyos modos4 propios son las ideas (elementos de la con-

ciencia). No necesita de ninguna otra cosa para existir, a no ser Dios. Dios o res infinita

La idea innata de infinito que existe en el yo no es adventicia... ni facticia..., pues el ser humano es finito. Esta idea reclama necesariamente la existencia de un ser real que posea la infinitud. Ese ser es Dios, sustancia infinita, res infinita. A este razonamiento añadió Descartes el argumento ontológico de Anselmo de Canterbury: Al dudar descubro mi pensamiento y mi imperfección, la cual supone la idea de un ser perfecto, pero tal idea tampoco puede ser producto de mi mente, que es imperfecta, ya que el efecto no puede superar a la causa. Por lo tanto, resulta evidente que procede del ser absolutamente perfecto en cuya perfección está incluida la existencia, que es Dios (como los tres lados en la idea de triangulo). Tercer argumento para demostrar la existencia de Dios: si el ser humano se hubiera creado a sí mismo, tendría todas las perfecciones que puede concebir; como no las posee, ha tenido que ser creado por un ser que sí las posee, que es Dios. Dios existe, nos ha creado y es un ser perfectísimo y, como tal, veraz. Así podemos descartar haber sido creados por el genio maligno y tener seguridad de que Dios no

permitiría que la claridad y la distinción de nuestras ideas innatas fueran engañosas, nos indujesen a error.

Dios, la res infinita, es una realidad sustancial cuyo atributo esencial es la infinitud.

Además, es la única sustancia en sentido propio y verdadero, puesto que es el ser por sí. Las otras sustancias son derivadas.

Dios aparece como realidad primera en el orden ontológico, puesto que las demás

cosas han sido creadas por Él. Sin embargo, en el ámbito del conocimiento, Dios es la

segunda realidad, a la que sólo se llega a partir del yo pienso.                                                              2

 Lo que no necesita de otra cosa para existir (res infinita) o sólo necesita de Dios (res cogitans y res ex-

tensa). 3

 Propiedad o característica esencial de una sustancia.

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Lo que sí necesita de otra cosa para existir.

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El mundo o res extensa

El mundo es su tercer orden de realidad metafísica. Descartes partió de la idea cla-

ra y distinta de extensión, gracias a la cual podemos concebir la idea de cuerpo, incluido el cuerpo humano. La idea de extensión no incluye la existencia de los cuerpos. Estos los deduce porque es imposible que Dios produzca en nosotros la idea de extensión y luego no haya cuerpos extensos. En ese caso, Dios nos engañaría y eso es imposible para un ser perfectísimo y, por ello, veraz como es Él.

El atributo esencial de todo lo corpóreo, de las cosas materiales, es la extensión, y sus modos, las figuras. El mundo existe como realidad extensa, como res extensa, como sustancia extensa. También se trata de una sustancia finita, que no necesita de otra para existir, a no ser Dios.5

LA FÍSICA: EL MECANICISMO Las realidades corpóreas deben explicarse a través de las ideas de extensión, figura y movimiento. La física cartesiana es mecanicista: pretende explicar todos los fenómenos naturales a partir de la materia y el movimiento. Cree que todo lo que podemos saber de la materia es que se trata de un cuerpo infinitamente divisible y tridimensional (extenso). Cualidades primarias (extensión, figura y tamaño) y secundarias (color, sonido, olor, gusto, cualidades táctiles). El movimiento fue comunicado por Dios a la materia en un primer instante y se transmite por choque, produciendo diferentes combinaciones de materia. Esto explica la pluralidad de cuerpos y la diversidad de cambios. Reloj perfecto, con cantidad de materia, de movimiento y leyes constantes. Esto

puede sugerir una concepción materialista y atea de la realidad, peligro que pretende conjurar aludiendo a las otras dos sustancias.

Sus concepciones de materia y movimiento han cambiado radicalmente respecto a

las aristotélicas y en ellas han cobrado singular importancia las matemáticas. LA ANTROPOLOGÍA: EL DUALISMO DEL CUERPO Y EL ALMA Su dualismo metafísico se manifiesta en el antropológico.

La res cogitans se identifica con el alma, que es inmortal e indivisible. Su esencia es el pensamiento y tiene varias facultades: sentidos (externos e internos), memoria,                                                              5

O sea, que tenemos una realidad compuesta por sustancias de tres tipos (infinita, pensantes y material);

sólo la primera existe por sí misma mientras que las dos últimas sólo necesitan de Dios para existir, no una de la otra (ni otra de la una). 

 

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sentido común, imaginación, entendimiento y voluntad; como en Aristóteles, estas dos últimas son las más importantes.

Su cuerpo es parte de la res extensa.

El cuerpo humano, como todos los demás seres vivos, es una máquina, cuyo fun-

cionamiento está regido por las leyes de la mecánica. Carece de sensaciones, que son modos del pensamiento (ajeno a la sustancia extensa). El dualismo del cuerpo y alma El dualismo cartesiano es tan radical que el intento de solución, aludiendo al con-

tacto en la glándula pineal, se muestra totalmente insuficiente. La relación no es la del piloto con la nave. La moral

Las pasiones son el reflejo de los cambios del cuerpo en el alma, que pueden esclavizarla si se apoderan de su voluntad. El alma debe dominarlas y ordenarlas según los dictámenes de la razón, la cual nos facilitará "juicios firmes y determinados" sobre el bien y el mal para que podamos orientar nuestra vida en consecuencia. La libertad La razón es el fundamento de la libertad y sólo el uso racional de ésta posibilita la perfección humana y la felicidad. La voluntad humana es la facultad formal de afirmar o negar. Puede errar en su elección. Descartes considera que la voluntad es libre cuando elige (el bien y la verdad)

guiada por el entendimiento, que es el que conoce el orden de lo real. Las reglas de la moral provisional

Aunque cree que la razón debe dominar las pasiones, que la ética es el máximo

grado de sabiduría (y por ello tiene intención de renovarla), sostiene que esa reforma, para ser adecuada, presupone las otras ciencias, por lo que no se puede crear cuando se

está trabajando en la elaboración de dichas ciencias. Por esta razón, mientras tanto propuso unas reglas provisionales para vivir lo más feliz posible:

• Conformismo y moderación ante la inseguridad, que debe llevar al complimiento de las leyes y al rechazo de opiniones extremistas.

• Firmeza en las decisiones.

• Capacidad de cambiar nuestros propios deseos (ya que cambiar el orden del mundo no es posible).  

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• Continuo cultivo de la razón y búsqueda de la verdad, como algo necesario para alcanzar la felicidad.

Estas reglas manifiestan una confianza absoluta en la razón, también en el ámbito de la ética.