Versión Final. Criterios Económicos en la Gestión de las Reservas de Biosfera

Versión Final Criterios Económicos en la Gestión de las Reservas de Biosfera Ronaldo Seroa da Motta [email protected] Introducción La gestión...
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Versión Final Criterios Económicos en la Gestión de las Reservas de Biosfera Ronaldo Seroa da Motta [email protected]

Introducción La gestión de las reservas de biosfera, además de problemas institucionales y legales debe compatibilizar, también, sus restricciones presupuestarias en relación a los objetivos de conservación. Esta tarea impone al gestor ambiental de la reserva de biosfera la necesidad de responder, por lo menos, las siguientes tres preguntas: (i)

¿cuáles son los bienes y servicios ambientales que deben ser priorizados para su conservación y restauración?

(ii)

¿cuáles son los criterios (ecológicos, sociales y económicos) que tenemos que aplicar para definir estas prioridades?

(iii)

¿cuáles son los instrumentos que debemos utilizar para alcanzar los objetivos?

En resumen, habría que definir las prioridades de lo que queremos conservar y dónde. Hasta ahora, el abordaje predominante ha estado basado en el criterio ambiental, biológico o geográfico. En este texto analizamos cómo aumentar la eficiencia de la gestión ambiental (i.e. capacidad de alcanzar los objetivos deseados) con la utilización complementaria de un criterio económico. O sea, reforzando la dimensión humana de la gestión ambiental. Los usos de los criterios económicos se pueden identificar como sigue: o

Priorización de objetivos de políticas ambientales.

o

Evaluación de proyectos para selección de inversiones

o

Precificación del pago por servicios ambientales o del cobro por su uso.

o

Monetización de daños ambientales en proyectos judiciales.

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o

Estimativa del capital natural en la contabilidad empresarial o en las cuentas nacionales.

Sin embargo, se debe enfatizar que la aplicación del criterio económico depende del conocimiento a priori de los impactos ambientales, por tanto, el conocimiento ecológico será un prerrequisito para la aplicación del criterio económico. Determinan, inclusive, los niveles críticos que, una vez superados, generan pérdidas irrecuperables de los servicios. Las secciones siguientes presentan una discusión sobre cómo valorar e implementar esos criterios. Inicialmente, se discuten las técnicas de valoración económica para la determinación de los valores sociales de los recursos naturales. Luego, se presentan las formas y los criterios de implementación de los instrumentos económicos que flexibilizan y maximizan los recursos financieros y humanos destinados a la consecución de los objetivos ambientales. La sección final presenta comentarios finales y el anexo describe, de forma breve, el instrumento REDD de pago por reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero por la deforestación. Naturaleza y Clasificación de los Valores Ambientales El uso de los recursos naturales genera costos externos intra e intertemporales. Debido a la dificultad técnica e institucional para definir derechos de propiedad entre contemporáneos y generaciones presentes y pasadas, el uso de estos recursos no considera estas externalidades. De esta forma, los precios de mercado o los costos de uso de estos recursos ambientales, no reflejan su valor económico (o social). Normalmente, el valor económico o el costo de oportunidad de los recursos ambientales no es observado en el mercado por intermedio del sistema de precios. Sin embargo, como los otros bienes y servicios presentes en el mercado, su valor económico se deriva de sus atributos, con la peculiaridad de que estos atributos pueden o no estar asociados a un uso. El valor económico de los recursos ambientales (VERA) puede descomponerse en valor de uso (VU) y valor de no uso (VNU) y se expresa de la siguiente forma: VERA = (VUD + VUI + VO) + VE donde, Valor de Uso Directo (VUD) = valor que los individuos atribuyen a un recurso ambiental por el hecho de utilizarlo directamente, por ejemplo, en forma de

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extracción, de visitación u otra actividad de producción o consumo directo; a saber: extractivismo, turismo, recreación y actividades de investigación científica, Valor de Uso Indirecto (VUI) = valor que los individuos atribuyen a un recurso ambiental cuando el beneficio de su uso es derivado de funciones ecosistémicas como, por ejemplo, la contención de la erosión, el control climático y la protección de las fuentes de agua; Valor de Opción (VO) = valor que el individuo atribuye a preservar recursos que pueden estar amenazados, para usos directos e indirectos, en un futuro cercano. Por ejemplo: el beneficio resultante de las terapias genéticas en base a propiedades de genes aun no descubiertos de plantas en los bosques tropicales. Valor de No-Uso o Valor de Existencia (VE) = valor que está disociado del uso (aunque represente un consumo ambiental) y que se deriva de una posición moral, cultural, ética o altruista en relación a los derechos de existencia de otras especies, sin contar la especie humana, de otras riquezas naturales, aunque éstas no representen un uso actual o futuro de nadie. Un ejemplo evidente de este valor es la gran movilización de la opinión pública para salvar a los osos panda o a las ballenas, aún en regiones en donde la mayoría de las personas nunca podrán estar o hacer cualquier uso de su existencia. El Cuadro siguiente ejemplifica esa taxonomía en relación a la taxonomía del Millenium Ecosystem Assessment, que separa los servicios ambientales de provisión, regulación y culturales.

TAXONOMÍA GENERAL DEL VALOR ECONÓMICO DEL RECURSO AMBIENTAL Valor Económico del Recurso Ambiental Valor de Uso Valor de Uso Directo

Valor de Uso Indirecto

Valor de No-Uso Valor de Opción

Valor de Existencia

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bienes y servicios ambientales apropiados directamente de la exploración del recurso y consumidos hoy Servicios de provisión

bienes y servicios ambientales que son generados de funciones ecosistémicas y apropiados y consumidos indirectamente hoy Servicios de regulación y culturales

bienes y servicios ambientales de usos directos e indirectos para ser apropiados y consumidos en el futuro Servicios de provisión, regulación y culturales aún no descubiertos

valor no asociado al uso actual o futuro y que refleje cuestiones morales, culturales, éticas o altruistas Servicios culturales

También en la literatura hay polémica en relación a si el valor de existencia representa el deseo del individuo por mantener determinados recursos ambientales para que sus herederos (generaciones futuras) puedan usufructuar sus usos directos e indirectos (bequest value). Ésta es una cuestión conceptual que, de cierta forma, es irrelevante, en la medida en que la valoración ambiental o desafío consiste en admitir que los individuos atribuyen valor a los recursos, aún cuando no hacen ningún uso. Los usos y no-usos de los recursos ambientales encierran valores que necesitan ser mensurados para hacer opciones entre usos y no-usos diversos y hasta conflictivos, o sea, cuando un tipo de uso o de no-uso excluye, necesariamente, otro tipo de uso o no-uso. Por ejemplo: el uso de la playa para la dilución de aguas servidas excluye (o por lo menos limita) su uso para recreación. Después de verificados estos usos y no-usos se puede proceder a su valoración, cuya metodología se presenta a continuación. La Valorización Económica del Medio Ambiente1 Los métodos de valoración económica del medio ambiente son parte del andamiaje teórico de la microeconomía del bienestar y son necesarios en la determinación de los costos y beneficios sociales, cuando las decisiones de inversiones públicas afectan al consumo de la población y, por ende, su nivel de bienestar. El lector podrá ahora evaluar, con mayor claridad, el grado de dificultad para encontrar precios de mercado (adecuados o no) que reflejen los valores atribuidos a los recursos naturales. Esta dificultad es mayor en la medida en que pasamos de los valores de uso a los valores de no-uso. De acuerdo con lo que pretendemos demostrar hasta aquí, la tarea de valorar económicamente un recurso ambiental consiste en determinar cuánto mejor o peor 1

Esa sección se basa en Seroa da Motta, R. Manual de Valoração Econômica de Recursos Ambientais, MMA/IPEA, Brasilia, 1998.

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será el bienestar de las personas debido a los cambios en la cantidad de bienes y servicios ambientales, sea en la apropiación por uso o no. De esta forma, los métodos de valoración ambiental corresponderán a este objetivo en la medida en que sean capaces de captar estas parcelas diferentes de valor económico del recurso ambiental. Sin embargo, de acuerdo con lo discutido a continuación, cada método presentará limitaciones en esta cobertura de valores la cual estará, casi siempre, asociada al grado de sofisticación (metodológica y de base de datos) exigido, a las hipótesis del individuo consumidor y a los efectos del consumo ambiental en otros sectores de la economía. Teniendo en cuenta que tal balance será casi siempre pragmático y decidido en forma restricta, compete al analista que valora explicitar, con exactitud, los límites de los valores estimados y el grado de validez de sus mensuraciones para el fin deseado. De acuerdo con lo discutido a continuación, la adopción de cada método dependerá del objetivo de la valoración, de las hipótesis asumidas, de la disponibilidad de datos y del conocimiento de la dinámica ecológica del objeto que se está valorando. Los métodos de valoración descritos a continuación son clasificados en: métodos de la función de producción y métodos de la función de demanda. Métodos de la función de producción: métodos de productividad marginal y de mercados de bienes sustitutos (reposición, gastos defensivos o costos evitados y costos de control). Si un recurso ambiental es un insumo o un sustituto de bien o servicio privado, se utilizan los precios de mercado de este bien o servicio privado para estimar el valor económico del recurso ambiental. Así, se pueden estimar los beneficios o costos ambientales de las variaciones de disponibilidad de estos recursos ambientales para la sociedad. Basado en los precios de estos recursos privados, generalmente admitiendo que no se alteran ante tales variaciones, se estiman indirectamente los valores económicos (precios sombra) de los recursos ambientales cuya variación de disponibilidad se analiza. El beneficio (o costo) de la variación de la disponibilidad del recurso ambiental es dado por el producto de la cantidad variada del recurso por su valor económico estimado. Por ejemplo: la pérdida de nutrientes del suelo causada por la deforestación puede afectar la productividad agrícola. O la reducción del nivel de sedimentación en una cuenca, a cuenta de un proyecto de

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revegetación, puede aumentar la vida útil de una usina hidroeléctrica y su productividad. Métodos de la función de demanda: métodos de mercado de bienes complementarios (precios hedónicos y de costo de viaje) y método de valoración contingente. Estos métodos asumen que la variación de la disponibilidad del recurso ambiental altera la disposición a pagar o aceptar de los agentes económicos en relación a aquel recurso o a su bien privado complementario. Por consiguiente, estos métodos estiman directamente los valores económicos (precios sombra) basados en las funciones de demanda para estos recursos, derivadas de: (i) mercados de bienes y servicios privados complementarios del recurso ambiental o (ii) mercados hipotéticos construidos específicamente para el recurso ambiental analizado. Sirviéndose de funciones de demanda, estos métodos permiten captar las medidas en que los individuos se disponen a pagar (o a aceptar) en relación a las variaciones de disponibilidad del recurso ambiental. Con base en estas medidas, se estiman las variaciones del nivel de bienestar por el exceso de satisfacción que el consumidor obtiene cuando paga un precio (o no paga nada) por el recurso más bajo del que estaría dispuesto a pagar. Estas variaciones son llamadas de variaciones de excedentes del consumidor ante las variaciones de disponibilidad del recurso ambiental. Estas medidas de disposición a pagar pueden también ser identificadas en un estudio que cuestiona, en un muestreo de población, valores de un pago de impuesto a inversiones ambientales en la protección de la biodiversidad. Identificándose estas medidas de disposición a pagar podemos construir las respectivas funciones de demanda. Se debe observar que estos dos métodos generales pueden, de acuerdo con sus hipótesis, estimar valores ambientales derivados de funciones de producción o demanda, basados en la realidad actual. En la medida en que estos valores (costos o beneficios) puedan ocurrir a lo largo de un período será necesario, entonces, identificar estos valores en el tiempo. O sea, identificar resultantes no sólo de las condiciones actuales, sino también de las condiciones futuras. La prospección de las condiciones futuras podrá ser realizada en base a escenarios alternativos para minimizar el grado de incertidumbre. De cualquier forma, los valores futuros serán descontados en el tiempo, o sea, calculados sus valores presentes y, para ello, hay que utilizar una tasa de descuento social. Esta tasa difiere de la observada en el mercado, debido a las imperfecciones en el mercado

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de capitales y a su determinación, lo que no es trivial, aunque puede afectar significativamente los resultados de un análisis de costo-beneficio. En el contexto ambiental, la complejidad es mayor. Debido a la posibilidad de su agotamiento, por ejemplo, el valor de los recursos ambientales tiende a crecer en el tiempo, si admitimos que su uso aumenta con el crecimiento económico. Como estimar esta escasez futura y traducirla en valor monetario es una cuestión compleja que exige un determinado ejercicio de futurología. Así, algunos especialistas sugieren que el uso de las tasas de descuento menores para proyectos en donde se verifican beneficios o costos ambientales significativos o adicionar inversiones necesarias para eliminar el riesgo ambiental. Se considera que, así, los costos y beneficios ambientales serán adecuadamente valorados y que se deben utilizar escenarios con valores distintos para evaluar la indeterminación de la tasa de descuento. La elección de uno u otro método de valoración económica del medio ambiente depende del objetivo de la valoración, de las hipótesis consideradas, de la disponibilidad de datos y del conocimiento científico respecto a la dinámica ecológica del objeto en cuestión. Indicadores de Viabilidad en el Análisis de Costo-Beneficio (ACB) La valoración económica de los recursos naturales permitirá comparar los valores de sus servicios ambientales con el costo de preservarlos. Esa comparación sería un análisis de costo-beneficio para indicar la viabilidad económica del recurso. El ACB puede ser más útil cuando se presenta bajo distintas perspectivas, para relevar todos los perdedores y los beneficiarios y las preferencias de los tomadores de decisión. Esta desagregación no demanda esfuerzos adicionales de análisis sino, solamente, formatos distintos de presentación de los parámetros requeridos para un ABC completa. En resumen, la viabilidad puede ser indicada de varias formas, tales como: • Análisis Privado (Perspectiva Del Usuario) Maximiza recaudación, minimiza costos - ACB utilizando precios de mercado sin considerar externalidades. • Análisis Fiscal (Perspectiva Del Tesoro) Maximiza recaudación fiscal, minimiza costos de administración - ACB midiendo solo las ganancias y pérdidas de ingreso fiscal y sus respectivos costos de administración. • Análisis Económico (Perspectiva De la Eficiencia) Maximiza el bienestar total, minimiza los costos de oportunidad - ACB utilizando precios de mercado sin subsidios y otras distorsiones del mercado.

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• Análisis Social (Perspectiva Distributiva) Maximiza el bienestar total, minimiza costos de oportunidad y distributivos - ACB utilizando precios de mercado sin subsidios y otras distorsiones del mercado, ajustando éstos con pesos distributivos para incorporar cuestiones de equidad (excluyendo la valoración monetaria de externalidades ambientales). • Análisis de Sustentabilidad (Perspectiva Ecológica) Maximiza el bienestar total, minimiza costos de oportunidad, distributivos y ambientales - ACB utilizando precios de mercado sin subsidios y otras distorsiones de mercado, ajustando éstos con pesos distributivos e incluyendo la valoración monetaria de externalidades ambientales Instrumentos Económicos (IEs) Luego de definidas las prioridades de acuerdo con los indicadores económicos de viabilidad, hay que introducir formas de pago o remuneración por los servicios ambientales priorizados. Los IEs actúan, precisamente, en la alteración del precio (costo) de utilización de un recurso, internalizando las externalidades y afectando, así, su nivel de utilización (demanda). La aplicación de los IEs en la gestión ambiental es una realidad en los países de la OECD y está siendo adoptada, cada vez más, por los países en desarrollo. Existe una amplia bibliografía al respecto que será mencionada al final. La Naturaleza del IE Se definen los IEs en la forma de precificación (sobre precio) o en la creación de mercados con derechos transaccionales en el uso del recurso natural. Este artículo se detendrá en los IEs precificados que pueden utilizarse para el pago de servicios ambientales. Teóricamente existe un impuesto pigouviano que sería el daño ambiental en el óptimo estado de degradación. Esta nomenclatura se debe al economista Arthur Cecil Pigou, que la formuló por primera vez en la década del 20. Este impuesto adopta el criterio óptimo económico del uso de los recursos cuando las externalidades negativas como, por ejemplo, los daños ambientales son internalizadas en el precio del recurso, tanto en los procesos productivos como, también, en los procesos de consumo. Luego de que este nuevo precio de la externalidad se determina el impuesto a cada usuario, agregado a su precio de mercado, cada nivel de uso individual se altera y también el nivel de uso agregado.

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Los nuevos niveles, de esta forma, reflejarían una optimización de este uso porque ahora los beneficios del uso son contrabalanceados por todos los costos asociados a él, o sea, cada usuario paga exactamente el daño generado por su uso. La determinación de este impuesto no existe en la práctica, si se tienen en cuenta las dificultades de mensuración precisa de los daños ambientales, de acuerdo a lo discutido en secciones anteriores. Por consiguiente, el nivel óptimo de uso es determinado en el proceso político de los agentes sociales afectados y da, entonces, origen a los pagos por el uso del recurso natural. En estos casos, el precio económico puede ser definido en dos tipos: precio de inducción y precio de financiamiento. Cada cual con un criterio distinto, que genera también valores distintos pero, ambos, orientados a reducir las externalidades negativas. Precio de inducción: el nuevo precio del recurso es determinado a fin de alcanzar un cierto nivel agregado de uso considerado técnicamente adecuado (y no por una recaudación agregada). Es determinado de forma tal que la sumatoria de la alteración individual inducida de uso resulta en el nuevo nivel agregado deseado. Así, su determinación tendrá que basarse en simulaciones, para identificar la forma cómo los individuos alterarían su comportamiento de uso del recurso ante a los precios. El precio de inducción estaría asociado al “principio del poluidor/usuario pagador”2. Por ejemplo, el caso del cobro por el agua para inducir una reducción agregada de su uso de X% o una tasa que incentive un aumento de certificación en Y%. La determinación de un precio de inducción se basa en las funciones de demanda o de costo de cada usuario, diferenciando luego los precios de forma de inducir a los usuarios en el agregado de alcanzar un nivel de uso deseado. De esta forma, la regla general para esta diferenciación de precios sería un precio mayor para los usuarios más sensibles a precios (mayor elasticidad-precio). Esto porque ellos reducirían aún más el uso por cada unidad monetaria agregada al precio. Precio de financiamiento: adopta el criterio de nivel óptimo de financiamiento en el cual el precio se determina para obtener el nivel de recaudación deseado. Así, el precio de financiamiento está asociado a un nivel de presupuesto predeterminado y no al nivel deseado de uso del recurso. Su aplicación está asociada al “principio del usuario protector”. Por ejemplo, cobro por el uso del recurso para generar una recaudación necesaria para una determinada inversión o gasto para pagos por servicios ambientales3.

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En su concepción ex-ante en la cual el usuario percibe el pago del daño antes del uso. Su formulación expost está asociada a la reparación de daños vía medios judiciales después que su uso ha generado el daño. 3

En la literatura económica este precio adoptaría la “regla de Ramsey”, así denominada en asociación a su primero proponente.

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Al revés del precio de inducción, la regla general para la diferenciación de precios sería un precio menor para los usuarios más sensibles a precios (mayor elasticidad-precio). Esto porque estos serían los usuarios a reducir mas el uso por cada unidad monetaria adicional al precio y, por consiguiente, reduciendo la recaudación. En suma, con el precio del financiamiento se busca alcanzar una meta de recaudación agregada y el precio de inducción, al contrario de objetivar una recaudación total, busca alterar el nivel de uso individual. Cualquiera que sea su forma, el IE representa siempre un precio económico de las externalidades negativas.

Comentarios finales Una evaluación ecológica debe anteceder cualquier iniciativa de aplicación de criterios económicos porque ella es crucial para determinar cómo los servicios ambientales están correlacionados con los niveles de stock de capital natural. De esta forma, el uso del criterio económico exige explicitación de los impactos ecológicos (físico-químicos y biológicos) que nortearán su aplicación. Una limitación adicional al uso del criterio económico está asociada a la determinación del descuento del tiempo de los costos y beneficios, toda vez que la forma y el valor de esa tasa de descuento dependen de hipótesis sobre el crecimiento futuro del consumo y alteraciones futuras en las preferencias de los individuos. Ese ejercicio de capturar valores asociados a generaciones futuras encierra un grado de incertidumbre y, por lo tanto, no pueden ser estimados determinísticamente. Hay que considerar, por ende, un análisis de sensibilidad en los resultados, a distintas tasas de descuento. Hay que identificar, asimismo, la sensibilidad de diversos modelos estadísticos distintos, tanto en las estimaciones de impactos ecológicos como en su mensuración económica. Finalmente, se destaca que la magnitud del impacto ambiental de un sector específico puede ser significativa de forma que afecte a otros sectores en la cadena productiva. Esto significa, si hubiera evidencias de efectos sectoriales significativos, que habría que considerar esas relaciones sectoriales en la economía las cuales son captadas con modelos de equilibrio general. No siempre los impactos tienen tal extensión4, sin embargo, se debe destacar que esos

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Como pasa, generalmente, por ejemplo, en los impactos de cambio climático donde los análisis casi siempre utilizan tales modelos.

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modelos de equilibrio general requieren, generalmente, de una alta sofisticación estadística y de una base de datos. De esta forma, el criterio económico no puede ser el único criterio, debe ser utilizado en conjunto con otros criterios ecológicos, sociales y políticos. Sin embargo, los criterios económicos no solo identifican costos y beneficios totales sino que también identifican la distribución de éstos al interior de la sociedad (i.e., quién está responsabilizándose por los costos y quién está recibiendo los beneficios). Este proceso es muy importante porque así los tomadores de decisión pueden encontrar, también, formas de conciliar otras alternativas que armonicen esa distribución y, a partir de allí, construir consensos y estimular la participación, el apoyo y el compromiso entre los socios que actúan en las reservas de biosfera, lo cual está en consonancia con el Plan de Acción de Madrid para las Reservas de Biosfera (2008-2013).

BIBLIOGRAFIA BAUMOL, W. e OATES, W, The Theory of Environmental Policy, second Edition, Cambridge University Press, Cambridge, 1998. FREEMAN, A.M. The Measurement of Environmental and Resource Values: Theory and Methods, Resources for the Future. Washington, D.C, 1993. IPAM. Custos e Benefícios da Redução das Emissões de Carbono, IPAM, Belém, 2007 OECD Managing the Environment: The Role of Economic Instruments. Paris, 1994. OECD Environmental Taxes in OECD Countries, Paris, 1995. PEARCE, R. E TURNER, R.K. Economics of Natural Resources and the Environment, The John Hopkins University Press, Baltimore, 1990 PEARCE, D., MORAN, D. The economic value of biodiversity. Earthscan: Londres,1994. RIETBERGEN-MCCRACKEN, J. AND ABAZA, H. (eds.) Economic Instruments for Environmental Management: A Worldwide Compendium of Case Studies, Earthscan/UNEP, London, 2000. SEROA DA MOTTA, R. Manual para Valoração Econômica de Recursos Ambientais. Brasília: MMA, 1998c. SEROA DA MOTTA, R. Economia Ambiental, FGV Editora, Rio de Janeiro, 2006 Environmental Economics and Policy Making in Developing Countries (editor) Edward Elgar Publishing, Cheltenhan, 2001. SEROA DA MOTTA, R SEROA DA MOTTA, R., RUITENBEEK, J., HUBER, R. Market based instruments for environmental policymaking in Latin America and the

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Caribbean: lessons from eleven countries, Journal of Environment and Development Economics, 4(2), 1999. SEROA DA MOTTA, R.. Social and economic aspects of CDM options in Brazil, in: Andrea Baranzini & Beat Buergenmeier (Guest Editors): Climate Change: Issues and Opportunities for Developing Countries, Special Issue, International Journal of Global Environmental Issues, 2 (3/4), 2002. STRASSBURG, B., et al.. Reducing emissions from deforestation—The ‘‘combined incentives’’ mechanism and empirical simulations. Global Environmental Change, 10, 2009 WILLIS, K.G. and CORKINDALE, J.T. (eds.) Environmental Valuation : New Perspectives, CAB International, Wallingford, 1995. Anexo REDD y el Cambio Climático La deforestación es responsable por más de la mitad de las emisiones brasileñas y coloca al país como el quinto mayor emisor gases de efecto invernadero. De esa forma, la inclusión de la reducción de emisiones provenientes de la deforestación y la degradación forestal debe ser considerada como una estrategia brasileña para el esfuerzo global de mitigación del cambio climático. Los costos económicos de la deforestación en la región amazónica están asociados a los servicios ambientales del bioma que, en muchos casos, son apropiados fuera de la región e incluyen la manutención del régimen climático regional y global. En principio, se podría realizar un sistema de incentivos en el cual el propietario del área forestal recibiría un pago en cuantía por lo menos igual a la actual renta líquida generada por la deforestación a cambio de la manutención del bosque y, por tanto, evitando la emisión de deforestación. Ese mecanismo es llamado de reducción de emisiones de la deforestación y degradación de bosques, o REDD. Un programa REDD ofrece pago a los propietarios para que eviten la conversión forestal en actividades agropecuarias. Este pago es una compensación por los servicios ambientales que el bosque genera. Su magnitud tiene que ser competitiva con el costo de oportunidad de la tierra deforestada en uso (agropecuario), esto es, suficiente para alterar la decisión de deforestación. Estos pagos deben reflejar los costos de oportunidad de la deforestación que, en la Amazonía y el Cerrado, están mayoritariamente asociados a la ganadería

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extensiva o a la agricultura de baja productividad5. Diversos autores estiman que esos pagos estarían entre US$ 5 a 8 por tonelada de CO2 equivalente, esto es, menos de la mitad de los actuales precios vigentes en los mercados de carbono6. O sea, opciones con un costo mucho menor de lo que los de la mayoría de las acciones de mitigación en conversión de energía y en la industria. Aún no hay decisión gubernamental definida, sin embargo el financiamiento de REDD podría ser a través de recursos internacionales, sea de un fondo de Mitigación de la Convención del Clima o de otras formas multilaterales y bilaterales o transacciones en mercados de carbono7. Brasil, por ejemplo, ya cuenta con un Fondo de la Amazonía que es financiado por donaciones de gobiernos, instituciones multilaterales, organizaciones no gubernamentales y empresas. Su objetivo es promover proyectos para la prevención y control de la deforestación y para la conservación y el uso sustentable de los bosques en el bioma amazónico. El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDS) es responsable por la gestión del Fondo; los recursos son aplicados bajo la forma de financiamientos no reembolsables. Estas donaciones son ajustadas de acuerdo con la evolución de la tasa de deforestación8. El mecanismo REDD, sin embargo, no necesita restringirse al control de la deforestación, sino que incluye acciones de conservación y manejo forestal que enriquecen el contenido de carbono del suelo forestal, lo cual es comúnmente llamado de REDD plus. Organizaciones internacionales están fomentando experiencias en diversos países como, por ejemplo, el Forest Carbon Partnership del Banco Mundial o el Programa de las Naciones Unidas UN-REDD y el Internacional Climate and Forest Initiative de Noruega. Esta oferta potencial de reducción de emisiones, si se articula con instrumentos económicos adecuados, ofrece oportunidades para una transición ambientalmente eficiente, en dirección a una economía de bajo carbono.

5

Ver Seroa da Motta (2002)

6

Ver, por ejemplo, IPAM (2007) y Strassburg et. al. (2009)

7

Hay varias experiencias en Brasil obtenidas por el Servicio Forestal Brasileño, ver www.florestal.gov.br

8

http://www.fundoamazonia.gov.br/FundoAmazonia/fam/site_pt/index.html

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