BOTICA del MONASTERIO de SANTO DOMINGO de SILOS

1 BOTICA del MONASTERIO de SANTO DOMINGO de SILOS Mª Jesús Oya Amate 2 JAÉN 2013 AUTORA Mª Jesús Oya Amate Farmacéutica 3 4 BOTICA DEL MON...
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BOTICA del MONASTERIO de SANTO DOMINGO de SILOS

Mª Jesús Oya Amate

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JAÉN 2013

AUTORA

Mª Jesús Oya Amate Farmacéutica

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BOTICA DEL MONASTERIO DE SANTO DOMINGO DE SILOS

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Mª Jesús Oya Amate

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INDICE

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INDICE

PRESENTACIÓN

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN: Herederos del monje boticario

EL MONASTERIO BURGALÉS DE SANTO DOMINGO DE SILOS

MONASTERIO DE SANTO DOMINGO DE SILOS

14 ANTECEDENTES HISTÓRICOS

EL ESCUDO MONÁSTICO 1.-Interpretación heráldica 2.-Interpretación simbólica

LA BOTICA MONÁSTICA 1.- La primera botica silense 2.- Nuevas instalaciones de la botica 3.- Los monjes boticarios 4.- El botamen farmacéutico 5.- El laboratorio iatroquímico

JARDÍN BOTÁNICO o HUERTO DEL BOTICARIO

COROLARIO

BIBLIOGRAFÍA

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INTRODUCCIÓN

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Herederos del monje boticario

Si en plena Edad Media, Guillermo de Baskerville y su discípulo Adso de Melk, los literatos monjes franciscanos protagonistas de El nombre de la rosa, visitaran los monasterios de Oseira, Samos o Silos hallarían a un grupo de hospitalarios monjes entregados a la alquímia de la vida. Hermanos cistercienses o benedictinos, fieles a la Regla de San Benito que añadían al Ora et Labora, el colabora, y que se entregaban al cuidado del cuerpo de su prójimo con la misma vocación que al de su espíritu. El santo patriarca de los monjes de Occidente dispone en su Regla, todavía en vigor, que ante todo y sobre todo se debe de cuidar de los enfermos, de modo que se les sirva como a Cristo en persona. He ahí la clave que explica el desarrollo de las artes curativas en los monasterios del Medievo, donde la figura del monje boticario se erige como la conjunción perfecta entre ciencia y transcendencia. En ellas se hacía realidad la hospitalidad

19 inducida por los seguidores de Benito de Nursia, valor inherente de unos monjes acostumbrados a la caridad con sus vecinos y, más allá, al auxilio de los peregrinos que, llevados por el renombre de estas abadías y su proximidad al Camino de Santiago, acudían a ellos en busca de cura para el alma.. y los pies. Ungüentos, pócimas y emplastos servían en aquellos momentos para cumplir con el amor al prójimo y abrían, en paralelo, camino al desarrollo empírico de la Botánica. Evolucionaba la Ciencia aplicada desde la Religión y el monje boticario transcendía en su función espiritual, para convertirse en el benefactor social que, siglos después, se convertiría en el farmacéutico. Herederos de este saber los boticarios de hoy tienen en las boticas monásticas, el más prestigioso árbol genealógico y, con el mismo mimo que se regaba el jardín botánico o huerto del monje boticario, las Academias de Farmacia Españolas trabajan por ver reflorecer su Historia.

Estas Doctas Instituciones están llevando a cabo un proyecto de recreación de las boticas monásticas vinculadas al Camino de Santiago con el fin de recuperar su valor histórico y difundirlo como itinerario cultural de interés para el gremio y la generalidad de los visitantes de monasterios y cartujas. De este modo se pretende saldar una deuda con la relevancia tradicional de aquellas viejas boticas que desahució la Desamortización de Mendizabal. Devuelta la cordura en la relación Iglesia y Estado, un colectivo de farmacéuticos camina de la mano de las comunidades monásticas recreando un baluarte histórico para ambas instituciones. El mérito de la iniciativa debe atribuirse, en un inicio y, ex aequo entre el académico de la Real Academia de Farmacia de Galicia Nicanor Floro de Andrés y el farmacéutico vigués Miguel Álvarez Soage sobre una idea del académico de la Real Academia Nacional de Farmacia

20 José de Vicente González. Juntos iniciaron la recuperación del espíritu del monje boticario a través de la recreación del espacio físico de la botica del Monasterio de Oseira, en Ourense. La estancia y los elementos profesionales que aún se conservaban fueron restaurados y se encargaron además copias idénticas de modelos que ya sólo permanecían en el imaginario colectivo a través de ilustraciones.

El 25 de junio de 2009, el abad mitrado del cenobio, Fray Juan Javier Martín, y la comunidad cisterciense de éste, acompañados por un grupo de farmacéuticos colaboradores del proyecto, inauguraron en un sencillo acto la recuperación de una réplica de lo que fue la antigua botica monástica. Este acto íntimo, casi familiar, marcó sin embargo un hito en lo que hoy es la iniciativa de recreación de las boticas del Camino de Santiago. No sólo se exponía ya el fruto del esfuerzo y del trabajo de los farmacéuticos implicados, sino que se depositaba la semilla para un proyecto que conquistó adeptos con flechazos a primera vista. El primero fue el doctor Isaac Arias Santos, Presidente de la Real Academia de Farmacia de Galicia, quien dijo: En cuanto tomé contacto con el proyecto,

me pareció una idea tremendamente interesante y lo trasladé de inmediato a los miembros de nuestra Docta Institución. Coincidimos en la voluntad de hacerlo nuestro y comenzó entonces el segundo objetivo: la recreación de la botica de la Abadía de Samos, en Lugo. Este nuevo escenario histórico veía la luz oficialmente el 15 de mayo de este año, en un acto, ahora sí, solemne, presidido por la Conselleira de Sanidade de la Xunta de Galicia, Pilar Farjas, Dr. Arias Santos y el Prior de la Abadía, Fray José Luis Vélez Álvarez.

Benefactor social. El trabajo práctico de recreación de las boticas se inicia con la recuperación de la documentación, los botámenes y demás elementos que componían el material propio de ellas: morteros, botes de vidrio, tarros búcaros, copas y demás frascos propios de la época.

21 Todos estos elementos pasaron a recolocarse en un nuevo espacio, dado que la estancia original desapareció en algunos casos o se modificó en otros tras la desamortización, que dejó en manos ajenas el lugar de trabajo del monje boticario. El nuevo local se dividió en tres ambientes: el de estocaje, donde se sitúa el material propio de la elaboración de los medicamentos naturales manufacturados por los monjes; la zona de trabajo del monje boticario, en la que se ubica también la bibliografía que se conserva y que ha podido completarse; y la zona de despacho al público, donde se atendían no sólo a los residentes de la abadía, sino también a los parroquianos que recurrían a sus conocimientos.

El doctor Arias Santos, timonel del buque insignia de este proyecto, recuerda que el monje boticario atendía también a las poblaciones de los alrededores del monasterio. Él encarnaba la entrega absoluta al cuidado

del prójimo como marcaba la Regla de San Benito, en la comida, la

22 espiritualidad y la enfermedad, requisitos imprescindibles del concepto medieval de hospedería que se materializaba en las abadías.

Tal relevancia social de los monjes boticarios, fuera incluso del ámbito religioso, se refleja en las alusiones históricas que se conservan sobre el último de estos frailes alquimistas de Oseira, fray Antonio Benito Pérez, que no sólo fue capaz de inventariar todos los elementos que atesoraba la botica cenobial, sino que además continuó con la labor botánica fuera monasterio cuando éste fue usurpado a la Iglesia, en 1821, trasladándose a un local existente frente a la puerta de la cerca de la abadía, donde hoy se puede observar el escudo monástico en piedra. La función del monje boticario encontró continuidad, generación tras generación, evidenciando que el farmacéutico de hoy, acaba por ser, históricamente heredero de aquel monje boticario del Medievo.

Nuevos horizontes. La emoción ante los evidentes frutos del trabajo colectivo de este grupo de farmacéuticos, comprometidos con su historia, es el mejor estímulo para dar continuidad a su obra.

A esto contribuye de modo especial la divulgación literaria del trabajo realizado por el académico José de Vicente a través de la publicación de dos libros que recogen, con todo lujo de detalle, precisión e ilustraciones reales, el trabajo realizado en los Monasterios de Santa María la Real de

23 Oseira y San Xulián de Samos. Junto a esta obra, la fama alcanzada ya por las visitas de especialistas y público en general a las dos boticas recuperadas, ha sumado nuevas ilusiones al proyecto. El doctor Arias Santos aclara que la creación de una red de réplicas de las boticas

monásticas del Camino debe entenderse en un sentido amplio. Alude a todas aquellas que de un modo u otro prestaron su servicio y hospitalidad a caminantes.

Así entendido, ya se han iniciado contactos con la Abadía de Sobrado de los Monjes, Ferreira de Pantón, Celanova, etc. y, como el Camino, este proyecto tampoco entiende de fronteras y ha trascendido también fuera de Galicia. También han tenido lugar las primeras conversaciones con el Monasterio de San Miguel de las Dueñas para así poder ampliar el proyecto a Castilla y León, cuya Real Academia de Farmacia no ha dudado en encomendarse una iniciativa similar a la gallega, comenzando con el Monasterio de San Pedro de la Santa Espina. De idéntica manera, la Real Academia de Farmacia de Cataluña se está interesando por la Abadía de Vallbona de las monjas y en la localidad riojana de Nájera por el Monasterio de Santa María la Real. Nuevos alientos para no cejar en la tarea de mantener vivo el espíritu de aquellos monjes medievales, alquimistas de la salud.

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EL MONASTERIO BURGALÉS DE SANTO DOMINGO DE SILOS

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MONASTERIO de SANTO DOMINGO de SILOS

Esta fue la obra de Santo Domingo, el abad silense; cuando el vivir de esta comarca se entumecía, enfermaba, se moría, él supo darle calor y aliento, volcando en un rincón del valle, en hogar desmantelado, los fuegos de su alma, las lumbres de su ingenio peregrino.

Rafael Alcocer

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ANTECEDENTES HISTÓRICOS

31 En éste monasterio burgalés, como en cualquier otro gran cenobio benedictino de la Edad Media, se ejerció la tradicional hospitalidad y práctica médicosanitaria a aquellos hermanos enfermos, que había que atender como si del mismo Cristo se tratara; como reza en el Capítulo XXXVI de la Regla fundacional de San Benito de Nursia (480-547).

De origen visigodo, su claustro es una de las maravillas del románico español. El piso bajo es el más importante, es de finales del siglo XI y principios del XII. Posee capiteles de temas orientales y califales españoles de gran belleza y perfección artística sobre dobles columnas. En los ángulos, ocho magníficos relieves desarrollan escenas de la vida de Jesucristo y en el techo un artesonado mudéjar del siglo XIV muestra escenas de la vida medieval. Posteriormente se construyó otro claustro de estilo neoclásico, llamado Patio de San José. La actual iglesia es neoclásica del siglo XVIII

El primitivo edificio fue fundado por el Conde Fernán González en el año 919. El 3 de junio del año 954 el conde otorga al monasterio la carta magna de sus fueros y franquicias. Estaba dedicado a San Sebastián; pero a partir del siglo XII, por la fama y santidad de Domingo Manso, el abad Domingo, cambió su nombre. Santo Domingo fue investido abad de Silos, por el rey Fernando I de Castilla, el día 24 de enero del año 1040 y falleció en el año 1073. Su tumba se halla en el propio monasterio y a ella acudían los cautivos en peregrinación atraídos por la aureola de santidad del monje, a quien atribuían el milagro de romper los grilletes y cadenas, dejando depositados sus restos como exvotos sobre ella.

El sucesor de Santo Domingo fue el abad Fortunio, quien realiza la construcción del amplio templo románico que fue consagrado en el año 1088 y edificado sobre uno mozárabe del siglo X. En la segunda mitad del siglo XVIII fue sustituido por el actual, de estilo neoclásico, proyectado por Ventura Rodríguez y dirigido en su ejecución por su discípulo y ayudante Antonio Machuca.

32 Además de los arquitectos, escultores, calígrafos, miniaturistas y escritores, el monasterio contó con maestros artesanos que en sus talleres de orfebrería, esmaltes y eboraria realizaban obras de arte que aun, hoy día, se admiran por su singularidad artística y extremada delicadeza.

El arte, la cultura, el paisaje y el canto gregoriano son gloriosas añadiduras; como también los son dos árboles que hermosean el recinto silense, el ciprés y la sequoia, ambos con distinta notoriedad y suerte. El primero, airoso y elegante, disfrutando de la belleza del claustro románico monacal y la segunda, casi olvidada, guardiana y abadesa, en la hermosa puerta del cenobio.

En este monasterio medieval se impartían las ciencias y las letras del momento a aquello jóvenes estudiosos que deseaban conocerlas, contando entre ellos, según nos relata la tradición, con un alumno de excepción, Domingo de Guzmán. Esto quiere decir que en este cenobio silense se llevaron a cabo importantes labores de tipo cultural, artístico, social y espiritual.

El abad Francisco de Torresandino (1445 – 1480) introduce en este monasterio, de una manera involuntaria, el régimen de los abades comendatarios, cuyas nefastas consecuencias duraron hasta 1512, año en el que el cenobio se incorpora a la Congregación de San Benito de Valladolid.

En el año 1835, con motivo de la exclaustración de los monjes y la desamortización de sus bienes, el monasterio es abandonado hasta que de nuevo, en el año 1880, es ocupado por una colonia de monjes de la abadía francesa de Ligugé encabezados por un monje zagas e inteligente de Solesmes, don Ildefonso Guépin; que hacen renacer la vida del cenobio, iniciando una nueva y pujante etapa, consiguiendo nuevamente un centro ilustre de espiritualidad y cultura, y logrando reunir de nuevo parte de su archivo que se había dispersado por otros archivos y bibliotecas, así como por los despachos parroquiales del cura de la villa que llegó a ocupar parte de la primera planta del edificio monacal.

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El monasterio conserva actualmente una magnífica biblioteca con unos 70.000 volúmenes, aproximadamente, y un museo con notables obras de orfebrería, escultura y esmaltes. Sin olvidar la botica monacal que fue fundada en el año 1705 como consecuencia de deficiente servicio que prestaba la que, en el pueblo de Silos, servía a los vecinos y monjes.

En el año 1882 se plantó en el vergel del portentoso y atractivo claustro románico monacal el enjuto y recatado ciprés, cuando los monjes benedictinos franceses rescataron el monasterio silense de la postración que le habían dejado los decretos desamortizadores de Mendizábal. Este ciprés con sus más de 28 metros de altura, es uno de los más grandes de todo el territorio nacional. Debido a su situación dentro del claustro románico monástico es considerado un referente espiritual y un inspirador de poetas, músicos y pintores. Éste velador y galán de la noche ha recibido los prendados requiebros de Gerardo Diego, Miguel de Unamuno, Manuel Machado, Rafael Alberti, fray Justo Pérez de Urbel, José García Nieto y tantos otros poetas que han hecho los honores al ciprés silense, el ciprés de los poetas.

FACHADA DEL MONASTERIO SILENSE y LA GUARDIANA SEQUOIA

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El poeta Gerardo Diego dejó caligrafiado de su puño y letra, un 4 de julio de 1924, un soneto, de extraordinaria belleza, dedicado al ciprés silense.

EL CIPRÉS SILENSE

Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño. Mástil de soledad, prodigio isleño; flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, peregrina al azar, mi alma sin dueño. Cuando te vi, señero, dulce firme, qué ansiedades sentí de diluirme y ascender como tú, vuelto cristales, como tú, negra torre de arduos filos, ejemplo de delirios verticales, mudo ciprés en el fervor de Silos.

Gerardo Diego

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EL ESCUDO MONÁSTICO

39 1.- Interpretación heráldica.

En campo de gules dos flechas de sable, en aspa o sotuer, con las puntas hacia abajo. En palo un báculo de oro. En faja unos grilletes en su color surmontados por tres corona abiertas en oro, también dispuestas en faja. El escudo está timbrado con una corona real cerrada en oro, que lleva en su parte inferior unos roeles en gules.

Hay un segundo escudo muy similar al primero con unas simples modificaciones. Las tres coronas en faja están sustituidas por sendos capelos en color sable y el blasón, que también esta coronado, está cimado por un capelo del que pende por ambos lados un cordón con seis borlas, dispuestas: 1, 2 y 3; siendo todo este último conjunto de color sable.

2.- Interpretación simbólica.

Los distintos muebles de ambos blasones podemos definirlos:

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La dos flechas en sable simbolizan el martirio de San Sebastián, patrón de la iglesia monástica, que murió asaetado.

El báculo en oro se corresponde con la dignidad abacial ostentada por la primera autoridad religiosa del cenobio.

Las tres coronas en oro, simbolizan la tradición que dice que unas niñas, al fallecer Santo Domingo de Silos, vieron que su alma subía al cielo con tres coronas resplandecientes que, según la revelación, le fueron concedidas por la renuncia a las mundanidades, por haber restaurado la iglesia de Santa María de Cañas y por la restauración del Monasterio de Silos. Los tres capelos que hay en el interior del escudo inferior consideramos que tienen el mismo simbolismo que las tres coronas.

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ESCUDO MONÁSTICO del SIGLO XV del SITIAL del ABAD SILENSE del CORO de la IGLESIA del MONASTERIO de SAN BENITO el REAL de VALLADOLID

Los grilletes representan la dedicación de Santo Domingo a la redención y liberación de cautivos cristianos. Como podemos observar, en el escudo inferior, los grilletes han sido sustituidos por cadenas. La aureola de santidad del Santo de Silos motivaba que aquellos cautivos que habían sido liberados acudiesen en masivas peregrinaciones al Monasterio para expresarle su agradecimiento, al que atribuían el milagro de romper sus grilletes y cadenas, cuyos restos dejaban depositados como exvotos en su propia tumba.

En el escudo de las Orden Trinitaria, calzados y descalzos, aparecen ambos símbolos cadenas y grilletes. Simbología que representa la redención y liberación de los cautivos y la caritativa hospitalidad.

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La corona que timbra el escudo representa su fundación y protección real.

Finalmente, el capelo y las borlas que ciman el segundo escudo corresponden a la categoría de abadía del cenobio.

El escudo del Monasterio representado en los botes de su botica aparece rodeado por unos bellos lambrequines barroquizantes en forma de rocalla que rodean, incluso, sus propias cartelas.

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LA BOTICA MONÁSTICA

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LA BOTICA MONÁSTICA

En la Europa Occidental las boticas más antiguas nacen al amparo de las órdenes religiosas que poseían o regentaban hospitales benéficos. Éstas se extendieron, en especial, por las fundaciones hospitalarias que estaban vinculadas a abadías, monasterios, prioratos, cartujas, conventos, cabildos catedralicios o iglesias catedrales regentados por diversas órdenes religiosas: benedictinos, cistercienses, jerónimos, franciscanos, agustinos recoletos, cartujos, carmelitas, dominicos, jesuitas, trinitarios, mercedarios, hermanos de San Juan de Dios, etc.

El Camino de Santiago fomentó la instalación de boticas monásticas, cartujanas y conventuales a lo largo del mismo, no sólo con la finalidad de producir todos los fármacos necesarios para los religiosos y monjes, sino para el desempeño de tareas sociales y humanitarias con peregrinos y personas necesitadas. Generalmente, en todas ellas se realizaba una labor únicamente caritativa y, sólo en muy contadas excepciones, lucrativa.

45 Los monjes boticarios eran hombres resignados, con vida feliz por la felicidad que emana de la sobriedad, sabiendo prescindir de tantas y tantas cosas innecesarias y superfluas que los demás hacemos imprescindibles y con tal generosidad, que les hace incapaces de ambicionarlas. Su vida queda resumida en un pensamiento de San Francisco: Nada tengo, nada necesito, todo me sobra.

Sobre los estudios científicos acerca de las boticas monásticas una nebulosa cubre su actividad, en la que resulta difícil establecer los límites entre lo científico y lo mágico. Así, por ejemplo, las fórmulas de los licores monacales eran guardadas con verdadero secretismo, por los beneficios y prestigio que daban al cenobio.

El monasterio benedictino de Sankt Gallen (Suiza), que data del año 820, fue pionero en la fundación de la farmacia religiosa. Ésta disponía de pabellones para sangrías, purgas, baños y laboratorios, además del jardín botánico o huerto del boticario donde se cultivaban plantas medicinales y aromáticas. Con el tiempo cada comunidad religiosa contaba con su hortus sanitarius u hortus simplicibus, donde se sembraban las hierbas más comunes a partir de las que se elaboraban las pócimas o fórmulas magistrales.

A la sombra de los claustros, los monjes de la officina aromatorum fueron los primeros en aliviar las penas de la humanidad con los productos de su huerto.

En el monasterio silense se llevó a cabo una generosa obra social y benéfica, para lo cual se fundaron en su recinto un hospital y fuera de la villa una leprosería, para cobijar y cuidar a personas de toda Castilla aquejadas por el terrible mal de la lepra.

1.-Primera botica silense

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Al menos desde 1678, la villa de Santo Domingo de Silos contaba con un boticario civil llamado Ángel Fernández, cuyo despacho abastecía de medicinas a todos los pueblos de la zona, incluido el propio monasterio benedictino. Pero su edad avanzada, mala salud y mediocre servicio acabarán por convencer, en 1705, al recién elegido abad fray Melchor de Montoya, respecto a “la gran necesidad que esta casa tenía de botica”, dado “lo mal que despachaba y peores medicinas que tenía el boticario de esta villa”. Para remediarlo debían de comprarlas muchas veces en las vecinas farmacias de Covarrubias, Lerma y Salas de los Infantes, con el consiguiente quebranto económico y no pocas molestias. Incluso las sanguijuelas que en 1698 trasegaron la sangre del padre Villena se trajeron de Valdeande y por ellas se pagaron 6 reales.

Reunido pues el Consejo, se decidió instalar uno de estos despachos en la abadía, entrando así en clara competencia con el boticario de Silos. Para ello el primer paso que se dio fue solicitar la debida licencia al general de la Congregación, fray Juan Bautista Lardito, y poder así gastarse en la obra de la botica 1.000 ducados de los censos redimidos por la casa. En su solicitud señalarán las cantidades de censos que tenían hasta entonces, la poca seguridad que había en la imposición y lo poco que éstos rentaban. Y ellos mismos plantearán que en la referida licencia se ponga como condición que, a partir de entonces, todo el dinero gastado por el monasterio en medicinas para sus monjes se guarde en el arca de depósito hasta llegar a los 1.000 ducados invertidos, y sólo después este dinero se pueda emplear en censos o en la compra de bienes raíces.

La intención del abad quedaba así muy clara, amortizar el gasto de hacer la botica con el dinero ahorrado en adquirir medicinas. Sin embargo, debe señalarse cómo en ningún momento se habla de abrir un despacho público, al que los vecinos puedan acudir –como en realidad se hizo–, y cuyos beneficios podrían ayudar no sólo a amortizar la inversión, sino que incluso supondrían unos importantes ingresos económicos adicionales para las siempre necesitadas arcas del monasterio.

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Conseguida la licencia del general, las obras empezarán con rapidez, terminándose dentro del cuatrienio del P. Montoya (1705-1709). No se tratará simplemente de habilitar unas salas para dedicarlas a esta función; se construirá un edificio completo, diseñado ex profeso para cumplir las funciones de botica y cuyo coste al final superará los 24.000 reales, casi el doble de lo inicialmente previsto.

Las boticas monacales estaban situadas dentro del recinto monástico, cerca de la portería, y dentro de la zona de clausura. En los anaqueles de sus estanterías se encontraban repartidos sus propios enseres: botamen de cerámica y vidrio, retortas y calabazas, pildoreros, morteros, balanzas, almireces, cajas de madera, un sinfín de útiles destinados a obtener aguas y aceites destilados, elixires y otras pócimas, que le dan a la botica del cenobio un sugestivo ambiente de magia y misterio, característica primordial de los laboratorios alquimistas de la época.

Desconocemos dónde se encontraba con exactitud localizada, aunque es de suponer que estuviera cerca de la portería, en el ala occidental del monasterio y a los pies de la iglesia, pues se indica que su entrada “toda de cantería” daba al patio cercado, y las ventanas de la otra fachada a la calle, al norte. En la mayoría de los monasterios, cercanas siempre a su portería, se realizaba la dispensación de las medicinas a través de una venta enrejada que no permitía la entrada de gente ni la salida del monje boticario lo que ayudaba a incrementar aún más, el misterio y los secretos de aquellas soluciones.

La planta baja constaba de un gran salón, rebotica y puesto para hornos, alambiques y prensas. Y en el primer piso había una cocina, salas y un dormitorio habilitado como vivienda del administrador del despacho. Seis ventanas enrejadas se abrían a la calle y otra más al compás, además de disponer de un corredor a modo de mirador como secadero de hierbas medicinales. En las nuevas dependencias se instaló “toda la vasijería de vidrio

48 vidriado, cobre, estaño y azofar, con mucha abundancia. Ytem de drogas y demás cossas nezesarias, más de doze arrobas”. De esta época es parte del bello mobiliario con amplia cajonería y numerosas baldas para los tarros que, aunque muy modificado, aún se conserva en el museo de la botica de la abadía, como indica la fecha pintada en su mueble principal, año 1705.

Al mismo tiempo que se construía la farmacia llegará a Silos quien será su primer monje boticario, fray Gregorio de Hoyos. Natural de Reinosa (Cantabria), quién tomó el hábito benedictino el 27 de marzo de 1708, y enseguida comenzará a desarrollar su actividad profesional como titulado en Farmacia que era.

En 1713 el monasterio comprará la botica de Silos propiedad de Ángel de la Fuente, evitando así que ésta pudiese pasar a otra persona, y poniendo de esta manera fin a toda posible competencia en la villa. Se crea esta botica con anaquelerías de madera, artística cajonería, las salas de destilación y el gran jardín botánico. En las anaquelerías se alinean las orzas y albarelos de cerámica que contienen los diversos simples medicinales. Su botamen y utensilios serán revendidos ese mismo año a un vecino de la localidad palentina de Torquemada, lo que indica que la botica de la abadía ya estaba entonces perfectamente equipada.

Durante 1734 las obras del nuevo claustro llegarán hasta este edificio, pero al contrario de lo expuesto por Lizárraga, pensamos que no se harán en este sector unas nuevas dependencias para reacondicionar en ellas la botica, sino que todavía durante 17 años más se mantendrá la antigua edificación como el elemento constructivo aislado que era, hasta su derribo en 1751. De hecho, en la documentación sólo se habla de la realización de la obra del lienzo “desde la botica hasta la portería”, que también denomina “el lienzo de la botica”, el orientado al norte y a la calle, junto al despacho de medicinas, pero sin hacer mención en ningún momento a su posible derribo o traslado. Además, si se hubiesen hecho nuevas dependencias, la ayuda del boticario a esta obra

49 hubiese sido muy superior a los 1.550 reales entregados en 1735, que apenas sirvieron para pagar a los caleros que allí trabajaban.

Por entonces la botica había pasado de ser una necesidad a convertirse en un buen negocio atendido por tres personas y que llegó a abastecer a dieciséis pueblos de su entorno.

2.- Nuevas instalaciones de la botica

La obras de demolición de la iglesia baja y construcción del nuevo templo emprendidas en 1751 obligarán a derribar el edificio de la botica, cuyas instalaciones serán trasladadas a la planta baja de la galería occidental del claustro barroco. Un lugar de fácil acceso al público por situarse junto a la portería y entrada al monasterio. En ella se hará un salón principal, además de rebotica, droguería y granero. Y a su lado se levantará una casa que servirá como laboratorio de dicha oficina, así como de habitaciones, en lugar de cerrarse esta esquina de la fachada oeste, quizás el mismo edificio usado hasta entonces como botica. Una puerta enrejada situada en el tránsito de entrada al monasterio, a mano izquierda, con un ventanillo en su centro, permitía el despacho de las medicinas a los vecinos.

Los vecinos que deseaban obtener medicamentos de las boticas monásticas, no solían pagarlos al contado, en dinero o especies, sino que era práctica habitual la suscripción de un contrato anual que, por una módica cantidad de trigo o de cualquier otro cereal, les aseguraba poder disponer de los medicamentos que el médico, en caso necesario, les prescribiese anualmente. Estos contratos eran suscritos en la práctica, no por los propios solicitantes, sino por las autoridades de los pueblos en los que se encontraban los monasterios. Eran lo que aun hoy se llaman “igualas” en los pueblos de la Región Castellano-Leonesa.

50 Los trabajos de remodelación de esta zona se harán bajo la supervisión del sobrestante cántabro Juan de la Teja, quien al mismo tiempo dirigía las obras de la iglesia. Con un sueldo de siete reales y medio diarios, recibió 150 reales por los veinte días que se ocupó en esta labor, encargándose el monasterio de darle además de comer. El albañil Ventura Arana tardó seis días en blanquear la sala de la botica y el pasadizo, a seis reales diarios, 66 reales. El cantero Cajigas y su ayudante José López invirtieron seis días en enlosarla. Un tal Joaquín se ocupó durante 23 días, a cinco reales y medio, en hacer la pared de división de la botica y el obrador, además de tallar algunas piedras para puertas y ventanas. Manuel Teja estuvo durante 15 días labrando dinteles y picando piedra a seis reales menos un cuartillo diario, y Domingo Alonso 27 días a cuatro reales diarios. Además participaron varios peones desenlosando el sitio, como Pedrales o Miguel Alonso, unos a tres reales y un cuartillo, y otros a tres reales menos un cuartillo. Todos estos jornales sumaron ese año un total de 1.803 reales y medio, de los que se rebajaron los 1.000 reales dados como ayuda por el boticario primero fray Gregorio de Hoyos, y otros 40 reales más entregados por el boticario segundo fray Isidoro Saracha.

Al año siguiente, en 1752, se registran todavía más pagos por este concepto. A Domingo Alonso y a Plácido por hacer la pared de la mitad derecha “como entramos”, 21 reales, más los 18 reales dados a Pelado y Monero por asistirles.

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Pero lo más importante será la realización del armario anaquel y cajonería de la botica, a partir de la anaquelería de 1705, y que aunque muy modificada es la misma que hoy día se conserva. Sus autores fueron los carpinteros Francisco Pellón, Juan y Jacinto Ortiz, y costó, “rebajado lo que gastaron en casa, ochozientos treinta y nuebe reales”, a lo que se añadirán las seis libras de chocolate entregadas como gratificación al padre fray Benito Campuzano por hacer el balaustrado de algunos cajones y, quizá, el relieve dedicado a San Cosme y San Damián. Distribuido este último como un cuadro con su marco que imita con pintura el estofado, una Virgen Inmaculada en actitud de rezar ocupa todo el espacio central, vistiendo una amplia túnica naranja y manto azul con el borde dorado que vuela alto hacia su derecha como empujada por el viento. A ambos lados y con unas dimensiones más pequeñas están los dos santos doctores, patrones de la Medicina, tocados con bonetes y vestidos con calzas, botas y capas de la época. En el fondo, vértice superior derecho, aparece pintado un rompimiento de cielo de donde asoman dos querubines alados.

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La mayor parte del botamen se renovó entre 1767 y 1776, en total 1.609 piezas encargadas en una alfarería de Talavera de la Reina, y que además de la típica decoración azul cobalto de esta cerámica muestran las armas de Santo Domingo de Silos.

El 13 de octubre de 1780 los canteros de Silos Domingo Alonso “el Mozo” e Isidoro Alonso firmaron un contrato de obra con el padre boticario Isidoro Saracha, para fabricar a sus expensas la nueva pared del jardín de la botica. Se trataba de una sencilla tapia de barro y mampostería revocada de cal, que debería estar concluida el 8 de diciembre de ese mismo año. El precio final fue de 775 reales y tres cántaras de vino, y debía pagarse en tres plazos: 258

53 reales y 12 maravedís al empezar, la misma cantidad al llegarse a la mitad, y el tercio restante al estar concluida y a satisfacción. Tras algunas modificaciones respecto al proyecto inicial los pagos se alargarán algo más de lo inicialmente previsto, hasta el 24 de marzo de 1781, y acabarán consumiendo 3.653 reales.

Dos años después, el 23 de septiembre de 1783, Diego Sancha, José de Domingo, Domingo Martínez y José Sancha se comprometieron a hacer la cajonería de la droguería con el mismo estilo de adornos y molduras que tenía el frontis de la botica, “lo más curioso y perfecto que podamos”. Queda así patente el agrado producido entonces por este trabajo de escultura y carpintería, que ahora se quiere repetir, en el que fue importante la colaboración del monje de Silos fray Benito Campuzano. Los materiales necesarios les serían entregados por fray Isidoro Saracha, además de cinco reales y medio por cada caja, “enlazadas en la misma forma, molduras y pestañas que tienen las del dicho frontis de la botica”. El trabajo debió estar concluido a mediados de octubre de ese mismo año, y una parte del pago se hizo en fanegas de trigo.

En el inventario de la botica realizado en 1821 toda la cajonería fue tasada en 300 reales, incluidas “tres cordialeras al frente del despacho, con un cuadro en relieve de Nuestra Señora de la Concepción, con sus adornos y molduras”, relieve actualmente conservado. Salvada durante la Desamortización de 1835 al quedarse como propietario un sobrino del padre boticario fray Fulgencio Palomero, todo el botamen e instrumental de la botica salió del monasterio a una casa del pueblo en 1884, siendo recuperado en 1927 por Juan de Aguirre y Achútegui cuando ya estaba prevista su venta en el extranjero. Provisionalmente se instaló en una pared del archivo. En agosto de 1957 se trasladó junto con su biblioteca al museo, en el claustro bajo románico, donde puede visitarse en la actualidad.

La botica, en la que se observan gran cantidad de tarros que contenían ungüentos y remedios, llama muchísimo la atención porque nos imaginamos a aquellos monjes que hace cientos de años custodiaban la cultura, tanto escrita

54 como medicinal, preparando remedios para combatir las enfermedades de religiosos y monjes, y de aquellos peregrinos y personas necesitadas que las solicitaban a los hermanos hospitaleros.

3.- Monjes boticarios

Al frente de esta botica estuvieron ilustres monjes boticarios benedictinos, tales como, fray Gregorio Hoyos (1730-1744), fray Isidoro de Saracha (1745-1803), gran botánico, y fray Fulgencio Palomero (1803-1835). Éstos fueron examinados por el Protomedicato y como buenos profesionales elevaron el gran nivel científico y técnico de la botica. La dinastía monacal que gobernó la botica monástica silense sólo tuvo tres titulares, pero su duración fue sorprendente: ¡Ciento treinta y siete años!

EL MONJE BOTICARIO

55 I.-Fray Gregorio de Hoyos nació en Reinosa (Cantabria) y recibió el hábito benedictino el día 27 de marzo de 1708, haciéndose cargo posteriormente de la botica.

El 15 de julio de 1751, fray Gregorio de Hoyos redactará un memorial donde explica cómo tiene a su servicio un mancebo de 20 años al que paga 15 reales mensuales y que sustenta el monasterio con 50 ducados al año, además de disponer de otro ayudante al que paga ocho fanegas de trigo, le da la mitad de su ración alimenticia, le viste y le calza. A partir de 1745 entrará en el monasterio como futuro sustituto de Hoyos el conocido boticario y botánico fray Isidoro Saracha, quien profesó en Silos el 24 de febrero de 1746.

A mediados del siglo XVIII el ministro de Fernando VI, Marqués de la Ensenada, proyectó establecer una contribución única, que fuera un compendio de todas las que entonces se cobraban. Empezó por abolir el impuesto de consumos y por formar un Catastro de toda la riqueza de España, que se llevó a efecto a pesar de las dificultades que supuso. Para ello los comisionados recorrieron todos los pueblos de España, para recoger los diversos memoriales que habían de servir para implantar el nuevo sistema contributivo, cuya idea supuso un anticipo de las que después estuvieron en boga. La innovación se conoció como la “Contribución única” o “Catastro de Ensenada”. Pues bien, el día 15 de julio de 1752 llegó al Monasterio don Manuel Zoides, a cumplir lo ordenado por Ensenada y ese mismo día firma el memorial de la botica fray Gregorio Hoyos, que estaba al frente de ella. Este memorial aporta datos curiosos sobre la botica monástica, donde ejercía como boticario segundo el P. Saracha. La importancia de la botica era grande debido a la gran cantidad de pueblos que servía y por atender además al Monasterio de Arlanza.

Según el memorial, durante el verano se dedicaban los monjes a recolectar hierbas para preparar medicamentos.

56 El 15 de noviembre de 1788 fallece el P. Gregorio, quedando al frente de la botica el P. Saracha.

II. Fray Isidoro de Saracha (1723 – 1803) era natural de Casalarreina, La Rioja. Su partida de bautismo dice:

“MATHEO JOSEPH DE SARACHA.

En la villa de Casalarreina a dos días del mes de octubre de mil setecientos veintitrés años, Yo el infrascripto Cura bauticé solemnemente un niño a quien puse Matheo Joseph, hijo legitimo de Joseph Saracha y Ana María de la Barrera vecinos de esta Villa. Fueron sus abuelos paternos Thomas de Saracha y María de Tras Viña, vecinos del lugar de Mendieta Arzobispado de Burgos: Maternos Juan de la Barrera y Josepha de Valdes vecinos de esta Villa. Fué su padrino Pedro de la Camara residente en ella, Diósele por abogado a San Gerónimo Dr. de la Iglesia. Y por la verdad firmo yo el dicho Cura fecha ut supra. Diego Merino de Bezares”.

Su apellido es de raíz árabe: sarats, que significa sauce. Tomó el hábito en Santo Domingo de Silos, el año 1745, entrando en la botica, primero de sirviente y, posteriormente, para pasar a regirla, junto con el jardín botánico.

No se conoce donde cursó los estudios de boticario, ni la fecha en la que llegó al Monasterio, ni de los primeros años del Noviciado. La primera noticia que tenemos del P. Saracha se refiere al 21 de diciembre de 1744, cuando le comunica el P. Abad que tiene licencia del Rvdo. P. General para dar el hábito de monje a Mateo José Saracha. Una vez recibido el hábito y cambiar el nombre por el de Isidoro, comenzó su trabajo en la botica como boticario segundo. A partir del 15 de noviembre de 1788, con motivo del fallecimiento del P. Gregorio se hace cargo de la botica el P. Isidoro de Saracha.

57 Era un hombre genial y de gran talento, que mejoró notablemente la botica monacal modificando su estructura, enriqueciéndola con su botamen de cerámica y cristal y, además, con otros útiles para su laboratorio, llegando a alcanzar resonancia nacional. Puso al día la biblioteca monástica, reuniendo en ella las últimas obras de Farmacia, Química, Botánica e Historia Natural e importantes obras de Medicina y Veterinaria.

Sus conocimientos de medicina fueron muy importantes, pues de las 53 obras con su firma manuscrita, existentes en la biblioteca del monasterio silense, 20 eran de Medicina, 16 de Botánica, 13 de Farmacia, 2 de Química y 2 de Historia Natural.

Según el Prof. Puerto Sarmiento, fray Isidoro de Saracha fue el autor de un plan magníficamente elaborado para estudiar la flora peninsular. Éste recogía la necesidad de inventariar la flora por regiones, mediante corresponsales itinerantes a los que se les planificaría su realización, según las indicaciones del botánico. También en el plan se hacía constar el lugar donde se depositarían las plantas recolectadas. Los botánicos Hipólito Ruiz y José Pabón dedicaron a nuestro monje boticario el género botánico Saracha, al que corresponden numerosas especies de plantas descubiertas en Ámérica, como recuerdo de su aportación a las ciencias naturales y, en especial, a la Botánica. Ruiz y Pabón le citan en su libro Flora peruviana et chilensis , sive descriptiones et icones…, 1798 – 1802.

El Prof. A. González Bueno, dice: “el género Saracha fue descrito en Florae peruvianae et chilensis prodromus ..., del año 1794, en la página 31, tabla 34; y la especie Saracha dentata lo fue en el volumen II, página 43, del año 1797”.

La dedicatoria dice: “Género dedicado al R. P. fray Isidoro Saracha del Orden de

San Benito, que ocupado continuamente en la observación de las plantas se complace en comunicar su conocimiento a varios jóvenes y no cesa de enriquecer el Real Jardín Botánico de Madrid con rarísimas plantas”.

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El Dr. Casimiro Gómez Ortega escribe una carta al P. Saracha, fechada en Madrid el 7 de agosto de 1793 que dice: que entre él y mis discípulos Ruiz y

Pabón hemos dispuesto dedicarle a V. R. como tan benemérito a la Botánica un género de planta que saldrá divuxada en la Flora Peruana. En la misma carta anuncia que harán traer semillas de dicha planta para enviársela a Silos y que le remite confidencialmente un pliego de primeras pruebas. El pliego y la carta se conservan en el Monasterio.

FLORA PERUVIANA, ET CHILENSIS Hipólito Ruiz y José Pabón

En los años 1797-1800 publica el Dr. Gómez Ortega su obra Novarm aut rariorum plantarum Horti Reg. Botani. Matri. Descripcionum Decadas Madrid ex Typographia Ibarriana.En dicha obra describe dos plantas remitidas por el P. Saracha, la primera llamada Cineraria heterophillia, que vive en terrenos

59 arenosos e incultos de Santa Bárbara y Santa Lucía, de Santo Domingos de Silos y a propósito de ella, dice el autor: “el nunca bien alabado P. Isidoro Saracha”; y la otra Genista micrantha que habita en Carazo y cuya comunicación dice: es de el egregio Botánico R. P. Isidoro Saracha de la familia Benedictina.

Luego se describirían cinco especies de este género: Saracha dentada, Saracha punctata, Saracha biflora, Saracha contorta y Saracha procumbea.

Ruiz y Pabón citan al P. Saracha en su libro Flora peruviana et chilensis , sive descriptiones et icones…, 1798 – 1802.

Fray Isidoro Saracha fue nombrado corresponsal del Jardín Botánico de Madrid, creado el 21 de octubre de 1735 por Fernando VI. Su primer director fue D. José Quer y en él se creó la cátedra de Botánica, de la que salieron famosos botánicos que tuvieron relación científica y amistosa con el P. Saracha.

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. SARACHA H. RUIZ & J. PABÓN: FLORA PERUVIANA ET CHILENSIS… MADRID (1798 – 1802)

61 BIBLIOTECA de la FACULTAD de FARMACIA de la U. C. M. Mantuvo correspondencia con los más destacados valores científicos de su época, entre ellos don Casimiro Gómez Ortega (1740-1818), que fue un eminente botánico, y la rebotica de su farmacia de la madrileña calle de La Montera, se crea la Real Academia Nacional de Medicina.

En el año 1772 el P. Saracha pasó “convidado por el Abad de San Martín de Madrid, para que por dos meses pasase a recrearse en la Corte”, donde tuvo la ocasión de relacionarse con el Dr. Gómez Ortega y otros insignes botánicos.

Según Lizárraga Lecue los dos tejos existentes en el jardín botánico monástico fueron plantados por fray Isidoro de Saracha. Según noticias que tenemos fue el P. Saracha quien plantó un árbol de gran corpulencia y porte majestuoso , la sequoia de Silos. Esta hermosa taxodiácea que hoy observamos frente a la entrada del Monasterio, como si de una guardiana se tratara, es más antigua que el ciprés del claustro románico silense.

La sequoia silense se nos presenta mítica y legendaria, exótica y aristocrática, pero a pesar de todo para nada le sirve, porque la prosa, la poesía y las bellas artes no se han acordado nunca de ella. Nosotros con este sencillo y respetuoso recuerdo queremos rendir respeto, pleitesía y un pequeño homenaje a este corpulento “patito feo” del cenobio silense, a esta sequoia: bella, elegante y altiva.

Hay que agradecer al P. Saracha que fuese él quien, con su personalidad y competencia, extendiese la fama de la botica del Monasterio de Silos más allá de los límites de su propia región y que la dotase con los últimos adelantos de la farmacopea de la época, consiguiendo que se le clasificase como una de las más importantes del momento. El Prof. Folch dice que se le puede considerar como un exponente de máximo interés para el estudio de la Farmacia Española de su tiempo.

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La memoria del P. Saracha sigue viva en Silos. A la salida del camino de Carazo, cuando la carretera y el río abandonan aquellas abruptas gargantas, había un corpulento nogal que la gente conocía como el nogal del P. Saracha.

Avanzada la edad del P. Saracha se le habilitan varios ayudantes y en 1794 llega al Monasterio Tomás Palomero, que en principio fue mancebo de la botica y que al profesar recibe el nombre de fray Fulgencio de San Benito. Éste sucede al P. Saracha.

El 18 de setiembre de 1803 fallece el P. Saracha a las once de la mañana y se le entierra al día siguiente en la Capilla del Santo de la Iglesia Parroquial. El P. Saracha por su personalidad y competencia extendió la fama de la botica fuera de los límites regionales y la dotó con los últimos adelantos de la farmacopea de la época.

El P. Rodrigo Echevarría, Abad del Monasterio de Silos, dice: Fue boticario de mucho mérito y enriqueció el Jardín Botánico del Monasterio con muchas plantas propias del país y contornos. Mereció que la flora española conserve su nombre dando el nombre de Saracha a una planta de bellísima flor de las que los comisionados regios, Hipólito Ruiz y José Pabón, descubrieron en Perú y Chile.

III. Fray Fulgencio Palomero, siendo aún un joven muchacho viajó al Monasterio de Santo Toribio de Liébana donde un tío suyo atendía la botica monacal. Allí aprendió el oficio y cuando volvió a su tierra burgalesa tomó el hábito benedictino en el Monasterio de Silos en el año 1794, aprobando el examen de boticario al año siguiente. En el monasterio silense perfeccionó sus conocimientos junto al P. Saracha, confiándosele la responsabilidad de la botica al morir el maestro el año 1803. A pesar de la exclaustración de los monjes y de la desamortización de Mendizabal, en 1835. Cuando muere fray Fulgencio Palomero la botica siguió instalada materialmente dentro del monasterio, pero

63 sus titulares ya no eran miembros de la Orden Benedictina. La botica continua en el cenobio que se convierte en hospital de sangre, hasta que el año 1846 se subasta y pasa a manos del farmacéutico seglar Damián Izquierdo. Ésta sufre varios traslados, Alcalá de Henares y Lerma. En 1884, la hereda Francisco Palomares que la traslada a una casa de la villa monástica. Tres años después sale de la órbita familiar del gran monje y pasa a manos de varios propietarios, hasta que en 1927 la adquiere el señor Castrillo Martín, que entra en negociaciones con unos extranjeros para vendérsela. Lo que podía ser una verdadera barbaridad lo evitó don Juan de Aguirre y Achutegui que la adquirió y se la entregó posteriormente al monasterio.

El nombre de este ilustre mecenas quedó plasmado en una lápida comemorativa de su hazaña.

Las estanterías, biblioteca y utensilios para la obtención de destilados quedaron en el Monasterio y, hoy día, ocupan dos espaciosas salas junto al claustro románico, donde pueden admirarse por los visitantes al cenobio. Las estanterías poseen un gran número de cajones para contener los simples medicinales y por encima de ellas hay un buen retablo que representa a la Inmaculada y a sus pies San Cosme y San Damián. Hoy día el laboratorio alquímico cuenta con un centenar de matraces y otros recipientes de cristal, como redomas y frascos brocales, alambiques para obtener destilados y una magnífica colección de morteros.

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BIBLIOTECA y BOTAMEN FARMACÉUTICO

La Biblioteca de la Botica del monasterio, con 1.024 títulos, es uno de los mejores testimonios bibliográficos de la farmacopea española. Los catalogados como raros y únicos; corresponden al siglo XVI unos sesenta.

En el año 1968 es cuando se instala esta botica del siglo XVIII en un lugar adecuado para poderla exhibir a los visitantes como museo con botamen de cerámica talaverana y vidrio de Cadalso, medicamentos de épocas pretéritas, laboratorio con los aparatos de destilación y su interesante biblioteca.

4.- El botamen farmacéutico

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El botamen de la botica monacal está constituido por trescientos setenta y seis recipientes de diversas formas y tamaños con el escudo del monasterio, exclusivos para el mismo.

Los botes de botica, albarelos y orzas de cerámica talaverana manufacturado en un alfar de Talavera entre los años 1767 y 1776, que ostentan en su parte frontal el escudo del monasterio, rodeado por unos elegantes y exquisitos lambrequines de rocalla. Está timbrado con una corona real cerrada o cimado por un capelo del que pende, por ambos lados, un cordón con las borlas abaciales. Dentro del mismo hay un báculo, tres coronas o tres capelos, dos flechas en aspa o sotuer con las puntas hacia abajo y unos grilletes, cuya simbología ya hemos expuesto anteriormente. En la parte inferior existe una cartela rodeada por unos bellos y barroquizantes adornos que enaltecen el nombre del medicamento.

ALBARELOS.

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El bote de farmacia por excelencia es el albarelo, de forma cilíndrica, cuello ancho, perfil ligeramente paraboloide y cintura estrecha. Está manufacturado en arcilla, esmaltado en blanco lechoso y decorado en azul cobalto.

Su nombre procede del vocablo persa al–baráni, que significa bote para especias, y, de hecho, este tipo de bote también se utilizaba en la cocina para conservar frutas confitadas, mermeladas y hierbas aromáticas. Los botes más bajos y pequeños se empleaban para contener píldoras y se llaman pildoreros. Sus tapas estaban constituidas por un simple pedazo de pergamino, lienzo o cuero atado al cuello del recipiente por una simple cinta, cuerda o bramante.

67 Para conocer el contenido de los recipientes, los boticarios o monjes boticarios pegaban unas etiquetas de papel en su parte central. Sin embargo, desde aproximadamente la segunda mitad del siglo XVI, los alfareros dibujaron, por encargo, unos rótulos o cartelas con los nombres de los medicamentos, alrededor de los cuales aplicaban motivos decorativos.

Sus dimensiones son: 27.3 x 10.0 cm.

ORZAS.

Estas orzas talaveranas están manufacturadas en arcilla, esmaltado blanco lechoso y decoración en azul.

La decoración, en la que alterna el color azul claro con espacios blancos causa una adecuada suavidad tonal. Nos representa el escudo monástico: con los grilletes, que simbolizan la labor llevada a cabo por los monjes del monasterio de redención y liberación de los cautivos cristianos; las flechas representan el martirio de San Sebastián, primer patrón del cenobio; los tres capelos que ciman los grilletes, hacen referencia a la visión de Santo Domingo, explicada anteriormente. El escudo está cimado por una corona real cerrada y rodeada de lambrequines, tipo rocalla, sustentados por dos manos al nivel de la cintura del recipiente. Inmediatamente debajo del conjunto anterior hay una cartela con la inscripción “MECER” e inmediatamente por encima de ella y en el campo del escudo aparece una pequeña rotulata en forma de concha con la inicial “F”. Estos recipientes fueron encargados por el P. Saracha a un alfar talaverano: 1767 -1776.

La hojas mecereo o de San Pedro son muy tóxicas y se empleaban en pomada o ungüento contra las afecciones reumáticas, bajo atención médica.

68 Sus dimensiones son: 25.0 x 20.10 cm.

ESCUDOS MONÁSTICOS y ORZAS TALAVERANAS de la BOTICA del MONASTERIO

69 ORCITA TALAVERANA (1767 – 1776)

Pero no hay que olvidar otros recipientes, que aunque no eran específicos de las boticas eran empleados por los enfermos para la aplicación de los remedios terapéuticos, como son las escudillas. Finalmente, citaremos los mieleros que contenían la miel para endulzar los jarabes.

Mielero de cerámica aragonesa de Muel (s. XVIII) y escudilla con orejetas de cerámica de Teruel (s. XV).

5.- El laboratorio alquímico

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LABORATORIO ALQUÍMICO La historia de la alquimia está muy relacionada con la farmacia, aunque presenta muchos interrogantes y dificultades, por la propia naturaleza de aquella. No obstante, la alquimia es más original, enigmática y desconocida que la farmacia.

Al principio la alquimia se consideró tradicionalmente como la precursora de la química, cosa que verdaderamente no es cierta, porque ésta como ciencia no llegó a desarrollarse hasta que no desapareció la alquimia.

La alquimia estuvo más interesada en la transformación del mundo que en su explicación objetiva; lo que le hace estar más unida a la farmacia, que tiene como función fundamental: conservar la salud y combatir la enfermedad; siendo una ciencia que se aplica a una finalidad estricta.

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El llamado “Arte de Hermes” fue una farmacia esotérica, alegórica y simbólica, vinculada con el hermetismo y las técnicas metalúrgicas que derivan de los míticos “señores del fuego”. Los tratados herméticos son ciertamente oscuros, pero detrás de la oscuridad se esconde la luz. Conocida la teoría alquímica hermética, conociendo la clave de sus principales símbolos, se puede tratar de emprender la lectura de Raimundo Lulio, Paracelso, Bernard de Trévisan, Flamel,.. Lo que se encuentra vacio y sin sentido, se encontrará lógico.

La alquimia fue una gigantesca, osada y prometeica farmacia, que se propuso “curar” los metales “enfermos” y transformarlos en oro filosófico y que buscó también la quintaesencia, la panacea universal, los arcanos ocultos en las entrañas de la tierra, las propiedades curativas de los metales y minerales. No sólo quiso curar a los metales “enfermos”; también buscó y encontró medicamentos, persiguió el elixir de la eterna juventud y soñó un hermoso y utópico sueño: que los hombres alcanzasen la sabiduría e incluso la inmortalidad. En resumen, la alquimia quiso curar al mundo y a los hombres. En este reiterado esfuerzo por “sanar” cuanto estuviese enfermo, la alquimia enriqueció el arsenal de la farmacia tradicional.

La alquimia renovó la farmacia gracias a Paracelso y sus seguidores. Estos se inspiraron en el trabajo de los alquimistas griegos, árabes y latinos y explicaron el organismo como un equilibrio químico, hablaron del mercurio, la sal y el azufre y transformaron el laboratorio alquímico en laboratorio farmacéutico. Dejaron de buscar oro filosófico para dedicarse a la obtención de medicamentos. Gracias a la alquimia, la farmacia utilizó sin temor los remedios químicos y minerales. Se introdujo la búsqueda del principio químico aislado y quintaesenciado en vez de la mezcla polifarmacéutica de todos los productos que por extracción acuosa se incorporan a la fórmula. Se usaron técnicas de calcinación y destilación, de extracción alcohólica, retortas, alambiques, remedios químicos como el mercurio y el antimonio.

72 Todo lo anteriormente expuesto fue una verdadera revolución farmacéutica, que puede compararse en importancia a otras dos: la farmacia de Galeno, basada en los criterios del humoralismo, y la farmacia contemporánea, con sus productos de síntesis, de fabricación industrial, la investigación sistemática y la utilización de sofisticadas tecnologías.

Hay que señalar también que la alquimia fue un arte, y que sus símbolos, alegorías, colores y figuras enriquecieron la iconografía farmacéutica, mucho más tradicional.

Los alquimistas y los boticarios trabajaron separados, pero por caminos paralelos, buscando objetivos paralelos con objetivos parecidos y por medio de distintos métodos. Cuando la farmacia se aproximó a la alquimia fue para tomar de ella aquello que le convenía para desarrollar la química farmacéutica.

Para la botica del monasterio se fabricaron en el siglo XVIII una serie de piezas de vidrio: matraces, redomas, vasos brocales, etc. procedentes de un importante centro de producción cristalera de Cadalso de los Vidrios, en el mismo corazón de Castilla, donde poseían el secreto de este cristal transparente al estilo veneciano. En sus fábricas se utilizaba la leña de los bosques de Almorox y la barrilla de Tembleque.

RECIPIENTES del LABORATORIO ALQUÍMICO

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En el Museo de la Farmacia Hispana, de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, existe una magnífica colección de piezas de vidrio, similares a las anteriores, procedentes de la botica del cenobio silense.

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RECIPIENTES de VIDRIO: MATRACES, REDOMAS y FRASCOS BROCALES

FRASCOS BROCALES del s. XVIII Laboratorio alquímico de la botica escurialense

75

1.

2.

Frascos brocales de vidrio verde y transparente, tipo albarelo, con la base y cuello ensanchados y cintura estrecha, carentes de decoración. El nombre de vaso brocal se debe a la forma de barandal que presenta el cuello.

Se supone que fueron manufacturados en la localidad madrileña de Cadalso de los Vidrios, aunque carecen de marcas que acrediten su procedencia.

El 1. posee una etiqueta en la que se lee Arsénico blanco en letras negras.

En el 2. la etiqueta posee el nombre de espliego. Esta planta que posee virtudes sudoríficas y aperitivas. Se prepara con agua destilada o como aceite esencial,

76 siendo la base de numerosas fórmulas aceptadas en las farmacopeas españolas. Las sumidades floridas contenidas en el recipiente han sido usadas tradicionalmente en afecciones reumáticas y nerviosas.

REDOMAS del s. XVIII Laboratorio alquímico de la botica escurialense

1.

REDOMAS

2.

3.

77 1.- Vaso de vidrio transparente de forma piriforme, terminado en un fino reborde, carente de ornamentación.

En el cuerpo posee una etiqueta de papel rectangular inclinada, color crema con la inscripción “Sal Tamaris (c) i” en letras negras del siglo XVIII.

La corteza de los tarayes o tamariscos se consideró aperitiva y un poco astringente; estas virtudes, hipervaloradas por los autores clásicos, llevaron a P. Dioscórides a recomendar el que se usara de la madera de su tronco para hacer vasos en lo que “dar a beber con ellos a los que tienen crecido el bazo, creyendo que así se aprovechará mucho lo que bebieron”. De manera más explícita expone A. Laguna “tiene el tamarisco virtud de mundificar y cortar, con alguna adstricción; por donde conviene mucho en las opilaciones de hígado, bazo, y es un soberano remedio contra la hidropesía”.

Las dimensiones son: 25.0 x 16.0 cm.

2.- Redoma de vidrio de color crema de idéntica forma a la anterior.

En el cuerpo posee una etiqueta de papel rectangular inclinada, color crema con la inscripción “Mel Depur.” en letras negras del siglo XVIII.

La miel depurada, simplificada o miel simple, es una sustancia azucarada de consistencia y color variable, generalmente amarillento, muy vistosa y de color aromático.

Su uso en terapéutica es antiquísimo y de su extraordinario aprecio nos da noticia el hecho de que para A. Laguna, siguiendo a Plinio, la miel “no es otra

78 cosa sino un rocio del cielo, que cae sobre las hojas de las hierbas y de los árboles, el cual las abejas desfloran, comen y lamen con muy grande apetito”. Hipócrates y Pitágoras la consideraron útil para prolongar la vida, y en la España del siglo XVI se recomienda su empleo en la alimentación de ancianos. Es la base de jarabes, calas y láudanos.

Las dimensiones son: 23.0 x 13.0.

3.- Redoma de vidrio de color azul – verdoso oscuro de idéntica forma que la anterior.

En el cuerpo posee una etiqueta de papel rectangular inclinada, color crema con recuadro en tinta negra donde se lee la inscripción “Ol. Fuligin.” en letras negras del siglo XVIII. En la parte posterior, lleva una etiqueta de color crema, fuertemente adherida, con una difusa inscripción, en letras del siglo XIX, “Aceite Fuliginoso”.

Fuligo es el hollín, una materia que se produce por incineración de distintos materiales; suele concretarse en forma de una sustancia negra, frágil, brillante, de olor desagradable y sabor amargo. P. Dioscórides recomendaba el procedente de las hornazas del vidrio, pues unía a las virtudes de los otros hollines, la supuesta facultad de soldar las roturas de los huesos; A Laguna desdice esta afirmación pero mantiene la idoneidad de este remedio, al que denomina hollín de los pintores. Se empleó, por vía externa, para sanar afecciones producidas por herpes, úlceras escrofulosas y, sobre todo, contra la tiña. Por vía interna, se usó en contadas excepciones como vermífugo.

Para la preparación de las medicinas, era indispensable el mortero, recipiente de forma troncocónica, pie ancho y grueso, para asegurar su estabilidad, y pico vertedor. Los más antiguos eran de mármol, piedra, ágata o granito, aunque

79 también se fabricaron de marfil, loza y madera, no conociéndose los de bronce hasta la época gótica.

COLECCIÓN DE MORTEROS, de metal y piedra. Laboratorio alquímico de la botica escurialense

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ALAMBIQUE o ALQUITARA del LABORATORIO ALQUÍMICO

El alambique o alquitara es un aparato metálico que consta, generalmente de tres partes: la caldera, donde se coloca el líquido que se quiere destilar ; el capitel , que recoge los vapores y los conduce por su cuello lateral a un refrigerante o serpentín, que es un tubo largo enrollado en espiral, introducido en una cuba llena de agua.

Para conseguir que la temperatura del agua, en la que está sumergido el serpentín, se mantenga fría, condición indispensable para el proceso destilatorio, se introduce agua fría por un embudo que se prolonga hasta la parte inferior, para que una vez calentada, por contacto con el serpentín, salga por un pitorro existente en la parte superior. Este proceso de llenado y vaciado debe ser contínuo. El líquido condensado se extrae por un grifo, situado en la parte inferior de la cuba.

81 En el año 1968 se instala la botica del siglo XVIII en un local adecuado para poder exhibirla como museo a los visitantes, junto al laboratorio con los aparatos de destilación, botamen de cerámica y vidrio, biblioteca y medicamentos de épocas pretéritas.

Quisiera relatar una anécdota muy curiosa que titulo: El boticario que se

“adentró” en la paz del cenobio. La rebotica de Ramiro Pinedo Basante de Bilbao mereció la atención de D. Ramón Carande en su estupenda Galería de raros, editada en Madrid el año 1982, donde representa un ejemplo típico de rebotica urbana.

BOTES de la BOTICA de RAMIRO PINEDO

El boticario Pinedo fue un personaje peculiar y típico que hacia ostentación de su falta de fe y piedad, y que cuando asistía a la tertulia del Lion D´Or, de la Gran Vía de Bilbao, hablaba mal de todo lo humano y hasta, incluso, de lo divino; es decir, que coloquialmente no dejaba títere con cabeza. En su botica de la calle de La Cruz, se elaboraba el vino quinado Pinedo a base de tintura de canela, vino de crianza, extracto de quina y corteza de naranja, todo ello aderezado con unas gotas de coñac añejo. Para Julio Camba esta celebre

82 pócima tonificante llegó a constituir uno de los mejores cócteles posibles. Éste medicamento se administraba a los enfermos en el último trance de su vida para su bien morir, y nunca mejor dicho.

Bueno, pues esta rebotica era a primeros de siglo centro de reuniones intelectuales y a ella acudían con asiduidad Aranzadi, Leopoldo y Ricardo Gutiérrez Abascal -éste último crítico de arte bajo el seudónimo de Juan de la Encina-, el Dr. Areilza, los pintores Juan de Echevarría y Darío de Regoyos, Miguel de Unamuno, el Dr. Achúcarro, y, como no, el abad del Monasterio de Santo Domingo de Silos, el benedictino francés Dom Guépin.

Las idas y venidas de Dom Guépin a la rebotica de Pinedo hicieron que Quirino, que así llamaban al boticario, visitase el Monasterio de Silos. Éste llegó al cenobio en diciembre y al día siguiente, vigilia de Navidad, asistió a una solemne ceremonia en la sala capitular, después del rezo de Prima. Ese tipo de vida mística, con su liturgia, la comunidad y el claustro, le impactaron tanto, al bueno de Pinedo, que acabó tomando el hábito de monje. Pero, ¿Qué fue lo que le llevó a Quirino hacia la vida monacal? Sólamente Dios y él lo sabían. Pero lo singular y curioso es que Quirino Pinedo abandonó las mundanidades, su falta de piedad y de fe, para adentrarse en la paz del cenobio y convertirse, además, en uno de esos locos por amor a Cristo.

83 BOTES de la BOTICA de RAMIRO PINEDO

Las idas y venidas de Dom Guépin a la rebotica de Pinedo hicieron que Quirino, que así llamaban al boticario, visitase el Monasterio de Silos. Éste llegó al cenobio en diciembre y al día siguiente, vigilia de Navidad, asistió a una solemne ceremonia en la sala capitular, después del rezo de Prima. Ese tipo de vida mística, con su liturgia, la comunidad y el claustro, le impactaron tanto, al bueno de Pinedo, que acabó tomando el hábito de monje. Pero, ¿Qué fue lo que le llevó a Quirino hacia la vida monacal? Sólamente Dios y él lo sabían. Pero lo singular y curioso es que Quirino Pinedo abandonó las mundanidades, su falta de piedad y de fe, para adentrarse en la paz del cenobio y convertirse, además, en uno de esos locos por amor a Cristo.

Nuestro boticario no abandonó la amistad de sus contertulios y escribió algunos trabajos sobre arte religioso. Dejó escrito el Ensayo sobre el simbolismo religioso en la escultura medieval. Por su gran cultura artística, estudios y conocimientos sobre los simbolismos en el arte románico se hizo merecedor del nombramiento de académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Ricardo León en su obra Cristo en los Infiernos se refiere a sus amigos y contertulios intelectuales bilbaínos y hace una mención especial del padre

Pinedo.

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JARDIN BOTÁNICO o HUERTO del BOTICARIO

87 En todas las órdenes religiosas la huerta fue, durante siglos, medio de subsistencia y lugar de recreo y experimentación, y porque no, lugar de encuentro con el Creador. Pero dentro de ella estaba el Jardín Botánico con infinidad de plantas olorosas y medicinales que alegraban los sentidos y curaban males propios y ajenos. Estas se depositaban en recipientes llenándolos de flores, hojas, frutos o raíces, con algunos de los cuales también se elaboraban los licores monacales que tanta literatura generaron en la edad media. Estas boticas poseían un jardín botánico o huerto del boticario donde se sembraban las plantas medicinales de las que se extraían los componentes para la elaboración de los brebajes medicinales.

La tradición medieval de los huertos monacales de utilidad terapéutica y de los huertos árabes para la aclimatación de plantas, posteriormente usadas en Medicina y Agricultura, se continúa, reaviva y fortalece durante el Renacimiento. En este período se implantan jardines botánicos propiamente dichos, en los cuales se estudia y cultiva la flora autóctona y exótica con el fin fundamental de dar a conocer los simples medicinales, pero mientras que en la Edad Media el cultivo se hacía con fines utilitarios inmediatos para uso en los hospitales, durante el Renacimiento se emplea ya como un instrumento de ayuda a la ciencia botánica, junto a los dibujos efectuados en el campo, para el mejor reconocimiento y estudio de las plantas.

La huerta, botica y enfermería eran dependencias al servicio de monjes y enfermos. Para ello se disponía de los mejores elementos de este jardín botánico o se traían de fuera. Finalmente, otras procedían del exterior; porque se recolectaban en los campos cercanos donde crecían silvestres.

Por eso junto a la botica y dentro del recinto monacal existía un recoleto y evocador jardín botánico o huerto del boticario, donde se cultivaban las plantas medicinales, haciendo gala entre ellas, la belleza de aquellas que hicieron venir de América, las cuales necesitaban unos cuidados especiales.

88 Los monjes herbolarios estudiaban su recolección, sus propiedades curativas y extraían los simples con los que confeccionaban sus pócimas. Podemos decir que aplicaban su mayor esmero y conocimiento, porque eran hombres muy sabidos en el arte de la Botánica. En el jardín botánico del Monasterio hay dos tejos plantados por las manos de P. Saracha.

Estos jardines estaban ubicados en terrenos fértiles, resguardados de los vientos y abiertos al sol de mediodía. Eran atendidos con gran solicitud por los propios monjes, bajo la dirección del especialista en herboricultura, que proporcionaba las clases de semillas y, además, cuidaba de que estuviesen bien regados y atendidos. Cuando las plantas estaban en sazón, se recogían con esmero, eran secadas a la sombra y finalmente se guardaban en grandes arcones o armarios, con departamentos adecuados para cada planta, hasta ser transformadas en medicamentos, que eran depositados en el botamen, colocados en un gran salón con armarios, en los que descansaban los botes de botica en perfecto orden y clasificados según las materias contenidas.

Los monjes herbolarios estudiaban su recolección, sus propiedades curativas y extraían los simples con los que confeccionaban sus pócimas. Podemos decir que aplicaban su mayor esmero y conocimiento, porque eran hombres muy sabidos en el arte de la Botánica. En el jardín botánico del Monasterio hay dos tejos plantados por las manos de P. Saracha.

En el jardín botánico había numerosos arbustos y plantas medicinales, algunos traídos de las colonias españolas de ultramar. Rodeándolo había una galería acristalada donde se clasificaban y secaban las diversas hierbas, de las que los jóvenes ayudantes del monje boticario, con parsimonia y esmero, iban separando pétalos, semillas, hojas y raíces para envolverlos, en su momento, en el soporte adecuado: miel, regaliz y otras sustancias agradables y conocidas. Estos eran mezclados posteriormente con insólitos reactivos, los aditamentos mágicos (uña de ciervo, cuerno del unicornio, testículos de lobo o piel de serpiente) o con minúsculas proporciones de sustancias nobles (granates, rubíes, esmeraldas o laminillas de oro). Por eso es muy probable

89 que existiese en la botica monástica su famoso lapidario de piedras preciosas en el ojo del boticario.

En resumen, podemos decir que en el jardín botánico o huerto del boticario se seleccionaban plantas aromáticas y medicinales en su propio medio ecológico, con mejores expectativas de crecimiento y mantenimiento.

Porque, las creencias del momento, hacían pensar que los árboles y plantas que se utilizaban en la terapéutica, con indiscutible valor curativo, eran generalmente objeto de prácticas supersticiosas y como consecuencia se sacralizaba su empleo. Así, por ejemplo, las tisanas de las hojas, flores y corteza del frejo se empleaban para curar la rabia y la epilepsia, propiedad que también se le atribuía al tojo y al cinamomo o Árbol de San Eleuterio, considerado este último como santo milagroso para curar este mal. Era frecuente, y aún lo es, colgar unas ramas de romero en las puertas de las casas como presagio de suerte y, por tanto, para alejar los malos espíritus. En los monasterios encontramos extensas relaciones de plantas medicinales con las anotaciones que reflejan su empleo en las curaciones de determinadas enfermedades.

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El monje herbolario era un personaje discreto y oscuro, que cuidaba de los religiosos enfermos y velaba porque no faltasen en el jardín botánico del cenobio las 16 o 18 plantas medicinales destinadas al remedio de los pobres mortales: la menta, el romero, el lirio blanco, la salvia, la ruda, el gladiolo, el

poleo, el heno griego, la rosa, el berro o el rábano, el comino, el apio montano, el hinojo, la atanasia, el frejól y la «sariette». Éste preparaba

91 puntualmente las pócimas y guardaba celosamente en su cinturón de cuero negro la llave del armario de los medicamentos.

Los monjes herbolarios comienzan a redactar, más bien con motivos prácticos que científicos, los hortuli, horti y hortus sanitas, verdaderas guías de selección, cultivo y recolección de plantas medicinales.

En los fondos monásticos constituidos por las plantas medicinales se observa fácilmente el predominio de aquellas cuyo cultivo se realiza sin dificultad en sus propios jardines botánicos y que en ocasiones causaban sorpresa por las aplicaciones que les daban los propios monjes boticarios, cuando eran seleccionadas para la obtención de licores, jarabes o vinos generosos, algunos de los cuales tienen aceptación universal, como por ejemplo, los licores Benedictine o Chartreuse. Recordemos también los nombres del Licor Pax, Licor Alcuino, Eucaliptine, Licor Carmelitano, Licor Tizona y tanto otros que fueron elaborados como reconstituyentes, cuya base farmacológica fueron la quina y sus derivados. Los propios monjes siguiendo procedimientos tradicionales y secretos, combinaban en determinadas proporciones las hierbas para obtener estos licores que en la actualidad gozan de gran prestigio y popularidad.

También el vino elaborado en las bodegas monacales sirvió de medicina, sobre todo si tenemos en cuentas aquellas pócimas llamadas tónicas o cordiales. El famoso vino hipocrático de los antiguos, también llamado hipocrás, era una pócima a base de vino natural endulzado y aromatizado con canela, jengibre y otras especies vegetales medicinales, pasado por el colador de Hipócrates.

Seis u ocho horas de trabajo manual (Opus Manuum) era el tiempo que el monje boticario dedicaba a la botica y al cuidado del trozo de huerta del monasterio que tenía reservado para jardín botánico o huerto del boticario, donde se cultivaban las plantas medicinales: estudiaba su recolección, sus

92 propiedades curativas y extraía los simples con los que confeccionaba las pócimas.

Se llegó a usar mucho la llamada Gera pigra, o más bien, Hiera picra de Galeno, a la que se le atribuían diferentes virtudes, ya que decían era de múltiple eficacia, pues calienta, atenúa, corta, limpia, seca, diluye, digiere y

expulsa con facilidad los humores y los flatos malos, crasos y lentos introducidos por los poros del cuerpo como por las oquedades de una esponja. Entraban en su composición varios simples, como el cinamomo, la goma, el carpobálsamo, azafrán, canela, áloe y algunos otros.

También era usada la Trifera alejandrina, que tal vez fuese la Aurea Alejandrina o Trifera Sarracénica, cuya composición figura en la Colección Salernitana, en la Farmacopea de Zaragoza o Concordia Aromatarium Cesaraugustae de 1546 y en la Farmacopea de Barcelona o Concordia Pharmacopolarum Barcinonensium de 1587. Entre los medicamentos empleados en aquella época figuran las preparaciones introducidas por los árabes. Los simples medicinales provenían en la mayoría de los casos del reino vegetal, tales como el incienso, tomillo, artemisa, canela, clavo, nuez moscada y macis, empleados como estimulantes; la corteza de la raíz de granado, contra las tenias; la trementina, contra el reumatismo.

Fueron de gran renombre los preparados farmacéuticos elaborados por los monjes y monjas: el capuchino Rousseau preparó el Bálsamo Tranquilo; las monjas carmelitas, el Agua Carmelitana, los monjes benedictinos, el Agua Oftálmica y el Ungüento de Santa Tecla, etc.

Fueron muchos otros vegetales los que se emplearon para la preparación de medicamentos: el azafrán, la ruda, el apio, el ruibarbo, las cerezas, las uvas, la

retama, los espárragos, la mirra, el hinojo, el opobálsamo o Bálsamo de la Meca, el espliego, el romero y otras labiadas empleadas como perfumes, junto con la mirra, el incienso y el sándalo. Del reino mineral se emplearon el

93 mercurio, el azufre, el alumbre y el orín de hierro; y del reino animal: la clara y yema de huevo, la bilis de buey y el ámbar gris.

En el Liber sancti jacobi se enumeran con gran prolijidad muchos remedios farmacéuticos empleados en la Edad Media, leídos en algún antidotario de la época. El más importante se le atribuye a un tal Nicolo el Prepósito o Nicolo Faculcio, autor de la escuela de Salerno, que lo había escrito en la primera mitad del siglo XII, convirtiéndose más tarde en norma común de los antidotarios europeos. Sin embargo, a este autor se le atribuyen dos antidotarios: el Antidotarium magnum y el Antidotarum parvum. Es el segundo el más conocido y usado en aquella época y fue declarado Código oficial en distintos sitios, para la preparación de medicamentos. En este libro se incluyen unos 150 medicamentos, distribuidos por orden alfabético, estudiándose sus propiedades, preparación y conservación.

En la lectura del libro anterior se deduce, en líneas generales, cuales eran los medicamentos usados en la Edad Media, que si bien en un principio eran sencillos, después se fueron complicando por el gran número de simples que los componían y que en ocasiones llegaron a ser incluso de veinte.

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Antes de aparecer la loza, las hierbas y raíces medicinales para su adecuada conservación se guardaban, bien secas, en grandes arcones, cajas de madera y armarios, con departamentos adecuados para cada especie; mientras que las infusiones, aguas aromáticas y otros líquidos se conservaban en botellas de vidrio, y, para los frutos, jarabes y ungüentos, era conveniente utilizar unos recipientes llamados xaroperes, cuya forma deriva del botijo, que se realizaron en plata, estaño, vidrio o terracota. Cuando eran transformadas en medicamentos se depositaban en armarios de madera con cajones o en el botamen, muy completo y variado, que descansaba en perfecto orden y clasificación por materias contenidas, en las estanterías de los armarios ubicados en un gran salón.

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ANEXO de PLANTAS MEDICINALES

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MENTAS (*)

IDENTIFICACIÓN: Crecen en Europa en las bases de las altitudes. Son plantas vivaces de lugares permanentemente húmedos. Viven en altitudes inferiores a los 1.800 m. Las mentas prefieren suelos ligeros, ricos en materia orgánica, frescos o de regadío, su mayor producción se alcanza en alturas cercanas a 1000 m, en lugares bien iluminados. Resiste el frío. Sus renuevos enraízan fácilmente, por lo que debe reproducirse por este medio a principios de la estación templada.

Distintas hojas de la Menta

(*) Especies cultivadas.

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La

mentha viridis, menta verde, hierba buena

o

yerbabuena (

es

espontánea y rara en las montañas, aunque se puede cultivar. Posee hojas de color verde sobre las dos caras, planas, largas y con los bordes dentados. Flores en espigas flojas y cáliz glabro con dientes estrechos. Olor suave y muy penetrante.

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La

mentha silvestris, mentha longifolia o de caballo es una hierba perenne de

hasta 1 m. de altura con olor muy fuerte. Posee tallos erectos. Se distingue de las demás mentas por tener sus hojas cubiertas de una vellosidad plateada y son lanceoladas de hasta 9 cm., que carecen de peciolo. Flores rosas o lila en espigas compuestas de hasta 10 cm. Cáliz pubescente y estambres sobresalientes. Florecen entre junio y setiembre.

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Mentha Longifolia

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La Mentha aquatica se conoce popularmente con multitud de nombres comunes:menta acuática, menta de agua, menta colorada, menta rizada, almaro, almoradux, hierba morisca, hierbabuena acuática, hierbabuena morisca, hierbabuena del agua, hierbabuena rizada, sándalo de agua, azándar, balsamita…

Es una planta de tipo perenne bastante común en Europa, excepto en su extremo norte. Esta se distingue fácilmente por su fresca fragancia a menta. Su crecimiento es algo inferior al metro de altura, aunque en ocasiones, si convive con otras plantas que le proporcionan el soporte adecuado puede llegar fácilmente hasta el metro y medio. Sus tallos son erectos y algo vellosos con un cierto color púrpura. Sus hojas son ovadas u ovado-lanceoladas, de color verde (a veces purpúreas), pecioladas, dentadas, de tacto suave y algo venadas que crecen de forma opuesta en el tallo. Florece durante los meses más calurosos del año, centrando su floración entre junio y septiembre. Sus flores son violáceas de casi un centímetro, reunidas en inflorescencias redondeadas separadas en el mismo tallo en forma de pisos. Su cáliz posee dientes estrechos y los estambres sobresalen a la corola. Sus flores carecen de valor ornamental. Se poliniza bien por insectos, mejor que por semilla. Una forma de reproducirse muy cómoda es mediante rizomas, hasta el extremo de que puede convertirse en invasiva, aunque es fácilmente controlable si se introduce en una maceta sin fondo antes de enterrarla

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Mentha aquatica

La Menta arvensis o Menta de los campos

es una planta fanerógama de la regiones templadas de Europa. Es una planta herbácea perenne que alcanza los 10–60 cm (raramente los 100 cm) de altura. Las hojas son opuestas, simples y de 2–6,5 cm de longitud y 1–2 cm de ancho, peludas, y con los márgenes serrados. Las flores son de color púrpura pálido (ocasionalmente blancas o rosas), en pequeños verticilos compactos más cortos que las hojas que se agrupan sobre los tallos. Cada flor tiene 3–4 mm de longitud.

Partes utilizadas: hojas y sumidades floridas (julio – otoño) conservadas en ramilletes. Constituyentes: esta planta contiene una esencia que se compone de mentol, mentona, cineol, tanino. El mentol y más aún la mentona son principios aromáticos y refrescantes, usándose en la fabricación de perfumes, dentífricos, etc. La esencia de menta es antiespasmódica, tónica, favorecedora de la secreción biliar, estimulante y a dosis altas, afrodisíaca. También facilita el funcionamiento del intestino si se administra en forma de

tisanas con 5-6 g de hojas o extremos floridos por taza. Cuando hierve el agua, se quita del fuego, y una vez que deja de hervir, se echa la menta. Se tapa y se espera a que pierda temperatura para poderla tomar. Se añade azúcar o miel. Actividades farmacológicas: por sus propiedades desinfectantes se utiliza en masajes; calma los dolores de muelas al colocar una hoja sobre la muela afectada; Se utiliza como calmante nervioso debido a la sensación placentera y refrescante que produce. Los aceites esenciales tienen una acción carminativa, de manera que facilitan la evacuación de gases al favorecer los movimientos peristálticos del intestino. Tienen además efectos antihelmínticos al eliminar las lombrices y otros parásitos del aparato digestivo. Las propiedades antisépticas y balsámicas son la razón de que se incluyan en un gran número de preparados para el sistema respiratorio, como las pastillas para la tos. En la medicina natural, la menta está indicada para diarreas, nauseas y cólicos. Tiene también propiedades antiespasmódicas. Es un magnífico tónico. El uso en grandes cantidades puede provocar intoxicaciones.

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LIRIO BLANCO (Iris florentina). (*) HÁBITAT: vive en toda la región mediterránea: en lugares rocosos, lindes de los campos, arcenes de los caminos, jardines. Es originaria de Europa, Marruecos y norte de la India. Brota de un rizoma o bulbo grueso, que es la parte medicinal utilizada.

IDENTIFICACIÓN:

Se trata de varias especies cultivadas y variedades hortícolas de origen híbrido de las que la más extendida es el Iris de Alemania. El rizoma posee olor desagradable. Tallo: planta herbácea de tallo erecto, que puede alcanzar los 60 cm de altura.

109 Hojas: planas de hasta 40 mm. de ancho y 2 a 3 cm. de alto; es decir, casi tan altas como la misma planta. Son envolventes en la base, tienen forma de lámina y nerviaciones paralelas. Flores: son grandes, imponentes y muy perfumadas, con sépalos azules o blancos, los internos curvados, y una “barba” central amarilla. Las inflorescencias están agrupadas en pares o de tres en tres en tallos ramificados. La floración tiene lugar de mediados de primavera a principios de verano. Frutos: con forma de cápsulas. Componentes activos: isoflavonas (irisolona, irilona, alfa y beta ironas); aceite esencial (hasta un 0.2%); Ácidos grasos libres (75-80%): Ácido mirístico, ácido palmítico, ácido caprílico, ácido pelargónico, ácido láurico, ácido undecílico. Alcoholes: Geraniol, eugenol, linalol; Aldehídos: Forfural; Cetonas: Irona, acetovanilona; Ácido salicílico; Naftaleno; Fenoles; Almidón (20-50%); Aceites (9%); Ácido irídico; Azúcares; Resina; Taninos. Actividades farmacológicas: es usada en el asma, bronquitis, cefaleas, coqueluche. El rizoma seco se utiliza para estimular la secreción gástrica y salival. También es recomendado como diurético suave, astringente discreto y expectorante. El rizoma fresco no debe utilizarse porque produce vómitos y una intensa irritación gástrica. Usos: polvo, de 0.3 a 1 gr por dosis; Extracto fluido, de 1 a 2 gr por dosis.

(*) Especie cultivada.

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LIRIO BLANCO

SALVIA (Salvia officinalis). (*)

HÁBITAT: Europa meridional, hasta 800 m. de altitud. Para multiplicar la salvia hay dos métodos: por semillas, sembrandolas en primavera, o por esquejes de estaca semimaduras recogidos a principios de otoño.

IDENTIFICACIÓN:

Tamaño: es un pequeño arbusto entre 0.3 y 0.7 m. de altura y de vida breve. Suele ser planta aromática de jardín. La salvia es una de las hierbas más apreciadas para la decoración porque sus hojas verdegrises o púrpuras y sus flores azules o malva se secan bien. Tallo: erguido, ramoso y cubierto de pelos cortos. Hojas: verdes blanquecinas, grandes, oblongas y pecioladas; carnosas, dentadas y perennes y aterciopeladas por ambas caras. Las hojas se recogen para usarlas frescas o antes de la floración si es para secarlas. El primer año conviene no cortar. Las hojas frescas se emplean para condimentar rellenos para cerdo y algunas aves, platos de carne, así como para preparar carnes en la barbacoa, para aderezar quesos, etc., Las legumbres ganan en digestibilidad con unas hojas de salvia en el agua de cocción. Las hojas desprenden un fuerte aroma alcanforado. Flores: azul-violáceas y caducas, de tamaño grande, que aparecen entre mayo y julio. Poseen entre 3 y 6 pares de verticilos en espigas terminales con brácteas violáceas caducas. Cáliz

112 bilabiado y corola larga con dos labios, el inferior trilobulado. Se debe de podar después de la floración. Olor y sabor aromáticos. Partes utilizadas: hojas indivializadas, antes de la floración y sumidades floridas. Se deben conservar en recipientes herméticos. Constituyentes: ácido rosmarínico, flavonoides, tanino. Propiedades terapéuticas: antiséptica, antiespasmódica, antisudoral, carminativa, colerética, emenagoga, hipoglucemiante, estimulante, estomáquica, vulneraria. Se utiliza en dolencias del aparato respiratorio y digestivo, así como contra sudores nocturnos. Muy empleado en gárgaras y como desinfectante bucal. En infusiones se recomienda también para calmar el dolor de cabeza y la tensión nerviosa.

Reduce la secreción de leche en mujeres lactantes y no debe administrarse a niños menores de dos años. Es la planta típica de la cocina italiana, aunque no habría que olvidar la albahaca.

(*) Especie cultivada.

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SALVIA RUDA (Ruta graveolens). (*)

HÁBITAT: posee 1 m. de altura y crece de forma espontanea en llanuras soleadas cercanas al litoral, aunque también puede cultivarse en jardines. Posee propiedades medicinales pero a dosis elevadas puede ser venenosa. La planta desprende un olor característico y puede usarse para aromatizar ensaladas y licores.

IDENTIFICACIÓN: Es una planta medicinal del sur de Europa de la familia de las Rutaceae, perenne, de color es verde grisáceo, muy olorosa. La planta entera tiene un aroma característico difícil de confundir con otras Tallo: arbusto muy ramificado que puede vivir varios años, y como consecuencia de ello el tallo puede volverse leñoso. Es erguido y alcanza entre los 60-80 cm de altura. Hojas: son semi-perennes, de color verde glauco, alternas y compuestas por varios segmentos de los cuales los laterales son alargados y el terminal ovalado o blanquecino, de consistencia algo carnosa. El sabor de las hojas es ligeramente picante pero éste queda enmascarado por el intenso aroma que despiden. Flores: pequeñas y amarillas con 4 pétalos. Son pequeñas y forman ramilletes, teniendo entre cuatro y cinco pétalos de un color amarillo vivo. Frutos: son cápsulas con cinco lóbulos, de color marrón que en su interior contienen semillas negras. Componentes: aceite esencial, esteres, cetonas alifáticas, alcoholes, cumarinas y furanocumarinas, vitamina C, alcaloides quinólicos, quercetina, resina, ácido ascórbico, ácido málico, taninos, lignanos.

115 Actividades farmacológicas: espasmos gastrointestinales, parasitosis. varices, hemorroides, excelente para calmar el dolor de oídos (otalgia), inducen al aborto, combaten dolores estomacales. Por vía externa, para tratar el vitíligo y la leucodermia. Propiedades terapéuticas: como antineurítica, contra dolores de cabeza, para el vértigo, palpitaciones, dolores de estómago. Usar en pequeñas cantidades. Afecciones ginecológicas: la ruda contiene una esencia rica en metilnonilcetona de fuerte actividad oxitócica (contrae el útero) por lo que se aplica en infusión para facilitar la menstruación una vez se ha comprobado que no existe embarazo. En la antigüedad se empleaba como abortiva. Antiespasmódica y antiséptica: la esencia de ruda es buena para calmar los dolores de los cólicos abdominales. Antihemorrágica: la ruda contiene rutina (o rutósido) que aumenta la resistencia de los vasos sanguíneos llegando a detener algunas hemorragias internas. Antirreumática: aplicada exteriormente en compresas calma los dolores reumáticos. Resulta útil en tratamientos de psoriasis, eczemas y sarna por su actividad revulsiva aplicándola en cataplasma. Uso interno: infusión: Con 2-5gr. de planta por litro de agua, de la que se ingieren 2 tazas al día. Para tratar los trastornos menstruales se toma la semana anterior a la regla; esencia: 2- 3 gotas al día. La ruda se emplea en la cocina debido a su ligero toque entre picante y amargo, aunque su aroma es empleado en diferentes salsas o mezclas alcohólicas. Existen ciertos riesgos al cocinar con ruda debido a su fuerte toxicidad. En cualquier caso se deben emplear las hojas frescas (recién cortadas).

CONTR AINDICACIONES: EM BAR AZO Y LACTANCIA.

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RUDA

GLADIOLO (Gladiolus spp.) (*)

117 Nombres comunes: gladiolo, espadilla. El nombre del género se atribuye a Plinio y hace referencia, por un lado, a la forma de las hojas de estas plantas, similares a la espada romana denominada "gladius". Por otro lado, también se refiere al hecho de que en la época de los romanos la flor del gladiolo se entregaba a los gladiadores que triunfaban en la batalla; por eso, la flor es el símbolo de la victoria. El gladiolo cultivado actualmente es un híbrido complejo producto del cruzamiento entre varias especies del género; práctica que se ha venido realizando desde principios del siglo XIX. El principal uso es en floricultura, para la producción de flor cortada. HÁBITAT: es una planta perenne y bulbosa. Vive en el oeste y centro de Europa, el Mediterráneo hasta el suroeste y el centro de Asia y África tropical y Sudáfrica. Necesita bastante luminosidad y pleno sol. Florece cuando los días son mayores de 12 horas. Se adapta a gran variedad de suelos. IDENTIFICACIÓN: Tamaño: se desarrollan a partir de un tallo subterráneo llamado cormo (parece un bulbo, con forma redondeada algo achatada). Los tallos del gladiolo alcanzan 1-2 m de altura, recubiertos de hojas en su porción inferior y sosteniendo flores sésiles reunidas en espiga insertas sobre "una falsa” espata aguda. Hojas: ensiformes abrazándose mutuamente en la base, rígidas y erectas recorridas de numerosas nerviaciones paralelas. Las hojas, que son alargadas, paralelinervadas y lanceoladas, están recubiertas de una cutícula cerosa y salen todas desde la base. Las hojas inferiores están reducidas a vainas y las superiores son dísticas, de lineares a estrechamente lanceoladas. Los cormos son redondeados, simétricos, algo achatados, con el ápice de crecimiento en el centro de la zona superior que -normalmente- está algo deprimida. Están cubiertos por varias capas de túnicas fibrosas. Flores de colores varios. Son sésiles, cada una rodeada de una bráctea y una bractéola verdes. Las flores se hallan dispuestas en largas espigas terminales que llevan de 12 a 20 flores. Son ligera o acentuadamente zigomorfas y hermafroditas. El perigonio está compuesto por 6 tépalos subiguales, extendidos, recurvos, unidos en su base formando un tubo más o menos notable según la especie. El androceo está compuesto por 3 estambres, dispuestos unilateralmente, arqueados. Los filamentos estamniferos son filiformes y libres. Las anteras son lineares. El ovario es ínfero, trilocular, con los lóculos pluriovulados, el estilo es filiforme y trífido. Florecen en verano-otoño y en climas templados todo el año. Fruto: es una cápsula oblonga o globosa dehiscente formada por 3 valvas que contiene numerosas semillas aladas y marrones.

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119 GLADIOLO

POLEO (Mentha pulegium) (*)

Nombre Común: poleo-menta. HABITAT: El poleo (Mentha pulegium), también llamado poleo-menta, es una de las especies más conocidas del género Mentha. De la familia de las labiadas, es una perenne cespitosa y de raíces rizomatosas que crece bien en sitios húmedos o junto a cursos fluviales, donde se la encuentra silvestre entre gramíneas y otras plantas. El poleo es una planta de olor agradable. IDENTIFICACIÓN:

Tamaño: puede llegar a medir entre 30 y 40 cm. Tallos: Son erectos y cuadrangulares, cortos, muy ramificados y con ramas floridas casi desde la base hasta la cima. Hojas: son pequeñas, velludas, lanceoladas y ligeramente dentadas, de color entre verde medio y oscuro y subsensiles, dispuestas opuestamente a lo largo de los tallos. Flores: posee diminutas flores rosadas que nacen agrupadas en apretadas inflorescencias globosas. Partes utilizadas: hojas o toda la planta y sumidades floridas (julio – octubre). Secadas en ramilletes. Constituyentes: pueden usarse las hojas o toda la planta, que en su mayor parte contiene pulegona, mentol y otras sustancias terpénicas como la mentona, isomentona ... (en menor proporción).

120 Actividades farmacológicas: carminativa, relajante, emenagoga. Aplicaciones terapéuticas: El conjunto da un efecto carminativo (facilita la expulsión de gases intestinales) y digestivo además de emenagoga. Regula la menstruación. En afecciones bronquiales leves también tiene cierta acción como expectorante y antitusivo (por vía tópica). Se usa en infusiones como relajante y se dice que favorece la expulsión de la placenta después del parto. En alimentación se utiliza por su propiedad aromática, que hace que en la industria también se utilice para evitar la halitosis y en dentífricos como refrescante.

No es aconsejable para la gente que padece afecciones del hígado ya que la pulegona, que es el principio activo en m ayor concentración, tiene un efecto altam ente hepatotòx ico. El aceite esencial tam bién presenta esta tox icidad en el hígado y pulm ones, adem ás de ser abortivo en anim ales.

(*) Especie cultivada.

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POLEO

HENO GRIEGO (Trigonella foenum-graecum). Nombres comunes: Alhova, fenogreco.

HISTORIA: es una de las plantas medicinales más antigüa; ya el Papiro de Ébers, documento médico egipcio del siglo XV a. de C., la recomendaba como emplasto para curar las quemaduras. Hipócrates destaca las propiedades curativas del mucílago contenido en su harina. Se le dio el nombre de foenum graecum o heno griego debido a que se cultivaba en todos los países mediterráneos, y en especial en Grecia. HÁBITAT: es una planta originaria del oeste asiático, cultivándose ampliamente, a partir de la Edad Média por toda la región mediterránea para cosechar sus semillas aromáticas. Crece entre las miéses y las tierras de labor. En los países árabes aun se cultiva como planta forrajera para la alimentación del ganado. Tamaño: es una planta semianual y robusta de unos 60 cm. de altura y tiene un olor característico que lo impregna todo. Hojas: con forma de trébol y cada hojuela dibuja un huevo al revés. Las hojas poseen dientecillos en la parte más ancha. En la axila se asientan las flores. Flores: solitarias o emparejadas, amariposadas, blanquecinas y de 12 a 15 mm de largo. Florece en primavera con unas flores blanquecinas.

123 Fruto: es una vaina estrecha y larga, con la forma de una hoz, como una legumbre comprimida, de 7 a 9 cm de largo, nerviada y prolongada en pico de 2 – 3 cm, encerrando de 10 a 20 semillas ovoides, compactas y de color pardo. Si se tuestan ligeramente extraen todo su sabor. Partes utilizadas: las semillas, que son ricas en mucílago y proteínas de fácil asimilación. Minerales (hierro, fósforo y azufre) y vitaminas. Actividades farmacológicas: en uso interno tiene una acción laxante suave y desinflama y protege todas las mucosas digestivas, como consecuencia de la acción emoliente de los mucílagos. Como consecuencia de ello estimula todos los procesos digestivos, facilitando un mejor aprovechamiento de los demás alimentos. Aplicaciones terapéuticas: La harina de las semillas se puede usar como reconstituyente en la inapetencia que presentan las personas delgadas y anémicas; provocando el aumento del apetito y del engorde natural. Su éxito ha sido grande en las personas convalecientes de la tuberculosis. Sin embargo, es interesante la aplicación externa de las decocciones hechas con sus semillas que originan unas pastas ricas en mucilagos, muy efectivas en las hemorroides, aplicándolas directamente sobre el ano en forma de cataplasma fría o en baño de asiento, logrando una reducción de la inflamación. Limpia y cicatriza las heridas tópicas, con difícil cicatrización, úlceras, grietas de los pezones y de los labios, aplicándolas en cataplasmas. También es útil en abscesos, forúnculos, diviesos y en la celulitis facilitando el drenaje y limpieza de la piel. Finalmente, usándola en forma de cataplasma caliente se usa en artritis, artrosis y reumatismo articular.

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HENO GRIEGO

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ROSALES – ESCARAMUJOS (Rosa canina).

Nombres comunes: rosa silvestre, agavanzo, rosal perruno, zarza rosa o escaramujo. HÁBITAT: es un arbusto vivaz que mide hasta 2 m de altura, con tallos colgantes de color verde cubiertos de espinas pequeñas, fuertes y curvas. Es típica en Europa formando setos, o situada en los bordes de los caminos, lindes de bosques planos y en colinas de hasta 1.600 m. Actualmente su distribución es bastante amplia y se encuentra en todo tipo de suelos, preferentemente montañosos. IDENTIFICACIÓN:

Tamaño: entre 1.5 y 2 m. de altura. Es un arbusto enmarañado. Tallo: su tallo se retuerce y trepa entre la maleza. Tallos y ramas de color verde provistos de aguijones fuertes, curvados. Hojas: son caducas e imparipinnadas compuestas de 5 a 7 foliolos dentados ovales. Flores: pueden ser solitarias o agrupadas en corimbos, son de color rosa pálido o blancas, de 4 a 6 cm de diámetro con cinco pétalos. Florece de mayo a julio. Fruto: produce frutos al final del verano o principios de otoño. Olor suave y sabor acidulado. El escaramujo o tapaculo, es botánicamente conocido como cinorrodón. Cinorrodón es una transcripción de una palabra compuesta de origen griego (kion + rhodon), que significa rosal perruno. Es carnoso y de color rojo. Partes utilizadas: botones florales, hojas, frutos (agosto – octubre). Principalmente, se aprovecha el fruto, secado rápidamente después de la apertura y eliminados los pelos. Se conservan en seco indefinidamente. A veces en sus ramos aparecen unas protuberancias que la misma planta origina para alojar las larvas de los insectos Rhodite rosae. Estas formaciones se llaman bedegares y tienen aplicaciones medicinales. Constituyentes: Vitaminas A, B, C, E, K, P; tanino, pectina. Propiedades farmacológicas: Digestiva, cicatrizante, diurética, laxante, tónica.

antiescorbútica,

afrodisíaca,

astringente,

Aplicaciones terapéuticas: angustia, astenia, quemaduras, diarrea, fatiga, hemorragias, parasitosis.

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ESCARAMUJOS

MAJUELO (Crataegus monogyna). Nombres comunes: espino albar o espino blanco.

HÁBITAT: en el sur de la Península Ibérica, apareciendo entre otras la variedad Crataegus monogyna subsp. brevispina. Se planta como seto y para uso agrícola.

IDENTIFICACIÓN:

128 Tamaño: es un árbol de cuatro a seis m de altura, con ramas espinosas, hojas lampiñas y aserradas, caducas, flores blancas, olorosas y en corimbo, y fruto ovoide, revestido de piel tierna y rojiza que encierra una pulpa dulce y una única semilla, de ahí su nombre, apareciendo raras veces dos. Pueden ser arbustos o pequeños árboles de 5-14 m de altura, con una densa corona. La corteza es gruesa y parda con grietas verticales naranja. Tallos: los más jóvenes tienen espinas romas, de 1 a 1,5 cm de largo. Hojas: de 2-4 cm de largo, ovaladas y profundamente lobuladas, a veces casi hasta el centro, con los lóbulos abiertos en un amplio ángulo. El haz es verde negruzco y pálido en el envés. Son caducas con 3 – 5 lóbulos poco profundos. Flores: las emite a fines de primavera (mayo a junio, en su área nativa) en corimbos de 5-25 juntas; cada flor de cerca de 1 cm de diámetro, con cinco pétalos blancos, numerosos estambres rojos, y un singular estilo; son moderadamente fragantes. Frutos: pequeños, ovales, rojo-oscuros de cerca de 1 cm de longitud, tipo cereza. Es estructuralmente un pomo conteniendo una sola semilla. Partes utilizadas: por lo que se refiere a su uso medicinal, los ingredientes activos de sus flores son: tanino, flavonoides, aceites esenciales, triterpenos y derivados de purinas. Los de sus frutos: taninos, flavonoides, pigmentos y vitaminas. En las hojas y los frutos hay lactonas y diversas flavones: responsables, en parte, de su acción cardiaca. Constituyentes: pigmentos flavónicos, aminas, derivados terpénicos, histamina, tanino, vitamina C. Propiedades farmacológicas: hipotensivo, sedante.

antiespasmódico,

astringente,

diurético,

Aplicaciones terapéuticas: cardiotónico y ligeramente diurético: se considera que su acción regula la tensión arterial y, por tanto, se podría emplear en el tratamiento de la hipertensión arterial y en las arritmias cardiacas. Sedante, puede resultar útil para el tratamiento del insomnio. Relajante muscular y antiespasmódico: también se podría utilizar en casos de ansiedad y nerviosismo que provocan síntomas como espasmos y tensión muscular. No es útil en ataques agudos porque su efecto es lento.

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MAJUELO (Crataegus monogyna)

BERRO (Nasturtium officinale) (*) HÁBITAT: Planta acuática que crece en las fuentes, riachuelos, en las aguas limpias a la orilla de los arroyos y que, incluso, puede ser cultivada. IDENTIFICACIÓN:

Para aprovechar al máximo las magníficas propiedades del berro, es necesario consumirlo muy fresco, muy verde, con hojas intactas y bien lavado, antes de su uso, porque puede transmitir al hombre una enfermedad parasitaria, la distomatosis. Una vez llevadas a cabo estas observaciones la planta se hace absolutamente merecedora de su sobrenombre: salud de los cuerpos.

Es una plantita vivaz, acuática. Su olor picante hace fruncir la nariz, lo que explica su nombre: Nasturtium, que viene del latín, nasus tortus, nariz retorcida.

Tamaño: los berros son plantas que miden de 10 a 50 cm de altura. Tallo: suave y muy ramificado. Sus tallos con hojas se consumen en ensaladas y como guarnición. Hojas: son alargadas de forma oval y con nervaduras muy marcadas. Flores: amarillas o blancas, tienen cuatro sépalos, cuatro pétalos, seis estambres y un único pistilo, agrupadas en inflorescencias axilares y terminales. Cuando se abren los capullos

131 florales, las hojas que son pinnadas y alternas adquieren un sabor muy pungente, y ya no se deben utilizar como alimento. Frutos: largos y delgados, y sus semillas se utilizan como condimento. Partes utilizadas: tallos con hojas, desde mayo a setiembre. El berro, silvestre o cultivado, es medicinal en alto grado, de tal manera que su riqueza en vitaminas y sales minerales hacen que sea un buen remedio estimulante y antiescorbútico. Constituyentes: fósforo, hierro, calcio, iodo, glucósido, azufre, vitaminas A, B/2, C, E, PP. Propiedades farmacológicas: antioxidante por los radicales libres de sus vitaminas y sales minerales, preventivos del cáncer. Depurativo, diurético, febrífugo, estimulante. Aplicaciones terapéuticas: los berros están recomendados principalmente para problemas renales. Su tratamiento consiste en moler o picar toda la planta, con o sin raíz, para ingerirla como té. Para el tratamiento de dolores de estómago se hace un cocimiento con las ramas frescas o se muelen para tomarse como agua de uso. También el berro se utiliza para tratar la anemia, bocio y diabetes. El tratamiento, para estos casos, consiste en la infusión de sus ramas.

(*) cultivada.

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RÁBANO (Rabanus sativus). IDENTIFICACIÓN: El rábano es una hortiliza cuyos origenes no se conocen con certeza, aunque parece ser que las variedades de rábanos de pequeño tamaño se originaron en la región mediterránea, mientras que los grandes rábanos pudieron originarse en Japón o China, siendo su principal caracteristica nutricional que poseen un bajo aporte calórico por su alto contenido en agua. El rábano se cultiva por sus raíces comestibles. Sus subespecies reciben nombres vulgares diferentes, por ejemplo, R. sativus var. sativus es llamado rábano o rabanito y R. sativus var. longipinnatus se conoce como rábano blanco o rábano japonés. Es una planta muy cultivada y las variedades más frecuentes son: los blancos, rojos y negros. Tallo: breve antes de la floración, con una roseta de hojas. Posteriormente, cuando florece la planta, se alarga alcanzando una altura de 0,50 a 1 m, de color glauco y algo pubescente. Hojas: basales, pecioladas, glabras o con unos pocos pelos hirsutos, de lámina lobulada o pinnatipartida, con 1-3 pares de segmentos laterales de borde irregularmente dentado; el segmento terminal es orbicular y más grande que los laterales; hojas caulinas escasas, pequeñas, oblongas, glaucas, algo pubescentes, menos lobuladas y dentadas que las basales. Flores: dispuestas sobre pedicelos delgados, ascendentes, en racimos grandes y abiertos; sépalos erguidos; pétalos casi siempre blancos, a veces rosados o amarillentos, con nervios violáceos o púrpura; 6 estambres libres; estilo delgado con un estigma ligeramente lobulado. El fruto es una silícula. Constituyentes: tras el agua, su principal componente son los hidratos de carbono y la fibra. Contiene vitaminas: C, B/1, B/2, B/6, A y E, niacina y folatos. Minerales: Potasio, yodo, calcio, fósforo, magnesio, azufre. Propiedades farmacológicas y aplicaciones terapéuticas: la vitamina C tiene acción antioxidante, interviene en la formación del colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones. Los folatos

134 colaboran en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y la formación de anticuerpos del sistema inmunológico. Los minerales más abundantes en su composición son el potasio y el yodo, que aparece en cantidad superior a la de la mayoría de las hortalizas. Contiene cantidades significativas de calcio y fósforo. El magnesio está presente, pero en menor proporción y se relaciona con el funcionamiento del intestino, nervios y músculos; además, forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante. El calcio del rábano no se asimila apenas en comparación con los lácteos y otros alimentos que se consideran fuente importante y de gran aprovechamiento de este mineral. El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, además de intervenir en el equilibrio del agua dentro y fuera de la célula. Los compuestos de azufre de acción antioxidante ayudan a prevenir enfermedades. Dichas sustancias son en parte responsables del efecto diurético y digestivo de los rábanos. Aumentan la secreción de bilis en el hígado (efecto colerético) y facilitan el vaciamiento de la vesícula biliar (acción colagoga), además de conferirle su sabor picante característico.

Tiene una acción muy importante contra el cáncer o en la inhibición de las células anticancerígenas; lo que se debe a la acción de los componentes azufrados volátiles, como el metanetiol.

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RÁBANO

COMINO (Cuminum cyminum). HABITAT: es una planta herbácea anual y una especia originaria del mar Mediterráneo, difundida en la actualidad también por América.

IDENTIFICACIÓN: pertenece a la familia Apiaceae (antes llamadas umbelíferas). Tiene un característico sabor amargo y un olor fuerte y dulzón gracias a su alto contenido en aceites.

Tallo: Posee 30-60 cm. de altura. Hojas: lanceoladas. Flores: son pequeñas, blancas o rosas a finales de la primavera. Es típica la disposición de sus flores en forma de umbrela, esto es, como si se tratara de un paraguas invertido, en el que todos los pedúnculos florales se unen al tallo por el mismo punto. Se dividen en segmentos delgados. Frutos: las llamadas semillas son, en realidad, los frutos que constituyen la especia. De forma ovoidea o fusiforme alargada. Estos son los que se usan, porque llevan los principios activos.

136 Partes utilizadas: el fruto que es alargado, más o menos achatado en sus extremos, semejante a un balón de rugby de 5 a 7 milímetros de largo por 1,5 de espesor. Constituyentes: principios activos: contiene aceite esencial (2-4%), rico en aldehido cumínico (25-30%), terpenos (pineno, terpineol); flavonoides: derivados del luteolol y apigenol. Propiedades farmacológicas: diurético, aperitivo, eupéptico, carminativo, espasmolítico, estrogénico, galactógeno, antihelmíntico, ligeramente hipoglucemiante y sedante. Indicado para inapetencia, meteorismo, dispepsias hiposecretoras, espasmos gastrointestinales, diarreas, lactancia, diabetes, hipomenorrea, dismenorrea, parasitosis intestinales (antihelmíntico). Aplicaciones terapéuticas: es estomacal, carminativo y sedante con efectos parecidos a los del hinojo, anís o alcaravea. Su aceite esencial provoca relajación muscular. Galactogoga se recomienda infusiones para acrecentar la leche en las madres lactantes.

Contraindicado en el hiperestrogenismo. Abstenerse de prescribir aceites esenciales por vía interna durante el embarazo, la lactancia, a niños menores de seis años o a pacientes con gastritis, úlceras gastroduodenales, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, hepatopatías, epilepsia, Parkinson u otras enfermedades neurológicas. No administrar, ni aplicar tópicamente a niños menores de seis años ni a personas con alergias respiratorias o con hipersensibilidad conocida a este aceite esencial u otros de similares características. El aceite esencial es fotosensibilizante: evitar la exposición al sol si se aplica tópicamente. En dosis elevadas tiene un efecto neurotóxico.

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138 COMINO APIO MONTANO (Levisticum officinale)

Nombres comunes: apio de monte, apio de montaña, angélica montana o levistico. HÁBITAT: el apio montano es originario del sur de Europa. Es una planta herbácea, perenne, de entre 1 y 2,5 m de altura; forma una roseta basal de hojas de donde emerge un tallo floral, exteriormente acanalado IDENTIFICACIÓN:

Planta vivaz con raíz axonoforma, larga. Altura de 1-1.50 m. El olor de esta planta recuerda ligeramente al apio, aunque es algo más fuerte. Tallo: robusto, hueco y con surcos. Hojas: las inferiores son grandes, hasta 70 x 65 cm con folíolos anchos, ovales o romboidales. Folíolos verdes brillantes en forma de mano. La planta parece más bien un apio crecido, y desprende también un aroma característico semejante al del apio común. Una vez que las hojas están secas se pueden conservar en frascos herméticos y protegidos de la luz, y sobre todo de la humedad (las hojas de esta planta son higroscópicas). Flores: salen desde mediados a finales de verano y son pequeñas, amarillas y forman grupos en forma de sombrilla o umbrela de hasta 30 cm de diámetro y con 12 a 20 flores. Semillas: son pequeñas, de unos 7 mm de largo, planas, ovaladas y con profundas estrías. Color pardo y son comestibles. Raíz: pivotante y larga. Partes utilizadas: De esta planta se emplea casi todo, su principal uso es como especia. De esta forma la raíz, las hojas el tallo y los frutos, todos ellos tienen el mismo sabor fuerte; la raíz es empleada como diurético, los frutos de esta planta rara vez se encuentran en el mercado. Constituyentes: aceite esencial compuesto básicamente del ftálido. Propiedades farmacológicas: carminativo, digestivo, diurético, emenagogo. Aplicaciones terapéuticas: Usos: en polvos, enolito, tintura, infusión. Algunos aceites esenciales ayudan a desintoxicar el hígado, debido a su contenido de ftalidos.

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APIO MONTANO HINOJO (Foeniculum vulgare). HABITAT: el hinojo, es la única especie del género Foeniculum. Se encuentra distribuida por las zonas templadas de todo el mundo, aunque nativa de la zona meridional de Europa, en especial la costa del mar Mediterráneo, donde crece en estado silvestre. Es una hierba perenne y sumamente aromática.

IDENTIFICACIÓN:

Tamaño: la planta es herbácea, de porte erecto y puede alcanzar los 2 m. de altura. Hojas: de color verde intenso y son largas y delgadas, acabando en segmentos en forma de aguja, que se endurecen exteriormente en el verano para evitar la pérdida de agua.

141 Flores: en ramilletes de 20 a 50 florecillas sobre pedúnculos cortos. Los tallos y las hojas picados se utilizan como hierba aromática, las semillas como especia y el bulbo como hortaliza. De las semillas se obtiene también un aceite esencial. Aplicaciones terapéuticas: los bulbos se utilizan como ingrediente de numerosas recetas haciendo los platos más fáciles de digerir. Pueden masticarse las semillas cuando lo que se busca es que actúen como digestivas, pero también en infusión puede conseguir el mismo resultado.

La planta tierna se le puede dar un uso externo para aliviar las irritaciones de los ojos cansados y la conjuntivitis. Para ello se exprime y se aplica con una gasa un poco de jugo sobre los ojos. Otro método es el de cocer una cucharada de semillas en 300 ml de agua. Hervir durante cinco minutos, filtrar, dejar enfriar y usar para lavar los ojos dos o tres veces al día. Se considerada una planta con propiedades diuréticas; se cultiva para extraer la parte inferior que tiene un bulbo parecido a la cebolla. Es antiespasmódica, relaja el aparato digestivo y ayuda a expulsar los gases. Es digestiva. Aumenta la producción de leche en las mujeres que están amamantando y, en cantidades más elevadas, puede ayudar a inducir la menstruación cuando esta se demora. Alivia también las molestias de la menopausia. Además, aunque no se ha probado aún, parece que ayudaría en el tratamiento del cáncer de próstata. El hinojo tiene estrógenos, hormonas sexuales femeninas, por lo que aquellas mujeres a las que su médico les recomendó no usar pildoras anticonceptivas, las que tengan tumores de mamas ligados al estrógeno o problemas de coagulación sanguínea, no deben consumirlo en cantidades medicinales Esto también es válido para las embarazadas.

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Hinojo ATANASIA (Tanacetum vulgare).

Nombres comunes: atanasia, hierba lombricera.

HÁBITAT: planta originaria de Europa que crece en terrenos incultos, bordes de caminos, sembrados, jardínes, huertos. Hasta los 1.400 m.

IDENTIFICACIÓN:

Tamaño: hasta 1 m de altura. Tallo: es una planta alta y esbelta. Florece a partir de mayo y se recogen en verano, conservándose en recipientes herméticos y a la sombra. Hojas: compuestas y en forma de plumas densas. Flores: reunidas en racimos terminales, aparecen como capítulos globosos. Color amarillo dorado y fuertemente olorosas Frutos: aquenios con una corona entera y cuadrangular. Partes utilizadas: las sumidades floridas y también las hojas. Constituyentes. aceite volátil (0,6%) rico en thuyona (90% del aceite), alcanfor, borneol, terpenos (pineno y canfeno), sesquiterpenos, ésteres, ombelulona, camazuleno (presente en algunas especies); Aceite fijo: glicéridos de los ácidos, ácidos (tanacetumólicos, oleico,

144 linoleico, linolénico), fitosterina, alcohol mesílico, ácidos resinosos; Flavonoides derivados del quercetol; Principios amargos: Tanacetina, lactona sesquiterpénica, taninos (hasta un 9%), resina, ácidos (caféico, málico, tartárico, cítrico, oxálico). Propiedades farmacológicas: sudorífica, emenagoga, abortiva, vermífuga, parasiticida, antirreumática, antigotosa. Aplicaciones terapéuticas: dismenorrea (reglas dolorosas), oxiurus, áscaris, infestación por tenias, reumatismo (vía externa), gota (vía externa), picaduras de insectos (arcilla en frio con agua de atanasia concentrada), mordeduras de serpientes (arcilla en frio con agua de atanasia concentrada), migrañas (compresas empapadas con la decocción de dos cucharadas soperas en 1/2 litro de agua durante 7 minutos a fuego lento). Usos: infusiones, 2 gr por taza máximo (uso interno o externo). Las dosis concentradas pueden producir síntomas tóxicos (Sólo por prescripción médica y durante cortos períodos de tiempo); Polvo de hojas, hasta 4 gr por día; Tintura, hasta 20 gotas al día; Tintura madre, hasta 15 gotas dos veces al día; Extracto fluido, hasta 1.5 g por dosis o bien 4 g diarios; Aceite esencial, hasta 5 gotas por día, como máximo durante 3 días seguidos. CONTRAINDICACIONES: es una planta muy tóxica y no debe ser utilizada por las

embarazadas. Su aceite esencial es muy tóxico y venenoso, pudiendo producir espasmos, convulsiones, coma e incluso la muerte por asfixia, probablemente por su alto contenido en thuyona. Dosis menores pueden causar efectos gastrointestinales como vómitos, dolores cólicos y diarrea copiosa con afección hepática. Incluso pueden aparecer síntomas como dilatación pupilar y convulsiones. RESPETAR LAS DOSIS.

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ATANASIA FRÉJOL (Phaseolus vulgaris). Nombres comunes: Sus semillas comestibles se llaman: Chicharros, fríjoles, alubias, habichuelas, judías, pochas. HÁBITAT: Es una planta originaria de América que se cultiva en todo el mundo. Existen numerosas variedades y de ellas se consumen tanto las vainas verdes, judía verde, o los granos secos. El fríjol prospera en climas fríos y cálidos, tiene variedades trepadoras y enanas. Se cultiva en suelos no muy salinos, con índice medio de lluvias. Se cultiva en lugares donde el calor del sol llegue al tallo de la planta. Su crecimiento no prospera a temperaturas muy altas o muy bajas, es decir, entre -10ºC o 35ºC. Actualmente en la mayor parte de España se le llama judía o alubia. En el norte de España, en concreto en Asturias se le denomina fabas o fabes en asturiano y con ellas se elabora la especialidad culinaria asturiana llamada fabada. En Castilla - La Mancha, en Andalucía y Murcia se denominan habichuelas.

Flores: florece a partir del mes de mayo, cuando eclosionan unas pequeñas florecillas amarillas o blanquecinas. Semillas: la vaina es alargada, con extremos en punta, y se recolecta antes de que terminen de madurar, para evitar que la vaina se abra y caigan las semillas. Éstas son aplastadas, de forma arriñonada y número variable. Toxicidad: en el frijol existen algunos factores tóxicos, pero esa toxicidad sólo se presenta

cuando están crudos, ya que con la cocción se destruyen. Si no se mastican bien producen gases intestinales. El producto comestible es el grano seco de esta planta, que se conserva durante mucho tiempo en recipientes cerrados y en lugares sin humedad. Componentes: poseen un alto contenido en proteínas y en fibra, siendo así mismo una fuente excelente de minerales. Lípidos: grasas totales 1,8 g, “saturados totales 0,12 g, monoinsaturados (oléico) 0,06 g, poliinsaturados (linoléico) g 0,18”. Minerales: calcio, fósforo, hierro, magnesio, sodio, potasio, zinc, fluor. Vitaminas: retinol, ácido ascórbico levógiro,

147 tiamina, riboflavina, niacina, piridoxina, ácido fólico, cobalamina. Aminoácidos: isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano, valina, arginina, histidina. Contiene también arginina, un aminoácido con claras propiedades diuréticas, logrando en consecuencia una ligera acción hipoglucemiante.

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Fríjoles, alubias, habichuelas, judías, pochas SARRIETTE – (Satureja montana y Satureja hortensis).

Nombres comunes: sabroso o hierba de San Julián.

149 HÁBITAT: Se encuentra en las carreteras del Mediterráneo. Hay dos especies principales de sabrosos: Satureja hortensis (planta anual) y Satureja montana (sub-arbusto). Son hierbas y plantas medicinales y son de clima mediterráneo. Prefieren lugares soleados con tierra caliza; es decir, luz y buen drenaje. Se propaga por semillas en primavera, a finales de abril

IDENTIFICACIÓN:

Planta leñosa perenne aromática, entre 10 – 45 cm de altura; muy ramosa en la base con ramas ascendentes. Es una especie silvestre, crece de forma espontánea abundantemente formando matorral en terrenos ásperos, pedregosos y en las laderas de las montañas. Es muy apreciada como planta aromática. Tallo: la base es leñosa y de ella salen numerosas ramas herbáceas de gran rigidez, cubiertas por un vello blanquecino, con muchas hojas afiladas, estrechas, lineales y opuestas. Hojas: son de unos 15 a 20 mm. las más grandes y, en estado seco y desmenuzadas poseen la esencia característica de la planta. Flores: en verano y otoño brotan de las axilas unas espigas llenas de florecillas blancas o rosadas, soportadas por cortos pedúnculos Frutos: son tretraquenios. Constituyentes: las partes útiles contienen sobre todo aceites esenciales (cavacrol, cimol), taninos, mucílagos y resinas. Partes utilizadas : para su empleo en medicina se recolectan los tallos herbáceos, hojas y flores. Si se cortan los tallos a unos 5 cm. del suelo la planta vuelve a brotar. Las partes una vez recolectadas deben dejarse secar al aire libre y en lugar sombrío; los tallos se atan en manojos colocándolos en un lugar bien ventilado, por ejemplo cerca de una ventana. Las hojas se utilizan, desde la antigüedad, como condimento y como ayuda a la digestión para evitar la inflamación producida por los gases. Estudios científicos han demostrado la actividad bactericida y antiparasitaria del aceite esencial de la Satureja montana. Propiedades farmacológicas: tónica, aperitiva, digestiva, astringente, antidiarréica, indisposiciones de vientre. Aplicaciones terapéuticas: la infusión es un antiespasmódico y un calmante estomacal, estimulante del sistema gástrico y de los trastornos gastrointestinales (diarreas y parásitos intestinales). La especie Satureja subfructicosa es también muy apreciada como estomacal y digestiva, muy eficaz en la gastritis y con acción beneficiosa sobre el hígado. Se emplea en infusiones después de las comidas.

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Satureja montana

ROMERO (Rosmarinus officinalis).

Nombre común: los antiguos le daban el nombre de hierba de las coronas.

HABITAT: su hábitat natural es la región mediterránea, sur de Europa y norte de África. Por España está muy extendido. Se cría en todo tipo de suelos, preferiblemente los áridos, secos y algo arenosos y permeables, adaptándose muy bien a los suelos pobres. Crece en zonas litorales y de montaña baja (laderas y collados), desde la costa hasta 1.500 m. A más altura, da menor rendimiento en la producción de aceite esencial.

IDENTIFICACIÓN:

152 Tamaño: el romero es un arbusto leñoso de hojas perennes muy ramificado, puede llegar a medir 2 metros de altura. Tallo: lo encontramos de color verde todo el año, con tallos jóvenes borrosos y tallos añosos de color rojizo y con la corteza resquebrajada. Hojas: son pequeñas y muy abundantes, presentan forma linear. Son opuestas, enteras, con los bordes hacia abajo y de un color verde oscuro, mientras que por el envés presentan un color blanquecino y están cubiertas de vellosidad. En la zona de unión de la hoja con el tallo nacen los ramilletes floríferos. Flores: florece dos veces al año, en primavera y en otoño. Las flores son de unos 5 mm de largo. Tienen la corola bilabiada de una sola pieza. El color es azul violeta pálido, rosa o blanco, con cáliz verde o algo rojizo, también bilabiado y acampanado. Son flores axilares, muy aromáticas y melíferas (contienen miel), se localizan en la cima de las ramas, tienen dos estambres encorvados soldados a la corola y con un pequeño diente. Frutos: está encerrado en el fondo del cáliz y está formado por cuatro pequeñas nuececitas trasovadas, en tetraquenio, de color parduzco. Partes utilizadas: se usan sobre todo las hojas, durante todo el año, y a veces, las flores. Constituyentes: es una planta rica en principios activos: Ácidos fenólicos (cafeico, clorogénico, rosmarínico); Flavonoides (derivados del luteol y del epigenol); Aceite esencial (pineno, canfeno, borneol, cineol, alcanfor, limoneno) 1,2 a 2%; Diterpenos (carnosol, rosmanol, rosmadial); Ácidos triterpénicos (ácido ursólico) 2 a 4%; Alcoholes triterpénicos (alfa y beta amirina, betulósido) Actividades farmacológicas: antiséptico, estimulante, estomáquico, vulnerario, tónico.

antiespasmódico,

colagogo,

diurético,

Aplicaciones terapéuticas: con el aceite esencial que se extrae directamente de las hojas, se prepara alcohol de romero, que se utiliza para prevenir las úlceras. También se emplea para tratar dolores reumáticos y lumbalgias. Se utiliza en fricciones como estimulante del cuero cabelludo (alopecia). La infusión de hojas de romero alivia la tos y es buena para el hígado y para atajar los espasmos intestinales. Debe tomarse antes o después de las comidas. El humo de romero es antiasmático. El alcanfor de romero tiene efecto hipertensor y tonifica la circulación sanguínea. Como antiséptico, se puede aplicar por decocción sobre llagas y heridas como cicatrizante.

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Romero

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BIBLIOGRAFÍA

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