UNIVERSITY OF CINCINNATI June 04 01 _____________ , 20 _____

Miren Jaione Markaida-Golzarri I,______________________________________________, hereby submit this as part of the requirements for the degree of:

Ph.D. ________________________________________________

in: Romance Languages and Literatures ________________________________________________

It is entitled: THE ARTICULATION OF BASQUE NATIONAL IDENTITY IN XVI, ________________________________________________ XVII, AND XVIII CENTURY TEXTS ________________________________________________

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Approved by: Dr. Connie Scarborough ________________________ ________________________ ________________________ ________________________ ________________________

LA ARTICULACIÓN DE LA IDENTIDAD NACIONAL EUSKÉRICA EN TEXTOS DE LOS SIGLOS XVI, XVII Y XVIII THE ARTICULATION OF BASQUE NATIONAL IDENTITY IN XVI, XVII, AND XVIII CENTURY TEXTS.

A dissertation submitted to the

Division of Research and Advances Studies Of the University of Cincinnati

In partial fulfillment of the Requirements for the degree of

Doctor of Philosophy (Ph.D.)

In the Department of Romance Languages and Literatures Of the College of Arts and Sciences

2001 by Miren Jaione Markaida-Golzarri

B.A. University of Texas, 1985 M.A. University of Texas, 1989 M.A. University of Connecticut, 1995

Committee Chair: Dr. Connie Scarborough

ABSTRACT One means which communities have of preserving and legitimizing their national identity is by creating a cultural space defined by the existence of a literature which provides individuals with a shared imagined community. This study analyzes how the authors of early modern Basque texts, beginning with the first print text by Etxepare, articulate and preserve a space for Basque national identity. Chapter one provides a synopsis of the history of the Basque Country. Although a Basque nation state has never existed, on two occasions a semi-political unification was achieved. Basque was not enforced as a national language resulting in dialectical diversity nevertheless, certain uniformity was achieved due to religious texts written in the vernacular. With the formation of the Spanish modern state in the fiftieth century, the Basque provinces became a marginal space within Castilian hegemonic space. Chapter two analyzes definitions of nation and nationalism, emphasizing Anderson’s and Bhabha’s theories of the role of language during community formation. Among the variables

of

geography, history and tradition, language is essential in order for individuals to share an imagined community. Chapter three evaluates the works of Etxepare, Leizarraga, y De Axular, among others, who have advocated the speaking and preservation of Basque. Most writers develop strategies to work through their marginalized position; only a few use their

position within the hegemonic sphere to support the subordinate language. The last chapter examines the circumstances that prompted the creation of the modern Basque nationalist movement. I affirm that centuries before the ideology formulated by Arana Goiri, a distinct Basque ideology already existed. I analyze how this modern national ideology is not parallel with the ideology of early modern Basque texts. The study concludes that early pro-Basque authors relied frequently on using the text’s marginal spaces such as prologues and introductions in order to advocate for the creation of cultural space.

Although this approach transgresses the

hegemonic space, it is not reactionary or contestatary, but defends the coexistence of national identities. For them Basque is a complete language, entitled to its own imaginary community.

@2001 Miren Jaione Markaida-Golzarri

ACKNOWLEDGMENTS

La presente tesis es el producto de varios años de investigación y espero que sirva como apertura para explorar otros aspectos de la identidad euskérica. Este estudio se ha realizado gracias al apoyo de numerosas personas. Por lo tanto, quisiera agradecer profundamente a los profesores de mi comité: Txetxu Aguado, Enrique Giordano y a Gila Safran Naveh por sus sugerencias y consejos literarios. A mi asesora, Connie Scarbourgh por su constante ayuda desde los inicios del estudio. A mi amiga Yolanda Torre Abio por estar pendiente del progreso de la investigación y por enviarme la información que necesitaba desde el País Vasco. A mis padres Anastasia y José Luis por animarme a investigar un tema tan nuestro. Por último, a mi hermana Pilar por su incondicional apoyo durante todos estos años. Eskerrik asko danori.

ÍNDICE

Introducción:

...9

Metodología

... 15

Capítulo uno: Las raíces, el espacio geográfico y la evolución del euskara…16 I.

Las hipótesis sobre el origen del euskara y el caso

ergativo...19 II.

El Ducado de Vasconia (476-824)...30

III. Del Ducado de Vasconia al Reino de Navarra (987-234) ... 39 IV. VI.

La diversidad dialectal del euskara...44 La consolidación

hegemónica de la lengua castellana

en la Península...49 VII. Los territorios

vascongados se convierten en la

periferia de Castilla...56 Capítulo dos: El factor lenguaje en la construcción de la identidad nacional...68 I.

Aproximaciones a los conceptos de nación y nacionalismo...72

II.

La consolidación del espacio cultural...83

III.

La lengua y la literatura, integrantes esenciales de

la dimensión cultural...85 Capítulo tres: Selección de

textos

pro-euskéricos...114

I. II.

El despertar de la literatura euskérica escrita...116 Bernard Etxepare (1545)...122

III. Joanes de Leizarraga (1571)...129 IV. Pedro de Axular (1643)...136 V. Arnaldo Oihenart de Mauleon (1657)...140 VI. Rafael Micoleta

(1653)...143

VII. Manuel Larramendi (1728)... 144 VIII. Apologías del euskara en castellano: Pedro de Madariaga (1565) y Baltasar de Echave (1607)...146 Capítulo cuatro: La construcción del espacio de identidad y cultural marginal Euskérico...155 I. La cultura euskérica: espacio residual dentro del sistema hegemónico...158 II. La aportación reaccionaria de Arana Goiri, fundador del nacionalismo vasco moderno...168 III.

Unamuno y su tesis de la extinción del euskara...180

IV. La consolidación del espacio cultural marginal euskérico...184 Conclusión...191 Obras consultadas...205

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INTRODUCCIÓN

En el año 1978, después de cuatro décadas de régimen franquista, el gobierno español de la transición ratificó la Constitución española por la que se rige el país actualmente. De acuerdo con la Constitución, se reorganizó el mapa político en diecisiete Comunidades Autónomas con sus respectivos gobiernos autónomos.

Determinadas Comunidades, como Cataluña, Galicia y el

País Vasco, recuperaron el uso oficial de sus idiomas vernáculos. Esta semi-descentralización en Comunidades repercutió no sólo en el plano político sino también en el cultural.

Consecuentemente,

las literaturas marginales florecieron. Los intelectuales del País Vasco, como en el resto de las culturas marginales, celosos de su identidad, iniciaron la publicación de obras en lengua vernácula así como de obras que manifestaran su apoyo a la identidad euskérica.

El despertar

cultural fue bien recibido por el público del País Vasco, y las clases gobernantes no repararon en promover actividades que exaltarán su espacio cultural.

Dentro del espacio cultural cabe

destacar el protagonismo de escritores como Bernardo Atxaga. En el año 1989, el escritor gipuzkuano Bernardo Atxaga fue el ganador del Premio de Narrativa, por su obra Obabakoak.

Con

su novela, Atxaga ha logrado consolidar la trayectoria de la literatura euskérica, relegada y olvidada por siglos.

A pesar

de haber sido considerada una lengua marginal y regional, en las

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últimas décadas, los estudios sobre la lengua y cultura euskérica han florecido dentro del marco de los estudios académicos. Además de este renacimiento literario, hubo otro hecho, relacionado con los medios de comunicación que despertó mi interés por iniciar esta investigación. En el mes de julio del año 1998, el juez instructor de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, ordenó el cierre del periódico bilingüe, Egin, y su correspondiente estación de radio Egin Irratia.

La editorial de

Egin, cuyo significado es hacer-construir, fue acusada por el juez de ser un medio de difusión de la organización terrorista vasca ETA, Euskadi ta askatasuna (País Vasco y libertad) (http://www.geocites.com/Pentagon/8944. Egin Adierazi. Resumen de Hechos 1998).

El cierre de un periódico no es una practica

normal en la España constitucional. Por eso, la incredulidad fue mayúscula ya que el hecho ocurrió en el año 1998, décadas tras la consolidación del gobierno democrático. Mientras que ciertos sectores aceptaron la decisión del juez de la Audiencia Nacional, otros protestaron vivamente por la violación de la libertad de expresión.

Diversos sectores del

País Vasco consideraban que la editorial de Egin debía tener el derecho de expresarse libremente. El cierre de Egin, dejó claro que la función del periódico, un instrumento literario, abarca desde informar hasta transmitir mensajes políticos radicales.

Este suceso me llevó a considerar

que, si el periódico ejerce tanta influencia en el pensamiento

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colectivo en el País Vasco cual habría sido la función y la recepción de otros géneros literarios. Las razones que provocaron el cierre del periódico Egin y el reconocimiento a nivel nacional de la obra de Atxaga, son un fiel reflejo bien de la apertura o hermetismo de los espacios subalternos ejercida por la

hegemonía castellana.

Esta reacción

ambivalente por parte de la clase gobernante en Madrid, despertó mi curiosidad por analizar textos antiguos que manifiesten algún tipo de apoyo a la formación un espacio cultural propio y la consecuente contribución a la definición de la identidad euskérica. Aunque hay un gran interés por las obras recientes, la existencia de los primeros textos escritos me indujo a estudiar cual era su propósito y si en dichas obras se celebra e intenta articular la identidad euskérica.

Pero una vez que empecé la

investigación decidí extender mi estudio hasta la obra de Larramendi en el siglo dieciocho.

Su inclusión se debe a su

contribución temática a la formación de la identidad euskérica. El mensaje en euskara y a favor de éste en los primeros textos no ha sido estudiado con detalle, ya que muchos de los estudios realizados tienen un carácter lingüístico pero no incluyen un análisis que combine el campo literario con el político.

Algo similar ocurre con otros géneros literarios como

el periódico, a pesar de la clausura de Egin, aún no se ha realizado un estudio de investigación sobre la tradición periodística en el País Vasco.

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La gran dificultad al estudiar cualquier intento de articulación de la identidad euskérica surge por la tendencia del gobierno central español, de relacionar cualquier gesto nacionalista con la organización terrorista ETA.

Hay que

enfatizar que la formación de la identidad euskérica no significa necesariamente, independencia y separación de España.

Pero el

factor ETA es inseparable para la mayor parte del público foráneo que se encuentra poco informado respecto al tema. A pesar del discurso oficial del presente partido en el poder en Madrid, la situación política actual en el País Vasco no constituye una bipolaridad de enfrentamiento entre la organización terrorista, que reclama la autodeterminación a la fuerza y el gobierno nacional que se opone al diálogo.

La

tendencia del partido gobernante a bipolarizar la situación, excluye intencionalmente a otros sectores que coexisten en el territorio vascongado, sectores nacionalistas menos radicales y más tolerantes. Inevitablemente, hay que recordar el nacimiento de ETA en el año 1959, proveniente de las juventudes del Partido Nacionalista Vasco al que el historiador Fernando García de Cortázar denomina “el fenómeno histórico más importante de los surgidos en la era de Franco”(Breve historia 614).

Sería años más tarde en el 1970,

cuando se celebró el famoso Proceso de Burgos, en el que quince miembros de ETA fueron condenados a muerte (García de Cortázar, Breve historia 622).

La reacción internacional criticó vivamente

al régimen franquista y ante tales críticas adversas, la pena de

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los acusados no se consumó.

Desde entonces, ETA ha acaparado el

interés de gran número de investigadores, que han relegado u olvidado el protagonismo de otros períodos en la historia del País Vasco. Hasta hoy, no se ha estudiado en detalle la realidad que se vivió a principios del siglo dieciséis y diecisiete en el País Vasco, una vez que estos territorios fueron incorporados voluntariamente o por la fuerza al estado español.

Por lo tanto,

esta investigación examinará si la narrativa euskérica surgió como respuesta de una minoría étnica a la cultura hegemónica de las elites representativas del gobierno de Madrid en los siglos ya mencionados o si fue una creación espontánea y evolucionó independientemente de la política del gobierno central. Para llevar a cabo la investigación se proponen las siguientes hipótesis: 1.

Siglos antes de las declaraciones de pensadores como Sabino Arana y Goiri, considerado el fundador del nacionalismo vasco, ya en los siglos dieciséis salieron a la luz los vestigios que defendían la creación de un espacio euskérico.

2. Los indicadores que establecen la construcción de un espacio de identidad, se pueden encontrar dentro de los parámetros literarios, aun cuando carecen de un estado que los proteja y preserve como ocurre con la literatura nacional. 3. Los indicadores que determinan el espacio de identidad, carecen de poca validez por formar parte de una literatura nacional subordinada, y son descalificados al no existir un

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movimiento o partido político que funcione como el brazo activo, y que transmita los argumentos a la esfera política. Durante el proceso de validar las hipótesis previas, se ha de matizar cual es la diferencia entre la literatura euskérica y la vasca. La diferencia básica consiste en que mientras los textos de la primera categoría están escritos en euskara, los de la segunda están escritos en castellano o en otros idiomas pero no en euskara.

Algunos de los máximos exponentes dentro de la

literatura euskérica son de De Auxular y Leizarraga, porque optan por escribir sus obras en el idioma vernáculo.

Por otra parte la

literatura vasca incluye nombres como Miguel de Unamuno y Pio Baroja, ambos son vascos pero su producción literaria es en castellano. De estos dos espacios culturales se enfatizará fundamentalmente el primero, aunque no se ha de omitir o menospreciar el segundo.

En el campo literario se pueden

identificar textos en vascuence pero los sentimientos y lealtades bien pueden fomentar el carácter euskérico y manifestarse en castellano.

Mayormente en los textos euskéricos pero también en

los vascos, se intentará identificar los elementos que articulan una identidad euskérica. Existen numerosas variables que promueven la construcción de la identidad nacional, y de todas ellas resalta la lengua. La lengua es el instrumento vital de la cultura, sin la lengua es difícil de imaginar que la cultura exista.

Históricamente,

afirma Michelea en su libro Lengua e historia, la correspondencia

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entre el estado y la lengua ha sido biunívoca (183).

No

obstante, en el País Vasco no encontramos la correlación estadolengua pues el concepto de estado nunca se materializó, pero la correlación se puede trasladar a la unión entre la comunidad y la identidad con la lengua.

El estudio resaltará la función de la

lengua pues es el elemento unificador a nivel interno y a la vez la variable que distingue sobremanera a una comunidad del resto.

METODOLOGÍA Este estudio examina las obras de determinados autores euskéricos, como Bernard Etxepare, Joanes de Leizarraga, Pedro de Auxular, Arnaldo Oihenart de Mauleon, Rafael Micoleta y Manuel Larramendi. Se incluyen dos autores que escribieron en castellano Baltasar de Echave y Pedro de Madariaga.

A la hora de leer los

textos euskéricos, para asistir al lector que desconoce la lengua vernácula se ha recurrido a obras traducidas.

La mayoría de

ellas son traducciones de las fuentes originales, realizadas por famosos investigadores en el campo como Luis Villasante. Los textos

analizados provienen fundamentalmente de poemas, de

introducciones y prólogos de libros.

El período estudiado se

inicia en el año 1545, con la publicación del libro de Etxepare y termina en el año 1728 con la obra del padre Larramendi.

El

período es amplio pero el número de textos es bastante limitado. El estudio, que se inicia con los primeros textos, intenta formular un análisis temático que documente los textos

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convergentes en el tema de la identidad nacional previos al siglo dieciocho. La tesis se divide en cuatro capítulos.

El primero

constituye una breve introducción histórica del País Vasco. De esa forma se constata la formación de un espacio geográfico con similitudes lingüísticas pero carente de un estado centralizador. Se prosigue con una lista de las teorías principales sobre el origen del euskara, y una breve explicación de su peculiar caso ergativo.

Se añade un resumen de los dos momentos históricos en

que se logró una unidad política de todos los territorios vascongados.

Posteriormente se procederá a un análisis

cronológico de la evolución del euskara y de su categorización como idioma marginal y subalterno ante la expansión del castellano, un idioma más joven, pero canalizado por un estado en vías de expansión. El capítulo dos presenta las directrices de la conceptualización, con un extenso marco teórico.

Se intentará

definir qué se entiende por el concepto de comunidad abstracta. Se examinarán determinadas definiciones de nación, nacionalismo, y los elementos que construyen y mantienen dichos conceptos según teóricos pertenecientes a las escuelas poscolonialista y posmodernista. Asimismo, se analizará la creación de los espacios culturales marginales y cuales son las variables que propician y defienden dichos espacios.

Se barajan los nombres de

historiadores como Ernest Renan, Mommsen Wolfgang, Anthony Smith, Michael Keating, Walker Connor, Carlon J. H. Hayes, Eric J.

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Hobsbawm; lingüistas como Ernest Gellner, y Johann Gottfriend von Herder y teóricos posmodernistas y poscolonialistas, como Benedict Anderson y Homi Bhabha, Terry Eagleton y Raymond Williams. Se ha de puntualizar que hay casi tantas definiciones respecto a nación como teóricos.

Cada teórico aporta una postura

según los puntos más válidos e importantes de acuerdo con los términos que predominan en el período que estudian y el tipo de nación que definen.

De ahí que sus postulados no siempre

coincidan, pero a pesar de la diversidad en las definiciones se pueden identificar ciertos rasgos afines, en ambas categorías que son aplicables al estudio. El tercer capítulo constituye el núcleo de la investigación. Enumera cronológicamente las obras que se van a analizar y los autores.

Se incluye una breve introducción sobre

el autor, fecha de nacimiento y muerte, origen, ocupación y otras posibles contribuciones literarias.

Las obras estudiadas están

todas o bien escritas o traducidas al castellano para facilitar la comprensión a los lectores que no leen en lengua vernácula. Con el propósito de estudiar la articulación de la identidad euskérica en los textos, solamente se reproducirán fragmentos pertinentes de las obras escogidas.

En ocasiones, los textos

constituyen, poemas, refranes, y prólogos.

Se prestará especial

atención a las referencias pro-euskéricas en los textos, y asimismo se estudiarán las palabras, los diálogos, refranes, que buscan la unidad y consolidación de la lengua.

Entre los

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autores seleccionados se incorpora a dos, Pedro de Madariaga y Baltasar de Echave, que a pesar de escribir en castellano defienden la necesidad de escribir en euskara para poder preservar la cultura. En el cuarto capítulo, se intentará definir el espacio residual y el hegemónico, y a continuación se examinará la relación entre ambos espacios.

Dichas definiciones constituyen

un paso esencial, ya que el espacio euskérico forma parte del espacio residual y marginal.

También, se explorará la

utilización de la otredad para reforzar la identidad del sujeto, así como la del objeto.

Los parámetros teóricos se basan en los

principios del crítico ruso Mikhail Bakhtin y de Tzvetan Todorov. Bakhtin fue el precursor de las teorías de la heteroglosia y la distinción de discursos de acuerdo con la clase social.

Todorov

por su parte fue el innovador del concepto de la otredad, con relación a la posición del sujeto. Aunque la investigación analiza el contenido de textos escritos en euskara en siglos previos, se procederá a revisar cual ha sido la postura de pensadores contemporáneos.

Se

examinará la obra de: de Sabino Arana Goiri, fundador del nacionalismo vasco moderno, y la del famoso filósofo Unamuno, quien predijo la extinción del euskara.

La inclusión de ambas

perspectivas es importante porque los dos pensadores han expresado dos perspectivas sumamente diferentes respecto a la cultura vasca o la euskérica.

Sus obras surgen en una época

cuando brotaron una serie de factores como el desarrollo

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económico y la emigración foránea, lo que resultó en la expansión de la actividad política nacionalista tanto hegemónica como marginal en las provincias vascongadas.

El capítulo concluye con

la nota de sí la articulación de la identidad euskérica y la formación de un espacio propio ya preexistían en los primeros textos euskéricos. Deseo recalcar que el estudio parte de directrices que intentarán no globalizar y así recuperar el protagonismo de la esfera local y la regional.

Las referencias al binomio de

hegemonía y subalterno quizá no reflejen todos los grupos sociales con fidelidad.

Soy consciente de que la generalización

de la conciencia colectiva no incorpora a todos los grupos que forman parte de la cultura euskérica.

En este estudio, no se

propone negar la individualidad sino resaltar las diferencias culturales.

Paralelamente, el proceso de investigación se ha

topado con otras dificultades, sobre todo a la hora de evaluar las diferentes definiciones de nación y nacionalismo y el protagonismo de la lengua en la construcción nacional. Para propósitos del estudio, coincido con la definición de Paul James (xi), de que la nación es un concepto cambiable generada por un determinado tipo de comunidad abstracta.

La

identidad tanto de un individuo como una comunidad es un proceso de cambio permanente. Como señala James, el problema con las teorías de la nación es fusionar el principio subjetivo con lo objetivo. Aunque en la actualidad es práctica normal hablar de nación y nacionalismo, aún no se ha logrado sintetizar el

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concepto de conciencia nacional, y el nacionalismo con su relación a la nación, el estado y los movimientos nacionales como agentes objetivos de las relaciones sociales (xiv-xv). Dentro de estas dificultades la fusión de los conceptos de identidad nacional e idioma o etnia entre otros, se han llegado a convertir en espacios significativos.

Son espacios que ayudan a

comprender las prácticas y las subjetividades de las comunidades contemporáneas y las tendencias de los individuos hacia el proyecto de una identidad colectiva.

En su realización del

proyecto, la construcción de un estado o comunidad requiere por norma la instrumentalización de la literatura de tal forma que crea la literatura nacional.

Algunos de estos conceptos son

relativamente modernos Baste recordar que el concepto de estado-nación surgió tras la Revolución Francesa, y se ha conservado como la organización política legítima en el marco de la política actual (Wolfgang Momnsen 1).

Recordando el origen relativamente reciente de dicho

concepto, las referencias a éste no se encuentran en los primeros textos euskéricos, sin embargo el valor de los textos no se puede relegar porque no utilizan dicha terminología.

Asimismo, en su

condición abstracta las comunidades marginales gozan de la misma oportunidad que un estado hegemónico para recurrir a la instrumentalización de la literatura.

Por lo tanto se analizará

si, los textos generados en euskara han aportado en su contenido las bases de un espacio de identidad nacional aun cuando carecían

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de un estado-nación que potenciara la unidad y el uso de un idioma nacional.

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CAPÍTULO UNO

LAS RAICES, El ESPACIO GEOGRÁFICO Y LA EVOLUCIÓN DEL EUSKARA. La mayoría de los estudios que se han realizado sobre el euskara son de cariz lingüístico o político.

Los orígenes aun

sin determinar del idioma y su caso ergativo han acaparado gran interés entre los investigadores.

Por otra parte, la creación de

la organización terrorista ETA, en oposición al régimen franquista, a finales de la década de los años cincuenta atrajo la atención de nuevos investigadores al tema político.

Al

perseguir otras metas, los estudios lingüísticos y políticos ni han cuestionado excesivamente ni han profundizado en los orígenes de la literatura euskérica y su aportación a la identidad nacional.

Para comprender la situación del País Vasco en el

siglo dieciséis, y las posibles causas que propiciaron una literatura euskérica, se presentará un resumen cronológico de la historia y las características ergativas del idioma.

Asimismo se

examinará la evolución del idioma y su papel socio político desde su condición de idioma subalterno y marginal ante la hegemonía castellana. Con relación a otras lenguas hegemónicas como el castellano y el francés, la aparición del euskera escrito fue tardía.

La

fragmentación de la Iglesia Católica enfrentada a la Reforma Protestante, influyó en la eventual desvalorización del latín como la lengua litúrgica y la lengua oficial.

Subsecuentemente

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se produjo el florecimiento de las lenguas vernáculas cuyas repercusiones modificaron el mapa lingüístico europeo. A estos cambios debe añadirse la invención de la imprenta en el siglo quince.

La imprenta fue el avance tecnológico clave

en el proceso de transición de la oralidad a la escritura para muchas lenguas que se habían constituido como marginales.

Así,

lo confirma Sarasola en la introducción de Obabakoak con relación a la lengua euskérica: “La literatura escrita nace en el siglo XVI, esto es, en la misma época que la albanesa y otras literaturas europeas, coincidiendo con la difusión de la imprenta”(13).

Por lo tanto, la invención y el uso de la

imprenta fueron esenciales para conservar a los idiomas minoritarios.

Más aun, la imprenta propició la extemporánea

aparición del idioma euskérico escrito en la esfera europea y su preservación para las futuras generaciones. En su libro, La raza vasca y el vascuence, Miguel de Unamuno afirma “…el lenguaje es el espíritu de la raza”

(58), y

establece una estrecha relación entre el lenguaje y la etnia. Más aun, Unamuno predijo la extinción en años venideros del euskara como lengua hablada (1974).

Basándose en la cita, dicha

aseveración se puede interpretar como la inevitable desaparición del alma de la raza, en este caso la esencia de la raza.

A pesar

de dicha predicción, el euskara es una lengua viva y activa. Considerado el idioma más antiguo de la Península, en la actualidad el euskara constituye una de las cuatro lenguas oficiales de España.

Con la ratificación de la Constitución en

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el año 1978, se reorganizó el sistema político nacional, y España se convirtió en un conglomerado de Comunidades Autónomas, algunas de las cuales recuperaron el uso oficial de su lengua.

En

Galicia se recuperó el gallego, en Cataluña el catalán y en el País Vasco el euskara, todos ellos idiomas romances excepto el euskara. En cuanto a su condición de idioma de origen desconocido, afirma Bossong que es: “…única lengua preindoeuropea superviviente de Europa” (163).

Como uno de los pocos

supervivientes, las características del idioma son múltiples. Pese a su origen desconocido el idioma ha fomentado una tradición literaria.

A la hora de reconocer el desarrollo de la literatura

euskérica en la esfera pública es preciso analizar su transición y gradual evolución en un reducido espacio, rodeado por dos poderosos idiomas: el español y el francés. En los siglos quince y dieciséis, ubicados entre dos poderosos estados, con dos idiomas romances oficiales en auge, algunos escritores vascos propusieron la necesidad de escribir en la lengua vernácula.

Las hipótesis sobre dicha preferencia son

numerosas: el miedo al olvido o a la desaparición les alentaron a escribir en euskara, o querían preservar su lengua diferente a la de sus vecinos.

Era la respuesta alternativa al discurso

hegemónico que es por norma incapaz de incluir todas las voces, y de esa forma intentaron construir un espacio cultural, un espacio de identidad propio. Por lo tanto se han de investigar los factores que propician la creación de un espacio cultural euskérico; por qué

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optaron por escribir en la lengua vernácula y no en español o francés; y por qué aspira la elite de un grupo étnico a preservar su idioma sin haber formado nunca un estado soberano.

Una vez

establecidos el francés y el castellano como idiomas hegemónicos, determinados exponentes de las clases educadas vascas apoyaron el uso y la difusión de la lengua vernácula prevaleciente en un espacio marginal.

En un intento por responder a las preguntas

previas es necesario analizar el origen de la identidad euskaldun y su espacio nacional, que condujo a la creación de una literatura euskérica escrita.

I. LAS HIPOTESIS SOBRE EL ORIGEN DEL EUSKARA Y EL CASO ERGATIVO. Cómo el euskara ha logrado sobrevivir es un enigma aún sin resolver. Se ha atribuido su supervivencia a razones como la región montañosa que dificultaba las invasiones foráneas, la ausencia de grandes urbes, y su economía pobre (Villasante, Tesoro 15).

Otro factor a considerar en la supervivencia

lingüística, afirma

Villasante, son los rasgos particulares del

idioma: …la facilidad de adaptación y asimilación de elementos nuevos que ésta demostró, capacitándose de ese modo para la expresión de nuevos matices cuya necesidad sintió al entrar en contacto con el área del latín de las lenguas romances, evolucionando incluso en un sentido de acercamiento a dichas lenguas.

(Tesoro 15)

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Hay que precisar que toda lengua tiene la capacidad de asimilación si los hablantes están dispuestos a seguir usándola. Debido a la capacidad de asimilación de los eusko parlantes, su idioma ha logrado sobrevivir tras una convivencia de siglos con las lenguas romances circundantes.

Cabe matizar que la

supervivencia del idioma es en parte una causa de las invasiones incompletas y parciales sufridas por el territorio y su población. El antropólogo Caro Baroja, observa que la falta de civilización, como él la denomina, se debía a que los vascos vivían aislados en sus montes y bosques, y el contacto con los romanos sólo civilizó a determinados sectores (Sobre Historia 61).

A pesar de su reducido territorio y la magnitud del

Imperio Romano, no se llegó a producir la romanización total del territorio. Geográficamente, el País Vasco es un espacio reducido.

Su

extensión geográfica constituye un área muy reducida unos 20.680 km2.

Las provincias que constituyen históricamente el País Vasco

o Euskal Herria, como se conoce entre los parlantes del euskara, son siete: Araba, 3.047 Km2; Bizkaia, 2.210 Km2; Gipuzkoa 1.997 Km2; Nafarroa 10.421 Km2; y en la parte francesa Lapurdi 857 Km2; Nafarroa Beherea 1.336 Km2; y Zuberoa (Soule) 789 Km2. (Pierre Narbaitz, La Matin 11). Euskal Herria, se encuentra ubicada entre dos de los primeros estados europeos, España y Francia.

La actual división

geográfica y política del País Vasco consiste de diferentes

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territorios históricos: el reino de Navarra, tres provincias en España, y tres departamentos en Francia.

En España las

provincias son Araba, Bizkaia y Gipuzkoa y en Francia los tres departamentos son: Lapurdi, Zuberoa, y Nafarroa Beherea.

Estas

divisiones geográficas no concuerdan con las divisiones lingüísticas.

En cuanto al nombre del idioma se pueden constatar

que las diferencias regionales también contribuyeron a numerosas variantes: euskera, euskara, eskuara, eskara, uskera, uskara, üskára.

Los nombres varían según la región, y al igual que con

el idioma, las denominaciones para los hablantes de la lengua son múltiples: Euskeldun, Euskaldun, Eskaldun, Eskualdun, Uskaldun, Üskaldün (René Lafon 70). El euskara es respetado como el único sustrato de la Península que perdura como lengua viva, y los estudios sobre su origen son numerosos.

Existen ejemplos de otros idiomas

antiguos, pero no han transcendido como lengua hablada.

Las

hipótesis sobre el origen del euskara incluyen: A) el euskara está emparentado con las lenguas camitosemíticas (conocidas como afroasiáticas: van desde el bereber hasta el hebreo), y el ibérico es una de ellas. Estas lenguas están catalogadas como preindoeuropeas. B) el euskara es una lengua caucásica C) el euskara está relacionado con las lenguas fino-ugrias y las paleo-siberianas D) El euskara es la lengua aborigen de la Península.

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A continuación se presentará un breve análisis de cada hipótesis así como los puntos de vista de diferentes lingüistas e historiadores.

Las primeras dos teorías son las más populares.

A) Entre los defensores de la primera hipótesis se encuentran Pablo Pedro de Astarloa, G. Humboldt, Manuel Larramendi, Schuchardt e incluso Menéndez Pidal.

La teoría

defendía que el euskara es el único residuo del ibero que pudo sobrevivir el acoso de los pueblos invasores.

La hipótesis del

origen ibérico del euskara obtuvo gran aceptación en las esferas lingüistas del siglo diecinueve.

Fue el filólogo Guillermo von

Humboldt, 1767-1835, quien gracias a su reputación internacional difundió esta errónea teoría.

Bossong recalca el papel difusor

desempeñado por Humboldt: “Desafortunadamente, la tesis del vascoiberismo obtuvo rango científico y audiencia universal debido a la autoridad de Humboldt” (166). Según el lingüista Luis Michelena, algo similar ocurrió con Schuchardt, considerado el único investigador que poseía amplios conocimientos sobre las lenguas camito-semíticas, y al que nadie discutió su teoría del vasco iberismo (Martín Ugalde I 57). Aunque la teoría no sea válida, gracias al interés de Humboldt por el euskara, la debatible cuestión sobre su origen ha abierto el campo a la investigación desde una perspectiva más científica y objetiva (Koldo Zuazo 16). Los lingüistas Tovar y Michelena, y el filósofo Unamuno desestiman la teoría de que el euskara desciende de la antigua lengua ibérica.

Unamuno rechaza la teoría porque se basaba en

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estudios realizados sobre los antiguos nombres geográficos. El filósofo considera cuestionable el valor de las etimologías estudiadas debido a las numerosas traducciones que habían sufrido previamente en griego y latín (Unamuno 21-22).

Michelena añade:

“lo curioso es que existen algunas semejanzas, y, sin embargo, el vasco no ha sido de ninguna ayuda para interpretar los textos ibéricos” (Ugalde I 56).

De esta forma descarta la relación

entre el euskara y la lengua ibérica. Por su parte Tovar, a pesar de admitir que ambos idiomas tienen numerosos elementos comunes así como semejanzas profundas, afirma: “...entre un millar de palabras ibéricas hay apenas 50 coincidencias vasco-ibéricas, la mayor parte problemáticas” (El euskera y sus parientes 55). Las coincidencias son insuficientes para validar la teoría de Humbolt. Tovar defiende la particularidad del euskara, aunque admite que ha recibido gran influencia del latín y el románico en el léxico, la morfología y la sintaxis (La lengua vasca 34).

Por

su ubicación geográfica, la influencia de las lenguas vecinas sobre el euskara ha sido ineludible.

En cuanto a estas

influencias el lingüista afirma: Más de una vez en las páginas que siguen habremos de referirnos a los rasgos fonéticos comunes,

los

préstamos léxicos mutuos, a los elementos culturales recibidos de idéntica fuente. Ello no quiere decir, por supuesto, que el vascuence sea un dialecto románico, ni mucho menos, sino que una convivencia

24

milenaria y un bilingüismo muy extendido han establecido un parentesco por vecindad. (El euskera y sus parientes 15) Otra vez reitera que si existen influencias externas en la lengua es porque el euskara, como otros idiomas, es permeable y mestizo pero aun así mantiene rasgos peculiares.

Tovar recalca las

características del euskara: La teoría de que el vasco es una lengua románica, teoría que de vez en cuando reaparece en formas más o menos pintorescas, tiene un aparente fundamento en esta profundísima romanización de la lengua, la cual no ha llegado a ser total por la profunda y original idiosincrasia del vasco por la facilidad con que esta lengua incorpora a sí misma toda clase de elementos alienígenos. Su mismo carácter de lengua mixta, lengua que nos muestra una historia larguísima, donde los elementos recientes no sustituyen ni eliminan a los primitivos, la hace capaz de resistir el predominio cultural de los romances que desde hace tantos siglos la rodean (La lengua vasca 36-37). En síntesis, Tovar postula que el euskara ni es una lengua ibera ni románica sino que es original.

Las influencias existen en

todos los idiomas, la pureza lingüística es inexistente y el euskara no es una excepción. El mestizaje del idioma no obstaculiza su papel hegemónico. Como con toda lengua, existen dialectos, y es la decisión de las clases gobernantes seleccionar

25

uno de los dialectos para que en el futuro adopte el papel de idioma nacional (Eric J. Hobsbawm 54-60). En su artículo “La relación entre el vasco y el ibérico desde el punto de vista de la teoría del sustrato”(1981), Francisco J. Oroz Arizcuen, sostiene que, a pesar de la indeleble relación del euskara con el ibérico, es la hipótesis más usada para analizar materiales ibéricos: “El vasco sigue utilizándose para interpretar inscripciones ibéricas que van saliendo a la luz hasta nuestros días” (242). Por lo tanto, existe una persistencia en emparentar el euskara con el ibero.

En cuanto al parentesco

con el resto de las lenguas camito-semíticas, Michelena afirma que a pesar de la defensa de Schuchardt, los ejemplos estudiados ofrecen concordancias de léxico escasas y poco convincentes (La lengua vasca 61). B) La segunda teoría sobre el origen del euskara plantea su origen caucásico.

El precursor de la teoría fue el antropólogo

francés Pablo Roca (1824-1880), quien lo resumió en su artículo “Sur L’origine et repartition de la langue basque”, que vio la luz en 1875.

Otros defensores incluyen a René Lafon y Karl Bouda

(Euskaltzaindia, El libro 144).

Michelena la rechaza,

sosteniendo que existen ciertas semejanzas de estructura gramatical pero también se necesitan coincidencias concretas y no se han presentado suficientes (Ugalde I 57). La hipótesis de que el euskara es una lengua caucásica se debe a que el euskara es una lengua ergativa así como algunas de las lenguas habladas en el Cáucaso.

En su artículo “On

26

Ergativity and Ergative Unergatives”, el lingüista Jonathan David Bobaljik define la ergatividad: A system (eg. of case and /or agreement) is said to be Ergative if objects and the subjects of intransitive clauses form a natural distinct from the subjects of transitive clauses. This stands, in contrast to the more familiar Nominative systems in which (intransitive and transitive) subjects form a natural class to the exclusion of objects (46). Por lo tanto el euskara es una lengua ergativa, donde el sujeto del verbo transitivo esta marcado por un caso ergativo (E), y el sujeto del intransitivo y el objeto del transitivo están ambos marcados con el caso absoluto (A) (Jon Ortiz de Urbina 5). siguientes ejemplos examinan el caso ergativo en oraciones transitivas e intransitivas:

Singular

Plural

Indefinido

Ergativo:

-ak

-ek

-(e)k

Absoluto:

-a

-ak



i.

Ikasleek

harriak

Student-pE stone-sA The students

ii.

batu zituzten collect-aux

collected stones.

Harri-ak gogorr-ak dira.

Los

27

Stone-pA

hard-pA are

Stones are hard. (De Urbina 7). Las siguientes abreviaturas significan: P-plural, E-ergativo, S-singular, A-absoluto, y Aux-verbo auxiliar. Partiendo del análisis de Ortiz de Urbina, en los previos ejemplos el objeto transitivo de (i) y el sujeto intransitivo de (ii) están marcados por el mismo caso absoluto final del plural, en oposición a la ergatividad marcada en el sujeto transitivo de (i). En su artículo “Killing the Chimæra. The Basque Caucasian Hypothesis”, Donald Rayfield, postula que el parentesco entre el euskara y las lenguas caucásicas es inconcluso.

En el año 1977,

la Euskaltzaindia de Bilbao (Real Academia de la Lengua Vasca), y una delegación soviética llegaron a un acuerdo de intercambio de investigadores y una investigación conjunta de la hipótesis euskara-caucásica (Rayfield 232). La dificultad de validar la teoría reside en que no existe una uniformidad entre las propias lenguas caucásicas. En su artículo, Rayfield invalida la hipótesis porque se basa en ejemplos superficiales. Primero, en las supuestas similitudes biológicas y culturales: el alto número del factor Rhesus, RH en la sangre y la presencia de una variedad de trigo que se encuentra en los Pirineos y el Caúcaso. Segundo, en la tipología lingüística.

Rayfield reconoce que el euskara es

ergativo, pero afirma que en el idioma georgiano, el elemento ergativo es menor, porque sólo la segunda serie de tiempos

28

verbales del transitivo y algunos verbos situados en medio de la oración requieren que el agente-sujeto este marcado ergativamente, mientras que los pronominales en la forma verbal no distinguen entre los sujetos nominativos y ergativos. El idioma caucásico abaskokerketa, hablado en Abjasia, por su parte presenta otra variedad del ergativo. El sustantivo no esta marcado, pero los marcadores pronominales en el verbo distinguen entre el agente del verbo transitivo y el sujeto del verbo intransitivo (Rayfield 236).

De esta forma Rayfield

concluye la inconsistencia del parentesco entre el euskara y las lenguas caucásicas ergativas. C) La tercera hipótesis proviene del austriaco G. Mukarovsky. Para Mukarousky el euskara y el bereber provienen del mismo origen. Pero gradualmente fueron separados por otras lenguas que se interpusieron entre ellas y como resultado evolucionaron en diferentes direcciones (Euskaltzaindia, El libro 144). De las cuatro hipótesis, ésta es la que ha obtenido menos apoyo de los lingüistas en general. D) De acuerdo con la cuarta hipótesis los vascos fueron algunos de los primeros pobladores de la Península.

El

antropólogo Pedro Bosch-Gimpera, la defiende y formula la siguiente hipótesis: Estos no son de ningún modo los supervivientes de los iberos, como quería la doctrina clásica desde Humboldt y como se viene repitiendo, para los cuales, en

29

cambio, debe buscarse la ascendencia en el neoeneolítico, en el pueblo de la cultura de Almerí. (83) Añade Bosch-Gimpera que esa cultura consistía de los sobrevivientes de los antiguos pueblos paleolíticos francocantábricos arrinconados por el acoso de otras culturas (83). El historiador Ugalde cita a Michelena, quien coincide con BoschGimpera y defiende su hipótesis: Mi impresión personal es que…el euskara o lengua vasca no ha venido de ninguna parte.

Es decir, que el

euskara representa aquí una especie de islote que ha quedado de una familia que tuvo que estar mucho más extendida. Y no podría decir exactamente si estaba extendida hacia el Sur, hacia el Norte o en los dos sentidos.

Sí, hay vestigios de la lengua en todo el

sur de la antigua Aquitania francesa (las inscripciones más antiguas se han hallado aquí), y también los hay, y aquí toponímicas muy claras, al Este, hasta muy adentro en Cataluña. (I 55) A pesar de las numerosas teorías y los famosos lingüistas, escritores, antropólogos e historiadores que las apoyan, no se han encontrado afinidades definitivas y determinantes con ningún otro idioma.

Hasta el presente, no se ha establecido una teoría

que valide el origen de la lengua por lo que éste sigue desconocido. El euskara se mantiene como lengua aislada y sin parentescos genéticos

(Tovar, El euskara 14).

30

II.

El DUCADO DE VASCONIA (476-824) De la misma manera en que existen numerosas hipótesis sobre

el origen del euskara, existen numerosas clasificaciones sobre los dialectos.

La presencia de los dialectos no significa que

éstos sean ininteligibles entre los hablantes del euskara pues a pesar de la diversidad se pueden determinar elementos afines.

Se

puede concluir que a pesar de las diferencias ha predominado un discurso relativamente hegemónico entre las clases cultas.

La

cuestión geográfica y la carencia de un estado que potenciara el uso de una lengua oficial, han contribuido a las particulares divisiones lingüísticas del euskara.

Sostiene Caro Baroja que

tales divisiones son visibles: La Navarra actual no corresponde del todo a la Vasconia antigua. Pero desde un punto de vista territorial es como una Vasconia achicada. Las tres provincias Vascongadas no corresponden a las divisiones clásicas. Pero queda, al parecer, alguna huella actual de estas divisiones que -notémoslo- no es ciertamente administrativa, sino lingüística. (Sobre la religión antigua 292) La ausencia de una entidad política que apoyara el euskara como la lengua oficial ha propiciado la ramificación de la lengua en dialectos.

Por razones aún no determinadas la mayoría de los

dialectos han sobrevivido. lingüísticamente.

Esto es un fenómeno atípico

Por norma, cuando se selecciona uno de los

31

dialectos como el idioma hegemónico la mayor parte de los demás dialectos se adaptan al idioma oficial y se diluyen. El historiador Federico de Zabala manifiesta que la falta de uniformidad lingüística está directamente relacionada con la falta de un gobierno central y su correspondiente idioma oficial: En el pueblo vasco faltó la uniformidad, cosa que no hubiera sucedido de haber los vascones, una de las tribus euskaras, dominado a las demás. Éstas permanecieron separadas e independientes, formando gobiernos propios, aunque muy semejantes por sus caracteres esenciales. Algo así sucedió con el idioma, en que a estas divisiones de gens corresponden otros tantos dialectos. (I 27) La población estaba compuesta de un conglomerado de tribus, regidas por un orden tribal, aparentemente no existía una jerarquía.

Específicamente, la estructura socio política está

regida por un buruzagi o aide nagusiak, que eran los jefes naturales de los linajes o los clanes (De Zabala I 104). tribus estaban divididas en clanes o linajes.

Las

El historiador

Estornés Lasa, describe los nexos políticos: “La familia es también un clan o linaje instalado en un valle o comarca. Su buruzagi o jefe, asumiendo atribuciones diversas, y nombrado en forma que desconocemos, habita una casa principal que en la Edad Media se llama jauregui” (Estornés Lasa, Orígenes de los Vascos II 133).

No obstante, teniendo en cuenta que ninguna tribu

32

destacó y dominó a las demás, no se produjo una uniformidad rígida entre las diversas tribus. Tras denunciar la falta de homogeneidad, y de un poder único identificable, el historiador De Zabala documenta que la distribución de los pueblos vascos en el actual territorio vasco es la siguiente: Navarra y la parte continental: Ocupada toda ella por los vascones. Guipúzcoa: Del Bidasoa hasta la bahía de Pasajes, por los vascones; el resto hasta la cuenca del río Deva, por várdulos; la cuenca del ría Deva, por los caristios. Vizcaya: toda la actual Vizcaya hasta la ría de Bilbao, por los caristios; al occidente de la ría de Bilbao, las Encartaciones, por los autrigones. Alava: La ocuparon los vascones, en su parte sur; los várdulos y los caristios.

(De Zabala I

24) Las diferentes tribus permanecen unidas por una lengua común, aun cuando ésta aparece fragmentada en dialectos.

Por lo tanto el

reducido espacio se caracteriza por las numerosas tribus que cohabitan en ella. político.

Esto se refleja en el terreno histórico-

Como lo afirma René Lafon: “Los vascos no han

constituido jamás un Estado soberano que tuviera la lengua vasca como lengua oficial” (70).

El conglomerado de tribus acusó la

carencia de la uniformidad idiomática, y los dialectos proliferaron.

33

Política e históricamente, el País Vasco no ha existido como un estado soberano independiente aunque en determinadas épocas históricas se ha logrado una semi-unidad política que ha ayudado a preservar las futuras bases que establecerán una lengua común.

Unamuno también hace hincapié en la carencia de un

estado soberano vasco: “Somos todos los vascos de una misma raza, hablamos la misma lengua, tenemos el mismo espíritu y, sin embargo, nunca, que se sepa, hemos formado una unidad política” (79).

Aunque no se conoce la existencia de un estado vasco,

históricamente dos entidades políticas son fundamentales en la preservación de la identidad; el Ducado de Vasconia y el Reino de Navarra. Las dos entidades políticas han desaparecido pero el idioma ha sobrevivido aun sin el apoyo de un gobierno central. La introducción del cristianismo contribuyó a la expansión lingüística y la hibridez del euskara.

Con el cristianismo se

introdujeron los primeros vocablos referentes a la religión cristiana en la lengua euskérica (Caro Baroja, El laberinto 11). La batalla entre el euskara y el latín fue desigual.

Al respecto

Michelena establece dos espacios diferentes para cada idioma (Historia de la literatura vasca 12-13).

El latín era la lengua

del imperio, portadora de las nuevas técnicas, de la vida refinada y urbana, y de los ritos cristianos.

El euskara era la

lengua familiar, de la literatura oral, portadora de una interpretación de la vida sencilla que los invasores califican de bárbara (Estornés, Orígenes II 424).

A pesar de los forcejeos,

34

el euskara adoptó nuevas voces enriqueciéndose, y logró resistir y no sucumbir ante el latín (Estornés, Orígenes II 424). Partiendo de los documentos romanos se establece una marcada división de las tribus vascas: unas en la Hispania Citerior y otras en la Aquitania: “Las tribus vascas se designan unas veces como naciones bárbaras del lado del Océano o como montañeses bárbaros de entre la Aquitania y el Pirineo” (Estornés, Orígenes II 41).

Los territorios llanos fueron más

asequibles para la conquista romana mientras que la zona montañosa ofreció más resistencia a los invasores. Según el historiador Martín Ugalde, en su libro Nueva síntesis de la historia del País Vasco, publicado en 1997, la invasión romana de la Península no fue completa y permitió a los vascos conservar su lengua y su cultura.

El sur de Euskal

Herria fue más romanizado y parcialmente se convirtió en la región más urbana, pero el interior permanecía casi desconocido debido a su condición de montañas pobres. Postula De Zabala que la romanización varió dependiendo del influjo romano, y aunque hubo más influencia en Lapurdi y Zuberoa, dos de las provincias del norte, Bizkaia y Gipuzkoa, no fueron romanizadas (I 52).

En cuanto a la influencia romana cabe

recordar que éstos establecieron en el Mediterráneo un poderoso imperio con una organización militar, una lengua y una civilización que influyó en el futuro de Europa.

Al respecto

afirma Ugalde: “Y al final de esta poderosa expansión, Roma se convierte en el vehículo de una nueva religión: el Cristianismo,

35

que tanta influencia ha ejercido sobre la evolución de la mayoría de los vascos” (I 63).

La romanización introdujo y contribuyó a

la difusión del cristianismo particularmente en las zonas urbanas.

Su estrategia se basaba en que una vez edificada una

ciudad se construía la iglesia, y se nombraba a un obispo y su clero como los representantes de la iglesia (De Zabala I 87).

Al

respecto matiza De Zabala: “Pero el cristianismo tardó mucho en pasar al campo, que nunca fue romanizado, sino que permaneció vasco” (I 87).

Así que no es coincidencia que las zonas urbanas,

construidas en las tierras llanas y no en las abruptas montañas, estuviesen en mayor medida romanizadas y cristianizadas. No existen referencias históricas específicas indicando la fecha de conversión de los vascos como grupo étnico a la religión cristiana.

Las escasas referencias

apuntan a la conversión de

determinados pueblos vascones en el siglo IV (Roger Collins IX 24).

Tomando estos datos en cuenta el historiador Collins afirma

que se debe aceptar para finales del siglo V la conversión de la mayoría de los vascones (IX 1).

Como ya se ha señalado, la

llegada del cristianismo, similar a la romanización fomentó una disparidad entre las zonas rurales y las urbanas; en el sur prevalecen los pueblos cristianos y romanizados mientras que en el norte perdura la vida tradicional y el paganismo en las montañas (Caro Baroja, El laberinto 10).

A diferencia de otras

regiones de la Península, la escasa difusión del cristianismo en la mayor parte del País Vasco se debió a la incompleta romanización de la región.

36

En el año 456 los visigodos invadieron la península (Collins X 6).

La reacción de los vascos ante la llegada de las

tribus germánicas fue sumamente belicosa y menos tolerante como ocurrió con la de los romanos.

Ante los ataques de los francos

y los visigodos los vascos iniciaron la edificación del Ducado de Vasconia para así evitar la invasión de los pueblos bárbaros (Ugalde I 98). El historiador Ortzi, en su libro Historia de Euskadi: El nacionalismo vasco y ETA (1975) coincide con Ugalde y afirma que desde el año 448 los vascones del sur emprendieron las luchas contra los visigodos.

Por su parte los vascones del norte

descendieron a Gascuña para luchar contra los francos en el siglo sexto.

Durante estas luchas empezó la formación del Ducado de

Vasconia y paulatinamente concluyó con su fusión con Aquitania (posteriormente conquistada por el emperador Carlomagno). Alrededor del año 587 los vascones penetraron en Aquitania, la cual empezó a llamarse Guasconia (Vasconia) (Bosch-Gimpera 293). De Vasconia deriva el futuro nombre Gascuña. Collins señala que en referencias de los francos, ya en el año 628, se documenta por primera vez, la parte sur de Aquitania conocida como Wasconia (X 7). En el año 602, cuando los reyes francos Teodoberto I y Teodorico crearon el Ducado de Vasconia, sometieron a los vascos y los obligaron a aceptar a su nuevo caudillo, el duque franco Genial (Estornés, El ducado 39).

La dominación franca no fue

férrea, y el poder de Genial demostró ser mas bien nominal que

37

efectivo (Estornés, Historia del País Basko 70). Posteriormente en el año 660 se estableció el Reino de Aquitania.

El Ducado de

Vasconia y el Reino de Aquitania se unieron siendo éste dominado por los vascos (De Zabala I 62).

El nuevo reino fue gobernado

por la tradición romano-aquitana y perduró hasta el año 768 en que Aquitania fue incorporado por los francos (De Zabala I 61-62). En cuanto a la esfera lingüística de los vascos en Aquitania, Tovar arguye que en Aquitania se hablaba un idioma que era el “verdadero antepasado del vasco” (La lengua vasca 55). Caro Baroja defiende este planteamiento: “…el parentesco evidente entre la lengua aquitana y el vasco o euskara actual” (El laberinto 9).

Ambos intentan corroborar basándose en la lengua,

que los Aquitanos eran de origen euskérico.

Por su parte el

historiador Pierre Narbaitz observa que la Pax Romana también se extendió a Aquitania: La lengua vasca, en particular no fue objeto de ninguna prohibición.

Sin embargo, su vocabulario se

resentirá hondamente de un contacto prolongado con la lengua latina, única lengua oficial del Imperio, idioma en particular de todos los funcionarios… el área del vasco aquitano sufrirá un retroceso considerable… Así sucede que, poco a poco, sólo las provincias occidentales llamadas vascas (Lapurdi, Baja-Navarra, Sola o Xuberoa) guardarán fidelidad … a su lengua ascentral (Euzkadi Norte, 22-23).

38

Enfrentados con las continuas desuniones políticas no se logró establecer una rígida unidad lingüística y como consecuencia de la división política, el euskara se preservó en dialectos.

La

mayoría de los cuales han sobrevivido inexplicablemente. La desintegración del Ducado de Vasconia contribuyó a la fundación del Reino de Navarra, asentado en la ciudad de Iruña, al que los vascones navarros llamaban el Reino de Pamplona. Desde el año 834, el Reino de Pamplona sería la capital de los vascones (Estornés, El Ducado 179).

Cuando en el año 711 los

árabes penetraron en España, el rey Rodrigo estaba sitiando Pamplona (Bosch-Gimpera 293).

No fue hasta en el año 714 cuando

se encontraron los vascos con los árabes (De Zabala I 69). Durante los siglos octavo y décimo, los musulmanes dirigieron constantes ataques contra las tribus vascongadas pero sus intentos no fructificaron (De Zabala I 76). Fue entre la lucha contra los francos del norte y los árabes del sur cuando surgió el Reino de Pamplona como territorio independiente.

Ante los ataques externos su rey, Iñigo Aritza,

inició una política unificadora para las tribus euskaldunes (Ugalde I 102).

Análogamente, ante los avances árabes, las

alianzas entre los reinos del norte florecieron.

El rey

asturiano Alfonso II, amenazado por los musulmanes se alió con los vascos en el año 795 (De Zabala I 84).

Los vascos también

buscaban aliados entre sus vecinos del norte y un siglo más tarde el rey de Pamplona García Iñiguez, recurre a Asturias en busca de un aliado (De Zabala I 114-115).

39

III. DEL DUCADO DE VASCONIA AL REINO DE NAVARRA (987-1234) La transición del reino independiente de Pamplona en la matriz del futuro Reino de Navarra es un proceso aún poco estudiado y controvertido, especialmente en el desarrollo y fijación de las regiones en la frontera Hispano-Franca en el siglo noveno (Collins X 13).

En el año 987, el reino de

Pamplona inicia una nueva fase con el nombre de Reino de Navarra (De Zabala I 119).

El engrandecimiento del reino, hizo que los

diferentes buruzagis del resto de las provincias se sometieran (De Zabala I 119).

Según Collins, la interrelación entre los

francos y los vascones es innegable, la dinastía gobernante si era de origen vascongado pero si su carácter era vascongado es todavía una incógnita (X 13). Los intentos carolingios por gobernar a los vascos finalizaron tras la segunda batalla de Roncesvalles en el año 824, cuando los vascos volvieron a atacar a los carolingios en su regreso por las montañas (Collins X 15). El nombre original de Roncesvalles es Orreaga que en euskara significa espinal. Hubo varias batallas en Roncesvalles, pero la más famosa ocurrió en 778, cuando el emperador Carlomagno regresaba de su viaje a Zaragoza, y al atravesar los montes de Roncesvalles fue atacado por los vascones.

En la inesperada batalla murieron algunos de

sus mejores líderes militares (Estornés, El ducado 97-101).

La

batalla de Roncesvalles alcanzó eco literario a través de “La Chanson de Roland”. El poema épico francés distorsiona los hechos

40

históricos y hace referencia a los musulmanes cuando fueron las tribus euskaldunes las que atacaron a las tropas de Carlomagno (Ortzi, Historia del Nacionalismo 43-44). El viaje de Carlomagno se debió a que tras el fracaso de la ocupación de Zaragoza, a su regreso atacó por sorpresa las murallas de Pamplona y se llevó un cuantioso botín y además tomó por rehén a Suleimán Al-Arabi, el valí de Barcelona (BoschGimpera 294).

Carlomagno había movilizado su ejercito a Zaragoza

a petición de los valíes musulmanes que deseaban ayuda para enfrentarse al poderoso Abderraman I y no por petición de los cristianos (Estornés, Época vascona 213-4).

Los hijos del valí

pactaron una alianza con las tribus euskaldunes y esperaron al ejército franco en las montañas de Roncesvalles donde aniquilaron su retaguardia (Bosch-Gimpera 294). Se sospecha que había cantares en la época sobre Roncesvalles pero no va más allá de la tradición oral (Estornés, Época Vascona 439). La derrota de Roncesvalles impulsó la edificación del Reino de Aquitania, por parte de Carlomagno en favor de su hijo Ludovico. Aquitania englobaba cuatro territorios: Aquitania primera, con la capital Bornges; Aquitania segunda con la capital Burdeos; Narbonense con la capital Narborra y Vasconia con la capital Eauze y después de la segunda mitad del siglo noveno, fue Auch (Estornés, Época Vascona 282). En la distribución de los pueblos vascos se evidencia la ausencia de Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa.

Estos

territorios existían pero no hay ninguna referencia, por parte de

41

los autores clásicos sobre ellos hasta el que en 587, San Gregorio de Tours los menciona en un texto (De Zabala I 58). Paulatinamente, la unidad del Ducado de Vasconia se fragmentó en dos vasconias:

“…a partir del año 1058, los

Gascones y los Vascos ya se distinguen por la lengua” (Ugalde I 115).

Tras la disolución del Ducado de Vasconia, surgió un

reino independiente, Navarra, fundado sobre la ciudad de Pamplona (Collins 13).

De todos sus monarcas, fue el rey Sancho Garcés

III, El Mayor (1000-1035) quien contribuyó a la época del esplendor del reino.

Su reino aumentó considerablemente en el

año 1034, cuando se apoderó de León pacíficamente y se convirtió en el rey más importante de España de la época

(Menéndez Pidal,

España y su historia 336). Durante su reinado Sancho El Mayor, logró unir gran parte de lo que en la actualidad constituyen los territorios del País Vasco, las provincias vasco francesas, Navarra, La Rioja y Bureba (Villasante, Historia de la literatura vasca 33).

Pero en 1155,

el rey inglés Enrique II al casarse con Leonor de Aquitania, se convirtió en el rey de Aquitania (Ortzi, Historia del nacionalismo 46).

El hijo de Enrique II, Ricardo Corazón de León

se apoderó de la ciudad de Bayona, separándola del resto de Lapurdi y la convirtió en un importante centro comercial (De Zabala I 112).

Lapurdi fue gobernada por Inglaterra hasta el año

1451 cuando pasó a formar parte del estado francés (De Zabala I 114).

42

Por otra parte, la provincia de Zuberoa, aunque gobernada bajo el poder nominal del monarca inglés, mantuvo estrechas relaciones con el Bearn, con el cual compartió incluso el mismo obispo, el de Olorón (Ortzi, Historia del nacionalismo 46-47). Los territorios de Nafarroa Behera seguirán unidos al Reino de Navarra (Ortzi, Historia del nacionalismo 46). Además de la expansión geográfica, fue Sancho el Mayor quien abrió la puerta a las corrientes europeas relegando la influencia de El Andalus.

Sancho, y sus sucesores propulsaron

las reformas del Cluny y del Cister.

El monarca rehizo el Camino

de Santiago por tierras más llanas, lo que permitió la llegada de nuevas ideas espirituales provenientes de Europa (Euskaltzaindia, El libro 249).

El Reino de Navarra, situado en

el norte y cerca de Francia fue parte de la ruta escogida en la peregrinación en el camino a Santiago de Compostela.

La apertura

se inició en el año 1022, cuando el rey navarro recibió a la orden de Cluny, orden benedictina, y la reforma cluniacense en su reino.

Con ello evitó el aislamiento y permitió la entrada de

Navarra a la esfera de Europa Occidental. Menéndez Pidal añade que Sancho el Mayor importó extranjerismo para obtener una universalidad católica (Menéndez Pidal, España 343).

La reforma cluniacense introdujo cambios que

abarcaron desde la literatura hasta la arquitectura.

Los monjes

recurrieron a fuentes y formas francesas, incluso el rito religioso mozárabe fue reemplazado por el de Roma. afirma Castro:

Al respecto

43

La invasión cluniacense, y lo que tras ella vino, comenzaron a modificar el aspecto mozárabe-islámico de la Península en su zona cristiana. El rito religioso fue reemplazado por el romano, usado en Cluny; cambió el tipo de escritura, y el estilo arquitectónico: la literatura, aun siendo originalísima (el Poema del Cid 1140) …acudió a fuentes y formas francesas (teatro religioso, cuaderna vía, temas internacionales religiosos y profanos). (España 141) La fecha es aun incierta pero estudios más recientes como el de Colin Smith, Poema de Mio Cid, sostienen que la obra se compuso en el año 1207. A pesar de las reformas implementadas, y la gran aceptación recibida por los nobles y el pueblo, los monjes de Cluny escondían intereses políticos al servicio del Ducado de Borgoña y gradualmente comenzaron a implementar su agenda política en la Península (Castro, España 146-147).

Tras el siglo trece, su

influencia comenzó a declinar, las razones de ello son aún desconocidas.

Postula el historiador, Américo Castro que ambas

órdenes, la de Cluny y la de Cister, fracasaron en modificar la religiosidad española y en producir santos de renombre (Castro, España 157). Con las nuevas corrientes aumenta la influencia de otros idiomas romances y a nivel popular el habla romance incrementa en zonas donde previamente predominaba el euskara.

A nivel de

documentación oficial, comienza a destacar el romance navarro,

44

bien entre los círculos de la nobleza y entre los sectores cortesanos (Euskaltzaindia, El libro 249).

Ni bajo el reinado de

Sancho el Mayor, el euskara alcanzó el título de lengua oficial. Aún en vida, en el año 1035 Sancho El Mayor dividió su reino entre sus cuatro hijos fragmentando el poderoso reino (Menéndez Pidal, España 340).

La dinastía de Navarra había

nacido a principios de siglo cuarto sobre los cimientos del Ducado de Vasconia y duró hasta 1234, año en que murió Sancho II el Fuerte sin descendencia (Ugalde I 114-115).

La desintegración

de Navarra propició la expansión de Castilla, la cual en el siglo dieciséis se asentó como la matriz del estado español. Respecto al papel de Navarra en la historia, Américo Castro observa: “Navarra, por su parte, estuvo muy expuesta a ser anexionada por Francia, y no perteneció totalmente a España hasta que Fernando de Aragón la incorporó al reino” (España 156).

Evidentemente,

la ubicación de Navarra, entre España y Francia, determinó su política conciliadora con las reformas provenientes del norte de Europa.

Con la unión forzosa de Navarra en 1512, se completó la

formación del estado moderno español, y se inició un proceso de unidad y expansión castellana que intentó acotar los espacios de otras identidades étnicas y lingüísticas.

IV.

LA DIVERSIDAD DIALECTAL DEL EUSKARA La ausencia de un gobierno centralizador que potenciara un

idioma como eje central ha sido una de las posibles causas de que existan tantos dialectos en una zona geográfica tan reducida.

45

Los estudios realizados por diferentes investigadores han determinado diferentes dialectos. Señala René Lafon que fue el Príncipe Luis Luciano Bonaparte (1831-1891) quien elaboró la primera clasificación de los dialectos vascos que lleva la fecha de 1863, pero que fue terminada en 1881-82 (70).

En el primer grabado, Luciano

Bonaparte estudia la repartición de los pueblos por dialectos. En 1869 se publicó la segunda obra Carte des sept provinces basques montrant la délimitation actuelle l’euscara et sa division en dialectes, sous dialectes et varietés (Caro Baroja, Sobre la religión 285).

En este segundo grabado, estudia las

variantes de cada dialecto y las zonas mixtas.

El Príncipe

también editó “Le verbe basque en tableaux” en 1869.

Sus

trabajos fueron resultado de sus viajes al País Vasco entre los años 1856 y 1857 (Caro Baroja, Sobre la religión 286).

A

continuación se presenta el esquema de Caro Baroja que reproduce la clasificación que realizó Bonaparte del euskara hablado alrededor del año 1870 (Materiales para una historia 20-21): GRUPO A

Dialectos

I. Vizcaíno

Subdialectos

Variedades

|1. Oriental | | | | | |2. Occidental | | |

Marquina Guernica Bermeo Plencia Arratia Orozco Arrigorriaga Otxandiano

46

|3. De Guipúzcoa

Vergara Salinas

GRUPO B Dialectos

II. Guipuzcuano

Subdialectos |4. Septentrional | | |5. Meridional | | |6. De Navarra

Variedades Hernani Tolosa Azpeitia Cegama Burunda Echarri Aranaz

III. Alto-navarro Septentrional

|7. De Ulzama Lizaso |8. De Baztán Elizondo |9. De las Cinco Villas Vera |10. De Araquil Huarte Araquil |11. De Araiz Inza |12. De Guipúzcoa Irún

IV. Labortano

|13. Propio | |14. Híbrido

V. Alto-Navarro Meridional

|15. Cis-pamplonés | | | | | |16. De Ilzarbe | |17. Ultra-pamplonés

Sara Ainhoa San Juan de Luz Arangues

Egües Olaibar Arce Erro Burguete Puente de la Reina Olza Cizur Gulina

GRUPO C

Dialectos

Subdialectos

Variedades

|18. Propio

Tardets

47

VI. Suletino

VII. Bajo-navarro Oriental

VIII. Bajo-navarro Occidental

| | |19. Roncalés

Vidangoz Urzainqui Uztarroz

|20. Cizo-mixanoCize | Mixe | Bardos | Arberoue | Briscous | |21. del Adour Urcuit | |22. Salacenco Salazar |23. Baigorriano | | |24. Del Labort | | |25. Aezcoano

Baigorry

Ustarits Mendionde Aezcoa

Bonaparte enumera más de veintiún variedades dentro de los ocho dialectos (Caro Baroja, Sobre la religión 290). Por su parte, en su clasificación, el filólogo Resurrección Azkue presentó modificaciones e incluyó el Roncalés (que había sido incluido dentro del Suletino) y fusionó los dos dialectos Altonavarros en uno solo e hizo lo propio con los dos dialectos bajonavarros (Euskaltzaindia, El Libro 147). Michelena presenta otra clasificación según la cual el Meridional (Alava) se considera un dialecto independiente, así como el aezcoano y el salacenco (Euskaltzaindia, El Libro 147).

Las discrepancias en

cuanto a la clasificación de los dialectos y con relación a las hipótesis del origen persisten.

48

La clasificación de la tradición literaria incluye cuatro grupos predominantes, los integrantes de la Euskaltzaindia afirman: “Vizcaíno, Guipuzcoano, Labortano y Suletino; y Lafitte designa como “Navarro-Laborudin litteraire” a la lengua literaria que emplea la mayoría de los vasco-franceses contemporáneos” (Euskaltzaindia, El Libro 148).

Como se analizará

posteriormente, los primeros escritores vascos optaron por distintas variantes del idioma en su intención por unificar la lengua. En el marco literario se ha intentado crear una lengua común, así lo manifiestan las obras de De Axular y Leizarraga entre otros.

En la misma línea en sus obras de gramática, el

jesuita Manuel de Larramendi y Arnaldo Oihenart contribuyeron a la codificación del euskara, y recurrieron al dialecto guipuzcoano situándolo en la posición preeminente entre las demás variedades (Zuazo 15). En la actualidad la unidad lingüística ha sido impulsada por la Euskaltzaindia; la cual ha llegado a establecer como el dialecto normativo el euskara batua, que significa la lengua unificada.

El propósito del euskara batua es establecer una

lengua más uniforme y con ello canalizar la difusión del idioma. En el momento de establecer las directrices del idioma se consideraron las zonas centrales, bajo la creencia de que éstas habían sufrido menos influencias lingüísticas de idiomas externos.

Como resultado, el euskara batua se fundó en el

dialecto guipuzcoano y el labortano.

La estrategia de los

49

gobernantes vascos de formalizar un idioma, es una parte básica en la formación de una nación.

Una vez seleccionado el idioma

predominante, se procede al segundo paso, que consiste en fijar las reglas gramaticales y ortográficas de la lengua (Hobsbawm 54).

Como ocurrió con la literatura, la aparición de un idioma

normativo ha sido tardía por motivos que aún son inciertos. Los orígenes de la Euskaltzaindia, datan del año 1918, cuando miembros de la Diputación de Vizcaya propusieron la creación de la Academia.

Las otras tres diputaciones del País

Vasco se adhirieron al acuerdo.

Pero no fue hasta el año 1976

cuando la Academia recibió el reconocimiento bajo la denominación de Real Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia, Sobre). Desde entonces ha desarrollado un papel activo en la regularización y difusión del euskara batua (Euskaltzaindia, Sobre).

V.

LA CONSOLIDACIÓN HEGEMÓNICA DE LA LENGUA CASTELLANA EN LA

PENÍNSULA. A la hora de realizar un análisis de la evolución del euskara es necesario estudiar la evolución del castellano, la lengua peninsular que se consolidó sobre los idiomas circunvecinos.

El castellano se afianzó como la lengua nacional,

gracias al auge logrado como la lengua de la Corte, de la administración y de la diplomacia durante el reinado de la Casa de Austria (Luis González Antón 272).

A pesar del predominio del

castellano, la existencia de otros idiomas ha sido latente en la

50

Península.

El castellano no fue la lengua impuesta a los demás

territorios peninsulares obligatoriamente sino que fue un proceso gradual (González Antón 277).

Las elites regionales recurrieron

generalmente, al castellano en vez de usar sus lenguas vernáculas por considerarlas rústicas (González Antón 278). En la Península, el multilingüismo radica desde siglos previos en a la formación de las regiones y el concepto de unidad nacional.

En los siglos posteriores a la creación del estado

español en 1512, la coexistencia de los idiomas no condujo a la fragmentación de este.

Aunque en el siglo veinte, si hayan

surgido como instrumentos divergentes de la unidad del estado español.

El bilingüismo fue una característica latente en los

reinos peninsulares y en ocasiones prevaleció la coexistencia idiomática sobre la fragmentación. Menéndez Pidal argumenta: …las diferencias de idioma no influyeron en el proceso de fragmentación durante la Edad Media, cuando este proceso obedeció a verdaderas necesidades históricas. La lengua no determinó la formación de los reinos y condados de entonces, no fue tenida en cuenta para nada. (España 82) De ahí que los reinos y condados recurrieran en ocasiones a dos idiomas como es el caso del reino asturleonés, un reino bilingüe desde el siglo octavo (España 82). La coexistencia de los idiomas fue una característica generalizada en numerosos reinos peninsulares.

El Reino de

Navarra, expone la particularidad que desde su formación utilizó

51

más de dos lenguas habladas: el euskara y el dialecto navarro, este último afín al castellano; y como lenguas escritas utilizó el latín y el dialecto navarro.

Dicha preferencia idiomática se

debió en gran parte a la carencia del euskara escrito (Menéndez Pidal, España 83). La diferencia de la Península con otros países vecinos estriba en que a pesar de su escasa uniformidad lingüística, se adelantó en la evolución lingüística del castellano y se estableció como la lengua dominante.

En los últimos años de la

era visigoda aun cuando las clases educadas hablaban el bajo latín afirma Menéndez Pidal:

“…toda la gran porción central de

la Península, comenzaba a hablar un romance bastante uniforme, regido por los usos de la urbe regia toledana” (Menéndez Pidal, España 367). Los inicios de la codificación de la lengua eran evidentes. Los documentos históricos examinan cómo durante el reinado de Alfonso X (1252-1284) se inició una abundante actividad científica y literaria. romance.

Muchas de las traducciones fueron en

Rafael Lapesa indica las causas de la preferencia por

el castellano: Esta preferencia por un texto romance, absteniéndose de pasarlo al latín, respondía a los afanes del monarca en punto a difusión de la cultura, pero es indudable que obedeció también a la intervención de los judíos, poco amigos de la lengua litúrgica de los

52

cristianos.

La consecuencia fue la creación de la

prosa castellana. (237) La afirmación de Lapesa es arbitraria, sin embargo Alfonso X, fue un monarca clave en la expansión del español.

Sostiene Manuel

García Blanco que la conversión del castellano en lengua nacional se inició antes de lograr la unidad nacional (1967).

Como ya se

ha señalado, la relación estado-lengua es biunívoca, y Castilla no iba a ser una excepción.

Ya a mediados del siglo dieciocho,

Fernando III y su hijo Alfonso X, ambos reyes de Castilla declararon

el castellano como la lengua oficial de su

cancillería (Amado Alonso 60). Tras la unión de los reinos de León y Castilla, el leonés gradualmente desapareció.

En la misma línea tras la unión de

Castilla y Aragón, el aragonés vivió una historia similar, aunque inicialmente el aragonés predominó en el sector oficial y el literario.

William J. Entwistle afirma que Aragón, una vez que

perdió tres cuartas partes del apoyo del reino, no tenía suficiente territorio para desarrollar una vigorosa tradición, por lo tanto tras la fusión de Castilla y Aragón en 1479, su dialecto literario perdió a favor del castellano (Entwistle, The Spanish 173).

En el siglo trece, con el apoyo de la monarquía

la escritura española muestra vestigios de regularización, dirigidos por parte de la Cancillería de Toledo que favoreció el dialecto castellano (Entwistle, Las Lenguas 189). Los cimientos del castellano ya estaban asentados durante el reinado de los Reyes Católicos, quienes propulsaron el

53

castellano como el idioma oficial y su nieto acató dicha tradición literaria

(Manuel García Blanco 13).

De hecho en el año 1536 con motivo de su visita a Roma, el emperador Carlos V, se reunió con el Pontífice Paulo III, los embajadores de países europeos y cardenales.

El Emperador,

pronunció su discurso no en latín, como era costumbre en esas circunstancias en presencia de un Pontífice, sino en español ante la sorpresa de todos (García Blanco, 11-12).

El incidente

sirvió para anunciar que aunque no era el idioma de la diplomacia, durante el reinado de Carlos V, el castellano ya se había afianzado como el idioma del imperio. La evolución experimentada por el castellano fue un proceso peculiar. La invasión árabe en 711, rompió con la frágil unidad visigoda de la Península y regiones como Galicia; Cataluña (conocidos como francos) constituyeron poderosos focos de resistencia.

Asimismo, los vascos, que no fueron sometidos ni

por los visigodos ni los francos, ofrecieron resistencia a los invasores (Entwistle, The Spanish 106).

Gradualmente, la

resistencia cristiana fue extendiéndose hacia el sur y el este. La expansión geográfica y política propició el desarrollo de un idioma “nacional”.

Así afirma Entwistle:

This record is mirrored in the language, where it is associated with the rise of Castilian to hegemony, until Castilian and Spanish become synonymous terms, supported on chancery tradition and a flourishing

54

vernacular literature (twelfth and thirteenth centuries). (The Spanish 106) Eventualmente, ante la idea de un proyecto de unidad nacional por parte de las clases gobernantes, y con el descubrimiento de las Américas, los gobernantes consideran la necesidad de potenciar un idioma.

Sus objetivos finalizan en designar el castellano como

el idioma del estado español.

El idioma escogido es

consecuentemente patrocinado y preservado por medio de instrumentos como la literatura.

Las directrices de la unidad

nacional se plasman y proliferan desde la literatura nacional, el idioma de la administración, y el idioma de la esfera cultural. En la literatura española se pueden identificar textos que marcan una época en la historia.

Se intenta establecer una

relación directa entre textos y lengua nacional, aunque no siempre es factible.

De todas maneras, sí está confirmado que la

producción de textos es un paso esencial para impulsar la expansión y dominación de una lengua nacional.

Como obras

significativas cabe destacar el Poema de Mio Cid, posiblemente compuesto en el año 1207.

Menéndez Pidal enfatiza el

protagonismo de El Cid porque después de las muwashshahas constituye el comienzo de la literatura española (España 510). Una vez creado el estado español, el castellano fue imponiéndose, como el idioma de la Corte, sobre el resto de los idiomas peninsulares e inició una evolución sucesiva que florecería con el descubrimiento de las Américas. Con la expansión del español surgió la preocupación de establecer una

55

lengua con normas fijas.

Antonio de Nebrija, consciente de la

precariedad de los idiomas, escribió dos obras con el propósito de otorgar al reino un epicentro lingüístico, Gramática Castellana en el año 1492, y Reglas de la orthographia en 1517. Ambos libros aportaron un esquema de unidad lingüística al lenguaje castellano.

Recordando las teorías de consolidación de

un idioma dominante, de Hobsbawm y Herder, una vez seleccionado el dialecto de una lengua que consiste en la primera etapa, se procede a una fijación de las reglas gramaticales y las ortográficas.

Por lo tanto las obras de Nebrija, forman parte

de la segunda etapa de la consolidación del castellano como lengua hegemónica.

La elite castellana intenta promover un

lenguaje centralizado lo que en el futuro establecerá un vínculo de unidad nacional entre sus habitantes.

Cuando Nebrija escribió

su libro, estaba lejos de predecir las ramificaciones lingüísticas del castellano tras el descubrimiento del Nuevo Mundo. En su prólogo de Gramática de la lengua castellana, escrito antes del descubrimiento, Nebrija defiende la necesidad de una lengua para un imperio: “…que siempre la lengua fue compañera del imperio, i de tal manera lo siguio que juntamente començaron, crecieron I florecieron, I despues junta fue la caida de entrambos” (Nebrija 6). griego y el latín.

Compara el castellano con el hebreo, el

Como las grandes lenguas e imperios, el

castellano nació en una pequeña región de Castilla y León y comenzó a expandirse por otros reinos peninsulares y llegó a

56

Italia (Nebrija 9).

En su obra, Nebrija propone la formación de

unas reglas para sistematizar el castellano. De esa forma en el futuro los cronistas podrán encomendar a la inmortalidad los hechos y hazañas de los grandes.

Nebrija enfatiza la necesidad

de una lengua oficial que registre las hazañas y los sucesos de los héroes para que así permanezcan en la memoria de las generaciones venideras (9-10).

Observa Lapesa que ya en el siglo

dieciséis se completó en la Península, la unificación de la lengua literaria (297).

Se logró una cohesión lingüística que

facilitaría la difusión del castellano, no obstante no todos los demás idiomas hablados en España desaparecieron.

El auge del

castellano, eventualmente el español, coincide con varias circunstancias: la unidad política nacional, la expansión nacional e internacional, y el declive del catalán, todo ello propició que la literatura escrita predominante en años posteriores fuera el castellano.

VI. LOS TERRITORIOS VASCONGADOS SE CONVIERTEN EN LA PERIFERIA DE CASTILLA Las fechas de inclusión de los territorios vascongados al reino de Castilla no son precisas y en ciertos casos la documentación histórica, sobre si estos territorios se incorporaron a Castilla voluntariamente o si fueron obligadas, es escasa y borrosa.

Mientras que los historiadores vascos

defienden la idea de una invasión, los historiadores castellanos defienden la teoría de su integración voluntaria.

En el caso del

57

Reino de Navarra, el rey Fernando de Aragón conquistó el Reino, incluyendo el Bearne en 1512 (De Zabala III 157-159).

Los reyes

navarros intentaron tres veces recuperar Navarra y Nafarroa Behera en 1512, en 1516 y en 1521 pero fracasaron (De Zabala III 162-163).

En el año 1530 el rey Carlos V, devolvió Nafarroa

Beherea a la Casa de Albret, quedando desde entonces separada del resto de Navarra (De Zabala III 169). Con la disolución y conquista del Reino de Navarra, Castilla inicia una ascensión que culminará con el esplendor del reinado de Felipe II. A diferencia de la literatura castellana, en el análisis de la literatura euskérica no existe un texto simbólico como es El Poema del Mio Cid.

El género épico ha sido el instrumento, tanto

en Castilla como en futuros países europeos, de las clases gobernantes, para conseguir que la correlación histórica y la lengua se fusionen. El euskara carece de una obra épica que marque el inicio de su literatura y que exprese sus valores nacionales. Aunque si existen otros tipos de géneros que expresan y defienden los valores nacionales.

Asimismo surgen textos en

la misma línea de Gramática Castellana, como es el caso de las obras de Micoleta y Larremendi, que intentan establecer una unidad ortográfica y gramatical.

Pero al no alcanzar el euskara

el nivel de poder, ni el nivel de expansión del castellano, se quedo relegada, mientras que esto no ocurrió con la literatura castellana. La cristianización del País Vasco tuvo un efecto directo en la alfabetización del pueblo. En el año 1600, el obispo de

58

Calahorra, ordenó que se imprimieran catecismos en la lengua vernácula para todos los territorios vascos (Euskaltzaindia, El libro 373). Mientras que la enseñanza escolar se impartía en castellano la enseñanza del catecismo fue la vía de la difusión del euskara.

Evidentemente, la enseñanza religiosa contribuyó a

la comunicación interdialectical y la normalización del euskara (Euskaltzaindia, El libro 373). En un ámbito más secular, ciertas obras bien conocidas de la literatura castellana en los siglos quince y dieciséis mencionan a los vascos y es necesario examinar las referencias y las perspectivas de los autores.

Algunas referencias denotan un

matiz peyorativo hacia la imagen de los vascos y su lengua.

Su

postura puede ser un mecanismo de defensa a favor de la clase gobernante castellana, que precisa contener los demás idiomas peninsulares, para que el castellano prevalezca.

Cabe recordar

las críticas al respecto de Juan de Valdés en su Diálogo de la lengua, compuesto entre los años 1535 y 1536. Valdés expresa su desinterés por la lengua euskérica, ya que según él no aporta nada: …De la vizcaína querría saberos dezir algo, pero, como no la sé ni la entiendo, no tengo que dezir della sino solamente esto, que, según he entendido de personas que la entienden, también a ella se le an pegado muchos vocablos latinos, los quales no se conocen, assí por lo que les an añadido, como or la manera con que los pronuncian.

Esta lengua es tan agena de todas

59

la otras de Spaña, que ni los naturales della son entendidos por ella poco ni mucho de los otros, ni los otros dellas. (140-141) En su discurso dominante, Valdés denuncia la caótica condición de la lengua euskérica y la describe como una lengua oscura e ininteligible.

La fragmentación del idioma es tal que incluso

las personas que hablan determinados dialectos no pueden entender a los demás. Su estrategia discursiva consiste en devaluar la importancia de otras lenguas frente al castellano. Otras menciones relevantes son las realizadas por Miguel de Cervantes, quien alude a los vascos en su Don Quijote de la Mancha, en la primera parte publicada en 1605 y la segunda en 1615.

Cervantes expresa una postura más ambigua y conciliatoria

hacia los vascos, y en su episodio del vizcaíno incluye cierto humor pintoresco y burla.

En el capítulo noveno de la Primera

Parte, Don Quijote se encuentra con un grupo de damas escoltadas por un escudero vizcaíno. Cervantes exalta la deficiente facilidad de expresión del escudero en su enfrentamiento con Don Quijote: … se fue para Don Quijote y, asiéndole de la lanza, le dijo, en mala lengua castellana y peor vizcaína, desta manera: -Anda, caballero que mal andes; por el Dios que crióme,que, si no dejas coche, así te matas como estás ahí vizcaíno...

60

-¿Yo no caballero? Juro a Dios tan mientes como cristiano. Si lanza arrojas y espada sacas. ¡el agua cuán presto verás que al gato llevas! Vizcaíno por tierra, hidalgo por mar, hidalgo por el diablo, y mientes que mira si otra dices cosa (Don Quijote I 95-96). El narrador no se cohíbe en la burla.

El hecho de que el

escudero sea vizcaíno es la causa de que no puede ni sabe expresarse correctamente en castellano. La influencia de su lengua nativa queda plasmada en su deficiente facilidad de expresión en castellano.

Se desconoce la razón por la que

Cervantes utiliza el nombre de Pancho para el escudero vizcaíno, al igual que no está claro por qué se refiere a Pancho como vizcaíno cuando es originario de Azpeitia, Gipuzkoa. Se especula que era usual en aquella época referirse a los vascos como vizcaínos. En la segunda parte de su obra, en el capítulo II, Cervantes expresa tolerancia hacia otros idiomas.

De ahí que Don

Quijote entable una conversación sobre la poesía con el hidalgo del Verde Gabán, y afirma: …el grande Homero no escribió en latín, porque era griego, ni Virgilio no escribió en griego, porque era latino. En resolución, todos los poetas antiguos escribieron en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscar las extranjeras para declarar la alteza de sus conceptos. Y siendo esto así, razón

61

sería se extendiese esta costumbre por todas las naciones, y que no se desestimase el poeta alemán porque escribe en su lengua, ni el castellano, ni aun el vizcaíno, que escribe la suya. (Don Quijote II 674) El narrador expresa su respeto hacia otras lenguas sin importar la importancia de cada una.

Equipara al euskera con otras

lenguas clásicas y señala que todas deben ser aceptadas. El profesor Leonard Bloom, en su artículo “Toward an Understanding of Cervantes and the Basques”, analiza la perspectiva del famoso escritor hacia los vascos, examinando sus obras.

Bloom afirma que Cervantes retrata a los vascos con

respeto y admiración (50).

El crítico matiza la referencia a la

lengua vascuence en otras obras de Cervantes como es el caso en La gran sultana.

En la obra se encuentra un el diálogo entre el

inteligente Madrigal y el ingenuo Cadi: Cadi.

Español, ¿has comenzado a enseñar al elefante?

Mad.

Sí, está muy adelante: cuatro liciones le he dado.

Cadi.

Mad.

¿En qué lengua?

En vizcaína, que es lengua que se averigua, que lleva el lauro de antigua á la etiopia y abisina.

Cadi.

Paréceme lengua extraña

62

¿Dónde se usa?

Mad.

En Vizcaya.

Cadi.

¿Y es Vizcaya?

Mad.

Allá en la raya De Navarra, junto a España.

Cadi.

Esa lengua de valor por su antigüedad es sola; enséñale la española que la entendemos mejor.

Mad.

De aquellas que son más graves le diré las que supoiere Y él tome la que quisiere.

(Cervantes, El teatro 330). A excepción de la burla de la que es objeto el escudero, las citas cervantinas demuestran un tono conciliatorio y respetuoso hacia la lengua vizcaína. Durante la aparición de estas obras castellanas, es importante estudiar cual fue la situación en el País Vasco a finales del siglo quince, y qué sucedió con los territorios vascongados después del año 1512.

Durante el reinado de Alfonso

VI de Castilla, algunos sectores vascos descontentos quizá con el gobierno navarro, buscaron el apoyo de Castilla. Desde la Edad Media, se produjo un distanciamiento entre Navarra y las otras provincias vascongadas de la Península, y una de las consecuencias fue que el euskara hablado en el reino se redujo a

63

la parte montañosa septentrional (Bosch-Gimpera 297).

Las

provincias de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa reconocieron a Alfonso VI como rey (Bosch-Gimpera 296).

Más tarde hubo pactos y acuerdos

en que las tres provincias se incorporaron a Castilla, con la obligación de ésta de respetar los fueros, leyes, tradiciones y costumbres de las regiones incorporadas (Bosch-Gimpera 296). El tema de los fueros y su significado provocan la discordia.

Al

respecto el historiador Ortzi señala que se han de matizar las dos variedades de fueros: por un lado los concedidos por monarcas que constituyen las cartas de población y por otro los fueros vascos, estos últimos los define como: …porque cuando se habla de fueros vascos se hace referencia a una relativa autonomía en materia fiscal, militar, administrativa y legislativa, a una organización política basada en la federación de municipios y cuya voluntad emana de esos y no del monarca: y esto, evidentemente, no obedece a concesión alguna del rey, sino a un proceso de formación histórica.…(Historia de Euskadi 41) Inicialmente, Castilla acató los fueros, aunque los descarta a su conveniencia (García de Cortázar, Historia Contemporánea 1-27). Basándose en la previa definición, los fueros no aportan referentes concretos a la utilización de la lengua de la región. Pero el castellano llegó a convertirse en lengua de la administración y de la literatura nacional, y el euskara se estancó como lengua vernácula.

No se pueden determinar

64

claramente las razones que condujeron a ello, pero las causas apuntan al poder político que adquirió el castellano y el posterior crecimiento económico que aportó el descubrimiento de las Américas. A pesar de formar parte del recién establecido estado español, el proceso de uniformidad e integración de algunos sectores vascos fue relativamente lento mientras que hubo algunos que no llegaron a integrarse.

Caro Baroja por su parte, describe

la situación y las causas que propiciaron la unificación entre los vascos en los siglos catorce y quince: Durante los siglos XIV y XV, el País Vasco, como otros muchos de Europa, vivió sometido a luchas feroces de linajes, agrupados en bandos, en competencia por todo lo que había sobre él, en materia de riqueza y honores. Onacinos y gamboinos, agamonteses y beamonteses anduvieron a la greña. Esta división o dicotomía clásica perdió virulencia a fines del siglo XV, y después de las familias de los cabezas de bando, parientes mayores y “jauntxos” perdieron también influencia en el país o se alejaron de él, para entrar en la nobleza cortesana, o para participar en otras empresas. La conquista de América, las actividades bélicas y políticas de los Austrias abrieron a los vascos nuevos escenarios, para ejercer el papel destacado. Unos se volcaron a las Indias; otros, trabajaron en funciones secretariales y técnicas en Madrid y otras partes. (Sobre historia 25)

Los vascos participaron activamente en diversidad de sectores a nivel nacional, y aparentemente las diferencias y rencillas entre ellos se disiparon sobre todo al incorporarse a la superestructura nacional.

La afirmación de Baroja es un tanto

mitificada y totalitaria, ya que no existen espacios marginales unificados ni espacios heterogéneos unificados.

El espacio

marginal euskérico por lo tanto no puede ser una excepción.

65

Los vascos fueron, añade Caro Baroja, bien aceptados por la Corte y desempeñaron gran variedad de servicios, desde secretarios a clérigos influyentes en las Américas (Sobre historia 25-26).

Pero se olvida intencionalmente de personajes

como el conquistador Lope de Aguirre, quien fue condenado por la corona española. Bien positiva o negativamente, la participación de numerosos vascos en la superestructura, es factible con su espacio cultural, por lo que este persiste.

Arraigado en la

tradición oral y posteriormente en la escrita, la semilla de la identidad euskérica perdura.

En el siglo diecinueve,

concretamente en el año 1893, el nacionalismo vasco logró materializarse en la esfera política, de mano de Sabino Arana Goiri, fundador del Partido Nacionalista Vasco (Juaristi, Literatura vasca 18).

Pero otras directrices rigen el

nacionalismo contemporáneo.

El siglo XX, enfrenta otro tipo de

problema por lo que su espacio cultural atiende a sus necesidades.

Los objetivos de los primeros escritores euskéricos

no convergen necesariamente con los de los nacionalistas contemporáneos. La consolidación del espacio hegemónico castellano nunca ha sido hermética y ha permitido una pequeña apertura a las otras culturas.

Como queda demostrado por las breves referencias de

escritores de la fama de Valdés y Cervantes, uno de estos espacios esta dedicado a la lengua euskérica.

Mientras que

Valdés no considera oportuna la existencia del euskara, Cervantes

66

expresa un tono más respetuoso y tolerante hacia dicho idioma, y demuestra gran interés por otorgarle un espacio de propio. Posiblemente, el hecho de que el País Vasco nunca ha constituido un estado-país, presenta una gran desventaja para la consolidación del idioma que debe competir con las lenguas oficiales circunvecinas.

No obstante, el euskara con el caso

ergativo y otras características ha sobrevivido.

Aunque esté

ubicado en un reducido territorio, en la actualidad constituye uno de los idiomas oficiales de la Península.

Dentro de su

espacio periférico y marginal, las provincias vascongadas han logrado cimentar y establecer los fundamentos de una identidad nacional.

Para ello se han basado en recursos como la lengua, la

geografía y los acontecimientos históricos.

Inicialmente, los

autores euskéricos no lograron un consenso lingüístico en sus obras.

Mientras que algunos preferían escribir en castellano, un

reducido grupo optó por el euskara.

Su legado ha permitido la

preservación del euskara así como los substratos que se han utilizado para establecer los parámetros gramaticales aún en vigencia. Para analizar los primeros textos euskéricos dentro del contexto del espacio cultural y su función literaria y políticosocial, es preciso estudiar los conceptos de nación y nacionalismo.

Se incluirán numerosas perspectivas sobre la

definición de la nación, el nacionalismo y qué elementos constituyen ambos.

Una vez identificadas las características de

la nación, se procederá a examinar la función de éstas en la

67

definición del espacio cultural y un posible espacio político propio.

Por su parte, el espacio cultural a su vez está formado

de numerosas variables.

Dentro de las directrices culturales

destaca el papel de la literatura que constituye uno de los generadores esenciales de los mitos de la nación y el nacionalismo.

En consecuencia, el papel de la producción

cultural es innegable y necesario en el diseño de los fundamentos de una producción nacional, bien sea hegemónica o subalterna.

68

CAPÍTULO DOS

EL FACTOR LENGUAJE EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD NACIONAL Ya en la Grecia clásica, Aristóteles manifestaba que los individuos se han caracterizado por su tendencia natural a pertenecer a una comunidad o polis. Siglos después el filósofo inglés Thomas Hobbes afirmaba que los individuos aceptaban pertenecer a una comunidad y someterse a un soberano que los protegiera de los ataques de otros grupos y así establecer una sociedad estable y poder sobrevivir.

La consolidación de la

identidad requiere la creación de un espacio simbólico dentro de su condición de espacio abstracto.

Dichos espacios se convierten

en nacionales cuando el individuo adquiere conciencia de las características particulares de su comunidad y decide establecer la frontera con otros espacios.

Ambos filósofos omiten el hecho

que la toma de conciencia no ocurre a nivel colectivo y no se puede considerar uniforme sino desigual.

La comunidad se

compone de diversos grupos sociales que aceptan la integración a la nación de forma distinta (Hobsbawn 12). La construcción de un espacio nacional propio exige la presencia de numerosas variables congruentes que propicien un supuesto sentimiento colectivo entre los individuos.

Las

variables abarcan desde la lengua, la religión, el espacio geográfico, la mitología, la historia común, las tradiciones, la etnia y un programa político. Las variantes pueden aparecer aisladamente o agrupadas, pero raramente están todas

69

representadas equitativamente en la construcción de un espacio nacional.

Por un lado estos elementos sirven para unificar a la

comunidad, y por otro pueden causar divisiones y fricciones.

Así

ocurre cuando los espacios nacionales de las minorías y los objetivos de los espacios del gobierno central no convergen. Dentro de cualquier espacio nacional, se precisa de un espacio cultural para que genere los símbolos que fomenten los sentimientos colectivos.

Los estados e imperios se cimientan en

una cultura nacional hegemónica o dominante que intenta integrar o suprimir a los diferentes espacios culturales.

Una de las

variables más visibles es la lengua, que adopta la forma de la expresión literaria, y de esa manera asiste a que la idea del mito de la nación perviva y se consolide.

La nación, es una

comunidad abstracta que precisa de artificios para su creación. El espacio cultural sirve para centralizar y unificar a los individuos, creando la comunidad imaginaria. La imposición de una cultura hegemónica resulta en el evidente nacimiento de las culturas subordinadas. Al analizar el espacio nacional se deben considerar los factores que contribuyen a la creación de tal espacio simbólico. Como ya se ha señalado, partiendo de los críticos tradicionales uno de los elementos más destacados es el lenguaje, por su adaptabilidad de convertirse en discurso político.

En un momento

de la creación del espacio nacional, las clases gobernantes utilizan el lenguaje como vehículo de cohesión nacional.

Ya no

es solo un medio de comunicación sino de poder y subordinación.

70

Por otra parte teóricos poscolonialistas como Benedict Anderson y Homi Bhabha, señalan que la narración es una de las variantes más poderosas en el momento de concebir el concepto de nación.

Por

lo tanto debe existir la literatura como variante en el momento de construir la tradición y la historia de la nación. Generalmente, la lengua de la administración se convierte en el medio de comunicación de las elites.

Esto hace posible que

los sectores educados se imaginen una sociedad homogénea y unida (Smith, The Ethnic Origins 133).

Para evitar incongruencias, la

lengua de la administración se consolida como la literatura nacional.

Una vez establecida la literatura nacional por las

clases gobernantes, ésta asiste a los individuos a homogeneizar y perpetuar las imágenes de la nación.

Dichas imágenes se

materializan en forma de una historia cronológica y concluyen con la construcción de la comunidad o con la inmortalidad colectiva. La tradición reproducida por la literatura genera y fortalece la identidad del individuo con la nación.

Por lo tanto se persigue

una convergencia de la literatura con la formación de la identidad nacional. Frecuentemente, un estado o imperio consta de numerosos grupos con sus respectivos proyectos de una nación.

En el caso

de la Península Ibérica, no existe un único nacionalismo porque desde su fundación constituye un estado multinacional y multilingüe.

Desde la creación del estado-moderno, en la

Península el nacionalismo dominante ha sido el castellano o el español.

En algunos períodos, según la agenda política de sus

71

gobernantes se ha exhibido como un nacionalismo tolerante con los nacionalismos marginales, y en otras como un nacionalismo represor.

Los catalanes, los gallegos y los vascos constituyen

los nacionalismos minoritarios más identificables.

El País

Vasco, concretamente, es la región más conflictiva.

La región

cuenta con una serie de partidos políticos nacionalistas que justifican y abogan vigorosamente por el derecho de autodeterminación, pero destaca la organización terrorista ETA, que aspira a la separación total de la jurisdicción del gobierno de Madrid. El programa político de ETA aboga por la autodeterminación del País Vasco. perspectivas.

El término autodeterminación implica dos La primera implica el derecho a la independencia.

Esto supone que la nación tiene el derecho de separarse del estado del que forma parte. La segunda no implica la separación del estado sino el derecho de la nación a un autogobierno.

Este

autogobierno se obtiene a través de una serie de instituciones con poderes políticos limitados y ejerciendo dentro del estado en el que habitan (Simon Caney 2). Por lo tanto el derecho de autodeterminación supone el derecho a la creación de un estado soberano o al derecho a un autogobierno, por medio de instituciones que gozan de un poder hasta cierto punto regulado por el estado central (Caney 3). Mientras que ETA dirige sus actividades terroristas en lograr el primer tipo de autodeterminación, el que establecería un País Vasco soberano, los partidos políticos vascos en el poder

72

abogan por la autodeterminación dentro de la jurisdicción del estado español.

Ambas perspectivas reflejan las divergencias

reinantes dentro del espacio subalterno.

I. APROXIMACIONES A LOS CONCEPTOS DE NACIÓN Y NACIONALISMO. Para estudiar la creación del espacio nacional se han de definir dos términos estrechamente vinculados: la nación y el nacionalismo.

El origen de ambos términos data del estallido de

la Revolución Francesa.

Fue entonces cuando, los orígenes del

nacionalismo como ideología afloraron en Europa (Smith, The Ethnic Origins 24).

Tras la Revolución, un nuevo término, la

nación-estado se convirtió en la norma de la organización política

(Mommsen 1).

En la misma época, se introdujo el

concepto de nacionalismo, en auge en la actualidad. Desde la década de los 1880, la idea del nacionalismo contribuyó sustancialmente a los grandes imperios, concretamente al nacionalismo imperial-colonialista (Mommsen 4).

El impacto

de las ideologías fue desequilibrante para muchos gobiernos.

El

historiador Kellas observa: “After the French Revolution nationalism became a revolutionary ideology and the idea of the nation was for a time unsettling for most governments” (35). Durante el siglo dieciocho, considerado el siglo del origen del nacionalismo moderno, existían diferentes versiones de que constituía el nacionalismo (Smith, Nationalism 13).

A pesar de

la divergencia entre las teorías y sus motivos todas las

73

definiciones están interrelacionadas y constituyen los restos de una doctrina de la historia y del destino de la nación. Las definiciones del concepto de la nación son numerosas. Para el historiador francés Ernest Renan, es la acumulación de las memorias colectivas, es un sentimiento de solidaridad: A nation is a soul, a spiritual principle. Two things, which in truth are but one, constitute this soul or spiritual principle. One lies in the past, one in the present. One is the possession in common of a rich legacy of memories; the other is present-day consent, the desire to live together, the will to perpetuate the value of the heritage that one has received in an undivided form.(19) La nación es un principio espiritual, es un conjunto de sentimientos congruentes entre los individuos que viven en una comunidad común, y se basan en una memoria colectiva, que fusiona los recuerdos del pasado y los del futuro.

Para el historiador

norteamericano Joseph Bernard, la definición va más allá de una comunidad homogénea, y distingue los términos nacionalidad y nación, la cual abarca a una diversidad de comunidades: The true meaning of nationality, used concretely, as distinct from nation, can best be appreciated by realization of the fact that a nation in the proper sense of that term is a group of persons who constitute the population of a single state, and that

74

a nation may consequently embrace several nationalities….(23) Por lo tanto, un número indeterminado de naciones puede coexistir dentro de un estado, formando un estado multinacional.

La

definición de Montserrat Guibernau también aporta otro elemento relevante, el geográfico: By ‘nation’, I refer to a human group conscious of forming a community, sharing a common culture, attached to a clearly demarcated territory, having a common past and a common project for the future and claiming the right to rule itself. (13-14) Guibernau introduce la variante de un territorio demarcado. La nación es una unidad de humanos cimentada en una conciencia colectiva y asentada en un territorio determinado. Como las previas definiciones lo atestiguan, la definición de la nación no es estática ni fija.

Esto es

debido a que sus

variantes se encuentran en continua movilidad, y consecuentemente el término experimenta una constante re-definición.

Al ser la

nación un proceso activo, de cambio permanentemente y lo es simultáneamente la identidad que genera.

Anne Brewster recalca

la naturaleza dinámica del proceso y sus variantes:“The nation is thus both continually in the making and continually making culture”(16).

Evidentemente, el número de definiciones es

numeroso y en constante modificación. El concepto de nación está estrechamente ligado al sentimiento nacionalista.

El término nacionalismo abarca una

75

compleja serie de doctrinas, es la manifestación generada por la clase gobernante, cuando inician las actividades dirigidas a la exaltación de su identidad y con ello de su nación particular. Es la unión simbólica con el ideal que representa la imagen de nación, y evidentemente, constituye una doctrina de autodeterminación.

Se mitifica una historia cronológica y se

consolida la construcción de un espacio vacío que se conoce como un espacio común.

Un espacio particular donde teóricamente

ocurren sucesos que se registran en la literatura y la historia oficial y así fomentan un pasado común.

Para lograr la

solidaridad se impulsa un sentimiento de lealtad hacia el espacio geográfico y se manifiesta un respecto hacia los antepasados. La clase gobernante se fija la meta de crear un consciente colectivo que concluya en una nación con una historia particular. Las variables que constituyen el concepto de nación no son estáticas y están en constante movilidad.

De una generación a la

otra los artefactos que propician la lealtad y la unidad pueden variar.

De hecho las prioridades de los movimientos

nacionalistas que coexisten dentro del mismo estado pueden diferir entre ellos, así como los individuos que participan en el movimiento. De todas formas se precisa concebir una doctrina que a atraiga la lealtad de los individuos.

El término doctrina

nacionalista es reciente pero no así el sentimiento, según Smith: Nationalism, as an ideology and movement, is a phenomenon that dates from the later eighteenth

76

century, while a specifically ‘national’ sentiment can be discerned little earlier than the late fifteenth or sixteenth centuries in Western Europe. (The Ethnic Origins 11) El término movimiento nacionalista, puede considerarse reciente pero el sentimiento y las manifestaciones pro-nacionalistas ya encuentran antiguo arraigo en la historia occidental.

Se puede incluir el caso del nacionalismo vasco, en

donde el germen del nacionalismo ya afloró en los primeros textos escritos, mientras que el movimiento nacionalista per se no se consolidó hasta el siglo dieciocho. A diferencia de las afirmaciones de Hobsbawm, según Ernest Gellner, el sentimiento nacionalista precede a la nación: It is nationalism which engenders nations, and not the other way round. Admittedly, nationalism uses the preexisting, historically inherited proliferation of cultures or cultural wealth, though it uses them very selectively, and it most often transforms them radically. Dead languages can be revived, traditions invented, quite fictitious pristine purities restored…The cultural shreds and patches used by nationalism are often arbitrary historical inventions. (Nationalism 64) Por lo tanto las prácticas nacionalistas recurren a invenciones para establecer los parámetros de la futura nación.

Todo

nacionalismo se basa en invenciones, pero los medios para

77

alcanzar la meta varían.

En el caso del nacionalismo vasco, no

hace falta revivir un idioma más bien desean preservar el idioma ya existente.

Los nacionalistas pro euskéricos pueden y habrán

modificado la lengua, es inevitable por su condición no estática, pero el lenguaje se ha mantenido activo desde hace siglos, por otra parte el espacio geográfico ya existía antes que surgieran los sentimientos nacionalistas. Análogamente a la definición de nación, la definición de nacionalismo no es estática.

En la introducción del libro:

Nationalism, Colonialism and Literature, Seamus Deane describe dos tipos de nacionalismo: el implementado por los países colonialistas e imperialistas, y el nacionalismo insurgente.

El

primer caso presenta el modelo de nacionalismo ideal a ser copiado por otros, mientras que el segundo caso es la respuesta correspondiente a dicho modelo.

A pesar de la insistencia del

nacionalismo insurgente por oponerse al dominante, Deane elabora los paralelismos prevalecientes entre ambos modelos: In response, insurgent nationalisms attempt to create a version of history for themselves in which their intrinsic essence has always manifested itself, thereby

producing readings of the past that are as

monolithic as that which they are trying to supplant.(9) El nacionalismo insurgente encaja en los parámetros atribuidos al colonialismo interno.

En la fabricación de su historia, los

grupos insurgentes terminan frecuentemente imitando el modelo

78

monolítico de la clase gobernante.

Durante la construcción de

su pasado histórico, podrán cambiar los temas históricos, pero la estructura y los medios no serán diferentes. En numerosos casos, los nacionalismos insurgentes deben maniobrar con la desventaja de que su pasado ha sido o bien borrado, olvidado o relegado.

Algunos ejemplos de nacionalismos

insurgentes en la presente década en Europa son: los bretones, los catalanes, los corsos, los escoceses, los flamencos, los frisios, los galeses, los kurdos, los lapones, los sardos, y los vascos (Smith, The Ethnic Revival 11). Los movimientos nacionalistas no son necesariamente una respuesta a la modernización, sino un ejemplo del triunfo del individuo sobre la colectividad nacional. Es la ruptura con las normas tradicionales y el rechazo de lo universal en favor de lo particular (Keating 2).

Esto ocurre en la Comunidad Europea, que

debe responder a las peticiones separatistas de movimientos nacionalistas generados en regiones como Córcega, Gales, Escocia, Cataluña y el País Vasco.

Los movimientos de estas regiones no

aceptan la globalización cultural y desean mantener su identidad lingüística y otras características dentro de un estado supranacional.

Concretamente en el caso de Cataluña y el País

Vasco, constituyen dos de las regiones más industrializadas y modernas de España. Por lo que su doctrina nacionalista no es una respuesta a la modernización del resto de la Comunidades Autónomas, sino que sirve para consolidar su identidad particular rechazando la universal.

79

Para historiadores como Smith y Kellas, el nacionalismo se encuentra cimentado esencialmente en la variante étnica.

Ambos

defienden desde perspectivas diferentes el poder unificador que genera el factor de la etnia.

Smith observa la relevancia y

durabilidad étnica: Because, as I shall argue, ethnicity is largely ‘mythic’ and ‘symbolic’ in character, and because myths, symbols, memories and values are ‘carried’ in and by forms and genres of artifacts and activities with change only very slowly, so ethnie, once formed tend to be exceptionally durable under ‘normal’ vicissitudes and to persist over many generations, even centuries, forming ‘moulds’ within which all kinds of social and cultural processes can unfold and upon which all kinds of circumstances and pressures can exert an impact. (The Ethnic Origins 16) La durabilidad y estabilidad de la variante étnica empalma la relación entre la identidad nacional original y las generaciones posteriores.

La etnia no es una variante estática pero si goza

de la suficiente credibilidad para transmitir los mitos y símbolos de la identidad original a las futuras generaciones y así fusionarlas en un espacio nacional. En el momento de analizar el termino etnia, hay que considerar que es un término complejo que incorpora diversas dimensiones entre ellas: Un nombre común, un mito común sobre los orígenes, una historia colectiva, una cultura colectiva, un

80

sentimiento de unidad por un territorio específico, y un sentido de solidaridad (Smith, The Ethnic Origins 22-31).

Los

postulados de Keating, clarifican y recalcan las incongruencias históricas que entraña la definición de la etnia (3).

Mientras

que en el siglo diecinueve se refería a la etnia como ‘la raza’, en la actualidad se la ha reemplazado por una identidad atribuida, que las clases gobernantes otorgan a los individuos y no una que ellos escogen.

A esta identidad, añade Walker Connor,

se integra en ocasiones el elemento genético, un mito sobre los orígenes de una descendencia común, aunque éste sea ficticio (1994). A la hora de determinar la identidad nacional se exalta la diferencia, o más concretamente la otredad.

Sobre el asunto

reitera Connor: “A myth with content is therefore not essential to nationhood.

All that is irreducibly required for the

existence of a nation is that the members share an intuitive sense of a group’s separate origin and evolution” (Connor 49). Uno de sus ejemplos apunta al del País Vasco.

El origen de los

vascos se mantiene desconocido, pero dicha peculiaridad se utiliza para remarcar su diferencia con relación a otros nacionalismos.

Como indica el historiador John Amstrong, en su

libro, Nations Before Nationalism, el antropólogo noruego Frederik Barth propuso la teoría de que algunos grupos se definen no con referencia a sus características sino por exclusión, comparándose y distinguiéndose de la entidad foránea (4-5). implica que no existe en la identidad un carácter ni esencia

Esto

81

fijos, pero si la percepción particular de sus miembros que los distingue de otros grupos. Como el espacio cultural no es estático; sufre un constante proceso de redefinición. Por lo tanto, afirma Brewster: The construction of ethnicity by nationalist discourse is based upon a belief in the separateness of different cultures, each of which is bounded and reified. But in fact the culture of any group is dynamic and changes as it is redefined by each generation.(13) Los discursos nacionalistas son dinámicos con múltiples versiones y exaltan diferentes elementos, bien el étnico, el lingüístico, o el territorial.

La afirmación de Brewster de que cada

generación debe distinguirse y redefinir su espacio cultural es un tanto imprecisa.

La redefinición puede exaltar las variables

utilizadas por la generación anterior pero no significa una ruptura total de la presente generación con la anterior. Igualmente, la opción temporal de una década es arbitraria pues en ocasiones las variables se mantienen inalterables por más décadas. De ahí que en el caso de los vascos, estos hayan apelado a su diferencia ligüística desde hace siglos.

En cuanto a su

estrategia, en vez de reflejarse en otras comunidades, los vascos se atrincheran en la otredad y la subliman. El mito seleccionado, para aludir a la unidad, no requiere de contenido, vale con que amalgame a los individuos hacia un ideal de comunidad particular.

82

Ante tales evidencias, se concluye que los conceptos de nacionalidad y nacionalismo son artefactos culturales imprescindibles para alcanzar la legitimación del espacio nacional.

En la construcción del espacio nacional, el punto de

su nacimiento es significativo aun cuando éste no sea natural. Deane defiende la legitimación del proceso: A society needs a system of legitimation and, in seeking for it, always looks to a point of origin from which it can derive itself and its practices… Once the origin is understood to be an invention, however necessary, it can never again be thought of as something “natural”. (17) Para Deane, el origen de la nación es una invención, y como resultado constituye un espacio vació e imaginario.

Benedict

Anderson coincide con esta afirmación y sostiene que en cuanto a temporalidad, esta se comprende como una serie de acontecimientos cronológicos que el individuo clasifica como historia (1991). Los orígenes de la nación, como ya lo observara Connor, no son naturales sino históricos, son el producto de la autoconciencia, en su proceso de búsqueda y legitimación de la identidad nacional (1992).

Por lo tanto, la evidencia y carencia

de los orígenes naturales no obstaculiza la legitimación del proceso.

Aún cuando en la esfera política no ha alcanzado una

estructura de estado-nación, una vez fundada la nación, los orígenes serán recordados constantemente con nostalgia, y más concretamente, serán sublimados.

Aunque también se puede dar el

83

caso que la imposibilidad de fusionar el tiempo con el espacio cause un sentimiento de pérdida y de fracaso. Los sentimientos nacionalistas no surgen espontáneamente, la semilla de tal empresa corresponde a las clases gobernantes. En Europa la idea de la población dividida por su “carácter nacional” y dotados de una identidad común no se extendió entre las clases europeas educadas hasta el siglo diecisiete (Smith, The Ethnic Origins 11). La doctrina nacionalista se difunde por vías como la historia, las tradiciones, la religión, y el sistema educativo. Las clases gobernantes son las que controlan los medios de difusión.

Al respecto postula Hobsbawm que la ideología de los

movimientos oficiales de un estado no abarca lo que piensan hasta los súbditos más leales (11).

No obstante, se intenta inculcar

en los individuos la lealtad hacia la nación.

Se recurre

entonces a la invención de los sentimientos patrióticos. En la misma línea, Anderson, resalta el papel decisivo de la elite y añade que generalmente el nacionalismo es un movimiento urbano de la clase media. Lo que implica que nace en la ciudad, el centro urbano y de ahí se extiende a los pueblos y a las zonas rurales, los grupos representativos son generalmente abogados, periodistas, el clero y otros profesionales.

II. LA CONSOLIDACIÓN DEL ESPACIO CULTURAL En un estudio sobre la formación de los espacios culturales, se debe analizar el concepto de hegemonía.

El

84

estudio de las relaciones de dominio y subordinación parte del proceso de vida y no sólo incluye aspectos políticos, sociales y económicos, sino las relaciones completas entre las diversas identidades y sus respectivas relaciones.

Según Raymond Williams

en su libro, Marxism and Literature, el concepto de hegemonía no sólo constituye el nivel más alto de la ideología de la clase gobernante, ni su función es simplemente manipular e indoctrinar (110). El sistema hegemónico es un sistema dinámico de valores y significados, es un proceso de práctica y de expectaciones que se impone al proceso de vivir diario. Por lo tanto el concepto de hegemonía es una cultura que para la mayor parte de la sociedad es la realidad, lo absoluto (110).

Así pues, la hegemonía es una

cultura que se debe dividir entre las clases dominantes y las subordinadas (Williams 110-111). La hegemonía, que no es una estructura estática sino un proceso dinámico, va más allá de ser una superestructura económica y política, y gradualmente se convierte en una tradición cultural. De ser un sistema pasivo de dominio no sobreviviría, y por eso necesita renovarse y modificarse constantemente.

Se deben de recalcar, renovar y redefinir los

elementos que promueven la comunidad imaginaria.

Al respecto

puntualiza Williams: “The specific functions of ‘the hegemonic’, ‘the dominant’, have always to be stressed, but not in ways which suggest any a priori totality (113). Las ramificaciones de la hegemonía abarcan más que la consolidación político-económica.

85

Las instituciones y principios hegemónicos deben ser constantemente enfatizados para mantener su posición de privilegio ante el subalterno.

Esto supone que a su vez, la

hegemonía debe aceptar o por lo menos reconocer las posturas alternativas.

III. LA LENGUA Y LA LITERATURA, INTEGRANTES ESENCIALES DE LA DIMENSIÓN CULTURAL. El espacio cultural constituye la dimensión portadora de la cultura nacional, y dentro de dicho espacio se debe analizar el protagonismo de la lengua.

Como afirma Anderson, la cultura es

el instrumento matriz que crea los artefactos que permiten a los individuos compartir una comunidad imaginaria (1991).

Dentro de

ese espacio cultural, la lengua es una variable más importante ya que preserva u olvida los acontecimientos que considera más favorables o desfavorables para la estabilidad de una memoria colectiva.

Según Manuel Parés I Maicas, la cultura es un

conglomerado de elementos: las costumbres, los hábitos, las creencias, los valores, las tradiciones, la forma de vida y la conducta de la sociedad (1991).

Todos estos elementos se

transmiten mayormente por medio del idioma.

El idioma es el

instrumento utilizado por las clases cultas para que los elementos culturales converjan dentro de un supuesto espacio común.

En cuanto al concepto de cultura nacional, observa

Keating, se puede dividir en dos categorías:

86

Culture itself has several dimensions. There is the high culture of intellectuals and artists, which projects a vision of a society and sustains debates about the past and the future. There is popular culture, which enables people to interpret their present, engage in collective action and communicate…. Cultural activities may or may not be explicitly political or make reference to identity and nationalism. Even where they do not, they continue to shape national identity by framing the issues and interpreting daily life. (9) Por lo tanto existe la cultura alta, la cultura popular y las actividades culturales que unen a los individuos. la segunda es pragmática, mientras que la

La función de

cultura alta intenta

entrelazar los mitos de la comunidad antigua con los de la futura.

Cabe matizar que no todas las actividades culturales

persiguen un fin político, aunque sí pueden recurrir a temas que sublimen la unidad y la consolidación de la identidad.

Pese a

todo, las culturas nacionales no siempre pueden considerarse monolíticas, de otra forma la comunidad se mantendría estática, rígida y atrasada. Como ocurre con las variantes de la nación, la movilidad de los integrantes culturales es constante, de no serlo, el marco de la identidad quedaría encuadrado en unos parámetros arcaicos que no responderían a los cambios impuestos por el progreso.

Dentro

del marco cultural, sobresale la transcendencia de la lengua como

87

portadora y ordenadora de los mitos y leyendas nacionalistas.

La

lengua como el resto de las variantes no es estática y sufre una constante movilidad.

En casos extremos, como ya lo señalara

Brewster se recurre a la reinvención de lenguas muertas.

Las

lenguas quizá han perecido por su rigidez y falta de apertura al ambiente exterior.

Para evitar este hecho, la flexibilidad y el

mestizaje lingüístico son esenciales. A propósito sostiene Riccardo Petrella, que el lenguaje es el elemento más obvio de la peculiar identidad de un grupo y paralelamente es el medio de expresión que más difunde la especificidad (13).

Petrella reitera el poder reunificador

interno de la lengua: “It constitutes a barrier externally, but it is an instrument of recognition and integration internally” (13).

El idioma cumple con numerosas funciones como por

ejemplo, defiende y protege la diferencia, o específicamente resalta la otredad en relación con los idiomas circundantes produciendo la cohesión interna de la comunidad.

Coincidiendo

con Petrella, Keating subraya el protagonismo del lenguaje, entre todos los aspectos culturales, porque se ha distinguido por fortalecer la identidad nacional (9). En ocasiones se ha afirmado que el nacionalismo lingüístico es una forma de nacionalismo étnico, que partiendo de un criterio no voluntario ha incluido y excluido a los individuos (Keating 10). Pero en los estados multilingües la identificación con uno de los idiomas es una opción arbitraria.

Además con relación a

los nacionalismos minoritarios dentro del estado soberano, la

88

lengua puede funcionar como el factor más activo en la fragmentación de la identidad nacional homogénea.

Del mismo modo

se puede formular la pregunta de sí la fragmentación en dialectos produce una fragmentación del sentimiento nacionalista. Retomando el tema del lenguaje, el historiador Carlon J. H. Hayes, enfatiza el poder de concordancia y unificador de la lengua: Of every nationality, language bespeaks both the solidarity and the continuity of a people. And national literature, in its many forms of prose and poetry, history, and romance, does much to emphasize what is supposedly peculiar to a nationality rather than what is fundamentally common to mankind. (3-4) Esta aseveración es criticable porque excluye gran parte de obras literarias que tratan de temas universales anacrónicos.

sincrónicos y

La literatura logra explorar temas intrínsecos de

la sociedad y no de un determinado grupo étnico necesariamente. La narración no siempre respalda la construcción del espacio nacional, así lo afirma Simon During: … I want to argue that literary criticism canonizes those texts which do not simply legitimate nationhood. This is not to deny literature’s ability to function as a signifier of national identity or heritage. (138) Los parámetros literarios son amplios e incluyen obras que no están relacionadas con la finalidad de la construcción nacional.

89

Por lo tanto se ha de validar la función de otros factores además del de la literatura. La relación entre el individuo y la sociedad, entre el pasado y el presente, puede ser amparada por una estructura política; y otros elementos como la historia y todo tipo de manifestación cultural son asimismo fundamentales. Sobre las restantes variantes que forman el espacio nacional recalca John Stuart Mill: A portion of mankind may be said to constitute a Nationality if they are united among themselves by common sympathies which do not exist between them and any others… This feeling of nationality may have been generated by various causes. Sometimes it is the effect of identity of race and descent. Community of language, and community of religion, greatly contribute to it. Geographical limits are one of its causes. But strongest of all is identity of political antecedents; the possession of a national history, and consequent community of recollections; collective pride and humiliation, pleasure and regret, connected with the same incidents in the past. None of these circumstances, however, are either indispensable, or necessarily sufficient by themselves. (391) Análogamente, ya lo indicó Hobsbawm, la nacionalidad está fundamentada en un conjunto de factores, y la existencia de una única variable constituye insuficiente para completar un proyecto de tal magnitud (5).

La nacionalidad no está determinada por un

90

solo factor sino un conjunto de factores.

Hobsbawm, mantiene las

dificultades que se enfrentan al definir la nación y sostiene que frecuentemente las definiciones formuladas son inconclusas porque se basan en un único criterio como por ejemplo la lengua o el territorio (5). A la hora de formular la definición de nación se enumera la relevancia de múltiples variantes que contribuyen a la articulación de la identidad colectiva.

Así pues, el idioma no

es el único factor determinante de la nacionalidad pero sí el más reconocible. Durante el proceso de creación de una nación las clases gobernantes apelan a un idioma común, y tienden a emplear métodos de asimilación cultural, forzando la integración nacional.

Pese a su meta de unificación, el idioma oficial

impuesto por las clases gobernantes no siempre logra incorporar totalmente a las otras lenguas, y prevalece el estado multilingüe.

Al ser gobernadas por un idioma oficial, el resto

de las lenguas se convierten en subalternas en su condición de marginadas.

Irremediablemente, los subalternos ocupan el espacio

destinado a la otredad del sujeto dominante.

El idioma oficial

es el habla del “sujeto”, y la lengua marginal es el habla del “objeto” del “otro”. Como ya se ha indicado previamente, en la Europa contemporánea como en otros continentes, existen estados soberanos denominados multilingües, y aunque domine una lengua, no pueden silenciarse todas las voces minoritarias. En determinados casos, dichas voces se mantienen en el margen, y

91

bien desafían u ofrecen una resistencia limitada al discurso hegemónico.

De hecho, en las últimas décadas, en la esfera

académica, contrariamente a los cánones tradicionales que estudiaban la literatura y la cultura hegemónica, los estudios sobre las literaturas y culturas marginales han florecido.

Pero

la apertura no ha establecido una igualdad con la literatura generada desde la metrópoli.

Aun cuando las lenguas marginales

se están creando su propio espacio, el discurso hegemónico intenta en la mayoría de las ocasiones desarticularlas o absorberlas.

No obstante, el proceso de construcción y

legitimación de la identidad es activo y está directamente relacionado con el concepto de espacio nacional, el cual se va adaptando a las presiones que lo rodean y a las necesidades internas.

Las variables que justifican la comunidad imaginada no

son estáticas, no pueden serlo porque deben adaptarse a la actualidad. uniforme.

Pero el proceso de adaptación y renovación no es Recurriendo a los postulados de Hobsbawm, los

sentimientos nacionalistas no evolucionan de forma uniforme entre los diferentes grupos sociales y regiones (11-12).

Esta

disparidad es reconocible tanto en la estructura hegemónica como la subalterna. Cuando en una comunidad, tanto hegemónica como subalterna, la clase gobernante reconoce una condición particular, una característica de identidad diferente a la de las comunidades circundantes, nace el sentimiento nacionalista.

A partir de ese

momento, las elites de la comunidad intentan establecer una

92

identidad colectiva, que se transmite a través del discurso. Rodeado por otras comunidades, la comunidad se debe demarcar un espacio para así legitimar las aspiraciones de identidad. Pese a todo, legitimar un espacio propio no es tarea fácil para las lenguas autóctonas, pues han de enfrentarse a la cultura hegemónica que se escuda en un programa político nacional. El crítico literario Homi Bhabha destaca la relevancia de ciertos elementos básicos en la creación del espacio nacional: “…but it is from those traditions of political thought and literary language that the nation emerges as a powerful historical idea in the west” (1).

La expresión literaria en

unión con el pensamiento político constituyen las semillas de la nación como un ideal histórico.

En sus principios, la vía de

expresión del ideal es la oral, mas eventualmente se produce una transición a los textos.

Inevitablemente, la lengua funciona

como un vehículo unificador que posee la capacidad de convertirse en un discurso político. La presencia literaria es significativa pues contribuye a la invención de la identidad nacional.

Deane observa:

All nationalism have a metaphysical dimension, for they are all driven by an ambition to realize their intrinsic essence in some specific and tangible form. The form may be a political structure or a literary tradition. (8) La esencia intrínseca es un artificio pero las clases gobernantes logran su difusión por vías políticas y literarias.

Como ya lo

93

observara Bhabha, el concepto de espacio nacional se manifiesta por las vías tangibles bien dentro de los parámetros del sistema político o en las obras literarias.

Tal forma debe enfatizar la

particular identidad y forzosamente se recurre a una divergencia o separación del sujeto o centro.

Se entabla una relación

binomial sujeto-objeto; donde el objeto exalta la diferencia y su desinterés por formar parte del centro.

La identidad cultural

del otro, del subalterno recurre a elementos particulares para autoafianzarse y legitimarse.

Por lo que respecta a su ubicación

espacial, la otredad se ubica en el margen, lejos del centro. Durante la formación de la nación, la lengua puede adquirir un papel secundario, y según Keating en el caso de España, Francia e Inglaterra, los tres se consolidaron como estados soberanos de diferentes territorios sobre los siglos por medio de la expansión militar y las dinastías (15).

En los tres

casos las clases gobernantes recurrieron a gestas épicas.

En el

caso concreto de España, la consolidación del estado, se vio asistida por obras del valor literario de Poema de Mío Cid, el Poema de Fernán González, y la Gramática castellana de Nebrija que marcan y reiteran el inicio narrativo del espacio nacional. Análogamente, Anderson plantea una teoría que procede a examinar determinados artefactos culturales que crean y consolidan la auto conciencia.

Los individuos se sienten atados

a su identidad nacional, lo que en cierta forma otorga un sentido a su existencia. Ya no son nómadas sin origen ahora son parte íntegra de una comunidad y en base a esta gozan de un futuro.

En

94

cuanto a la aportación del texto escrito es crucial y sobresalen en particular dos géneros: la novela y el periódico, los cuales florecieron en Europa en el siglo dieciocho (Anderson 24).

Ambos

géneros demostraron ser medios de difusión y consolidación de una comunidad dominante y homogénea.

La observación es acertada y

aplicable no sólo al siglo dieciocho sino que se puede extender a previos siglos donde los recursos eran otros géneros literarios. En siglos anteriores, surgen numerosos casos del género entre los más destacados la épica y la poesía, como elementos de la literatura nacional. La función de la literatura es relevante en la creación de un espacio nacional.

El concepto moderno de lo que se conoce

como “literatura” surgió en el siglo dieciocho.

Williams señala

que el significado clásico del concepto literatura en sus inicios, consistía en la condición de leer: la capacidad de poder leer y de haber leído.

La palabra proviene del latín,

“litterature” y fue introducido al francés y posteriormente a la lengua inglesa en el siglo diecinueve (Williams 46). Gradualmente, el concepto se ha modificado y se ha asociado a la literatura con los textos escritos.

Al respecto afirma Williams:

“Literature lost its earliest sense of reading ability and reading experience, and became an apparently objective category of printed works of a certain quality” (48). La literatura ha adquirido una forma escrita y las elites han aumentado el valor de las obras escritas en detrimento de las construcciones orales.

95

Sin embargo, el aspecto utilitario de la literatura no está limitado a los imperios, las naciones y estados.

La Iglesia

Católica, un ente religioso, un concepto de comunidad que no está demarcado por fronteras como es el caso de los estados, recurrió a una lengua oficial para establecer una férrea uniformidad.

De

la mano del imperio romano, el cristianismo difundió la nueva fe por tierras europeas. La Iglesia adoptó la lengua del imperio, y el latín se convirtió en la lengua común, pero la uniformidad lingüística demostró ser un proyecto más efímero que el religioso.

A pesar de los intentos de los estados e imperios por

imponer una lengua común, son inexistentes los ejemplos de imperios monolingües. Las lenguas marginales han estado y están presentes constantemente en la historia de los estados e imperios, y en determinados siglos su oposición al idioma nacional centralizador ha sido vigorosa.

Como ya se ha señalado en el primer capítulo,

las razones más visibles que catapultaron el uso de las lenguas vernáculas son básicamente dos: la invención de la imprenta y la reforma religiosa protestante, iniciada por Martín Lutero.

La

fragmentación religiosa, acentuó el poder de las monarquías nacionales europeas, creando un nacionalismo religioso y con relación al país en el que residían. La división religiosa consolidó el poder de las monarquías europeas en detrimento de la autoridad papal, y subordinó la religión al estado fusionándolo con los elementos nacionalistas.

La religión se convirtió en un

96

símbolo nacional (Hayes 36-37).

Las clases gobernantes no

dudaron en utilizarla como un instrumento de identidad nacional. En la misma línea, afirma Anderson, que el surgimiento universal de las lenguas vernáculas, fue causado por el deterioro de la comunidad sacra: The birth of administrative vernaculars predated both print and the religious upheaval of the sixteenth century, and must therefore be regarded (at least initially) as an independent factor in the erosion of the sacred imagined community. (41) La universalidad de la iglesia católica y su propósito de homogeneizar fueron cuestionadas por la reforma protestante. Dicha reforma abrió la puerta a la celebración de la liturgia y el estudio de la religión en las lenguas vernáculas. El protagonismo lingüístico dentro del espacio simbólico cultural es innegable.

La lengua escrita, aporta gran unidad a

la comunidad porque crea una uniformidad entre los dialectos prevalecientes, y amplia la fundación histórica de la nación. Fundamentalmente, el idioma escrito ayuda a codificar la lengua, y termina constituyendo un factor esencial en la construcción del espacio cultural (Anderson 44).

Los mitos, las tradiciones, las

leyendas, y otras variables son reproducidos y transmitidos generalmente por medio del idioma, cuyos parámetros son amplios. En un intento por establecer unos sentimientos uniformes, las clases educadas apoyan la invención de la literatura nacional. Una vez seleccionada la lengua común, se procede a convertirla en

97

lengua escrita, y consecuentemente adquiere una cierta fijación y una apariencia de ser más eterna de lo que es en realidad (Hobsbawm 61).

Una vez establecida, intenta predominar y relegar

a los idiomas circunvecinos. El concepto de literatura nacional ha experimentado un poderoso crecimiento desde el período renacentista (Williams 51). La enseñanza en la escuela primaria del idioma seleccionado ayuda normalmente a promover la correlación del idioma nacional con la identidad.

La selección de una lengua nacional es un proceso que

necesita del apoyo de otros artefactos como la literatura para sobrevivir. La lengua es instrumental para transmitir ideales que conllevan a la cohesión nacional.

Al respecto, postula Hobsbawm:

“National languages are therefore almost always semi-artificial constructs and occasionally, like Modern Hebrew, virtually invented…” (54).

Para decidir un idioma nacional, se consideran

los dialectos en dicho idioma y se selecciona uno como la base de lo que constituirá la futura lengua homogénea y normativa (Hobsbawm 54).

Los problemas secundarios emergen al declarar la

gramática y ortografía nacional y al añadir nuevo vocabulario (Hobsbawm 54).

La literatura es uno de los instrumentos que

impulsa los objetivos nacionales homogeneidad.

Afirma Williams

que durante el Renacimiento, se fusionó el sentido de “grandeza” o “gloria” del idioma nativo, postula Williams: Each of these rich and strong achievements had been actual; the ‘national literature’ and the ‘major language’ were now indeed ‘there’. But, within the

98

specialization of ‘literature’, each was re-defined so that it could be brought to identity with the selective and self-defining ‘literary values’. The ‘national literature’ soon ceased to be a history and became a tradition. (51) Entre las aplicaciones prácticas de la literatura se incluye la asimilación de ésta a un proyecto nacional.

Por lo tanto, el

concepto de literatura se desarrolla con relación a una clase social determinada.

La clase que impulsa la literatura, por

minoritaria que sea, es la que posee el poder político. Eventualmente, la literatura se convierte en un medio de producción y control sobre las clases menos privilegiadas.

En la

mayoría de los casos se convierte en la lengua de la administración y proyecta unos principios que cohesionan las ideas y creencias de una comunidad imaginaria. A lo largo del proceso de construcción de una comunidad, en su meta por delinear la identidad nacional, se fomenta algún elemento generador y centralizador, y numerosos historiadores dirigen su mirada a la lengua.

El protagonismo de la lengua como

elemento simbólico y unificador de la nación tiene defensores famosos.

El filósofo e historiador prusiano Johann Gottfriend

von Herder (1744-1803) y el italiano Giambattista Vico (16681744) afirman que la lengua es un factor esencial en el proceso de construcción de una comunidad.

Vico observa que el desarrollo

morfológico de un sistema simbólico implica el crecimiento de una

99

cultura de la cual se convierte en órgano central (Isaiah Berlin 48).

Berlin recalca la transcendencia del pensamiento de Vico: He saw much more clearly than anyone before him…that a particular type of locution, the use and structure of a language, has a necessary, ‘organic’ connection with particular types of political and social structure, of religion of law, of economic life, of morality, of theology, of military organization, and so on. (51)

El lenguaje no es un factor aislado sino integrador por estar directamente vinculado a las estructuras políticas, religiosas etc.

El lenguaje es el instrumento que genera la poesía, los

héroes, las leyendas, la mitología; todos ellos elementos vitales en la construcción de la identidad y unidad nacional.

La

literatura recopila una serie de acontecimientos lineales, y fabrica una narración que sirve para establecer un espacio nacional y promueve la subsecuente construcción de una nación y con ello una identidad colectiva. Igualmente, para Herder la idea central políticamente recae en el principio de que, la fundación propia, en el momento de establecer un sentido de identidad colectiva política no consiste en la aceptación de un poder común soberano, sino la aceptación de compartir una cultura común (F.M. Barnard 7).

Las

razones se deben a que el poder común soberano es impuesto externamente, y la cultura común internamente; ambos son impuestos por una conciencia en cuyos términos el individuo se define como parte integral de toda la sociedad (Barnard 7).

100

Matiza Herder que la fuente de creación de la cultura y los subsecuentes conceptos de nación y nacionalidad provienen de la lengua, y es por medio del lenguaje que el individuo adquiere conciencia de su ser y de su nacionalidad (Barnard 7).

Para el

filósofo prusiano, la lengua es la matriz de la conciencia y la identidad; es definitivamente el primer signo de nacionalismo en la creación de un espacio nacional (Pynsent 4).

La comunicación

entre los individuos es primordial en el momento de implementar las directrices de la nación imaginaria, pero requiere otros factores que deben coexistir con la lengua. Del mismo modo, el historiador Anthony Smith no desestima la importancia de la lengua pero sostiene la imposibilidad de que solo la lengua, como variante logre determinar los sentimientos nacionalistas.

Smith señala los límites creadores de la lengua:

For language to generate a deeper, more widespread feeling of national unity, it must be accompanied by a coextensive history, which the language then expresses, transmits and symbolizes. (The Ethnic Revival 49) El historiador recalca la dimensión histórica además de la lingüística. La lengua por sí sola es incapaz de asentar las bases culturales de la comunidad. Es incuestionable el poder que aporta el idioma para articular un movimiento de identidad entre los individuos e incorporar al individuo a la colectividad.

Cuando en el siglo

dieciocho, se inició el gran debate sobre los orígenes del

101

idioma, los cristianos ortodoxos alegaron que la lengua era un don concedido por Dios, y los científicos franceses como Condillac y Maupertuis alegaron que era un invento humano para mejorar la vida de los humanos.

Por su parte, Herder postuló

que el lenguaje no era un regalo divino, ni el invento deliberado de un determinado número de individuos ni era una herramienta para mejorar la condición humana.

El lenguaje formaba parte del

proceso del natural desarrollo de creatividad en el ser humano (Berlin 167-168). La reconciliación de Herder entre las dos teorías que formuló en diferentes etapas de su vida: la primera, si la lengua es un don divino, y la segunda, si es una facultad intrínseca en el desarrollo de la conciencia, de la solidaridad humana; indica Berlin, concluye de la siguiente manera: … language was an essential part of the natural process of the growth of consciousness, indeed, of human solidarity, which rests on communication between men; for to be fully human is to think, and to think is to communicate; society and man are equally inconceivable without one another. (168) Las palabras son innatas al individuo y constituyen la vía imprescindible en el proceso de identificar y relacionar las pasiones con los objetos, y el pasado común con el presente. unión del pasado con el presente establece la de la cultura nacional.

La

continua formación

Las palabras además contribuyen a la

memoria y la imaginación creando el concepto de una familia; una

102

comunidad y una sociedad, los tres en ese orden, y todo se define como una memoria común que unifica a las futuras generaciones con el pasado, otorgándoles una identidad.

Por lo tanto, para Vico y

Herder, la ausencia de un sistema comunicativo, de un lenguaje, aniquilaría el

proceso de formación de una sociedad.

Por eso,

afirma Berlin, Herder subraya la relevancia de la lengua: Has a nation anything more precious? From a study of native literatures we have learned to know ages and people more deeply than along the sad and frustrating path of political and military history. In the latter we seldom see more than the manner in which a people was ruled, how it led itself be slaughtered; in the former we learn how it thought, what it wished and craved for, how it took its pleasures, how it was led by its teacher or its inclinations. (169) Otra vez matiza que la lengua es el primer signo válido en la construcción de la nacionalidad.

Con sus observaciones, Herder

impulsó los estudios lingüísticos; incluso los comparativos, porque para él, el lenguaje era el epicentro del concepto de la nación y era preciso valorarlo como tal.

No obstante la

presencia de un discurso hegemónico relegaba o absorbía a los idiomas marginales.

Pero no se deben olvidar o excluir las

comunidades minoritarias o disidentes que no se incorporan a la memoria hegemónica, simplemente porque estas minorías optan por construir su propio espacio simbólico.

Hay casos donde el

sentimiento de lealtad del individuo puede ser compatible o

103

incompatible con la cultura hegemónica.

En caso de ser

incompatible el individuo puede optar por integrarse a un grupo marginal con su propia lengua. El historiador Hayes, se une a los que defienden la relevancia del lenguaje en la construcción de la identidad: …a nationality receives its impress, its character, its individuality, not unless very incidentally, from physical geography or biological race, but rather from cultural and historical forces. First and foremost among these I would put language. (3) La nacionalidad recibe su carácter y su particularidad de la lengua y de las tradiciones históricas. Los diferentes tipos de tradiciones históricas incluyen: el pasado religioso, el sentimiento por el territorio que ocupan, el pasado político; el pasado guerrero; el pasado económico e industrial; y por último el pasado cultural, del cual cabe mencionar la literatura (Hayes 4-5).

El historiador considera secundarios el papel de las

tradiciones históricas, la ubicación geográfica y de la raza biológica, porque según él, el elemento vital es el idioma. Vico, Herder y Hayes concuerdan en que el lenguaje es indispensable en la creación del espacio nacional y su historia. El lenguaje es el vínculo tangible entre la actual generación de una nación y sus generaciones predecesoras. Otra vez surge la necesidad de vincular las generaciones, la relación entre el pasado y el presente se entabla a través de la lengua, que es el integrador fundamental de la dimensión cultural (Hayes 3).

104

Argumenta Hayes que determinados ambientes propician el nacionalismo cultural, y éste puede existir junto con el nacionalismo político o sin él.

La prueba consiste en que las

nacionalidades pueden sobrevivir por largos periodos carentes de una unidad política e independientes (Hayes 7).

Esta afirmación

es cuestionable, pues el orden político implica algún tipo de manifestación, y la situación política insatisfactoria incita a la acción. La existencia de un idioma común, con una literatura y costumbres comunes contribuyen al acercamiento de los individuos y como resultado a la consolidación de una conciencia colectiva. La excepción se encuentra en el caso del nacionalismo insurgente, porque su doctrina diverge en sus aspiraciones de las aspiraciones planteadas por el centro. A pesar de alcanzar una unidad nacional relativa, en ocasiones perduran las minorías con idiomas y tradiciones disidentes y divergentes.

En esos casos, la conciencia nacional

se convierte en una conciencia fragmentada y dividida en pequeños núcleos donde se consolidan y florecen las lenguas vernáculas. En los estados modernos, el idioma, se ha convertido en un instrumento que está desmantelando la nación-estado como es el caso de Bretaña, Occitania, Gales, el País Vasco, Kurdistan y Quebec (Smith, The Ethnic Revival 48-49). En su estudio panorámico The Ethnic Origins of Nations, sobre el origen de la nación, el historiador Anthony Smith, expone dos planteamientos que clasifica de “modernistas” sobre la creación de la nación. El de Ernest Gellner, Nations and

105

Nationalism, publicado en 1983 y el de Benedict Anderson, Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, del año 1983.

Para Anderson, con el declive del

protagonismo de la religión y la invención de la palabra escrita se han creado nuevos medios de comunicación.

La lengua escrita

ha convertido en factible la capacidad de “imaginarse” comunidades, y postula que bajo la política de la unidad religiosa, muchas identidades nacionales fueron diseminadas y silenciadas.

Pese a lo cual, la centralización no pudo prevenir

la necesidad que expresó la comunidad por establecer una “identidad”. Referente al tema, Smith subraya que para Anderson: Through the printed word, individuals who do not know each other can appear to inhabit the same homogenous, empty time and an identifiable space by belonging to an imagined community and posterity (The Ethnic Origins 10). La palabra escrita contiene el don de fomentar el espacio de identidad entre la comunidad. Indudablemente, la lengua, y en mayor medida la cultura actúan como elementos tanto integradores como desintegradores en la sociedad moderna.

Según Gellner en

la antigua sociedad agraria la unidad nacional era incompatible, pero en la sociedad industrial se precisa una homogeneidad cultural. Los individuos deben adquirir un nivel literario que sea móvil y avanzado tecnológicamente, y esto sólo lo puede proveer el estado.

El estado moderno debe crear un sistema

educativo obligatorio público y encuadrado en normas

106

estandarizadas (Smith, The Ethnic Origins 10).

El sistema

educativo fomenta la construcción del espacio nacional. Gellner considera que el papel de la lengua es integrador y no separatista como es el caso del color y la religión. Aunque es preciso aclarar que en ocasiones los idiomas marginales son marcadores de digresión cultural de la unidad nacional.

La

unidad lingüística excluye a los que no hablan la lengua dominante, por lo tanto un idioma no dominante puede desestabilizar del mapa político (Smith, The Ethnic Revival 48). Smith considera que no se debe exagerar el papel de la lengua y cuestiona las posturas de Gellner y Herder, al argumentar: “Language by itself only rarely performs the task which that legacy attributed to it, that of providing the social cement for populations” (The Ethnic Revival 49).

La lengua homogénea puede

aumentar y mejorar la comunicación entre los hablantes, pero esto a su vez no implica que transmitirá un sentimiento colectivo que por si solo obtendrá la separación de la comunidad. Como ya se ha indicado anteriormente, Smith plantea la necesidad de generar una historia que coexista y que evolucione paralelamente con la lengua.

El individuo forma parte de una

colectividad, y los seres humanos manifiestan la necesidad de solidarizarse.

Por lo tanto hay que fabricar una identidad, y

para ello se inicia la búsqueda de la identidad lingüística y también la histórica, donde surgen los símbolos que sirven para unificar a la comunidad.

Según Anderson la nación se engendra

107

como consecuencia de la vida social de los individuos y no como un sistema político social (1991). El estudio de Anderson recalca la relevancia de la literatura en la construcción de un espacio simbólico. Postula Anderson que la lengua o más concretamente la narración promueve la construcción de la nación.

La nación es un ente

imaginado y atemporal, y sus orígenes naturales son desconocidos. El proyecto de la nación emerge de la narración, por lo tanto es un proceso activo, lo que dificulta una definición precisa y fija. No se ha descubierto la fecha de nacimiento de ninguna lengua, consecuentemente la narración oral existe desde un tiempo inmemorial lo que acerca a la presente generación a sus antepasados (Anderson 144).

Además la lengua produce un efecto

unisonante: es la experiencia de hablar simultáneamente lo que une la comunidad; afirma Anderson “Nothing connects us all but imagined sound” (145).

Las palabras, en forma de narración

constituyen el factor unificador que asiste en la creación de la nación imaginaria homogénea y temporal, con una unidad de tiempo y espacio.

Pero el crítico Bhabha, cuestiona esa unisonancia, la

homogeneidad que supuestamente transmite la lengua. Para Bhabha, el discurso está dividido entre el discurso pedagógico y el performativo. El concepto divisivo proviene de Kristeva, quien sostiene que los márgenes de la nación están constantemente enfrentados con una doble temporalidad. Surgen dos discursos: el pedagógico, que es el hegemónico, y el

108

performativo, que es el subalterno que consiste en la práctica del discurso pedagógico por la performatividad del subalterno. El discurso performativo cuestiona la hegemonía del primero e introduce una temporalidad diferente en la narración de la nación. La creación de la identidad nacional no es un fenómeno estático, al estar asentado en variables dinámicas como es el caso del espacio cultural.

El espacio cultural está asimismo

constituido por una diversidad de elementos como ya se ha indicado.

El más obvio es la literatura.

El campo literario va

más allá de los espacios nacionales, con un acercamiento ecléctico, abarca teorías y críticas que no están necesariamente vinculadas con la identidad nacional.

Las teorías colonialistas

y poscolonialistas asisten en analizar los diversos espacios construidos por la narración.

Dichas teorías confirman la

contribución de la narración en la definición de los espacios culturales y su contribución en la articulación de la nación y sus integrantes. El papel de las clases gobernantes es evidente en la selección de un determinado idioma, pero surge la pregunta de si las clases educadas, como los escritores, siempre coinciden con los proyectos de los gobernantes.

Esto sería una pregunta

complicada de responder pues depende del sistema político analizado y de la libertad que gozan los autores.

No obstante la

perspectiva del escritor será diferente si está ubicado bien en la estructura hegemónica o en la subalterna.

109

Partiendo de los argumentos de During se ha de tomar en cuenta la ubicación del escritor, para comprender sus metas: “…the postcolonial writer searches for an audience; a good, which means a metropolitan, audience.

In that search messages are sent

from (perceived) peripheres to the centre” (151).

Aunque la

teoría poscolonialista es relativamente moderna, la preferencia de público por parte del escritor no es una circunstancia moderna sino constante y atemporal.

Ya en siglos anteriores ciertos

escritores de la periferia y los márgenes intentaban captar la atención de la audiencia metropolitana, y otros se interesaban en captar la atención de las elites marginales.

Por su parte, el

pueblo raramente o casi nunca tenía acceso a la alta cultura. Indistintamente de la recepción con que la elite hegemónica acoja a las voces marginales, éstas tienen su propio espacio.

Al

respecto matiza Gayatri Chakravorty Spivak, en su artículo “The subaltern cannot speak”, que el subalterno a pesar de poseer voz, su voz no es oída (104).

La voz subalterna es oída en un espacio

otorgado por la hegemonía pero no tiene ninguna transcendencia en la existencia y el día a día de la metrópoli. La afirmación de Spivak es demasiado totalitaria ya que sugiere la presencia, pero sin voz del subalterno dentro de la hegemonía.

Para sobrevivir la hegemonía debe evitar la rigidez y

el hermetismo de su espacio.

El impacto del subalterno puede ser

mayor o menor pero no se le puede negar su espacio y su voz. afirmación de Spivak de que la voz marginal no tiene una voz dentro del sistema hegemónico, defiende la existencia de unos

La

110

esquemas herméticos.

En algún momento determinado, las elites de

la hegemonía deben, por su propia supervivencia abrir sus fronteras a otras voces.

Aunque si se debe matizar que la voz

marginal no será recibida con el apoyo que quizá debiera.

La

elite hegemónica puede limitar y minimizar los medios que utiliza la voz marginal pero nunca silenciarla totalmente.

De ahí que

los escritores euskéricos encuentren ese espacio en la escritura. Las voces de los primeros escritores euskéricos forman parte de las raíces pre-nacionalistas que eventualmente adquirirán más protagonismo y territorio dentro del espacio hegemónico. En su obra, Williams recalca dos versiones sobre la postura del subalterno.

Primero, que el subalterno, en su

posición ante el sistema hegemónico, no posee más que la ideología hegemónica en su consciente, pues la producción de ideas está en manos de la clase dominante. Segundo, la hegemonía impone su ideología en el diferente consciente del subalterno, el cual intentará preservar o desarrollar su consciente contra la ideología de la clase dominante (Williams 109).

Estas tendencias

son más viables y pueden identificarse en gran cantidad de casos donde la elite subalterna desea e intenta tenazmente preservar su propia identidad. Bhabha por su parte, elabora más detalladamente el concepto del discurso al punto de identificar el discurso pedagógico y el performativo. No obstante ambos discursos están regidos por su ubicación bien dentro del espacio hegemónico o el marginal.

Otra

111

vez se recurre al factor ubicación, porque la ubicación puede alterar la perspectiva del autor y sus ideales. En el caso específico de los autores euskéricos estudiados, se percibe una necesidad de establecer unos parámetros entre el espacio cultural marginal y el hegemónico.

En las lecturas no se

detecta una necesidad de reemplazar el espacio de la cultura hegemónica, sino una necesidad de desligarse y crear un espacio propio más afín a sus características.

Recordando la postura de

Bhabha, el discurso euskérico se puede clasificar como pedagógico dentro de los parámetros de la literatura euskérica.

Pero en su

condición de lengua subalterna se conoce como performativo Quizá conscientes de la carencia de un gobierno central que potenciara el euskara, las elites pro-euskéricas mantienen sus aspiraciones a un nivel menos politizado y más literario.

Desde

las Américas y otras regiones de España, hay escritores que expresan su apoyo a la utilización del euskara.

Este

planteamiento no desafía el castellano, el idioma nacional, sino que defiende una visión donde la coexistencia es factible.

El

hecho de que apoyen el idioma subalterno no implica que deseen reemplazar el idioma hegemónico, sino más bien establecer y reforzar su posición. Por norma, el espacio cultural gravita hacia la búsqueda de un lenguaje dominante y su legitimidad o hacia un espacio multilingüe.

De todas las variantes culturales, la lengua se ha

convertido en una variable significativa.

Ante la relación

literatura e historia, siempre surgen textos que representan un

112

encuentro de la literatura con la historia.

En el caso de la

literatura euskérica ha de analizarse el papel de los primeros textos que fueron producidos en la esfera marginal.

La ausencia

de un estado de habla euskérica no ha prevenido a los escritores euskéricos de entablar un espacio de identidad nacional propio. El suyo no es un caso atípico, ya que existen otros casos donde las divisiones lingüísticas y étnicas no coinciden con las políticas y geográficas. Afirma J.S. Mill que entre los pueblos de nombre alemán se ha mantenido un fuerte sentimiento nacionalista debido a la identidad de la lengua, la literatura y hasta cierto punto los recuerdos y la raza aun cuando forman parte de diferentes estados (391).

Este ejemplo presenta paralelismos con las comunidades

del País Vasco que se encuentran divididas en provincias y en departamentos, aunque las diferencias son menores. Para completar y reforzar el sentimiento de identidad los escritores y las clases gobernantes recurren a las obras escritas. Señala Hobsbawm que el hecho de imprimir textos en un idioma específico, le otorga una fijación, dándole una apariencia de permanencia y de idioma eterno (61).

Esta apariencia propicia

el olvido de los hablantes de que su idioma es un invento. Los escritores euskéricos también adoptaron esta tradición de preservar su idioma por escrito.

Así las generaciones venideras

pueden releer los escritos y preservar el sentimiento de identidad.

113

La publicación de los textos en euskara no tuvo mucha popularidad, quizá porque el pueblo no tenía acceso a la cultura culta.

Los autores eran en su mayoría eclesiásticos, lo que

significa que poseían un alto nivel de educación. Pero la situación del pueblo no era comparable al nivel intelectual de las elites.

Sin embargo, eso no detiene a los escritores a

impulsar el uso y la preservación del idioma.

Si ellos no

desempeñan el papel de defensores de su identidad subalterna la elite castellana no lo hará, por lo que deciden asumir dicha responsabilidad. Bien es cierto que los autores euskéricos no produjeron un texto épico del nivel de El Poema de Mío Cid, pero la realidad del País Vasco es diferente a la de Castilla y no por ello son sus textos menos importantes. razones:

Posiblemente influyan diversas

el no identificar un estado vasco que haya protegido un

idioma o que su objetivo no sea la formación de un estado sino la construcción de una identidad nacional.

Las dudas al respecto

son múltiples pero las pruebas se remiten a textos, que a pesar de la ausencia de una épica establecen las directrices de una identidad euskérica.

El concepto de nación no depende solo de

una historia cronológica sino de una serie de conceptos abstractos que consolidan la identidad de una comunidad. Teniendo en cuenta el impacto de los textos así como su contenido, se ha de analizar su contribución literaria a la articulación de un espacio cultural ajeno al hegemónico.

114

Los autores euskéricos fueron conscientes de su situación y por eso no desistieron e intentaron capitalizar su ubicación marginal.

La literatura era su estrategia, ya que carecían del

poder político y económico.

Las clases gobernantes estaban en

general afiliadas a la estructura hegemónica, lo que no implicaba obligatoriamente que todos los individuos y grupos del País Vasco concordaran con esa postura.

Como se verá a continuación,

escritores como Leizarraga que ocupó una posición influyente en la esfera religiosa, resaltaron el papel de la lengua euskérica y defendieron el derecho de crear su propio espacio cultural.

115

CAPÍTULO TRES

SELECCIÓN DE TEXTOS PRO-EUSKÉRICOS. La construcción y consolidación de un espacio de identidad propio es la meta constante en el consciente de los individuos que forman una comunidad.

En dicho proceso toda hegemonía debe

enfrentarse a las fuerzas centrífugas originadas bien dentro de su espacio o en otros sectores divergentes ubicados en los márgenes.

El proceso de la formación de todo estado nación debe

encarar fuerzas centrífugas y centrípetas.

Por ejemplo, en el

estado español desde su creación, la necesidad de construir un espacio donde se fomente la identidad y la cultura propia ha sido latente en las regiones periféricas de la Península.

A pesar de

las adversas circunstancias como el hecho de ser relegadas por la cultura predominante, los espacios culturales de Cataluña y el País Vasco entre otros, han sobrevivido. El caso del País Vasco es peculiar porque se refugia en un idioma no indoeuropeo lo que la distingue de sus circunvecinos. Aunque el euskara se encuentra ubicado en un espacio geográfico reducido, ha logrado sobrevivir y reivindicar su espacio de identidad.

La reivindicación de la identidad cultural euskérica

no es un fenómeno reciente sino que las pruebas ya subyacen en la literatura de siglos anteriores.

Si bien, en las dos últimas

décadas, se ha producido una expansión y apertura cultural en la esfera académica, los primeros textos, escritos hace siglos, abogando por la lengua autóctona no obtuvieron gran difusión.

116

Sin embargo, su contribución ha sido fundamental en el proceso de definición de la nación vasca.

I. El DESPERTAR DE LA LITERATURA EUSKÉRICA La transición de la literatura euskérica de oral a escrita fue un proceso poco anunciado por las clases gobernantes y con un eco reducido.

El euskara fue predominantemente la lengua de la

intimidad familiar, de la esfera privada, y no logró desbancar o reemplazar ni al latín ni posteriormente al romance en la vida oficial. Desde el período medieval las circunstancias políticas no favorecieron al fomento del euskara pues a pesar de ser la lengua del pueblo era una lengua aislada y carente de una literatura culta pública (Michelena, Historia 12). Incluso los monarcas del Reino de Navarra durante sus años esplendorosos optaron por el latín y el romance como las lenguas escritas.

Los eusko

parlantes, un grupo mayoritario en ciertas áreas, no influyeron en la modificación de la política lingüística (Michelena, Historia 12).

Sin el apoyo de la elite gobernante, no fue

posible la oficialización del euskara. En general, en el País Vasco las clases gobernantes han demostrado un desinterés por la cultura humanista y con ello la literatura.

El desarrollo industrial unido a la investigación de

lo técnico no modificó su actitud hacia la lengua. Pero el desinterés por las humanidades en el País Vasco, había afectado a textos no sólo en euskara sino incluso en castellano. Como es el

117

caso de la Suma de las cosas cantabricas y guipuzcoanas, escrita por Martínez de Zaldibia y el Compendio historial de Guipuzcoa de Lope Martínez de Isasti, que se publicaron años tras la muerte de sus autores (Michelena, Historia 13-15). Por motivos desconocidos la transición del euskara a nivel oficial, de la esfera privada a la pública, no se concretó, aun cuando son reconocibles dos etapas históricas que pudieron haber marcado un futuro lingüístico más homogéneo del País Vasco.

La

primera, durante la cristianización, y la segunda durante el apogeo del Reino de Navarra.

Inexplicablemente, durante ninguno

de los dos períodos se estableció un dialecto euskérico dominante, el euskara se mantuvo como una serie de dialectos no oficiales.

Mientras que el latín y el romance adquirían el rango

de lenguas oficiales, por ser las lenguas escritas, la voz popular se expresaba en euskara. La voz popular preservó su lengua autóctona, alimentando de esa forma la literatura oral.

René Lafon afirma que a los

vascos les gustaban las “justas poéticas”(69).

La tradición oral

en euskara todavía se conserva en la forma de los bertsolari, individuos que componen versos recitados.

La competición

consiste en una improvisación oral de versos ocurrente y directa (Euskaltaindia, El libro 161-162).

Los versos recitados deben

seguir la rima y la métrica con rigor. Además de los bertsolaris, la gama oral consiste de temas sobre los espíritus familiares, brujos y brujas. Las leyendas más conocidas son sobre Mari, una especie de genio de las tormentas,

118

que habitaba en las montañas y otros mitos como es el Basajaun, el señor del bosque (Michelena, Historia 21-22). La extensa tradición oral y la escasez de textos dificultan el estudio de la progresión de la literatura euskérica durante la Edad Media.

Al respecto Villasante observa:

...la documentación medieval es más abundante de lo que comúnmente se cree, si bien se reduce a antropónimos y topónimos y a palabras sueltas que se encuentran en el Fuero General de Navarra y en los documentos de los archivos. (Historia 38) Por lo tanto algunas huellas de las voces euskéricas son identificables.

Existen referencias a canciones y poemas, pero

debido a su tradición oral es difícil hacerse una idea precisa del euskara de la Edad Media (Juaristi, Literatura vasca 17) Otro género por analizar es el teatro.

El teatro popular

predominó en los estados franceses, sobre todo en: Zuberoa y Nafarroa Beherea aunque Michelena añade que existió un teatro en las provincias del territorio español en los siglos dieciséis y diecisiete (Historia 26).

Pero dicho teatro fue litúrgico y

eventualmente desapareció ante el poco interés de la población que no comprendía la lengua castellana (Michelena, Historia 26). En cuanto al teatro suletino, de Zuberoa, consiste de tres géneros: la tragedia, la farsa carnavalesca y la farsa charivarica (Juaristi, Literatura vasca 27). Esta tradición teatral posiblemente se remonte a los siglos dieciséis y diecisiete, pero no existe mucha información hasta el siglo

119

dieciocho (Juaristi, Literatura vasca 27).

Señala Juaristi que

se conservan numerosos manuscritos de dramas que aun permanecen inéditos.

La razón de ello es que están escritos en variantes

dialectales con expresiones francesas y latinas difíciles de traducir, causando la falta de interés por parte de los investigadores (Literatura vasca 27).

Las obras se representaban

en todos los niveles sociales y reproducían el idioma cotidiano y obsceno.

Los temas y el lenguaje utilizado en el teatro

suletino, han provocado el desinterés y la crítica entre los investigadores del teatro por considerar que no forma parte de la literatura culta (Michelena, Historia 30). Como ya se ha indicado anteriormente, a diferencia de la literatura castellana, la euskérica no posee una tradición medieval escrita extensa.

La lengua autóctona no se utilizó ni

en los documentos oficiales ni en la literatura culta, aun cuando el pueblo hablaba el idioma (Sarasola 36).

Los primeros

esfuerzos de la transición de la tradición oral se materializaron en un libro en el siglo XVI, pero algunos intentos aislados por escribir en euskara ya habían surgido en siglos anteriores. De acuerdo con Antonio Tovar en su libro La Lengua Vasca publicado en 1954, los primeros textos en euskara se remontan al Manuscrito Emilianense, escrito en el siglo X donde aparecen dos glosas en euskara (11).

Las Glosas Emilianenses del Monasterio

de San Millan (Logroño), según Menéndez Pidal (Orígenes IX), datan de entre los siglos diez y once, e incluyen algunos de los textos más antiguos del castellano.

Los textos incluyen dos

120

glosas en euskara: “jzioqui dugu” and “güec ajutu ez dugu” (Menéndez Pidal, Orígenes 5).

El significado es inconcluso.

La

primera frase ofrece varias posibilidades: encender, tener que, reputar, y la segunda frase también, no nos caigamos, o conveniente de la palabra “ajutu” que puede significar ajustado (Tovar, La lengua vasca 11). Tovar también menciona la necesidad de descartar la existencia de textos como Canto de Lelo de la lista de textos antiguos euskéricos.

El Canto de Lelo era un canto popular en

euskara del siglo trece (De Urquijo 13).

Sin embargo, el texto,

al cual se atribuyó un gran valor como un texto euskérico, fue una invención de Juan Iñiguez de Ibarguen, escribano de Zornoza en el siglo dieciséis (Tovar, La lengua vasca 12). Aparecen más referencias escritas sobre el euskara en el siglo once.

En 1140 Aimeric Picaud viajó en peregrinación por

el País Vasco y recopiló sus experiencias en el Códice Calixtino. El Códice incluye una lista de palabras en euskara.

En su libro

The Pilgrim’s Guide to Santiago de Compostela, que incluye una traducción del Códice, William Melczer, presenta una traducción anotada del Códice. Melczer reproduce las connotaciones negativas de Picaud sobre los vascos: Then, already near the pass of Cize, one reaches the Basque country, on the seashore of which, towards the north, lies the city of Bayonne. This land, whose language is barbarous, is wooded, mountainous, devoid of bread, wine, and all sorts of food for the body,

121

except that, in compensation, it abounds in apples, cider, and milk… These are ferocious people; and the land in which they dwell is savage, wooded and barbarous. The ferociousness of their faces and likewise of their barbarous speech scares the wits out of those who see them. (91) La cita aporta connotaciones condescendientes sobre la tierra y la gente que vive en ella. Así como sobre las costumbres y en especial sobre el idioma.

Picaud establece una diferencia en el

aspecto físico y no el lingüístico entre los vascos y los navarros, pero mantiene su tono crítico: The Navarrese and the Basques are very similar and show much the same characteristics in their food, garments, and language, though the Basques are easily recognized by their complexion, which is whiter than that of Navarrese…if you hear them speaking, you would be reminded of the barking of dogs. Their language is, in fact, completely barbarous. They call God, Urcia; the Mother of God, Andrea Maria; bread, orgui; wine, ardum; meat, aragui; fish, araign; house, echea; the master of the house, iaona; the mistress, andrea; the church, elicera; the priest, belaterra, which means beautiful land; grain, gari; water, uric; king, ereguia; St. James, Iaona domne Jacue…This is a barbarous nation, distinct from all other nations in

122

habits and way of being, full of all kind of malice, and of black color. (Melczer 94) Los sentimientos antivascos y antinavarros son evidentes en el autor.

La constante denuncia sobre el estado primitivo en el que

viven, sus rudas y toscas costumbres se reflejan en el lenguaje descrito.

Picaud clasifica el euskara como un lenguaje bárbaro.

Un adjetivo muy usado en las esferas clásicas para tachar una lengua de extranjera; salvo que en este caso el término bárbaro, implica un lenguaje salvaje y denota un estado primitivo.

En

cuanto a la referencia del color negro de los vascos y navarros, Picaud revela unas creencias que prevalecen en algunos países europeos que aseguraban que tras cruzar los Pirineos termina Europa y empieza África.

II. BERNARD ETXEPARE (1545) A diferencia de las tres literaturas románicas existentes en la Península, el castellano, el catalán y el gallego, el euskara impreso tuvo un tardío despertar.

En 1545 se imprimió

en Burdeos, el primer libro en euskara, titulado Lingua Vasconum Primitae y escrito por Bernard Etxepare, también conocido como Bernardo el de Etxepare o Dechepare. El libro consiste de quince olerkiak o poemas, con formas y contenidos diferentes. Juaristi lo denomina un breve cancionero, porque el receptor de los poemas era el pueblo vascoparlante y los poemas estaban destinados a ser cantados y no leídos individualmente (Literatura vasca 31).

De acuerdo con Juaristi,

123

la lectura no estaba dirigida a la nobleza ni al clero quienes no utilizaban el euskara como lengua culta (Literatura vasca 32). Una afirmación simple porque la mayoría de los primeros textos euskéricos provienen de clérigos, quienes manifestaron su interés por preservar la lengua vernácula.

Los temas de los poemas

abarcan: la espiritualidad religiosa, el amor mundano, la defensa de la mujer y la defensa del habla vernácula, que ocurre en los dos poemas finales que exaltan el euskara. Las semejanzas entre Etxepare y Juan Ruiz y su obra El libro del buen amor, son obvias.

A nivel personal ambos

desempeñaron la función de clérigos, y permanecieron encarcelados.

En cuanto a su escritura, recurren a temas

eróticos y religiosos, como es el caso del amor divino y el amor mundano (Villasante, Historia 54). En su obra, Etxepare, nacido en Nafarroa Beherea utiliza el habla local de su comarca, el bajo navarro oriental.

El autor

inicia el cultivo literario del euskara escrito, siendo el primer autor que celebra el protagonismo del euskara impreso.

Postula

Michelena que la calidad literaria de la obra no es sensacional pero tampoco es tan pobre, y a pesar de no ser un lírico excepcional debe considerarse a Etxepare como un poeta distinguido entre los poetas vascos (Historia 46).

La opinión de

Julio de Urquijo y la de Jon Juaristi (Literatura vasca) contradicen la afirmación de Michelena. era un gran poeta.

Para ellos Etxepare no

Juaristi aduce que era un poeta primitivo y

que su poesía estaba enraizada en la poesía popular (Literatura

124

vasca 32-36).

Compartiendo la opinión de Michelena, Sarasola

recalca la importancia de la obra de Etxepare y observa que el poeta cultiva la poesía medieval pero combina los elementos espirituales y naturales adentrándose en el movimiento renacentista (37-38). Un poema a destacar es, “En defensa de las mujeres”, un tema poco cultivado en literatura vernácula de la época.

En su

poema la voz critica a los varones que denigran a la mujer y celebra la presencia de la mujer en la vida del hombre.

Censura

al hombre porque es el que ataca a la mujer y el que genera la maldad y después culpa a la mujer de ello (Etxepare 155). En los poemas religiosos se revela como un profundo creyente.

Profesa gran devoción por la Virgen, considerándola su

único amor, y la dichosa vida que nos depara el más allá.

Sus

poemas sobre amores mundanos manifiestan temas eróticos, temas de amores no correspondidos etc.

Incluye un poema atribuido a sí

mismo “La canción de Mosen Bernat Etxepare”, que consiste en una apología de su persona, por haber sido encarcelado injustamente. Los últimos dos poemas contienen un tono patriótico donde Etxepare enaltece el euskara, lengua que él considera ha sido relegada al olvido por otros escritores. El prólogo está dedicado a su mecena Bernard Lehete, abogado del rey, y Etxepare menciona su sorpresa de que nada haya sido publicado en euskara.

El poeta promueve el uso de la lengua

vernácula a la esfera pública intentando rescatarlo de su papel de subordinado:

125

Siendo los vascos diestros, valerosos y gentiles, y habiendo habido, y habiendo todavía, entre ellos grandes letrados en todas las ciencias, estoy atónito señor, de que ninguno haya intentado componer y escribir en pro de su propia lengua alguna obra en euskara, a fin de que fuera notorio a todo el mundo que es lengua tan apta como las demás para ser escrita. Es ésta la razón por la que se encuentra desprestigiada, sin reputación alguna, y por la que las restantes naciones creen que nada puede escribirse en dicha lengua como las demás escriben en la propia. Y puesto que ahora Vos, señor, como caballero noble y nativo, estimáis, ensalzáis y honráis el euskera, yo, como a mi dueño y señor, os envío unas coplas vascas compuestas a tenor de mi ignorancia, a fin de que Vos, señor, una vez revisadas y corregidas como os plazca, las imprimáis, si os parece; y tengamos todos una preciosa joya recibida de vuestra mano, la lengua vasca impresa cual no ha existido hasta ahora; y crezca, perviva y se expanda por todas partes en el futuro a partir de vuestro venturoso comienzo; y tengan los vascos en su lengua, al igual que los demás, alguna doctrina y alguna materia escrita conque recrearse, conversar, cantar y pasar el tiempo, y los venideros mayor motivo de perfeccionarla; y quedemos todos obligados a rogar a Dios os conceda una vida próspera en este mundo y el cielo en el otro. Amén. (Etxepare 137)[1] En su prólogo, el poeta expresa a Bernard Lehete, la necesidad de escribir en euskara y manifiesta su intención de imprimir su obra.

El imprimir en la lengua vernácula es crucial, porque la

lengua necesita crecer y difundirse.

Etxepare adquiere

conciencia de su misión en la historia al querer dejar huella escrita de su lengua hablada. Asimismo, la construcción de la lengua escrita legitimaría su condición de autor.

El poeta,

justifica la razón por la que debe dejar constancia de la literatura escrita: y tengan los vascos en su lengua, al igual que los demás, alguna doctrina y alguna materia escrita con que recrearse, conversar, cantar y pasar el tiempo, y

126

los venideros mayor motivo que perfeccionarla. (Etxepare 137) El hecho de que se documente como lengua escrita la convertirá en motivo de conversación y gradualmente de evolución.

Más aun, la

lengua escrita contiene un centro el cual una vez establecido permite la evolución en diversas direcciones.

Debe existir un

patrón, porque sin un epicentro la lengua no ofrece nada que se pueda corregir o perfeccionar, está condenada al olvido y a la extinción. Etxepare manifiesta estar orgulloso de su etnia y su lengua y lo demuestra con sus dos últimos poemas que llevan el nombre de una contradanza o de un tipo de baile: Contrapas y Sautrela.

El

penúltimo poema denuncia la necesidad de erradicar la relación sujeto-objeto con relación a las otras lenguas y modificar su papel de idioma marginal.

A continuación se incluye el penúltimo

poema: Contrapas 1

¡Euskara, sal fuera! El país de Garazi ¡bendito sea! El ha dado a la lengua vasca el rango que le corresponde. !Euskara, sal a la plaza!

8

Las demás gentes creían que no se podía escribir en ella. Ahora han constatado que estaban engañadas. ¡Euskara, sal al mundo!

127

14

Entre las lenguas gozabas de poca reputación; pero ahora vas a tener gran honor entre todas. ¡Euskara, camina por todo el mundo!

20

Todas las demás han alcanzado su grado máximo; ahora ella va a remontar por encima de todas. ¡Euskara!

25

Todos apreciaban a los vascos aun sin conocer su lengua, ahora todos comprenderán lo que es el euskara. ¡Euskara!

30

Si hasta ahora has permanecido sin ser impresa, desde hoy caminarás por todo el mundo. ¡Euskara!

35

Ninguna lengua ni la francesa ni otra resulta actualmente comparable a la vasca. ¡Euskara, sal a bailar!. (Etxepare 173-174)

Etxepare manifiesta que es fundamental que el euskara sea impreso y recalca la trascendencia de la lengua escrita.

Por eso, el

poeta da vida al euskara, convirtiéndolo en un bailarín, que va a la plaza a bailar, donde todo el pueblo lo ve.

El poeta adquiere

conciencia de su identidad e intenta transmitir sus conocimientos y valores construyendo una identidad colectiva.

128

Una vez impresa la lengua alcanzará longevidad y, se mantendrá al nivel de otras lenguas, y de esa manera será conocida por los habitantes de otras naciones.

La imprenta no

impone parámetros entre los temas y lenguas por imprimir, a raíz de lo cual la oportunidad para las lenguas vernáculas y minoritarias fructífera.

Una vez que esté escrito, el euskara

logrará situarse al nivel de las lenguas más conocidas como el francés.

Etxepare es un autor optimista pero peca de idealista e

irrealista pues cree que el simple uso de la imprenta cambiará el mapa lingüístico de Europa. El último poema se titula Sautrela y su contenido constituye una continuación del penúltimo.

SALTAREL 1 2

6.

10.

14

18

Ya que el euskara ha salido, vayamos todos a bailar. ¡Oh euskara, ensalza el país de Garazi! pues has recibido de allí el rango que mereces. Si antes fuiste la última entre las lenguas, ahora en cambio vas a ser la primera de todas. Los vascos eran apreciados en todas partes, pero todos los demás se mofaban de su lengua, porque no se hallaba impresa en escrito alguno. Ahora van a comprender qué hermosa es. Todo hombre vasco levante la cabeza, pues su lengua va a ser la flor y nata. Príncipes y grandes señores preguntan por ella, deseosos de estudiarla en texto escrito, si pudiesen. Tal deseo lo ha colmado un hijo de Garazi y un amigo suyo, residente ahora en Burdeos. Él es el primer impresor de la lengua vasca. Desde ahora todos los vascos tienen una deuda con él. Y tiroriorí, tirorirorá. ¡Más tararí, más tarará! Vamos todos a bailar, que el euskera sale a la calle. QUE ESTE MODESTO PRINCIPIO TENGA MÁS FELIZ CONTINUACIÓN. (Etxepare 175)

129

Etxepare celebra la supuesta entrada del euskara en la esfera pública, ya que ahora está al mismo nivel que un idioma oficial, es una lengua escrita.

El euskara en su estado de lengua oral

estaba condenada al olvido.

Tras la aparición de la imprenta y

el consecuente auge de las lenguas escritas, logrará el reconocimiento y legitimidad de un idioma, se escribirán textos en euskara evitando con ello que la marginen y la menosprecien. Además perdurará y adquirirá la longevidad que precisa un idioma para no desaparecer.

III. JOANES DE LEIZARRAGA (1571) La influencia de la religión en la literatura euskérica es ineludible.

No solo por el hecho de que la mayoría de los

escritores son clérigos sino también porque mucha de la literatura escrita inicialmente versa sobre temas religiosos. Las diferencias religiosas entre los estados europeos acentuaron las tensiones y frecuentemente los líderes religiosos y políticos recurrieron a la escritura para ampliar el radio de sus doctrinas.

Al respecto postula Juaristi: “Como otras literaturas

surgidas en la misma época –durante el siglo XVI-, la vasca fue un fruto más de la pugna entre protestantes y contrarreformistas” (Literatura vasca 13).

Algunas de las primeras obras escritas en

euskara contenían un carácter religioso con el propósito de evangelizar al pueblo en la religión católica (Sarasola 39-40). Así observa Sarasola:

130

La literatura vasca desconoce las literaturas europeas y sus corrientes.

Al mismo tiempo, y por la misma

razón, en todo este largo lapso de siglos, la literatura vasca no ha sido testigo de los acontecimientos y los problemas de la vida vasca, y, aun en menor medida si cabe, no ha sido el medio de expresión de esa vida. Esta necesidad la han llenado las lenguas extrañas vecinas, mientras el euskera se empleaba solamente para la instrucción religiosa, para la que no parecía correr el tiempo. (39-40) En cierta medida ésta es una afirmación inexacta, pues la literatura oral abarca variedad de temas e incluso dentro del marginalismo se encuentran ligados a la realidad del País Vasco. La relación entre el cultivo literario escrito y la situación social es en ocasiones incuestionable. Un claro ejemplo es la decisión de la reina de Navarra de escribir el Nuevo Testamento en lengua vernácula. En 1559, la reina de Navarra y señora de Bearne, Juana de Albret, se convirtió al Calvinismo.

Mucha de la nobleza siguió

su ejemplo mientras que el pueblo y la gran mayoría del clero mantuvieron su devoción a la religión Católica (Juaristi, Literatura Vasca 40).

Como proceso de evangelización se enviaron

numerosos bearneses a Ginebra, para estudiar las doctrinas de la Iglesia reformada, entre ellos Joanes de Leizarraga.

Años

después, en 1563, el sínodo de Pau encomendó a Leizarraga la traducción del Nuevo Testamento al euskara (Juaristi, Literatura

131

vasca 41).

Suya fue la primera traducción del Nuevo Testamento

titulado Iesus Christ Gure Jaunaren Testamentu Berria, publicado en la Rochela en 1571. Leizarraga era un ministro calvinista que trabajó arduamente para difundir la Reforma Calvinista en el País Vasco. Pero el movimiento no obtuvo el éxito esperado, las razones observa Ortzi fueron: “Pero el calvinismo es en esta época un movimiento religioso cultural creado por la naciente burguesía y adecuado a sus necesidades” (Historia de Euskadi, 32).

La

exclusión de la no burguesía, relegó a gran parte de la población, la cual se mantuvo ajena a las rivalidades religiosas. La corriente calvinista duró poco y el catolicismo predominó en la región (Ortzi, Historia de Euskadi 32-33). Leizarraga produjo obras repletas de temas religiosos, además de su Iesus Christ Gure Iaunaren Testamentu Berria, escribió Kalendrera, calendario para determinar cuando es la Pascua, la luna nueva etc y ABC edo Christinoen Instructionea, catecismo de los principios del credo calvinista (Villasante, Historia 57).

Aunque Leizarraga produjo un Nuevo Testamento en

euskara y muchas de las páginas consisten en traducciones, se ha de mencionar el valor lingüístico de su obra.

Afirma Sarasola

que el autor era consciente de la existencia de diversas variedades del euskara: Leizarraga se esforzó en escribir en un euskera no dialectal, es decir, intentó utilizar un euskera unificado, que no supusiera para unos u otros un

132

obstáculo adicional de cara a la comprensión del contenido de lo escrito. (41) A pesar de las dificultades lingüísticas que debió enfrentar, Leizarraga se esforzó en escribir en una lengua asequible y simple. Leizarraga escogió como base el dialecto labortano con matices del bajo-navarro y el suletino con la finalidad de aumentar la uniformidad lingüística y gradualmente reducir la fragmentación.

Al respecto observa Villasante:

Las obras de Leizarraga son extremadamente pulidas y perfectas. Para ser iniciador, sorprende que hasta tal grado consiga dar la impresión de una lengua tan normalizada y fijada. (Historia 57) Leizarraga utilizó latinismos conservando la costumbre de la época.

No obstante, la influencia de las obras latinizantes no

fue decisiva en el desarrollo del euskara como lo fue con otras lenguas europeas; a la cual se debe añadir la vinculación de Leizarraga con el protestantismo (Sarasola 42).

Añade Sarasola

que eventualmente, la literatura euskérica se inclinó por el estilo de Pedro de Axular, más popularizante y afín al lenguaje hablado (42).

A continuación se reproduce el prólogo, de la

dedicatoria del primer Nuevo Testamento en euskara, traducido al castellano por Villasante: Dedicatoria a la reina de Navarra: A la muy noble señora Juana de Albret, Reina de Navarra y soberana del Bearn, su muy humilde y obediente servidor Juan Leizarraga de Beraskoitz, desea la gracia y la paz de Jesucristo.

133

Señora, habiéndome atrevido yo, como desconocido que soy para vos, a dedicar a vuestra majestad esta versión vasca del Nuevo Testamento, pueda yo invocar esto en merecimiento por esta ligereza, ya que no pueda alegar siquiera ningún otro descargo por esta mi osadía. Pues, entre otras muchas razones que me han movido a esto, han sido vuestra gran humanidad alabada por todas las gentes de bien y vuestro mucho mucho celo por las cosas que miran a Dios. En cuanto a vuestra humanidad, aunque mi proceder fuera tal que ni siquiera tuviera visos de que vuestra benignidad pudiera jamás alcanzarme, no obstante ella me ha valido en gran parte, y principalmente habiendo sido del agrado de Vuestra Majestad, disponer se me diera acogida tan favorable cuantas veces me he entretenido en vuestro pueblo del Bearn, pues de este modo se me ha dado ocasión y posibilidad de salir del dominio y sujeción de los remordimientos que me tenían como ahogado y que sólo al recordar se me erizan los pelos de la cabeza. Y en cuanto a vuestra preocupación de las cosas que a Dios atañen, él ha hecho nacer hacia vos tal veneración en el corazón de las gentes de bien, que aun los que no os conocen no dejan de admirar vuestra virtud por las alabanzas que justamente se os tributan, porque os mostráis tan entregada a restaurar los deterioros del templo de Dios y porque el estado casi destruido y arrasado, ahora por vuestra mediación se reconstruye y reviste de la prístina hermosura que tuviera en el tiempo de los Apóstoles. Como ejemplo de ello podría yo mencionar abiertamente a vuestro pueblo del Bearn: él, habiéndose mostrado en el pasado, como no es posible decir de otro modo, huraño y rebelde a recibir la palabra divina, no obstante habiéndose servido de vuestro celo, prudencia y magnanimidad, de tal manera se ha apaciguado y calmado que hoy en día tranquilamente y con gran edificación asimismo se observa verdaderamente y como es debido la disciplina eclesiástica. ¿Pero qué? No se me ha dado a mí en avanzar tanto mencionando vuestra valía, para que no desluzca su claridad con la insuficiencia de mi palabra. Pero aun deteniéndome aquí, tomo ánimo, para, con la más recta y mejor voluntad posible, defenderme de algunos que no tienen otro oficio que hablar mal. Porque ¿es posible que ni la bajeza de mi condición ni otra cosa semejante me pueda disuadir de dedicar una obra tan santa a una Reina a quien por su celo y santa dedicación se le tributa tanta alabanza en el mundo entero? Y si alguien quisiera replicar y decir que lo que se ha hecho, otro lo hubiera hecho mejor que yo, pueda alegar yo aquí en mi defensa lo que un ciudadano de Esparta llamado Pedaretus dijo cierto día: cuando

134

vio que no había sido elegido en la junta para ser uno de los trescientos magistrados en la ciudad volvióse alegre para su casa, diciendo que se habían hallado en la ciudad trescientos hombres más probos que él. Ciertamente, también yo puedo decir que aunque se hubieran hallado mil que me aliviaran de esta tarea (que ha sido mayor de lo que nadie pudiera estimar en un principio), tuviera yo tanto gusto como aflicción he tenido porque nadie más que yo se haya adelantado a dar un principio. Podrían atestiguarlo principalmente quienes me han incitado a tomar sobre mí esta comisión. Y para decirlo todo tal como es, si bien vuestra gran virtud, ¡oh señora!, y principalmente lo que ahora he mencionado y también los insistentes ruegos de vuestro general Loectenent señor de Agramón y las empeñosas solicitaciones de los señores de Bel zunzey de Meharin y de algunos otros amigos míos, han bastado y sobrado para decidirme; sin embargo, al considerar que aun en nuestro tiempo muchos personajes sabios se han dedicado a la versión del Nuevo Testamento, tanto en latín y francés como en otras lenguas ricas y practicadas, y luego como los mismos traductores y tras ellos otros han hallado que decir muchas cosas en tanto lo que toca al sentido como al lenguaje; y viendo que era yo más que incapaz para ser comparado con éstos y no viendo en mí más que buena voluntad que deseo aprovechar y que aun queriéndolo así por temor de que mi asunto no saliese convenientemente no podía decidirme a asumir esta carga y paso falso para que me retrajera del todo al ver que era tanto más ardua mi empresa cuanto es más estéril y diferente la modalidad de la lengua que yo he escrito, y que no ha sido empleada hasta ahora, al menos en traducciones. Sin embargo, siendo cierto que no somos los vascos tan salvajes entre todas las demás naciones que no podamos conocer y alabar a Dios en nuestro idioma y viendo se ofrecía la ocasión y también con la esperanza de que hubiera alguien más capaz que me aventajara en la obra (como se ha hallado cuando por disposición del Sínodo del Bearn ha sido necesario examinar y conferir la obra realizada): por fin, fuera de Dios, tomando confianza en la gran autoridad de vuestras muchas virtudes, me decidí a realizar todo lo posible y dedicarme a la edificación de la Iglesia con toda la buena voluntad que ha tenido Dios a bien concederme. Pero lo que más ánimo me daba era la esperanza de que la palabra de Dios penetrase y progresase pura en el País Vasco, y que para ello vos, señora, os valdríais de éste como trompeta con que Dios os llama así a entablar guerra a Satanás también en el reino de Navarra, como la habéis hecho, como la hacéis en todos los lugares de vuestro dominio. Por lo

135

demás, otros juzgarán de la diligencia y trabajo que he puesto en esta obra y del mismo modo los resultados que de esto se deriven. Diré sí, esto, recordando siempre como es orden expresa de Dios, de que no se quite ni añada nada a su palabra, que así lo he hecho lo más fielmente que he podido. Además, suplico a vuestra majestad la recibáis como tal, mirando más a la magnitud y dignidad de la obra que a las imperfecciones y a la pequeñez del traductor. Con ellos ruego a Dios, ¡oh señora!, quiera iluminaros con su Espíritu Santo y conservar largamente juntamente con vuestros hijos, señores y señoras, para aumento de su gloria y edificación de vuestros súbditos. La Rochelle, 22 de agosto de 1571. (Tesoro 53-55)

Este prólogo matiza las dificultades que el autor debió afrontar en su meta por traducir la Biblia en un lenguaje que carecía de reglas normativas.

Leizarraga hace referencia a otras versiones

de la Biblia en los idiomas dominantes, pero es más mérito en su trabajo por recurrir a un idioma marginal.

Su obra fue la

primera traducción y apunta que el euskara no había sido todavía utilizado para las traducciones aunque si en otras modalidades. Como parte del protocolo en la escritura de un prólogo, agradece a la reina, el concederle la oportunidad de dedicarse a la fundación de la Iglesia Calvinista.

Discrepa vigorosamente con

la idea de que los vascos son un pueblo salvaje por carecer de escritos religiosos en la lengua vernácula.

En función de dicha

carencia, acepta de buen grado el realizar la traducción y asimismo porque desea formar parte del objetivo político que consiste en evangelizar al pueblo.

En el campo lingüístico

Leizarraga promueve el cultivo de la literatura escrita como ya lo hiciera su predecesor Etxepare.

136

IV. PEDRO DE AXULAR (1643) Otro autor cuya obra es significativa en la evolución de la literatura euskérica es Pedro de Axular.

De Axular nació en

Urdax, Navarra (1556-1644) y fue el párroco de Sara, en Lapurdi. Durante el siglo diecisiete se produjo el esplendor de la literatura francesa, y este impulsó llegó al País Vasco francés, mientras que en la parte española el número de escritores fue menor (Villasante, Gero 13-14). movimiento literario labortano.

De Axular formó parte del En 1643 se publicó en Burdeos,

su obra ascética, Guero o Gero (en ortografía moderna).

En su

prólogo, el autor manifiesta que la idea de escribir este libro en euskara se formó en una tertulia entre amigos.

Según

Villasante el título es una directa referencia al cristiano que se despreocupa de la vida terrenal y vive una vida en pecado (Gero 9-10).

En la obra critica a los que no se preocupan por

respetar los servicios religiosos y aplazan sus responsabilidades para un futuro que no llega. El prólogo de Gero comienza con un agradecimiento al mecena Señor Bértrand de Echaus, Arzobispo de Touirs, primer capellán de Francia y la siguiente dedicatoria al lector:

Al lector Un día, que me hallaba en una grata tertulia, en un lugar donde no había más que vascos, recayó la conversación sobre este asunto, a saber, que ninguna cosa hacía tanto mal al alma, y aun al mismo cuerpo, como el diferir de un día para otro y de mañana para pasado mañana los deberes. Y que sería conveniente que se hiciera acerca de este punto un libro en euskara, particularmente para los que no saben más que esta lengua: y que en dicho libro se hiciera ver que el que

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dice “Después”, viene a decir “Jamás”, En la misma tertulia se pasó en seguida a preguntar a ver a quién se le daría el encargo de hacer tal libro. Y empezaron todos a señalarme a mí, primero guiños y señas, y por fin clara y explícitamente. Yo, como no me fiaba de mí, me excusé todo lo que pude. Pero en vano, pues tan de veras y tan unánimemente me abordaron que me cerraron todos los pasos para una negativa. Y así me resolví a hacer, a modo de descargo, un librito, dividido en dos partes acerca del referido “Después”. Y hubiera deseado publicar ambas partes juntas y a la vez. Pero viendo cuán poca cosa se halla escrita en vascuence, he recelado y temido que los caminos no sean lo bastante seguros y expeditos, o que haya en el trayecto algunos obstáculos o tropiezos. Y por eso he tomado la resolución de aventurar primeramente la primera parte, y echarla por delante como en plan de exploración. A fin de que esta primera parte me traiga información sobre lo que ocurre, sobre la acogía que se le dispensa y sobre las críticas y pareceres. Para en conformidad con dichos informes, tomar providencias para el futuro, osea, sacar la segunda parte al público, o bien ocultarme y reducirme al silencio. 7.

Ya sé que muchos se extrañaran y admirarán de que me ocupe de este trabajo. Porque muchos ha habido hasta ahora, y hay también en la actualidad, no semejantes a mí, sino más capaces y hábiles para este menester, y con todo hasta el presente no se han atrevido ni han tenido semejante osadía. Parece que debería bastar esta razón para hacerme recular y detenerme. Pero esta razón, que parece ir contra mí, ella misma es la que me da a mí ánimo, ella es la que me infunde valor, la encuentro a mi favor, porque las primeras obras y tentativas que se hacen a modo de ensayo, aunque tengan algunas faltas y defectos parece que, por ser las primeras, son perdonables, y todos las disimulan excusan.

8. Sé asimismo que no puedo extenderme a todas las variedades del euskara hablado. Porque de muchas y diferentes maneras se habla el euskara en el País vasco: en la Alta Navarra, en la Baja Navarra, en Zuberoa, en Lapurdi, en Vizcaya, en Guipúzcoa, en Álava y en otros muchos lugares. El uno dice behatzea, y el otro so egitea. El uno haserretzea, y el otro samurtzea. El uno ilkitezea, el otro ialgitea. El uno athea, el otro bortha. El uno erraitea, el otro esatea. El uno irakurtzea, el otro leitzea. El uno liskartzea, el otro ahakartzea. El uno hauzoa, el otro barridea. El no aitonen semea, el otro zalduna. En fin, cada cual a su modo y manera. Todos los vascos no

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tienen las mismas leyes y costumbres, ni tampoco idéntica manera de hablar el euskara, por razón de que políticamente forman estados diferentes. 9

Pues por lo que respecta al escribir, tampoco me encuentro sin problemas. Porque también en esto hay diferencias. El uno escribe chechero, el otro gehero. El uno chedea, el otro gedea. El uno ichilic, el otro igilic. El uno quecho, el otro quejo. El uno chuchen, el otro jugen. Y así hay también algunas otras palabras, que unos y otros escriben diversamente, según la usanza del propio país o reino. Pero como no son más que unas diez palabras, o pocas más, las que se escriben diversamente y de dos maneras; así yo también algunas veces las escribiré de una manera en el texto del libro y de otra en el margen, in margine: con el fin de contentar a todos. Finalmente, respecto a este asunto de la grafía, digo que, así como el latín une dos “i” y dos “v”, tomándolas por una: Adjicio, Conjicio, Vultus, Vulnus. Y también el español une dos “l” haciendo dellas una: llamo, lloro; así también el euskara une dos “t”, haciendo de ellas una: ttipia, ttipittoa, gizonttoa, haurttoa. Porque el escribir txipia, txipitxoa, gizontxoa, haurtxoa, no está bien recibido entre los que hablan bien el euskera. 10. Pero como ordinariamente, tanto en cuanto a escribir como en cuanto a hablar, a cada cual se le antoja que su modo propio es el mejor, y supuesto que este modo mío no es como el tuyo; te ruego que no por ello lo rechaces ni hables más. Si éste no te satisface, hazlo tú a tu manera y como en tu país se acostumbra. Yo no me molestaré por ello, ni me enfadaré. Bien por el contrario. ésta es una de las cosas que yo quisiera, a saber: que este mi humilde ensayo te infundiera el deseo y las ganas de hacer otro mejor, y aun de corregir las faltas de él. Porque así no fuera el euskara tan corto, pobre ni tan estrecho, como el mundo cree que es y lo tiene por tal. Actualmente parece que el euskara está como avergonzado, que es extraño, que ni osa presentarse en público, que no es capaz, grande ni hábil. Porque aun entre sus naturales, algunos no saben como escribir ni cómo leer. Si se hubieran hecho en euskara tantos libros como se han hecho en latín, francés o en otras lenguas

139

extranjeras, también el euskara sería tan rico y perfecto como ellas, y si eso no es así, los mismos vascos son los que tienen la culpa de ello, y no el euskara.

11.

No hago este librito para personas muy cultas. Ni tampoco para los que no saben absolutamente nada. Ni tampoco traduzco siempre la Sagrada Escritura y las máximas de los doctores literalmente al vasco. Porque el euskara y las otras lenguas son diferentes. Mas no se sigue de ahí que el euskara sea de peor calidad. Al contrario, parece que las otras lenguas comunes se hallan mezcladas las unas con las otras y que en cambio el euskara se encuentra en su primer principio de pureza. Pero dejando a un lado los modos y diversidades de hablar y escribir el euskara (porque esas cosas son como la corteza y la flor), aprópiate del fruto de este librito, de la sustancia interior: sea ésta la que gustes, la que traigas entre manos, leyendo no a prisa, no superficialmente ni tampoco con ánimo de rechazarla. Sino con una buena intención, como si el libro fuera tuyo, hecho por ti. Y si de ese modo le encuentras algún dulzor y sabor, como todo ello de Dios solamente puede provenir, y de mí las faltas únicamente, tribútale a Él las gracias, y te suplico, por favor que te acuerdes también de orar por mí. Vale. (De Axular, Gero 50-56)

De Axular denuncia la necesidad de una literatura común, porque se encuentran numerosas variedades de la lengua y es preciso unificarlas.

El escritor encara el problema de la existencia de

diferentes palabras para expresar la misma idea, así como numerosos dialectos. Atribuye esta situación al hecho de que los euskoparlantes viven en estados gobernados por diferentes sistemas políticos.

Insta al lector a escribir en otro estilo

del suyo si así lo desea y corregir su obra Gero, y de esa forma mejorar el euskara.

Alude a la situación privada en la que se

conserva el idioma y denuncia el mínimo nivel de cultivo

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literario escrito debido a la falta de compromiso por parte de otros escritores vascos. Según De Axular, la culpa recae en los escritores y no en el idioma que no carece de nada.

En su

prólogo se dirige particularmente al público que no es ni culto ni tampoco ignorante.

Una afirmación un tanto engañosa ya que es

imposible excluir al público culto de leerla.

V. ARNALDO OIHENART DE MAULEON (1657) Oihenart (1592-1667), nacido en Zuberoa, escribía en una mezcla de labortano y bajo navarro.

A diferencia de la mayoría

de los escritores euskéricos de la época, Oihenart era seglar. Había estudiado derecho en Burdeos y obtuvo un cargo de abogado en el Parlamento de Navarra (Villasante, Historia 87).

Sus dos

obras más significativas son, la primera: Notitia Utriusque Vasconiae, Tum Aquitanicae… publicado en Paris el año 1638.

La

traducción del título del latín al castellano versa así: Noticia de las dos vasconias, la Ibérica la Aquitana, e la que se describen, además de la situación de la región y otras cosas dignas de conocerse, la genealogía de los reyes de Navarra, de los príncipes de Gasguna, y otras familias ilustres por su antigüedad y dignidad, conforme se hallan en los autores antiguos (Villasante, Historia 87).

El libro comprende la historia de los

vascos. La segunda obra es en traducción francesa: Les proverbes basques recueillis par le sr. d’Oihenart, plus les poesies basques du mesme auteur, publicado en Paris en el año 1657.

141

Dicho libro, se divide en dos partes, la primera consiste en una colección de refranes, Atsotitzak edo refrauak, y la segunda en una serie de poesías de su juventud, Gaztaroa neurthitzetan. Dentro del marco crítico literario, Villasante argumenta que Oiheart era “purista y neologista” y contribuyó de gran manera al euskara: “A él se deben palabras como neurthitz (verso) ilhartitz (epitafio), hamalaurkuna (soneto), etc. (Historia 89)

A

continuación se incluyen algunos refranes de Oihenart seleccionados al azar, los refranes han sido extraídos del libro Atsotitzak (refranes) de Gotzon Garate: 281 Irunez oihaldun da gur’ andrea, ez alfer egonez. Como es el trabajo así es la recompensa. 282

Izana izen gaitza. Tiempo ido, nunca más venido.

285. Itsasoak adarrik ez. El mar no tiene ramas a que apoyarse. 286 Itsasturuaren emaztea, goizean senhardun, arratsean elhargun. La mujer del marinero a la mañana casada y a la tarde viuda. 287 Itsuak nahi luke bertzeak ere itsu liren. Pésale al malino el bien de su vecino. 289 Itxu bano hobe da oker izatea. Mejor ser tuerto que ciego. 291 Lagun elhatari, bideko zamari. Buen compañero hace el camino ligero.

142

292 Lanak hobe ditu ezi ez erranak. A mucho hablar, poco obrar. 293. Lan aitzineti pagatua ihesi doa. El trabajo pagado de antemano se escapa. 294

Lan baratza, ian aratza.

Vísteme despacio que tengo prisa. 295

Lan-ihesi “Crastoa”, han ere jakia bera eztator ahora.

En ningún sitio atan los perros con longaniza. 296

Lan gaxtoa, bortxazkoa.

Treinta monjes y un abad no pueden hacer cagar a un asno contra su voluntad. 297

Lasterra, lan alferra.

Como el número 294, Rápido y mal hecho. 298

Lasto-su, laster-su.

La adulación es pariente de la traición. 299

Lausengaria traidorearen hurren askazia.

Quien te adula, algo busca 300

Lehia gaitza berantgarri.

Como los números 294, 297, Vísteme despacio que tengo prisa.

(Ohienarte 64-65)

La propósito de los refranes de Oihenart es intentar fijar unas reglas gramaticales y ortográficas en la expresión escrita en euskara.

Oihenart se encontró con el problema de sus

predecesores, el hecho de que no existiera un dialecto predominante.

Por lo tanto fijar las reglas gramaticales es un

difícil pero ansiado proyecto.

143

VI. RAFAEL MICOLETA (1653) Micoleta fue un presbítero nacido en Bilbao en 1611.

En

1653 escribió una breve obra: Modo breve de aprender la lengua Vizcainna, que fue publicado en Bilbao (Estornés, Diccionario 253).

Desde el punto de vista de Villasante dicha obra “puede

considerarse como el primer intento de gramática de la Lengua Vasca” (Tesoro 77).

Es un libro instructivo, cuya primera parte

es una explicación gramatical de los nombres y los verbos. segunda es un diccionario euskara-castellano.

La

La tercera es una

serie de refranes en euskera y su traducción al castellano. cuarta parte incluye los días de la semana y los números. última parte reproduce unas coplas en euskara.

La La

Micoleta

establece unas pautas gramaticales que Manuel Larramendi intentará desarrollar en años posteriores.

La obra está

considera como el primer intento de escribir una gramática vasca (Estornés, Diccionario 253)

En su obra, Micoleta utiliza el

euskara de Bilbao con sus particularidades y giros nuevos (Estornés, Diccionario 253).

El siguiente fragmento es la

conjugación del verbo ser:

Conjugaçión del verbo ser, que es ysan. Presente de indicativo. Sing. Yo soy-ni nax Tú eres-su sará Aquel es-a dá

Plural Nosotros somos-gu gará Vosotros soys-suec sará Aquellos son-aec dirá

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Pretérito imperfecto Singular Yo era-ni ninsá Tú eras-su sineá Aquel era-a sá (Micoleta 7).

plural nosotros éramos-guec guinean Vosotros erades-suec sinean Aquellos eran-aec syrean

Recurriendo a sus explicaciones y ejemplos gramaticales, Micoleta intenta establecer unas normas en euskara.

En comparación a sus

predecesores, Micoleta inicia una obra que exalta el estudio gramatical y ortográfico.

Una vez más, en la historia de la

literatura euskérica sin haber determinado que dialecto debe predominar, sus intentos son fútiles. Micoleta como otros escritores euskéricos, intenta fijar las reglas del euskara.

Su obra no obtuvo el éxito esperado pues

como lo señala Hobsbawm primero se debe seleccionar un dialecto sobre el resto y posteriormente se intentan establecer las reglas gramaticales y ortográficas.

Cuando Micoleta publicó su obra,

aún no se había seleccionado el dialecto predominante por lo que los intentos de forjar las reglas gramaticales no fueron seriamente considerados e implementados.

VII. MANUEL LARRAMENDI (1728) Por su parte Manuel Larramendi (1690-1766) en su libro El imposible vencido publicado en Salamanca el año 1728, se adquiere a la causa que promueve la lengua autóctona.

Como señala Koldo

Zuazo, las obras de Manuel Larramendi poseen un incalculable valor, y son a excepción del esquema de gramática de Oihenart, las primeras obras que analizan la gramática (15).

Zuazo olvida

el papel de Micoleta y su aportación a la gramática e atribuye

145

tal papel a Larramendi.

En su obra, El imposible vencido,

Larramendi inicia el prólogo exaltando la provincia de Gipuzkoa y las aportaciones con las que ha contribuido a la religión (San Ignacio…) la navegación etc. Por último alude al idioma autóctono. Atribuye palabras de alabanza al euskara.

En la

misma línea, agradece al protector el que publique “este Arte de su anciana y primorosa lengua”, y en el prólogo manifiesta la relevancia cultural de la lengua vernácula: …Entre tantos y tan gloriosos timbres, hace á mi entender admirable labor la generosidad con que V.S.I. costea y manda dar á luz pública este Arte de su anciana y primorosa lengua. Con esto muestra V.S.I. que su generosa providencia no omite rayo alguno que pueda entrar en rueda de su esplendor y que su gloria es un sol que no se permite desmayos de luz, ni aun los menores deslucimientos ó manchas, no solo verdaderas sino figuradas á ojos tardos. Por solo este lado presumía la emulación ó la crítica mal entendía deslustrar si puede tan grandes esplendores. Desacreditaban el bascuence de lengua inculta, bárbara, incapaz de arte y primor y por aquí pretendían hallar algún vacío de luz en el honor de V.S.I. Pero ahora queda desmentida esta vulgaridad con la demostración que hace V.S.I. de que es la lengua mas culta, elegante y armoniosa. Otras lenguas tuvieron sus niñeces, imperfecciones y rudezas de que aun no han podido eximirse bien cuando adultas: el bascuence siempre fue lengua adulta y perfecta, como sujerida en fin del mismo Dios en la división de las lenguas, y una de las setenta y dos primitivas y matrices. Entre el bascuence y otras lenguas que hoy se precian de cultas hay la diferencia que hubo entre la formación de Adán y sus descendientes. Otras lenguas son formadas por el ingenio y gusto de los hombres, y por eso susceptibles de ages, yerros é inconsecuencias, efectos de achacoso origen. El bascuence fue lengua formada por solo el ingenio de Dios, que como infinitamente perspicaz se la imprimió á los primeros padres del bascuence tan bella, tan ingeniosa, tan filosófica, consiguiente, cortés, dulcísima y con otras prendas propias de una lengua de tan honrado principio. Todas estas prendas espero se harán patentes á quien leyere este ceñido libro, cuya formación se ha dignado V.S.I. fiar á mi cuidado, no

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sin confusión de mi cortedad, mezclada con un filial profundo reconocimiento del favor que recibe: bien que me queda el consuelo de que el mismo ser mía esta obra, podrá contribuir á la estimación y concepto del bascuence, pues si aun mi cortedad pudo descubrir en esta lengua tan grande arte y armonía, fácilmente podrá inferir lo que será cuando emprenda ese asunto ingenio mas feliz que sepa penetrar ó descubrir con mas acierto el arte con que la formó su primer autor…. (San Sebastián: 1886)(Larramendi, XII-XIII). Esta obra afirma Michelena, logra poner de manifiesto lo más importante de la estructura gramatical del euskara (La obra 11). Además de El imposible, el padre Larramendi fue el primero en escribir un diccionario completo: Diccionario trilingüe del castellano bascuence y latín, publicado en 1745.

A pesar de los

errores e imprecisiones, el autor propone unas averiguaciones fonéticas y semánticas sobre el vasco y las lenguas románicas. Afirma Caro Baroja que el diccionario, sea o no erróneo, en algunas de sus afirmaciones fue un estudio pionero que cabe incluirse en la literatura vasca (Sobre historia 240).

VIII. LAS APOLOGIAS DEL EUSKARA EN CASTELLANO: PEDRO DE MADARIAGA (1565) Y BALTASAR DE ECHAVE (1607). En su análisis histórico Villasante (1979) enumera más escritores en su libro, la mayoría de los cuales realizan traducciones en euskara de libros eclesiásticos.

Dentro del

período estudiado, incluso a las Américas llegaron los apologistas del euskara, e incluye a Baltasar de Echave. Existen escritores vascos que optaron por escribir en castellano, y no por eso dejaron de hacer un llamado al uso del idioma

147

vernáculo. Dos nombres significativos son Pedro de Madariaga y Baltasar de Echave. Don Pedro de Madariaga, fue el autor del Libro svbtilissimo intitvlado honra de escriuanos, publicado en Valencia el año 1565.

De Madariaga dedica su obra al rey Felipe II.

El libro se

divide en tres partes. La primera alaba la buena pluma y la necesidad que todos han de saber escribir. La segunda contiene instrucciones de cómo convertirse en escribano en breve tiempo y sin maestro.

La tercera parte, exalta la importancia de la

ortografía para lograr escribir bien en cualquier lenguaje (Pedro de Madariaga n. pag.).

A pesar de estar escrito en castellano y

dedicar gran parte del texto a él, Madariaga hace frecuentes alusiones a los vascos y a la antigüedad, riqueza y elegancia de la lengua (De Madariaga).

Incluso amonesta a otros escritores

vascos por no utilizar el idioma autóctono en más contextos literarios: Tiene pues esta nuestra lengua muchas metháforas y figuras que le dan mucho lustre y brevedad. Guztian adin Ona: Quiere decir, en todas las cosas es bueno un medio, y esta dicho por methafora elegantísima, y casi no hay palabra que no sea brevísima y elegãte. Yo no puedo dexar de tomar un poco de cólera con mis Vizcaynos porque no se sirven de ella en cartas y negocios: y dan ocasiõ a muchos de pêsar que no se puede escribir habiendo libros impresos en esta lengua. (De Madariaga 108)

148

De Madariaga alude a la existencia de libros impresos en euskara, por lo que no hay razón de que los escritores no escriban en euskara. La historia de la Nueva España, a pesar de su dependencia en la historia castellana fue diversa y distinta.

Es una

historia híbrida con particularidades regionales, afines a las Américas y con la pluralidad heredada de la Península; y que encara los intentos de la metrópolis por implantar y consolidar un sistema hegemónico.

Como apunta José Guadalupe Victoria en su

obra: Un pintor en su tiempo Baltasar de Echave Orio, la cultura naciente en las Américas no deshecho las prácticas prehispánicas ni las regionales de la Península.

De ahí que el pintor De

Echave encontrase el apoyo necesario para escribir su obra en favor del euskara.

Además, De Echave fue un pintor muy prolífico

y de gran reputación entre los artistas de las Américas (Victoria 1994). El lingüista Michelena, lamenta el hecho de que haya una escasez de documentos sobre el euskara hablado en América desde el siglo dieciséis (La lengua vasca 53-54).

El texto de De

Madariaga es uno de los escasos textos que sirven para suplir dicha carencia. De Echave, nació en 1548 y no se sabe su fecha de fallecimiento con exactitud pero se calcula que fue alrededor de 1623.

Natural de Zumaya, se dedicaba a pintar iglesias en las

Américas.

Asimismo fue el autor del libro:Discursos de la

antigüedad de la lengua Cantabra bascongada… Introdúcese la misma lengua en forma de una Matrona venerable y anciana, que se queja

149

de que siendo ella la primera que se habló en España, y general en toda ella, la hayan olvidado sus naturales y admitido otras extranjeras. Habla con las provincias de Guipuzcoa y Vizcaya, que le han sido fieles, y algunas veces con la misma España.

El

extenso título denota el contenido del texto. El libro salió a la luz en México el año 1607 y en el De Echave defiende el uso del euskara, la cual considera la lengua más antigua de España.

En

su dedicatoria a su protector le agradece su apoyo por la protección y conservación del euskara: Al excelentíssimo Conde de Lemos y Andrade…, aya querido la lengua Bascongada, en estos nuestro tiempos ampararse y abrigarse debajo la sombra del antiguísimo y Real escudo de V.E. …y no es la menor dellas ver que V.E. es coluna firmísima y defensor continuo de la nación Bascongada…

(De Echave n. pág.).

En su prólogo al lector De Echave recalca el papel histórico del euskara, los injustos ataques que esta ha recibido y menciona sus humildes esfuerzos por conservar dicho idioma: No ha havido historiador ni cronista en nuestra España que no confiese, ser la lengua Bascongada que hoy se habla, en Navarra, Vizcaya y Guipuzcoa, una de las primeras que se hablaron en España… La causa de haber estado tan ocultas y escondidas estas razones, entre muchos y en tantos años, no a sido otra, que no averse preciado ninguno de bien entenderla, teniéndola por corta y barbarísima, y de inexplicable pronunciación; infamándola aun los mismo naturales Bascongados, no por mas ciertamente que por no entenderla, como cosa ya dejada de tan atrás por inútil y sin provecho alguno…Esta consideración y el amor grande que a mi Patria y lengua tengo, me han hecho fuerza a que tome la pluma en defensa de la antigua lengua Española; y no la presunción (curioso lector) de que aya caudal ni ingenio en mi para salir de esta empresa, tan digna a

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sus hijos con el cumplimiento que el subjeto y materia tan copiosa piden…Siendo ella la primera de nuestra España, como por estos Discursos se echara de ver, y siendo en ti, tan cumplida y elegante como el romance que se usa y sin que tenga necesidad de mendigar de otras Estrangeras vocablos algunos para su ornato. Siendo esto ansi como lo es, no es razón que por la poca curiosidad e inadvertencia de los Bascongados se heche en olvido, lenguage que a ellos y a toda España honra; y pues es justo que cada nación estime su lenguage natural, como lo hazen, justísimo es que España se honre con ella, como con tan propia suya, en quien se hallan las cosas tan particulares útiles y honrosas para nuestra verdadera nación Española… así deseo notablemente, y con particular afecto, y lo deven desear todos los Bascongados que alguno de ellos tome la mano, y prosiga este camino que tan oculto ha estado, y lo haga notorio y trillado a todos los que con curiosidad lo quisieren andar y ver, donde tengo por muy cierto se hallaran cosas muy particulares, y dignas de no olvidarme, las cuales e dejado yo de descubrir, por algunas causas que me han impedido (1-3). Anima a los escritores vascos a que escriban en su lengua, matizando la antigüedad del euskara y señalando que fue la primera lengua de la Península.

De Echave no comparte las

críticas que se han lanzado contra el euskara, achacándole de ser un idioma bárbaro e ininteligible. Algunos de los escritores que se decantaron por el castellano, como de Madariaga y de Echave, expresan su afecto y apoyo a la necesidad de escribir en la lengua vernácula.

No

obstante el número de escritores vascos que optaron por el castellano como el idioma de expresión es amplio. Dos libros: Mitología e ideología sobre la lengua vasca. Historia de los estudios sobre ella, de Antonio Tovar, publicado en 1980 y Los vascos que escribieron en castellano, de Elías Amezaga publicado

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en 1971, incluyen una recopilación de los escritores que escribieron en castellano. A pesar de que la mayoría de los vascos hayan escrito en la lengua de la Corte, no por ello sus obras en euskara son irrelevantes e insignificantes.

La lectura de todos los textos

precedentes promueve el uso del euskara como idioma, y con ello exaltan la condición de la identidad de una cultura euskérica. Hasta las alusiones negativas hacia el euskara y los parlantes de la lengua por testigos como Picaud, ayudan a comprender y aceptar la existencia de un espacio cultural euskérico.

El rechazo y la

intransigencia manifestadas por Picaud, demarcan e intensifican las diferencias vigentes entre los parlantes del romance y los euskoparlantes. Etxepare, Leizarraga, de Axular, Oihenart, Micoleta y Larramendi, son conscientes de la marginalidad de su lengua ante los demás idiomas, y recalcan la necesidad de demarcar un espacio propio.

Enfrentados por un idioma poderoso como es el

castellano, los escritores defienden el cultivo del euskara y además intentan remediar la falta de una lengua normativa.

Ya

ocurrió con el castellano que la necesidad de fomentar una lengua normativa, llegó a fusionar la mayoría de las fuerzas centrífugas de la lengua.

Escritores como Nebrija y su intento por unificar

la lengua castellana, son posiblemente los modelos que los escritores euskéricos consideraron valiosos. A su manera todos las obras analizadas previamente, intentan dirigir las fuerzas centrífugas del idioma euskérico a una esfera donde prevalezcan

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las fuerzas centrípetas en forma de un espacio cultural euskérico.

Como resultado se constata que la literatura marginal

ha logrado un espacio cultural propio.

NOTAS [1] En la lengua vernácula. Prólogo: Lingua Vasconum Primitae “Ceren bascoac baitira abil animos eta gentil eta hetan içan baita eta baita sciencia gucietan lettratu handiric miraz nago iauna nola batere ezten assayatu bere lengoage propriaren fauoretan heuscaraz cerbait obra eguitera eta scributan imeitera ceren ladin publica mundu gucietara berce lengoagiac beçala hayn scribatzeco hondela. Eta causa honegatic guelditzenda abataturic eceyn reputacione vague eta berce nacione oroc uste dute ecin densere scriba dayteyela lengoage hartan nola berce oroc baitu te scribatzen beryan Eta ceren oray çuc iauna noble eta naturazcoac beçala bay tuçu estimatzen goratzen et ohoratzen heuscara çuri neure iaun eta iabia beçala igorten darauritzut heuscarazc o copblabatzu ene ignoranciaren araura eguinac. Ceran iauna hayec iqhussiric eta corregituric plazer duçun beçala irudi baçautzu imprimi eraci dicacun eta çure escutic oroc duyum ioya ederra Imprimituric heuscara orano içan eztena eta çure haste henitic dadin aitzinerat augmenta continua eta publica mundu gucietara eta bascoec bercec beçala duten bere lengoagian scribuz cerbait doctrina eta plazer harceco solaz eguiteco cantatzeco eta denbora igaraiteco materia eta ginendirenec guero duten causa oboro haren abançatzeco eta obligatu guiren guciac geyncoari. Aij othoyz eguitera dizum mundu honeten prosperoqui vicia eta bercian parabiçuya, Amen.“(Etxepare 23-24 Linguae)

CONTRAPAS Heuscara ialgui adi cápora Garacico herria Benedicadadila Heuscarari emandio Beharduyen thornuya.

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Heuscara Ialgui adi plaçara Berde gendec usteçuten Ecin scriba çayteyen Oray dute phorogatu Euganatu cirela. Heuscara Aialgui adi mundura Lengoagetan ohi inçan Estimatze gutitan Oray aldiz hic beharduc Ohoria orotan. Heuscara Habil mundu gurica Berceac oroc içan dira Bere goihen gradora Oray hura iganenda Berce ororen gaynera. Heuscara Bascoac oroc preciatzé Heuscara ez iaquin harré Oroc iccassiren dute Oray cerden heuscara. Heuscara Oray dano egon bahiz Imprimitu bagueric Hi engoitic ebiliren Mundu gucietaric. Heuscara Eceyn erelengoageric Ez francesa ez berceric Oray ezta erideyten Heuscararen pareric. Heuscara Ialgui adi dançara Etxepare 73) SAUTRELA Heuscara da campora, eta goacen oro dancara O heuscara laude ezac garacico herria Ceren hantic vqhen baytuc behar duyan thornuya

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Lehenago hi baitinçan lengoagetan azquena Oray aldiz içanenic orotaco lehena. Heuscaldunac mundu orotan preciatu ciraden Bana hayen legoagiaz berce oro burlatzen Ceren eceyn scripturan erideiten ezpaitzen Oray dute iccassiren onla gauça honacen. Heuscaldun den guiçon oroc alcha beça buruya Ecihuyen lengoagia içanenda floria Prince eta iaun handiec oroc haren galdia Scribatus halbalute iqhasteco desira. Desir hura conplitu du garacico naturac Eta haren adisguide oray bordelen denac Lehen imprimiçalia heuscararen hurada Basco oro obligatu iagoiticoz hargana Etay lelori bailelo leloa çaray leloa Heuscara da campora eta goacen oro dançara IBILE PRINCIPIUM MELLOR FORTUNA SEQUATUR.(Etxepare 74)

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CAPÍTULO CUATRO

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO DE IDENTIDAD Y CULTURAL MARGINAL EUSKÉRICO. Al proceder a analizar los inicios de la literatura euskérica escrita, surgen numerosas preguntas: si dichos escritores escribieron para que sus obras fueran leídas por la mayoría o por un reducido cenáculo de literatos; si dichas obras contienen una ideología; si no hubiera sido más provechoso escribir en castellano; si escribían para presentar un discurso contestatario a la hegemonía castellana, o para establecer y construir un espacio cultural propio o si el suyo tenía el propósito de entretener. El bilingüismo y el multilingüismo se caracterizan en ocasiones por la tensión que emerge entre los diferentes grupos que abogan por su lengua.

Puede alcanzarse un grado de

tolerancia entre los diferentes grupos o pueden emerger los sentimientos intransigentes.

En el caso de las clases

gobernantes de Madrid y las clases cultas del País Vasco, en determinados períodos históricos, se pueden identificar ambas tendencias. Esta intransigencia puede ser causada por la falta de conocimientos sobre un asunto en particular.

Historiadores como

Juan Pablo Fusi manifiestan sus conocimientos bien erróneos o limitados, sobre las raíces del espacio cultural euskérico.

Se

tiende a considerar el nacimiento del espacio cultural euskérico en el siglo diecinueve, simultáneamente con la fundación del

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Partido Nacionalista Vasco por parte de Arana Goiri.

Por lo

tanto se ignoraron las manifestaciones anteriores, en particular las que existen dentro de los parámetros literarios.

Fusi, cuya

cita menciona Juaristi, es uno de ellos al defender la división entre los idiomas debido a la conciencia colectiva: La dualidad euskera-castellano no fue interiorizada o planteada como una escisión de la conciencia nacional probablemente hasta finales de siglo. Al menos; en la generación nacida hasta 1863-1873 se produjo un claro divorcio de planteamientos, criterios y definiciones del hecho cultural vasco que no parece hubiera existido previamente. (Juaristi, El linaje 46) Esta es una afirmación errónea, porque la escisión, si se quiere definir así ya existió en siglos previos.

Aunque no fue una

incisión tan visible ni radical pues carecía de un partido político que lo canalizará a la esfera pública. Fusi tiende a identificar la fundación del movimiento nacionalista político vasco en el siglo dieciocho, como el génesis de la identidad colectiva, sin tener en cuenta que sus orígenes radicaban en siglos previos. Análogamente, críticos como Zuazo (1995), demuestran una gran incomprensión o desconocimiento hacia los primeros textos en euskara y su contenido transgresor.

Zuazo, refiriéndose a los

textos escritos en defensa o apología del euskara, en el siglo dieciséis afirma:

157

Their goal was to show that Basque was the first and only language in ancient Spain.

Unlike the apologists

for other languages, the Basque apologists did not seek to make Basque into a vehicle for culture and civilization. We feel that in the final analysis, these defenses are nothing but a political argument to justify the Basque presence in the life and business of the Castilian crown, which was especially intense during this time. The very fact that they are written in Spanish, and not in the language they supposedly defended, shows this rather clearly. (11) La cita demuestra el desconocimiento por parte de Zuazo del contenido de obras como: Linguae vasconun primitae, Iesus Christ gure Jaunaren Testamentu Berria y Gero, entre otros.

En

oposición a la postura de Zuazo, los textos presentaban más temas que los argumentos para justificar la presencia de negociantes vascos en empresas nacionales.

En cuanto a su amonestación de

que estaban escritos en castellano y por lo tanto los descalifica como elementos transgresores, se ha de indicar que la obra de De Madariaga, Libro svbtilissimo intituvlado honra de escriuanos, está escrita en lengua castellana, pero el contenido aporta una defensa del uso del euskara. Si bien la presencia de textos euskéricos es innegable, como matiza la historiadora Marianne Heiberg existe una escasa producción de textos euskéricos (1989).

Para la historiadora la

vulnerabilidad de la lengua euskérica se debía a la escasa

158

producción literaria.

Esta afirmación es importante de recordar

pues como señala el crítico E. San Juan Jr., en su libro Hegemony and Strategies of Transgression, la difusión de la ideología en los textos es menor cuando la producción de estos es limitada (92). Según la historiadora existían pocas publicaciones en la lengua vernácula, la mayoría de las cuales eran panfletos tratados religiosos.

Al respecto Heiberg afirma:

“Moreover, the

lack of magazines and newspapers in Euskera at the end of the nineteenth century meant that the increasingly educated masses read only in Spanish” (47).

Las clases gobernantes en el País

Vasco utilizaban el castellano generalmente, sin embargo no se debe omitir que con la ayuda de los eclesiásticos, quienes obtenían un esporádico apoyo de las clases gobernantes, la población logró mantener y preservar el euskara.

Al clero se

debe la iniciativa de celebrar la liturgia en la lengua vernácula y la producción de catecismos y otros textos religiosos en euskara.

Por lo tanto, el papel de ciertos sectores de la

Iglesia que recurrieron a la lengua vernácula en la liturgia, y en la enseñanza de los principios religiosos, en el siglo dieciséis fomentó la consolidación y proliferación del idioma.

I. LA CULTURA EUSKÉRICA: ESPACIO RESIDUAL DENTRO DEL SISTEMA HEGEMÓNICO. Partiendo del binomio hegemonía-subalterno, es innegable el predominio del espacio hegemónico central.

Por lo cual se ha de

159

analizar el papel del ente hegemónico ante los sectores que exigen su incisión o su extensión.

Señala Raymond Williams,

que a nivel teórico, es difícil identificar las iniciativas de oposición y contribución que surgen hacia una hegemonía específica con otros tipos de iniciativa y contribución generados ante los términos originales de la hegemonía. Por lo tanto los procesos culturales no son necesariamente adopciones, extensiones e incorporaciones, bien pueden constituir procesos que causan una ruptura (Williams 114).

El espacio cultural hegemónico contiene

una serie de espacios específicos: el movimiento dominante, el residual y el contestatario.

En un intento por realizar un

análisis de las interrelaciones entre estos movimientos y tendencias, Williams estudia el papel protagonista de la cultura residual: A residual cultural element is usually at some distance from the effective dominant culture, but some part of it, some version of it-and especially if the residue is from some major area of the past-will in most cases have had to be incorporated if the effective dominant culture is to make sense in these areas. Moreover, at certain points the dominant culture cannot allow too much residual experience and practice outside itself, at least without risk. (123) De ahí que determinados elementos residuales deban ser incorporados al espacio hegemónico. Pueden identificarse los residuos activos en las manifestaciones culturales, como por ejemplo en las versiones que se hacen de la tradición literaria.

160

Dentro del movimiento residual hay que analizar el papel de los precursores o pioneros.

Teniendo en cuenta la afirmación de

During, que el escritor periférico escribe a la metrópoli entonces el público receptor está ubicado en el centro de la hegemonía.

En el caso concreto de Etxepare, Leizarraga, De

Auxular, Oihenart, Micoleta, Larramendi, ellos escriben en la lengua vernácula, y esto constituye un hecho significativo.

No

se dirigen a la hegemonía castellana propiamente, sino a los sectores de habla euskérica algunos de los cuales están incorporados al ente hegemónico.

No obstante, las obras de los

escritores euskéricos transgreden los parámetros de la hegemonía y trasladan el euskara a la esfera pública, aun cuando los escritores son conscientes de sus limitaciones.

Sus obras

contienen una ideología y a esto se debe añadir que están escritas en la lengua vernácula, por lo tanto se materializa la transgression de forma doble. Los escritores euskéricos intentaron, imponer desde su espacio marginal una literatura residual.

Se puede argumentar

que su meta era que los sectores de habla euskérica que se encuentran integrados al sistema hegemónico tomen conciencia de su identidad y defiendan el uso de su lengua.

Utilizando la

misma estrategia, De Madariaga y De Echave recurren al texto en castellano pero con un contenido pro-euskérico como elemento transgresor.

Ellos dirigen su mensaje al sector vasco que se

encuentra incorporado en la hegemonía castellana y a la clase culta castellana.

161

Retomando la definición de que el concepto de hegemonía no es estático e impone un sistema que puede extenderse a la vida cotidiana, se puede afirmar que ciertos sectores de la burguesía y el clero vasco han acatado la cultura hegemónica. Paralelamente, hay otros sectores vascos que, reclamando su condición de subalternos la subrayan, defienden e intentan conservar su identidad cultural. La elite de la hegemonía castellana, en su empresa por sobrevivir se ve forzada a ampliar los parámetros y reconocer relativamente las voces marginales, consideradas como fuerzas centrífugas.

Dichas voces son toleradas pues no alteran

totalmente la estructura hegemónica o centrípeta establecida, y no ofrecen una amenaza seria a la cultura dominante.

La apertura

se debe a la necesidad intrínseca que emana de la propia naturaleza de la entidad hegemónica, su incapacidad de existir como una entidad totalitaria es la que la obliga a incorporar y tolerar ciertas voces externas. La hegemonía precisa de los espacios marginales para así exaltar su posición nuclear.

No solo consiste de una serie de

concesiones sino de un proceso normal en la preservación de la hegemonía.

De otra forma la hegemonía se convertiría en obsoleta

y perecería ante su incapacidad de renovarse y modificarse.

Por

lo tanto, la transgresión de la cultura euskérica es permitida y sirve para fomentar el impulso de renovación, necesarios en algunos sectores de la cultura hegemónica.

El sustrato de la

identidad euskérica transmitido por las fuerzas centrífugas,

162

inicia una coexistencia con las fuerzas centrípetas.

Es entonces

cuando se empieza a construir el espacio cultural propio. La transgresión de la hegemonía como señala San Juan Jr., no ha de ser solamente política o económica, bien puede incluir una transgresión cultural (1995).

La transgresión cultural,

radica frecuentemente en el idioma y la literatura.

Dentro de

los estudios literarios y lingüísticos es preciso recordar el concepto de heteroglosia concebido por Bakhtin.

El crítico

ruso, postula que los factores históricos, extrínsecos a la lengua poseen un efecto directo sobre ésta (Dentith 35)

Existe

un proceso dinámico por el cual el lenguaje se dirige en direcciones opuestas a la tendencia centrípeta del idioma nacional o lo que constituye un idioma dominante impuesto (Dentith 35).

Sostiene Bakhtin que el lenguaje neutral es

inexistente, porque todo lenguaje está marcado por un significado social (Bakhtin 270-272). Bakhtin critica los estudios occidentales que abarcan desde Aristóteles hasta Humboldt, por intentar imponer un lenguaje concreto.

El crítico ruso, rechaza la propuesta de un lenguaje

centralizador y unificador de las lenguas europeas: The victory of one reigning language (dialect) over the others, the supplanting of languages, their enslavement, the process of illuminating them with the True Word…-all this determined the content and power of the category of a “unitary language”. (Bakhtin 271)

163

Añade que el reconocimiento de un lenguaje unitario o central, establece los géneros poéticos que son regidos por las fuerzas centrípetas de una ideología verbal (Bakhtin 271).

Sin embargo

las fuerzas centrípetas que generan la vida del lenguaje, forman parte de la heteroglosia.

El concepto de heteroglosia implica la

dispersión y la intertextualidad, y la posición de las lenguas en oposición al centro.

Consecuentemente, en su proceso de

evolución, la lengua se estratifica no solamente en dialectos lingüísticos pero en lenguajes que manifiestan la ideología social de diferentes grupos sociales (Bakhtin, 271-272).

Bakhtin

enfatiza las constantes fluctuaciones identificables dentro de los parámetros del lenguaje: …stratification and heteroglosia widen and deepen as long as language is alive and developing. Alongside the centripetal forces, the centrifugal forces of language carry on their uninterrupted work, alongside verbal-ideological centralization and unification, the uninterrupted processes of decentralization and disunification go forward. (272) El crítico ruso cuestiona la existencia de una lengua central que diseñe y construya un discurso unificado, porque la naturaleza de la heteroglosia se opone a las directrices de la consolidación de un discurso hegemónico. No obstante los intentos de creación de un lenguaje unitario imponen determinados límites y estructuras que supuestamente terminan convirtiéndolo en una unidad real. Una vez establecida a pesar de su relativa validez, esta unidad

164

se reconoce como el lenguaje literario y el lenguaje correcto que los hablantes han de utilizar.

Bakhtin define dicha lengua

unitaria como: Unitary language constitutes the theoretical expression of the historical processes of linguistic unification and centralization, an expression of the centripetal forces of language. A unitary language is not something given… but is always in essence posited…-and at every moment of its linguistic life it is opposed to the realities of heteroglossia. But at the same time it makes its real presence felt as a force for overcoming this heteroglossia, imposing specific limits to it, guaranteeing a certain maximum of mutual understanding and crystallizing into a real, although still relative, unity- the unity of reigning conversational (everyday) and literary language, “correct language”. (Bakhtin 270) En su necesidad por sobrevivir, el lenguaje hegemónico debe reconocer y aceptar determinadas fuerzas centrífugas, y de ello depende su éxito.

Las fuerzas centrífugas, vigentes y en

constante movimiento, exigen cambios entre las fuerzas centrípetas, las cuales combaten la inercia y así expresan un deseo de evitar su propia desaparición. Los esfuerzos de las clases gobernantes por imponer una lengua nacional deben enfrentarse a las fuerzas centrífugas. respecto los escritores del San Diego Bakhtin Circle afirman:

Al

165

“The extent to which centripetal forces coincide with nationalizing forces has often meant the success or failure of a national project” (19). El proyecto nacional es realizable aún cuando no puede erradicar totalmente las fuerzas divergentes.

El

lenguaje oficial tiende a ser centrípeto, pero la heteroglosia socio-histórica le obliga a aceptar las fuerzas bien emergentes o residuales.

Ahora bien, esta estructura ocurre no sólo en el

sistema hegemónico sino también dentro de los espacios subalternos. Como parte de la hegemonía, la literatura oficial dominante exalta el centro y como protagonista al sujeto.

El lenguaje

utilizado por el hablante, se ubica en el espacio central y el discurso periférico se atribuye al otro.

El discurso del sujeto,

en este caso el representante de la hegemonía castellana, ha de contrastarse con el otro. Pero un estudio meticuloso de la otredad sirve para demostrar que el otro bien puede utilizar el margen para recalcar su diferencia del centro. recurso que sirve para recalcar la identidad.

La otredad es un La otredad juega

no solo un papel esencial en la afirmación de la identidad del sujeto sino también en la del otro.

No ha de ser un proceso

antagónico necesariamente sino una estrategia para establecer los parámetros entre el sujeto y el objeto. El concepto de la identidad propia es inalcanzable sin considerar las otras identidades, lo externo influye en lo interno.

El crítico búlgaro, Todorov retoma los postulados de

Bakhtin y afirma:

166

It is only in another human being that I find an aesthetically (and ethically) convincing experience of human finitude, of a marked-off empirical objectivity…. Only another human being can give me the appearance of being consubstantial with the external world…. I achieve self-consciousness, I become myself only by revealing myself to another, through another and with another’s help. The most important acts, constitutive of self-consciousness, are determined by their relation to another consciousness (a “thou”). Cutting oneself off, isolating oneself, closing oneself off, those are the basic reasons for loss of self… It turns out that every internal experience occurs on the border, it comes across another, and this essence resides in this intense encounter… The very being of man (both internal and external) is a profound communication. To be means to commmunicate. …. To be means to be for the other, and through him, for oneself. Man has not internal sovereign territory; he is all and always on the boundary; looking within himself, he looks in the eyes of the other or through the eyes of the other… I can not do without the other; I cannot become myself without the other. (95-96) De acuerdo con Todorov, el ‘yo’ no es factible sin el ‘otro’.

El mismo principio se puede aplicar al ‘otro’, el cual

no existiría sin el ‘yo’.

Como afirma el crítico, el ‘yo’ y el

‘otro’ son radicalmente diferentes, pero la diferencia es correlativa a la necesidad de un otro (Todorov 97). Es a través de la existencia del otro, del subalterno, como se consolida la identidad marginal.

El concepto de otredad es

fundamental para adquirir conciencia y establecer su identidad. Como ya se indicará en el capítulo dos, la necesidad de diferenciarse del resto de otros espacios culturales es imperante para cualquier comunidad, y más aun para el grupo minoritario que desea consolidar su propio espacio.

Enfrentados a esta

situación, los escritores euskéricos recurren a exaltar las características del euskara, para así consolidar el valor de las

167

virtudes y aspectos positivos de su cultura.

Sin la referencia a

un otro, el sujeto no transcendería ni conllevaría el mismo protagonismo social.

De ahí que las clases cultas euskéricas

contrapongan la posición del euskara a la del castellano y otros idiomas. En el caso de los textos euskéricos, la transgresión del sistema hegemónico castellano se materializa en la producción textual, y no únicamente en los sectores político económicos. Los primeros textos en euskara formulan una alternativa viable, la creación de un nuevo espacio.

La utilidad del material

cultural es innegable, el texto aporta un espacio donde se desarrolla y plantea una ideología.

Afirma San Juan Jr. que la

lectura de los textos posee una ideología: What the texts perform is a transformative labor on an ensemble of representations, images, tonalities, so that by generating a formed sensuous concreteness, “structures of feeling” which distance and foreground their own constituents, the text would be able to reveal the complex relations of various ideologies in play to their grounding in history (interlocked modes of production, conjunctures of stratified social formation) which is their condition of possibility. (92) Los textos defienden una postura ligüística que puede extenderse a la ideología política en todo caso, la ideología se materializa en los textos.

Pero San Juan matiza que los textos están

168

limitados también en su difusión de la ideología en base a la producción (92).

Esta hipótesis es aplicable al nacionalismo

vasco, donde inicialmente las obras de los escritores, defienden una ideología basándose en una postura lingüística.

Como ya lo

señalará Heiberg, el espacio cultural es limitado pues los textos son escasos (3).

Siglos más tarde, el precursor del nacionalismo

moderno, Arana Goiri, recurre a otras vías como la creación de un partido político, para imponer el proceso ya iniciado en las lecturas residuales en el siglo dieciséis.

II. LA APORTACIÓN REACCIONARIA DE SABINO ARANA GOIRI, FUNDADOR DEL NACIONALISMO VASCO MODERNO. En su libro El linaje de Aitor, Jon Juaristi defiende que la politización del nacionalismo vasco, fue una clara consecuencia del movimiento romántico y su llamado a los nacionalismos en Europa.

Juaristi ofrece una extensa evaluación

de las repercusiones del movimiento renacentista en la literatura fuerista del siglo diecinueve, de la mano de Arana Goiri. Hay una tendencia equivocada entre los historiadores de atribuir a Sabino de Arana Goiri la paternidad del nacionalismo vasco.

Como lo hace Luis Núñez Astrain: La defensa de la soberanía vasca arranca en los tiempos modernos con la figura del vizcaíno Sabino Arana Goiri, quien hizo las primeras afirmaciones nacionalistas, diseñó la bandera vasca y, en 1895, fundó el Partido Nacionalista Vasco. (55)

169

Arana Goiri, no es el padre del nacionalismo vasco pero si es la figura que imprime un matiz reaccionario y sumamente activo políticamente al nacionalismo vasco.

El génesis del pensamiento

pre-nacionalista ya había brotado con antelación a la llegada de Arana Goiri.

Sin embargo, la postura de algunos historiadores e

investigadores, consiste en relegar la transgresión textual iniciada en el siglo dieciséis y sólo reconocer la transgresión en la esfera política moderna iniciada por Arana Goiri.

Para

comprender la “misión” de Arana Goiri es preciso analizar las circunstancias que generaron el nacionalismo político moderno. En su libro, El nacionalismo vasco su origen y su ideología en la obra de Sabino Arana-Goiri, Jean-Claude Larronde enumera los numerosos acontecimientos que ocurrieron en la Península a finales del siglo diecinueve. En el año 1808, la Guerra de Independencia contra Francia, en 1812 se ratificó la Constitución liberal de Cádiz, de 1833-1839 estalló la Primera Guerra Carlista, y de 1872-1876 la Segunda Guerra Carlista (Larronde 53). Las guerras carlistas se vivieron en el País Vasco intensamente, y el final de la Segunda Guerra Carlista dejó honda huella en el futuro de la región.

El sector carlista incluía a

los tradicionalistas, la Iglesia, y los jauntxos.

Los jauntxos

eran, de acuerdo a la definición del historiador Ortzi, los propietarios de tierras y notables que controlaban las instituciones forales y que eran políticamente adeptos al moderantismo (Ortzi, Historia del nacionalismo vasco 110).

Los

170

Carlistas se opusieron al régimen central representado por los liberales que aspiraban a un gobierno central uniforme y secular (García de Cortázar, Historia contemporánea 25).

Como afirma

García de Cortázar: La liquidación de la guerra carlista ofreció una ocasión inmejorable al Gobierno Central para, en su condición de vencedor, reducir el alcance de las exenciones vascas y afianzar la creciente unidad del Estado (Historia contemporánea 26). Las clases gobernantes de Madrid aprovecharon el momento para eliminar los obstáculos regionalistas en su meta por establecer un estado centralista. En el año 1876, el gobierno nacional, presidido por Cánovas del Castillo dispuso una ley que aboliría en el plazo de un año el régimen foral (García de Cortázar, Historia contemporánea 27). La ley pretendía ser conciliatoria entre los fueristas y los no fueristas pero resultó en la abolición de los Fueros.

El

presidente, Cánovas castigó en mayo de 1877 a Bizkaia con la abolición total de los Fueros, y para finales de año el resto de las provincias vascongadas fueron igualadas al resto del estado español, cerrando así el capítulo de los Fueros (Ortzi, Historia del nacionalismo vasco 118).

La burguesía vasca, desconforme con

la nueva situación, inició negociaciones con el gobierno y logró conservar una de las particularidades del sistema foral, la autonomía fiscal.

Consecuentemente en febrero de 1878 se

establecía el régimen de Conciertos Económicos que permitían a

171

las provincias vascongadas un sistema fiscal autónomo (García de Cortázar, Historia contemporánea 27). A pesar de estas concesiones económicas, el gobierno central no desistió en su plan de unificar el estado. Ortzi recalca que Cánovas era un instrumento del nacionalismo de Estado: En 1880, en “La Política”, periódico semioficial, se proclama la obligación de todos los habitantes de aprender el castellano, y la de los sacerdotes de usar esta lengua en el púlpito y en el confesionario”. (Historia del nacionalismo vasco 119) Se intentaba imponer lingüísticamente, el programa nacionalista de la clase gobernante.

Es difícil que todos los segmentos

sociales coincidan y apoyen una ideología nacional simultáneamente, las digresiones son inevitables (Hobsbawm 11). A pesar de la oposición, los esfuerzos de Cánovas por consolidar el nacionalismo político a nivel nacional estuvieron reforzados por la implementación de una lengua nacional. Una vez lograda la paz y la estabilidad, el País Vasco volvió a la normalidad y a partir de 1880, concretamente, Bizkaia empezó a industrializarse rápidamente (Larronde 53).

Este

cambio transformó la sociedad, la cual estaba fundamentalmente basada en los sectores agrícola y pastoril.

Otra repercusión del

desarrollo industrial, fue que atrajo a una amplia mano de obra de otras regiones fuera del País Vasco (García de Cortázar, Historia contemporánea 66).

172

Tal fue el cambio, que en Bizkaia la industrialización alteró la sociedad y los jauntxos, propietarios rurales, fueron reemplazados por los ricos industriales (Larronde 55).

El

cambio fue un hecho evidente, porque la burguesía industrial y los comerciantes, disponían de las plazas de los senadores y diputados, y adquirieron el control de las instituciones políticas de la provincia (Larronde 56).

Por su parte los

nacionalistas vascos concentrados en la zona de Bilbao, empezaron a incursionarse en la política, desafiando la política proveniente de Madrid que defendía la unidad nacional. Heiberg analiza los hechos históricos que propiciaron las bases críticas del nacionalismo vasco moderno.

La historiadora

enumera tres: Primero, el nacionalismo español que no pudo incorporar a las periferias más vigorosas económicamente.

El

centro permanecía obsoleto y atrasado económicamente con relación a regiones como Cataluña y el País Vasco.

Segundo, el País

Vasco, a diferencia de otras regiones, había gozado de las leyes forales.

En la misma línea, se caracteriza por una cultura

bastante diferente a la que predominaba en otras regiones peninsulares (Heiberg 44-45).

Estas diferencias, afirma García

de Cortazar, están radicadas en los Fueros (Historia contemporánea 56).

Retomando el análisis de Heiberg, tercero,

la industrialización concentrada en Bizkaia generó diversas clases sociales, como la oligarquía vasca y el proletariado fundamentalmente emigrante.

El resto de las provincias sufrió

173

una industrialización más reducida y sus repercusiones fueron menores (Heiberg 45). Más aun, postula Heiberg que la peculiaridad del nacionalismo vasco estriba en que se estableció primeramente a nivel interno, y no como respuesta al gobierno central sino a la industrialización y sus consecuencias socio-económicas dentro de su territorio (45-46).

Por eso, se planteó como una respuesta

secundaria a la política centralista del gobierno de Madrid (Heiberg 45-46).

El planteamiento de Heiberg, omite los textos

del siglo dieciséis y diecisiete y sus contenidos ideológicos. La transición del nacionalismo vasco se inició en la periferia cuando comenzó a cuestionar su relación de acatamiento a la hegemonía.

Las clases sociales prosperaron económicamente y los

nacionalistas se cuestionaron la subordinación exigida por el centro. La situación económica constituye un factor determinante en las condiciones socio-políticas de la sociedad del País Vasco aun cuando la industrialización ocurrió tarde.

García de Cortázar

señala este hecho: La industrialización del País Vasco es una industrialización tardía. Antes de 1841, no se había producido ningún intento importante encaminado en este sentido…cuando se inician unas transformaciones profundas en la estructura económica del País, hacía ya más de un siglo que habían comenzado en Inglaterra;

174

y más de cincuenta años que se habían extendido al continente….(Historia contemporánea 57) Las razones de dicho atraso abarcan desde la inactividad de la política económica del rey Fernando VII, hasta las guerras Carlistas (García de Cortázar, Historia contemporánea 57-58). Por lo tanto una vez que se consigue la paz en la Península, se inicia la industrialización de regiones como el País Vasco. A finales del siglo diecinueve, a pesar de su tardío despertar, Bizkaia ya había alcanzado un alto nivel de industrialización, provocando una evolución demográfica.

La gran

actividad económica exigió la utilización de mano de obra en número muy superior al de la demografía, no sólo de Bizkaia sino del País Vasco (Corcuera Atienza 65).

No obstante el desarrollo

demográfico del País Vasco fue desigual y el mayor porcentaje de emigrantes se congregó en Bizkaia, más concretamente en el área de Bilbao que es donde se concentra la industria (Beltza 109110). Surge en estos años la figura de Sabino Arana Goiri.

Arana

Goiri nació en Bizkaia, en 1865, de una familia acomodada carlista, su padre era armador y constructor de buques en Bilbao (Larronde 62-64).

El joven nacionalista creció en un ambiente

católico y fuerista. Testigo de la rápida industrialización, la masiva emigración, y la política centralista, Arana Goiri adquirió conciencia de su identidad y se planteó crear un nacionalismo vasco basado en la raza, la lengua, el gobierno, leyes antiguas, carácter y costumbres, y personalidad histórica

175

(García de Cortázar, Historia contemporánea 28).

La doctrina

aranista consiste de un nacionalismo que exalta los valores esenciales de la cultura vasca, como por ejemplo el clericalismo, y el conservadurismo, entre otros (Larronde 56). Autodidacta, Arana Goiri aprendió euskara de adulto (Larronde 133) y posteriormente defendió fervorosamente la importancia de la lengua vasca y persiguió la causa lingüística. Intentó promover y difundir el euskara e impulsó la lengua en la esfera política.

A pesar de su intensa actividad política, en el

año 1885, el líder nacionalista comenzó su libro “Gramática elemental del euskera bizkaino”, cuyas primeras 200 páginas se publicaron en Barcelona el año 1885 (Corcuera Atienza 192).

A

pesar de su intense actividad política en el año 1888, Arana Goiri se postuló como candidato al concurso de cátedra de profesor de vascuence creado por la Diputación de Vizcaya.

Dos

de los candidatos más conocidos eran Miguel de Unamuno y el filólogo Resurrección María de Azkue.

En la primera eliminatoria

fueron elegidos de Azkue y Unamuno, pero fue de Azkue quien salió victorioso con la plaza (Aulestia 22-23). Arana Goiri, continuó con sus intereses que abarcaban la filología y la gramática euskérica así como la historia, la necesidad de recordar el pasado era vital para él (Corcuera Atienza 196). En su misión por establecer un País Vasco, Arana Goiri apela a la raza y a la lengua.

Su ideología era

reaccionaria a lo castellano y dirigió sus esfuerzos en conseguir

176

una pureza tanto racial como lingüística.

Pero su postura era

demasiado exclusivista, afirma Beltza: Pero la personalidad de Arana Goiri introdujo en el primitivo nacionalismo características que no se correspondían a ninguna necesidad histórica, sino al talante subjetivo del fundador: dos de ellas el teocratismo y la intransigencia, que fueron nefastas en toda la evolución posterior del nacionalismo. (84) Como parte de su doctrina intransigente, el líder nacionalista introdujo el “apellidismo”.

Según el término se consideraba

vasco al que tuviera los cuatro primeros apellidos euskéricos (Beltza 86-87).

El historiador Beltza no justifica el “racismo”

aranista pero propone una explicación: era necesario utilizar algún medio para afirmar la identidad vasca y en la época dicha postura no era tan irracional, ya que la mayor parte de la población era de origen autóctono (87). Combinando las ideas políticas con las culturales, Arana Goiri empezó a estudiar la lengua euskérica y ante la existencia de numerosos dialectos propuso purificar y racionalizar la lengua atribuyéndole una estructura lógica sistematizada (Stanley Payne 75).

El historiador Payne señala las modificaciones que impuso

Arana Goiri: The result was creation of a new hybrid literary language (with a new Orthography developed to differentiate it from Castilian phonetics), but with a

177

structure nonetheless based on Romance philology-the only sort that Arana knew. (75) Cumpliendo con su misión fue el joven nacionalista quien cambió el tradicional nombre de Euskal Herria por el de Euzkadi, que significa conjunto de euzkos o conjunto de individuos de la raza vasca (Beltza 132).

Se desconoce cuando inventó Arana Goiri el

nombre de Euzkadi, pero apareció públicamente en 1897 en algunos de sus primeros escritos y para el año 1901, ya designaba a la patria vasca (Corcuera Atienza 348).

El mismo año con la

aparición de la revista Euzkadi, se difundió el término y reemplazó a “bizkaitarrismo”, frecuentemente utilizado en la época (Corcuera Atienza 348-349).

La visión de Bizkaia, y el

Bizkainismo se amplió en la obra de Arana Goiri a Euskadi. Aunque también intentó integrar otros cambios, llegando a convertirse en aberraciones. El purismo ortográfico y gramático se extendió al léxico. El aranismo quiso integrar nuevas palabras, puristas y artificiales rechazando las que ya existían por sus raíces latinas.

El purismo aranista era tan reaccionario que intentó

borrar la coexistencia de siglos entre el euskara y las lenguas de origen latino (Beltza 132).

Como afirma Beltza, el uso de la

lengua por parte del joven nacionalista puede considerarse progresista, pues eleva el euskara a un nivel de lengua moderna y por otra reaccionaria ya que utiliza la lengua con fines políticos y no lingüísticos (133). progresista roza con lo imposible.

No obstante, el cariz

178

Gradualmente el movimiento socialista empezó a ganar militantes, entre la clase obrera, y el aranismo radicalizó su propuesta nacionalista (Gurutz Jáuregui Bereciartu 43-47).

La

doctrina política se transforma de fuerista y regionalista, en nacionalista, y la legitimidad de dicho nacionalismo radica en la tradición vasca (Corcuera Atienza 197).

Arana Goiri formuló una

ideología antiespañolista a través del nacionalismo bizkaino. Adoptando una postura reaccionaria criticó duramente el colonialismo español, no sólo en Marruecos, Cuba y Filipinas, sino también el interno, del que creía que el País Vasco era víctima (Jáuregui Bereciartu 28-31).

Para él, España es el gran

enemigo imperialista y manifiesta su necesidad de crear un País Vasco independiente (García de Cortázar, Historia contemporánea 29). Arana Goiri, sumamente conservador con tendencias radicales, recurrió al lema Jaun-Goikua eta Lagi-Zarra, Dios y la Ley Vieja.

El líder nacionalista, combinó su profundo respeto

por la religión Católica y la Ley Vieja, la cual se refería a la restauración de las antiguas leyes del País Vasco, de su lengua, y de sus costumbres (García de Cortázar, Historia contemporánea 136-137).

El joven adoptó sólo un principio del programa

carlista que defendía: “Dios, Patria y Rey” (Caro Baroja, Sobre historia 27). Arana Goiri formula una ideología política con la meta de que concluya en la construcción del estado vasco.

Según el

179

historiador Jáuregui Bereciartu, los postulados esenciales del pensamiento de Arana Goiri sobre la nación vasca son tres: … la exclusión de factores de carácter voluntarista o subjetivo, la consideración de la raza como el más fundamental de los elementos constitutivos de la nación y la subordinación de la actividad patriótica y política a la idea religiosa. (21) Sin duda, la lengua es un factor importante para Arana Goiri pero ésta permanece subyugada a otros elementos, en particular la raza.

Quizá porque él mismo la aprendió durante su madurez,

Arana Goiri no la incluye en los tres postulados esenciales. De acuerdo con Jáuregui Bereciartu, el principio ideológico de Arana Goiri de que el País Vasco era una colonia española era sumamente simplista.

El líder nacionalista consideraba que el

País Vasco cuando gozaba del derecho de los Fueros había sido independiente, y después había sido ocupado por España.

Ante

estas pruebas, la reivindicación política nacionalista de independizarse del gobierno de Madrid, carecía de base (Jáuregui Bereciartu 25).

Arana Goiri, rompió con la tradición vasca

porque consideró la raza como la variante esencial de la nación vasca (Jáuregui Bereciartu 16-17). Decidió re-establecer y difundir la identidad nacional recurriendo a la producción cultural.

El líder nacionalista fusionó la ideología política

que pedía el regreso de los Fueros con la teoría racial, creada por él mismo y la que utilizó con ramificaciones políticas (Jáuregui Bereciartu 16-17).

A pesar de pedir un resurgir

180

cultural, su estrategia no coincide con la ideología de los textos residuales, textos cuyo contenido manifiesta un prenacionalismo más abierto y tolerante.

III.

UNAMUNO Y SUS TESIS DE LA EXTINCIÓN DEL EUSKARA Unamuno, coetáneo de Arana Goiri, exhibe un planteamiento

diferente hacia el euskara.

Unamuno siempre escribió en

castellano aunque esto no significa que no supiera hacerlo en euskara.

Es difícil comprender su predicción de que el euskara

iba a desaparecer, sobre todo porque había sido uno de los candidatos a la cátedra de la Diputación en 1888 junto con Arana Goiri.

Unamuno postula que un pueblo se ha de estudiar en sus

manifestaciones, una de las cuales es el idioma (Unamuno 13). Pero un estudio de esa magnitud del pueblo vasco sería deficiente porque de acuerdo con Unamuno éste carece de una literatura y de tradiciones: En el pueblo vascongado es inútil buscar una literatura propia y de abolengo, es más aún, ni tan siquiera posee tradiciones o leyendas, que pudieran guiarnos en el dédalo oscuro de sus prehistóricas antigüedades. (13) De esta forma, Unamuno relega los estudios del idioma a un segundo plano.

Aun cuando existen las leyendas y la mitología en

euskara, el filósofo las considera irrelevantes.

Recalca que el

euskara es un idioma puramente hablado, y sufre de constantes modificaciones externas, a causa de no estar fijado en unas

181

normas de escritura, y en un marco literario (Unamuno 15).

Sus

ideas totalitarias e intransigentes, hacía la aceptación del euskara como idioma, son obvias cuando sostiene: … un pueblo no acepta el idioma de otro si éste no es superior a él en cultura, y mientras tal hecho no se pruebe, y nada nos autoriza a suponerle en el pueblo vasco, debe darse al idioma valor propio, aunque provisional. ¿Qué cultura pudo existir inferior a la que la paleontología lingüística nos revela en el euskera?. (Unamuno 15) Olvidando los orígenes de la tradición occidental, el filósofo critica el hecho de que las leyendas en euskara fueron una invención de Joseph Agustín Chaho, un escritor vascofrancés que vivió del 1811 a 1853 (Unamuno 40).

Chaho escribió mayormente en

francés, y sus temas abarcaban desde la gramática de la lengua vernácula, las leyendas, la cultura e historias vascas. En sus obras, el escritor hacia frecuente mención al País Vasco oprimido por España (García de Cortázar, El nacionalismo vasco 18).

Jon

Juaristi también dirige sus críticas contra Chaho porque éste exaltó al extremo la antigüedad de la identidad del País Vasco e inventó la mayoría de las leyendas (Juaristi, El linaje 76-106). Puntualiza García de Cortázar que Chaho añadió su capacidad de fabulación y fantasía a la historia del País Vasco, al punto de inventarse a Aitor, el supuesto patriarca vasco (El nacionalismo Vasco 18).

182

Unamuno amonesta a Chaho por utilizar ideas extraídas de las obras Notitia y Proverbios del escritor Oihenart.

Dicha

mención demuestra que el filósofo tenía conocimientos de una literatura euskérica antigua pero la ignora a su conveniencia. Las razones pueden ser varias, bien para validar su hipótesis o bien para calificar la literatura existente como insignificante. Unamuno acusa a Chaho de inventarse la tradición de los seres fantásticos y las leyendas sobre el origen mítico de los vascos(40).

Ante la acusación surge la pregunta de por qué debe

de ser Chaho diferente a los grandes maestros de la Grecia clásica, o de la tradición castellana.

Sin duda, la creación de

leyendas y tradiciones ha contribuido a la fundación del nacionalismo castellano.

Unamuno no se detiene a examinar los

orígenes de las tradiciones y leyendas castellanas que fueron difundidas hasta en las Américas.

Incluso menosprecia el euskara

por carecer de palabras relacionadas con las ideas abstractas. Unamuno insiste en la pobreza del idioma euskérico: Ya lo he advertido antes: el euskera es pobrísimo en voces significativas de objetos espirituales o suprasensibles y hasta carece de términos que expresen ideas abstractas en general. (44) En sus acerbos ataques contra el idioma, el filósofo ignora el poder de los parlantes que son quienes adquieren y transmiten el vocabulario y las leyendas.

Asimismo desestima la tradición

poética del pueblo. Los ataques de Unamuno son simplistas y

183

llegan incluso al punto de negar la existencia de la poesía en euskara: De las supuestas tradiciones y poesía de los vascos cuasi nada diré.

El pueblo vascongado no es poeta,

pese a quien pese, y es inútil buscar en él una poesía popular y propia verdaderamente. (48) Con esta afirmación, el filósofo intenta negar la existencia de los bertsolaris y las “justas poéticas”, tan arraigadas en la cultura popular del pueblo euskaldun.

Incluso desestima el valor

literario de las obras en euskara: …descartad los libres místicos que componen la mayor parte, los históricos, y quedad con los puramente literarios. Son pocos y de mérito mediano. Falta la novela, escasean el género dramático y el épico; casi todo es el lírico, el más sentimental, el menos imaginativo. Hoy la literatura vasca abusa de las traducciones y casi todos los versos en vascuence que leo desde hace tiempo son prosa rimada, amanerada y fría, en dialecto no entendido del pueblo, y sus asuntos, siempre los mismos: la montaña, la primavera, el Corazón de Jesús, la Asunción de María, San Ignacio, San Antonio y toda la corte celestial. (Unamuno 64) Unamuno critica la literatura vasca por su falta de versatilidad pero en su argumento ignora y rechaza los géneros literarios ya existentes.

184

En un intento, quizá por simpatía de alabar al pueblo vasco, Unamuno recalca el espíritu guerrero del pueblo euskaldun, de ahí su necesidad de acción.

Señala como la religión, no sigue

un marco de contemplación sino que de mano de Iñigo de Loyola se transforma en acción.

Celebra las habilidades de los vascos:

“Pedro de Medina, en sus Grandezas de España, y Antonio de Nebrija, en su Crónica de los Reyes Católicos, aseguran que los vascos son la mejor gente del mundo para el mar” (Unamuno 76). El filósofo exalta el espíritu independiente de los vascos (77), y postula que los vascos como pueblo tienen derecho a su historia, mas bien la precisan.

Así termina Unamuno su ensayo:

El día en que (mi pueblo) pierda la timidez, cobre entera conciencia de sí y aprenda a hablar en un idioma de cultura, os aseguro que tendréis que oírle, sobre todo si descubre su hondo sentimiento de la vida: su religión propia. (87) No obstante, subordinado a los principios de la religión católica, su pueblo debe aprender un idioma culto.

No ha de

refugiarse ni recurrir al euskara, porque para él es un idioma inculto.

IV. LA CONSOLIDACIÓN DEL ESPACIO CULTURAL MARGINAL EUSKÉRICO Gracias al apoyo del clero vasco, el euskara ha logrado sobrevivir como un idioma escrito.

El euskara se mantiene como

un idioma marginal, pero no se ha extinguido.

Como todo idioma,

ha tenido que incorporar palabras y conceptos de otros idiomas.

185

La supervivencia se debe a que sus hablantes han demostrado una gran capacidad de adaptación e improvisación. Los idiomas como otras variantes culturales no son estáticos y están en constante cambio.

El fenómeno de la cristianización introdujo un gran

número de palabras y conceptos.

Esto no significa que el euskara

sea primitivo y de insuficiente vocabulario sino que como con cualquier lengua, sus parlantes se deben adaptar a las circunstancias.

Al adoptar nuevas palabras, los hablantes evitan

que el idioma se oxide y se convierta en hermético. Dos pensadores, en la misma época, tanto Arana Goiri como Unamuno presentan dos perspectivas distintas hacia la lengua vernácula.

Sus referencias a ella bien positiva o negativamente,

legitiman la existencia del espacio euskérico.

Ambos pensadores

reconocen la existencia del euskara en un contexto marginal y mientras uno defiende su transición a idioma hegemónico, el otro predice su desaparición.

Sus perspectivas están condicionadas

por sus conocimientos acertados o erróneos del pasado de la lengua vernácula y por su relación con la hegemonía castellana. Arana Goiri, intenta cambiar el papel histórico secundario que ha sufrido el idioma. En vida de Arana Goiri, su política reaccionaria y su intención de subyugar el idioma a su programa político demostraron ser infructuosos.

Sus esfuerzos por imponer un

idioma euskérico oficial no obtuvieron el eco deseado, fundamentalmente porque el aranismo no supo definir una esfera de convergencia entre la realidad política en el País Vasco y el

186

idioma autóctono.

Manipulado a manos del aranismo, el idioma se

convirtió en uno de los determinantes de la diferencia entre los hablantes del País Vasco, los unos eusko parlantes y los otros no parlantes.

En vez de un instrumento de convergencia e inclusión,

el idioma se transformó en un instrumento de exclusión y digresión. Arana Goiri intentó forzar un discurso único dentro del euskara, inconsciente de que la heteroglosia obstaculizaría tal meta.

El líder nacionalista llegó al absurdo extremo de

esforzarse por crear e imponer un idioma puro y eliminar todos los elementos prestados de las lenguas romances.

Los objetivos

obsoletos y antilingüísticos de Arana Goiri forjaron la percepción de que el nacionalismo vasco es un nacionalismo antiespañol, racista e incongruente con la realidad que predominaba en el País Vasco industrializado.

Eventualmente en

sus últimos años, Arana Goiri comprendió y tuvo que aceptar la necesidad de modificar su ideología obsoleta e intransigente, si quería que su movimiento triunfará.

Los nuevos cambios,

incorporaron a las personas con menos de cuatro apellidos vascos, a los vascos que no hablaban euskara y a los emigrantes. Arana Goiri aportó algunas nuevas palabras al euskara pero de haber triunfado su programa político, hubiera corrompido y distorsionado la lengua vernácula.

Con el aranismo, el euskara

no alcanzó el título de idioma oficial, al no triunfar su programa político el lingüístico fracasó simultáneamente.

187

Por su parte Unamuno tiene otras inquietudes políticas. Para él, el euskara no tiene posibilidad de sobrevivir y lo califica de idioma primitivo, sin embargo es necesario examinar el papel de los hablantes.

En la época no existía una tradición

de estudios en euskara por lo tanto las ciencias se estudiaban en castellano. Los estudios universitarios se realizaban en la lengua oficial, y los hablantes del euskara no estaban expuestos a términos abstractos en la lengua vernácula.

El enriquecimiento

gracias a las voces extranjeras es imprescindible. La situación lingüística del País Vasco no ha recibido un apoyo unilateral de la elite educada. Mientras que el clero vasco ha apoyado la producción de textos en euskara, las clases gobernantes no han demostrado gran interés por publicar en la lengua autóctona.

Pero desde la llegada del cristianismo el

euskara se ha transformado en una lengua escrita.

El

cristianismo no era un elemento intrínseco a la cultura euskérica, por ello no tenía porque existir un vocabulario con términos cristianos.

Como sucedió en otras culturas e idiomas,

los términos son introducidos por el clero.

Unamuno peca de

simplista al criticar el euskara cuando los responsables por modernizar y actualizar el idioma son los hablantes.

Según el

filósofo las leyendas y mitos vascos carecen de legitimación pues son invención de Chaho. Convenientemente, Unamuno se olvida que toda leyenda o mito es una creación narrativa.

En cuanto a su crítica contra la

literatura vasca de su época por ser una serie de traducciones,

188

temas religiosos, y de la naturaleza, es bastante ingenua e intolerante.

El contexto histórico es inevitable, y los

escritores que escribían en lengua vernácula, estaban condicionados a complacer o informar al tipo de público que leía sus textos.

Asimismo el mercado en euskara era limitado y la

producción literaria de otros temas no era atractiva para la mayoría de los escritores euskéricos que optaron por escribir en castellano.

En su oposición a la importancia del euskara,

Unamuno llega al extremo de negar que el pueblo vasco posee una poesía. El idioma autóctono no había llegado a ser el idioma oficial en el País Vasco en siglos anteriores.

Esto no se debe

su condición de idioma primitivo e inflexible, sino a la clara disposición de las elites gobernantes vascas por apoyar otros idiomas.

Hasta la década de los años ochenta, no se había

seleccionado un dialecto euskérico predominante.

De ahí que el

idioma autóctono haya prevalecido en un espacio marginal por siglos, aun cuando el primer libro se publicó en 1545.

La falta

de una clase gobernante que potenciara una lengua oficial ha resultado en las oscilaciones dialectales del euskara. Sin negar los esfuerzos bien a favor o en contra de la utilidad del euskara, éste ha obtenido su propio espacio. Pocas referencias hacen Arana Goiri y Unamuno de los primeros textos euskéricos, y de los escritores que intentaron establecer un espacio de identidad en siglos previos.

No obstante los textos,

a pesar del poco reconocimiento obtenido, tienen gran valor por

189

su condición de textos residuales y consecuentemente forman parte de la tradición cultural euskérica.

La tradición literaria y la

tradición de la construcción de la identidad euskérica ya se disciernen en la obra de escritores como Etxepare, Leizarraga y de De Axular entre otros. A pesar de las diferencias dialectales, la literatura euskérica estudiada consiste y aporta valores literarios. Hobsbawm afirma que excepto para los literatos y los gobernantes, la lengua no es un criterio de nacionalidad (56). Por lo tanto es preciso escoger un dialecto entre los que existen e imponerlo como el idioma de la administración o como medio de comunicación entre los intelectuales.

Posteriormente, a través del sistema

educativo se debe educar a los ciudadanos sobre el idioma.

Pero

el caso del euskara es distinto ya que ha prevalecido fragmentado en dialectos, y sin el apoyo de un sistema educativo. El proceso de seleccionar un dialecto y su sistema educativo correspondiente no se ha materializado en el País Vasco hasta recientemente. El contenido de las obras de los escritores euskéricos trasluce una ideología pre-nacionalista que no obtendrá una respuesta política directa.

En sus escritos, la clase culta

expresa la necesidad de establecer un dialecto predominante. También surgen los intentos por fijar las reglas gramaticales y ortográficas. Pero no será hasta el siglo diecinueve, cuando por mano de la Euskaltzaindia y con el apoyo de las clases gobernantes, que se establece el Euskara Batua como el dialecto de la administración del Gobierno Vasco junto con el castellano.

190

Consecuentemente el Batua se ha convertido en el idioma del sistema educativo en euskara. Los escritores euskéricos de los siglos anteriores carecían de un sistema gubernamental que implementara sus principios.

La

creación de la Comunidad Autónoma del País Vasco ha promocionado y potenciado el uso del Batua como el idioma a estudiar.

No

obstante, se permite y mantiene el uso de otros dialectos en la expresión oral. La imposición total de un dialecto sería el fin del euskara, aunque algunos de los dialectos desaparecerán.

La

desaparición de todos los dialectos es muy improbable, aun cuando se ha establecido un sistema lingüístico más nivelado y hasta cierto punto homogéneo.

La realidad histórica de la lengua

euskérica no ha seguido las pautas y predicciones de los pensadores Arana Goiri y Unamuno.

Ambos presentaron dos tesis

antagónicas pero la situación actual no presenta afinidades con ninguna de ellas.

191

CONCLUSIÓN

La narración literaria de acuerdo con los postulados de Bhabha y Anderson, es la variante cultural que más puede potenciar y preservar los conceptos de nación y nacionalismo entre los individuos de la comunidad por un tiempo indefinido. De ahí que el protagonismo y la utilidad del idioma sean claves en la creación de una comunidad y en la consolidación del espacio de identidad.

Desde siglos previos Vico y Herder sostuvieron que

la existencia de un sistema comunicativo propulsa el proceso de formación de una memoria colectiva.

Por consiguiente, la

ausencia de un sistema comunicativo aniquilaría el proceso.

El

historiador Hayes se suma a la idea de Vico y Hayes, de que el lenguaje posee un poder congruente y unificador y es indispensable en la creación de un espacio nacional y su historia.

A este principio, Hayes añade que puede existir un

nacionalismo cultural carente de un nacionalismo político. Dicha afirmación es debatible, el nacionalismo cultural puede ser transgresor, quizá no con la contundencia necesaria para lograr una modificación del sistema político central pero si para hacer constatar sus principios.

En cuanto a la narrativa

literaria, el hecho de recopilar las ideas y la ideología, en los textos ya adquiere la forma de un mensaje político.

En el caso

de los autores pro-euskéricos, en los siglos dieciséis y diecisiete no poseían ni los medios ni el apoyo para organizar un partido político e implementar sus objetivos en la esfera política.

Esta carencia no los detuvo en recurrir a los textos

192

para defender el mensaje transgresor: que se tome algún tipo de acción y se empiece a escribir en euskara.

Los primeros autores

pro-euskéricos incitan a otros escritores y al pueblo a que cobren conciencia de su cultura por medio de la lengua que hablan.

En sus textos surgen los elementos pre-nacionalistas y

consecuentemente se va configurando la subsecuente creación de un espacio nacional. Considerando la teoría de Renan, de que constituye la nación, sí se puede encontrar entre los vascos un pasado común y un legado de memorias colectivas.

Igualmente, recordando la

definición de Monserrat Guibernau de nación, el pueblo vasco comparte una cultura común y además habita un territorio demarcado con un pasado colectivo, y con un proyecto de futuro igualmente común. En cuanto a la cultura común, Gellner afirma que los movimientos nacionalistas son selectivos, pueden llegar al punto de revivir lenguas muertas y de recurrir a la invención de la tradición.

Los autores euskéricos no llegan al extremo de

revivir el idioma, sino que intentan conservar el que ya hablan. Pero en su proceso si recurrirán a inventarse ciertos artefactos y así definir una tradición propia. Según historiadores como Fusi, Corcuera Atienza, Jauregui, Larronde y Nuñez Astrain, los elementos del nacionalismo vasco surgieron y llegaron a la cima en los siglos diecinueve y veinte. No obstante, omiten o desconocen que ya eran discernibles en los textos de Etxepare y Leizarraga.

Si el sentimiento nacionalista

193

precede al concepto de nación, entonces los vascos no se pueden considerar una excepción a este principio.

Faltos de un estado,

el nacionalismo vasco se considera insurgente dentro del espacio hegemónico castellano.

Inevitablemente, las clases cultas vascas

intentan construir un sistema monolítico similar al de la hegemonía a la que intentan imitar o distanciarse o contestar a un sistema que posea un idioma unificado.

Los escritores del

ente hegemónico castellano así como algunos subalternos, han relegado y olvidado el pasado histórico de los vascos.

Esta

negación propicia la crítica y su vez facilita la constricción de la lengua autóctona a un espacio subalterno.

Prueba de ello son

las afirmaciones de Juan de Valdés y Unamuno respecto a la poca validez del euskara. Entre los estudios de la identidad cultural euskérica se ha de subrayar el papel del idioma precedido por el de la etnia.

De

acuerdo con Smith, sea mítico o simbólico, el concepto de la etnia se ha consolidado convirtiéndose en una variable estable y durable, a pesar de la condición de que ninguna variable es estática.

Las raíces de la identidad cultural euskérica se

cimientan en el idioma así como en la etnia.

Aunque en

ocasiones, nacionalistas como Arana Goiri han exaltado el valor de la etnia al extremo de formular principios absurdos, de ahí su política del apellidismo. El idioma es uno de los instrumentos más evidentes, que define y promueve esta etnia distinguiéndola de sus convecinos. Para Stuart Mill, en la construcción de una identidad colectiva

194

deben converger una serie de factores: la identidad de los antepasados, la religión, el idioma, la unidad política, una historia común, sin que ninguno tenga suficiente protagonismo individualmente.

El espacio de identidad euskérico goza de estos

factores excepto la unidad política.

En la misma línea, Smith

indica que el idioma no es suficiente por si solo, y que se ha de generar una historia coexistente y paralela con el idioma.

El

idioma, en forma de narración sirve para mantener y preservar la historia.

Se establece una relación simbiótica entre ambas

variables. Los programas nacionalistas son movimientos dinámicos, como todo ente que desea sobrevivir.

Al respecto señala Brewster, que

los impulsores de los sentimientos nacionalistas redefinen lo que significa cultura para cada generación y la modifican según les convenga.

La selección de términos y su evolución es constante.

Esta progresión lineal no provoca necesariamente digresiones con previas definiciones sino que las modifica levemente y las exalta cuando lo considera necesario.

En el caso de Arana Goiri y

Unamuno, como era la norma en su época, se refieren a la etnia como raza.

Mas concretamente, Arana Goiri recurre a la exclusión

de las otras etnias y así distingue la propia de otras etnias. Su programa no denota una relación con las directrices de la identidad euskérica manifestadas por los primeros autores, mas bien refleja los intereses del joven líder en un momento determinado histórico.

Por otro lado, los escritores euskéricos

195

de los siglos dieciséis, diecisiete y dieciocho, no manifiestan tanta arbitrariedad hacia el concepto étnico. Desde el siglo dieciséis al veinte, se aprecia una evolución en el proceso de identidad cultural exaltando diferentes elementos nacionalistas.

Inicialmente, los escritores

euskéricos deseaban asentar las bases de un idioma propio y lograr su espacio cultural.

Pero en el siglo veinte, de mano de

Arana Goiri se aspira a consolidar la identidad étnica y construir un espacio geográfico unificado, donde predomine la etnia vasca.

Sin embargo los postulados aranistas, con un tono

reaccionario, divergen bastante de los postulados de los escritores euskéricos estudiados.

Las tendencias pro-euskéricas

sean o no reaccionarias encuentran un espacio propio dentro de la hegemonía.

Aun cuando la hegemonía castellana fortalece su

posición y ubicación, todos las comunidades que integran el ente precisan de un espacio cultural.

Por lo tanto, se alcanza una

unidad política relativa en la Península, no es un sistema monolítico, y por ello perduran las minorías con idiomas y tradiciones divergentes.

Esta diversidad también perdura en los

espacios subalternos entre los diferentes grupos que la constituyen. Análogo a otros espacios de identidad nacionales, el espacio cultural euskérico precisa de un sistema de legitimación, aun cuando se conoce que el origen es una invención.

El proceso

es fomentado por las clases gobernantes en conjunción con las clases cultas, que comienzan a difundir la doctrina nacionalista

196

en la literatura, la historia, la religión, y el sistema educativo.

En el caso de la cultura euskérica, la carencia de un

estado centralizador limita los medios disponibles para difundir las manifestaciones nacionalistas, pero no por ello quedan silenciadas sus voces totalmente. Un aspecto por considerar es la afirmación de Deane de que todo nacionalismo contiene una dimensión metafísica, porque desean materializar su esencia intrínseca en una forma tangible. Estas formas son bien la tradición

literaria o el sistema

político, y llegan al punto de lo absurdo cuando se consideran el modelo ideal.

La tradición literaria de los primeros escritores

euskéricos no transluce un mensaje radical de que su espacio es el ideal sino que si es compatible con el hegemónico. Posteriormente, el programa aranista si adopta una postura más reaccionaria e intransigente hacia otros modelos nacionalistas, como es el español. En el proceso de dar forma a los sentimientos nacionalistas, se utilizan artefactos culturales que crean y consolidan la identidad de la colectividad, como por ejemplo la literatura.

El aspecto utilitario del idioma es representado en

el texto porque éste funciona como el defensor y transmisor de una ideología, aun cuando se encuentra limitado a la producción. La clase culta aspira a implementar una lengua escrita, por que el idioma escrito ayuda a codificar la lengua y produce una relativa uniformidad.

Más aun facilita el acercamiento entre la

cultura alta y la cultura popular.

Dicho acercamiento ayuda a

197

legitimar un espacio propio lingüístico, pues por norma la cultura popular acepta la selección de la cultura alta. Fundamentalmente, partiendo de las teorías de Keating, se pueden determinar dos categorías que integran el concepto de cultura: la cultura alta y la cultura popular. identificables ambas categorías.

En la cultura euskérica son Los ejemplos son: el bertsolari

o el habla del pueblo y por otro los textos de De Axular, Micoleta y demás escritores.

La relación entre las dos clases de

grupos está estrechamente marcada.

De hecho a pesar de la

aparición de textos en euskara, el elemento del bertsolari continua activo en la sociedad actual. Cuando el lenguaje literario se fusiona con la tradición política se fortalece el concepto de proyecto nacional.

En el

caso de los espacios subalternos, la carencia de un gobierno propio, puede impedir que este proceso se materialice.

La

literatura se convierte en un medio de producción y control sobre las clases menos privilegiadas y se empieza a legitimar un espacio cultural sobre el resto.

La claridad de los objetivos

por lograr no evita que el discurso se fragmente.

No existe un

discurso unisonante, sino que se pueden identificar dos: el pedagógico y el performativo.

La clase alta que controla la

hegemonía adopta el discurso pedagógico, y la clase alta periférica o marginal adopta el performativo.

De acuerdo con

estos principios, la literatura euskérica forma parte del discurso performativo.

198

A la hora de estudiar las teorías de Bhabha, sobre el discurso performativo y el pedagógico, no se pueden estudiar aisladamente sin recordar las teorías de Bakhtin. Las teorías de Bakhtin sobre la heteroglosia emergen en todos los idiomas, incluso los marginales.

La presencia de la heteroglosia

es evidente en el euskara con la inclusión de las voces de las diferentes clases sociales.

Paralelamente las fuerzas

centrífugas han derivado en la formación de diferentes dialectos. Retomando los postulados de Bakhtin, según los cuales no existe un idioma neutro ni unitario, el euskara no es una excepción a este principio.

No obstante, como el resto de los idiomas, en

cierta forma se ha logrado crear una lengua relativamente unitaria, el Euskara Batua. Para los autores euskéricos, su idioma marginal, ha servido como vehículo para establecer y consolidar la identidad cultural euskaldun.

La elite literaria, la mayoría de ellos

eclesiásticos, generalmente ha escrito sobre temas religiosos aunque esto no haya disminuido su esfuerzo para delinear y construir un espacio cultural propio.

El hecho de que

escribieran motivos religiosos, no resta protagonismo a su labor de capitalizar los espacios marginales de los textos. Evidentemente los primeros textos euskéricos contienen, plantean y fomentan una ideología nacionalista que conduce a la articulación de la identidad nacional. Los escritores recurren al idioma porque en la época la unidad idiomática era la única alternativa viable, al carecer de un movimiento político.

Se

199

puede considerar un discurso contestatario hasta cierto punto, porque defiende su existencia, no obstante no es un discurso radical ni reaccionario, es mas bien un discurso de validación y legitimación.

A través del cultivo literario y su subsecuente

producción literaria, los escritores intentan recalcar la identidad del colectivo euskérico. Saliéndose de los márgenes religiosos, los escritores euskéricos defienden e intentan consolidar su espacio, conocido como marginal o residual donde pueden manifestar su identidad.

Sería a principios del siglo

diecinueve, con el auge del movimiento Romántico en Europa, que la creación de partidos políticos representando a minorías y regiones alcanzó su apogeo a la hora de impulsar el mito de la nación. En la Península, figuras como Arana Goiri y Unamuno expresaron su profunda religiosidad y displicencia por atajar los principios católicos.

No se debe exagerar el papel de Arana

Goiri, porque el suyo no fue el primer nacionalismo vasco.

Ni

otorgarle el calificativo de libertador como lo hace Pedro de Basaldúa en su libro El libertador vasco Sabino de Arana Goiri; biografía histórica, publicado en el año 1953.

Aunque en cierta

forma, se ha de reconocer que su postura radical pro-euskérica catapultó, a un nivel más allá del nacional, la búsqueda de la nación vasca.

El aranismo añoró e intentó imponer

el mito de la nación vasca (Juaristi, El bucle).

Arana Goiri,

escudado bajo unos principios políticos, trasladó la transgresión textual a una esfera más activa políticamente y fundó un partido

200

político.

Además impulsó la esfera ligüística al punto de rozar

la aberración en su intento por lograr la pureza del euskara. Los principios de Unamuno por su parte, radicados en una ideología hegemónica castellana, alabaron el castellano y negaron muchas de las características y géneros de la literatura euskérica, mutilando su valor cultural.

Unamuno consideró el

euskara un idioma pobre y de poco valor en todos los aspectos, por eso decidió subyugarlo a la hegemonía castellana. Demostrando su resistencia a los espacios no hegemónicos, optó por apoyar el nacionalismo español ya que poseía más relevancia internacional, y otorgó al euskara un contexto marginal.

El

filósofo, intransigente con cualquier digresión a la hegemonía, predijo erróneamente la futura extinción del espacio marginal atribuido al euskara. A pesar de las afirmaciones de Unamuno, la literatura escrita entró en la esfera pública en siglos anteriores.

El

cultivo literario del espacio de identidad subyace desde que el texto de Etxepare se publicó en el año 1545.

Como parte de su

función clerical, Etxepare no negó la hegemonía católica y dedicó bastantes poemas al tema religioso.

En sus obras Etxepare supo

delinear y establecer un espacio de identidad que reflejara las características de su grupo étnico e intento conservarlo.

El

poeta decidió escribir el texto en un lenguaje marginal y con contenido transgresor.

Utilizó el euskara como idioma y, por si

esto no fuera suficiente para demarcar los parámetros del espacio

201

cultural, añadió un contenido ideológico nacionalista.

Así se

formaron las bases residuales del primer nacionalismo vasco. En el siglo dieciséis, el País Vasco carecía de un movimiento político nacionalista pero el llamado de Etxepare subyacería como un substrato para los futuros nacionalistas vascos.

Leizarraga adoptó una postura similar a la de Etxepare.

Su llamado también se dirigía a la creación de un espacio cultural euskérico, y no consistía necesariamente en un discurso contestatario al discurso hegemónico castellano.

El hecho de que

Leizarraga fuera calvinista no influyó en su cuestionamiento del espacio de identidad, que él creía debía ocupar el euskara por derecho propio.

Consideraba que el euskara era un idioma que no

debía ser inferior a ningún otro.

Aceptaba que fuera hablado por

un reducido número de personas, pero esto no había de servir en detrimento al lugar que debía ocupar en la historia. Posteriormente, De Axular aludió a la diversidad de dialectos y vocablos en euskara pero señaló que la convergencia era posible. Se necesitaba crear una tradición escrita, y criticó a los escritores euskéricos por su falta de compromiso.

De Axular,

como sus predecesores, recurre a la escritura para mejorar y unificar el idioma. Micoleta, se adhiere a estos objetivos y se interesa en establecer un idioma normativo.

La carencia de directrices en un

idioma conduce a la diversidad y a los dialectos.

Para enfrentar

estas divergencias y digresiones lingüísticas, Micoleta intenta crear un estudio sistemático y normativo.

Con el mismo fin, años

202

más tarde Larramendi, escribe un diccionario, aunque el suyo fue más elaborado y diverso. Precisamente, por su variedad, Picaud critica el euskara como un idioma inferior, hecho que según él está indicado por su diversidad dialectal.

En siglos posteriores Unamuno va más allá

y niega la existencia de obras literarias escritas que posean un cierto valor literario.

En sus acerbos ataques, llega al punto

de negar la existencia de la poesía euskérica.

Aun cuando el

bertsolari es un elemento esencial en la cultura euskérica.

Su

critica a la fragmentación del euskara es una alusión a la heteroglosia, característica intrínseca a cualquier idioma.

Se

ha de precisar que el euskara, en su condición de idioma, no puede constituir un idioma neutro ni unitario.

Las fuerzas

centrífugas ejercen su influencia en todas las lenguas, y las marginales no constituyen una excepción. Otra perspectiva importante en cuanto a la definición de la identidad euskérica son las obras escritas en otros idiomas como el castellano.

Los apologistas del euskara que escriben en

castellano, coinciden en la necesidad de construir un espacio de identidad propio.

El escribano, Pedro de Madariaga utiliza su

posición privilegiada en el espacio hegemónico para respaldar el valor del euskara.

De Madariaga se respalda en su profesión,

resaltando que los escribanos vascos también eran buenos conocedores del castellano.

Utilizando el castellano, el

escribano expresa la importancia de enseñar a los eusko parlantes las características de la lengua vernácula.

Asimismo, amonesta a

203

los “vizcaynos”, término con el que alude a todos los eusko parlantes, de no utilizar el euskara en sus documentos escritos. De Madariaga afirma que se debe escribir en euskara porque es un idioma en el que ya existen libros escritos.

En la misma línea,

y utilizando el mismo idioma, el castellano, De Echave coincide con las afirmaciones de De Madariaga.

Las posturas de ambos, De

Madariaga y De Echave, invalidan las de Valdés y Unamuno, quienes intentan desestimar el valor de las obras escritas en euskara. El euskara es un idioma vivo y en vías de desarrollo, por ello no puede evitar la heteroglosia.

Mientras que por un lado

evoluciona la centralización y unificación de la ideología verbal, por otro avanza sin interrupción el proceso de disgregación y descentralización. Manteniendo una disputa constante con las fuerzas centrífugas, las fuerzas centrípetas intentan establecer un espacio cultural con un idioma basado en normas. A causa de las limitaciones que sufre el idioma, el concepto de la nación es impreciso y nunca se llegará a una única definición.

De la narración junto con el pensamiento político,

emerge la idea de la nación en la tradición occidental (Bhabha 1).

Por lo tanto, el concepto de nación

es un ente imaginado y

temporal, cuyos orígenes naturales son desconocidos.

Obviamente,

el fundamento del espacio de identidad euskérica no solo radica en el factor idioma.

Consecuentemente, elementos como la etnia

y el espacio geográfico complementan los principios ideológicos que emergen de la narración literaria.

El concepto de la nación

204

euskérica radica en dichos elementos, pero el proyecto de estado vasco no ha sido aun factible.

En siglos dieciséis, diecisiete y

dieciocho, los defensores del euskara nunca intentaron reemplazar a la hegemonía, pero si articular un espacio de identidad y lo han logrado en la forma de un espacio cultural marginal propio. En siglos más recientes y en la actualidad, la identidad nacional euskérica existe como concepto abstracto no estático, y como todo espacio de identidad es un proceso de cambio permanente.

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