V. SIGMUND FREUD Y EL CHISTE Señala Rof Carballo 1 que todo autor que se haya ocupado del enigmático fenómeno del humor ha debido tomar el trabajo de Freud sobre El chiste como punto ineludible de partida. Yo afinaría la aseveración de Rof apuntando que tal ensayo —una digresión de La interpretación de los sueños2— es básico para todo estudioso del fenómeno de la risa. Efectivamente, Freud se encaminó por los senderos de la risa al considerar el problema del chiste, y aunque reconoció que lo verdaderamente atrayente hubiera sido el estudio de lo cómico [1979: 11], se inclinó hacia esta particular línea de investigación en virtud de que en los sueños (tema de su primordial interés en ese momento: 1899) aparecían estructuras similares a las de los chistes. Ante esta situación, es necesario que clarifique lo siguiente: si bien es verdad que mi interés es determinar lo cómico que pueda haber en los exempla, también es verdad que el análisis de las proposiciones básicas de Freud, así no estén relacionadas directamente con mi tema, sin la menor duda deberán iluminar de alguna manera las profundidades de uno de los entresijos mejor custodiados de la condición humana, pero que sigo empeñada en sondear.3

1

En la introducción al tomo I de las Obras completas de Freud [1973: XXXII]. Declaración que hizo el mismo Freud, citada por James Strachey en la introducción a El chiste [1979: 6]. 3 Además, a despecho de sus advertencias, Freud sí trata lateralmente el problema de lo cómico. 2

83

El WITZ Freud inicia su ensayo estableciendo, para cada tipo de witz,4 la técnica que obra sobre el pensamiento para que tal o cual chiste nos haga reír. Sobre este particular es necesario hacer la siguiente importante observación. James Strachey, traductor al inglés de la obra de Freud, señala en el prefacio de El chiste y su relación con lo inconsciente que se trata de un texto de considerable dificultad para cualquier traductor, dado que está ilustrado con ejemplos concretos de 'dificilísima versión en otra lengua que no sea el original, el alemán' [Freud 1973: XXX]. Con el fin de ratificar lo que afirma Strachey presento el siguiente chiste (de los muchos ejemplos de Freud que podría seleccionar): X encuentra a un amigo después de algún tiempo de no verlo y se sorprende al descubrir en su mano izquierda un anillo matrimonial (ehering, en alemán). Entonces X... (en la traducción de Luis López Ballesteros, el chiste sigue, textualmente, así): ...le pregunta si se ha casado. A lo que responde que sí ‘Trauring pero cierto’. El chiste es excelente. La palabra Trauring combina dos elementos: Ehering cambiada a Trauring junto a la frase trauring, aber wahr (‘triste pero cierto’) [: 1037].5 (En la traducción de José L. Etcheverry, el chiste sigue de esta manera):

... "Qué —exclama—, ¿te has casado?". "Sí —es la respuesta—: Trauring {anillo nupcial; Ring, anillo}, pero cierto". El chiste es excelente; en la palabra "Trauring" se conjugan dos componentes: la palabra Ehering {anillo matrimonial}, mudada en Trauring {sinónima de la anterior}, y la frase "Traurig (triste), pero cierto" [Freud, 1979: 22].

4

Witz:: chiste, pero también gracia, gracejo o gracioso ingenio. Para simplificar, siempre le llamaré chiste (como han hecho los diversos traductores). 5 La explicación es muy confusa. Baste señalar que triste se escribe traurig en alemán, y no trauring, como se deduce al final.

84

Es evidente que semejante juego de palabras no se puede traducir al español; que es muy difícil de explicar en inglés y en cualquier otro idioma, y que López y Etcheverry no traducen la explicación de la misma manera.6 Ante esta situación, y buscando destacar y ejemplificar —lo último con fines didácticos— lo esencial de un en-sayo muy complejo y de capital importancia, he preferido comprender la teoría de Freud y crear chistes ad hoc en algunos casos.7 Entrando de lleno en el texto de Freud, éste comienza por hacer una diferenciación entre las técnicas del chiste relacionadas con la palabra y las vinculadas con el pensamiento, ambas totalmente asimilables al concepto de equívoco8; lo chistoso proviene del doble sentido que se le puede dar a una palabra: "Te vi en el centro —le dice una mujer a otra—; no sabía que te gustaran los zuecos". "No sé por qué lo dices, pues a mí me siguen gustando los morenos".9 Sin embargo, hay dos clases de equívoco; el primero es denominado por Freud `condensación de palabras' [1979: 21]: En la solemne Cámara Alta, un circunspecto senador, perteneciente al partido en el poder, quiere informarse acerca de la grave enfermedad de una colega suya: "Qué preocupación! —dice—, ¿Alguien sabe qué es lo que tiene la Lic. Pérez?"; entonces un senador de la oposición le informa: "No ay por qué preocuparse, se trata sólo de una simple gripilla"; ofuscado, el primero inquiere: "Cómo que una simple gripilla?, ¡si sé que está en terapia intensiva!"; el político opositor le responde: "Pues el médico ha dicho que se le complicó su naturaleza grilla con su temperamento de pilla".10

6

Es mucho más clara la explicación que presenta Etcheverry, pero tampoco es perfecta. De ahí que la mayoría de los chistes que aparecen en este capítulo son de mi inventiva. Cuando el chiste provenga de otra fuente, lo aclararé oportunamente. `Recomiendo', como dijera Eric Satie, que en lo que respecta a mis chistes 'se pase la página con un dedo tolerante y sonriente' [apud Garmendia: 7]. 8 Equívoco: que puede interpretarse o entenderse en varios sentidos, o dar ocasión a juicios diversos. 9 Obviamente, la interpelada entendió suecos. 10 Grilla: astuta y oportunista. 7

85

Este tipo de chiste se subordina al concepto de `condensación con formación substitutiva' [Freud 1979: 28], es decir, que la clave de su gracia está en la formación de una palabra mixta que se interpreta de manera diferente a las partes que la conforman. El interlocutor crea la confusión en el locutor por medio de signos ocultos y, al aclarar su enunciado, manifiesta una clara oposición al locutor. Casi se trata de un monólogo, en el que el enunciado sólo sirve de pretexto para un ataque ideológico a lo que representa. Pasa Freud a los juegos fonéticos o de doble (o múltiple) acepción o sentido, que también pertenecen al fenómeno de la condensación, sólo que sin formación sustitutiva [: 42]. El doble sentido implica que el interlocutor le dé un sentido semántico equivocado a lo expresado por el locutor. En este caso voy a reformular un "cuento de telones" de mi infancia: Un árabe le dice a otro: "Te invito al cine a ver ‘La toma de la Bastilla’’’; y el otro le responde: "No gracias, recuerda que soy hibocondriaco y que bsicomatizo con todo lo referente a medicamentos".11 Queda claro que si los interlocutores fueran dos españoles (si pronunciaran correctamente la P), no hubiera habido ninguna posibilidad de reírse. Para Freud, la esencia de la condensación es el ahorro, o sea, el hecho de que al enunciar las, palabras gripilla y Bastilla, se están ahorrando los otros pensamientos que hay involucrados en ellas [1979: 43]. Por ejemplo, con el fin de evitar confusiones, el locutor árabe —o destinador— debió haber dicho: "Te invito al cine a ver `La toma de la Bastilla', bero no me refiero a las bastillas que se toman, ¿eh?, sino al hecho histórico que desencadenó la Revolución Francesa". Al no ahorrarse la extensa explicación del otro posible sentido de la palabra Bastilla, el chiste se esfuma.12 De aquí se puede

11

El chiste original —inaplicable aquí por su estructura— es: "Se sube el telón y se ve a un árabe tomándose una pastilla; se baja el telón. ¿Cómo se llamó la obra?: La toma de la Bastilla". 12 A esta aclaración de los equívocos la denomina Freud reducción (que no es otra cosa que una explicitación en la que se elimina lo chistoso).

86

ducir que esta suerte de abreviación o brevedad (o de ahorro de palabras), es mu y importante para expresar algo chistoso. Adoptando ciertas nociones de un enfoque retórico —el de Violette Morin (sin ninguna conexión con el trabajo de Freud)— este segundo chiste sería una figura jocosa del género de la disyunción semántica por homonimia de significantes, donde la historia colisiona con un signo-disyuntor y entonces surge el equívoco [Morin: 131-133]13 Por cierto, el primer chiste por condensación que hemos analizado no está incluido en los planteamientos teóricos de Morin. Podríase añadir al cuadro ordenatorio de esta investigadora otra variante de disyunción semántica, ahora por supresión-adición de significantes. En este caso particular el vocablo sería una prótesis de la palabra P I L A , formada por un apócope de la palabra GRIPE: G R I P E PILLA GRIPILLA

14

Prosigue Freud con los denominados desplazamientos (mediante los cuales se elaboran chistes ya relacionados con el pensamiento). Aquí lo chistoso no depende del significado que pueda darse a una palabra u otra —corno en el doble sentido recién abordado—, sino del desvío que se le da al sentido global del enunciado,15 `del desplazamiento del acento psíquico a un tema distinto al inicial' [Freud 1979: 50]. Un caso de desplazamiento (que he construido gracias a un remoto recuerdo familiar), se expone a continuación: Un respetable hombre de edad le espeta a un barbudo mucachón de 19 años: "Aborrezco la corrupción de los tiempos actuales. Yo todavía estoy

13

Lamentablemente, todos los chistes de Morin de esta índole están en francés (fueron tomados del periódico France-Soir), y son tan intraducibles como los de Freud. 14 Naturalmente, también puede verse como una pura supresión: un apócope de GRIPE, GRIP y una aféresis de PALLA, ILLA = GRIPILLA. 15 Yo agregaría: el desvío voluntario o involuntario.

87

capado a la antigua; me gano mi dinero como se hacía antes de que tú nacieras". El joven le responde: "Ah, ya entiendo abuelo, recibes el mismo sueldo de hace veinte años, ¿verdad?".16 Considero que, en este tipo de chistes, el desvío de la idea que pretende comunicar el locutor se localiza en una interpretación errónea de un conjunto de ideas (el interlocutor se equivoca en su significado), o en una interpretación tendenciosa (el interlocutor le da, a propósito —con diversas intenciones— un significado diferente al pensamiento expresado por el locutor). Para Freud, ambos tipos de desvíos constituyen desplazamientos impuros (muy comunes, por cierto, en las técnicas chistosas).l7 Reconstruyendo los planteamientos de Morin, se trataría de una disyunción referencial, en virtud de que el interlocutor —o destinatario— hace un comentario erróneo, desviado, en relación a lo expresado por el locutor. En general, el interlocutor reacciona interpretando los signos con su propio sentido común o con intención de sorprender, agredir, intrigar o simplemente hacer reír al locutor. Un ejemplo clásico de desplazamiento "enteramente puro", es aquel en el que el interlocutor entiende correctamente el significado literal de lo expresado por el locutor, pero la disyunción acaece porque aquél tergiversa la intención de éste:l8 Un vendedor de automóviles le informa al nuevo rico acerca de su flamante " cerokilómetros": "El coche que se lleva es tan bueno que, con un solo tanque de gasolina, Ud. puede recorrer asta 600 kilómetros sin parar". El nuevo rico respinga inmediatamente: "Ah, qué bien!, pero, ¿me quiere explicar qué haré yo a 600 kilómetros de aquí), sin una gota de gasolina?". 19

16

No utilicé ningún chiste de Morin de esta clase porque me parecieron menos apegados a su propia definición que el que expongo. 17 El fenómeno del desplazamiento podría ser muy interesante para mis objetivos de investigación, dado que encaja, de alguna manera, en uno o dos exempla que vienen a mi mente en este momento. 18 Esta última idea es mía, y considero que facilita la comprensión de lo expuesto por Freud en este sentido. 19 Aquí me pareció adecuado reformular uno de los chistes de Freud (el del mer-

88

En el chiste del abuelo y su nieto la idea original del locutor ha sido sustituida por una idea accesoria, improvisada, mientras que en el chiste por desplazamiento que nos ocupa, una intención accesoria ha sido sumada a la idea original. Dentro de las técnicas del chiste asociadas con el pensamiento, sigue Freud con el disparate, al que considera apto `para elevar el gasto psíquico del oyente e incrementar, así, el monto que se libera en la descarga mediante la risa' [1979: 169]. Estos conceptos son coherentes con la teoría de Spencer, que ve a la risa como un fenómeno de excitación anímica, y una prueba de que el uso psíquico de esa excitación ha tropezado repentinamente con un obstáculo que hace que la risa se descargue [apud Freud, 1979: 139]. En otras palabras, el contrasentido permite que la distención emocional expresada mediante la risa sea mayor que mediante el uso de otras técnicas. Veamos un ejemplo de contrasentido: Un ladrón se desliza por la ventana de una casa y ve a una joven tendida en un diván, entonces le susurra: "Señorita, si hace Ud. el más leve movimiento, grito", y acto seguido él sale huyendo. Lo mismo ocurre con el sofisma, que bajo una apariencia lógica encierra una falsedad: Ahora que hemos terminado los estudios, ¿no te gustaría construir un edificio tan alto como el de la torre Latinoamericana?"20 "Claro!, así podría dejar de construir un piso entero sin que nadie lo notara. Dentro de lo que se denomina chiste-disparate, cita Freud uno muy notable de Lichtenberg: Había alguien a quien le asombraba que los gatos tuvieran abiertos dos agujeros en la piel justo donde están sus ojos [1979: 57].

cader de caballos), ya que, debido a la forma en que presenta la referencia temporal, resulta un tanto descabellado [cf.. Freud, 1979: 53]. 20 La "torre Latinoamericana" es el edificio más alto de la ciudad de México. 89

Pasa Freud [: 67] a los chistes figurativos, en los que se sustituye lo que realmente existe en el pensamiento por un simbolismo análogo o antitético con objeto de expresar lo mismo pero de una manera risible: Pienso que esa estrella de las telenovelas tiene una fortuna en su cuerpo". "¿Sí?, pues fíjate que es una mala inversionista, ya que tiene poco dinero invertido en unas partes y demasiado en otras. Aplicando la metodología de la reducción de Freud [1979: 51], la respuesta directa —y por tanto no cómica sino crítica— al comentario sobre la estrella de telenovelas, pudo haber sido: "Qué va a tener una fortuna en su cuerpo!, para mí que tiene demasiada celulitis y un busto exagerado". Continúa Freud con una serie de diversos tipos de chistes, donde el concepto que abarca a los más importantes es el de `figuración por lo contrario' [1979: 67]. El chiste que he ideado para ilustrar este tipo de agudeza se lo debo a mis pasados protagonismos en el mundo del teatro (infaustos, como se verá): El productor de un soberbio drama épico le pregunta con optimismo al director: "¡Que tal!, ¿listo para el gran estreno de la semana próxima?"; y el director le dice: "Sí, claro. ¡Ah!, sólo que voy a requerir 200 extras más". El productor exclama sorprendido: "¡¡200 más!!, bueno, no importan los gas-tos con tal de asegurar el mayor éxito de público", entonces el director le informa: "Efectivamente[...] los voy a colocar en las butacas".

La clave del chiste se encuentra en la palabra efectivamente, pues con ella el interlocutor parece ratificar la idea de éxito del locutor, siendo que va a anunciar lo contrario: un fracaso. Utilizando el procedimiento de reducción de Freud, el chiste se debilitaría si la última intervención del interlocutor hubiera sido: "No, disculpe, no es para asegurar el éxito, sino para ocultar la escasa ven-ta de entradas". Ahora bien, en el momento en que la figuración por lo contrario se convierte en ironía, deja de ser chiste.21 Por ejemplo,

21

Veremos más adelante —y en otros capítulos— cómo la ironía puede llegar a

90

cuando Cary Grant señalaba: `Decirle a alguien: ¡qué joven te ves!, es también una manera de decirle: ¡qué viejo eres!', no estaba diciendo un chiste, sino algo cómico. Por último, como muestra refinada del chiste por "figuración indirecta", transcribo una fracción de uno de los ataques que el escritor alemán Heinrich Heine dirigió a su enemigo el conde von Platen: ...le ocurre, además, como al avestruz, que se cree oculto todo el tiempo que esconde su cabeza en la arena, dejando solamente el trasero visible. Nuestro ilustre pájaro abría hecho mejor escondiendo en la arena el trasero y mostrándonos la cabeza" [apud Freud, 1979: 76]. Indirectamente, Heine está haciendo referencia a la pederastia del conde. Hay un interesante paralelismo invertido en la ocurrente diatriba, que dejo reservado para un estudio posterior: CABEZA (oculta)-TRASERO (expuesto) TRASERO (oculto) - CABEZA (expuesta) Al concluir el contenido del segundo capítulo del ensayo de Freud, se puede recapitular lo siguiente: en Freud, el uso apropiado de las técnicas que consiguen que un chiste sea jocoso son: 1) la condensación-ahorro, ya sea con sentido oculto o doble (múltiple) sentido; n) el desplazamiento, tanto en su modalidad de "puro" (se interpretan dos sentidos simultáneos, sin ser el segundo tendencioso), como de "impuro"; III) el contrasentido o disparate; IV) la figuración por lo contrario, y v) la figuración indirecta. Si se analizan todas estas circunstancias chistosas, se puede advertir que lo que ha hecho reír pertenece con toda claridad al ámbito del absurdo 22: informar que alguien gravísimo tiene una leve gripe; negarse a ir a ver una película histórica por horror a las medicinas; creer que alguien pue-

formar parte más bien de lo cómico. Freud afirma: 'la ironía [...] se incluye entre las subvariedades de la comicidad' [1979: 166]. 22 Absurdo: dicho o hecho opuesto ala razón

91

92

de ganar el mismo salario que hace veinte años; suponer que un vendedor puede sugerir una extravagante travesía; asombrarse por una trivialidad; dar a entender que engrosar el foro de un teatro ubicando paleros en las butacas significa tener éxito de público; o sugerir que el conocido (¿y mítico?) método que usa el avestruz para "esconderse" debe efectuarse de manera invertida... todos son absurdos. Pues bien, esto es precisamente lo que argumenta Oswald Ducrot. En su definición —resumida— sobre el humor, sostiene que un enunciado es humorístico cuando: I) Hay en él, al menos, un punto de vista absurdo. II) El absurdo no es atribuible al locutor, III) En el enunciado no se expresa ningún punto de vista opuesto al absurdo [: 20].

23

Más allá del significado que le da a lo "humorístico", de acuerdo a lo 24

visto hasta ahora Ducrot casi tiene razón. Sin embargo, hay un tipo de chiste por desplazamiento que Freud no toma en cuenta dentro de "La técnica del chiste", sino en el capítulo III (de la parte analítica): "Las tendencias del chiste", mismas que están relacionadas con la obscenidad, la agresión o el cinismo. Voy a ejemplificar sólo el segundo caso, que es quizá el más universal: es en el cual la disyunción la produce el interlocutor cuando, adrede, encuentra otro sentido a lo dicho por el locutor, o bien lo utiliza con su significado real o distorsionado, con el claro y único propósito de agredir con crueldad —velada o descaradamente— al locutor. El desvío, más que temático, es de atmósfera emotiva. A partir de un chiste leído por azar en una de las revistas de mi odontóloga, presento el siguiente de estilo tendencioso:

23

Enseguida expondré ciertas someras aproximaciones a este complejo concepto. 24

Y digo casi porque, por una parte, la aclaración del primer absurdo en el chiste de la gripilla nos obliga a precisar el punto III de Ducrot, que debería decir: "En el enunciado no se expresa ningún punto de vista opuesto al último absurdo manifestado", Por otra parte, ya que los chistes sobre el ladrón, del que se admira por los ojos de los gatos y del enemigo de von Platen carecen de la dicotomía locutor-interlocutor, entonces el punto II debería afinarse así: "El absurdo siempre es atribuible al último (o al único) en hablar".

92

Una encantadora mujer, embarazada de ocho meses, se queja con su mal encarado esposo: "¡Qué barbaridad!, ¡me he visto gordísima todo este mes! Siquiera se me equilibrara la obesidad con esa especie de luminosidad radiante que he oído que tienen las mujeres encintas... ¿No se me percibe algo de eso, querido?" El marido la mira de arriba a abajo y le dice: "Mmmhh... no, no, pero al menos tienes la forma de un foco de 100 watts". Me parece interesante señalar que aquí no hay ningún punto de vista absurdo. No es absurdo que una mujer atractiva tenga la esperanza de verse esplendorosamente embarazada a fin de mitigar su sensación de deformidad, ni tampoco el que su esposo le vea una silueta de bombilla eléctrica. Son dos consideraciones lógicas, razonables. En todo caso, existe una violación a la norma que prescribe una elemental consideración para con las mujeres 25

preñadas. Lo anterior nos lleva a señalar los riesgos de definir lo humorístico (o también, si se quiere, lo cómico) con base esencialmente en un solo 26 concepto general, como lo ha hecho Ducrot. Éste, aunque —como afirma— no haga lexicología con su definición, presenta un método analítico bastante incompleto en la medida en que con él se nos escapan muchos productos de las agudezas que mueven a risa y que no juegan con el absurdo; derivaciones de un ingenio que transita otros caminos, como pueden ser los senderos del paralelismo, la torpeza o el resultado contrario, y toda la gran avenida del chiste tendencioso. Además, aun suponiendo, digamos, que todo lo cómico, lo que mueve a risa, contuviera al menos un elemento absurdo, sería éste un criterio demasiado amplio —de igual forma que lo sería cualquier otro único criterio: como el de la violación de la regla, por ejemplo— para rastrear y ordenar o disponer por clases lo risible en

25

En cambio sí se observa una concordancia con la primera premisa de Eco sobre lo cómico [capítulo IV). 26

Es el caso, verbigracia, de Martin Grotjahn o Peter Berger, que insisten en entontarle al humor una esencia ineludiblemente agresiva (veremos que no es así); o de Jean Sareil), que ve a lo cómico como un instrumento forzosamente desacralizador (aunque durante el carnaval medieval la risa era efectivamente desacralizadora). 93

los exempla. No obstante, debo destacar el absurdo como una de las variables 27

más consistentes y constantes dentro del universo de la risa, y rescatar de inmediato, como motivos cómicos universales, más allá del chiste (es decir, que a través de los cuales se pueden generar —o ellos mismos generan— situaciones cómicas): *El disparate. 28 * El sofisma. ALGUNAS PRECISIONES Y DIFERENCIAS IMPORTANTES SOBRE LO RISIBLE El capítulo V de El chiste y su relación con lo inconsciente —la parte sintética— me proporciona una valiosa pista para orientar mi trabajo. Freud señala que nadie se puede reír del chiste que él mismo ha inventado [1979: 137]. Esto es verdad, de hecho, tanto los chistes que se me han ocurrido en este trabajo, como los que he elaborado en función de otros chistes o anécdotas graciosas, 29 no me han provocado risa. Cuando más, he sonreído en la soledad de mi 30

estudio, satisfecha de mi logro. Asimismo, Freud apunta que uno puede gozar de lo cómico dondequiera que lo encuentre, sin que sea necesaria otra persona a quien comunicarle dicho goce. Quiere decir que hay comicidad, ya sea en el ingenioso chiste que se lee sobre un ridículo personaje (como el que piensa, dice o lleva a cabo un disparate), ya en la idea chistosa que se le ocurre a alguien de improviso (ocurrencia) durante, por ejemplo, un congestionamiento de tránsito —yendo solo en su automóvil—, o cuando ante nuestros ojos, en un ascensor, queda atrapado el paraguas de un pomposo banquero (situación graciosa). Ocurrencia, chiste y situación o escena graciosa

27

Profundizaré sobre esta idea más adelante.

28

Estos, y todos los motivos cómicos que se postulen en el presente capitulo, serán retomados en el VII. 29

Quizá —dirán los pacientes lectores— porque son malos. 30

Freud apunta que la saciedad placentera que siente el lactante cuando, satisfecho y adormecido, suelta el pecho, es tal vez la causa primigenia de la sonrisa [1979:140, n. 2], que es a su vez, complemento yo, la semilla de la risa. 94

pueden constituir tres formas de lo cómico, donde en esta última se dan 31

múltiples y muy distintas manifestaciones: el gag, la ironía, la sátira, el 32 guiñol o el comic. De acuerdo con estas importantísimas claves —más todo el acervo de conocimientos acumulados hasta ahora sobre las causas de la 33 risa—, he desarrollado ciertas puntualizaciones que serán fundamentales para arrojar luz sobre la naturaleza de lo cómico: Chiste, situación graciosa y ocurrencia a) Para que exista un chiste tienen que intervenir tres elementos: A) el individuo que cuenta el chiste (el Yo), sea o no autor del mismo, B) la persona, animal, cosa o circunstancia objeto del chiste (el Objeto): lo que mueve a risa, c) la persona que se ríe del chiste al oírlo o leerlo (el Recep tor). Esto se confirma en todos los chistes que he presentado. b) Para que exista la situación graciosa basta con dos elementos:

34

Y)

la

35

persona que descubre la comicidad y ríe (el Receptor) z) la persona, animal, cosa o circunstancia que causa risa (el Objeto). Podría haber una tercera persona ante la cual se reforzaría el gozo del receptor, pero no es esencial. Las situaciones graciosas pueden ser espontáneas o provoca-

31

Situación cómica e inesperada muy usual en el cine, el teatro de variedades, etc. 32

Me refiero a la serie de viñetas gráficas que narran una historia o historieta cómica. 33

Contrastando con otros autores, que colocan a lo cómico como una más de tantas formas cómicas existentes (al lado del gracejo o de la ironía, por ejemplo),Sánchez Vázquez [: 4-7] define claramente al humorismo, la sátira y la ironía como variedades de lo cómico. Comparto el juicio de este filósofo en lo que se refiere a la sátira y la ironía, sin embargo, es discutible que el humorismo forme parte de lo cómico; en mi opinión es más acertada la aseveración de Max Eastman, en el sentido de que el humor, a diferencia de lo cómico, 'es la más filosófica de las emociones' [: 22]. 34

Llamaré situaciones graciosas a las escenas o secuencias de hechos, ya sean de la vida real o no, representadas o escritas, que exciten a la risa. 35

Freud también llama a esta persona el Yo, pero es más claro y operativo definirlo de esta manera, como se verá enseguida (también puede denominarse destinatario). 95

das. Dentro de lo espontáneo, ahora puedo afirmar que la anécdota del personaje bíblico Nabuzaradán36 es, según mis apreciaciones, un caso clásico de secuencia escrita en la que sus hechos son involuntariamente cómicos (su comicidad se presenta cuando el capitán de la guardia es desenmascarado como cocinero). En cambio en la comedia, por ejemplo, todos los personajes que exigen respeto y autoridad y que son rebajados mediante la caricatura, la parodia, la imitación o el travestismo, devienen cómicos, se les hace cómicos.37 c) Para que exista la ocurrencia es suficiente con un elemento: H) la persona que goza del placer humorístico nacido en ella sin que le sea necesario comunicarlo [Freud, 1979: 216] (Auto-receptor)38 Un ejemplo sería el de aquel que se levanta temprano porque tiene una importante reunión de trabajo y, al descubrir que no hay agua en su vivienda se ríe pensando: "Empiezo fantástico el día".39 Si bien no me puedo reír de mi propio chiste, sí me puedo reír de mí mismo desde el punto de vista del humor y aun del de una situación graciosa o placentera; en este último caso, el Receptor es el mismo que el Objeto de risa. Un ejemplo interesante de risa introspectiva se encuentra en la Santa Biblia cuando Jehová, en la persona de tres varones, le avisa a Abraham que Sara, su mujer, tendrá un hijo:

36

Citado en el capítulo II, en el apartado "Risa más alia del carnaval". Rebajados, no en el sentido carnavalesco, sino en su acepción de ser denigrados, sin elevación ninguna. 38 Me parece necesario resaltar, en este punto, que trato la ocurrencia ('Especie inesperada, pensamiento, dicho agudo u original que ocurre a la imaginación' [Real Academia]) y el chiste con el propósito fundamental de, mediante el contraste, comprender de la mejor manera posible la naturaleza de la situación graciosa; llegar a caracterizarla adecuadamente más adelante. 39 Esta ocurrencia está estructurada, obviamente, mediante una ironía. Tomo una idea de Sánchez Vázquez para afirmar que muchas ocurrencias constituyen una crítica o autocrítica compasiva, que desvaloriza y hunde, pero que abre sus brazos con "simpatía y complicidad" para que ese hundimiento no sea total [: 6]. Al decir de Gilbert Norwood, las ocurrencias a que se refiere Sánchez Vázquez habrían sido concebidas con humor, ya que éste es 'emocional, y el humorista simpatiza con el individuo de quien se ríe' [Norwood; apud Chuaqui: 78]. 37

96

...Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rió, pues, Sara entre si, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? [Génesis 18:11]. d) Naturalmente, es menester el sentido del humor,40 además de otros ingredientes —como la información, por ejemplo—, para concebir una ocurrencia (la del que empieza "fantástico" el día requiere, además, madurez y jovialidad; esta última es parte del "buen humor",41 o propensión a mostrarse alegre y complaciente), o para crear un chiste, contarlo o entenderlo. Es sintomático que Jorge Ibargüengoitia se declarara incapaz para el humor, 'sobre todo [afirmaba] si se considera humorista a quien cuenta chistes con mucha gracia o, preferentemente, a quien los inventa' [apud Medina: 7]. Una muestra de chiste fino, complejo, que, quizá, sea del tipo de los que habrían motivado a Ibargüengoitia a automarginarse de la creación chistosa,42 es éste que a continuación parafraseo y que Freud relató en una de sus conferencias en los Estados Unidos:

40

Sense of Humour (expresión procedente del inglés) —o humor, a secas— es, a mi juicio, la disposición para crear o disfrutar los chistes, las situaciones cómicas, los disparates, las ironías, las ocurrencias...; es decir, es el talento que se requiere para provocar la risa, la sonrisa o la reflexión aguda, así como para experimentarlas. Opino que esta capacidad incluye desde el benévolo humor al ingenio mordaz, siendo éste 'intelectual [no emocional], y puede ser compendio de malignidad' [Norwood; apud Chuaqui: 78], y, por tanto, considero que el humor es capaz de producir desde sublimes elucubraciones hasta crueles sarcasmos. Naturalmente, como bien señala Santiago Vilas: 'El número de teorías y de definiciones del humor rebasa el millar' [: 35], sin embargo, para cumplir con mi objetivo central (caracterizar las situaciones cómicas), estos conceptos sobre el humor me son suficientes y adecuados. 41 Al que se refería Eca de Queiroz como fórmula para vivir como 'los fuertes y los sencillos' (aunque al final, debilitado, empezara a cambiar el buen humor por un buen coñac) [apud Vilas: 60]. 42 O tal vez (y lo que sigue pretende ser gracioso) se vio orillado a hacer tal declaración —siendo Ibargüengoitia un escritor que hacía reír con su ingenio— cuando conoció la afirmación de Val Panaitescu: 'Psicológicamente, el humorista es sobre todo una suerte de sentimental reprimido...' [: 41]. Ojalá te haya ocurrido, más bien, lo que a Camilo José Cela, a quien otros le revelaron que era también un humorista.

97

Dos comerciantes poco escrupulosos se hicieron de una gran fortuna. Con el fin de facilitar su ingreso a la alta sociedad consiguieron que el pintor más afamado del momento les hiciera sendos retratos. Los comerciantes presentaron ambas obras maestras durante una lujosa fiesta nocturna. Entre las personalidades que se hallaban reunidas en sus salones se enconaba el más notable crítico de arte de Estados Unidos, al que invitaron a conocer los cuadros con el fin de que emitiera un obligado juicio admirativo. Contempló largo rato los retratos y, señalando el espacio vacío que había entre los dos, sólo dijo: "Y dónde está El Salvador?" [cf.Freud, 1979: 71]. Es ingeniosísima la manera indirecta en que el crítico, simultáneamente, elude emitir su veredicto favorable sobre las dos obras de arte, y deja al desnudo a ambos oportunistas. De acuerdo a ciertos planteamientos centrales de Freud [: 190], el erudito habría denigrado a los comerciantes, los habría rebajado,43 por medio de uno de los procedimientos más importantes para conseguir comicidad, para volver cómica a una persona o cosa (y yo añado: para conseguir situaciones graciosas): el desenmascaramiento; los otros métodos son la parodia, la imitación, la caricatura, el disfraz y el travestismo. e) Un chiste puede rezumar talento. En cambio, no es necesario este factor para que provoquen risa los zapatones del payaso o el golpazo que se da en la calle un extraño contra un poste; en este último caso, principalmente, lo que importa es que no existan lazos afectivos o de simpatía con la persona que se accidenta. En otras palabras, la comicidad puede ser una creación del sentido del humor o ser un fenómeno espontáneo, donde lo ridículo o degradante juega un papel central; la comicidad es más objetiva que subjetiva. Una niña de un año de edad se ríe, tanto de ver una canica caer rebotando en las escaleras de granito, como de cierto movimiento parkinsoniano de su abuela; en ambos casos ríe a despecho de no haber desarrollado un maduro sentido del humor, y en el segundo, por no albergar todavía

43

Rebajado, obviamente, de modo distinto al concepto que engloba el rebajamiento bajtiniano.

98

sentimientos de pesadumbre por el dolor ajeno. La clave de lo irrisorio de los zapatos del payaso no es su forma ingeniosa; es su desmedido tamaño, su desmesura; como son desmesurados los movimientos de la canica, los vaivenes del bigote de Chaplin o las contorsiones de la boca de Jerry Lewis; ante todos ellos diría Freud: sus variaciones son 'desacordes con un fin', realizan 'un gasto superfluo que nosotros en igual actividad nos ahorraríamos' [1979: 181]. f) Desde luego que la comicidad de Chaplin es obra del más depurado talento artístico, aunque (o tal vez por ello mismo) hasta la persona más simple ría de su comicidad. El hecho es que es más fácil reírse de los inolvidables pastelazos de la primera época de Stan Laurel y Oliver Hardy44 que de un chiste como el siguiente: Una empresaria invita a comer a dos colegas masculinos a un restaurante francés de la ciudad de México. A la sobremesa, no queriendo hacer notorio el pago de la cuenta, ella se acerca discretamente al elegante mesero y le dice al oído: "L'addítion, s'il vous plait"45... "En el piso de abajo, señora, la primera puerta a mano izquierda", le contesta el camarero en la misma forma confidencial; aunque haya costado el mismo trabajo intelectual concebir y construir la secuencia de los tortazos dentro un contexto idóneo, que idear la anécdota para la equívoca respuesta del mesero. Desde este punto de vista, es más amplio el espectro de la risa de la situación graciosa que el de la ocurrencia o el del chiste. En los tres está envuelto el ingenio, pero la situación graciosa puede ser, además, puramente visceral, emocional. La situación graciosa es más universal que el chiste o la ocurrencia, en el sentido de que la esencia de éstos

44

Considero que si Pío Baraja hubiera tenido que hacer una crítica a la comicidad de Charlot y a la de "El gordo y el flaco", posiblemente hubiera dicho, de acuerdo a ciertas ideas suyas expresadas en el primer cuarto de este siglo, que aquél 'tendía a la interpretación y el bálsamo, y éstos a la degradación y el ridículo' [V: 445]. Es decir, Chaplin habría sido más humorista que bufo, y Laurel y Hardy lo inverso. 45 La cuenta, por favor.

99

es más susceptible de cambiar, de evolucionar: es muy probable que la risa que provoca gratuitamente un perro que parece reírse no haya variado con los siglos ni sea muy diferente en cualquier espacio geográfico; el payaso carnavalesco constituye un ente ecuménico; en cambio —queriendo ser obvia— un chiste como el de la senadora oficialista gravemente enferma sólo se puede hacer en México y más o menos desde 1950.46 Únicamente en estos sentidos comparto la idea de Cazamian de que el humor no es en el fondo más que un reino en el interior del imperio de lo cómico [apud Panaitescu: 42]. g) Considerando los elementos interactivos que intervienen en el chiste, la situación graciosa o la ocurrencia, sólo es preciso que sean materiales las personas Receptoras; son las que siempre deben estar. Los Objetos de risa pueden estar presentes -—materializados— o no, ya que también es factible que estén en la mente de quien los imagina en la soledad o al escuchar o leer sobre ellos; o los vea, en el caso de la situación graciosa, merced a un medio visual, ya sea con audio o sin él (en la situación graciosa, el Objeto que nos interesa en este trabajo debe estar representado, obviamente, en el medio visual conocido como texto literario). El Yo {el creador o propagador de un chiste) puede estar materializado si lo cuenta personalmente, o representado por un medio o dispositivo audio y/o visual en el que se expresa el chiste.47 h) En el chiste siempre interviene la palabra, escrita o hablada, mientras que la situación graciosa y la ocurrencia pueden prescindir de ella. Es posible que la situación graciosa esté contenida en una narración verbal o escrita, pero también suele ser algo puramente visual, como es el caso de la mayoría de las imágenes cómicas de los payasos circenses o las del cine mudo de Harold Lloyd. En los cartoons "mudos", el humor se manifiesta sustituyendo la palabra por

46

Desde que existe el concepto "grilla". Audio: radiodifusión, cassette, compact disc; Visual: textos, prensa, monitor de computadora, cartel; Audiovisual: cine, televisión, teatro, circo, variedades, etc. 47

100

el dibujo: da risa ver la ilustración de la abuela pagándole al vendedor de globos —inflados con helio—, mientras su pequeño nieto, con expresión azorada, ya está a tres metros del suelo aferrado a su gran globo nuevo. Y, por su parte, como se ha dicho, es posible que la ocurrencia simplemente provenga de una serie de pensamientos solitarios e individuales. i) El chiste, la situación graciosa y la ocurrencia transcurren en el tiempo; en el primero, baste considerar que el lenguaje se expresa o absorbe en un lapso determinado; sin embargo, la situación graciosa puede darse también en un instante, estar fija en el espacio, ser una imagen. La manera más clara de expresar este fenómeno es a través de la caricatura o la fotografía. Entre sus más altas y originales expresiones tenemos, desde la serie de cuadros satíricos del genial pintor y grabador inglés William Hogarth (quien en la primera mitad del siglo XVIII innovó en este campo), hasta la obra del mexicano Ernesto García Cabral —de la que se hizo una regocijante exposición hace unos años en el "centro histórico" de la ciudad de México—, pasando por la colección de instantáneas en las que se disfruta de un polifacético ToulouseLautrec, fotografiado por su propia voluntad y de acuerdo a un plan preconcebido con diferentes disfraces o vestimentas que mueven a risa: aparece como obrero, sultán o barrendero; también se le ve defecando en la playa.48 Esta serie de retratos (así como las autocaricaturas de García Cabral, donde hace honor a su apodo de "Chango"49) constituyen comicidades fijas, creaciones estáticas de artistas hipersensibles —autodeformado uno, y deforme el otro— que tuvieron la virtud de reírse de sí mismos; ellos son simultáneamente Receptor y Objeto risible.50

48

El lenguaje del chiste es el mismo que el lenguaje literario: temporal, abstracto, analítico; mientras que el lenguaje de la imagen cómica —pintura satírica, caricatura, fotografía cómica, etc. (vistas como variantes de la situación graciosa)— es espacial, concreto, sintético. (El reencuentro con Toulouse-Lautrec-cómico se lo debo a Manuel de Jesús Hernández en alguno de sus artículos en unomásunó). 49 Chango: mono, macaco. 50 Ethel Barrymorc decía: 'Podrás considerarte persona mayor el día en que te

101

j) A veces existe una fina división entre el chiste y la situación graciosa. Así ocurre con el siguiente caso: Una niña de ocho años llega a su casa de la escuela. Su papá le pregunta: "Qué te dejaron de tarea, hija"; la niña le dice: "Un trabajo sobre 'las Siete Maravillas del Mundo'[...] pero no lo voy a poder hacer". "¿Cómo, por qué no?", le pregunta intrigado su papá?; "Porque tu enciclopedia es muy vieja", le responde ella. Este chiste por desplazamiento puede hacer reír o no a un Receptor, pero como caso de ingenuidad en una situación real, se puede tornar más risible que el chiste; es decir, si la anécdota ocurriera en la realidad —y la niña hubiera respondido inocentemente creyendo en verdad que las siete maravillas del mundo son un fenómeno del momento—, sin duda el padre, descubridor (Receptor) de una situación cómica inesperada, involuntaria (de acuerdo a lo que se ha señalado en el pasado punto b), se hubiera reído más que el Receptor del chiste... y la niña se hubiera sorprendido, y acaso cohibido, al percibir la inexplicable, para ella, hilaridad de su papá. Otro ejemplo de chiste (más o menos chistoso) transformado en una situación graciosa (posiblemente muy cómica) es el siguiente: hay una gran diferencia en que un Yo cuente como chiste: "Pasaba Yo por la sección navideña de una gran tienda de departamentos, cuando vi el siguiente letrero 'Auténtica nieve de plástico"', a que usted descubra en la realidad este letrero. PRIMERA APROXIMACIÓN A CIERTOS MOTIVOS CÓMICOS Aunque Freud nos muestra una serie de técnicas del chiste, la representación (o figuración), a mi juicio, es un fenómeno que bien se puede aplicar a lo cómico, ampliando, incluso, los señalamientos freudianos. Tanto los exempla de las colecciones que he seleccionado,

rías por primera vez [...] de tí mismo' [Tomado de El libro de las citas II, suplemento de la revista Muy Interesante, 1994].

102

como los fabliaux, las fábulas de todos los tiempos, etc., contienen en sus argumentos —en cierta medida— circunstancias, situaciones o escenas en las que juega un papel central la representación; tales son los casos en los que se crean condiciones graciosas debido a la manera sesgada y rebajante en que se da a entender algo; a las analogías en dichos o actos que conllevan comicidad porque, en función de ellas, alguien queda en ridículo; a las situaciones en las que, cuando alguien ha sido agraviado mediante un cierto procedimiento, éste se venga cómicamente utilizando un procedimiento similar; a las agudezas o hechos graciosos en que, para describir o hacer algo, se utilizan los puntos de semejanza con su antítesis; a las situaciones risibles derivadas de decir lo contrario de lo que se quiere expresar, y a las escenas cómicas que provienen de representar, de modo ridículo, al todo por sus partes. De modo que, con esto, propongo en primera instancia los siguientes seis motivos cómicos: * La indirecta. * El símil gracioso. * La venganza por medio de símil * La figuración por lo contrario. * La ironía. * La sinécdoque graciosa.51 Por otra parte, las situaciones graciosas asociadas al rebajamiento se pueden agrupar en dos grandes categorías:52 las que provienen del desenmascaramiento y las derivadas de la imitación o disfraza-miento. Aunque Freud no lo plantea, es obvio que existen distintos tipos de desenmascaramiento cómico: I) El hacer quedar en ridículo —por ponerlo en evidencia—- a quien ha hecho una mala acción. II) Cuando accidentalmente se revela una situación que transforma a alguien en la irrisión de los demás.

51

Este motivo y el de La venganza por medio de símil no los contempla Freud dentro de sus técnicas para la creación de chistes. 52 Además de la ya establecida Exposición ridícula (en el capítulo III). 103

III) Toda vez que una persona se despoja de su identidad oculta para ridiculizar a otro. IV) Cuando el curioso "hace el ganso" a causa de su indiscreción. V) Las ocasiones en que, por bobo, alguien se autodelata y se convierte en el hazmerreír. Por último, distinguiré las siguientes dos situaciones graciosas: VI) Las que promueven la risa debido a la forma como es caricaturizada la persona que se imita o parodia (no mediante disfraz), o porque es ridículo el propio imitador. VII) Aquellas que son risibles por el aspecto mismo del disfrazado o el travesti: bufonesco, incongruente, fachoso o absurdo, o por las situaciones que se generan en función del artificio utilizado: equívocos, imposturas o ridículos. Todos estos constituyen motivos cómicos derivados, a mi juicio, del 'método del rebajamiento' expuesto brevemente por Freud [1979: 190] para volver risibles las situaciones o las personas. Pero faltaría otro motivo: VIII) El autorrebajamiento voluntario, no casual, por medio del cual el autorrebajado queda en ridículo. Los ocho motivos cómicos que surgen de este nuevo análisis —y que serán sometidos a examen más adelante— son los siguientes: * Poner en evidencia para escarmentar. * Revelación inopinada de una situación comprometida. * Despojarse voluntariamente de la careta. * La curiosidad mató al gato. * Autodelación involuntaria. * Imitado ridiculizado o remedador ridículo. * Disfrazados y travestis. * Autorrebajamiento.53

53

Freud sólo se refiere específicamente a los motivos sexto y séptimo (Imitado ridiculizado —no remedador ridículo— y Disfrazados y travestís), derivados de los punyos VI y VII, mas no al Remedador ridículo.

104

UNA TENTATIVA DE CARACTERIZACIÓN DE LA SITUACIÓN GRACIOSA

Conforme a lo anterior, y de acuerdo a los intereses de este trabajo, me permitiré hacer una primera aproximación de lo que pudiera mover a risa en las colecciones de exempla (lo cual, naturalmente, es una caracterización, no una definición). La situación graciosa —seguramente la principal fuente de comicidad en los textos didácticos— es un fenómeno en el que intervienen, básicamente, dos elementos: la persona que descubre la comicidad (Receptor), y la persona, animal, cosa o situación que causa risa (Objeto) de manera voluntaria o involuntaria. Para que los protagonistas de una situación dada —o la personaobjeto misma— muevan a risa, no deben producir compasión en el receptor. De este modo, serán cómicos los personajes bobos, torpes o ingenuos,54 y las situaciones —y también los personajes— ridículos (por definición) y absurdos.55 Con lo visto hasta ahora, puedo decir que los componentes de lo cómico de cámara [Bajtín, 1979: 40] (de lo cómico que pierde su fuerza regeneradora en aras de la ironía o el sarcasmo, de lo cómico que reflexiona 'sobre el mundo y los hombres con la crueldad y la sátira' [: 41]), así como la risa que resulta de ellos, no han variado significativamente desde la Antigüedad, pasando por la Edad Media —con la risa que estaba fuera de lo carnavalesco, es decir, con la risa burlesca derivada, verbigracia, del argumento de un cuento oriental traducido en el siglo XIII—, hasta nuestros días (a diferencia de lo que ocurre con el chiste), por lo que podremos sondear la comicidad de los exempla sin excesivo riesgo de hacerlo con una mentalidad "moderna", desviada o sofisticada. Pero queda algo pendiente: en algún momento señala Freud que 'el descubrimiento del automatismo psíquico corresponde a la técnica de lo cómico' [1979: 62]. Esta oscura aseveración me remite de nuevo a J.

54

Las obras cómicas que se representaban en las plazas públicas de la Edad Media (mencionadas en el capítulo II) hacían del tonto, del ingenuo y del torpe algunos de sus personajes predilectos. 55 Es seguro que las situaciones cómicas se derivan también, como en el chiste, de desplazamientos y figuraciones. Ya lo veremos.

105

Cohén, quien en "Las perspectivas del automatismo" señala que, allí donde esperamos algo vivo, el gesto mecánico provoca la risa [apud Beaune: 487].56 Con el fin de empezar a aclarar estas afirmaciones (que no entran dentro de los límites de mi sentido común), veamos un tipo de chiste que responde al nombre de 'falacia automática'.57 Presento a continuación la reelaboración y "medievalización" (dada mi temática fundamental) de un ejemplo de Freud al respecto: Una alcahueta se ha procurado (para garantizar la exitosa presentación de una pupila ante un rico mercader) a una ayudante que deberá confirmar lo que ella diga. Empieza la alcahueta: "Esta doncella es fuerte como un roble!"; "Sí, como un roble", repite el eco. "Y tiene unos ojos que hay que ver!"; "Ah, ¡y qué ojos tiene!", añade la ayudante. "Y sus formas son incomparables!"; "¡¡Pero qué formas!!", insiste la gritona con entusiasmo creciente. "Sólo hay que reconocer —dice humildemente la alcahueta— que tiene una pequeña joroba"; "Ah!, ¡¡¡y qué joroba!!!", vuelve a reafirmar el eco. Ocurre aquí que, mecánicamente, la ayudante prosigue con la hiperbolización de lo que dice la alcahueta aun cuando ya es contraria a los propósitos de ésta. 'Omite adaptarse a los requerimientos de la situación, cediendo al automatismo del hábito' [1979: 62]. Al resaltar la joroba, triunfa lo maquinal sobre lo variable. Con este ejemplo empiezo a vislumbrar el significado de lo dicho por Freud y Cohén respecto del automatismo psíquico, pero, ¿por qué la técnica de lo cómico lleva al descubrimiento de la mecanización en lo psíquico?, o, ¿por qué el gesto automático produce risa al sustituir a un esperado movimiento vivo? Es posible que enseguida, con Henri Bergson (quien ha elaborado toda una teoría relativa al automatismo psíquico y su relación con lo cómico), se resuelvan estas incógnitas. Freud y Cohen sólo esbozan el problema, no lo resuelven.

56

Cohén fue citado en el capítulo I por afirmar que los autómatas son incapaces, entre otras cosas, de reír. 57 Mencionada por Freud [1979: 61].

106