UNA HISTORIA DE LA ANTIGUA ROMA

DOSSIER DE PRENSA MARY BEARD SPQR UNA HISTORIA DE LA ANTIGUA ROMA A LA VENTA EL 28 DE ABRIL «SPQR es la obra cumbre de Mary Beard: un auténtico viaj...
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DOSSIER DE PRENSA

MARY BEARD

SPQR UNA HISTORIA DE LA ANTIGUA ROMA A LA VENTA EL 28 DE ABRIL «SPQR es la obra cumbre de Mary Beard: un auténtico viaje al pasado para entender la antigua Roma desde los reyes hasta los emperadores. Siempre rigurosa, ingeniosa y amena, Mary Beard es, para mí, la augusta Beard, la auténtica emperatriz de Roma en el siglo XXI.» — Santiago Posteguillo

«Mary Beard escribe con singular maestría y sabe unir la erudición actual más refinada con un estilo narrativo tremendamente vivaz; refleja el dramatismo de los momentos claves de la historia y retrata a sus personajes con tremenda agudeza.» — Carlos García Gual

«La antigua Roma es sumamente importante —escribe Mary Beard—, por lo que ignorar a los romanos no es solo dar la espalda al pasado remoto, ya que Roma todavía contribuye a definir la forma en que entendemos nuestro mundo y pensamos en nosotros, desde la teoría más elevada hasta la comedia más vulgar. Después de 2.000 años, sigue siendo la base de la cultura y la política occidental, de lo que escribimos y de cómo vemos el mundo y nuestro lugar en él.» En efecto, sus mitos e historias de Rómulo y Remo a la violación de Lucrecia, de la conspiración de Catilina a los idus de marzo, todavía resuenan entre nosotros. Y sus debates sobre la ciudadanía, la seguridad y los derechos de las personas, tan lejanos en el tiempo, siguen teniendo vigencia en el mundo de hoy. SPQR explora cómo Roma pasó de ser un pueblo insignificante en el centro de Italia a consolidarse como imperio y controlar el territorio que abarca de España a Siria, desvela qué concepto tenían los romanos de sí mismos y sus logros, y explica por qué siguen siendo importantes para nosotros. SPQR es una nueva mirada a la historia de Roma, que Mary Beard nos permite leer como si estuviéramos allí.

MARY BEARD es una de las más famosas y originales clasicistas de hoy. Es catedrática de clásicas en el Newnham College, en Cambridge, y editora jefe de Clásicos del TLS. Entre sus obras destacan El triunfo romano y Pompeya, que ganó en 2008 el Wolfson History Prize y sobre el que la BBC hizo una serie documental. Su última obra publicada fue La herencia viva de los clásicos. Prospect Magazine la seleccionó en 2014 como uno de los pensadores más influyentes del mundo.

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SPQR «La historia de la antigua Roma ha cambiado sobremanera a lo largo de los últimos cincuenta años, y todavía más durante los casi doscientos cincuenta años transcurridos desde que Edward Gibbon escribiera Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, su idiosincrásico experimento histórico que promovió el estudio moderno de la historia de Roma en el mundo angloparlante. Esto se debe en parte a las nuevas formas de abordar las viejas evidencias y a las distintas cuestiones que les planteamos. El mito de que somos mejores historiadores que nuestros antecesores es peligroso, puesto que no lo somos. Sin embargo, acometemos la historia romana con prioridades diferentes, desde la identidad de género hasta el abastecimiento de alimentos, que hacen que el pasado antiguo nos hable con un idioma nuevo. La historia de Roma se reescribe constantemente, y siempre ha sido así; en cierto modo, sabemos hoy más sobre la antigua Roma que los propios romanos. Dicho de otro modo, la historia de Roma está aún en desarrollo. Este libro es mi contribución a este inmenso proyecto y ofrece mi versión de por qué es importante. SPQR toma por título otra frase romana famosa, Senatus PopulusQue Romanus, "El senado y el pueblo de Roma". Está motivado por una curiosidad personal acerca de la historia de Roma, por la convicción de que todavía vale la pena entablar un diálogo con la antigua Roma y por la cuestión de cómo pudo una diminuta e insignificante aldea del centro de Italia convertirse en una potencia que dominó un territorio tan extenso en tres continentes. Esta obra trata de cómo creció y mantuvo Roma su posición durante tanto tiempo, no sobre cómo declinó y cayó, si es que verdaderamente sucedió en el sentido en que lo imaginó Gibbon. (…) La historia de Roma es un gran desafío. No hay una sola historia de Roma, especialmente cuando el mundo romano se había extendido fuera de Italia. (…) No hay relatos escritos de contemporáneos romanos sobre la historia más temprana de Roma ni de cuando empezó a expandirse en el siglo IV a. C. para dejar de ser una pequeña aldea y convertirse en el principal protagonista de la península Itálica. (…) La historia romana exige también un particular tipo de imaginación. En cierto modo, explorar la antigua Roma desde el siglo XXI es como caminar por la cuerda floja, un escrupuloso malabarismo. Si uno mira hacia abajo por un lado, todo parece tranquilizadoramente familiar: hay conversaciones en las que casi podemos participar, sobre la naturaleza de la libertad o sobre problemas sexuales; hay edificios y monumentos que reconocemos y la vida de familia transcurre de una manera que podemos comprender, con sus adolescentes rebeldes; y hay chistes que "pillamos". Por el otro lado, se nos antoja un territorio completamente extraño.»

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ALGUNOS EXTRACTOS DE LA OBRA LA HISTORIA, CON TODOS SUS DETALLES «Hasta el siglo I a. C. no podemos empezar a explorar Roma de cerca y detalladamente con ojos contemporáneos. De este período se ha conservado una gran abundancia de textos: desde cartas privadas hasta discursos públicos, desde filosofía hasta poesía épica y erótica, culta y sacada directamente de la calle. Gracias a todo ello, podemos seguir los tejemanejes cotidianos de los grandes personajes políticos de Roma, fisgonear en sus trapicheos y negociaciones y atisbar sus puñaladas traperas, metafóricas y literales. Podemos incluso degustar sus vidas privadas: sus riñas matrimoniales, sus problemas económicos, su dolor por la muerte de sus queridos hijos o en ocasiones de sus queridos esclavos. No hay ningún período anterior en la historia de Occidente que se pueda conocer tan bien o tan íntimamente (de la Atenas clásica no tenemos nada parecido a estos ricos y variados testimonios). Tendrá que transcurrir más de un milenio, en el mundo de la Florencia del Renacimiento, para encontrar de nuevo otro lugar que podamos conocer con tanto detalle.»

SPQR «SPQR se encuentra todavía grabado por toda la ciudad de Roma, en todas partes, desde en las tapas de la alcantarilla hasta en las papeleras. Se remonta a la época de Cicerón, y se ha convertido en uno de los acrónimos más duraderos de la historia. Como era de esperar, ha provocado parodias. Una de las favoritas de los italianos es "Sono Pazzi Questi Romani": "Están locos estos romanos".»

LAS LEYES DEL DÍA A DÍA «En gran parte, las Doce Tablas afrontan problemas domésticos, con especial hincapié en la vida familiar, vecinos molestos, propiedad privada y muerte. Establecen procedimientos para el abandono o matanza de bebés deformes (una práctica corriente en toda la Antigüedad, conocida eufemísticamente por los eruditos modernos como "exposición"), para las herencias y para la correcta realización de los funerales. Cláusulas especiales prohíben a las mujeres arañarse las mejillas en señal de duelo, levantar piras funerarias demasiado cerca de la vivienda de otras personas y enterrar oro, a excepción del oro dental, con el cuerpo. Los daños delictivos y accidentales constituían otra preocupación evidente. Aquel era un mundo en el que la gente se preocupaba por cómo lidiar con el árbol del vecino que colgaba sobre su propiedad (solución: tenía que cortarse hasta una determinada altura) o con los animales del vecino que corrían sin control (solución: tenía que repararse el daño o entregar el animal). Se preocupaban por los ladrones que entraban en las casas por la noche, delito que se castigaba con mayor dureza que el robo de día, por los vándalos que destruían las cosechas o por armas incontroladas que accidentalmente herían a un inocente. No obstante, en caso de que todo esto resulte demasiado familiar, era también un mundo en el que la gente se preocupaba por la magia. ¿Qué había que 4

hacer si algún enemigo embrujaba tu cosecha o te lanzaba un hechizo? Por desgracia, el remedio se ha perdido.»

COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA «Dos cosas están claras y socavan un par de engañosos mitos modernos acerca del poder y el «carácter» romano. En primer lugar, los romanos no eran por naturaleza más beligerantes que sus vecinos y contemporáneos, como tampoco eran por naturaleza mejores constructores de carreteras y puentes. (…) No obstante, sería ingenuo imaginar que los demás pueblos de Italia eran diferentes. Eran grupos muy dispares, mucho más variados en cuanto a lengua, cultura y organización política, de lo que implica la palabra simplificada "itálicos". Pero a juzgar por lo relativamente poco que sabemos sobre la mayoría de ellos, por el equipamiento militar encontrado en sus tumbas o por las pasajeras referencias literarias a sus botines, guerra y atrocidades, estaban tan comprometidos con el militarismo como los romanos y probablemente tan sedientos de ganancias. (…) En segundo lugar, los romanos no planearon conquistar y controlar Italia. No hubo ninguna camarilla romana en el siglo IV a. C. que se sentase con un mapa tramando apoderarse de extensiones territoriales tal como asociamos hoy a los Estados nación imperialistas de los siglos XIX y XX. Para empezar, tan simple como suena, no tenían mapas. Lo que esto supone en cuanto a su manera, o a la de cualquier otro pueblo "precartográfico", de concebir el mundo que les rodeaba, o solo más allá de sus horizontes, es uno de los grandes misterios de la historia. (…) Estos romanos veían su expansión más como un cambio de relaciones con otros pueblos que como control de territorio.»

EL SECRETO «El secreto, sugería Polibio, residía en una delicada relación de equilibrio de poderes entre cónsules, el Senado y el pueblo, para que ni la monarquía, ni la aristocracia, ni la democracia prevalecieran por completo. Los cónsules, por ejemplo, podían tener pleno mando monárquico en campaña, pero primero tenían que ser elegidos por el pueblo, y dependían del Senado para financiarse. El Senado era el que decidía si un general de éxito debía ser premiado con un triunfo al final de su campaña, y se precisaba el voto del pueblo para ratificar cualquier tratado que se quisiese firmar. Y así sucesivamente. Polibio argumentaba que eran estos equilibrios en el sistema político los que favorecían la estabilidad interna sobre la que se construía el éxito exterior de Roma. Se trata de un análisis inteligente y sensible a las pequeñas diferencias y sutiles matices que distinguen a un sistema político de otro. Sin lugar a dudas, en algunos aspectos Polibio intenta meter con calzador la vida política que presenció en Roma en un modelo analítico griego que no encaja. Aderezar su argumentación con términos como "democracia" es profundamente engañoso. La "democracia" (demokratia) estaba arraigada política y lingüísticamente al mundo griego. Nunca fue un grito de guerra en Roma, ni siquiera en el sentido antiguo limitado ni tampoco para los políticos populares romanos más radicales. En gran parte de los textos conservadores que se 5

han conservado, la palabra significa algo así como "gobierno del populacho". No tiene demasiado sentido preguntarse cuán "democráticas" eran las políticas de la Roma republicana: los romanos luchaban por, y para, la libertad, no la democracia. No obstante, en cierto modo, al impulsar a sus lectores a no perder de vista al pueblo en su imagen de la política romana y a mirar más allá del poder de los funcionarios elegidos y del Senado aristocrático, Polibio inició un importante debate que aún hoy perdura. ¿Hasta qué punto influía la voz popular en la política romana de la República? ¿Quién controlaba Roma? ¿Cómo podríamos definir nosotros el sistema político romano?»

LAS MINAS DE HISPANIA «Los romanos no intentaron anexionarse territorios al otro lado del mar de manera sistemática ni imponer los tradicionales mecanismos de control. Esto explica en parte por qué el proceso de expansión pudo ser tan rápido: no establecían ninguna infraestructura de gobierno. Evidentemente obtenían recompensas materiales de aquellos a quienes derrotaban, pero de diferentes maneras y ad hoc. Imponían ingentes sumas de dinero como indemnización a algunos estados: un total de más de seiscientas toneladas de lingotes de plata solo en la primera mitad del siglo II a. C. En otros casos se adueñaban del ya constituido régimen tributario habitual establecido por los anteriores gobernantes. En ocasiones inventaban nuevas formas de sacar tajada y conseguir enormes beneficios. Las minas de plata de Hispania, por ejemplo, antes parte del dominio de Aníbal, no tardaron en producir tanto mineral que la contaminación ambiental provocada al procesarlo todavía puede detectarse en muestras fechables extraídas de las profundidades del casquete glaciar de Groenlandia. Y Polibio, que visitó Hispania a mediados del siglo II a. C., escribió que había 40.000 mineros, en su mayoría esclavos evidentemente, trabajando solo en una región minera del territorio (no literalmente, quizá "40.000" fuera una abreviatura antigua corriente para referirse a "un número muy elevado", como nuestro "millones").»

HUMANO, DEMASIADO HUMANO «Pompeyo (…) era un poco más que humano. Esta consideración se advierte también en un honor que a petición de dos tribunos se votó para él en el año 63 a. C., anticipándose a su regreso de Oriente: Pompeyo tendría permiso para llevar el atuendo de general triunfador cada vez que asistiera a las carreras en el circo. Esta prerrogativa era mucho más importante de lo que puede parecer y sin duda mucho más que un asunto de código de vestimenta, puesto que el especial atuendo tradicional que llevaba el general conquistador en su desfile triunfal era idéntico al que llevaba la estatua del dios Júpiter en el templo de la colina Capitolina. Era como si la victoria militar permitiese al general ponerse literalmente en la piel de un dios, aunque solo por un día, lo que explica que el esclavo que estaba de pie detrás de él en la cuadriga supuestamente le susurrase al oído una y otra vez: "Recuerda que eres (solo) un hombre". Permitir que Pompeyo se vistiese con todos los atributos triunfales en otras ocasiones equivalía a darle un estatus divino fuera de aquel contexto ritual 6

estrictamente definido. Todo aquello debió de parecer un paso arriesgado, porque Pompeyo, según dicen, solo hizo uso de su nuevo privilegio una vez; y, como observó con agudeza un escritor romano unos setenta años después, "aquello fue ya demasiado a menudo". Uno de los grandes dilemas a los que se enfrentó la República romana fue el de encontrar el equilibrio del éxito y la celebridad individual con la teórica igualdad de la élite y los principios del poder compartido. Muchas historias míticas de la Roma primitiva plantean el problema de héroes gallardos que traspasan los límites para enfrentarse al enemigo en combate singular. ¿Merecían castigo por su desobediencia u honores por llevar la victoria a Roma?»

LOS IDUS DE MARZO «Julio César fue asesinado el 15 de marzo de 44 a. C., los idus en el sistema romano de datación. En algunas partes del Mediterráneo la guerra civil no había terminado en absoluto. (…) Muy apropiadamente, el acontecimiento tuvo lugar en la nueva sede del Senado, que Pompeyo había construido en su nuevo complejo teatral, frente a una estatua suya, que terminó salpicada con la sangre de César. Gracias en parte a la reelaboración del tema en Julio César de Shakespeare, el asesinato del dictador romano en nombre de la libertas se ha convertido desde entonces en el patrón de último recurso para la oposición a la tiranía y el asesinato ejemplar. No fue ninguna casualidad, por ejemplo, que John Wilkes Booth utilizara «idus» como contraseña para el día en que planeaba matar a Abraham Lincoln. No obstante, tal como muestra la mirada retrospectiva a lo largo de la historia romana, aquel fue el último de una serie de asesinatos de políticos populares, radicales y discutiblemente demasiado poderosos que empezó con el linchamiento de Tiberio Graco en el año 133 a. C. La pregunta es: ¿qué intentaba hacer César y qué lo hizo aparecer tan inaceptable para este grupo de senadores como para que el asesinato fuera la única salida? (…) Por ejemplo, César impulsó un gran número de colonias nuevas en ultramar para reasentar a los pobres de la ciudad de Roma, siguiendo la iniciativa de Cayo Graco con una próspera fundación en Cartago. Esto, sin duda, le permitió reducir el número de receptores de grano gratis a aproximadamente la mitad, a ciento cincuenta mil en total. Extendió también la ciudadanía romana a aquellos que vivían en el lejano norte de Italia, más allá del río Po, y propuso la concesión del estatus latino a la población de Sicilia. No obstante, tenía planes aún más ambiciosos para reformar el gobierno romano, que entre otras cosas consistían en regularizar, e incluso controlar, todos los aspectos de la organización civil, tanto en Roma como en toda Italia. Las reformas abarcaban desde cuestiones sobre quién podía ejercer un cargo en las comunidades locales italianas (ni sepultureros, ni proxenetas, ni subastadores a menos que estuviesen retirados) hasta asuntos de mantenimiento de caminos (los propietarios de las casas serían responsables del tramo frente a su casa) y la gestión del tráfico (no podían circular vehículos de carga pesada en Roma durante el día salvo en caso de construcción o reparación de templos, o para sacar los escombros de las demoliciones).» 7

MUJERES «Es evidente que las mujeres romanas en general tenían mucha más independencia que las mujeres de cualquier lugar del mundo de la Grecia clásica o del Próximo Oriente, por más limitada que pueda parecer si nos basamos en los parámetros modernos. Es particularmente llamativo el contraste con la Atenas clásica, donde las mujeres de familias ricas habían de vivir vidas recluidas y aisladas, lejos de la vista del público, segregadas de los hombres y de la vida social masculina (huelga decir que los pobres no tenían el dinero ni el espacio suficientes para imponer tales divisiones). Evidentemente, también había incómodas restricciones para las mujeres en Roma: el emperador Augusto, por ejemplo, las relegó a las últimas filas de los teatros y circos de gladiadores; las dependencias de las mujeres en los baños públicos normalmente estaban mucho más abarrotadas que las de los hombres; en la práctica las actividades masculinas probablemente dominaban las zonas más ostentosas de la casa romana. No obstante, las mujeres no estaban obligadas a ser públicamente invisibles, y la vida doméstica no parece que estuviera formalmente dividida en espacios masculinos y femeninos, con zonas de género prohibidas. Las mujeres comían normalmente con los hombres, y no solo las trabajadoras sexuales, prostitutas y artistas que proporcionaban compañía femenina en las fiestas de la Grecia clásica. (…) Una mujer no adoptaba el nombre del marido ni estaba totalmente sometida a su autoridad legal. A la muerte de su padre, una mujer adulta podía poseer propiedades por derecho propio, comprar y vender, heredar o hacer testamento y liberar a esclavos: muchos de los derechos que las mujeres británicas no consiguieron hasta la década de 1870.»

JUSTICIA PARA CALÍGULA «Sería ingenuo pensar que Cayo [Calígula] era un gobernante inocente y benévolo, terriblemente incomprendido o sistemáticamente malinterpretado. No obstante, es difícil resistirse a la conclusión de que, por más que hubiera un atisbo de verdad en ellas, las historias que se narran sobre él son una mezcla inextricable de hechos, exageración, deliberada malinterpretación y descarada invención. Urdidas en gran medida después de su muerte, y en buena parte en beneficio del nuevo emperador Claudio, cuya legitimidad en el trono dependía en parte de la idea de que su predecesor había sido justamente eliminado. El mismo interés que tenía Augusto en vilipendiar a Marco Antonio lo tenía también el régimen de Claudio y aquellos que se encontraban al servicio del nuevo emperador y querían distanciarse del viejo sumando abusos en el haber de Cayo, fuera cual fuese la verdad. Dicho de otro modo, puede que Cayo fuera asesinado porque era un monstruo, pero también es posible que se le convirtiera en un monstruo porque fue asesinado.»

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ÍNDICE Mapas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Prólogo: La historia de Roma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 1. El mejor momento de Cicerón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 2. Al principio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 3. Los reyes de Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 4. El gran salto hacia delante de Roma . . . . . . . . . . . . . . . 137 5. Un mundo más grande . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179 6. Nueva política . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221 7. Del imperio a los emperadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269 8. El frente doméstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317 9. Las transformaciones de Augusto. . . . . . . . . . . . . . . . . 361 10. Catorce emperadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 413 11. Los que tienen y los que no tienen . . . . . . . . . . . . . . . . 465 12. Roma fuera de Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 507 Epílogo: El primer milenio romano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 561 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 573 Cronología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 601 Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 613 Lista de ilustraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 615 Índice alfabético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 625

Para ampliar información: GABINETE COLABORADOR Ingenio de Comunicación [email protected] Eva Orúe Tel. 629 280 954 Prensa Editorial Crítica: Natàlia Sánchez [email protected] Tel. 93 492 89 47

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