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BREVE VALORACION DE LA GESTION DEL REGIMEN NACIONALISTA EN 2016. CONCLUYE 2016 CON EL PUEBLO EMPOBRECIDO Y PERSEGUIDO POR EL GOBIERNO NACIONALISTA PRESIDIDO POR JUAN ORLANDO HERNANDEZ. INTRODUCCIÓN A pocas horas de concluir el 2016, y a siete años y medio del Golpe de Estado Militar donde los actuales gobernantes nacionalistas y liberales conspiraron para destruir la democracia, y la consulta popular de la cuarta urna; todo indica que continuarán deteriorándose las condiciones económicas y sociales del pueblo hondureño, provocado por la instauración de un Estado de corte militarista, de apariencia constitucional, que ha concentrado los poderes en uno solo, suprimiendo la independencia judicial, y la seguridad jurídica necesaria para todo posible desarrollo de nuestra cada vez más dependiente y frágil economía. Honduras, a pesar del mortal endeudamiento público que ya suma más de $ 9000 MM (mil millones) hoy es el país más pobre y atrasado del continente americano, aún más que a inicios del siglo XXI, y lo único que ha avanzado desde el 2009, son la desigualdad, la miseria, el crimen, el narcotráfico y la migración forzada por la violencia y la falta de trabajo. Políticamente, el país ha caído en un abismo de oscuridad, en el que se demuestra que la clase gobernante no tienen ningún interés en retomar el camino de la democracia, sino en proteger y ampliar sus escandalosos privilegios. Es evidente que una valoración objetiva de esta gestión nos conducirá a denunciar la entrega de esta administración a las políticas económicas y de seguridad dictadas desde Washington. Es patente la renuncia total a la soberanía de parte del gobierno de Juan Orlando Hernández, con la complacencia de la clase política bipartidista, a la dirección del Fondo Monetario Internacional, el Comando Sur y el Departamento de Estado. La función primordial de la Presidencia de la República ha sido centralizar los poderes del Estado, construir una enorme maquinaria de corrupción y clientelismo, protegida por la ley de secretos y el casi absoluto control mediático. El actual mandatario ha demostrado ser un apéndice de los intereses de una pequeña élite insaciable que Co Gobierna Honduras, y que por medio de prácticas trasnacionales, corruptas, hace pingües negocios con el Estado, favoreciéndose,

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de las políticas públicas implementadas en la era post golpe, como las privatizaciones y las asociaciones público privadas. La gestión que para nosotros luce como un “fracaso” en los resultados de la administración nacionalista, para ellos, enfocados en la visión macroeconómica del FMI, refleja un gran éxito, con mercados protegidos por monopolios, que nunca han tenido la intención de terminar con la pobreza, erradicar la violencia o proporcionar seguridad a los más pobres. Al contrario, esas políticas públicas, probadas en todas partes del mundo por los organismos internacionales, han resultado siempre, en un crecimiento de las desigualdades, la pérdida de derechos de los trabajadores, el empobrecimiento de la clase media, la privatización de todo, y como “daño” colateral, una escalada virulenta de prácticas corruptas . Si entendemos que, por ejemplo, la política de seguridad del Estado no es erradicar el crimen, sino administrarlo para mantener los beneficios que este le presta de muchas formas, entonces en lugar de considerarlo un fracaso, ellos lo financian, lo utilizan, y por medio de sus aparatos de control social, distraen la sociedad en otros temas, evitando la discusión sobre alternativas, o cualquier crítica de la oposición tan necesaria en este momento. UN BAJO CRECIMIENTO Y UNA POLITICA ECONOMICA DISEÑADA PARA POCOS Por mucho que repitan las fábulas de una Honduras cambiante, la economía ha seguido una ruta catastrófica desde el Golpe de Estado Militar. Los daños causados por la aplicación ridícula de medidas neoliberales han provocado más daños al país que varios huracanes juntos, y el elevado precio lo siguen pasando a los más pobres para que lo paguen. Después de varios años de continuidad en el monetarismo, está muy claro que lo que están haciendo con nuestra economía ni sirve para el desarrollo, ni sirve para aliviar la agonía popular. Sin embargo, la estructura económica se mantiene y profundiza, y con ella crece la desigualdad, y, como consecuencia de esto, se multiplican los problemas en todos los sectores. Las privatizaciones de varios bienes del Estado, solo han servido para edificar una monstruosa corrupción, y ahora amenazan con traer más privaciones a los hondureños. Un ejemplo patente de esto es la privatización en curso de la Energía Eléctrica que inevitablemente llevara a miles de hondureños de regreso a la oscuridad. La otra función de las privatizaciones ha sido la creación de una nueva clase de ricos, especializados en la especulación, que no generan riqueza para el país, no invierten en nada, y no generan puestos de trabajo. Las privatizaciones se

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han vuelto un gigantesco parasito que está literalmente drenando la vida de la nación, hasta el punto de entregarla en pedacitos en la forma de ciudades modelo. En suma, las premisas que han utilizado para justificar el modelo económico y sus políticas, son falsas, y, sobre todo, un acto de traición a Honduras. Además, ningún cambio es previsible bajo las mismas ejecutorias, por lo que 2017 luce como un año más complicado aún que 2016. A pesar del incremento de la deuda pública, de la emisión de nuevos bonos que significan más deuda, el gobierno se embarca en un nuevo incremento del presupuesto militar y adquiere más deudas para equipamiento militar que aún no han sido capaces de explicar racionalmente en las partidas del Presupuesto Público aprobado para 2017, cuyas prioridades no están focalizadas en apoyar y dinamizar el crecimiento de la Economía y la generación de trabajo, puesto que es evidente que la administración pública ha desviado su función esencial, al estar dedicada a la reelección ilegal del actual Presidente . La política monetaria contraccionista puesta en vigencia por el Banco Central de Honduras en lugar de frenar la fuga de capitales, motivada por el enrarecido clima político en que nos ha sumido el Partido gobernante, ha tenido como efecto inmediato la subida de las Tasas de Interés en el Sistema Financiero nacional sin lograr detener la devaluación acelerada del Lempira. Esta administración, empeñada en cumplir con un modelo agotado, no ha sentado las bases de un crecimiento pujante y sostenido de la Economía Nacional y los hondureños hemos tenido que conformarnos con una infame administración de gobierno que se auto felicita con niveles de crecimiento a todas luces bajos, insuficientes y mediocres, sumados a niveles de inflación que han ido incrementándose año con año. El Presupuesto Nacional, la ley del tasón, y la ley de secretos y los poderes extraordinarios entregados al mandatario, entre otros, han sido convertidos en instrumento para satisfacer las prioridades políticas del proceso de reelección, entregando el presupuesto de la nación como una ¨caja chica¨ que administra miles de millones en programas clientelares, en subsidios amañados, en compra de armamento de muerte y de represión, en un costoso andamiaje de protección para la cúpula gobernante y lo que queda para el pueblo son migajas que en adición son repartidas como si se tratara de regalos y favores, cuando en realidad son ingresos producto de los tributos onerosos que paga el pueblo.

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ENTRE CONFISCACIONES, IMPUESTOS ABUSIVOS Y PINGUES NEGOCIOS En el balance, la administración nacionalista que preside Juan Orlando Hernández, ha demostrado ser una amenaza, no solo para la integridad de la nación y sus ciudadanos, sino también para la empresa privada local, que se ha visto enfrentada a onerosas cargas impositivas, de carácter confiscatorio, como el impuesto a las pérdidas, los elevados costos para invertir, el allanamiento de sus negocios, y la especulación financiera, que llevan irremediablemente a la quiebra a muchas empresas. Entre el chantaje y la extorsión del crimen organizado, que el gobierno no erradica, y las cargas para sostener la maquinaria clientelar del gobierno, la empresa privada ni puede innovar ni puede sobrevivir. Por otro lado, la explotación descarada de lo público para beneficio privado es terrible y tiene su máxima expresión en los peajes en carreteras que se construyeron gracias a la cooperación y a la deuda que ha de pagar el pueblo hondureño, quizá en un siglo. La interrogante obligada que todos nos hacemos es dónde han ido a parar los más de 30,000 millones de Lempiras en recaudaciones adicionales de impuestos que le han ingresado al erario público, sin contar la Tasa de Seguridad que ya lleva recaudados miles de millones de Lempiras, sin que nadie rinda cuentas de ello. Está claro que no han ido al pago de la Deuda Pública que, por el contrario, se ha incrementado superando al cierre del 2016 a US$ 9,000 millones de dólares; esta pesada carga absorberá en concepto de amortizaciones e intereses no menos de un 25% del Presupuesto del Gobierno central para el 2017, la más alta de nuestra historia, y superando, por primera vez, en más del 50% nuestra riqueza nacional. Estos datos podrían quedarse cortos por el sub registro y ocultamiento de datos fidedignos de parte de las instituciones públicas responsables de las estadísticas: sólo en la anterior administración del Partido Nacional, estimaron los expertos, se cerraron no menos de 20,000 pequeños y micro negocios debido a las excesivas cargas impositivas y los flagelos de la inseguridad y la extorsión; mientras que en unas recientes declaraciones de representantes de las Cámaras Empresariales se calculaba que en el 2016 se habían visto obligados a cerrar miles de establecimientos en diversos giros comerciales y productivos. En el sector de la Salud se reportan más de 4,000 médicos desempleados y en el de la Educación aproximadamente 10,000 maestros en igual condición, lo cual es un contrasentido para una población que no tiene más opción que acudir a los servicios públicos y cuya condición de pobreza los hace más vulnerables a las enfermedades y al abandono de las aulas escolares.

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De la mano de condiciones laborales marginales, sin prestaciones sociales y con leyes vigentes como la del “Empleo por Horas” que ha precarizado más las condiciones contractuales de los trabajadores, se presenta un deterioro creciente del ingreso familiar y en consecuencia de las condiciones de vida de la población que se traduce en una situación de mayor Pobreza y Exclusión Social. MENOS LIBROS, MENOS MEDICINAS, MAS ARMAS, ESA ES LA RECETA La continuada reducción de los presupuestos de Salud y Educación, muestra un claro desinterés del gobierno por atender la cada vez más enferma sociedad hondureña. En muchos casos, ante la total desprotección en Honduras, compatriotas acuden en masa a buscar alivio a los países vecinos, como Nicaragua y El Salvador, donde el flujo de hondureños en busca de salud se ha convertido en un tema importante. De la visión del gobierno del Poder Ciudadano de acceso universal, y el plan de suministro de medicamentos genéricos de primer nivel, vía mecanismos de cooperación como el ALBA, hemos pasado a un régimen de “sálvese quien pueda”, en el que las medicinas para nuestros compatriotas se encarecen todos los días por mil razones: la devaluación del lempira, el costo de los carburantes, los interminables impuestos confiscatorios, y, por supuesto, la terrible especulación financiera. Para las mayorías en Honduras, " es más barato morirse que enfermarse" Al presenciar el acelerado proceso de descomposición del sector salud, siempre cabe preguntarse si el saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social no fue una acción sistémica deliberada para precipitar el proceso de despojo contra el pueblo de su derecho a gozar de servicios de salud públicos confiables. En el campo de la educación, nos hemos enfrentado a una serie de conflictos que se van cultivando poco a poco, debido a la intransigencia oficial, las crecientes necesidades de los estudiantes, los precios cada vez más prohibitivos de la educación, y la pésima calidad de la misma. La falacia de que la solución para la educación en Honduras era el cumplimiento de 200 días de clase, resulto ser otro fiasco más, que solo sirvió para embestir al gremio magisterial. La realidad, es que la calidad de la educación ha seguido en declive, y podemos fácilmente presumir que, aun asistiendo 365 días a clase, los resultados serían igualmente catastróficos. Claro, este es un problema característico del sistema, que no está interesado ni en la educación, ni en el acceso al arte o la cultura. En el caso de nuestro país está demostrado que la educación es un medio de sometimiento ideológico que utiliza la

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clase dominante para mantener la marginalidad y limitar la capacidad de la sociedad. En estos sectores. El 2017 luce complicado, y no podemos prever ningún cambio. NI SOCIO NI ALIADO DE ESTADOS UNIDOS; SIMPLEMETE LACAYO Aunque Estados Unidos (como ahora se ha comprobado) patrocinó el Golpe de Estado Militar de junio de 2009, y apoyo la instauración de un régimen ilegal, con elecciones fraudulentas en Honduras, que sigue gobernando el país, su política exterior y su trato hacia los golpistas es de profundo desprecio. Ningún año post golpe aprobó la famosa cuenta del milenio para los gobiernos que engendró ese Golpe de Estado militar. La ONG Transparencia Internacional, apéndice del Departamento de Estado, ha denunciado reiteradamente al gobierno de Juan Orlando Hernández. Mientras tanto, la administración norteamericana sigue emitiendo advertencias a sus ciudadanos para que no vengan a Honduras por el enorme riesgo en materia de inestabilidad e seguridad que eso significa. Incluso en el Congreso Norteamericano, se han levantado muchas voces y firmas de condena contra el régimen actual en Honduras, por el militarismo y sus reiteradas violaciones a los derechos humanos, lo que no se traduce en acciones concretas debido al carácter estratégico que representa este país para los órganos de seguridad de los EE.UU. POLITICAS DE SEGURIDAD FRACASADAS O LA OFICIALIZACION DEL TERROR La aplicación de las políticas militaristas del actual régimen, ha probado ser únicamente un repunte en la vieja visión de " La Seguridad Nacional", tendiente a sembrar el terror, marginar, y privar a las grandes mayorías de sus derechos más elementales. Esas políticas le sirven a Estados Unidos, a la clase dominante y aun a la clase política, pero en ningún caso a Honduras como pueblo o como nación. La manipulación descarada de las estadísticas de criminalidad, combinada con noticias convenientemente liberadas a la opinión pública nos ha llevado a perder el sentido del valor de la vida humana, con lo que la violencia, en la perspectiva del Estado secuestrado, es una pura referencia numérica. Las masacres son un común denominador a todas las zonas del país, y es claro que la inmensa mayoría de víctimas fatales pertenecen a las capas sociales más empobrecidas. Por otro lado, los medios de comunicación ignoran por completo las reiteradas denuncias que hemos hecho sobre la existencia de escuadrones de la muerte en plena operación en Honduras. Mientras tanto la acción militar policial se enfoca con

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saña contra aquellos que protestan mientras son cómplices pasivos de una criminalidad incontrolable. La privatización de servicios de seguridad ha convertido la violencia en un negocio muy rentable, y la bochornosa sumisión del régimen a los dictados de los extranjeros, "plan COLOMBIA para Honduras", apoyado por EEUU, que más parece solo se enfocan en seleccionar ciertos carteles y no a una estrategia real para terminar con el flagelo del narcotráfico, lo que ha dado lugar a un enorme aparato de impunidad disfrazado de autoridad, cuyo propósito no es, ni será nunca, terminar con la violencia en Honduras. Por otro lado, las condiciones de exclusión y privación en que viven la mayoría de los hondureños, sumado a la política manifiesta del gobierno de no buscar formas para reducir la pobreza, generan un caldo de cultivo para la acción del crimen organizado, hoy entronizado en las esferas del poder, como han demostrado hechos recientes. A esto, el régimen reacciona con violencia en una campaña de limpieza de clase, combinada con una estigmatización de las mayorías, pretendiendo presentar a nuestra juventud como un montón de mareros y delincuentes. ENTRE FRAUDES E ILEGALIDAD EL ESTADO DE DERECHO ES UNA FICCIÓN La impunidad se ha convertido en el sostén de toda la arbitrariedad, y en el arma por excelencia de los que administran el Estado. Los ejemplos más notables son el monumental saqueo del Seguro Social, la destitución de los magistrados de la sala constitucional, las 40 leyes inconstitucionales que han cercenado los derechos naturales de los Hondureños, la venta del territorio por medio de ciudades modelo o ZEDES, y durante el 2016, la inadmisible ilegalidad cometida con la inscripción del presidente para buscar su reelección, y el descarado tráfico de congresistas para elegir la Corte Suprema de Justicia. Es en este contexto de vileza absoluta que el régimen Hondureño se mantiene como “inocente y sorprendido” actor en el abominable saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social, que implicó un robo o despilfarro de unos siete mil quinientos millones de lempiras, y dio paso al proceso de privatización de todo el sistema de salud pública. Todo esto, a pesar de la confesión de los dos presidentes nacionalistas de que su partido había recibido dinero para su campaña de ese botín del IHSS. Una acción incivilizada, atroz y solo posible en la Honduras engendro del régimen de facto de "el Golpismo" Como es fácil suponer, los derechos humanos, la protesta pública, la lucha de los sectores más vulnerables, y la oposición política han sido atacados con bestialidad, con cuantiosos recursos y la aplicación de una visión fascista que conduce a la estigmatización de la protesta y los sectores sociales como el vil y cobarde

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asesinato de la compañera Berta Cáceres, insigne luchadora por la liberación de Honduras, y militante incuestionable de la causa de la refundación, mismo que fue cínicamente utilizado por el régimen en una campaña mediática destinada a no esclarecer nunca tan horroroso crimen, que sigue impregnado en la memoria de nuestro pueblo que clama justicia. El cinismo y la hipocresía del régimen han dado paso a la admisión tácita de que el Estado de Honduras es incapaz de proporcionar justicia y seguridad a sus ciudadanos; en ese contexto se ha alineado descaradamente a la estrategia de agresión de la restauración conservadora que alimenta los Estados Unidos contra el progresismo en América Latina, impidiendo que se instale la CICIH por la ONU, promoviendo una Comisión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad, conocida como MACCIH, ( OEA ) como una forma de aliviar la tensión provocada por los niveles impunidad denunciada por los indignados en el 2015. En Honduras el 95% de los casos de criminalidad nos son nunca investigados, y del 5% restante apenas 2% es alguna vez judicializado. En Honduras, los ciudadanos tienen prácticamente la certeza de que nunca obtendrán justicia de las instituciones del estado destinadas a ese fin. En ese espacio, la MACCIH, podría jugar un gran papel si el departamento de estado así lo decide. En medio de todo este andamiaje de impunidad, corrupción, crimen, terror e ilegalidad, el régimen bipartidista que preside Juan Orlando Hernández, se apresta a efectuar una campaña sucia de manipulación dirigida por personajes tenebrosos, enemigos de los pueblos de América Latina, como JJ Rendón, que es el arquitecto de todo el bombardeo mediático que trata de generar la ilusión de fragilidad de la oposición, utilizando incluso enemigos internos, que no cesan ni una hora del día sus ataques contra la lucha del pueblo. Según los cálculos del régimen golpista, todo se culminará con su fraude electoral, montado con anticipación, y que sería el desenlace que terminaría haciendo añicos los sueños de liberación en nuestra sociedad. Sin embargo, cada fuerza tiene su opuesto, y sus planes son una cosa y la realidad a que se van enfrentar es algo completamente distinto. CON LA ALIANZA DE LA OPOSICIÓN CRECEN LA FUERZA Y LA CERTEZA DE LA VICTORIA Las contradicciones que se generaron dentro de la sociedad hondureña con la ejecución del Golpe de Estado Militar, el 2009, así como la profundización de un modelo socioeconómico excluyente y altamente corrupto, han dado lugar a la indignación de amplios segmentos de la población hondureña, que se ha organizado

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en diversas expresiones políticas, que van desde nuevos Partidos hasta movimientos de masas como los indignados, que tuvo su auge durante el 2015. La consolidación de una Alianza de la oposición contra la Ilegalidad y el Continuismo del Presidente, más impopular de nuestra historia, nos coloca en una nueva etapa de lucha, en la que se han multiplicado las fuerzas destinadas a derrotar de una vez, y para siempre, la dictadura que hoy nos impone el infame acuerdo del bipartidismo que nos desgobierna con catastróficos resultados, como hemos visto en este breve análisis. La construcción política coherente, alrededor de un Programa Político democrático, destinado en primera instancia al rescate de la independencia de Honduras, y a sentar las bases de un estado socialmente justo y desarrollado económicamente, nos da lugar a la posibilidad real de implementar una visión soberana de nuestra Patria, y la solución en el corto y mediano plazo de los más agudos problemas que nos genera en su versión más salvaje e inhumana la aplicación del modelo neoliberal. La Alianza planteada por la oposición termina desde ya con la idea de que el fraude es imbatible, pone de manifiesto que el presidente está solo en el proceso de la ilegal reelección y nos llama a las URNAS y a la UNIDAD, con el legendario principio que “ …son los pueblos los que escriben su historia…”

Catacamas, Olancho, 1 de la tarde del 31 diciembre 2016.

JOSÉ MANUEL ZELAYA ROSALES Ex Presidente de la República de Honduras Coordinador General Partido Libertad y Refundación LIBRE