AUTOCUIDADO EN EL EQUIPO DE SALUD

1 AUTOCUIDADO EN EL EQUIPO DE SALUD Claudio Basáez Vásquez Valeria Gallardo Zepeda Alejandra Trujillo Villegas INTRODUCCIÓN Como simples observadore...
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AUTOCUIDADO EN EL EQUIPO DE SALUD Claudio Basáez Vásquez Valeria Gallardo Zepeda Alejandra Trujillo Villegas

INTRODUCCIÓN Como simples observadores de la realidad de nuestro país, hemos podido ver algunos cambios en hábitos, costumbres, de relaciones y carácter. Se ha visto un mayor poder adquisitivo, ha aumentado la expectativa y calidad de vida, el acceso a las comunicaciones nos ha abierto a otras realidades, muchas veces discordantes a nuestra sociedad. Sin embargo, esto ha traído aparejado consecuencias negativas, en relación a las cuales podemos mencionar el deterioro de la salud mental, el desmembramiento de la familia, falta de comunicación y de relaciones interpersonales, inestabilidad laboral, aumento del stress, aumento de la violencia intrafamiliar, por mencionar algunos. Como miembros de una realidad particular de salud, hemos observado un incremento de las exigencias que debemos asumir como funcionarios en un marco de usuarios demandantes, por esto, a menudo nos vemos sometidos a una gran presión laboral. Hemos visto en nosotros y en el resto del equipo, una enorme despreocupación hacia nuestras personas, lo que se ha visto reflejado en un mayor ausentismo laboral, un alto número de licencias médicas por stress, problemas de salud mental, sedentarismo, alimentación inadecuada, obesidad, desinterés por exámenes preventivos (como ESPA, PAP), enfermedades crónicas etc. Además, no podemos desconocer el hecho de que la mayoría del personal sanitario es femenino, por lo cual existe un recargo adicional de presión familiar, por cumplir con el rol de madre y esposa trabajadora. Para comprender a cabalidad los problemas que hemos visto, no sólo en nuestro equipo, sino como una necesidad sentida generalizada del personal que trabaja en salud, debemos comenzar por entender el concepto de autocuidado. Una definición sencilla sería: “práctica de las actividades que los individuos realizan en pro de sí mismos para mantener la salud y el bienestar”.

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2 “Conservar la capacidad de autocuidado, permite a la persona mantener su dignidad, autoestima y bienestar, aspectos que son muy importantes, porque favorecen la autonomía y la independencia”. Como grupo humano que convive ocho horas diarias en el mismo lugar de trabajo, nos planteamos la inquietud por desarrollar el tema del autocuidado porque existe una gran desvalorización de éste dentro del equipo de salud. A través de este ensayo pretendemos interiorizarnos de la problemática de salud que nos afecta y examinar, analizar y discutir los múltiples factores involucrados en esta desvalorización en el personal sanitario. DISCUSIÓN Como una forma de conocer la propia valoración de los individuos en relación a su salud, revisaremos los antecedentes históricos, definiciones de autocuidado, educación para éste, condicionantes de salud, datos epidemiológicos, factores psicológicos asociados y el posterior análisis de lo antes expuesto. El Autocuidado a través de la historia La forma de cuidado a través de la historia ha sido una construcción cultural materializada en un patrimonio de prácticas, ritos, creencias, actitudes, representaciones y conocimientos que una cultura tiene alrededor del cuidado. Partiendo de la cultura griega, el auge de corrientes filosóficas como el estoicismo generaron ideas importantes en torno al autocuidado con la práctica llamada por ellos del ¨ cultivo de sí ¨, la cual hace énfasis y valoriza la importancia de las relaciones del individuo consigo mismo (1). El ¨ cultivo de sí ¨ se basaba en el principio que hay que cuidarse y respetarse a sí mismo, en tanto al intensificar la relación con uno mismo se construye sujeto de sus actos. Los griegos tenían una visión integral de lo que debía ser el cuidado de sí enfatizaban la necesidad de cuidar no sólo el cuerpo, sino también el alma.

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Para ellos el cuidado de sí incluía cuidar el cuerpo, los regímenes de salud, los ejercicios físicos sin excesos y la satisfacción mesurada de las necesidades, las meditaciones, las lecturas, las notas que se tomaban de los libros o de las conversaciones escuchadas y la reflexión de las verdades que se sabían, pero que había que apropiarse de ellas aún mejor (1). La tradición judeo-cristiana en sus prácticas de cuidado fomentaba la práctica de la castidad, muy diferente a la forma integral del autocuidado practicado por los griegos, transformándose de una preocupación centrada en el cuerpo propio y del otro, hacia unos cuidados centrados en el espíritu con demérito de los corporales. Los avances científicos y tecnológicos especialmente los relacionados con la medicina, también influyeron en el concepto y formas de promocionar el cuidado. La lengua inglesa conceptualizó dos tipos de cuidado de naturaleza diferente: 1. Cuidados de costumbre -careaquellos relacionados con las funciones de conservación y de continuidad de la vida. 2. Cuidados de curación –cure- relacionados con la necesidad de curar todo aquello que obstaculizaba la vida. Entrando al campo de la medicina, entre las razones que influyeron en el concepto y prácticas de cuidado y autocuidado se pueden mencionar las siguientes: 1) la medicina diseñó un sistema de salud para curar la enfermedad y no para promover la salud y 2) con la parcelación que hace el modelo biomédico del cuerpo y sus funciones y la separación entre cuerpo y espíritu, se comenzó a confundir lo que pertenecía a la categoría de los cuidados con lo que pertenecía a la categoría de los tratamientos, hasta el punto de utilizar los términos cuidar y tratar como sinónimos (1).

¿Qué es el autocuidado? Autocuidado son todas aquellas acciones que realiza un individuo por voluntad propia, la familia o la comunidad para promover, mantener y mejorar la salud y el bienestar , previniendo y tratando su enfermedad .

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4 La OMS en 1983 planteó que la salud es el resultado de los cuidados que uno se dispensa a sí mismo y a los demás, de la capacidad de tomar decisiones, de controlar la vida propia y de asegurar que la sociedad en la que uno vive ofrezca a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen estado de salud (2) . Se pueden distinguir diferentes tipos de autocuidado, desde el más simple que es parte integral de la rutina del diario vivir, como por ejemplo lavarse los dientes, hasta el más complejo como es cuando un individuo está enfermo. En cuanto a los tipos de autocuidado, Orem distingue dos: A. El autocuidado universal corresponde a las acciones destinadas a satisfacer las necesidades humanas básicas y del diario vivir. B. El autocuidado en las desviaciones de salud es definido como las acciones necesarias sólo en el caso de enfermedad, agresión o accidente. Estas acciones requieren cambios o ajustes en la forma de vida y diferentes grados de intervención profesional. También Orem contempla el concepto de ¨auto¨ como la totalidad de un individuo incluyendo no sólo sus necesidades físicas sino también sus necesidades sicológicas y espirituales y el concepto ¨cuidado¨ como la totalidad de las actividades que un individuo inicia para mantener la vida y desarrollarse de una forma que sea normal para él (3). Se puede considerar que un individuo cuida de sí mismo cuando siguientes actividades: 1. 2. 3. 4. 5.

realiza las

Apoyo de los procesos vitales y del funcionamiento normal. Mantenimiento del crecimiento, maduración y desarrollo normales. Prevención o control de los procesos de enfermedad o lesiones. Prevención de la incapacidad o su compensación. Promoción del bienestar.

Según Coppard, el autocuidado comprende todas las acciones y decisiones que toma una persona para prevenir, diagnosticar y tratar su enfermedad, todas las actividades individuales dirigidas a mantener y mejorar la salud y las decisiones de utilizar tanto los sistemas de apoyo formales de salud como los informales (4) .

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Orem y Coppard comparten el criterio de que una persona puede convertirse por sí mismo o con la ayuda de otros en su propio agente de autocuidado. Las dos concepciones mencionadas sobre el autocuidado incluyen las actividades referidas a la promoción y el fomento de la salud, la modificación de estilos de vida perjudiciales para la salud, disminución de factores de riesgo, la prevención específica de enfermedades, el mantenimiento y recuperación de la salud y la rehabilitación. Cuidar De Uno Mismo El acto de cuidar de uno mismo requiere el inicio de una compleja serie de conductas, que exigen un enfoque de autocuidado personal e intencionado. El proceso de autocuidado se inicia con la toma de conciencia del propio estado de salud. Esta toma de conciencia requiere en sí misma el pensamiento racional para aprovechar la experiencia personal, normas culturales y conductas aprendidas, a fin de tomar una decisión sobre el estado de salud. Debe haber también el deseo consciente de satisfacer las necesidades de autocuidado de uno mismo; ésta es una suposición importante que subyace en el modelo de Orem. Esto es evidente en nuestro personal, pues existe una gran dificultad para tomar la decisión de proteger nuestra salud, que pudiera explicarse por muchos factores, como veremos más adelante. Educación para el Autocuidado Es importante tener una educación para el autocuidado al sujeto la propia definición de su condición de salud, reconocer sus problemas, identificando éstos en la medida para lograr soluciones entre las cuales esté presente el solicitud de ayuda pertinente,

(5), ya que se debe facilitar es decir, debe conocer y que se presentan, todo esto cuidado de sí mismo y la

Esta educación debe partir con un diagnóstico de la situación individual que incluye el entorno del cual procede la persona, los estilos de vida, experiencias, forma de relacionarse, creencias, valores y motivación a cambios de conducta. Existen factores determinantes en las conductas de autocuidado y la variabilidad entre las personas se acentúa con los años, por lo que se debe considerar que la conducta de autocuidado es aprendida de padres a hijos, por lo tanto, la familia constituye la base de la educación, en su rol formador: el niño adquiere valores y normas de vida que lo marcarán a futuro.

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6 La educación formal va a contribuir a las formas de autocuidarse, motivo por el cual es aconsejable interactuar con instituciones educativas, tanto formales como informales, con organizaciones sociales y otros, si lo que se quiere es obtener cambios de actitud en las personas. También debemos considerar la posición que ejerce el individuo en la familia, en los roles que desempeña, su estado de salud, los sistemas de apoyo, los valores y grados en que están satisfechas sus necesidades, son razones determinantes de prioridad para establecer la actitud de autocuidado. El individuo se cuidará adecuadamente, si posee conocimientos, capacidades, confianza y motivo para ello. La información en sí, por muy buena que sea, no es suficiente para el fomento de la salud, la cual se consigue con la participación activa de la población informada y motivada. Por lo mismo, la educación para la salud es una práctica que depende de una serie de factores asociados con la comunicación intercultural. Por un lado está la cultura científica basada en la investigación, y por otro, la cultura popular cimentada en la tradición. La actitud del educador, los modelos y las técnicas de comunicación que utilice, los métodos y criterios que desarrolle, y la forma en que conduzca la interacción con las personas, son elementos claves que influyen en la comunicación intercultural dentro de un programa educativo para el autocuidado en salud, para lograr este propósito se hace necesario considerar el lenguaje, los mitos y costumbres de los sujetos y respetar sus valores y creencias tradicionales, reforzando aquellos aspectos que son positivos para la salud, y corrigiendo los perjudiciales, todo esto en el marco del diálogo y la interacción grupal. Condicionantes de la salud Durante la década de los noventa, nuestro país aumentó al doble su ingreso per cápita, lo que no necesariamente trajo aparejado un aumento de la calidad de vida, persistiendo las inequidades, con un 20 % de pobreza y un 7% de extrema pobreza. Buena parte del aumento de los ingresos, en especial de los más pobres, fue destinado a comida rica en grasa y azúcar refinada, a compra de televisores, electrodomésticos y automóviles, lo que llevó a una disminución de la actividad física, incrementándose a la vez el consumo de cigarrillos y alcohol. Junto con innegables progresos en diversas

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áreas, se observa también signos de deterioro de la calidad de vida, como lo son la alimentación inadecuada, sedentarismo, consumo excesivo de tabaco, alcohol y drogas, contaminación ambiental, falta de espacios, aumento de la delincuencia, violencia e inseguridad. Junto con los cambios epidemiológicos, en que se pasó de una situación con predominio de enfermedades infecciosas y materno infantiles a otra con predominio de enfermedades crónicas no transmisibles, accidentes y problemas de salud mental, se produce una revalorización de la influencia de los determinantes de la salud, en especial los de carácter socio-económico, psicosociales y ambientales. De allí la importancia otorgada a la promoción como estrategia, y el uso de recursos para enfrentar los riesgos de enfermar. El Ministerio de Salud, en base a estudios y en relación a los años de vida saludable perdidos, redefinió sus prioridades sanitarias estableciendo Prioridades de Salud País, con los problemas que se indican: ?? Cardiovasculares ?? Salud Mental ?? Accidentes ?? Cáncer Su vez, se determinaron las condicionantes relacionadas con éstos problemas y que permiten su abordaje a través de la promoción: ?? ?? ?? ?? ??

Alimentación Actividad Física Tabaco Factores Protectores Psicosociales Factores Protectores Ambientales

En relación a la alimentación, desde la década del 80 se han producido grandes cambios en la dieta de la población, con aumento del consumo de grasas, azúcares refinados y alimentos procesados y en general un notorio aumento del consumo calórico, siendo la obesidad el gran problema de alimentación de nuestra población. Se ha incrementado el consumo de carnes y lácteos, bajando el de pescado, frutas, verduras, cereales y leguminosas. La Encuesta Nacional de Calidad de Vida y Salud 2000 mostró que sólo el 47% de la población consume verduras y frutas todos los días

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8 y el 35% consume lácteos diariamente. De hecho, una encuesta del INE de 1997 demuestra que en el 80% más pobre de la población, el primer lugar del gasto lo ocupa el pan, seguido por carnes y bebidas gaseosas. En los primeros 15 lugares no aparecen verduras, frutas, leguminosas ni pescado (6) . En nuestro ambiente laboral, a través del ESPA ( Examen de Salud Preventivo del Adulto) se ha detectado un alto porcentaje del personal con sobrepeso, no observándose más que algún grado de preocupación de tipo estético por este problema. El almuerzo en común permite observar la disparidad de dietas, en cuanto a calidad y particularmente en cantidad, como también el alto consumo de bebidas gaseosas. De destacar también es la persistencia de la costumbre de un “2º desayuno”, que aporta otra cantidad de calorías diarias. En cuanto a la Actividad Física, es el sedentarismo el que nos preocupa, reflejado en numerosas encuestas. La Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN) 2000 y la Encuesta Nacional de Calidad de Vida y Salud 2000 (ECVS) mostró que el porcentaje de población que no hace ningún tipo de actividad física llega al 71% (CASEN) y 73% ( ECVS) y los que hacen más de 30 minutos tres veces por semana alcanza al 9,4 y 9% respectivamente. El sedentarismo es mayor en mujeres y en niveles socio-económicos bajos. En nuestros establecimientos no existe actividad física organizada, y en forma individual son escasos los que practican ejercicios o deportes en forma regular. En cuanto al tabaquismo, su prevalencia ha ido en aumento. En 8º año básico ya existe un 27% de fumadores, que se incrementa a un 54% en 4º medio. En el ámbito de trabajo, el 35% de las personas tiene prohibición de fumar, mientras que en los hogares la restricción alcanza al 48%. No está de más decir que el humo del tabaco es el principal contaminante de los espacios interiores. En nuestros trabajos esta restricción se impone, tanto para los usuarios como para el propio personal, independiente de la condición de fumadores de algunos de ellos. En cuanto a los factores psicosociales, éstos constituyen un conjunto heterogéneo de factores que se asocian al proceso de salud, enfermedad, y calidad de vida de las personas. Podemos diferenciar entre internos, propios del individuo, que se vinculan al comportamiento, como autoestima, afectividad, satisfacción vital, y los externos, que se refieren a relaciones interpersonales y sociales, como pueden ser la asociatividad, pertenencia a redes sociales, identidad cultural, inseguridad. En Promoción de Salud,

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se ha priorizado el estrés y la asociatividad. Encuesta ECVS muestra que un 35% de la población se declara con estrés y que el 46% pertenece a alguna organización social. En los factores ambientales influye la percepción que tenga la población de su entorno y de ahí la preocupación que puedan sentir por su falta o deterioro, Por ello se expresa en la necesidad de espacios para la recreación y el deporte, junto con problemas de contaminación e higiene como eliminación de basura, limpieza de calles, etc. Frente a cada condicionante de salud, mirado como un problema, encontramos a la vez Factores Protectores. Si para la alimentación el problema o factor de riesgo es la obesidad, el factor protector es la alimentación saludable, por lo que se recomienda una alimentación balanceada, con el consumo de frutas y verduras, lácteos y carnes magras. En la actividad física el problema es el sedentarismo, teniendo como factor protector la realización periódica y regular de actividad física. Frente al tabaquismo se ha considerado como factor protector y estrategia a seguir, los ambientes libres de humo de tabaco (ALHT), promoviéndose la creación de éstos en escuelas y lugares de trabajo. En cuanto a factores protectores psicosociales, caracterizando como problema la desprotección social, se considera como factor protector la asociatividad, debiendo estimularse la participación ciudadana, aumentando la incorporación a organizaciones sociales. Con respecto a factores protectores ambientales, siendo el problema los daños ambientales, como factor protector propiamente tal se considera a los espacios saludables, en que se pretende recuperar lugares públicos para la vida saludable, como también que las escuelas sean establecimientos promotores de la salud y lograr lugares de trabajo saludables. Se entiende por lugar de trabajo saludable, “ aquel en donde existen actividades sistemáticas de promoción en alimentación, actividad física, ambiente libre de humo de tabaco y en donde se promueve el bienestar familiar y social de los trabajadores, a través de la protección de riesgos mecánicos, físicos, ambientales y psicológicos, estimulando su autoestima y control de su propia salud y del medio ambiente”(6). El ambiente laboral en el que nos encontramos insertos carece, en general, de la mayoría de las condiciones antes mencionadas, quizás se deba, en

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10 parte, a que nos encontramos principalmente abocados al cuidado de nuestros usuarios externos en desmedro del propio, incluyendo todo lo que dice relación con un lugar de trabajo saludable. Factores Psicológicos Frente al problema planteado, la desvalorización del autocuidado del equipo de salud, no podemos desconocer los factores psicológicos que llevan al desmedro de nuestra propia salud en pro de la salud de la comunidad usuaria. ¿Por qué somos capaces de entender y promover el autocuidado, pero aplicarlo a nuestra realidad, resulta tan difícil? Tratando de encontrar respuesta a nuestras inquietudes, nos encontramos con el síndrome de Burnout, que es descrito originalmente en 1974 por Fredeuberger, aunque es principalmente con los estudios de Malach y Jackson, cuando adquiere importancia. El término Burnout(7), o síndrome de "estar fundido" hace referencia a un tipo de stress laboral e institucional generado en profesionales que mantienen una relación constante y directa con otras personas, máxime cuando ésta es catalogada de ayuda ( médicos, enfermeros, profesores), y su origen se basa en cómo estos individuos interpretan y mantienen sus propios estadios profesionales ante situaciones de crisis. Los elementos más característicos serían: 1. Cansancio emocional, caracterizado por la pérdida progresiva de energía, el desgaste, el agotamiento, fatiga, etc. 2. Despersonalización: se manifiesta un cambio negativo de actitudes y respuestas hacia los demás con irritabilidad y pérdida de motivación hacia el trabajo. 3. Falta de realización personal: se observan respuestas negativas hacia sí mismo y el trabajo. Entre las consecuencias de esto se describen alteraciones emocionales y conductuales, psicosomáticas y sociales, pérdida de la eficacia laboral y alteraciones de la vida familiar. Además se justificaría el alto nivel de ausentismo laboral entre estos profesionales, tanto por problemas de salud física como psicológica, siendo frecuente la aparición de situaciones depresivas hasta la automedicación, ingesta de psicofármacos y aumento del consumo de tóxicos, alcohol y otras drogas.

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Entre los aspectos epidemiológicos del síndrome de Burnout descritos en la literatura no parece existir un acuerdo unánime entre los diferentes autores, si bien existe un determinado nivel de coincidencia para algunas variables, como por ejemplo: la edad, aunque parece no influir en la aparición del síndrome, se considera que puede existir un período de sensibilización debido a que habría unos años en los que el profesional sería especialmente vulnerable a éste, siendo éstos los primeros años de carrera profesional, dado que sería el período en el que se produce la transición de las expectativas idealistas hacia la práctica cotidiana, aprendiéndose en este tiempo, que tanto las recompensas personales, profesionales y económicas, no son ni las prometidas ni las esperadas. Según el sexo, sería principalmente las mujeres el grupo más vulnerable, quizá en este caso, los sanitarios por razones diferentes, como podrían ser la doble carga de trabajo que conlleva la práctica profesional y la tarea familiar, así como la elección de determinadas especialidades profesionales que prolongarían el rol de la mujer. En relación al estado civil, aunque no hay un acuerdo unánime, se ha asociado este síndrome más con las personas que no tienen pareja estable, al parecer las personas solteras tienen un mayor cansancio emocional, menor realización personal y mayor despersonalización (falta de identificación con la misión de la organización), que aquellas otras que o bien están casadas o conviven con parejas estables. En ese mismo orden, la existencia o no de hijos hace que estas personas sean más resistentes al síndrome, debido a la tendencia generalmente encontrada en los padres, a ser personas más maduras y estables. La implicación con la familia y los hijos hace que tengan mayor capacidad para afrontar problemas personales y conflictos emocionales y ser mas realistas con la ayuda del apoyo familiar; por lo tanto nos encontramos que en nuestra familia está la base de soporte emocional, para mantenernos saludables en todos los aspectos de la vida y desarrollo de nuestras capacidades. Es conocida la relación entre Burnout y sobrecarga laboral en profesionales asistenciales, de manera que este factor produciría una disminución de la calidad de las prestaciones ofrecidas por estos trabajadores, tanto cualitativa como cuantitativamente, sin embargo, no parece existir una clara relación entre el número de horas en contacto con los pacientes y la aparición de Burnout. El bajo salario ha sido invocado como un factor que favorece la frustración, desmotivación y despersonalización, lo cual afecta directamente a todo el personal de salud pública, ya que nadie podría decir que gozamos de buenas remuneraciones, ni siquiera suficientes, todo ello redundando en lo antes mencionado.

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12 Análisis de los antecedentes expuestos En lo que respecta al autocuidado del equipo de salud, podemos destacar que, aunque la opinión generalizada es que existe una gran desvalorización de éste al interior de las instituciones sanitarias, hemos concordado en que puede evidenciarse desde dos perspectivas diferentes, pero ambas convergentes: 1) Existe un desmedro en la salud del usuario interno a nivel organizacional, es decir, las políticas de salud no promueven estilos de vida saludables para su gente, por mencionar algunas: -

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Ambiente físico: Generalmente no es el adecuado, en cuanto a espacios y comodidades básicas. No son lugares que alienten a la recreación, socialización y otras actividades relacionadas con el autocuidado, como podría ser a ejercicios físicos, a reuniones, esparcimiento, etc. y esto es una necesidad sentida en la mayoría de nuestros centros. Clima laboral: Las relaciones interpersonales del equipo no siempre son las adecuadas y esto puede considerarse también como una característica individual, pero muchas veces se debe a que las autoridades que ejercen el liderazgo no son buenos resolutores o mediadores de conflicto, así como tampoco fomentan las relaciones entre los funcionarios. Se observa falta de reconocimiento a la labor efectuada por ellos y en muchos de los casos hay favoritismos, lo que genera rivalidad entre las personas y grupos sociales. Condiciones de trabajo: Dentro de éstas, la principal preocupación la constituyen las remuneraciones, siempre consideradas bajas en relación al grado de responsabilidad y sacrificio que conlleva, aunque existen algunas posibilidades extra jornada que permiten aumentar los ingresos, ello también implica un desgaste y una carga adicional de trabajo. Hemos considerado además la sobrecarga laboral y compromisos de metas de desempeño en el mismo tiempo y los mismos recursos.

2) El otro punto de vista que planteamos es que la desvalorización del autocuidado tiene un componente individual, es decir, aunque tengamos dadas las condiciones ideales para trabajar, de todas formas no nos promovemos saludablemente, es así como observamos las paradojas comportamentales (5), descritas por De Roux G. y éstas se definen como comportamientos nocivos que tienen las personas con conocimientos saludables. Estas paradojas evidencian rupturas existentes entre los comportamientos saludables esperados por el sistema de salud y la prioridad en

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salud que tienen las personas, y entre el conocimiento de la gente sobre riesgos específicos y su conducta concreta. Cuando las personas son interrogadas acerca de la importancia que tiene para ellas la salud, manifiestan un interés general que se aleja en el momento de actuar. La vida cotidiana muestra mayor motivación de la gente hacia la enfermedad que hacia la salud, al considerar que tienen problemas sólo cuando se sienten enfermas. Desde esta perspectiva sostenemos que la valoración de la propia persona, su autoestima y la importancia que se da a sí misma es fundamental para cuidar de sí, puesto que si nos queremos y pensamos que merecemos nuestros cuidados, haremos lo que esté a nuestro alcance para mantenernos saludables y promover con el ejemplo, los nuevos enfoques que se pretenden entregar en salud. También merecen un lugar destacado, desde la perspectiva del autocuidado a nivel personal, las características individuales de interés y motivación: en la mayoría de los casos las personas no se sienten identificadas con la misión en salud, por eso, si no se asumen las nuevas directrices con convicción, podremos ser capaces de entregar a los usuarios las pautas planteadas, pero no seremos capaces de aplicarlas a nuestra propia realidad.

CONCLUSIONES 1. Existe una falta de valoración en relación al autocuidado del equipo de salud, donde hay involucrados complejos y diversos factores que dicen relación con el propio individuo y el ambiente en el que se desenvuelve. 2. Hay una dicotomía entre el saber y el actuar como equipo de salud, percibimos los beneficios de lo que promovemos, pero carecemos del impulso que debe generar la energía suficiente para ejecutar las tareas. 3. Para lograr resultados en salud para los usuarios internos, es fundamental un cambio de actitud, que desde una perspectiva positiva neutralice los paradigmas que mantienen y promueven el rechazo a las nuevas y buenas ideas. 4. La autoestima es un pilar fundamental para el autocuidado al interior del equipo, por lo tanto, las políticas de salud deben ir enfocadas en esta dirección, para obtener resultados positivos que fomenten los estilos de vida saludables para el usuario interno.

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14 5. Existen metas ministeriales en promoción de salud, que guardan relación con los condicionantes de ésta y de los problemas que se derivan de la carencia del autocuidado, pero están orientadas al usuario externo y son discordantes con la realidad de las personas que trabajan en salud. 6. El ambiente al interior de los centros de salud, generan condiciones que se pueden orientar favorable o desfavorablemente para el fomento del autocuidado. 7. Existen acciones de autocuidado a nivel institucional y a nivel individual, pero en ambas existen falencias, evidenciándose que para obtener cambios que nos lleven a promover estilos de vida saludables al interior del equipo de salud, se debe actuar en ambas instancias.

RECOMENDACIONES Pensando en los factores que nos ayudaron y en los que entorpecieron el desarrollo de nuestro ensayo podemos mencionar lo siguiente: - Facilitadores: a) Colaboración de algunos integrantes del equipo de salud sensibilizados con el tema e interesados en interiorizarse de los resultados de nuestra investigación bibliográfica, incluso en muchos casos se esperaba que se pudiera realizar una presentación del trabajo al resto del equipo, lo cual nos confirma que el tema escogido es una necesidad sentida por el usuario interno y nos anima a trabajar en ello. b)

Muy buena compenetración del equipo de trabajo, lo que nos permitió compartir puntos de vista e intereses muy enriquecedores para nuestro ensayo y conocernos mejor en el plano personal, lo que hizo muy amena la tarea.

- Obstaculizadores: a) Escaso material bibliográfico específico en relación al autocuidado del equipo de salud, lo cual nos dificultó la tarea de investigación. b)

Limitación de tiempo para ajustar horarios y para el trabajo en sí, ya que por la jornada laboral que tenemos, sólo nos queda el fin de semana para las reuniones, lo cual implica una alteración e incomodidad para nuestras familias.

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Después de realizar este ensayo, hemos convenido en que el estudio del autocuidado ha sido muy interesante, pero es un tema del cual más que retórica, necesita de acciones específicas y soluciones concretas, aún cuando las políticas de salud están demostrando interés por las condiciones del usuario interno, es insuficiente y queda un largo camino por recorrer, para llegar a un entendimiento en esta materia. Sería satisfactorio abordar el autocuidado desde una perspectiva más ejecutiva que contemplativa, con estudios prospectivos, estadísticos y proyectos que apunten a la solución del problema del autocuidado. BIBLIOGRAFÍA 1. Uribe, T. El Autocuidado y su Papel en la Promoción de la Salud. Revista Investigación y Educación en enfermería. Editorial Universidad de Antioquia. Colombia. 1999; 18 (2). 2. Villalobos, A. Gestión del Cuidado de Enfermería en el Adulto Mayor. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Instituto de Administración de Salud , Universidad de Chile. OPS y Comité del Adulto Mayor .Santiago de Chile. 2002. 3. Cavanagh, S. Modelo de Orem. Ediciones Científicas y Técnicas, S.A. Barcelona, España. 1993. 4. Anzala, E. La Atención de los Ancianos: Un Desafió para los Años Noventa OPS. Publicación Científica. Nº 546. 1994. 5. Concha,M. Autocuidado Gerontología Básica: Lecturas Complementarias. 6. Pontificia Universidad Católica de Chile. Dirección Educación a Distancia. Teleduc. 189-296. 7. Salinas, J. y Vio del R. F. 2002. Promoción de la salud en Chile. Revista Chilena de Nutrición. 29 (1) : 164-173. 8. Atance, J.C. Aspectos Epidemiológicos del Síndrome de Burnout en Personal Sanitario. Documento de trabajo ( no editado ). In. Salud de Guadalajara, Guadalajara México, 2001.

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