VII Congreso SEAE Bullas 2008

VII Congreso SEAE Bullas 2008 Mena et al. PROFUNDIZACIÓN EN EL MANEJO ALIMENTARIO DE CABRAS DE RAZA PAYOYA Y PROPUESTA DE ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR ...
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VII Congreso SEAE Bullas 2008

Mena et al.

PROFUNDIZACIÓN EN EL MANEJO ALIMENTARIO DE CABRAS DE RAZA PAYOYA Y PROPUESTA DE ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA PRODUCCIÓN ECOLÓGICA EN LA SIERRA DE CÁDIZ. Y. Mena1, P. Ríos1, F.A. Ruiz2, M. Ligero1, M. Delgado-Pertíñez1, J.M. Castel1, M.A. Sánchez1 1

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Departamento de Ciencias Agroforestales. Universidad de Sevilla, Ctra. Utrera, km 1, 41013 Sevilla, España. [email protected]

IFAPA Centro Las Torres-Tomejil, CAP, Junta de Andalucía. Apdo. 41200 Alcalá del Río (Sevilla).

RESUMEN El sector caprino ecológico apenas se ha desarrollado en Andalucía, especialmente el de orientación lechera; entre las causas de este escaso desarrollo está la falta de autonomía alimentaria de las explotaciones. La realización de un adecuado manejo reproductivo y alimentario, optimizando el uso de las superficies pastables y cultivables, y minimizando la dependencia de insumos externos, es un primer paso para favorecer la producción caprina ecológica en España. El objetivo de este trabajo es profundizar en el manejo alimentario de las cabras en pastoreo en la Sierra de Cádiz y proponer estrategias encaminadas a fomentar la producción caprina ecológica en esta zona. Para ello se analiza una explotación ecológica, que sirve como referencia, y una explotación convencional, para la que se plantean estrategias que faciliten su conversión a ecológica. En general, tanto en la explotación ecológica como en la convencional, existe un buen grado de aprovechamiento de las superficies pastables. No obstante, mientras que la explotación ecológica minimiza el uso de concentrados y lo adapta a la oferta del medio, la explotación convencional tiene en cuenta criterios productivos, realizando un peor aprovechamiento de los pastos y un uso más elevado de concentrados, aunque en ambas explotaciones son comprados. Las estrategias planteadas para favorecer la producción caprina ecológica son: (i) adaptar la productividad de las cabras a los recursos de la explotación, (ii) destinar una parte de la superficie de la explotación a la siembra de cultivos para la alimentación de los animales, (iii) adecuar el aporte de concentrados en pesebre a las necesidades fisiológicas de el ganado y a la producción de pasto de la finca, (iv) hacer mejoras del pasto natural y un uso rotacional y racional de las superficies, (v) aumentar el aporte de forraje conservado a las cabras en aquellas épocas del año en que éstas obtienen poca fibra del pastoreo, por ejemplo durante la lactancia de los cabritos, momento en el que las cabras realizan menos recorrido durante el pastoreo, o durante el final del verano e inicio de otoño, época en que la oferta de pasto es escasa. Palabras clave: caprino ecológico, alimentación, conversión, producción lechera.

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1.

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INTRODUCCIÓN

Según datos del anterior Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA, 2008) en el año 2007, de un total de 169 explotaciones caprinas ecológicas contabilizadas en España 135 eran de orientación cárnica y 34 de orientación lechera. Estas explotaciones representaban el 6% de las explotaciones ganaderas ecológicas de España. Andalucía, la principal comunidad autónoma en censo y producción ecológica caprina, concentra el 70% de las explotaciones caprinas ecológicas, con 64 de ellas de orientación cárnica y tan sólo 10 de orientación lechera. Como queda reflejado en las cifras anteriores y en el diagnóstico realizado sobre la ganadería ecológica en el II Plan Andaluz de Agricultura Ecológica (Empresa Pública, 2007), el sector caprino ecológico apenas se ha desarrollado en Andalucía, especialmente el de orientación lechera. Entre las causas de este escaso desarrollo están las siguientes: (i) el caprino lechero tiene una cierta dependencia de alimentos concentrados, que difícilmente puede ser producido en la propia explotación, y que son difíciles de encontrar en el mercado con una adecuada relación calidad/precio; (ii) la mayor parte de las explotaciones caprinas ecológicas venden su leche a unas cuantas grandes industrias transformadoras, no existiendo cultura de producción de quesos artesanos para ser vendidos en mercados locales o en otros circuitos cortos de comercialización; por otro lado, el cabrito es difícil de comercializar directamente por el ganadero a precios adecuados, ya que no existe cultura de consumo del mismo por parte del consumidor de Andalucía occidental; (iii) en general el consumidor asocia la producción caprina a sistemas pastorales (aunque esto no siempre es cierto) por lo que para éste no hay una gran diferencia entre un producto procedente de un sistema de cría ecológico y otro no ecológico; (iv) son pocos los ganaderos que llevan a cabo una adecuada gestión de su explotación y registro de datos. La realización de un adecuado manejo reproductivo y alimentario, optimizando el uso de las superficies pastables y cultivables, y minimizando la dependencia de insumos externos, es un primer paso para favorecer la producción caprina ecológica en España. El objetivo general de este trabajo es profundizar en el manejo alimentario de las cabras en pastoreo en la Sierra de Cádiz, con objeto de proponer estrategias encaminadas a fomentar la producción caprina ecológica en esta zona. Para ello se analiza una explotación ecológica, que sirve como referencia, y una explotación convencional, para la que se plantean estrategias que faciliten su conversión a ecológica.

2.

MATERIAL Y MÉTODOS. 2.1

Localización y características de la zona de estudio.

Las explotaciones objeto de estudio se ubican en la Sierra de Cádiz. El clima de la zona es de tipo mediterráneo, con veranos cálidos y secos e inviernos húmedos y templados. Durante el período de estudio (año 2006), se obtuvo una temperatura máxima de 43°C (11-julio-2006) y una mínima de -3,1°C (25-enero-20 07). Se produjo un pico de precipitación en otoño, después del cual la pluviometría tuvo un acusado descenso hasta llegar al mínimo en verano. El carácter accidentado de la Sierra de Cádiz, que ofrece innumerables condiciones micro-climáticas, la variedad y complejidad de sustratos geológicos que la componen y la diversidad climática que da lugar a numerosos microclimas (especialmente en lo que respecta a las precipitaciones), generan una gran riqueza florística.

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Selección de explotaciones, recogida de datos y cálculo de las necesidades de energía de los animales y del aporte de los alimentos.

En coordinación con la Asociación de Criadores de Raza Caprina Payoya (ACAPA) se seleccionaron dos explotaciones, una de ellas convencional y la otra ecológica, que representan dos modelos diferentes de explotación y de gestión. La toma de datos se llevo a cabo mediante un seguimiento mensual, durante el período comprendido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2006. La recogida y el procesamiento de los datos técnico-económicos se realizó siguiendo el método propuesto por la Red FAO-CIHEAM para pequeños rumiantes, subred Sistemas de Producción (Toussaint 2002) adaptada a los sistemas caprinos andaluces por Ruiz et al. (2008). La determinación de las necesidades de energía (UFL) de los animales se realizó mensualmente siguiendo las indicaciones propuestas por el INRA para ganado caprino (Morand-Fehr; Sauvant, 1990). Para el cálculo, los animales del rebaño se agruparon según su estado fisiológico (cabras en producción, cabras secas, cabras a final de la gestación, machos y recría). El aporte energético de los alimentos concentrados y forrajes se calculó haciendo uso de las tablas FEDNA (2003).

3.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN. 3.1

Manejo reproductivo y producción de leche.

El número medio de efectivos de la explotación ecológica es de 153 cabras (120 en producción y 33 cabras de recría) y 7 machos. Las cubriciones se realizan utilizando el efecto macho, separando las hembras de los machos desde agosto hasta mayo, mes en el que se juntan durante dos meses para las cubriciones. Los partos se agrupan en noviembre-diciembre, aunque también se dan algunos entre los meses de enero y febrero, que generalmente corresponden a las chivas de primer parto. En el primer mes tras el parto, la leche en gran medida es ingerida por los cabritos, que realizan amamantamiento natural. Durante toda la lactación se hace un solo ordeño al día. El período medio de secado de las cabras es de aproximadamente dos meses. La leche vendida en 2006 fue de 198 litros/cabra, cifra inferior a la media señalada por Mena et al (2008) para explotaciones de la zona con cabras de raza Payoya, que es de 330 litros. Esta leche es vendida a una industria quesera lo que supone unos ingresos de 98 € por cabra y año. En la Figura 1 se refleja la distribución mensual de la leche vendida por la explotación. Como la mayoría de las explotaciones de la zona, existe una importante estacionalidad reproductiva y productiva, siendo los meses de marzo a junio los que el ganadero vende más leche y los de septiembre a noviembre los que menos leche vende (Ruiz et al, 2008). El ganadero intenta que una parte importante de los partos tengan lugar en diciembre, para de este modo, hacer coincidir la época de mayores necesidades de las cabras con la época de mayor producción de alimentos en el campo (primavera) y conseguir que las lactaciones, que en general en los sistemas que dependen de los pastos nunca suelen alargarse hasta más allá del mes de agosto, tengan una duración superior que en el caso en que los partos se retrasaran hasta la segunda parte del invierno. En esta figura se observa que los niveles más altos de producción se dan en mayo, es decir cinco meses después del parto, cuando lo propio es que se dieran dos meses

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después del parto. Una posible explicación a este hecho es la baja oferta de alimento en el campo durante los períodos fríos del invierno, que hacen que los animales no consigan alcanzar su potencial productivo en el momento que correspondería al pico de lactación. Además, se ha comprobado que la suplementación en pesebre en esa época del año es algo deficitaria, sobre todo en forrajes. Durante los meses de primavera, al contar los animales con mayores recursos pastables, la producción se recupera, a pesar de disminuir la cantidad de concentrado que se suministra a las cabras en el pesebre. En la explotación convencional el número medio de efectivos es de 351 cabras (272 en producción y 79 cabras de recría) y 11 machos. Las cubriciones se realizan también utilizando el efecto macho, separando las hembras de los machos desde diciembre hasta junio y juntándolos durante los meses de julio a noviembre. La mayoría de los partos tienen lugar entre noviembre y diciembre, aunque desde enero hasta abril también se dan algunos partos. La mayor parte de la leche correspondiente al primer mes de lactación es ingerida por los cabritos, que realizan amamantamiento natural. Hasta el momento del destete de los cabritos sólo se realiza un ordeño diario y posteriormente se realizan dos ordeños diarios. Cuando han transcurrido unos cuatro meses de lactación las cabras vuelven a ser ordeñadas sólo una vez al día hasta el secado. Como término medio el secado se realiza un mes antes del parto. La leche vendida en el año de estudio ascendió a 361 litros, cifra ligeramente superior a la producción media señalada por Mena et al (2008) para explotaciones de la zona con cabras de raza Payoya, que es de 330 litros. Los ingresos obtenidos por cabra y año a partir de la venta de leche fueron de 178 €. En la Figura 2 se recoge la distribución mensual de la leche vendida, observándose cierta estacionalidad. Puede observarse como, al igual que ocurría en la explotación ecológica, el pico de producción se retrasa, probablemente por las mismas causas. 3.2

Manejo alimentario.

La superficie total de la explotación ecológica es de 81 ha repartidas en 65 ha de monte (matorral bajo), 7 ha de cultivos sembrados (40% avena, 40% cebada y 20% veza) para el pastoreo de los animales en invierno y de los que posteriormente se obtiene heno en el mes junio, 7 ha sembradas de guisantes para producción de grano destinado a los cerdos y 2 ha de olivar. Las cabras sólo tienen acceso a la zona de monte y al pastizal sembrado. La superficie utilizada por los animales es de 0,55 ha/animal de monte y 0,06 ha/animal de pasto cultivado. El manejo alimentario varía a lo largo del año dependiendo de la disponibilidad de pastos y el estado fisiológico de los animales. Normalmente las cabras en producción salen a pastorear después del ordeño, junto a las cabras secas y a la recría. El ordeño se realiza a primera hora de la mañana y vuelven a la cabreriza a la mañana siguiente para ser de nuevo ordeñadas. Diariamente, las cabras, en primer lugar se dirigen a la zona de pasto cultivado en aquellos meses en los que se les permite pastar en ellos (febrero-abril) y por la tarde van al monte, el cual tiene un estrato arbustivo bastante denso. Durante el verano las cabras aprovechan el rastrojo. Cuando el pasto cultivado no está disponible, pastorean durante todo el día en el monte.. Los machos no salen a pastorear excepto en las épocas de cubriciones, que salen junto a las cabras, el resto del tiempo permanecen encerrados en un cercado donde se alimentan de pasto cultivado y natural, este último

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fundamentalmente arbustivo. La época más crítica en cuanto a falta de alimentos en el campo es el final del verano y el comienzo del otoño. Como complemento al pastoreo, los animales reciben una suplementación en pesebre, diferente según el tipo de animal y el estado fisiológico en el que se encuentren. Las cabras reproductoras, en ordeño o secas, reciben la misma cantidad y tipo de alimento concentrado (que consiste en una mezcla equilibrada de granos ecológicos), el cual no supera ningún mes los 0,6 kg por cabra y día, con un mínimo de 0,3 kg por cabra y día durante la primavera. En los meses de septiembre a noviembre además del concentrado se aporta a las cabras heno de veza, avena y cebada ad libitum, estimándose la cantidad ingerida en 1 kg por cabra y día. Los machos y la recría sólo reciben suplementación en los meses de octubre y noviembre. El gasto medio anual en alimentos comprados, fundamentalmente concentrados, es de 50 € cabra, inferior a la media de la zona que es de 59 € (Mena et al. 2008), a pesar de que el concentrado ecológico es 1,3 veces superior al convencional, según datos de las explotaciones analizadas. En la Figura 3 puede observarse la evolución a lo largo del año de las necesidades energéticas del rebaño por cabra presente y mes (para ello se suman todas las necesidades mensuales del conjunto del rebaño y se dividen por el número de cabras presentes durante este mes) y de la energía procedente del alimento aportado en pesebre, también por cabra presente y mes. La diferencia entre los dos valores de energía representa el aporte energético del pastoreo. Se observa que, en general, la oferta de alimento del pasto se adapta a las necesidades de los animales. Esta oferta es bastante elevada y regular a lo largo del año, excepto en los meses de septiembre a noviembre, en el que las cabras permanecen más tiempo encerradas, recibiendo una cantidad importante de alimentos en el pesebre. Esto, además de minimizar el uso de alimentos procedentes del exterior, supone una aportación medioambiental importante, ya que contribuye a mantener el monte en un buen estado, siempre claro, que se respete la capacidad sustentadora del mismo. Desde un punto de vista de la producción ecológica, la principal dificultad de la explotación estudiada es la de conseguir en el mercado concentrados ecológicos equilibrados, con regularidad y que tengan un precio adecuado. Estos concentrados son difíciles de cultivar y sobre todo costosos de recolectar en la Sierra de Cádiz debido a la orografía y a las características de los suelos. Esto es un problema generalizable a las explotaciones caprinas de sierra, y un impedimento importante para su conversión a ecológico. La superficie total de la explotación convencional es de 90 hectáreas repartidas en 80 hectáreas de monte (matorral bajo) y 10 hectáreas de pasto herbáceo natural. La superficie utilizada por los animales es de 0,29 ha/animal de monte y 0,04 ha/animal de pasto herbáceo natural. El manejo alimentario de los animales es diferente según la época del año. Cuando las cabras están recién paridas o bien se están ordeñando dos veces al día, permanecen en un cercado próximo a las instalaciones de ordeño. Cuando las cabras pasan a ser ordeñadas sólo una vez al día, junto a las cabras secas y a las de recría, salen a pastar después del ordeño, que se realiza a primera hora de la mañana, y vuelven solas a la mañana siguiente para ser de nuevo ordeñadas. En primer lugar se dirigen a la zona de pasto herbáceo natural y por la tarde van al monte. Los machos no salen a pastorear excepto en las épocas de cubriciones, el resto del tiempo permanecen encerrados en un

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cercado donde crece pasto herbáceo y arbustivo. Las épocas más críticas en cuanto a falta de alimentos en el campo son los meses de diciembre y enero y los meses de junio a septiembre. Los animales reciben una suplementación en pesebre, diferente según el tipo de animal y época del año. A las cabras reproductoras en ordeño se les aporta concentrado durante todo el año en el ordeño, recibiendo una media diaria de 1 kg, aunque existen variaciones estacionales (de 0,9 a 1,6 kg). Las cabras secas y los machos sólo reciben concentrado en los meses de junio, julio y agosto, mientras que a las cabras de recría no se les suplementa en ninguna época del año. El gasto medio anual en alimentos comprados, en este caso todos concentrados, es 90 € cabra, cifra superior a la media de la zona que es de 59 € (Mena et al. 2008). En la Figura 4 puede observarse, al igual que en el caso de la explotación ecológica, la evolución a lo largo del año de las necesidades energéticas del rebaño por cabra presente y mes y el aporte de energía procedente del alimento aportado en pesebre, también por cabra presente y mes. La diferencia entre los dos valores de energía representa el aporte energético del pastoreo. Al contrario de lo que cabría esperar, la primavera, que es la época de más abundancia de pastos, es la época en la que menos energía reciben los animales procedente del pasto. Esto se debe a que durante los primeros meses de lactación, tanto cuando las cabras están amantando a los cabritos como cuando posteriormente se están ordeñando dos veces al día, el ganadero solo permite que éstas salgan a pastar durante algunas horas al día (el tiempo comprendido entre los dos ordeños en el segundo caso) por la zona más cercana a las instalaciones, lo que explica los elevados aportes de alimentos en pesebre que el ganadero realiza durante el invierno y la primavera. A diferencia de la explotación ecológica, el criterio seguido para diseñar la suplementación, ha sido la búsqueda de la máxima productividad y no el tratar de adaptar los momentos de máximas necesidades del rebaño a las épocas con mayor oferta de pastos. La consecuencia de ello es una mayor dependencia de los alimentos concentrados, que si los tuviera que pagar al precio actual del concentrado ecológico, le supondrían un gasto de 117 €/cabra y año. Además, durante una parte importante del año, más de la mitad de las necesidades energéticas del rebaño se cubren con alimentos comprados fuera de la explotación, lo cual es un serio inconveniente para la posible conversión de la explotación en ecológica. 3.3

Recomendaciones para facilitar la conversión en ecológicas de las explotaciones caprinas convencionales de la Sierra de Cádiz.

En primer lugar es importante ajustar bien la carga ganadera, que en líneas generales oscila entre 0,5 y 1 ha por cabra, siempre que se regule bien durante el año, de acuerdo a las la calidad del pasto y a las posibilidades de cultivo. En este sentido es conveniente dedicar una parte de la superficie al cultivo de plantas forrajeras, que se aprovecharán a diente o de las que se obtendrá heno para ser suministrado en el pesebre, complementando así las necesidades de los animales en las épocas de menor oferta del medio (final de verano y principio de otoño y también durante el invierno). La producción de grano en la explotación queda limitada a las explotaciones que tengan mejor calidad del suelo. También puede fomentarse la asociación entre agricultores y ganaderos para de este modo aumentar la producción y distribución de concentrados ecológicos a nivel comarcal y regional.

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En cuanto al manejo de las zonas de pasto, se recomienda que se hagan una serie de mejoras entre las que cabría citar: la rotación y la asociación de cultivos, la siembra de leguminosas, la organización del pastoreo para asegurar una adecuada distribución del estiércol y evitar el sobrepastoreo de determinadas zonas y, en general, cualquier actuación de mejora del pasto natural. Otra recomendación es que reduzca el aporte de alimentos concentrados en pesebre (aunque ello implique una reducción de la producción de leche de las cabras), ya que éstos no deberían cubrir en ningún momento más del 50-60% de las necesidades energéticas y proteicas del rebaño. De esta manera, en primer lugar se estarían usando los recursos pastables para cubrir parte de las necesidades de los animales, en segundo lugar se aumentaría la autonomía alimentaria de la explotación (haciéndola menos dependiente de insumos externos) y en tercer lugar se adecuaría a la normativa ecológica, que exige un mínimo de de alimentos fibrosos y un mínimo de alimentos procedentes de la propia explotación. Para evitar la bajada de producción que ocurre en los meses de invierno, es recomendable que los animales tengan algún lugar donde protegerse del frío durante la noche y de la lluvia, aumentando el aporte de forrajes en pesebre en estas circunstancias. También es recomendable aumentar el aporte de fibra y, en menor grado, de concentrados a las cabras secas durante el último tercio de la gestación.

4.

CONCLUSIONES

Las explotaciones caprinas ecológicas de orientación lechera localizadas en la sierra de Cádiz se adecuan muy bien a lo que es un modelo de producción agroecológica, en el que animales de razas autóctonas bien adaptadas aprovechan unos recursos de una calidad media y a veces baja desde el punto de vista nutritivo, generando productos de gran calidad, como son la leche y el cabrito, y contribuyen al mantenimiento del medio natural en el que se desenvuelven. En general, tanto en la explotación ecológica como en la convencional que se han analizado en este estudio, existe un buen grado de aprovechamiento de las superficies pastables. No obstante, mientras que la explotación ecológica minimiza el uso de concentrados y adapta los momentos de máxima producción a los de máxima oferta del medio, la convencional utiliza criterios basados en la productividad, realizando un peor aprovechamiento de los pastos y un uso más elevado de concentrados, que en ambas explotaciones no se producen en la explotación, sino que son adquiridos en el exterior. Para aquellas explotaciones que quieran convertirse en ecológicas se recomienda lo siguiente: (i) adaptar la evolución de las necesidades nutricionales del rebaño a la evolución de la oferta de los recursos de la explotación, sin que ello signifique renunciar a dar una suplementación alimenticia a los animales en el pesebre; (ii) aumentar la autonomía alimentaria de las explotaciones, lo cual se puede lograr destinando una parte de la superficie de la explotación a la siembra de cultivos para la alimentación de los animales y/o adecuando el aporte de concentrados en pesebre a las necesidades fisiológicas de el ganado y a la producción de pasto de la finca; (iii) realizar un adecuado manejo de las superficies pastables, que se consigue mejorando el pasto natural y haciendo un uso rotacional de las mismas; (iv) aumentar el aporte de forraje conservado a las cabras en aquellas épocas del año en que éstas obtienen poca fibra del pastoreo.

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BIBLIOGRAFÍA

Empresa Pública Desarrollo Agrario y Pesquero. 2007. II Plan Andaluz de Agricultura Ecológica (2007-2013). Ed. Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. Pp 123. FEDNA. 2003. Tablas FEDNA de composición y valor nutritivo de alimentos para la formulación de piensos compuestos (2° ed.). C. de B las, G. G. Mateos y P. G. Rebollar (ed.). Fundación Española para el desarrollo de la Nutrición Animal. Madrid, España MAPA, 2008. Estadísticas Agricultura Ecológica. España. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Secretaría General de Agricultura y Alimentación. Dirección General de Industria Agroalimentaria y Alimentación. Subdirección General de Calidad Agroalimentaria y Agricultura Ecológica Mena, Y; Ruiz, F.A.; Castel, J.M; Ligero, M; Casquet, O. 2008. Análisis de la viabilidad técnico-económica de explotaciones caprinas de la raza Payoya y propuestas de mejoras. FEAGAS, Nº32. Pp: 143-149. Morand-Fehr, P. and Sauvant, D. 1990. Alimentación de bovinos, ovinos y caprinos. Ed: Mundi-Prensa. Madrid. Ruiz, F.A.; Castel, J.M.; Mena, Y.; Camuñez, J.; González, P. 2008. Application of the technico-economic analysis for characterizing, making diagnoses and improving pastoral dairy goat systems in Andalusia (Spain), Small Rumin. Res., 77, 208-220. Toussaint, G. 2002. Notice des indicateurs de fonctionnement des systèmes laitiers. Options Méditerranées. Série A, 39: 147-157.

6.

AGRADECIMIENTOS

Queremos agradecer su colaboración a los ganaderos y técnicos que con su información y su experiencia han permitido hacer este trabajo, el cual ha sido promovido por el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica, en coordinación con la Dirección General de Agricultura Ecológica de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía (Project Nº 92162/75).

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FIGURAS

Figura 1. Leche vendida en la explotación ecológica a lo largo del año

Figura 2. Leche vendida en la explotación convencional a lo largo del año

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Figura 3. Evolución mensual de las necesidades energéticas del rebaño y del aporte de energía procedente de la alimentación suplementaria (UFL) para la explotación ecológica (la diferencia entre ambas líneas corresponde a la energía aportada por el pastoreo).

Figura 4. Evolución mensual de las necesidades energéticas del rebaño y del aporte de energía procedente de la alimentación suplementaria (UFL) para la explotación convencional (la diferencia entre ambas líneas corresponde a la energía aportada por el pastoreo).

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