UNA DECLARACION DE AMOR: VERDAD Y JUSTICIA

UNA DECLARACION DE AMOR: VERDAD Y JUSTICIA Jairo Gallo Acosta* Del amor sólo llegamos a saber algo, cuando aparece, cuando sucede y no antes, de él só...
0 downloads 3 Views 90KB Size
UNA DECLARACION DE AMOR: VERDAD Y JUSTICIA Jairo Gallo Acosta* Del amor sólo llegamos a saber algo, cuando aparece, cuando sucede y no antes, de él sólo podemos saber sus efectos, es decir que nadie puede decir que ama hasta que no lo hace, por eso que es tan difícil hablar de él, es “indecidible”, a esta situación el filósofo francés Alain Badiou la denomina acontecimiento. La identificación de un acontecimiento sólo es posible mediante una posición subjetiva comprometida, no se puede hablar del amor desde afuera, sólo lo puede hacer el que realiza un acto de amor, acto que desde afuera se puede ver como un acto loco, sin sentido, pero este acto al realizarse puede constituir a un sujeto, y esto es lo que afirma el filosofo esloveno Slavoj Zizek cuando dice que: “Un acontecimiento involucra la subjetividad: “la perspectiva subjetiva comprometida forma parte del acontecimiento en sí” (1) El acontecimiento opera como una intrusión indecible en un sujeto, y separa en una línea invisible lo antes del después, separación que anterior al acontecimiento es imposible de realizar. Después de ocurrido este acontecimiento, hay un nuevo orden, una nueva inscripción: “Existe entonces una diferencia entre el acontecimiento y su nominación: un acontecimiento es el encuentro traumático con lo Real (la muerte de cristo, la conmoción histórica de la revolución, etcétera), mientras que su nominación es la inscripción del acontecimiento en el lenguaje (la doctrina cristiana, la conciencia revolucionaria). En términos lacanianos, un acontecimiento es el objet petit a, mientras que la nominación es el nuevo significante”. (2) El amor como acontecimiento se encuentra traumáticamente con lo Real cuando puede conmover la trama simbólicamente predominante cuando este es contrario a la lógica del intercambio, a la lógica del mercado que regula todas las relaciones actuales, en donde si damos algo esperamos a cambio algo. El amor ágape, el amor don, no espera nada, y peor aún, como nos dice Lacan, se entrega a alguien que ni siquiera lo quiere: “El amor es dar lo que no se tiene a alguien que no quiere eso”. Este acontecimiento parece imposible para las leyes del mercado, es por eso que este acontecimiento puede inscribir un nuevo orden, que puede ser nominado como “no todo tiene que ser intercambio”. El amor como acontecimiento, como acto singular puede ser universalizado, ya que interpela a los individuos para que puedan ser sujetos universales*, “El amor es el guardián de la universalidad de lo verdadero, el es quien elucida su posibilidad, porque convierte en verdad la disyunción”. (3) Al respecto Zizek interroga el acontecimiento de Badiou y comenta que por intermedio de este acontecimiento un individuo es interpelado, lo cual al realizarse, lo convierte en sujeto. El acontecimiento apunta a la verdad, y al ser el amor un acontecimiento “El amor es una producción de verdad”. (4) El amor puede instaurar la universalidad concreta de lo verdadero, la cual hace surgir al sujeto, afirmando su singularidad en una universalidad.

VERDAD “La verdad tiene estructura de ficción” Jacques Lacan Para Lacan el lugar de la verdad es él mismo un lugar agujereado, que no es otra cosa que el lugar de la castración. Hay que recordar que para el psicoanálisis lacaniano la operación de castración es lo que hace surgir a un sujeto y lo introduce a lo simbólico, la castración está

vinculada a la institución de lo simbólico. La verdad es la máscara del vacío central en torno al cual se constituye un sujeto y se entreteje lo simbólico. Ese agujero representa el núcleo de lo Real innombrable, que no se deja captar, de ahí que todo lo que tenga que ver con su nominación (verdad) tenga estructura de ficción. Lo Real lacaniano es lo que siempre vuelve al mismo lugar, en el mismo punto, es la cosa freudiana, la Cosa de que no se puede hablar sino por lo que ella misma enuncia: "Yo, la verdad, hablo" Esta verdad que se enuncia es la única manera de acceder a ese real – traumático, y el acontecimiento verdad del amor sería una de esas vías: “Para Lacan, por otro lado, el acontecimiento- verdad solo puede operar contra el fondo del encuentro traumático con la Cosa “muerta no muerta”/monstruosa…para el último Lacan, el amor ya no es solo la pantalla narcisista que recubre la verdad del deseo, sino el modo de adecentar y conciliarse con la pulsión traumática”(5) Badiou opone el acontecimiento-verdad a la pulsión de muerte, ya que este acontecimiento puede interrumpir la repetición de la pulsión de muerte, pero esta pulsión siempre busca sus maneras de repetirse, y es por eso que en la actualidad ella busca diferentes formas de obturar la verdad para perpetuarse: “Un proceso de verdad interrumpe la repetición y no puede, apoyarse en la permanencia abstracta de una unidad de cuenta… El mundo contemporáneo es así doblemente hostil a los procesos de verdad. El síntoma de esta hostilidad se hace por recubrimientos nominales: allí donde debería estar el nombre de un procedimiento de verdad, viene otro nombre que lo desplaza. El nombre cultura obstruye el del arte. La palabra técnica obstruye la palabra ciencia. La palabra gestión obstruye la palabra política. La palabra sexualidad obstruye el amor”(6) Al igual que el amor, la justicia tiene que surgir por intermedio de un acto. Para Badiou, la filosofía debe sacar a la luz el valor universal de la justicia como una verdad que se produce.

LA JUSTICIA

Para Badiou la justicia es una filosofía de la verdad de una política y es por eso que define a la justicia como: “Aquello con lo cual una filosofía designa la verdad posible de una política” (7) Siguiendo con la lógica del acontecimiento, que es del orden de la creación, de una producción, novedad que resulta de un devenir y que surge de la inconsistencia, es lo que viene y no lo dado, es una invención no lo heredado; entonces la justicia no puede venir de un programa de estado: "La igualdad política no es lo que deseamos o proyectamos: es lo que declaramos en el calor del acontecimiento, aquí y ahora, como lo que es, y no como lo que debe ser. La justicia al igual que la filosofía - no puede ser un programa de Estado. La justicia es la calificación de una política igualitaria en acto" (8) El deber ser está más cercano a la moral y no a la justicia, la moral para el psicoanálisis está relacionada con el ideal, con el imperativo superyoico que sustenta el goce. La moral es lo que está del otro lado de la ética, que es lo que puede hacer surgir al sujeto y su verdad. La moral es lo que se contrapone al sujeto, al acontecimiento y el acto. La justicia como acontecimiento es lo más alejado del deber ser moral, del conjunto de normas de un determinado contexto, no es lo establecido sino lo que no tiene referentes y queda siempre por hacer, es orden de lo inesperado, de lo imprevisible. “la justicia no es un programa a seguir por el porvenir, no es un estado de cosas, la justicia es una transformación, digamos que es el presente colectivo de una transformación subjetiva” (9)

La transformación subjetiva compromete al sujeto a hacerse responsable de su subjetividad por intermedio de sus actos, pero la justicia en la actualidad, en contravía de esta responsabilidad subjetividad tiene su eje en la victimización, actualmente la justicia en la mayoría de casos, se fundamenta a partir de la existencia de la víctima, es como si la justicia sólo podría existir con la víctima, en esta lógica las dos se retroalimentan a sí misma, sobretodo cuando la víctima hoy, es el protagonista principal del show: del espectáculo del sufrimiento “La injusticia es un cuerpo sufriente visible, es el espectáculo de las personas sometidas a suplicios, muertos de hambre, heridos, torturados, y es cierto que en la gran muerte del espectáculo, ahí hay un sentimiento de la piedad. Pero si la víctima es el espectáculo del sufrimiento, podemos decir que la cuestión de la justicia es solamente la cuestión del cuerpo, la cuestión del cuerpo sufriente, la cuestión de la quita de la vida, donde está el cuerpo visible y deviene cada vez más un cuerpo espectáculo, ya que nuestra época, transporta cada vez más el sufrimiento en espectáculo, no solamente el espectáculo imaginario, en el cine de la tortura y la violencia, pero también es documento bruto, que nos muestra el cuerpo espectáculo, el cuerpo sufriente, en donde la humanidad es reconducida a la anormalidad. Podemos fundar una idea de la justicia a partir de ese cuerpo espectáculo” (10) El sujeto no puede equipararse a la victima, a un cuerpo sufriente, Badiou propone ir más allá de ese cuerpo, hacia un cuerpo pensamiento, cuerpo creador, un cuerpo con ideas, y la víctima se asemeja más a un cuerpo esclavizado, aniquilando las ideas y la creación. La victimización moderna no es otra cosa que la esclavitud moderna, en donde el cuerpo sufriente se torna un objeto más de consumo. En contravía de esto, la justicia desde Badiou, se separa de la víctima, ya que esta se dirige a sujetos y a no a esclavos, que sería a lo que llevaría una víctima, la justicia es una transformación del sujeto, para que pueda apropiarse de su historia y pueda hacer algo con ella, responsabilizarse por ella, al contrario de la víctima, en donde no solo no se responsabiliza por ella sino que se hace culpable de ella. La diferencia entre culpa y responsabilidad aquí es evidente, y el psicoanálisis coloca su énfasis en este punto, la responsabilidad subjetiva es uno de sus pilares, diferenciándose de la justicia actual, que se basa en un modelo de victimización. La justicia al entender de Badiou convoca al sujeto a responsabilizarse por su lugar, y esta responsabilidad va acompañada por una disciplina que el sujeto tiene que defender a toda costa:

“Querer verdaderamente que el devenir de la justicia vaya lo más lejos posible, querer verdaderamente que las consecuencias sean lo más numerosas posibles, por lo tanto una disciplina racional y no ya una disciplina exterior o militar, después de todo las matemáticas pueden servir también, al menos sobre un punto, cuando intentamos resolver un problema sabemos que debemos resolverlo nosotros mismos, que debemos comprender la situación, que debemos encontrar una idea, sabemos que no vendrá de afuera, es necesario resolver el problema, yo pienso que de una manera u otra, la nueva disciplina será una disciplina del problema, el problema de la justicia, el problema de las consecuencias, deberán ser tratadas con la misma lealtad que aquella de los matemáticos, yo pienso que hay aquí un problema ético en el sentido más amplio, hoy en día la cuestión de la justicia, es un problema de ética de la disciplina, es necesario decirlo aquellos que no tienen nada y que con frecuencia son aquellos que luchan por la justicia, no tienen otra cosa que su propia disciplina, están desprovistos de propiedad o de riqueza, de armas, su fuerza es su propia disciplina, es exactamente igual que la única fuerza mental del matemático, es comprometerse a la consecuencia, por lo tanto no podemos hacer de otra manera, debemos mantener la idea de disciplina, pero debemos mantener una disciplina interior o lo que yo llamaría más filosóficamente una disciplina inmanente, yo creo que la disciplina leninista, es una disciplina trascendente. Una disciplina de la obediencia exterior, debemos por lo tanto intentar la disciplina inmanente, tener confianza en su capacidad. Yo pienso aquí en un proverbio indio, " si tu haces verdaderamente lo que debes, a pesar verdaderamente de lo que seas"(11)

La posición subjetiva comprometida esta vinculada al acontecimiento, reomitiéndonos al amor, a la verdad y a la justicia. La justicia como en el amor y la verdad hay un nuevo decir, creación, en donde surge un sujeto que es capaz de hacerse cargo de sí mismo, responsable de sí mismo por medio de un acto que puede subvertir el discurso dominante de la masificación globalización, por que en el acto subversivo subjetivo el sujeto hace valer su singularidad como algo universal, ya que al introducir el sujeto su singularidad en lo simbólico se torna universal, aquí lo universal lo constituye una singularidad a los que todos pueden acceder (justicia), ya sea por el acto o el acontecimiento del amor y la verdad.

Notas * Psicólogo. Estudios de maestría Universidad Argentina John F. Kennedy. Director Científico Corporación Kliné. Promoción, investigación y capacitación en salud mental. [email protected] 1. Zizek, Slavoj. El Espinoso Sujeto. Paidos. Buenos Aires. 2001. Página 147. 2. Ibíd. Página 152. *Lo universal pertenece al todo sin ser una de sus partes, así que no puede ser localizado; apunta a todos los lugares, y esto es lo que precisamente lo contrapone a lo particular que es a su vez el fundamento del totalismo y el globalismo, contrario a la universalidad, que es el fundamento de lo singular y del sujeto del psicoanálisis. 3. Ibíd. Página 60. 4. Badiou, Alain. Filosofía y Psicoanálisis. Ediciones Trilce. Montevideo, 1995. Página 52. 5. Zizek. Op Cit. Página 177. 6. Badiou, Alain. San pablo. La fundación del universalismo. Antropos. Barcelona, 1999. Página 12. 7. Badiou, Alain. Reflexiones sobre nuestro tiempo. Interrogantes acerca de la ética, la política y las experiencias de lo inhumano. Buenos Aires. Del Cifrado. 2000. Página 79. 8. Badiou, Alain. ¿Qué es pensar filosóficamente la política?. En : Reflexiones sobre nuestro tiempo. Pág. 9. Alain Badiou. La idea de justicia. Conferencia pronunciada el día Miércoles 2 de junio de 2004 en el salón de actos de la Facultad de Humanidades y Artes. Rosario. Argentina. Texto Inédito. 10. Ibíd. 11. Ibíd. 11. Ibíd.