y la estructura ocupacional

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El crecimiento de la población y la estructura ocupacional de la fuerza de trabajo en América Latina

DR . RAUL PREBISCH

l. BREVE EXAMEN DE LAS TASAS DEMOGRAFICAS

ron a agravarse más tarde, para constituir ahora un problema fundamental del desarrollo latinoamericano.

El aumento impresion·ante de las tasas de crecimiento demográfico es un fenómeno relativam1rnte nuevo en América Latina, que -salvo en el prolongado período de inmigración masiva a Estados Unidos- no se presentó con intensidad comparable en el desenvolvimiento de los países hoy avanzados. Comienza a fines del tercer decenio del siglo y adquiere intensidad significativa a medida que los adelantos científicos y tecnológicos reducen la tasa de mortalidad sin que la de natalidad baje paralelamente. En el último quinquenio de los treinta, la tasa de crecimiento demográfico era de 1.9% y la población tendía a duplicarse cada 37 años. Ahora, al comienzo de los setenta, esa tasa ha pasado a 2.9%, lo cual significa duplicarse cada 25 años.

Los promedios referidos encierran situaciones extremas. Países como México, por ejemplo, tienden a superar la tasa de 3.4% anual, en tanto que Argentina y Uruguay tienen tasas más bajas, a saber: 1.5% y 1.2%, respectivamente .

No es extraño, pues, que las serias consecuencias de este fenómeno hayan tardado en percibirse y provocar controversias. Sin embargo, el extraordinario crecimiento de la población ha podido sentirse desde los pri mei;os tiempos ( 1935-40), deb ido a su incidencia sobre los gastos fam iliares y e l presupuesto del Estado, al exigir crecientes inversiones sociales en vivie.nda, salud y educación que 91'.>lo en parte han podido ser satisfechas. Pero los efectos sobre la fuerza de trabajo y las d ificultades cada vez· mayores que encuentre su ab90rción productiva tendieNota : texto del capitulo 11 del "'11dio Transformación y desarrollo: la gran tarea de América Llltin•, pr-9ntildo por el Director General del Instituto Latinoameric1tno de Plitiifics:ión Económica y Social.

Desde este punto de vista, los países latinoamericanos podrían formar tres grupos. En el de tasas más bajas estarían Argentina y Uruguay; en seguida, Chile y Cuba, con tasas intermedias, y en el tercero el resto de América Latina, como se observa en el cuadro 1, en el que se presentan también las cifras de crecimiento de la población económicamente activa, que van naturalmente a la zaga del crecimiento de la población.1 Es interesante notar que, contrariamente a la tendencia general, Argentina y Uruguay tuvieron en la primera parte del siglo tasas relativamente altas de crecimiento demográfico, aunque no tanto como las actuales del resto de América Latina. Aquellas tasas se debieron a la fuerte reducción de la tasa de mortalidad -muy anterior a la de los otros países- y a la inmigración. Hay en ellas un movimiento descendente que se interrumpe a fines de los años treinta para proseguir después. Obsérvese, en cambio, el fuerte ascenso posterior de la tasa de crecimiento de la población en el resto de América Latina y 1 Por desgracia, los datos de l cuadro abarcan un lapso menor en este caso.

comercio exterior

519

cómo tiende en los dos últimos decenios a estabilizarse en un alto nivel, con significativas diferencias entre países.

CUADRO 1

Tasas demogfaficas de América Latina (Promedios anuales de car;la quinquenio, expresados en porcentajes)

Quinquenio

Argentina

Uruguay

Chile

Cuba

Resto América Latina

América Latina

En todo esto hay que escapar a conclusiones superf iciales. El so lo hecho de que un país logre reducir a cifras .razonables su tasa de incremento demográfico no significa que haya de ace lerar necesariamente su ritmo de desarro ll o económico. Pero si sigue una política vigorosa para conseguirlo, y al mismo tiempo limita su natalidad, podrá reforzar en forma considerable sus efectos.

4.0 3.9

Es un hecho bien conocido que, a medida que se desciende en la escala social, es más alta la tasa de natalidad. No se dispone de información sistemática acerca de ello, pero e ncuestas recientes arrojan a lguna luz. Se trata de estimaciones de la cantidad de hijos nacidos vivos por mujer casada al término de su vid a fecunda, según su nivel de ed ucación. (Véase el cuadro 2.)2 Por lo general, el nivel de educación refleja en cierto modo el nivel de ingresos: a mc'.lor nivel de ingresos , menor ed ucación y mayor natalidad .

1. Tasa bruta de natalidad 1900-1904 1930-1934 1935-1939 1940-1944 1945-1949 1950-1954 1955-1959 1960-1964 1965-1969

4.4 3.1 2 .7 2.6 2.6 2.6 2.5 2.3 2.3

3.9 2.6 2.2 2.2 2.1 2.1 2.2 2 .2 2 .1

5.0ª 3.8 3.7 3.7 3.6 3.5 3 .7 3.6 3.3

3.6 3.6 3.5 3.4 3.1 3.0 2 .9 2.7

4.2 4.1

habitante ha sido también de 3%, au nqu e con grand es fluctuaciones. Basta esta comprobación para concluir que una poi ítica de limitación de la natalidad no podría considerarse como la so lución del problema de l desarrollo, sino como uno de los elementos de una estrateg ia de d esarrollo .

2. Tasa bruta de mortalidad

1900-lB04 1930-1934 1935-1939 1940-1944 1945-1949 1950-1954 1955-1959 1960-1964 1965-1969

2.0 1.2 1.2 1.1 1.0 0 .9 0 .9 0.9 0.9

1.4 1.2 1.1 1.0 0.9 0.9 0.9 0.9 0.9

3.8ª 2.3 2.3 1.9 1.7 1.3 1.2 1.1 1.0

2.0 1.8 1.5 1.2 1.0 1.0 0.8 0.8

CUADRO 2

Promedio de hijos por mujer casada al término de su edad fértilª y según su nivel de educación, año 1963-64 1.2 1.0

1.1 1.0 Nivel de educación

3. Tasa de crecimiento de la población tota l b 1900-1904 1930-1934 1935-1939 1940-1944 1945-1949 1950-1954 1955-1959 1960-1964 1965-1969

3.4 1.8 1.7 1.7 2.1 2.0 2.0 1.6 1.5

2 .6 1.4 1.2 1.1 1.3 1.5 1.4 1.3 1.2

1.5 1.5 1.5 1.7 2.4 2.4 2.5 2.3

1.9 1.6 1.5 2.3 2.1 2.1 2.0 2.0

1.2ª 1.9 2.0 2.4 2.6 2.8 3.0 3.0 3.1

1.9 1.9 2.2 2.5 2.7 2 .8 2.8 2.0

4. Tasa de crecimiento de la población económicamente activa e 1950-1954 1955-1959 1960-1964 1965-1969

1.3 1.3 1.5 1.5

1.4 1.5 1.4 1.0

1.2 1.1 2. 3 2.6

2.1 2.2 2.2 2.1

2 .5 2.8 2.9 3.1

2.3 2.5 2.7 2.8

a Datos tentativos. b Incluye migraciones. e Se estima que la tasa de crecimiento de la población económicamente activa del resto de América Latina para 1900-1904 fue de 1.2%, es decir, la misma que la de la población total.

El contraste entre Argentina y Uruguay, por un lado, y México y Brasil, por otro , no deja de ser significativo. Los dos primeros países -con tasas de crecimiento demográfico relativamente bajas- se han caracterizado por un ritmo de desarrol lo que apenas ha permitido un incremento medio de 1.2% del ingreso por habitante en Argentina y de só lo 0.7% en Uruguay. En cambio, en Méx ico, donde el incremento demográfico ha sido de 3.4%, el ingreso por habitante ha crecido en 3%, y en Brasil, donde la población creció a un 2.8%, el ingreso por

Sin educación Primaria Secundaria Universitari a Total

Argentina (Buenos Aires)

3.3 2.3 1.9 2.1

Brasil (Río)

Colombia (Bogotá)

Costa Rica (San José)

5.4 3.8 2.4 2.0 3.2

7.9 5.1 4.2 3.8b 4.9

6.0b 6.3 3 .9 3.7 5.2

México (capital}

Venezuela (Caracas)

6.3 5.4 3.3 3.9 5.0

5 .6 5.0 3.2 1.0 4.4

ª

De 45 a 49 años. b De 35 a 39 años. Fuente: CELADE, Programa de Encuestas Comparat iv as de América Latina, zona urbana. Grupo de Tabulac.1or.es 4 (135 x 14 x 28). No publicado.

También es interesante comprobar las grandes diferencias de fecundidad entre población urbana y rural. (Véase el cuadro 3.) Hasta qué punto esto significa que e l crecimiento vegetativo de la población sea mucho mayor en los campos no podría decirse por deficiencias estadísticas. Además del problema de absorción de la fuerza de trabajo que plantean, las tasas demográficas tan altas de América Latina se reflejan en elevadas cifras de población dependiente (personas hasta de 15 años y mayores de 64). En esto hay también grandes contrastes, como los que se observan de nuevo (cuadro 4) entre México y Argentina. 2 Las cifras de este cuadro han sido tomadas de un estudio inédito sobre "El control de la natal idad y el subdesa rrollo: América Latina" de Angel Fucaraccio, funcionario del CELADE, que colabora con el In stituto .

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520 CUADRO 3

Promedio de hijos nacidos vivos por mujer casada al término de su edad fértil según se trate de población urbana o ruralª Pais

Brasil Cuba México Panamá Argentina

Año

Total

Urbana

Rural

(1950) (1953) (1960) (1950) (1960)

6.2 3.9 5.0 5.0 2.7

4.9 3.1 4.4 3.6 2.1

7.3 5.8 5.7 6.1 3.1

el incremento de la expectativa de vida al nacer. El aumento ha sido notable en todos los países, como puede verse en el mismo cuadro. Hecho éste de gran significación humana, pero que tampoco podrá considerarse en forma aislada fuera del contexto del desarrollo económ ico y sociaJ. No basta prolongar la duración de la vida. Hay también qujt' mejorar las condiciones de existencia sin privaciones moralmente inadmisibles. ¿Hasta qué punto podrá ser comºp atible el bienestar de la gran masa de la población cuya expectativa de vida crece con el extraordinario aumento del número de los que nacen en América Latina? 2. LA FUERZA DE TRABAJO Y SU DEFORMACION ESTRUCTURAL3

ª

Para grupos de edades de 45-49 años excepto México (4049). Fuente: "Elementos para la elaboración de una política de desarrollo con integración para América Latina", capítulo 11, cuadro 15. Los datos para Argentina se tomaron de Evolution of Fertility in Argentina and Uruguay, Ana María Rothman (mimeo) p. 12 y se refieren a las mujeres casadas.

CUADRO 4

Algunos índices demográficos de América Latina para el período 1965-1970

Pais

Número de Esperanza de vida al nacer depen(En años) dientes Tasa acumuporcada lativa anual Anteriores Actual 100 de crecípersonas Fecha miento de la en edad aproxipoblación activaª (porcentajes) mada 1965-1970

América Latina

2.9

85.6

1900

25-30b

60.6

Argentina Bolivia Brasil Colombia Chile Ecuador Paraguay Perú Uruguay Venezuela Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá México Cuba Haití República Dominicana

1.5 2.4 2.8 3.4 2.3 3.4 3.4 3.1 1.2 3.3 3.8 3.3 2.8 3.4 2.9 3.2 3.4 2.0 2.4

57.3 82.7 84.3 98.6 80.6 97.1 99.9 93.1 57.0 94.0 104.7 98.3 97.9 100.0 102.9 90.9 97.8 66.4 82.0

1947 1952 1945 1958 1940 1956 1955 1945 1957 1941 1950 1956 1950 1954 1956 1955 1940 1953 1952

60.8 40.8 42.3 38.4 41.8 49.9 54.4 34.3 67.1 42.3 55.7 46.1 40.3 36.9 38.6 57.3 41.5 58.9 37.5

67.4 45.3 60.6 58.5 60.9 57.2 59.3 58.0 69.2 63.7 66.8 54.9 51.1 48.9 49.9 63.4 62.4 66.8 44.5

3.4

101.0

1950

43.0

52.1

Examinemos ahora lo que ha ocurrido con ese extraordinario crecimiento de la fuerza de trabajo en estos dos últimos decenios. Como sucede en todas partes en el curso del desarrollo, y cualquiera que sea el sistema económico y social, la agricultura no tiene capacidad para retener todo el incremento vegetativo de su fuerza de trabajo. Se está verificando en los países latinoamericanos un fenómeno similar al que se observa en la evolución de los países avanzados, sin desconocer serias diferencias de carácter estructural. Se calcula que, antes de la gran depresión mundial en 1930, alrededor del 63% de la fuerza de trabajo total de América Latina se encontraba en la agricultura. Ahora se estima en 41 %, aunque se presentan grandes variaciones según los países. Es interesante cotejar el tiempo que algunos países desarrollados tomaron para cumplir esta evolución, con el que representó en América Latina. (Véase el cuadro 5.)

CUADRO 5

Importancia relativa de la fuerza de trabajo agrícola Aífos en que representaba

63".ki Palses

Estados Unidos Suecia América Latina Italia Francia

42%

Duración del proceso de disminución (en aífos)

(respecto a la fuerza de trabajo total}

1855 1890 1930 1860 1827

1890 1924 1969 1950 1921

35 34 39 90 94

Fuente : Para Estados Unidos, Suecia, Italia y Francia : Sim6n Kuznets, "Industrial distribution of National Product and Labour Force"; Economic Development and Cultural Change, suplemento al vol. V, núm. 4, Chicago, julio, 1957. Para América Latina: 1LP ES .

a El coeficiente resulta de dividir la población menor de 15 años y mayor de 64 años de edad por la población comprendida entre 15 y 64 años. b Excluye Argentina y Uruguay. Fuente : CELADE.

En el conjunto de América Latina el descenso de la fuerza de trabajo agrícola ha sido apenas un poco menos rápido que en países como Estados Unidos y Suecia. La diferencia -muy

Los adelantos científicos y tecnológicos que han aparejado descensos de la tasa de mortalidad han influido natural mente en

3 Las cifras históricas de distribución sectorial de la fuerza de trabajo en América Latina, tanto en su conjunto como por países, fueron elaboradas por el 1nstituto sobre la base de las últimas informaciones disponibles y corresponden al período 1950-65.

comercio exterior importante, por cierto- está en lo que ha pasado con la fuerza de trabajo no agrícola, como se verá más adelante. Contrasta la celeridad de ese movimiento con el lento descenso de la proporciones de países como Italia y Francia. Este éxodo de la agricultura latinoamericana no significa que no haya quedado allí gente redundante. En muchos países ha quedado y en gran medida, lo que de por sí constituye un grave problema. Además, la gente que ha salido de la agricultura ha desplazado en gran parte la redundancia de los campos a las ciudades. Todo ello constituye un desperdicio considerable de potencial humano. 4 Examinando este fenómeno en términos de tasas de crecimiento (véase el cuadro 6), la mano de obra agrícola apenas había crecido en 1.5% anual en el período 1950-65, en tanto que la fuerza de trabajo total tuvo un incremento medio de 2.6% por año. Así, debido a la transferencia de gente de la agricultura, la tasa de incremento de la fuerza de trabajo en las actividades no agrícolas ha sido de 3.5% anual en el período 1950-65. ¿cómo se ha distribuido en las actividades no agrícolas ese incremento laboral? Aquí llegamos al punto importante. Ha ocurrido una verdadera deformación en este proceso. En la actual etapa de desarrollo . de América Latina, la ocupación en el grupo de la industria debiera crecer con mayor intensidad que en lo~ servicios. Pero no ha sucedido así, salvo en México, país en que han aumentado las proporciones de esas actividades en la fuerza de trabajo no agrícola, y en Argentina, en donde se ha mantenido en un nivel relativamente elevado. Obsérvese en el cuadro 6 cómo la fuerza de trabajo en los ser1icios -incluida la desocupación- crece mucho más intensamente que en el grupo de la industria. Expl ícase así que la proporción de este último en el total de fuerza de trabajo no agrícola haya descendido de 35% en 1950 a 31.8% en 1965 -y a algo menos de 30 actualmente, según otras estimaciones hechas para 1970-, al tiempo que la proporción de los servicios se elevó en forma correlativa. Este renglón de servicios es muy heterogéneo. Abarca actividades típicamente absorbentes de fuerza laboral, cuya proporción tiende a crecer en forma normal a medida que avanza el desarrollo, según la experiencia de los países industriales. Se trata principalmente de la energía, los transportes y demás servicios básicos, el comercio y las finanzas, la administración pública y los servicios personales calificados que requieren preparación técnica en mayor o menor grado. No habría nada de extraño en que se eleve también la proporción de la gente al 1í ocupada; no reside en esto la deformación de este proceso, sino en sus dimensiones. En efecto, estas actividades absorbentes se han engrosado en forma exagerada con gente redundante de la que podría prescindirse sin afectar su eficacia. El caso típico es el de la administración y los servicios públicos. Tienen generalmente más personal del que debieran, por lo mismo que otras actividades absorbentes no cumplen en forma adecuada su papel dinámico. La redundancia, por supuesto, no se limita a las actividades 4 Conviene explicar esto para evitar malos entendidos. Una parte de la fuerza de trabajo que emigra de la agricultura se emplea en el grupo de la industria. Por otro lado, en la medida en que ello ocurre, una parte equivalente del crecimiento vegetativo de la fuerza de trabajo en las ciudades pasa a aumentar la redundancia en los servicios. En este sentido - y para simplificar-, se dice que toda la fuerza de trabajo que abandona la agricultura .pasa a los servicios.

521 absorbentes en este vasto renglón de servicios. Por el contrario, se manifiesta sobre todo en aquellas ocupaciones que en el curso normal del desarrollo debieran ser expelentes de fuerza de trabajo. Trátase de una diversidad de servicios personales que no requieren calificación técnica alguna o la requieren muy poco, incluyendo el comercio callejero.

CUADRO 6

Crecimiento y distribución de la fuerza de trabajo en América Latina a 1. Crecimiento de la fuerza de trabajo Agrícola

No agrícola

Grupo de la industriab

Servicios e

Total

(Tasas acumulativas anuales expresadas en porcentajes para el periodo 1950-65)

1.52

2 .82

3-47

3-80

2.56

2 . Distribución de la fuerza de trabajo Agricola

Año

1950 1965

No agricola

(En porcentajes respecto de· la fuerza de trabajo total

50.2

49.8

43.1

56.9

Grupo de la industriab

Serviciase

(En porcentajes respecto de la fuerza de trabajo no agricola}

35.0 31.8

65.0 68-2

a Excluye Cuba por falta de información. b 1ncluye industria, construcción y minería . e Incluye la desocupación abierta. Fuente: 1LPES.

Estos trabajos suelen ser irregulares, intermitentes y de remuneración muy baja . Aquí se encuentra principalmente la población marginal, en el sentido restringido de la expresión,5 esto es, aquel la población que, habiéndose desintegrado de la existencia rural, no ha logrado integrarse en la vida corriente de las ciudades. Vive en forma muy precaria -y, al parecer, en número creciente- en los tugurios que caracterizan las grandes concentraciones urbanas de los países latinoamericanos. Redundancia no significa necesariamente desocupación. En realidad, sólo una fracción de la gente redundante se encuentra desocupada, pero esta fracción tiende a crecer, sobre todo en algunos países. No hay informaciones fidedignas acerca de ello, Se ha incluido a los desocupados en este grupo heterogéneo de servicios, en donde se estima que su proporción dentro del mismo habría subido de 21% en 1950 a 24% actualmente. Adviértase que la redundancia no está sólo en los servicios. A pesar del éxodo rural, queda exceso de gente sobre la tierra, especialmente en algunos países. Y también la hay en las otras actividades productoras de bienes, particularmente en la indu stria y la construcción. 5 También suele emplearse esta expresión como sinónimo de redundancia. Aquí se usa en el sentido limitado.

documentos

522 Las cifras mencionadas no bastan para medir las consecuenc ias de esta deformación sobre la tasa de increme nto del producto globa l. En efecto, con fines ilu strafoos -y simp lificando este proceso, que tiene c iertamente sus comp lejidades-, basta recordar que e l producto medio por persona en el grupo de la industria ha sido aprox im adamente de 1 750 dólares en 1965, en tanto q u e en la agr icu ltu ra só lo fue de 470 dó lares. De ta l suerte que a l no absorbe r e l grupo de la industria la fuerza de trabajo expe lida por la agricultura, sa lvo en escasa medida, no se logra el aum ento del prod ucto por hombre que de esa forma se habría conseguido. En cuanto a los serv icios, si bien es c ierto que el ingreso med io es superior al de la agr icu ltura, lo más probab le es q ue la fuerza de trabajo redundante que a li í se Incorpora lo haga con un ingreso rel ativamente bajo. Contrasta la baja proporción q ue e n América Latina ti ene la fu erza de trabajo no ag ríco la ocupada en el gr up o de la in d ustr ia con I