El hombre rico

Lucas 18:22

Un mandamiento con promesa ¿Qué podemos decir de esa promesa? Introducción.

C

asi todos los seres humanos tenemos la tendencia de enfocarnos solo en los aspectos negativos de las cosas. Por ejemplo, cuando vamos con el medico y nos dice que tenemos que ponernos a dieta, inmediatamente pensamos en que tenemos que dejar el café, el refresco, las harinas, etc. Pero no nos enfocamos en que nos vamos a sentir mejor, que estaremos más sanos. También cuando alguno familiar nuestro que viene de camino y se tarda mas de lo debido, inmediatamente empezamos a pensar que algo malo le debió haber sucedido. No pensamos que quizás se paro a comer o comprar algo. Todos tenemos esta tendencia de enfocarnos solo en las cosas negativas. Lo mismo sucede cuando leemos esta historia del hombre rico. Pensamos que Jesús le exigía mucho a este hombre, y que tenía que dejar demasiado. “vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres” (Lucas 18:22) Pero no nos enfocamos en que también le hace una promesa: “y tendrás tesoro en el cielo” (Lucas 18:22) Por tanto, Jesús no solo le dio un mandamiento a este hombre, sino un mandamiento con promesa.

I). Que esta promesa nos revela una seguridad. “y tendrás” A. Las promesas de Jesús son seguras porque El produce la vida eterna. El hombre rico no sabia estas palabras de Jesús: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, (Si no fuera cierto) yo os lo hubiera dicho; (Se muestra la honestidad) voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:2-3) El hombre rico había venido ante Jesús para asegurarse de tener la vida eterna cuando se muriera. Y cuando supo que debía hacer, le volvió la espalda a Jesús, a aquel que realmente podía darle seguridad de vida eterna. El hombre rico no confiaba en el tesoro que Jesús le ofrecía porque no lo podía ver ni tocar. A veces estamos tan acostumbrados a dejarnos llevar por nuestros sentidos que no le damos lugar a la fe. A veces rechazamos todo lo que tiene que ver con Dios porque decimos no creer en la religión. Lo que no nos damos cuenta, como aquel hombre, que rechazar a Jesucristo ya sea por ignorancia, prejuicios, o incredulidad, eliminamos toda posibilidad de ser salvos, de tener vida eterna, de hacernos de un tesoro celestial. Jesús dijo: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6) Sin Jesús no hay nada.

B. Las promesas de Jesús son seguras porque El acompaña en la vida eterna. Por eso Jesús le dice al rico, “Y tendrás tesoro en el cielo” Jesús no solo nos acompaña a lo largo de nuestra vida cristiana (Mateo 28:20), sino también en el mas allá. Al ladrón en la cruz le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. (Lucas 23:43) Pero para seguir a Jesús no se puede tener otro bien fuera de el. Las riquezas del rico nunca lo habían satisfecho completamente, puesto que tenía la necesidad de asegurar el más allá. Y menos aun lo iban a satisfacer de allí en adelante. Se dio cuenta de su debilidad y necesidad; pero prefirió conservar sus riquezas y rechazar a su Salvador. Pablo dice: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que

padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. (Romanos 8:17-18) La palabra “coherederos” significa, heredar juntamente. Es decir, Lo que Cristo hereda, nosotros lo heredamos también. Si Cristo tuvo que sufrir, nosotros también heredamos ese sufrimiento; pero como Cristo resucitó a la vida y a la gloria, nosotros también heredamos esa vida y gloria. Rechazar a Jesús es rechazar la herencia de la vida eterna porque es de El. Quizás tú no rechaces a Jesús con palabras. Quizás hasta lo creas un hombre bueno como el hombre rico, pero a veces no siempre se sigue lo bueno. El hombre rico no siguió a Jesús porque creyera que la religión fuera algo malo o que Jesús no fuera quien decía ser. No lo siguió porque no estuvo dispuesto a ponerlo en primer lugar sobre todos sus bienes. Algunos en sus listas de prioridades primero esta el trabajo, luego la familia, luego Dios. Casi siempre en la lista el último lugar es Dios. Pero Dios quiere ser el primero en tu vida por eso dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo 6:33) C. Las promesas de Jesús son seguras porque El provee la vida eterna. Jesús le dijo a la mujer samaritana: “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:13-14) Jesús promete una recompensa eterna a los suyos por el sacrificio realizado, por toda perdida sufrida. Pero no son como las promesas que se hacen en campaña y que luego se les olvida. Jesús no tiene intermediarios, no te dirá: “pase a la siguiente oficina”, “vaya que le firmen esto” no te traerá de aquí allá, el te dará lo que te prometió en persona. Por eso Pablo escribió: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. (Colosenses 3:23-24)

Según el verso 24 la recompensa de la herencia, cosa que vino a buscar el rico, se obtiene después de un servicio a Cristo. Pero el rico no lo quiso seguir, no lo quiso servir y por lo tanto no va recibir nada. De una cosa debemos estar seguros, en Cristo nada es perdida, todo es inversión y al final lo recibiremos con intereses. El escritor a los hebreos dijo: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58)

II). Que esta promesa nos revela un valor. “tesoro” A. Porque es eterno. Jesús enseñó: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. (Mateo 6:19-20) En el tiempo del Nuevo Testamento la riqueza dependía de tres recursos: el almacenamiento de alimentos, la ropa fina y los metales preciosos (Oro y plata) con joyas. Y Jesús esta diciendo: “No os hagáis” es decir, no acumules. No guardes en esta tierra. Porque, 1. Los alimentos se acaban o se pudren. 2. la ropa fina se desgasta o se apolilla. 3. los metales se los roban o se devalúan. (La inflación, la confiscación, las quiebras bancarias, las crisis del mercado de capitales) El hombre rico quería la vida eterna. Una vida sin fin. Quería la vida de Dios. Porque la eternidad es algo que corresponde o le pertenece a Dios. Y la podía obtener porque Dios recompensa el servicio sincero en el más allá, a esto se le llama: hacer tesoros en el cielo. Pero el rico no quiso seguir a Jesús. Jesús nos vino a ofrecer vida con calidad de eterna. Pero como todo lo que es importancia en la vida cuesta algo. Así también lo es con la vida eterna. Para poder vivir esa vida con calidad eterna, hay que estar conscientes que tendrá un costo. Por ejemplo, para vivir la vida con calidad eterna, tiene que dejar de vivir la vida de calidad terrenal. Y para aprender a vivirla hay que seguir a Jesús. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28) B. Porque produce gozo. El hombre rico había venido optimista y con muchas expectativas. Estaba seguro que obtendría la vida eterna porque no se creía una mala persona. Pero cuando escucho lo que tenia que hacer, dice Lucas que, “se puso muy triste, porque era muy rico”. (Lucas 18:23) Se fue peor de lo que había venido. Se fue triste porque tenía muchas riquezas, como para dejarlas y se fue triste porque sabía que no podría tener la vida eterna, lo que había venido a buscar. Los tesoros tienen un gran poder atractivo para los seres humanos. Pero cualquier persona cuya felicidad dependa o consista en cosas, esta condenada a la desilusión y al fracaso. Porque las

cosas no dan la felicidad que anhela el alma del hombre. De allí que el hombre mas rico del mundo llamado Salomón dijera: “Todo era vanidad y aflicción de espíritu y sin provecho debajo del sol” (Eclesiastés 2:11) Llegó a la conclusión que el fin del hombre era: “Temed a Dios y guardar sus mandamientos” (Eclesiastés 12:13) Jesús, sin embargo, comparó el reino de los cielos a un tesoro: “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. (Mateo 13:44) Nótese que el haber encontrado el tesoro produce gozo en el hombre. Por lo cual, va y vende todo lo que tenía para poder hacerse del tesoro. ¡Que actitudes tan diferentes la del rico y la de este hombre! Debemos estar conscientes del valor incalculable que tiene Jesucristo. Es necesario desprendernos de todo aquello que nos impida entregarnos completamente a El como al tesoro que es. Porque solo así nos iremos como se fue el etiope eunuco después de haber aceptado a Jesús en el bautismo. Dice: “Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino” (Hechos 8:39) C. Porque da seguridad. Jesús sabe que la acumulación de bienes materiales se debe a que ser humano desea tener seguridad en lo futuro. Pero a la misma vez refleja temor e inseguridad. El hombre rico tenia muchas posesiones pero éstas no le daban seguridad para el mas allá. La Biblia enseña que las riquezas materiales muchas veces son un motivo ansiedad más que un medio de liberarse de ella. Salomón dijo: “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia”. (Eclesiastés 5:12) El tesoro celestial en cambio, no se desvaloriza ni se afecta por los estragos del tiempo. No caduca. Es seguro y permanente. El tesoro de la vida eterna consiste en seguir a Jesucristo fielmente y ver por nuestros semejantes. Y estas inversiones son las que darán seguridad. Es por eso que Pablo escribió a los ricos, “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 Timoteo 6:17-19) ¡Eso es lo que da seguridad!

III). Que esta promesa nos revela un lugar. “en el cielo” A. En el cielo esta la recompensa a nuestra generosidad.

El escritor a los hebreos habla de unos hermanos: “Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos” (Hebreos 10:34) Muchos hermanos en el primer siglo arriesgaron sus vidas y a otros el estado confisco sus bienes por ayudar al necesitado. Pero ellos lo hacían por que estaban convencidos que tenían una herencia en los cielos. (1 Pedro 1:4) Cuando no se da a la manera de Jesús, no se puede obtener la recompensa. No lo quiso hacer el rico y no recibió nada. Nadie que sea mezquino o tacaño entrará en el reino de los cielos. Cuando en la tierra se realiza una buena obra en beneficio de los demás, se le entrega el premio Pulitzer, el premio Novel de la Paz, el premio Príncipe de Asturias. etc. Sin embargo, no son eternos. Pero el premio que da Dios a su servidor es especial por su calidad, duración y lugar. El estar con el en gloria. B. En el cielo esta la recompensa a nuestro servicio. Jesús le dijo al rico, “Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme” (Lucas 18:22) Jesús lo quería, como quiere cada persona, como su discípulo. Pero el pensó que de seguir a Jesús no sacaría nada. Porque ni El mismo tenía nada. Jesús lo puso a elegir entre el tesoro terrenal y el tesoro celestial. Pero el rico quería los dos y como se dio cuanta que nadie puede servir a dos señores, (Mateo 6:24) se fue triste. Su decisión demostró a que lado se inclinaba la balanza de su corazón. Rehusó servir a Jesús a través del discipulado. Jesús dijo: “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”. (Juan 12:26) Y donde Jesús esta ahora es en el cielo y vendrá por los suyos. El dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:2-3, 17:24) Jesús no se da por mal servido. El es generoso y premiará generosamente a los que han servido a su causa. A veces nosotros somos injustos en olvidar algún bien que se nos hizo en un pasado. Pero Dios no. “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Hebreos 6:10) Cuando Jesús ve que el rico se va triste dijo: “¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!” A lo que Pedro le dijo: “He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. 29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, 30 que no haya de

recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” (Lucas 18:24-30) Servir a Jesús, a diferencia de lo que algunos piensan, no es en vano. C. En el cielo esta la recompensa a nuestra fidelidad. Jesús dijo: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. (Mateo 5:11-12) Jesús sabe que ser discípulo suyo no será bien visto por muchos. Y que debido a la presión, algunos puedan verse tentados a abandonar su servicio a Dios. Así que dice que la paga a la fidelidad a pesar de, es grande en los cielos. Aunque si bien es cierto que muchas bendiciones gozamos ahora que somos cristianos, las mayores están por venir. Por eso Pablo dijo: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18)

Conclusión Así que hemos hablado que Jesús le dio a este hombre un mandamiento con promesa. Promesa que revela seguridad, valor y lugar. Déjeme decirle que ahora usted también tendrá que tomar una decisión. Decisión que permitirá que usted reciba o no la vida eterna. Necesita empezar por poner a Dios en primer en su vida antes que todas las cosas. Antes que todas las personas. Antes que usted mismo. Haciendo esto usted se convertirá en mejor padre, madre, hijo (a), marido, esposa, mejor persona. Así que le invitamos a que se convierta en seguidor (a) de Jesús y que tenga su tesoro asegurado en los cielos. Que Dios los bendiga.

Juan Ramón Chávez Torres E-mail: [email protected] [email protected] http://chaveztorres.wordpress.com/ http://www.idc5acampestre.com/