Al amanecer, en los humedales

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buzos — 30 de junio de 2014

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crónica 18

Blanca Padilla [email protected]

cruzada contra el hambre

´ HACER como A LOS POBRES

MÁS POBRES

El derrumbe del Estado de Bienestar, como sistema, a partir de los años 80 y la implantación del sistema de libre mercado o neoliberal trajeron un decremento o la franca desaparición de la seguridad social como responsabilidad del Estado. De ahí que la pobreza y el hambre crezcan cada día más, aunque pretenda ocultarse con estadísticas a modo y la explotación mediática de programas asistenciales que no son sino la repetición de viejas fórmulas paliativas que no han servido sino para manipular políticamente a los pobres.

A

ESTADO DE MÉXICO

l amanecer, en los humedales dejados por las primeras lluvias, aparecieron los caracoles. ¡Una fiesta para Domingo Rodríguez Aguilar! Para sacarlos, removió con avidez las piedras que están junto al árbol que se levanta en una esquina de su predio. Casi llenó con ellos un viejo perol. Ana, su mujer, rescató de un costal los restos de leña del día anterior para prender fuego y asar en el comal los moluscos. Buscar comida donde haya, hasta en la basura, es el grado extremo de inseguridad alimentaria (IA) que padecen en distinto grado los siete millones 328 mil personas que viven en pobreza en el Estado de México y que integran casi la mitad de la población de 85 de los 125 municipios de esta entidad. La IA es crítica desde hace varios años en algunos municipios y regiones mexiquenses, entre ellas Tierra Caliente, que colinda con Guerrero; la zona indígena mazahua y las áreas metropolitanas en el Valle de México: Naucalpan, Huixquilucan y Tlalnepantla, en el poniente, y Ecatepec, Chalco, Chimalhuacán, Nezahualcóyotl y Texcoco, en el oriente. De acuerdo con el doctor en Economía e investigador del Instituto Nacional de Estu-

dios Económicos (INEE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Felipe Torres, este problema se extendió y agudizó en la zona metropolitana del Valle de México partir de la devaluación de 19941995 y la crisis económica internacional que se inició en 2008. En estas demarcaciones existen decenas de miles de familias cuyo grado de vulnerabilidad socioeconómica es muy similar al de las comunidades rurales e indígenas de Chiapas y Oaxaca, estados considerados como “eminentemente pobres”. En términos de la Organización para la Alimentación de la ONU (FAO), se habla de IA cuando las personas no tienen acceso seguro a una cantidad suficiente de alimentos saludables y nutritivos para su crecimiento y desarrollo normales y para llevar a cabo una vida activa. En el Edomex la IA es consecuencia de ingresos insuficientes para adquirir la canasta básica, del desempleo masivo, de la falta de ingresos estables o seguros, de la carencia de servicios de salud y seguridad social. “Es un asunto de justicia social”, dijo categórico a buzos el doctor Luis Ortiz, investigador del Departamento de Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco. Entre 2008 y 2010, el porcentaje de población con un ingreso inferior a la línea de

bienestar mínimo aumentó de 11.2 a 14.4 millones de personas, lo que representó el incremento de un millón 675 mil 309 a dos millones186 mil 679 personas. El valor de la línea de bienestar mínimo era de 684 pesos para zonas rurales y 978 pesos para zonas urbanas, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en 2012. ¿A qué sabe el pescado? Los integrantes de la familia Rodríguez Aguilar, residentes de la parte alta del Barrio de Xochiaca, una de las colonias más pobres de Chimalhuacán, Estado de México, –el quinto entre los municipios con mayor número de pobres en el Edomex– no recuerdan cuándo fue la última vez que comieron pescado. Compran pollo sólo cuando al hijo mayor, peón de albañil, “le va bien en el trabajo”. El menor, de 17 años de edad, gana entre 50 y 100 pesos como ayudante de un recolector de basura, ya tiene dos hijos y espera un tercero. Domingo está casi ciego por la diabetes y desde hace años no trabaja. Su mujer y sus nueras, Lore y Miriam, tampoco. Lo único que poseen es un terreno de 100 metros cuadrados donde construyeron un barracón con madera, láminas de cartón y pedazos de alfombra. No tiene más de dos metros de altura y ocupa más de la mitad del

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terreno. En su interior predominan la oscuridad y el olor a humedad generada por la propia vivienda y un charco lodoso que dejaron las recientes lluvias que atravesaron sin piedad la desvencijada vivienda. Solamente los cuartos que hacen de recámaras quedaron a salvo. El techo de lo que podría ser la sala es una coladera, un arroyuelo entró por la puerta de arriba y salió por la de abajo. Cocina y comedor se hallan a la intemperie. En su casa no tienen espacio para un huerto familiar y lo único que han hecho para proveerse de alimentos más nutritivos es criar patos y conejos, como lo hacían en Silao, Guanajuato, su lugar de origen. Eventualmente también pueden recolectar caracoles, como ocurrió ese día; después de que Domingo terminó de recogerlos, él, Ana y sus hijos los aderezaron con limón y sal, los acompañaron con tortillas e hicieron un desayuno con proteínas como pocas veces pueden hacerlo durante semanas y meses. Lore y Miriam, las dos nueras, le hicieron asco “a las babosas de los caracoles” y debieron contentarse con un poco de arroz, café y galletas, renunciando a una pequeña dosis de proteínas. Los Rodríguez Aguilar jamás han sido beneficiarios de programas sociales. Escuchan de ellos en la televisión o por boca de vecinos, pero no saben siquiera cómo inscribirse a ellos. Acerca de este problema, Ana Lilia Medina, vocal de Oportunidades en la Zona Norte de Nezahualcóyotl –el segundo municipio con mayor número de personas con IA en Edomex– y para quien el programa es “una bendición” que llegó a su vida hace 10 años y le ha servido para sacar a sus tres hijos adelante, dice que mucha gente prefiere no ingresar a este tipo de programas porque los trámites son muy tardados (entre cuatro y seis meses). Además, a veces se encuentran con algunos Responsables de Atención (RA) que son prepotentes, como es el caso de Nancy Aidé Hernández Yescas, o vocales corruptas como Rosa Isela Daza Ruiz y Noemí Córdova Guichard, quienes maltrataban a los beneficiarios y les cobraban todos los trámites pese a que son gratuitos.

Otros problemas para acceder a los apoyos del gobierno derivan de las contradicciones en que suelen caer los aspirantes a beneficiarios al levantarse el estudio socioeconómico y automáticamente el sistema los rechaza; quienes ya están adentro son dados de baja por hacer mal uso de los recursos o porque no se presentan a las citas médicas y a las juntas. Sin embargo, Ana Lilia sospecha que hay falta de organización en quienes dirigen, pues hay gente que no asiste a las citas pero continúa cobrando su cheque (entre mil 56 y siete mil pesos, dependiendo del número de hijos) y porque también hay “padres solteros”, además de “matrimonios” y “madres solteras”. Tendencia “natural” del modelo neoliberal La pobreza, cuyo rasgo principal es la carencia de recursos para adquirir la canasta básica, aumenta sistemáticamente, dijo Felipe Torres, quien apoyado en el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) recordó que en 2013 la cantidad de personas que no pudieron adquirir la canasta básica creció 1.40 por ciento. Según la nota técnica del procedimiento de selección de los 400 municipios prioritarios de la Cruzada Nacional contra el Hambre, los estados de México, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Chiapas y Veracruz concentran el 56.7 por ciento de los 7.4 millones de mexicanos en condición de pobreza extrema y con carencia alimentaria. Estas cifras son alarmantes pero pueden ser peores porque, de acuerdo con el investigador Julio Boltvinik, las estadísticas oficiales en esta materia suelen ser inferiores a la realidad. Es decir, la IA seguirá creciendo mientras domine el sistema económico capitalista de corte neoliberal, la pobreza también avanza en ese sentido y es una tendencia natural del propio modelo. Dependencia alimentaria La producción de granos básicos en México se redujo a partir de 1970 y el consumo

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de estos bienes se compensó con importaciones, colocando al país en dependencia alimentaria. Actualmente no sólo se importan granos, también huevo y diversos tipos de carne; y no existe una atención para revertir esta tendencia en un área que resulta fundamental para garantizar la seguridad alimentaria, lamentó Felipe Torres. Además, los precios del maíz se tasan en dólares y fluctúan de acuerdo con las leyes de mercado, según los montos definidas por la “bolsa de granos” de Chicago, la más influyente en el mundo en este rubro. De este modo, un incremento mínimo en el precio del maíz o del trigo repercute en el precio de las tortillas y el pan, determinando qué consumidores pueden o no acceder a estos productos. El Edomex era el primer productor de maíz y frijol en el país antes de 2000, pero actualmente no tiene capacidad para arraigar en su territorio a los campesinos, afirma Felipe Torres. Esto demuestra el fracaso de las políticas asistencialistas focalizadas, que cuentan con recursos limitados e insostenibles por mucho tiempo y, por lo mismo, no pueden resolver problemas estructurales como el empleo y el ingreso, sostuvo el experto. Los programas sociales sólo disminuyen un poco la pobreza y la carencia de ingresos, elevan el poder adquisitivo, pero son temporales y están vinculados al crecimiento económico. Por ello desde 1990, cuando el producto interno bruto (PIB) ha ido a la baja, los recortes presupuestales a estos programas han sido más recurrentes, explicó el economista a buzos. El modelo neoliberal no puede sostener los gastos para combatir el hambre y la desnutrición, porque ése no es su objetivo primordial y cuando aparentemente lo ha intentado no ha obtenido resultados positivos en ninguna parte del mundo. Actualmente, una de cada ocho personas sufre hambre en el mundo; en total, 840 miles de millones de personas viven en esta situación y la tendencia va en aumento, de acuerdo con la FAO.

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El abandono del Estado de Bienestar Con la implantación del neoliberalismo, a partir de los años 80 en México, la prestación pública de los servicios de seguridad social, fundamento del EB, empezó a transformarse en un negocio privado, sin valor social alguno. Los mismos neoliberales olvidaron que el EB es una fórmula ideada por el capitalismo a fines del siglo XIX para contrarrestar al socialismo. Se trataba de lograr la integración social mediante “un mecanismo que corrigiera las externalidades, los efectos no deseados del sistema capitalista (desempleo e inseguridad económica)”, sostiene Néstor de Buen en La crisis del Estado de Bienestar. Los objetivos del EB fueron: una política de pleno empleo, salarios suficientes, seguridad social, educación, atención a la salud y cultura y seguro de desempleo. Fue impulsado por las luchas sociales promovidas a principios del siglo XX por los sindicatos fabriles, cuyos dirigentes y teóricos influyeron en los niveles legislativo y administrativo en las decisiones de Estado del segundo tercio del siglo XX. No todas las naciones del orbe, sin embargo, disfrutaron del EB. En el neoliberalismo, los Estados buscan gastar lo mínimo en seguridad social y ésa es la razón por la que fragmentan y focalizan los programas sociales. Por esta misma visión, dividen la pobreza en “extrema” y “moderada”, y a la IA la clasifican como “leve”, “moderada” y “severa”, sesga la metodología de las estadísticas para establecer un mínimo de población necesitada de la subvención del Estado. En su referido estudio La pobreza ignorada, evolución y características, Julio Boltvinik demuestra que gracias a cálculos sesgados e ideologías impuestas por organismos como el Banco Mundial (BM), las políticas de apoyo a los pobres cambiaron sustancialmente en los gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox y asegura que la pobreza extrema no afectaba a una pequeña minoría de alrededor de 15 por ciento (en el año 2000) como supuso Santiago Levy, el

creador del programa Progresa-Oportunidades, sino a más de la mitad de la población nacional. Además, sustenta que la pobreza iba en aumento paulatino en las áreas urbanas, debido a que la población marginal de las ciudades es más vulnerable a las devaluaciones y los cambios en el mercado. El declive del EB en el país se inició con la “revolución” petrolera de los años 70 y las crisis económicas sucesivas de México de 1973-1976; 1982 (año de la nacionalización de la banca); el crack financiero y la caída de Bolsa de Valores de octubre de 1987; la crisis de la deuda externa en 1988

boys– pasaron a la ofensiva asentando que la política de salarios mínimos, proveer atención médica, habitaciones populares y subvencionar precios agrícolas tenía “nefastos efectos sobre la economía”. Renán Rodríguez, viceministro del Trabajo y la Seguridad Social de Uruguay, citado por Alfredo Mallet en Problemas contemporáneos de la seguridad social, en voz del ministro de la película mexicana Un mundo maravilloso, establece: “el déficit fiscal se explica por las transferencias del tesoro central a la seguridad social, si se eliminara pasaría de deficitario a superavitario”.

Foto: buzos

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Familia Rodríguez Aguilar.

y la intromisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la política económica de México. En ese periodo el sindicalismo perdió influencia, acotó sus preocupaciones a la insuficiencia de los salarios y la pérdida paulatina de sus derechos y, sobre todo, a la retracción del empleo. Es decir, pasó a la defensiva. Fue entonces cuando los eminentes economistas neoliberales, con Milton Friedman a la cabeza –el gran Master de los Chicago

Y ésa es precisamente la tendencia. Si el EB se propuso proveer de servicios a la población, los neoliberales quieren darlos pero siempre que logren un superávit. De ahí proviene la solución de que las guarderías, las cárceles y los hospitales públicos sean administrados por la iniciativa privada, “para lograr mayor rentabilidad”, como argumento. El EB trataba de hacer responsables a todos frente a los riesgos de todos. La privatización, entonces, no sería su transformación sino la cancelación de la seguridad so-

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La "bondad" tiene límites: Rosario Robles —Tiene usted suerte, porque no están aceptando a las familias grandes, comentó la vocal de Oportunidades a Luz Pérez, madre de ocho hijos, vecina también de la parte alta del Barrio de Xochiaca, confirmando con esto lo que la titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Rosario Robles, dijo en Nayarit el pasado 28 de mayo: que el gobierno sólo apoya a familias con hasta tres hijos. “Oportunidades ya no va a beneficiar a las que tengan muchos hijos. Así es que no se me equivoquen, no me hagan cuentas multiplicando 10 por 5. No. Eso ya se acabó”, dijo Rosario Robles ante mujeres indígenas, aunque ya declaró que no quiso decir lo que dijo. Aunque las condiciones de la familia Pérez Pérez son precarias, este año es la primera vez que Luz pudo conseguir que aceptaran a tres de sus hijos en el programa. Tanto Luz como su esposo tienen 45 años. Procrearon ocho hijos: cinco niñas y tres niños, cuyas edades van de los cuatro a los 15 años; dos de ellos están en la secundaria, otros en primaria y el resto en kínder; el más grande no quiso estudiar este año. Los programas sociales para combatir el hambre y la pobreza comenzaron en México entre 1922 y 1924, como en casi todo el mundo. En los años 70 se pasó del asistencialismo a programas integrales de coordinación intersectorial, regidos por políticas encaminadas a aumentar el consumo de alimentos; sirvieron como instrumento alterno a la reforma agraria para detener la presión de grupos organizados que reclamaban mejores condiciones de vida. El Gobierno buscaba mantener su legitimidad y al mismo tiempo evitar confrontaciones con los grupos de poder. Desde los 70 hasta hoy se han experimentado todas las modalidades de distribución de alimentos: desde un sistema de subsidio a los consumidores, que va de

los programas de desayunos escolares y la creación de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), hasta uno para los productores agropecuarios. La actual Cruzada contra el hambre tiene similitudes con el programa Solidaridad, creado por el ex presidente Carlos Salinas de Gortari en los años 80. Solidaridad surgió para paliar la crisis derivada de la devaluación del peso en 1987 y la quiebra de bancos agrícolas. Al igual que la Cruzada, que amalgama cerca de 72 programas ya existentes para dirigirlos a su mismo fin, Solidaridad acopió y reestructuró varios programas de salud, educación, distri-

presentan más del 25 por ciento de los 400 municipios incluidos en la Cruzada. La inversión del año pasado fue de seis mil millones de pesos en el estado y en 2014 se invertirán nueve mil millones para beneficiar a más de un millón de mexiquenses en tres mil 45 localidades, de acuerdo con el secretario local de Desarrollo Social, Federico García Cuevas. El Edomex dota a las familias más necesitadas de la Canasta de frutas y verduras, programa que también pretende apoyar a productores. Sin embargo, este tipo de apoyos, al igual que el de las despensas para adultos mayores, genera muchas suspicacias.

Foto: Cuartoscuro

cial o, en todo caso, una forma de asistencia pública al estilo del siglo XIX.

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Espantosa realidad de los miles de mexiquenses en extrema pobreza.

bución de alimentos y mejoras en servicios públicos. En el caso del programa estelar del presidente Enrique Peña Nieto podría hablarse de la reedición de una estrategia que no dio resultados (Solidaridad), pero no dice que el fracaso de aquélla da la razón de ser de la Cruzada contra el hambre, programa que incluyó a 34 municipios más del Edomex este año, que junto con 32 del año pasado ya suman 66 de los 125 que integran la entidad. Los mexiquenses re-

De la mencionada Canasta, el síndico municipal de Ixtapaluca, Estado de México, Carlos Enríquez Santos, ha dicho que sólo sirve para premiar a gente que apoya al gobernador. Impactos negativos de la IA La IA es, antes que nada, una evidencia de la violación a un derecho primordial (el de alimentación) y a otras legislaciones. El hambre no se reduce a un vacío en el estómago por falta de alimentos, también representa

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deficiencias de micronutrientes como vitaminas y minerales, que a su vez vierten en enfermedades infecciosas, atrofias en el desarrollo físico y mental, baja productividad laboral y escolar y, en algunos casos, hasta la muerte prematura. Sólo dos de cada 10 niños mexiquenses en edad escolar alcanzan la talla promedio de 1.67 metros en varones y 1.57 en mujeres, según informes de endocrinólogos del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM). Los alimentos saludables son más caros y la mayoría de la gente pobre no puede adquirirlos casi nunca o sólo muy eventualmente. Por ello se atienen a alimentos baratos y “llenadores”: frijol, productos de maíz y de trigo, arroz, aceite y azúcar. Es decir, dejan de consumir carne, leche, huevo, frutas y verduras, que les aportarían proteínas, vitaminas y minerales para fortalecer sus defensas, de acuerdo con el doctor Luis Ortiz. El Estado de México ocupa regularmente el primer lugar nacional en diarreas debido a la deficiencia alimentaria de gran parte de sus habitantes, quienes compiten con ventaja en la variante llamada “mal definida”, que suele ser mortal si no se le atiende a tiempo. En 2013 se reportaron 588 mil 907 casos de este padecimiento en la semana epidemiológica 48, según estadísticas de la Secretaría de Salud, cifra muy por encima del Distrito Federal (361 mil 957), que aparece en segundo lugar. Pero Edomex destaca, asimismo, en la dieta alta en calorías que caracteriza a quienes padecen IA, que además de provocar obesidad, da origen a enfermedades crónico-degenerativas como diabetes e hipertensión. De los habitantes del Edomex de más de 20 años de edad, el 16.8 por ciento reportaron hipertensión en la Ensanut 2012, cinco por ciento más que en 2006 (16.0 por ciento). La diabetes en Edomex también va en aumento. En la Ensanut 2012 fue de 10.5 por ciento, más de tres puntos mayor a la reportada en 2006 (7.4 por ciento). En cuan-

to a sobrepeso y obesidad, las cifras del Edomex son semejantes a las nacionales. Ocupa el segundo lugar en obesidad infantil con 37 por ciento, porcentaje que representa cerca de un millón de niños. En el país el 70 por ciento de la población adulta y el 40 por ciento de niños y adolescentes padecen obesidad o sobrepeso. Ese 70 por ciento con obesidad y sobrepeso es similar a los más de 75.1 millones de personas que en el año 2000 vivía en la pobreza, de acuerdo con el método de Julio Boltvinik. La causa de este fenómeno no sólo se debe a la gran cantidad de carbohidratos que consumen en comida “chatarra” o “antojitos”, sino también a los prolongados ayunos a los que mucha gente se ve sometida y que después compensa con “atracones” de oportunidad al cobrar la quincena o el apoyo asistencial. Cuando se ayuna, el cuerpo entra en un estado de estrés que desencadena mecanismos hormonales de sobrevivencia, como la generación de hormonas (adrenalina, cortisol e insulina) cuyo trabajo es procurar mantener con vida al organismo. El problema está en que la adrenalina acelera el ritmo cardíaco, el cortisol mantiene el estado de alerta al máximo y la insulina saca energía de donde puede: de los propios músculos de la persona o de su grasa acumulada, pero también procura ahorrar de lo que llegue al organismo. Por eso, en la siguiente comida, después del ayuno, como el cuerpo se encuentra “en modo ahorrativo”, buscará guardar todo lo que pueda, como sea, una pequeña parte en los músculos y el hígado y el resto convertido en grasa, explicó a buzos Verónica Padilla, maestra en ciencias de la salud. Es un efecto sicológico. Más grave cuando a ese estrés, por la propia hambre, se suma la angustia que vive una madre de familia cuando se da cuenta que no tiene para dar de comer a sus hijos, o que lo que tiene no le alcanza, comentó al respecto el doctor Luis Ortiz. Las vecinas se admiran de cómo Luz Pérez, cuyo sobrepeso es evidente, se las ingenia para dar de comer a sus ocho hijos.

“Le busco, porque de otra forma no podría. Cuando no tenemos nada, les hago tres paquetes de sopa, y cuando se puede huevos con longaniza o salsa de chicharrón. Pero a veces nos la vemos muy difícil, como ahora que mi esposo no tiene trabajo y ha estado enfermo”, explica. Pero, a diferencia de los Aguilar Rodríguez, los Pérez sembraron árboles frutales y cultivan regularmente nopales y chayotes en un terreno de tamaño similar al de sus vecinos, donde también crían conejos, patos y gallinas. Cuentan además con vecinos solidarios que les regalan comestibles y de vez en cuando algunos de sus animales. Una de sus hermanas trabaja en Estados Unidos y con frecuencia les manda dinero. Las oposiciones Mientras el problema del hambre se agudiza en México y en muchos países del mundo, investigadores y organizaciones civiles y políticas comenzaron a criticar al sistema económico neoliberal porque sus políticas tienen consecuencia directa en el hambre de los pueblos; y no por falta de producción, sino por las diversas prácticas de especulación mercantil –incluida la bursátil– que provocan la elevación de precios de los cereales, frijol, carne, huevos y leche, dejando fuera del mercado de consumo a grandes sectores de la población. Actualmente, reconoce Boltvinik, hay más gente que reclama contra los abusos del mercado porque el hambre está afectando cada vez más a la población urbana, que es gente más informada, politizada e inclinada a exigir respeto a sus derechos. Uno de los principales señalamientos es la enorme desigualdad generada por este sistema. En el Edomex viven las familias más ricas del país, principalmente en Valle de Bravo y Huixquilucan, pero también el mayor número de pobres. Cuatro multimillonarios mexicanos concentran el siete por ciento de 1.7 billones de dólares que poseen los 100 hombres más ricos del mundo, de acuerdo con la revista Forbes. Este hecho contrasta con Noruega, país que de acuerdo con la ONU tiene

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crónica el mayor Índice de Desarrollo Humano, y que en razón de lo mismo no tiene ningún representante en esa lista porque su ciudadano más rico se encuentra en el lugar 205. Es decir, en Noruega hay mayor igualdad socioeconómica que en México y sus habitantes tienen una mejor calidad de vida, porque no tiene multimillonarios. De acuerdo con la ONU, con sólo 44 mil millones de dólares anuales, cantidad equivalente a poco más del uno por ciento de lo que ha costado rescatar a los banqueros en el mundo (4.6 billones de dólares), se erradicaría el hambre en el mundo; este mismo monto es 30.4 veces menor al dinero que se destina al armamento, un millón 340 mil millones de dólares. Además de los reclamos populares, se han detectado también críticas cada vez más incisivas contra las políticas públicas y los programas que pretenden erradicar sin demasiada convicción y sustento práctico la IA, entre ellos Progresa-Oportunidades y la reciente estrategia Cruzada Nacional contra el Hambre. “El lanzamiento de la cruzada es un reconocimiento del fracaso de las políticas económicas y públicas emprendidas en los sexenios anteriores, de atención a la población en situación de pobreza extrema. Lo que hay que cuidar es que no sea meramente una estrategia de mercadotecnia política”, dijo el doctor Abelardo Ávila, del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán y miembro del Consejo de expertos de la Cruzada. “Con base en la información que existe al día de hoy y a un año de haberse puesto en marcha, lo único que podemos concluir es: la Cruzada es una marca. Es una nueva forma de mercadeo de programas ya existentes, sin mecanismos claros de transparencia, selección de población objetivo, monitoreo y medición de resultados”, expresó asimismo el periodista José Merino. El doctor Ortiz piensa que la Cruzada contra el hambre es un programa más de transferencia monetaria que finalmente no logrará erradicar ni la pobreza ni el hambre. Es asistencialista y se presta a implicaciones

como la compra de votos; es una dádiva, no la satisfacción de un derecho, lo que se demuestra con las desafortunadas declaraciones de Rosario Robles acerca del control natal, agregó el doctor. La incorporación a la Cruzada de empresas trasnacionales como Nestlé y PepsiCo, ambas productoras de alimentos “chatarra”, también fue cuestionada. “Cuando la industria se involucra en la formulación de políticas públicas, tenga por seguro que se minimizarán o se dejarán por fuera las medidas más efectivas de control. Desde la perspectiva de la Organización Mundial de la Salud, se debe proteger la formulación de las políticas de salud de la distorsión de los intereses comerciales o particulares”, dijo la doctora Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Estas empresas, responsables de la pandemia de enfermedades crónicas, sólo buscan promover sus marcas. Únicamente seguirán cambiando los hábitos tradicionales de alimentación y harán más cara y menos saludable la dieta”, agregó. Harían mucho más en favor de la población pagando sus impuestos como debe ser. Debe haber cero conflictos de intereses en la Cruzada, opina la organización El poder del consumidor. “Una verdadera cruzada nacional contra el hambre en México comprendería un esfuerzo tanto educativo, para promover el valor de los alimentos locales; como productivo, para fomentar el cultivo de plantas alimenticias tradicionales de las milpas y los huertos”, ha dicho Caty Illsley, del Grupo de Estudios Ambientales (GEA). “La cruzada no combate problemas de fondo. Busca aumentar la producción local pero no hace nada para desmantelar el control oligopólico del mercado agroalimentario que permite el establecimiento de sobreprecios en la canasta básica”, afirma Alfonso Ramírez Cuéllar, de El Barzón. Propuestas de solución Tanto en los documentos consultados como entre las personas conscientes del proble-

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ma, fue posible hallar distintas propuestas para combatir el hambre con un enfoque apoyado en la exigencia y la aplicación de los derechos sociales de la población y no en el esquema asistencialista y electorero de los programas oficiales. Destaca en estas iniciativas el deseo de volver al EB que pretendió establecerse en México a partir de los años 40 del siglo pasado y en el reconocimiento de que es necesario combatir la corrupción y la manipulación de la gente pobre por parte de parte de políticos que aspiran al poder. Las transferencias monetarias de programas como Progresa-Oportunidades atentan contra la dignidad de las personas y las hacen vulnerables a la manipulación; lo más digno sería fortalecer la capacidad de generación de ingresos, lograr que todos los mexicanos tuvieran un empleo y un salario cuyo mínimo se fije con base en su capacidad para cubrir requerimientos alimentarios básicos, asienta el doctor Luis Ortiz. Un sistema fiscal eficaz con una sociedad que se solidarice por medio de su pago puntual de impuestos y una mayor cobertura de la seguridad social; subsidios generalizados y precios regulados como en la década de los años 70 y 80, más que asistencialismo focalizado, también ayudarían a solucionar el problema, agregó. Según el doctor Ortiz, la ineficacia de los huertos familiares, promovidos desde los años 70, está demostrada; ante esto, el Edomex tiene que encontrar la manera de retener a sus campesinos para que no siga disminuyendo la producción agrícola y ganadera y aumentando la pobreza urbana. En general, México debe prestar atención urgente al campo para proteger la soberanía alimentaria, dijo el doctor Felipe Torres. De lo contrario aumentarán en Edomex familias como los Rodríguez Aguilar y los Pérez Pérez, para quienes los caracoles asados en comal y aderezados con limón y sal, o los eventuales envíos de dólares de la hermana que está en “el otro lado”, son la única oportunidad de proveerse de proteínas y escapar de vez en cuando a la inquina cotidiana de la IA.