CUADERNOS HISPANOAMERICANOS

INDICE Páginas NUESTRO TIEMPO VEDOVATO (Giuseppe) : Coexistencia y mundo libre ..................................... ¿ lvarez (Lili) : Guy de Larigaudie, scout y aventurero de la f e ..............

259 276 rubio carcía (Leandro) : Nuevos caminos de la economía iberoamericana. 295 ARTE Y PENSAMIENTO sartoris (Alberto) : La arquitectura actual en su función urbanística. valle (Adriano del) : Cuatro romances ibéricos ......................................... cuadra (Pablo Antonio) : Dos mares y cinco poetas .................................

LEGASSA (Marc) : El rey, el príncipe y la flauta .........................................

311 327 338 361

BRÚJULA DE ACTUALIDAD

(Otto de): El mes diplomático: Hacia las grandes conferencias ....................................................................................................... lorenzo (Emilio) : Una traducción de Rilke ............................................. ferrán (Jaime) : La obra de José María de Labra ..................................... C. H. Rectificación ............................................................................................... austria-huncría

Portada y dibujos del pintor español José María de Labra.—En pági­ nas de color, la primera parte de la crónica de la IV Reunión In­ ternacional del Centro Europeo de Documentación e Información, celebrada en El Escorial, sobre' el tema de “La coexistencia con el mundo comunista”, original de Enrique Casamayor.

371 377 379 381

N UESTRO

T IE M P O

COEXISTENCIA Y MUNDO LIBRE (*) POR

GIUSEPPE VEDOVATO

Antes de penetrar a fondo en el tema, no creo inoportuno in­ sistir en el examen de las interesantes observaciones que en el doble plano sociológico y jurídico se han formulado de la doctrina de la coexistencia. Ciertamente, un examen conducido más allá del mero terreno políticodiplomático, e incluso del doctrinario, puede a nuestro entender explicarnos más cumplidamente la ver­ dadera naturaleza y el significado íntimo de esta expresión de uso corriente hoy día, y casi puede decirse de gran moda: la coexisten­ cia pacífica. EL PROBLEMA DE LOS BLOQUES

En una obra célebre, en muchos aspectos verdaderamente su­ gestiva, el sociólogo francés Emile Durkheim establece, como es sabido, una distinción entre dos fórmulas de solidaridad que coexisten, siguiendo proporciones variables, en toda sociedad hu­ mana: la solidaridad mecánica o por semejanzas y la solidaridad orgánica o por divisiones de trabajo. La primera es la expresión de una comunidad de ideas, de creencias, de gustos, de costumbres; la segunda se funda más bien en las diferencias, y es la expresión de la interdependencia. En las sociedades internas—como son por excelencia los Estados—éncontramos, fuertemente operantes y re­ novándose ampliamente, las dos formas de solidaridad. En la so­ ciedad internacional, la solidaridad por semejanzas es casi igno­ rada; cuanto más, aparece de manera muy esporádica y general(*) El presente estudio es el desarrollo de un trabajo presentado como ponencia en la IV Reunión Internacional del Centro Europeo de Documenta­ ción e Información, celebrada en El Escorial del 31 de mayo al 4 de junio. Su autor, el profesor Vedovato, es catedrático de Derecho Internacional de la Universidad de Florencia y secretario de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados italiana. Miembro de diversas organizaciones interna­ cionales y copartícipe frecuente de los más destacados Congresos y Asambleas europeas y americanas, el profesor Vedovato inicia su colaboración en nues­ tras páginas con un tema de gran importancia en el crítico momento actual de las relaciones internacionales. 259

mente superficial, mientras que desde algún tiempo a esta parte se registra ahí cierto grado de solidaridad orgánica. Este hecho es de capital importancia, y preñado de consecuencias. No sólo por­ que de ello pueda derivarse la necesidad de colaboración interna­ cional y de desarrollo del derecho de gentes, sino porque, por esta solidaridad orgánica en el orden internacional, las condiciones de consolidación se. presentan mucho más en precario que cuanto lo sean en el orden interno. Es supérfluo poner de relieve cómo en un período de tensión como el nuestro en que las rivalidades se agudizan..., la desconfianza mutua aprisiona los espíritus; la sombra de la guerra está siempre en el horizonte; las doctrinas se repelen y las políticas se enfrentan; se ponen de relieve los ries­ gos que comporta una solidaridad orgánica de plano internacional, y se producen y reproducen movimientos de contracción nacional, que la paralizan o la hacen retroceder. Los factores racionales, ideológicos, psicológicos y políticos, base de la solidaridad en una u otra forma, no han tenido tiempo ni posibilidad de cristalizarse en el orden internacional. Este fenó­ meno explica por qué, en un momento histórico dado, las socie­ dades internas que son por excelencia los Estados—no habiendo encontrado o creyendo no poder encontrar su propia seguridad y la realización de sus programas de política exterior en la rudimen­ taria y en algunos aspectos peligrosa solidaridad orgánica inter­ nacional—prefirieron depositar sus esperanzas en la perspectiva de una solidaridad por semejanzas, como la más idónea para asegurar la buscada seguridad o alcanzar presumiblemente la aplicación de sus programas de política exterior. Esta solidaridad no puede ser universal sino como simple tendencia o finalidad lejana. Este pro­ blema ha contribuido a alejar a los Estados, y también la escasa solidaridad, promovida y practicada de una forma u otra por la Sociedad de Naciones por causas no siempre imputables a dicha Organización; lo mismo que ocurre con la 0. N. U., por causas más indirectas que directas. LA RIVALIDAD-EE. UU.-U. R. S. S.

Al final de la segunda guerra mundial, sólo dos grandes poten­ cias, los EE. UU. y la U. R. S. S., se enfrentan como protagonistas de la escena internacional, concentrando en sus manos—hecho aca­ so sin precedente—casi todos los elementos materiales que consti­ tuyen la fuerza base para el nuevo equilibrio internacional. Las 260

dos potencias, cada una por sus propios medios, tienden al dominio mundial ; las dos, cada una por propio cálculo, tienden a la solida­ ridad orgánica y por semejanzas, según la definición de Durkheim. De hecho, el objetivo actual no consiste ya en la obtención de sim­ ples rectificaciones de fronteras o de determinados territorios, sino claramente en la primacía absoluta. Se trata de conquistar el con­ trol de grupos enteros de Estados. La posibilidad de equívoco, es­ pecialmente después del episodio de Corea y de la guerra de In­ dochina, parece reducirse bastante, y se tiene la impresión de que, tanto en Occidente como en Oriente, no existen dudas de propó­ sito: por parte de los EE. TJU., con un sistema que podríamos de­ finir de colectividad, dirigido a conseguir plenamente una coordina­ ción de colaboraciones internacionales en propósitos y en acciones; por parte de la Unión Soviética, con un sistema que definiríamos como de singularidad, para alcanzar de hecho una subordinación jerárquica internacional. El análisis agudo de la política exterior rusa realizada en Occidente antes y, sobre todo, después de la-se­ gunda guerra mundial, permite la comprobación de que esa polí­ tica se inspira siempre en el principio de oponerse a la conclusión de acuerdos colectivos, paça colocarse, con tratados bilaterales, en condiciones de hacer prevalecer mejor la propia potencia y el pun­ to de vista propio con respecto a la otra parte contratante, y de oponerse resueltamente a la creación de uniones de Estados en las fronteras y al mantenimiento en los Estados limítrofes de Gobier­ nos hostiles a esas uniones, aunque sean débiles. A la consecución de este objetivo por vía bélica, en el sentido clásico, parecen oponerse varias razones: a) El convencimiento por parte de ambas potencias de la in­ capacidad actual de aniquilar al adversario. La capacidad de acción de los EE. UU. y la U. R. S. S. es enorme, y ambas parecen capa­ ces de herir terriblemente a su adversario. Pero mientras que no hay duda acerca de las posibilidades de ambos protagonistas de asestarse golpes durísimos, ninguna de las dos los considera mor­ tales y prevé difícilmente la eliminación total de su antagonista. b) La consideración de que las guerras mundiales—y tales han de ser, dada la importancia de los protagonistas—, en cuanto el potencial bélico está hoy constituido en igual medida por los elementos militares y las fuerzas civiles, sólo pueden concluirse con el aniquilamiento de la capacidad combativa de todo el Estado. Este nuevo tipo de equilibrio internacional, a decir verdad un 261

“equilibrio de impotencias”, como fué definido por un autor ita­ liano, mientras sirva para garantizar la paz, permitiendo mirar con cierta serenidad, no obstante las apariencias desfavorables, los problemas internacionales, es la base de toda tentativa que las partes litigantes desarrollan para conseguir su modificación, recu­ rriendo a acciones no bélicas. ASPECTOS DE LA GUERRA POLÍTICA E IDEOLÓGICA

Los aspectos de la guerra política c ideológica son múltiples. Bastaría con estudiar uno de los episodios que en la segunda posguerra han determinado auténticas crisis internacionales. A la luz de la investigación crítica, estos episodios actúan como pris­ mas gigantescos que, descomponiendo los hechos normales, desta­ can tendencias y perspectivas que parecían incoloras, evidenciando perfiles nuevos que se creían suficientemente calculados; destacan aún más previsiones eventualmente superadas, impulsos adormeci­ dos y tácticas sorprendentemente recrecidas. Acaso todas las que confluyen en algunos componentes que operan como ideas-madre, y que pueden reseñarse, al menos las principales, de la forma si­ guiente: Politización de toda manifestación vital, sea individual o colec­ tiva. Como es sabido, toda actividad humana se organiza sobre tres diferentes planos: económico, espiritual, político. De las nece­ sidades del hombre, la más perentoria de raíz es la económica y la de comunicación espiritual, que se expresa diversamente desde las sociedades primitivas. Por el contrario, la participación indivi­ dual en la vida política no constituye una necesidad propiamente dicha. La acentuación del lado político en las manifestaciones vi­ tales induce a los antagonismos propios de la política a alterar profundamente la vida económica, por las diversas formas de autar­ quía o de lucha de competencias que suscita; o la vida espiritual, por los modos distintos de dirección o de censura que provoca. Por tanto, en lugar de influir la economía sobre las decisiones políticas de los Gobiernos, la política se convierte en factor domi­ nante de la economía, provocando integraciones que frecuentemen­ te no encuentran justificación alguna como complementos econó­ micos o en forma de especializaciones cooperantes. Y qué decir del dominio espiritual, donde la voluntad obradora del particula­ rismo o del exclusivismo es como pretender crear una física na­ cional o una química racista. 262

Lo que ocurre es que, a causa de la guerra fría, la política se convierte en estrategia. Por ejemplo, al nacimiento de determina­ dos hechos internacionales no se le suele conceder importancia, o hien se retarda al máximo su reconocimiento, aun sabiendo que éste no encierra valor constitutivo de subjetividad plena o limi­ tada, e incluso manteniendo con ellos vida de relación. Se acepta la coexistencia misma de Gobiernos diferentes y aun antagónicos, y ello no impide relaciones, tratados ni incluso fórmulas de colabo­ ración. El término de “coexistencia pacífica”, que hoy se ha pues­ to tanto en moda, tiene su origen en el vocabulario propio del mar­ xismo. A finales del año 1917, apenas dos semanas después de la conquista del Poder por los comunistas, Trotsky declaraba que “mi Gobierno desea una paz rápida fundada sobre principios de una coexistencia honorable y de la colaboración de los pueblos”. En 1925, al analizar la situación internacional, afirmaba Stalin du­ rante el XIV Congreso del partido comunista: “El factor esencial en nuestras relaciones internacionales es el de una especie de equi­ librio provisional de fuerzas que se ha estabilizado entre nuestro país, en el que se edifica el socialismo, y los países del mundo ca­ pitalista.” Y agregaba: “Hoy existe la que podría llamarse una coexisten­ cia pacífica entre los países soviéticos y los países capitalistas.” No ha variado gran cosa la situación muchos años después. A conse­ cuencia de la muerte de Stalin, la tesis de la coexistencia pacífica se reafirma por el Gobierno soviético en forma de una situación nueva, caracterizada por el advenimiento de las armas atómicas. “El Gobierno soviético—dice Malenkov el 26 de abril de 1954— continúa creyendo en la posibilidad de una coexistencia entre los sistemas capitalista y socialista, pero haciéndose la competencia mutuamente en el campo económico. Convencidos de ello, perse­ guimos una política de paz y de reforzamiento de la cooperación internacional.” No se trata en realidad de la tendencia a una mayor tolerancia, ya que en teoría el problema de la coexistencia continúa siendo agudo e insoluble. La dictadura permanece como dictadura y la de­ mocracia como democracia. Y la forma con la cual se gobierna un pueblo en el interior tiene una estrecha ligazón con su actitud frente a la sociedad internacional. No es fácil de definir lo que ha de entenderse por dictadura y por democracia. Preguntado Confucio por uno de sus discípulos acerca de su primera acción de gobierno si fuese nombrado em« 263

perador de la China, respondió: “Fijaría el sentido de las pala· bras.” Y si bien no es ésta la ocasión de fijar el sentido de ambas palabras, es indudable, empero, que en la guerra política las dic­ taduras se encuentran en posición ventajosa frente a las democra­ cias. La demostración es fácil, sin necesidad de recurrir a ejemplos concretos. En el m undo actual, ya no es suficiente, aunque lo haya sido en el pasado, el conocimiento de los factores constantes de la po­ lítica exterior, aunque se llamen situación geográfica de un país o naturaleza de. su suelo, importancia de su población o necesida­ des de la misma, pasado histórico o carácter de sus habitantes; o si queréis, precisando aún más hasta llegar a determinantes con­ cretas, seguridad marítima de la Gran Bretaña, potencia militar de Rusia, neutralidad permanente de Suiza, etc. Un nuevo factor no menos importante que los constantes ejercita su influencia, aun siendo esencialmente móvil: la opinión pública, cuyo juego com­ plica aún más los problemas de política internacional y dificulta la búsqueda de sus soluciones. Guando se habla de la opinión pública ha de pensarse en una realidad social que se presenta simultáneamente como hecho y como norma; un hecho cuya existencia no puede ponerse en duda, pero difícil de descubrir con exactitud; una norma que, sin embar­ go, no tiene el carácter de una regla positiva, con una sanción en caso de inoperancia. En los negocios públicos se discuten y formu­ lan ciertos deseos, suscitando en el público reacciones positivas o negativas, y todo este proceso se desarrolla con independencia de la división territorial de la colectividad o de su base constitucio­ nal. De tales reacciones surgen propósitos y se desarrollan ten­ dencias, a las cuales las fuerzas políticas activas de la colectividad tratan de imprimir un sentido determinado. No es fácil prever el resultado de este complejo de reacciones e influencias, porque la incertidumbre de la opinión pública reside precisamente en el hecbo de que su capacidad no corresponde a la importancia del cometido que se le confía. Las concesiones de las masas no están basádas en la razón, sino que provienen de emociones y de nocio­ nes; son—como ha dicho justamente Ortega y Gasset—“impulsos desprovistos de lógica”. De todo esto se deriva una contradición entre realidad y ficción, entre lo que las masas quieren y lo que acaban por hacer incons­ cientemente, causa de errores y desilusiones. El estadista está obli­ gado a sopesar las fuerzas en su justo valor y a distinguir clara264

mente la realidad Je la ficción. Pero lo trágico es que a veces no puede obrar en consecuencia, porque se lo impiden las ficciones con que la opinión pública ha sido envenenada. En tales casos, las ilusiones se convierten en realidades, y el estadista que quisiera seguir su criterio claro y meditado se encontrará eliminado por los políticos que se adaptan a la opinión vigente que ellos mismos han contribuido a forjar. Henry de Jouvenel expresó esta situa­ ción con reflexiones melancólicas: “Existen días en los cuales uno se pregunta si en política internacional las apariencias no tienen más importancia que la realidad. La opinión se interesa por encima del conocimiento. Una especie de verdad a bajo precio se crea, sin preocuparse de la verdad que ha costado años de estudios y meditación. Los estadistas, de cara al público del que dependen, tienen mayor interés en seguir sus impresiones pasajeras que a sus propias convicciones. El éxito inmediato les compensa de ha­ ber cedido a impaciencias; y si siguen esta táctica, pueden vivir felices. El porvenir se vengará, sin duda; pero sobre sus sucesores. Pero ellos habrán conocido durante su existencia la buena suerte de estar en moda.” En todo este juego de aspiraciones y tendencias, de reacciones e influencias, de realidad y ficción, las dictaduras tienen notable posibilidad de maniobra, ya que se dedican más fácilmente a la propaganda y, si es necesario, a imponer orientaciones; a imprimir o, si se prefiere, a acelerar ciertas opiniones; a marginar y, si se tercia, a destruir ciertas informaciones. Por otra parte, la guerra fría lleva a la devaluación de fron­ teras y Gobiernos y, en su caso, a la de los órganos militares y diplomáticos. La gran ,novedad de Carlos Marx—ha dicho Etienne Fournol—no consiste en haber dado fin a la guerra o, mejor, la re­ nuncia a la guerra en el sentido diplomático; por el contrario, Marx ha descubierto la necesidad y la prolongación de la guerra. Esta existe: si cabe, con mayor ardentía. Ha cambiado solamente de sentido. Marx ha transferido las fronteras de lo externo a lo interno: la frontera no sigue el límite de las naciones, que ha sido eliminado; sigue la división de clases. Los pueblos deben enten­ derse por sobre sus fronteras, sin intermediación de los respectivos Gobiernos, e incluso también contra el concurso del propio Go­ bierno. La marginación de los Gobiernos se acompaña, como lógico co­ rolario, de la desaparición de los actos instrumentales, a cuyo tra­ vés se vinculan entre sí. Las democracias “estáticas” se basan en 265

el sentido jurídico, en cuanto buscan la permanencia y aspiran a la solidez. En los regímenes de la llamada democracia “dinámica”, la legalidad se muestra como paralizante de la expansión progre­ siva de la fuerza. Basta poner atención a la concesión del derecho internacional expresada por el profesor Krylov, intérprete de la doctrina soviética, quien la ha definido así: “Un conjunto de nor­ mas que regulan las relaciones entre los Estados en un proceso de su emulación, de su lucha y de su cooperación, que expresan la voluntad de las clases dominantes en el Estado y que garantizan la coerción ejercida por los Estados, separada o colectivamente.” INICIATIVAS Y APERTURAS DISTENSIVAS

Ahora bien: nos parece que se deben valorar en este cuadro general—pasando ahora al terreno concreto—todas las “iniciativas” y las “aperturas distensivas” tomadas periódicamente por él Kremlin con respecto al Occidente. Sabemos ciertamente que tanto Stalin como sus sucesores no han cesado ni cesan de declarar so­ lemnemente que la coexistencia del mundo socialista y del mundo capitalista es posible y, es más, bajo los mejores auspicios. Pero a este respecto, no hemos de olvidar el añadir a tal afirmación la simple y significativa palabra de “temporalmente”. Palabra que, dado que los rusos están convencidos del advenimiento total del comunismo sobre toda la tierra, no puede en buena lógica haber dejado de pronunciarse mentalmente bien por Stalin, bien por cualquiera de sus sucesores actuales. Se trata, pues, solamente de tiempo y de estrategia. Así las cosas, debemos considerar cualquier nota de apertura pacífica por parte de Moscú, no como una nota en el sentido clá­ sico de la palabra—vale decir una comunicación meditada, que tiende a establecer una cierta posición, una determinada tesis, di­ rigida a un cierto fin—, sino sobre todo como una actitud de pro­ paganda destinada a sembrar la confusión y el desorden en la opi­ nión pública de buena fe; en una opinión pública que encuentra' dificultades para admitir la lógica maquiavélica e inhumana de la acción comunista. Por tanto, cualquier respuesta a una nota rusa habría de considerar previamente este hecho. Ello impone eviden­ temente una revisión absoluta de las concesiones occidentales. “Nosotros—como dijo muy bien nuestro embajador Quaroni en una conferencia celebrada en la Asamblea diplomática y consular de París—continuamos sorprendiéndonos de la mala fe, de la ca­ 266

rencia de escrúpulos de los rusos y de los comunistas. Sería hora de que no nos sorprendiéramos nunca más. El simple hecho de asombrarnos todavía significa que no hemos comprendido aún la clase de adversario al que hemos de enfrentarnos.” Bastaría para ello citar un ejemplo que valiera por todos: la más colosal de las contradicciones pertenece a Carlos Marx, padre del comunismo, al afirmar en el siglo pasado que el advenimiento de la revolución socialista sería la consecuencia lógica del superindustrialismo y de la superconcentración de la propiedad industrial. Ahora hien: no obstante el estallido de la revolución precisamente en un país en que el capitalismo estaba en sus principios, la filosofía soviética se ha guardado muy bien de admitir tal error perogrullesco y ha pro­ cedido con la máxima desenvoltura, como es sabido, para adaptar e interpretar la doctrina marxista, por cuyo contenido se habla hoy de “revolución” no en el sentido en que Marx la entendía, sino en un sentido completamente nuevo y singular: como con­ quista pura y simple del Poder. Una vez alcanzado este objetivo (y ello es posible, cualquiera que sea el estado evolutivo de la sociedad, aunque se trate de una sociedad débil económica y, por tanto, militarmente), la planificación económica aplicable en teoría a cualquier tipo de Estado podrá sustituir ventajosamente—según se dice—a la iniciativa capitalista. Además, no me parece inopor­ tuno recordar aquí—ya que no se insist^ nunca bastante sobre ello—los términos de la ruptura ideológica entre Trotsky y Stalin producida, como se recordará, durante la guerra civil en China. “Un Estado comunista no puede sobrevivir largamente en un mundo capitalista—sostenía Trotsky—: o nosotros conseguimos llevar a cabo, en el mínimo espacio, de tiempo, la revolución en los países occidentales, al menos en Europa, o Rusia está perdida. En China perdemos inútilmente tiempo y dinero.” Bien diferente era el punto de vista de Stalin, quien afirmaba, por el contrario, que “si un Estado comunista posee los recursos materiales y la exten­ sión territorial de Rusia, puede sobrevivir largo tiempo, aun en medio de un mundo capitalista. Por otra parte, la revolución diri­ gida a Europa no es posible, ya que allí sobre todo la burguesía está diversamente organizada, cosa que no ocurría en Rusia, y ade­ más porque las masas proletarias europeas no lo están suficiente­ mente. La explotación de los países coloniales o semicoloniales ha dado al capitalismo occidental tales provechos, que le han per­ mitido elevar el nivel de vida de los trabajadores y darles un Es­ tado y una mentalidad de pequeños burgueses. Despojahdo al 267

mundo occidental del disfrute de los países coloniales, reducimos el provecho del capitalismo, rebajamos el nivel de vida de las ma­ sas trabajadoras y creamos así la situación necesaria para un mo­ vimiento revolucionario. En términos más militares, no siendo po­ sible el ataque directo contra Europa, es preciso adoptar una maniobra envolvente a través de Asia y Africa”. Hoy en día, aún se ha permanecido fielmente aferrado a ese dogma, al menos en lo. sustancial. E incluso en la última posgue­ rra el Kremlin pudo por primera vez no excluir la posibilidad de extender su propio dominio sobre toda Europa, presa de la desorga­ nización, en pleno caos económico y financiero, y bajo la mayor desmoralización subsiguiente al gran conflicto. Su primer fracaso (debido sin duda, entre otras causas, a la necesidad de reorganizar los propios negocios internos, más que al temor de la bomba ató­ mica) ha sido la intervención masiva del Plan Marshall. La ayuda norteamericana obligó a Rusia a volver nuevamente a su estrate­ gia oriental, consiguiendo esta vez los estrepitosos resultados que conocemos. Esto no obstante, no significa que la política exterior del comunismo se haya olvidado de Europa. Al contrario. La histo­ ria más reciente está ahí para demostrarnos con hechos concretos que todos los esfuerzos de la diplomacia soviética, antes y después de Stalin, se han dirigido a un solo fin: retardar el rearme y la integración del mundo occidental. LA POLÍTICA EXTERIOR DE RUSIA

Llegados a este punto, y con el fin de valorar en su justa me­ dida la actual política exterior de la Unión Soviética, conviene si­ tuar nuestra indagación sobre el plano interno; cabe decir que es necesario proceder al estudio cuidadoso de algunos acontecimientos internos acaecidos en Rusia en los últimos años, para poder com­ prender con exactitud suficiente la fase actual de la política comu­ nista y, por consiguiente, el peso real que se debe atribuir a los ofrecimientos de “coexistencia pacífica” propuestos por la Unión Soviética. A nuestro entender, habituados como estamos a consi­ derar las distensiones casi exclusivamente bajo el perfil internacio­ nal, nos hemos olvidado inexplicablemente no sólo de sus orígenes efectivos, sino hasta del hecho de que esta medida .no es otra cosa que la proyección interna de una determinada política, prevista es­ pecialmente de acuerdo con ciertas exigencias internas y dirigida en sus principales aspectos al interior y naturalmente destinada a 268

ser nuevamente estudiada prestando especialmente atención a sus repercusiones en el ámbito de la Unión Soviética, en relación con la situación del Gobierno del país. En el acto del fallecimiento de Stalin, sus sucesores se presentan con fortaleza inferior a la del di­ funto dictador. Releyendo atentamente los primeros comunicados expedidos por el Kremlin, se encuentra una nota casi angustiosa. La cosa aparece, por otro lado, muy comprensible si se presta aten­ ción al hecho de que, en cualquier régimen dictatorial, la muerte del dictador constituye el acontecimiento más grave que pueda ocurrir. En tal situación de emergencia, los herederos de Stalin no tienen la misma libertad de elección política que la que tenía el jefe desaparecido, el cual, para el perfecto control del Gobierno, estaba en plenas condiciones de practicar casi indiferentemente tanto la guerra fría como la distensión: sus sucesores tuvieron que optar por ésta—ya dejada entrever por el mismo Stalin en la última entre­ vista concedida a la prensa occidental—con el fin de ganar el tiempo preciso para asegurarse el timón del poder central. La política de una distensión así prevista tiene aspectos múltiples. Entre los principales recordaremos los concernientes a la Policía, al régimen de justicia, a la agricultura, a la política económica y la del exterior. La atenuación inmediata de algunas medidas policíacas previas, con la liberación bien aireada de un cierto número de prisioneros y la publicación de un amplio decreto de amnistía, constituyen la pri­ mera medida distensiva con respecto a la Policía y al orden judi­ cial. En el campo de la agricultura se provee inmediatamente a dis­ minuir la presión del Estado sobre los campesinos, mientras que la reducción general de los precios de muchos artículos de consumo constituye el punto de partida de la nueva política económica. Esta última—probablemente basada en el presupuesto de un razonable incremento (del 200 al 300 por 100) de la demanda de bienes de consumo—parece prever una cierta estabilización de la industria pesada y de la producción de armamentos más arriba de un nivel no muy distante del ya conseguido en el momento de la muerte de Stalin y la concentración de esfuerzos en la expansión de la in­ dustria ligera para incrementar la producción de bienes de consu­ mo, y en el incremento de inversiones en favor de la agricultura. Por consecuencia, la construcción de obras públicas espectaculares ha sido diferida de un tiempo a esta parte. Por último, en política exterior se inaugura una fase que, resultando en realidad mera­ mente verbal, actúa fuertemente sobre la imaginación de los occi269

dentales. En la formulación de la política de distension, Malenkov representa indiscutiblemente un papel destacado. Si el nombra­ miento del nuevo presidente del Consejo de Ministros—nombra­ miento que parece ser consecuencia inmediata de la investidura decretada por el XIX Congreso del partido, desarrollado bajo la égida de Stalin, por el simple hecho de salvar a la vieja guardia— no puede ser muy bien aceptado por ésta, especialmente en algu­ nos aspectos de dicha política y en las medidas en favor de los campesinos, desde el punto de vista psicológico dañan enérgica­ mente el rencor inveterado, casi inexistente en la generación polí­ tica subsiguiente, de aquellos que, en el momento de la revolución de octubre de 1917 y durante los primeros años del Gobierno bol­ chevique, habían experimentado el mortal peligro de la caída del régimen precisamente a causa de los campesinos. De todas formas, existiendo como existe un espíritu de auténtica libertad de seleción y pendiente la delicada búsqueda de un nuevo peligro en el seno del Kremlin, la experiencia sigue su desarrollo, aunque nofalten reservas inmediatas incluso en los discursos y en los actos de quienes, como Kruschev, están llamados a representar un papel preeminente. Si en el exterior de la Unión Soviética el balance inicial de la política de distensión—con excepción de los acontecimientos de Berlín del 17 de junio de 1953—es incluso brillante en el Occiden­ te, en China y en los Estados satélites, lo cierto es que esa brillan­ tez desaparece en el interior del país. Las mayores dificultades, internas provienen indudablemente de los sectores agrícolas y del mercado de bienes de consumo. En efecto, si de una' parte las me­ didas en favor de los campesinos, tan mal vistas por la vieja guar­ dia, tienen consecuencias más negativas que positivas, se asiste por otra parte a una expansión de la demanda de bienes de consumo no ya de cerca del 2-300 por 100, sino del 6-7.000 por 100: de ahí un grave fallo en el funcionamiento del total mercado interno. En este punto, y estando pendiente aún en el del Kremlin la meticu­ losa búsqueda de un nuevo equilibrio de Gobierno, los dirigentes soviéticos se ven constreñidos a afrontar la delicada situación con medidas de emergencia de carácter transitorio; por ejemplo, la significativa venta de oro al exterior para la adquisición masiva de algunos artículos de consumo. Los armisticios de Corea e Indochina, decididos durante este período, alivian ciertamente parte de la presión debida a las exi­ gencias de la producción de armamentos. Pero todavía es insu­ 270

ficiente: sería necesario levantar sobre un nuevo plano el sistema global de los cambios comerciales del Este con el Occidente. Las consecuentes demandas publicadas por Moscú en este sentido no consiguieron todavía los resultados esperados. Mientras» como un agravamiento de la situación, se perfilan en el horizonte ciertas exigencias que presionan desde Pekín pidiendo ayuda en la em­ presa de industrialización china. Se trata de demandas que, que­ riendo conjurar cualquier posible tentación de dirigirlas a las po­ tencias occidentales, no pueden ser ignoradas; pero que, si se aco­ gen, repercutirán fuertemente sobre las necesidades de la indus­ tria pesada. De todas formas, el Gobierno soviético no está en condiciones de cambiar de ruta y debe continuar adelante de acuerdo con el plan trazado. En la intimidad del Kremlin» el nuevo equilibrio gu­ bernamental está todavía por decidirse, perfilándose entre los diri­ gentes soviéticos la posibilidad de volver a aquella libertad de elección, que se les había truncado con el fallecimiento de Stalin. Cuál haya sido concretamente el proceso a cuyo través ha sur­ gido este nuevo equilibrio gubernamental, es por ahora argumen­ to de mera especulación. Dejemos de lado las múltiples hipótesis y levantemos acta de dos acontecimientos tan concretos como in­ controvertibles: la formación en el seno del Kremlin de un nuevo equilibrio gubernamental, con la destitución de Malenkov, y la promoción formal a la jerarquía suprema de Bulganin y Kruschev. ¿Cómo se ha llegado a este segundo resultado? Probablemente» en cuanto la situación interior del Kremlin permitió la aplicación de medidas orgánicas que resolvieran los problemas existentes o al menos agravados por la política de distensión, las alternativas posibles eran sustancialmente dos: reducción—no ya estabiliza­ ción—de la industria pesada o compresión de la oferta y demanda de bienes de consumo. Lá primera alternativa tenía que mostrarse como imposible. La conversión de parte de la industria pesada habría implicado de hecho no sólo una reducción en la produc­ ción de armamento, considerada fuera de lugar con vistas al rear­ me de la Alemania occidental, sino que además habría impedido la ejecución de los compromisos de industrialización contraídos con China. La segunda alternativa podría haber sido realizada mejor, sea atribuyendo a una sola persona la responsabilidad de la caída de la política económica y agrícola inaugurada al día siguiente de la muerte de Stalin (he ahí la autocrítica de Malenkov), sea seña­ 271

lando la situación internacional como causa decisiva del cambio de marcha eventualmente impopular. De cuanto se ha explicado se desprende que, a causa precisamente de la indisolubilidad entre la distensión internacional y la interna, siendo necesario practicar en la Unión Soviética a la muerte de Stalin una política de dis­ tensión, fue un caso de fuerza mayor el practicarla también en el plano internacional. Y así, al día siguiente de conseguido el nuevo equilibrio en el Kremlin, y debiéndose abandonar en el interior de la Unión Soviética la política propugnada por Malenkov, fué necesario volver a la guerra fría aun siendo favorable la distensión al Occidente. Las principales conclusiones que hemos de deducir ante el pró­ ximo convenio de los Cuatro es que Rusia no podrá dejar de pedir como base para cualquier Tratado una modificación sustancial de las actuales relaciones comerciales entre el Este y Oeste, sin la que el Kremlin no podría reemprender esa política distensiva que, como ya se ha visto—rebus sic stantibus—, no está en situación de practicar en el interior del país. Según nuestro particular criterio, la imprevista actitud soviéti­ ca de restituir su interpendencia y libertad a Austria ha de interpre­ tarse como una tentativa proclive a crear entre la U. R. S. S. y el Occidente una zona de seguridad, situando más allá de los Estados satélites el territorio de varios Estados neutralistas (Suecia, Suiza, Austria), más que como una manifestación de auténtica buena vo­ luntad de cooperación. Prueba de ello es la contemporánea creación de la N. A. T. O. oriental, organización que permitirá situar bases militares soviéticas a lo largo de todo el telón de acero y, por tanto, a pocos kilómetros de la misma Yiena. En cuanto a la iniciativa soviética desarrollada en Belgrado durante los últimos días de mayo y primeros de junio, definida en los círculos occidentales como “gesto imprevisto” o “golpe sen­ sacionalista”, tiene objetivos fácilmente definibles: a) dividir prác­ ticamente en dos troncos el dispositivo atlántico, que, al romper su soldadura con la neutralidad de Austria, ya no podrá contar con Yugoslavia para reparar los eslabones de su cadena defensiva; b) neutralizar militarmente a la Alianza balcánica. La decisión soviética tiene, pues, un significado concreto: es la superación de­ finitiva de la política staliniana de 1948, que llevó a la expulsión de Tito del Kominform. En otros términos, es la derrota de la causa primera, que indujo a Tito—sea dicho con todas las reser­ vas—a volverse hacia el mundo occidental. Y es de notar que, en 272

aquel año, en la trágica situación de aislamiento en que se encon­ traba, Yugoslavia aceptó la ayuda occidental, pero se negó categó­ ricamente a condicionarla a la más insignificante concesión políti­ ca. En su intento de no irritar a la U. R. S. S., Yugoslavia quiso dilatar la estipulación del Pacto balcánico, y, cuando tuvo que sus­ cribirlo, se las ingenió para vaciarlo de todo contenido militar especialmente dirigido contra Moscú y sus satélites. Además, Tito se negó con la máxima energía a vincular el Pacto balcánico a la Organización atlántica, y, en puridad, tampoco puede hablarse del problema de una adhesión directa de Yugoslavia a la N. A. T. O. En fin, luego de un período dedicado a reafirmar con energía cre­ ciente su “equidistancia”, Tito comienza a hablar de “coexistencia activa”, y, junto con Nehru, se convierte en su paladín más entu­ siástico. “La coexistencia activa no es solamente una concesión que se ha de adoptar, sino que es además una meta por la que hay que luchar.” Así se lee en un artículo de Hade Yekov publicado, el 1 de enero de 1955, en la Revue de la Politique Mondiale, que se edita en Belgrado. Y en la declaración conjunta de Tito y de Nehru, realizada en diciembre de 1954, a la terminación de la visita hecha a Nueva Delhi por el Jefe dq Estado yugoslavo, se lee: “La política de no adhesión a los bloques, adoptada y proseguida por los Gobiernos yugoslavo e hindú, no es una política de neutralidad o de neutralismo, ni siquiera de pasividad, sino una política activa, positiva y creadora que tiende a la paz colectiva...” Hoy parece prematuro, cuando no ilógico, pensar en una reinte­ gración de Belgrado a la órbita kominformista. Pero no hay que olvidar que Yugoslavia era y es un país comunista, y que todavía se puede contar con una cierta confianza y por algún tiempo" con la neutralidad de Belgrado, pero no con su “equidistancia” entre ambos bloques, porque hoy por hoy Belgrado se halla más cerca de Moscú que del Occidente,· y esta verdad ha de traducirse concreta­ mente así: Yugoslavia está perdida para la defensa del Occidente. Se abre una brecha en el Mediterráneo, en uno de los sectores más delicados de toda la barrera defensiva atlántica: Grecia y Tur­ quía quedan desgajadas del grueso atlántico, e Italia llega a en­ contrarse en una posición más delicada y neurálgica que la que precedió a 1948. Resumiendo, en otros términos, no hasta en modo alguno con sostener—como hizo el propio Malenkov al día siguiente de la muerte de Stalin—la tesis de la necesidad de la coexistencia pací­ fica (coexistencia tanto más vital e indispensable en la edad ató­ 273

mica). Se precisa mucho más para que una coexistencia realmente pacífica pueda establecerse entre ambos mundos, aunque al Occi· dente libre 7 democrático se le deriven los frutos tan deseados. Según el contenido del altísimo Mensaje pronunciado por el Supremo Pontífice con ocasión de las pasadas Navidades, es nece­ sario pasar de la coexistencia del temor y de la desconfianza a la coexistencia en la verdad, descartando al ' paso la coexistencia en el error. El importante documento pontificio merecería amplio y profundo estudio, que nos dispondría para adentrarnos convenien­ temente en los numerosos temas y argumentos allí tratados, y des­ arrollados todos no sólo con insuperable “celo pastoral y solicitud páterna”, sino también, y sobre todo, con- un empeño histórico, ló­ gico y funcional excepcionalmente sentido. Cuanto afirma el Mensaje sobre el tema constante del falso paci­ fismo nos parece de tal importancia que nos vemos en la nece­ sidad de repetirlo textualmente: “Una propaganda pacifista—se nos recomienda—que provenga de quienes niegan toda fe en Dios es siempre muy dudosa e incapaz de atenuar o eliminar el angus­ tioso sentido de temor, si no es que sea conducida con el fin y como expediente para provocar un efecto táctico de excitación y de con­ fusión.” “Hoy, sobre todo—se prosigue en el inspirado Mensaje—, cada uno de los dos grupos en que está dividida la familia humana tolera que el otro exista, porque no quiere perecer él mismo ... En cada uno de ellos es avasallador el temor a la potencia económica del otro y está viva la aprensión hacia los efectos de las moderní­ simas armas ... La presente coexistencia en el temor tiene así sola­ mente dos perspectivas: o se levantará en coexistencia en el temor de Dios y después en una convivencia de paz verdadera ... o se con­ traerá más y más en una glacial parálisis de la vida internacional, cuyos graves peligros son ya previsibles a partir de este momento.” Pero—como decíamos más arriba—para poder pasar del actual es­ tado de “coexistencia en el temor” al estado de “coexistencia en la verdad” es indispensable cerrar la puerta a la “coexistencia en el error”. Si no nos esforzamos en este sentido no haremos más que perpetuar el actual estado de disgusto en que el mundo se encuen­ tra, a causa precisamente de aquellos sistemas y remedios equi­ vocados, que pretenden utilizar la fuerza económica como la gran piedra de toque de la guerra y de la paz. “El antagonismo entre los dos bloques—avisa el Santo Padre—no puede ser superado con fuerzas puramente económicas.” Además, si existen, como es verdad, relaciones de causa y efecto 274

entre el mundo moral y el económico, ésas deben ser ordenadas de forma que se asigne a aquél la primacía: corresponde al mundo moral acompasar autorizadamente su espíritu a la economía so­ cial. Solamente en nombre del espíritu, por tanto, de un común denominador espiritual e ideal, podrá realizarse la coexistencia en la verdad y la fecunda colaboración entre los dos bloques en con­ traste. Hemos llegado al término de nuestra exposición; aún antes de cerrarla quisiéramos insistir no sólo sobre la necesaria e indispen­ sable cautela y prudencia, con las cuales el conocimiento doctrina­ rio y la experiencia nos' imponen la valoración de todas las “aper­ turas distensivas” y las ofertas previas de pacífica “coexistencia” di­ manadas del mundo comunista. No es preciso olvidar una vez más que nosotros mismos nos exaltamos por el camino de la paz, sin saber exactamente de qué cosa se trata. La paz—es necesario decirlo firmemente—es el dis­ frute de la justicia atenida a la libertad. La paz postula la liber­ tad. No podemos llegar a la libertad a través de la paz; al contra­ rio, es necesario ir a la paz a través de la libertad. De otra forma, no es libertad; no puede ser paz. Giuseppe Vedovato. Lungarno del Templo, 40. Florencia (Italia).

275

GUY DE LARIGAUDIE, SCOUT Y EL AVENTURERO DE LA FE POR

LIU ALVAREZ Este es un capítulo del nuevo libro de Lili Alvarez En tierra extraña, que pronto apare­ cerá. Es como su prólogo, y se titula el “Ejem­ p l o V i e n e a ser la referencia viva de las observaciones y meditaciones, o sea de la “teo­ ría", que hace la autora sobre la vida espiri­ tual en general y, más en concreto, sobre la vida espiritual seglar.

El 11 de mayo de 1941, en el frente francés de la frontera lu­ xemburguesa, un hombre joven—tenía treinta y dos años—escribió la siguiente carta a una monja carmelita: Hermana: Aquí estoy en la refriega. Puede ser que no vuelva. Tenía hermosos sueños y hermosos proyectos; pero si no fuese por la inmensa pena que esto va a causar a mi pobre madre y a los míos, exultaría de alegría. Tenía tanta nostalgia del Cielo, y he aquí que pronto va a abrirse la puerta. El sacrificio de mi vida no es siquiera un sacrificio, tan grande es mi deseo del Cielo de la posesión de Dios. Había soñado volverme un santo y ser un modelo para los lo­ beznos, scouts y routiers. La ambición era acaso demasiado grande para mi talla, pero era mi sueño. Estoy en una formación a caballo, y soy feliz ele que mi última aventura sea a caballo. Le doy gracias, hermana, por haber rezado tanto por mí y por haber seguido tan bien, durante doce años, la marcha, a veces titubeante, de mi alma. Esa oración fiel, que subía de su Carmelo, ha sido mi sostén y mi salvaguardia. ¿Quiere usted, cuando tenga noticia de mi muerte, escribir a mi madre, para consolarla? Usted le dirá que no tiene que llorar, que piense que me he ido a una tierra lejana, muchísimo más bella que las islas de coral, donde 276

poseeré toda la Luz, toda la Belleza, todo el Amor de que tenía tanta sed. He ahí, hermana, lo que quería decirle. Sólo queda ahora correr con alegría mi última aventura. Unas pocas horas más tarde, una bala enemiga le atravesaba el corazón como una saeta divina. En el bolsillo de la guerrera de Guy de Larigaudie, la figura más pura y hermosa del escutismo francés, fué encontrada esta carta, que no había tenido ni tiempo de enviar. *

*

*

En Guy de Larigaudie hallamos la personificación de una forma de espiritualidad nueva, muy moderna: una especie de franciscanismo deportivo a lo siglo XX. Nadador consumado, gran jinete, es­ quiador y routier ante el Eterno, esta deportividad de hombre de la Naturaleza le había servido para ir varias veces, en su corta pero densa existencia, hasta los confines del planeta y alcanzar las islas mas remotas, asi como para adentrarse en las selvas más salvajes. Por el gozo de su expansión física, trovador de sombrero de fieltro de alas anchas y de calzón corto a lo ¿aden-Powell, llevaba a todas las latitudes su amor a Dios y sus rezos a la Virgen. Dohlaba, en cierto modo, su alegría de vivir con su gozo celeste, y la fruición de las bellezas del mundo le hacía rebotar a las del Creador. Era el caballero de la Aventura y de la Fe. Trataremos de descubrir él secreto de esta rica personalidad mediante dos cortes, el uno en longitud y el otro en profundidad, en la fruta viva de su existencia: el relato de sus expediciones y el análisis de sus escritos. LAS AVENTURAS

Este hijo de un castillo del Périgord comenzó sus grandes viajes tomando parte en el Jarboree Internacional de 1934, que ese año tuvo lugar en Australia. El y veinte compañeros suyos de los scouts de Francia se embarcaron para Melbourne. Ni que decir tiene el alborozo con que, en las escalas de su largo periplo, des­ cubren las maravillas del Asia. En cuanto llegan al continente del canguro salen para el Norte en busca de las planicies, donde pastan los grandes rebaños y em­ pieza la vida campera estilo coto-boy. De ahí visitan las minas de 277

oro, y, por fin, a pie y solitarios, se internan en el fantástico bos­ que australiano que llaman bush, albergue de los animales más extraños y de los hombres más salvajes que se conocen. Por la noche acampan al raso. Navidad los coge frente al fuego de cam­ pamento. Nochebuena de los antípodas, noche tibia de verano: Un viento muy suave mece la cima de los árboles, juega en las hojaa de los gomeros. Un perfume violento de eucalipto flota en el aire cálido. En el cielo más claro, la Cruz del Sur invita a la oración. Después vinieron los días de fiesta del Jambore en Frankston, con sus campamentos gigantes y sus aclamaciones. Todo se termina, y ya es el retorno, más despacioso esta vez, por el Pacífico. De bar­ co en barco surcan esos legendarios mares del Sur, con sus islas sorpresas, cuentas perfumadas de un exuberante y exótico rosario, que circunda la inmensidad marina del globo'.' Conocen la Nueva Caledonia, las Nuevas Hébridas, Tahiti y, por el estrecho de Pa­ namá, las Antillas. A veces se paran bastantes días, excursionean a caballo, se bañan en el agua eternamente cálida—¡en alguna oca­ sión hay que escapar de los tihurones!—y, adornados de flores, to­ man paTte en las fiestas de aquellas poblaciones dulces y lángui­ das. Por fin, ahitos de impresiones y de gozo juvenil, arriban a la madre patria. Guy de Larigaudie vuelve a la mansión señorial de su infancia —Les Gérauds—como el marinero al puerto. Pero se está poco, justo el tiempo de recogerse en el ambiente familiar y poner en orden las notas de su vuelta al mundo. Y ya está proyectando otro viaje. Norteamérica le atrae. Esta vez saldrá solo y sobre el famoso Normandie, el barco campeón, supremo alarde de veloci­ dad y de lujo, que detenta la “Cinta azul”. A bordo baila y se divierte intensamente, y también tiene sus visitas solitarias a la capilla, hasta que le sobrecoge la vista de la metrópoli del Nuevo Mundo: Me hundo en mí mismo, aplastado por algo más fuerte que yo. La belleza de Nueva York es bravia, inhumana. Uno no puede dejarla de admirar, pero ella domina y machaca todo. En seguida sale, porque más que las ciudades busca el campo de América. Viaja en autocar. En Kansas encuentra el Oeste, el país del Far-West, de los indios y de los cow-boys clásicos. En Nuevo Méjico tiene la suerte de caer en plenas fiestas indias, con los jefes en traje de parada, plumas de águila y tomahawk, y los cow-boys con pañuelos de seda, sembrero de fieltro y espuelas de plata. Se estremece ante el gran Cañón del Colorado: Sentado sobre la punta de una roca suspendida sobre el vacío me lleno los 278

ojos de luces y de colores. Una atmósfera de potencia salvaje y de misterio sube de la tierra sobrecalentada. Delante de esta decora· ción fantástica, el cuerpo parece aniquilado, demasiado endeble. Pero el alma está a sus anchas, y el prodigioso empuje de las rocas amarillentas se vuelve una oración. Atraviesa las montañas Roco­ sas y después el horrible desierto del Mohave, donde perecieron antaño tantos buscadores de oro. Llega, finalmente, a Los Ange­ les, y es recibido por las estrellas de cine y por la Universidad de California: baila con las primeras y diserta en la segunda. Dos cosas—decía—son necesarias para viajar bien: un smoking y un saco de dormir. Era de esos seres felices que saben unir la vida salvaje a la existencia lujosa y alegre de sociedad. A la muerte de Jean Harlow le dedicará unas líneas singulares y cristianas. No se detiene y sigue a caballo, solo con un guía, por la famosa carretera de los bosques Colorados: Paro la montura; acabamos de llegar al pie de una sequoia, una especie de abeto viejo de cua­ tro mil años. Tiene ciento diez metros de altura y veinticinco de circunferencia. Somos, a su lado, dos juguetes de plomo, olvida­ dos sobre el suelo. Rodeado de estos gigantes pasa una noche me­ morable, en la que bendice a Dios pofc haberle guardado puro para recibir, así, en toda su transparencia e intensidad, estos acon­ teceres supremos de belleza. Está frente al Pacífico otra vez, y otra vez siente la Ramada de las islas paradisíacas. Pensado y hecho: se embarca para Tahiti. De este viaje, mucho más personal y lleno de aventuras que el anterior, traerá un libro encantador: Resonancias del Sur, en que la vivacidad de su talento descriptivo iguala a los maestros del género. Tiene la suerte de estar invitado por el gobernador en su visita a los archipiélagos más australes de la Oceania Francesa; en la comitiva de éste recorrerá las Tubai para regresar por las Gambier y las Tuamotu. En todas encuentra el mismo sortRegio: Hace falta amar el esplendor azul de las lagunas; el agita tibia, donde se deslizan los más bellos peces del mundo; los fondos, donde se entrecruzan, en un enredo de ramos multicolores, las fluorescen­ cial del coral. Hace falta amar la poesía de las noches cálidas, en el ritmo de los ukeleles y las guitarras; el perfume de .las flores de tiaré, que lo persiguen a uno sin cesar; la dulzura de las tahitianas, con su porte real y sus palabras acariciantes. Hace falta amar la piragua, el agua, el caballo, las canciones. Pero hay que saber irse antes de estar cogido y de caer uno mismo; Pescubre el peligro del embrujo sensual de aqueRas islas, pero 279

también el milagro misional de la evangelización, y si toma parte en la arriesgada pesca de la perla—de la cual, por cierto, ha dejado una descripción de embelesadora poesía—, también visita la islita de coral de los leprosos y departe amigablemente con ellos. Será una de sus grandes impresiones. De regreso a Tahiti se escapa otra vez hacia Kurutu—esos nombres sonoros (en francés la u se pro­ nuncia ú) deleitan—, 300 millas al Sur. Ahí pasará sus días más felices, viviendo totalmente la vida de los indígenas. ¡Vuelta a San Francisco y a la civilización! Quiere regresar por la ruta Norte, por el Canadá; pero tiene que esperar un mes por­ que el St. Laurente está aún bloqueado por los hielos. No tiene fondos para esta demora. ¿Qué hacer? En lugar de poner un cable a su familia, con ese generoso sentido deportista del hombre que juega con su existencia en todas las situaciones, se hace lavaplatos en el mejor restaurante francés del barrio chino: Todos esos pla­ tos—decía, no sin gracia—, puestos los unos sobre los otros, hubie­ sen hecho, al cabo de un mes, una pila alta como la torre EiffeL Este gentilhombre perigordino se había probado a sí mismo que era un hombre libre, dueño y señor de sí mismo, capaz de valer­ se solo. Otra vez en autocar coge la ruta de Vancuver y de los bosques catedralicios e interminables de sequoias, a los que sucede la pra­ dera famosa, ilimitada llanura sin fin, país de Buffalo Bill. Chica­ go, las cataratas del Niágara y, por fin, el Canadá: ¡la vieja Fran­ cia! Allí halla el alma católica de su patria conservada después de dos siglos de dominio sajón. Quebec, y, finalmente, embarca en Montreal. Ha terminado otra aventura. Llega a su casa en mayo del 36. Su escala durará un año escaso. La lectura de la expedición Citroen a través del Sábara le enciende la imaginación, e inventa... ¡el raid París-Saigón en un Ford de segunda mano! Salen él y su compañero Roger Drapier, en julio del 37, bajo el amparo de la Virgencita de la Carretera, que lle­ van en el tablero. El que no está al volante lleva el Rosario. À partir de Constantinopla empieza Asia y la dificultad. Envueltos en una manta conocen la dulzura de las noches orientales. ¡Pales­ tina! Todas las mujeres llevan él velo de la Virgen, todos los hom­ bres se parecen a San José. Es la atmósfera, la luz, el aire mismo que uno respira con amor, dirá. Tierra Santa es para su alma dis­ ponible y abierta a la llamada divina un toque especial que no 280

cesará de recordar. Me he bañado en el lago de Tiberíades y he cogido en mis faros la raposa de las parábolas. El recuerdo, por si no fuese bastante, de la aventura nazarena de Carlos de Fou· cauld, aquel supremo aventurero de lo Eterno, caló tan hondo en él que sintió veleidades de no proseguir el viaje, para hacerse imi­ tador suyo..., son impresiones que van ahondando e iluminando su destino espiritual. Luego viene el desierto de Siria, Bagdad, Tehe­ rán, lás altas mesetas del Afganistán, y por él Kyber-Pass entran en la India. La pluma es demasiado lenta para coger al vuelo la multitud de escenas entrevistas en el fondo de ese vaso gigantesco, en donde bullen en una atmósfera de estufa, en la fiebre y la superstición, trescientos millones de seres humanos. En Dehli son recihidos por el propio virrey, que es a la par el jefe scout de las Indias. Más allá de Calcuta se enfrentan con la parte dificultosa y heroica del raid, con su hazaña inédita: franquear el delta enorme del Ganges, cuyas aguas infestadas van al mar a través de la maleza más salvaje. Avanzan de 30 a 40 kilómetros diarios a fuerza de Avemarias y de esfuerzos sobrehumanos. Tardan casi dos meses antes de cantar victoria. Pero ahora empieza la terrible cadena birmana: es la lucha contra la montaña, los precipicios y la manigua gigantesca, albergue del tigre y del elefante. Se abren paso con el hacha. Esta lucha feroz dura seis días. Hasta que descienden y se encuentran con la carretera de Rangoon. Jeannette es el primer automóvil que ha unido Calcuta a Rangoon. Hemos dejado caer, al azar de nues­ tra ruta, en Europa, en Siria, en Afganistán, en las Indias, la dul­ zura de las oraciones a María. Esta decena por el éxito del raid; esta otra por nuestras dos familias, cuya inquietud tiene que ser grande; esta otra por todos aquellos que nos han ayudado; esta otra por esos desconocidos que tan simpáticamente nos han recibido en la última escala; esta aún para que la paz de Cristo descienda sobre estas tierras paganas que atravesamos. Después de un descanso bien ganado prosiguen y descienden el Mékong sobre una gran piragua. Llegan a Laos, atraviesan el Tonkin y llegan a Hanoi, que les tiene preparado un gran recihiento. En Hué, la capital de Anam, son recibidos por el emperador Bao Dai. Antes de la en­ trada triunfal en Saigón se paran en la leprosería de Quin-Hoa, donde Guy de Larigaudie llevará noticias de su familia a una pri­ ma suya, monja franciscana, superiora allí. Le embarga la heroici­ dad sobrenatural de aquella existencia; compara las aventuras, la suya y la de ella, y siente más premioso que nunca el llamamiento 281

a una vida más excelsa 7 difícil. Quin-Hoa quedará en sus pensa· mientos y le perseguirá el alma. Han completado los doce mil kilómetros de la travesía en siete meses. Después de las ovaciones, nuestros héroes harán todavía, invi­ tados, un crucero a Sumatra, Java y la isla de Bali. Pero ya es el viaje de regreso ·*· Guy medita mucho aquel invierno de 1937-38 en la casa sola­ riega, mientras escribe La route aux aventures, el relato de la ex­ pedición. En el sosiego del viejo país y de la vida familiar, su aspiración a Dios aumenta: será cada vez más un consagrado a Dios en el mundo. Sin embargo, aún piensa en una hazaña última para contarla a sus lobeznos: la vuelta al globo en avión. Pero ésta será de larga preparación. El verano de 1938 lo pasa en los Sables d’Olonne; allí comenzará a escribir en medio de sus paseos soli­ tarios, tanto a pie como a nado, ese librito de meditaciones, joya de espiritualidad moderna, titulado UEtoile au grand large. Será su testamento espiritual a la juventud de nuestros días. Para el verano del 39 piensa emprender el vuelo, y boucler la boucle al planeta; en lugar de ello, estalla la guerra. EL ESPÍRITU

El historial externo de nuestro scout tiene por objeto el hacer­ nos entender mejor su vida íntima. Por ser el suyo un pensamiento vivo, enraizado en el bregar y estremecerse terrenos, y no un sim­ ple juego abstracto de la mente, es por lo que el contexto vital de su existencia movida y audaz nos es necesario para percibir la hon­ dura y resonancia últimas de sus reflexiones y meditaciones. Sólo así captaremos su espíritu. Aún más que en el anterior, dejaré en este capítulo hablar por sí mismo, cuantas veces pueda, a este ser de excepción, que supo vivir y expresarse, ambas cosas, maravillosamente. Lo haré con tanto menos reparo cuanto que ninguno de sus escritos ha sido traducido a nuestra lengua. Aun a costa de parecer uno de esos escritores o articulistas que más que la pluma de ganso pare­ cen manejar las hermosas tijeras de los sastres, mi ambición para esta parte es modesta: tan sólo quisiera fuese algo así como una antología comentada. 282

Como en San Francisco, la nota distintiva de Guy de Larigaudie es la alegría. Joie de vivre que desborda y busca en las máximas emociones y bellezas que puede brindarle la crëacion, en la plènitud de la existencia terrena, la elevación de su alma a Dios. Pero podía ser un entusiasta, un místico del gozo del universo, porque antes es un duro asceta, que sabe de la lucha consigo mismo por conser­ varse puro. Su euforia no es pagana ni panteísta, porque tiene previamente una aguda conciencia del mal: Sentir en el fondo de uno todo el lodo, los fangos y el hervor de los instintos humanos y quedarse por encima, sin hundirse en ello, como cuando uno anda sobre pantanos secos, dejándose levan­ tar por una especie de aligeración de todo el ser para que el pie no penetre. Quedarse en el amor de Dios, como en la pureza de la mañana, sobre la extensión brillante del pantano, sin que el cuerpo se derrumbe en el cieno. O también cuando dice:' Estamos hechos para el sol, no para la charca oscura, donde juegan sus reflejos. Este generoso e intré­ pido sabe también de la valentía de la huida—ya lo hemos visto cuando hablaba de los encantos de la Polinesia—, a veces hasta llorando de desesperación y de rabia. No encogerá su existencia, no la enñoñecerá por miedo a ser tentado, como tantos que con­ funden el fanal con la pureza. Lo que evitará a toda costa es el pecado (1). (1) No hemos meditado bastante ni hecho nuestras aquellas solemnes pa« labras al Padre: “No te pido que los saques del mundo, sino que los preser­ ves del mal.” Larigaudie aceptaba gozoso el peligro a que éstas le exponían y la exigencia de responsabilidad propia, de dureza contra uno mismo que entrañan. Es más cómodo quedarse al resguardo de murallas y fosos que luchar en el cuerpo a cuerpo directo de la existencia. Todo el afán de muchos cristianos jóvenes de hoy parece consistir en levantar barreras y separaciones, no en hacerse combatientes aguerridos y valerosos. Así se origina esa men­ talidad pusilánime de creerse buen cristiano, cristiano ejemplar, porque uno se esconde tras las defensas y los parapetos. “Siempre existe el peligro en cualquier acción del hombre, y el valor del hombre estriba en aceptar riesgos que han de ser el medio de adquirir un bien superior”, ha dicho un gran mé­ dico cristiano. (Doctor René Biot: Ofensivas biológicas contra la persona, pá­ gina 100.) Para alcanzar las cumbres, el alpinista tiene a la fuerza que bor­ dear precipicios. Si nuestro héroe hubiera puesto su cuidado únicamente en evitar tentaciones, no habría siquiera salido de su terruño y no se hubiese creado ese espléndido esquema vital humano religioso con el que intensificó y vivificó su existencia, haciéndose así fuerte contra los mismos riesgos que tenía que arrostrar. El "bien superior” es el que crea en nosotros esa integridad personal que nos hace resistentes a todos los embates, así como la ausencia de esa inte­ gridad deja al ser vitalmente desvalido ante la tentación. Tanta precaución es una confesión tremenda de desligadura interna. Por ello, la tarea más importante de los educadores, y la más difícil, es la positiva de abrir horizontes a la juventud, de ofrecerle un anhelo grande y 283

£1 sistema de Guy de Larigaudie contra los malos pensamien­ tos es radical: Un buen modo de hacerse amo de ellos es tomar su manta y dormir sencillamente al pie de la cama, sobre el suelo. Nuestro hermano el asno, calmado, se queda todo corrido, y, domi­ nados, los malos pensamientos se alejan. Alegre y fácil disponibi­ lidad deportiva. ¿Cuántos hay de los jovencitos virtuosos que ten­ gan esta libertad y señorío consigo mismo? Su sentido ascético lle­ gaba basta esos pequeños detalles que por su apariencia humilde y fácil se dejan continuamente pasar: sabía el valor de no echar sal en un potaje soso o el no desplazar un objeto que estorba, ese acto ínfimo de amor, que siempre es posible aún en la peor derrota aparente del alma, es como una llamada a la gracia, y, por él, Id voluntad se encuentra nuevamente fortalecida. Su conciencia del mal era tal que ha tenido esta frase preciosa, digna de un maestro de la vida espiritual: Hay que hacer de toda culpa un salto (rebon­ dissement) hacia un mayor amor. Por esta sabiduría del desorden malo, que late por debajo de nuestras energías más bellas, él purifica, hace limpio y transparen­ te su élan vital, que se expande y dilata en la creación. Por esta sabiduría honda, su alegría es cristiana. Y también, y sobre todo, porque a la otra punta, es decir, por encima y más allá de este placer mundano—no por debajo esta vez—, no se contenta con él: siente su limitación. Son innumera­ bles los pasajes en que Guy de Larigaudie reitera y hasta machaca la afirmación de que el mundo en que vivimos no está hecho a nuestra medida. En la última torreta del palo mayor sobre un velero, cuando ya ninguna tierra está a la vista, uno posee para uno mismo el círculo del horizonte. Uno quisiera poder empujar más lejos esa línea, hacer estallar ese límite, que, a pesar de todo, nos aprisiona porque estamos hechos para lejanías más dilatadas que las exten­ siones esmirriadas de los horizontes terrestres. su quehacer, de despejarle caminos por donde tenga acceso a metas precio­ sas; y, así, galvanizarle y tonificarle con el entusiasmo y la ilusión, propios de su edad. Tarea mucho más eficaz que contentarse con tener a la gente joven hipnotizada por el temor al sexto mandamiento, como algún animaluco del campo preso en la luz de los faros..., porque es cuando es más fácil que le pille el coche. En todo caso, es hacer que le cueste un doble esfuerzo el evitarlo. 284

Es dulce pensar que encontraremos en el más allá algo más bello, más vasto, algo a la escala de nuestra alma. Nuestro deseo de felicidad es demasiado desmesurado para que pueda ser jamás satisfecho fuera del más allá. Hasta corporalmen­ te somos aquí bajo unos insatisfechos. Ningún caballo puede galo­ par con el mundo como pista; ningún tablero de surf, ninguna ola, puede llevamos de un borde a otro de océanós más espaciosos que los que conocemos; ningún trampolín de esquí puede lanzarnos en los espacios interplanetarios; ninguna inmensidad puede conte­ ner la sed de infinito de nuestra mirada. Estamos frenados por to­ das partes cuando estamos hechos para lo ilimitado. Corre la aventura intrépidamente y con la alegría en él cora­ zón; pero cuando, llegada la hora, te haga falta pasar a la única aventura que es el don total a Dios, acepta. Sólo Dios cuenta. Solos, su Luz y su Amor pueden contentar y saciar nuestro pobre corazón de hombre, demasiado grande para él mundo que lo circunda. Aunque la haya sentido alguna vez, yo no he mascado en mí la amargura de saber frágiles todas las bellezas y las alegrías del mundo, puesto que no he visto jamás en ellas otra cosa que el reflejo imperfecto de las bellezas y de las alegrías de un más allá, del cual no he dudado jamás. Precisamente porque su amor a la vida está saturado de con­ ciencia sobrenatural, puede ser acogedor y puro con las cosas, puede ver todo lo bueno que tienen sin mancharse: Hace falta amar todo: una orquídea bruscamente abierta sobre la jungla, un caballo hermoso, un gesto de niño, un dicho gra­ cioso, una sonrisa de mujer. Hace falta admirar toda belleza a su paso, descubrirla, aunque sea en el lodo, y elevarla hacia Dios. Pero no atarse a ella. Ella no es sino un centelleo. Este gran afirmador está tan naturalmente implantado en el eje de la vida, que todos sus juicios sobre la existencia conocen ese perfecto equilibrio en que se unen la comprensión y la pru­ dencia, y le hacen tan equidistante del temor erróneo, del aspa­ viento falso, como de la confianza temeraria, de la indiferenciación acristiana. A guía de ejemplo nos dirá, siendo él un magnífico bailarín, que el baile es la gran alegría del juego libre de todos los múscu­ 285

los llevados por el ritmo de la orquesta, con todo lo que añade de gracia y de encanto una presencia femenina. Con sanas y claras parejas, es juego de rey. Pero si se resume en la mera posibilidad de estrecharse con tal de girar, entonces se vuelve malo y fuente de pecado. En el capítulo titulado Les jeunes filles encontramos las frases siguientes: Una educación falseada nos ha enseñado con excesiva frecuen­ cia a no ver en la mujer sino una ocasión de pecado, en lugar de descubrir en ella un manantial de riquezas. Sin duda, la camaradería entre chicos y chicas es cosa infinita­ mente delicada, que es menester llevar con prudencia y regular para sí, cada uno a su propia medida. Las verdaderas jóvenes... tienen una virtud de pureza cuya irra­ diación nos es saludable a nosotros, que debemos batallar sin cesar para mantener en nosotros esa misma pureza. Y tiene esta magnífica exclamación, que todas las muchachas con tendencia marcada a la piedad dehieran siempre tener pre­ sente: ¡Dios mío, haced que nuestras hermanas las jóvenes sean armo­ niosas de cuerpo, sonrientes y vestidas con gusto! La razón de esta libertad y de este dominio proviene de su enfoque positivo de la religión, de su amor a Dios operante: De Tahiti a Hollywood, sobre las playas de coral y sobre el puente de los transatlánticos, he tenido en mis brazos, al ritmo del baile, las mujeres más bellas del mundo. No he querido coger ninguna de esas flores ofrecidas o apasionantes de conquistar. Sin embargo, juzgaba sin valor para mi cuenta propia todas las razo­ nes humanas de huir. Es por el solo amor- de Dios por lo que, pi­ soteándome él cuerpo, he jugado a la indiferencia. Ellas no podían comprender, las bellas extranjeras, que, aún sobre las músicas de baile más insinuantes, mi corazón, por dentro de mí, cadenciaba una oración, y que esa oración era más fuerte que su gracia o que su atractivo. La castidad es una apuesta imposible y ridicula si sólo tiene por armadura preceptos negativos. Es posible y bella y enrique286

ciente si se apoya en una base positiva: el amor de Dios, vivo, total, único capaz de contentar ta inmensa necesidad de amor que llena nuestro corazón ele hombre. ¿Una religión negativa: tú no harás ni esto ni aquello? No, por cierto. Pero un amor de Dios tan profundo, tan intenso, que le sube a uno al borde de los labios a lo largo de los días. Eso es positivo y permite tenerse en pie contra viento y marea. La cosa es clara: en boca de Guy de Larigaudie, el amor de Dios no es algo distante, seco, de pura fe y tenso cumplimiento del deber, sino que se traduce en presencia de Dios, amorosa y actuante en su alma. Es decir, la calidez sobrenatural de la Vida Divina penetrando y dilatando las fibras íntimas de su ser. Esta vivifica­ ción mística, esta unión vivida con Dios, es el centro y meta de su religiosidad, su espléndido porqué. Así la enalteció, así la pro­ fundizó. No se contentó con ser un hombre de fe, ni un hombre que cumple, sino que era un hombre que ama, un hombre de Amor. Y en la incandescencia y llamear de ese Amor encuentra el fin de su existencia. Había comprendido la religión como Vida. Me he acostumbrado tanto a la presencia de Dios en mí que tengo siempre en el fondo del corazón una oración que sube a flor de labios. Esa oración, apenas consciente, no cesa siquiera en el medio sueño que acompasa la marcha de un tren o el ronroneo de una hélice, ni siquiera en la exaltación del cuerpo o del alma, ni siquiera en la agitación de la ciudad o la tensión de espíritu de una ocupación absorbente. Ella es en él fondo de mí mismo un agua infinitamente calma y transparente, que no pueden al­ canzar ni las sombras ni los remolinos de la superficie. Hizo tan suya su preciosa máxima: Hacer de nuestra vida una conversación con Dios, que flexibilizado y dominado, el cuerpo perdido de amor de Dios obedece, hasta en una media inconscien­ cia, a los reflejos del alma. Hace falta tener el corazón todo lleno de Dios, como un novio tiene el corazón todo lleno de la mujer que ama. No hay verdaderamente más que una cosa que cuenta en el mundo: el amor del Buen Dios, un amor inmenso, irrazonable, un amor de chiquillo en adoración delante de su madre, un amor total que nos coge por entero en cada instante de nuestra vida. Ese amor 287

infantil, ese maravilloso amor borrará más tarde todas nuestras fealdades y permanecerá solo triunfante. P o rq u e estab a to ta lm e n te v u elto h a c ia D ios, p reso p o r É l , veía to d as la s cosas

desde É l ,

desde e l ángulo y l a p o sib ilid ad d ivinos;

p o r eso l a su y a e ra u n a esp iritu alid ad em in en tem en te a firm ativ a y le v a n ta d a . E sta b a co lo cad o del “la d o ” v ita l, presidid o p o r e l signo

plus. S u h erm o sa o ra ció n de la m a ñ a n a Mi Dios, yo os ofrezco esta jornada.

lo d e m u e stra :

Todas mis oraciones, todos mis pensamientos, todas mis palabras, todos mis pasos, todos mis gestos. Todas mis alegrías y todas mis tristezas. Todo lo que yo pueda hacer de bien en este día, ¡oh mi Dios!, yo lo deposito a vuestros pies para vuestra gloria y la salvación de las almas. E s u n d ía b o n ito , airo so , e l q u e así o fre ce a su C ria d o r. S o n las o b ras bu en as y b ellas la s q u e p on e a sus pies. N o la n eg ativ id ad g risácea d e u n d ía ap lastad o , d ilu id o, ap ag ad o p o r la v u lg arid ad , ca rg a d o acaso de p ecad illos m ezquinos y del peso d eso lad o r de n u e stra im p o ten cia y a to n ía v itales. P e r o m ás aú n en su sentid o de la m u e rte p od em os co m p ro b a r esta visión o p e n e tra ció n e x a lta n te y e n cu m b ran te de la re a lid a d : ú n ica m e n te desde u n a a ltu ra e x iste n cia l, exp e rim e n ta d a y sin p a r, p u ed e u n o d ivisar así la g ran d eza fe lic ita ria d el m o rir, atra v e sa r su secreto co n t a l v io le n cia :

Mi vida no ha sido sino una larga búsqueda de Dios. Por todas partes, a toda hora, en todo lugar del mundo, he buscado su rastro o su presencia. La muerte no será para mí más que un maravilloso la isser-co u rre ( 2 ) .

Si el grano de trigo no muere..., la más inmunda estercoladura produce las flores más delicadas. Toda planta nace de una descom­ posición primera. No hay ninguna razón para que escapemos a esa regla universal, y es magnífico pensar que no estamos sobre la tierra más que en el estudio del sufrimiento y la podredumbre. (2) Momento de la caza cnando se sueltan, o se destraillan, los perros. 288

Sólo la muerte nos hará nacer y nos colocará en el único mundo que sea nuestro. C u en ta q u e en T a h iti u n a v ez, al zam b u llirse desde c ie rta altu ­

Pensaba en mí mismo, con una fuerza que apagaba otro sentimiento: Dios mío, no valgo caro; pero, a pesar de todo, os he amado bien. r a , cre y ó q u e se e stre lla b a c o n tra las r o c a s :

Fue todo. No hubo en mí la sombra de una inquietud. Sola· mente una inmensa alegría. Pero llegué muy prosaicamente al agua, de la cual volví a salir un poco aturdido y prodigiosamente decepcionado. O tra v ez, a l a tra v e s a r e l G anges, v o lcó e l sampán m ien tras d o r­ m ía , y tu v e la misma visión global de toda mi vida, el mismo deslumbramiento como de una puerta súbitamente abierta sobre la luz, la misma sensación de abandono y de paz, de alborozo y de alegría total de alma y de cuerpo... Según toda probabilidad, J e a n n e tte estaba perdida y el viaje fracasado. Pero ¡qué importaba eso, puesto que guardaba la amistad de Dios! Desde aquel día, ya no temo la muerte repentina. Cierto: preferiría morir sabiéndolo plenamente. Querría poder tomar toda mi vida en el hueco de mis manos y tener el tiempo de elevarla hacia Dios y de dársela como mi humilde ofrenda de hombre. Pero estará igualmente bien si, en lugar de abrirse lentamente sobre la Luz, la puerta cede de un brusco empujón. S u a m o r de D ios e ra t a l que m o rir e ra p a ra é l u n a d ich a sob e­ ra n a . U n a vez m ás vem os có m o el sentido d e D ios y el de la m u e rte v a n a p a re ja d o s. Y q u e si ésta nos es u n a in có g n ita ta n angustiosa, es p o rq u e h em o s vivid o a D ios dem asiado p o b rem en te en n o so tro s. S u v ic to ria en n u e stra a lm a es co m o u n a b rirse ra d ia n te , o ceán ico , q u e b o r r a la div iso ria o scu ra d e la v id a y la m u e rte en u n a ú n ica fu lg u ra ció n d e A m o r y de S en tid o. S i D ios nos es, en cie rto m od o, tin ie b la y m u e rte , la m u e rte , cu an d o É l n o s ilu m in a y vivifica, se n o s a lu m b ra id é n tica m e n te , se nos v u elve tra n sp a re n te , y se tru e ca e n V id a in co m p ren sib le. D ios, su

gloria, h a

ab sorb id o el v acío , la

n a d a , la d escom p osición ... Y si d e la elev ació n a l C re a d o r descendem os a la re la ció n co n

289

las c ria tu ra s, si p asam os d el p rim e ro a l segundo m an d am ien to , debem os e n c o n tra r tam b ién esta m ism a p o sitiv id ad en e l tra to con los eem ejan tes, en el asp ecto d e la p erso n a. S an F ra n cie m o de Sales p u d o d e c ir :

Un santo triste es un triste

santo. P o rq u e lo m ism o que en los fro n tisp icio s de los te a tro s, existe n dos caras en e l m o d o de se r c a r ita tiv o : u n a gris, sin g racia, in­ co m u n ica tiv a, y o tra exp an siva, tran sm iso ra , que se a b re y a b re las alm as. E s la que consigue lo co n tra rio de la

tristeza: la

aleg ría.

N i q u e d e cir tie n e que G uy de L a rig a u d ie fu e e l h o m b re rien te de la ca rid a d . O d e la ca rid a d rie n te .

elogio en ca n ta d o r de la sonrisa. E sp ig u em o s: Hay un buen medio de crearse un alma amigable: la sonrisa. H izo u n

Saber sonreír, ¡qué fuerza! Fuerza de apaciguamiento, fuerza de dulzura, de calma, fuerza de irradiación. Es a veces penoso dar con la palabra justa, la actitud verdade­ ra, el gesto apropiado. ¡Pero sonreír! ¡Es tan fácil... y arregla tantas cosas! L a son risa es u n re fle jo d e ale g ría . E s su fu en te. Y a h í donde re in a la ale g ría— q u iero d e cir la v e rd a d e ra ale g ría , l a a leg ría en

âme amicale, q u e fu é ta n p ro p ia de él. A ñ a d ía : Seamos portadores de sonrisa, y por ahí sembradores de alegría. C roid ys, su h ió g rafo , nos d irá que, para Larigaudie, la religión debe ser alegre, amable, el florecimiento de un alma que lleva a Dios en ella. Con él, nada de ojos gachos ni de aires encogidos..., sino la grande y gozosa libertad de los hijos de Dios. Es la religión de San Francisco de Sales, íntimamente unida a todos los actos de la vida: a la sociedad, a las costumbres del tiempo, al esfuerzo, cualquiera que sea, bajo un aspecto joven y alegre. N o es de e x ­ tr a ñ a r en ton ces q u e su persona es, por sí misma, un apostolado; su cristianismo, tan plenamente practicado, atrae...; su presencia... ejerce una influencia moral y religiosa bienhechora. Ese es su des­ tino. Es el peregrino del Amor de Dios. Pasa y hace el bien alrede­ dor de él. Tal es el secreto de su Aventura. p ro fu n d id ad y en p u reza de alm a— , a h í ta m b ié n florece esa

E r a e l espléndido p o seed or d e ese sentid o so lar de l a religión q u e rep re se n ta el a b rirse , e l d ilatarse, el pleno y au tén tico florecer, co n p erfu m es y tin tes inesp erad os de la p erso n alid ad , y que los h o m b res qu e n o co n o cen la v id a h o n d a de re lig ió n n o pu eden n i

290

so ñ a r, y lo s q u e la co n o cen , d ifícilm en te en trev én , p o rq u e n o a l­ ca n z a n su m ilag ro sa in te g rid a d . E r a u n se r lo g rad o . Y si d escendem os o tro escaló n m ás y nos fijam os en su exp erien ­ c ia co n la s c ria tu ra s en g en eral, m u d as y n o m u d a s; co n la re a li­ d ad sim p le y d ire cta d e la v id a , le vem os d e sen trañ ar tam b ién to d o s los rasg o s afirm ativos que ella p u ed a te n e r. N os d irá , p o r e je m p lo :

Una bestia perseguida y acosada hace un esfuerzo mayor que el nuestro sobre la cadena birmana. Pero sólo el hombre puede dar un sentido a su esfuerzo. El chiquillo de trece años, que se levanta un cuarto de hora antes para hacer su gimnasia delante de la ven­ tana abierta, produce un esfuerzo de un valor mayor que la carga de un rebaño de búfalos. Creamos eternidad en cada uno de nuestros actos. Ahí está nuestro poder maravilloso de hombre. A cada segundo edificamos nuestro reino. Debemos añadir nuestra piedra al edificio del esfuerzo humano. O esta o tra le cció n d e re alism o p re cio so : Hay que pegarse a la vida como uno se pega al caballo. Hay que seguir flexiblemente sus menores movimientos, sin ponerse jamás tieso contra ella. Y si fu é u n se r lib r e y a v e n tu re ro , m u y vivo y ab ie rto al p re ­ sen te, n o p o r ello d ejó d e se r u n gran tra d icio n a l, a m an te de todo lo q u e re p re se n ta b a l a v id a d e los siglos pasados, que fo rm a ro n su e stirp e y su te rru ñ o . S u m o d ern id ad n o ced ió a la ch ab acan izació n . (R asgo id én tico a l de ese o tro santo d ep o rtista italian o , P ie r G io rg io F ra s s a ti, m u e rto ta m b ién en la flor de la ju v en tu d , que v isita b a lo s sub urbios d e T u rin co n cu ello d u ro de señ o rito . Sin d u d a e x iste n ta m b ié n

familias de

lo p ru e b a , r a m ille te d e p eq ueñas

santos.) Su

canciones

Chant du vieux pays

a los recu erd o s e n tra ­

ñ a b le s :

Llevo en mí todas las resonancias de ese viejo país, que amo hoy con un afecto más profundo y con un amor más razonado por haber paseado su imagen y su recuerdo por todas las tierras del mundo. P e r o es en su co n ta cto co n la N a tu ra le z a dond e alcan za su ca p ­ ta c ió n m ás p ro fu n d a y re v e la d o ra . T ie n e co m o u n sentid o especial p a r a p e rc ib ir esa m isterio sa lig azó n e n tre cre a ció n y C re a d o r: la

291

lim p id ez so b ren atu ral de su a lm a le h a c e , co m o e l S a n to d e Asís, in m e d ia ta y esp o n tán eam en te sensible a l eco d e lo D ivino que se esco n d e e n la N a tu raleza. E n los p asajes de su p lu m a que hem os y a tra n s c rito h em os pod id o co m p ro b a r esta n o ta su y a, fran ciscan a

El bosque me rodea, tan bello que se vuelve una, oración; o esas horas pesadas, en que estam os aten azad o s p o r la ten tació n ,, tie n e u n a eq u ip aració n so rp ren d en te e n tre estar sentado en el fondo de una iglesia sin poder siquiera rezar, o fuera bajo las estrellas para sentir, a pesar de todo, cerca de uno algo grande... p u ra :

h a b la n d o d e

L a in tim id a d m isterio sa del S a g ra rio , co n su la m p a rilla v a cila n te , o l a p ro fu n d id ad m ajestu o sa de l a b ó v ed a n o ctu rn a , tie n e n idéntic o efe cto de co n tra ste y de lla m a d a m ás a llá d e é l m ism o , de su p eg ajo sa d e rro ta in te rio r. P e r o , so b re to d o , h a ten id o la in telig en cia d e d isce rn ir, sin d u d a, p o rq u e lo p alp ab a en sí m ism o , có m o en esta e ra d e l a t r e ­ p id a ció n y d el ru id o la N a tu ra le z a n o s devuelve e l ritm o p rim e ro d e la v id a , ese en e l cu a l D ios se h a c e aseq u ib le a l a lm a , y cóm o su b elleza y su silencio son los grandes a ce rca d o re s d e la D ivina P re se n c ia . H a sabido v e r có m o la exp an sió n d ep o rtiv a y gozosa en l a C re a ció n , a l d evolvem os u n a existen cia y u n en to rn o bello s, o ri­ g in alm en te bellos, nos es u n a v e rd a d e ra y su tilísim a

catarsis v ita l,

qu e sin d a m o s cu en ta nos co lo ca en u n u n iv erso in te rio r y u n a sen sibilidad distintos. Y co n secu en cia s u y a : e l h a m b re y la n e ce ­ sid ad in tim ísim as que tenem os en n u estro m u n d o m ecan izad o y d esh u m an izado de la s u rb es d e esta lib e ra ció n física. P o r esta ap rensión co n scien te y p en sad a, G uy de L a rig a u d ie es u n o d e los d escubridores m ás delicad os de lo que y o lla m a ría , p a ra e v ita r e l h o rro ro so prefijo

neo, e l fran ciscan ism o

m o d e rn o : e l que

sab e y p a r te de la existen cia falsa, artificio sa, m a ch a ca n te y desv irtu a d o ra de n u estro siglo, en lu g a r d e la p len am en te arm o n io sa, e n ra iz a d a y n a tu ra l del M edievo.

Al ritmo lento de antaño, el de las estaciones y de las plantas; él hombre no estaba ni atropellado ni triturado; tenía, por la fuerza de las cosas, el tiempo de mirarse vivir. Más y más va per­ diendo hoy día ese derecho de mirada sobre sí mismo. Nos es menester reaprender la vagancia. No por cierto aquélla en la que uno pasea un corazón vacío y un alma sin pensamiento. Pero sí la vagancia fecunda, que es como un retiro en uno mismo. 292

Tenemos que habituarnos al c o e u r à dad y el silencio de su creación.

co e u r

con Dios en la sole­

Sue ojo s sensibles v en có m o en esta d ilatació n e x te rn a e in te rn a a u n tiem p o e l s e r e n cu e n tra sus m e jo res cap acid ad es de v id a :

Es bueno rumiar los pensamientos, prestando oídos a esa larga canción de la tierra. Es propicia a los recuerdos, a los sueños del porvenir, a la conversación familiar con Dios. Es fecunda porque es más fácil esculpirse una vida más bella cuando uno puede so­ ñarla así antes de vivirla. «

*

*

E n resu m id as cu en tas, esta p o sitiv id ad , este sen tid o suyo d e la v id a p re cio sam en te afirm ativ o , h izo q u e su relig io sid ad , ta n orig i· n a l co m o a p asio n ad am en te v iv id a— sin ru tin a s n i p o stu ras recib í· das— , ev itase esos dos escollos en que tie n e p rop en sión a dividirse la m a n ife sta ció n re lig io s a : n o dió en ese cato licism o

cerebral,

fá­

cilm e n te p ro p io de la g en te c u lta , q u e a p e sa r de su fria ld a d r e a l, p o r e l m e ro h e ch o d e d iv ag ar ab stra cta m e n te so b re tem as cu ltu ­ ra le s re la cio n a d o s co n la re lig ió n y se r h o h rad o s p a te rfa m ilia s, que v a n los dom ingos a m isa , se figu ran h a b e r h e ch o p ro fesión de ca tó ­ lico s rep re se n tativ o s y a m a ch a m a rtillo . N i ta m p o co dió en ese o tro cato licism o d e signo o puesto y p a re ja o c o n trin ca n te suyo

dialéctico:

el

beato,

co n fo rm ista y ru tin a rio , d e co rto s alcan ces

m e n ta l y h u m a n o , p e ro de a ctu a l p ied ad . L a p len itu d de su v id a re m o n tó p o r en cim a d e esos dos

lismos:

parcia-

supo triu n fa r d e ellos. *

«

»

G uy d e L a rig a u d ie fu é u n o de estos ex tra ñ o s h o m b res de D ios co n v o ca ció n d e seg lar. D e ello n o ca b e la m e n o r du da. A

los

d ie cio ch o años de ed ad e n tró en e l S em in ario de Is s y ; p ero des­ p u és d e tre s cu rsos h u b o de salirse co n su a tlé tica salud d estro z a d a ; o sea, te n ía u n a co n cie n cia y u n co n o cim ien to e x p e rim en tal y di­ r e c to d e la e x celsitu d , q u e significa la co n sag ració n sacerd o tal, y , sin e m b arg o , en to d o s sus an h elos de m a y o r en treg a m in ea pensó d e n u evo e n e l sa ce rd o cio . P o r e l c o n tra rio , en la s la rg a s h o ra s d e esp era e n e l fre n te , su d ecisió n h a b ía m a d u ra d o : d e ja ría y a to d a s sus an d an zas y vuelos a lre d e d o r d el p la n e ta e iría a la le p ro ­

293

se ría d e Q u in-H oa, q u e ta n to le h a b ía im p resio n ad o , a d ed icarse a a liv ia r a sus h erm an o s dolientes en p la n d e ¡E s to sí se p u ed e d e cir que es e l

consagrado a Dios laico.

summum d e la v o ca ció n se g la r!

S a b ía , p re sen tía, que algo d istin to d e lo q u e h a sta en to n ces h a b ía vivid o le esp erab a, algo g ran d e, ra d ia n te . N o sab ía q u e e ra l a m u e rte , su am ad a. *

»

*

C on clu irem os, pues, co n e l resu m en p ro fé tico que d e su exis­ te n cia nos d ejó a l final d e

L'Etoile au grand large.

lo q u e o c u rre a l seg lar cu an d o lle v a b á sta n te le jo s

N os m u e stra

el hermoso

juego de su vida. Me he paseado a través del mundo como en un jardín cerrado de muros. He llevado la aventura de un borde a otro de cinco con■ tinentes, y he realizado, los unos tras de los otros, todos los sueños de mi infancia. El parque de la vieja mansión perigordina donde hice mis primeros pasos se ha ensanchado hasta los límites de la tierra, y he jugado sobre el mapa mundi el hermoso juego de mi vida. Sin embargo, los muros del jardín no han hecho sino retro­ ceder, y sigo siempre enjaulado. Pero un día vendrá en que podré cantar mi canto de amor y de alegría. Todas las barreras se romperán. Y poseeré el Infinito. Lili Alvarez. Alberto Boecb, 3. MADBID.

294

N U E V O S C A M IN O S D E

L A E C O N O M IA IB E R O A M E R IC A N A poa

LEANDRO RUBIO GARCIA

E n la a ctu a lid a d , la s n acio n es h isp an o am erican as se ab ren a to d as la s esp eranzas. E l p o rv e n ir de u n C o n tin en te e n te ro , m a n te ­ n id o ta n to tiem p o en estad o de p ro m esa, se h a p u esto en m o v im ien ­ to h a c ia fines c la ra m e n te d eterm in ad o s. L a ev o lu ció n , sin em b arg o , sólo se e stá in ician d o . A h o ra b ie n : se p u ed e d isp on er de recu rso s in calcu la b le s y d e p o sib ilid ad es ilim itad as sin a v a n z a r a la vez co n la m ism a v e lo cid ad en todoe lo s p u n tos. D e a h í lo s co n trastes ca d a vez m á s n u m erosos. L o s g rad o s de civ ilizació n y de c u ltu ra o fre ce n ta le s d esigualdades de u n lu g a r a o tro que h a r ía fa lta u n siglo p a ra n iv e la rla s. P e r o H isp a n o a m é rica n ecesita fondos p a ra fin a n c ia r su desenvol­ v im ien to . B u e n a m u e stra de ta le s p ro p en sio n es son las re cien tes C on feren cias d e N u ev a O rleán s, en fe b rero -m arzo d el p resen te añ o, y d e R ío , en n o v iem b re-d iciem b re de 1 9 5 4 . P o r lo p ro n to , vem os que el 4 de m arzo te rm in a b a la C on feren ­ cia in te ra m e rica n a de inversiones. C eleb rad a, co n c a r á c te r p riv ad o , en la ciu d ad d e N u eva O rleán s, co n asisten cia de unos o ch o cien to s delegados, e r a o rg an izad a co n la finalidad de d a r a lo s h o m b res de n egocios de to d o el H em isferio la fa cilid ad de re u n irse y de d iscu tir p ro p o sicio n es esp ecíficas y op ortu n id ad es. Y , a la co n clu sió n de las sesiones, se an u n ciab a q u e u n grupo de b an q u ero s b a b ía lleg ad o al a cu e rd o de fo rm a r u n fo n d o in icia l de diez a q u in ce m illon es de d ó lares, p a r a p ro m o v e r lo s p ro y ecto s de las n acio n es h isp an o am e­ rica n a s. E n to d o ca so , M ilto n C a b ra l, d ire cto r d e la F e d e ra c ió n ge­ n e ra l d e la in d u stria b ra sile ñ a , h a d e cla ra d o que esta C on feren cia m a rc a b a e l p rin cip io de u n nu evo m o v im ien to h a c ia l a e x p lo tació n ra c io n a l d e lo s inm ensos recu rso s d e H isp an o am érica. P a ra le la m e n te , e l sen tid o d e la re u n ió n e co n ó m ica d e R ío e ra d el m á x im o v a lo r : n o sólo p a ra los países am erican o s n o an g lo sajo ­ nes. L a e s tru c tu ra y e l n ú m e ro de la d eleg ació n estad ou n id en se in ­ d ican l a im p o rta n cia co n ced id a p o r el G ob iern o d e W a sh in g to n a la s re la cio n e s d el H e m isferio . A p a rte d el sig n ificad o p o r sí m ism a, ev id en ciad o p o r la asisten cia de rep resen tan tes de o rgan izacion es

295

in te rn a cio n a le s, co m o E u g e n e R . B la c k , el p resid en te d el In te rn a · tio n a l B a n k fo r R e co n stru ctio n a n d D ev elo p m en t; o p o r l a circu n s­ ta n c ia d e q u e n acio n es d e fu e ra d el H em isferio so licita ra n p erm iso p a r a e l envío d e o b servad ores. Y e l le c to r co m p re n d e rá fiélm en te lo s ru m b o s de t a l A sam b lea te n ie n d o en cu e n ta qu e, después de la exp o sició n de la a c titu d de c a d a p aís so b re lo s asun tos a t r a t a r , exp resad a a tra v é s d e lo s re ­ p resen tan tes ca ra cte riz a d o s d e las d istin tas d elegaciones, la C onfe­ r e n c ia se d ividió en c u a tro C om isiones p rin cip ales. T a le s Com isio­ n e s e r a n : 1.a L a de C o m ercio in te rn a cio n a l, fo rm a d a p o r tre s Su b ­ co m ité s en carg ad o s de d iscu tir la s cuestion es de p recio s y m e rc a d o s ; p o lítica s c o m e rc ia le s ; y

tra n sp o rte . 2 .a L a

d e D esenvolvim ien to

e co n ó m ico , co n los S u b co m ités té cn ic o y fin a n cie ro . 3 .a L a

de

C o o p e ra ció n E co n ó m ica . 4 .a L a d e C o o rd in ació n . L a s C om isiones te n ía n e l co m etid o d e p re p a ra r, so b re la s bases de la s p rop osicion es so m etid as p o r las d eleg acio n es, las reso lu cio n es p a ra e l d eb ate fin al. D esd e lu eg o , n o se a lcan zó co n clu sió n alg u n a a c e rc a d e cu alq u ie­ r a d e las m a y o re s reso lu cio n es a n te la C o n feren cia, de m o d o p rin ­ c ip a l, e n to m o a la s cu estion es co n ectad as a u n a m a y o r in versión d e ca p ita le s estadoun idenses en la A m é ric a H isp an a... E m p e ro , se g e sta ro n reso lu cio n es reco m en d ad as p a ra u lte rio r estu d io o con su l­ t a m á s e stre ch a e n tre los m iem b ro s co n re la c ió n a l tra n sp o rte in ter­ a m e ric a n o , a l d esarro llo d el co m e rc io reg io n al, in te g ra ció n econ ó­ m ic a , co o p e ra ció n e n tre los b an co s ce n tra le s, co n e l fin de c o n tra ­ r r e s ta r lo s efecto s de las d ificu ltad es de la s b alan zas de pagos. A si­ m ism o , la C o n feren cia d id as d e

self-help

pasó v a ria s

reso lu cio n es reco m en d an d o m e ­

en e l cam p o d el desenvolvim iento e co n ó m ico :

tin a , en ca m in ad a a a u m e n ta r la s inversiones e x tra n je ra s en la A m é­ r i c a H isp a n a , ab ogan d o p o r la ad o p ció n de p o líticas in te rn a s d irig i­ d as a h a c e r a la s eco n o m ías n a cio n ales m ás a tra ctiv a s a l c a p ita l f o r á n e o ; o tr a , reco m en d an d o a lo s G obiernos la p re p a ra c ió n de p ro g ra m a s d e d esarro llo eco n ó m ico , in fo rm an d o a los v a rio s países e x p o rta d o re s d e ca p ita l d e la s o p o rtu n id ad es esp ecíficas p a r a u n a in v e rsió n p ro v ech o sa. T a l vez los resu ltad o s d e la C on feren cia h a y a n sido desilusionad o res p a r a algu n o. M as n o ca h e d u d a d e q u e e lla h a d ad o p ie a lo s p aíse s h isp a n o am erican o s p a r a exp o n e r a b ie rta m e n te sus

agravios

y sus asp iracio n es a n te lo s delegados yan q u is. L o v e rd a d e ro es que c ie rta s tesis h isp an o am erican as h a n sido am p liam en te difund idas. U n a d e ellas es q u e lo s E sta d o s U n id o s h a n dad o a Ib e ro a m é rica u n a ay u d a eco n ó m ica o ficia l m u ch o m e n o r q u e a E u ro p a y A sia.

296

O tro p u n to d estacab le es q u e la im p o rta n cia de la A m é ric a n o an g lo sajo n a, co m o fu en te de n u m erosas m a te ria s p rim as esenciales, ju s tific a ría u n m e jo r tr a to . N o se o lv id a así el e fe cto so b re las econ om ías h isp an o am erican as de la s flu ctu acio n es de p recio s de los

primary products. M á x im e cu an d o

m u ch as de tales estru ctu ra s eco ­

n ó m icas se fu n d am en tan so b re u n solo p ro d u cto — ca fé , b an an as, a z ú ca r— , co n la s co n secu en cias triste s de que si la s a lte ra cio n e s de p re cio s son in sig n ifican tes en las n acio n es co n su m id o ras, ellas tie n e n las rep ercu sio n es m ás p ro fu n d as e n tre I 03 países p ro d u cto re s. Έ η u n re c ie n te estu d io d el S e c re ta ria d o d e la C E P A L , so b re la situ a ció n e co n ó m ica d e Ib e ro a m é ric a en 1 9 5 3 , a l e x a m in a r la s v a ­ ria cio n e s d e lo s p re cio s de los p rin cip ales p ro d u cto s p rim a rio s in ­ te g ra n te s

d e las

e x p o rta cio n e s h isp a n o a m e rica n a s e n tre

1947

y

1 9 5 3 , b ie n se v e có m o la b a ja b a sido, p o r té rm in o m ed io , de 4 ,2 p o r 1 0 0 d e u n añ o a l o tro . D e m a n e ra q u e, co n exclu sió n d e l c a fé y d el p e tró le o , en 1953 a p a re ció u n descenso d e t a l c a r á c te r que e n ese añ o los p recio s de lo s p ro d u cto s d e la A m é ric a I b e ra ca y e ro n a l n iv e l m ás b a jo re g istra d o en e l cu rso d e lo s seis años ú ltim o s. S e g u ra m en te e l le c to r te n d rá co n o cim ien to d el in fo rm e em itid o e l 5 de o ctu b re p o r la C om isió n Econ óifaica de la s N acio n es U n id as p a r a la A m é ric a L a tin a , re fe re n te al te m a de la s inversiones e x tra n ­ je r a s en Ib e ro a m é ric a . E l

report d e cla ra b a

q u e u n a d e la s n ecesi­

dad es fu n d am en tales d e la eco n o m ía h isp a n o a m e rica n a es

sión pública en los servicios básicos,

la inver­

esp ecialm en te en en erg ía y

tra n sp o rte s. E n esta r u ta , reg istrem o s q u e e n la s sesiones in au g u ra­ les d e la C o n feren cia de R ío , C arlo s V illav eces, je fe de la D elega­ ció n co lo m b ian a y , después, p resid en te d e la C om isión de C o m ercio in te rn a cio n a l, d ed icó u n a p a r te de su discu rso in icia l a la cu estión d el c o m e rc io ; co n sid eran d o q u e la exp an sió n eco n ó m ica de la A m é­ r ic a I b e r a d ep en d ía, en u n a co n sid erab le exten sió n , d el m a n ten i­ m ie n to d e ta n d o

que

fair prices p a r a la s

ca íd a s

sus p ro d u cto s de e x p o r ta c ió n ; y re sa l­

sú b itas

en

lo s

p recio s

cau sab an

serios

q u eb ran to s eco n ó m ico s. P a re ja m e n te , estu d ió las estim acio n es de la C E P A L , so b re la p ro p o rció n d e la p o b lació n ib e ro a m e rica n a o cu p a­ d a en la a g ric u ltu ra (e l sesen ta p o r cie n to ) y a c e rc a d el p o rc e n ta je d e la s e x p o rta cio n e s d e m a te ria s p rim a s d e Ib e ro a m é ric a (e l sesen ta y cin co p o r c ie n to ). M as, e n u n p e rfil d e la s cu estion es e co n ó m icas h isp a n o a m e rica ­ n a s, a d v irtam o s q u e, según u n in fo rm e d e la C E P A L , es m u y lim i­ ta d a la p ra ctica b ilid a d d e m ed id as p a r a su av izar la s flu ctu acio n es e n lo s p re cio s d e la s m a te ria s p rim a s d e Ib e ro a m é ric a , en ra z ó n de

297

q u e la» e x p o rtacio n es de ta le s p ro d u cto s d e los que dep en d en los países a m e rican o s n o an glosajon es son d e in terés de m u ch as otras n acio n es fu e ra de la A m é rica H isp an a, b ie n co m o p ro d u cto re s, bien co m o co n su m id ores, h acien d o que lo s acu erd o s d e p recio s m ínim os h a b ría n d e te n e r p o ca a p licació n . S in em b arg o , se h a consignado q u e la C o n feren cia de R ío e ra u n a o casió n p a ra d iscu tir e l p ro b le ­ m a y q u e la reg u lació n de los p recio s p o d ía ser u n a p a rte in teg ral d e la co la b o ra ció n in te rn a d en tro de la p o lítica de d esarro llo

americano. L a

latino­

circu n sta n cia c ie rta es que los té cn ico s de las N acio ­

n es U n id as p resen tan cifra s en las que se e x h ib e có m o los países ib e ro a m e rica n o s h a n p od id o a d q u irir en 1 9 5 3 sólo el sesen ta p o r cie n to de lo q u e p o d ían c o m p ra r en 1 8 7 0 , o ch e n ta años an tes, con la m ism a ca n tid a d d e m a te ria s p rim as. Y b e aq u í la tesis hisp an o­ a m e ric a n a : n o p u ed e a ce p ta rse co m o signo ju sto q u e las m ate ria s p rim a s se h a lle n som etid as a v a riacio n es d e l diez a l v e in te p o r cie n to en los p eríod os an u ales, an te la ev id en cia de que las m an u ­ fa ctu ra s e x p e rim e n ta n altern a tiv a s d el tip o del c u a tro p o r cie n to en los m ism os lapsos. U n fa c to r im p o rta n te q u e co n v ien e n o ta r es que, según los econ om istas de la C E P A L , las exp o rta cio n e s de la A m é rica H isp a n a , en lu g a r d e in clin a rse h a c ia la v a rie d a d , tien d en a con­ c e n tra rse so b re u n p eq u eñ o n ú m e ro de p ro d u cto s p rim a rio s. A sí vem os q u e e l p e tró le o , el ca fé , e l a z ú ca r y el trig o h a n re p re se n ta ­ do el 57 p o r 1 0 0 de to d as las e x p o rta cio n e s fre n te a l 4 5 p o r 1 0 0 , en 1947. P o r o tro la d o , se h a h e ch o d e sta ca r la ten d en cia de la in d u stria­ liz a ció n ib e ro a m e rica n a a p e rm a n e ce r en d ep artam en to s estancos, ah ogán d ose p o r la exten sió n del tr a to p re fe re n cia l p o r los países d e esta zo n a a los p ro d u cto s m a n u factu rad o s de ca d a u n o. E n esta d ire cció n , a ju ic io d el in fo rm e m e n ta d o , las in d u strias an tieco n ó ­ m ica s, a cau sa d e la estrech ez de sus peq ueños m ercad o s, o b ten d rían lo s b en eficio s d e la s e stru ctu ra s eco n ó m icas de p ro d u cció n en gran e scala. Y u n o de lo s p rin cip ales im p ed im en to s a l d esarro llo d el co ­ m e rc io r e c íp ro c o , exten siv o d e n tro de u n gru p o de países, resid e e n el círcu lo v icioso in h e re n te a la au sen cia de u n sistem a de pagos m u ltila te ra l. A fin d e cu en tas, si la s in d u strias n acien tes h a n d e ser p ro te g id a s, n o h a y ra z ó n p a r a q u e e l g rad o d e p ro te cció n re q u ie ra a le n ta r u n a re d u cc ió n d el v o lu m en to ta l d el co m e rcio , sino u n a co n sta n te su stitu ció n d e im p o rtacio n es p re cisa s, cre a d a s p o r nuevas n ecesid ad es, p o r lo s artícu lo s de la in d u stria lo ca l. U n a co sa es r e a l : el in fo rm e d e la C E P A L , titu la d o “ C o o p era­ c ió n in te rn a cio n a l e n u n a p o lític a d e desen volvim iento latin o a m e ­

298

rica n o ” , o p in a que sin la asisten cia e x tra n je ra la exp an sió n eco n ó ­ m ica d e Ib e ro a m é ric a está co n d en ad a a ser e x tre m a d a m e n te le n ta o au n in e x isten te. Y u n p u n to m en cio n ad o p o r e l d o cu m en to de la C E P A L , cita d o a n te rio rm e n te , es el d ecliv e e n las inversiones in te r­ n a cio n a le s : en e l p asad o , la p a r te d e fondos in te rn a cio n a le s en in­ v ersión p ú b lica h a sido d el v e in te p o r cie n to , m ie n tra s q u e, en lo s años re cie n tes, ésta descen d ió h a sta e l tre s p o r cie n to . P a r a alcan ­ z a r e l a n te rio r n iv el, se su g iere q u e e l B a n c o I n te r n a c io n a l p a ra la R e co n stru cció n y el D esenvolvim ien to y e l E x p o rt-Im p o rt B a n k au m en ten en cin co v eces e l p resen te v o lu m en de sus p réstam o s e n H isp a n o a m é rica. D e m o d o p a re cid o , el d o cto r R a ú l P re b is c h , se cre ta rio e je cu tiv o d e la C E P A L , y J o r g e P r a t , delegado ch ilen o , se refirie ro n lib re m e n ­ te a l in fo rm e an te d ich o p a r a d e n u n cia r la

in su ficien cia

de la s

in version es de c a p ita l y a n q u i en la A m é ric a H isp an a. P re b is c h sos­ tu v o qu e el p ro m ed io an u a l d e in cre m e n to de re n ta p o r ca b e z a en Ib e ro a m é rica h a sido de 3 ,3 p o r 1 0 0 en e l p erío d o de 1 9 4 5 -5 2 , e l m a n te n im ie n to d el c u a l im p lica inversiones an u ales, en b ru to , de u n 2 0 p o r 1 0 0 d e la r e n ta to ta l de to d o e l co n ju n to d e n acio n es ib e ro a m e rica n as. C om o resu ltad o del d e te rio ro de las co n d icion es d el co m e rc io , este co e ficie n te h a ca íd o a l 1 4 p o r 1 0 0 , suponiendo ello u n in cre m e n to d e m en os de u n u n o p o r cie n to an u al en la r e n ta r e a l

per capita. D e

a h í que este p e rso n a je se m o strase favo­

r a b le a u n a in v ersió n m ín im a p o r p a rte de lo s E sta d o s U n id os de u n m illa r d e m illon es de d ó lares a l a ñ o ; es d e c ir, p o co m en os del d ob le de la s inversiones d e la h o r a a ctu a l. R e cu é rd e se q u e la d eleg ació n p a ra g u a y a , en la C on feren cia de R ío , so m etió u n an te p ro y e cto p a ra u n a

unión aduanera.

E l dele­

gad o arg e n tin o defend ió la e lim in ació n de restriccio n e s co m erciales y l a exten sió n d e la cláu su la d e la n a ció n m ás fa v o re cid a , d e cla ra n ­ d o, a la v ez, q u e e l co m e rcio arg en tin o ch ilen o se h a b ía d u p licad o desde la firm a d el T ra ta d o de S a n tia g o , en 1 9 5 3 . E n su m a, ev itarem o s p o rm en o res p ro lijo s. T én g ase p resen te que d e la s sesen ta y dos reso lu cio n es estu d iad as en la C on feren cia de R ío , u n a p ro p o n ía la c re a c ió n d e u n a O rg an izació n fin a n cie ra in te r­ a m e ric a n a en d erezad a a la co n cesión de p réstam o s a

medium term,

p a r a e l d e sarro llo ib e ro a m e rica n o . T a l p ro p u esta n o o b tu vo el res­ p ald o y a n q u i y fu é re m itid a p a r a estu d io u lte r io r p o r u n a C om i­ sión esp ecial de rep re se n ta n te s ib ero a m e rica n o s. Id é n tico cam in o — e sp ecial estud io p o r grupos— to m a ro n o tra s p ro p o sicio n es re la ­ tiv a s a l e stab lecim ien to de “ arreg lo s” fija d o re s d e p recio s p a ra u n

299

n ú m e ro d e p ro d u c to s ; y o tro s p ro y ecto s co n e l fin de p ro m o v e r la co o p e ra ció n in te ra m e rica n a en la esfera del tra n sp o rte y en e l te· rre n o d el tu rism o . ¡B u e n a fo rm a d e desasirse d e las cuestiones en o jo sa s! E n to d o caso , n o soslayem os que esta re u n ió n te rm in a b a sin a lc a n z a r d ecisión alg u n a d efin itiv a en to m o a los tem as d e esen cial sig n ificació n . A sí lo ju z g a b a la re v ista q u in cen al d el B a n c o

de

L o n d re s y d e S u d a m é rica , en su n ú m e ro 4 7 6 d el 2 5 d e d iciem b re. P e rc íb a s e có m o y a e l

Diario da Mahna,

en u n a serie de artícu lo s,

e x p re sa b a p o co op tim ism o so b re lo s o b jetiv os a a lca n z a r p o r la C o n fe re n cia . E l e d ito r fin a n cie ro de este p e rió d ico señ alab a que, re sp e cto a la s fa ce ta s co m e rcia le s, p o d ía esp erarse p o ca id en tid ad d e in te ré s. P o r e je m p lo , la A rg e n tin a in te n ta ría a se g u ra r résolu· clo n es fav o ra b les a la v e n ta d e sus exced en tes y a l m an ten im ien to d e a lto s p re cio s en lo s m e rca d o s m u n d ia le s; M éjico y V en ezu ela se q u e ja ría n p ro b ab lem en te de lo s in crem en to s d e la s “ ta rifa s” estad ou n id en ses so b re algunas de sus e x p o rta cio n e s; m ie n tra s C hile m o s tra ría su in terés h a c ia acu erd o s de co m p ra a la rg o p lazo de sus p ro d u cto s b ásicos. Y , co m o escrib ía e l cita d o e d ito r, so b re ninguno d e estos p u n tos h a b ría m u ch a po sib ilid ad de ap o y o p o r p a r te de la d eleg ació n n o rte a m e rica n a ... *

*

*

C o n tin ú an ten ien d o fu e rz a la s p a la b ra s que p ro n u n cia ra e l 7 de ju n io d e 1 9 4 8 el se cre ta rio g en eral a d ju n to de la s N acio n es U n id as, e n ca rg a d o d e los asuntos eco n ó m ico s— D avid Owen— , en la sesión in a u g u ra l d e la C E P A L : “ H a y la g ran riq u eza de la s m in as, de los y a cim ie n to s d e p e tró le o , d e las p lan tacio n es y d e la s gran d es p ro ­ p ied ad es ru ra le s. H a y , ig u alm en te, p o b reza, am p liam en te esp arcid a, u n a f a lta d e seg u rid ad e co n ó m ica y au n u n a su b alim en tació n .” E n e l B r a s il— u n a d e la s n acio n es m ás ric a s d el m u n d o p o ten cialm en ­ te — m á s d e la m ita d de la p o b lació n está p erm a n e n te m e n te sub­ a lim e n ta d a . P a re ja m e n te , e l con su m o d e le ch e en C h ile se rev ela ta n b a jo co m o en lo s p aíses asiático s m ás p o b res. (Id én ticam en te l a situ a ció n de lo s tra b a ja d o re s ag ríco la s en lo s E sta d o s d e la C osta d el P a c íf ic o es m u y sem ejan te a la de lo s siervos de la R u sia del siglo X I X , según T ib o r M end e.) Y en esta co y u n tu ra se h a e scrito , en

Témoignage Chrétien, q u e

“ la A m é ric a

Latina (sic)

e n tra en es­

ce n a ” . T ib o r M en d e, co n o cid o co m e n ta rista d e lo s asun tos m u n d ia­ les, h a h e c h o re fe re n c ia a u n a “ d ra m á tic a b ú sq u ed a e n los p lan o s

300

so cial, eco n ó m ico y cu ltu ra l, b asam en to de la Ib e ro a m é ric a co n tem ­ p o rá n e a ” . A fin d e cu en tas, co n v ien e p e rc ib ir e l reliev e eco n ó m ico de H isp a n o a m é rica en e l co m p lejo de m a te ria s p rim as. E s su ficien te co n re co g e r algunos d e ta lle s: V en ezu ela p ro d u ce e l q u in ce p o r cie n to de la p ro d u cció n m u n d ial d e p e tr ó le o ; B o liv ia , a p o rta el vein tin u ev e p o r cie n to de to d o e l estañ o d el u n iv e rso ; u n a c u a rta p a rte del c o b re d el m u n d o p ro ce d e de C h ile ; m ás de u n te rc io de la p la ta m u n d ial es o b ten id a en M é jico , q u e cu e n ta , ta m b ié n , co n el d iecio ch o p o r c ie n to d el p lo m o ; el o n ce p o r cie n to de la c a rn e d e to d o el globo tie n e su o rig en en A rg e n tin a y B r a s i l ; m ás de u n a c u a r ta p a r te d el a z ú c a r d el u n iv erso en te ro se co se ch a en C u b a ; lo s c u a tro qu in tos d el ca fé b eb id o en to d o e l m u n d o se con sigu en en Ib e ro a m é rica (de fo rm a q u e é l co n stitu y e e l cin cu e n ta y o ch o p o r cie n to de la s e x p o rta cio n e s d e C o lo m b ia ; el c u a re n ta y cin co p o r cie n to d e las d el B r a s i l ; e l seten ta p o r cien to d e las d e G u a te m a la ; y e l n o v e n ta p o r cie n to de las de E l S a lv ad o r) ; A rg e n tin a , B ra s il y M é jico re co g e n e n tre ellas u n séptim o d el m aíz m u n d ial, si b ien es e x p o rta d o p o co , re la tiv a m e n te . E n fin, Ib e ro a m é rica p ro d u ce los dos qu in tos d el ca c a o m u n d ial, el n u eve p o r cien to d el trig o , el n u ev e p o r cien to d el ta b a co , el sie­ te p o r cie n to del algod ón , e l siete p o r cie n to de la m a d e ra y e l o ch o p o r cien to de la la n a ( 1 ) . A h o ra b ie n : A m é ric a h a conseguido p o co de ta n g ran riq u eza. L o s en orm es re cu rso s n a tu ra le s y las v astas p osib ilid ad es de H is­ p a n o a m é rica la h a c e n digna de co n v e rtirse en e l

esperanza. P e r o

Continente de la

ello n o im p id e que el m o m en to p resen te h a y a sido

ca lifica d o d e angustioso (C rite rio d e H . V . de P e n a , del U ru g u ay , exp u esto en la re u n ió n d el C o m ité p le n á rio d e la C E P A L , en S an ­ tia g o de C h ile, en fe b re ro de 1 9 5 4 ). C u n d en lo s signos e x te rn o s ; d ificu ltad es p resen tad as p o r el te ­ r r e n o ; fa lta d e ca rb ó n , ca si in e x iste n te ; b a jo n iv el d el desenvolvi­ m ie n to d e l a en erg ía h id r o e lé c tr ic a ;

ca re n c ia

de facilid ad es de

tra n sp o rte (en 1 9 4 7 , to d a Ib e ro a m é ric a co m p re n d ía 8 8 .0 0 0 m illas de fe rro c a rrile s — m enos d el cu a re n ta p o r cie n to d e la s m illas en a c­ c ió n en lo s E sta d o s U n id o s, co n m e n o r exten sió n que u n a de las n acio n es ib e ro a m e rica n a s, el B ra s il— ; asim ism o, las ca rre te ra s his­ p a n o a m e rica n as están a p ro x im a d a m e n te en e l m ism o estado de des­

d i Para estas cifras, consúltense las páginas 13-16 del folleto O ut Southern Neighbors (Nuestros vecinos meridionales), publicado por la Sección de activi­ dades educativas del diario New York Times, en 1951. 301

a rro llo q u e h a c e u n a ce n tu ria ; p o r el c o n tra rio , el sistem a de co m a· n ica cio n e s a éreas e ra , en 1 9 5 1 , tre s v eces el de los E sta d o s U n id o s). Y si e x isten m u ch as zonas fértile s, tales áreas son p eq ueñas en co m p a ra ció n co n el co n ju n to . P o r e jem p lo , la v asta reg ió n domi· n a d a p o r el R ío A m azo n as co m p ren d e casi to d a la zo n a su d am erican a , e x ce p to A rg e n tin a , C h ile y U ru g u ay . P e ro la cu e n ca am azó n ica, p o te n cia lm e n te r ic a , se p resen ta co m o u n a fro n te ra casi sin m u ta­ ció n , co n in accesib les altip lan icies, co n selvas sin fin, co n lluvias to rre n cia le s... *

*

*

C u an d o e l v ia je ro ap resu rad o co n tem p la las g ran d es u rb es sud­ a m e rica n a s, su lu jo y sus

boîtes de nuit,

co n clu y e p o r c re e r que

u n a in d u strializació n h a g en erad o u n crecim ie n to g en eral de la pros­ p e rid a d co n tin e n ta l. P e r o h a y que d arse cu en ta de que Ib e ro a m é ­ r ic a es u n C o n tin en te a g ríco la

D e cin co a siete h a h ita n te s p o r

ca d a diez— y en algunas zonas, n u eve sob re diez— viven de la tie rra . Y u n o de lo s fa cto re s esenciales de H isp an o am érica es el m atiz no p ro d u ctiv o de la a g ric u ltu ra en su co n ju n to . U san se m étod os p rim i­ tivos. (H em os señ alad o an tes q u e el sesenta p o r cien to de la p ob la­ ció n se h a lla em p lead o en las lab o res a g ra ria s ; p ero en algunos países

ee d a

u n p o rc e n ta je m ás a lto , com o en M éjico , en donde la

p ro p o rció n ascien d e al sesenta y cin co p o r cien to . C on la p a rticu ­ la rid a d de que ta l co n g lo m erad o sólo p ro d u ce el q u in ce p o r cien to de la re n ta n a cio n al.) A p a rte de que la p ro d u cció n a g ríco la se v e lim ita d a p o r falta d e co n o cim ien to s té cn ico s, la fa lta de m edios de tra n sp o rte y de m a q u in a ria a g ríco la. A u n q u e a las cuestion es de m e ra p ro d u ctiv i­ d ad ca b e a ñ a d ir o tro s p erfiles a g ra rio s : así en C h ile el o ch e n ta p o r cien to de to d a la tie r ra es poseído p o r u n cin co p o r cien to de los te rra te n ie n te s, m ie n tra s q u e u n sesenta y cin co p o r cien to del ele­ m e n to h a ce n d ad o p o see el cin co p o r cien to de la tie rra ... P o r ello, es p re ciso re s a lta r el significado del p ro le ta ria d o r u r a l, in te g ra n te d e la m a y o r p a rte de la p o b lació n de la m a y o ría de las R ep ú b licas ib e ro a m e rica n a s. E l es in cu lto . Su m odo de v id a, a tro fia n te ; b asta e l p u n to d e que el in m ig ran te que se in co rp o ra al n ú cleo ru ra l de­ g en era rá p id a m e n te , au n disponiendo de u n a in stru cció n em b rio ­ n a r ia . C on la salvedad d e que la m an o de o b ra cam p esin a de A m é ric a d el S u r a p a re ce in su ficien te, n u m é rica y cu alita tiv a m e n te — ta n n u m ero sa co m o sea— a cau sa de la in m en sa exten sió n de la tie r r a e x p lo ta b le .

302

D estácase la in su ficien cia de los bienes d e p ro d u cció n — el des­ a rro llo in d u strial— , d eb id a a l p ro b lem a de divisas, la in co n v er­ tib ilid a d d e m u ch as m on ed as y la p en u ria de d ólares. E l a h o rro es peq u eñ o e in cap az de fo rm a r lo s cap ita le s n e ce s a rio s: surge el p ro ­ b lem a d el

capital exterior. Y ,

p o r o tra p a rte , según la C E P A L , la

d ifícil situ ació n d e lo s m ed ios de co m u n icació n tra b a el desenvolvi­ m ien to eco n ó m ico de la reg ió n . S in o lv id ar la p en u ria de m an o de o b ra esp ecializad a, la cu estió n de la in flació n , “ e l m a l m ás serio qu e su fren en la h o ra a c tu a l la s econ om ías de la A m é rica H isp an a” . O bsérvese q u e, a to n o co n u n estud io llev ad o a cab o p o r el D e p a rta m e n to d e E sta d o d e los E sta d o s U n id os, de los países ib ero ­ am e rica n o s, sólo u n o , A rg e n tin a , co n 2 1 8 d ólares anu ales p o r ca b e ­ z a , se in se rtab a en e l grupo de n acio n es d e a lta r e n ta ; o tro p aís, C h ile, co n 1 7 4 d ó lares de ingresos anu ales

per capita, se en ro lab a en

el gru p o m e d io ; y el re sto , en se cto r de b a ja re n ta , flu ctu an d o e n tre C u b a (con 9 8 d ó lares) y P a ra g u a y (co n 3 9 ) . H ag am o s la salvedad d e qu e los e x trem o s su p erio r e in fe rio r son E sta d o s U n id os (554 dó­ la re s) e In d o n esia (22 d ó la re s ), resp ectiv am en te ( 2 ) . N o m en os in terés rev isten los asun tos de la san id ad . V éase cóm o B r a s il m u e stra u n a e x p e cta tiv a v ita l d e un os cu a re n ta años (fren ­ te a E sta d o s U n id o s, co n sesenta y cin co a ñ o s ). N otem os la in ci­ d en cia d e la tu b ercu losis p o r cien m il h a b ita n te s : C h ile, 2 6 4 ; B r a ­ sil, 2 5 0 ; V en ezu ela, 2 3 3 ; A rg e n tin a , 1 0 3 ; U ru g u ay , 1 0 1 ; C u b a, 7 6 ; M é jico , 5 6 , fre n te a D in a m a rca , 3 4 ; E sta d o s U n id o s, 4 7 ; datos de 1939. A sim ism o, ca b e a lu d ir a las fa ce ta s ed u cativas. P u es m ien tras A rg e n tin a e x h ib e u n a re la ció n de m aestros su p erio r a la de E sta d o s U n id os y C an ad á, co n 5 ,2 4 p o r m illa r de h ab itan tes, en el año 1 9 4 5 , o tra s n acio n es lleg an a lo s niveles m ás in ferio res, co m o H a ití (0 ,6 3 p o r m il, en 1 9 4 3 ) , V en ezu ela (0 ,9 4 p o r m il, en 1946) y E c u a ­ d o r (1,03 p o r m il, en 1 9 4 2 )... A fin ales de 1 9 5 0 la rev ista

américa in d icab a

Latino·

qu e, p a r a u n a p o b lació n to ta l de cien to cin cu en ta

y c u a tro m illon es de h a b ita n te s en los E stad o s de Ib e ro a m é rica , h a ­ b ía , p o r lo m en os, seten ta m illon es d e an alfab etos. S e h a resaltad o la p e n u ria de las in stitu cion es escolares* m u y g rave en A m é rica del S u r. N o h a y p o sib ilid ad de d escon o cer q u e en las ciudades de to d as la s R e p ú b lica s h isp an o am erican as el n iv el in te le ctu a l es m u y ele­ v a d o , m ás elev ad o , en ocasion es, que el de m u ch as n acio n es de

(2) Conste que los detalles aportados son del año 1939; evidentemente se presentan con un valor comparativo. Vid las páginas 113-14 del estudio Point Four (Punto Cuarto), editado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, en enero de 1950. 303

E u ro p a . F e r o los p o rce n ta je s av asallad o res de an alfab etism o inte· g ra l, existe n te en los m edios ru ra le s, nos o fre ce n o tro testim o n ió , b ie n d esd ich ado, d el m und o ib ero a m e rica n o . B a s te v e r que e l tan to p o r cie n to lleg a a l n o v en ta en V e n e z u e la ; a l o ch e n ta , en P a ra g u a y y en B o liv ia ; el seten ta y cin co existe en e l E c u a d o r, P e r ú , G u ate­ m a la y C o lo m b ia ; p a ra el B r a s il se da la c ifra seten ta, y p a ra M é jico y C h ile, las p ro p o rcio n es ap o rtad as son d e seten ta y cin­ cu e n ta , re sp ectiv am en te ( 3 ) . Y co n lig eras excep cion es lo siguiente es u n h e ch o in co n cu so : la s clases m ed ias in te g ra n u n a m in o ría e x tre m a d a m e n te p e q u e ñ a ; c o n fre cu e n cia , n o h a n ap a re cid o aú n en la escen a so cial. A l lad o d e ellas, los o b rero s in d u striales, los u rb an o s, ap en as resu lta n m ás n u m erosos ( 4 ) . T o d o s ju n to s fo rm a n u n a d éb il m in o ría resp ecto a la s m asas ru rales. U rg e d e sp e rta r la co n cie n cia n o rte a m e rica n a a lo s p ro b lem as d e l d ía en H isp an o am érica. U n sín to m a cla ro se d esp ren d ía cu an d o u n a p u b licació n e d itad a p o r el

New York Times a d v e rtía , en

1951,

có m o p a ra m u ch a g en te “ que v iv e a l n o rte de la fro n te ra m e jica n a , la A m é ric a L a tin a es m e ra m e n te u n lu g a r don d e se o b tien en nues­ tr o ca fé y n u estro ca ca o , e l lu g a r don d e h a c e r u n a v a ca ció n tro p ic a l, la tie r r a del tan g o y de la ru m b a , don d e tien en lu g a r, d e tiem p o e n tie m p o , lev an tam ien to s p o lítico s n o m u y im p o rtan tes. E s to es a n a se ria eq u ivocación .

Latinoamérica

tien e ú n a p a rte v ita l que

re p re se n ta r en la escen a m u n d ial. Y su destino está estrech am en te lig ad o co n e l n u estro ” . U n a ce rte z a m an ifiesta es e l te m o r d e W ash in g to n an te la ex­ p an sión co m u n ista. P e r o en la A m é ric a H isp an a e l antico m u n ism o estad ou n id en se s in m ás, ¿e s su sceptible de co n stitu ir u n exp ed ien te v álid o y d u ra d e ro ? C om o m u e stra sin g u lar, m e re ce co n sig n arse que la C on feren cia de m in istro s d e A su n tos E x te rio re s d el H em isferio

(3) Sobre estas evidencias, vid Georges Lafond. U Episcopat américain au secours du prolétariat rural de YAmérique latine, Le Courrier Iberoaméricain, números 16*17 (1953), pág. 3. (4) En este punto, véase George "Whyte, Industry in Latin-America, 1945, pagina 12. Suministra los siguientes datos: PERSONAS EMPLEADAS EN LA INDUSTRIA MANUFACTURERA

Argentina................................................................... 917.130 (en 1941) C hile........................................................................... 116.493 (en 1940) (*) Colombia ................................................................... 52.473 (en 1942) Perú ............................................................................ 30.000 (en 1936) Uruguay ..................................................................... 105.313 (en 1937) Venezuela................................................................... 46.855 (en 1936) Estados U nidos......................................................... 9.059.000 (en 1939) Canadá........................................................................ 762.000 (en 1940) (*) Con exclusion del personal de las instalaciones metalúrgicas. 304

O ccid e n ta l, d el añ o 1 9 5 1 , e ra co n v o cad a, co m o aseg u rab a el P re s i­ d en te T ru m a n , a cau sa de la exp an sió n agresiva d el im p erialism o so v iético d irig id a c o n tra e l m u n d o en te ro . U n a to n alid ad sem ejan te se re v e la b a en la re u n ió n d e la c a p ita l ven ezo lan a en el cu rso d el p rim e r trim e s tre d el añ o 1 9 5 4 . T a l vez sean de ap licació n a los asun tos eco n ó m ico s h isp an o am erican o s el co n cep to d e L ia q u a t A li K h a n , el P r e m ie r d el P a q u istá n asesin ad o : H em os

de

a la rg a r l a

m ira d a

b a c ía

Poverty is pestilence...

o tra s persp ectivas.

Una

e v id e n cia : la s relacio n es co m erciales e n tre algunos E sta d o s hisp an o­ am e rica n o s y lo s países d el á re a co m u n ista, co n in clu sión de la U . R . S . S . O tro h e ch o re le v a n te : la e x isten cia d e u n ferm en to so­ c ia l tre m e n d o e n to d a la A m é ric a H isp an a, e x tre m o co n firm ad o en e l In fo rm e d e M ilton E ise n h o w e r, en e l añ o 1 9 5 4 . O tra fa c e ta se m u e stra en l a in terd ep en d en cia eco n ó m ica d e cie rta s zonas de H is­ p a n o a m é rica . U n caso p a te n te es e l cen tro am erican ism o (no siem p re p le tó rico d e e fica cia y a r m o n ía ). A q u í ca h e a lu d ir a la p o lítica de A rg e n tin a : T ra ta d o d e U n ió n E co n ó m ica e n tre A rg en tin a y C h ile (firm ado e l 8 de ju lio de 1 9 5 3 ) ; T ra ta d o d e U n ió n E co n ó m ica en­ t r e A rg e n tin a y P a ra g u a y (el 1 4 d e agosto d e 1953) ; A cu erd o de A rg e n tin a co n E c u a d o r, en d iciem b re de 1 9 5 3 ; A cu erd o co n B o li­ v ia , d e 9 d e sep tiem b re de 1954. D os

misiones

que rin d ie ro n visitas a los países am erican o s no

anglosajones— la de M ilto n E isen h o w er ( 5 ) , la d el sen ad or C apeh a r t— h a n co m p ren d id o lo s p ro b lem as d e Ib e ro a m é rica . S in em ­ b a rg o , la s soluciones que p ro p o n en son co in cid e n te s: la estab iliza­ ció n d e las eco n o m ías. P e ro ello r e ta rd a la lleg ad a de la ayuda n e ce sita d a p o r Ib e ro a m é rica . P u es, co m o señ alab a el d o cto r P re b iech , n o p u ed e p ed irse la estab ilizació n eco n ó m ica de la A m é rica

Latina

qu e d etenga la in flació n co m o p rem isa indispensable p a ra

la co n cesión d e asisten cia. S in lo segundo, n o p u ede consegu irse lo p rim e ro . T a l vez sea v erd ad que la solución p a ra la A m é rica H isp a­ n a re sid e en la d iv ersificació n d e la p ro d u cció n in d u strial, la in­ d u stria liz a ció n de sus recu rso s n a tu rales y el p erfeccio n am ien to de la p ro d u cció n a g ríc o la p o r m étod os científicos m o d ern os... (D eclara­ cio n es d e A lb e rto B . C o rtés, m in istro ch ilen o de E co n o m ía , d u ran ­ te la p rim e ra sesión d e la C E P A L , en S an tiag o , en 1948.) *

*

*

(5) El lector recordará qne en el número 52 (abril 1954) de estos cuadernos nos referíamos, en la sección “¿Adonde va Hispanoamérica”, al Informe de Milton S. Eisenhover. (Vid La América Hispana y los Estados Unidos.) Ello nos exime de entrar en su contenido. También Rafael Fernández Quin· tanilla ha comentado este asunto en el número 16-17 (diciembre 1953, marzo 1954) de los Cuadernos de Política Internacional, aparecido en junio de 1954. 305

A h o ra b ie n : m en cion em os que la d elegación estadoun idense en la C o n feren cia E co n ó m ica In te ra m e rica n a , éi b ien n o o freció apoyo a l m a y o r n ú m ero de la s p ro p u estas en d erezad as a in cre m e n ta r las in version es yanqu is en H isp an o am érica, re a firm ó su entusiasm o p o r lo que E ise n h o w er h a llam ad o la

política del good partner... V e r­

d a d eram en te, E stad o s U n idos co n stitu y e el p rin cip a l p ro v eed o r de Ib e ro a m é rica , si b ien e n tre 1952 y 1953 las im p o rtacio n es p ro ced en ­ te s de los E sta d o s U n idos h ay an b a ja d o en v a lo r en u n 2 0 p o r 100 y u n p o co m enos en v o lu m e n ; en ra z ó n de la b a ja d e lo s p recio s d e lo s p ro d u cto s m an u factu rad o s, so b re lo s q u e v e rsan la m a y o r p a r te d e ta le s co m p ras. A u n q u e las adq uisiciones h e ch a s a E u ro p a , d u ra n te lo s nu eve p rim ero s m eses de 1 9 5 3 , acu san u n a b a ja del 1 5 p o r 10 0 . (In cid en talm en te, ap réciese que el R e in o U n id o , o cu ­ p an d o en 1 9 51 e l p rim e r lu g a r e n tre las n acio n es su m in istrad o ras d e la A m é rica H isp an a, p asab a a l segundo p u esto, después de la A le m a n ia O ccid en tal.) T am b ién h a n b a ja d o la s e x p o rtacio n es del C an ad á a H isp an o am érica, de tre in ta a tre in ta y cin co p o r cien to . A u n q u e el Ja p ó n h a y a m e jo ra d o , ta n to en cifra s ab solu tas co m o en p o rce n ta je s, su p o sición de e x p o rta d o r de géneros a la A m é rica Ib e ra . E se n cia lm en te, los estadounidenses se h a n re fe rid o — la C onfe­ re n c ia d e R ío es u n testim on io— a lo s cam b io s re cie n te s en su p o lítica d e p réstam o s (de m o d o esp ecial, a la a m p liació n de los o b jetiv o s del E x p o rt-Im p o rt B a n k )

y al estab lecim ien to de u n a

In te rn a tio n a l F in a n c e C o rp o ratio n co m o su b sid iaria d el B a n c o In ­ te rn a cio n a l p a ra la R e co n stru cció n y el D esen volvim ien to, q u e se in te re sa rá p rim o rd ia lm e n te de la fin an ciació n de las em presas in ­ d u striales p riv ad as. D e fo rm a id én tica, se h a n cita d o las o tra s o rg a­ n izacio n es id eadas p a ra p ro m o v er las exp o rta cio n e s y las inversio­ n es estad ou n idenses:

el In v estm en t G u aran ty P ro g ra m m e

de la

F . O. A .; y u n am p lio p la n d el C h ase N a tio n a l B a n k , de N ueva Y o r k , p a ra m a n e ja r créd ito s a p lazo m ed io en el co m e rcio e x te rio r. C ie rta m e n te , afirm a n lo s m edios n o rte a m e rica n o s, tales p ro y ecto s v a n d irigidos a asistir a lo s países su b d esarrollad os en to d o e l m u n ­ d o, p ero es razo n ab le su p on er q u e las R ep ú b licas ib e ro am erican as se b en eficiarán en g rad o sum o de esas op eracio n es. P u e s b ie n : co n v ien e re c o rd a r q u e en 1 9 1 4 e l v a lo r to ta l d e las in version es e x tra n je ra s en Ib e ro a m é rica se ev alu ab a en 8 ,5 de d ó lares, de ellos, 3 ,7

milliards p o r p a rte b r itá n ic a ;

milliards

1 ,7 , p o r p a rte

estad o u n id en se; 1 ,2 , p o r el la d o fra n c é s ; 9 0 0 m illo n es p o r p a rte ale­ m ana. U n

milliard

p ro v en ía de B é lg ic a , P aíses B a jo s , P o rtu g a l y

306

Suiza* E n este to ta l, u n te rc io se h a lla b a co lo cad o en la A rg e n tin a ; u n c u a rto , e n e l B r a s i l ; o tro c u a rto , en M é jic o ; y e l resto , e n C uba, C h ile, U ru g u a y y P e rú . L a p rim e ra g u e rra m u n d ial tr a jo sus consecuencias. E n tr e 1 9 1 4 y 1 9 1 9 e l v a lo r de la s inversiones estadounidenses en Ib e ro a m é rica p asó d e 1 .7 0 0 m illon es de d ó lares a 2 .4 0 0 . E n 1 9 3 0 , ascen d ía a 5 ,2

milliards

d e d ó la re s ; d e ellos, m ás de 3 ,6

milliards

in vertid os

d ire cta m e n te e n em p resas co n tro la d a s, en su m a y o ría , del m odo si­ g u ie n te : e n la a g ric u ltu ra (el a z ú ca r en C u b a ), en lo s m in erales (p etró leo s co lo m b ian o s y venezolanos)

y en la s em presas de los

servicios p ú b lico s d e la s n acio n es m ás avanzadas de la reg ió n . L as in version es en la in d u stria se lim ita ro n a la A rg en tin a, B ra s il y U ru g u a y , y co n sag rad as a la tra n sfo rm a ció n de los p ro d u cto s ag rí­ co las p a r a la exp o rta ció n . A h o r a b ie n : la crisis d e 1 9 3 0 tu v o sus d erivaciones. L a s in ver­

milliards, en 1 9 3 0 , a milliards en 1 9 5 0 , p a ra

siones d ire cta s que h a b ía n descendido de 3 ,6 2 ,8 , en 1 9 4 0 , alca n z a ro n u n to ta l d e 4 ,7 lle g a r a 6

milliards en 1 9 5 3 . U n a evid en cia resaltab a :

ta l m ovim ien­

to d e ca p ita le s se h a o rien tad o esp ecíficam en te h a cia la p ro d u cció n p e tro lífe ra , la s m a n u fa ctu ra s y la in d u stria m in era. L a s n aciones b e n e ficia ría s h a n sido, p o r o rd en de im p o rta n cia : V en ezu ela, B r a ­ sil, C h ile, P a n a m á , M éjico , C u b a, P e rú y C olom bia. Y , c o n tra ria ­ m e n te a lo o cu rrid o en lo s años de la segunda d écad a de la actu al ce n tu ria , los fondos in vertid os en los tra b a jo s pú blicos h an sido red u cid os. *

*

*

E l p a d re n o rte a m e rica n o M ag n er h a d estacado tres aspectos de la e x iste n cia su d a m e rica n a : l . ° L a in ju sticia so cial, o rig in ad a p o r u n d esarro llo eco n ó m ico rá p id o y an árq u ico . 2 .° L a apostasia de los in te le ctu a le s. 3 .° L a efica cia de la ofensiva p ro testan te. Y e l p a d re M ag n er h a p e rcib id o la resp on sab ilid ad de los cató lico s h isp an o ­ a m e rica n o s, a l a d v e rtir cla ra m e n te que “ si u n día A m é rica del S u r se p ie rd e p a ra la Ig lesia, lo s ca tó lico s se lo te n d rá n que re p ro c h a r a sí m ism os” . E n v e rd a d , sea lo q u e sea, el h ech o n ítid o es que la R ep ú b lica n o rte a m e rica n a se en fren ta h o y co n los p rob lem as to tales de u n a e stra te g ia g lob al. Su p ro tag on ism o se evid en cia p letó rico de in cer­ tid u m b res. R eco n o zcam o s có m o m u ch as de las aprensiones de los E sta d o s U n id o s, a c e rc a de las inversiones en H isp an o am érica, v an co n ten id as en algunos de los in fo rm es o d eclaracio n es de las

307

visitas

yan q u is a sus vecinos del S u r. Q uizá ello exp rese, a veces, v e rd a­ des n o to ria s (cu an d o se re fie re n a l n acio n alism o , p o r e je m p lo ; dis­ tin to d el sentido n a c io n a l). M as co n stitu y e u n a re a lid a d in d u b itad a e in d u b itab le,

al menos para las mentes despejadas,

q u e aisladas

in v o cacio n es verb ales a u n a p o lítica d el b u en v ecin o o d el b u en socio n o rep resen tan ad ecu ad a resp u esta a las necesidades— m e jo r, a la s exigen cias— del am b ien te eco n ó m ico -so cial de H isp an o am érica. E n to d o caso , la in te rro g a ció n q u e q u eda flotan do es si Ib e ro ­ a m é ric a re su lta rá , a la p o stre, p o sterg ad a p rá ctica m e n te p o r p a rte de lo s E sta d o s U n idos, en el d isc u rrir d e la

guerra fría, a n te urgen­

cia s insoslayables en E u ro p a o en el L e ja n o O rien te...

Leandro Rabio García. Casa Jiménez, 7.

ZARAGOZA.

ARTE

Y

P E N S A M IE N T O

L A A R Q U IT E C T U R A A C T U A L E N S U F U N C IO N U R B A N IS T IC A ΡΟβ

ALBERTO SARTORIS

P a r a p e n e tra r de golpe en el n ú cleo esen cial d el p ro b le m a de l a a rq u ite ctu ra a c tu a l en su fu n ció n u rb a n ís tica , es p re ciso o b se rv a r a n te to d o qu e, p ese a u n a té c n ic a co n su m ad a (com o la que poseem os b o y e n d í a ) , n u n ca es fá c il ed ificar según p rin cip io s ra cio n a le s. E n u n m ed io h e te ró clito dond e la lu ch a q u e m an tien en las dos fu erzas h o y en liz a (el m o d ern ism o ro m á n tico y e l m o d ern ism o fu n ­ cio n a l) es ca d a vez m ás a rd o ro sa ..., u n a ca scad a d e p ro d u ccio n es n eb u losas, ca si ca si ab su rd as, d e lu g ares co m u n es y d e arg u m en to s cad u co s, d ificu lta e l n a cim ie n to de u n a jo v en a rq u ite c tu ra ren o v a­ d o ra . D esde su n a cim ie n to a la v id a b a jo ese falso alu m b ra m ie n to , la u n id a d d e su estilo su fre co n ello y se co n stitu y e en u n a m e ra ficció n . L a s re g la s m a l en ten d id as y m a l asim ilad as em p ecen la crista liz a ció n a rq u ite ctó n ica q u e d a o rig en a fo rm as d e u n a co n ­ ce p ció n a la vez tra s p a re n te y sólida. C o n fo rm e a las diversas d ireccio n es d e la s co rrie n te s co n stru c­ tiv a s e stéticas, e in clu so alg u n a vez en u n a m ism a c o rrie n te , d eb en co e x istir c u a tro actitu d es, c u a tro ten d en cias o , aú n m ás, c u a tro pos­ tu ra s esp iritu ales fu n d am en talm en te d istin tas, p ero n ece sa ria s a la a rq u ite c tu ra n u ev a, p a ra q u e ésta p u ed a d e sa rro lla r su m isió n u r ­ b a n ís tic a : e l e sp íritu de tra d ició n lo c a l, e l e sp íritu de tra d ició n n a ­ cio n a l, e l esp íritu de

spazialità y

el esp íritu d e u n iv ersalid ad .

E s ta ten sió n cre a d o ra , n a cid a de v a ria s situ acio n es esp iritu ales co m p atib les co n los d iferen tes ritm o s de lo s dogm as arq u ite ctó n ico s, la d escu b rim os en p rim e r lu g a r en la cu e n ca d el M e d ite rrá n e o y en sus o b ras típ ica s d e to d o s los tiem p o s. H o y en d ía, co n tin u am o s e x p lo tan d o e l filó n re v e la d o r en los inm ensos te rrito rio s su jeto s a l o rd e n y a l clim a d e la a rq u ite c tu ra n u eva. V ista la in flu en cia q u e h a a d q u irid o y q u e co n tin ú a ad q u irien d o en E u ro p a so b re los ám ­ b ito s de p ro ced en cias d isim ilares a tra íd o s p o r este m éto d o de co m ­ p o sició n cla ra m e n te d eterm in ad o p o r los c u a tro fa cto re s esen ciales d e q u e h em o s h a b la d o , im p o rta in sistir ca te g ó rica m e n te en ello p a r a co m p re n d e r co n e x a c titu d q u e u n h o riz o n te id én tico se e x ­ tie n d e so b re v a rio s m und os. L a co n d ició n de la a rq u ite ctu ra m e·

311

d ite rrá n e a aco m p asa sus m ejo res p riv ilegio s a la co n cie n cia cons­ tru c tiv a d el un iverso. E l o rd en y e l c lim a n ó rd ico s, co m o el ord en y e l clim a n o rte a m e rica n o s, se h a n lu cra d o ab u n d an tem en te de estas v e n ta ja s, co n v irtién d o se en realid ad es. E n to d a la ó rb ita u n iv ersal, la a rq u ite ctu ra m o d e rn a se esfuerza p o r p re c is a r resu ltad o s válidos. L ib re p o r lo gen eral de hipótesis in cie rta s, su len g u aje in n o v ad o r re p re se n ta e l m ed io m ás ap ro p ia­ do p a r a tr a s m itir las id eas, p a ra re a liz a r las fan tasías de su im a­ g in ació n , p a ra g ra d u a r las fases d el p ro g reso té cn ico . N o o b stan te, se ría te m e ra rio e m p lazar so b re la cu b ie rta de la cre a ció n p u ra a to d a la a rq u ite ctu ra co n te m p o rá n e a , p o rq u e así se su ele in c u rrir e n la im ita ció n quizás co n m a y o r fre cu e n cia . E l sello distintivo d e la selecció n es e l p a trim o n io d e esas o b ras en las cu ales e l fin su p rem o b a sido e l deseo a rd ie n te d e a p o r ta r u n testim o n io in éd ito en u n sen tid o p lástico , co n stru ctiv o y u rb an ístico . Y n o s e n co n tram o s co n q u e, después d e to d o , es en E u ro p a don d e estas g randes exp erien cias h a n

sido san cion ad as p o r los

eje m p lo s m ás sobresalientes. Y es p re cisa m e n te en la ex te rio riz a cio n a rq u ite ctó n ica de la re la ció n u n ita ria , trad ició n -m etafísica-re­ v e la ció n p e rso n al-au d acia, d on d e la E u ro p a m erid io n al se b a h ech o l a d ep o sita ria que re stitu y e la n o b leza y la elev ació n ete rn a s del le n g u a je p lástico m e d ite rrá n e o , frecu e n te m e n te inaseq uibles a la m e n ta lid a d n ó rd ica y a la n o rte a m e rica n a . E n n u estro s días, en la o rd en ació n la tin a de l a n u eva arq u ite c­ tu r a , d escu b rim os esa seren id ad clá sica , esos elem en to s con stan tes d e u n disp ositivo m o n u m en tal u n id o ta n to a la g ran d eza id e a l com o a la p ro p o rció n h u m an a, que b a ce n a p a re n ta r a u n a o b ra de di­ m en sion es red u cid as, m ás eq u ilib rad a y m a y o r q u e la engañosa e x o rb ita n cia de cie rto s ra scacielo s vacío s d e sig n ificad o , q u e no son sino u n lastim o so y co lo sal acu m u lo de p lan tas y n o u n o rg a­ n ism o v ivo de e stru ctu ra s a rticu la d a s, de fo rm as m o vien tes, de fu n cio n es y de n ecesidades sab iam en te in te rp re ta d a s, o rq u estad as y trasfig u ra d as. C on ced am o s a este re sp ecto q u e la a rq u ite ctu ra d eb e p o d e r i r m u ch o m ás le jo s de lo alcan zad o b a sta la fe ch a , p o r v ía d e la in­ v en ció n c re a d o ra . P o r d e p ro n to , u n a g ran o b ra n o está te rm in a d a b a sta q u e h a y a cre a d o u n a a u té n tica a rq u ite ctu ra m o n u m en tal de lo s tiem p o s m o d ern o s. A m a rra d o s to d av ía a l p lan o circu n scrito de u n a co n stru cció n ríg id a y h e la d a , estam os e n e l d eb er de ab an d o n ar u n a p o sició n en la q u e n u n ca se b a deten id o la a rq u ite ctu ra eu ro p ea d e la s b ellas ép o cas, en la s q u e b a lo g rad o re p re se n ta r y f ija r en un

312

to d o in d ivisib le lo s m en sajes m ás señ eros d e la in n o v ació n , así co m o lo s im pulsos d el a lm a y d el e sp íritu h u m an o s b u scan d o su p e rp e tu a ció n a tra v é s d e la s o b ras ed ificad as. H o y en d ía, el m u n d o h o rm ig u ea aú n d e vio len tos co n trastes, sin e n c o n tra r to d a v ía e l em p leo m e jo r de sus v irtu d es. E n s a y a la o rg a­ n izació n d e sus ciu d a d e s; p ero disem ina u n p o co p o r to d as p artes la s vivien d as im b rica d a s la s u n as e n las o tra s. E s te m u n d o h a c e ca m p a ñ a p a r a d a r u n id ad a la s h a b ita c io n e s ; p e ro la s sep ara p o r e l ad em án in so len te d e la s afin id ad es y de lo s m a tice s d e u n a je r a r ­ q u ía so cial y r a c ia l trasn o ch a d a s. L e v a n ta e l aso m b ro d eslu m b rad or d e sus re sp lan d ecien tes ra sca cie lo s n o c tu rn o s ; p e ro m an tien e la p in to re sca in salu b rid ad de casu ch as in h o sp italarias. Q u iere lib e ra r a l h o m b re g racias a l a a rq u ite c tu ra n u e v a ; p e ro lo co n d en a a v iv ir h a cin a d o en gigan tescas p risio n es. C re a aven id as inm ensas, esplén­ didos p arq u es y zonas resid en ciales p ro fu sam en te a ire a d a s ; p ero d e ja tiz n a r sus a rra b a le s y sus cam p iñ as co n la p ro life ra ció n de las ch im en eas d e sus fá b rica s. E s ta b le c e lo s p rin cip io s de u n a a rq u ite c­ tu r a n a tu r a l según la c u a l se d e sa rro lla rá n ce n trífu g a m e n te la s ciu ­ dad es te n ta c u la re s ; p e ro co n tin ú a p o b lan d o de d esm esu ra a sus ciu d ad es, q u e n o cesan d e c r e c e r co n u n d eso rd en d em en cial. E s te m u n d o , en fin , q u e re g is tra la. b en eficen cia d e sus n o b les in stitu cio ­ n es, p e ro que co n serv a celo sam en te la s vivien d as m ás m iserab les. E l n ú m e ro a p lastan te de estas inverosím iles co n tra d iccio n e s se m a n ­ tie n e co m o u n a p ro v o ca ció n lan zad a c o n tra la s ad m irab les re a liz a ­ cion es d e la té c n ic a , d e l a cie n c ia , d el a r te , d e la im ag in ació n y d el genio. In clu so l a riq u e z a n o h a lleg ad o to d a v ía a e v ita r la te r r i­ b le esclav itu d d e la s ag lo m eracio n es m o n stru o sas. E n to d a ten d en cia a rq u ite ctó n ica existen aco n tecim ien to s que p ro ce d e n p o r v ía re g u la r y o tro s que son im p revistos. E n la a rq u i­ te c tu r a y en e l u rb an ism o n u evos, co m o asim ism o en los a n terio res, el c o n stru c to r p ersp icaz n u n ca sep ara su o b ra d e la h isto ria del a r te y la h isto ria d e la s id eas, aju stán d o la a l an álisis de esos aco n ­ tecim ie n to s. P o sib lem en te, e l v a lo r de esta v isión de co n ju n to se m u e stra m e jo r ta l y co m o es cu an d o se tr a ta de u n p erío d o ta n a to rm e n ta d o y co n tra d ic to rio co m o e l a c tu a l en que v ivim os. S e a p re cia en efecto q u e, en l a ép o ca p resen te, lo s p lan os y d ib u jos d e m o n u m en to s o de ed ificio s n o re alizad o s tie n e n m ás ca te g o ría e im p o rta n cia que los rech azad o s en o tro s tiem p o s. Y esta co m p ro ­ b a ció n , o tra m á s q u e d em u estra la v ita lid a d co n ce p tu a l d el m o ­ d ern ism o , re c tific a y a cie rta s id eas ca rg ad as a la s p érd id as y ganan­ cia s d el fu n cio n alism o .

313

S i co n sid eram o s la te o ría m e d ite rrá n e a d el a rte , la te o ría d e la co n tin u id a d d e u n fen ó m en o m o d ern o q u e h a existid o siem p re, h em o s d e a d m itir q u e la a rq u ite c tu ra n u eva n o debe in te g ra r las fu n cion es de u n a co m u n id ad m u n d ial p la n ifica d a , sino resp o n d er a la s exig en cias p a rticu la re s de diversos gru p os h u m an o s y salvaguar­ d a r e l p restig io in d iv id u al d el h o m b re. T o d a g ran civ ilizació n y , p o r ta n to , to d a g ran a rq u ite ctu ra se h a n ca ra cte riz a d o p o r la ad a p ta ció n aq u iescen te d e diversos círcu ­ los sociales in d ep en d ien tes a fo rm a s in te rio re s y e x te rio re s de la viv ien d a y d e la ciu d ad , co n sid erad as co m o en tid ad es autónom as. C ivilizació n y a rq u ite c tu ra n o h an te m id o el cam b io de estas fo rm as cu a n ta s v eces h a sido n e c e s a rio ; n o h a n reh u sad o la adq uisición d e ese p o d e r q u e le co n fie re u n a a u d a cia u n iv e rsa l; n o h a n ren u n ­ cia d o a d e scu b rir en e l lirism o c re a d o r (lirism o co n sid erab le no sólo p o r las dim ensiones de u n a o b ra flu v ial q u e cu b re e l m und o co n sus in ven cion es, sin o tam b ién p o r la n o b leza d e las ideas que e x p re sa ) la g ran d eza m á g ic a de lo e sp iritu al. H a sta a q u í, y co n c a r á c te r casi g en eral, la a rq u ite c tu ra h a evo­ lu cio n ad o p rin cip a lm e n te en el sentid o de u n p rag m atism o inm e­ d ia to d on d e to d o h a sido fu n ció n del m ateria lism o y de lo co tid ia­ n o . P o r u n a cu rio sa a b e rra ció n , a l p re te n d e r o rg a n iz a r ciudades h o m o gén eas y ed ificios u n itario s, la co n stru cció n n o h a salido sino ra ra m e n te de los cam in o s trilla d o s p o r los p recu rso res. C on excesiva fre cu e n cia h a lev an tad o casas m u e rta s destin adas em p ero a cria tu ­ ra s vivas. A u n q u e h a o rien tad o sus esfuerzos h a c ia la in n o v ació n , h a ca lib ra d o la a rq u ite c tu ra y e l u rb an ism o m o d ern o s co n la m edi­ d a d e in stru m en to s co n serv ad o res. A l co n v e rtirse en p ro d u cció n en serie, h a o m itid o co n fre cu e n cia la d eterm in ació n de los nuevos m ód u los de la b elleza. E s ta co n stru cció n n o h a ten id o en cu en ta e l p e lig ro q u e c o rre n las n o cio n es que d eb en co n tin u a r in tan gib les, co m o los d erech o s d e la e sté tica , que l a co n stru cció n a l uso h a re ­ b a ja d o h a sta co n v ertirlo s en o rn a to delezn ab le siguiendo la m o d a d e lo s tiem p os. Y n o h a a p re cia d o siem p re q u e ca d a elem en to de u n a a rq u ite ctu ra y ca d a p a rte de u n a e stru ctu ra a p a re n te deben ser cre a d o s p o r u n p lan p re ciso , en u n o b jetiv o definido (asocian d o en ello las exig en cias m a te ria le s y e sp iritu a le s), y n o estab lecid os sim ­ p lem en te según e l m e ro asp ecto dad o p o r u n a le n te de au m en to . L a cre a c ió n d e l a a rq u ite c tu ra n u eva n o se h a p ro d u cid o sin lu c h a , y n o sin p a s a r p o r d ificu ltad es a v eces in su p erab les. D e este m o d o , esta a rq u ite ctu ra se lan za a m o d ific a r p o co a p o co la fisono­ m ía tr a d ic io n a l de su m u n d o. P a r a co n serv ar e l eq u ilib rio b a jo las

314

p resion es co n v erg en tes del fan atism o p asad ista, la n u ev a a rq u ite c­ tu ra h a d e r e c u r r ir a to d o s lo s recu rso s d el a rte y d e la cie n c ia , que son, p o r fo rtu n a , p oderosos e in fin ito s. T o m a d o e l u rb an ism o en su sen tid o h u m an o y exten d id o a l es­ p a cio q u e m o d ela la s ciu d ad es y lo s p u eb lo s, n a d a tie n e en co m ú n n i p a rtic ip a co n la

planología

sistem ática, co n fo rm ista y au to m u -

tila d a : ese g ra n ab asteced o r de p om p as fú n eb res q u e v a re c to al an o n im ato y a la an u lació n d e la a rq u ite c tu ra . D e seg u ir e l p elig ro ­ so ca m in o q u e se tra z a , se lle g a rá u n d ía a la p re fa b ric a c ió n del esp a cio , d el p a isa je , d e la

civitas,

d e l sen tim ien to y d el cam p o

e n te ro d e l a a rq u ite c tu ra y d el u rb an ism o . L a a rq u ite c tu ra a c tu a l, en su m isió n u rb a n ís tica , h a d e p a rtic i­ p a r e n l a m ara v illo sa em p resa d el f u tu r o ; d eb e e n to rp e ce r u n a c ie r ta in tro m isió n n ó rd ic a y e m b ria g a d o ra , p ro v o can d o sim u ltán ea­ m e n te la re s u rre c c ió n d e la s co n stan tes e tern as d e la an tig u a cu l­ tu r a la tin a , esa c u ltu ra q u e a l se r re ju v e n e cid a b rilla r á co m o en sus m e jo re s tiem p os. L a m a n e ra de o rd e n a r e l esp acio y la fo rm a , de im p la n ta r los volú m en es en la a tm ó sfera, d e co n sid e ra r la s p ro p o rcio n es e n tre la s m asas, el p a isa je y el sol n o co n stitu y en sim p lem en te u h p ro b le m a d e co n stru cció n y de té c n ic a . F o rm a n , so b re to d o , u n h e ch o m o ra l y u n a c a e c e r d e cu ltu ra que in te rp re ta n lo s d iferen tes asp ectos del sen tim ien to y del co n o cim ien to h u m an os. N in g u n a té c n ic a , n in g u n a in v en ció n m a te ria l, n in gú n p ro ce d im ie n to , p o r m u y m o d ern o s que sean , ja m á s p o d rá n co n stitu ir u n d eterm in ism o p rim a rio su p e rio r a la p e rce p ció n y a l v a lo r d el e sp íritu h u m an o . E x is te u n a fo rm a la tin a d e tra s fo rm a r la s n e cesarias in flu en ­ cia s v ita le s de o rig en e x tra n je ro en su p ro p ia tie r ra , co m o existe ta m b ié n u n a fo rm a la tin a de d e sc a rta r las rá p id a s in cid en cias de la m o d a q u e n o im p o n e u n a n ecesid ad r e a l. U n té cn ic o sin fa n tasía sólo co n su m ará u n a o b ra d elezn ab le si se lim ita a tra s p la n ta r, lu ego d e u n an álisis su p erficial, los resu ltad o s ad q u irid os en o tro lu g a r q u e resp o n d en a te m a s p a rticu la re s. L a s p íld o ras co n ce n tra d a s, cie n tífica s, n o tien en p o d e r alguno so b re l a n u eva a rq u ite c tu ra . L o q u e im p o rta em p re n d e r es la e la b o ra ció n d e u n m éto d o fle xib le y co n v in cen te q u e dé co n e l co n ta cto d e la s p o d ero sas ley es de la c la rid a d y de la cu ltu ra la tin a s. E l im p u lso c re a d o r q u e se d eriv e n o s p e rm itirá m a n te n e m o s fieles a n o so tro s m ism o s; n o s h a r á sin­ c e r a , a u té n tic a y n a tu ra lm e n te m o d e rn o s; nos co n d u cirá a la re co n ­ q u ista d e n u e stra p ro p ia p erso n alid ad , a la ta lla a u té n tic a d e nues­ tr a s p osib ilid ad es y de n u estro s sen tim ien to s, y nos o b lig a rá a ad-

315

m itir— co le ctiv am en te h ab lan d o — que n o so tro s m ism os n o som os el p o rv e n ir, sino u n p resen te p a lp a b le n o h ip o te ca d o p o r el fu tu ro . L o q u e en a rq u ite c tu ra y en u rb an ism o cu e n ta e n p rim e r lu g ar n o es e l estilo p ro p ia m e n te d ich o , sino la ca lid a d de la o b ra , su te stim o n io d el p re se n te y su co m p ro m iso p a ra e l fu tu ro . N o se co n stru y e im p u n em en te u n ed ificio q u e te rm in a rá p o r se r im agen d e u n fra ca so . E s in d u d ab le q u e la n u ev a a rq u ite c tu ra h a d eterm in ad o e l r e ­ to rn o a u n a san a tra d ic ió n im ag ih ativ a h a c ia e l d escu b rim ien to de lo d escon ocid o. L o m ás d iáfan o d e estas te o ría s p ro v ien e d el M e­ d ite rrá n e o , a llí d on d e la o rd en ació n n a tu ra l de la a rq u ite ctu ra y del u rb a n ism o h a estad o co n ceb id a siem p re co m o u n a u n id ad donde la s p ro p o rcio n e s y lo s ritm o s se re p ite n e n to d o s los d etalles y d o n d e e l in te r io r fo rm a u n to d o in d ivisib le co n e l e x te rio r, lo m ism o en e l eq u ilib rio d e la co n stru cció n q u e re sp ecto del p aisaje. S ien d o l a esen cia d el a r te m o d ern o , co m o ta m b ié n la d el a rte clá sico , h a b la r a l a lm a h u m an a e x a lta n d o la im ag in ació n , lo s a r­ q u ite cto s in n o v ad o res h a n a p licad o la fa n tasía a la o rg an izació n y a l a a rticu la ció n del p la n de la ca sa , p a ra h a c e rla m ás h a b ita b le , p a r a h a c e r de ella— en m ed io d e la ciu d ad — u n p eq ueño m und o a p a rte . W a lte r G rop iu s h a d ich o que “ la a rq u ite ctu ra debe c re a r u n ám b ito n a tu ra l en el que h a de v iv ir e l h o m b re .” Y ésta es la r u ta q u e p a re ce n h a b e r seguido los au tén tico s cread o res. L a fó rm u la fu n cio n al d e la a c tu a l a rq u ite ctu ra en su m isión u rb a n ística co n siste en le v a n ta r lo s bloqu es d e vivien d as co n ceb i­ dos co m o p a rq u es, en d e te rm in a r el ju sto v o lu m en de las ciud ades, e l eq u ilib rio de los b a rrio s y las bases de ese a co rd e v iv ien te que es la

unidad de inmediación; y

consiste ta m b ién en c r e a r los nú cleos

satélites frag m en tad o s en u n id ad es au tó n o m as. D e esta fo rm a , el u rb a n ism o se co n v ie rte en e l en em igo p ú b lico n ú m ero u n o de las ciu d ad es m o n stru o sas y te n ta cu la re s, p o rq u e se p reo cu p a del as­ p e cto h u m an o d el p ro b le m a y d el ám b ito d el h o m b re. E s ta co n cep ció n h u m a n a de la a rq u ite ctu ra co n d u ce a u n u rb a ­ n ism o que su p rim e las b a rre ra s a rtificia le s q u e sep aran a los h o m ­ b re s en ciu d ad an o s y en h a b ita n te s su b u rb iales y cam pesin os. T a l es la id e a n u e stra , y la de S e rt y W r ig h t y L e C orb u sier y d e m u ­ ch o s o tro s u rb an istas em in en tes. E s ta fo rm a ció n d e la a rq u ite c tu ra , q u e se h a co n tin u ad o en e l fu n cio n alism o , tie n d e a la co n serv ació n de dos v a lo res esenciales de l a v id a : e l d el in d ivid u o y , d e o tra p a rte , la in teg ració n a ctiv a d el s e r h u m a n o en la n a tu ra le z a , que tie n d e a co n stru ir ed ificio s típ i­

316

ca m e n te d escon cen trad o s dond e la s alas que lo co m p o n en a b razan lite ra lm e n te el p aisa je en to rn o co n la lib e rta d m ás g ran d e. E s ta sim b io sis-arq u itectu ra co n stitu y e u n o de lo s h ech o s m ás d escollan ­ te s d el a rte de la co n stru cció n ra cio n a l. L a a rq u ite c tu ra y e l u rb an ism o nuevos siguen e n la actu a lid a d dos co rrie n te s diversificadas, p ero n o co n tra d icto ria s, y a q u e am ­ b as in co rp o ra n en ig u al m ed id a los elem en tos d e la n a tu ra le z a a la c o n stru c ció n : el fu n cio n alism o h u m a n ista y clásico de E u ro p a , que tie n d e a fo rm as ab stra cta s de la p lá stica m o d e rn a , a la gran d io sid ad g e o m é trica , y el in d ivid u alism o d e W rig h t, a n tid o ctrin a rio y an ti­ m e tro p o lita n o , que in te n ta co n v e rtir e l m u n d o en u n a v a sta p ro ­ v in cia feliz donde to d o e sta ría co n stru id o a la

escala h u m a n a ,

p e ro a la e scala d el h o m b re co n ceb id o co m o p a rte in te g ra n te d el cosm os. T a n to p o r su fo rm a de le v a n ta r lo s p lan os y de em p la z a r u n e d ificio en e l te rre n o co m o p o r la m a n e ra d e esco g er, d e u tiliz a r lo s m a te ria le s y de u n ir e n tre ello s los v an o s d e las diversas fa ch a ­ das, los a rq u ite cto s de am b as co rrie n te s se m u e stra n co n fre c u e n cia co m o ra cio n a lista s p erfecto s. L a s viv ien d as q u e co n stru y en gozan de u n c a r á c te r lib é rrim o q u e n o e xclu y e la in tim id ad d e la v id a in te­ r io r . Sus co n cep cio n es esp aciales, don d e las h a b ita cio n e s se sub­ d ivid en en fu n ció n de las n ecesid ad es de la e x iste n c ia , están em ­ p e ro en e stre ch a v in cu lació n la s u n as co n la s o tra s fo rm an d o u n

continuum co n la

ciu d ad y e l p a isa je .

S eg ú n e l esp íritu d e n u estro tie m p o , p a ra que la a rq u ite ctu ra cu m p la su m isió n u rb a n ística es p re ciso q u e la casa se asem eje a la evo lu ció n de la fo rm a n a tu ra l. S in im ita rla , e l ed ificio h a de e sta r h e ch o d e m ate ria le s que h a b le n d e e lla , en u n a c ie r ta m ed id a, al estad o n a tu ra l. J u lio V illa m a jó h a dad o u n a d efin ició n de la h a b ita c ió n n u eva, qu e n o s gusta c ita r. H a d ich o q u e “ u n a casa d e b ería se r siem p re p erso n a l co m o los h a b ita n te s q u e co n tien e, y co n fo rm a rse a la v id a co n id é n tica ju steza” . A este re sp e cto , n o p odem os o c u lta r e l p elig ro q u e am en aza a n u estras ciu d ad es, p o rq u e son m u ch o s lo s ediles q u e re c e la n ta m ­ b ié n qu e los an tim o d em ietas se d e ja n a r ra s tra r p o r la fa lta c o ­ rrie n te de la casa p re fa b rica d a , don d e la s p ro m esas n o s reserv an ta n sólo u n a

arquitectura en conserva

q u e n o s c o n v e rtirá a la vez

e n esclavos y en n ó m ad as. E s in co n testab le que la casa co n stru id a p a r a t a l o c u a l h o m b re , p a r a éste o e l o tro grupo d e seres viv ien tes, co n stitu y e y co n stitu irá

317

sie m p re e l eco d iscern ib le y sin co n fu sión de las ca ra c te rís tic a s esen­ ciales d e ca d a individu o y d e ca d a co lectiv id ad , ta n diversas, ta n su tilm en te d iversas co m o lo son la s q u e p erte n e ce n a la n a tu ra le z a hum ana. P o r fo rtu n a , a llí don d e el m o n u m en talism o h a y a su frid o u n a gra­ v e d ep resió n , es m ás im p ro b ab le que este m a l se re p ita que en o tro s p a ra le lo s ; p o rq u e la m ed id a de las cosas se co n serv a m ás fá cilm e n te h u m a n a y m en os su jeta a la d icta d u ra del u rb an ism o p re fa b rica d o . E n países co m o lo s de la cu en ca d el M e d iterrán eo , en lo s cu ales la a rq u ite c tu ra se h a ap o y ad o siem p re en e l ré g im en d e la inven­ ció n , n o es p o sib le e sta b le ce r lo s lím ites o u n fre n o de n o im p o rta q u é n a tu ra le z a a la an sied ad de c r e a r , de m a g n ifica r lo in éd ito . N o es p o sib le y a la fo rm u la ció n o ficia l de ju icio s y n o rm a s o el e je rc iç io d e u n co n tro l, e l q u e sea, so b re la o b ra de los innovadores. P o r e llo , es p o sib le a firm a r q u e la an tig u a E u ro p a está m u y lejo s de

r e tro tr a e rs e

al

té rm in o

de

su

p rin cip io ,

p o rq u e

E u ro p a

re e m p re n d e h o y , a p e sa r de su p o b reza, la d irecció n d el m o vim ien to a rq u ite ctó n ico m u n d ial. S ín to m as ju b ilosos dan n e ta m e n te la im ­ p resió n d e que E sp a ñ a e Ita lia poseen arq u itecto s ca p aces de colo­ c a r a su p aís a la v a n g u ard ia de la cre a ció n a rq u ite ctó n ica p u ra . E u g è n e G u e m ie r h a d ich o m u y en ju sticia q u e la n a tu ra le z a de E u ro p a es h a sta ta l p u n to d ó cil y h e c h a p a r a el h o m b re , que p o r d o q u ier e l h o m b re h a fo rzad o a la n a tu ra le z a — a llí dond e ésta se resistía— a aco m o d arse a la dim ensión h u m an a. C re a d o r de su espa­ cio , e l h o m b re eu ro p eo no su fre los efectos n atu ra le s. T o d o está h e ch o a su m ed id a. E n o tro s co n tin en tes, los te rre n o s d isp ares, u n a n a tu ra le z a y u n a escala so b reh u m an as se co n stitu yen en o tro s tan to s fa cto re s en em igos que co n cu rre n a su av izar o a a te n u a r los im ­ p u lsos, a m u ltip lic a r lo s su jeto s y a d isp ersar lo s efectos. A e je m p lo d el le n g u aje, la a rq u ite ctu ra vive d e evoluciones y d e cam b io s. L a a rq u ite ctu ra n u ev a, en su m isió n u rb a n ística de tra s­ p o sició n y d e cre a ció n , h a co n o cid o sus fases de tra sfig u ra ció n . E n té rm in o s elo cu en tes, esta a rq u ite c tu ra h a exten d id o p o r to d as p a rte s, so b re la s tie rra s fecu n d as, e l p o d e r m arav illo so de su esp íritu de p esq u isa, y e l fa v o r consegu id o p o r ella , pese a to d as la s o b stru c­ cio n es, le p e rm ite co n tin u a r p o r to d o e l m u n d o e l ap o sto lad o in ­ n o v a d o r d el p en sam ien to eu ro p eo . E n a rq u ite c tu ra , si se tie n e la in sp iració n d e ju icio s m ed itad o s o se re sp e ta n los asp ectos absolutos q u e c a ra c te riz a n a lo s diversos co n tin e n te s, to d o gén ero d e u rb an ism o es ad m isib le, h e c h a excep*

318

ció n d el gén ero d e p a co tilla y e l género equ ívoco. E sto s sistem as h a n p ro d u cid o o b ras m a l calcu lad as, no razo n ad as, co n stru id as em ­ p írica m e n te . Y

h a n rev elad o su n eg ació n de la fan tasía y de la

m e d id a , su c a re n cia de u n id ad , el d iv o rcio sin fin q u e les h a afligid o. A l a d o p ta r los nuevos p rin cip io s, la a u té n tica a rq u ite ctu ra a ctu a l h a resp etad o adem ás los p rin cip io s tra d icio n a le s d el pasad o. H a co m p ren d id o q u e no ex iste m ás que u n a sola m a n e ra de p ro seg u ir la tr a d ic ió n : la q u e p o te n cia a la in ven ción . S i los an tigu os c re a ro n u n a rte m o d ern o en su é p o ca , no se les rin d e h o m e n a je h o y , y desde lu eg o , n ad a tie n e de m e rito rio , sólo p o r e l h e ch o de co p ia rle s serv ilm en te la s fo rm as. A n te s d e d a r n u e stra o p in ió n so b re el o rd en y e l clim a de la a rq u ite c tu ra y del u rb an ism o fu n cio n al, es p reciso señ alar que se t r a t a d e u n a o b ra d esa rro lla d a en diversas d ireccio n es y sob re u n esp acio m u y exten d id o . U n a inm ensa tra y e c to ria d escrita p o r dife­ ren tes m o vim ien tos estético s y co n stru ctiv o s n acio n ales p ro y ecta sus fo rm a s nuevae so b re v ario s con tin en tes. E l esp íritu in n o v ad o r q u e go b iern a la a rq u ite ctu ra su jeta a l or­ d en y a l clim a fu n cio n ales es, co m o h em o s v isto , d e o rig en eu rop eo, y p a rticu la rm e n te m e d ite rrá n e o ; p ero es p reciso h a c e rle ju sticia in m e d ia ta m en te p o r h a b e r lleg ad o a tra s p o rta r, sob re e l p lan o de la p erso n a lid a d , la in te rp re ta ció n de tem as que no le son ta n propios. L im itá n d o se a re so lv e r ard u o s p ro b lem as y p o r la fra n ca re p e rcu ­ sión d e sus v ías ca ra c te rís tic a s so b re u n a m a te ria co m p leja, h a sab id o e n c o n tra r sus lib e rta d e s ; y ace p ta d a esta d ificu ltad , se h a esfo rzad o , p e rtin a z m e n te y d e fo rm a co n tin u ad a, en ev itar el se­ ñ u e lo d e los p artid o s cad u co s, y en a n u la r los obstácu los de la lim i­ ta c ió n p o r m ed io de u n a té c n ic a e x p e rta y de u n a r te clarificad o . S u ám b ito c re a d o r se am p lía co n stan tem en te co n u n a rap id ez e x tra o rd in a ria . N ad a le g itim a m e jo r esta exp an sión p rod igiosa que e l in terés c re c ie n te que d esp ierta h o y en d ía la a rq u ite ctu ra surgida d e e sta v a sta o p e ra ció n de re fo rm a . P re c is a r que el a rte , la cien cia y la s te o ría s im p o rtad as de E u ro p a son la b ase de este desarro llo n o es d ism in u ir p o r a n ticip a d o las cu alid ad es de esta a rq u ite ctu ra , p e ro sí re c o n o c e r q u e ésta posee el sen tid o p en e tra n te de la ed ifica­ ció n y q u e, si n o re a liz a co n fre cu e n cia lo s v erd ad ero s p ro to tip os clásico s, sí sab e cu an d o m en os e x p lo ta r h a sta e l ín fim o detalle y h a sta la m e n o r p o sib ilid ad los designios d elib erad os de la inven­ c ió n m e d ite rrá n e a . L o s ejem p lo s que nos o fre ce esta a rq u ite ctu ra re v e la n qu e h a ced id o co n fre cu e n cia a l a a tra cció n de m odelos ta n

319

v a ria d o s co m o su stanciales y q u e su o b serv ació n h a estad o p resid id a p o r la s m ás a u tén ticas v irtu d es p lá stica s de la s d isciplinas eu rop eas. A u n q u e la n u eva a rq u ite ctu ra n o rte a m e rica n a y la d e sus zonas d e in flu en cia, p o r ejem p lo , n o se a c e rc a n siem p re a l a adhesión to ta l, ellas m ism as son, sin em b arg o , e l testim o n io d e u n a m ad u rez té c n ic a e x ce p cio n a l q u e se a firm a ría a ú n m e jo r si la s m an ifestacio ­ n es d e l a e sté tica n o d ejasen p e rc ib ir, en m á s d e u n asp ecto , u n a c ie r ta fa lta d e cu ltu ra . P a r a u n esp ecialista avisad o, la s a p ro xim a­ cion es p lá sticas, la su p erab u n d an cia de m o tiv o s de u n len g u aje qu izá p o co co n fo rm e co n e l esp íritu d e la s ley es cre a d o ra s y la s r o tu ra s in ten cion ales d e u n o rd e n arq u ite ctó n ico q u e se q u isiera m ás e q u ilib rad o y m o d u lad o ..., so n v erd a d e ra m e n te em b arazo sas. E s m á s, n in g u n a reducción: de p o te n cia l en su a c tu a l ev o lu ció n im ­ p id e c r e e r en e l b rilla n te p o rv e n ir d e e stru ctu ras sig n ificativ as, en la s qu e e l gusto p o r l a gran d io sid ad y e l sen tid o in n a to d e l a cons­ tru c c ió n p ro cla m a n e l v a lo r in d u d ab le d e p rim e ro s ensayos que deb en d a r la m ed id a p recisam en te de cu a n to re cib ie ro n de los p re ­ cu rso res eu ropeos. M ú ltip les son las reflexio n es q u e se d e riv a n d el an álisis d el b a­ la n c e efectiv o de la n u ev a a rq u ite c tu ra su b sid iaria d el o rd e n y d el clim a a m erican o s. E n e l N o rte , e n lo s E sta d o s U n id o s, p a re c e m ás esp ecialm en te v o cad a a p ro b lem as lim itad o s a edificios in d u striales y a resid en cias cam p estres, m ie n tra s q u e en M éjico se m an ifiesta v irilm e n te en tod os los te rre n o s. E n e l S u r, l a a rq u ite ctu ra b rasi­ le ñ a h a alcan zad o u n a so rp ren d en te v ita lid a d , sob rep asan d o cu an ­ tita tiv a m e n te a to d o s lo s países d el m u n d o. E n la A m é ric a Centr&l y en o tra s esferas co m o C u b a, V en ezu ela y C olo m b ia, se ensaya v alien tem en te e l e je rc ic io d e u n a a cció n de p e rm u ta ció n ra cio n a l. E l co n ju n to de estas o b ras n o p a re ce se r cap a z d e p a s a r en b lo q u e a l a p o sterid ad , p o rq u e to d a v ía son p o co n u m erosas aq u ellas que p rese n ta n lo s signos evid en tes y d efin itivos de u n a co m p le ta o rig in a­ lid a d , y a con secu en cia d e fo rm as p erm an en tes d e su b elleza están p red estin ad as a c r e a r u n a d o ctrin a cap a z de riv a liz a r co n la s o b ras e u ro p eas d e a lta im ag in ació n . A d esp echo inclu so d el h e ch o d e e n v ia r esp ecialistas eu ro p eo s a A m é rica p a r a estu d iar la s cu estion es co n cern ien tes a la a rq u ite ctu ra y a l u rb a n ism o m o d ern o s (p o r e je m p lo , en H a rle m , N u ev a Y o r k , l a ciu d ad n e g ra d en tro d e la ciu d ad b la n c a , l a asom b rosa d en sidad d e p o b la ció n p o r m e tro c u a d ra d o es l a m á s elev ad a d e l m u n d o ), es p re ciso re c o n o c e r que lo s E sta d o s U n id o s n o o fre ce n so lam en te ese esp ectácu lo d eso lad o r d e l a v isió n cin e m a to g rá fica d e lo s ra sca -

320

cielos d e M a n h attan , q u e son p o r sí m ism os ciu d ad es cu y a cu m b re p u ed e alca n zarse en pocos segundos. L a re a lid a d es b a sta n te di· fe re n te . L o s E sta d o s U n id os poseen h o y en d ía im p resio n an tes ed ificios, com p u estos ca d a u n o p o r m illa re s de ven tan as y dotados p o r dece· ñ as de ascen sores, alejad o s d el sol y co nd enados a la so m b ra m alé­ fica de las calles en cajo n ad as don d e e l h o m b re p a re c e v iv ir em pa­ re d a d o . P o see, asim ism o, p u en tes colgan tes y tú n eles y fe rro ca rrile s su b terrán eo s que co n d u cen sin tra n sició n a la s a ltu ras v ertigin osas, en las qu e n o o b stan te la lu z n a tu ra l p a re c e exclu id a. Y ta m b ié n casas p re fa b rica d a s (b ib elo ts insípidos que u n o p u ed e a d q u irir a c ré d ito ) qu e son exp en d id as en ca ja s, m o n tad as y desm ontadas **a d o m icilio ” , p e ro caren tes en absoluto d e p erso n alid ad . P e ro si ese c u lto a la iló g ica y a l neg o cio p ro d u ce p e rp lejid ad , sin em b argo estas gigan tescas co n stru ccio n es n acio n ales d e a r te y d e co n sid era­ b les realizacio n es p ú b licas y p riv ad as estab lecen sin lu g a r a duda u n c ie rto e q u ilib rio esp iritu al. P e se a estas co n q u istas, en los E sta d o s U n id os la a rq u ite ctu ra co n te m p o rá n e a está lejo s d e te n e r p len a co n cie n cia de sus posibi­ lid a d e s, p o rq u e el crecim ie n to de p o ten cial p ro d u ctiv o que sugiere n o im p lica n ecesariam en te la a ce le ra ció n de la trasfo rm a ció n fun­ cio n a l del a r te de c o n s tru ir; au m en tan d o e l n ú m ero d e viviendas p o r in m u eb le p a ra a b a ra ta r su c o s to ; red u cien d o la s fo rm as usuales p a r a h a c e r m ás re a liz a b le su co n stru c ció n ; p reco n izan d o la elim i­ n a ció n de los m étod os restrictiv o s de la a rtesan ía a b en eficio de la rap id e z de la o b ra ..., n o se consigue p o r fiierza e l o b jetiv o p rin cip a l d e la n u eva a rq u ite c tu ra , que es ju sta m e n te el de l a arm o n ía estru c­ tu r a l en tod os sus aspectos y en todos lo s cam p o s d e las a rtes plás­ tica s. P o r o tra p a rte , y au n q u e se tr a te d e los p ro m o to res d el ren d i­ m ie n to m asivo y sta n d a rd , los arq u itecto s de N o rte a m é rica estu­ d ia n a ctu a lm e n te , b a jo los efectos d e los m ales causados p o r la co n ce n tra ció n , los m edios m ás ap ro p iad o s p a ra d escu b rir las ven­ ta ja s d e la d escen tralizació n . C on to d o , co n tin ú an tejien d o las redes d e los gran des h o rm ig u ero s h u m an os y de la s co n stru ccio n es dis­ p ersas. E n m a te ria de ed ificio s m etro p o litan o s, se atien en to d av ía a u n su p ergigan tism o

démodé, y

en e l cam p o de la s viviendas indivi­

d u ales, a las h ab itacio n es p rovision ales. E n la a ctu a lid a d , e l rascacielo s es u n o de los signos diferen ciales d e la civ ilizació n n o rte a m e rica n a . P e r o la m a y o r p a rte de los ra s­ ca cie lo s e n v e jeciero n y en v e je ce rá n p ro n to . P o rq u e n o son de fo rm a

321 $

alg u n a m on u m en tos consid erab les p o r su d im ensión y m ag n ificen ­ c ia , sino ed ificios co n fre cu en cia d esp ro p orcio n ad os q u e n o tie n e n d e m o d ern o s m ás que sus orgu llosas p reten sion es. N o son ja m á s o b ras fab u losas, leg en d arias, sino

colosos bu fos lev an tad o s p o r

gnom os. E n ellos to d o es está tico , in m u tab le y sin so rp resas. C om o la s ciu d ad es a que d an so m b ra, n o son su ceptibles de las tra n s ­ fo rm acio n es n ecesarias y racio n ales q u e a p o rta el tiem p o . E s ra z o n a b le p ro cla m a r que “ u n v ie jo ra scacielo s es m ás v ie jo qu e la b a sílica d e S a n P e d ro , p o rq u e S an P e d ro , a im ita ció n de R o m a , h a sido h e c h a y re h e ch a ” . S in d u da alg u n a, su rá p id a de­ cre p itu d p ro v ien e d el h ech o q u e los rascacielo s n o rte a m e rica n o s n o re p re se n ta n , d e m o m en to , sino u n a g ran d io sid ad té cn ic a de v alo res tra n sito rio s y n o u n a gran d eza é tic a de v a lo re s d u rad ero s, co m o los m on u m en tos. A l a firm a r que “ u n v ie jo ra scacielo s h a p asad o de m o d a ta n rá p id a m e n te co m o u n au to m ó vil, con stitu yen d o u n a

tiquité

an­

p a ra d ó jica m e n te en servicio a ctiv o ” , se h a p u esto c ie rta ­

m en te el dedo e n l a llag a. P o r o tr a p a rte , co m o se h a señ alad o co n ju ste z a , “lo s ra scacielo s n o rte a m e rica n o s n o h a n sido co n stru id os a la escala d e id eas gi­ gan tes, a la ta lla d e la id ea d e D ios, d e la id ea de e te rn id a d , de la id ea de u n a v o lu n tad h u m an a co o rd in a d o ra ” . E n su fo rm a a ctu a l, to d a v ía n o pu ed en riv a liz a r co n la s p irám id es de E g ip to , co n los

teocallis m e jican o s

o lo s grandes san tu ario s ro m an o s, las inm ensas

iglesias góticas, la sob erb ia n av e sin p ilastras in te rio re s y sin a rb o ­ ta n te s e xtern o s de la c a te d ra l de G ero n a o esa m a ra v illa d e a rq u i­ te c tu ra fu n cio n al q u e es e l M o n asterio escu rialen se. G ran d es edificios con ceb id os co m o co b ertizo s, lo s rascacielo s am erican o s n o p e rten ecen to d av ía a la am p litu d cre a d o ra y a la ca te g o ría de la s invenciones d e L e o n a rd o d a V in ci, d e A lessan d ro A n to n e lli, d e A n to n io G andí y C o m e t o d e A n to n io S an t’E lia , e l in v en to r d el u rb an ism o m o d ern o . L o s

skyscrapers

n o son to d a v ía

las ca te d ra le s de n u estro tiem p o . T o d o lo d ich o n o es posible silen ciarlo en la te o ría d el ra sca cie ­ lo s d e u ltr a m a r. Sin em b arg o , to d av ía n o s en co n tram o s le jo s de e n co n tra r l a solu ció n , p o rq u e lo s estilos d el m o d ern ism o a m erican o n o se a d a p tan fá cilm en te a lo co lo sal, n i la d istrib u ció n in te rio r d e sus h ab itacio n es a la fo rm a ció n d el p ro y e cto . D e ig u al m o d o que la s estacion es d el f e rr o c a r r il m etro p o lita n o en estilo ch in o o ja p o ­ n és n o re fle ja n apen as e l p o rv e n ir de la co n stru cció n , los cu ad ro s d e b oton es au to m ático s en lo s diversos lo cales de lo s ed ificio s, la cá m a ra frig o rífica , l a co m b in ació n d e lu ces, los a p a ra to s de ra d io

y d e telev isió n , las m áq u in as q u e lo h a ce n to d o , los in stru m en tos d e ca le fa cció n , d e v e n tila ció n o d e reco g id a de d esp erd icios..., to d o esto n o co n stitu y e u n a v e rd a d e ra co n q u ista de la a rq u ite ctu ra n u e­ v a . P o rq u e n o rep resen ta sino u n a e x celen te co n trib u ció n a l p ro ­ greso té cn ic o , a la co m o d id ad y a l a tra ctiv o p la ce n te ro del h o m b re. P e s e a la s v e n ta ja s que en cu e n tra la esp ecu lación fin a n cie ra y su p e rfe c ta iso n o rizació n o b ten id a p o r e l em p leo de tab iq u es m u y delgad os h ech o s d e c o rch o , d e ca u ch o o d e m a te ria s p lásticas, el ra sca cie lo s n o rte a m e rica n o n o co n stitu ye u n m od elo co n v in cen te en su ex p re sió n a ctu a l. C on e l p re cio d e lo s pisos, que au m en ta a m e­ d id a q u e éstos son m á s elev ad o s; irnos gastos de sostenim iento que a m e n a z a n co n a c e rc a rs e a la e te rn id a d ; los in n ú m eros im puestos ad ­ m in istra tiv o s según u n sistem a ca d u co , v iejo y a d e tre in ta a ñ o s; co n su in fin id ad de van os red u cid o s q u e n o d ejan v e r o tra co sa que u n a in fin id a d d e o tra s a b e rtu ra s to d as ig u a le s; su m u ltitu d de p ie­ zas an ó n im as, d istrib u id as según u n p lan ca ó tico sin exigen cias cu l­ tu ra le s y m o ra le s q u e la s a n im e n ; sus k iló m etro s d e co rre d o re s co ­ m u n ica d o s p o r la an sied ad d e lo s ascen sores..., e l rascacielo s resu­ m e la in co n secu en cia. S i, d o n d e es n e ce sa rio e n c o n tra r lo s p rin cip io s o rig in ario s y las fu n cio n es re a le s de su d estin o, en las o b ras m aestras de A lessandro A n to n e lli (1 7 9 8 -1 8 8 8 ), lo s

skyscrapers rep resen tan

h o y d ía los m ás

gran d es in m u eb les d el m u n d o y la co n cep ció n m ás v asta en m a te ria d e co n stru cció n p la n ifica d a , co n ce n tra d a y stan d ard ..., to d av ía c a ­ re c e n d e esa a lta sig n ificació n h u m an a que sólo co n fieren las ob ras q u e m a g n ifica n e l p ro g reso té cn ico a l servicio de la a rq u ite ctu ra n u eva. E l ra sca cie lo s m o d ern o sólo se p u ed e co n ceb ir co m o fo rm an d o p a r te in te g ra n te d e u n p lan reg u lad o r de u rb an ism o p reestab lecid o , d e u n p la n p erg eñ ad o según e l o rd en h u m an o y n o según e l a zar d e la s co n v en ien cias o d e la h isto ria n a tu ra l. E l ra sca cie lo s m o d ern o , e n tre o tro s ejem p lo s, sólo rev ela su n e­ cesid ad a rq u ite ctó n ica y ra c io n a l en e l o rd en am ien to y p lan ifica­ c ió n co n ju n to s d e co n stru ccio n es co m o la

Cité radieuse de

L e C or­

b u sie r (1 9 2 9 -1 9 3 5 ), de lo q u e co n stitu y e u n m agnífico ejem p lo la “ u n ité d’h a b ita tio n ” de M arsella (1 9 40-1945) que es, en su m a, u n ra sca cie lo s h o riz o n ta l; la

City-block,

d el a rq u ite cto arg en tin o W la-

d im iro A co sta (1 9 3 1 ) o e l sistem a de u rb an ism o p rogresivo q u e el g erm a n o a m erican o

L u d w ig H ilb erseim er h a estab lecid o p a ra

el

d e sa rro llo de la ciu d ad de C h icag o (Illin o is ), subdiviéndola en co ­ m u n id ad es sep arad as p o r b a rre ra s de lú z. P o r o tra p a rte , desde el p u n to de v ista p lástico , las m ás honestas

323

e in teligen tes in te rp re ta cio n e s del a ce ro , d el h o rm ig ó n arm ad o y del v id rio en la a rq u ite ctu ra de los ed ificios v e rtica le s están co n te­ n id as en e l p ro y ecto d el rascacielo s del

Daily Tribune, d e C hicago,

d ib u jad o en 1922 p o r W a lte r G ropius y A d o lf M e y e r; los planos d el

skyscraper

de la C a ja de A h o rro s d e E m ig ra n te s en N u eva

Y o r k y e l rascacielo s de la B a n c a d e F ila d é lfia (1 9 3 0 -1 9 3 2 , e l p ri­ m e r ed ificio en teram en te a c lim a ta d o ), así co m o las o b ras m ás sa­ lien tes d e G eorge H ow e y W illia m L escaze. A estos ed ificio s h a y q u e a g re g a r o tro s co m o el M in isterio de E d u c a c ió n y de S alu d P ú ­ b lica d e R ío de J a n e iro (co n stru id o p o r L e C o rb u sier, L u cio C osta y O scar N ie m ay er S o ares F ilh o ) ; la ca sa de a p artam en to s de C opaca b a n a (R ío de J a n e i r o ) , de M arcelo , M au ricio y M ilto n R o b e rto (1 9 4 7 ) ; e l ed ificio de la C om p añ ía B ra sile ñ a de In vestigacion es “ E sp la n a d a ”, en R ío de Ja n e iro (el ed ificio de e stru ctu ra de h o rm i­ gón arm a d o m ás a lto del m u n d o ), co n stru id o e n 1 9 4 7 -1 9 5 0 p o r L u c ja n K o rn g o ld ; el p alacio d e las N acio n es U n id as de N u eva Y o r k , m a g istralm en te tra z a d o p o r L e C o rb u sier en 1 9 4 7 ; l a L e v e r H ou se d e M an h attan (N ueva Y o r k , 1 9 5 1 -1 9 5 2 ), in m u eb le de oficinas d e v e in ticu a tro p lan tas, lev an tad o p o r S k id m o re , Owings y M e rrill, y los dos rascacielo s gem elos d e v ein ticin co p lan tas, casas de a p a r­ ta m e n to s ed ificad as en C h icago p o r L u d w ig M ie3 v a n d e r R o h e , en 1952-1 9 5 3 . R ic o en m edios, p ero p o b re d e in ten cion es, e l rascacielo s n o r te ­ am e rica n o n o tien e h o y o tro m é rito q u e e l d e l a a ltu ra . S ien d o su p lan in existen te, ca b e d ed u cir de este h e ch o las co n secu en cias de eu déficit. A la gran arq u ite ctu ra — la n u eva co m o la an tig u a— se la ju zg a p o r sus v alo res m on u m en tales. A m é rica h a lev an tad o ra s c a ­ cielos griegos, ro m an os y góticos. Y

skyscraper,

h a to ca d o rid icu la m e n te al

este re y de la a rq u ite ctu ra n u ev a, co n u n a co ro n a sin

g lo ria, co n la co ro n a del p a d re U b u . E s p reciso v e rific a r q u e u n co n stan te afán de m o d ern id ad h a p resid id o la cre a ció n de to d as las gran d es o b ras d el p asad o , que h a pu lsado tod os los reso rtes de esta g ran av en tu ra don d e e l fe rv o r y la v id a h a n h en ch id o las v en as d e tod os los co n tin en tes. P a r a m an ten ern o s en la tra d ició n , n o p odem os a m a rra m o s a an acro n is­ m os ten d en tes a re s u c ita r e l tiem p o p asad o p o r fu e ra d e su e sp íritu , sino ap u n tan d o a l fu tu ro . E x is tió u n a ép o ca en l a q u e é l m ism o E sta d o se m o stró innova­ d o r, p ersp icaz y co n a u d a cia . C om o p ru e b a d e ello , sólo q u iero p re ­ se n ta r e l p la n reg u lad o r estab lecid o p o r la s L e y e s d e In d ia s, que es co m ú n a to d o e l u rb an ism o h isp an o am erican o . S u b rayem o s la a p o rta ció n co n sid erab le de la s in stru ccio n es co n ten id as en estas le ­

324

y es, don d e se e n cu e n tra n excelen tes reg las y disposiciones plenas de b u en sen tid o, d e cla rid a d y de esp íritu sagaz, que aú n siguen siendo v álid a s en n u estro tiem p o . E x p re sio n e s d iferen tes rep resen tan d o u n a m ism a id ea ce n tra l h a n sign ificado la g ra n h o r a esp añ o la y la s e ta p a s sucesivas de la a rq u ite ctu ra y d el u rb an ism o in tro d u cid as p o r los españoles en el co n tin e n te a m e rica n o y en to d o e l im p erio co lo n ial. U n a d irecció n im p u esta d e p recisió n y d e flexib ilid ad que e l a rtífic e in d ígen a h a a p o rta d o a su vez en u n a o b ra cre a d a d e la fo rm a e x tra o rd in a ria ­ m e n te p e rso n al, viv ien te, ap ro p ia d a a l am b ien te lo ca l y a l clim a , se h a co n v e rtid o en u n a co n ce p ció n o rig in al. P o r lo dem ás, m an te­ n ién d o se sum isa a la p rá c tic a y a las n ecesidades d el lu g a r y co n ­ fo rm á n d o se rá p id a m e n te a sa tisfacer las ap rem ian tes exigen cias esen ciales, esta a rq u ite c tu ra y este u rb an ism o h a n surgido espon­ tá n e a m e n te d e u n a a p o rta ció n rig u ro sa y de un a rd o r cre a tiv o , en e l c u a l in telig en cia y lu cid ez to m a n p artes iguales. L a s L ey es de In d ia s, fo rja d a s en E sp a ñ a , d icta ro n to d as las dis­ p osicion es re lativ as a l estab lecim ien to de nuevos cen tro s u rb an os en los te rrito rio s de la co n q u ista. E s ta s leyes reg lam en tab an e l p la­ n o d e la s ciu d ad es, fija b a n la lo n g itu d de la s calles, la s dim ensiones de la s m a n z a n a s; y p reco n izab an lo s trazad o s claro s y ab ierto s, re ­ g u lares, u n itario s y sim p lem en te deducidos del p aralelism o y de la p e rp e n d icu la rid a d ; se p reo cu p ab an d e necesidades ad m in istrativ as, h ig ién icas, co m e rcia le s y ag rícolas. U n a d e las disposiciones de las L eyes de In d ias o rd en a qu e, co n resp ecto a su elab o ra ció n , el p lan o de u n a ciu d ad sea dividido en p lazas, calles y p a rce la s trazad as “ a l co rd ó n y a la reg la” . E l p ro y e cto h a de p re v e r u n esp acio su ficien te p a ra que la ciu d ad pue­ d a e x ten d erse y d ila ta rse según lo s m ism os p rin cip io s, esta m ism a fo rm a lin e a l, p a ra seg u ir ra cio n a lm e n te el ritm o de aum ento d e la p o b lació n . E s te fu é u n o de los p rim ero s m odelos de urb an ism o fu n cio n al. R e sp e cto de la a rq u ite c tu ra , las casas deb ían in te rp re ta r la esté­ tic a del R e n a cim ie n to , a l que en tonces se le lla m a b a “ estilo nuevo” . “ Q ue sean d e u n a fo rm a , es d e cir, sem ejan tes, estas co n stru ccio n es, u n ita ria s” , especificab an las L ey es d e In d ias. D e to d as la s legislacion es re lativ as a l u rb an ism o , la con ten id a en las L ey es d e In d ias es, sin d u d a, u n a de las m ás p u ras de lín ea, u n a d e la s m ás ric a s e n d etalles, u n a de la s m ás inteligentes en sus efecto s y , p o r ta n to , la m ás sen cilla en la p rá c tic a . E s te in ag o tab le te m a d e estu d io p a ra los arq u ite cto s dé a y e r, d e h o y y de m añ an a h a p erm itid o la n o rm a liz a ció n del tra z a d o de las ciud ades hispano­

325

a m e rica n a s y filip in as, fund ándose en gen eral sus v arian tes en la “ cu a d rícu la ” . H a c e cosa de c u a tro años, en e l m o m en to d e e stab lecer e l b alan ­ c e d e n u estro s con o cim ien to s d e la a rq u ite c tu ra h isp án ica y

de

re su m ir e l resu ltad o de n u estros estud ios, después d e la im p resió n q u e n os h izo su frir el d escu b rim ien to d e l a im p o rta n cia exce p cio n a l d el u rb an ism o h isp án ico ..., los tra b a jo s d e F e m a n d o C h u eca G o itia, L eo p o ld o T o rre s B a lb á s y Ju lio G onzález y G onzález h a n confirm a­ d o lo qu e h ab íam o s p resen tid o en e l cu rso d e n u estro s v iajes de estu­ d io p o r A m é rica . C onducidas p o r m an os m ag istrales, estas investiga­ cio n es nos o fre ce n la v iv ien te exp o sició n d e l gigantesco p a n o ra m a d e los p ro y ecto s de ciu d ad es ib e ro a m e rica n a s y filip in as existen tes e n S ev illa, en e l A rch iv o de In d ias. L o s ensayistas am an erad o s y lo s n a rra d o re s aném icos o tru cu len to s h a n e scrito la h isto ria de la a rq u ite ctu ra y d el u rb an ism o co n e l estilo d el h istrió n . V o lu n ta ­ ria m e n te o p o r insuficiencia, n o h a n a b o rd ad o e l p ro b lem a desde su b ase. P a r a so sten er el a p a ra to d e su o rq u estació n b u llan g u era y p a ra ju s tific a r co n tu b ern io s co m p ro m eted o res, de u n a gen erosa em p resa d e cu ltu ra h a n h e ch o u n o b je to de p ro p ag an d a. P a r a im p o n e r e l N o rte , h a n o m itid o o ab an d o n ad o e l S u r. E n e fe cto , la m a y o r p a r te d e los tra ta d o s anglosajones eluden e l n o m b re de E sp a ñ a a l h a b la r d el u rb an ism o en H isp an o am érica, o se h a b la d e e lla b rev em en te y d e fo rm a in e x a cta . P e r o , a n te la inm ensid ad de u n a o b ra cu m p lid a p a r a d a r a l m u n d o u n a fison om ía y u n c a r á c te r m o d ern o s, n a d ie tie n e d e rech o a o lv id a r q u e d el siglo x v i a l x i x E sp a ñ a nos h a b rin d ad o m a te ria le s p rim erísim oe p a ra escrib ir la h isto ria d el u rb an ism o . N u n ca pu eblo algu n o h a cre a d o u n n ú m ero d e ob ras d e a r te ta n im p o n e n te ; n u n ca o tro p u eb lo h a d ib u jad o u n a m asa ta n en o rm e d e p ro y ecto s reg u la­ d ores, y n u n ca p u eb lo alguno h a co n stru id o ta n ta s ciu d ad es d u ran ­ t e su p e río d o d e gobierno. S i se co n sid era que en su m a y o ría fu e ro n fu n d acion es n u evas, q u e la m a y o r p a rte de ellas su rg iero n en lu g ares despoblados, q u e e l an álisis de l a co n stitu ción de esas ciu d ad es re v e la u n a am p litu d y u n volu m en e x tra o rd in a rio s, que n in g u n a cre a c ió n u rb a n a co lo n ia l l e p u ed e se r, p o r con sigu ien te, co m p a ra b le ..., e l h o m e n a je q u e de­ b em os re n d ir a E s p a ñ a será siem p re d em asiad o m od esto e insu­ ficie n te .

Alberto Sartoris. Grand Rae, 43. LUTBY [Vand] Suiza. 326

C U A T R O R O M A N C E S I B E R IC O S

DE

ADRIANO DEL VALLE

CANTILENA DEL EBRO ( LA R IO JA )

En el silvestre tiempo, cuando la luna es roja y giran celestiales cangilones de norias volcando las estrellas sobre el nocturno aroma, perdido entre las viñas entróse en la Rioja el Ebro, deslumbrado por las vislumbres rosas que a las altas montañas el véspero corona. Las brisas otoñales no mueven ya las hojas en el ramaje áureo que fuera verde fronda. Y así, la higuera seca, en cueros, pudorosa, se enoja cuando el Ebro sus puros huesos copia, después que el cierzo áspero le desnudó las hojas. Y el Ebro, aguas abajo, su pastoril zampona sopla de chopo en chopo, de puente en puente sopla... Ya en manos de pastores, ya en boca de pastoras, vihuelas y rabeles, refranes, besos, coplas. 327

El Ebro nunca dice con su cerrada boca que esa canción es suya, y en callarlo se goza, porque en boca cerrada sabe que no entran moscas. Cada chopo es un huso del agua tejedora, madeja fugitiva que no guarda memoria de si nació en Miranda· o si nació en Reinosa, si era un hilo de plata lo que es madeja ahora, como el pan cuando olvida la espiga y la amapola. Y el Ebro, lentamente, porque la luz es poca cuando las nubes plantan sus campamentos nómadas, de pronto, entre las viñas se va haciendo persona, entre el lagar y el mosto, la cántara y la bota, al trasegar el vino manos vendimiadoras. Cerca de Haro, el Ebro le da la mano al Oja, cuando sus aguas sorben las que al Tirón no sobran. Le entrega el Najerilla su orilla anacreóntica, memorias de Villegas en su corriente adónica. Ni Lidias ni Drusilas, sino lozanas mozas oscureciendo el agua, enjabonando ropas. ¡Logroño, entre sus torres, rigiendo la Rioja por la divina gracia de una excelsa Patrona! 328

¡Virgen de Valvanera, Señora entre Señoras, si en sus divinas manos el cetro huele a rosas, son rosas celestiales las que en su cetro aroman! ¡Patrocinando cepas, viñas y viñadoras, sarmientos, rodrigones, las hoces de las podas, la pisa en la vendimia cuando el mosto rebosa, patrocinando afanes, preside la Rioja! El Ebro, sus meandros remansa en Calahorra; chopos en mermelada y adelfas en compota, almibarados sauces en vegetales ondas, azucaradas ramas de cidras dulzarronas, limones, barbos, truchas, salmones y toronjas, fresones, fresas, puerros, apios y zanahorias, espárragos, pimientos, naranjas y cebollas, alcaparras, cohombros, rábanos y alcachofas... Todos son los vasallos de rosas centifolios. Si monarquías de huertos la inundación derroca, sus frutos vegetales son reyes sin corona. De puente en puente, él Ebro más ancho desemboca; en cada çiudad riega la flor a sus Patronos y en cristalino éxtasis reza jaculatorias; 329

riega azucenas, lirios, la sed sacia a la alondra, volante flor del aire del más trinado aroma. Frontones, campanarios, campanas y pelotas sus ecos en los muros, y en los montes, rebotan. Vencejos, golondrinas, cigüeñas y palomas, tantas fluviales truchas como sus alas rozan, tanta lombriz ligera, tantas anguilas tontas, tanta rama en los picos, tantas hojas, son pocas en torres y espadañas por toda la Rioja. Calandrias, ruiseñores, abejas, mariposas, los bien libados pétalos, las bien trinadas trovas, zureos y balidos, silbos, relinchos, flotan nadando entre dos aguas, volando entre ¿los rosas. Se doran los maizales, se granan las mazorcas, las piedras no doradas con el resol se doran; las nubes sobre el Ebro son aves que se esponjan, agua que la llovizna devuelve gota a gota. Y el Ebro, alcabalero, derrámase entre frondas, y exige un buen tributo de frutos y de aromas, de huertos y jardines, de brécoles y rosas, y al olmo y a los pinos claro barcaje cobra 330

cuando sus sombras lleva de una orilla a la otra. Torres con sus relojes, relojes con sus horas, mercados con sus tratos, pastores con sus hondas. Si una orilla de juncos, otra de zarzamoras; si allí los mirlos silban, aquí las ranas croan; si largo el estiaje, no habrá trigo en la tolva y a falta de pan, dicen que son buenas las tortas. Santo Domingo y San Millán de la Cogollo, Casalarreina, Ollauri, Haro, Alfaro, Daroca, Briones, Cenicero, Ledesma y Ortigosa, Manjarrés y Nestares, Nájera y Calahorra, Amedo y Trevijano, Berceo y Villarroya, Clavijo y Navarrete, Villoslada, Zarzosa, los pueblos de Cameros, Grañón, Santa Coloma... Y así, aguas abajo, diezmos, primicias cobra el Ebro, a las bodegas, en cántaras y botas y, ya medio beodo, arrastra su cogorza, mostrándole a los pájaros su bien provista alforja. Así, a topa carnero, con cien pueblos se topa, diez leguas tierra adentro regando a la redonda con derivados cauces, pozos, albercas, norias; 331

que a las ajenas vegas riegan sus aguas propias. ¡Cuán despaciosamente va el Ebro por la Rioja! ¡Cuánto erial sediento le aguarda hasta Tortosa! ¡Adiós, los verdes valles que lozanías rebosan! ¡Adiós, claros arroyos! ¡Adiós, las fuentes todas, las torres, las ciudades, las breñas de Reinosa! Y el Ebro se despide de un bosque, hoja por hoja, y su caudal de lágrimas derrama en Zaragoza... LISBOA A BABOR En la perdida urdimbre de los pueblos del aire, del viento la flor áurea del espejismo invoco. Iba él salobre hálito matinal a las torres, a las altas montañas, lejanísimas, vivas, y empujaba las velas, azotaba las nubes con la sal de las olas encrespadas del Tajo. Oh ciudad, yo te invoco doblemente en las aguas, cimentando reflejos en las ondas y el jaspe, temblorosa entre iguales elementos sensibles con tu piel traspasada de perfiles y aromas. Invisible solsticio que perdura un instante, misterioso refugio donde anida la lluvia con sus frágiles picos de cristales sedientos, absorbidos, gozados en la anchura del mundo. Yo te invoco, oh Lisboa, casi en flébiles vidrios reflejada, en tu umbría, en tu luz, en tu fuga, temblorosa en él árbol, con firmeza en la piedra, transparente en la fresca y alta vara de nardo del jardín que solazan lagartijas y orquídeas. Inasibles vergeles de cristal fulgurante, horizontes que alcanzan longitud de palomas, la evaporada cumbre de las nubes huidizas 332

con los soplos que emulan animadas montañas. Siete son tus colinas, oh ciudad. Tus adarves te coronan la erguida opulencia luciente donde el alto ciprés es cobijo del trino. Sin columnas caídas, sino enhiestas, cerúleas, anidaste las altas alondras de las albasy el delirante arpegio que silba en el nocturno el ruiseñor celoso gimiendo entre la fronda su pasión conturbada por la hembra inconstante. Herrumbrosa esmeralda que destella en él bronce vivos brillos solares sobre él cetro de un rey que cabalga entre súbditos palomares agrarios y promulga el aroma del clavel desvalido, la pragmática leve que difunde la hormiga y al cangrejo prohibe que se adentre en el monte. Alto fiel de balanza inclinado al Nordeste, mariposas y abejas sopesadas volando, a babor y a estribor, por las sales y el yodo. Mundo anfibio. La cumbre resbalada en el río que refleja en los ojos de los bueyes sus peces y el dorado maíz salpicado de espumas. Mundo anfibio y urbano con silvestres sabores y el olor de la acacia mancilladp en petróleo con aromas disímiles en su azul miscelánea. Alta ya la mañana. Los relojes de sol con las húmedas nubes de plumajes volantes interponen la fábula de las jarcias y el bosque en la infancia en que el mástil era un pino aldeano y olvidó las orugas de su antigua asamblea. Oh ciudad de los náuticos horizontes, sitiada por la lumbre frenética del rumor de tu río, derramada en peldaños y en él mármol yacente cuando evocas la eterna permanencia del pétalo y la esgrima del agua que las fuentes ensayan ejercitan abejas asaltando corolas. Juventud de mil años. Senectud del minuto, oh vejez del instante, oh Lisboa, oh meridio, luz vertida en la urna que es la brisa en el tiempo, si te invoco, oh Lisboa, es que invoco tus Gracias, la añorada techumbre vegetal que defienden las almenas moriscas que tu sueño vigilan. En ti invoco la torre de Belén como un célico 333

monumento al périplo de las naves de Ulises, y tus barrios, cariátides entre el buzo y la estrella, y él color filatélico que la luz colecciona en él álbum nocturno que estampilla la luna descubriendo cerámicas y piafantes caballos, barretinas labriegos junto a ecuestres casacas, y entornados harenes, con los cactus jenízaros del fragante emirato, sensual, del magnolio. A barlovento añoro los náufragos jardines, las Hespérides líquidas que sacaron a flote, con sus ánforas griegas, en tu orilla, las dragas. Reverencio en tu fe là liturgia, las huellas del varón de los cielos, San Antonio, oh Lisboa, que en tu enclave fundara la ciudad del milagro y el gonfalón de Dios flameó desde el púlpito a su feligresía de pájaros y peces... LOS DESCUBRIMIENTOS Las galeras del rey abren bocas de fuego. Ya zarparon del Tajo cinco naves de oro que el lusiada tripula cuando Dios, sobre el orbe, puso el viento en las velas y su Cruz en las almas. Sólo el mar Tenebroso que ignoraban los hombres supo ver él prodigio de la fe en lo absoluto. Cabo de las Tormentas que Adamastor defiende... Y el lusiada descubre de la fábula él rumbo. Endriagos, sirenas, habitaban las proas que ahora son hornacinas con cristianos apóstoles. La palabra de Cristo derramada én las aguas. 334

nuevo Gólgota erige en las vergas·. Los leños, redimiendo a las Indias, eran naves de Roma. La batalla y la sed, el venablo y el áspid... En la tumba del héroe epitafio es la selva, pudridero es el río y urna postuma el árbol. Portugués era el rezo, portuguesa la sangre del injerto, en la rama que aromaba a canela. Oro, piedras preciosas y aves casi metáforas de unas flores parlantes, le ofrecieron al rey. INTERLUDIO DE CINTRA Cintra cabe en un sueño... Lágrimas vegetales de un universo arbóreo se derraman del sauce, lloran sobre los cisnes esbeltos del estanque. Aurea lluvia mojada que al sol quiere secarse, persiste, temblorosa, en el temblor del aire que aún tiene fresco el hueco del vuelo de unas ánades que del silencio hicieron sonoras soledades. Todo el cristal llovido suaviza las vocales del canoro alfabeto de un forestal lenguaje que más tiene de trinos que de canción. ¿Son aves, 335

arbustos, flores, plumas, o míticas deidades, anémonas, orquídeas, o son garzas reales las que la lluvia moja y están al sol secándose? Lluvia y sol. Frente a frente, aparecen unánimes la lluvia que, al trasluz, se transverbera y arde y ese sol aterido de verdes humedades, sobre las mismas ramas, sobre los mismos árboles, gota a gota, en la piedra, rayo a rayo, en él aire, peine azul que las crines va a la lluvia peinándole. Por todas partes llueve y hay sol por todas partes; por todas partes, plantas de exóticos ramajes cruzan sus anagramas de aromas tropicales. Se aclimata la luna al vesperal paisaje; se aclimata la estrella de Venus en la tarde; se aclimatan los barcos al lejano oleaje; se aclimatan las húmedas madreselvas, alzándose ceñidas a las ramas del laurel, como Dafne, en la alcoba de trinos de unas frondas nupciales. ¿Las fuentes? Amorcillos de Venus casi ángeles y el agua resbalando, saltando sobre mármoles, por rampas de mayólicas con lusitanas náyades. 336

Sobre un fondo de fábula y esferas armilares, el agua, el árbol vivo del agua, deshojándose en transparentes pétalos de vidrio inmarchitable, en la acuosa botánica del cristal y los nácares. ¡Castillo de los moros con sus lusos adarves y un mirador abierto a náuticos celajes! Y en derredor, hayedos, robledos y estoraques, ceibos y chirimoyos, pinsapos y copales, rosadelfas y nísperos, sóforas y nogales, bergamotos y bojes, torviscos y zumaques... Monte abajo, el enebro, el fresno, los tarajes, ciclamores, heléchos, macizos de arrayanes, tamarindos, naranjos, rododendros y atarfes.. Edén civilizado que juega a ser salvaje donde la selva crece con manuelino alarde. Y entre la transparencia de una luna constante, con flora de dos mundos su Edén clasificable, alta, en su sierra, erguida, se columbra en el aire, Cintra, la flor del Génesis en manos del Dios Padre. Adriano del Valle. Ibiza, 34. MADRID.

337 6

DOS M A R E S Y C IN C O P O E T A S (I A NUEVA POESÍA DE HISPANOAMÉRICA, A TRAVÉS DE CINCO POETAS)

(* )

POR

PABLO ANTONIO CUADRA

INTRODUCCIÓN

R u b é n D arío — que es n u estro B o lív a r lite ra rio — p ro d u jo u n a co n m o ció n co n tin en tal que a b rió in fin itas fuentes p o éticas, y desde é l h a sta nu estros días el flo recim ie n to lite ra rio de n u e stra A m é­ r ic a es p ro b ab lem en te el m ás ric o de la lite ra tu ra u n iv ersal. L a ca n tid a d de buenos poetas— de p o etas de ca teg o ría— que en este siglo h a p ro d u cid o A m é rica no tien e p a ra le lo en n in g u n a o tra len g u a. D ebem os co n fesar, sin em b arg o , q u e la segunda e ta p a d e este flo ­ re cim ie n to , la etap a lla m a d a de “ v an g u ard ia” , n o h a alcan zad o la p o te n cia cre a d o ra d e la a n te rio r e ta p a “ m o d ern ista” , au n cu an d o su c o rrie n te p rosiga y sea qu izá m a y o r el n ú m ero d e p oetas q u e co n ­ tin ú a n a p o rtan d o nuevas exp erien cias, am p lian d o la cap acfd ad del id iom a y d escubriendo te rrito rio s p o ético s in éd itos. P o r o tra p a rte , es p ro b ab le que n i siq u iera p u ed a m añ an a tra z a rs e u n a c la ra y co m p le ta sep aració n e n tre e l “ M odernism o” y la “ P o esía N u ev a” o d e v an g u ard ia y q u e sólo, p o r fa lta de p ersp ectiv a, sep arem os a h o ra dos aspectos o m om en tos de u n a m ism a rev o lu ció n c re a d o ra , cuyas dim ensiones y delim itacio n es no nos es p osib le p re cisa r, p o rq u e es­ tam o s aú n en ella. E n to d o caso , se tr a ta de u n fen óm en o d e fecu n d id ad o rig in al que no tie n e ig u al en la h isto ria de la cu ltu ra a m e ric a n a , y esto sólo b aste p a ra ju z g a r la d ificu ltad d e p re se n ta r

(*) La revista de la Unión Panamericana Américas, que se publica en espa­ ñol, inglés^ y portugués, en Washington, dedicó su número 10 (del volumen VI) a la poesía^ continental. La presentación de la poesía norteamericana contem­ poránea fue encomendada al conocido crítico de Estados Unidos Louis Untermeyer. La poesía brasilera estuvo a cargo del poeta y crítico carioca Manuel Bandeira, y la poesía hispanoamericana se le encargó a Pablo Antonio Cuadra. Se les pidió a los tres escoger los cinco poetas más significativos para, a través de ellos, presentar la poesía nueva de cada lengua y cultura de América. El trabajo crítico de Pablo Antonio Cuadra fué abreviado, con permiso del autor, para su publicación en Américas. Ahora publicamos, en cuadernos, el origi­ nal completo. 338

ta n ric o flo re cim ie n to a tra v é s d e eólo cin co p o etas. L a em p resa n o sólo es d ifícil, sin o p elig ro sa, p o rq u e la p o esía, n a cid a en region es ta n p u ra s, su scita, co m o e l a m o r, pasiones v io len tas, q u e n ecesa­ ria m e n te d e b eré a lb o ro ta r, y a que se m e exig e u n a selección ta n re ­ d u cid a q u e d e ja rá

d escon ten to a l m a y o r n ú m ero p rev isib le de

le cto re s. N o v o y , sin em b arg o , a p e d ir p erd ó n , sino sim plem ente a e x p o n e r la s d ificu ltad es y luego las razon es que h e ten id o p a ra e le g ir a esos cin co p o etas. S i n o tod os m is le cto re s quedan conven­ cid o s, m e re s ta la esp eran za de que a l m enos a ce p ta rá n el g ran v a lo r lite r a rio , la o rig in alid ad y el a p o rte a m erican o de los p oetas seleccion ad os. E l p r im e r o b stácu lo p a ra esta selecció n es la ab u n d an cia. N u n ca o lv id a ré m i so rp resa e sco la r cu an d o en m is p rim ero s años de descu­ b rim ie n to s lite ra rio s en co n tré en u n an aq u el de b ib lio teca u n a a n to lo g ía d e la p oesía m o d ern a h o n d u reñ a. E l lib ro v en cía e n ta m a ­ ñ o a l m á s obeso d iccio n a rio de n u e stra len g u a. ¡ Y se tra ta b a sola­ m e n te de la p ro d u cció n d e u n o d e n u estro s m ás pequeños p aíses! L a p o esía es, co n stitu cio n alm en te, ab u n d an te en la A m é rica h isp an a. R a n d a lla J a r r e l , e n u n a rtícu lo so b re

The oscurity of the poet, d ice

qu e en algunos países de A m é ric a , desde el P re sid e n te h a sta el p o rte ro y el cria d o , h a ce n p o em as, agregan d o , p a ra m a y o r a c la ra ­ ció n “ y n o d e cu a lq u ie r tip o , sino poesía su rrealista” . P e r o ad em ás de la ab u n d an cia e xiste u n a segunda d ificu ltad . A l h a ce rse u n a selecció n de cin co n o m b res, in m ed iatam en te n otam os q u e ca d a u n o d e esos cin co p o etas está ro d ead o (salvo en u n a o dos excep cion es) d e o tro s cin co de ig u al v a lo r, o b ien

complementarios,

p o rq u e u n a de las c a ra cte rística s de la nu eva poesía a m erican a h a sido la d e e x p re sa rse p o r “ grupos” , d e t a l m odo que los ap o rtes y d escu b rim ien to s q u e en riq u ecen n u estra poesía son, p o r lo ge­ n e ra l, el fru to de la o b ra n o de u n solo p o eta, sino de “fam ilias de p o etas, q u e co n ju n ta m e n te in te g ra n y d esarro llan u n a especie de p erso n alid ad lír ic a p lu ra l. D e este tip o de fam ilias p o éticas las h a y ta n m a tiz a d as co m o la del grupo “ C on tem p oráneos” de M éxico . 0 de u n a co m u n id ad m ás ín tim a co m o el grupo de la rev ista

Orígenes, de

C u b a. Y a v eces ta n estre ch a m e n te consanguíneas co m o los círcu lo s d e cie rta s rev istas de avan zad a donde los n o m b res de lo s au to res p a re c e n sim ples seudónim os de u n ú n ico p o eta. U n a te r c e ra d ificu ltad es p o d er e q u ilib ra r la “ rep resen tació n ” co n l a “ ca lid a d ” . P o rq u e p u ed e h a b e r u n p o eta m e jo r que o tro — to ­ m a d o a islad am en te co m o esteta— , p e ro n o re p re se n ta r en e l co n ­ ju n to n in gú n a p o rte n u evo v e rd ad eram en te o rig in al, sino el p e rfec­

339

cio n a m ie n to y la su b lim ación de fo rm a s, recu rso s y elem en to s poé­ tico s y a d escu b ierto s p o r o tro s p o etas. A h o ra b ie n : p a ra re p re se n ta r a la p o esía h isp an o am erican a, cu y o m a p a está com p u esto de in ­ n u m erab les zonas o co m arcas d e in v en ció n y o rig in alid ad diferentes y v ariad ísim as, la selecció n debe h a ce rse — según m i en ten d er— bus­ can d o q u e ca d a u n o de esos cin co p o etas rep resen te, e n alg u n a m a ­ n e ra , u n asp ecto de esa v a rie d a d ; es d e cir, a n a zo n a p o é tica o rig in al — p o r lo m enos d e las p rin cip ales en q u e p u ed e d iv id irse la lite ra ­ tu r a a m e rica n a — p a ra lo g ra r, en ta n b rev e selecció n , el m ás am plio m u e stra rio d e su fecu n d a diversidad. N a tu ra lm e n te la d ificu ltad sub siste ta n to cu an d o qu erem os deli­ m ita r esas “ zonas p o éticas” , co m o cu an d o qu erem os esco g er al p o e ta m á s rep resen tativ o de ca d a u n a d e ellas. P o rq u e n o se tr a ta d e e n ca s illa r a la poesía co n fo rm e a la s “escu elas” o “ ism os” que sirv en g en eralm en te a lo s crítico s y p ro feso res p a ra sus ru tin a rio s ca tálo g o s lite ra rio s. E n A m é ric a , estas n o m en clatu ras son ta n ajen as a la re a lid a d p o é tica co m o las lín eas de lo s p aralelo s y m erid ian o s d e los m ap as a l p a isa je vivo d el co n tin en te. N o existe , p o r ejem p lo , u n m ovim ien to esp ecialm en te su rrealista. P a ro d ia n d o a R u b é n , m ás b ien p od em os p re g u n ta rn o s: “ ¿Q u ié n q u e es n o es s u rre a lis ta ? ” P o rq u e las ten d en cias y los

ismos se e n tre cru z a n y

se m e zclan co n

o tro s m u ch o s in gred ien tes, au n co n los m ás oscuros resid u os d e tr a ­ dicion es y p rim itiv ism o s, de t a l m o d o qu e, en vez d e “ escuelas” , la p o esía h a p ro d u cid o en A m é rica zonas o , si se q u iere, v erd ad ero s

países poéticos, q u e

a veces co in cid en , y a v eces n o , co n los países

geográficos. U n a m ira d a a o jo de p á ja ro so b re e l p a n o ra m a de la lite ra tu ra h isp an o am erican a nos p e rm ite d istin gu ir, p o r ejem p lo , u n a fund a­ m e n ta l lín e a div iso ria, de N o rte a S u r, q u e sep ara dos la rg a s zonas p o é tica s: la d el P a c ífic o y la del A tlá n tic o , c o n ten d en cias, in flu en ­ cia s y ap o rtes lite ra rio s d istin tos, a p re ciah les a ú n d en tro de la u n i­ d ad y co m u n icació n cu ltu ra l d el co n tin en te. E n l a lite ra tu ra de los países d e l a zo n a d el

Atlántico p red o m i­

n a n las in flu en cias eu ro p eas y a frican as. E n l a lite ra tu ra d e lo s países d el

Pacífico— que

es la zo n a d e m o v im ien to de la s grandes

civilizacion es indias— se a p re cia u n a v o ca ció n m ás h o n d a p o r 'l o o rig in a l a m erican o , y la poesía re v e la u n a cre cie n te n ecesid ad de d ife re n cia ció n y au to cto n ía p resio n ad a p o r e l m estizaje. L a zona d el A tlá n tico h a p ro d u cid o los m ás n o tab les ejem p lo s d e la exp resió n “ c rio lla ” y d e la h o m b re y el

“ m u la ta ” y

paisaje, m ien tras

de la re la c ió n lite ra ria

e n tre e l

que la zo n a del P acífico h a lo g rad o

340

fusiones m á s e n trañ ab les d e u n a exp resió n “ m estiza” y en u n a co ­ m u n ió n su stan cial co n l a

Naturaleza. H a y , sin em b arg o , países co m o

M é x ico , G u atem ala o N ica ra g u a , p o r ejem p lo , dond e am b as zonas p o é tica s m e z cla n sus clim as de exp resió n o agonizan en su equ ili­ b rio . Y n o está d e m á s a g re g a r q u e D a río , e l re n o v a d o r de la poesía ca ste lla n a , p u d o o c u p a r el' tro n o im p e ria l d e la len g u a g racias, des­ p u és d e su genio, a s e r u n m estizo n acid o en el om bligo d el con­ tin e n te , d o n d e co n ig u al fu e rz a se re cib e n las co rrie n te s eu ro p eas q u e tr a e n lo s alisios, las africa n a s q u e a r ro ja e l A tlá n tic o ca rib e y la s in d ígen as q u e in cesan tem en te reav iv an lo s aires a siático s d el M a r P a c ífic o . Y ern o s, pues, q u e existen dos zonas lite ra ria s co n c a ra c te rís tic a s p ro p ias e n la cre a c ió n p o é tica d e A m é ric a . E sta s dos zo n as fu n d a m en tales p u ed en sub d ividirse, a su v ez, en o tra s co ­ m a rc a s q u e h a n ap o rta d o asp ectos y m od alid ad es esp eciales a nues­ t r a p o esía. H a b la re m o s d e la s m á s im p o rtan tes a l re fe rim o s a ca d a p o e ta en p a rtic u la r, p u es, co m o h e d ich o , tr a to d e q u e ca d a u n o de lo s p o etas escogidos re p re se n te u n asp ecto o rig in al d e n u estro v a ria ­ do m a p a líric o a m erican o . P o r o tra p a rte , h e tra ta d o d e m a tiz a r aú n m ás esa re p resen tació n escogiendo, e n tre esos cin co p o etas, a tre s q u e re p resen ten e l p e río d o in icia l de los m ovim ien tos de v a n g u a rd ia , y a dos p o etas que rep resen tan la segunda g en eració n . C é sa r V a lle jo , P a b lo N e ru d a y R ic a rd o M o lin ari p erten ecen a la p rim e ra g en eració n . N a cie ro n los tre s alre d e d o r de 1 9 0 0 , y sus o b ra s in icia ro n la “ poesía n u eva” en H isp an o am érica. O ctavio P a z y J o a q u ín P aso s p erten ecen a la g en eració n p o sterio r.

l.°

CÉSAR VA LLEJO

C ésar V a lle jo (1 8 9 3 -1 9 3 7 ) n o h a sido to d av ía lo su ficien tem en te v a lo ra d o p o r la c rític a , n i goza d e la excesiv a p o p u larid ad de otro s p o e ta s m en os

resistentes

(¡re c o rd e m o s que la p oesía, co m o la m u ­

j e r , d eb e p re se n ta r resisten cia si es que q u iere v a lo ra r su b elleza y so sten er su m is te r io !), p e ro es sin duda e l p o eta m ás am erican o d e n u e stra p o esía co n te m p o rá n e a . V a lle jo , adem ás, p u ed e asu m ir la re p re se n ta ció n d e to d a esa zo n a p o ética que lo calizam os en el lito r a l P a cífico , donde e l in d io re c la m a , ca d a vez co n m ás v ig o r ín tim o , su p a rticip a ció n en el m estizaje y en la síntesis d e n u estra cu ltu ra . D e sarro llan d o b a sta sus ú ltim as consecuencias el p roceso d e m e stiz a je cu ltu ra l q u e in icia su p aisan o , e l In c a G arcilaso , V a ­ lle jo se su m erge en su in tim id ad m estiza p a ra e x tra e r, del lu g ar m ism o d on d e lo in d io y lo esp añ ol h a ce n co n ta cto , u n len g u aje

341

p o é tico n u evo, cu y as p alab ras y su sin taxis exp resen , de u n a m a· ñ e ra m ás in m e d ia ta y a u té n tica (casi m á g ic a m e n te ), la em o ción in tra n sfe rib le y ab o rig en del am erican o . A u n q u e V a lle jo d eriv a d ire cta m e n te d el R u b é n d e lo s

nos,

p u d ie ra estab lecerse u n a co m p a ra ció n

Noctur­

e n tre su o b ra y

la

d el m a e stro e n cu an to a l significado d e sus ap o rtes p o ético s. S i R u b é n D a río a p a re ce en n u estra líric a co m o u n g ran

navegante que

v a d escu b riendo y co nq uistando to d as las in flu en cias y aflu en cias p o é tica s q u e pu eden re m o z a r, ro b u ste ce r y a c re c e n ta r n u e stra lite ­ r a t u r a ; si R u b én se alim en ta de h o rizo n tes, V a lle jo p a re c e u n

nero

mi­

que p e rfo ra d o lo rosam en te las so m b ras secretas d el m isterio

a m e rica n o , descubriéndonos las v etas m ás re có n d itas d e su e x p re ­ sión y qu e v a d ejan d o a p ed azos su p e rso n a, m alo g rán d o se en cu a n to se b ien lo g ra , p o rq u e su po esía es a rra n c a d a ú n icam en te de sí m ism o, y su alim en to es d e v o ra rs e .'E x is te u n p o em a de V a lle jo a los m in ero s, en el cu a l, refiriénd ose a “ los cre a d o re s de la p ro ­ fu n d id ad ”, p a re c e c a n ta r su p erso n al y d o lo rosa e m p re sa :

Los mineros salieron de la mina remontando sus ruinas venideras, fajaron su salud con estampidos y, elaborando su junción mental, cerraron con sus voces el socavón, en forma de. síntoma profundo. Calzados de senderos infinitos y los ojos de físico llorar, creadores de la profundidad saben, a cielo intermitente de escalera, bajar mirando para arriba, saben subir mirando para abajo... “ L a p oesía de V allejo — h a d ich o B e rg a m ín — v u elve a la in fan ­ c ia e sp iritu al d el p en sam ien to, trasp asan d o fro n te ra s co n cep tu ales” ; y este su frim ien to exp resiv o p o r r e c o b r a r p a ra e l len g u a je p o ético su esp on tan eid ad o rig in a ria , su c a rg a e lé c tric a p rim o rd ia l, es lo q u e d estro za y con su m e su o b ra e n la m ism a m ed id a q u e la co n stru y e :

Quiero escribir, pero me sale espuma; quiero decir muchísimo y me atollo. ...Quiero escribir, pero me siento puma...

o

b ien , co m o ca n ta en o tro p o em a u san d o h a sta las visceras del

id io m a y sabiendo que se ju e g a “ e l p e lle jo ” e n l a e m p re sa :

¡Loco de mí, loco de.m í, cordero de mí, sensato, caballísimo de mí! ¡Pupitre, sí, toda la vida; pulpito 342

también, toda la muerte! Sermón de la barbarie: estos papeles esdrújulo retiro: este pellejo... “ L a poesía— d ice u n te x to sán scrito de la é p o ca v éd ica— es u n a p a la b ra cu y o sa b o r es la esen cia.” E n esta em p resa ra d ic a lm e n te “ in v en to ra” o cre a d o ra del poem a y su len g u a— que a b re la e ta p a p ro p iam en te lla m a d a “n u ev a” d e n u e stra poesía— , V a lle jo se h a lla aco m p añ ad o de v alo res poé­ tico s ta n a p reciab les co m o el ch ilen o V ice n te H u id o b ro o e l m e x ica ­ n o R a m ó n L ó p ez V e la r d e ; p e ro y o h e escogido a l p o e ta p e ru an o — a p e s a r d e q u e m u ch as veces n o s en treg a su po esía to d a v ía en b ru to , lle n a de b ro z a , y en o casiones b a lb u cie n te co m o u n v ag id o in icia l— p o r su esen cialid ad a m e ric a n a y p o r su p o te n cia o rig in al. H u id o b ro n o lle g a n u n ca a su m erg irse en sus ra íce s. E s co m o u n m arav illo so c re a d o r de in v e rn a d e ro , cu y a fam o sa ro sa

Por qué cantáis la ^osa, ¡oh poetas! Hacedla florecer en el poema..., n o d en u n cia su tie r ra . L a d ire cció n d e su

creacionismo es

co m p le­

ta m e n te c o n tra ria a la de V a lle jo . S i éste p e rfo ra p ro fu n d id ad es, H u id o b ro ascien d e en u n a p iro te cn ia don d e lo am e rica n o sólo está en el a ire . E n cam b io , L ó p ez V e la rd e sí es u n p o e ta cu y o id io m a — ta n p erso n al— está p ro fu n d am en te e n raizad o h a sta lle v a r a l poe­ m a to d o e l sa b o r de su “ suave p a tria ” . P e ro ju n to a V a lle jo y H u id o b ro , L ó p ez V e la rd e se queda en e l tr á m ite de u n

precursor.

E s tá dem asiado c e rc a y d ep en d ien te dé L u go n es, au n q u e ag reg a a los p ro ced im ien to s del g ran p o eta m o d ern ista arg en tin o u n a m a y o r so rp resa e iro n ía en la co n stru cció n de la im ag en y u n v a lo r te m e ra ­ rio en el u so d el ad jetiv o . V a lle jo , ad em ás, in cesan tem en te, descu b re la d o lo rosa ecu ació n d el

h om bre

a m erican o . D escen diendo de ab u ela q u ich u a p u ra y de

ab u elo esp añ ol, en to d o su ca n to pu ed en seguirse la s dos h u ellas an ce stra le s a ce rcán d o se a ca d a te m a p a ra v o lv e r a d ra m a tiz a r su fu sió n : es el m estizo que sien te co m o in d io y p ien sa co m o espa­ ñ o l, o v icev ersa, que· en eso está la agon ía. B e llísim a y p ro fu n ­ d am e n te a m e ric a n a es, a este re sp e cto , su desesp erad a p re o cu p a ­ ció n p o r la p e rm a n e n cia de E sp a ñ a en el e q u ilib rio de su e n tra ñ a ­ b le m u n d o m e stiz o :

Si cae—digo, es un decir—, si cae España, de la tierra para abajo, niños ¡cómo vais a cesar de crecer! ¡Cómo va a castigar el año al mes! 342

¡Cómo van a quedarse en diez los dientes en palote él diptongo, la medalla en llanto t ¡Cómo va el corderillo a continuar atado por la pata al gran tintero! ¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto hasta la letra en que nació la pena!...

desesperación— en to d o sn ú ltim o y m e jo r l ib r o ; España, aparta de mí este cáliz— co n l a esperanza d e R u b é n (en sus Cantos de Vida y Esperanza), am b as surgidas de C o m p á re se esta tra sce n d e n te

l a m ism a fu e n te h u m an a. A u n v iv ien d o en P a r ís o can tan d o a E s p a ñ a , l a p a la b ra d e V aR e jo t r a e sie m p re p ren d id as— co m o la s ra íce s— o scu ras ad h eren cias te lú ric a s y elem en tales. V aU ejo es e l g ran p o e ta d e l a p o esía im ­ p u ra , co n d ició n v ita l de la p o esía a m e ric a n a . B a s ta v e r có m o se h u n d e e n e l p a isa je , ig n o rán d o lo co m o d escrip ció n , p a r a v iv irlo y e x p re sa rlo e n co m u n ió n . B a s ta seg u ir su ca n to en e l a m o r, a m o r tu m u ltu o so y

sin fro n te ra s, co m o u n

co n ta cto

to d a v ía cieg o y

có sm ico , d on d e lo s rein o s d e la N a tu ra le z a n o h a n sid o se p a ra d o s:

Me viene, hay días, una gana ubérrima, política, de querer, de besar el cariño en sus dos rostros y me viene de lejos un querer demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza al que me odia... Quiero, para terminar cuando estoy al borde célebre de la violencia o lleno de pecho el corazón, querría ayudar a reír al que sonríe, ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca, cuidar a los enfermos enfadándolos, comprarle al vendedor, ayudarle a matar al matador—cosa terrible— y quisiera yo ser bueno conmigo en todo. B a s ta , fin alm en te, m ira r

co n

é l la

M u erte,

su

a n tirilk e a n a

m u e rte co m u n ita ria , su so lid ario m o rir R en o d e u n a m isterio sa e irra d ia n te esp eran za fu tu ra que es ta n p ro fu n d am en te in d ia ... y cristia n a .

Al fin de la batalla V muerto él combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: “¡No mueras; te amo tanto!" Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: “¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!" Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando: “Tanto amor, y no poder nada contra la muerte.” Pero él cadáver, ¡ay!, siguió muriendo. 344

Entonces todos los hombres de la tierra le rodearon; les vió el cadáver, triste, emocionado; incorporóse lentamente; abrazó al primer hombre; echóse a andar. B a s ta , sí, b a sta su p a la b ra p a ra q u e cream o s en la rev elació n d el h o m b re a m e rica n o , p o rq u e V a lle jo eso es

Indio después del hombre y antes de él. Lo entiendo todo en dos flautas y me doy a entender en una quena. ¡ L a p r im e ra v e rd a d e ra alian za p o é tica de la len g u a esp añ o la co n los lab io s d el in d io ! 2 .°

PABLO NERUDA

C h ile es e l n o m b re n o sólo de u n p aís g eo g ráfico , sino d e u n p a ís p o é tico . L a s fro n te ra s de su n o m b re e n c ie rra n u n a zo n a de c re a c ió n lite r a ria y p u ed e se r el n o m b re d e u n ca p ítu lo d e la h is­ to ria lite r a r ia a m e ric a n a , ta n to co m o el n o m b re “ R o m a n ticism o ” o “ M od ern ism o” , q u e d elim itan m o vim ien to s d e ca ra c te rís tic a s de­ fin id as. S e t r a t a de u n fen ó m en o lite ra rio ta l vez ú n ico en la A m é ­ r ic a co n te m p o rán ea. S u p o b lació n lír ic a es g ran d e. B a s te sa b e r que u n a a n to lo g ía h e c h a p o r P a b lo de R o k h a se titu la , y re ú n e ,

renta y un poetas jóvenes de Chile, y

Cua­

p o r c ie rto está im p re sa en la

e d ito ria l M u ltitu d . P e r o a su n u m ero sid ad h a y q u e a n te p o n e r la riq u e z a o rig in al de su a p o rte a la poesía d el co n tin en te. N u estra e le cció n d e P a b lo N eru d a (n ació en 1 9 0 4 ) p a ra re p re se n ta r a esta p ro v in cia (tan ab u n d an te, e lla sola, en v alo res p o ético s de p rim e r o rd en , co m o to d a N o rte a m é rica ) n o la h ic e sin u n a lu c h a a rd u a , en p r im e r lu g a r, co n la p o esía d el m ism o p o e ta escogid o, ta n ta s veces so m etid a p o r su p ro p io a u to r a l r e b a ja n te to rm e n to d e l a “ p ro p a ­ g an d a” . E n segundo lu g a r, e l a p o rte ch ilen o n o lo resu m e co m p le­ ta m e n te N e ru d a. Ju n to a é l, alcan zan d o frecu e n te m e n te su a ltu ra y d esarro lla n d o dim ensiones n u evas d el ca n to , existen seis o siete n o ­ tab les p o etas q u e co m p a rte n co n e l a u to r de

Residencia en la tierra

la re p re se n ta ció n d e este r ic o p aís d e p o e s ía : A n g el C ru ch a g a , P a b lo d e R o b k a , R o sa m e l d el V a lle , Ju v e n cio V a lle , H u m b e rto D íaz C asan u eva o E d u a rd o A n g u ita , son n o m b res q u e n e cesaria­ m e n te d eb en ag reg arse a l d e N e ru d a au n p a ra m e d ir y lo c a liz a r a l m ism o N e ru d a. P e ro se im p o n e esta e lecció n p o rq u e p osee u n a o b ra m á s d ecisiva, m ás fecu n d am en te cre a d o ra y , au n q u e co n fre ­ cu e n cia se im ita a sí m ism o , y , p e o r aú n , u sa y desgasta sus p ro p io s

345

re cu rso s p a r a u n a lite r a tu ra de co m p ro m iso y d e v o lu n ta ria vul­ g a rid a d , es, sin d u d a a lg u n a , el m ás d o tad o “ n o m b ra d o r” de la p o esía n u ev a en castellan o . Y y a qu e uso e l té rm in o d iré qu e, en el a p o rte líric o de C h ile, u n a de sus p rin cip ales ca ra cte rística s es esa co n d ició n “ a d ám ica” y

nombradora

de su len g u a p o é tica . L a g eo g rafía, la v eg etació n , los

e lem en to s..., to d o el p araíso m a te ria l del N uevo M undo, h a sido n o m b ra d o p o r la p oesía ch ilen a, co n o cid o en su su stan cia— que eso es n o m b ra r— , reco n stru id o sílab a a sílab a en su fo rm a y en su m ú sica in m an en te.

Como una espada envuelta en meteoros hundí la mano turbulenta y dulce en lo más genital de lo terrestre..., ca n ta N e ru d a. L o s p o etas ch ilen o s, co n N e ru d a a la cab eza, h a n ela b o ra d o e l ca tálo g o p o é tico de A m é rica . C h ile es el p reg o n ero de lo s n o m b res nu evos co n que la poesía re ú n e a la cre a ció n . R e c u é r­

Establecimento de la Maravilla, de Ju v e n cio V a lle , o e n u m eracio n es n eru d ian as de las Alturas de Macchu Picchu: dese el

las

Aguila sideral, viña de bruma. Bastión perdido, cimitarra ciega. Cinturón estrellado, pan solemne, etc., en u m eracio n es q u e n o se in scrib en

desnudas co m o las

de W ith m a n ,

sino d escu b iertas p o r los ojo s p rim o rd iales del m estizo— ojos m ás tá ctile s q u e ó p tico s, según Jo s é M a ría V alv erd e— , o jos que bu­ ce a n , b a jo u n a ca p a de sueño, el in te rio r m isterio so d el o b je to :

Dulce materia, oh rosa de alas secas, en mi hundimiento tus pétalos subo con pies pesados de roja fatiga, y en tu catedral dura me arrodillo golpeándome los labios con un ángel. (“Entrada a la madera.”) E s ta co n d ició n d e n o m b ra d o r tá c til es lo q u e h izo d e cir a Jo s é C o ro n e l U rte c h o que “ N eru d a n o h a c e m ás q u e r e p e tir d o rm id o lo q u e W ith m a n d ijo d esp ierto ” .

Yo lloro en medio de lo invadido, entre lo confuso, entre el sabor creciente, poniendo el oído en la pura circulación... P u d ie ra cre e rse q u e este “ ad en trism o ” , este p o d e r de R ay o s X d e la p o esía n eru d ia n a se m an ifiesta en la m ism a zo n a de V a lle jo .

346

P e r o V a lle jo p ro fu n d iza en lo h u m an o , m ie n tra s N e ru d a d escon oce a l h o m b re , ig n o ra su in tim id ad en la m ism a m ed id a q u e es cap az d e a m a r y co n o ce r la N a tu ra le z a . A u n en aq u el ap asion ad o in te rro ­ g a to rio a las ru in a s in caicas de M a cch u P ic c h u (“ P ie d ra en la p ie­ d r a , el h o m b re , ¿d ó n d e e s tu v o ? ), la resp u esta que o b tien e es re tó ­ r ic a . N e ru d a es cap az de co n m o v erse p o r e l d ra m a d el h o m b re , p e ro n u n ca de p e n e tra rlo o re c re a rlo . Y esto es lo q u e d a u n a ta n d istin ta re so n a n cia a lo s lib ro s que so b re la g u e rra de E s p a ñ a es­ c rib ie ro n N e ru d a y V a lle jo . E n

España, aparta de mí este cáliz, España

V a lle jo es e l h o m b re q u e p a d e ce y m u e re . N e ru d a , en su

en el corazón, es e l

esp ectad o r que co m p a d e ce y ca n ta .

E s ta co n d ició n de la p o esía de N e ru d a es lo q u e, p a ra m í, h a c e co m p le ta m e n te g ra tu ito e l n o m b re de “ p o e m a ép ico de A m é ric a ” , q u e alg u ien le h a o to rg ad o a su m ás re c ie n te y g ran d e lib ro , e l

Canto General.

C on lo s “h o m b res”— co n los h éro es— del c a n to de

N e ru d a n o se p u ed e a lc a n z a r n u n ca l a é p ica . S o n co m o lo s h éro es d e la s p elícu las d e v a q u e ro s; e l b u en o , es b u en o d e u n a so la p ieza. E l m a lo , es u n m a lo de so m b ra e n te ra . N o existe e l m a tiz , la co m ­ p le jid a d h u m a n a , la e stru ctu ra v iv ien te y h o m é ric a d el h é ro e , sino la figu ra p la n a de

affiche. L o

ú n ico ép ico de este lib ro es, a veces,

e l p a isa je . P e ro sí es u n a co lecció n de b ellísim os can to s lírico s, tris ­ te m e n te m ezclad o s co n p ésim a lite r a tu ra d id á ctica p a ra uso p o lé­ m ico , p o r la su icid a d ecisión de su a u to r d e m ix tifica r a l p o e ta de

Residencia en la tierra co n

e l p o lítico de re sid en cia en R u sia .

E l o tro a p o rte o rig in al de C h ile— y m u y esp ecialm en te de N e ­ ru d a — a la p oesía h isp a n o am erican a es la re stitu ció n y re v a lo ri­ z a ció n d el R o m an ticism o . L a p o esía e n len g u a caste lla n a , a ex ce p ­ c ió n d el caso de B é c q u e r, n o co n o ció sino en su asp ecto m ás su p er­ fic ia l e l v e rd a d e ro m o v im ien to ro m á n tic o . N u estra lite r a tu ra p a ­ d e cía ese h u e co , ese v a cío rellen ad o p o r u n a lír ic a ca si siem p re fa lsa y am p u lo sam en te sen tim en tal, q u e sólo sirv ió p a ra o cu lta r­ nos lo s genuínos v alo res d el R o m a n ticism o (co m o lo s q u e nos o fre ­ c ía , p o r e je m p lo , A le m a n ia o n u e stra p ro p ia tra d ic ió n clá sica ) y n o fu é sino h a sta la a p a rició n de N e ru d a cu an d o n u e stra p o esía r e ­ c u p e ró esos viej 03 te rrito rio s in e xp lo rad o s o p erd id o s, ta n p ro p icio s p a r a l a e x p re sió n de A m é ric a . U tiliz a n d o lo s re cu rso s y elem entos m á s n u evos, N e ru d a re sta b le ció e l clim a p a r a l a v e rd a d e ra c re a ­ c ió n ro m á n tic a , can o n izan d o de n u ev o el co ra z ó n , sum ergiéndose e n l a irra c io n a lid a d d el m u n d o , devolviendo a la p a la b ra sus po­ d eres m ág ico s y p ro fético s y ab rien d o d elica d a m e n te la s p u e rta s d e l sueñ o y l a n o stalg ia. “ Y o te n g o u n co n cep to d ra m á tico y ro m á n ­

347

tic o d e l a v id a— h a e scrito N eru d a— . N o m e co rresp o n d e lo q u e no lle g a p ro fu n d am en te a m i sen sib ilid ad .”

Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas, dotado de corazón singular y sueños funestos... c a n ta en su

Arte Poética.

Y estos dos ap o rtes b ásicos y el h a b e r cre a d o ta m b ién u n id io m a p o é tico o rig in a l, llen o de ric a s p o sib ilid ad es, es lo que im p o n e la selecció n d e P a b lo N e ru d a— voz de C h ile— e n tre los cin co p oetas re p re se n ta tiv o s d e la p o esía h isp an o am erican a.

3 .°

RICARDO MOLINARI

A l e sco g e r a R ic a rd o M o lin ari cre o d esta ca r a l p o e ta q u e m ás d e lica d a y a m p liam en te re ú n e la s c a ra cte rística s y ap o rtes d e la z o n a d el A tlá n tic o . E n c u e n tro q u in taesen ciad as en é l las p e cu lia ri­ dad es y lo s rasgos m ás vivos d e ese o tro lad o d el ca n to am e rica n o b a ñ a d o m ás d ire cta m e n te p o r la lu z d e E u ro p a . N a tu ra lm e n te , te n g o q u e c o m e te r in ju sticias n o tab les. A sí, p o r ejem p lo , si d eseara d e sta c a r so lam en te los ap o rtes q u e esa zo n a o fre ce en o rd en a u n

criollo o resp ecto a u n a re la ció n n u eva del p o eta e l paisaje o co n e l am b ien te, d eb ería esco g er a R ic a rd o G üi-

id io m a p o é tico co n

ra ld e s, a rg e n tin o , o a F e r n á n S ilva Y a ld é s , u ru g u ay o , y so b re to d o a l a rg en tin o J o r g e L u is B o rg e s, q u ien en c ie r ta an alo g ía co n la p o esía del y a n q u i C a rl S an d b u rg , ca n ta la u rb e b o n o aren se co n e x ­ p resio n es co lo q u iales y

té rm in o s

p o p u lares lu g areñ o s, lo g ran d o

im ágen es v ivas d el am b ien te ciu d ad an o , casi siem p re im p regn ad as d e u n a g ra n te rn u ra ru ra l p ro p ia del arg en tin o . M o lin ari co rre s­ p o n d e a este rasg o co n m u ch a m e n o r fu e rz a e x p re siv a ; u sa, es v e r­ d a d , co n ap ego e l v o ca b u la rio crio llo p a ra d a r a sus p oem as— co m o d ice u n c rítico — “ u n m a tiz de au te n ticid a d y de ra ig a m b re ” , p ero n o es su fu e rte e l c o lo r lo c a l. S i, p o r o tra p a rte , tr a t a r a d e d e sta ca r lo q u e y o R a m o la “ in m ed iatez” tra d ic io n a l de esta zo n a, su fa ci­ lid a d

indiana

(en co n trap o sició n a la s resisten cias indígenas) p a ra

h a c e r c ir c u la r d ó cilm en te la h e re n cia esp añ o la en su p o esía, d eb ería p r e f e r ir a F r a n c is c o L u is B e rn á rd e z , el p o eta arg en tin o de la

dad sin Laura. Ig u a l

ta r a

Ciu­

co sa su ced ería co n L eo p o ld o M a re ch a l si tr a ­

d e d e sta ca r, desde o tro p u n to de v ista, esa tran sfu sió n de

elem en to s castizo s crio llo s, ta n p ro p ia del S u r. E n fin , si sólo fu e ra

348

a s e ñ a la r las exp erien cias am e rica n a s co n las ten d en cias de la p oesía e u ro p e a n u eva, d e b ería se ñ a la r los n o m b res d e R o b e rto Ib áñ ez o de Ju lio C asal (uruguayos) o los de p o etas de o tra s latitu d es a tlá n tica s, co m o lo s cu b an os E u g en io F l o r i t y E m ilio B a lla g a s. P e r o R ic a rd o M o lin a ri (n ació en 1 9 0 8 ) , en c ie rta m a n e ra , re ú n e o su g iere todos esos asp ectos de la p oesía d el A tlá n tic o , y , a l m ism o tiem p o , lo s des­ a r ro lla en u n a a ctitu d cre a d o ra m ás co n tra sta d a re sp ecto a la zon a d e l P a c íf ic o , d estacán d o se fre n te a V a lle jo y N eru d a, p o r ejem p lo , co m o e l sím bolo de u n a exp resió n p o é tica m ás so lita ria en su tie r ra , m ás lig a d a a E u ro p a , m enos “ p rim itiv a ” (y m ás “ re n a ce n tis ta ” ) , m ás p u ra , m ás m en tal.

indiano de M o lin ari. E n sus lib ro s El pez y la manzana, Delta o Cancionero del Príncipe de Vergara, M o lin ari eje m p lifica la fa cilid ad del criollo p a ra co n ec­ ta rs e , sin las resisten cias mestizas, co n la c o rrie n te tra d icio n a l. L le ­ C om en cem os p o r el trad icio n a lism o

g a fá cil e in m ed iatam en te a las rib e ra s de G óngora o a la s de B é c q u e r, y tra sp la n ta sus la u reles co n ad m ira b le sen tid o d el

po (d e nuestro espacio.

tie m p o ), p e ro sin sentid o (sin sentidos)

tiem­

p a ra el

...el laurel a su favor vuelve. Si olvidos tuvo, hoy el tordo sobre sus ramas canta. Volador oscuro. Manso pico. (En la fragua del día luce alegre. La callada infancia del clavel lo mira.) Nada lo distrae. Cantar, dichoso día. G ón gora h a lleg ad o p o r su m ed io a las soledades del S u r. L le ­ g a a tie m p o . P e ro el esp acio no le in teresa. N u n ca le in teresó a G ó n g o ra la re a lid a d circu n d a n te , sino su d efo rm ació n e sté tica , su alu sió n a la n a tu ra le z a le íd a : ¡b u co lism o re n a c e n tis ta !

...la estrella ve el mundo, río luciente sin apetecerlo..^ c a n ta M o lin ari. ¡P e r o qué n u eva y d eleito sa tie r r a co n stru y e, “ dul­ c e m u n d o p a sa je ro ” , v e rb a l e im a g in ativ o ! O tras veces M o lin ari su elta la m an o de la tra d ic ió n y v ag a sólo — so litario — p o r su espacioso S u r. E n to n ce s el p o eta y el p a isa je es­ ta b le ce n su re la ció n n o co n los rasgos y lazos fu ertes que p u ed en o fre ce rn o s G ü iraides, B o rg e s o M a re ch a l, sino siem p re en co n d icio ­ n es ten u es, co m o qu ien m ira el p aisa je co n o jos recie n te s, co n m ira d a d e in m ig ran te a qu ien fa lta e l ap oyo e n lo se cu larm en te

349

atá v ico . E n tr e la N a tu ra le z a to d av ía v irg en — deseosa d e ser nom ­ b ra d a — y el p o e ta q u e la m ira co n tim id ez y so rp resa se cru z a u n a b a r r e r a d e so le d a d : e l p o e ta h a lleg ad o a los p lan o s m ás alto s de la a b stra cció n , d e la s asociacion es p u ras y d el cu ltiv o de la m etá­ f o ra , sin q u e ese id io m a p o ético h a y a estab lecid o an tes n in gú n n e x o p a r a e l designio elem en tal de esa N a tu ra le z a . Y h a y algo ajen o. A lg o in co n q u istad o y elusivo, que es lo que m u ev e e l ca n to de M o lin ari. A sí su p a m p a (b ellísim a p am p a d e sueño que p u d ie ra p in ta r e l C h irico d e an tañ o ) :

Llano lento que nadie entiende donde a veces llora una cabeza de caballo al aire desesperado... S i el elem en to en que se m u ev e V a lle jo es la tie r ra o scu ra y g e rm in a l o el in te rio r angustioso de la r a z a ; si N eru d a p e n e tra la N a tu ra le z a co m o u n a m an o in fatig ab le que to d o lo to c a , el e le m e n ta d e M o lin a ri es el

viento— el

v ie jo elem en to o cu la r de lo s griegos

d on d e n a cie ro n las ideas— , don d e la N a tu ra le z a es o b jetiv a, e x te ­ rio riz a y o rd en a co m o p aisa je y la s cosas se lim p ian y p re p a ra n p a ra ser con cep tos.

¡Ay, el viento! La airosa claridad... E l vien to es el lazo in cesan te y ten u e de lo p rim o rd ia l co n l a civ ilizad o . E l v ín cu lo que le a m a rra a O ccid en te. E l A tlá n tic a m e n ta l:

Si alguien se pudiera detener a oír el viento arrojado del Sur cuando llega ciego para ponerse a silbar con vehemencia por sobre el cuello de los álamos, a rodear la luz de solitaria arena, a mover la enorme cola de tabaco del río, a desviar mi rostro que sólo mira su boca en el desierto, sabría cómo comienza el otoño en el Sur. E n u n b ello p o em a d e la

Hostería de la Rosa y el Clavel,

lin a ri e n u m e ra sus te m a s su reñ o s:

El lamento de toda mi existencia, lo que a mí sólo me interesa: el muro violento, la llanura, mi país, una mujer perdida en una plaza llana de pescadores; el río, el Oeste, mi mal humor y un sello de correos. 350

M o­

E l “ m u ro v io len to ” es su soledad. Y a en o tro p o em a h a d ic h o :

Yo arrastro una soledad igual a los ancianos muertos. Y lo que espero lo aguardo en un penoso vacío; m ie n tra s el “ eello d e co rre o s” es la n o stalg ia, el “ o tro m u n d o ” co m ­ p le m e n ta rio de esta po esía a tlá n tic a , que ta n b ellam en te d esarro lla M o lin a ri e n sus p oem as so b re e l m a r, lo s m ás h erm osos que h a cre a d o este co n tin en te h ijo de n o stálg ico s n av eg an tes:

El mar, el acechado mar de los navegantes, sirena entre muros de tierra, solo. Destino menor en la hoja de la fábula, que no lo quiso en palmas y ondas moderadas. Perdida noche en linde cano, huerto transparente con ángeles marineros que cuidan plantas de hojas alternas. Verdes playas. Delfines que quiebran el agua en nuevos espacios de espuma... B a ste n estos ejem p los p a ra b o sq u ejar el m und o p o ético d e M o­ lin a ri, su c la ra tra d ició n , su p u reza, sus fo rm as tran sp aren tes, su m etap o esía de estirp e b e cq u erian a, sus co n tacto s aéreo s cpn las poe­ sías fra n ce sa y g erm an a co n tem p o rán eas, sus tenues n exo s co n el p a isa je , su soledad, su voz del S u r, su insisten te m a r A tlá n tic o ; o sea, la re p re se n ta ció n de u n a vasta zona que h a realizad o p a ra A m é rica la h azañ a p o ética del ra p to de E u ro p a .

4 .°

OCTAVIO PAZ

R a m ó n L ó p ez V e la rd e (de qu ien y a h a b lé al re fe rirm e a V a­ lle jo ) f u é q u ien ab rió a M éxico el p erío d o de la “poesía n u eva’’ p e ro n o p a r a d escu b rir en su h e rá ld ic a — com o E n riq u e G onzález M artín ez— al B u h o , sino a l A g u ila y la S e rp ie n te ; es d e cir, a l H o m b re y su T ie r ra , y p a ra d o tarlo s de u n a n u eva lengua p o ética don d e la sin taxis ad q u iere, según la frase de V a lé ry , “ ran g o de M usa” . C u a lq u ie ra c re e ría , sin em b arg o , que tra s esta in iciació n v elard ean a, y d ad a la m a rcad ísim a p erso n alid ad cu ltu ra l de M éxico , la p oesía n u eva ib a a a p o rta r, co m o h a sucedido co n su g ran p in tu ra

351

co n te m p o rá n ea, la s m ás orig in ales exp erien cias en o rd en a la ex· p resió n lite r a ria y a la tra n sfo rm a ció n p o e m á tica de sus riquísim os m a te ria le s típ ico s. P e ro n o es así. “ L o s nuevos poetas mexicanos, d ice un o d e ellos— X a v ie r V illa u rru tia — m antienen su poesía lejos

d el contacto d e lo popular ” , d e ta l m odo q u e su p rin cip a l c a ra c te ­ rís tic a es re h u ir lo c a ra cte rístico . P o rq u e n o se t r a ta de u n a a ctitu d o d e u n a co rrie n te p ro d u cid a— co m o en o tra s

zonas de m enos

ra ig a m b re o de m a y o r p red o m in io de lo europeo— p o r escasez de reservas au tó cto n as, sino, a l c o n tra rio , se tr a ta d e u n a re n u n cia v o ­ lu n ta ria a riq u ezas orig in ales e x tra o rd in a ria s , cu y o v a lo r rech azad o sólo pod em os a p re cia rlo p o r co m p a ra ció n , o bservando lo s hallazg o s d e la p in tu ra o de la m ú sica m o d ern as de M éxico , q u e se h a n n u trid o d e esos co n tacto s q u e la poesía se n ieg a. P e r o t a l ren u n cia h a sido h e ch a p o r los p o etas m e x ica n o s p a ra co n q u ista r o tra s c a ­ teg o rías p o é ticas, asim iladas de las lite ra tu ra s e x tra n je ra s (especial­ m e n te d e la fran cesa) y , lo que es m ás in te resan te, p a ra o b ed ecer a u n a tra d ició n p o é tica p ro p ia de M éxico — q u e a rra n c a desde el cu lteran ism o — y qu e, ev itan d o e l uso de sus ric a s v etas v ern ácu las, h a id o con stru yen d o u n “ M ester” d e p o esía cu lta — an tag ó n ico del p o p u la r— , o m e jo r d ich o u n M éxico lite ra rio , escindido del re a l, co n ca ra cte rística s p ro p ias y con stan tes a trav és de to d as sus etap as (n eo clásica, ro m á n tic a , m o d ern ista y a c tu a l). Sólo algunos po etas p a re ce n b u scar, de cu an d o e n cu an d o , u n n e x o e n tre los dos M éxico s p ara le lo s e in co m u n icad o s: ta l L ó p ez V e la rd e ; ta l, e n tre los nuevos, au n que d éb ilm en te, C arlo s P e llic e r. P u d ie ra p reg u n tarse algu n o, a l o b serv ar el fen ó m en o , si el p o d er ab so rb en te de M éxico es ta n g ran d e que p o n e a sus p oetas a la defensiva. E l h e ch o es qu e, donde la s con d icion es m ás p ro p icias p a re ce n p re p a ra r u n a g ra n poesía v ital— ta n v ita l co m o la p re clá sica españ ola o algo así, im agin o yo— surge m ás b ien u n a p o esía de to n o m e n o r, ín tim a , b a ñ a d a de m e la n c o lía ; u n a poesía g en eralm en te in tro v e rtid a , co n p re fe re n cia p o r loe tem as d e v a cío y au sen cia y a tra íd a so b re to d o p o r la m u e rte. P e r o la solu ción y o la e n cu en tro en la co n tra d ic­ ció n . L o u n o y lo o tro es M éxico , p aís d e an títesis, cu ltu ra to d av ía co n stitu yen te. N ad a divide, sino su m a, que e l p o p u la r p aís de “ las m añ an itas” p o sea co m o f lo r de su ca n to cu lto u n a po esía c re ­ p u scu lar. L a n u eva po esía m e x ica n a podem os in scrib irla , p a ra sin tetizar, en sus dos p rin cip ales m o v im ien to s: el de “ C on tem p orán eo s” y lu e­ go e l d e la re v ista E l H ijo Pródigo, que re su lta su co n tin u ació n . E n e l p rim e ro a p arecen , e n tre o tro s, J a im e T o rre s B o d e t, C arlo s P e lli-

352

c e r , S alv a d o r N ovo y B e rn a rd o O rtiz de M o n tellan o . E n e l segundo, X a v ie r V illa u rru tia , G ilb erto O w en, Jo s é G oro stiza y A lí C h u m a· c e r o . P e r o e n tre to d o s estos p o etas p a re s b e escogido p a ra esta selecció n a O ctav io P a z — u n o de sus v a lo res m á s jóvenes— , p o rq u e ad e m á s d e re g is tra r lo s rasg o s com unes a tod os sus co m p añ ero s y an tece so re s in te n ta , c o n tra c o rrie n te , in fu n d irle a su poesía algo d e l n eg ad o c a lo r v ita l y p o rq u e in te n ta u n a in teg ració n de lo m e x i­ c a n o a su p o esía, que p u ed e co m p a ra rse le ja n a m e n te co n lo lo g rad o e n p in tu ra p o r P u fin o T a m a y o , au n q u e sus co n tacto s co n M éxico (com o si fu e ra u n v isitan te n o ctu rn o y clan d estin o a la “ suave p a­ t r i a ” d e L ó p ez V e la rd e ) los re a liz a en u n a actitu d so ñ o lien ta, su­ rre a lis ta y p ró x im a , siem p re, a la fu ga.

Cae la noche sobre Teotihuacán. En lo alto de la pirámide los muchachos fuman marihuana, suenan guitarras roncas. ¿Qué yerba, qué agua de vida ha de darnos vida, dónde desenterrar la palabra, la proporción que rige al himno y al discurso, al baile; a la ciudad y a la balanza? El canto mexicano estalla en un carajo, estrella de colores que se apaga, piedra que nos cierra las puertas del contacto. Sabe la tierra a tierra envejecida. E n esta e stro fa d el H im no entre ruinas, O ctavio P a z p lan tea en in te rro g a ció n to d o el d ra m a de la p o esía m e xican a. ¿ “D ónde des­ e n te r r a r la p a la b ra , la p ro p o rció n que rig e a l h im n o ? ” ¿C ó m o e x tr a e r d e las e n trañ as del p u eb lo y de la tie r ra m exican as, u n a len g u a p o é tica qu e, sin p e rd e r su a u ten ticid ad , ten g a reso n an cia u n iv e rsa l? D etengám on os u n m o m en to en este can to y prosigam os la co m p a ra ció n co m en zad a co n el p in to r T a m a y o . T am ay o es u n a resp u esta a la in te rro g a ció n de P a z : u tilizan d o todos los nuevos re ­ cu rso s p lástico s u n iversales (la E sc u e lá de P a rís , P icasso , K le e , M iró , e t c .) , T a m a y o lo g ra a p a r ta r esa “ p ied ra que c ie rra las p u er­ ta s d el co n ta cto ” y fu n d ir en u n a síntesis p ictó rica lo nuevo con lo

perm anente, lo original co n lo originario, lo puro y lo popular. P e r o p re cisa m e n te en este p o d e r de T a m a y o , y en este no p o d er q u e d ra m á tica m e n te e x p resa O ctav io P a z en su in te rro g ació n , en­ c u e n tro y o la ca lid a d re p resen tativ a

del jo v en p o eta m exican o .

P o rq u e p a re c e u n sino p ro p io de esta zona cu ltu ra l el co n q u istar p le n a m e n te la exp resió n de sus esencias sólo a trav és de la p lástica, m ie n tra s q u e la p a la b ra — co m o en e l m ito de Q u etzalcoatl— vi­ n ie n d o d el m a r, v in ien d o d el A tlá n tic o , su fre co m o u n a re a cció n a n te el v é rtig o fo rm id a b le d e esta tie r ra , y oscila angustiosam ente

353 7

e n tre e x p re sa r su a rd ien te m isterio y q u ed ar h u n d id a en e l fol* k lo re , o h u ir de él— p o r el m ism o m a r— p a ra ser universal^ p ero co n la m ela n co lía del d esterrad o . O ctavio P a z , sin em b arg o , h u sca desenterrar su p a la b ra , to c a r co n e lla la tie rra . P e ro escoge el cam in o su rrealista m ás espeso, y p o r cu a n to r e c u rre a ese interiorismo o n írico y su h rreal, su co n ta c­ to — cu an d o hueca a M éxico— , lo h a c e co n las. cap as m ás h o n d as y o scu ras, co n el sub -m éxico de la arq u eo lo g ía. Sus m ás in teresan tes im ágen es y p aisajes p a re ce n extraíd o s de m isteriosas exca v a cio n e s:

Amé la gloria de boca lívida y ojos de diamante, Amé el amor, amé sus labios y su calavera... ca n ta en Soliloquio de m edianoche co n stru y en d o esa estatu a a zteca e im p e re ce d e ra de la G lo ria. Ig u alm en te n o s o fre ce en su p oem a

Relámpago en reposo — m arav illo so n o m b re p a ra u n a diosa te n d i­ d a— b ellos elem entos p o ético s e x tra íd o s de la arq u e o lo g ía :

Luego te tiendes delgada estría de lava en la roca, rayo dormido. Mientras duermes te acaricio y te pulo, hacha esbelta, flecha con que incendio la noche... P e r o p o cas poesías p u ed en p re cia rse de h a b e r lo g rad o u n a m ás h e rm o sa fusión de la p lá stica in d íg en a p reco lo m b in a co n el m u n ­ do o n írico del su rrealism o que Visitas, que co p io ín te g ra :

A través de la noche urbana de piedra y sequía entra el campo a mi cuflrto. Alarga brazos verdes con pulseras de pájaros, con pulseras de hojas. Lleva un río de la mano. El cielo del campo también entra, con su fiesta de joyas acabadas de cortar. Y el mar se sienta junto a mí, extendiendo su cola blanquísima en el suelo. Del silencio brota un árbol de música. Del árbol cuelgan todas las palabras hermosas, que brillan, maduran, caen. En mi frente, cueva que habita un relámpago... Pero todo se ha poblado de alas. Dime, ¿es dç veras el campo que viene de tan lejos o eres tú, son los sueños que sueñas a mi lado? £ n su sondeo de las p ro fu n d id ad es m ito ló g icas de M éxico , la p o esía d e O ctavio P a z lle g a h a sta el lím ite de eq u iv o car su D ios, co n fu n d ién d olo en su sueño co n el te rrib le dios a zteca de “ infinitos lab io s secos” , que tie n e sed de san gre

el dios de sangre..^ él dios que me devora. 354

P e r o , co m o antes h e d ich o , P a z sólo es u n v isitan te n o ctu rn o y clan d estin o de su M éxico p erd id o . L a n o ch e y el sueño, en de­ fin itiv a , le im p id en co n o cerlo y d o m in a rlo :

la noche con olas azules va borrando estas palabras escritas con mano ligera en la palma del sueño. D espués de r e c o r r e r sus m ito s m u erto s— los m itos de M éxico q u e y a ta m b ién du erm en — el p o eta se d e ja lle v a r de la m an o de P a u l E lu a r d y au n d el m arq u és de S ad e, V irg ilios en catalep sia, h a cia u n a soledad in fern al, h a c ia o tro s m itos de desesperante o p a­ cid a d , co m o si fu e ra el v ia je de u n fú n eb re egipcio p o r las in te r­ m in ab les tin ieb las d el p aís de los m u erto s. S u m ism a v italid ad se co n su m e, p á lid a , in y ectad a d e m o rfin a :

Intenté salir a la noche y al alba comulgar con los que sufren, mas como el rayo al caminante solitario sobrecogió a mi espíritu una lívida certidumbre: había muerto el sol y una eterna noche amanecía, más negra y más oscura que la otra, y el mundo, los árboles, los hombres, todo, yo mismo, sólo éramos los fantasmas de mi sueño, un sueño eterno, ya sin día' ni despertar posible, un sueño al que ya no mojaría la callada espuma del alba, un sueño para el que nunca sonarían las trompetas del Juicio Final. Porque nada, ni siquiera la muerte, acabará con este sueño. P e r o , co m o d ijo el r a ro p o rtu g u és Pefesoa: “ fin g ir es co n o cerse”, y ap en as el sueño suspende su ficció n , vuelve el p o eta a estab lecerse en su d ra m a , v u elve el “ ca n to m exican o a e sta lla r en un c a r a jo ” , y la an gu stia del “ exp resiv o ” a rre m e te , b u sca, p ro n u n cia, com o en su fo rm id a b le p eq ueño p o em a Las Palabras:

Dales la vuelta, cógelas del rabo (chillen, putas), azótalas, dales azúcar en la boca a las rejegas, ínflalas, globos, pínchalas, sórbeles sangre y tuétanos, sécalas, cápalas, písalas, gallo galante, tuérceles el gaznate, cocinero, desplúmalas, destrípalas, toro, buey, arrástralas, hazlas, poeta, haz que se traguen todas sus palabras. P o rq u e é ste es el m isterio so a p o rte d e Octavio. P a z . E x p re s a r en sí m ism o la an g u stia de la palabra m e x ica n a n u e v a : la p a lab ra

355

qu e se sep aró de sí m ism a— que puso en lu ch a lo o rig in al c o n tra lo o rig in ario — y cu y a d olorosa escisión v a d erram an d o m e lan co lía e n tre los dos tiem p o s, e n tre los dos m a re s, e n tre la re a lid a d y el m ito , o h Q u e tz a lco a tl:

Oh estrella desollada, pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida... 5 .°

JO A Q U ÍN PASO S

E l a p o rte de la p oesía ce n tro a m e ric a n a p u ed e definirse co m o u n in te n to de in teg ració n de las dos g randes co rrie n te s p o éticas a m e ric a n a s: la A tlá n tic a y la P a c ífic a . Su in q u ietu d p o r c a p ta r to d a la v ib ra ció n p o ética del m und o n o se p ro d u ce , co m o en M éxico , en un an tagon ism o co n lo v ern ácu lo y lo p o p u la r, n i e l uso d el rig o r o el afán de o rig in alid ad se h a c e a expen sas d e lo v it a l ; an tes, p o r el co n tra rio , se ju stifican y com p en san p o r u n a v o lu n tad asiníilad o ra— de h o n d a sustancia am e rica n a — que . p ersigu e u n nu evo u n i­ versalism o y u n nuevo hu m an ism o q u e b ro te n esp o n tán eam en te de sus ra íces. E s te tip o de p o esía, q u e podem os lla m a r neom edi *

terránea, se p ro d u ce h a sta que R u b é n ro m p e el en q u istam ien to p ro v in cian o de C en tro a m é rica . “ R u b én D a río fu é la salid a a l m a r — d ice el p o eta E rn e sto C ard en al— , fu é e l aco n tecim ien to m ás g ran d e” p a ra n u estras

p atrias. “ D esagu ad ero

d e to d as n u estras

red u cid as navegaciones, dió él solo m ás ru ta s m a rin a s p a ra A m é : r ic a que el C an al de P a n a m á .” E l p ro v in cialism o , co m o agua es­ ta n ca d a , sintió en un com ienzo e l v é rtig o de aq u ellas m il ru ta s m u nd iales d esan grad oras. P e ro la fu erza m e d ite rrá n e a de esas co ­ rrie n te s cen trífu g as p ro d u jo ta n rá p id a m e n te el deseq uilibrio— pa­ sando del lo calism o m ás ce rra d o a los exo tism os m ás cursis— , q u e la “ poesía nu eva” y a surgió en C e n tro a m é rica m an ifestan d o , co m o u n a de sus p rin cip ales ten d en cias, la re a c c ió n an tirru b e n ia n a de

vitelta a la tierra . V u e lta qu e, sin em b arg o , n o re n u n cia b a a l v ia je . R e to rn o qu e p reten d ía re sta b le ce r u n eq u ilib rio y q u e, p o r ta n to , se p ro d u cía co m o un in ten to de síntesis desde e l co m ien zo . E n to ­ dos lo s p rin cip ales po etas ce n tro am e rican o s co n tem p o rán eo s se ad ­ v ie rte — en

m ayor

o

m e n o r m edida->-esa

a c titu d

eq u ilib rad a

y

m e d ite rrá n e a de in teg ració n . L o vem os en M iguel A n g el A stu rias, com b in an d o sus m ás an tigu as trad icio n es m ay as co n las m ás n ove­ dosas invenciones y fo rm as p o éticas u n iversales en u n

españ ol

to n ifica d o y av asallan te. L o vem os en S alo m ó n de la S elva a fir­ m an d o siem p re su am erican id ad y aun su ra ig a m b re clásica en

356

eus

m ás

av en tu rad as

in n ovacion es.

En

el

ecu m én ico

A lfonso

C o rté s, e n J o s é C oro n el U rte c h o y au n en lo s m ás jóvenes v alo res, co m o C arlo s M artín ez R iv as, en quienes siem p re subsiste la a fir­ m a ció n h u m an ista e in te g ra d o ra p o r sob re cu alq u ier te n tació n de o rig in a lid a d a rtificio sa o de p iru e te ría s d ernier cri. E s u n h e ch o , sin em b arg o , q u e d e to d a C en tro a m é rica h a sido N ica ra g u a la q u e co n m ás c la ra co n cie n cia y u n an im id ad h a e x ­ p resad o en sus p o etas este nu evo m en saje m e d iterrán eo del istm o. Y en N ica ra g u a e l que m ás a d m ira b le y fielm en te reú n e y exp resa sus ca ra c te rís tic a s es Jo a q u ín P aso s, n acid o en 1 9 1 5 y m u e rto r e ­ cie n te m e n te , n o sin d e ja r u n a o b ra p o é tica donde q u eda m a rca d o e l p ro ceso d e esta c o rrie n te p o é tica , q u e es co m o el pulso de to d o e l sueño d e A m é ric a , l a in q u ie ta n te reso n an cia de la p oesía d el co n tin e n te golpeando en este lu g a r v ib ra n te y cé n trico que N eru d a lla m a “ la g arg an ta p a sto ril de A m é rica ” . L a poesía de Jo a q u ín P aso s— a q u ien n o p a re c e que le sea a je n a n in gu n a co n q u ista n i n in gú n a p o rte de su tiem p o— tie n e la v irtu d p rim a ria de la ’’a ten ­ ció n ” : re co g e de la: p o esía fra n ce sa , alem an a, inglesa y n o rte a m e ­ r ic a n a , sin p e rd e r n u n ca co n ta cto co n las exp erien cias de la poesía en ca ste lla n o , tod os aq u ello s elem en tos y recu rso s que p u eden ser­ v irle p a r a su p ro p ia exp resió n y p a ra d a rle a ésta su e x a c ta te m ­ p o ra lid a d . M as aú n , en m u ch o s de sus poem as, exp erim en ta nuevas fo rm a s y e stru ctu ra s p o éticas que sim u ltán eam en te se ensayan en o tra s len gu as o países, p o rq u e su ca p ta ció n del tiem p o y de sus exig en cias exp resiv as n o la e fectú a so lam en te p o r aten ció n a in ­ flu en cias o le ctu ra s, sino p o r ad iv in ació n . H a y en su poesía esa ca lid a d d e puerto, que asim ila lo nu evo y lo h a ce oportuno, que sale al m u n d o y trae — actu alizan d o la tradición, en riq u ecién d o la— , e n in cesan te v a rie d a d de te m a s y actitu d es em ocion ales. Su s p rim e ro s p oem as son v ia je ro s, co n ad m irab le co n o cim ien to p o é tico de lu g ares, p aisajes, am b ien tes y aspectos lírico s del m undo sin h a b e r salid o n u n ca de N ica ra g u a . Su oído m e d iterrán eo n ecesita o ír p rim e ro el g ran ru id o m isterio so del m undo. “ L as lo co m o to ras q u e v a n h a c ia A sia.” E l h u m o pesado de los b arco s, cru zan d o los lito ra le s h elad o s de N o ru eg a. O p a sa r ex p e cta n te p o r “ el pueblo de M a u e r, c e r c a de H eid elb erg ” . O d escan sar y b a ila r ju n to a los v e n ta n a le s d el im ag in ario y le ja n o

T rem o l-H o tel... Son lugares

p a r a qu e e l p o em a re cib a la a leg ría y novedad del U n iverso. O m e jo r d ich o , “ p oem as-lu gares” , recre a cio n e s de u n m undo cuyo p u lso m isterio so sien te l a tir h a jo sus d ed os:

Allá en las aldeas lejanas escupidas detrás de las montañas azules o en las grandes ciudades insospechadas, puestas a secar al sol. 357

donde otros hombres convivirían con nosotros y conoceríamos sus almas de y ciertos golpes minúsculos detrás de sus pupilas. . [otros moldes (“Cook”) C u alq u iera d iría que q u ien así ca n ta es u n a lm a co sm o p o lita y centrífuga* Y así es, p ero su im agin ació n v ia je ra es u n re co g e r d e lib e rta d y de am p litu d p a ra luego v o lv e r y su m erg irse en la tie r r a sin p elig ro d e region alism os o pro v in cialism o s q u e lo en­ c ie rre n en su cav ern a. ¿ P o d r á p ed irse u n a co m u n ió n m ás ín tim a , co lo rid a y v ita l co n su n a tu ra le z a , q u e la Elegía d e la pájara? L e e d la :

¡Oh loca y dulce pájara comedora de frutas, devuélveme el vino verde de tu plumaje esquifo, derrámalo en el aire emborrachado a gritos, agítalo en mi alma con tu pico desnudo! Que la diosa que surte los campos de aves nuevas vierta sobre mi sangre este licor agreste, que tu color circule a través de mi cuerpo, nido de locos pájaros, ¡ay!, pájaros muertos. Pero la dulce luna, la que escucha los cantos silenciosos de las aves sin lengua, vea en mi corazón como en un pozo límpido el cadáver de tu alma flotando como un pétalo. Con tu mirada ciega y honda como un clavo estás fijando el vértice de este momento triste, mientras suena en él aire rumor de plumas secas y las alas quebradas se desgajan con sueño. Sube, pájara, sube a la postrera rama, la que despide al mundo, el puerto de los cielos; lanza tu carne, dulce, perfumada de frutas. Hacia ti estas dos manos, estas manos que esperan el manojo de sangre de selva de tu cuerpo para mostrarlo al mundo como una joya fúlgida, como lo mejor, lo mejor de la cosecha. Sobre este llanto mío que se apague tu vuelo, que se ahogue en sollozos el clarín de tu grito, y que tu cuerpo, tibio, descanse para siempre en mi dolor, que tiene la forma de tu nido.

E s ta segu rid ad co n que Jo a q u ín P aso s tr a e y lle v a l a n oved ad a la tra d ició n a lcan za su m á x im a p e rfe cció n en su b re v e p o em ario qu e titu ló Misterio indio. A sim ilan d o lo s re cu rso s m ás eficaces de la p oesía u n iv ersal escrib e sus indios, lo s hace co n to d o s los elem en ­ to s d e su m isterio y se p e rm ite aú n m á s : r e c r e a r e l m u n d o n u estro desde la in te rio rid a d de sus silencios y soledades ab o ríg en es, cons­ tru y e n d o n o sólo e l p aisa je in te rn o d e esos in d io s, sino vien d o e l p a isa je e x te rn o co n lo s o jos de ellos. S e h a c e in d io sin p e rd e r su len g u a, co m o pu do h a ce rse co sm o p o lita sin p e rd e r su in d io. A sí surgen las ad m irab les e stru ctu ras p sicológicas de sus “ in­ dios ciegos, ab rien d o , co n sus m an o s to rp e s, cam in o s en e l a ire

358

p a r a sus ojo s o d e los “ indios v iejo s” , an te q u ien es “ e l a ire d etien e su m a rc h a ” :

El viento pasa, contemplándolos, los toca con cuidado para no desbaratarles sus corazones de ceniza. la India caída en el mercado, co n u n “ ata q u e m alo ” y la

0

a te n ció n m o rb o sa d e lo s lu stra d o re s, p ero

Al lavarle el estómago los médicos lo encontraron vacio, lleno de hambre, de hambre y de misterio. O e l Indio echado, q u e d e ja a sus h ijo s d e h e re n cia su “ m ás cariñ o so b ostezo” . 0

Nuestro viento furioso grita a través de palmas gigantes, sordos bramidos bajan del cielo incendiados con lenguas de leopardos y en la g ra n to rm e n ta del tró p ic o :

Las indias jóvenes salen al patio, rompen sus camisas. Ofrecen al viento sus senos desnudos, que él se encarga de afilar como volcanes. A sí se p u eb la este lu g a r de A m é rica de u n as c ria tu ra s p o éticas, de u n a h u m an id ad m isterio sa y an tig u a p e ro v iv ien te, qu e, sin elem en tos arq u eo ló g ico s, n i tip ism o n i p in to resq u ism o, se in te g ra a l tiem p o co n u n m en saje e x tra ñ o , m ás que de esp eran za, d e sim ­ p le esp era c re a d o ra , le n ta y silenciosa co m o la N a tu ra le z a y sus siglos. P e r o es p recisam en te en esta fusión d e los dos sentid os d el “ tiem p o ” — el tiem p o “ nu evo” y u n iv ersal co n el tiem p o le n to , ger­ m in a l y ca rg a d o de m isterio del m und o am erican o — com o se m an i­ fie sta en su m ás d ra m á tica exp resió n e l a p o rte m e d ite rrá n e o de C e n tro a m é rica . E s la reso n an cia del tiem p o m o d ern o (sus invencio­ n es, sus d estru ccio n es, sus angustias, sus fes)

en ese o tro tiem p o

d istin to , p rim itiv o , lu n a r, de A m é ric a , p ero m isterio sam en te ad h e­ rid o p o r la cu ltu ra o ccid e n ta l a l ritm o d el m u n d o. E n su p o em a

Describamos u n árbol, Jo a q u ín lo a n o ta :

Tu crecimiento es más rápido que el vuelo de un avión, pero no se nota, porque nuestro tiempo es muy corto ; un niño se sentó una tarde en tu rama y un venerable anciano apareció muerto en tu copa cien años después, porque tu sangre ascensora puja como un elefante aéreo, tu fuerza vieja de pólvora vegetal estalla como un cohete de feria que deja prendidos en el espacio tus frutos rojos. 359

Que la estatua de la libertad crezca para creer en la democracia, porque tus raíces entran en el propio corazón de mi país; tus ramas son piernas de indias jóvenes; tu sexo es de sol, y en el secreto de la noche se alza tu bello edificio; tu barba cobija besos encendidos y pájaros apagados en la sombra, que se tienden a tu pie como un perro oscuro, mientras lloran tus hojas quebrando el vidrio de la luna y todo tu amoroso ser espera el nuevo día. G uando la p rim e ra g u e rra m u n d ial, fu e S alo m ó n d e la S elva — u n n icarag ü en se— qu ien refirió e l eco

am e rica n o

de esa co n ­

m o ció n en su lib ro de p oem as E l Soldado Desconocido. C u an d o la segu n d a g u e rra m u n d ial, fu é Jo a q u ín P a so s e l q u e p ro d u jo e l g ra n ca n to d e o tro e c o : el d esg arram ien to d el v ib ra n te co razó n d e A m é ric a p o r la b ru ta l m ata n z a d el m u n d o . A cú stica trá g ic a de este n u evo m e d ite rrá n e o que sien te la u n id a d d el m u n d o y so r­ p re n d e los efecto s y la s m isterio sas co m u n icacio n es d el d o lo r y la m u e rte . D e u n o céan o a o tro , de u n tiem p o a o tro , la san g re, o el g rito , o l a m u e rte , p ro d u cen ondas que re p e rc u te n so b re o tro s seres y cosas, y lo q u e a llá es g u erra aq u í pu ed en ser p á ja ro s y flo re s secas, n a tu ra le z a m u e rta :

Los frutos no maduran en este aire dormido, sino lentamente, de tal suerte que parecen marchitos y hasta los insectos se equivocan, en esta primavera sonámbula, sin sentido. La Naturaleza tiene ausente a su marido. No tienen ni fuerza suficiente para morir las semillas del cultivo y su muerte se oye como el hilito de sangre que sale de la boca del hombre [herido. D e este g ran d e y la rg o p o em a, Canto d e guerra d e las cosas, h a d ich o e l c rític o ita lia n o O restes M a c r í: “ E n este Canto de gue­

rra, de P a so s, es t a l la fu e rz a de la n a tu ra le z a tro p ic a l, in tu id a desde el p u n to de v ista de lo s m u e rto s, y que se dev o ra en u n a co n fu sió n d e los sentid os y de la “ v id a-m u erte”, q u e la T ierra

baldía, d e E lio t, p a re c e an te ella co m o u n a

p álid a

v a ria ció n

lib re sca .” ...A sí Jo a q u ín P aso s re p itió , co n u n a n u eva len g u a, la m isión m e d ite rrá n e a de la p oesía del Istm o , t a l co m o R u b é n lo p ro fe tiz a ra a l in a u g u ra r sus ru ta s u n iv ersales:

La tierra está preñada de dolor tan profundo que el soñador, imperial meditabundo, sufre con las angustias del corazón del mundo... Pablo Antonio Cuadra. Codirector de La Prensa. hanacua (Nicaragua). 360

E L R E Y , E L P R IN C IP E Y L A F L A U T A

POR

MARC LEGASSA

H abía un rey, hace m ucho, m ucho tiempo. E se rey vivía en una isla. Pasaba el tiempo en la ventana d e su castillo. E l castillo era d e piedra rosa. M uy bonito, pero demasiado grande para él. Así pensaba cuando miraba al mar inmenso. Pasaban los pájaros delante d e los altos muros del castillo cantando. Y el rey les quería m ucho. Las olas del m ar le saludaban con reverencias d e espuma blanca. Las olas eran verdes, pero saludaban en blanco. E l rey les respondía quitándose la corona y sonriendo con* sus dientes blan­ cos. La corona era d e oro con perlas m uy bonitas, blancas como las reverencias d e las olas y los dientes del rey. Así era. No había reina. O, m ejor dicho, sí; pero era reina m adre solamente. No reina reinante, sino m adre. Nada más. E ra mala com o una cabra. F ea como un langostino. P equeña, roja, torcida, con corsé. Eso sí, siem pre con corsé, como un langostino. No quería nada a su hijo. L e odiaba p o rq u e era rey, rey reinante y mandaba. Hacía todo lo posible para darle disgustos. Inventaba chismes, discutía con los criados, los ministros, las cocineras y los soldados. Protestaba d e todo, y por cualquier razón armaba la d e San Quintín. E l rey sus­ piraba. Y rezaba a Santa María para qu e diese buenos consejos a la reina m adre. P ero nada. Seguía tan mala, qu e el rey no podía ca­ sarse. N o quería. ¡Q ué vida hubiera sido la d e su esposa con tal suegra...! Y el rey miraba, miraba... por la ventana, y saludaba sonriendo a las olas del mar. P ero dentro de sí tenia pena. Como rey hubiera sido feliz. Como hijo era desgraciado. Así, bien lo com ­ prenderéis, era un hom bre triste bajo su corona de oro. Su herm a­ no, el príncipe, se llamaba Alvaro. E ra músico y tocaba la flauta. Vivía arriba, en una sala pequeña sobre la gran terraza d el castillo, gozando d e una vista ideal. A lo lejos se adivinaban las tierras d el continente, allí donde vivían tantos flautistas y tamborileros. A llí donde se dan prem ios en los concursos. A llí; ese allí, siem pre más sugestivo qu e el aquí. E l príncipe no era vago. No. P ero no hacía luida d e lo qu e la gente llama trabajar. P or ejem plo, no ga­ naba dinero. N o mataba. No gritaba órdenes. N o pegaba. Tam poco

361

obedecia. S e reía. Dormía, y el resto d el día tocaba la flauta en la terraza más alta del castillo. Un día, el rey vio al p ie del castillo un barco. Los marineros estaban izando las velas. Corrían. Tiraban cuerdas para recoger el viento en los trapos blancos. E l viento se reía. Jugaba con el pelo d e los hom bres. Transform ándole en pe­ queñas llamas encim a d e las cabezas: el fuego de la aventura. Ese fuego y ese viento entraron en el corazón del rey por la ventana d el castillo. E l rey decidió marcharse. Subió a la terraza, y dijo a su herm ano: — M e voy d e viaje, Alvaro, y te dejo la corona. No sé cuándo volveré. D eja la flauta y sé u n buen regente para mis queridos isleños. — B ueno, bueno— d i jó Alvaro — , márchate tranquilo. Necesitas

cam biar d e aires. Y o guardaré la corona. P ero por eso no renuncio a la flauta. R einaré y tocaré a la vez. Las dos cosas no son incom­ patibles. E l rey arm ó una carabela, le puso veintiséis velas. P or si se rompían, tam bién llevó dos juegos completos d e repuesto: cincuen­ ta y dos velas bien plegadas en la cala. E l príncipe Alvaro le acom­ pañó al puerto. L e abrazó. E l rey subió al barco, y levantó la mano en señal d e despedida. Y se fu é con el viento. Cuando la reina m adre se enteró d e la ida del rey, se puso como una hiena. Corrió a la terraza. P ero Alvaro miraba al mar y tocaba su flauta. E l barco del rey corría sobre las olas. La reina m adre se cansó y se fu é a la cocina a com er patas d e cerdo. Después d e ocho días de viento, el barco del rey entró en el puerto. No había nadie en los muelles. E l rey bajó a tierra y se fu é a una gran casa d e piedra gris. S e oía una música d e violín y guitarra. D ulce, ·incesante. E l rey avanzaba a través d e inmensas salas desiertas. Y siem pre una música celestial sonaba en sus oídos. B ajó a un patio y encontró tres chicas. Bailaban en silencio, sonriéndose. E l rey se sentó en u n banco y se quedó maravillado mirando y oyendo. Nadie sabía q u e era rey. N adie le hacía caso. E ra doblem ente feliz. Sentado al sol en su rincón del patio, tres bailarinas delante d e sus ojos y sonidos d e guitarra y violín en los oídos. “Igual no hay rey en este país ” , pensó el rey. Y una gran alegría llenó su corazón. “P or eso bailan. P or eso no hay nadie en el puerto, p o r eso no p id en nada.” Ese día decidió el rey abdicar a su regreso. Un viejo pesca­ dor entró. Llevaba remos y red. Las chicas le vinieron a saludar y tomaron una cesta llena d e pescados. La última preguntó:

362

— ¿H ay q u e p o ner un plato para é l? — y señaló c l rey e n su rincón— Claro q u e sí— contestó el pescador — T ien e ha m bre y sed de algo. Acaso es un idiota. P ero no importa. Así que, si quieres, puedes com er con nosotros. — Gracias— dijo el rey — . Tengo mi barco en el puerto. — S e lo llevó el viento— contestó el pescador. — N o m e importa— replicó el rey — . Entonces com eré con vos­ otros. E n la isla, el prín cip e Alvaro llamó a los ministros. Les d ijo : — Estáis despachados. Podéis iros. Sois la más com pleta banda d e bribones q u e h e visto. ¡F u e ra l Los ministros se m archaron. Después, Alvaro mandó llamar al po rtero : — Puedes dejar el castillo. E s demasiadó grande. — ¿ Y la reina m a dre?— dijo el portero. — Dale un cuarto en la portería, y d e com er dos veces al día. Para el resto, ponte algodón en los oídos y no escuches a la reina m adre. E s una pesada. Todo se cum plió como lo había ordenado el príncipe. A l día siguiente, Alvaro mandó a la Policía en busca d el je fe d e la oposi­ ción. Este se contem pló en el espejo. E ra un momento histórico. La Policía real venía a encarcelar al je fe d e la oposición. “Soy un idealista q u e va a sufrir por sus ideas.n Hizo algunos gestos y se entusiasmó consigo mismo. S e fu é con la Policía. E n el jardín del castillo real, el príncipe Alvaro le d ijo : — T e nom bro prim er ministro. Tom a. A q u í están las llaves del Tesoro, el bastón d e mando, la espada d e condestable y el antifaz d e diplomático. ¡Adiós, señor prim er ministro! Y se m archó el príncipe con su flauta en la mano. La Policía se cuadró y saludó al nuevo je fe d e Gobierno. A l día siguiente, el p rim er ministro, creyéndose aún je fe d e la oposición, em pezó a criticar los actos d el G obierno. Pronto se dió cuenta d e qu e se criticaba a sí mismo. Se mordió la lengua. Mandó a la Policía e n ­ carcelar al je fe del antiguo G obierno: — Como ex p rim er ministro, eres je fe d e la oposición. Conozco la mala fe con la cual se sigue al Gobierno en todos sus pasos. N o quiero eso. ¡A la cárcel! — ¡Soy u n m ártir!— suspiró el e x p rim er ministro. — ¡Eso, n o ! — gritó, apurado, el je fe d e Gobierno — . ¡Eso, n o ! N o quiero q u e seas un mártir. Y o lo hu biera sido con gusto. ¡Eso,

363

sí! P ero tú, no. E se papel m e p ertenece p o r derecho d e antigüe­ dad. E ra el sueño d e m i vida. P ero tú eras un p rim er ministro muy m alo: no encarcelaste a nadie. A hora q u e has perdido tu puesto quieres ocupar el d e mártir. ¡A bu só n! ¡N o y n o ! T e nom bro alm i­ rante. V ete al sastre y q u e te haga el uniform e. La Policía llevó al prim er ministro al sastre, y se cuadró antes d e dejarle allí vistiéndose d e almirante. E n las islas había dos clases d e ciudadanos: los ricos y los pobres. Los ricos eran los que tenían riquezas; los pobres, los q u e vivían en la pobreza. Había ricos que caían en la pobreza y pobres q u e llegaban a tener rique­ zas. Entonces cambiaban d e nom bre. Los antiguos ricos, nuevos p o bres; los antiguos pobres, nuevos ricos. Los ricos no querían al nuevo je fe d e G obierno; les parecía u n p o b re q u e había llegado a ser rico sin ha ber ganado riquezas. A lgo inmoral e injusto. P ero los ricos se daban cuenta de qu e no era culpa d el je fe d e Gobierno. E ra el príncipe Alvaro él culpable. — Quizá, además d e flautista, sea poeta— dijo uno. — Entonces hay qu e matarle. Y cuanto más pronto, m ejor— dijo su m ujer, q u e era la m u jer más bonita y m ejor vestida d e toda la isla. E ra tan guapa, q u e su marido había asegurado su belleza. Así, cuando engordaba le daban una indemnización proporcional a la grasa adquirida. Y a cada arruga, mil pesetas. Cada pelo blanco, dos duros. E ra una mina d e m ujer guapa. Como siem pre, cuando se m ete una m u jer bonita en un asunto estúpido, éste tomó u n aire gracioso, y, p o r tanto, interesante. Los hijos d e ricos pusieron d e moda el intento d e matar al príncipe. Una sonrisa d e la rica guapa era él prem io d e la aventura. Dos labios, entreabiertos por una herida mortal, les parecía un negocio. P ero él prín cip e tenía suerte. Todos los intentos fracasaron. Todos. Una vez, a la salida d e la catedral, cuando bajaba las gradas, el puñal resbaló sobre la flauta. Otra vez, una caída al suelo, provocada por u n abuso de vino tinto, le salvó d e una pedrada. Otra vez, la intervención opor­ tuna d e su amigo Pirueta. Otras veces, el temporal, la m uchedum ­ bre, la velocidad d e su caballo o su estrella. Y la flauta. Cuando Alvaro tocaba, nadie se atrevía a matarle. H ubiera sido un crim en demasiado horrible. E n tre interrum pir el curso d e una vida e inte­ rru m pir un recital de flauta, había un abismo. Y jamás fu é fran­ queado. Los padres d e los asesinos inform aron a la reina m adre del proyecto. L e d ijero n : — Si m u ere el príncipe bajo el odio d e nuestros hijos, pondre­ mos a S u Majestad d e reina reinante.

364

— Entonces, cortaré el cuello a vuestros hijos— dijo la reina ma·

d re, y con su cuchilló cortó un gran pedazo d e salchichón — . Sus hijos son suyos; m i hijo es mío. Mátenmelo y mataré a qu ien lo mató—y ofreció a los padres el resto d el salchichón. S in em bargo, era mala esa reina m adre. Lo demostró a lo largo d e su vida. S u marido, por ejem plo, se m urió d e asco. P ero nadie es totalmente malo ni absolutamente bueno. Sólo m ediocridad. E n ­ tonces falló a su Destino la reina m adre. P orque era demasiado m adre para ser reina. Y el Destino cam bió sus caballos. Un b u en día la carabela d el rey apareció en el puerto. Los mari­ neros contaron cóm o se había quedado el rey en una isla, cóm o el viento les había llevado y cómo regresaron con pena y sin rey. Entonces los ricos, padres e hijos, abandonaron su proyecto d e ma­ tar al príncipe. ¿Q uién hubiera llevado la corona si el rey nunca volvía? Necesitaban d e u n soberano arriba, como se necesita d e un paraguas en los días d e lluvia. Volvieron a sus riquezas. Sus hijos cambiaron d e moda, y la rica guapa se enam oró d el príncipe. Alvaro le regaló las cincuenta y dos velas d e cambio d e la carabela real para hacerse camisones. Y en la noche d e la isla lejana, el rey es­ cuchaba la música subir hasta el cielo. Lo llenaba d e misterio, d e paz y d e poesía. E ra n tres los músicos invisibles, casados con tres hermanas. S e les m urieron las tres m ujeres dando a luz a tres hijas. Y los tres viudos se consolaban haciendo música. Dos el violín y el otro la guitarra. E n el patio bailaban las tres pequeñas h u ér­ fanas. E l viejo pescador traía del mar la comida d e sus nietas y d e sus yernos. Había perdido a sus hijas. P ero no lloraba. E ra bastante viejo para saber que es más im portante com er qu e llorar. Y q u e aunque se pueda llorar d e ham bre, nunca se ha tenido ham­ b re d e llorar. Así decía al rey. Este inclinaba la cabeza para dar su aprobación. E l viejo pescador proseguía con sus discursos. Se creía m uy sabio po rqu e tenía el pelo blanco y dolor en los riñones. P ero sus palabras no hacían más qiie matar al misterio, la paz y la poesía d e la noche. Y aburrir al rey. E n fin, se durm ió el viejo pescador. Discretamente. Sin roncar. Entonces, el rey soñaba a su padre en el lecho d e m uerte, diciendo a Alvaro y a é l: “Os dejo dos cosas. Que cada uno elija lo suyo. M i corona o m i flauta. Uno rei­ nará; el otro tocará la flauta. E l tiempo dirá quién hizo la m ejor elección. Nunca h e tenido cetro. N i falta qu e m e hizo. M e bastaba la flauta. S i ponéis la flauta al lado d e la corona, tenéis el núm ero diez. N o olvidar nunca q u e el uno sin el cero es siem pre una uni­ dad, y el cero solo, nada. ¡N ada!” M urió el p a d re: el rey eligió la

365

corona ; Alvaro, la flauta. E n el patio d e la gran casa d e piedra gris, el rey, poquito a poco, se cansó del viejo, d el pescador y d e sí mismo. Quería disolverse en una melodía, y subir, subir hasta las estrellas d e la noche, o hasta la luna por lo menos. N o podía. E ra rey, q u e no flautista. Iba al puerto en el silenció d e m edianoche, se sentaba en el m uelle. Las olas echaban su mensaje sobre las pie­ dras salpicadas. Siem pre lo mismo. No se podía salir d el Destino, escaparse p o r encim a d e los muros de la oscuridad. La noche en­ carcelaba al rey en la tierra. Las tinieblas le decían frases hosti­ les, im penetrables como la eternidad. Entonces volvía al patio, escuchaba la música, y él deseo d e horizonte se hacía más vivo to­ davía en el corazón d el rey. E n la isla, Alvaro destituyó al je fe d e G obierno. Este, por falta d e imaginación, quería hacer d e todos los pobres unos ricos. Entonces intervino Alvaro flauta en m ano: — ¡B árbaro!— dijo al p rim er ministro — . Querías hacer ricos a todos los pobres. P ero el rico lo es comparativamente con el po­ bre. Sin pobres no hay ricos. ¡T onto! S er rico es una ilusión nacida d e la histeria d el oro. D e donde viene su nom bre histérico, qu e por pereza d e pronunciación ha quedado en rico. ¡Q ué animales sois los políticos! ¡V e te ! T e despacho y suprim o el Gobierno. E l príncipe mandó a la Policía a confiscar las llaves del Tesoro , el bastón d e mando, la espada d e condestable y el antifaz d e di­ plomático. Dió el antifaz d e diplomático a la rica guapa, porque las arrugas em pezaban a desfigurarle. — E l gobierno d e esta isla es cosa demasiado seria para gentes mayores— explicó el príncipe a Pirueta — . Acaso a los niños se lo podría dejar. Son más sensatos, al menos en sus proyectos d e re­ form a. H acen d e un bastón un caballo, en tanto qu e la gente mayor se entretiene en hacer d e un m arqués una persona interesante. Nunca los niños hubieran pensado en cam biar pobres en ricos. E l ju ego es para ellos la vida ideal. Y ¿a qu é juega n? Siem pre a po­ bres. E l hijo d el m ercader ju ega a carpintero o a limpiabotas y nunca a presidente d e cofradía. ¡Q ué idiota ese p rim er ministro, e x je fe d e la oposición. Y le nom bró m olinero real, po rqu e era realm ente poco original. La isla se quedó sin gobierno; la oposición, sin vida; la renta, sin cambio. Y m urió la reina madre. — Señores, la reina m adre ha m uerto. Esta noche, a las dos m e­

nos cinco en punto. ¡ Y en bata!— proclamó el portero d el castillo real en las calles.

366

A ndaba con una campana. Vociferaba, vestido d e luto. Y tocaba e n las bocacalles. L e hicieron a Ία reina m adre u n entierro mag­ nífico. Qcho caballos para tirar d e la carroza. Seis obispos para acompañarla. Cuatro generales para seguirla. Y los tres bufones de la corte real, para llorar. E l príncipe, vestido d e negro, iba en otra carroza con su flauta en la mano. Detrás, los antiguos jefes del Gobierno. Jefes d e la oposición, ministros y politiqueros. Todos llo­ raban. — ¡A y d e los buenos tiem pos! — decían — . ¡P o b re reina m adre! ¡ Y po bre M onarquía! ¡P o b re isla! ¡A donde vamos! ¡A do nd e! E l príncipe, qu e les oía desde la carroza, se asomó a la ventana, y dijo en voz alta: — A l cem enterio, señores; al cem enterio— hizo un breve discur­ so junto a la tum ba d e su m adre — : E ra m i m adre y era reina. Si hubiera sido sólo reina sin ser m adre, lo hubiera pasado bien. Si hubiera sido m adre solamente sin ser reina, también. E n esos dos casos, vosotros hubierais tenido una buena reina y yo una buena m adre. Así es qu e nada d e lloros y lágrimas. Está m ucho m ejor la reina m adre ahora qu e no es nada. Así anda la vida. La m uerte lo arregla todo. Gracias por la compañía. Está' terminado el entierro. E n la otra isla, poco tiempo después d e la m uerte d e la reina m adre, el viejo pescador se llevó al rey delante d e un pozo: — Este es el pozo d e la verdad. E l rey inclinó la cabeza y miró al fo ndo : — Hay una mancha blanca encim a d el agua. — Sí— dijo el pescador — . E s la verdad, q u e se ha ahogado en su pozo. E l rey tuvo un sobresalto: — ¿L a verdad se ha ahogado? Entonces no hay más verdad. E l viejo pescador miraba al blanco cadáver d e la verdad flo­ tando en su pozo: — ¡N o, no hay más verdad! A un que, claro, no se pu ed e afir­ mar rotundam ente. S i no hay verdad, no se pu ed e decir que la verdad es qu e no hay verdad. P ero, en fin, es algo así. — ¿ Y desde cuándo está ahogada la verdad? E l viejo pescador se acercó al rey, y le dijo casi al oído: — Y o creo q u e desde él principio. — ¿ Y se ha enterado m ucha gente d e la m uerte d e la verdad? — preguntó el rey. — ¡N o, n o ! Casi nadie. D e vivo, nadie. Todos los que se han dado cuenta d e qu e la verdad no existía se han tirado al mar. Vwir

367

sin verdad les parecía imposible. Yo, a la verdad (d ifu n ta ), e n ­ cuentro q u e es m ucho más cómodo. Sabiendo qu e no hay verdad, la vida toma u n aire m ucho más poético, ¿verdad? P erdón, ¡posi­ bilidad! E l rey se sentó en el reb o rd e d el pozo: — P ero si no hay verdad, el hom bre es com pletam ente libre. Nadie p u ed e mandar a nadie, n i im poner su criterio, sus ideas, su f e o su gusto. Entonces todo es posible. — Eso es— concluyó el viejo pescador. E n la isla, Alvaro decidió m archarse en busca d e su herm ano. Hizo preparar u n barco. A los isleños les dejó su flauta com o so­ berano. — La reina m adre se ha m uerto, el rey está d e viaje y ahora m e voy. P ero quedaos tranquilos. A q u í tenéis la flauta. Si, hacéis al­ guna ley o reglamento, tocad la flauta durante su lectura. Si una nota desafina, rom ped el papel inmediatam ente. N o estáis en tono. Y la única cosa importante en la vida es estar en el tono. ¿E n ten ­ dido? La flauta, isleños, la flauta es la más armoniosa regla d e vida. Entonces, a tocar; y... ¡adiós! Levantó la mano derecha y se fu é con el viento. Ocho días des­ pués, el barco pequeño entró en el puerto. Alvaro entró en una gran casa d e piedra gris. S e oía una música d e violín y d e guitarra. E l príncipe cortó una caña e hizo seis agujeros p o r delante y uno p o r detrás. Pasó al patio, donde bailaban las tres chicas. Y tocó con su nueva flauta. Entonces, los violinistas y el guitarrista inte­ rrum pieron su concierto. Las tres bailarinas cesaron sus danzas. E l rey se levantó y se precipitó hacia su herm ano: — ¡Alvaro, Alvaro, no hay verdad!. S e ha ahogado en su pozo. ¡N o hay verdad! ¡Estamos libres! — Ya lo sabía— replicó el príncipe — . Y ahora ven conm igo. E l m undo es inmenso, y esas islas, demasiado pequeñas para el descu­ brim iento d e q u e no hay verdad. E l pescador, los tres viudos y las tres huérfanas acompañaron a los dos hermanos hasta el barco. P ero antes d e soltar la cuerda d el m uelle dijeron a Alvaro: — Déjanos tu flauta en pago d e lo q u e ha comido tu herm ano. — B ueno, tomad—y el prín cip e echó la flauta y soltó la cuerda. Y se fu ero n los dos herm anos lejos, m uy lejos, y nadie los vol­ vió a ver.

368

B R U JU L A

DE

A C T U A L ID A D

8

E L M E S D IPLO M A TICO : H A C IA L A S G R A N D E S C O N F E R E N C IA S

A p a r tir d el com ien zo d el m es de a b ril, la v id a in te rn a cio n a l n o h a co n o cid o p u n to d e rep o so . A sí, dom inand o la in iciativ a diplom á tic a , la U . R . S. S. n o s h a h e ch o a sistir a unos au tén tico s fuegos a rtificia le s p o lítico s. Sugestiones, visitas, n egociacion es y nuevos p lan es se su ced en co n ritm o alu cin an te. P a so a p aso , h em o s v isto co n v ertirse en re a lid a d el T ra ta d o a u stría co , ta n to tie m p o esp erad o. M alik , el rep re se n ta n te ru so en la s N acio n es U n id as, nos b rin d a u n P la n de desarm e, cuyo- v e rb a ­ lism o , ad m irab lem en te to rn e a d o , o cu lta la d eterm in ació n soviética d e sa b o te a r cu a lq u ie r c o n tro l efectiv o de las in d u strias ató m icas. K ru s ch e v y B u lg a n in se cita n en Y u g o slav ia p a ra c o n firm a r n o so­ la m e n te e l p aralelism o d e lo s co m u n istas de B e lg ra d o co n lo s de M oscú, sino ta m b ié n e l crep ú scu lo del P a c to B a lc á n ic o , presagiado y a p o r la a c titu d de T ito fre n te a l P re m ie r tu rc o , A d n an M enderes. L a p re se n cia d e los soviets en la ca p ita l servia re p e rc u te en Ita lia , don d e lo s co m u n istas, tra s la elecció n de G ro n ch i co m o p resid en te d e la R e p ú b lica , se e n cu en tran en tra n c e de ap ro p iarse los accesos a l p o d e r, co n la ay u d a de sus aliad o s lo s socialistas. T o d o s estos h ech o s, así co m o lo s gestos tím id os de co existen cia p a cífica q u e v an desde lo s discursos de sobrem esa a la m u tu a v isita de la s d elegaciones eco n ó m icas rusas y n o rte a m e rica n a s, p re p a ra n e l te rre n o p a ra la g ran n eg o ciació n que h a de in iciarse. E n trev istas d e Je fe s de E s ta d o , discursos de m in istro s de A suntos E x te rio re s , activ id ad es d e com ision es y o rgan ism os de las N acion es U n idas es­ tá n lla m a d o s a lle n a r el ca le n d a rio de este v eran o . S e ap ro xim an las discusiones p o lítica s so b re tod os lo s aspectos de la g u erra fría . E l a lca n ce d e estos aco n tecim ien to s es reco n o cid o p ú b licam en te p o r la U n ió n S o v iética y sus agentes. N o h a y duda de que la gran p re n sa ru sa— la que leen los corresp on sales e x tra n je ro s acred itad o s en M oscú— es b a sta n te d iscreta. P e r o e n lo s d iario s co m unistas de o tro s países n o existe la m ism a reserv a. S o b re to d o FHum anité, ó r­ gan o d el p a rtid o co m u n ista fra n cé s, e x p resa cla ra m e n te su pensa­ m ie n to . A la jo rn a d a sigu ien te d el an u n cio de la v isita de K ru sch e v a B e lg ra d o , e l ro ta tiv o p arisien se an u n ciab a ju b ilo sam en te al m u n ­ d o q u e la p o lítica so v iética se h a lla b a e n tra n c e de d e stru ir el B lo q u e a tlá n tico . F r e n te a esta ofensiva d ip lo m ática, el O ccid en te n o h a m o strad o

371

u n a e n erg ía su ficien te h a sta l a h o ra en que se escrib en estas lín eas. C on ello se h a cre a d o la im p resió n d e u n a d ep lo rab le au sen cia de u n id ad . E s in d u d ab le que siem p re es m ás d ifícil m a n te n e r en lín ea u n a co a lició n de n acio n es lib res, que d a r ó rdenes a u n b lo q u e m o­ n o lítico . Y n o es m enos c ie rto que cu an d o se tr a ta de cuestiones d e v id a o m u e rte , n o es fav o rab le m o s tra r u n a n erv io sid ad que h a d e d e p rim ir a los am igos y que n o está ju stifica d a p o r lo s h ech o s. E s ta d ife ren cia e n tre u n a ca m p a ñ a so v iética co n d u cid a m agis­ tra lm e n te y u n a defensa o ccid en tal sin estra te g ia b ien resu elta se re fle ja , asim ism o, en la p ersisten te g u e rra de p ro p ag an d a. E x is te u n a in d u d ab le confusión e n tre los d irigen tes o ccid en tales. L a p ren ­ sa y la ra d io n ad a h a ce n p o r su p rim irla. A n tes a l co n tra rio , los ó rgan os d e la opinión p ú b lica au m en tan to d av ía e l em b ro llo . C om o co n secu en cia de la fa lta de u n p en sam ien to cla ro y r e c to r y de la ig n o ra n cia de los h ech o s fu n d am en tales de la situ ació n p o lítica , la op in ió n o ccid en tal d esb arra. Y este estad o de cosas es m ás peligroso p o rq u e , m ien tras e l b loq u e co m u n ista se eiente gob ern ad o , la s au to ­ rid a d e s su p rem as d e las n acio n es lib res se tra n sfo rm a n en el In s­ titu to G allu p de su p ro p ia o p in ión p ú b lica , ocu ltán d ose tra s de la re a cció n d e las m asas p a ra esca p a r a l d eb er q u e in cu m b e a quienes se h a lla n en e l p o d er. »

*

»

T o d a elab o ració n de u n p lan p o lítico que h a y a d e p o n e r fin a l cao s en el que se d eb ate el O ccid en te debe co m e n z a r sob re to d o p o r u n estudio de las realid ad es fu n d am en tales de la situ ació n actu a l. E l p rim e r h ech o ca p ita l in co n testab le con siste e n que u n a gran p o te n cia m u n d ial, R u sia , se ap lica a ctiv a m e n te h a c e cu a re n ta años a la con q u ista del m u n d o p a ra e stab lecer u n rég im en to ta lita rio co m u n ista d irigido p o r e l K re m lin . T a l es la d o ctrin a de tod os los d irigen tes soviéticos, trá te se de L e n in , de S ta lin , d e M alenkov, de K ru sch e v ... o d e M ao-T sé-T un g, C b u -E n -L a i u H o-C h i-M in h. E l p ro p io B u lg an in h a exp resad o d e fo rm a cla rísim a este o b jetiv o p o­ lític o a l p ro n u n cia r, en 1 9 4 5 , an te la A ca d e m ia M ilita r S o v iética, la s siguientes p a la b ra s : “ L a g u e rra y la p o lítica n o son sino dos asp ectos d e u n a sola y m ism a e strateg ia.” E s ta consigna del S o v iet h a con d u cid o esen cialm en te a las co n ­ secu en cias d irectas del m o m en to actu a l. E n e fe cto , la actitu d de la U . R . S. S. y de su aliad o ch in o sign ifica el estab lecim ien to de u n a g u e rra p erm an en te en e l m und o. S i la g ran m a y o ría n o llev a a la

372

p r á c tic a este h e ch o es p o rq u e en n u estro p en sam ien to la n o ció n de g u e rra se id e n tifica, co n la de u tiliz a ció n de arm a s y de fu erzas m i· lita re s. E s to es, alg o m u y lim itad o . C ierto q u e, en su sentid o clásico , g u e rra significa u n a lu ch a de su p rem acías e n tre dos p o ten cias o co alicio n es que tr a ta n de im p o n e r sus p ro g ram as p o r tod os los m e· dios dieponihles co n d u cen tes a la d e rro ta del grupo ad v ersario. P e r o la g u e rra p u ed e h a ce rse p e rfe cta m e n te a trav és de m edios d ip lo m ático s, p o lítico s o econ óm icos. E n co n secu en cia, desde el in stan te en q u e u n a p o ten cia se ap lica a la rev o lu ció n m u n d ial, d e cla ra au to m á tica m e n te la g u erra a todos lo s E sta d o s restan tes. L a p o lítica so v iética su b ray a esta a firm a ció n . P o r q u e en sus re la cio n e s in tern acio n ales, e l K re m lin ja m á s se h a co n d u cid o a la la rg a co m o b u en v ecin o , y si lleg ab a a u n acu erd o , lo co n clu ía co n la in ten ció n de v io la rlo en e l m o m en to o p o rtu n o . R u sia h a d ad o p ru eb as de u n a ta l fa lta de b u en a fe, léase de h o neetid ad co m u n ita ria , que su a c titu d es efectiv am en te in co m p atib le co n la m ism a n o ció n de v id a p a cífica . D e cu a n to p re ce d e h em o s de a le ccio n a m o s a ce rca de la situ ació n p re se n te . N o ten em os d erech o a co n fia r en las p a lab ras de la U . R . S. S. L e n in m ism o im p o n ía a sus discípulos la o b lig ació n del en gañ o. Y si n o o b stan te M oscú nos lleg a a la h o ra a ctu a l co n se· gu rid ad ee p a cífica s, sería lo cu ra p elig rosa re p re se n ta r u n a vez m ás e l p a p e l d e v íctim a p ro p icia to ria . E s te p ap el lo h em os rep resen tad o excesiv as v eces, p agan d o altos p recio s en san g re y en lág rim as. M ás d e cien m illon es de eu rop eos, red u cid os a esclavitu d , son el testim o ­ n io m u d o d e la p o ca co n fian za co n q u e se h a n de aco g er las p ro ­ m esas soviéticas. E l segundo h e ch o que d eterm in a la situ ació n p resen te e strib a en q u e las n acio n es p acíficas, fre n te a los planes de con q u ista u n iv er­ sal, sólo p u ed en a seg u rar su su p erviven cia m ed ian te u n sistem a de seg u rid ad co le ctiv a ap o y ad a en u n a fu erza m ilita r ad ecu ad a. E s ta v e rd ad fu n d am en tal fué ig n o rad a d u ran te m u ch o tiem p o p o r e l O ccid en te, d escu b rién d ola g rad u alm en te a p a rtir de 1947. A n te la ag resión desen cad en ad a en diversas region es del m u n d o, los E sta d o s U n id o s, co m o p rim e ra p o ten cia lib re , se v iero n obligados a a d o p ta r m ed id as. E s ta re a cció n , en p rin cip io , n o significaba gue­ r r a siste m á tica, sino que se h a c ía u n p o co a l a zar. In icia d a p o r la “ T ru m a n D o ctrin e ” fre n te a la acció n so v iética co n tra G recia y T u r­ q u ía , se d esarro lló m ás ta rd e b a jo la im p resió n del desastre ch in o . E l p rim e ro que exp resó en té rm in o s sistem áticos la id ea de seg u rid ad co lectiv a fu é el d ip lo m ático n o rte a m e rica n o G eorge K en -

373

n a n . E n sue artícu lo s firm ad o s M r. X .— y a q u e en to n ces e ra to d a v ía je fe d e división d el D ep artam en to d e E sta d o — , K e n n a n d esarro lló su id e a d e u n a “ p o licy o f co n tain m en t” , o sea, u n a “ p o lítica d e co n ten ció n ” . L a tesis señaló u n co n sid erab le p ro g re s o ; sin em b arg o , e stab a a ta ca d a d e u n m al co m ú n a aq u ella é p o ca . E n lu g a r d e pen­ s a r in icia lm e n te en térm in o s de seg u rid ad m ilita r, lo s d irig en tes d el D e p artam en to de E sta d o co n sid erab an co m o d eb er m ás u rg e n te e l estab lecim ien to de la seguridad eco n ó m ica en v irtu d d e u n a eleva­ c ió n del standard v ita l de las n acio n es lib res. E s te co n cep to p ro ce d ía d e la n o ció n d e q u e p o d ría co m b atirse l a exp an sión d el com unism o p o r m ed ios eco n ó m ico s. E l le m a “ P o ­ v e rty

b reed s

C om m unism ” — “la

p o b reza

alim en ta

al

co m u n is­

m o ” — te n ía en tonces p len a v ig en cia. L a s n acio n es q u e esp ecu lab an co n la ay u d a n o rte a m e rica n a n a d a h ic ie ro n p o r d esen gañ ar a los h o m b res del N uevo M undo. E n re a lid a d , está co m p ro b ad o qu e, en l a g ran m a y o ría de los casos, e l d eclin am ien to d el sen tim ien to r e ­ ligioso a b re e l cam in o a l to ta lita rism o m esián ico a te o . P o r o tra p a r te , la elev ació n del standard de v id a n o es sino la co n secu en ­ c ia de la seguridad p o lítica y d el estab lecim ien to d e u n a p az d u ra ­ d e ra . P o rq u e en el m u n d o a ctu a l, la p o lítica de la U . R . S . S . d i­ ficu lta p recisam en te el p ro g reso eco n ó m ico . P e r o las ideas d el D ep a rta m e n to d e E sta d o n o se p re cisa ro n h a sta q u e J o h n F o s te r D ulles pasó a d irig ir la p o lítica in te rn a cio ­ n a l n o rte a m e rica n a . Sin d ejarse e m b a ra z a r excesiv am en te p o r los p ro b lem as econ óm icos, cu y a so lu ción d e sb o rd aría las fu erzas de los E sta d o s U n idos, el d irig en te n o rte a m e rica n o se co n ce n tró en e l es­ tab le cim ie n to de u n sistem a d e seg u rid ad co le ctiv a de b ase m ilita r. M u ch o se h a critica d o a D ulles, y n o d irem os que sea p e rfe cto . S u p o lítica tuvo m om en tos de b rillan tez y h o ras d e d eb ilid ad y de insu­ ficie n cia . P e ro n o es m en os c ie rto qu e, si h acem o s u n b a la n c e co m ­ p le to de los tre s ú ltim o s años en que se h a m an ten id o en e l p o d e r, el re su lta d o es cie rta m e n te positivo. E n efe cto , sin g randes p ro clam acio n es, sin lla m a r in d iscretam en ­ te la ate n ció n , D ulles h a lo g rad o esta b le ce r u n sistem a m u n d ial de segu rid ad co lectiv a. Sus escalones son e l P a c to

d e M ad rid , los

A cu e rd o s d e L o n d res y d e P a rís , e l T ra ta d o de M an ila y , en fin , la A lian za tu rco ira q u ia n a . E s te ú ltim o a cu erd o h a c e rra d o la ca d e ­ n a m u n d ial de P a c to s de S eg u rid ad C o lectiv a q u e en lo sucesivo b o rd e a rá a la U n ió n S o v iética y a la C h in a C om u n ista co n u n a lín ea in in te rru m p id a de n acio n es lib res q u e se h a n p ro m etid o ayu d a

374

e fectiv a en el caso de u n a ag resión d irig id a c o n tra sn in d ep en ­ d en cia. #

*

«

A m b os h ech o s— la v o lu n tad d e ag resión d e la U . R . S . S . y e l e stab lecim ien to d e u n sistem a m u n d ial de seg u rid ad co le ctiv a p o r las n acio n es lib res— d om in an y e x p lica n la ev o lu ció n p resen te. M oscú y P e ip in g p a re ce n h a b e r co m p ren d id o

q u e c u a lq u ie r

n u eva e xp an sió n v io len ta co n d u cirá a u n a g u e rra en la q u e la g ran m a y o ría d e la s n acio n es d el m u n d o se a lia ría n c o n tra e l ag reso r. Y si e l E j e C om u n ista n o c re y e ra en la p o sib ilid ad d e lu c h a r c o n tra N o rte a m é rica so la, l a p ersp ectiv a d e p a r tic ip a r en u n co n flicto si­ m u ltán eo so b re to d a la red o n d ez de la tie r r a le a co n seja p ru d e n cia . P o rq u e , en el m o m en to a c tu a l, e l B lo q u e so v iético te n d ría p o cas esp eran zas d e g a n a r u n c o n flicto a rm ad o . P o r este m o tiv o , el K re m lin ca m b ia de tá c tic a u n a vez m ás y en saya la r o tu ra d el fre n te u n id o d e sus ad v ersario s p o r m ed io d e la a cció n p o lítica . L o s rusos sab en que este a rm a p u ed e s e r ta n m o rta l co m o la s b om b as de d estru cció n m asiv a. P o r lo d em ás, h a s ta la fe c h a lo s soviets h a n alcan zad o m ás é x ito s d ip lo m ático s q u e sus ad v ersarios. N os en co n tram o s, p u es, en v ísp eras de u n a a u té n tic a ca m p a ñ a d ip lo m á tica en cu y o cu rso se p rev én in n u m erab les C on feren cias. P o r co n sig u ien te, es u rg en tísim o q u e e l m und o lib re p re p a re esa e stra te g ia , qu e, u n id a a u n a b u en a tá c tic a , n o s p e rm ita g a n a r la p ró x im a fase d e l a g u e rra fría . P o rq u e ésta p u ed e ser decisiva. E l d e fe cto p rin cip a l de la estrateg ia o ccid e n ta l fu é su ca re n c ia de ob jetiv os. E l m u n d o lib re sólo te n ía u n fin d efen siv o : p ro te g e r­ se d e la agresión co m u n ista. A h o ra b ie n : t a l a c titu d n eg ativ a n o in sp ira a las m asas. E n el m e jo r d e los casos, sólo es u n p a lia tiv o . L a seg u rid ad c o le c tiv a n o se b a sta a sí m ism a si to m a exclu siv a­ m e n te el asp ecto de u n a a lian za m ilita r c o n tra u n p elig ro in m in en ­ te . E s p re ciso in y e c ta rle e l id e a l de u n a paz co n stru ctiv a en la q u e las co alicio n es y a n o serán n ecesarias. D esde este p u n to de v ista , la “ p o lítica d e lib e ra ció n ” de D ulles tie n e v e n ta ja so b re la “ p o lítica d e co n te n ció n ” d e K e n n a n . P o rq u e está ju stifica d a so b re to d o p o r la p re se n te fase d ip lo m á tica . E n e fe cto , a la id e a d e n e u tra liz a ció n e x p re sa d a p o r los ru so s h a b rá q u e o p o n er u n co n cep to m ás am p lio . H ab ien d o a cep tad o la n e u tra liz a ció n d e A u stria , se im p o n e la id e a d e a g u a rd a r la n e u tra liz a ció n d e los países lla m a d o s satélites. U n a p e tició n en este sen tid o, en fa v o r d el E s te eu ro p e o , su p o n d ría u n

375

p a so d ecisivo, p o d ero so , q u e c o lo c a ría a la U . R . S. S . a n te e l d ilem a m á s g ra v e : re h u s a r, p ero ad m itien d o en co n secu en cia e l b lu ff d e su “ p o lítica de la p az” ; o a c e p ta r, re n u n cian d o en to n ces a la rev o ­ lu ció n m u n d ial p o r la fu erza en E u ro p a . P o rq u e u n a E u ro p a u n id a, lib r e d e o cu p acion es e x tra n je ra s , p o d ría d efend erse p o r sus p ro ­ p ios m edios. A d em ás de e stab lecer u n o b jetiv o co n cre to , la tá c tic a diplo­ m á tic a d e las n acio n es lib re s b a de se r o b je to de u n a d eten id a rev isió n . E l e r ro r m ás g rave de los o ccid en tales b a sido siem p re su im p a cie n cia , su f a lta de tiem p o . L o s rusos y lo s ch in os n o son a p re ­ su rad os, y ello les o to rg a , en p rin cip io , u n a v e n ta ja decisiva so b re sus an tag o n istas, que d iscu ten c o n tra re lo j. H em os visto co n d em a­ siad a fre c u e n cia los in con ven ien tes d e esta p re cip ita ció n . N o h a c e m u ch o to d a v ía , la d ecisión d e M en d és-F ran ce de te rm in a r a to d a co sta la C on feren cia d e G in eb ra e l 2 0 de ju lio de 1 9 5 4 , llev ó a u n a ca p itu la ció n in ju stifica d a . A sí b u b o q u e c e d e r en p u n to s esenciales sólo p o r g a n a r algu n as h o ra s. P o r ta n to , es p reciso q u e en el fu tu ­ r o e l O ccid en te se a rm e d e p a cie n cia y esté dispuesto a p ro lo g a r in d efin id am en te las n eg o ciacio n es, según la p rá c tic a d e los d iri­ gentes co m u nistas. A d e m á s, la in icia tiv a o ccid e n ta l es b a sta n te d efectu osa. E n lu g a r d e h a c e r co m o los ru sos, de e x ig ir desde e l p rin cip io cosas im p o­ sib les, la s n acio n es o ccid en tales d e cla ra n in m ed iatam en te su po­ sició n re a l. E n el cu rso de las n eg o ciacio n es, es p reciso q u e am bos b an d os se h a g a n concesion es. P u es b ie n : m ien tras los o ccid en tales sa crifica n lo esen cial, los rusos ced en en te rre n o s que n u n ca de­ fen d ie ro n seriam en te. B ie n en ten d id as, la ca lm a y la b u en a tá c tic a están co n d icio n a­ das p o r la a c titu d de los p ro p io s países lib res. S i éstos n o tien en m e jo r cosa que h a c e r q u e lle v a r a sus re p resen tan tes d e u n a a o tra C on fe re n cia de p ren sa, de to c a r las cu estion es m ás in d iscretas o de so m eterlo s a u n fuego g ran ead o d e c rític a s p a rla m e n ta ria s, m ala­ m e n te h a b rá u n a d ip lo m acia id ó n ea. S e rá n e cesario q u e la opinión p ú b lica se im p o n g a v erd a d e ra m e n te de u n m ín im o de d iscip lin a, sin e l cu a l n o p o d rá a lca n zarse la v ic to ria en la g u e rra fría . E n fin , a l O ccid en te le serán n ecesario s n eg o ciad o res q u e co ­ n o z ca n b ie n a l ad v ersario . Q uienes co n sid eran a lo s com u n istas sim p lem en te co m o refo rm a d o re s ra d ica le s de la eco n o m ía y d e las re la cio n e s sociales, n u n ca lle g a rá n a p e rc a ta rs e de su n a tu ra le z a re a l. N os son n ecesario s h o m b res q u e co m p ren d an lo s aspectos m o ­ ra le s d el co n flicto a c tu a l y q u e v erifiq ú en el c a r á c te r sectario, m á-

376

te r ia lis ta , q u e es l a su stan cia m ism a d el co m u n ism o. L a ig n o ran cia d e estas re a lid ad es co n d u jo a R o o se v e lt a l desastre de Y a lta . *

*

·

A sí, p u es, en vísp eras d e las g randes C on feren cias q u e ja lo n a rá n los m eses v en id ero s, sólo h em o s de re p e tir el p u n to esen cial del q u e y a h a b lam o s a n te rio rm e n te : E n las circu n stan cias actu ales, el O ccid en te es m u ch o m ás fu e rte qu e e l B lo q u e co m u n ista. Som os su p erio res en h o m h re s, en té c n ic a , en a rm a s decisivas y en p o te n cia l eco n ó m ico . N o h a y ra z ó n p a ra ser d e rro tistas o p a ra se n tir u n co m p lejo d e in fe rio rid a d . P o rq u e l a d ecisión fin a l so b re la su erte de n u estro m u n d o dep en d e, a p a rte d e la g ra cia de D ios, exclu siv am en te d e n u estras in ten cio n es y de n u e stro tr a b a jo . Y a q u e lo s pu eb los lib res son p o rta d o re s de u n a g rav e resp o n sab ilid ad en esta n u ev a fase de la evo lu ció n d el m und o. OTTO DE A U STRIA -H U N GRÍA

U N A T R A D U C C IO N D E R I L K E

E n E sp a ñ a , R ilk e es p o e ta m ás cita d o que leíd o . S egú n el c a tá ­ logo d e W a lte r R itz e r, p u b licad o en V ie n a h a c e tre s años, que co n ­ tie n e 1 .7 4 0 títu lo s d e estudios so b re e l a u to r de E l corneta, sólo n u eve lib ro s suyos— in clu id a su b io g ra fía de A u gu ste R o d in — h a n sido tra d u cid o s a l esp añ ol, siendo e l m ás ed itad o — tre s veces— la v ersió n d e Cartas a u n joven poeta, p u b lica d a p o r la U n iv ersid ad d e B u en o s A ire s en 1 9 3 8 . D el d elicioso lib rito que é l titu ló D ie

W eise von L ieb e und T o d des Cornets Christoph R ilke, sólo co n o ­ cem os la tra d u cc ió n caste lla n a d e A n g el J . B a ttiste ssa , ta m b ié n pu­ b lica d a en B u en o s A ire s. E s , sin em b arg o , esta o b rita , según nos d ice en el p ró lo g o a la v ersió n c a ta la n a su ú ltim o tra d u c to r ( 1 ) , la m á s p o p u la r de to d as, h ab ien d o alcan zad o h a c e añ os en alem án m á s d el m illó n d e ejem p lares. G u illerm o N a d a l, u n o de lo s d ip lo m ático s españ oles d e m a y o r

(1) Rainer María Rilke: La cançó de Vamor i de la mort del corneta Cristófol Rilke. Prólogo y traducción directa del alemán por Guillermo Nadal. Editorial Torre. Valencia, 1953. 377

c u ltu ra lite r a ria y d e m ás fina sen sibilidad p a ra c a p ta r las ra d ia ­ cion es im p alp ab les de la p o esía, aco m e te a b o ra la ta r e a de b a c e r ca b a lg a r so b re los son oros p erío d o s de l a p ro sa ca ta la n a a l ab an ­ d era d o C ristó b al R ilk e . E l p rim o r co n qu e, sin u rg en cias n i im p o ­ sicion es, sino p o r p u ro d eleite, h a sido rea liz a d o el in ten to re cu e rd a la s m e jo re s p ág in as d e la s tra d u ccio n e s alem an as d e M arag all. T o d o s sab em os las dificultades q u e e n tra ñ a la ta r e a d e v e r te r u n a co m p o sició n ap a re n te m e n te sen cilla, im p reg n ad a de fre s cu ra y ele­ m en to s in efab les, ajen o s a to d a té c n ic a p o é tica , e scrita en u n a rre ­ b a to d e in sp iració n , “ aq u ella n o ch e de oto ñ o en qu e, n o pu d ien d o d o rm ir, co n te m p la b a desde l a v e n ta n a có m o u n as nubes finas y a la r­ gad as p asa b an cu a l b an d as n eg ras, siem p re n u evas y e x tra ñ a s, p o r d e la n te de la lu n a ” . L a s dificultades la s a b o rd a N a d a l u n a a u n a , en sin g u lar en­ cu e n tro , y e ste p ro g reso p a u la tin o y desm enuzado de su v e rsió n se p la sm a e n u n co n ju n to b ie n a rticu la d o , flu id o y

q u e co n serv a

p len os el v ig o r y e l ím p etu d el o rig in a l:

Tot és ciar, mes no és el día. Tot és sonor, mes no son veus d'ocells. Són les bigues que cremen. Son les finestres que criden. I criden, roges, dins Tenemic qui está allá dejora sobre la térra encesa, criden: Foc! d on d e to d a la ten sió n , to d o e l d ram atism o , to d a la ca d e n cia d e los com p ases que d escrib en l a n o ch e in cen d iad a p o r e l p a la cio en lla m a s co n serv an la fo gosid ad del R ilk e de lo s v e in ticu a tro años, e l q u e en h o ra s desveladas e scrib ió :

Alies ist hell, aiber es ist hein Tag. Alies ist laut, aber es sind nicht Vogélstimmen. Das sind die Balken, die leuchten. Das sind die Fenster, die schrein. Und sie schrein rot, in die Feinde hinein, die draussen stehn in flackernden Land, schrein: Brand. E s m e ro , fid elidad e in sp iració n p o é tica . C on estos in g red ien tes, e l in te n to de G u illerm o N a d a l h a cu a ja d o en u n a v ersió n e je m p la r, so b ria y e leg an tem en te p re se n ta d a , q u e h o n ra p o r ig u al a tra d u c ­ t o r y E d ito r ia l. L a tra d u cc ió n v a p re ce d id a d e u n b re v e p e ro denso p ró lo g o , e n e l q u e, ad em ás de u n a sem b lan za d el p o e ta d e P ra g a , se co m e n ta su co n ta c to co n E s p a ñ a en 1 9 1 3 y se señ alan las co n s­ ta n te s rilk e a n a s, p resen tes y a e n esta o b rita d e ju v en tu d . EM ILIO LOREN ZO

378

L A O B R A D E J O S E M A R IA D E L A B R A

C o rre sp o n d e a lo s artista s e l le v a n ta r u n m u n d o p erso n al e in ­ tra n sfe rib le , e n e l que lo s ad v irtam o s p le n a m e n te rep resen tad o s. Q uienes, e n tre lo s a rtista s, cu m p lan

esta n ecesid ad n o s h a b rá n

d ad o lo m á x im o q u e p o d íam o s e x ig ir de su a rte . Q uienes n o lo h a g a n n o p o d rá n p a s a r co m o cre a d o re s, sino q u e se ad scrih irá n a l cu ltiv o de fo rm as m im é tica s , sin u n a ín tim a exp resió n d e la p e r­ so n alid ad q u e la s in te rp re ta . D esde e l p rim e r m o m e n to , l a o b ra de J o s é M a ría d e L a b r a h a sido u n cam in o h a c ia la v isió n p erso n al d e u n m u n d o sig n ificativ am en te ap reh en d id o en la co n cep ció n d el p in to r. Y en la ú ltim a o casió n q u e h em o s te n id o d e co n te m p la r su o h ra h em o s p o d id o

c o r ro b o r a r p le n a m e n te n u e s tra

a firm a ció n :

J o s é M a ría de L a b ra h a exp u esto su p in tu ra en la S a la d el A ten eo d e M ad rid , en tid ad q u e sigue p reo cu p án d o se de las m a n ifestacio ­ n es a rtística s ind iv id u ales y co lectiv as co n u n ritm o in sólito y ad ­ m ira b le . V a ria s n o tas insoslayables nos salen a l e n cu en tro a l em p ren d er u n an álisis de la s o b ras d e L a b ra . E n p rim e r lu g a r, la esplén dida co m p o sició n que con figu ra a p re ta d a m e n te lo s cu ad ro s d el p in to r y les d o ta d e u n a co n stru cció n so rp ren d en te. S e ad iv in a, en la o b ra a c tu a l de este p in to r gallego , la h u e lla de sus d ib u jos esq u em áti­ co s, p e ro p ro fu n d am en te tra b a ja d o s , p resen tes siem p re en las p á­ ginas d e la s m e jo re s rev istas de ju v en tu d , co m o u n testim o n io vivo d e q u e L a b ra seguía tra b a ja n d o sin desm ayo y de que su a r te se a d e n tra b a m ás y m ás en u n a zo n a de d ifícil sab id u ría y p e rfe cció n , d e n tro d e la que creem o s q u e h a alcan zad o sus ú ltim o s y defini­ tiv os lo g ro s. P e r o , a la vez que esta co n stru cció n p a cie n te y ela­ b o ra d a , e stá p resen te en to d as sus o b ras d e h o y o tr a eta p a de la v id a d el p in to r. N os re ferim o s a su é p o ca a b s tra c ta , d e n tro d e la c u a l L a b r a nos o fre ció , y sig u e o frecién d o n o s en algunos ejem p lo s d e su m u e stra a c tu a l, u n a p u reza de co n cep ció n y u n a ten d en cia a la p ro g resiv a h u m an izació n d el te m a tra ta d o , to cad o s a m en u d o d e u n a lu z m á g ic a , a la q u e con fiere su m á x im a sugestión u n t r a ­ ta m ie n to co m o su b m arin o de lo s tem as escogidos, co n v erd es irre a ­ les y azules desvaídos h a s ta e l sueñ o. L a e n cru c ija d a d e estas dos p reo cu p acio n es exp u estas p u ed e serv irn os d e n o ta u rg e n te p a r a in te n ta r u n a definición d e la o h ra a c tu a l d e u n o d e n u estro s m e jo re s p in to res jó v en es, d e u n o d e los q u e se h a p ro p u esto u n cam in o au té n tico y d ifícil d e p ro g resiv a su p eració n .

379

L a s d o ce co m p o sicio n es a b stra cta s, in co rp o ra d a s a la m u estra d el A te n e o d e M ad rid , nos enseñ an, en e fe cto , u n a v ía de p e rfe cto acceso a la s o b ras d el p in to r, en la s q u e u n a m a y o r gran d eza en la co n cep ció n — casi serán tra ta d a s co m o m u rales— nos en fre n ta co n e l n ú cle o b ásico d e sus a ctu ales in q u ietu d es. P e r o an tes de lle g a r a lo s cu a d ro s g ran d es, to d a v ía p asarem o s p o r u n a escu ela de h u · m a n iz a ció n q u e se im p o n e n u estro p in to r a tra v é s d e q u in ce cab e­ zas, en la s que e l a rtis ta se define co n cien zu d a y p erso n alísim am en te . E n alg u n a de ellas— San P edro — q u izá p od am os a d v e rtir u n a sem ejan za a l tra ta m ie n to ro u a u ltia n o en las cav id ad es de los o jo s y , so b re to d o , en e l r o jo esp e ctra l q u e lo p re sid e ; p e ro en ésta , co m o en to d a s, h a y u n a m a n e ra de e n fo ca r el te m a que p reg o n a c la ra m e n te u n a visión p erso n al, fu e rte y v ig o ro sa, d en tro d e la c u a l p u ed e, e n alg ú n m o m en to — Cabeza d e m ujer — , d e ja r tra slu ­ c i r u n a m á s ín tim a te rn u ra o u n a sev erid ad y g ran d eza escalo frian ­ tes— Profeta — . E n lo s cu ad ro s d e m ay o res dim ensiones p a re ce que se a ce n tú a e l p atetism o co n q u e h a tra ta d o h a b itu a lm e n te L a b ra sus d istin to s tem as. C o n trib u y e a ello la u tiliz a ció n d e u n a gam a de co lo re s frío s, q u e tien d en in sen sib lem en te a en to n arse en gris en ca si to d o s los cu ad ro s. L at in icia l p ro fu n d id ad que e l p in to r h a b ía alca n z ad o re p e tid a m e n te en algunas de las o b ras co n red es, q u e p e rm itía n u n a co m p o sició n m ás p re cisa d en tro de su p rim itiv o m o d o a b stra cto , a d q u iere aq u í c a ra c te re s im p resio n an tes. Y e l tr a ­ ta m ie n to obsesivo d e esta gam a le p e rm ite el h allazg o d el c o lo r b la n co d e C risto en l a Ultima cena, u n a de las com p osicion es que g u a rd a m ás p aren tesco co n e l u n iverso su b m arin o a n te rio r. L a m is­ m a lu z, en el Bautismo y en la Anunciación, to ta lm e n te h e la d a y en v u elta e n u n a n ie b la insond able. S e a ce n tú a , en ca m b io , u n a m á x im a h u m an id ad

en cu ad ro s

co m o la V irgen con el N iño y , so b re to d o , en e l San Francisco d e

Asís, en e l q u e se ad v ie rte u n a san a a d m ira ció n p o r Z u rb a rá n y u n a sucesiva h u m an izació n d e la lín e a , d en tro de u n a esqu em atiz a ció n a m a b le, aliad as a u n a seren id ad y u n a te rn u ra p o cas veces su p erad as en e l ám b ito de n u e stra jo v e n p in tu ra . E v id e n te m e n te , la p in tu ra d e L a b ra h a b u scad o co n in sisten cia u n ca u ce m ás am p lio , y se h a deslizad o co n scien tem en te h a c ia u n a co n ce p ció n m u ra l, a la m a n e ra d e m u ch o s p in to res m e jica n o s a c ­ tu a le s. S in c r e e r q u e ésta sea l a ú n ica salid a d e su p in tu ra , co m o p a re c e d esp ren d erse de la s p a la b ra s de M iguel F is a c , q u e p ro lo g an a d m ira b lë m e n tè e l Cuaderno d e A rte d el A teneo d e M adrid, dedi­ ca d o a L a b r a , vem os en esta p reo cu p ació n u n a d ire ctriz a u té n tica ,

380

q u e h a llev ad o a L a b ra a in teresarse re p e tid a m e n te p o r o b ras en las q u e se b a co n ju g ad o su co n cep ció n p lá stica co n u n a c o n c e p ­ c ió n a rq u ite ctó n ica , q u e la s p o d ía ro d e a r d e u n c lim a y u n am ­ b ie n te m ás p ro p icio s. N o so tro s, sin d em asiad as facilid ad es p a ra co n o ce r lo q u e e l jo ­ v e n p in to r h a y a p odid o em p re n d e r e n e l te rre n o m u ra l, esp erare­ m os ilu sion ad os las nuevas exp o sicio n es q u e n o s o fre z ca d e su a r te , sabien do q u e se rá n , co m o la p resen te, m ü estras co m p letas de la o b ra d e u n h o m b re en treg ad o a su v o ca ció n p o r e n te r o ; q u e así p o d ría m o s definir, si nos lo p id iesen , a l m agnífico p in to r co ru ñ és J o s é M a ría de L a b ra . JA IM E F E R R Á N

R E C T IF IC A C IO N E n n u e stro n ú m e ro 6 4 , co rresp o n d ien te a l p asad o m es de a b ril, se p u b licó u n a n o ta titu la d a “ L a p o lé m ica d el b ien co m ú n ” , firm a ­ d a co n la in iciales C . H ., co rresp o n d ien tes a l títu lo d e la re v ista . P o r u n e r r o r de a ju ste se p e rd ió el p á rra fo d e p resen tació n d e este im p o rta n te tra b a jo , del q u e es a u to r n u estro co la b o ra d o r don L e o ­ p o ld o E u lo g io P a la cio s. E l te x to re p ro d u cid o es u n a síntesis d e su co n fe re n cia p ro n u n cia d a en el C írcu lo de E stu d io s de la A so cia­ ció n C a tó lica N a cio n al de P ro p ag an d istas. C. H .

381

INDICE. GENERAL DEL VOLUMEN XXII

NUMERO 64 (ABRIL, 1955) Páginas NUESTRO TIEMPO puente ojea (Gonzalo) : Problemática del catolicismo actual .................. AUSTriA-huncría (Otto de) : Crítica del Estado moderno .......................... Barthes (Roland) : Escrituras políticas............................................................

3 22 37

arte y pensamiento caballero calderón

(Eduardo) : Hispanoamérica en sus novelistas .......

IBARBOUROU (Juana de) : Romances del destino............................................. CAYA ñuño (Juan Antonio) : Diez capítulos sobre Zabaleta ......................

souvirón (José María) : Las letanías de Fátima ......................................... miranda (Leonor de) : Frente a “Azorín” .....................................................

45 59 72 81 86

BRÚJULA DE ACTUALIDAD

La polémica del bien común (103).—Evolución ideológica de la U. R. S. S. (104).—América en las letras españolas del Siglo de Oro (109).—La economía europea, en auge (112).—Nuevas orienta­ ciones del teatro salvadoreño (113).—Noticiario del mundo de la ciencia (116).—La Conferencia Económica Interamericana de Río de Janeiro (121).—Gorki, Lenin y la búsqueda de Dios .......................... 126 Portada y dibujos del pintor español Antonio Valdivieso. Ilustra Las letanías de Fátima, del poeta José María Souvirón, el pintor Carlos Pascual de Lara.—En páginas de color, el trabajo Ideas que recla­ man la atención de los argentinos de hoy. Corrientes intelectuales e ideológicas en boga, de Salvador M. Dana Montaño.

NUMERO 65 (MAYO, 1955) Páginas NUESTRO TIEMPO

(José Luis L.) : El diálogo católico con el existencialismo y la ética .......................................................................................................... JAECER (Richard) : España y Europa ............................................................ Velarde fuertes (Juan) : El capitalismo y la información en los EE. UU. maíllo (Adolfo) : La educación en una sociedad de masas ...................... arancuren

131

139

142 157

ARTE Y PENSAMIENTO

(Angel) : Carácter de las Religiones de Méjico y Centroamérica ............................................................................................. CUTiÉRREZ (Fernando) :Tiempo ........................................................................ díaz-plaja (Guillermo) : El sentimiento de la naturaleza en Díaz Mirón. REic (Carola) : El paisaje en “Azorín” ........................................................ lain esparza (Rafael) : Ocho poetas mexicanos ......................................... RADAELLi (Sigfrido) : La Historia y la realidad ............................................. ályarez de miranDa

167 185 197 206 223 229

BRÚJULA DE ACTUALIDAD austria-hungría (Otto de) : El mes diplomático: Viena, Bandung, Teipeh. CARBALLO picazo (Alfredo) : Un manual francés de Literatura hispano­

239

americana .......................................................................................................... 246 247 248 251

sastre (Alfonso) : Al margende una Exposición ....................................... Ortiz de solórzano (José M.a) : ¿Los estudios, la muerte del cine?... Pérez navarro (Francisco) : “El viejo y el mar" y la crítica inglesa...

Portada y dibujos del pintor salvadoreño Carlos Augusto Cañas.—En pá· ginas de color, un estudio sobre la futura Unión Iberoamericana de Pagos.

INDICE Páginas NUESTRO TIEMPO VEDOVATO (Giuseppe) : Coexistencia y mundo libre ..................................... ¿ lvarez (Lili) : Guy de Larigaudie, scout y aventurero de la f e ..............

259 276 rubio carcía (Leandro) : Nuevos caminos de la economía iberoamericana. 295 ARTE Y PENSAMIENTO sartoris (Alberto) : La arquitectura actual en su función urbanística. valle (Adriano del) : Cuatro romances ibéricos ......................................... cuadra (Pablo Antonio) : Dos mares y cinco poetas .................................

LEGASSA (Marc) : El rey, el príncipe y la flauta .........................................

311 327 338 361

BRÚJULA DE ACTUALIDAD

(Otto de): El mes diplomático: Hacia las grandes conferencias ....................................................................................................... lorenzo (Emilio) : Una traducción de Rilke ............................................. ferrán (Jaime) : La obra de José María de Labra ..................................... C. H. Rectificación ............................................................................................... austria-huncría

Portada y dibujos del pintor español José María de Labra.—En pági­ nas de color, la primera parte de la crónica de la IV Reunión In­ ternacional del Centro Europeo de Documentación e Información, celebrada en El Escorial, sobre' el tema de “La coexistencia con el mundo comunista”, original de Enrique Casamayor.

371 377 379 381

E L T E M A D E L A C O E X IS T E N C IA CO N E L M UNDO C O M U N IS T A CRÓNICA DE Ι Α IV REU N IÓ N INTERNACIONAL D EL CENTRO EU R O PEO DE DOCUMENTACIÓN E INFORM ACIÓN, CELEBRADA E N E L ESC O R IA L

POR

ENRIQUE CASAMAYOR

ESTADO DE LA CUESTION Los acontecimientos internacionales de los últimos meses han dado al mon­ do de la política un nuevo y apasio­ nante aspecto. La polarización de la batalla internacional en torno a las dos grandes y decisivas potencias, Rusia y los Estados Unidos .de Norteamérica, planteó durante los últimos años una in­ cógnita cuya resolución quedó en inte­ rrogante. Los altibajos de la situación política, con sus períodos de tensiones y acerca­ mientos, llevaron a escribir cientos de comentarios, en los que la palabra “inminencia”, aplicada a una posible conflagración Este-Oeste, alternaba con otras más contemporizadoras, más de guerra diplomática. Reuniones y asam­ bleas terminaban invariablemente con un triunfo matemático de las delegacio­ nes soviéticas, cuya mala voluntad de colaboración y la ingenuidad candoro­ sa de las desorientadas buestea occiden­ tales colocaban a los pescadores rusos en situación de ganar siempre en el río revuelto de la política internacional. Las dos potencias forjaron en su tor­ no sendos bloques: Rusia, con las na­ ciones satélites de Europa y Asia; los Estados Unidos, con los países del mundo Occidental. En medio de ellos, geográfica y políticamente, en una tie­ rra de nadie a la que se atribuían los móviles más secretos, resurgía silencio­ samente de sus ruinas tan recientes la Alemania repartida, heroica y sacrifica­ da del canciller Adenauer. Mucho se

está hablando del “milagro alemán”, ese Deutsches Wunder, cuya expresión tanto disgusta al vicepresidente del Bundestag, doctor Richard Jaeger; por­ que el resurgimiento económico, polí­ tico, educativo, social y cultural tienen su base y su razón de existencia no en un “milagro” más o menos terreno en cuya feliz realización haya intervenido la generosidad ciega y sin discrimina­ ción de Marshall, sino la labor diaria, constante, silenciosa, cordial de un pue­ blo. Un pueblo dividido, reducido a escombros, con su población diezmada, sus fábricas silenciadas por el saqueo y las bombas de Este y Oeste. Pero Ale­ mania está ahí, ganándose, desde 1945, el derecho a borrar del mapa la fron­ tera injusta del Oder-Neisse, su plena soberanía nacional y económica y su total independencia a la hora de esco­ ger las rutas de su destino como pue­ blo y como nación. Por su parte, España, aislada de las potencias occidentales, fué dando su ejemplo silencioso de trabajo y de línea política bien definida. La primera na­ ción anticomunista había dado ya, con diez años de antelación, su lección ma­ gistral anticomunista. Y Yugoslavia ju­ gaba su equívoca carta de nacionalis­ mo comunista, independiente del dicta­ do de Moscú. Y Austria aguardaba su hora de independencia neutralizada. Y Francia luchaba con sus inciertas cri­ sis de zarabanda gubernamental, y el Sarre y las relaciones francoalemanas

seguían siendo grave problema para fundamentar una Europa unida. Estras­ burgo dormía en la inoperancia más genuina, y don Salvador de Madariaga lanzaba sus mirliflóricos trinos desde su aséptico y científico Collège d’Euro­ pe de la Universidad de Brujas la muerta... El europeísmo intelectualista de Madariga apenas si contribuía a la creación de una Europa occidental con la eficacia política y social de una oda nostálgica de Rodenbach. Pero si­ multáneamente se iniciaban en Europa otros movimientos integradores, basados en esencias auténticamente cristianas y europeas. En Alemania y en Italia, en Francia y en el Benelux, en Suiza y en. España, en Suecia y en Portugal, hombres con vigencia política trazaban los primeros planes para constituir una Europa fuerte, unida, idealista y prác­ tica, con poderes espirituales y econo­ mía bien cimentada. Así surgió el Cen­ tro Europeo de Documentación e In­ formación de Madrid y otros organis­ mos semejantes en diversos países. El CEDI viene desarrollando, desde 1952, una creciente actividad en favor de la unidad europea. Esta acción está expre­ sada en el punto inicial de su programa constitucional: “la defensa de la soli­ daridad política europea sobre la base de- nuestro patrimonio cultural común y de los preceptos religiosos, morales y sociales de la Iglesia”. Sin olvidar, desde luego, los aspectos económicos y técnicos de la comunidad europea, el CEDI destaca siempre los valores reli­ giosos y humanos que han creado la cultura europea en los siglos pasados, y que son la mayor garantía de su man­ tenimiento en lo por venir. Frente a esta labor equilibrada, las diversas or­ ganizaciones que se dedican a la estruc­ turación de Europa apenas si se arries­ gan más allá de los meros intereses ma­ teriales; ninguna se atreve a proclamar públicamente la importancia vital del espíritu cristiano en nuestra coyuntura de lucha contra el comunismo y de re­ novación propia. Los remedios que se nos brindan son estériles, por estar las­ trados ron ideas liberales, nacionalistas o marxistas. Ningún movimiento que no «i* baile inspirado por un sincero espíritu cristiano podrá restablecer una

sana atmósfera social, de concordia en­ tre los ciudadanos en Europa y la soli­ daridad internacional. A estos objetivos aspira el CEDI, de Madrid, y con él otros organismos europeos, como la Abenlándische Akademie, de Munich, con órganos de ex­ presión tan importantes como la revista Ñeñes Abendland. Pero ¿cuál ha sido basta la fecha la labor del CEDI, de cara a su IV Reunión Internacional de El Escorial, cuya crónica redactamos? Nos es preciso recurrir, como mejor testimonio, a unas declaraciones del marqués de Valdeiglesias, secretario ge­ neral del Centro, a un periódico ma­ drileño : “El CEDI—vino a decir el marqués de Valdeiglesias—está constituido por Centros nacionales autónomos que fun­ cionan con igual objetivo en Francia, Alemania, Italia, Austria, Bélgica y Ho­ landa, siendo España el punto de enlace y de unión entre todos ellos. Concre­ tando, la función del Centro puede re­ sumirse en cuatro puntos: 1. La propagación y defensa de la solidaridad política europea sobre la base de nuestro patrimonio cultural común y de los precep­ tos religiosos, morales y sociales de la Iglesia. 2. La agrupación paulatina en una organización internacional de to­ das las fuerzas vivas y los grupos que persiguen objetivos idénticos o afines. 3. El establécimiento de contactos di­ rectos con personalidades políti­ cas de otros países, cón el fin de fomentar y de facilitar la colabo­ ración amistosa entre los Gobier­ nos de los diferentes Estados. 4. El estudio y selección de los in­ formes provenientes de sus pro­ pios colaboradores y de otros or­ ganismos,. tanto los relativos al mundo libre como al mundo co­ munista, que puedan aclarar la verdadera situación y el estado de ánimo de estos últimos países y facilitar la elaboración de proyec­ tos prácticos de una más estrecha convivencia europea.

LOS CONGRESOS DEL CENTRO

En colaboración con los Centros na­ cionales, se han organizado en España y en el extranjero varios Congresos Inter­ nacionales, con asistencia de numerosas personalidades del mundo intelectual y político de todos los países europeos, así como de representantes de los paí­ ses de más allá del telón de acero. La primera reunión se celebró en el Palacio de la Magdalena, de Santan­ der, en 1952; la segunda, tuvo lugar en Madrid, del 21 al 30 de septiembre de 1953 y íué consagrada al examen del tema “Unión europeq-Unión iberoame­ ricana”. Por su parte, el Centro alemán, or­ ganizado dentro de la Abendlandische Akademie, de Munich, celebró del 27 de julio al 2 de agosto de 1954 su Tercer Congreso Internacional, en Eichstátt (Baviera), sobre el tema “Estado, Pue. blo y Organización supranacional”. Un mes después del Congreso de Eichstátt, del 30 de agosto al 5 de' sep­ tiembre, celebrábase, de nuevo en el Palacio de la Magdalena, la III Reunión Internacional del Centro en España. El tema fundamental fué “La construcción federativa de una Europa cristiana”. Terminó esta reunión con la aproba­ ción de las siguientes conclusiones: La Asamblea de la III Reunión In­ ternacional del Centro Europeo de Do­ cumentación e Información, después de haber examinado bajo diferentes aspee.tos los angustiosos y urgentes proble­ mas, tanto económicos como militares, que se presentan en la actual situación de Europa, confirma: 1. La absoluta necesidad de un en­ tendimiento, tan completo como sea posible, entre Francia y Ale­ mania. 2. La evidente insuficiencia de los proyectos de integración y de constitución europeas elaborados en Estrasburgo. 3. La creación urgente de un ejér­ cito europeo, cuya integración de­ be hacerse principalmente en los grados más elevados. 4. La importancia vital para el por­ venir de nuestro continente de

promover la realización inmediata de una Europa nueva sobre la base de los principios cristianos. Afirma la necesidad de tener en cuenta, en todos los esfuerzos dirigidos hacia los objetivos arriba menciona­ dos, el acuerdo indispensable entre los valores espirituales y los factores ma­ teriales. Decide, en consecuencia, prose­ guir todos sus esfuerzos con una vo­ luntad creciente para la instauración de una Europa cristiana. Otra reunión del Centro que ba de señalarse es la celebrada en el Castillo de Sterkenburg (Holanda), bajo los auspicios del Centro de los países del Benelux, del 4 al 7 de febrero de este año, cuyo objeto principal fué el estu­ dio de un cuestionario relativo á la ac­ tual política económica europea. La ma­ yoría de los ponentes representaban a organismos económicos o financieros oficiales de su país. España estuvo re­ presentada por el secretario general del Centro, marqués de Valdeiglesias, y por el conde de Montarco. Al margen del mismo Congreso se examinó la posibilidad de crear, en el Castillo de Sterkenburg, una sección ju­ venil de los Centros, bajo la denomina­ ción Centro de Juventudes Europeas. Señalamos, por fin, el IV Congreso de Eichstátt, celebrado del martes 12 al domingo 17 de abril, sobre el tema fun­ damental “Europa, reflejada en el es­ pejo de sus naciones”, en el cual el marqués de Valdeiglesias expuso las aportaciones históricas y actuales de España a Europa. OPORTUNIDAD Y NECE­ SIDAD DEL CENTRO

En lo expuesto, apenas hemos habla­ do de la eficacia de las actividades del Centro en el terreno europeo y desde el punto de vista nacional. Hay en Europa muchas gentes que no tienen confianza en la actuación de los diri­ gentes de Estrasburgo, ya que éstos son responsables, en gran parte, de la situa­ ción catastrófica actual, y ciegamente perseveran en una mera visión materia­ lista de las necesidades de nuestro tiem­

po. Las gentes de buena ie vuelven, cada día más, sus miradas hacia Espa· ña, y a través del Centro encuentran una organización que corresponde a sus ideales acerca del porvenir de Euro· pa. Y es muy significativo que la pren· sa extranjera dé cada vez más importan· cia.a estos Congresos, publicando exten· eos informes sobre los mismos. En colaboración con los Centros nacionales se ba logrado crear en Europa un fren· te común contra las corrientes materia­ listas que amenazan la existencia mis­ ma de la civilización cristiana. EL TEMA DE LA COEXISTENCIA Pero ¿qué es la coexistencia? Inspi­ rémonos en un texto del Boletín del Centro Europeo de Documentación e Información. La coexistencia es un he­ cho: dos mundos separados por ideo­ logías contrarias viven sin guerra ar­ mada el uno al lado del otro. Existen entre ellos relaciones diplomáticas e in­ cluso comerciales, de manera que para algunos países occidentales la coexisten­ cia se ha convertido ya en una especie de convivencia. Otros, sin embargo, como España, no reconocen otra co­ existencia que la pasiva, impuesta por circunstancias cuyo cambio está fuera de su alcance. Es evidente que la Unión Soviética aspira a estrechar sus relaciones con el Occidente, ya que una coexistencia me­ ramente pasiva implica siempre una actitud defensiva contra sus planes de penetración ideológica, que son el pri­ mer paso hacia la conquista pacífica. Un limitado cuadro de relaciones, que suavizara las tensiones actuales, basta­ ría a los soviets para introducir, a tra­ vés de sus embajadas, legaciones y de­ legaciones comerciales, peligrosos caba­ llos de Troya en la fortaleza europea. La conciencia de este peligro y tam­ bién el pasado político de los dueños del Kremlin nos obligan, pues, a la más absoluta reserva respecto a cualquier ofrecimiento soviético que pueda con­ vertir la coexistencia fría en un prin­ cipio de convivencia. Parece muy peligroso el razonamien­ to basado en la correspondencia de las

relaciones internacionales, que afirma que, si bien la coexistencia puede favo­ recer a la economía soviética, también puede favorecer a la economía occiden­ tal; que si fortalece la política soviética, también puede favorecer la política oc­ cidental, y que si permite la infiltración de la ideología soviética, puede quizá contribuir a que se extiendan por el mundo comunista los supuestos básicos de la espiritualidad de Occidente. Los partidarios de esta teoría olvidan que los soviets desprecian cualquier principio moral en las relaciones inter­ nacionales, mientras el Occidente está ligado por un código moral que le im­ pide, por ejemplo, convertir una emba­ jada en un centro de espionaje y de actividades dirigidas contra el Gobier­ no del Estado cerca del cual está acre­ ditada. Una verdadera coexistencia es sólo posible entre Estados que reconozcan los mismos principios morales básicos y el mismo derecho público internacio­ nal. En tanto que haya divergencias fundamentales en las normas morales de conducta y de respeto de lo pacta­ do, el Gobierno que niegue toda obliga­ ción moral y positiva, cuando le con­ venga esta postura para sus planes, ten­ drá siempre las mejores posibilidades para engañar y vencer a la otra parte con la que ha establecido un arreglo de convivencia. “Esto no quiere decir—termina' el Bo­ letín—que rechacemos de antemano todo diálogo sobre las posibilidades de encontrar un modus vivendi que pueda mitigar el peligro de una tercera gue­ rra mundial y la opresión que sufren los países de más allá del telón de acero. Estamos dispuestos a muchas concesio­ nes en beneficio de estos dos nobles ob­ jetivos; pero nos parece un suicidio dejar entrar al lobo en el corral bajo palabra de que no tratará de devorar a las ovejas.” EL MENSAJE NAVIDEÑO DE PIO XII Pero nadie mejor que la suprema je­ rarquía eclesiástica para definir y en­ cuadrar en su justa medida el fenómeno actual de la coexistencia del mundo li­

bre con el comunista. Damos, a conti­ nuación, su texto íntegro para aquellos que no conozcan tan trascendental do­ cumento pontiíicio. Utilizamos, para mayor precisión, la versión oficial de la Oficina de Prensa del Vaticano: Ecce ego declinabo earn quasi fluvium pacis. (Is. 66, 12) “He aquí yo que derramaré sobre ella como un río de paz." Esta misma pro­ mesa, anunciada en él vaticinio mesiánico de Isaías y cumplida con significa­ ción mística por el encarnado Verbo de Dios en la nueva Jerusalén, la Iglesia, deseamos Nos, amados hijos del orbe católico, que resuene una vez más para toda la familia humana como augurio de nuestro corazón en la presente vís­ pera de Navidad. ¡Un rio de paz sobre el mundo! Este es el deseo que más asiduamente he­ mos alimentado en nuestra alma, por el cual con más empeño hemos orado y trabajado desde el día en que plugo a la divina Bondad confiar a nuestra humilde persona el elevado y tremendo oficio de padre común de los pueblos, propio del Vicario de Aquel a quien pertenecen en herencia las naciones (Salmo, II, 8). Pueblos en armas y furor de destrucción Abrazando con una mirada de con­ junto los años transcurridos de nues­ tro pontificado, en la parte del mandato que nos viene de la paternidad univer­ sal de que estamos revestido, nos pa­ rece que la divina Providencia ha que­ rido asignarnos la misión especial de contribuir a conducir de nuevo, con ac­ ción paciente y casi extenuante, a la Humanidad por los senderos de la paz. Al acercarse la fiesta de Navidad, mientras se encendía en Nos él ansia de acudir a la cuna del Príncipe de la Paz para ofrecerle, como don él más grato para El, la Humanidad pacificada y reunida toda ella como en una sola familia, nos fue, en cambio, reservada en los seis primeros años la amargura

sin nombre de ver en tomo a Nos tan sólo pueblos en armas, arrebatados por el insano furor de la destrucción mutua. A la guerra fría ba seguido una paz fría Esperábamos—y con Nos esperaban muchos—que, apagada, por fin, la ex­ citación del odio y de la venganza, bien pronto despuntaría él alba de un perío­ do de concordia segura. En cambio, perduró aquél estado de malestar y de peligro, designado por la opinión pú­ blica con el nombre de “guerra fría", ya que en realidad poco o nada tenía de común con la paz verdadera y sí mu­ cho con una tregua vacilante al menor choque. Nuestro retorno anual a la cuna del Redentor continuó consistiendo en una ofrenda triste de dolores y de an­ sias, con el deseo ardiente de sacar de ello a la paz, indicándoles el camino justo para ella. ¿Podremos siquiera ahora, en esta decimosexta Navidad de nuestro pontificado, realizar ese anhelo? Según aseguran muchos, a la guerra fría ha sustituido lentamente un perío­ do de distensión entre las partes en litigio, cual concesión mutua de un res­ piro más amplio, al que se ha dado en llamar, no sin cierta ironía, con el nom­ bre de “paz fría”. Aunque reconocemos gustosos que esa distensión representa algún progreso en la fatigosa madura­ ción de la paz propiamente dicha, sin embargo, no es aún el don digno del misterio de Belén, donde apareció la benignidad y el amor de Dios Nuestro Salvador hacia los hombres (Tit.III,4) ; contrasta demasiado vivamente con el espíritu de cordialidad, de sinceridad y de claridad que aletea en tomo a la cuna del Redentor. No merece el nombre de paz ¿Qué cosa significa, en efecto, en el mundo de la política, la paz fría, sino la mera coexistencia de pueblos diver­ sos sostenida por el mutuo temor y el recíproco desengaño? Ahora bien: es claro que la mera coexistencia no me­ rece el nombre de paz, cual la tradi­

ción cristiana, formada en la escuela de las altas inteligencias de San Agustín y Tomás de Aquino, aprendió a definir, tranquillitas ordinis. La paz fría es tan sólo una calma provisional, cuya dura­ ción depende de la sensación mudable del temor y del calculo oscilante de las fuerzas presentes, mientras que no tiene nada del orden justo que supone una serie de relaciones convergentes hacia un fin común, justo y recto. Excluyen­ do, además, todo vínculo de orden es­ piritual entre los pueblos que coexis­ ten tan fragmentariamente, la paz fría está muy lejos de aquella paz predica­ da y querida por él divino Maestro, es decir, la paz fundada sobre la unión de los espíritus en la misma verdad y en la caridad, y que San Pablo definió pax Del, la cual influye ante todo en las inteligencias y los corazones (cf. Phil. IV, 7), y se ejercita en colabora­ ción armónica de obras en todos los campos de la vida, sin excluir el polí­ tico, social y económico. Defectos de esta paz Por eso Nos no osamos ofrecer al di­ vino Infante esa paz fría. No es la paz simple y solemne que cantaron los án­ geles a los pastores en la noche santa ni menos la pax Dei, que sobrepuja a todo sentido y es fuente de gozo íntimo y lleno (cf. ib.). Como tampoco es aquélla soñada y anhelada por la Hu­ manidad actual, ya tan afligida. Con todo, deseamos examinar en particular los defectos de ella, para que de su fal­ ta y de su duración incierta surja impe­ rioso en los rectores de los pueblos y en aquellos que pueden ejercer algún in­ flujo en este campo el anhelo de cam­ biarla lo antes posible en la paz ver­ dadera, que es en concreto él mismo Cristo. Ya que si la paz es orden y él orden es unidad, Cristo es el único que puede y quiere unir los espíritus huma­ nos en la verdad y en el amor. En este sentido la Iglesia lo señala a las gen­ tes con las palabras del profeta, como quien es la misma paz: Et erit iste pax (Mich. V, 5; cf. liturg off. d. N. J. C. Regis Passim).

1. LA COEXISTENCIA EN EL TEMOR

Es impresión común, sacada de la simple observación de los hechos, que el principal fundamento en que se apo­ ya el estado presente de calma relativa es el temor. Cada uno de los grupos en que se halla dividida la familia humana tolera que exista el otro porque él mis­ mo no quiere perecer. Evitando de este modo el riesgo fatal, ambos grupos no conviven, sino coexisten. No es un es­ tado de guerra, pero tampoco es paz; es una calma fría. A cada uno de los dos grupos acucia el temor del poder militar y económico del otro. En ambos se halla vivo el recelo por los efectos catastróficos de las armas novísimas. Con angustiosa atención sigue cada uno el desarrollo técnico de los armamentos del otro y su capacidad de producción económica, miéntras confía a la propia propaganda el papel de sacar partido del temor ajeno, reforzando y exage­ rando su alcance. En el terreno concreto de la política parece que, arrebatados los hombres después de tantas desilusio­ nes por un colapso extremo de escepti­ cismo, no cuentan ya sobre otros prin­ cipios racionales o morales. El absurdo más evidente que emerge en una situación tan miserable es éste: la práctica política de nuestros días, aunque por un lado teme la guerra como la mayor de las catástrofes, por otro pone en ella toda su confianza, como si fuese el único expediente para subsistir y la única que pueda regular las relaciones internacionales. En cier­ to modo, se confía en aquello que se detesta sumamente. Dónde está la verdadera paz Sin embargo, semejante práctica po­ lítica ha llevado a muchos, aun de entre los mismos gobernantes, a una revisión total del problema de la paz y de la guerra y a preguntarse sinceramente si la liberación de la guerra y la garantía de la paz no deben buscarse en regio­ nes más elevadas y más humanas que la dominada exclusivamente por el te­ rror. De este modo, se han engrosado las

filas de los que se rebelan-ante la idea de tenerse que contentar con la mera coexistencia, renunciando a relaciones más vitales con el otro grupo, y de verse obligados a vivir todos los días de su existencia en un ambiente de te­ mor enervante. Por eso han vuelto a considerar el problema de la paz y de la guerra como un hecho de responsa­ bilidad superior y cristiana ante Dios y ante la ley moral. Ciertamente, aun en este modo diverso de considerar el pro­ blema, entra él elemento temor como freno de la guerra y estímulo de la paz, pero se trata del temor saludable de Dios, garante y juez del orden mo­ ral, y, por tanto, como enseña el sal­ mista (salmos CX, 10), del principio de la sabiduría.

revelase la verdadera fisonomía de la guerra. No un juego de intereses más o menos afortunados, sino la tragedia, más espiritual que material, de millo­ nes de hombres; no el riesgo de algu­ nos bienes, sino la pérdida de todos: un hecho de enorme gravedad. Guerra a la guerra ¿Cómo es posible—se preguntaron entonces muchos con la sencillez y ver­ dad del buen sentido—que mientras que cada uno experimenta en sí mismo el apremio de la responsabilidad moral de sus propios actos más ordinarios, el he­ cho horrible de la guerra, que también es fruto de la libre determinación de alguien, pueda sustraerse al dominio de la conciencia y que no exista un juez a quien puedan apelar libremente las víctimas inocentes? En aquel clima na­ ciente de recobro del buen sentido en­ contró profundo asentimiento nuestro grito de “guerra a la guerra”, con el que en 1944 declaramos la lucha con­ tra el puro formalismo de la acción po­ lítica y contra aquéllas doctrinas sobre la guerra que no tienen en cuenta a Dios ni sus mandamientos. Ese buen sentido, lejos de disiparse, ha penetra­ do más profundamente y se ha propa­ gado más en los años de la guerra fría, quizá porque una larga experiencia ha hecho resaltar más el absurdo de una vida controlada por él temor. De esta manera, la paz fría, aun con sus inco­ herencias y molestias, muestra dirigir sus pasos hacia un orden moral autén­ tico y hacia el reconocimiento de la ele­ vada doctrina de la Iglesia sobre la guerra justa e injusta y sobre la licitud o ilicitud del recurso a las armas. A esta meta llegará ciertamente, si de una y de otra parte con ánimo sin­ cero (casi diríamos religioso) se vuelve a considerar la guerra como objeto del orden moral cuya violación constituye realmente una culpa que no queda sin castigo.

Principios políticos inaceptables Trasladado el problema a este plano más elevado y únicamente digno de la criatura racional, ha vuelto a aparecer claramente lo absurdo de la doctrina que ha imperado en las escuelas polí­ ticas en los últimos decenios; esto es, que la guerra es una de tantas formas admitidas por la acción política, el des­ embocadero necesario y casi natural de las disensiones insanables entre dos países, y que, por tanto, la guerra es un hecho ajeno a cualquier responsabili­ dad moral. Igualmente ha aparecido ab­ surdo e inadmisible el principio, acep­ tado también durante largo tiempo, se­ gún el cual el gobernante que declara­ se una guerra incurriría tan sólo en un error político si ésta se perdiese, pero no podría en ningún caso ser acusado de culpa moral y de delito por no ha­ ber conservado la paz pudiéndolo hacer. Precisamente esta concepción absur­ da e inmoral de la guerra hizo vanos en las semanas fatales de 1939 nuestros esfuerzos dirigidos a sostener en ambas partes la voluntad de continuar las ne­ gociaciones. Entonces, la guerra fué con­ siderada como un dado que había que jugar con mayor o menor cautela y des­ treza, no como un hecho moral que El temor de Dios obligaba a la conciencia y las respon­ sabilidades superiores. Fueron necesa­ Llegará si en concreto los políticos, rias las interminables hileras de tum­ antes que pesar las ventajas y los ries­ bas y las inmensas ruinas para que se gos de sus determinaciones, reconocen

su personal sujeción a las leyes mora­ les eternas y tratan el problema de la guerra como cuestión de conciencia de­ lante de Dios. En las condiciones actua­ les no existç otro medio de librar al mundo de esta angustiosa pesadilla sino el de recurrir al temor de Dios, temor que no envilece a quien le da cabida en sí mismo, sino que más bien pre­ serva de la infamia del crimen enorme que es la guerra no impuesta. Y ¿a quién podría causar admiración el que la paz y la guerra se hallen tan estre­ chamente unidas con la verdad religio­ sa? Toda la realidad pertenece a Dios; precisamente en el disociar la realidad de su principio y de su fin está la raíz de todos los males. De aquí se sigue también con eviden­ cia que todo empeño o toda propagan­ da pacifista que provenga de quien nie­ ga la fe en Dios es siempre muy sos­ pechosa e incapaz de atenuar o elimi­ nar la angustiosa sensación de temor, si no es que de propósito vaya encamina­ da a lograr un efecto táctico de excita­ ción o de confusión. Sólo dos perspectivas tiene delante de sí la actual coexistencia en el temor: o sube a coexistencia en el temor de Dios, y, por tanto, a convivencia de paz verdadera, inspirada y vigilada por el orden moral por El impuesto, o irá que­ dando cada vez más restringida a una parálisis glacial de la vida internacional, cuyos graves peligros se pueden prever ya desde ahora, porque el poner freno a la natural expansión de la vida de los pueblos podría conducir a éstos, en úl­ timo término, al desesperado desenlace que se quiere evitar: la guerra. Por lo demás, ningún pueblo podría soportar indefinidamente la carrera de armamen­ tos sin que se resienta su desarrollo eco­ nómico normal con efectos desastrosos. Serían también vanos los mismos acuer­ dos que tienden a imponer un límite a los armamentos. Si tales acuerdos llega­ ran a lograrse faltando el cimiento mo­ ral del temor de Dios, se convertirían en fuente de nueva y reciproca descon­ fianza. No nos queda más que el camino lu­ minoso y deseable que partiendo del temor de Dios nos conduce con su ayu­ da a la paz verdadera, esa paz que es

sinceridad, calor y vida, digna, por tan­ to, de quien nos ha sido dado para que los hombres tengamos en El vida sobre­ abundante (cfr. Jo. X, 10). 2. LA COEXISTENCIA EN EL ERROR La “guerra fría”—y lo mismo se diga de la “paz fría”·—, si bien mantiene el mundo en una escisión nociva, no im­ pide, sin embargo, que en los actuales momentos vibre en él un ritmo intenso de vida. En realidad, se trata de una vida que se desarrolla casi exclusiva­ mente en el campo económico. Es in­ negable que la economía, sirviéndose del apremiante progreso de la técnica moderna, ha alcanzado tan sorprendeníes resultados con su actividad febril, que hacen prever una transformación profunda en la vida de los pueblos, aun de aquellos que hasta ahora se creían un tanto atrasados. Sin duda alguna, no se le puede negar el tributo de admira­ ción por lo que ha realizado y por lo que promete. Con todo, la economía, en virtud de su capacidad aparentemente ilimitada de producir bienes sin cuento, y gracias a la multiplicidad de sus re­ laciones, ejerce sobre muchos contem­ poráneos una fascinación superior a sus posibilidades y en campos que les son extraños. El yerro de tal confianza ci­ frada en la economía moderna es co­ mún también a las dos partes en que está desmembrado el mundo de hoy. Una de estas partes enseña que si el hombre ha demostrado tanto poder para crear el maravilloso conjunto técnico y económico de que hoy se jacta, ten­ drá también capacidad para organizar la liberación de la vida de todas las privaciones y males que la aquejan, ope­ rando en cierta manera una especie de autorredención. En la otra parte, en cam­ bio, gana terreno la concepción de que la solución del problema de la paz se debe esperar de la economía y en par­ ticular de una forma específica suya que es el libre intercambio. Otras veces hemos tenido ocasión de exponer lo infundado de tales doctri­ nas. Va para cien años que los segui­ dores del sistema del comercio libre se prometían maravillas de él, atribuyén-

dole un poder casi mágico. Uno de sus más ardientes prosélitos no dudaba en comparar el principio del libre inter­ cambio, en cuanto a la amplitud de sus efectos en el mundo moral, con el prin­ cipio de la gravedad que impera en el mundo físico, asignándole, como efec­ tos propios, el acercamiento de los hom­ bres, la desaparición de los antagonis­ mos de raza, de fe y de lengua, y la unidad de todos los seres humanos en una paz inalterable (cfr. Richard Cobden, Speecheson questions of public po­ licy, London, MacMillan and Co., 1870, volumen 1, págs. 362-63). Es ilusión confiar la paz al solo libre intercambio El curso de los acontecimientos ha demostrado cuán engañosa sea la ilusión de confiar la paz al solo intercambio libre. No de otra manera acontecerá en el futuro si es que se quisiera persistir en esta fe ciega, que confiere a la eco­ nomía una imaginaria fuerza mística. Actualmente, por lo demás, faltan los fundamentos de hecho que pudieran ga­ rantizar de alguna manera esas esperan­ zas de color de rosa que abrigan, aun hoy, los partidarios de dicha doctrina. Porque mientras en una de las partes que coexisten en la paz fría la tan exal­ tada libertad económica en realidad to­ davía no existe, en la otra se rechaza incluso como principio absurdo. Se da entre ambas un contraste diametral en el concepto de los fundamentos mismos de la vida, contraste que no puede ser superado por fuerzas meramente econó­ micas. Más aún si median, como en realidad median, relaciones de causa y efec­ to entre el mundo moral y él econó­ mico, deben éstos jerarquizarse, de modo que el primero tenga él primado, pues corresponde al mundo moral compene­ trar de su espíritu, con plena autoridad, aun la economía social. Una vez que se establezca esta jerarquía y se permi­ ta su actuación, la misma economía con­ solidará el mundo moral en cuanto le es dado, reforzando los fundamentos espirituales y las fuerzas de la paz. Por otra parte, él factor económico podría oponer a ésta serios obstáculos,

en particular por lo que hace a la paz fría entendida como equilibrio de gru­ pos, si llegase a debilitar a una de las partes con sistemas erróneos. Esto suce­ dería, sobre todo, donde pueblos de un mismo grupo, sin discernimiento y sin tener en cuenta nada con los demás, se abandonase a un incesante aumento de producción y a levantar constantemente el propio tenor- de vida. En este caso, no se podría evitar que surgieran re­ sentimientos y rivalidades en los pue­ blos contiguos y, en consecuencia, la debilitación de todo el grupo. El derecho natural y el a m o r mutuo Mas prescindiendo de esta considera­ ción particular, es necesario tener la persuasión de que las relaciones econó­ micas entre las naciones, serán factores de paz en tanto en cuanto obedezcan a las normas de derecho natural, se inspiren en el amor, tengan miramien­ to por los demás pueblos y sean fuentes de ayuda. Téngase por cierto que en las relaciones humanas, aun en las pu­ ramente económicas, nada se produce por sí mismo, como sucede en la natu­ raleza, sujeta a leyes necesarias, pues, al fin y al cabo, todo depende del es­ píritu. Sólo el espíritu, imagen de Dios y ejecutor de sus designios, puede esta­ blecer él orden y la armonía sobre la tierra, y lo conseguirá en la medida en que se haga intérprete fiel o instrumen­ to dócil del único Salvador, Jesucristo, que es la misma paz. Y, sin embargo, también en otro cam­ po, aún más delicado que el económico, las dos partes que coexisten en la paz fría participan de este mismo error: se trata de los principios que informan su respectiva unidad. Al paso que una de las partes cimenta su fuerte cohesión interna sobre una idea falsa, más aún, lesiva de los derechos primarios divinos y humanos, pero, con todo, eficaz; la otra, olvidando que posee una idea ver­ dadera, comprobada con buen éxito en el tiempo pasado, parece en cambio di­ rigirse hacia principios políticos eviden­ temente disociadores de la unidad. En el último decenio después de la

guerra ha estimulado los ánimos un gran anhelo de renovación espiritual: el unificar fuertemente a Europa, par­ tiendo de las condiciones naturales de vida de sus pueblos, a fin de poner tér­ mino a las tradicionales rivalidades de unos con otros y de asegurar la defensa común de su independencia y pacífico desarrollo. Esta noble idea no ofrecía motivos de queja y de desconfianza al mundo extraeuropeo en la medida en que éste miraba con buenos ojos a Europa. Además, había la persuasión de que Europa encontraría en sí misma la idea que diera vida a su unidad. Pero los sucesos posteriores y los recientes tratados, que se espera abran paso en la paz fría, no tienen ya como base el ideal de una unificación europea más amplia. De hecho, muchos creen que la alta política tiende de nuevo al tipo de Estado nacionalístico, cerrado en sí mis­ mo, centralizador de las fuerzas, pre­ ocupado por la elección de las alianzas y, en consecuencia, no menos pernicio­ so que el que predominó durante el siglo pasado.

puede desarrollarse junto a otras dentro del mismo Estado; comó también pue­ de extenderse más allá de los confines políticos de éste. La vida nacional no llegó a ser principio de disolución de la comunidad de los pueblos sino cuan­ do comenzó a ser aprovechada como medio de fines políticos; esto es, cuan­ do el Estado dominador y centralista hizo de la nacionalidad la base de su fuerza de expansión. Nació entonces el Estado nacionalista, germen de rivalida­ des e incentivo de discordias. Es claro que si la. Comunidad Europea entrase por esos derroteros, su cohesión resultaría muy frágil en. comparación con la del grupo que tiene enfrente. Su debilidad se revelaría, ciertamente, el día de una futura paz destinada a regu­ lar con perspicacia y justicia las cues­ tiones que están aún pendientes. Ni se diga que en las nuevas circunstancias el dinamismo del Estado nacionalista no representa ya un peligro para los demás pueblos, faltándole en la mayoría de los casos la fuerza eficaz, tanto económica como militar, puesto que también él dinamismo de una potencia nacionalista imaginaria, expresado más con senti­ Olvidos que no mientos que con hechos, disgusta igual­ debieron tenerse mente a los ánimos, alimenta la des­ confianza y el recelo en las alianzas, Se ha olvidado demasiado pronto el impide la comprensión recíproca y, por enorme cúmulo de sacrificios de vidas consiguiente, la leal colaboración y la y bienes que ha costado este tipo de mutua ayuda,, ni más ni menos que si Estado y los agobiantes pesos econó­ poseyera poder efectivo. micos y espirituales que ha impuesto. La sustancia del error consiste en con­ fundir la vida nacional, en sentido pro­ El vínculo común y la pio, con la política nacionalista: la pri­ idea grande y eficaz mera, derecho y honor de un pueblo, puede y debe promoverse; la segunda, Y en esas condiciones, ¿qué sería del como germen que es de infinitos ma­ vinculo común que debería estrechar los les, nunca se rechazará suficientemente. diversos Estados entre sí? ¿Cuál sería La vida nacional es por sí misma el la idea grande y eficaz que los hiciera conjunto operante de todos aquellos va­ firmes en la defensa y activos en un lores de la civilización que son pro­ programa, común de civilización? Algu­ pios y característicos de un determinado nos la ven en él rechazar concordemente grupo,, de cuya unidad espiritual cons­ el género de vida contrario a la liber­ tituyen como el vínculo. Al mismo tiem­ tad, que es propio del otro grupo. Sin po, esa vida enriquece la cultura de dudó, la aversión a la esclavitud es im­ toda la Humanidad, dándole como su portante, pero de valor negativo, sin contribución propia. En su esencia, fuerza para estimular los ánimos a la pues, la vida nacional es algo no polí­ acción con la misma eficacia que una tico, en tal manera que, como lo de­ idea positiva y absoluta. Esta, en cam­ muestran la Historia y la experiencia, bio, pudiera ser el amor a la libertad

que Dios quiere y que está en armonía con las exigencias del bien general, o también el ideal del Derecho natural como base de la organización del Estado y de los Estados. Sólo estas o semejan­ tes ideas espirituales, adquiridas ya hace muchos siglos por la tradición de la Europa cristiana, pueden sostener y aun superar, en la medida que fueren vivi­ das, la confrontación con la idea falsa, pero concreta y válida, que mantiene aparentemente y no sin violencia la co­ hesión del otro grupo; es decir, la idea de un paraíso terrestre, que sería un hecho apenas se estableciera una deter­ minada forma de organización social. Por cuanto ilusoria sea esta idea, con­ sigue crear, al menos exteriormente, una unidad compacta y dura, y la acep­ ten las masas ignorantes, es capaz de excitar a sus miembros a la acción y llevarlos al sacrificio. La misma idea, dentro de la organización política que la expresa, da a sus dirigentes un fuer­ te poder de seducción, y a los adeptos, la audacia de penetrar- como vanguardia entre las filas mismas del otro grupo. Europa, en cambio, espera todavía el despertar de su propia conciencia. En­ tre tanto, en lo que ella representa como sabiduría y organización de vida social e influjo de cultura, parece que pierde terreno en no pocas partes de la tierra. En verdad, ese repliegue se refiere a los fautores de la política na­ cionalista, los cuales se ven obligados a retroceder ante adversarios que han hecho propios sus mismos métodos. Es­ pecialmente en algunos pueblos consi­ derados hasta ahora como coloniales, el proceso de maduración orgánica hacia la autonomía política, que Europa hu­ biera debido guiar con prudencia y so­ licitud, se ha mudado rápidamente en explosiones nacionalistas, ávidas de po­ tencia. Conviene confesar que también estos incendios imprevistos, que son da­ ñosos al prestigio e intereses de Euro­ pa, son, al menos en parte, el fruto de un mal ejemplo suyo.

que debe quedar y, sin duda, quedará es la Europa genuine, o sea el conjunto de todos los valores espirituales y civi­ les que el Occidente ha acumulado, aprovechando las riquezas de cada una de las naciones para repartirlas al mun­ do entero. Europa, conforme a las dis­ posiciones de la Divina Providencia, podrá ser aún vivero y dispensadora de aquellos, valores si sabe volver a darse cuenta de su propio carácter espiritual y abjurar la divinización de la potencia. Como en el pasado las fuentes de su fuerza y de su cultura fueron eminente­ mente cristianas, así se deberá imponer una vuelta a Dios y a los ideales cris­ tianos si se quiere volver a hallar la base de su unidad y de su verdadera grandeza. Y si estas fuentes parecen en parte ya secas, si amenaza romperse aquel vínculo y resquebrajarse el fun­ damento de su unidad, las responsabili­ dades históricas o presentes caen sobre ambas partes, que se encuentran ahora frente a frente, con un angustioso y re­ cíproco temor. Estos motivos deberían bastar a los hombres de buena voluntad del uno y del otro campo para desear, rogar y obrar a fin de que la Humanidad que­ de libre de la embriaguez de potencia y de hegemonía y para que el espíritu de Dios sea el soberano rector del mundo, donde un día el Omnipotente mismo no escogió otro medio para sal­ var a los que amaba que el hacerse niño en una pobre cuna. Parvulus enim natus est nobis, et filius datus est nobis, et factus est principatus super humerom eius (Is., IX, 6; cf. intr. III missae naliv.). 3. LA COEXISTENCIA EN LA VERDAD

Aunque es triste notar cómo la pre­ sente fractura de la familia humana se produjo al principio entre hombres que conocían y adoraban al mismo Salva­ dor Jesucristo, sin embargo, nos pare­ ce fundada la confianza de que en el nombre del mismo Cristo se pueda Los valores espi­ echar aún un puente de paz entre las rituales europeos dos orillas opuestas y restablecer el ¿Se trata sólo de un momentáneo ex­ vínculo común dolorosamente roto. Se espera, en efecto, que la coexis­ travío de Europa? De todos modos, lo

tencia actual acerque a la Humanidad a la paz. Pero para justificar esta espe­ ranza debe ser en algún modo una coexistenda en la verdad. Y no se pue­ de construir en la verdad un puente entre estos dos mundos separados si no es apoyándose en los hombres que vi­ ven en el uno y en el otro, y no sobre sus regímenes o sistemas sociales. Por­ que, mientras una, de las dos partes, consciente o no, -hace aún grandes es­ fuerzos por preservar el derecho natu­ ral, en cambio, él sistema en vigor en la otra parte se ha apartado completamen­ te de esta base. Tanto un sobrenatura­ lismo unilateral que no quiera en modo alguno tener en cuenta tal disposicián de ánimo con el pretexto de que vivi­ mos en el mundo de la redención y, por tanto, sustraídos al orden de la Na­ turaleza, como el pretender que se re­ conozca como verdad histórica el carác­ ter colectivista de aquel sistema, como si también él corresponda al querer di­ vino, son errores que un católico no puede en modo alguno aceptar. La recta vía es otra. En ambos casos son millo­ nes los que han conservado, en grado más o menos activo, la huella de Cris­ to; ellos, no menos que los fieles y fervorosos creyentes, deberían ser los llamados a colaborar para establecer una nueva base de unidad de la familia hu­ mana. Es verdad que en una de las par­ tes la voz de los hombres que están resueltamente por la verdad, por el amor, por el espíritu, se halla sofocada por la presión de los poderes públicos, y que en la otra hay demasiada timidez en proclamar alto los buenos deseos; pero es deber de la política de unifi­ cación el animar a los unos y hacerse eco de los otros; especialmente en aquélla parte donde no es delito el com­ batir el error, los hombres de Estado deberían poseer una mayor confianza en sí mismos y mostrar a los otros un valor más firme en deshacer las mani­ obras de las fuerzas ocultas que todavía tienden a instaurar hegemonías de po­ der, una sabiduría más activa en con­ servar y acrecentar las filas de los hombres de buena voluntad, en primer lugar, de los que creen en Dios, que en gran número siguen en todas parles la causa de la paz verdadera. Seria cierta­

mente una equivocada política de uni­ ficación—si no la habíamos de llamar más bien una traición—el sacrificar a intereses nacionalistas a minorías étni­ cas que se hallan privadas de la fuerza para defender sus bienes supremos, su fe y su cultura cristiana. Los que así obrasen no serían dignos de confianza, y no obrarían honestamente si después, cuando lo exige el propio interés, invo­ casen los valores de la religión y el respeto al derecho. Son muchos los que se ofrecen a preparar la base de la uni­ dad humana. Pero debiendo ser esta base o puente de naturaleza espiritual, no están ciertamente cualificados para esta obra los escépticos y los cínicos, que, formados en la escuela de un mate­ rialismo más o menos larvado, reducen a reacciones físicas aun las más augus­ tas verdades y los valores espirituales más altos, o los consideran como meras ideologías. No son aptos para este fin aquellos que no admiten verdades ab­ solutas ni aceptan obligaciones morales en el terreno de la vida social. Estos últimos, que ya en él pasado, con su abuso de la libertad y con una crítica destructora e irracional, prepararon, a menudo inconscientemente, un clima favorable a la dictadura y a la opresión, se presentan de nuevo para impedir la obra de pacificación social y política emprendida bajo la inspiración cristia­ na. No es raro que aquí y allá levanten la voz contra los que, conscientemente, como cristianos, se interesan con pleno derecho de los problemas políticos y, en general, de la vida pública. A veces, denigran también la seguridad y la fuerza que el cristiano saca de la po­ sesión. de la verdad absoluta y, por el contrario, difunden la persuasión que toma; a honra del hombre moderno y es mérito de su educación, él no tener ideas o tendencias determinadas ni es­ tar ligado, a ningún mundo espiritual. Se olvida, entre tanto, que precisa­ mente de estos principios se originaron las confusiones y los desórdenes actua­ les, y no se quiere recordar que preci­ samente las fuerzas cristianas, a las que ellos combaten ahora,, fueron las que lo­ graron recuperar en muchos países la libertad por ellos disipada. Cierto que no puede esperarse que hombres de esa

laya construyan el puente de la ver­ dad o la base común espiritual. En cambio, es de temer que, llevados del oportunismo, no encuentren inconve­ niente en simpatizar con el falso sistema de la otra orilla y adaptarse a perma­ necer en él, aun arrastrados, si llegase a triunfar momentáneamente.

mentase y no recibiese del amor cris­ tiano la ayuda activa que manda la voluntad divina. Ni cumplirían con su deber los sacerdotes y seglares que ce­ rrasen voluntariamente los ojos y la boca ante las injusticias sociales que están presenciando, dando así ocasión a ataques injustos contra la capacidad social del cristianismo y contra la efi­ cacia de la doctrina social de la Iglesia, Urge el restablecimien­ que, gracias a Dios, ha dado de ello tan­ to universal de la paz tas y tan manifiestas pruebas, aun en estos últimos decenios. Donde esto tu­ Por eso, mientras esperamos, confia­ viese lugar recaería también sobre ellos dos en la divina clemencia, que el la responsabilidad de que grupos de puente espiritual y cristiano, ya existen­ jóvenes y aun de pastores de almas, se te de alguna manera entre ambas orillas, dejasen arrastrar en algún caso a radi­ se haga más amplio y adquiera una con­ calismos y progresismos erróneos. sistencia más eficaz, Nos queríamos ex­ hortar en primer lugar a los cristianos de las naciones que aún gozan del di­ Los bienes privados, vino don de la paz a que hagan todo lo sujetos al bien común. posible por acelerar la hora de su res­ Consecuencias más graves causaría al tablecimiento universal. Persuádanse, ante todo, que la posesión de la ver­ orden social, y también al político, la dad, si quedase limitada a ellos solos, conducta, de los cristianos—ya sean de como objeto de su contemplación para condición elevada o humilde, ya gocen sacar de ella consolación espiritual, no de mayor o menor bienestar—que no serviría a la causa de la paz: la verdad se resolviesen a reconocer y observar tiene que ser vivida, comunicada, apli­ sus obligaciones sociales en el manejo de los negocios económicos. Todo el cada en todos los sectores de la vida. También la verdad, particularmente que no esté dispuesto a ajustar debi­ la cristiana, es un talento que Dios pone damente al bien común el uso de los en las manos de sus siervos para que bienes privados, ya sea libremente, con­ con su industria fructifique en obras forme a la voz de su conciencia; ya del bien común. A todos los poseedo­ también mediante formas organizadas res de la verdad Nos querríamos pre­ de carácter público, contribuye, en guntar, antes que lo haga el Eterno cuanto de él depende, a impedir la in­ Juez, si han puesto a lucro el talento, dispensable preponderancia del impulso de modo que merezcan oír la invita­ y de la responsabilidad personal en la ción del Señor a entrar en el gozo de vida social. su Padre. ¿Cuántosr aun tal vez sacerdo­ En los sistemas democráticos se pue­ tes y seglares católicos, tendrían que de caer fácilmente en tal error cuando sentir el remordimiento de haber ente­ el interés individual está bajo la pro­ rrado en su propio corazón este y otros tección de aquellas organizaciones co­ bienes espirituales o por indolencia o lectivas individuales más bien que el por insensibilidad ante las miserias hu­ fomento del bien común.. De este mo­ manas? De una manera particular se do, la economía viene a ser fácilmente harían culpables si permitiesen que el presa de fuerzas anónimas que la do­ pueblo quede casi sin pastores, mien­ minan políticamente. tras el enemigo de Dios, valiéndose de Queridos hijos: Agradecemos a la di­ su poderosa organización, hace riza en vina bondad que nos haya concedido las almas que carecen de formación su­ una vez más el señalarnos con solici­ ficientemente sólida en la verdad. Asi­ tud de padre el camino del bien; que mismo, serían responsables esos sacerdo­ la tierra, inundada por el torrente de la tes y seglares si el pueblo no experi­ verdadera paz, cante gloria a Dios en lo

más alto de los cielos, transeamus us­ que Bethlehem (Luc. II, 15). Volvamos a la cuna de la sinceridad, de la ver­ dad y del amor, donde el Hijo unigé­ nito de Dios, hecho hombre, se da a los hombres para que la Humanidad re­ conozca en El su lazo de unión y su paz. Hodie nobis de cáelo pax vera descendit (Off. in Nativ. Dom., resp. ad II Lect.). Para que la tierra se haga digna de recibirla, invocamos sobre to­ dos la abundancia de sus divinas ben­ diciones. LA REUNION DE EL ESCORIAL El amplio y complejo tema de la coexistencia ha sido, pues, el objeto de la IV Reunión Internacional del C. E. D. I., celebrada en El Escorial del 31 de mayo al 4 de junio de 1955, con asistencia de miembros de todos los Centros nacionales y con la colabo­ ración de importantes personalidades del mundo de la política, de la econo­ mía, de la cultura, de la milicia y de las ciencias jurídicas de la Europa li­ bre. Bajo la presidencia del archiduque Otto de Austria-Hungría, comenzaron en El Escorial las tareas de la Re­ unión, siguiendo la línea trazada por un temario que comprendía los princi­ pales problemas qué plantea la coexis­ tencia con el mundo comunista, estu­ diados desde diversos ángulos: el polí­ tico, el religioso, el cultural, el econó­ mico... Junto a este tema vertebral se anunciaba otra importante actividad, ya tradicional en todos los congresos or­ ganizados por el C. E. D. I.: las bre­ ves exposiciones sobre la situación po­ lítica y económica de los principales países europeos miembros del Centro, realizados por un delegado principal de cada país, con un coloquio posterior en el que se trataban cuestiones de gran trascendencia con una claridad y fran­ queza de gran mérito, si se considera la delicadeza de la materia que se ma­ nipulaba. Estas actividades generales, más la convivencia y el conocimiento mutuo trabados al margen y hasta como cqnsecuencia de las sesiones oficiales, han deparado a centenar y medio de

asistentes una coyuntura rica en frutos y experiencias recíprocas. El tema de la coexistencia, que fué propuesto por él marqués de Valdeiglesias y adoptado como materia de tra­ bajo para la Reunión de El Escorial en el último Congreso de Eichstatt, no sólo no ha perdido en importancia y actualidad desde entonces, sino que ha saltado hasta situarse en el primer pla­ no de los comentarios políticos de los últimos meses, constituyéndose en el tema central de la política internacio­ nal europea, de cara a los grandes acontecimientos que se avecinan. Que­ dan cércanamente atrás otros importan­ tes: la Conferencia de Bandung, el Tra­ tado de Austria, la visita del Gobierno soviético a Belgrado, las conversaciones rusojaponesas y la invitación a Moscú del canciller Adenauer. La coexisten­ cia, con su laberíntico y peligroso con­ tenido, es quizá el arma más incisiva y poderosa que hoy en día puede ser manejada por las potencias litigantes de la guerra fría. En el Lejano Oriente y en los países europeos más o menos cercanos al telón de acero, la U. R. S. S. utiliza la coexistencia como el arma de­ cisiva que pueda darle en el futuro la supremacía de los destinos de la polí­ tica internacional, qüe ahora se le va de las manos en el doble campo de la economía y de lá ideología. Era impor­ tante, pues, que personalidades destaca­ das de nuestra Europa se reunieran para tratar de la coexistencia, siguiendo el nítido ejemplo perfilado por el Papa en su Mensaje de Navidad. En El Escorial se han sujeto a con­ frontación los distintos criterios compa­ tibles con la doctrina cristiana, ante la necesidad de preservar al mundo occi­ dental de cualquier compromiso que pudiera poner en peligro los valores es­ pirituales y religiosos de nuestra civi­ lización. El tema de las ponencias ha sido detenidamente escogido y estudia­ do por las destacadas personalidades que actuaron de ponentes. Estos fueron Dubois d’Enghien (Bruselas), Albert Mi i ns t (Zurich), Giuseppe Vedo vato (Florencia), P. Gustav Gundlach (Ro­ ma), Edmond Michelet (París) y Willy Lorenz (Viena). Entre los numerosos congresistas que, en nombre de sus res­

pectivas Delegaciones, presentaron sus informes nacionales, figuran Richard Jaeger (vicepresidente del Bundestag de Bonn), Yam Dam van Isselt (secre­ tario del Benelux), Vedovato (que, ade­ más de presentar su ponencia sobre “Lo que aguarda el mundo libre de la coexistencia con el comunismo”, hizo una exposición del panorama políticosocial de Italia), Marcelo Caetano (pre­ sidente de la Cámara Corporativa por­ tuguesa), Leo Schürmann, (juez supremo suizo), Wilhelm Reichart (diputado aus­ tríaco), Eugenio Montes (director del Instituto Español de Lengua y Litera­ tura, de Roma), William ïeeling (miem­ bro de la Cámara de los Comunes), François de la Noë (Francia) y M. Papadakie (Grecia). Entre otros asistentes de prestigio internacional que figuraron en las jornadas escurialenses, cabe des­ tacar al doctor Eugen Gerstenmaier, pre­ sidente del Bundestag alemán y una de las personalidades políticas más en auge en la Alemania actual; el general Re­ vers, ex comisario francés en Indochina y destacado estratega; el ex ministro portugués Daniel Vieira; el profesor André Toledano; los senadores Bouquereí, Habib Deloncle y Nothamb; los directores de grandes diarios y revistas europeos Tomicic Dalma (Munich), Canaval (Salzburgo), Roegele (Colonia), Bâcher (Viena), Doat (Lieja), Fabrégues (París), Fredborg (Estocolmo), Papadakis (Atenas), Stoffel (Zurich) y Wenger (Colonia). A éstos cabe agre­ gar las figuras de tres grandes editores europeos: Ferdinand Schoeningb (el mayor editor católico de Alemania), Willy Lorenz, jefe de las Editions Ha­ rold, de Viena, y James Schwarzenhach,. director de la Thomas Verlag, de Zu­ rich. Este último ha sido el encargado de estructurar el programa de ponen­ cias de la Reunión escurialense. A to­ dos estos nombres podría agregarse la lista de otros muchos más que inter­ vinieron eficazmente en debates y colo­ quios, sin olvidar a algunos represen­ tantes de países situados más allá del telón de acero. Entre los españoles no puede olvidarse la figura del director del Instituto de Cultura Hispánica, se­ ñor Sánchez Bella, catalizador y canali­ zador de las actividades del Centro y

de las sesiones de El Escorial. Y como rector e inspirador del tema de las jor­ nadas, el secretario general, marqués de Valdeiglesias, quien, a la vera del ar­ chiduque Otto, supo dirigir sabiamente las actividades de la Reunión. PRIMERA JORNADA La jornada inicial de las Reuniones escurialenses presentó claramente los riesgos del abundante y complejo con­ tenido del tema. En primer término ha­ bló el marqués de Valdeiglesias, quien, tras unas breves palabras de bienveni­ da a todos los congresistas, dijo: “For­ mamos una auténtica asamblea europea, una asamblea de cristianos conscientes, reunidos no sólo para un intercambio de opiniones, sino para decidir la dirección que vamos a seguir en la presente co­ yuntura histórica. Estamos junto al se­ pulcro del emperador Carlos V, que tuvo análogas responsabilidades políti­ cas y espirituales a las que gravitan so­ bre nuestro tiempo, y que fué árbitro de Europa cuando surgió un problema de coexistencia tan grave como el nues­ tro. Su clara política de concesiones en el interior, para asegurar la cohesión y la concordia y defenderse frente a la amenaza exterior, hemos de tenerla en cuenta como una gran lección, que ha sido confirmada por la política alemana de la última posguerra.” A continuación tomó la palabra el padre Llamas, prior del real monaste­ rio de El Escorial, en cuya Iglesia An­ tigua—perfectamente instalada para el Congreso, con un magnífico equipo de traducción simultánea—se celebraron las sesiones. “Pensamos—dijo a los asisten­ tes—que este Congreso es una de las consoladoras manifestaciones de la Ciu­ dad de Dios en la tierra ... Quiera Dios bendecir sus trabajos, haciéndolos fruc­ tíferos, y realizando en todos vosotros aquel anhelo divino de que los hijos de la luz fuesen más inteligentes que los de las tinieblas, esto es, los hijos del. materialismo.” A continuación comenzaron propia­ mente los trabajos de las jornadas. Abrió fuego el abogado belga Georges Dubois d’Enghien, con un estudio de la

situación general del mundo ante el problema de la coexistencia. Su confe­ rencia fue un claro informe acerca de la tendencia evolutiva de la coexisten­ cia, señalando los diversos períodos his­ tóricos en que se ha planteado la necesidad de la misma en países e ideo­ logías distintas y entre bloques contra­ rios. Destacó lo que siempre tiene de esperanza utópica la palabra coexisten­ cia, y refiriéndose a la actual campaña de la estrategia comunista, dijo que la coexistencia que proponen los soviets tiene un objetivo concreto: “aguardar, desde una posición favorable, el mo­ mento de desencadenar la revolución mundial”. Le siguió una conferencia del doctor Albert Miinst, de Zurich, sobre el su­ gestivo tema de “¿Qué esperan de la coexistencia los dirigentes soviéticos?” “Dos armas importantes posee la Unión Soviética—comenzó diciendo—: la bom­ ba atómica o la de hidrógeno y la po­ lítica de coexistencia. Esta última es para el Este algo diametralmente opues­ to de lo que es para el Oeste. En rea­ lidad, los dirigentes soviéticos no ban apadrinado una verdadera coexistencia, y el propio Molotov ha reconocido que, a la larga, dicha coexistencia es impo­ sible.” Como prueba de tal imposibili­ dad, el doctor Miinst adujo textos de declaraciones auténticas de los principa­ les dirigentes soviéticos: Lenin, Stalin, Malenkov y Molotov. La política soviética es un frío cálcu­ lo para llegar a la revolución mundial, y los occidentales tendrán conflictos por causa de la coexistencia, mientras el Este será, cada vez más, un bloque ho­ mogéneo. ¿No nos basta con la lista de los países que ya coexisten tras el “te­ lón de acero”? ¿No comprendemos que se trata de un sistema para no compli­ car la digestión de la serpiente, que ha comido demasiado en los últimos tiem­ pos? Muchos intelectuales occidentales han caído en el señuelo comunista, sin percibir el enorme mal causado. Imagínense a un ladrón de vacacio­ nes. Por una temporada lia dejado de robar y matar, por razones que él co­ noce muy bien. Su vecino, al verle tan cambiado, va poco a poco recuperando

la confianza en él, y un buen día—un mal día—hasta le deja las llaves de su casa. Ese es el momento que el delin­ cuente elige para volver por sus fue­ ros profesionales, saquear la casa del vecino confiado e incluso, si se tercia, enviarle dignamente al otro mundo. Pues bien: en esto deberían pensar quie­ nes se- preguntan si los rusos son sin­ ceros en sus deseos y protestas de paz y de coexistencia. En esta misma jornada, el académico Eugenio Montes pronunció una confe­ rencia sobre el Monasterio de El Esco­ rial, dedicada a los asistentes a la Re­ unión Internacional. Señaló primera­ mente que la fundación del Monasterio coincide con Trento y con la primera fundación teresiana. Hasta en el último grano de granito, dijo, refiriéndose al edificio, la forma anima a la materia, pero la fuerza sirve a la forma. No hay una sola piedra que no tenga un propósito total, el de dar a la forma su pureza más absoluta. Voluntad pura, pero también razón pura, razón de un Estado puro al servicio de una religión purificada. Porque aquí ni la voluntad ni la razón son fines en sí, sino me­ dios en el servicio de unidad de Euro­ pa y de Dios. El Escorial significa que en los momentos de peligro es cuan­ do la fe debe ser más pura y más in­ corrupta. El Escorial es el monumento menos castizo de España y el que con­ voca a una más ancha universalidad; del mismo modo que Felipe II se sobre­ puso a sus gustos con sentido misional. A continuación se realizó una visita al Monasterio. La jornada se cerró con tres infor­ mes sobre la situación política, social y económica actuales de Suiza, Austria y el Benelux. En la primera, el doctor Schürmann declaró que la situación helvética se encuentra actualmente en un punto de equilibrio en cuanto a po­ lítica interior; respecto de la exterior, poca cosa cabe decir, ya que la nación se mantiene en la neutralidad, si bien se trata de una “neutralidad armada”. Son de señalar las ideas cristianas de colaboración entre patronos y obreros suizos. (Concluirá en el púmero próximo.)