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EL PODER DE LAS BENDICIONES VERBALES Texto Bíblico: Romanos 12:14

INTRODUCCIÓN. Dios está muy consciente en cuanto a lo difícil que nos resulta el bendecir a nuestro prójimo, especialmente cuando ellos nos han proferido maldiciones o nos han deseado toda clase de mal o no hemos cumplido con las expectativas que ellos tienen de nosotros. Sabemos que a la luz de la Palabra, él ha hecho también provisión para resolver este problema de bendecir a los que nos maldicen. Él ha dicho en su Palabra, que si bendecimos a los que nos maldicen, Dios nos bendecirá y además asumirá toda la responsabilidad por cualquier castigo que sea necesario en la vida de nuestros ofensores. Esta es la promesa que Dios nos da en Romanos 12:14. Primero está el mandato claro de “bendecir a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis” Luego tenemos la siguiente promesa: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, si no dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (vs. 1921). La Biblia registra muchos ejemplos acerca de aquellos que bendijeron en lugar de maldecir: JOSÉ Esta fue precisamente la experiencia de José, su padre lo bendijo con un favor especial, y Dios lo bendijo, con una visión para su futuro. Pero sus hermanos lo aborrecían y no podían hablarle pacíficamente, más bien lo maldecían, y un día dijeron: “he aquí viene el soñador, ahora pues venid matémosle y echémosle en una cisterna”. Luego cuando le preguntaron dijeron, “alguna mala bestia lo devoró…” (Gn. 37:19,20). Si seguimos leyendo esta historia real, sus hermanos lo vendieron como esclavo, y lo hicieron para mal. Sin embargo, José no los maldijo a cambio del mal que le hicieron; tampoco maldijo a la esposa de Potifar cuando ella lo acusó falsamente, trayendo como consecuencia su encarcelamiento (Gn. 39: 19-21). Cuando José interpretó los sueños del copero y del panadero en prisión, explicó su propia inocencia, pero no dijo nada negativo ni de sus hermanos, ni de la esposa de Potifar, simplemente dijo, “fui hurtado de la tierra de los hebreos; ni tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la cárcel” (Gn. 40:15). Dios dispuso las circunstancias, para que los hermanos de José vinieran a Egipto a pedirle trigo por causa del hambre que se cernía sobre la tierra. En esa ocasión, José no cobró venganza haciéndoles algún daño o maldiciéndolos, por el contrario, los bendijo con trigo, y también devolvió su dinero en sus costales. Cuando José finalmente se dio a conocer a sus hermanos, les dio una bendición adicional diciendo: “Vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a mucho pueblo” (Gn. 50:19-21). Debido al espíritu positivo de José, Dios lo usó como el instrumento para bendecir a la nación de Egipto, a otras naciones y a su propia familia. Ps. Fercen Granja

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José entendió las razones por las que una bendición, es tan poderosa: 1) “Dios y su Palabra, son más poderosas que satanás y sus palabras; 2) la luz es más poderosa que las tinieblas, porque al aparecer la luz, las tinieblas huyen o se disipan; y 3) el bien es más poderoso que el mal, porque vencemos con el bien el mal”. Dios y todo lo que él hace, siempre prevalecen sobre satanás y sus obras.

EL PODER DETRÁS DE LAS BENDICIONES VERBALES Existen tres poderes innatos que hacen que una bendición verbal sea tan efectiva: 1.- El poder de nuestras palabras.- El primer poder es el poder de nuestras propias palabras (Prov. 18:21). Como hemos visto en esta porción, con nuestras propias palabras, podemos producir un daño catastrófico en la vida de otros, y también podemos transmitir energía o poder vivificante. Este potencial de destrucción o muerte se describe en Santiago 3:5-8. Jesús recalca aún más el poder que tiene la lengua para destruir, y las razones del por qué no puede ser domada en Mateo 12:34-37. En otras palabras, lo que Jesús nos trata de decir es que, ¿Cómo se le puede pedir a alguien lo bueno, si su corazón, o su verdadera naturaleza es mala? ¿O cómo se le puede pedir bendición a alguien, si en su corazón sólo hay el deseo de maldecir? (Al pueblo de Dios se le ha dado una nueva naturaleza, y con sus palabras él bendice a su prójimo, aún a los que nos son merecedores de la bendición). José habló la bendición para todos los que quisieron su mal, y eso se tradujo en bendición para él y todos los que le rodeaban. 2.- El poder de la Palabra de Dios (He. 4:12).- Cuando el poder de nuestras palabras lo usamos combinado con la Palabra de Dios en una bendición verbal, se da una bendición de vida a los que reciben esas palabras. En Número 6:23-26, Dios dio las palabras precisas que se debían usar en la comunicación de una bendición verbal. Aquí vemos que no es la persona que declara la bendición la que bendice. En este caso no era Moisés el que bendecía, si que es Dios el que bendice a los hombres (v. 27). Un ejemplo de esto, es cuando los padres no saben cómo resolver situaciones diarias de contiendas y rencillas en sus hogares y se producen guerras verbales. Muchos profieren palabras duras y extremadamente fuertes a sus hijos o a sus esposas o esposos, pero no ven ningún resultado, y es porque los están atando cada día con sus palabras, regañándolos. En vez de ello, cambie los regaños, por palabras de bendición, porque al bendecirlos con palabras de bendición, las virtudes que no tienen vendrán por causa de esa bendición. Ej. Si les falta paciencia, bendígales u ore por ellos por un espíritu paciente, si les falta comprensión, ore por ellos por un espíritu comprensivo, luego declare que ello es una realidad en sus vidas; si les falta Ps. Fercen Granja

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paz en sus corazones ore y declare sobre ellos un espíritu apacible; y así sucesivamente pueden hacerlo con la mansedumbre, dominio propio, etc. En otras palabras, declare las cualidades y virtudes que Dios quiere desarrollar en ellos, y pronúncielas sobre ellos con palabras de bendición. 3.- El poder del Nombre del Señor.- Cuando se les mandó a los sacerdotes de Israel que bendijeran al pueblo, Dios les dijo muy claramente cómo se produciría y pronunciaría la bendición (V. 27). La palabra “pondrán” se podría traducir como “invocar” o “impartir”. Entonces, invocar el Nombre de Dios, es desatar el favor divino o impartir el poder de Dios para hacer que se cumpla la bendición en el Nombre del Señor. Una bendición imparte vida, y la vida está en el nombre del Señor (Jn. 20:31). CÓMO LAS BENDICIONES VERBALES FORTALECEN LA FE Cuando uno habla palabras de bendición en fe en lo que está escrito, va a descubrir que hay una poderosa verdad detrás de estas bendiciones verbales. Esta verdad es que las bendiciones verbales no dependen ni del carácter ni de la condición de quien las recibe, ni siquiera de quien las da. Veamos un ejemplo de esto. 1.- La certeza de lo que se espera.- Se cuenta de una madre que tenía muchos problemas con sus hijos en sus relaciones diarias en el hogar. Ella había agotados todos los recursos que tenía a su alcance y nada le había resultado. Los había enviado a seminarios, campamentos, consejerías, y nada resultaba. Pero un día ella empezó a bendecirlos en fe, no sobre la base de lo que ellos eran, sino sobre la base de lo que Dios quería que fueran. Ella declaraba lo que no eran, como si fueran. La transformación del hogar de esta madre, fue un cumplimiento de la descripción que Dios hace de la fe en Hebreos 11:1. Ella hablaba con certeza palabras de bendición sobre sus hijos, y al final Dios honró su Palabra. Otro ejemplo es: 2.- Jacob.- La bendición que Jacob recibió confirma que, el que recibe la bendición, no tiene que merecerla. Jacob significa “Suplantador”, y eso fue exactamente lo que hizo al robarle la bendición a su hermano Esaú (Gn. 27:36). Jacob engañó a su padre, y mintió descaradamente cuando su padre preguntó quién era, diciendo: “yo soy Esaú, tu primogénito” (Gn. 27:24). Con sus ojos débiles, Isaac no tenía maneras de descubrir el engaño, y bendijo a Jacob. Cuando Isaac descubrió que había sido engañado, se estremeció, sin embargo, él reconoció que no podía recoger ni retractar la bendición y dársela a Esaú, y dijo: “”Yo lo bendije, y será bendito” (Gn. 27: 33b). Entonces, concluimos, que una bendición nos describe, lo que Dios quiere lograr en la vida de las personas, no lo que ellas ya han logrado. Veamos cómo Jesús bendijo a sus discípulos en Mateo 5:13, 14. Si analizamos las vidas de los discípulos antes de que llegaran a ser esto que se declara aquí, veremos que ellos eran Ps. Fercen Granja

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principiantes, toscos en los caminos de Dios, inmaduros, contenciosos, e incrédulos. Por tanto, les faltaba mucho para que esas palabras se hicieran realidad. Y miren lo que ellos llegaron a ser. Eran conocidos como los que trastornaron el mundo entero con el Evangelio. Les declaró palabras de bendición. 3.- Una palabra de Fe.- La mayoría de nosotros no imagina el impacto que tiene la palabra de fe sobre el corazón y la vida de quien la recibe. Una palabra de fe se basa sobre el propósito que Dios tiene para todo creyente, la cual adquiere un significado especial en aquellos que reciben una bendición para ello. Hace años, el gran predicador D. L. Moody, habló a decenas de millares en Inglaterra. Durante las reuniones, el Sr Moody y su acompañante, El Sr. Ira Sankey, visitaron un campamento de gitanos para predicarles el evangelio. Cuando estaban por salir, un niño gitano se acercó corriendo para saludarlos. El corazón de Ira Sankey, se sintió atraído por el muchacho, por lo que puso su mano sobre él y dijo: “Jovencito, un día vas a ser un gran predicador para Dios”. Esa bendición verbal impactó al muchacho, y años más tarde llegó a ser un gran predicador de renombre mundial, conocido como el Gitano Smith. INTERCAMBIO DE BENDICIONES EN EL MATRIMONIO Las palabras de las Escrituras tienen un poder purificador. Jesús conocía esto, por eso fue que él limpió a sus discípulos por las palabras que les habló (Jn. 17:17). Así mismo, para que un matrimonio pueda tener comunión e intimidad, sus integrantes deben hacer uso de las Escrituras en el día a día. Un pasaje que ayuda mucho a la pareja matrimonial se encuentra en EF. 5:25. Aquí, la palabra clave es, “lavamiento del agua por la palabra”. Aquí vemos que la palabra de Dios tiene un poder purificador. A medida que el marido limpia su propia vida mediante la implantación de las palabras de las Escrituras en su alma, se santifica a sí mismo de la misma manera que santifica a su esposa. Esto fue lo que hizo Jesús por sus discípulos al santificarse Él mismo y así santificar a sus discípulos (Jn. 17:19). Se dice de una pareja que nunca había tenido ningún desacuerdo importante, pero tampoco había en su matrimonio, la intimidad y la comunión que ellos habían esperado y anhelado. Pero un buen día, ellos empezaron a bendecirse el uno al otro, al iniciar el día. Primero la esposa se arrodillaba, y el esposo colocaba su mano sobre la cabeza de ella, para pronunciar una bendición sobre ella. Luego el esposo se arrodillaba, y la esposa colocaba su mano sobre su cabeza y pronunciaba una bendición sobre él. La intimidad y comunión que esto trajo a su matrimonio, rebasó toda expectativa que hubieran podido imaginar. Las pláticas que sostenían cada mañana, eran ricas e inspiradoras, y el poder de Dios se hacía evidente durante el día basado en las bendiciones que habían recibido esa mañana. Esto mismo deberíamos hacer con nuestros hijos. Bendecirlos cada día antes de que desarrollen sus jornadas. También los hermanos deben bendecirse mutuamente, hermanos mayores, bendigan a los menores o viceversa. Ps. Fercen Granja

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Existen muchos ejemplos en la Biblia de padres que bendicen a sus hijos, usted se preguntará: ¿Dónde hay un precedente en la Biblia para la bendición entre cónyuges? Pues bien, veamos 1ª P. 3:7-9.Según este pasaje, los esposos pueden bendecirse el uno al otro, antes que estarse calumniando, reprochando, insultando y denigrando mutuamente. EL ASOMBROSO ACTO DE BENDECIR A DIOS REDUNDA EN BENDICIÓN SOBRE NOSOTROS En la Biblia se menciona a David más que a ninguna otra persona. Según algunos estudiosos de las Escrituras, se lo menciona más de 1.100 veces. Él recibió el testimonio de Dios de ser un “varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hch. 13:22). ¿Qué fue lo que hizo que David fuera tan grande y bendecido por el Señor? Un factor importante fue su práctica de bendecir a Dios continuamente (Sal. 34:1). Él nos motiva a todos los creyentes ha hacer lo mismo para que seamos bendecidos (Sal. 135:20; 150:6). David bendecía su Nombre santo, su carácter justo, y bendecía sus hechos poderosos. David bendecía el Nombre santo de Dios por todo lo que él representaba; bendecía su carácter santo porque Él es la expresión suprema de toda cualidad santa que existe. Jesucristo es la imagen expresa de su Padre. Bendecía también sus hechos porque Él es glorificado cuando alabamos sus poderosos hechos. Es eso lo que debemos hacer también nosotros. Aunque ya Dios nos bendijo en Cristo, debemos diariamente bendecir a Dios, porque eso nos beneficia también a nosotros. Una bendición debe ser reconocida inmediatamente por quien la recibe como algo valioso y beneficioso para su vida. No debe ser recibida como un sermón o una corrección, sino como una expresión genuina del deseo de que Dios enriquezca y beneficie la vida del que la recibe y todo lo que Dios tiene para él. La esencia de la bendición sacerdotal de Nm. 6:23-26, es corta, directa y general para poderla aplicar a toda situación. La bendición también puede ser dirigida a una necesidad particular de una persona, como enfermedad, presión financiera o conflictos familiares. Ej. El señor te bendiga con salud y fuerza, el Señor te bendiga con sabiduría y entendimiento para cada situación, y el Señor te bendiga con gozo y paz en tu familia. CONCLUSIÓN: Debemos tomar afirmaciones bíblicas para ser usadas en los momentos y lugares apropiados, y como resultados tendremos una cantidad ilimitada de bendiciones.

Ps. Fercen Granja

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