Virginia Ópera en tres actos de Saverio Mercadante con libreto de: Salvatore Cammarano, inspirado en la tragedia homónima del conde Vitttorio Amadeo Alfieri (1749-1803), de 1777. Estrenada el 7 de abril de 1866, en el Teatro San Carlo de Nápoles. Programa realizado por Fernando Funes.

Antecedentes

Durante la primera mitad del siglo XIX, el belcanto italiano tuvo como principales exponentes a Gioacchino Rossini, quien revolucionara los modelos operísticos anteriores de Domenico Cimarosa y Luigi Cherubini, para crear un verdadero art nouveau, y posteriormente a Vincenzo Bellini y a Gaetano Donizetti, los que trazaron el camino correcto para el ulterior desarrollo del genio de Giuseppe Verdi. Existe sin embargo, un cuarto compositor de ese período, que a pesar de su enorme labor creativa ha permanecido en la sombra, si comparamos con la popularidad internacional de los músicos recién mencionados. Tal es el caso de Giuseppe Saverio Raffaele Mercadante, compositor italiano nacido en Altamura el 17 de setiembre de 1795 y fallecido el 17 de setiembre de 1870, que a pesar de no haber gozado de la fama de Rossini o Donizetti, logró destacarse como importante operista, con su impresionante número de composiciones. Saverio Mercadante estudió flauta, violín y composición en el Conservatorio de Nápoles, habiendo compuesto conciertos para varios instrumentos, entre ellos seis para flauta. Luego de vivir en Viena, España y Portugal, retorna a su natal Italia en 1831. A partir de 1836 padeció de total ceguera, y luego de su muerte fue grandemente olvidado, hasta su auténtica renaissance en las últimas décadas. Su desarrollo de los modelos clásicos operísticos, evidenciados ya en sus primeras obras como CLAUDIO Y ELISA de 1821 o DIDO ABANDONADA de 1823, aún bajo la influencia de Rossini, y de los estilos melódicos y las orquestaciones, contribuyeron grandemente para desarrollar una técnica dramática, que luego alanzaría su plenitud con el arte verdiano. Gioachino Rossini, el primero en estimularlo a componer óperas, expresó claramente al director del Conservatorio de Nápoles, Niccolo Zingarelli: “Mercadante comienza donde nosotros terminamos”. Las óperas CARITEA, REINA DE ESPAÑA de 1826, DON QUIJOTE EN LA BODA DE CAMACHO de 1830, LOS NORMANDOS EN PARÍS, compuesta dos años más tarde y EMMA DI ANTIOCHIA de 1834, evidencian ya algunos progresos, aunque módicos, hacia el nuevo arte del que hemos venido hablando. La pintoresca ópera LOS DOS FÍGAROS de 1835, recientemente exhumada por Riccardo Muti en Milán, ha encontrado una buena acogida con las audiencias contemporáneas. En 1837, Saverio Mercadante compone para Milán la ópera que lo catapultará como gran compositor, reformador y precursor verdiano: EL JURAMENTO, inspirada en Angelo, tirano de Padua de Victor Hugo, tema inspirador posteriormente de LA GIOCONDA de Amilcare Ponchielli. A ésta siguieron, entre otras, LOS DOS ILUSTRES RIVALES en 1838, EL BRAVO o LA VENECIANA en 1839, obra en la que ya escuchamos futuros ecos de RIGOLETTO, LA VESTALE en 1840 y EL REGENTE, estrenada en 1843, y compuesta sobre el mismo argumento de UN BALLO IN MASCHERA de Verdi. Pero nuestra ópera de esta noche posee sus antecedentes directos en las dos óperas anteriores ORAZIOS Y CURIACIOS de 1846, y PELAGIO de 1847, ambas escritas para el Teatro San Carlos de Nápoles.

Aunque compuesta entre 1849 y 1850, VIRGINIA no se estrenó hasta 1866, por haber sido objeto de la censura borbona del rey Fernando II. Constituye la última ópera completa de este gran compositor italiano. Fue seguida por un proyecto operístico titulado EL HUÉRFANO DE BRONO, del cual sólo sobrevive el primer acto. La tragedia original que Cammarano empleó para la elaboración de su libreto proviene, además de la obra literaria de Vittorio Alfieri, del tercer libro de Ab urbe condita de Livio. El tema fue elegido por el compositor como desprecio contra los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en su país en los años 1840, expresando su crítica contra la supresión de la constitución , reflejada por el cargado ambiente político de la antigua Roma con la revolución de los plebeyos, que culmina con el suicidio de la heroína. Con un mejor clima y menos tensión, luego de la conquista del Reino de las Dos Sicilias por Giuseppe Garibaldi en 1861, la censura fue levantada y la ópera pudo considerarse como un activo producto de crítica social a los regímenes opresores. El argumento de VIRGINIA fue también seleccionado por otros compositores italianos como Alessandro Nini en 1843, Nicola Vaccaj en 1845, y posteriormente Errico Petrella en 1861. Del mismo modo, el compositor venezolano José Ángel Montero (1822-1881) estrenó en Caracas en 1873 una ópera inspirada en el mismo tema. La partitura de nuestra ópera de esta noche contiene todos los ingredientes de la ópera belcantista del período: Grandes pasajes para los solistas y el coro, melodías hermosas y virtuosismo vocal. En el acto primero, hallamos el hermoso lamento orquestal en el preludio, que luego reaparecerá durante la marcha fúnebre de Sicinius Dentatus, un héroe plebeyo asesinado por Appio Claudio, las cavatinas de este último y de Virginia, el delicioso coro de doncellas, el dúo entre Appio y Virgninia, y el glorioso terceto que concluye el acto, con una riqueza armónica jamás escuchada hasta el momento. En el preludio orquestal, el compositor hace uso del llamado motivo spiegato, una forma de amplia y rica melodía fluyente, que formará posteriormente la base para algunos de los pasajes de conjunto. En el acto segundo, hallamos la sentimentalmente profunda cavatina de Virginio con su poderosa stretta, el dúo entre Virginia e Icilio, de hermosas modulaciones melódicas, y el bellísimo septeto O tempi iniquii, que corona el acto con su exagerado empleo de trompetas y trombones. Pero es el acto tercero el que constituye el edificio armónico de la ópera. El descolorido dúo entre Appio e Icilio que lo abre, no es de las mejores páginas, pero en el subsiguiente duetto entre Virginia y Virginio, en el que invocan a sus dioses paganos antes de partir hacia el foro, hallamos ya antecedentes del dúo entre Rigoletto y Gilda del acto primero de la inmortal ópera verdiana. Es este el verdadero punto focal de toda la ópera, que culmina con el anuncio del asesinato de Icilio. Puede mencionarse también el final de la ópera, corto y cargado de gran violencia emotiva, luego de los dos sextetos dramáticos, quizás siguiendo el modelo trazado por Rossini en su OTELLO en 1816. El éxito del estreno de VIRGINIA fue avasallante. Pero a pesar de esto, la ópera cayó en el olvido a partir de 1901, hasta que fuera resucitada por la Ópera de Belfast en 1976. Al igual que en BIANCA Y FALIERO de Rossini y ALINA, REGINA DI GOLCONDA de Donizetti, el rol del agente del mal está confiado a la voz de tenor, mientras que el personaje del soldado Virginio se halla concebido como la figura paterna baritonal, tan amada por Giuseppe Verdi.

Argumento

La acción de VIRGINIA de Saverio Mercadante tiene lugar en la antigua Roma, en el año 451. Luego del derrocamiento del último rey etrusco, Tarquinius Superbus, la ciudad se halla gobernada por el Decemviri, un grupo de diez poderosos patricios. Claudio Appio, el más destacado de ellos afirma que no hay poder de ningún otro Dios sobre Roma que el de él mismo, y para asegurar el absoluto mandato de los patricios, prohíbe la participación de los plebeyos en el gobierno, así como el casamiento entre clases dispares.

Acto Primero

Un suntuoso banquete tiene lugar en el palacio de los Decemviri. Desde afuera provienen los sonidos de la procesión fúnebre de Lucius Sinicius Dentatus, un mártir plebeyo cruelmente asesinado. El autor del crimen ha sido Claudio Appio, un complejo personaje que condena a sus camaradas patricios por su comportamiento orgiástico, mientras que también se odia a sí mismo por ser víctima de los bajos deseos. Su lugarteniente, Marco, entra con la noticia de que no ha logrado conquistar a Virginia para él, ya que ella y su doncella son incorruptibles. Virginia, la hija del soldado romano Virginio ha sido el objeto de su pasión durante mucho tiempo. Pero de momento, los otros nobles lo arrastran con ellos a las celebraciones. En casa de la protagonista, las compañeras de Virginia lamentan su constante luto ante la urna de su fallecida madre y la estimulan a confiar en ellas. En el océano de dolor en que se halla sumergida, tan sólo su amor recíproco por su prometido Icilio la mantiene con vida. Pide entonces a su doncella Tulia, que acuda a la casa de su pariente Valerio, para que éste envíe un informe de su situación a su padre Virginio, quien se halla ausente en la guerra, para que pueda retornar a Roma. Recibe entonces la inesperada visita de Appio, quien intenta seducirla. Virginia lo rechaza con fuerza y lo denuncia como corrupto. En un arrebato de celos, Appio le ordena confesar el nombre de su amante, pregunta que queda contestada con la entrada de Icilio mismo. El acto culmina con una gran confrontación entre Appio e Icilio por el amor de Virginia. Appio es expulsado de la casa.

Acto Segundo

Temprano al alba, Virginio retorna a su casa y se reúne con su hija, que le cuenta acerca de los intentos de Appio de seducirla. Llegan Valerio e Icilio. Virginio declara que la mejor forma de protegerla será un rápido casamiento, ya que él mismo sólo puede estar ausente del campo de batalla por un corto tiempo. Tullia se encarga de organizar los preparativos para la boda. Virginio y Valerio concurren al templo de Himeneo para concretar la ceremonia. Virginia e Icilio quedan solos por un momento, hasta que las doncellas vienen a escoltarla al templo.

La escena cambia a una gran plaza pública junto al palacio de los Decemviri. Marco observa los preparativos, y corre a informar a Appio de la situación. Cuando va entrando la procesión nupcial, Marco se presenta de nuevo con un grupo de soldados y ordena tomar prisionera a Virginia.

El gran tumulto es interrumpido por Appio, quien aparece con los lictores. Marco declara que Virginia es la hija de uno de sus esclavos, y que siendo raptada fue vendida a la esposa de Virginio. Éste, junto con Icilio y Valerio niegan tal cosa. Ya que Marco no retira sus acusaciones, Icilio lo denuncia como la vil herramienta de un patricio corrupto. En su rol de magistrado en jefe, Appio declara que dará su veredicto en el foro al día siguiente. Sigue una discusión acerca de quien deberá custodiar a Virginia hasta que el veredicto sea pronunciado. El acto culmina con una gran confrontación entre Appio, los patricios y los lictores por una parte, y los plebeyos, entre ellos Virginio, su hija y Valerio, por otra.

Acto Tercero

En los apartamentos de Appio, Marco le hace saber que ha logrado reunir una banda de sicarios dispuestos a hacer lo que se necesite por dinero. Appio ha citado a Icilio para ofrecerle dinero para que abandone la ciudad. Si tal recurso no diera resultado, lo entregará en las manos de Marco y sus asesinos a sueldo. Cuando Icilio se presenta, se le hace saber que ha sido elevado de rango a Pretor, un cargo generalmente reservado a los patricios, pero con la condición de que parta inmediatamente a unirse a las legiones en batalla. Comprendiendo que esto es una astuta maniobra de Appio, rehúsa el nuevo cargo y declara que estará presente en el foro cuando el patricio dé su veredicto. Appio declara para sí mismo que Icilio se hallará en Roma, pero como cadáver, y ordena a Marco y a sus huestes de mercenarios emboscarlo y darle muerte inmediatamente. En casa de Virginio, su hija aguarda su retorno. Virginio llega con la noticia que Appio se negó a recibirlo, y no ha podido hablar con él. Cuando padre e hija van a dirigirse al foro, Virginia se despide de sus dioses paganos. Valerio se presenta con la noticia del homicidio de Icilio. Virginio está convencido de que el autor ha sido Appio, y todos parten en medio de siniestros presagios. La escena final de la ópera transcurre en el foro, donde una muchedumbre de plebeyos es controlada por los lictores. Cuando aparecen Virginio y Virginia, Appio declara su decisión: Virginia es la hija de una esclava, y en posesión de tal status debe pertenecer a Marco, su dueño. Las protestas de su padre son en vano, la decisión es irrevocable. Virginio solicita abrazar a su hija por última vez antes de que se la lleven. Fingiendo generosidad, Appio se lo permite. Cuando los lictores se acercan para custodiarla, Virginio saca su daga y apuñala a su propia hija, antes de verla en servidumbre y en las manos de un patricio deleznable. Virginia expira declarando que Virginio ha demostrado ser un verdadero padre. En un espontáneo arrebato de indignación y de furia, la plebe se arroja sobre los lictores y da muerte a Appio. El poder de los patricios ha terminado.

Reparto

VIRGINIA …………………………………………………………………………….SUSAN PATTERSON, Soprano. VIRGINIO……………………………………………………………………………..STEFANO ANTONUCCI, Barítono. APPIO CLAUDIO…………………………………………………………………..PAUL CHARLES CLARKE, Barítono. ICILIO …………………………………………………………………………………CHARLES CASTRONOVO, Tenor. MARCO ……………………………………………………………………………..ANDREW FOSTER-WILLIAMS, Bajo. TULLIA ……………………………………………………………………………….KATHERINE MANLEY, Soprano. VALERIO……………………………………………………………………………..MARK LE BROCQ, Tenor.

Coro Geoffrey Mitchell Orquesta Filarmónica de Londres, dirigida por MAURIZIO BENINI.