Why America is Great: El Llamado de Justicia: Una Nacio´n Clama Volume III

El Llamado de Justicia: Una Nación Clama. “Confío en que sea evidente para sus señorías que todos los intentos de imponer la servidumbre a estos hombres y establecer el despotismo sobre esta poderosa nación continental, será en vano, será fatal.” –William Pitt, Conde de Chatham, a el Parlamento Enero 20, 1775. ¿Qué es hacer una nación? Decir que América fue renuente en ir a una guerra en contra de Inglaterra sería comprensible. De hecho, diez años antes de la Guerra de Independencia, esa idea hubiera sido traidora e inconcebible para la mayoría de los Americanos. Ellos amaban a su madre patria y fueron sujetos leales a la Gran Bretaña. Entonces ¿cómo es que este pueblo respetuoso de la ley se levantó en armas en contra de sus soberanos, a menos de 15 años después de haber luchado en contra de los franceses e indios por ella? La implementación Inglesa de la Ley del Sello en las colonias en 1765, fue la que detonó una serie de eventos que desencadenaría el conflicto entre estas dos naciones. Pero durante esos años intermedios, los lideres en las colonias redactaban cartas de petición, unas con más suplicas que las otras, a el Rey y al Parlamento apelando por justicia y reparo de agravios. Las respuestas, o la carencia de ellas, que empezaron a recibir de Inglaterra gradualmente, les abrieron los ojos a la naturaleza del conflicto en el que estaban. Esto formó gradualmente una solida moral para que Estados Unidos declarará la independencia de Inglaterra. En octubre de 1765, a solo semanas de que la Ley del Sello tomara efecto, representantes de nueve de las trece colonias se reunieron en la ciudad de Nueva York. Si bien algunas reuniones políticas coloniales se convirtieron en asuntos escandalosos, esta se trataba de una asamblea formal, compuesta por distinguidos señores abogados, sembradores, comerciantes, hombres de la propiedad y reputación.1 Todos habían sido afectados los impuestos Ingleses, todos compartían el mismo interés.

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Esta convención, llamada el Congreso de la Ley del Sello, escribió una petición al Rey a quien reconocían como el guardián de las libertades del Derecho Común. Presentándole sus peticiones con amables sentimientos de obediencia a su Majestad y al Gobierno, los delegados dijeron: -Estimamos que es nuestra responsabilidad hacer las siguientes declaraciones de nuestra humilde opinión, con relación a los derechos esenciales de libertad de los colonos.-2 En su petición llamada Resolución de la Ley del Sello, los delegados presentaron muchas soluciones, o afirmaciones de sus derechos, explicándole al Rey como el Parlamento había violado cada uno de ellos a través de la Ley del Sello. Lo colonos argumentaron que como sujetos legítimos del Rey ellos tenían derechos como Ingleses. Uno de ellos, indudablemente, era el derecho a no ser gravados sin su consentimiento personal o el consentimiento de sus representantes. -Las personas de estas colonias no son, y por sus circunstancias locales, representadas en la Cámara Baja en Gran Bretaña.- Ellos explicaron. Los únicos representantes de las personas de estas colonias, eran personas escogidas por ellos mismos, y nunca estos representantes les habían impuesto aranceles. Los delegados clamaron que era irrazonable e inconsistente con los principios y el espíritu de la constitución Inglesa. Dirigiéndose al Rey como el mejor de los soberanos, el congreso solicitó su ayuda, expresándole sus ardientes deseos de preservar su relación con Gran Bretaña.3 Mientras que en algunos momentos hubo amplias diferencias de opinión a través de las colonias, en cómo responderle a Inglaterra, las trece respondieron esta vez de la misma manera en contra de la Ley del Sello. Primero de noviembre, fecha en que tomó efecto la Ley del Sello, fue observada como un día de luto a través de toda América. Los colonos se comenzaron a mirar entre ellos y se unieron. Si Inglaterra lo hubiera notado y ellos hubieran inventado una maniobra para dividir la opinión entre las trece colonias, la guerra de independencia jamás la habría ganado de Estados Unidos. Pero a través de América una sensación de unión comenzó a formarse que ni siquiera el imperio más poderoso podría enfrentársele. En el día de año nuevo de 1766, en medio de la controversia el joven John Adams escribió en su periódico: -El espíritu de libertad está triunfando en todas partes, esta unión jamás había ocurrido en América.-4 La Chispa de la Revolución. La resolución del Parlamento de mantener la Ley del Sello se debilito rápidamente. Primero, el Parlamento comenzó a darse cuenta que el cumplimiento del impuesto de la Ley del Sello era imposible. segundo, la ley comenzó a volverse en contra de los comerciantes y empresarios Ingleses. Un día antes de que la ley tomara efecto, doscientos comerciantes Neoyorkinos se reunieron y se pusieron de acuerdo en no importar ningún articulo de Inglaterra hasta que la Ley del Sello fuera eliminada. en las siguiente semanas, los comerciantes de otras colonias se unieron al boicot. Menos de tres meses después, los comerciantes Ingleses estaban sufriendo financieramente y algunos quebraron.5 Ellos le rogaron al Parlamento que eliminaran la ley: -¿Qué rayos están haciendo? Nosotros no tratamos de entender sus políticas con respeto a América, pero nos están lastimando financieramente.- Escribió un político Ingles al Primer Ministro, quejándose acerca del sufrimiento económico que tenía su distrito. -3-

Tercero, el Parlamento se dividió en el asunto algunos políticos reconocieron la injusticia del impuesto. William Pitt, Conde de Chatham y futuro Primer Ministro, se levantó de su lecho de enfermo para dirigirse a la Asamblea sobre este asunto: -Yo me alegro de que América haya resistido.Declaro ante la Cámara Baja. -Tres millones de personas serán instrumentos de esclavitud del resto... La Ley del Sello debe de ser eliminada totalmente de inmediato... Porque fue establecida en principios equivocados.-6 En marzo 18 de 1766, el paramento votó 273-167 para eliminar la Ley del Sello.7 Las colonias Americanas explotaron en jubilo al ver esto como una gran victoria por la libertad. La euforia no duro mucho. El mismo día el Parlamento pasó una resolución llamada la Ley Declaratoria. La Ley, de un poco más de 300 palabras, declaró que “las colonias y las plantaciones en América han sido, son y por derecho deben ser, subordinadas y dependientes de la corona imperial y el Parlamento de Gran Bretaña. Todas las resoluciones, votos, ordenes y procedimientos en cualquiera de las mencionadas colonias o plantaciones, le concede el poder y la autoridad al Parlamento de Gran Bretaña para crear leyes y estatutos a su conveniencia.8 La Ley fue una advertencia a los colonos de que las políticas con Inglaterra no cambiarían. El Rey George, era todavía soberano sobre las colonias. Era un signo de que el conflicto entre Inglaterra Y Estados Unidos no había sido resuelto sino temporalmente postergado. De hecho, dentro de los meses del rechazo de la Ley, el Parlamento pasó la Ley de Townshend, llamada así el Ministro de Hacienda Charles Townshend, la cual imponía aranceles al papel, plomo, pintura y té. Esta vez, esta acción tuvo el efecto de unir en la causa a la clase empresarial con loa agitadores radicales Hijos de la Libertad, quienes venían protestando durante años en contra del poder Ingles.9 En respuesta de la Ley Townshend, los empresarios de Boston hicieron un pacto entre ellos mismos de no importar productos de Inglaterra. Dentro de un periodo de dos a tres años, grupos en cada colonia habían instituido el acuerdo de la no importación. Gente común se unieron a la causa boicoteando, la compra de ropa, té y otros productos de Inglaterra. En 1770 el Parlamento se vio forzado a eliminar las obligaciones de la Ley Townshend, exentando una, los aranceles al té. Entonces en 1773, el Parlamento aprobó la Ley del Té, permitiendo que la compañía East India Company, que tenía problemas financieros, vendiera su té a las colonias directamente y sin intermediarios. La indignación de los colonos aumento durante todo el año hasta que explotó en diciembre, cuando muchos colonos interceptaron a un carguero Ingles y echaron al mar el cargamento de té que traía. La proeza fue un momento histórico que luego fue llamado el Partido del Té de Boston (The Boston Tea Party). El Rey George estaba indignado y el Parlamento también, el cual procedió a pasar una serie de medidas punitivas llamadas Leyes Coactivas. Una de estas pasó inmediatamente el gobierno de Massachusetts a las autoridades Británicas. A partir de entonces los funcionarios públicos, desde el presidente del Tribunal Supremo hasta el alguacil local debían ser nombrados por el gobernador real. Lo siguiente fue que los colonos fueron penalizados por tener reuniones o asambleas

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sin permiso. Además, se reafirmó la Ley del Alojamiento que obligaba a los colonos a albergar a las tropas en sus casas bajo su propio gasto. Por último, el Parlamento declaró que el puerto de Boston se clausuraba hasta que los colonos pagaran por el té que habían echado al mar. Lideres de ambos lados del Atlántico comenzaron a prepararse para lo que podría ser un conflicto armado.10 En septiembre de 1774 cerca de cincuenta representantes de doce colonias se reunieron en Philadelphia, para lo que sería el primer Congreso Continental. Como sus predecesores del Congreso de la Ley del Sello, los delegados escribieron una carta de quejándose con el Rey. En contraste con el tono humilde de la Ley del Sello, está misiva fue más formal y astuta. Esta no fue solo una apelación sino una lista de resoluciones, ahora conocida como la Declaración de Resoluciones del Primer Congreso Continental. Haciendo una clara distinción entre la gente de Inglaterra y los colonos de América, los delegados se quejaron de que “desde el final de la guerra el Parlamento Ingles ha reclamado el poder y el derecho sobre el pueblo de América, bajo estatutos de toda clase, específicamente imponiendo aranceles con diferentes pretextos que de hecho su propósito real ha sido meramente recaudar dinero...”11 La carta procedió a confrontar las Leyes Coactivas llamándolas apolíticas, injustas, crueles, inconstitucionales y destructivas de los derechos Americanos. Los representantes no culparon al Rey pero criticaron a sus ministros. En el cierre explicaron que por la presente ellos prepararían un discurso al pueblo de Inglaterra y un monumento a los habitantes de Inglaterra como a su majestad.12 La carta encendió el debate en la Cámara Baja. William Pitt, que había sido durante mucho tiempo un defensor de los estadounidenses, volvió a hablar en su defensa. Mientras el desaprobaba la violencia e insolencia de los más radicales, Pitt defendía la libertad de los colonos y el derecho de un gobierno propio bajo la autoridad de Inglaterra. Él urgió a sus colegas para que consideraran el tono respetuoso del Congreso y de las declaraciones. -Yo creo que es obvio su Señoría que todo propósito de imponer la servidumbre sobre esos hombres y establecer el despotismo sobre ese continente, será en vano, será fatal.-13 Pitt profetizó en oídos sordos. Temprano en 1775, el Parlamento declaro al estado de Massachusetts en un estado en rebelión en contra de la Corona y enviaron tropas a América para crear resistencia. Varias semanas después, un tiroteo estalló entre un regimiento Británico y un grupo de colonos armados en Lexington y Concord, Massachusetts. La Revolución Americana había comenzado. Una Rama de Olivo Rechazada. La primavera de 1775 fue sombría, un serio Congreso Continental se organizó nuevamente en Philadelphia y comenzaron los preparativos para la guerra. Varios delegados estuvieron en favor de la declaración de intendencia de Estados Unidos, bajo la creencia de que no habría oportunidad, y con justa razón, de William Pitt -5-

reconciliarse con la madre patria. Pero muchos otros delegados y un gran número de personas aun tenían esperanzas de paz. Así que el Congreso le escribió una carta más al Rey George. En esta carta conocida como La Rama del Olivo, los delegados le rogaron al Rey por su reconsideración y así mantenerse fiel al Reino: “Le suplicamos ... y le aseguramos a Vuestra Majestad, que a pesar de los sufrimientos de sus colonos en el transcurso de la presente controversia, nos mantenemos leales al reino del cual derivamos nuestro origen, y solicitamos la conciliación, ya que de ninguna manera encontramos consistente con su dignidad los temores que ahora oprimen nuestros corazones. Una vez retirados, su Majestad se encontrará a sus fieles súbditos de este continente listos y dispuesto en todo momento, como siempre lo han estado con sus vidas y fortunas, para hacer valer y respetar los derechos y los intereses de su Majestad y de la Patria.”14 Mientras readaptaban la carta La Rama del Olivo, el Congreso Continental también aprobaba otro documento, La Declaración de Causa y Necesidad de Tomar las Armas, explicándole al mundo por qué se levantaban en armas en contra de Inglaterra. Esta declaración no hizo excusas: “Si fuera posible para los hombres que ejercen su razón de creer que el autor divino de nuestra existencia ha destinado una parte de la raza humana para mantener una propiedad absoluta y un poder ilimitado sobre los demás, los habitantes de estas colonias al menos podríamos exigirle al Parlamento de Gran Bretaña algunas pruebas de que esta autoridad terrible sobre ellos, se le ha concedido a este organismo. una reverencia por nuestro Creador, los principios de humanidad y los dictados del sentido común, debe convencer a todos aquellos que reflexionan sobre el tema, que el gobierno fue instituido para promover el bienestar de la humanidad, y debe ser administrado para el logro de ese fin.”15 Porque el gobierno de Gran Bretaña ha fallado en esta obligación, explicaron los delegados, y ha insistido en violar nuestros derechos repetidamente, los colonos fueron forzados a cambiar su ruego, de la razón a las armas. Incluso en esta declaración el Congreso aun quería reconciliación: “En la defensa de la libertad que es nuestro derecho de nacimiento, y que alguna vez disfrutamos hemos tomado las armas. Las vamos a dejar cuando las hostilidades cesen por parte de los agresores y que todo el peligro sea retirado y no antes.”16 En Julio de 1775, el Congreso Continental envió dos hombres a entregar la carta La Rama del Olivo a Inglaterra. Ellos luego recibieron noticias de que el Rey se rehusó a leerla. En vez de eso, el Rey declaro a las trece colonias en estado de rebelión, así que canceló los negocios con ellos. El Rey comenzó a enviar miles de tropas Inglesas a las colonias, también contrató mercenarios Alemanes para castigar a sus súbditos Americanos rebeldes. Los Americanos se dieron cuenta que el Rey les dio la espalda y había abdicado sus responsabilidades de mantenerles sus derechos. Él había tomado una decisión, ahora era momento de ellos tomar la suya. Rayos de Luz y Gloria. En el caluroso verano de 1776. el Congreso Continental produjo un nuevo documento, la Declaración de Independencia. Este no fue dirigido al Parlamento, al -6-

Rey o al pueblo de Gran Bretaña. Este fue redactado para toda la Humanidad de las generaciones venideras. Para hablarle a todos los Estadounidenses, el Congreso tuvo la precaución de explicar los principios sobre los que se separan de Inglaterra: Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los lazos políticos que lo han ligado a otro, y asumir, entre los poderes de la tierra, el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y la naturaleza que Dios le ha dado derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.17 Se procedió a sentar las bases filosóficas de la declaración, encapsuladas en cinco evidentes verdades: “Que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, y que, para garantizar estos derechos, los gobiernos se instituyen entre los hombres, derivando sus justos poderes del consentimiento de los gobernados. Por último, que siempre que cualquier forma de gobierno tienda a destruir esos fines, es el derecho del pueblo de alterarlo o abolirlo, e instituir un nuevo gobierno...”18 Los delegados procedieron a echarle la culpa directamente al Rey George, ya que enumeraron las muchas maneras en las que había violado personalmente no sólo sus libertades sino también su responsabilidad como autoridad. “La historia del actual Rey de Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones”, manifestaron. Dentro de la larga lista de abusos que se especifica: “Ha mantenido entre nosotros, en tiempos de paz, los ejércitos permanentes, sin el consentimiento de nuestras legislaturas.” “Se ha asociado con otros para someternos a una jurisdicción extraña a nuestra Constitución y no reconocida por nuestras leyes.” “Es en este momento está enviando grandes ejércitos de mercenarios extranjeros para completar la obra de muerte, desolación y tiranía comenzada y continuada con circunstancias de crueldad y perfidia que apenas encuentra paralelo en las épocas más bárbaras, es totalmente indigno de la cabeza de una nación civilizada.” “En cada etapa de estas opresiones hemos suplicado por la reforma en los términos más humildes; nuestras súplicas han sido contestadas solamente por repetidas injurias. Un Príncipe, cuyo carácter está así marcado por todos los actos que pueden definir a un tirano, no es apto para ser el gobernante de un pueblo libre “.19 El Congreso también culpó al pueblo de Inglaterra por hacer caso omiso de las súplicas de sus hermanos de América: “Hemos apelado a su innato sentido de justicia y magnanimidad”, dijeron, “y los hemos conjurado, por los vínculos de nuestro parentesco, a repudiar esas usurpaciones.” Ellos también han sido sordos a la voz de la justicia y de la consanguinidad. Tenemos que mantenerlos ... como al resto de la humanidad, enemigos en la guerra y amigos en la paz.”20 El Congreso adoptó oficialmente la

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declaración el 4 de julio. Esta vez, los colonos no esperaron a que el Rey George les respondiera. Eran una nación independiente ahora, y había una guerra que combatir. El futuro era incierto, pero los Estadounidenses se dieron cuenta de la importancia de su decisión. La misma semana que el Congreso votó por la independencia, John Adams le escribió a su esposa, Abigail: “Soy muy consciente de la fatiga, la sangre y dinero que nos va a costar mantener esta Declaración y apoyar y defender a estos Estados, sin embargo, a través de todas las tinieblas, yo puedo ver los rayos de luz y gloria; puedo ver que el fin es más digno que todos los medios.”21 Endnotes 1 Catherine Drinker Bowen, John Adams and the American Revolution (Old Saybrook, CT: Konecky & Konecky, 1949), 280. 2 Resolutions of the Stamp Act Congress, October 19, 1765; accessed online at The Avalon Project, Yale Law School, Lillian Goldman Law Library, http://avalon.law.yale.edu/18th_century/resolu65.asp. 3 Ibid. 4 Bowen, 292. 5 Arthur M. Schlesinger, Jr., ed. The Almanac of American History (New York: G.P. Putman’s Sons, 1983), 102-103. 6 William Pitt (the Elder), speech in reply to Grenville, House of Commons, January 14, 1766. Beloff, Max, ed. The Debate on the American Revolution: 1761-1783, 2nd ed. (London: Adam & Charles Black, 1960), 100, 105. 7 Bowen, 293. 8 The Declaratory Act, March 18, 1766; accessed online at The Avalon Project, Yale Law School, http://avalon.law.yale.edu/18th_century/declaratory_act_1766.asp. 9 Samuel Eliot Morison, The Oxford History of the American People (New York: Oxford University Press, 1965), 197-198. 10 John Ferling, Almost a Miracle: The American Victory in the War of Independence (New York: Oxford University Press, 2007), 28. 11 Declaration and Resolves of the First Continental Congress, October 14, 1774; accessed online at The Avalon Project, Yale Law School, Lillian Goldman Law Library, http://avalon.law.yale.edu/18th_century/resolves. asp. Emphasis added.

12 Ibid. 13 William Pitt, Earl of Chatham, to the House of Commons, “On Removing the Troops from Boston,” January 20, 1775. 14 Journals of the Continental Congress – Petition to the King; July 8, 1775; accessed online at The Avalon Project, Yale Law School, Lillian Goldman Law Library, http://avalon.law.yale.edu/18th_century/contcong_07-08-75.asp. 15 Declaration of Causes and Necessity of Taking Up Arms, July 6, 1775; accessed online at The Avalon Project, Yale Law School, Lillian Goldman Law Library, http://avalon.law.yale.edu/18th_century/arms.asp. 16 Ibid. 17 Declaration of Independence, 4 July 1776; accessed online at The Avalon Project, Yale Law School, Lillian Goldman Law Library, http:// avalon.law.yale.edu/18th_century/declare.asp. 18 Ibid. 19 Ibid. 20 Ibid. 21 John Adams to Abigail Adams, 3 July 1776, quoted in William Bennett, ed. Our Sacred Honor: Words of Advice from the Founders in Stories, Letters, Poems, and Speeches (New York: Simon and Schuster, 1997), 64.

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