Beber agua de

calidad

El agua es imprescindible para la vida. Por eso, en la que se destina a consumo humano, controlar su salubridad es una de las principales tareas de los servicios de salud pública, así como comprobar el estado de las redes de abastecimiento, una vía fácil para la propagación de enfermedades. Para conseguir agua de boca de calidad o exenta de contaminación, es preciso tratarla con productos que, sin perjuicio para la salud, eviten la transmisión de infecciones, teniendo en cuenta que es más fácil tratar aguas no contaminadas en origen, que potabilizar las que precisen complejas sustancias químicas para hacerlas aptas al consumo. Además de para prevenir la contaminación, es necesario ejercer controles periódicos sobre el agua para conocer su calidad, para informar de su estado a los consumidores y para cumplir con los tratados comunitarios, que se ocupan tanto de la preservación de la salud de los ciudadanos como del medioambiente. El estado de calidad del agua para consumo humano y para la industria alimentaria se obtiene a través de diversos tipos de control: análisis del agua de cuenca a lo largo del año hidrológico, exámenes de las características fisicoquímicas y microbiológicas, de la eficacia de los tratamientos potabilizadores y de la inspección en el grifo del consumidor para conocer si los materiales y las instalaciones en contacto con ella afectan a su cualidades. Todos estos registros proporcionan al ciudadano la seguridad de que el agua que sale por el grifo de su casa es idónea para su consumo. Aunque, según su procedencia, pueden verse alteradas sus características organolépticas –turbiez o mal sabor– haciéndola poco atractiva a los sentidos, lo que no quiere decir que sea nociva para la salud. Actualmente, ése no es el caso de Zaragoza y de algunas localidades de su entorno. Desde el pasado verano sus habitantes tienen la suerte de recibir agua procedente del Pirineo, gracias a la puesta en marcha de un sistema de abastecimiento que la trae desde el pantano de Yesa. Con esta nueva red se mejora su excelencia, ya que hasta ahora, aunque el agua era potable, se tenía que tratar con numerosos productos para mejorar su sabor y su aspecto.

3

La fuente de la vida Por María Consuelo Calavia Ortega. Miembro de la Agencia de Seguridad Alimentaria

¿Hemos pensado alguna vez en la importancia que tiene beber agua? Con este acto tan cotidiano, no solo conseguimos saciar la sed, sino que mejoramos nuestro bienestar y nuestra salud. El agua es un bien de importancia vital ya que sin ella la vida no sería posible. Forma parte de nuestro organismo en porcentajes cercanos al 70%, impregna nuestras células y todos los procesos de los seres vivos se realizan en su presencia. Es indispensable para el funcionamiento de todos nuestros órganos, permite el trasporte, la disolución de los alimentos que ingerimos y su digestión. También el avance y la evacuación de los desechos del aparato digestivo, por lo que resulta fundamental para prevenir el estreñimiento.

4

Son agua los fluidos corporales de los seres vivos. Ayuda a mantener el volumen de sangre que circula por nuestro organismo, contribuyendo al buen funcionamiento del aparato cardiovascular. Nos movemos gracias al agua, pues su presencia en las articu-

laciones permite su desplazamiento fluido y eficaz. También la linfa o la saliva son mayoritariamente agua. El protagonismo del agua en nuestra vida parece no tener fin. Por ser el disolvente

Nuestro cuerpo nos avisa de la necesidad de agua a través del mecanismo de la sed, que se pone en marcha con la ayuda de un sistema “centinela” que recoge la información del interior de nuestro cuerpo. En este proceso participa el hipotálamo y una hormona llamada antidiurética, regulando la cantidad de orina producida, para asegurar el equilibrio hídrico de nuestro organismo.

universal, los desechos del cuerpo pueden ser eliminados, más o menos disueltos en ella. Cumple así la importante misión de depurar las toxinas del organismo, como la urea o ciertas sales minerales, a través de la formación de orina y sudor. Cuando sudamos conseguimos además mantener constante nuestra temperatura corporal ya que al evaporarse el agua enfría la piel. También al respirar se elimina agua a través de la superficie húmeda de los pulmones. En conjunto todas las pérdidas diarias de agua pueden suponer hasta 2.5 litros. Como no somos capaces de almacenar agua, debemos reponerla al mismo ritmo que la gastamos. Alrededor de la mitad nos llega a través de la alimentación, en especial con las frutas y las verduras que la contienen en hasta un 90%. También la oxidación

La vida surgió en la Tierra hace más de 3.800 millones de años en el seno del agua y hoy es la responsable de que podamos encontrar seres vivos en la Antártida o debajo de la superficie de la tierra. Para nosotros, los seres humanos, el agua es la bebida fisiológica por excelencia, por lo que si queremos mantener una correcta hidratación y buen estado de salud debemos incluirla en nuestra alimentación, tomando diariamente la cantidad que más se ajuste a nuestro estado y modo de vida.

¿Cuánta agua necesitamos beber? 1. Aunque no sintamos sed debemos tomar diariamente hasta 8-10 vasos de agua para mantener una buena hidratación. 2. Las pérdidas de agua son mayores en verano o cuando practicamos algún deporte. Aumentar la hidratación, consumiendo hasta 2.5 litros de agua al día, puede prevenirnos del denominado golpe de calor. 3. Cuando la alimentación es especialmente salada, debemos beber más agua para compensar la abundancia de sales en el organismo. 4. Las mujeres embarazadas necesitan beber más agua, dado que el feto la contiene en gran cantidad.

de los nutrientes nos proporciona agua metabólica, hasta 300 ml diarios.

5. También las mujeres en período de lactancia, a fin de compensar la deshidratación que se produce con la secreción de leche.

Sin embargo, el mejor modo de mantener una correcta hidratación es bebiendo agua y otras bebidas. La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) ha diseñado la Pirámide de la Hidratación Saludable, que se basa en la idea de que no basta con tomar líquidos, sino que hay que hacerlo de manera sana. Para ello propone el consumo de agua y distintas bebidas, que ordena en los diferentes niveles de la pirámide en orden inverso a la frecuencia de consumo recomendable, buscando que sean compatibles con una dieta saludable. Según ésta, hay que hidratarse preferentemente con agua del grifo o envasada, de bajo contenido en sales, dejando en un segundo lugar el consumo de las bebidas con cierto contenido calórico, nutrientes y sales minerales (zumos de frutas, caldos, leche, etc). Las bebidas refrescantes carbonatadas y endulzadas, deben consumirse solo ocasionalmente.

6. El porcentaje de agua en los recién nacidos es del 90%, razón por la que sus necesidades de agua son mayores que las del adulto.

El agua varía su composición en función de su origen o el recorrido que ha llevado antes de ser captada para su consumo, pudiendo encontrarse aguas de alta (superior a 1.500 mg por litro), media (hasta 500 mg/l) o baja mineralización (hasta 50 mg/l). Así, muchos de los minerales esenciales en la dieta, el calcio, el magnesio o el potasio, se pueden encontrar en mayor o menor cuantía en todas ellas. Contribuyen de esta forma a la mineralización de los huesos, a prevenir la caries o la hipertensión y a mantener muchas de nuestras funciones. Las aguas de mineralización débil, aumentan la cantidad de orina formada, siendo por eso las más indicadas para prevenir formación de cálculos renales y la hipertensión.

7. También los niños necesitan consumir más líquidos que los adultos porque, al tener más proporción de superficie de piel por peso corporal, sudan más. 8. En caso de enfermedad debemos beber más agua a fin de compensar las pérdidas que se producen en los episodios de fiebre, diarreas o vómitos. Beber agua también contribuye a eliminar los residuos de los medicamentos. 9. Con el paso de los años el agua del organismo va disminuyendo así como el deseo de beber, debiendo prestar especial atención a las cantidades diarias recomendadas. 10. El consumo de algunas sustancias como la cafeína o el alcohol, con propiedades diuréticas, aumenta considerablemente la eliminación de agua en forma de orina.

GRUPO 4

Pirámide de la Hidratación Saludable

GRUPO 3

GRUPO 2

GRUPO 1

Grupo Grupo Grupo Grupo

1 2 3 4

-consumo preferente- (aguas minerales, de manantial o del grifo). (bebidas refrescantes acalóricas, te y café. (bebidas con calorías y nutrientes, zumo, cerveza...). Consumo diario, 10 vasos. (bebidas refrescantes endulzadas) Consumo semanal y esporádico. 5

El ciclo integral del

agua

Nuestro consumo de agua forma parte del un ciclo integral. Disponemos de agua potable en nuestras casas y, después de utilizarla, la devolvemos al medio natural, de modo que se produce una reutilización permanente. Por M.C.C. Ortega. Licenciada en Tecnología de los Alimentos Algo tan sencillo como abrir el grifo de casa y que salga agua lista para beber o asearnos es más complejo de lo que podemos suponer. Según los datos de la ONU, 1.400 millones de personas en el mundo carecen de agua potable, y unos 550 millones viven en países con escasez. Necesitamos agua de calidad para beber y para realizar las labores cotidianas. También resulta imprescindible para el desarrollo de la industria, la agricultura y la ganadería.

6

¿Pero existe poco agua en el planeta? Se estima que las tres cuartas partes de la superficie terrestre están cubiertas por agua. En total unos 1.400 millones de km3, de los cuales alrededor de un 97% se encuentran en los mares y océanos. Aunque no se puede aprovechar para consumo humano por su abundancia en sales, este agua resulta fundamental porque su evaporación asegura la existencia de reservas de agua dulce, que en total supone casi un 3%. Gran parte de ella aparece congelada en los casquetes polares y en los glaciares. También como agua subterránea, situada a tanta profundidad que, muchas veces, resulta imposible su

extracción. Y sólo una pequeña proporción se encuentra accesible para el ser humano en ríos, embalses, canales o aguas de pozo y manantial. En definitiva, de toda el agua que hay en nuestro planeta, poco más del 0,04% es aprovechable, lo que la convierte en un bien escaso que hay que cuidar. La ciudad de Zaragoza se abastece del río Ebro y del Canal Imperial de Aragón. Desde hace unos meses este suministro se mezcla a partes iguales con agua del pantano de Yesa, que la recoge del Pirineo, y se prevé que éste aumente paulatinamente hasta que sea total, lo que mejorará considerablemente la calidad del agua que llega hasta los hogares zaragozanos. Aguas potables Pero aunque la calidad que exige el agua depende del uso que le vayamos a dar (no es lo mismo el agua para beber, que debe ser potable, que la utilizada para el riego), pocas veces, tal cual es obtenida del medio natural, presenta buenas condiciones para su uso directo en el medio

doméstico o urbano. Por esta razón debe ser tratada. Las Estaciones de Potabilización cumplen este importante objetivo. En Zaragoza, la potabilizadora se sitúa en el barrio de Casablanca y es la responsable de abastecer de agua potable a toda la ciudad. En estas plantas el agua se somete a diversos tratamientos en función de su calidad previa. Como mínimo se les aplica una desinfección, generalmente con cloro, para eliminar los gérmenes patógenos. Puede además sufrir otros procesos como el desbaste, que consigue eliminar hojas y demás restos sólidos, una decantación y filtrado, que sirven para retirar arenillas, y diversos tratamientos para eliminar materia orgánica, olores y sabores desagradables. Una vez tratada el agua es almacenada en depósitos de gran capacidad, lo que permite regular la demanda y asegurar su disponibilidad durante cierto tiempo. El suministro a la ciudad y a los hogares se realiza a través de la red de distribución, un entramado de tuberías que circulan bajo tierra a mayor altura que las que conducen aguas residuales, para impedir su contaminación en caso de fugas. A través de todo

este circuito, se vigila su calidad, realizándose controles analíticos en diferentes puntos: a la salida de la estación potabilizadora y en la propia red de distribución, lo que asegura en todo momento su salubridad. Tras sus diversos usos, en hogares e industrias, el agua contaminada con gran cantidad de desechos es conducida por tuberías subterráneas fuera de la ciudad. Como no puede ser vertida directamente a los ríos o al mar por sus efectos nocivos sobre el medio ambiente, cada vez más municipios se encargan de su depuración. Las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) se encargan de acondicionar el agua antes de su eliminación al medio natural, evitando la contaminación de las aguas receptoras y de los ecosistemas. En ellas se aplican distintos tratamientos adaptados al caudal y la carga contaminante del agua recibida, muy condicionada con el tamaño de la población a la que presta el servicio. Los sistemas de depuración son más complejos si las aguas incorporan vertidos industriales. Tras este proceso el agua puede también ser utilizada en el riego de campos o jardines, aportando nutrientes orgánicos.

Así pues, nuestro consumo de agua forma parte de un ciclo, el Ciclo Integral del agua. Podemos disponer de agua potable en nuestras casas y, después de utilizarla, la podemos devolver al medio natural, lo que permite su reutilización. El acondicionamiento previo antes de su vertido al medio ambiente redunda en el beneficio de los ecosistemas y de todos nosotros. Las administraciones locales y autonómicas, o en su caso las compañías gestoras del agua, son las responsables de la calidad del agua que bebemos, justo hasta la llave de paso general de nuestros edificios (hasta la acometida de las redes interiores del inmueble); donde la responsabilidad pasa a ser de los propietarios. Las administraciones velan por preservar la sanidad de las aguas a través de su circuito de uso, el Ciclo Integral del agua. Por esta razón es sometida a un exhaustivo control analítico que se ajusta a lo marcado en la normativa vigente y llega a incluir la vigilancia de hasta 53 parámetros. Entre ellos numerosas sustancias químicas indeseables y contaminantes, bacterias, turbidez, color u olor. Son realizadas por laboratorios cuali-

ficados que trabajan con niveles muy estrictos de calidad. Como el agua es un bien escaso, es necesario gestionarlo convenientemente. Las Confederaciones Hidrográficas, organismos dependientes del Ministerio de Medio Ambiente, se encargan de llevarlo a cabo dentro de la cuenca hidrográfica de su competencia. Entre sus funciones está la de administrar las aguas superficiales y subterráneas y racionalizar su consumo, adecuándolo a su disponibilidad y a las necesidades reales. Por esta razón para realizar alguna modificación en los cauces o sus márgenes, tomar agua o realizar algún vertido en ellos, es necesario contar con los permisos de estas administraciones. Tenemos el privilegio de abrir el grifo y ver como sale agua limpia para beber, asearnos y cubrir otras necesidades. Seamos conscientes de la dificultad que entraña el hecho de que el agua llegue hasta nosotros en óptimas condiciones y del gran valor que tiene para nuestras vidas y hagamos un uso sostenible de ella.

7

Las obras del ciclo integral del agua

en

Aragón

Por Rafael Izquierdo. Director del Instituto Aragonés del Agua La construcción y mantenimiento de las obras del Ciclo Integral del Agua, es decir, el suministro de agua potable así como la construcción de redes de saneamiento y tratamiento de aguas residuales es una competencia que está encomendada legalmente a los municipios. Nuestra realidad demográfica es la gran dispersión de la población aragonesa, que se traduce en un gran número de núcleos de pequeño tamaño que hace imposible contar con economías de escala que rentabilicen las inversiones necesarias y, en muchos casos, la falta de disponibilidad presupuestaria municipal dificulta que los ayuntamientos, por sí solos, puedan abordar la obras necesarias.

8

La inmigración a la ciudad, fenómeno característico del siglo XX, tuvo en Aragón especial importancia en la década de los 60, y esta realidad hizo que las infraestructuras no tuvieran toda la atención necesaria para garantizar su buen estado. El envejecimiento de los materiales y su uso más allá de la vida útil, el diseño y la ejecución anticuada de las mismas se convirtieron a principios del siglo XXI en un problema y constituyeron un límite en la capacidad de los ayuntamientos de recuperar su equilibrio vital. Este fenómeno se hace más evidente si se extiende a todo el siglo XX, cuando la concentración de la población de Aragón ha aumentado entre 1900 y 2008. En este último año, la concen-

tración era de un 74,4% de los habitantes viviendo en el 10% del territorio más densamente poblado de la superficie de esta Comunidad, frente al 77% registrado a nivel nacional. Con todo, Zaragoza es el único municipio de más de 100.000 habitantes y su población se ha multiplicado por más de 6 entre 1900 y 2008. En este contexto histórico la respuesta debía ser la más adecuada a la realidad social y económica actual de nuestra Comunidad. Fue el Gobierno de Aragón quien en diciembre de 2002 aprobó definitivamente el Plan del Agua de Aragón en el que se integraban actuaciones de las Entidades Locales, objeto de subvención por parte del Instituto Aragonés del Agua. Dichas actuaciones incluían obras de abastecimiento, depuración, saneamiento, mejora de la calidad de las aguas y defensa de márgenes y riberas. El desarrollo posterior del Plan ha fomentado, a lo largo de estos años, un papel protagonista de los Entes Locales en la mejora de la gestión del agua, haciéndoles partícipes de la resolución de los problemas que les afectan. Por ello, en la ejecución de las obras municipales del Ciclo Integral del Agua se hace imprescindible la colaboración entre Administraciones y, particularmente, del Gobierno de Aragón, que promueve una gestión solidaria y de estructuración del territorio, realizando las acciones necesarias

para un adecuado abastecimiento de agua a todos y cada uno de los pueblos de Aragón, evitando que la carencia de suministro de agua, en cantidad y calidad suficientes, sea una limitación esencial para la vida rural normalizada y su desarrollo sostenible. En base a lo anterior, la Ley 6/2001, de 17 de mayo, de Ordenación y Participación en la Gestión del Agua en Aragón (Boletín Oficial de Aragón núm. 64, de 1 de junio de 2001) integra plenamente el abastecimiento de agua potable y el saneamiento y depuración de aguas residuales dentro de las preocupaciones de la Comunidad Autónoma, dotándole de una base normativa propia y específica, atendiendo así las necesidades sentidas y reconocidas en nuestra sociedad y el papel insustituible de la Administración Autonómica para analizar y materializar las inversiones del Ciclo del Agua en los municipios aragoneses. A través de ésta normativa, el Instituto Aragonés del Agua diseña la actividad de planificación, inversión y gestión en la construcción de infraestructuras de abastecimiento de agua potable, saneamiento y depuración de aguas residuales en colaboración con la Administración Local, por medio de inversiones directas y de subvenciones. Muchas de estas actuaciones, por sus características y concepción, reciben financiación de fondos prove-

nientes de la Unión Europea (tanto del Fondo Europeo de Desarrollo Regional como de los Fondos de Cohesión). Al conjunto de actuaciones descritas se suma el Plan Especial de Depuración de Aguas Residuales, en estado de ejecución y planificado por el Departamento de Medio Ambiente, que incluye la depuración de las aguas residuales de los municipios de más de 1.000 habitantes - equivalentes y, más recientemente, el Plan Pirineos que permitirá convertir a esta zona emblemática en la primera de Aragón que depura todas sus aguas residuales. El Plan del Agua Dada la concurrencia competencial y el posterior desarrollo normativo antes citado, la actividad de planificación, inversión y gestión en la construcción de infraestructuras de abastecimiento de agua potable, saneamiento y depuración de aguas residuales en colaboración con la Administración Local, por medio de inversiones o subvenciones, se lleva a cabo mediante Convenio de colaboración suscrito con los ayuntamientos, en los que también se contemplan actuaciones de difusión y sensibilización con respecto al uso eficiente del agua. En aquellos casos en los que es necesario, los ayuntamientos colaboran en el Convenio

aportando los permisos necesarios para la ejecución de las obras así como cuantos permisos y licencias, ya sean municipales (licencia de obras, conformidad con el planeamiento urbanístico) o de otras Administraciones, sean necesarios para su ejecución (Confederaciones Hidrográficas, RENFE, Carreteras, etc.).

El Plan del Agua se ha desarrollado en tres periodos de programación, 2002-2006, 2005-2009 y 2008-2011. Estos siete años de trabajo pueden resumirse en las siguientes cifras aproximadas: 1.782 actuaciones 248 millones de € de inversión concedida 207 millones de € de subvención concedida 651 entidades locales beneficiadas 572.000 habitantes beneficiados

Cabe destacar la importancia, en cuanto a la financiación, del Convenio de colaboración entre el Ministerio de Medio Ambiente y la Comunidad Autónoma de Aragón, por el que se fija el esquema general de coordinación y financiación para la ejecución de actuaciones en la Comunidad Autónoma del Plan Nacional de Calidad de las Aguas: saneamiento y depuración 2008-2015 y del Ciclo Integral del Agua, con una aportación de 169,12 millones de euros para el período 2008-2011.

El trabajo conjunto de los ayuntamientos y el Instituto Aragonés del Agua está contribuyendo en numerosas localidades a satisfacer la demanda actual de agua en condiciones adecuadas de calidad y cantidad, garantizando su suministro y disminuyendo la dependencia de condicionantes climáticos o de otro tipo. Además de asegurar la demanda para el consumo humano, esa mejora de los servicios básicos supone también una contribución al buen funcionamiento de la economía del medio rural y de la creación de empleo, en lugares donde la economía sostenible adquiere su mejor expresión en la producción ecológica y local de alimentos, materiales y energía. El conjunto de todas las actuaciones supone una decidida defensa del soporte natural y cultural de nuestros pueblos y desde un punto de vista puramente ambiental, el ahorro de agua conseguido es importante en sí mismo, en un escenario de cambio climático, en el que la disponibilidad del recurso agua tiende a disminuir, pero a la vez supone una disminución de la presión sobre los recursos hídricos de los ríos, lagos y acuíferos de donde se capta. Este aspecto de las obras del Instituto Aragonés del Agua, unido al avance en la depuración de aguas residuales, supone una contribución importante a la conservación del buen estado ecológico de los recursos hídricos, objetivo principal planteado por la Directiva Marco del Agua.

9

Control de las

de la

aguas

de

calidad

consumo

Por Henry Laiño. Director Territorial Cantábrico - Aragón AGBAR AGUA En estado puro el agua es incolora, inodora e insípida, pero el agua que a diario consumimos no lo es. En el medio natural, el agua presenta unas propiedades específicas, denominadas propiedades organolépticas, que le aportan unas características particulares fácilmente distinguibles a los sentidos, como son el color, olor, sabor, turbidez y la temperatura. El consumidor evalúa la calidad del agua en función a lo que le indican sus sentidos; por lo tanto, si se encuentra con un agua que presenta un olor o sabor desagradable o que no sea transparente, normalmente considera que el agua es insalubre y no la beberá, pero esto no es necesariamente cierto La calidad del agua potable engloba las características organolépticas, físicas, químicas y microbiológicas propias del agua. Normalmente, estas alteraciones organolépticas sí que indican que existen alteraciones nocivas para la salud en la calidad del agua, pero no siempre; es posible que nos encontremos ante un agua aparentemente cristalina e inocua a los sentidos pero que sea insalubre por tener alterados sus componentes microbianos o químicos. La calidad del agua en origen condiciona el tipo de tratamiento a la que esta debe ser sometida para que la misma se considere apta para el consumo. El control de la calidad de las aguas constituye una de las partes más importante del tratamiento del agua. El control final del producto, para que cumpla todo lo que se le exige en el R.D. 140/03, debe cumplir tanto las exigencias 10

de calidad, como disponer de las garantías analíticas – acreditaciones o certificaciones para el control-, respetar los límites de cuantificación y detección y, finalmente, informar al consumidor. En el citado real decreto se menciona: “Cada Estado miembro velará porqué todos los laboratorios en que se analicen las muestras tengan un sistema de control de calidad de los análisis que sea comprobado periódicamente por una persona independiente del laboratorio que haya sido autorizada al efecto por la autoridad competente”. Los laboratorios a los que se refiere el apartado anterior, si no están acreditados por la UNE 17025 o la vigente en ese momento para los parámetros realizados en el laboratorio que señala esta disposición, al menos deberán tener la certificación por la UNE-EN ISO 9001 o la vigente en ese momento. Los laboratorios que superen 5.000 muestras anuales deberán estar acreditados por la UNE 17025 o la vigente en ese momento para los parámetros que señala esta disposición y con las especificaciones que señala el Anexo IV, realizados en dicho laboratorio. Todo laboratorio acreditado y los laboratorios certificados que gestionen más de 50 muestras al año remitirán a la Dirección General de Salud Pública y Consumo del Ministerio de Sanidad y Consumo el impreso del Anexo III cumplimentado y una fotocopia del alcance de la acreditación o de la certificación.

Vigilancia

sanitaria

Por Mª Dolores Lera, jefa de Unidad de Sanidad Ambiental, y Mercedes Navarro, directora del IMSP de Zaragoza

Los ayuntamientos establecen programas para controlar la calidad del agua que beben sus vecinos. El abastecimiento de agua potable a la población es un servicio de competencia municipal y constituye una de las tareas más importantes de los ayuntamientos, que se ocupan de que sus vecinos tengan agua y de que sea de calidad.

Por último, el Instituto Municipal de Salud Pública mantiene una información actualizada sobre la calidad del agua. Está a disposición del ciudadano en la página web del Ayuntamiento de Zaragoza, en el apartado Calidad del agua.

Para conseguir estos objetivos, el ayuntamiento de Zaragoza, a través del Instituto Municipal de Salud Pública (IMSP), tiene instaurado un Programa de Control de Calidad del Agua de Consumo Humano, dividido en dos apartados: Programa de autocontrol y Control del agua en el grifo del consumidor

Control en el grifo del consumidor

Programa de autocontrol Para el desarrollo de dicho programa, se han fijado una serie de puntos de control, distribuidos entre los depósitos de cabecera, depósitos reguladores y redes, procediendo diariamente a la toma de muestras en diversos puntos y a la realización de los correspondientes análisis. Los análisis se realizan inmediatamente a la recepción de las muestras en los laboratorios del Instituto Municipal de Salud Pública, y se comprueba si los resultados son conformes a la normativa, manteniendo simultáneamente un sistema de información continua con la Planta Potabilizadora a la que se avisa inmediatamente vía telefónica (y/o email) de cualquier incidencia y recibe sistemáticamente los resultados de todos los análisis.

Los usuarios deben saber que ningún trabajador del ayuntamiento de Zaragoza irá a su casa sin avisarle por carta o por teléfono. Por consiguiente, deben desconfiar si alguien se presenta inesperadamente diciendo ser un operario municipal para, por ejemplo, venderle un filtro de agua. Legislación

La finalidad concreta de este programa es controlar que el agua suministrada a través de las distintas redes de abastecimiento del municipio de Zaragoza, independientemente de que su gestión sea municipal o no, ofrezcan, en todo momento en el grifo de suministro, las condiciones de salubridad, limpieza y calidad idóneas para su consumo. Para ello, tanto de oficio como a solicitud de los usuarios, se efectúan tomas de muestras y posterior análisis de agua, realizando, de forma simultánea inspecciones en aquellos domicilios, comercios, industrias, colegios…, en los que se requiera comprobar la calidad del agua abastecida. Cualquier zaragozano que detecte alteraciones, color, olor, turbiez..., en el agua del grifo de su casa puede solicitar un análisis llamando al teléfono 976 47 19 61. Tras las investigaciones pertinentes, el ayuntamiento determina si existen factores reales motivo de estas alteraciones. Si es así, un operario se desplaza al domicilio del afectado, previa cita concertada, para tomar muestras y proceder a su análisis.

Uno de los fines de la actividad municipal para satisfacer los intereses de la población es el servicio de abastecimiento de agua potable, que se regula de conformidad con lo establecido en la Ley 7/1985 Reguladora de las Bases de Régimen Local. Este objetivo está presente desde hace años en la Legislación Europea, Española y Autonómica. Así, el ordenamiento jurídico español, a través del R.D 1138/1990, fijaba las normas que debían cumplir las aguas potables de consumo público. Como consecuencia de los progresos científicos y técnicos, la Comunidad Europea publicó la Directiva 98/83/CE incorporada al derecho interno español mediante el R.D 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano. Dicho Real Decreto obliga a las Comunidades Autónomas a la elaboración de un programa (en Aragón, el Programa de vigilancia sanitaria del agua de consumo humano de la Comunidad Autónoma de Aragón 20042009) en el que se fijan los criterios de gestión, autocontrol y vigilancia sanitaria.

11

Calidad del agua de boca. Comparativa entre distintas ciudades españolas

Apta para beber La comparativa de calidad de agua de boca realizada entre varias ciudades españolas determina que la de Zaragoza ofrece unas cualidades excelentes, con el valor añadido de que pueden llegar a beberla más de las tres cuartas partes de los aragoneses. Por Carlos Rodríguez Casals. Presidente de Fundación Boreas Cuando hablamos de la calidad del agua de boca nos estamos refiriendo a su aptitud para el consumo humano, sin que represente ningún riesgo para su salud. A este respecto, el Real Decreto 140/2003 establece los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano, calificándola como «apta para el consumo»: cuando no contenga ningún tipo de microorganismo, parásito o sustancia, en una cantidad o concentración que pueda suponer un peligro para la salud humana; en caso contrario será considerada «no apta para el consumo». Es evidente que los componentes menos deseables del agua son aquellos que pueden perjudicar directamente nuestra salud. Sin embargo, nuestra actitud hacia el consumo del agua de grifo está influida por aquellos aspectos que somos capaces de percibir a través de nuestros sentidos (organolépticos), pues los consumidores no disponemos de medios para determinar la seguridad del agua que consumimos. Rechazamos el agua de apariencia sucia o color anormal, o de olor o sabor desagradable, aun cuando estas características no tengan consecuencia directa para nuestra salud. Por tanto, el agua de consumo además de ser inocua, debe tener un aspecto, color, sabor y olor aceptables para el consumidor (uniforme, transparente, incolora, insípida e inodora).

12

La calidad del agua de boca está determinada por parámetros físico-químicos, biológicos y organolépticos, que son objetivos y mensurables; mientras que su aceptación por parte de los consumidores es subjetiva. Ésta depende de factores individuales, como su percepción sensorial, y locales, como la calidad del agua a la que está acostumbrada

la comunidad, y está supeditada a diversas consideraciones de carácter social, medioambiental y cultural. Características organolépticas Los sabores u olores del agua de consumo pueden revelar la existencia de algún tipo de contaminación, o el deficiente funcionamiento de algún proceso durante el tratamiento o la distribución. Su origen puede estar en contaminantes químicos, en la actividad microbiana durante el almacenamiento y la distribución, en elevados tiempos de residencia del agua en la red, o pueden ser el resultado de la corrosión o del tratamiento del agua. La turbidez está causada por la presencia de materia en suspensión, generalmente procedente de la erosión del suelo. Su presencia interfiere en el proceso de desinfección. El color del agua es debido a sustancias orgánicas coloreadas, a la presencia de metales, o a la disolución del hierro o del cobre de las tuberías. Contaminantes de origen químico El amoniaco presenta aproximadamente un umbral olfativo de 1,5 mg/l, y gustativo de 35 mg/l. La presencia de cobre se suele deber a la acción corrosiva del agua que disuelve las tuberías fabricadas con este metal. Concentraciones de cobre superiores a 1 mg/l, manchan la ropa lavada y los aparatos sanitarios; mientras que si es mayor a 5 mg/l, tiñe el agua y confiere un sabor amargo.

Aunque el cinc en el agua de consumo rara vez supera los 0,1 mg/l, puede ser mayor en agua de grifo debido a la presencia de antiguos materiales de fontanería galvanizados. Cuando la concentración es superior a 4 mg/l, adquiere un sabor astringente. La mayoría de las personas pueden detectar, mediante el olfato o el gusto, la presencia del cloro en el agua, pues el umbral gustativo es menor que la concentración establecida por el Real Decreto como riesgo para la salud humana. Con concentraciones de hierro igual a la establecida por el Real Decreto no se aprecia ningún sabor en el agua, aunque pueden aparecer turbidez y coloración. La dureza del agua, derivada de la presencia de calcio y magnesio, se pone de manifiesto por la precipitación de restos de jabón y la necesidad de utilizar más jabón para conseguir la limpieza deseada. El pH (o concentración en ión hidrógeno) del agua puede afectar al grado de corrosión de los metales, así como a la eficiencia de algunos métodos de desinfección.

“… Como mínimo, se deben controlar en el grifo del consumidor: olor, sabor, color, turbidez, conductividad, pH, amonio, cobre, cromo, níquel, hierro, plomo y cloro libre residual y/o cloro combinado residual…” (Real Decreto 140/2003

Comparativa entre distintas ciudades españolas. Los resultados de la comparativa de los diferentes parámetros muestran que la calidad del agua de Zaragoza es apta para el consumo, libre de contaminación, con unas características organolépticas mejores que la mayoría de las ciudades que han aportado datos y que las medias nacionales. Los valores de amoniaco, hierro y cobre son inferiores a los umbrales gustativos, mientras que el contenido de cloro es similar a las medias nacionales e inferior al mostrado por la mayoría de las ciudades. El abastecimiento de agua de Yesa ha supuesto una disminución de su dureza, turbidez y nivel de cloración. 13

Agua El proyecto de traer agua pirenaica de Yesa ha mejorado su calidad con respecto a la de hace un año, cuando Zaragoza se abastecía únicamente del Canal Imperial o del río Ebro.

Del Pirineo Para Zaragoza Por Carlos Rodríguez Casals. Fundación Boreas La calidad del agua del tramo medio del Ebro, donde se ubica la toma del Canal Imperial para suministro a Zaragoza capital y al resto de núcleos que abastece, se ha considerado deficiente, especialmente en estiajes. El origen está en razones de tipo natural y en la contaminación derivada de las actividades humanas. Debido al carácter salino del valle del Ebro, el agua presenta altas concentraciones de sulfatos de difícil eliminación. Por otro lado, los vertidos de ciudades e industrias y los retornos de riegos implican un riesgo de contaminación importante. Los abastecimientos de los núcleos ubicados en el Jalón, Huerva y Gállego también presentan problemas de calidad del agua y, particularmente en los estiajes, de cantidad en el suministro. El agua de Yesa para consumo de boca El proyecto contempla el abastecimiento a la ciudad de Zaragoza y de una cincuentena de municipios de su entorno con agua del río Aragón embalsada por la presa de Yesa. Esta actuación contribuye a promover una mejora de la disponibilidad de agua a largo plazo y comporta una serie de mejoras económicas, ambientales y para la salud de los ciudadanos afectados. El proyecto contribuye a incrementar la disponibilidad y regulación de recursos hídricos en la cuenca y al mantenimiento de caudales ecológicos, tanto a corto plazo como a largo plazo. Es previsible que el estado ecológico del río Ebro mejore, ya que no se derivarán caudales, a través del Canal Imperial de Aragón, para satisfacer las necesidades de suministro a Zaragoza capital y al resto de núcleos que abastece. Estas demandas serán satisfechas con el agua almacenada en invierno y primavera en el embalse de La Loteta. La mejora en las características del agua de boca conlleva una serie de beneficios económicos, ambientales y sociales, tales como: la reducción de los costes de depuración, la mejora en la calidad de las aguas residuales con la consiguiente disminución de contaminación del río, el incremento de la vida útil de los electrodomésticos e instalaciones, el menor deterioro de las tuberías, el incremento de agua disponible del canal para otros usos (riego, lúdicos) o la disminución de los riesgos para la salud. A estos beneficios se pueden sumar los asociados a la aceptabilidad del consumidor, entre los que podemos destacar la disminución del consumo de agua embotellada, con el ahorro que puede suponer para los hogares, y la consecuente reducción de residuos generados por los envases.

Hasta que no se realice el recrecimiento de Yesa, el agua provendrá de sus excedentes, vertidos por el aliviadero de la presa, y de volúmenes de aguas de invierno del Ebro, bombeados desde el Canal Imperial al embalse de La Loteta. Cuando se realice el recrecimiento se verá resuelto el problema de la garantía total de las demandas del abastecimiento a Zaragoza y su entorno. Una población cercana a los 850.000 habitantes dispondrá de agua de mayor calidad que la que presentan sus actuales abastecimientos. 14

El precio es un instrumento del que se sirven los gestores del agua urbana para alcanzar dos objetivos: mejorar la eficiencia de los recursos hídricos entre usos y usuarios y obtener los medios necesarios para financiar los costes que acarrea la prestación del servicio, aplicando el principio “usuario paga”, por el cual las personas que más agua gastan, pagan más por ella.

Precios y consumo Por Fernando Arbués. Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza La Directiva Marco Europea en Política de Aguas (D2000/60/CE de 23 de octubre de 2000) establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la gestión de los recursos hídricos en el que las políticas de precios cobran especial protagonismo. En este escenario normativo, se considera que las acciones de tipo tarifario constituyen un instrumento económico de gran utilidad para alcanzar dos objetivos claramente definidos: por una parte, porque mejoran la eficiencia en la asignación de los recursos hídricos entre usos y usuarios, generando incentivos económicos que promueven un uso más racional de los mismos; y, por otra parte, porque, ofrecen

la posibilidad de obtener los recursos necesarios para financiar los costes que acarrea la prestación del servicio (incluidos los costes medioambientales y los relativos a los recursos), garantizando su continuidad a largo plazo (principio de recuperación de costes). En la práctica, la política de precios que se aplica en la mayoría de las ciudades españolas se basa en el diseño de estructuras tarifarias de tipo binomial que combinan una cuota fija de conexión al sistema (cuota de servicio) y una cuota variable ligada al volumen de agua consumida (cuota de consumo).

La cuota fija la paga regularmente el usuario del servicio por tener la posibilidad de disfrutar del mismo. Normalmente, este pago no lleva aparejado un mínimo de consumo, si bien en algunos casos (por ejemplo, Valladolid y Palma de Mallorca o, en Aragón, Utebo, entre otras) esta cuota fija incluye la posibilidad de consumir un volumen determinado de agua sin coste adicional para el usuario. La cuota variable (cuota de consumo) se factura de acuerdo con el consumo de agua registrado en cada contador. En la mayoría de los casos la cuota variable es el resultado de aplicar una tarifa progresiva por bloques de consumo (en el año 2008, en 44 de las 52 capi-

tales españolas, incluidas Ceuta y Melilla, la cuota variable de la tarifa que se aplicaba respondía a esta estructura), aunque en algunas poblaciones también se aplica una tarifa plana o de precio único, en la que todas las unidades consumidas se facturan al mismo precio (por ejemplo, Burgos, Santander y Pamplona o, en Aragón, Fraga y Monzón, entre otras). Las tarifas progresivas por bloques están diseñadas para poder discriminar precios en función de cuál sea la cantidad de agua que consumen los usuarios del servicio. Para ello, los responsables del servicio de suministro definen arbitrariamente una serie de intervalos de consumo, de manera que a cada uno de ellos le corresponde un precio más alto conforme el volumen de agua que refleja el intervalo es mayor. Como indica la OCDE este tipo de tarifas responden fielmente al principio del “usuario paga”, en tanto que permite que aquellos individuos que gastan más agua paguen más por ella. Los argumentos que se utilizan para justificar este tipo de tarifas son muy variados. En primer lugar se señala que estas tarifas permiten facilitar el acceso del conjunto de la población a un servicio básico como es el abastecimiento de agua potable. Para ello, el primer bloque de la tarifa deberá tener una amplitud acorde con las necesidades básicas de los consumidores y un precio asociado a él “asequible”, pudiéndose introducir ajustes en la aplica-

ción de la tarifa (como bonificaciones o exenciones) para evitar la expulsión de los individuos de menor nivel de renta (numerosas ciudades, como por ejemplo Granada, León y Madrid o, en Aragón, Barbastro, Binéfar, Tarazona y Zaragoza, entre otras, aplican este tipo de correcciones). En segundo lugar, se señala que las tarifas crecientes por bloques son muy útiles porque, si se fijan unos precios suficientemente altos para los niveles de consumo superiores al “básico”, generan los incentivos necesarios para que los usuarios del servicio hagan un uso más racional del agua. Sin embargo, existe una clara incompatibilidad entre la introducción de estos precios que penalizan el exceso de consumo y el principio de equidad: si se quiere reducir el consumo excesivo, entonces los hogares de mayor tamaño tenderán a pagar parte de su consumo estándar a precios muy elevados; mientras que si se quiere evitar la discriminación de estos hogares, el nivel de consumo a partir del cual se aplicará la penalización deberá ser tan elevado que perderá toda su eficacia. Para resolver este problema muchas ciudades han optado por introducir en sus tarifas bien ajustes específicos para las familias numerosas, ya sea en forma de bonificaciones o exenciones (por ejemplo, Albacete y Ciudad Real o, en Aragón, Alcañiz, Calatayud y Teruel, entre otras), o modificando el tamaño de los bloques de consumo (por ejemplo, Huelva, Tenerife o Valencia, entre otras)

y/o de los precios asociados a ellos (por ejemplo, Córdoba, Palma de Mallorca y Ceuta, entre otras), o bien aplicando a las familias numerosas estructuras tarifarias flexibles, en las que la amplitud de los bloques de consumo es diferente según el tamaño del hogar (Barcelona, Gerona y Sevilla o, en Aragón Zaragoza y Huesca, entre otras) Sin embargo, los gestores del servicio de abastecimiento y saneamiento de agua cuando diseñan sus tarifas no tienen sólo en cuenta los dos objetivos señalados anteriormente, sino que también tratan de alcanzar con ellas otros objetivos relacionados con la equidad, la salud pública, la aceptabilidad social de la tarifa, o la optimización de los costes administrativos de su aplicación, entre otros. Objetivos que frecuentemente resultan difíciles de compatibilizar. Esto provoca que el diseño de una tarifa sea un proceso complejo en el que aparecen involucrados múltiples factores, muchos de los cuales son difícilmente cuantificables y, por lo tanto, de difícil inclusión en un modelo económico. Es por ello que, a pesar de los numerosos análisis teóricos dirigidos a delimitar la tarifa óptima que debería gravar el consumo de agua no existe consenso acerca de cual es la alternativa tarifaria más adecuada, ya que ésta dependerá en cada caso de las características y preferencias de los usuarios, así como de los objetivos específicos que se fije el oferente.

Las nuevas generaciones lo tienen más fácil. La cultura medioambiental forma parte de sus Las nuevas generaciones lo tienen más fácil. La cultura medioambiental forma parte de sus vidas. Para ellos coger buenos hábitos que eviten el despilfarro del agua no va a ser muy vidas. Para ellos coger buenos hábitos que eviten el despilfarro del agua no va a ser muy difícil: lo están aprendiendo en la escuela. Sin embargo, las personas con más de cincuenta difícil: lo están aprendiendo en la escuela. Sin embargo, las personas con más de cincuenta años, consumidores, usuarios, regantes, industriales... que se educaron con la creencia ciega años, consumidores, usuarios, regantes, industriales... que se educaron con la creencia ciega de que el agua era un bien inagotable y barato, tendrán que hacer verdaderos esfuerzos de que el agua era un bien inagotable y barato, tendrán que hacer verdaderos esfuerzos para aprenderse los códigos de conducta encaminados a preservar la vida del planeta tal y para aprenderse los códigos de conducta encaminados a preservar la vida del planecomo la conocemos. Para empezar, veinte gestos que constituyen apenas un prita tal y como la conocemos. Para empezar, veinte gestos que constituyen apemer paso hacia el objetivo final: la concienciación sobre la necesidad imperionas un comienzo del objetivo final: la concienciación sobre la necesidad impesa de ahorrar agua.

Gestos para salvar el Gestos para salvar el planeta 20 consejos para ahorrar agua 20 consejos para ahorrar agua... 1º Tirar de la cadena del inodoro solo cuando sea necesario. 2º Si la cisterna es antigua y no tiene sistema economizador, colócale una botella de un litro de agua dentro. 3º No dejes correr el agua del grifo gratuitamente al fregar los platos. Al ducharte, al lavarte los dientes, al afeitarte, utiliza un vaso en lugar de dejar el grifo abierto. 4º Sustituye el baño por la ducha. 5º Toma duchas cortas y cierra la llave mientras te enjabonas.

17º Contribuye a la concienciación en el ahorro de agua y difúndelo entre tus asiduos. 18º Usa el agua residual que haya sido tratada de manera apropiada, para regar. 19º Comunica al Ayuntamiento cualquier incidencia que observes en las instalaciones hídricas municipales. 20º Instala sistemas economizadores de agua en los grifos: reductores, aireadores, perlizadores..

6º Mantén en perfecto estado las instalaciones, tuberías y grifos para evitar pérdidas. 7º Evita regar con sol para que no se desaproveche el agua con la evaporación. 8º Pon la lavadora y el lavavajillas sólo cuando estén con cargas completas. 9º Utiliza siempre un cuenco para lavar frutas y verduras. 10º No laves el coche con manguera; utiliza un cubo y una bayeta. 11º Mientras esperas que salga el agua caliente, recoge la demás en un recipiente y úsala para regar las plantas. 12º Lava los platos con poco jabón para que necesites menos agua al aclararlos. 13º No descongeles los alimentos bajo el chorro de agua. 14º Si ves que alguien está desperdiciando el agua, llámale la atención. 15º Si encuentras una llave abierta y el agua no está siendo utilizada, ciérrala. 16º Utiliza vasos o botellas para beber agua, en lugar de beber con el grifo abierto.

... y uno para ahorrar dinero El agua del grifo está perfectamente saneada y sometida a controles excepcionalmente rigurosos, a pesar de que en ocasiones manifieste propiedades organolépticas (sabor, olor o color) pocos atractivas a los sentidos. Pero incluso estas manifestaciones externas son cada vez menos frecuentes. A pesar de ello, muchas familias siguen comprando agua embotellada para beber. ¿Y saben cuánto podrían ahorrarse bebiendo agua del grifo? Prácticamente el 100% de lo que pagan por ella.

Ejemplo: Considerando que el consumo medio de agua para beber en una familia es de seis litros diarios, al año consume unos 2.200 litros. Considerando que el litro de agua del grifo cuesta 0,00095 euros; seis litros costarán 0,0057 euros y 2.200 litros 2,09 euros. Considerando el precio medio de un litro de agua embotellada en unos 0,30 euros, esa hipotética familia se gasta 1,80 euros diarios en agua para beber, lo que supone 650 euros anuales que podrían ahorrarse sin ningún perjuicio.