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Vi o le ta , H umana y D ivina

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C a t á l o g o E x p o s i c i ó n Pe r m a n e n t e

C a t á l o g o E x p o s i c i ó n Pe r m a n e n t e | v i o l e t a , h u m a n a y d i v i n a

mu s e o v iol e ta par r a

Texto Principal

C a t á l o g o E x p o s i c i ó n Pe r m a n e n t e

Isabel Parra

V iol e ta , Hum a n a y Di v in a

Presidenta Fundación Violeta Parra

Oc t u b r e , 2 0 1 5

Fotografías de Violeta Parra Portada y páginas 8 y 12: © Marcelo Montealegre Páginas 3, 16 y 20: Fundación Violeta Parra Página 24: Feria Artes Plásticas Parque Forestal © Mario Guillard, Subcolección Chile, Colección Archivo Fotográfico, Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile. Catálogo de Obras Colección Fundación Museo Violeta Parra Ragistro Fotográfico de Obras Colección Museo Violeta Parra Patricia Novoa Coordinación Editorial Andrea Villena M. Diseño Comunas Unidas Impresión Quad Graphics Chile S.A. ISBN 978-956-9744-00-6

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P R E SE NTACIONE S

C a t á l o g o E x p o s i c i ó n Pe r m a n e n t e

Q

uiero agradecer la invitación de la Fundación Museo Violeta Parra a participar de este catálogo de la obra visual de la artista, parte de la colección del museo que inauguramos este año.

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Violeta Parra a las puertas de su centenario

En vísperas de su centenario, que conmemoraremos en todo Chile el 4 de octubre de 2017, Violeta Parra está viva y sigue cuestionando nuestras certezas, remeciendo las ideas fijas sobre nuestra identidad, y llamándonos a re-pensar Chile. 7

MICHELLE BACHELET JERIA presidenta de la república

El fotógrafo Sergio Larraín, que la conoció bien, dijo una vez que Violeta Parra fue una especie de traductora, capaz de entrar en la vida del pueblo, amarla y devolverla transformada en canciones, en pinturas, en arpilleras, “para que pudiéramos conocernos, para que no siguiéramos fuera de Chile todo el tiempo”. Creo ciertamente que cumplió esa tarea con creces: Violeta nos devolvió una parte de Chile que amenazaba con desaparecer. Redescubrió una auténtica cultura popular en momentos en que Chile buscaba, casi a tientas, nuevas respuestas, nuevos caminos, para responder a los desafíos de la ampliación de la democracia. Fue, así, una catalizadora de unas energías dormidas, que estallarían en la Nueva Canción Chilena, pero que se proyectan hasta hoy.

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Porque Violeta Parra sabía que Chile era una historia, unas costumbres, una lucha cotidiana contra las injusticias. Pero sabía también que era una posibilidad: así como en unas hebras de lana y en la humilde tela de un saco se esconden, en potencia, “El árbol de la vida” o “Contra la guerra”, también en nuestras vicisitudes de ayer y hoy anidan, ignoradas aún, las creaciones de los niños y niñas del futuro. Y esa es precisamente la relevancia de este Museo. Si Violeta Parra decía que su obra era para el pueblo de Chile, hoy estamos poniéndonos al día con lo que ella hubiera querido: que sus pinturas, sus arpilleras, sus trabajos en papel maché, así como sus documentos y otros objetos personales, estén a disposición de un público que necesita conectarse con la obra y la vida de esta mujer singular, tan hija de Chile como patrimonio del mundo. Queremos que los niños y niñas de hoy y mañana conozcan a Violeta, se empapen de su vida, de sus investigaciones, de sus décimas, que conozcan su infancia en el sur, la forma en que aprendió los oficios campesinos del siglo XX, su lugar en el amplio arco creativo de la familia Parra, sus primeros pasos en el folklore, la profundidad de su universo.

Queremos que se acerquen, a través de ella, al misterio del amor y de la creación. Por eso estamos trabajando, también, con las instituciones del Estado y la sociedad civil, para que el centenario de su nacimiento sea un momento de encuentro con Violeta, una fiesta nacional de alegría y canto, de reflexión y crítica, de amor por lo nuestro. Sé que este museo y la Fundación que le da vida serán una pieza fundamental en esa tarea.

Santiago, septiembre de 2015

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Queremos que sepan que su vida no fue fácil, que entiendan que asumió una misión y la convirtió en su razón de vivir.

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Ernesto Ottone Ramírez ministro presidente consejo nacional de la cultura y las artes

En ella se encarna el ejemplo de la artista que logra que lo personal, lo local y lo específico, adquiera un carácter universal en toda su producción, un lenguaje con el cual todos nos podemos relacionar. Su obra emerge como el vínculo entre la subjetividad del ser individual, y la tradición de una comunidad, situándola como uno de los pilares fundamentales en la construcción de nuestra identidad como país. Su aporte a nuestro patrimonio cultural se extiende más allá de sus creaciones. Gracias a su incansable labor como recopiladora de nuestras tradiciones, logró relevar el aporte de nuestra música popular. Realizó por años un trabajo completamente autónomo, que la llevó a recorrer el campo chileno en busca de aquellas canciones, que transmitidas de generación en generación, constituyen hoy el alma profunda de nuestro territorio.

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V

ioleta Parra es una mujer tan profunda como su historia y legado. Su genio artístico es inconmensurable. Su universo expresivo transita desde la música a la poesía y de la poesía a la plástica con una libertad única. Los límites entre las disciplinas se funden en la intensidad y la honestidad de la obra de esta excepcional mujer, que no por nada ha sido nombrada muchas veces como la artista chilena más importante de todos los tiempos.

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Ampliamente reconocida en el extranjero, donde es considerada como una de las artistas más importantes a nivel mundial, la figura de Violeta Parra requería urgentemente de un espacio físico y simbólico en Chile, para la difusión y puesta en valor de su infinito legado. El paso que hoy damos con este museo, es parte del compromiso que teníamos como Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, de contribuir con este sueño para que una creadora de esta categoría, cuente finalmente con un espacio propio.

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A través de esta exhibición que se mantendrá de forma permanente, tendremos la oportunidad de dar a conocer la dimensión visual de la obra de Violeta Parra, que es quizás una de sus facetas menos conocidas en Chile, pero que sin embargo, constituye una herencia de igual valor que su trabajo como cantautora. Violeta humana y divina, es un concepto que representa muy bien la amplitud temática de las obras que serán exhibidas, que efectivamente abarcan desde las escenas de la cotidianeidad de hombres y mujeres, hasta el inquieto y mestizo universo religioso de nuestro país. Esa riqueza, es la esencia de Violeta Parra, que hoy queremos relevar.

Quiero agradecer sinceramente a la Fundación Museo Violeta Parra, que es sin duda el principal responsable de que este proyecto esté por fin tomando forma. Esperamos que este lugar se convierta en un espacio vivo en el cual convivan efectivamente, la ciudadanía y la obra de Violeta. Queremos que se consolide como un espacio de homenaje y de encuentro, para que las nuevas generaciones puedan acceder y disfrutar este patrimonio cultural tan fundamental en nuestra historia.

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Ad portas de la indicación sustitutiva que creará el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, para este gobierno es de suma importancia contar con iniciativas como el Museo de Violeta Parra, que complementen la labor de nuestra institución, mediante el apoyo y la difusión del trabajo de una artista siempre presente en nuestro imaginario.

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Leonardo Mellado González director ejecutivo fundación museo violeta parra

Hablamos de Violeta en presente, porque ella es todos los tiempos. No es un fue, sino un es y un será. De ahí el valor de su Museo, que es también nuestro museo, pues en él “todos somos Violeta”. Es así como el presente catálogo, está hecho para dar cuenta especialmente de algunas de las dimensiones visuales de Violeta que ahora vive en su Museo. De las 48 obras que constituyen la colección, 23 de ellas se harán presentes en la muestra con que se inaugura el museo, la que contempla una rotativa periódica, donde bordados, pinturas y figuras en papel maché, pasan a ser su voz y su discurso. Pero no de cualquier forma, sino más bien siguiendo entre sus versos a una Violeta Humana y Divina, como las décimas que recopiló en los campos chilenos y que inspiró al mundo entero.

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V

ioleta Parra, luminosa estrella que alumbra nuestro firmamento. Que hace titilar las constelaciones al ritmo de su canto eterno y que traza con sus manos los colores de su tierra, de su pueblo, de su gente. Esa gente a la que dedica su trabajo, ilustrando con pinceles los rincones más profundos del ser humano, describiendo con las coloridas puntadas de los tapices la alegría de la vida, aquella vida a la que agradeció con su canto.

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A estas valiosas obras se suman algunos objetos como su máquina de coser, así como su arpa y guitarrón –dando cuenta de su conocida faceta musical–, más diversos documentos, que en conjunto nos permiten conocer a una Violeta versátil, una verdadera multiartista cuya genialidad traspasó fronteras, no sólo por medio de su canto y composiciones, sino también a través de sus expresiones plásticas, no siempre muy reconocidas en nuestro país, pero que hoy adquieren un significado especial en su nuevo hogar.

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Un espacio de encuentro y de diálogo, inclusivo y participativo, reflejo de identidades, por tanto abierto a la diferencia. Con un compromiso educativo abierto e intercultural, por tanto, comunitario y de integración social. Pues Violeta no era ajena al Museo, se sentía a gusto en él, como en el Museo de Artes decorativas del Pabellón de Marsan del Palacio Louvre, o como su proyecto de museo en Concepción. Es por esto que hoy, contar con un museo a Violeta Parra, es como cerrar un círculo virtuoso. Es prender una luz de conocimiento, de crecimiento, de alegría. De saber que en este camino vamos en el sentido correcto, motivo por el cual debemos agradecer:

Agradezco también a la Presidenta de la República, Sra. Michelle Bachelet, quien también ha hecho suyo el anhelo de cientos de chilenas y chilenos de poder apreciar de manera permanente la voz de Chile por medio de Violeta. Al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, a través de su Ministro, Ernesto Ottone, por su valioso acompañamiento y recursos, sin los cuales no podríamos hacer realidad este sueño de muchos. Así también a las y los directores de la Fundación Museo Violeta Parra, por su desinteresado y permanente apoyo: Cecilia García-Huidobro, Isabel Parra, Ángel Parra, Guillermo Miranda, Carolina Tohá, Ángel Cabezas y Manuel García. Finalmente, agradecer a todas y todos quienes se han hecho parte del presente proyecto desde distintas instituciones CNCA, IPS, Dibam, I. Municipalidad de Santiago, Museal y en particular al equipo del museo, quienes han sabido poner su corazón a disposición de Violeta.

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Primero que todo a la Fundación Violeta Parra y a su familia, en particular a sus hijos Isabel y Ángel quienes, por medio del esfuerzo y sacrificio de largos años, han mantenido viva a Violeta. Ha sido este ahínco el que hoy ve sus frutos en el lugar que se merece, un Museo, que como templo de las musas, no viene sino a reconocer su don de inspiración para todas las generaciones.

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isabel parra presidenta fundación violeta parra

* Texto publicado originalmente

E

n el año 1958 y obligada a reposo después de una hepatitis, Violeta Parra comienza a bordar, pintar, esculpir greda. Así se inicia en las artes visuales. Hasta el año 1964 en que exhibe la totalidad de su obra en el Pavillon de Marsan del Museo de Artes Decorativas del Palacio del Louvre, se contabilizan en el catálogo original de la exposición: · 22 tapicerías o arpilleras: Son telas bordadas con lanas coloridas sobre yute o arpillera o sobre telas comunes de algodón. · 26 pinturas al óleo sobre tela o madera prensada. · 13 esculturas en alambre. Posteriormente a esta gran exposición continuó pintando, bordando, haciendo máscaras en cartón y en yute, con gran diversidad de temas y contenidos. Expuso en diversas galerías de arte de París y Ginebra. Los últimos trabajos visuales que realizó son los cuadros en papel maché, algunos en gran formato, con materiales logrados con engrudo, papel de diario y pinturas sobre madera o láminas prensadas. Son esculturas en relieve. A algunas máscaras les incorporó granos de legumbres: porotos, garbanzos, lentejas, arvejas. Estas últimas obras las hizo en su casa-taller de la rue Voltaire en Ginebra, Suiza.

en el libro Violeta Parra Obra Visual (2007) de Fundación Violeta Parra.

La temática de sus obras son “canciones que se pintan y bordan”.

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El viaje de las obras

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Reflejan escenas de la vida cotidiana, quehaceres y oficios diversos, historias, leyendas, mitos, cuentos, personajes de la cultura popular: el manicero, el chinchinero, el payaso, la bailarina, los cantantes, la cueca. Hechos históricos de Chile, batallas, denuncias, represión, injusticias, temas religiosos, fiestas tradicionales, músicos, cantoras y cantores campesinos, tocadores de guitarrón, familiares, amigos, hijos, nieta. Fiestas en la casa y presentaciones musicales de los Parra son temas recurrentes. Decía Violeta: ”Las arpilleras son la parte hermosa de la vida y las pinturas la tristeza de la existencia”. Pintaba a sus amigos y les regalaba sus retratos, volvía a repetir temas y rostros. Vendió algunas arpilleras. Hizo un retrato de un amigo el historiador Leopoldo Castedo, y bordó con lana sobre una tela negra a su amigo el poeta Thiago de Mello. Las primeras arpilleras y pinturas las crea en su casa en el barrio La Reina, en esos años en la periferia de Santiago, calle Segovia 7366, “La Casa de Palos”. En esos años, 1959-1960, las exhibe en la Feria de Artes Plásticas en el Parque Forestal en Santiago. Realiza algunas muestras en galerías de arte de la capital. Vive un breve tiempo en un departamento del centro en la calle Estado, donde continúa bordando. En la Feria del Parque Forestal canta, toca guitarra, pinta, borda esculpe sus gredas frente al público.

Los Parra deciden permanecer en Europa, viajan a París, Violeta vive en la rue Monsieur Le Prince en el Barrio Latino. Allí, acompañada de sus hijos, canta por la noche en La Candelaria y en L´Escale. Violeta Parra comienza a gestar su gran proyecto: mostrar la totalidad de sus obras en un gran museo en París.

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En 1961, viaja a la Pampa argentina a la ciudad de General Picó; allí se instala a vivir en casa de la familia Blaya. Don Joaquín Blaya es el gobernador de la ciudad. Aquí realiza intensa actividad. Da cursos de bordados, pinturas, cantos y danzas de Chile, hace exposiciones visuales y una serie de recitales. Después de algunos meses parte a Buenos Aires donde pretende darse a conocer y se relaciona con diversas personalidades de la cultura de ese país. Continúa sus actividades, realiza exposiciones visuales, graba un disco de catorce canciones originales. En 1962, sus hijos Isabel y Ángel le proponen viajar juntos a Europa donde han sido invitados al Festival de la Juventud en Helsinki, Finlandia. Se embarcan en Buenos Aires en el Yapeyu, Violeta, Isabel, Ángel y la nieta Tita. Lleva su cargamento de arpilleras, borda y compone música en esta travesía, enseña a bailar cueca a la delegación chilena que representará al país en este Festival, expone sus tapices en Berlín, República Democrática Alemana.

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Violeta regresa definitivamente en 1965 a Chile. Deja en Ginebra pinturas, óleos, máscaras, esculturas en alambre, los cuadros en relieve en papel maché, quedan en su casa-taller de la rue Voltaire en esa ciudad. Vive un tiempo en la casa de sus hijos Isabel y Ángel en la calle Carmen 340, donde funciona “La Peña de los Parra”. En una habitación de la casa, pinta pequeños murales con diversas figuras, rostros, animales. Hoy permanecen allí. Ese año se asocia con una amiga y levantan una carpa en la FISA, Feria Internacional de Santiago, lleva sus trabajos visuales, canta y arma una gran fonda. La sociedad no prospera y Violeta se queda con esta carpa, que posteriormente lleva hasta el barrio La Reina y la levanta en un terreno que le ofrece su alcalde Fernando Castillo Velasco. Su gran proyecto es crear un centro de arte popular y allí se instala en “La Carpa de La Reina”. Ahí vive, expone sus trabajos, entre sus cuadros y máscaras, recitales y presentaciones de grupos e invitados, cocina, atiende a la

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Relacionada con Gilbert Favre, artista suizo, su vida transcurre entre París y Ginebra. En abril de 1964 expone en el Pavillon de Marsan del Museo del Louvre de Artes Decorativas del Palacio del Louvre. Es la primera artista latinoamericana que presenta una muestra individual.

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gente, compone canciones y graba el disco Últimas Composiciones de Violeta Parra. Después de su muerte el 5 de febrero de 1967, en “La Carpa de La Reina” hay una gran incertidumbre sobre el destino de su legado; cuadernos manuscritos, instrumentos musicales, cartas, óleos, máscaras, objetos artesanales traídos de Bolivia. Una parte de esos bienes lograron ser rescatados por sus hijos. En el año 1968, la Universidad Católica de Chile con su rector Fernando Castillo Velasco organiza el primer homenaje póstumo a Violeta Parra. El rector elige a Sonia Fuchs como encargada de montar las arpilleras que están en casa de Nicanor Parra en La Reina. Ella las repara, las traslada y realiza el montaje en la Casa Central. Nicanor Parra tiene en su poder cuadros y objetos que Violeta le llevaba. Después del golpe militar en septiembre de 1973, Ronald Kay lleva cuadros de Violeta que Isabel Parra tenía en su casa en Ñuñoa a la parcela de Nicanor Parra en La Reina, como medida precautoria. El arquitecto Carlos Larraín, amigo de Violeta, le compró un cristo azul en arpillera. Violeta dejó en Ginebra un óleo de gran formato a Blanca Subercaseaux Errázuriz, diplomática que posteriormente lo donó a la fundación. Un amigo suizo de la familia, Milo Hiltbrad, mandó desde Ginebra a

En el año 1972, Haydée Santamaría directora de Casa Las Américas de la Habana y amiga de la familia Parra, invita a Isabel Parra a participar en una serie de actividades artísticas dedicadas a Violeta Parra. Isabel viaja a Cuba, lleva las arpilleras, se filma un documental. Vuelven a Chile estas obras antes de septiembre de 1973. Están guardadas enrolladas a lo largo en grandes cajas de madera en un pasillo en casa de Isabel. Después del golpe militar, cuando allanan su casa preguntando por ella, los militares se encuentran con estas cajas y preguntan: “Qué hay ahí?”; Carmen Luisa, la hermana menor se encuentra allí en ese momento y contesta: “Son bordados que hace mi hermana”. Isabel y Ángel Parra salen al exilio –las arpilleras quedan en Chile–. Los óleos están en Ginebra. La señora Toyita, suegra de Isabel, doña Victoria Ladrón de Guevara, allendista, viaja a Europa en barco y se lleva las arpilleras en sacos de yute rumbo a Barcelona. Eduardo Rojas, su hijo, las recibe y las lleva a París y se las entrega a Isabel.

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Chile el cuadro La guitarrera, para donarlo a la fundación. Es el único que tiene dedicatoria y firma de Violeta Parra. Hay otros cuadros regalados por ella a sus amigos de Ginebra. Algunos familiares tienen en su poder cuadros y arpilleras. En 1992, sus hijos crearon en Chile la Fundación Violeta Parra para reunir, investigar, preservar y difundir la totalidad de su obra.

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Isabel y Ángel Parra viajan a Ginebra a una presentación artística. Al final del concierto, Isabel encuentra en su camarín una tarjeta de visita que dice: “soy Daniel Vittet y tengo los cuadros de Violeta” contactan a esa persona, Isabel y su hija Milena viajan a Ginebra, Daniel Vittet las espera y efectivamente ha guardado en su casa todos los cuadros de Violeta y quiere entregárselos a sus dueños. Este fotógrafo suizo conoció a Violeta personalmente, la entrevistó, la fotografió, tomó fotos de todos los cuadros. Le pidió a Isabel conservar para él un cuadro pequeñito: Fiesta en casa de Violeta.

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Nuevamente Isabel pide la ayuda de Haydée Santamaría para que estas obras queden en custodia y protegidas en Casa de las Américas. Miria Contreras, “la Payita”, que vive en París, amiga de los Parra y que entre sus múltiples quehaceres trabaja junto a Carmen Waugh en la gestión del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, está en contacto permanente con el gobierno cubano y se ocupa del traslado de las arpilleras a La Habana. Los Parra realizan una gira artística a la isla y firman junto a Haydée Santamaría un convenio de protección de las obras por el tiempo que sea necesario hasta devolverlas definitivamente a Chile.

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Nuevamente Miria Contreras hace gestiones con la misión diplomática cubana en Ginebra para el traslado de estas obras a París. Isabel los guarda en su casa, 7 avenue Villemain París 14. Hay óleos en telas y madera prensada, máscaras en cartón, esculturas en alambre que están deterioradas. Con estas obras se organiza una muestra visual en el Festival de Nancy, en Francia, con recitales de Isabel, Ángel y Tita Parra. Cuando en 1985 la hija mayor de Violeta decide dejar Francia para viajar a Buenos Aires y quedarse cerca de Chile; las obras mencionadas permanecen guardadas en su casa en París. En 1987 al regreso definitivo de Isabel a Chile, decide desocupar su casa en Francia y lo hace en reiterados viajes. Establecida la democracia en Chile, la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería, ayuda a traer parte de la obra al país. Algunos cuadros de papel maché deben quedar guardados en París, la familia Reni-Chalbaud los cuida y cuelga en su casa en esa ciudad. Las arpilleras vuelven a Chile. En este año de 1987 entre los proyectos prioritarios de Isabel Parra está la reconstrucción de la casa de Carmen 340, propiedad de Isabel y Ángel para crear ahí el Museo Violeta Parra.

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Este es un gran desafío, pero a pesar de obstáculos y dificultades logran establecer algunas alianzas con personas e instituciones que no siempre coinciden con los criterios que motivan a estos hermanos. Entregar las obras visuales de Violeta Parra a la Comunidad sin transar en los principios, el espíritu, y la esencia que impulsó y motivó a esta extraordinaria artista desde los inicios de su tarea hasta el fin de sus días. Entre logros, retrocesos y también el apoyo de ciertas personas sensibilizadas con el tema, se planifican varias exposiciones, jornadas artísticas, conciertos, presentaciones, publicaciones de libros de música, cancioneros, ediciones de discos inéditos, catálogos de su obra que rescatan a la artista del olvido. Estas actividades se realizan tanto en Chile como en el extranjero. Tita Parra viaja con las obras visuales y musicales, en un proyecto en conjunto con el Municipio de Santiago, a algunos países de Centroamérica y México. La familia Parra acompaña una serie de exposiciones en Argentina en las ciudades de Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata. En 1996, Isabel Parra de paso en París le presenta un proyecto al embajador de Chile en Francia, José Manuel Morales; se trata de hacer una muestra de las obras visuales de la artista en el Museo del Louvre. Este proyecto coincide con algunas iniciativas culturales planificadas por el gobierno democrático de Chile en el país francés para el año siguiente.

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En el mes de abril de 1997, el Presidente de Chile Eduardo Frei inaugura la exposición en el Museo de Artes Decorativas. En este gran acontecimiento artístico, fue decisivo el apoyo de la Primera Dama Marta Larraechea, de José Miguel Insulza, de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería chilena y la gestión de Emilio Lamarca. Este proyecto fue creado y organizado por la fundación Violeta Parra. Con posterioridad, la muestra recorre otras ciudades de Europa: Madrid, en el Parque del Retiro; Nápoles, en el Instituto Suor Orsola Benincasa; Estocolmo, en Folkets Hust; en La Haya, en la Galería Pulchri. Todas estas exposiciones fueron inauguradas con conciertos de Isabel Parra Durante el gobierno del presidente Ricardo Lagos, se organizó una muestra de la obra visual de Violeta Parra, un concierto de canciones en el marco de una serie de actividades culturales auspiciadas por el Ministerio de Hacienda y el Banco Interamericano de Desarrollo en la ciudad de Washington, Estados Unidos. Reconstruida la casa de Carmen 340 –antigua Peña de los Parra– y creada la fundación, la obra pictórica de Violeta se exhibe de manera artesanal sin los resguardos ni la infraestructura que necesitan las obras de arte, como una forma de darlas a conocer y hacer un llamado de atención a quienes tienen en sus manos la responsabilidad de la conservación del patrimonio de Chile.

La periodista Marisol García, conocedora de esta realidad, le sugiere a Isabel Parra hablar con la señora Cecilia García-Huidobro y de este conocimiento y el de otras personas como Álvaro Covasevich, miembro del Directorio del Centro Cultural Palacio La Moneda, surge la posibilidad de lograr un espacio de exposición permanente en este nuevo centro cultural, a la espera del museo definitivo.

Santiago, septiembre de 2015

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Se construye una bodega; salen de Chile; vuelven a la bodega. Cuando los Parra venden esa casa las obras quedan en la de Isabel. De esta manera, las mismas obras exhibidas en dos oportunidades en el Museo del Louvre se guardan en una pequeña casa de Providencia.

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sal a h um ana

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Afiche 1964 Tela bordada 98 x 66,5 cm

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El Circo 1961 Tela bordada 122 x 211 cm

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Thiago de Mello 1960 Tela bordada 165 x 130 cm

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La Cueca 1962 Tela bordada 119,5 x 96 cm

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El Hombre 1962 Tela bordada 127 x 85 cm

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Niños en Fiesta 1963-1965 Papel maché sobre madera prensada 58,5 x 99 cm

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Regalo de Ginebra 1964-1965 Óleo sobre tela 123,5 x 140 cm

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sal a divina

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Cristo en Bikini 1964 Tela bordada 161,5 x 125 cm

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Velorio de Angelito 1964 Óleo sobre tela 27 x 41 cm

Entierro en el Campo 1964 Óleo sobre tela 27 x 41 cm

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Entierro en la Calle 1964 Óleo sobre madera prensada 49 x 66 cm

Esperando el Ataúd I 1964 Óleo sobre madera prensada 25 x 47 cm

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Esperando el Ataúd II 1964 Técnica mixta 51,5 x 62 cm

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Juicio Final 1964-1965 Óleo sobre madera prensada 59,5 x 88,5 cm

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Ascensión 1963-1965 Papel maché sobre madera prensada 62,5 x 91 cm

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La Cena 1964 Óleo sobre madera prensada 32 x 67 cm

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Trilogía Leyenda del Último Rey Inca

1. La Hija Curiosa 1964 Óleo sobre madera aglomerada 50 x 70 cm

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Trilogía Leyenda del Último Rey Inca

2. Las Tres Hijas del Rey lloran a su Padre 1964 Óleo sobre madera prensada 31,3 x 45,3 cm

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Trilogía Leyenda del Último Rey Inca

3. Las Tres Hijas del Rey depositan el Corazón y los Ojos de su Padre en una Vasija 1964 Óleo sobre madera prensada 31 x 45,5 cm

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La Niña del Arpa 1964-1965 Papel maché sobre madera prensada 45 x 80 cm

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Árbol de la Vida 1963 Tela bordada 135 x 97,5 cm

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La Cantante Calva 1960 Tela bordada 140 x 173 cm

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Contra la Guerra 1962 Tela bordada 141,5 x 193 cm

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Museo Violeta Parra

• Cecilia García-Huidobro

• Leonardo Mellado González

Presidenta

Director Ejecutivo

• Isabel Parra

• Alda Hurtado Pinochet

Vicepresidenta

Jefa de Administración y Finanzas

• Ángel Parra

• Milena Rojas Cereceda

Tesorero

Jefa Colección y Patrimonio

• Guillermo Miranda

• Andrea Villena Moya

Representante Legal

Jefa Comunicaciones, Extensión y

• Carolina Tohá

Educación

Alcaldesa de Santiago

• Ana Elisa Anselmo García

• Ángel Cabezas

Conservadora

Director de Dirección de Bibliotecas,

• Enrique Monje Yáñez

Archivos y Museos, Dibam

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Directorio Fundación Museo Violeta Parra

Encargado Técnico

• Manuel García

• Nicolás Pérez Lozano

Representante del ámbito de la cultura

Encargado de Prensa y RR.PP. • Esteban Torres Hormazábal Encargado de Educación, Audiencias y Voluntariado • Lorena Bruna Brzovic Mediadora Cultural • Natacha Osorio Torres Mediadora Cultural • Francisco Javier Gaete Arce Asistente Técnico • María Galindo Barrera Asistente de Dirección

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Agradecimientos • Fundación Violeta Parra • Presidencia de la República • Consejo Nacional de la Cultura y las Artes • Ministerio de Vivienda y Urbanismo • Instituto de Previsión Social (Ministerio del Trabajo) • I. Municipalidad de Santiago • Île de France • Glasstech • Duromarmol • Alta Presión

Colofón Este libro se terminó de imprimir a inicios de octubre de 2015, con motivo de la celebración de la apertura del Museo Violeta Parra y del aniversario 98 del nacimiento de esta gran artista chilena. Para la composición de sus textos fueron utilizadas las familias tipográficas Corporative y Corporative Sans pertenecientes al catálogo de la fundidora nacional Latinotype (www.latinotype.com).

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Vi o le ta , H umana y D ivina

60 C a t á l o g o E x p o s i c i ó n Pe r m a n e n t e