De la mujer habitada a la mujer habitante: planteos acerca de la subjetividad femenina

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De la mujer habitada a la mujer habitante: planteos acerca de la subjetividad femenina Laura Piñero Auguet E-mail: [email protected] Introducción Este artículo tiene como objetivo analizar elementos del proceso de construcción de la identidad femenina en la novela “La mujer habitada”(1988) de la autora nicaragüense Gioconda Belli . Mi interés es explorar el itinerario identitario de la protagonista, inicialmente como mujer de la burguesía centroamericana, luego como amante de un militante sandinista y finalmente como sujeto que asume una nueva subjetividad. Pretendo plantear de modo exploratorio, cómo lo individual se ancla en un proceso social revolucionario, expresado en los avatares de un personaje femenino. Se intenta trazar el abandono conflictivo que la protagonista realiza del discurso tradicional de ser para otros para constituirse en un sujeto social. Para este recorrido, utilizo un marco teórico que recupera aspectos del debate feministamarxista, analizo el contexto histórico de la novela y para finalizar, considero una línea conceptual que describe el proceso de construcción de la subjetividad en tanto discurso propio. Me interesó esta obra porque constituye un encuentro entre la práctica política revolucionaria y numerosas voces de mujeres latinoamericanas en un escenario social muy particular: La Nicaragua de fines de los años setenta. Tratándose de la temática de la identidad femenina, quería mostrar una mujer en la encrucijada de retirarse o pertenecer a la historia. La mujer nicaragüense jugó un rol importante en la lucha contra la dictadura de Somoza, pero al mismo tiempo su participación en la revolución sandinista representó la elaboración de una autoconciencia y una búsqueda identitaria. En este sentido, La mujer habitada cruza discursos que subvierten el orden imperante desde el sandinismo y desde el feminismo, donde por momentos se acompañan o se contradicen. En todo caso, el artículo pretende explorar las relaciones simbólicas entre lo privado y lo público, entre intimidad y revolución. ¿Marxismo, sandinismo versus feminismo? Revisando el contexto de la novela La mujer habitada, menciono que el Frente Sandinista de Liberación Nacional, en 1978, organizó combativamente poblaciones rurales y barrios populares de Managua . En 1979, se unieron las tres tendencias internas del FSLN. Los sandinistas asumieron la conducción de la oposición nucleada en el Frente Patriótico. En mayo de ese año comenzó la "ofensiva final", que combinó una huelga general, la insurrección popular, la lucha armada y una intensa actividad diplomática en el exterior. El 17 de julio Somoza huyó del país y el 19 entró en Managua la Junta de Reconstrucción Nacional, constituida semanas antes en Costa Rica. La dinastía Somoza dejó un saldo de 50.000 víctimas. La novela recorre los tramos políticos anteriores a la caída de Somoza. Sigo a Carlos Figueroa Ibarra (2002) en su descripción acerca de las relaciones marxismosandinismo. Según su visión, la mayoría de la Izquierda centroamericana tenía en la época una perspectiva política centrada en ejes de corte marxista ortodoxo. Esos ejes se centraban en la creencia en la vía violenta de la revolución, la noción de proletariado como vanguardia revolucionaria, la necesidad del partido o del instrumento revolucionario que incursiona en la esfera de la política para lograr la transformación esencial de la sociedad. Se pensaba además que ese partido debería estar sustentado en la acción de masas para poder lograr su objetivo. Otros ejes fueron la dictadura del proletariado como paso inevitable en la construcción del socialismo y el Estado como eje de la socialización de los medios de producción. El carácter de la revolución fue concebido como agrario y anti-imperialista, en un primer momento, y preparatorio de la construcción socialista en un segundo momento. En cuanto a las relaciones entre revolución y mujer, cabe plantear si el sandinismo introduce algún matiz en la postura clásica del marxismo frente al feminismo y la lucha de las mujeres o si, por el contrario, obedece al mismo patrón. El sandinismo pareciera no cuestionar al marxismo ortodoxo tampoco en este tópico. En el imaginario revolucionario de la época, la explotación económica era el principal factor a combatir. Se creía que cambiando la estructura de inequidad social, las condiciones de la mujer

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cambiarían. El movimiento de liberación de la mujer latinoamericana debía ser el resultado de la lucha armada (Jean Franco, 1991). Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, en 1979, es indudable que las mujeres lograron abrir espacios de participación en todos los campos: político, social, económico, militar. Era un momento de transformaciones y las mujeres salieron del espacio privado para hablar en voz alta y ser escuchadas. Los principales logros fueron la toma de conciencia de género, de los derechos, intereses y capacidades de las mujeres; mayor organización, actividad y beligerancia de las mujeres; el derecho a la palabra y avances en las leyes. El movimiento de mujeres vinculado al sandinismo, se encontró sin embargo con un obstáculo como la estructura organizativa burocrática del partido, que limitó el avance desde una perspectiva feminista y condicionó que grupos de mujeres con demandas más específicas hayan buscado su propio camino, independiente del sandinismo. (Instituto Mujer y Cambio, 1991) En la novela, las relaciones discursivas marxismo, sandinismo, feminismo no se cierran. Los personajes, tal como planteo en un apartado posterior, recrean voces de la ortodoxia marxista, del feminismo clásico y del feminismo pensado desde Latinoamérica. La marca Belli Gioconda Belli es poetisa, ensayista y narradora. En toda su obra1 aparece una totalizadora combinación de la experiencia amatoria y la militancia política. En la literatura a Gioconda Belli se le concede un lugar particular: junto con Ernesto Cardenal, es la poeta emblemática de la revolución nicaragüense. Estuvo vinculada al Frente Sandinista de Liberación Nacional de 1970 a 1994. Según los críticos, es un ejemplo ilustrativo de la narrativa del Post Boom2. La mujer habitada narra acciones y situaciones transcurridas en Nicaragua durante la época del dictador Somoza. La novela está escrita en un estilo tradicionalmente considerado realista y, en muchos sentidos, se acerca al documento. El realismo de esta narrativa está lejos de ser simplista. La narración usa elementos decididamente mágicos, tales como el del espíritu de una indígena maya encarnado en el naranjo de la casa de la protagonista . La mujer habitada ofrece al lector un plano mágico paralelo a otro totalmente reconocible, pero al unir estas dos dimensiones, el libro deviene un exponente de varias realidades históricamente vigentes en el mundo latinoamericano : la resistencia ancestral del indígena al español, una nueva autoconciencia femenina y las luchas populares de los 70 y 80. En síntesis, la novela parte de una pareja indígena que lucha contra los invasores españoles, para culminar en la historia de una joven arquitecta que vuelve a su país tras una estadía europea y luego de enamorarse, se integra a la lucha contra la dictadura de Somoza.3 Nicasio Urbina (2002) refiriéndose a la literatura escrita por mujeres en América Central, nota que se escoge como espacio de enunciación la interioridad de la mujer, y que contempla en su mirada la escena de la colectividad femenina. Desde este punto de vista, la novela contempla un diálogo entre múltiples voces femeninas. Voces de mujeres: feminidad, feminismo La novela atraviesa un proceso discursivo que va de la conciencia individual de una mujer nicaragüense de clase media-alta a una conciencia colectiva . Para que se desarrolle esta suerte de transcurso psíquico, aparecen en escenas mujeres en distintas posiciones, alzando voces muy diferentes con las que Lavinia, la protagonista interactúa.

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Gioconda Belli, en su primer libro, Sobre la grama (1974), sorprendió con sus poemas eróticos, en los que el cuerpo y la naturaleza se entrelazan. Sus obras siguientes, incorporan al discurso erótico una conciencia política y social, como Línea de fuego (1978) , Truenos y arco iris (1982) y De la costilla de Eva (1987), en la que muestra una visión crítica acerca de la condición de las mujeres en la sociedad. Este último discurso se ven en sus novelas: Amor insurrecto (1987).La mujer habitada (1988) y Sofía de los presagios (1991) En la literatura a Gioconda Belli se le concede un lugar particular: junto con Ernesto Cardenal, es la poeta emblemática de la revolución nicaragüense. Estuvo vinculada al Frente Sandinista de Liberación Nacional de 1970 a 1994.

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Véase Donald Shaw: The Post-Boom in Spanish American Fiction. Albany: State University of New York Press, 1998 A lo largo del artículo retomo la línea argumental de la novela y profundizo contenidos a los fines del análisis

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Lavinia es una mujer de veintitrés años, miembro de la burguesía de una ciudad de nombre ficticio Faguas, que abandona la casa paterna para iniciar una vida independiente en su propia casa y trabajando como arquitecta. Poco tiempo después descubre que el sistema "proteccionista" y "patriarcal" se extiende a todos los ámbitos de su vida y que la historia personal no tiene ningún sentido si no es incorporada a la historia del país. Lavinia encarna el debate acerca de las contradicciones entre el marxismo y la autonomía de la mujer. La novela cuestiona esta suerte de “espera” para la mejora de las condiciones de la mujer y se destacan interesantes planteos : sin cambio radical de conciencia , el socialismo revolucionario llevaría la impronta inercial de atavismos machistas latinoamericanos y reproduciría en su seno inequidades de género. Felipe, el amante y militante sandinista dice a Lavinia: (...) Se que no podemos nada juntos. Vos sos la ribera de mi río. Si nadáramos juntos, ¿Qué orilla nos recibiría?. Admitió para desmayo de Lavinia, necesitar el oasis de su casa, de su sonrisa, de la tranquila certeza de sus días (...) En la universidad se quemaban buses, se organizaban fogatas por la noche. El gran General había ordenado la censura de prensa: el clima de la calle era bélico y fogoso. Felipe participaba de aquellas revueltas, estaba segura; mientras a ella no le quedaba en esos días nada más que esperarlo luchando en su interior. En otro párrafo, Sebastián, otro personaje que encarna a un combatiente sandinista dice a Lavinia: (...) Lo único que está claro es que hay que hacer esfuerzo para cambiar la situación. El movimiento en su programa plantea la liberación de la mujer. Por lo pronto, yo trato de evitar la discriminación de las compañeras. Pero es difícil. No bien juntás hombres y mujeres en una casa de seguridad, las mujeres asumen el trabajo doméstico sin que nadie se los ordene, como si fuera lo natural. Ahí andan pidiéndole a los compañeros la ropa sucia. En la novela, la protagonista cuestiona este discurso sandinista de lucha contra el sistema capitalista y plantea la lucha contra el patriarcado y contra el sistema de dominación sexual. EL feminismo de Lavinia no es ciego a la historia ni a la experiencia de las mujeres trabajadoras. El cuestionamiento de la protagonista tuvo su contrapartida real en los movimientos de mujeres en Nicaragua. El personaje de Flor pareciera representar una posición ortodoxa marxista. Su feminismo es concebido en el contexto de lucha de clase. La idea era luchar contra la desigualdad y contra todas las manifestaciones de opresión, discriminación e injusticia, pero desde un punto de vista de clase. La única salida para conseguir realmente la completa emancipación de la mujer —y de las otras capas oprimidas de la sociedad- era mediante la abolición de la dictadura de Somoza. Esta lucha requería la máxima unidad entre los trabajadores y las trabajadoras en su lucha contra el capitalismo. Flor no duda del discurso sandinista. Es la encargada de tomar juramento a Lavinia cuando ésta decide incorporarse al movimiento. En la ceremonia, Flor dice una frase que encarna su posición como mujer en el sandinismo (...) Patria Libre o morir! El personaje de Lucrecia, empleada doméstica de Lavinia y en cierto sentido el de Itzá, grafican los obstáculos de la emancipación de la mujer cuando se asocia a clase social o etnia. Itzá, la mujer indígena encarnada en el naranjo, observa a Lavinia y medita en el hecho de que en la actualidad las mujeres no parecen subordinadas sino "personas principales" ya que hasta tienen servidumbre para las labores domésticas mientras ellas van a ocupar el espacio tradicionalmente reservado para los hombres. Lucrecia considera a Lavinia como una mujer totalmente emancipada. Esta ambigüedad acerca de la significación de lo que se entiende por "emancipación femenina" en Latinoamérica se mantendrá a lo largo de toda la novela. Género, clase y etnia son en este contexto categorías inseparables. Las mujeres indígenas y empleadas de baja calificación tienen obstáculos para esa emancipación. Es interesante que Itzá, la mujer indígena, a pesar de que se revela como una mujer que desafió las convenciones, no le ve mayor ventaja a la multiplicidad de roles de la mujer contemporánea.

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Otra temática presente es el colonialismo fundacional español, incorporado desde la perspectiva del vencido. La revaloración de lo autóctono se da creando héroes y espacios míticos con nombres prehispánicos y características de mujer. Aquí aparece la voz de Itzá, la mujer maya, como representante también de la conciencia cultural de los pueblos precolombinos sometidos por la conquista española. Será la voz de Itzá la que saldrá triunfante, validando el derecho de las culturas marginalizadas a tener su propia voz y espacios narrativos. Refiriéndose a Lavinia en su deliberación de comprometerse o no con el movimiento sandinista, Itzá dice: (...) Ah, como duda!. Su posición se lo permite. Piensa demasiado. Son tupidas las vendas sobre los ojos. En nuestro tiempo, cuando llegó la guerra, muchas mujeres hubo que debieron despertar, reconocer la desventaja de haberse pasado tanto tiempo cultivando el ocio y la docilidad. Fui afortunada. Aunque mi madre se enfurecía, yo siempre tuve la inclinación por los juegos de los muchachos, los arco y las flechas. Ellas no concebían que las mujeres pudieran guerrear, acompañar a los hombres. Aquella tarde cuando llegó Yarince con sus hombres a Taguzgalpa, el día que nuestros ojos quedaron engarzados para siempre, ella lo supo. Supo que al amanecer, yo me iría con él a combatir contra los invasores. Por último, la voz de Sara representa el discurso femenino burgués con el que Lavinia confronta constantemente. (...) No se si me explico-decía Sara-Para la gente como vos(refiriéndose a Lavinia), la vida doméstica es un desierto. De la misma manera la ven los hombres. El asunto es que uno mismo se inventa el oasis. Uno se divierte con lo que hace. A mí me gusta hablar con el carnicero, me divierte discutir precios en el mercado, arreglar el jardín, ver crecer las begonias. Disfruto con las cosas cotidianas. Lo que uno empieza a sentir extraño es el compartir la cama, el baño, la ducha, con un ser que viene de noche ( el marido) y se va en la mañana, que lleva una vida distinta... Los itinerarios hacia la emancipación: la voz interna de Lavinia Lavinia cuenta con una personalidad particular para iniciar su transformación identitaria. Comparada con sus compañeras de clase social, ha desarrollado una serie de características de mujer independiente y creativa que la ubican en una posición de base ventajosa para iniciar un camino de conciencia política. Entre los indicadores de esa posición de autonomía y fortaleza menciono su independencia económica, su autorrespeto, la capacidad de resolver problemas y no temer a hacer los esfuerzos necesarios para ello y la confianza en sí misma; muestra un comportamiento responsable, no deja al azar la construcción del futuro. Tiene un sentido del humor y de reflexión sobre su realidad. Su actuación está precedida de una cuidadosa evaluación de las decisiones y sus consecuencias. Ese estilo personal le permite incluirse en una lucha revolucionaria posterior. A la Lavinia pre-militante le interesa el aspecto teórico del feminismo y reflexiona críticamente sobre el rol estereotipado de los hombres y de las mujeres. (...) Los dos hombres parecían disfrutar de su actitud de paternidad laboral. Lavinia se sintió en desventaja. (...) No le gustaba sentirse en escaparate. Le recordaba el regreso de Europa, cuando sus padres la llevaban a fiestas, engalanada y la soltaban para que la husmearan animalitos de sacos y corbatas. Animalitos domésticos buscando quién les diera hijos robustos y frondosos, les hiciera la comida, les arreglara los cuartos. A partir del enamoramiento de Felipe, se entrecruzan varios discursos: su reflexión se vuelve angustiante, acerca del “destino de Penélope” de las mujeres, de la vocación de esperar a los hombres y vivir en función de ellos. (...) Estaba de mal humor. Hacía poco, Felipe había entrado a explicarle por qué no le fue posible llegar el día anterior a su casa: una reunión urgente, no pudo avisarle. (...)Ella lo esperó toda la noche. Primero vestida, arreglada, con el pelo bien cepillado, leyendo la impaciencia en libro cualquiera. Después acostada, despierta aún en la madrugada, temerosa de dormirse y no oír los golpes de la puerta, hasta que el sueño finalmente la venció.

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La relación permite el desarrollo de un discurso erótico que juega un papel transgresor en el texto. A través de este discurso, la protagonista se ubica fuera de la tradición sexual burguesa, representadas por sus padres y sus amigas de la misma clase social. (...) Faguas le alborotaba los poros, las ganas de vivir. Faguas era la sensualidad. Cuerpo abierto, ancho, sinuoso, pechos desordenados de mujer hechos de tierra, desparramados sobre el paisaje. Amenazadores, hermosos. (...) Bañarse la hacía recordar a Jerome, el descubrimiento de la textura de fruta verde del cuerpo masculino, la recia musculatura rozándose con la suavidad de los músculos. Así fue como supo que tenía la piel dispuesta para las caricias, capaz de emitir sonidos que le hicieron pensar en parentescos de gatos, panteras, los jaguares de sus selvas tropicales. Pero al mismo tiempo si bien hay un concepto emancipador de mujer, no se niegan las experiencias femeninas de maternidad, madre, hija, amante. (...) Lo deseó por primera vez en su vida, con la fuerza de la desesperación, deseó retener a Felipe dentro de ella germinando, multiplicándose en su sangre. Felipe llega a la casa de Lavinia con un herido y le explica que ambos son miembros del Movimiento de Liberación Nacional. Este episodio hace replantear a Lavinia toda su identidad e inicia un camino conflictivo hacia la asunción de una nueva vida, de un compromiso revolucionario. Frente a la necesidad de esconder al herido en su casa, inicialmente ella defiende su postura no política, su deseo de no involucrarse. Tal como lo planteé anteriormente, su otra voz, Itzá, que fue una mujer que dejó la casa paterna y se unió a los hombres en su lucha contra el blanco, se irrita ante la desconfianza y rechazo de Lavinia. Itzá representa la memoria maya y permite al lector reeditar el proceso continuo de resistencia popular en América latina a través de los siglos. Lavinia decide ayudarlos más por una postura humanitaria que política La protagonista atraviesa ahora una etapa de constantes dudas y planteos que van desde la decisión de acompañar a Felipe, en su rol tradicional de mujer, esperándolo después de sus “batallas”, o participar o no en el sandinismo. Se enfrenta a una difícil decisión entre negar la realidad social de su país o transformarla: (...) Ella hubiera querido no volver a su casa. Quedarse con Sara o Antonio hasta que ellos de marcharan. Dejar de ser responsable, humanitaria. (...) Eso era la dictadura, pensó Lavinia, el miedo; la mujer diciendo que no sabía nada. Ella diciendo que no quería involucrarse. No saber nada era lo mejor, lo más seguro. Ignorar el lado oscuro de Faguas. (...) Más fuerte la necesidad de sobrevivencia (...) No le quedaría más remedio que guardarse sus dudas, pensó, mientras entraba en el olor a nuevo de su automóvil. En suma, la relación con Felipe es crucial para acceder a un mundo revolucionario, desconocido para ella hasta el momento. En este sentido, Felipe aparece como un mediador con un universo al que ella teme y admira. Sin embargo, la relación amorosa de ellos plantea cierta subordinación y opresión. La pareja reedita y actúa una serie de conceptos históricos y culturales sobre lo femenimo y lo masculino. La inequidad de poder lleva a Lavinia a una insatisfacción, percibiendo la mediación de su pareja con el mundo revolucionario como insuficiente. Ella siente que se encuentra frente a Felipe en una posición de discriminación y marginación en el ámbito político. Lavinia aquí toma una distancia crítica del discurso sandinista. Su voz de mujer produce cierta ruptura con los resabios machistas presentes en la revolución. Se percibe que la relación de Lavinia y Felipe nunca será igualitaria. Pero Lavinia decide incorporarse a la revolución a pesar de la resistencia de su compañero (...) Estaba con un hombre que pertenecía a propósitos que en nada se parecían a los suyos. Un hombre que obviamente, la consideraba tan solo como un “remanso amable” de su vida. Un hombre que podía desaparecer cualquier día, tragado por la conspiración. Debía dejarlo, pensaba. Pero no podía. Si antes la atraía, ahora la atracción era doble. El halo de misterio y peligro la atraía muy a su pesar. (...) se preguntaba si no debía ella darle más a la vida que independencia personal y cuarto propio

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Este desencanto en la relación amorosa aparece como un estímulo movilizador en Lavinia. Ella se acerca a Flor, su amiga y compañera de militancia para superar la situación de subordinación y desigualdad en las que estaba estancada en tanto pareja de Felipe. Flor aunque tenga mayor conocimiento y experiencia política que Lavinia no la ubica en una posición de inferioridad. Esta relación es crucial en la asunción de una identidad revolucionaria y en el inicio de un camino de aprendizaje y crecimiento. La amistad de Flor da forma a lo que Lavinia será, calma su insatisfacción y colma su vacío emocional . Sobre ese vínculo de confianza se estructura en parte su conciencia política. El acercamiento a esta mujer militante marca la asunción además de una nueva conciencia social feminista. Lavinia admira a Flor y la incorpora como un modelo de vida que concilia militancia, optimismo, fuerza y una feminidad no tradicional. En esta relación hay una apropiación paulatina por parte de Lavinia de un discurso revolucionario (...) Flor entró tras la cortina floreada. Lavinia se sentó en la mecedora, balanceándose y encendiendo un cigarrillo para dar tiempo al regreso de Flor con el café.. Miró los estantes de libros: Madame Bovary, los condenados de la tierra, Rayuela, la Náusea, Mujer y visa sexual...título conocidos y desconocidos. Lecturas poco usuales en una enfermera. ¿Quién sería esta mujer?, se preguntó. Más adelante Flor le dice a Lavinia que va a entrar en la clandestinidad (...) Yo quería esto. Es un triunfo para mí misma. No hay muchas mujeres clandestinas, ¿sabés?. Es un reconocimiento de que podemos compartir y asumir responsabilidades, lo mismos que cualquieraElla decide ser militante de la mano de Flor y a partir de allí desarrolla paulatinamente una conciencia autónoma que le permite comprometerse con tareas propias de un movimiento de izquierdas como convencer a futuros militantes, realizar un entrenamiento para la lucha armada e incorporándose como parte de un engranaje donde ella participa con compromiso, asumiendo una nueva identidad. Se prepara un gran plan que ella desconoce pero donde Felipe tiene un papel fundamental. Ella toma el lugar de Felipe en el gran plan porque él ha muerto apareciendo ella en el grupo clandestino como una “reserva”. Sin embargo es capaz de asumir ese nuevo rol y matar a un General en nombre del Movimiento. La construcción de la subjetividad es un tema altamente polisémico y contradictorio en las Ciencias Sociales. Dado los límites del artículo no desarrollo esta temática, pero planteo que el itinerario psíquico que realiza la protagonista en su búsqueda de identidad da cuenta de una determinada conceptualización de la constitución del sujeto Así, la autoconciencia que adquiere Lavinia es de carácter procesal, estableciéndose una relación compleja entre psique y contexto histórico En este sentido, los discursos no son soberanos sobre el sujeto, el sujeto tiene una capacidad generadora que marca sus procesos de subjetivación, y que le permite crear momentos de ruptura sobre los mismos discursos que lo constituyen, El sujeto no es solo usuario inconsciente de un discurso que no le pertenece, sino un momento activo dentro del juego de significaciones y sentidos que atraviesan la subjetividad social y que le llevan a producir un discurso personal que, aunque atravesado por los discursos sociales dominantes, representa un momento de ruptura sobre aquellos. Esta concepción se acerca a la de A. Touraine (1999) que nos presenta la idea de un sujeto subjetivado, de un sujeto que no está “sujetado” de forma absoluta, sino que tiene una capacidad generadora de subjetividad que le permite asumir posiciones emancipatorias frente a los órdenes exteriores de cualquier tipo, que pretenden negarlo y manipularlo. Para concluir y parafraseando a Kristeva, se observa en Lavinia el desarrollo de una conciencia de una subjetividad femenina que no evade sino que enfrenta, no esconde sino que señala, no continúa, sino que rompe.

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Bibliografía Belli, Gioconda. La mujer habitada. Buenos Aires. Emecé Editores, 1996. Franco, Jean , Plotting Women. Gender and Representation in Mexico, Columbia University Press, 1991 Galindo, Rose Marie. "Feminismo e intertextualidad en La mujer habitada de Gioconda Belli en Confluencia, Vol. 13, No. 1, 1997 Ibarra Carlos Figueroa, “ Centroamérica. Otro socialismo para la izquierda”, en Rebelión, marzo de 2002 Lancaster, Roger, Machismo, Danger, and the intimacy of Power in Nicaragua, The University of California Press, 1994 Martínez, A. “Feminismo y literatura en América Latina”, diaspora_chilena.tripo.com/poesia.html Mora, Gabriela. "La mujer habitada de Gioconda Belli: los otros dentro de sí y la representación de la mujer nueva" en Juana A. Arancibia, ed. La nueva mujer en la escritura de autoras hispánicas. Montevideo. Editorial Graffitti, 1995 Shaw, Donald. The Post-Boom in Spanish American Fiction. Albany: State University of New York Press, 1998. Touraine. A Poderemos viver juntos? Iguais e diferentes. Editora Vozes. Peetrópolis., 1999 Urbina, Nicasio , “Conciencia y afirmación: el desarrollo de la literatura escrita por mujeres América Central”, La Prensa literaria, Managua mayo de 2002.

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