Cristo

ayer, hoy y siempre

Evangelio DE SAN MATEO

Evangelio de san Mateo

Evangelio de san Mateo Segunda edición, marzo 2012 ISBN: 968-7693-47-9 Hecho en México Con las debidas licencias Derechos © reservados a favor de: Obra Nacional de la Buena Prensa, A.C. Orozco y Berra 180. Sta. María la Ribera Apartado M–2181. 06000 México, D.F. Tel. 5546 4500 • Fax 5535 5589 [email protected] • www.buenaprensa.com Lada sin costo: 01–800–50–24–090 Librerías: www.buenaprensa.com México, D.F. • Ribera de San Cosme 5. Sta. María la Ribera. Tels: 5592 6928 y 5592 6948 • Orizaba 39 bis. Col. Roma. Tels. 5207 7407 y 5207 8062 • Congreso 8. Tlalpan. Tels. 5513 6387 y 5513 6388 • Donceles 105–D. Centro. Tels. 5702 1818 y 5702 1648 Chihuahua, Chih. • Av. Tecnológico 4101. Plaza Comercial San Agustín. Col. Granjas. Tels. (614) 410 9461 y 415 0092 Culiacán, Sin. • Jesús G. Andrade 214 esq. con Ángel Flores. Col. Centro. Tel. (667) 712 4088 Guadalajara, Jal. • Madero y Pavo, Sector Juárez Tels. (33) 3658 1170 y 3658 0936 Guadalupe, Zac. • Calle Jardín de Juárez 10. Tel. (492) 899 7980 León, Gto. • Hermanos Aldama 104. Col Centro 37000. Tel. (477) 713 7901 Mérida, Yuc. • Callejón del Congreso 490B. Col. Centro. Parque La Madre. Tel. (999) 9280 340 Monterrey, N.L. • Washington 812 pte. Esq. Villagómez. Centro. Tels. (81) 8343 1112 Puebla, Pue. • Blvd. Valsequillo 115. Plaza Crystal locales 9–12. Col. Residenciales Boulevares. Tel. (222) 211 6451 Tijuana, B. C. • General Juan Sarabia 8570. Col. Centro. Tel. (664) 634 1077 Torreón, Coah. • Czda. Cuauhtémoc 750 Nte. Col. Centro. Tels. (871) 793 1451 y 793 1452 Tuxtla Gutiérrez, Chis. • Tercera Oriente Sur 165–3. Col. Centro. Tel. (961) 613 2041 Se terminó de imprimir esta segunda edición el 26 de marzo de 2012, festividad de la Anunciación del Señor, en los talleres de Offset Santiago, S.A. de C.V., Río San Joaquín 436. Col. Ampliación Granada. 11520 México, D.F. Tel.: 9126 9040.

PRESENTACIÓN

El Evangelio nos pone en contacto con Jesús. Él nos habla; nos dice cuánto nos ama nuestro Padre Dios y cómo debemos vivir para corresponder a su amor, porque gracias a Jesús ya somos hijos de Dios. Los evangelios se escribieron en lengua griega. La Iglesia los tradujo al latín, que es su lengua oficial. La traducción la hizo san Jerónimo, en el siglo IV. En la actualidad contamos con muchas traducciones en español. La que tenemos en nuestras manos por medio de este pequeño libro es muy valiosa porque nos pone en contacto con la Palabra de Dios. Así, al ir escuchando el Evangelio cuando vamos a Misa, lo podremos entender más fácilmente, porque de día en día nos será más familiar gracias a nuestro libro. –5–

PRESENTACIÓN Ojalá Dios nos conceda la bendición de tener cada vez más necesidad de ponernos en contacto con Jesús por medio de su Evangelio. Dediquemos un rato cada día para meditar sus palabras y hacer oración. Nos será de gran provecho.

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INTRODUCCIÓN

Actualmente parece evidente la distinción entre judaísmo y cristianismo. Pero no lo era tanto en la primera mitad del siglo I d. C. El cristianismo nació dentro del judaísmo, y sólo después de algún tiempo fueron apareciendo con claridad las diferencias entre ambos grupos religiosos. En este proceso de diferenciación los cristianos tuvieron que describir con trazos más precisos la figura de Jesús y aclarar la misión de la Iglesia cristiana. También necesitaban tener un punto preciso de referencia respecto de las enseñanzas de Jesús. Mateo intentó hacer todo esto y compuso un evangelio, que, por su carácter ca-te-quéti-co y por haber integrado diferentes puntos de vista que existían entre los mismos cristianos, fue el más leído y comentado en los primeros siglos de la Iglesia. –7–

MATEO 1. Mateo y su comunidad La comunidad a la que se dirige el evangelio de Mateo vivía una complicada situación. Por fuera el problema más grave era el enfrentamiento con el judaísmo. Por dentro experimentaba divisiones y sufría las tensiones propias de una comunidad formada por una segunda generación de cristianos, en la cual comenzaban a aparecer la pereza, el abandono, el abuso de poder, la indiferencia… Por fuera, el enfrentamiento de Jesús y sus discípulos con los líderes judíos, así como la distinción entre los judíos con sus sinagogas, por un lado (Mt 4, 23; 9, 35) y, por otro, los discípulos y la Iglesia (Mt 23, 1-12; 16, 18), reflejan la situación que vivía esta comunidad cristiana. En efecto, después de la destrucción del templo de Jerusalén, el año 70 d. C., el judaísmo se había refugiado en el grupo de los fariseos, quienes habían adoptado una postura intransigente con los demás grupos judíos y muy especialmente con los discípulos de Jesús. Por otra parte, cada vez era mayor el grupo de cristianos que entendían la fe en Jesús como algo independiente del judaísmo. Estas tensiones provocaron la ruptura entre cristianos y judíos, y dieron lugar a una intensa polémica, que se refleja en el evangelio de Mateo (cfr. Mt 23, 1-12; 21, 43). Por dentro, la comunidad tenía graves problemas. Habían pasado ya los primeros años de entusiasmo. Ade–8–

INTRODUCCIÓN más, el retraso de la venida del Señor había abierto un espacio en que los discípulos debían vivir según el ejemplo de Jesús, y la Iglesia tenía que organizarse. Al principio, la mayor parte de los que formaban esa comunidad eran de origen judío, pero muy pronto los paganos fueron el grupo más numeroso. En el seno de este grupo mixto había diversas actitudes respecto a la interpretación de la ley de Moisés (cfr. Mt 5, 17-48; 15, 1-20; 23, 1-7), y sobre el alcance de la misión cristiana (cfr. Mt 10, 5-6; 15, 24; 28, 18-20). Algunos centraban la atención en la observancia externa de los preceptos (Mt 15, 1-20), mientras otros ponían todo su empeño en la alabanza desconectada de la vida (Mt 7, 21-23). Mateo abordó esta situación y trató de hallar un punto de encuentro para todos, reuniendo en su evangelio diversas tradiciones y presentando a Pedro como el gran maestro, que recibe una instrucción especial de Jesús (Mt 16, 16-19; 17, 24-27) y puede, por lo tanto, servir de árbitro, en caso de discusión. El autor de este evangelio, según una muy antigua tradición, fue Mateo, el publicano, uno de los doce apóstoles de Jesús. Sin embargo, los datos del evangelio apoyan más la suposición de que el autor fue un cristiano de origen judío, perteneciente a la segunda generación de cristianos, que conocía el griego y estaba familiarizado con el Antiguo Testamento. –9–

MATEO La fecha de composición puede fijarse entre los años 70-110 d. C. En el año 70 d. C. tuvo lugar la destrucción de Jerusalén, a la que Mateo alude en diversos pasajes (Mt 21, 41; 22, 7; 23, 37-38); y en el año 110 Ignacio de Antioquía cita ya en sus propias cartas algunos textos de Mateo. La situación reflejada por este evangelio sugiere, como fecha de composición, los años 80-90 d. C. El lugar de composición es, con mucha probabilidad, Antioquía de Siria. En esta ciudad se hablaba el griego y había una importante colonia judía. Allí se asentó una de las primeras comunidades cristianas (Hech 11, 19-30), en la que pronto se mezclaron judíos y paganos. Pedro desempeñó en ella un importante papel (Gál 2, 11-14), lo mismo que en el evangelio de Mateo (Mt 15, 15; 16, 16-19; 17, 24-27). 2. El mensaje de Mateo Mateo responde a la situación que su comunidad vivía, mostrando que Jesús es el Mesías, explicando que la Iglesia ha heredado la misión de Israel e invitando a los cristianos a vivir según las enseñanzas de Jesús. Para los cristianos que vivían una dura confrontación con el judaísmo, era muy importante estar convencidos de que Jesús era el Mesías, es decir, el Hijo de David, en quien se habían cumplido las promesas del Antiguo –10–

INTRODUCCIÓN Testamento. Sin embargo, Jesús no aparece como un Mesías glorioso, sino como el Hijo del hombre, que tiene que padecer hasta morir, completamente abandonado en una cruz. Sólo desde la figura del “Siervo del Señor” (siervo sufriente) (Is 42; 49; 50; 53) se podía comprender cómo Jesús había tomado en su propia carne la condición de Mesías. No obstante, para Mateo y su comunidad, Jesús es mucho más que Mesías: es ante todo el Hijo de Dios. Este título da sentido a todos los demás. Así lo identifica la voz del cielo en el bautismo (Mt 3, 17) y en la transfiguración (Mt 17, 5). Así aparece desde su infancia (Mt 1, 18-25; 2, 15). Así lo reconocen los discípulos (Mt 14, 33; Mt 16, 16) y también el oficial romano en la cruz (Mt 27, 54). Sus mismos adversarios, cuando quieren poner en tela de juicio la identidad del Señor, recurren a esta afirmación (Mt 4, 3. 6; 27, 40. 43). El título de “Hijo de Dios” expresa la profunda vinculación de Jesús con el Padre y su absoluta obediencia a la voluntad del Padre, la cual es norma de vida para Jesús (Mt 4, 1-11; 26, 36-46). La Iglesia es para Mateo el pueblo congregado por Jesús, la verdadera descendencia de Abraham, que ha heredado la misión del antiguo Israel (Mt 21, 43). Jesús dirige su buena noticia, en primer lugar a Israel (Mt 10, 6), para anunciarle que ha llegado el tiempo en que debe llevar la salvación a todas las naciones (Is 2, 2-5; 42, 1-4). Pero Israel rechaza la invitación de Jesús y al –11–

MATEO mismo Jesús (Mt 11-12; 21, 33-46). Como consecuencia de este rechazo, Jesús convoca un nuevo pueblo, el Israel auténtico, que dará los frutos a su tiempo (Mt 21, 43) y cuya misión consistirá en hacer llegar la Buena Noticia a todos los hombres (Mt 28, 16-20). Los que pertenecen a esta nueva comunidad deben poner en práctica la voluntad del Padre, expresada en las palabras de Jesús. Mateo ha reunido estas enseñanzas de Jesús en cinco grandes discursos (Mt 5–7; 10; 13; 18; 24–25), en los cuales los discípulos pueden encontrar orientaciones precisas para vivir como cristianos, hasta la vuelta final de Jesús, al fin del tiempo. 3. Estilo y división literaria El modo de escribir de Mateo es típicamente judío, utiliza los recursos de los escritores de su época (paralelismos, agrupaciones temáticas…). Su estilo narrativo se caracteriza por su brevedad y claridad. Si se compara Mateo con Marcos, notaremos que aquél despoja a sus relatos de todo lo accesorio. En sus personajes señala los rasgos característicos y agrupa los relatos y enseñanzas, como en el caso de los famosos cinco discursos, ya mencionados (Mt 5–7; 10; 13; 18; 24–25). Otro rasgo característico de Mateo, que refleja el ambiente judío de su Evangelio, son las continuas citas del Antiguo Testamento. –12–

INTRODUCCIÓN División del evangelio de san Mateo: I. PRESENTACIÓN DEL MESÍAS (1, 1–4, 16) II. INVITACIÓN A ISRAEL. ANUNCIO DEL REINO DE LOS CIELOS (4, 17–16, 20) 1. Anuncio del Reino con obras y palabras (4, 17–11, 1) 2. Rechazan a Jesús. El Reino en controversia (11, 2–16, 20) III. INVITACIÓN A LOS DISCÍPULOS. EL DESTINO DOLOROSO DEL MESÍAS (16, 21–28, 20) 1. Instrucción a los discípulos (16, 21–20, 34) 2. Rechazan a Jesús. Pasión y resurrección (21, 1–28, 20) En la parte I todo ocurre antes de que comience el ministerio público de Jesús. El tema es la filiación divina de Jesús (Mt 1, 20; 2, 15; 3, 17). La II parte está centrada en el anuncio del Reino. En la primera sección, tres resúmenes dan la pauta (Mt 4, 23-25; 9, 35; 11, 1) de la actividad de Jesús, que consiste en anunciar (Mt 4, 17), enseñar (Mt 5–7) y curar (Mt 8–9), rematada por el envío de los discípulos para difundir este mensaje (Mt 10). La segunda sección recoge las reacciones que este anuncio y la misma persona de Jesús provocan, especialmente el rechazo por parte de las autoridades judías (Mt 11, 2–12, 50). Entonces Jesús abandona a los –13–

MATEO que lo rechazan y se dedica a instruir a sus discípulos (Mt 13, 1-52). Al final, (Mt 13, 53–16, 20), Jesús abandona definitivamente al Israel histórico y anuncia la congregación de un nuevo Israel, la Iglesia. La III parte tiene una estructura muy semejante a la II. Instrucción detallada a los discípulos sobre el sentido de su pasión y las exigencias para ser su discípulo (Mt 16, 21–20, 34). Rechazo de Jesús en Jerusalén (Mt 21–23) e instrucción definitiva a los discípulos acerca de los acontecimientos finales (Mt 23–25). Relato de la pasión-resurrección (Mt 26–28). Rechazo definitivo de su pueblo y motivo para la convocación del nuevo Israel (Mt 28, 16-20).

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EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

I. PRESENTACIÓN DEL MESÍAS Genealogía de Jesús (Lc 3, 23-28)

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Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: 2Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; 3Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, 4Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, 5Salmón engendró de Rajab a Booz; Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, 6y Jesé al rey David. David engendró de la mujer de Urías a Salomón, 7 Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, 8Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, 9Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, 10Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, 11Josías engendró a 1

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Mt 1, 12

MATEO

Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia. 12Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, 13Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, 14Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, 15Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, 16y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. 17 De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce. Concepción virginal de Jesús (Lc 2, 1-7)

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. 19José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. 20Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. 21Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de

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MATEO

Mt 2, 6

Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: 23He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. 24 Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. 25 Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús. Adoración de los magos

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Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén 2y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”. 3 Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. 4Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. 5Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: 6Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”. 1

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Mt 2, 7

MATEO

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella 8y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”. 9 Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. 10Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. 11Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. 12Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. 7

Huida a Egipto y muerte de los inocentes Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. 14 José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, 15donde permaneció hasta 13

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MATEO

Mt 2, 23

la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. 16 Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado. 17Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: 18En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos. Vuelta de Egipto y residencia en Nazaret Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: 20“Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño”. 21 Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. 22Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, 23y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará nazareno. 19

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MATEO

Mt 3, 1

Predicación de Juan el Bautista (Mc 1, 2-8; Lc 3, 1-9. 15-17; Jn 1, 19-28)

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En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: 2“Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca”. 3 Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos. 4 Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. 5Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; 6confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río. 7 Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? 8Hagan ver con obras su arrepentimiento 9y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. 10Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego. 11Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo 1

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MATEO

Mt 4, 3

y su fuego. 12Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue’’. Bautismo de Jesús (Mc 1, 9-11; Lc 3, 21-22)

Entonces llegó Jesús de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. 14Pero Juan se resistía, diciendo: “Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?” 15Jesús le respondió: “Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere”. Entonces Juan accedió a bautizarlo. 16 Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vió al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en forma de paloma 17y oyó una voz que decía, desde el cielo: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias”. 13

Tentaciones en el desierto (Mc 1, 12-13; Lc 4, 1-13)

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Después de su bautismo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. 2Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. 3Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que 1

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Mt 4, 4

MATEO

estas piedras se conviertan en panes”. 4Jesús le respondió: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”. 5 Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo 6y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: 7“También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”. 8 Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo 9 y le dijo: “Te daré todo esto, si te postras y me adoras”. 10 Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”. 11 Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle. Vuelta a Galilea (Mc 1, 14; Lc 4, 14-15)

Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, 13y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, 14para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías: 12

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MATEO

Mt 4, 22

Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos; 16el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció. 15

II. INVITACIÓN A ISRAEL ANUNCIO DEL REINO DE LOS CIELOS





1. Anuncio del Reino con obras y palabras 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”.

Llamamiento de los cuatro primeros discípulos (Mc 1, 16-20; Lc 5, 1-11; Jn 1, 35-51)

Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. 19Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. 20Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, 21 vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. 22Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron. 18

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Mt 4, 23

MATEO

Jesús enseñaba y curaba (Lc 6, 17-19)

Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia. 24Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban a todos los aquejados por diversas enfermedades y dolencias, a los poseídos, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. 25Lo seguían grandes muchedumbres venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania. 23

Las Bienaventuranzas (Lc 6, 20-23)

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Cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. 2Enseguida comenzó a enseñarles y les dijo: 1

“Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. 4 Dichosos los que lloran, porque serán consolados. 5 Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. 6 Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, 3

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MATEO

Mt 5, 15

porque serán saciados. 7 Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. 8 Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. 9 Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. 10 Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. 12Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes”.

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Sal de la tierra y luz del mundo (Mc 9, 50; Lc 14, 34-35)

“Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente. 14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; 15y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero para que alumbre 13

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Mt 5, 16

MATEO

a todos los de la casa. 16Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos”. Cumplimiento de la ley “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. 18Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. 19 Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos”. 17

La justicia nueva superior a la antigua “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. 21Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. 22Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribu20

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MATEO

Mt 5, 32

nal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. 23Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, 24deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. 25 Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. 26Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo”. Adulterio y divorcio (Mc 10, 11-12; Lc 16, 18)

“Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio; 28pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. 30Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. 31 También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio; 32pero yo les digo que 27

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Mt 5, 33

MATEO

el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete adulterio”. Veracidad en las palabras 33 “Han oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. 34Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; 35ni por la tierra, porque es donde él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey. 36Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. 37Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno”.

Venganza (Lc 6, 29-30)

“Han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; 39pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; 40al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. 41Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con 38

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MATEO

Mt 6, 2

él dos mil. 42Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda”. Amor a los enemigos “Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo: 44Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, 45para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos. 46Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? 47Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? 48Sean, pues, perfectos, como su Padre celestial es perfecto”. 43

La limosna en secreto

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“Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial. 2Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las 1

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Mt 6, 3

MATEO

sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. 3 En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, 4para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”. La oración en secreto “Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. 6Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”.

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La verdadera oración. El padrenuestro (Lc 11, 2-4)

“Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. 8No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. 9 Ustedes pues, oren así: 7

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MATEO

Mt 6, 18

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, 10 venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 11 Danos hoy nuestro pan de cada día, 12 perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; 13 no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. 15Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas”. 14

El ayuno en secreto “Cuando ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. 17Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, 18para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”.

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Mt 6, 19

MATEO

El verdadero tesoro (Lc 12, 33-34)

“No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. 20Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; 21porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón”. 19

Los ojos son la lámpara del cuerpo (Lc 11, 34-36)

“Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. 23Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!”

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Dios y el dinero (Lc 16, 13)

“Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero”.

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MATEO

Mt 6, 34

Abandono en la providencia (Lc 12, 22-34)

“Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? 27¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento? 28¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. 29Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en todo el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. 30Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? 31 No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? 32Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. 33Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. 34No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas”. 25

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MATEO

Mt 7, 1

No juzgar (Lc 6, 37-38. 41-42)

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“No juzguen y no serán juzgados; 2porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán. 3¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? 4¿Con qué cara le dices a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, cuando tú llevas una viga en el tuyo? 5¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”. 1

No profanar las cosas santas “No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen”.

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Eficacia de la oración (Lc 11, 9-13)

“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. 8Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre. 9¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? 10Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? 7

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MATEO

Mt 7, 18

Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuanta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan”.

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La regla de oro “Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas”.

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Los dos caminos (Lc 13, 24)

“Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. 14Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran!”

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Los falsos profetas (Lc 6, 43-44)

“Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? 17Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. 18Un 15

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Mt 7, 19

MATEO

árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. 19Todo árbol que no produce frutos buenos es cortado y arrojado al fuego. 20 Así que por sus frutos los conocerán”. Los verdaderos discípulos (Lc 13, 25-27; 6, 47-49)

“No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. 22Aquel día muchos me dirán: ‘¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?’ 23Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho mal’. 24 El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. 25Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. 26El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. 27Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”. 21

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MATEO

Mt 8, 8

Admiración de la gente Cuando Jesús terminó de hablar, la gente quedó asombrada de su doctrina, 29porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. 28

Curación de un leproso (Mc 1, 40-45; Lc 5, 12-16)

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Cuando Jesús bajó de la montaña, lo iba siguiendo una gran multitud. 2De pronto se le acercó un leproso, se postró ante él y le dijo: “Señor, si quieres, puedes curarme”. 3Jesús extendió la mano y lo tocó, diciéndole: “Sí quiero, queda curado”. Inmediatamente quedó limpio de la lepra. 4Jesús le dijo: “No le vayas a contar esto a nadie. Pero ve ahora a presentarte al sacerdote y lleva la ofrenda prescrita por Moisés para probar tu curación”. 1

Curación del criado del oficial romano (Lc 7, 1-10; Jn 4, 43-54)

Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: “Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico, y sufre mucho”. 7Él le contestó: “Voy a curarlo”. 8Pero el oficial le replicó: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola 5 6

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Mt 8, 9

MATEO

palabra, mi criado quedará sano. 9Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ‘¡Ven!’, y viene; a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace”. 10 Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: “Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. 11Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos. 12En cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”. 13 Jesús le dijo al oficial romano: “Vuelve a tu casa y que se te cumpla lo que has creído”. Y en aquel momento se curó el criado. Curación de la suegra de Pedro (Mc 1, 29-31; Lc 4, 38-39) 14 Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. 15Entonces la tomó de la mano y desapareció la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirles.

Numerosas curaciones (Mc 1, 32-34; Lc 4, 40-41)

Al atardecer le trajeron muchos endemoniados. Él expulsó a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. 16

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MATEO

Mt 8, 26

Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: Él hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores.

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Exigencias de la vocación apostólica (Lc 9, 57-62)

Al ver Jesús que la multitud lo rodeaba, les ordenó a sus discípulos que cruzaran el lago hacia la orilla de enfrente. 19En ese momento se le acercó un escriba y le dijo: “Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas”. 20Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza”. 21 Otro discípulo le dijo: “Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre”. 22Pero Jesús le respondió: “Tú sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”. 18

La tempestad calmada (Mc 4, 35-41; Lc 8, 22-25) 23 Subió después a una barca junto con sus discípulos. 24De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero él estaba dormido. 25Los discípulos lo despertaron, diciéndole: “Señor, ¡sálvanos, que perecemos!”. 26Él les respondió: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” Entonces se levantó, dio

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Mt 8, 27

MATEO

una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. 27Y aquellos hombres, maravillados, decían: “¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?”. Los demonios expulsados (Mc 5, 1-20; Lc 8, 26-39)

Cuando desembarcó en la otra orilla del lago, en tierra de los gadarenos, dos endemoniados salieron de entre los sepulcros y fueron a su encuentro. Eran tan feroces, que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. 29Los endemoniados le gritaron a Jesús: “¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo señalado?” 30 No lejos de ahí había una numerosa piara de cerdos que estaban comiendo. 31Los demonios le suplicaron a Jesús: “Si vienes a echarnos fuera, mándanos entrar en esos cerdos”. 32Él les respondió: “Está bien”. Entonces los demonios salieron de los hombres, se metieron en los cerdos y toda la piara se precipitó en el lago por un despeñadero y los cerdos se ahogaron. 33 Los que cuidaban los cerdos huyeron hacia la ciudad a dar parte de todos aquellos acontecimientos y de lo sucedido a los endemoniados. 34Entonces salió toda la gente de la ciudad al encuentro de Jesús, y al verlo, le suplicaron que se fuera de su territorio. 28

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MATEO

Mt 9, 9

Curación de un paralítico (Mc 2, 1-12; Lc 5, 17-26)

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Subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad. 2En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados”. 3 Al oír esto, algunos escribas pensaron: “Este hombre está blasfemando”. 4Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir ‘Se te perdonan tus pecados’, o decir 5‘Levántate y anda’? 6Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, –le dijo entonces al paralítico–: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. 7 Él se levantó y se fue a su casa. 8Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres. 1

Vocación de Mateo (Mc 2, 13-17; Lc 5, 27-32)

Cuando salía de allí, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.

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Mt 9, 10

MATEO

Comida con pecadores Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. 11Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” 12Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. 13Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

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Discusión sobre el ayuno (Mc 2, 18-22; Lc 5, 33-39)

Entonces los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?” 15Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán. 16 Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace más grande la rotura. 17Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan”. 14

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MATEO

Mt 9, 27

Curación de una mujer enferma y resurrección de la hija de Jairo (Mc 5, 21-43; Lc 8, 40-56)

Mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante él y le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”. 19 Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos. 20Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, 21pues pensaba: “Con sólo tocar su manto, me curaré”. 22Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: “Hija, ten confianza; tu fe te ha curado”. Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer. 23 Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas, y el tumulto de la gente 24y les dijo: “Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida”. 25 Y todos se burlaron de él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y ésta se levantó. 26La noticia se difundió por toda aquella región. 18

Jesús cura a dos ciegos 27 Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: “¡Hijo de David, compadécete de

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Mt 9, 28

MATEO

nosotros!” 28Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: “¿Creen que puedo hacerlo?” Ellos le contestaron: “Sí, Señor”. 29Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Que se haga en ustedes conforme a su fe”. 30Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: “Que nadie lo sepa”. 31Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región. Curación de un endemoniado mudo Cuando los ciegos se iban, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. 33Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud, maravillada, decía: “Nunca se había visto nada semejante en Israel”. 34Pero los fariseos decían: “Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios”. 32

Compasión hacia las muchedumbres Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. 36Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y 35

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MATEO

Mt 10, 10

los trabajadores, pocos. 38Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. Misión de los Doce (Mc 3, 13-19; Lc 6, 12-16)

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Llamando Jesús a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y 1

dolencias. 2 Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; 3Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; 4Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor. 5 A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: “No vayan a tierra de paganos, ni entren en ciudades de samaritanos. 6Vayan, más bien, en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. 8Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente. 9 No lleven con ustedes, en su cinturón, monedas de oro, de plata o de cobre. 10No lleven morral para el –45–

Mt 10, 11

MATEO

camino ni dos túnicas ni sandalias ni bordón, porque el trabajador tiene derecho a su sustento. 11 Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, pregunten por alguien respetable y hospédense en su casa hasta que se vayan. 12Al entrar, saluden así: ‘Que haya paz en esta casa’. 13Y si aquella casa es digna, la paz de ustedes reinará en ella; si no es digna, el saludo de paz de ustedes no les aprovechará. 14Y si no los reciben o no escuchan sus palabras, al salir de aquella casa o de aquella ciudad, sacúdanse el polvo de los pies. 15Yo les aseguro que el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos rigor que esa ciudad”. Predicción de persecuciones (Mc 13, 9-13; Lc 21, 12-17)

“Yo los envío a ustedes como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas. 17 Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, 18los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. 19Pero, cuando los injurien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. 20Pues no serán ustedes los 16

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MATEO

Mt 10, 29

que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes. 21 El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; 22todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará. 23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre. 24 El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. 25Le basta al discípulo ser como su maestro y al criado ser como su señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!”. Hablar francamente y sin temor (Lc 12, 2-9)

“No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. 27Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas. 28 No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo. 29¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda?

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Mt 10, 30

MATEO

Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. 30En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. 31Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. 32 A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos, 33 pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos”. Jesús, señal de contradicción (Lc 12, 51-53)

“No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. 35He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; 36y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia”. 34

Renunciar a sí mismo para seguir a Jesús (Lc 14, 26-27)

“El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; 38y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. 39El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará”.

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MATEO

Mt 11, 5

Conclusión “Quien los recibe a ustedes me recibe a mí; y quien me recibe a mí recibe al que me ha enviado. 41El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo. 42 Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa”. 40

2. Rechazan a Jesús. El Reino en controversia

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Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.

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Pregunta del Bautista y testimonio de Jesús (Lc 7, 18-35)

Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: 3“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” 4 Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: 5los ciegos ven, los cojos andan, los 2

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Mt 11, 6

MATEO

leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. 6 Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí”. 7 Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: “¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. 8Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. 9¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. 10Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. 11Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él. 12Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos exige esfuerzo, y los esforzados lo conquistarán. 13Porque todos los profetas y la ley profetizaron, hasta Juan; 14y si quieren creerlo, él es Elías, el que habría de venir. 15El que tenga oídos que oiga”. Jesús juzga a su generación “¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a

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MATEO

Mt 11, 24

sus compañeros para gritarles: 17‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’. 18Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene un demonio’. 19Viene el Hijo del hombre, y dicen: ‘Ése es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir’. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”. ¡Ay de las ciudades que no se arrepienten! (Lc 10, 13-15)

Después Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus numerosos milagros, por no haberse arrepentido. Les decía: 21“¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. 22Pero yo les aseguro que el día del juicio será menos riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes. 23 Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros que en ti se han hecho, quizás estaría en pie hasta el día de hoy. 24 Pero yo te digo que el día del juicio será menos riguroso para Sodoma que para ti”. 20

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MATEO

Mt 11, 25

El Evangelio revelado a los sencillos El Padre y el Hijo (Lc 10, 21-22)

En aquel tiempo exclamó Jesús: “¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! 26Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. 27El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. 25

Jesús, maestro bondadoso “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. 29Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, 30porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”. 28

Las espigas arrancadas en sábado (Mc 2, 23-28; Lc 6, 1-5)

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Un sábado, atravesaba Jesús por los sembrados. Los discípulos, que iban con él, tenían hambre y se pusieron a arrancar espigas y

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MATEO

Mt 12, 12

a comerse los granos. 2Cuando los fariseos los vieron, le dijeron a Jesús: “Tus discípulos están haciendo algo que no está permitido hacer en sábado”. 3Él les contestó: “¿No han leído ustedes lo que hizo David una vez que sintieron hambre él y sus compañeros? 4¿No recuerdan cómo entraron en la casa de Dios y comieron los panes consagrados, de los cuales ni él ni sus compañeros podían comer, sino solamente los sacerdotes? 5¿Tampoco han leído en la ley que los sacerdotes violan el sábado porque ofician en el templo y no por eso cometen pecado? 6 Pues yo les digo que aquí hay alguien más grande que el templo. 7Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: Misericordia quiero, no sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa. 8Por lo demás, el Hijo del hombre también es el dueño del sábado”. Curación del hombre de la mano paralizada (Mc 3, 1-6; Lc 6, 6-11)

Jesús se fue de allí y se dirigió a la sinagoga. 10En ella se encontraba un hombre que tenía una mano paralizada. Entonces los fariseos le preguntaron a Jesús si estaba permitido curar en sábado. Esto lo hacían para tener de qué acusarlo. 11Él les respondió: “¿Quién de ustedes, si tiene una oveja y se le cae a un pozo en sábado no va y la saca? 12Pues un hombre vale mucho más que una

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Mt 12, 13

MATEO

oveja. Por lo tanto, sí está permitido hacer el bien en sábado”. 13Entonces le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él la extendió y la mano enferma quedó tan sana como la otra. 14Pero los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Jesús es el “Siervo del Señor” Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron, él curó a todos los enfermos 16y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, 17para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías: 18Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. 19No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas; 20no romperá la caña resquebrajada ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra. 21En él pondrán todas las naciones su esperanza. 15

Jesús y Satanás (Mc 3, 20-30; Lc 11, 14-23; 12, 10)

Entonces le llevaron a Jesús un hombre ciego y mudo que estaba endemoniado; él lo curó, de modo que el hombre mudo pudo ver y hablar. 23Toda la multitud

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MATEO

Mt 12, 32

decía asombrada: “¿No será éste el hijo de David?” 24Pero los fariseos, al oír esto, dijeron: “Éste expulsa los demonios, pero lo hace con el poder de Satanás, el jefe de los demonios”. 25 Jesús, conociendo sus intenciones, les dijo: “Todo reino donde hay luchas internas va a la ruina, y ninguna ciudad o familia dividida podrá subsistir. 26Así pues, si Satanás expulsa a Satanás, lucha contra sí mismo; entonces, ¿cómo podrá subsistir su reino? 27Además, si yo expulso a los demonios con el poder de Satanás, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ellos mismos demuestran que ustedes están equivocados. 28En cambio, si yo expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios, eso quiere decir que el Reino de Dios ya ha llegado hasta ustedes. 29 Porque, ¿cómo podrá alguien entrar en la casa de un hombre fuerte para robarle sus cosas, si primero no lo ata? Sólo así saqueará su casa. 30El que no está en mi favor, está en mi contra, y el que no recoge conmigo, desparrama. 31Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se puede perdonar a los hombres, menos la blasfemia contra el Espíritu Santo. 32Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro”. –55–

Mt 12, 33

MATEO

Las palabras descubren el corazón (Lc 6, 43-45)

“Si el fruto es bueno, ustedes tienen que reconocer que el árbol es bueno; si el fruto es malo, tienen que reconocer que el árbol es malo; porque el árbol se conoce por su fruto. 34 ¡Raza de víboras! ¿Cómo puede ser bueno lo que dicen, si ustedes son malos? Porque la boca habla de lo que está lleno el corazón. 35El que es bueno saca cosas buenas de su tesoro de bondad y el que es malo saca cosas malas de su tesoro de maldad. 36Yo les digo que el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra estéril que hayan pronunciado, 37pues por tus palabras te absolverán y por tus palabras te condenarán”. 33

La señal de Jonás (Mc 8, 11-12; Lc 11, 24-32)

Entonces le dijeron a Jesús algunos escribas y fariseos: “Maestro, queremos verte hacer una señal prodigiosa”. 39 Él les respondió: “Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal; pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás. 40Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra. 38

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MATEO

Mt 12, 48

Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta gente y la condenarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien más grande que Jonás. 42La reina del sur se levantará el día del juicio contra esta gente y la condenará, porque ella vino de los últimos rincones de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien más grande que Salomón”. 41

Estrategia de Satanás 43 “Cuando el espíritu malo sale de un hombre, vaga por el desierto en busca de reposo y, al no encontrarlo, piensa: 44 ‘Volveré a mi casa de donde salí’. Al llegar, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. 45Entonces va y trae a otros siete espíritus peores que él y se instalan allí, y al final ese hombre se encuentra peor que al principio. Eso mismo le va a suceder a esta gente malvada”.

El verdadero parentesco de Jesús (Mc 3, 31-35; Lc 8, 19-21)

Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. 47Alguien le dijo entonces a Jesús: “Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo”. 48Pero él respondió al que se lo decía: “¿Quién 46

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Mt 12, 49

es mi madre y quiénes son mis hermanos?” 49Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. 50Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

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Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. 2Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. 3Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo: 1

Parábola del sembrador (Mc 4, 1-9; Lc 8, 4-8)

“Una vez salió un sembrador a sembrar, 4y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. 5Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; 6pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron y, como no tenían raíces, se secaron. 7Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. 8 Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. 9El que tenga oídos que oiga”. –58–

MATEO

Mt 13, 19

¿Por qué hablaba Jesús en parábolas? (Mc 4, 10-12; Lc 8, 9-10)

Después se le acercaron sus discípulos y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?” 11Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. 12Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. 13Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. 14En ellos se cumple aquella profecía de Isaías, que dice: Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; 15porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos, y ha tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve. 16 Pero dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. 17Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”. 10

Explicación de la parábola del sembrador (Mc 4, 13-20; Lc 8, 11-15)

“Escuchen, pues, lo que significa la parábola del sembrador. 19A todo hombre que oye la palabra del Reino y

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Mt 13, 20

MATEO

no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino. 20 Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; 21 pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. 22 Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto. 23 En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos el ciento por uno; otros, el sesenta, y otros, el treinta”. Parábola del trigo y la cizaña Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. 26Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña. 27 Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: ‘Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? 24

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MATEO

Mt 13, 33

¿De dónde, pues, salió esta cizaña?’ 28El amo les respondió: ‘De seguro lo hizo un enemigo mío’. Ellos le dijeron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancarla?’ 29Pero él les contestó: ‘No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. 30Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla; y luego almacenen el trigo en mi granero’ ”. Parábola de la semilla de mostaza (Mc 4, 30-32; Lc 13, 18-19)

Luego les propuso esta otra parábola: “El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en un huerto. 32Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas”. 31

Parábola de la levadura (Lc 13, 20-21)

Les dijo también otra parábola: “El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar”.

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Mt 13, 34

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Sólo en parábolas hablaba a la gente Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, 35para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.

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Interpretación de la parábola del trigo y la cizaña Luego despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo”. 37 Jesús les contestó: “El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; 38el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del maligno; 39el enemigo que la siembra es el diablo, el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. 40Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: 41el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, 42y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. 43 Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”. 36

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MATEO

Mt 13, 52

Parábolas del tesoro y de la perla “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo. 45 El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, 46al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra”.

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Parábola de la red 47 “El Reino de los cielos se parece también a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. 48 Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. 49Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos 50y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación”.

Conclusión “¿Han entendido ustedes todo esto?” Ellos le contestaron: “Sí”. 52Entonces él les dijo: “Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre 51

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MATEO

Mt 13, 53

de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas”. Visita a Nazaret (Mc 6, 1-6; Lc 4, 16-30)

Cuando acabó de decir estas parábolas, Jesús se marchó de allí, 54llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? 55¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 56¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?” 57Y se negaban a creer en él. Entonces, Jesús les dijo: “Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa”. 58Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos. 53

Herodes y Jesús (Mc 6, 14-16; Lc 9, 7-9)

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En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús 2y les dijo a sus cortesanos: “Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas”. 1

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MATEO

Mt 14, 13

Muerte del Bautista (Mc 6, 17-29)

Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, 4pues Juan le decía a Herodes que no le estaba permitido tenerla por mujer. 5Y aunque quería quitarle la vida, le tenía miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta. 6 Pero llegó el cumpleaños de Herodes, y la hija de Herodías bailó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, 7 que juró darle lo que le pidiera. 8Ella, aconsejada por su madre, le dijo: “Dame, sobre esta bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”. 9El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; 10y entonces mandó degollar a Juan en la cárcel. 11Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre. 12 Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron y luego fueron a avisarle a Jesús. 3

Primera multiplicación de los panes (Mc 6, 30-46; Lc 9, 10-17; Jn 6, 1-14)

Al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario.

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Mt 14, 14

MATEO

Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. 14 Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. 15 Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer”. 16Pero Jesús les replicó: “No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer”. 17Ellos le contestaron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. 18Él les dijo: “Tráiganmelos”. 19 Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. 20 Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. 21Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. Jesús camina sobre las aguas y Pedro con él (Mc 6, 47-53; Jn 6, 15-21)

Inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. 23Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí. 22

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MATEO

Mt 14, 36

Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. 25A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. 26Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. 27Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”. 28Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. 29Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; 30pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!” 31Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. 32 En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. 33 Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”. 24

Curaciones en Genesaret (Mc 6, 54-56)

Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. 35Apenas lo reconocieron los habitantes de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región y le trajeron a todos los enfermos. 36 Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lo tocaron, quedaron curados. 34

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MATEO

Mt 15, 1

Condenación de las prácticas externas de los fariseos (Mc 7, 1-23)

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En aquel tiempo se acercaron a Jesús unos escribas y unos fariseos venidos de Jerusalén y le preguntaron: 2“¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?” 3Él les replicó: “¿Y por qué también ustedes, por seguir su tradición, quebrantan el mandamiento de Dios? 4En efecto, Dios dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’ y ‘Quien maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte’. 5En cambio, ustedes afirman que quien dice a su padre o a su madre: ‘Destino al templo aquello con lo que podría ayudarte’, 6queda libre de sus obligaciones. Así ustedes, en nombre de su tradición, quebrantan el mandamiento de Dios. 7¡Hipócritas! Qué bien profetizó de ustedes Isaías cuando dijo: 8Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí; 9el culto que me dan no sirve para nada, porque se basa en enseñanzas que sólo son preceptos humanos”. 1

Enseñanza sobre lo que es puro o impuro Jesús llamó entonces a la gente y le dijo: “Escuchen y traten de comprender: 11No es lo que entra por la boca lo

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MATEO

Mt 15, 22

que mancha al hombre; lo que sale de la boca es lo que mancha al hombre”. 12 Se le acercaron entonces los discípulos y le dijeron: “¿Sabes que los fariseos se han escandalizado de tus palabras?” 13Jesús les respondió: “Las plantas que no haya plantado mi Padre celestial, serán arrancadas de raíz. 14 Déjenlos; son ciegos que guían a otros ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en un hoyo”. 15 Entonces Pedro le pidió: “Explícanos esta parábola”. 16Contestó Jesús: “¿Tampoco ustedes son capaces de comprender todavía? 17¿No comprenden que todo lo que entra por la boca va al estómago y luego se elimina? 18 En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón, y eso sí mancha al hombre. 19Porque del corazón proceden las malas intenciones, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios y las difamaciones. 20Estas cosas son las que manchan al hombre, pero no el comer sin lavarse las manos”. La mujer cananea (Mc 7, 24-30)

Después Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea procedente de aquellos lugares le salió al encuentro y se puso a gritar: “Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente

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Mt 15, 23

MATEO

atormentada por un demonio”. 23Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: “Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros”. 24Él les contestó: “Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel”. 25 Ella se acercó entonces a Jesús y, postrada ante él, le dijo: “¡Señor, ayúdame!” 26Él le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos”. 27 Pero ella replicó: “Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. 28Entonces Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. Y en aquel mismo instante quedó curada su hija. Numerosas curaciones junto al lago Jesús se fue de allí y llegó a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se sentó. 30Acudió a él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y él los curó. 31La gente se llenó de admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los ciegos veían, que los mudos hablaban y los tullidos caminaban; por lo que glorificaron al Dios de Israel. 29

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MATEO

Mt 16, 1

Segunda multiplicación de los panes (Mc 8, 1-10)

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino”. 33Los discípulos le preguntaron: “¿Dónde vamos a conseguir, en este lugar despoblado, panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?” 34Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tienen?” Ellos contestaron: “Siete, y unos cuantos pescados”. 35 Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, 36Jesús tomó los siete panes y los pescados, y, habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue entregando a los discípulos, y los discípulos a la gente. 37Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado. 38Los que comieron fueron cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. 39Luego Jesús despidió a la gente, subió a la barca y se fue a la comarca de Magadán. 32

Los fariseos y saduceos piden una señal del cielo (Mc 8, 11-13; Lc 12, 54-56)

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Entonces los fariseos y los saduceos fueron a ver a Jesús y, para ponerlo a prueba, le pidieron que les mostrara alguna señal milagrosa 1

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Mt 16, 2

MATEO

venida del cielo. 2Él les respondió: “Al atardecer, ustedes dicen: ‘Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo como el fuego’; 3y al amanecer, dicen: ‘Hoy habrá tormenta, porque el cielo está rojizo y nublado’. De manera que ustedes saben interpretar el aspecto del cielo, ¿y no son capaces de interpretar las señales de los tiempos? 4 Esta gente malvada e infiel exige una señal, pero no se les dará ninguna otra señal sino la de Jonás”. Y dando media vuelta, se fue. La levadura de los fariseos y saduceos (Mc 8, 14-21)

Al pasar a la otra orilla del lago, los discípulos se habían olvidado de llevar pan. 6Entonces Jesús les advirtió: “Tengan mucho cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos”. 7Ellos comentaron entre sí: “Lo dice porque no hemos traído pan”. 8Jesús se dio cuenta y les dijo: “Hombres de poca fe, ¿por qué se están preocupando por no haber traído pan? 9¿Todavía no entienden? ¿No se acuerdan de los cinco panes para cinco mil hombres, y cuántos canastos de sobras recogieron? 10¿Y tampoco recuerdan los siete panes para cuatro mil hombres y cuántos canastos recogieron? 11¿Cómo no entienden ustedes que no me refiero al pan, cuando les digo: ‘Tengan mucho cuidado con la levadura de los fariseos y de los 5

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Mt 16, 20

saduceos’?” 12Hasta entonces comprendieron que no les había dicho que tuvieran cuidado con la levadura del pan, sino con la doctrina de los fariseos y de los saduceos. Pedro, piedra fundamental de la Iglesia (Mc 8, 27-30; Lc 9, 18-21)

Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” 14Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”. 15 Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” 16Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. 17Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! 18Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. 19Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desa­tado en el cielo”. 20 Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. 13

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Mt 16, 21

MATEO

III. INVITACIÓN A LOS DISCÍPULOS EL DESTINO DOLOROSO DEL MESÍAS



1. Instrucción a los discípulos Primer anuncio de la pasión (Mc 8, 31–9, 1; Lc 9, 22-27)

A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. 22 Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. 23Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”. 21

Condiciones para seguir a Jesús Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. 25Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero

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Mt 17, 6

el que pierda su vida por mí, la encontrará. 26¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? 27Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras. 28Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey”. La transfiguración (Mc 9, 2-8; Lc 9, 28-36)

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Seis días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. 2Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. 3De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús. 4 Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. 5 Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo”. 6Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en 1

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Mt 17, 7

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tierra, llenos de un gran temor. 7Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: “Levántense y no teman”. 8Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. La venida de Elías (Mc 9, 9-13)

Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”. 10Entonces los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?” 11Él les respondió: “Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. 12Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”. 13Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista. 9

La fuerza de la fe (Mc 9, 14-29; Lc 9, 37-43)

Al llegar Jesús a donde estaba la multitud, se le acercó un hombre, que se puso de rodillas, 15y le dijo: “Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques terribles y sufre mucho. Unas veces se cae en la lumbre y otras muchas, 14

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MATEO

Mt 17, 23

en el agua. 16Se lo traje a tus discípulos, pero no han podido curarlo”. 17 Entonces Jesús exclamó: “¿Hasta cuándo estaré con esta gente incrédula y perversa? ¿Hasta cuándo tendré que aguantarla? Tráiganme aquí al muchacho”. 18 Jesús ordenó al demonio que saliera del muchacho, y desde ese momento éste quedó sano. 19 Después, al quedarse solos con Jesús, los discípulos le preguntaron: “¿Por qué nosotros no pudimos echar fuera a ese demonio?” 20Les respondió Jesús: “Porque les falta fe. Pues yo les aseguro que si ustedes tuvieran fe del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a ese monte: ‘Trasládate de aquí para allá’, y el monte se trasladaría. Entonces nada sería imposible para ustedes”.(*) Segundo anuncio de la pasión Se hallaba Jesús con sus discípulos en Galilea y les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; 23lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar”. Al oír esto, los discípulos se llenaron de tristeza. 22

Los mejores manuscritos omiten el versículo 21: “Esta clase de demonios sólo se expulsa con la oración y el ayuno”.

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MATEO

Mt 17, 24

El tributo del templo pagado por Jesús y Pedro Cuando llegaron a Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los recaudadores del impuesto para el templo y le dijeron: “¿Acaso tu maestro no paga el impuesto?” 25Él les dijo: “Sí lo paga”. Al entrar Pedro en la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes les cobran impuestos los reyes de la tierra, a los hijos o a los extraños?” 26 Pedro le respondió: “A los extraños”. Entonces Jesús le dijo: “Por lo tanto, los hijos están exentos. 27Pero para no darles motivo de escándalo, ve al lago y echa el anzuelo, saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti”. 24

¿Quién es el más importante en el Reino? (Mc 9, 33-37; Lc 9, 46-48)

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En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?” 2Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos 3y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. 4Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. 5Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí”. 1

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Mt 18, 12

El escándalo (Mc 9, 42-48; Lc 17, 1-2)

“En cambio, al que fuere ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran en lo profundo del mar. 7¡Ay del mundo a causa de las ocasiones de pecado! Ciertamente son inevitables, pero ¡ay del hombre que las causa! 8Si tu mano o tu pie son para ti ocasión de pecado, córtatelos y arrójalos lejos de ti; pues más te vale entrar manco o cojo en la vida eterna, que con dos manos o dos pies ser echado al fuego eterno. 9Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo lejos de ti, pues más te vale entrar tuerto en la vida eterna, que ser echado con tus dos ojos al fuego del lugar de castigo. 10 Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo”.(*) 6

La oveja perdida (Lc 15, 3-7)

“¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los

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Los mejores manuscritos omiten el versículo 11: “Pues el Hijo del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido”.

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Mt 18, 13

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montes, y se va a buscar a la que se le perdió? 13Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella, que por las noventa y nueve que no se le perdieron. 14De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños”. Corrección fraterna (Lc 17, 3)

“Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. 16Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. 17Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano. 18 Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo”. 15

Oración en común “Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; 20pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos’’. 19

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MATEO

Mt 18, 30

Perdón de las ofensas Entonces Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” 22Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.

21

Parábola del siervo que no tuvo compasión Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. 24El primero que le presentaron le debía muchos millones. 25Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. 26El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. 27El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda. 28 Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. 29El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. 30Pero él no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda. 23

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MATEO

Mt 18, 31

Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. 32Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. 33¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ 34Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía. 35 Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”. 31

Indisolubilidad del matrimonio (Mc 10, 1-12)

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Cuando Jesús terminó de hablar, salió de Galilea y fue a la región de Judea que queda al otro lado del Jordán. 2Lo siguió una gran multitud y allí realizó muchas curaciones. 3 Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y, para ponerle una trampa, le preguntaron: “¿Le está permitido al hombre divorciarse de su esposa por cualquier motivo?” 4 Jesús les respondió: “¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer, 5y dijo: ‘Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán los dos una sola carne’? 6De modo que ya 1

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Mt 19, 12

no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. 7 Pero ellos replicaron: “Entonces ¿por qué ordenó Moisés que el esposo le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de ella?” 8Jesús les contestó: “Porque ustedes tienen endurecido el corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. 9Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de que viva en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también comete adulterio”. La continencia voluntaria Entonces le dijeron sus discípulos: “Si ésa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse”. 11Pero Jesús les dijo: “No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquellos a quienes Dios se lo concede. 12Pues hay hombres que, desde su nacimiento son incapaces para el matrimonio; otros han sido mutilados por los hombres, y hay otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo comprenda aquel que pueda comprenderlo”. 10

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Mt 19, 13

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Jesús y los niños (Mc 10, 13-16; Lc 18, 15-17)

Entonces le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente; 14pero Jesús les dijo: “Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos”. 15Después les impuso las manos y continuó su camino. 13

El joven rico (Mc 10, 17-22; Lc 18, 18-23) 16 En esto se acercó a Jesús un joven y le preguntó: “Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?” 17Le respondió Jesús: “¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos”. 18Él le preguntó: “¿Cuáles?” Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, 19honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo. 20 Le dijo entonces el joven: “Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?” 21Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo;

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Mt 19, 29

luego ven y sígueme”. 22Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico. Peligro de las riquezas (Mc 10, 23-27; Lc 18, 24-27)

Entonces dijo Jesús a sus discípulos: “Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. 24 Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos”. 25 Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: “Entonces ¿quién podrá salvarse?” 26Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: “Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible”. 23

Recompensa prometida al desprendimiento (Mc 10, 28-31; Lc 18, 28-30)

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: “Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?” 28Jesús les dijo: “Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, todos ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 29Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, 27

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Mt 19, 30

o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. 30Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros”. Parábola de los obreros de la viña

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“El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. 2Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. 3Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza 4y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. 5 Y ellos fueron. Salió de nuevo a mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. 6 Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ 7Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Él les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’. 8 Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. 9Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. 1

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MATEO

Mt 20, 19

Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. 11Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, 12diciéndole: ‘Éstos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’. 13 Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? 14Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. 15 ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’ 16De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”. 10

Tercer anuncio de la pasión (Mc 10, 32-34; Lc 18, 31-34)

Mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús llamó aparte a los Doce y les dijo: 18“Ya vamos camino de Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacer­ dotes y a los escribas, que lo condenarán a muerte 19y lo entregarán a los paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día, resucitará”. 17

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Mt 20, 20

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Petición de la madre de los hijos de Zebedeo (Mc 10, 35-40)

Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. 21Él le preguntó: “¿Qué deseas?” Ella respondió: “Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino”. 22Pero Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?” Ellos contestaron: “Sí podemos”. 23Y él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”.

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Los jefes deben servir (Mc 10, 41-45)

Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. 25Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. 26Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, 27y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; 28 así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”. 24

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Mt 21, 3

Los dos ciegos de Jericó (Mc 10, 46-52; Lc 18, 35-43)

Al salir ellos de Jericó, los iba siguiendo mucha gente. De pronto, dos ciegos que estaban sentados a la orilla del camino, al oír que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: “Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros”. 31 La gente les decía que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza: “Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros”. 32Entonces Jesús se detuvo, los llamó y les preguntó: “¿Qué quieren que haga por ustedes?” 33Ellos le contestaron: “Señor, que nuestros ojos se abran”. 34Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos; al momento recobraron la vista y lo siguieron. 29 30

2. Rechazan a Jesús. Pasión y resurrección Entrada mesiánica en Jerusalén (Mc 11, 1-11; Lc 19, 28-38; Jn 12, 12-19)

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Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, 2diciéndoles: “Vayan al pueblo que ven ahí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. 3Si alguien les pregunta algo, 1

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Mt 21, 4

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díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolverá”. 4Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: 5Díganle a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. 6 Fueron, pues, los discípulos e hicieron lo que Jesús les había encargado 7y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. 8La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. 9Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo! 10 Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: “¿Quién es éste?” 11Y la gente respondía: “Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Expulsión de los vendedores del templo (Mc 11, 15-19; Lc 19, 45-48; Jn 2, 13-22)

Jesús entró en el templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban allí. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas, 13y les dijo: “Dice la Escritura: Mi casa debe ser casa de oración, pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”. 12

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Mt 21, 22

Estando en el templo se le acercaron algunos ciegos y cojos y él los curó. 15Cuando los sumos sacerdotes y los escribas vieron los milagros que había hecho y oyeron cómo gritaban los niños en el templo: “Viva el Hijo de David”, se indignaron 16y le dijeron: “¿Qué no estás oyendo lo que dicen éstos?” Jesús les replicó: “Sí. ¿Y ustedes nunca han leído aquel pasaje que dice: De la boca de los niños de pecho hiciste brotar una alabanza?” 17 Y dando media vuelta, salió de la ciudad, se fue a Betania y pasó la noche allí. 14

La higuera estéril. Fe y oración (Mc 11, 12-14. 20-24)

A la mañana siguiente, cuando regresaba a la ciudad, sintió hambre. 19Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. Entonces le dijo: “Ya nunca volverás a dar fruto”. Y la higuera se secó al instante. 20Al ver esto, los discípulos preguntaron asombrados: “¿Cómo es posible que la higuera se haya secado al instante?” 21Jesús les contestó: “Yo les aseguro que si tienen fe y no dudan, no sólo harán lo que yo acabo de hacer con la higuera, sino que podrán decirle a esa montaña: ‘Quítate de ahí y arrójate al mar’ y ella lo hará. 22Todo lo que pidan con fe en la oración, lo recibirán”. 18

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Mt 21, 23

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Controversia sobre la autoridad de Jesús (Mc 11, 27-33; Lc 20, 1-8)

Mientras Jesús enseñaba en el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: “¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?” 24 Jesús les respondió: “Yo también les voy a hacer una pregunta, y si me la responden, les diré con qué autoridad hago lo que hago: 25¿De dónde venía el bautismo de Juan, del cielo o de la tierra?” Ellos pensaron para sus adentros: “Si decimos que del cielo, él nos va a decir: ‘Entonces, ¿por qué no le creyeron?’ 26Si decimos que de los hombres, se nos va a echar encima el pueblo, porque todos tienen a Juan por un profeta”. 27Entonces respondieron: “No lo sabemos”. Jesús les replicó: “Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago lo que hago”. 23

Parábola de los dos hijos Después les dijo: “¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. 29Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. 30El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió 28

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Mt 21, 39

y fue. 31¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?” Ellos le respondieron: “El segundo”. Entonces Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. 32Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él”. Parábola de los viñadores homicidas (Mc 12, 1-2; Lc 20, 9-19)

Entonces les dijo: “Escuchen esta parábola: Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. 34Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; 35pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. 36Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. 37 Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. 38Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. 39Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. 33

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Mt 21, 40

Ahora díganme: 40Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” 41Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”. 42 Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? 43Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.(*) 45 Al oír estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía por ellos 46y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido por profeta. Parábola del banquete nupcial (Lc 14, 15-24)

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Volvió Jesús a hablar en parábolas, diciendo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. 3Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir. 1 2

Los mejores manuscritos omiten el versículo 44: “El que caiga sobre esta piedra se hará pedazos, y si ella cae sobre alguno lo aplastará”.

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MATEO

Mt 22, 14

Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: ‘Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda’. 5Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio 6y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron. 7Entonces el rey se llenó de cólera, y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. 8 Luego les dijo a sus criados: ‘La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. 9 Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren’. 10Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de invitados. 11 Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta 12y le preguntó: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’ Aquel hombre se quedó callado. 13Entonces el rey dijo a los criados: ‘Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la deses­peración’. 14Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”. 4

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Mt 22, 15

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El tributo debido al César (Mc 12, 13-17; Lc 20, 20-26)

Entonces se reunieron los fariseos para ver la manera de hacer caer a Jesús, con preguntas insidiosas, en algo de que pudieran acusarlo. 16Le enviaron, pues, a algunos de sus secuaces, junto con algunos del partido de Herodes, para que le dijeran: “Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de nadie. 17Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?” 18 Conociendo Jesús la malicia de sus intenciones, les contestó: “Hipócritas. ¿Por qué tratan de sorprenderme? 19 Enséñenme la moneda del tributo”. Ellos le presentaron una moneda. 20Jesús les preguntó: “¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?” 21Le respondieron: “Del César”. Y Jesús concluyó: “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. 22Al oír esto, quedaron admirados y, dejándolo en paz, se fueron. 15

La resurrección de los muertos (Mc 12, 18-27; Lc 20, 27-40)

Aquel mismo día se le acercaron unos saduceos, los cuales afirman que no hay resurrección, y le pusieron este caso: 24“Maestro, Moisés estableció que, si un hombre muere sin tener hijos, su hermano se case con la viuda

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Mt 22, 37

para dar descendencia al hermano difunto. 25Pues bien, había entre nosotros siete hermanos: el primero se casó y, como murió sin hijos, el segundo hermano se casó con la viuda. 26Lo mismo pasó con éste, con el tercero y con todos los demás, hasta el séptimo. 27Después de todos, murió también la mujer. 28Pues bien, cuando los muertos resuciten, ¿de cuál de los siete va a ser esposa, si lo ha sido de todos?”. 29 Jesús les contestó: “Están ustedes muy equivocados, porque no comprenden las Escrituras ni el poder de Dios. 30 Pues cuando los muertos resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como los ángeles del cielo. 31 Y a propósito de la resurrección de los muertos, ¿no han leído lo que Dios les dice a ustedes: 32Yo soy el Dios de Abraham y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Él no es Dios de muertos, sino de vivos”. 33Al oír esto, la muchedumbre quedó asombrada de su enseñanza. El mandamiento más importante (Mc 12, 28-34; Lc 10, 25-28)

Habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. 35Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: 36“Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?” 37Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, 34

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MATEO

Mt 22, 38

con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. 38 Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. 39 Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”. Cristo, hijo y Señor de David (Mc 12, 35-37; Lc 20, 41-44) 41 Estando reunidos los fariseos, Jesús les hizo esta pregunta: 42“¿Qué piensan ustedes acerca del Mesías? ¿De quién es hijo?” Ellos le respondieron: “De David”. 43Jesús les replicó: “¿Por qué entonces David, inspirado por el Espíritu, lo llama ‘Señor’, cuando dice: 44Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que yo ponga a tus enemigos debajo de tus pies? 45Si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo puede ser hijo suyo?” 46Nadie supo responderle y desde aquel día nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Hipocresía y vanidad de los escribas y fariseos (Mc 12, 38-40; Lc 11, 37-41; 20, 45-47)

23

Entonces Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: 2“En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. 3Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque 1

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Mt 23, 13

dicen una cosa y hacen otra. 4Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. 5 Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; 6les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; 7les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’. 8 Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. 9A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’ porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. 10No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. 11Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, 12porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido’’. Jesús condena a los escribas y fariseos (Lc 11, 42-52)

“¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les cierran a los hombres el Reino de los cielos! Ni entran ustedes ni dejan pasar a los que quieren entrar.(*)

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Los mejores manuscritos omiten el versículo 14: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que devoran la hacienda de las viudas, con el pretexto de largas oraciones; por eso tendrán una sentencia más rigurosa!”

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Mt 23, 15

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¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para ganar un adepto y, cuando lo consiguen, lo hacen todavía más digno de condenación que ustedes mismos! 16 ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que enseñan que jurar por el templo no obliga, pero que jurar por el oro del templo, sí obliga! 17¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo, que santifica al oro? 18También enseñan ustedes que jurar por el altar no obliga, pero que jurar por la ofrenda que está sobre él, sí obliga. 19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar, que santifica a la ofrenda? 20Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. 21Quien jura por el templo, jura por él y por aquel que lo habita. 22 Y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él. 23 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad! Esto es lo que había que practicar, sin descuidar aquello. 24¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito, pero se tragan el camello! 25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera los vasos y los platos, mientras que ustedes, por dentro, están llenos de robo y desenfreno! 26¡Fariseo ciego!, limpia primero por dentro el vaso y así quedará también limpio por fuera. 15

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Mt 23, 35

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! 28Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad. 29 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas de los justos, 30y dicen: ‘Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas’!31 Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas. 32¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!” 27

Crímenes y castigos próximos “¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podrán escapar del lugar de castigo? 34Yo les voy a enviar profetas, sabios y escribas; pero ustedes matarán y crucificarán a unos, azotarán a otros en las sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad. 35Así, ustedes serán los responsables de toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel, hasta la de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes asesinaron en el templo, junto 33

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Mt 23, 36

al altar. 36Yo les aseguro que todo esto recaerá sobre la presente generación”. Reclamación a Jerusalén (Lc 13, 34-35)

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a los pollitos bajo sus alas, y tú no has querido! 38Por eso, el templo de ustedes quedará desierto. 39Pues yo les aseguro que ya no me volverán a ver, hasta que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!” 37

Introducción al discurso escatológico (Mc 13, 1-23; Lc 21, 5-24)

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Jesús salió del templo y, al irse alejando de él, sus discípulos se le acercaron para hacerle notar la grandiosidad de su construcción. 2 Pero él les dijo: “¿Ven todo eso? Pues yo les aseguro que de eso no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. 3 Después de esto, estando él sentado en el monte de los Olivos, sus discípulos fueron a preguntarle en privado: “Dinos cuándo sucederá esto y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo”. 1

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Mt 24, 15

El comienzo de las tribulaciones Entonces Jesús les dijo: “Tengan cuidado de que nadie los engañe, 5porque muchos usurparán mi nombre, diciendo: ‘Yo soy el Mesías’, y engañarán a mucha gente. 6No se alarmen cuando oigan hablar de guerras y de rumores de guerras; todo eso tiene que suceder, pero todavía no será el fin. 7Porque se levantará en armas una nación contra otra y un reino contra otro. En muchas partes habrá hambre y terremotos. 8Y esto no es más que el comienzo de los grandes dolores. 9 Entonces ustedes serán entregados al sufrimiento y a la muerte; por mi causa los odiará todo el mundo. 10 En aquellos días, muchos desertarán, se traicionarán y odiarán unos a otros. 11Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a mucha gente. 12Y crecerá tanto la maldad, que en muchos el amor se apagará; 13pero el que permanezca firme hasta el final, ése se salvará. 14Este Evangelio del Reino será anunciado en el mundo entero, para que lo conozcan todas las naciones. Entonces llegará el fin”. 4

La gran tribulación de Jerusalén “Cuando ustedes vean instalado en el lugar santo el ídolo abominable y destructor del que habló el profeta Daniel –el 15

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Mt 24, 16

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que lea esto, entiéndalo bien–, 16entonces los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; 17el que esté en la azotea de su casa, que no baje a buscar sus cosas; 18 el que esté en el campo, que no regrese a recoger su manto. 19¡Pobres de las mujeres que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! 20Pidan a Dios que no tengan ustedes que huir en invierno o en sábado. 21 Porque habrá entonces una aflicción tan grande como no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora ni la habrá jamás. 22Y si no se abreviara ese tiempo, nadie se salvaría; pero se abreviará por consideración a los elegidos. 23 Si entonces alguno les dice a ustedes: ‘El Mesías está aquí o está allí’, no le crean. 24Porque surgirán mesías falsos y profetas falsos, que harán milagros y prodigios asombrosos, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. 25Por eso los prevengo desde ahora”. La venida del Hijo del hombre será manifiesta “Si les dicen: ‘El Mesías está en el desierto’, no vayan allá; o si les dicen: ‘Está escondido en tal lugar’, no lo crean. 27 Porque, como un relámpago que brilla en el oriente se ve hasta el poniente, así será la venida del Hijo del hombre. 28 Donde está el cadáver, se juntarán los buitres”. 26

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Mt 24, 36

Resonancia universal de esa venida (Mc 13, 24-27; Lc 21, 25-28)

“Inmediatamente después de la aflicción de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y el universo entero se estremecerá. 30Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre y todos los pueblos de la tierra prorrumpirán en lamentos y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad. 31Y él enviará a sus ángeles con trompetas sonoras para que congreguen a sus elegidos, dispersos por los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del cielo”. 29

El momento de la venida (Mc 13, 28-31; Lc 21, 29-33)

“Fíjense en lo que pasa con la higuera: cuando sus ramas se ponen tiernas y comienzan a brotar las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca la primavera. 33Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Hijo del hombre está cerca, a la puerta. 34Yo les aseguro que no pasará esta generación, sin que todo esto suceda. 35 Es más fácil que se acaben el cielo y la tierra, que mis palabras dejen de cumplirse. 36En cuanto a ese día y esa hora, nadie sabe nada, ni los ángeles ni el Hijo, solamente el Padre”. 32

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Mt 24, 37

MATEO

Estar alerta para no ser sorprendidos (Mc 13, 32-37; Lc 17, 26-30. 34-36)

“Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. 38Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. 39Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. 40Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; 41de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada. 42 Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. 43Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. 44También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”. 37

Parábola del mayordomo (Lc 12, 41-48)

“Fíjense en un servidor fiel y prudente, a quien su amo nombró encargado de toda la servidumbre para que le proporcionara oportunamente el alimento. 46Dichoso ese

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Mt 25, 8

servidor, si al regresar su amo, lo encuentra cumpliendo con su deber. 47Yo les aseguro que le encargará la administración de todos sus bienes. 48Pero si el servidor es un malvado, 49y pensando que su amo tardará, se pone a golpear a sus compañeros, a comer y emborracharse, 50 vendrá su amo el día menos pensado, a una hora imprevista, 51lo castigará severamente y lo hará correr la misma suerte de los hipócritas. Entonces todo será llanto y desesperación”. Parábola de las diez jóvenes

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“El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. 2Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. 3Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; 4las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. 5Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. 6 A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ 7Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, 8 y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están 1

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Mt 25, 9

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apagando’. 9Las previsoras les contestaron: ‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo’. 10 Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. 11Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’. 12Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco’. 13 Estén pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora”. Parábola del dinero confiado a los servidores (Lc 19, 11-27)

“El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. 15A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue. 16 El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. 17El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. 18En cambio, el que recibió un talento hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. 20Se acercó el que 14

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MATEO

Mt 25, 30

había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. 21Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’. 22 Se acercó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: ‘Señor, dos talentos me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. 23Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’. 24 Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. 25Por eso tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’. 26 El señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. 27¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco, para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? 28Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. 29Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. 30Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’ ”. –109–

Mt 25, 31

MATEO

El juicio final “Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. 32Entonces serán congregadas ante él todas las naciones y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, 33y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. 34 Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; 35porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, 36estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. 37Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? 38¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ 40Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; 42porque estuve hambriento y 31

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Mt 26, 5

no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, 43 era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’. 44 Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’ 45Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. 46Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”. Conspiración contra Jesús (Mc 14, 1-2; Lc 22, 1-2; Jn 11, 45-53)

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Cuando Jesús terminó de pronunciar todas estas palabras, dijo a sus discípulos: 2“Ustedes saben que dentro de dos días se celebra la Pascua y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen”. 3 Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del sumo sacerdote llamado Caifás, 4y se pusieron de acuerdo para apoderarse de Jesús con engaño y darle muerte. 5Pero decían: “No lo hagamos durante la fiesta para que no se amotine la gente”. 1

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Mt 26, 6

MATEO

Unción en Betania (Mc 14, 3-9; Jn 12, 1-8)

Cuando Jesús se encontraba en Betania, en casa de Simón el leproso, 7se acercó una mujer con un frasco de perfume de mucho valor y se lo derramó en la cabeza a Jesús mientras estaba sentado a la mesa. 8Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron: “¿Para qué tanto despilfarro? 9 Podría haberse vendido el perfume a muy buen precio, para ayudar a los pobres”. 10Jesús los oyó y les dijo: “¿Por qué molestan a esta mujer? Lo que ha hecho conmigo es una obra buena. 11Pues a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me van a tener. 12Ella ha derramado este perfume sobre mi cuerpo, como una preparación para mi sepultura. 13Yo les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique el Evangelio, se recordará también en su honor, lo que ella acaba de hacer conmigo”. 6

Traición de Judas (Mc 14, 10-11; Lc 22, 3-6)

Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes 15y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?” Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. 16Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo. 14

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MATEO

Mt 26, 25

Preparativos para la cena pascual (Mc 14, 12-16; Lc 22, 7-13)

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” 18Él respondió: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’ ”. 19Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. 17

Anuncio de la traición de Judas (Mc 14, 17-21; Lc 22, 14. 21-23; Jn 13, 21-30) 20 Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce, 21y mientras cenaban, les dijo: “Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme”. 22Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle, uno por uno: “¿Acaso soy yo, Señor?” 23Él respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. 24Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”. 25Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, Maestro?” Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”.

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Mt 26, 26

MATEO

Institución de la Eucaristía (Mc 14, 22-25; Lc 22, 14-20; 1 Cor 11, 23-25)

Durante la cena, Jesús tomó un pan, y pronunciada la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman. Éste es mi cuerpo”. 27Luego tomó en sus manos una copa con vino, y pronunciada la acción de gracias, la pasó a sus discípulos, diciendo: “Beban todos de ella, 28porque ésta es mi sangre, sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos, para el perdón de los pecados. 29Les digo que ya no beberé más del fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre”.

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Predicción de las negaciones de Pedro (Mc 14, 27-31; Lc 22, 31-34; Jn 13, 36-38)

Después de haber cantado el himno, salieron hacia el monte de los Olivos. 31Entonces Jesús les dijo: “Todos ustedes se van a escandalizar de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. 32Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea”. 33Entonces Pedro le replicó: “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré”. 34 Jesús le dijo: “Yo te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces”. 30

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MATEO

Mt 26, 44

Pedro le replicó: “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”. Y lo mismo dijeron todos los discípulos.

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Agonía de Jesús (Mc 14, 32-42; Lc 22, 39-46)

Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemaní y dijo a los discípulos: “Quédense aquí mientras yo voy a orar más allá”. 37Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. 38 Entonces les dijo: “Mi alma está llena de una tristeza mortal. Quédense aquí y velen conmigo”. 39Avanzó unos pasos más, se postró rostro en tierra y comenzó a orar, diciendo: “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero que no se haga como yo quiero, sino como quieres tú”. 40 Volvió entonces adonde estaban los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: “¿No han podido velar conmigo ni una hora? 41Velen y oren, para no caer en la tentación, porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil”. 42Y alejándose de nuevo, se puso a orar, diciendo: “Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”. 43Después volvió y encontró a sus discípulos otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño. 44Los dejó y se fue a orar de nuevo, por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. 36

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Mt 26, 45

MATEO

Después de esto, volvió a donde estaban los discípulos y les dijo: “Duerman ya y descansen. He aquí que llega la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 46¡Levántense! ¡Vamos! Ya está aquí el que me va a entregar”. 45

Prendimiento de Jesús (Mc 14, 43-50; Lc 22, 47-53; Jn 18, 3-12)

Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó Judas, uno de los Doce, seguido de una chusma numerosa con espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. 48El que lo iba a entregar les había dado esta señal: “Aquel a quien yo le dé un beso, ése es. Aprehéndanlo”. 49Al instante se acercó a Jesús y le dijo: “Buenas noches, Maestro”. Y lo besó. 50Jesús le dijo: “Amigo, ¿es esto a lo que has venido?” Entonces se acercaron a Jesús, le echaron mano y lo apresaron. 51 Uno de los que estaban con Jesús, sacó la espada, hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó una oreja. 52 Le dijo entonces Jesús: “Vuelve la espada a su lugar, pues quien usa la espada, a espada morirá. 53¿No crees que si yo se lo pidiera a mi Padre, él pondría ahora mismo a mi disposición más de doce legiones de ángeles? 54Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escrituras, que dicen que así debe suceder?” 55Enseguida dijo Jesús a aquella 47

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Mt 26, 64

chusma: “¿Han salido ustedes a apresarme como a un bandido, con espadas y palos? Todos los días yo enseñaba, sentado en el templo, y no me aprehendieron. 56Pero todo esto ha sucedido para que se cumplieran las predicciones de los profetas”. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Jesús ante el sanedrín (Mc 14, 53-65; Lc 22, 54-55. 63-71; Jn 18, 12-14. 19-24)

Los que aprehendieron a Jesús lo llevaron a la casa del sumo sacerdote Caifás, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. 58Pedro los fue siguiendo de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote. Entró y se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. 59 Los sumos sacerdotes y todo el sanedrín andaban buscando un falso testimonio contra Jesús, con ánimo de darle muerte; 60pero no lo encontraron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Al fin llegaron dos, 61 que dijeron: “Éste dijo: ‘Puedo derribar el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’ ”. 62 Entonces el sumo sacerdote se levantó y le dijo: “¿No respondes nada a lo que éstos atestiguan en contra tuya?” 63Como Jesús callaba, el sumo sacerdote le dijo: “Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”. 64Jesús le respondió: “Tú lo has 57

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Mt 26, 65

MATEO

dicho. Además, yo les declaro que pronto verán al Hijo del hombre, sentado a la derecha de Dios, venir sobre las nubes del cielo”. 65Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia. 66¿Qué les parece?” Ellos respondieron: “Es reo de muerte”. 67Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle de bofetadas. Otros lo golpeaban, 68diciendo: “Adivina quién es el que te ha pegado”. Negaciones de Pedro (Mc 14, 66-72; Lc 22, 56-62; Jn 18, 15-18. 25-27) 69 Entretanto, Pedro estaba fuera, sentado en el patio. Una criada se le acercó y le dijo: “Tú también estabas con Jesús, el galileo”. 70Pero él lo negó ante todos, diciendo: “No sé de qué me estás hablando”. 71Ya se iba hacia el zaguán, cuando lo vio otra criada y dijo a los que estaban ahí: “También ése andaba con Jesús, el nazareno”. 72 Él de nuevo lo negó con juramento: “No conozco a ese hombre”. 73Poco después se acercaron a Pedro los que estaban ahí y le dijeron: “No cabe duda de que tú también eres de ellos, pues hasta tu modo de hablar te delata”. 74 Entonces él comenzó a echar maldiciones y a jurar que no conocía a aquel hombre. Y en aquel momento cantó el gallo. 75Entonces se acordó Pedro de que Jesús había

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Mt 27, 7

dicho: ‘Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces’. Y saliendo de ahí se soltó a llorar amargamente. Jesús llevado ante Pilato (Mc 15, 1; Lc 23, 1-2; Jn 18, 28-32)

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Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte. 2 Después de atarlo, lo llevaron ante el procurador, Poncio Pilato, y se lo entregaron. 1

Muerte de Judas (Hech 1, 18-19)

Entonces Judas, el que lo había entregado, viendo que Jesús había sido condenado a muerte, devolvió arrepentido las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, 4diciendo: “Pequé, entregando la sangre de un inocente”. Ellos dijeron: “¿Y a nosotros qué nos importa? Allá tú”. 5Entonces Judas arrojó las monedas de plata en el templo, se fue y se ahorcó. 6 Los sumos sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron: “No es lícito juntarlas con el dinero de las limosnas, porque son precio de sangre”. 7Después de deliberar, compraron con ellas el Campo del alfarero, para sepultar 3

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Mt 27, 8

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ahí a los extranjeros. 8Por eso aquel campo se llama hasta el día de hoy “Campo de sangre”. 9Así se cumplió lo que dijo el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas de plata en que fue tasado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, 10y las dieron por el Campo del alfarero, según lo que me ordenó el Señor. Jesús ante Pilato (Mc 15, 1-4; Lc 23, 3-7; Jn 18, 28-40)

Jesús compareció ante el procurador, Poncio Pilato, quien le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús respondió: “Tú lo has dicho”. 12Pero nada respondió a las acusaciones que le hacían los sumos sacerdotes y los ancianos. 13Entonces le dijo Pilato: “¿No oyes todo lo que dicen contra ti?” 14Pero él nada respondió, hasta el punto de que el procurador se quedó muy extrañado. 15 Con ocasión de la fiesta de la Pascua, el procurador solía conceder a la multitud la libertad del preso que quisieran. 16 Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. 17 Dijo, pues, Pilato a los allí reunidos: “¿A quién quieren que les deje en libertad: a Barrabás o a Jesús, que se dice el Mesías?” 18Pilato sabía que se lo habían entregado por envidia. 19Estando él sentado en el tribunal, su mujer mandó decirle: “No te metas con ese hombre justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa”. 11

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Mt 27, 29

Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la muchedumbre de que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. 21Así, cuando el procurador les preguntó: “¿A cuál de los dos quieren que les suelte?”, ellos respondieron: “A Barrabás”. 22Pilato les dijo: “¿Y qué voy a hacer con Jesús, que se dice el Mesías?” Respondieron todos: “Crucifícalo”. 23Pilato preguntó: “Pero ¿qué mal ha hecho?” Mas ellos seguían gritando cada vez con más fuerza: “¡Crucifícalo!” 24Entonces Pilato, viendo que nada conseguía y que crecía el tumulto, pidió agua y se lavó las manos ante el pueblo, diciendo: “Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre justo. Allá ustedes”. 25Todo el pueblo respondió: “¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” 26Entonces Pilato puso en libertad a Barrabás. En cambio a Jesús lo hizo azotar y lo entregó para que lo crucificaran. 20

Coronación de espinas (Mc 15, 16-20; Jn 19, 2-3)

Los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a todo el batallón. 28Lo desnudaron, le echaron encima un manto de púrpura, 29 trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza; le pusieron una caña en su mano derecha y, arrodillándose ante él, se burlaban diciendo: “¡Viva el 27

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Mt 27, 30

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rey de los judíos!”, 30y le escupían. Luego, quitándole la caña, lo golpeaban con ella en la cabeza. 31Después de que se burlaron de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y lo llevaron a crucificar. La crucifixión (Mc 15, 21-28; Lc 23, 26-34; Jn 19, 17-27)

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. 33Al llegar a un lugar llamado Gólgota, es decir “Lugar de la Calavera”, 34 le dieron a beber a Jesús vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no lo quiso beber. 35Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes, 36y se quedaron sentados allí para custodiarlo. 37Sobre su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: “Éste es Jesús, el rey de los judíos”. 38Juntamente con él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda. 32

Jesús ultrajado en la cruz (Mc 15, 29-32; Lc 23, 35-43)

Los que pasaban por allí lo insultaban moviendo la cabeza y gritándole: 40“Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz”. 41También se burlaban de él los

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Mt 27, 53

sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, diciendo: 42 “Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. Si es el rey de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él. 43 Ha puesto su confianza en Dios, que Dios lo salve ahora, si es que de verdad lo ama, pues él ha dicho: ‘Soy el Hijo de Dios’ ”. 44Hasta los ladrones que estaban crucificados a su lado lo injuriaban. Muerte de Jesús (Mc 15, 33-41; Lc 23, 44-49; Jn 19, 28-37)

Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, se oscureció toda aquella tierra. 46Y alrededor de las tres, Jesús exclamó con fuerte voz: “Elí, Elí, ¿lemá sabactaní?”, que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 47Algunos de los presentes, al oírlo, decían: “Está llamando a Elías”. 48Enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y sujetándola a una caña, le ofreció de beber. 49Pero los otros le dijeron: “Déjalo. Vamos a ver si viene Elías a salvarlo”. 50Entonces Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, expiró. 51 Entonces el velo del templo se rasgó en dos partes, de arriba a abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron. 52Se abrieron los sepulcros y resucitaron muchos justos que habían muerto, 53salieron de sus sepulcros y después de la resurrección de Jesús, entraron en la 45

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Mt 27, 54

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ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. 54Por su parte, el oficial y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, se llenaron de un gran temor y dijeron: “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”. 55 Estaban también allí, mirando desde lejos, muchas de las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo. 56Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Sepultura de Jesús (Mc 15, 42-47; Lc 23, 50-56; Jn 19, 38-42)

Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús. 58Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y Pilato dio orden de que se lo entregaran. 59José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia 60y lo depositó en un sepulcro nuevo, que había hecho excavar en la roca para sí mismo. Hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se retiró. 61Estaban ahí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro. 57

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Mt 28, 4

El sepulcro vigilado Al otro día, el siguiente de la preparación de la Pascua, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato 63y le dijeron: “Señor, nos hemos acordado de que ese impostor, estando aún en vida, dijo: ‘A los tres días resucitaré’. 64Manda, pues, asegurar el sepulcro hasta el tercer día; no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: ‘Resucitó de entre los muertos’, porque esta última impostura sería peor que la primera”. 65 Pilato les dijo: “Tomen un pelotón de soldados, vayan y aseguren el sepulcro como ustedes quieran”. 66Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, poniendo un sello sobre la puerta y dejaron ahí la guardia. 62

El sepulcro vacío. Mensaje del ángel (Mc 16, 1-8; Lc 24, 1-12; Jn 20, 1-10)

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Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. 2De pronto se produjo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándose al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. 3Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. 4Los guardias, atemorizados ante 1

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Mt 28, 5

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él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. 5 El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: “No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. 6No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. 7Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán’. Eso es todo”. Aparición a las santas mujeres Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. 9Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. 10Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”.

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Soborno de los soldados Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. 12Éstos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, 13con estas instrucciones: “Digan: 11

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Mt 28, 20

‘Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo’. 14Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación’’. 15Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy. Aparición en Galilea y misión universal (Mc 16, 14-18; Lc 24, 36-49; Jn 20, 19-23; Hech 1, 6-8)

Por su parte, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. 17Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. 18 Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. 16

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