Una experiencia familiar para una vida llena de frutos

+FRUTO: Celebremos a Jesús Una experiencia familiar para una vida llena de frutos Celebramos la pascua, primicias y panes sin levadura. La guía en inc...
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+FRUTO: Celebremos a Jesús Una experiencia familiar para una vida llena de frutos Celebramos la pascua, primicias y panes sin levadura. La guía en incluye actividades para niños.

Introducción Este 22 abril se manifiesta un ciclo que Dios llama Pascua, marcando los tiempos del Padre para su pueblo. Cuando Dios reveló a su pueblo la pascua, golpeó con rudeza desde las sombras las estructuras esclavizantes de Egipto, al poner la sangre de los corderos sobre las puertas que guardaban a las familias de su pueblo, trayéndoles libertad. Miles de años después, cuando Jesús se manifestó entre nosotros, volvió a golpear las estructuras de las tinieblas con la muerte del Cordero de Dios. Su sangre se derramó quebrando el imperio del hades y de la muerte, llevando libertad a las familias de la tierra, la verdadera libertad, habilitando el ingreso de los hombres al Padre. Hoy hay una tendencia entre algunos cristianos de judaizar la iglesia, es decir, de volver a practicar los ritos como lo hacía el pueblo judío: No estamos de acuerdo con esto, sino que lo consideramos un retroceso. Mucho del material que la gente hoy consume sobre la cultura hebrea tiene una influencia cabalística y oscura. El árbol del conocimiento del bien y del mal sigue allí buscando llevar a los hombres a confiar más en el conocimiento sombrío que en la luz del Espíritu de Vida en Cristo Jesús. Necesitamos limpiarnos de esta levadura peligrosa. Nosotros no nos sujetamos a costumbres y tradiciones, sabemos que somos eternos en Cristo Jesús, y entendemos que Él es el cumplimiento de los tiempos; pero hemos sido enviados a un mundo sujeto a la temporalidad y debemos gobernar sobre los tiempos de este mundo, estableciendo los ciclos del Padre sobre la tierra. Ese gobierno de Dios sobre los tiempos de los hombres libera un pulso, que se repite cíclicamente sonando desde la eternidad. Ese pulso establece una fiesta, un tiempo de regocijo en los hijos de Dios, impulsándolos a derribar toda estructura que se rebela contra el conocimiento de nuestro Dios y activándolos en el proceso de ser una iglesia rendida al Cordero, que sujeta a sus enemigos bajo sus pies. La Pascua, además de ser una fiesta en sí misma, daba inicio a dos fiestas muy importantes: la de panes sin levadura y la de las primicias de cebada. Jesús murió durante la pascua, y en su muerte juzgó la levadura de corrupción. El Padre no permitió que su cuerpo sea corrompido y manifestó el poder de la resurrección, levantándolo de los muertos el día de la fiesta de las primicias. De esa forma Jesús recibió la preeminencia en todas las cosas, Él fue la primicia de la resurrección de los muertos, el primogénito de los hermanos. A partir de Jesús, ya no es tan importante la liturgia y los ritos de la fiestas, sino su manifestación sobre esta creación temporal, estableciendo su señorío, marcando de esta forma que el año comienza el mes cuando la cebada está lista para la cosecha. Como vemos, Jesús mismo respetó los tiempos establecidos por el Padre sobre la temporalidad, aún el Espíritu Santo descendió en la fiesta de Pentecostés, fiesta donde las primeras gavillas de trigo eran cosechadas.



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Nosotros estamos en el mundo, aunque no somos de este mundo. Para protegernos de la cultura de este mundo, el Padre nos proveyó de un muro de defensa a través de las fiestas, las cuales expresan la cultura de su reino. Podemos ver a Jesús manifestado en cada una de las fiestas perpetuas; así Dios desarrolló una dinámica para mantener a su pueblo en libertad frente a la acechanzas del maligno y los enredos del sistema de este mundo. En cada año que una familia vive pasan muchas cosas, nuestros pies se contaminan con el polvo del mundo en el que caminamos. Tenemos conquistas preciosas, pero muchas familias y personas son golpeadas por eventos desafortunados y decisiones equivocadas. Esto sucede porque tenemos niveles de inmadurez o falta de pureza que aún quedan presentes y que no han sido conquistados en el proceso de que Cristo sea formado en nosotros. Las fiestas son una añadidura del diseño de Dios para manifestar a Jesús en nosotros. Están pensadas para evitar que la corrupción, esa levadura que se manifestó en lo que vivimos durante el año que pasó, logre pasar al nuevo año. Así, impiden que cualquier sistema espiritual de peso y pecado se instale sobre las familias, y traen la perspectiva correcta para ir a más, como la luz de la aurora. Formato de día bíblico: vamos a tomar como norma a la hora de hablar de fechas, como está establecido en la palabra; esto es, que un día lo contaremos desde la caída del sol, hasta la caída del sol del día siguiente. Ejemplo: el día de Pascua cae 22 de abril. De acuerdo a lo que explicamos en el párrafo anterior, Pascua va desde la caída del sol del viernes 22 de abril, hasta la caída del sol del día sábado 23 de abril. Y así, cuando nombremos un día, lo tomaremos de esta manera.

Inicio: 22/04 Celebramos pascua en los hogares La pascua sin dudas era una fiesta de la familia. El cordero sacrificado en Egipto debía ser comido por toda la familia, y si esta era muy pequeña, podía invitar a otra, pero el Cordero debía ser comido en su totalidad. Dentro de este plan, como familias de la iglesia de nuestro Señor Jesucristo hoy nos alineamos con la acción de Dios sobre los tiempos de esta tierra, decretando juicio sobre las estructuras espirituales de esclavitud. La sangre del Cordero marcaba los dinteles de los hogares para limpiar el pecado, para quebrar la legalidad de la esclavitud sobre las familias, para establecer que eran su propiedad, que vivían bajo su pacto, que su alimento era el Cordero de Dios, la comida que no perece, la que sacia a toda la familia. Eso mismo declaramos para nuestras familias hoy.

Aplicación práctica Proponemos organizar una cena de celebración, donde podemos invitar a otras familias, a personas que viven solas, o quizás muchachos y muchachas que no tienen a sus papás en la ciudad, para que se reúnan con nosotros.



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En la mesa procuraremos tener un buen vino y tortillas de pan sin levadura hechas con aceite de oliva que serán preparadas previamente con los niños. Esa noche después de comer, compartiremos el vino y el pan, la sangre y la carne de Jesús y contaremos testimonios de las cosas que Dios ha hecho con nosotros como familias, alabando a Dios por sus hechos poderosos, hablando sus maravillas, alentando nuestros corazones en la esperanza del que nos llamó y escogió, mostrándoles a los niños que no hay mejor elección de vida.

23/04 - 29/04 Contexto: Hogares libres de levadura Éxodo 12:15 En la fiesta de los panes sin levadura, el Señor les dio la oportunidad de impedir que toda manifestación de maldad tenga posibilidad de extenderse a otro año. De ese modo se impedía que algo se instale dentro de la realidad y la cultura de las familias. Si alguna calamidad había golpeado un hogar, la sangre del Cordero quebraba la legalidad que la había permitido, porque esa familia creía en el Cordero de Dios. En panes sin levadura las familias se limpiaban de las estructuras de maldad que habían tolerado o las brechas que se habían abierto en ellas. Esto se lograba a través de un genuino arrepentimiento, es decir un cambio de mentalidad, cambio de dinámicas, cambio de cultura familiar. Queremos trabajar en estos siete días de panes sin levadura sobre las estructuras limitantes que nos impiden dar más fruto. En Juan 15 Jesús establece tremendos principios para dar mucho fruto, para que el Padre sea glorificado y así demostremos que somos sus discípulos. Existe un estrecho vínculo entre nosotros como ramas y la Vid Verdadera que es Jesús. Entendemos que a la hora de dar fruto el límite somos nosotros más que el Padre. Las estructuras limitantes que tenemos en nuestra vida, impiden al Padre manifestar el fruto a sus niveles deseados. Estas estructuras limitantes se instalan en factores claves para dar fruto. Estos factores son: 1. Identidad: nos permite operar en la naturaleza de la Vid Verdadera para que demos frutos conforme a su naturaleza. 2. Fe: es la fuerza que nos direcciona a permanecer conectados con la Vid Verdadera. 3. Gracia: es lo que nos abre el acceso a la Vid Verdadera, para que nos podamos mantener conectados a Él. 4. Comunión: es el canal de conexión con la Vid Verdadera a través del cual fluyen los recursos. 5. Revelación: son los recursos que vienen de la Vid Verdadera a nosotros proyectando la realidad del cielo a nuestro entendimiento. 6. Justicia: es la forma en la que expresamos en la vida práctica la revelación recibida, que alinea nuestra vida con el cielo para poder manifestar el fruto. 7. Poder: es la capacidad que viene de la Vid Verdadera para manifestar los frutos del Padre a través de nosotros, transformando la realidad. Las estructuras limitantes intentarán instalarse en estos aspectos de nuestra vida. La poda del Padre para que demos más fruto tiene que ver con el quitar levadura de estas áreas de nuestra vida.

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Mateo 16:6, 11 y 12 ” 6 Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. 11 ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? 12Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.” Es interesante ver como Jesús explicó con este ejemplo las dos corrientes de pensamiento que si se infiltran en nosotros, pueden esterilizar la vida en el espíritu. La levadura de los fariseos es una levadura de religiosidad fundamentalista centrada en el ritualismo, las costumbres y tradiciones. Esta levadura produce un modelo de iglesia que pretende agradar a Dios con sacrificios (pero el hombre sigue teniendo el control), aferrándose a prácticas que aunque pueden tener fundamento bíblico, no por ello son lo que el Espíritu Santo quiere. La levadura de los saduceos es una levadura de espiritualidad amiga del mundo, cargada de relativismo moral. Mientras estas levaduras estén presentes, la vida en el Espíritu no será legítima. En ambas levaduras gobierna el hombre, no el Espíritu Santo. Estas levaduras no solo están presentes en la iglesia, sino también en las familias y en las personas. Estas levaduras hacen que le pongamos límites al Espíritu Santo para que pueda producir los frutos del Padre en nosotros.

Día primero: 23/04 Primicias + Inicio de Panes sin levadura Recomendamos hacer Primicias por la mañana y Panes sin levadura por la tarde

Primicias de hogares renovados Este año, el inicio de panes sin levadura coincide con la fiesta de las primicias. Así que este día tendremos mucho para celebrar!!! Como es día primero podemos trabajar el tema de primicias a la mañana y a la tarde el tema de panes sin levadura. Levítico 23:10-11 “10 «Cuando ustedes hayan entrado en la tierra que les voy a dar, y sieguen la mies, deberán llevar al sacerdote una gavilla de las primeras espigas que cosechen. 11 El sacerdote mecerá la gavilla ante el SEÑOR para que les sea aceptada. La mecerá a la mañana siguiente del sábado.” En la fiesta de las primicias se presentaba lo mejor y lo primero de la cosecha de cebada. Hoy nosotros en Cristo Jesús nos presentamos a nosotros mismos como una semilla mejorada después del trato de Dios a lo largo de todo el año, como semillas dispuestas a producir un fruto más abundante. Pensemos esto… sembrabas un grano de cebada y al cosechar levantabas una espiga que, vamos a suponer tenía 30 granos, esto es lo que Jesús llamó dar fruto a treinta por uno.

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De esos treinta granos tomabas diez para vender, doce para comer (uno por mes) y te quedaban ocho para sembrar al siguiente año… eso quiere decir que sobre el territorio inicial que originalmente habías sembrado ahora podías sembrar siete partes más, expandiendo tu región de gobierno. Esto nos habla de la mentalidad expansiva para la cual el Padre nos creó, esto tiene mucho que ver con la instrucción de “llenar la tierra” que nos fue dada en Génesis 1:28. La cebada representa al pueblo de Dios, a las familias que ya estamos en Cristo, a los que somos discípulos de Jesucristo. Fueron peces y panes de cebada los que alimentaron a las multitudes, esto muestra el menú con el que el Padre quiere alimentar a la gente. Los panes de cebada son hechos con granos de cebada molidos y unidos para ser la harina que forma el pan, discípulos maduros que funcionan como equipos perfectos en unidad; y los peces son esas personas que hace poco están en el Señor, pero lo que Dios ya ha hecho en sus vidas es suficiente como para que puedan llamar a otros a venir al Señor. Las primicias de cebada son la proyección de un nuevo grano presto a darse para una nueva cosecha, presto a morir para dar más frutos para el nuevo año, para que el Padre sea glorificado. Las primicias de trigo se entregaban en la fiesta de pentecostés, donde comenzaba la cosecha del trigo. El trigo representa la gente que debe ser alcanzada por el reino de Dios. Proverbios 3:9-10 “9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.” Las primicias son una siembra para la abundancia, para ir en pos del incremento de fruto para llenar la tierra.

Aplicación práctica Mientras la pascua y los panes sin levadura son la manifestación de Dios juzgando lo pasado, las primicias son la proyección de Dios hacia el año nuevo frente a los frutos aumentados que queremos presentar. Escribamos como familias en un papel nuestras aspiraciones para este año y presentémosla al Señor. Que los niños dibujen el modelo de familia que quieren para este nuevo año. Si vas a apartar primicias para el Señor, háganlo en ese día y preséntenla como familias delante del Señor, las entregaremos en la reunión del 30/04.

DIA 1: Quitando las levaduras que leudan la IDENTIDAD Juan 15:16 “No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes, y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se los dé.” Saber que el Señor nos eligió y no nosotros a él; esto nos trae mucha seguridad, porque él sabe con precisión lo que elige.

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Esta elección nos afirma en la fe entendiendo que como familias fuimos llamados a ser ramas conectadas a la Vid Verdadera para dar frutos buenos. La identidad es la base de datos de la cual brota toda expresión de lo que somos, y conforme a nuestra identidad, será la naturaleza de los frutos. El nuevo nacimiento del agua y del Espíritu transforma nuestro ADN espiritual y alumbra con nuestra verdadera identidad en Cristo Jesús. Venimos de la eternidad y somos del Padre, esta luz de nuestro origen verdadero comienza a apagarse conforme vamos avanzando en la vida, así nuestra identidad va siendo adulterada por la levadura del pecado, de los traumas, de nuestras malas elecciones, entre otros. Por su misericordia, Dios nos encuentra y por medio del Espíritu Santo nos convence de justicia, juicio y pecado, haciéndonos volver a él. Cuando esto sucede esa luz vuelve a encenderse, pero implica un proceso de renovación de nuestra manera de pensar, para dejar que esa luz nos convenza que ya no somos “eso” que hace obras de injusticia, no somos “eso” que ama al mundo y sus atracciones, sino que “eso” es lo que el pecado deformó en mi y ahora unido a Cristo y al Padre y por el poder del Espíritu Santo voy a deshacer “eso” que fui. Esto es un proceso… hay frutos en nosotros que son la inercia de “eso” que llamamos el cuerpo de muerte o la carne, el residuo de lo que fuimos. El apóstol Pablo en su carta a los romanos describe la crisis que produce a nuestro hombre interior el ver que los frutos que producimos no tienen nada que ver con lo que verdaderamente somos. Romanos 7:18-19,22-24 “18 Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no. 19 Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico. 22 Porque en el hombre interior me deleito con la ley de Dios, 23 pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?” Este es un conflicto que hay que saber enfrentar. Justamente, es en medio de este conflicto donde la levadura de los fariseos se levanta recordándote la palabra de Dios de manera tergiversada y fuera de contexto, de la misma manera que lo hizo satanás cuando tentó a Jesús en su ayuno en lugares desiertos… te dirá: “Por sus frutos los conocerán… mira tus frutos… eso es señal que no sos hijo…” La levadura de los fariseos levanta espíritus de condenación religiosa que vienen a ocupar el canal de arrepentimiento por el cual el Espíritu Santo debería traer a nosotros el cambio de mentalidad, conforme a la identidad que nos fue dada como hijos. Si el arrepentimiento es sustituido por la condenación, no habrá transformación en nuestras vidas. El espíritu de condenación religiosa nos tendrá bajo sus pies unos días o meses, haciéndonos sentir que no merecemos la comunión con Dios y cuando se canse de aplastarnos, comenzará a hacernos sentir que después de habernos arrastrado todo ese tiempo hemos pagado nuestra penitencia, por lo que se correrá para abrir los cielos nuevamente y allí sentiremos que ahora Dios nos



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acepta. Pero como no fuimos transformados por un verdadero arrepentimiento, volveremos a caer en lo mismo de ahí a un tiempo. El infierno invierte muchos recursos para impedir la manifestación de nuestros buenos frutos, y se valdrá de nuestra manera de ver la vida en base a lo que fuimos, para hacernos sentir que nada ha cambiado. Todo este esfuerzo tiene una única finalidad, perforar el escudo de tu fe, atravesar tu coraza de justicia para así explotar en tu identidad y deformar tus genes, para que no puedas producir las obras que Dios preparó de antemano para que andes en ellas. Nuestra fe es perforada cuando dejamos de creer que Dios puede obrar a través de nosotros. Nuestra coraza de justicia es perforada cuando nos entregamos a dar los frutos de injusticia, reaccionando conforme a un árbol que ya no somos, pero al seguir pensando y creyendo que somos “eso” seguimos produciendo esos frutos. Cuando esto sucede, nuestra identidad es sujetada nuevamente a la esclavitud de un concepto de nosotros mismos que ha quedado anclado en nuestra mente no renovada. Frente a esta distorsión de la identidad la levadura de los fariseos nos condenará para que nos separemos de Cristo, la levadura de lo saduceos nos impulsará a generar justificativos para nuestras obras de injusticia. El Espíritu Santo luchará por conectar nuestra mentalidad a la realidad de la nueva identidad que recibimos en Cristo. Es interesante como Pablo resuelve este conflicto por la inteligencia del Espíritu Santo. Él arriba a una conclusión muy interesante: Romanos 7:20 “Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí.” Romanos 7:17 “Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí.” Aquí vemos como Pablo se despega de “eso” que es lo que produce los frutos de injusticia. Él no va a dejar que su identidad se apoye en esos frutos, no va a dejar que su fe sea perforada, no va a permitir que su coraza de justicia ceda a entregar sus miembros a las obras de injusticia. Él se sabe hijo de Dios, sabe que él es el que se deleita en Dios. Cuanto más creamos al Señor de que somos hijos, más fuerza tendremos para aplastar el cuerpo del muerte. No podemos dejar que las circunstancias definan lo que somos como familia ni como integrantes de una familia. No podemos dejar que la inercia de los frutos de injusticia del pasado definan quienes somos. Gobernemos sobre las circunstancias por lo que somos en Cristo, gobernemos sobre los frutos que damos por lo que somos en Cristo. Debemos limpiarnos de las estructuras limitantes que se han establecido en nuestra identidad, impidiéndonos tener compatibilidad genética con la vid verdadera.

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Podemos ver un ejemplo práctico de este sistema de levaduras golpeando a Pedro en su traición a Cristo en la crucifixión. Él sabiendo que Jesús lo había llamado a ser pescador de hombres, había vuelto a la redes y a pescar. Jesús debe recordarle tres veces que el vínculo entre ellos era de amor y que su identidad y propósito era guardar a los hombres que el Padre le iba a entregar.

Aplicación práctica Hagámonos unas preguntas: ¿Qué levadura ha logrado afectar tu identidad? ¿Qué cosas te tienen cansado y dejaste de intentar cambiarlas? ¿Cuáles son esas dinámicas de vida injustas en las que creíste que sos “eso”? ¿Qué cosas hemos asumido como familias diciendo “somos así” por no poder vencer esos hábitos? ¿Qué cosas hemos asumido como personas y familia como parte de nuestra identidad que no tiene nada que ver con lo que Dios ha definido como huertos? ¿Qué cosas entendemos como familia que no somos y debemos atacar desde lo que ahora somos en Cristo? Luego partamos el pan sin levadura y tomemos del vino, reconociendo que somos masa nueva sin levadura para comenzar esta nueva temporada de Dios. Cada día les plantearemos algunas sugerencias de juegos y actividades para poder trabajar en las familias estos temas con los niños. No quiere decir que tengan que hacerlos sí o sí, pueden incluso hacer otras actividades que el Señor les muestre pero aquí les sugerimos algunas ideas: Dinámica para realizar con niños: realizar en una cartulina un dibujo o collage que represente a nuestra familia, puede ser una cesta llena de frutos o un árbol, o una casita llena de las cosas que creemos que somos y los frutos que podemos dar en Jesús, luego colgarla en un lugar visible de la casa para recordar todos los días quienes somos en Jesús. Materiales necesarios: hojas, papeles de colores, fibras y lápices de colores, goma eva, tijeras, plasticola y cualquier material que tengan en casa para realizar un collage.



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Día segundo: 24/04 Quitando las levaduras que apagan la FE Juan 15:5 “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada pueden hacer.” La fe es esa fuerza que nos lleva hacia aquello que entendemos que puede salvarnos. Mucha gente tiene puesta su fe en un crédito, o en una cuenta bancaria, o en el pastor super-ungido que orará por ellos… pero nuestra fe debe estar puesta en Jesús, que es el autor y consumador de la fe. La fe nos da visión y nos direcciona para poder conectarnos con nuestro propósito. Hebreos 12:1-2 “1 Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. 2 Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús sufrió en la cruz, despreciando la vergüenza de semejante muerte,[d] porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y está sentado a la derecha del trono de Dios.” Vemos como la fe direcciona nuestra carrera hacia el propósito y la fuente. Jesús es el autor de la fe y el que la perfecciona. La fe nos lleva hacia la Vid Verdadera, reconociendo que separados de él nada podemos hacer. La vida en el Espíritu produce una fe fresca, una convicción absoluta que él está en nosotros y con nosotros, y que nada bueno vendrá sino viene de Él. Esta confianza absoluta en la Vid Verdadera nos lleva a decir como el salmista: Salmos 73:28 “Pero yo me acercaré a Dios, pues para mí eso es lo mejor. Tú, Señor y Dios, eres mi refugio, y he de proclamar todo lo que has hecho.” Salmos 73:25 “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” Cualquiera tiene en los cielos a Dios, pero la fe en la Vid Verdadera es la que nos hace ver que fuera de lo que viene de él, nada deseamos en la tierra. La levadura de los fariseos produce una fe hipócrita, una fe dividida: decimos que confiamos en Dios pero no tenemos seguridad en él y no acudimos a él; oramos, pero no esperamos en él; acudimos a él, pero actuamos como si él no fuera a ayudarnos. Produce una fe en una imagen tergiversada de Cristo y de Dios, imagen que se formó por los velos de religiosidad y este tipo de fe nos hace apuntar a algo que El no es. Creeremos que por cumplir ciertos ritos o tradiciones nos conectaremos con Dios, pero él no es un Dios que busca sacrificios, sino corazones rendidos que confían en Él como única fuente de socorro, y no en costumbres o tradiciones.

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La levadura de los saduceos produce una fe en el hombre, en lo que nosotros somos capaces de hacer, en las instituciones pero no en Cristo. Esta levadura establece estructuras limitantes que nos llevan a dudar de lo que el Espíritu Santo habla y a tener razonamientos envanecidos; produciendo una fe más sensorial que espiritual, que depende de las circunstanciaras y que provoca que dejemos de querer mantenernos conectados con la Vid Verdadera. Es muy fácil detectar donde están alojadas estas levaduras, para ello tenemos que mirar el efecto que producen: no tenemos paz, no logramos entrar en el reposo que Cristo nos trajo, porque no estamos conectados a la Vid Verdadera y sabemos que estamos en la NADA. Hebreos 4:1-3 “1 Por eso, mientras todavía contamos con la promesa de entrar en ese reposo de Dios, debemos tener cuidado, no sea que alguno de ustedes no lo logre. 2 Porque también a nosotros se nos anunció la buena noticia, lo mismo que a ellos; pero a ellos no les sirvió de nada el oírla, porque no se unieron por la fe a los que habían obedecido al mensaje. 3 Pero nosotros, que hemos creído, entraremos en ese reposo del que Dios ha dicho: “Por eso juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.”[b] Sin embargo, Dios terminó su trabajo después de crear el mundo,” Una de las paradojas del reino de Dios es que las obras de Dios se producen desde el reposo de los hijos, en Cristo Jesús. Mateo 13:58 “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.” Es muy importante el enfoque desde el cual miramos la vida, un mal enfoque dañará nuestra fe. Cuando no hay una fe bien direccionada, la rama no puede conectarse a la Vid Verdadera, sino a otras cosas; y el resultado es la esterilidad. Cuando esto sucede no hay manifestación de los frutos reales de Dios. Cuando las circunstancias arrecian, los estados anímicos fluctúan, las relaciones parecen quebrarse; lo que el infierno está intentando hacer es que nos desenfoquemos y no nos mantengamos unidos a la Vid Verdadera, intentando que salgamos del Reposo de la vida en el Espíritu. En estas circunstancias las estructuras limitantes de la levadura de los fariseos nos harán recurrir a ritos y costumbres, como por ejemplo: poner la Biblia abierta en el Salmo 91, u orar de tal o cual manera, o entrar en un ayuno ritualista… cosas de ese tipo. Por su parte la levadura de los saduceos frente a estas circunstancias nos impulsará a un activismo frenético, buscando solucionar las situaciones en nuestras fuerzas o a través de las conexiones humanas. Por ejemplo: haremos un examen de probabilidades, nuestra cabeza funcionará a miles de revoluciones por minuto, nos afanaremos, nos turbaremos, idearemos una estrategia, forzaremos las cosas, quizás hasta manipularemos; lo que provocará que extenuados y agotados no consigamos nada, o bien que logremos un parche más en nuestra vida. Pero si como familia nuestra fe es ferviente, no vamos a dejar que ninguna circunstancia nos permita desenfocarnos de la Vid Verdadera para separarnos de ella. Habacuc 2:4 “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.”

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Donde hay levadura no habrá un alma recta y esa persona operará en orgullo e injusticia, pero los justos libres de la levadura tienen una fe legítima y por ella viven.

Aplicación práctica Preguntémonos: ¿Frente a qué circunstancias podemos reconocer como individuos y familias que no confiamos en Dios? ¿Hay algún área específica donde debemos reconocer que no hemos entrado en el reposo, que no descansamos en el Señor? ¿En que situaciones tendemos a esperar que las respuestas a nuestras necesidades vengan de las demás personas o de las instituciones? ¿En qué circunstancias nos apoyamos en nuestras propias fuerzas en lugar de confiar en Dios? Limpiémonos de esas levaduras y generemos una fe pura, sencilla como la de un niño cuando le cuentan algo y con sencillez lo creé. Si algo va a cambiar va a ser por poner nuestra fe en Jesús. Compartamos el pan sin levadura y el vino, como la carne y la sangre del Señor, comamos y bebamos de su pureza, aprendamos la fe del autor y consumador de la fe. Actividad sugerida para realizar con niños: Jugar con ellos al siguiente juego: el niño tiene que pararse en el centro de la sala, le taparemos los ojos con un pañuelo y le pediremos que se tire hacia atrás, confiando en que alguno de sus padres no lo dejará caer. Repetir la dinámica con cada niño de la casa y varias veces. Explicarles luego que la fe funciona así, que aunque no veamos nada la fe nos hace descansar en los brazos del Padre y confiar en que El no nos dejará caer. Luego taparnos los ojos nosotros y pedirles que nos ayuden a llegar hasta algún lugar de la casa dándonos pistas e indicaciones de por donde debemos caminar, explicarles que la fe confía en que la voz del Padre nos guiará en toda situación. Al terminar de jugar cada miembro de la familia escribirá en un papel una declaración de fe que podremos pegar en la puerta de entrada de nuestra casa del lado de adentro para verlas a diario. Al terminar orar y declarar esas palabras sobre nuestras vidas.



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Día tercero: 25/04 Quitando la levadura que corrompe la GRACIA Juan 6:37 “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.” Mientras la fe nos direcciona a mantenernos enfocados con la Vid Verdadera, la gracia nos da acceso a los recursos de la Vid Verdadera. La gracia es la Vid Verdadera abriéndose a recibirnos. El plan de la Vid Verdadera es recibir a los que el Padre envía. Si en el día uno vimos que somos ramas de la Vid Verdadera por elección del Padre, no tenemos dudas que somos aquellos a los que el Padre acepta y la Vid Verdadera quiere recibirnos y no echarnos fuera. La gracia es la manifestación de Dios recibiéndonos en la Vid Verdadera y disponiéndose a darnos las riquezas en gloria en Cristo Jesús. Juan 1:16 “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.” El acceso a su plenitud demanda siempre gracia sobre gracia. Esto significa que además de que el Padre a través de su gracias nos acepta, el sigue derramando gracia sobre nosotros a diario para que lleguemos a su plenitud. Santiago 4:6 “Pero da mayor gracia, por lo cual dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” La levadura intentará esterilizar los frutos del Padre sobre nosotros trayendo manifestaciones de soberbia. La jactancia, es una estructura limitante, es la manifestación farisaica de sentirnos conformes con lo que hemos logrado y compararnos con los demás con una actitud de superioridad. Lucas 18:10 “10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.” Todo sistema religioso establece sus estándares de santidad centrados en costumbres y tradiciones. Establece una definición de lo que se cree que es justo, por ejemplo, llevar la Biblia bajo el brazo al llegar a la reunión, entonces los hombres establecen “cuanto más grande la Biblia, más santidad”; sentarse en el banco que compró el abuelo; vestirse de tal o cual modo;

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temblar para manifestar que el Espíritu Santo los tocó; caerse para manifestar que el Espíritu Santo está obrando en nuestras vidas y cosas de este estilo… Operando en este sistema las personas se esfuerzan por lograr alcanzar estos estándares y se llenan de jactancia, cuando en realidad lo que el Padre mira es cuánto de la plenitud de Cristo se ha formado en nosotros. La levadura de los fariseos busca desarrollar un modelo de justicia en base al sacrificio y el esfuerzo del hombre. Pero la justicia que viene por la fe nos permite conocer a Dios y ser santos porque él es santo, ser justos porque él es justo; no en nuestras fuerzas sino por la manifestación de su identidad en nosotros. La plenitud no se mide en formas sino en cuan lleno está algo. Puedo tener un vaso cilíndrico finito y alto, otro ancho y bajo, otro todo curvado; la plenitud se mide en función de cuan lleno está el vaso con respecto a la capacidad que tiene para portar, no es una cuestión de formas sino de llenura. Podemos tener la aprobación de los hombres que promueven esos estándares, pero no estar agradando a Dios. Podemos estar llenos de ritualismos complejos y exigentes, pero sin la vida de Dios. La levadura de los saduceos predica mucho sobre la gracia, pero ellos ven la gracia como permisividad de Dios para ir tras sus propios caminos. Juan 1:14 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” Jesús fue lleno de gracia y de verdad. La levadura de los saduceos se inclina a la gracia pero olvida la verdad y la justicia de Dios. Es así como muchos andan en sus propios caminos, envanecidos en sus propios razonamientos, divagando en los apetitos de sus propios corazones, edificando estructuras y movimientos de masas donde los recursos de Dios no se brindarán. La gracia nos lleva a reconocer que tenemos acceso a todo lo que él nos ha dado, no por méritos nuestros, sino por la gracia del Padre. El que se acerca con Fe a la Vid Verdadera debe hacerlo en humildad para hallar el acceso a la realidad del reino de Dios. Debemos ser justos, pero aun siendo justos, accederemos a Cristo por su gracia. Mateo 11:29 “Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas;” Vemos aquí que funcionar en el Espíritu de Dios, trae descanso a nuestra alma. Cuando hay afanes, ansiedades, irritabilidad, y estados almáticos de este tipo, es porque no estamos funcionando en la gracia que es en Cristo Jesús. Tito 3:7 “para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.”

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Su gracia nos justifica para que accedamos a los recursos de su herencia. Aplicación Preguntémonos y charlemos sobre lo siguiente: ¿Reconocemos que todo lo que tenemos y somos fue por su gracia o nos jactamos en ciertos momentos, sintiendo que ha sido por nuestro esfuerzo? ¿Hay áreas de nuestra vida donde nos jactamos por nuestros resultados y nos sentimos superiores a otros? ¿En algún área de nuestra vida se ha colado el concepto de gracia, como licencia para no andar en la verdad y la justicia del Señor? ¿Somos dadores de gracia en nuestra familia cuando alguien se equivoca o le cuesta avanzar en algo? ¿Podemos decir que en nuestra familia hay una atmósfera de gracia? Limpiémonos de la levadura de la soberbia y la jactancia y manifestémonos como masa no leudada llena de humildad y mansedumbre para que tengamos acceso a la riquezas de su gracia y el Padre pueda manifestar sus obras a través de nosotros. Actividad sugerida con los niños: explicarles a los niños que todas las cosas que hoy tenemos y disfrutamos son por la gracia de Dios, sin haber pagado por ellas o sin que hallamos realizado un gran esfuerzo para conseguirlas. Cuando alguien nos da un regalo y nos entrega un precioso paquete forrado con papel de brillantes colores, no nos pide luego 200 pesos a cambio, no nos cobra nada, porque es un regalo, así es la gracia, un regalo de Dios. Realizar un listado con la ayuda de los niños, lo más extenso posible de todas las cosas que disfrutamos por gracia. Ejemplos: Podemos ver, podemos correr, podemos cantar, podemos oler, podemos masticar la comida y saborearla, tenemos fuerzas todas las mañanas para levantarnos, tenemos padres, tenemos hermanos, tenemos una casa calentita, podemos disfrutar de una ducha, un baño, una plaza, etc, etc, etc. Luego de realizar la lista ponerla en una caja y envolverla como un regalo; poner ese regalo en un lugar significativo para todos, como por ejemplo: como centro de mesa, para recordar que todo lo que está escrito ahí dentro es un regalo de Dios para nuestras vidas. Materiales necesarios: caja de cartón, papel y moño para regalo, cinta adhesiva.



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Día cuarto: 26/04 Quitando la levadura que corrompe la COMUNION Mientras que la gracia es la llave que abre las puertas a las riquezas en gloria en Cristo Jesús, la comunión es el canal que habilita la transferencia de los recursos. 2 Corintios 13:14 “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes. Amén.” La comunión del Espíritu Santo, es el canal a través del cual Dios transfiere sus recursos a nosotros y nosotros transferimos nuestra adoración, oraciones y recursos a Él. Comunión implica transferencia, no solo contacto, un canal por donde suben y bajan recursos. Un modelo que nos da entendimiento de lo que implica comunión es el sueño que Jacob en Harán. Génesis 28:12-13 “12 Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. 13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.” Podemos tener una rama pegada con pegamento de carpintería a la Vid Verdadera, pero no va a haber transferencia de sabia llena de nutrientes que vienen de la raíz de la Vid Verdadera, ni tampoco la rama va a poder enviar la sabia fotosintetizada a la Vid Verdadera como consecuencia de la exposición de sus hojas a la Luz. Lo importante de la adoración, de los salmos, de los cantos, de las oraciones en el entendimiento o en el espíritu, es lograr la transferencia de recursos entre el cielo y la tierra. De que les sirve a un varón y a su compañera vivir juntos en un mismo techo, si no dialogan, si no intercambian recursos entre ellos, daría lo mismo que no estén unidos. Dios quiere tener comunión con nosotros, no solo estar con nosotros. Nosotros estamos llamados a ser una Betel, una casa de Dios y puerta del cielo, a ser generadores de una conexión entre el cielo y la tierra para que el reino de Dios se manifieste en nosotros y a través de nosotros. Es curioso que semejante actividad de Dios como la que hubo allí, fue cuando Jacob dormía, no en su activismo, sino en su reposo. Es aquí donde el rol del Espíritu Santo es clave para guiarnos… Romanos 8:26 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” La levadura de los fariseos procurará instalar un modelo de vida de oración carente de sentido con oraciones largas, llenas de palabrerías; un modelo de adoración ritualista y repetitiva, con labios que honran pero un corazón apartado del Señor, una boca que dice una cosa pero un

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corazón que cree otra. Largas oraciones para presumir del conocimiento bíblico que tenemos, usando terminología complicada, o impostando la voz y usando palabras que no estamos acostumbrados a decir cuando hablamos con otros. Ninguna de estas cosas quieren decir que estemos teniendo transferencia con el Señor. A quienes funcionan de esta forma puede pasarles que si el Espíritu Santo les dijera algo que los saca del ritualismo o de las costumbres que tienen, no le obedecerían porque no saben reconocer su voz y no creerían que es El el que les habla. Fue así como Jesús les habló pero como debían salir de sus costumbres y tradiciones no estuvieron dispuestos a obedecer. El estado de unidad con el prójimo también es un factor clave para que haya comunión, por eso Jesús dijo: Mateo 5:23-24 “23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” Esto también se aplica en el plano de las relaciones familiares: 1 Pedro 3:7 “Ustedes, maridos, igualmente, vivan con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que las oraciones de ustedes no tengan estorbo” La falta de un trato honorable del marido a la mujer, produce que las oraciones de los varones tengan estorbos. Todo nivel de división con otros, traerá división en nuestro vínculo con Dios, por lo cual la comunión se verá limitada. Este es el problema por el cual muchas personas, familias y congregaciones, tienen un canal tan reducido que se vive en escasez de recursos afectivos, económicos, espirituales y de todo tipo. Mateo 5:20 “Porque les digo que si la justicia de ustedes no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos” La levadura de los saduceos en este aspecto se manifiesta en llevar una vida de mucha actividad y poca búsqueda de Dios; se establece un modelo humanista donde la oración y la comunión con el Espíritu son cosas poco valoradas. En este sistema la iglesia parece una empresa, una organización humana que funciona supuestamente en nombre de Dios, pero donde Dios no tiene voz ni voto. Los saduceos no creían en la resurrección, en el espíritu, ni en los ángeles. La realidad que viven muchas personas es que aunque dicen creer, en la práctica ni el Espíritu Santo, ni los ángeles tienen lugar en medio de las familias o las iglesias humanizadas. Quien está libre de estas levaduras busca a Dios por amor, con fe, con fuerza, con fuego, deseando que se establezca una comunión genuina. Deseando con todas las fuerzas oír a Dios y no solo conocer la teoría sobre El.

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Dios ama la verdad en lo íntimo y allí nos hace comprender sabiduría, El valora las oraciones sinceras, sin hipocresía, como cuando un niño cuenta lo que siente, sin tanta palabrería aduladora. Dios no busca aduladores sino adoradores. Santiago 5:16 “Confiésense sus ofensas unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” Cuando en nuestras familias practicamos la confesión de pecados, con la finalidad de sanar nuestras relaciones; se manifiesta la atmósfera de luz necesaria para que tengan lugar las oraciones eficaces de los justos. ¿Que es una oración eficaz? Aquella en la cual hay transferencia. 1 Juan 4:20 “20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” Conforme a nuestro nivel de comunión con los demás será el nivel de comunión de Dios con nosotros. En una familia el varón le pedía a su compañera reiteradas veces que cerrara el portón de la entrada del frente de la casa cada vez que sacara el auto, ella pensaba dentro suyo que esto no era necesario y por lo tanto no lo hacía, una mañana al sacar el auto ella oraba a Dios y le decía: “Señor quiero aprender a obedecerte”, en ese momento el Señor le habló y le dijo: “¿cómo pretendés obedecerme a mí a quien no ves si no obedeces a tu esposo a quien ves? Romanos 8:32 “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Dios es un dador por naturaleza, pero él encuentra en nosotros estructuras limitantes por las que no podemos recibir sus regalos. Limpiémonos de esta levadura tóxica que nos mantiene en medidas escasas. Lucas 6:38 “Den, y se les dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en el regazo de ustedes; porque con la misma medida con que miden, los volverán a medir” Nuestras medidas con las que damos determinarán nuestros niveles en los que recibimos. Expandamos nuestros niveles de adoración, de dar, de servir, de honrarnos, de honrar al Padre, de ser fieles a Cristo, de seguir al Espíritu Santo, de amarnos los unos a los otros. Esto expandirá los canales con que Dios puede darse a nosotros.

Aplicación práctica ¿Cuándo oramos y adoramos lo hacemos con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, con toda nuestra fuerza? ¿Cuándo orás sos sincero o usas muchas palabras sin decir nada?

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¿Si tuvieras que determinar cómo está tu nivel de transferencia con Dios a la ora de adorar u orar… cómo lo calificarías? ¿Cuándo pasa algo tu tendencia es ir primero a Dios o a contárselo a los hombres? ¿Existen niveles de dolor o rencores que generan división con otros, por los cuales nuestro sacrificio a Dios se puede ver rechazado? ¿Existen niveles de deshonra entre nosotros como familia para que nuestras oraciones tengan estorbo? ¿Cómo definirías tu nivel de dar? ¿Cómo familia tendemos a ser generosos o escasos? ¿Somos generosos en nuestras demostraciones de afecto, en usar nuestra voz para bendecirnos? Dejemos que el Espíritu Santo nos hable si hay algo que está minando nuestra comunión con Él. Quitemos toda división, todo lo que impide la transferencia entre el cielo y la tierra. Arrepintámonos y limpiémonos de esa levadura. Propongamos trabajar como familia en eliminar toda deshonra entre nosotros, quitando las medidas de escasez en nuestro dar y darnos. Comamos del pan libre de levadura y bebamos del vino, participemos de Cristo en los lugares celestiales, dándonos a él como él se dio a nosotros. Dinámica sugerida para realizar con los niños: Este juego consiste en que los miembros de la familia tratarán de armar juntos una casa con papeles de diarios y cinta adhesiva, pero la consigna es que no podrán hablar entre ellos mientras la realicen y tampoco se les darán especificaciones de cómo deben hacerlo. Al terminar el juego hablar con los niños y reflexionar sobre lo difícil que fue lograr un objetivo común sin poder comunicarse, de la misma manera no podemos construir nada en Dios si no tenemos comunión con el ni entre nosotros. Materiales necesarios: papeles de diario y cinta adhesiva.



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Día quinto: 27/04 DIA 5: Quitando la levadura que bloquea la REVELACION Todo recurso del cielo que viene hacia nosotros es REVELACION. Jesús removió el velo de los misterios y éstos quedaron a nuestro alcance, pero sino participamos de ellos es como si para nosotros aún estuvieran escondidos. Cuando hay una manifestación del cielo sobre nosotros y recibimos entendimiento en algo de parte del Señor decimos: “el Señor me reveló algo”, porque entendemos que eran cosas que estaban allí pero que no habíamos logrado recibirlas. A veces nos sucede que volvemos a leer un versículo que ya leímos muchas veces y algo sucede en ese momento que explota en nuestro corazón, sentimos como que un velo fue quitado de nuestros ojos y logramos entender la profundidad de la Palabra como nunca antes, eso es revelación. Esto no sucede como resultado de un proceso de razonamientos, hasta hace un momento no lo sabía, no lo veía, no lo entendía y ahora lo sé. La revelación es un factor clave porque a través de ella los recursos de la Vid Verdadera vienen a nosotros. 1 Pedro 1:13 “Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed sobrios en espíritu, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo.” Pedro habla aquí sobre el recurso de gracia que se manifestará en la segunda venida de Jesucristo, donde él se revelará completamente en el plano terrenal. Cuando él Señor se revela, se desatan recursos poderosos a los que tenemos acceso. A través del canal de la comunión Jesús puede estar revelándose a nosotros constantemente. Necesitamos de esa revelación porque sólo cuando él se revela a nosotros podemos ser transformados. Es como una placa fotográfica, permanece en negro hasta que la luz impacta sobre ella y la imagen se forma en la placa. La revelación es la luz del resplandor de la faz de Jesucristo, cuando esa luz nos impacta, nosotros somos transformados de gloria en gloria y Cristo es formado en nosotros, adquiriendo la semejanza del Hijo que perdimos en la rebelión del Edén. Es tan importante este proceso de transformación que Pablo llegó a esta conclusión… Gálatas 6:15 “Porque ni la circuncisión es nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” La nueva creación es el resultado de que Cristo fue formado en nosotros, nuestra única esperanza de gloria. Si la nueva creación no logra ser formada manifestando a Cristo en nosotros, no tenemos NADA. Jesús dijo separados de mi NADA pueden hacer. La circuncisión o la incircuncisión no son NADA… Mucha gente se enreda en discusiones doctrinales y teológicas, estudiando complejos análisis nacidos en el intelecto de los hombres, no en la revelación de Jesucristo… están enredados en la NADA. Es como la discusión que la mujer samaritana trata de entablar con Jesús “ustedes

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dicen que tienen que adorar en este monte, nosotros decimos que en este”, Cristo no se enreda en el plano de la teología o de las creencias de las tradiciones de los hombres, él le dice “Ni en este monte ni en el otro, sino en espíritu y verdad”. Jesús nos enseñó justamente que adoraríamos al Padre en la “nueva creación”, no importa tanto lo que sabemos, ni nuestro conocimiento intelectual, ni siquiera nuestra doctrina, lo que importa es que no limitemos con estructuras el desarrollo de la nueva creación en nosotros. No estamos diciendo que la doctrina no importa, sino que no es el tema central para los que son guiados por el Espíritu Santo. Los que son guiados por el Espíritu Santo reconocen a los hijos de Dios por cuanto hay de Cristo formado en ellos. La levadura de los fariseos atrapa a la gente en planos de discusión, de mucho conocimiento envanecido que no sirve para la vida. Este sistema hace que seamos tremendos teólogos pero con familias disfuncionales, que no tienen la vida para poder dar vida. Nuestro propósito no es que conozcamos a Dios de manera intelectual, sino que las familias porten la Vida y la Vida traiga consigo el conocimiento de Dios que nos hace edificar de una manera agradable a él. La levadura de los saduceos opera en torno a un conocimiento humanista de Dios, donde se valorará la sabiduría de la experiencia, donde las técnicas empresariales sustituirán la estrategia del Espíritu Santo, donde la capacidad humana suplantará los dones del Espíritu. Esto tiene que ver con la sabiduría de Grecia, no con la de Dios. Todas estas levaduras llenan nuestros vasos y el Espíritu Santo solo puede llenar lo que está vacío. Mientras nos satisfaga la sabiduría del conocimiento humano, mientras sigamos satisfechos con el fruto del árbol de la ciencia, el fruto del árbol de la vida no podrá venir a nosotros. La vanidad de estas levaduras se expresan en que creemos saber cuando no sabemos nada. Vemos un ejemplo de esto… Gálatas 3:1 “¡Gálatas insensatos!, ¿quién los embrujó? En nuestra predicación hemos mostrado ante sus propios ojos a Jesucristo crucificado.” Los gálatas habiendo comenzado en la revelación de Cristo, retrocedieron hacia la levadura de los fariseos perdiendo la revelación de la verdad, desviándose del camino. Siempre que hay velos hay ídolos ocupando la posición del Espíritu Santo. Para los fariseos la ley era su ídolo, para los saduceos su ídolo era el poder político, para los teólogos su ídolo es la Biblia, para los humanistas su ídolo es la gente, para los que son hijos de Dios, es Dios. 1a Corintios 2:9-10 “9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.” Necesitamos la revelación para que de las profundidades de Dios brote la riqueza que cancela nuestra pobreza, la sabiduría que borra nuestra ignorancia, la vida que nos libra de la muerte, necesitamos su revelación, ¡necesitamos los recursos del cielo!



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Aplicación práctica Reflexionemos en las siguientes preguntas: ¿Conocemos en verdad a Jesús? ¿Cuanto de lo que sabemos de Dios lo vivimos en nuestras vidas diarias? ¿Qué cosas de las que Dios nos reveló o mostró no hemos logrado establecer en nosotros? ¿Cuando estoy enfrentando situaciones difíciles busco resolverlas aplicando recetas que escuché, o voy a Dios para que El me revele que hacer? ¿Hay cosas en mi corazón que defiendo con todas mis fuerzas o que ocupan un lugar más importante del que deberían tener en mí? ¿Me enoja que alguien piense diferente a lo que yo creo y soy capaz de ir hasta las últimas consecuencias para tener la razón? ¿Me involucro a menudo en discusiones teóricas o teológicas sobre Dios, dejando de lado la paz, el amor y la honra? Arrepintámonos de la hipocresía y la mentira que vivimos cuando hablamos mucho pero vivimos poco de la vida de Dios en nuestra vida diaria. Renunciemos a todos los ídolos que hemos entronado en nuestros corazones, desechemos esta levadura como ropas sucias. Clamemos al Señor y volvamos a El de todo corazón pidiéndole que el Padre nos revele al Hijo a través del Espíritu Santo, que el reino y la vida en el espíritu nos sean reveladas. Comamos del pan libre de levadura y bebamos del vino, participemos de Cristo en los lugares celestiales, dándonos a él como él se dio a nosotros. Dinámica sugerida para realizar con los niños: realizar con los niños la siguiente actividad: Dibujo invisible: Exprimir un limón y colocar el jugo en un recipiente. Dibujamos o escribimos algo sobre una hoja blanca con el jugo del limón utilizando los hisopos. Al principio el dibujo no se verá, sólo se notará la hoja mojada. Dejar secar unos minutos. Encender la vela y acercar el dibujo a la llama, (no acercarlo demasiado para evitar que se queme), el dibujo de a poco comenzará a revelarse. Explicarles a los niños que la revelación es como ese dibujo aparentemente invisible, cuando acercamos nuestras vidas al fuego del Espíritu Santo esos tesoros escondidos nos son revelados. Materiales necesarios: hojas, limón, hisopos y vela.





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Día sexto: 28/04 DIA 6: Quitando la levadura que corrompe la JUSTICIA Podríamos llamar arrepentimiento a la reacción de cambio que tenemos cuando recibimos la revelación. No siempre tenemos la reacción correcta ante la revelación. La revelación porta la verdad y cuando recibimos la verdad y nos alineamos con ella entramos en justicia. Justicia es la consecuencia de permitir que el Espíritu Santo nos transforme y reforme por la verdad de la revelación. Si recibo la revelación solo como un concepto pero no le permito que se haca carne en mí, soy solo un filósofo que no baja a su vida cotidiana lo que le fue revelado. Por eso Pablo cuando pesaba la calidad de una persona para comisionarlo como anciano en una iglesia no miraba su preparación intelectual, sino que miraba el estado de su casa. El hogar es uno de los testimonios más claros que da cuenta de la clase de personas que somos, de cómo administramos la revelación. Tito 1:5-6 “5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; 6 el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía.” La levadura de los fariseos y de los saduceos nos hace reaccionar en contra de la revelación, en lugar de rendirnos a ella. Podremos detectar si tenemos ídolos cuando intentemos defendernos de la verdad. Justicia es rendirnos ante la verdad de la revelación, ejecutando un verdadero arrepentimiento. La negación es una estructura limitante, negar la verdad, no escucharla, no querer verla. Si negamos la verdad en nosotros, jamás lograremos la justicia necesaria para poder dar frutos. El propósito de la revelación es revelarnos la verdad para que la justicia sea formada en nosotros. La dualidad es otra estructura limitante, tener un concepto mental diferente al que vivo, esto es un tremendo problema que nos lleva a una vida de hipocresía. Creo que soy justo pero mis acciones demuestran lo contrario, por lo tanto cuando la revelación viene a mi, no logro percibirla porque en mi concepto mental yo ya estoy viviendo eso y es allí donde sigo en injusticia. La justicia es ubicar tu vida en el estado y posición necesaria para que Dios pueda manifestar sus frutos. Mateo 23:3 “Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.”

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Una de las actitudes más importantes para que el reino de Dios se pueda manifestar y habitar en nosotros, es la capacidad de bajar a la vida práctica la revelación y establecernos en justicia. La levadura de los saduceos en cuanto a este punto, desarrolla en las personas una conciencia cauterizada, amortigua la verdad, la relativiza, genera argumentos para justificar la injusticia. Provocará que reaccionemos pensando que la verdad es exagerada, que la vida práctica requiere ciertos niveles de contemplación y tolerancia al pecado, se escudará en que otros lo hacen también . Este sistema instalará en nuestra mente la pregunta ¿y qué tiene de malo esto? Isaías 50:5 “Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás.” Cuando el Señor nos abre el oído a su revelación, la actitud correcta es no ser rebeldes ni volvernos atrás, sino rendirnos a la justicia. Salmos 68:6 “Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca.” Romanos 1:18 “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;” La injusticia es la posición que impide que la verdad se logre formar y manifestar a través de nosotros. Cuando permanecemos en conductas injustas, habiendo conocido la revelación de la verdad, lo siguiente que se revela desde el cielo es la ira de Dios. No podemos detener la verdad, la verdad debe manifestarse a través de nosotros viviendo en justicia. Reconocemos a los justos porque tienen la capacidad de reaccionar rindiéndose a la verdad, reaccionando con arrepentimiento y llevando su vida a la justicia. Mateo 6:33 “Mas busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” Jesús nos dice que busquemos el reino de Dios, es decir que busquemos entrar en la Vid Verdadera y toda la dimensión de su reino; pero no queda todo ahí, dice que busquemos la justicia, es decir, que nuestra mentalidad, conducta y manera de actuar operen en los niveles de justicia que el reino de Dios diseñó. Esto es lo que permitirá que los frutos de Dios (las añadiduras) se puedan manifestar a través de nosotros.

Aplicación práctica ¿Cómo reaccionamos frente a la verdad? ¿Cuál es tu reacción cuando alguien en la familia te dice algo que es cierto? ¿Te enojas y te pones violento como los fariseos? ¿Te justificas como los saduceos? ¿Cómo familias, podemos ver áreas donde no vivimos lo que creemos? ¿Cuáles son?

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¿Qué frutos creen que están retenidos a causa de no ser justos en estas áreas de nuestra vida o familias? Limpiémonos de toda levadura de injusticia, pidamos perdón a Dios y pidámonos perdón unos a otros por aquellas áreas donde resistimos la verdad siendo injustos. La injusticia personal le pone un palo en la rueda al avance del reino de Dios y su justicia en toda nuestra casa. Oremos determinándonos a rendirnos ante la revelación fluyendo en la justicia que nos es revelada. Oremos para que este nuevo año no haya injusticia que retenga la verdad, que podamos como familia quebrar toda cultura de injusticia que hemos tolerado hasta hoy y modificar nuestra manera cotidiana de vivir, para que Dios se pueda manifestar con sus hechos poderosos. Compartamos la sangre y la carne del Señor y logremos hacernos uno, rindiéndonos a la voz del Padre. Comamos del pan libre de levadura y bebamos del vino, participemos de Cristo en los lugares celestiales, dándonos a él como él se dio a nosotros. Dinámica sugerida para los niños: Jugaremos con ellos al “dígalo con mímicas”. Previamente escribiremos unas tarjetas de papel donde describiremos brevemente algunas situaciones que enfrentamos a diario como por ejemplo: “Una niña rompió una taza” “Un niño se burla de su hermano cuando sus papás no lo miran” “Un niño se queda con el vuelto del dinero que su mamá le dio para ir al almacén, y miente que gastó todo” “Dos hermanos se pelean por que ambos quieren usar la computadora al mismo tiempo” “Un amigo habla mal de otro y lo critica delante del grupo de compañeros”, etc. Pondremos las tarjetas de manera que no se lean y le pediremos a los niños que tomen una, a continuación tendrán que actuar la situación para que nosotros podamos acertar cuál es, luego les pediremos que actúen ¿qué sería justo hacer en esa situación? Luego podemos intercambiar los roles y actuar nosotros y que ellos tengan que acertar. Explicarles que siempre tenemos la posibilidad de decidir por lo que es justo y que la justicia trae luz a nuestras vidas. Debemos tratarnos bien como familias porque eso es justo delante de Dios, debemos amar y respetar a los demás porque eso es justo delante de Dios, debemos decir la verdad porque es justo delante de Dios.



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Día séptimo: 29/04 Quitando las estructuras que limitan el PODER 1 Corintios 4:20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. Todos en la familia necesitamos amor, comprensión, servicio, apoyo y cosas de ese tipo, pero nadie vive de lo conceptual, sino de acciones reales que manifiesten esos conceptos. De nada nos sirve que alguien diga que nos ama y a la hora de tener que estar a nuestro lado no esté. Imaginen si el Padre hubiera dicho que amaba al mundo, pero no hubiera enviado a Jesús, ni hacía nada de todo lo que ha hecho y sigue haciendo, para ser consistente con ese amor que declaró que tenía por nosotros… estaríamos quién sabe dónde. El poder de Dios tiene la capacidad de traer lo que está en el cielo a la tierra, es el que tiene la capacidad de proyectar lo invisible a lo visible. El poder de Dios también nos da la capacidad de hacer lo que no podíamos hacer. Podemos tener la identidad, la fe, la gracia, la comunión, la revelación, aún la justicia, pero sino manifestamos el poder es como tener un revolver, cargar la balas y a la hora de disparar que saliera una banderita que dice “BANG”… Nadie con esa banderita logrará dar en el blanco. El poder nos habilita no solo a creer en cosas que ojo no vio, ni oído oyó; sino que además nos permite vivirlas en nuestra realidad para ser sus testigos. El poder nos lleva a pasar de la etapa en la que conocíamos a Dios “de oídas”, a la etapa en la que “nuestros ojos lo ven”. El espíritu de Poder que se manifiesta en nosotros es el mismo que resucitó a Jesús de los muertos. Romanos 8:11 “Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros.” Isaías 26:17-18 “17 Como la parturienta que le llega el parto, Se retuerce y grita de dolor, Así hemos estado en tu presencia, oh YHVH. 18 Concebimos, nos retorcimos, Pero dimos a luz viento; No trajimos salvación a la tierra, Ni le nacieron habitantes al mundo.” Este texto desgarrador de Isaías, muestra lo que a veces nos pasa, vivimos todo el proceso para dar a luz algo, pero a la hora de manifestar el poder damos a luz viento, nada. No hay salvación en la tierra, no hay nada que nazca para transformar la realidad. Como hemos visto, cuando la identidad, la fe, la gracia, la comunión, la revelación, la justicia o la manifestación del poder se ven afectadas por la levadura, la escasez y la esterilidad se harán presentes. La levadura de los fariseos nos hace pensar que la manifestación del Poder de Dios fue para el tiempo pasado, argumento que nace de la frustración de vivir una vida sin poder, conceptos que surgen de mentes que no han sido transformadas por el Espíritu Santo y que nunca le han conocido en plenitud.

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La levadura de los fariseos nos lleva a movernos siempre en el marco de lo conocido, en los ritos establecidos. El Poder de Dios no se puede medir, ni predecir, ni gobernar, y esto inquieta e incomoda a los fariseos que encasillan todo en métodos y rituales. El espíritu farisaico se levanta a decir que los dones del Espíritu y la manifestación de su poder cesaron en los tiempos bíblicos, proponiendo de esta manera una vida cristiana chata y desabrida, totalmente opuesta a la vida que Jesús vivió caminando entre nosotros. Entendimos claramente que la levadura de los fariseos y los saduceos generan sistemas estériles o si hay frutos son frutos nacidos del hombre, pero no los del reino de Dios. Cuando la levadura de los fariseos se activa en una vida lleva a las personas a apoyarse en sus propios esfuerzos y no en el poder de Dios. Luego de muchas frustraciones por no poder vencer porque pelean en sus fuerzas personales, la gente comienza a creerse una mentira que los esteriliza: “el evangelio no funciona”. Esta es una poderosa declaración que los cristianos pocas veces confiesan, pero que opera como un eco desde las sombras de nuestro corazón, cada vez que la realidad nos golpea con situaciones en las que no tenemos el poder para vencer. La levadura de los saduceos simulará la operación del Espíritu Santo, usará marketing, campañas sociales, elementos para lograr sus objetivos, aún operará en una unción que hecha fuera demonios, que sana enfermos, pero el Señor les dice “jamás los he conocido”. La levadura de los saduceos provocará una racionalización de la vida en el Espíritu, llevando a la gente a pensar que los relatos bíblicos solo son simbólicos y metafóricos, y no una realidad poderosa. Esta mentalidad genera el concepto de que no podemos luchar contra la carne y el pecado, por más que lo intentemos; planteando que la carne es débil y por lo tanto no podemos vencerla. Romanos 8:13 Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Pensar en las cosas de la carne es pensar que no tengo el poder para vencerla. Necesitamos entender que el Espíritu de aquel que se levantó poderosamente de la tumba venciendo, nos ha habilitado para vencer, nos ha hecho poderos en Dios, y nos ha dado armas poderosas en Dios para la destrucción de las fortalezas que limitan el poder de Dios en nuestra vida. El poder se manifiesta en acción, determinación, valentía, rompe con la pasividad. Una vez que la revelación llegó a nosotros nos ponemos en movimiento. El poder nos da la capacidad de ejecutar lo que antes no podíamos, empezamos a ver avances, aunque la oposición recrudezca seguimos adelante. El poder consiste en el hecho de que el Señor está con nosotros, porque nosotros estamos haciendo lo que el Señor quiere que hagamos. El poder viene a manifestarse en medio de nuestra debilidad natural. 2 Corintios 12:9 Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí.



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La debilidad humana no es un problema para Dios. A Dios le es más fácil potenciar a un débil que humillar a un soberbio. Normalmente la imposibilidad nos desanima, cuando en realidad siempre será la plataforma a la que Dios nos impulsa. Si nuestras metas son realizables en nuestras fuerzas y capacidades, estamos caminando camino de hombres. Los caminos de Dios siempre van hacia los imposibles Necesitamos plantarnos en la identidad de hijos y no dejarnos manipular por nuestras emociones o razonamientos, sino avanzar hacia la justicia de Dios, que establecerá en nosotros lo necesario para que su poder pueda manifestarse.

Aplicación práctica Tratemos de examinar todas aquellas cosas en las que decimos “No puedo”, “No tengo”, “No sé”. En todas estas metas no realizadas encontraremos estructuras limitantes que impiden la manifestación de Dios. ¿Creemos y actuamos? ¿Me he encontrado pensando que el evangelio no funciona? ¿Tendemos a ser pasivos? ¿En la debilidad nos desanimamos o buscamos a Dios? ¿Qué metas tenemos como personas y familia? ¿En qué nos sentimos débiles para lograrlo? Oremos limpiándonos de la levadura de apaga al Espíritu Santo, el Señor quiebre toda estructura limitante en nuestras vidas para que pueda manifestar su poder a cada instante. Pedir perdón a Dios por nuestra incredulidad, humillarnos pidiéndole que El sea levantado con poder en nuestras vidas y familias. Renunciar a las mentiras que hemos creídos y confesar su poder en nosotros. Comamos del pan libre de levadura y bebamos del vino, participemos de Cristo en los lugares celestiales, dándonos a él como él se dio a nosotros. Dinámica sugerida para los niños: Tener un tiempo de adoración como familias y clamar por la revelación de su poder en nuestras vidas. Orar por los niños para que el poder de Dios venga sobre ellos y luego pedirles que cada uno de ellos ore por todos los miembros de la familia. Disponer de hojas, crayones, lápices de colores, etc. para que cada uno pueda registrar o dibujar lo que Dios les habló y mostró.



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