BREVE HISTORIA DE LA UDI

BREVE HISTORIA DE LA UDI 1967 – 2010 LA FORJA DE UNA GENERACIÓN Durante 1967 el presidente del Centro de Alumnos de la Escuela de derecho de La Univer...
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BREVE HISTORIA DE LA UDI 1967 – 2010 LA FORJA DE UNA GENERACIÓN Durante 1967 el presidente del Centro de Alumnos de la Escuela de derecho de La Universidad Católica de Chile, Jaime Guzmán Errázuriz, lideraba a una reducida minoría opositora a los intentos de la FEUC demócratacristiana por iniciar una reforma radical en esa casa de estudios superiores. Por su parte, amparada en la desidia del gobierno y apoyada por algunos grupos al interior del mismo PDC, la izquierda marxista ganaba terreno en el mundo universitario. Como reformistas y revolucionarios encontraban que había que provocar pronto un quiebre en la educación superior, no se dejaron esperar los actos de fuerza, comenzando en la UCV y alcanzando su momento culminante con la toma de la Casa Central de la UC, en agosto de ese año. El acontecimiento tuvo secuelas decisivas para el futuro de Chile, tanto porque marcó el inicio de la caída que llevaría al establecimiento de un gobierno marxista a partir de 1970, como por la llamativa presencia de un Movimiento Gremial que enfrentó la toma con decisión en los principios y en la acción. El grupo había nacido a principios de 1966, de la mano de Jaime Guzmán, y estaba integrado principalmente por Jovino Novoa, Hernán Larraín, Sergio Gutiérrez, Ernesto Illanes, Felipe Lamarca, Máximo Silva, Manuel Bezanilla, Luis Monge, Rodrigo Mujica, Roberto García y Raúl Lecaros, entre otros. Guzmán era el líder natural del movimiento desde sus comienzos, porque conjugaba ya desde muy joven la máxima solidez doctrinal y moral con un notable sentido de la oportunidad y la decisión en sus acciones. Era ya un líder muy distinto a todos los demás. Creía que en la entrega completa de la propia vida a una causa residía la más vigorosa de las fuerzas; por eso mismo, desde ese triste 11 de agosto de 1967 su influencia adquiría un relieve inusitado, proyectándose fuera de toda previsión y de un modo decisivo en la historia de Chile, hasta nuestros días. En efecto, Guzmán comenzó a forjar a su alrededor a un grupo, los gremialistas, que no sólo se oponían doctrinariamente a la instrumentalización política de las organizaciones estudiantiles, sino que comenzaron a proponer una sociedad rectamente ordenada de acuerdo al principio de subsidiariedad, y lo hicieron con igual o mayor voluntad de lucha que las juventudes políticas; lo comenzaron a planear, además, con una mística desconocida, con alegría e ilusión de triunfar. Efectivamente, tras la derrota de la postulación de Jaime Guzmán a la presidencia de la FEUC a fines de 1967, sólo un año después una lista gremialista encabezada por Ernesto Illanes obtuvo el triunfo, estrecho pero espectacular, sobre los cabecillas de la reforma universitaria, grupo que parecía incontrastable. Y en los años siguientes volvieron a repetirse los éxitos con Hernán Larraín y Tomás Irarrázaval. Al iniciarse la década de los 70, el gremialismo había ganado en muchos centros de alumnos de la UC y empezaba a tener influencia en todo el país. En 1972, Javier Leturia fue elegido quinto presidente gremialista consecutivo y Juan Carlos Bull consiguió ganar en la Universidad Católica de Valparaíso. El ideal de Guzmán comenzaba a encarnarse en miles de universitarios y decenas de organizaciones estudiantiles que defendían la doctrina gremialista.

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UN IDEAL Y UNA FIGURA EMBLEMÁTICA La fórmula era novedosa y acarreaba el interés de la prensa y de los analistas políticos. Es que Jaime Guzmán había comenzado a generar un estilo nuevo en la acción pública, el que exigía el crecimiento personal de sus compañeros y seguidores. Así se comenzaba a dar vida a una generación de universitarios de distintos orígenes políticos, pero que unificados por la doctrina de la autonomía de los cuerpos intermedios, comenzaban a adquirir formación cívica y un alto nivel de compromiso en reuniones realizadas en la casona de la calle Suecia, junto al Instituto de Estudios Generales, y en las frecuentes comidas con que el joven líder aglutinaba a pequeños grupos de los suyos, en su propia casa. No se conocía nada igual o comparable. Por eso, en Arica, Antofagasta, Valparaíso, Concepción y Valdivia se desarrollaban paralelamente los distintos Movimientos gremiales, a cargo de jóvenes como Juan Carlos Bull, Francisco Bartolucci, Eugenio Cantuarias, Carlos Vío, Javier Vera, Carlos Goñi, RenéPiantini, Jaime Torrealba, Carlos Valcarce y muchos otros. El gremialismo universitario le debe mucho a un importante grupo de mujeres: Karin Becker, María Elisa Bulnes, Blanca Arthur, Paula Raffo, Sonia Guilisasti, María de la Liz Larraín y Ximena Pinto, entre otras. En muy pocos años, estos Movimientos crecieron como un eco del deseo natural de los estudiantes por que se respetara el fin propio de las organizaciones intermedias de la sociedad y de las universidades en particular. Pero el aporte más importante y lo que les permitió transformarse en una fuerza de cambio permanente desde esos años, fue que se los dotó de una base conceptual sólida y de una mística generacional.

LA GRAN BATALLA CONTRA LA UP. Jaime Guzmán, quien a una brillante inteligencia unía la intuición política, vio desde un comienzo el enorme peligro que a corto plazo significaba un gobierno en manos de los socialistas y de los comunistas. Las sucesivas agresiones que Allende y su gente iniciaron contra la institucionalidad democrática, removieron aún más el ánimo de Guzmán y sus seguidores, poniéndose las diversas organizaciones gremialistas en un creciente estado de alerta ante el gobierno marxista. Estar en contra de Allende se hizo sinónimo de la defensa de un Chile libre y de instituciones intermedias libres. En mayo de 1973, Guzmán tenía la convicción de que el volcán en que Chile vivir desde la ascensión al poder de Salvador Allende en 1970, había empezado a entrar definitivamente en erupción. Le preocupaban cada vez más la violencia política, el odio desatado, el desprecio del derecho, la indefensión de la propiedad, la pérdida de libertades -muy particularmente la de expresión-, la existencia de grupos civiles armados, etc. En especial, su fina mentalidad jurídica. Rechazaba el uso de resquicios legales, con los que el gobierno de la UP buscaba alcanzar sus objetivos, debido a que no contaba con las mayorías parlamentarias necesarias para impulsar el control del Estado al que aspiraba. Entendía que había que enfrentar el surgimiento del así denominado "poder popular", cuyo propósito era sustituir la institucionalidad vigente, descalificando al Parlamento, al Poder Judicial y a la Contraloría General de la República como órganos burgueses. Por otra parte, le

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inquietaba la situación económica cada vez más deteriorada, porque veía con claridad que el gobierno pretendía usar el desastre económico que había provocado, para justificar la conquista del poder absoluto mediante un asalto final.

AQUELLOS DÍAS DECISIVOS. En agosto de 1973, la FEUC, con Javier Leturia a la cabeza, pidió la renuncia de Allende e inició una campaña de recolección de firmas destinadas a este propósito. Definitivamente, los gremialistas estaban empeñados en librar a Chile del gobierno marxista, para lo que hacía falta mucho coraje y una persistencia a toda prueba, sin ser profesionales de la política, sino sólo estudiantes, empleados y trabajadores comprometidos con un alto ideal, quienes todo lo realizaban artesanalmente, aunque con un enorme sentido del deber. Con una inflación anual del 300 por ciento, el paro nacional mostró a Jaime Guzmán como una de las cabezas de la rebelión civil contra el gobierno, junto a dirigentes de los más variados gremios y actividades nacionales, a la Democracia Cristiana y a los nacionales, sumándose así todos a la petición de la FEUC. El 11 el septiembre de 1973 fue para Jaime Guzmán y su gente la hora de la liberación de Chile de la amenaza inminente de una dictadura marxista-leninista, una realidad que en años posteriores tras la caída del Muro de Berlín, se develó como el sistema que ha perpetrado las mayores violaciones a los derechos humanos en la historia de la humanidad.

COLABORACIÓN CON EL GOBIERNO MILITAR Desde el primer momento, Guzmán y sus colaboradores entendieron que había que respaldar e incorporarse al nuevo gobierno de las Fuerzas Armadas y Carabineros. El mismo 11 de septiembre, el líder del gremialismo embanderó su departamento, pero también rezó para dar gracias por la liberación de Chile y para pedir por el alma de los caídos y por todos aquellos que, con o sin culpa de su parte, pudieran estar sufriendo. Con el correr de las semanas, Guzmán aceptó integrar la Comisión encargada de redactar una nueva Carta Fundamental, tarea importantísima, pues la UP prácticamente había destruido la institucionalidad chilena. En paralelo Sergio de Castro, Emilio Sanfuentes, Pablo Barahona, Álvaro Bardón, Sergio de la Cuadra, Jorge Cauas, y Roberto Kelly, destacados economistas, comenzaban a participar en el gran imperativo de la reconstrucción económica del país. Por su aporte, Guzmán comenzaba a colaborar más detenidamente con el gobierno en criterios, textos, y, sobre todo, en la designación de numerosas personas para cargos públicos durante todos esos primeros años. Ahí harían sus primeras armas de servicio público efectivo, muchos de los que llevaban cinco o más años trabajando en la defensa de los cuerpos intermedios. Paralelamente, Guzmán continuaba coordinando la acción de su gente en reuniones semanales y no perdía de vista las universidades porque sabía que de ahí saldrían muchos servidores públicos que el nuevo Chile reclamaba. Así, Jaime Guzmán y su gente fueron encontrando diversos cauces efectivos en el gobierno militar, para hacer de Chile una gran Nación, constituyendo una influencia gravitante y una fuerza decisiva en

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la definición de un itinerario constitucional que culminase en la entrega de una nueva democracia para el país. Desde diversas posiciones, dejaron huella en la labor de casi 17 años de las Fuerzas Armadas. Entre muchos otros, Sergio Fernández, Jovino Novoa, Luis Cordero, Carlos Bombal e Ignacio Astete dedicaban sus mejores esfuerzos en estas labores. Si esta tarea puede resumirse, a pesar de su enorme amplitud, habría que escoger la intervención decidida en la elaboración de una Constitución Política, la formación de miles y miles de jóvenes, quienes desarrollaron su labor en la Secretaría Nacional de la Juventud, y las aportaciones técnicas en materias socio-económicas desde la Oficina de Planificación Nacional, (Odeplán), cuya principal figura fue el carismáticos Miguel Kast . Kast, murió cuando sólo tenía 33 años, después de haber ejercido como Presidente del Banco Central, Ministro del Trabajo y Director Nacional de Odeplan.

KAST Y LA LUCHA CONTRA LA POBREZA. Miguel Kast fue un hombre que en su corta vida se entregó por entero a la lucha por erradicar la pobreza, entusiasmando a otros cientos de profesionales y universitarios en la tarea de conocer dónde estaban realmente los más necesitados y de buscar los mecanismos más eficaces para llegar directamente a ellos con los beneficios sociales. Con Jaime Guzmán se habían conocido en los años primeros del gremialismo universitario. Kast también consideraba vital conseguir que lo mejor de las promociones que egresaban de las universidades dedicara parte de sus primeros años de ejercicio profesional a trabajar en las regiones, desarrollando esa verdadera mística de servicio público desde fines de los años 70. Ahí se forjaron Patricia Matte, Cristián Larroulet, Martín Costabal, Ernesto Silva, Dense Coyundjian, Juan Hurtado, Antonio Recabarren, Julio Dittborn, Jorge Selume, Felipe Lamarca, Norman Bull, Marcelo Astoreca, Pablo INEN, Luis Larraín, José Yuraszeck, Alvaro Donoso, Alvaro Vial, Renato Peñafiel, María Teresa Infante, Juan Ariztía, Juan Antonio Guzmán, Evelyn Matthei, Cristóbal Philippi, José Pedro Undurraga, Norman Bull y, por cierto Joaquín Lavín. Así, las generaciones sucesivas de gremialistas fueron colaborando en la aplicación de un sistema de economía social de mercado, con las consiguientes modernizaciones en el área laboral, previsional, de salud, de vivienda y de educación, que llegaron a ser núcleo fundamental de las realizaciones del régimen militar.

UNA NUEVA GENERACIÓN Pero es fundamental consolidar esta nueva generación de servidores públicos para Chile. Por eso, la participación de los jóvenes afines a Jaime Guzmán en el gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden fue importante, desde el principio, también a través de la flamante Secretaría Nacional de la Juventud, organismo con que el régimen naciente quería llegar a conocer y satisfacer las necesidades de los jóvenes de Chile. Parte de estos jóvenes , que iban adquiriendo experiencia política en cargos de gobierno, formó en el cerro Chacarillas, en Julio de 1975, el Frente Juvenil de Unidad Nacional, anticipando el lugar en que, dos años después, el presidente Augusto Pinochet reseñaría el itinerario de la transición a la democracia, discurso en el que de modo evidente se

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percibía que Jaime Guzmán había logrado presentar la mejor opción, frente a quienes se oponían a que el gobierno militar fijara un camino institucional hacia la democracia. El Frente Juvenil de Unidad Nacional aspiraba a reunir y organizar a la juventud chilena para trabajar en la grandeza futura de la Patria, respaldando al gobierno, pero como movimiento autónomo del régimen. El grupo estaba imbuido de la necesidad de crear una nueva institucionalidad, que configurara una democracia renovada, libre y protegida, con autoridades elegidas mediante sufragio universal, secreto e informado, una democracia capaz de combatir a las doctrinas que atentaran contra ella. El frente propiciaba una economía que combinara el papel del mercado con la acción reguladora del Estado, fundada en la propiedad privada y la iniciativa particular, moderna, basada en la eficiencia, abierta al exterior y con desarrollo social simultáneo. Guzmán presentaba al país su primera fundación propiamente política, anticipándose en muchos años a la necesidad de preparar a quienes podrían consolidar la restauración del gobierno militar. Ahí comenzaban a destacar Cristián Larroulet, Ignacio Astete, Juan Antonio Coloma, Andrés Chadwick, Patricio Melero, Cristián Leay, Jaime Orpis, Domingo Arteaga, Mikel Urquiza, Eduardo Silva, Cristóbal Silva, Luis Parot, Manuel Cereceda, Fernando Pau, Cristián Letelier y Andrés Serrano.

LA EXPRESIÓN DE NUEVA DEMOCRACIA Pero hacía falta algo más, otra organización en la que jóvenes profesionales pudiesen desarrollar la misma tarea de promoción de las ideas comunes. por eso, en 1979 nace Nueva Democracia, una nueva expresión política de la gente de Jaime Guzmán. Ahí estaban Javier Leturia, Roberto Pulido, Humberto, Jorge Fernández, Claudio Arteaga, y Carlos Bombal, entre muchos otros. En su primer manifiesto, señalan que la democracia es la forma de gobierno más adecuada para Chile, que el sufragio universal debe ser el método predominante para generar las autoridades políticas, que la soberanía debe reconocer límites objetivos entre los que sobresalen los derechos que emanan de la naturaleza humana, anteriores y superiores al Estado, que rechazan por incompatible con la democracia la perpetuación de un régimen militar, y que sólo una actitud cómoda o miope de ciertos sectores podría pretender endosarle indefinidamente a las Fuerzas Armadas y de Orden una responsabilidad que correspondía en definitiva a la ciudadanía toda, como es el ejercicio habitual de la actividad política contingente. El documento defiende, además, la existencia de partidos políticos, de un sistema electoral que garantice la efectiva igualdad entre ellos y los independientes, la vigencia de un sistema económico que asegure la libertad económica, exigencia básica para la existencia de la libertad política. Y, recogiendo la fecunda experiencia de Kast, apunta a la necesidad de erradicar gradualmente la extrema pobreza. Finalmente, Nueva Democracia se jugaba por la idea de aprobar en un mismo acto la nueva Constitución Política y la duración y modalidades propias de la transición, asegurándose así el objetivo de la vigencia plena de la nueva democracia para la segunda mitad de la década de los 80. Contemporáneamente a Nueva Democracia, Guzmán había logrado dar vida con la decisiva colaboración de Ernesto Illanes y Aníbal Vial, a la revista Realidad, destinada a

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difundir las ideas del sector y apoyar al régimen, y al Instituto para una Sociedad Libre, a cargo de Hernán Larraín y Edmundo Crespo, acercando así a muchos independientes al núcleo más tradicional de sus seguidores. Con estos instrumentos, grupo, instituto y revista, se podía dar por satisfecho en esta etapa.

LA CONSTITUCIÓN DE 1980 Sin duda alguna, para esta generación era fundamental contar con una nueva institucionalidad capaz de superar las deficiencias demostradas por lo anterior, en especial en lo relativo a defender al régimen democrático futuro de los embates de cualquier totalitarismo. Por eso, en 1980, Jaime Guzmán y su gente desplegaron sus mejores esfuerzos para apoyar la aprobación plebiscitaria de la nueva Constitución Política del Estado, desarrollando durante el mes de campaña el mayor trabajo electoral casa a casa que se hubiese conocido en la historia de Chile. La mística de los 60 se proyectaba a los 80. Sabían que, al igual que cualquier otro texto jurídico, el proyecto era perfectible, pero consideraban que tenía el enorme mérito de institucionalizar el régimen, fijarle plazos y otorgar a Chile un cuerpo moderno y realista de normas. Obviamente la Constitución lleva el sello de Jaime Guzmán, con un fuerte presidencialismo que recoge la evidencia histórica de la necesidad de dar herramientas al Presidente de la República para gobernar efectivamente. También incluye un capítulo acerca de las garantías constitucionales, con nuevos recursos procesales para su protección; delimita las áreas de acción de los diversos poderes públicos, con un sistema de contrapesos que permite un adecuado equilibrio de poderes, dentro de la primacía del ejecutivo; contiene los principios de descentralización y desconcentración de la administración pública; define el carácter profesional de las Fuerzas Armadas y de Orden, asegurando su rol institucional dentro del orden jurídico y crea el Consejo de Seguridad Nacional, un avance en la defensa del orden interno y externo.

IMPULSANDO LA TRANSICIÓN. La Constitución de 1980 contenía, el concepto de que la democracia no es algo rígido, si no un camino por hacer, una tarea exigente a desenvolverse en el tiempo y en la realidad. Y, lo que sería fundamental para los años siguientes, contemplaba un itinerario para la transición desde el gobierno militar a uno de plena democracia. Por eso, Jaime Guzmán y quienes seguían sus inspiraciones, siempre defendieron la Constitución, incluso cuando el gobierno militar pareció titubear respecto de su contenido, en los tensos días de la crisis económica 198-1983 y sus secuelas políticas de los años siguientes. El sector que estaba a punto de dar nacimiento a la UDI, exigió permanentemente la aplicación efectiva de la Constitución, para dar así forma a la transición, pidiendo con imaginación y energía que se impulsaran las modernizaciones que faltaban para la nueva Carta Fundamental pudiera dar pleno fruto; todo el fruto que el líder del gremialismo que alguna vez soñara.

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NACE LA UNIÓN DEMÓCRATA INDEPENDIENTE Jaime Guzmán, Sergio Fernández, Javier Leturia, Guillermo Elton, Pablo Longueira y Luis Cordero son los fundadores de la Unión Demócrata Independiente, UDI, que nace el 24 de Septiembre de1983 por la inquietud de crear un nuevo partido político, que se fundará sobre un triple perfil: popular, de inspiración cristiana y que apoya el sistema social de mercado, donde sus miembros, tal como recalcara Jaime Guzmán “debían actuar como demócratas independientes y gremialistas”. Desde sus inicios la UDI buscó tener un carácter popular, con el firme propósito de terminar con la división de clases. Por esta razón, fue creado el departamento poblacional, donde destacaron personalidades tales como Luis Cordero, Pablo Longueira, Cristián Leay, Mario Varela, Roberto Lewin y Víctor Krefft. El objetivo principal era tomar contacto con la gente de esfuerzo, para darles información sobre nuestro partido, para contarles que había nacido una nueva alternativa política con ideas de libertad. La UDI ha tenido entre sus filas a personas de gran calidad humana, que han creído en nuestros principios y valores, uno de ellos fue el líder del trabajo poblacional Simón Yévenes, comerciante de La Granja, asesinado de manera cobarde y brutal por terroristas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Su muerte sólo vino a confirmar la voluntad de lucha de la UDI contra la izquierda violentista. “La sangre de Simón Yévenes no nos permitirá dar un paso atrás en nuestra tarea de consolidar la UDI”, dijo Jaime Guzmán. En el año 1987, a la luz de la nueva ley de partidos políticos y frente a la cercanía del plebiscito que terminaría con la sucesión del régimen militar, la UDI, junto con la Unión Nacional y el Frente Nacional del Trabajo, conformaron Renovación Nacional, cuyos integrantes tenían diferentes propósitos y estilos, que en definitiva provocaron el quiebre del proyecto. La crisis se concretó con la injusta expulsión de Jaime Guzmán, quien denunció irregularidades en las primeras elecciones internas y pidió la renuncia de toda la Directiva, de la cual él mismo era parte. Guzmán, reagrupo a los militantes de la UDI y miles de ellos abandonaron Renovación Nacional, para volver al proyecto inicial.

UN PARTIDO, UN SÓLO IDEAL El 16 de mayo de 1989, se constituye la primera directiva de la UDI, integrada por: Jaime Guzmán, presidente; Jovino Novoa, Francisco Bartolucci, Eugenio Cantuarias, Julio Dittborn, y Joaquín Lavín, como vicepresidentes; Pablo Longueira, secretario general y Arturo Matte. Tras la elección parlamentaria de 1989, la UDI logró ganar 14 diputaciones de un total de 120. Asimismo, Jaime Guzmán obtuvo mayoría, contra todos los pronósticos, en la senaduría por Santiago Poniente, triunfando sobre Ricardo Lagos Escobar. De esta manera, el partido contaba con 3 senadores en el Congreso.

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EL ADIÓS DE UN GRAN LÍDER Los años 1989, 1990 y 1991 serán recordados, como los más difíciles para la UDI, ya que durante este período, hubo que luchar para sobrevivir como partido. Un hecho que marcó fuertemente al partido, fue el doloroso asesinato, a manos del extremismo, del fundador y líder de la UDI, Jaime Guzmán. No existen razones para explicar la cobardía del asesinato de Jaime Guzmán ocurrido el 1 de abril de 1991. Existen versiones que señalan que se debió a que Jaime y la bancada UDI rechazaron el Proyecto de Reforma Constitucional que otorgaba atribuciones al Presidente de la República para indultar a terroristas por delitos cometidos antes del 11 de marzo de 1990. Si bien la UDI aprobaría las modificaciones que permitirían agilizar los procesos de los denominados “presos políticos”, favoreciendo el cambio de competencia desde juzgados militares a otros civiles, en aras a que toda persona merece un juicio adecuado y justo, no podía ceder en materia tan fundamental, ya que Jaime consideraba que el Primer Mandatario ya contaba con las herramientas legales para favorecer a quienes no hubieran cometido hechos de sangre.

UDI POPULAR: “FUERZA CREADORA” Frente al asesinato de Jaime Guzmán, la dirigencia de la UDI maduró y, en contra de los pronósticos de los grupos extremistas, el partido se fortaleció aún más, comprometiendo a muchas personas a dedicar su vida al servicio público, tomando como ejemplo a Jaime Guzmán, quien se ha convertido en el único senador asesinado en la historia de Chile. Medio año después del atentado, la UDI realizó el Congreso Doctrinario “Jaime Guzmán Errázuriz”, donde se consagró la definición de partido popular, promotor de la libertad y de inspiración cristiana.

UDI POPULAR: UNA OPCIÓN DE GOBIERNO En 1992 se elige una nueva directiva encabezada por Jovino Novoa, quien enfrentó de manera casi inmediata dos elecciones: las primeras municipales, en 1992, y las elecciones presidenciales y parlamentarias en 1993. Ambos comicios se desarrollaron en un clima de pesimismo, debido a la fuerza política que traía la Concertación después del triunfo del NO en 1988 y su victoria en las elecciones presidenciales de 1989. Sin embargo, la UDI popular volvió a sorprender y los resultados electorales echaron por tierra los negros vaticinios, que daban por perdedor al partido, pues ni la Concertación arrasó ni la oposición disminuyó en las votaciones. De esta manera fueron elegidos 22 alcaldes, entre ellos Joaquín Lavín, 178 concejales y 9 Consejeros Regionales (Cores). Tras las elecciones, se diseñó el programa “UDI en Terreno”, con la idea de expandir nuestros valores hacia sectores que tradicionalmente no eran cubiertos por la acción del partido. Bajo este programa, toda la estructura de la UDI popular, entre ellos: dirigentes regionales y juveniles, diputados, senadores, profesionales, técnicos, alcaldes y concejales, abordaron a lo largo de todo el país, los problemas reales que afectan a la

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población, y profundizaron los lazos con las zonas extremas de Chile y con el mundo agrícola y campesino. En las elecciones parlamentarias de 1997, la UDI popular volvió a crecer y logró ganar a un número importante de senadores entre los que destaca la figura de Jovino Novoa. Por su parte, el alcalde de la Las Condes, Joaquín Lavín, impuso un nuevo estilo de hacer política, atendiendo a los problemas de la gente, preocupándose de sus necesidades cotidianas y trabajando con las mejores personas, sin importar su color político. Este estilo cercano y ajeno al de los políticos tradicionales lo llevó a ser el candidato presidencial para las elecciones de 1999 donde se produjo un empate técnico, en primera vuelta, con Ricardo Lagos (Lagos 47,96% v/s Lavín 47,51%). En el año 2000, la UDI popular logró ganar un centenar de municipios imprimiendo en todo Chile el espíritu cercano de Joaquín Lavín en los gobiernos locales. Destacados fueron los triunfos en bastiones tradicionales de la izquierda como: Concepción, Huechuraba, Renca, San Miguel, Santiago, San Bernardo y La Cisterna, pero la UDI popular con esto no terminaba de sorprender, ya que al año siguiente en las elecciones parlamentarias se transformó en el partido político más grande de Chile, con un 25,18%. Durante los años siguientes, el país se vio sumido en una serie de escándalos de corrupción al interior del Gobierno: sobresueldos, diputados desaforados, coimas en plantas de revisiones técnicas, entre otros, y en todos ellos participaban trabajadores de la Concertación, cercanos al entonces Presidente Ricardo Lagos. En virtud de todo lo anterior y por el bien de Chile, la directiva de la UDI popular realizó un gesto histórico, acordando con el ex Presidente Ricardo Lagos, un proyecto de ley para modernizar al Estado, que incluía 49 iniciativas que buscaban transparentar y potenciar la eficiencia y probidad del aparato estatal, junto con fomentar el crecimiento económico del país.

“LA PAZ AHORA” Un hito trascendental se produjo en 2003, cuando la UDI popular remece a todo el espectro político al informar que se reunía con familiares de detenidos desaparecidos los que veían al partido como una institución seria y confiable, que les podía dar las soluciones que la Concertación hasta esa fecha no había conseguido. De estas numerosas reuniones, surgió el documento “La Paz Ahora”, que daba señal real de unión. La UDI comenzó a ganar aún más popularidad, nuestros votos aumentaban elección tras elección, por lo que ciertos sectores políticos comenzaron a inquietarse. De esta forma, se fraguó un triste episodio: un montaje comunicacional que involucró a nuestros senadores en casos de pedofilia. Sin dudar en ningún momento de la profunda calidad humana de sus parlamentarios y dirigentes, nuestro partido defendió hasta el final a los políticos que estaban envueltos en esta infamia. Se analizó cada una de las infundadas acusaciones con coraje hasta al final, por más de un año, hasta que se demostró que todo era una mentira, que las acusaciones eran falsas, quedando de manifiesto la calidad moral y humana de los senadores que se vieron involucrados en uno de los actos más perversos realizados y de lo que se tenga memoria en Chile.

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En 2004 la UDI popular debía enfrentar a un difícil escenario, una nueva elección municipal, pero con un nuevo sistema de votación (cambiado por lo votos de toda la Concertación más el de dos senadores de RN). Este sistema significó la pérdida de muchas alcaldías, a pesar que nuestros ediles subieron su votación en algunos casos hasta en más de 10%, no sirvió para enfrentar la intervención del Gobierno y la Concertación. Desde entonces el Gobierno utilizó toda la maquinaria estatal para asegurar la elección presidencial del año 2005, en las que la Alianza se presentó dividida, a pesar de las intenciones de la UDI popular de realizar elecciones primarias. En esta oportunidad Joaquín Lavín realizó su campaña presidencial bajo la frase “Alas para Todos” obteniendo un 23,22% de la votación. La UDI popular, a pesar de su derrota, decidió apoyar al candidato de RN Sebastián Piñera, quien finalmente obtuvo el 46,50% no logrando la mayoría, pero marcando un precedente en estas elecciones. El 2008 el partido experimentó una elección interna distinta, ya que por primera vez se enfrentarían dos listas en el Consejo General; la del diputado José Antonio Kast y la del senador Juan Antonio Coloma, disputa que fue bautizada por los medios de comunicación como “la guerra de los Antonios”. El proceso eleccionario que duró un mes, concluyó el 5 de julio del 2008, donde la lista del senador de la séptima región norte, Juan Antonio Coloma, resultó triunfadora con más de 60% del apoyo de los integrantes del consejo. La nueva directiva encabezada por el Senador Coloma enfrentaría no solo las elecciones municipales sino que también las parlamentarias y Presidencial del año 2009. En las primeras el resultado fue exitoso convirtiéndose en la primera fuerza municipal de la Alianza a nivel de Alcaldes y consejales obteniendo 129 y 864 respectivamente. El año siguiente sería igualmente exitoso, obteniendo un 23,04% de diputados y 21,21% en Senadores. Además, junto a los otros partidos de la alianza, forman la nueva coalición por el cambio, y ese mismo año logran la Presidencia de la Republica encabezada por el RN Sebastián Piñera. El 2010 el partido experimentó su segunda elección interna entre el diputado José Antonio Kast y el senador Juan Antonio Coloma, proceso que terminó nuevamente con el triunfo de este último en una sana, cordial y fraterna elección el 21 de Agosto.

UDI: MÁS QUE UN PARTIDO, UN CAMINO PARA SERVIR A CHILE La UDI enfrenta en estos momentos su mayor desafío político: alcanzar la Presidencia de la República. Pero ni este desafío, ni los éxitos pasados o los que vengan en el futuro, harán que la UDI abandone su razón de ser: servir A Chile, conservando y custodiando el sello de su fundador. Por eso, se proyecta hacia el futuro con su ideario y fuerza tradicional y con el realismo del momento presente. El futuro, como el pasado, no será fácil, pero el éxito premia a quienes perseveran, aún en la adversidad. La UDI sabe que en el horizonte de la política nacional, está llamada a cumplir un destino histórico, que se forja en el trabajo, en los éxitos y en la adversidad, que trasciende a los hombres e incluso a las grandes victorias que ellos puedan obtener; por ello, la UDI; más que un partido, es un camino para servir a Chile.

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