Un general y Un soldado

Un general y Un soldado 2 Un general y Un soldado María José Moreno Restrepo Trabajo de grado presentado para optar por el título de Maestro en Ar...
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Un general y Un soldado

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Un general y Un soldado María José Moreno Restrepo Trabajo de grado presentado para optar por el título de Maestro en Artes Visuales con énfasis en Expresión Plástica Asesor: Andrés Matute Echeverri Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Artes Bogotá, junio de 2014 3

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Indice Pag Introducción

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Capítulo 1: Relato personal

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Capítulo 2: Logoterapia

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Capítulo 3: Trastorno obsesivo compulsivo

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Capítulo 4: Proceso pictórico

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Capítulo 5: Proceso audiovisual

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Viktor Frankl Logoterapia

Primer Mandato Dos autorretratos, El general y El soldado

Mis miedos Mis pensamientos

Conclusión 29 Bibliografía 31 5

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Roman Opalka.

Introducción Este proyecto comienza desde mi más temprana infancia, permea mi crecimiento y me afectará a presente y a futuro. Este proyecto contempla mi decisión de haber elegido el camino del arte en orden de comprenderme a mi misma y saber extender ese conocimiento hacia mi círculo familiar, social y con suerte hasta todos los demás círculos. Crecí en el seno de una familia antioqueña profundamente arraigada a sus costumbres. Desde pequeña me inculcaron el sentido del deber, “el deber ser”. Cuando pensé que tenía la edad de comprenderlo comencé a organizar y cuadricular mi vida de manera compulsiva y aquellas compulsiones pasaron inadvertidas durante muchos años. Sin embargo éstas se acrecentaron hasta el punto de enmarcarse en un trastorno de ansiedad que se conoce como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (en adelante TOC). Si bien el trastorno no es considerado una enfermedad pues no presenta síntomas físicos, es espiritualmente doloroso para aquel que diariamente lo afronta. A medida que comenzaba a entenderme y aceptarme conocí la obra de un célebre neurólogo y psiquiatra vienes llamado Viktor E. Frankl, fundador de la “Tercera escuela de Viena de Psicoterapia”, más conocida como Logoterapia, que se caracterizó por “el cuidado médico del alma” desde de las bases de la filosofía existencial. Este proyecto parte entonces de un interés por proponer la relación entre el arte y la Logoterapia, poniendo de manifiesto el Trastorno Obsesivo-compulsivo donde subyace una pregunta base ¿Cómo puedo entender, desarrollar y plasmar el arte a través de la exploración de mi dimensión psicológica y espiritual? Desde este punto comencé a indagar sobre cómo desa-

rrollar un método de creación plástica y audiovisual, a partir de la psicoterapia empleada en la Logoterapia. En este orden de ideas desarrollaré este texto de apoyo teórico de la siguiente forma: comenzaré con mi historia personal a manera de flujo de conciencia para contextualizar no sólo la evolución del trastorno, sino también la relación con el entorno, mi voz, pensamientos y subjetividades. En segundo lugar realizaré una introducción de carácter biográfico sobre Viktor Frankl que es mi autor a tratar. Considero importante referirme a su vida, ya que mediante ésta es posible entender el por qué de su doctrina y pensamiento. A continuación ahondaré en el tema de la Logoterapia, explicando sus orígenes, las problemáticas que abarca y cómo lo relaciono con mi hacer creativo. Luego dedicaré un capítulo al Trastorno Obsesivocompulsivo (TOC), en el que analizaré las causas y manifestaciones que subyacen en su naturaleza de manera paralela a mi historia. Mi trabajo práctico se divide en tres partes: un díptico, dos autorretratos y dos piezas de video. Aunque todas ellas converjan teóricamente, su desarrollo obedece a tres tipos de terapia que se entrelazan en el montaje de la obra. En primer lugar hablaré del desarrollo del díptico, la relación con los materiales escogidos y de qué forma éste evidencia el TOC desde la óptica psicoterapéutica. En segundo lugar explicaré mi proceso de creación de autorretratos a través de la psicoterapia y sus correspondencias. Más adelante abarcaré el tema de la “acción” desde la terapia de la intención paradójica propuesta por Frankl. A través de dicho método desarrollé dos piezas de video: mis miedos y mis pensamientos. 7

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Tracey Emin. Two chairs.

Relato personal

Mi infancia transcurrió tranquila entre Medellín y la finca ganadera de mis abuelos. El sentido de perfección propio de mi familia se me presentó de innumerables formas a través de sus integrantes. La austeridad siempre fue una constante en medio de la comodidad, que no palpamos hasta que cada uno llegó a la edad suficiente para construirla; como también lo fueron el agua de panela y la sed saciada, el campo, sus historias y el vértigo de la ciudad, el deber, la honestidad y el trabajador pujante cuyos méritos no se miden en tierra, sino en las manos con que se trabaja. Mi historia comienza entonces por la perfección. En mi infancia fui la mejor estudiante, mis cuadernos eran impecables, aprendía todo de memoria y cada día practicaba mi caligrafía. Me encantaba bailar, cantar, actuar, tocar flauta, batería, nadar, leer, hacer gimnasia olímpica y sobre todo, hacerlo de la mejor manera posible; aprendí a montar a caballo justo cuando di mis primeros pasos y me exigí a afrontarlos a pesar de que siempre les tuve un miedo aterrador.

Pero el miedo fue y sigue siendo una constante en mi vida. Tengo miedo de los espantos, las apariciones, los monstruos del folclor antioqueño, las presencias, las animas, la oscuridad, las fincas viejas, el campo en la noche, los apartamentos viejos, las películas de terror, las arañas, las cucarachas, las avispas, las agua malas, los caballos, las culebras, las morenas, los toros, las barracudas, los ríos y los caimanes. Hasta los diecisiete años dormí con mis padres y la primera vez que fui a un psicólogo me acaba de ver el exorcista y estaba petrificada. El miedo me ha costado muchísimas lágrimas y desilusiones, soy casi incapaz de enfrentármele, pues me ciega, imposibilita, paraliza, marea y agita. El orden fue y sigue siendo la segunda constante de mi vida. Hasta el día de hoy llevo un orden estricto en mis cuadernos: la caligrafía nunca cambió, sigue siendo escuelera, pequeña y pulida. Pero el orden en mi infancia, fue mucho más que un deber. 9

Todas las actividades que realizaba en mi niñez seguían un orden rígido frente a un horario inflexible y diario: cinco minutos para aprenderme los verbos en alemán, ocho minutos para tender mi cama, tres minutos para lavarme las manos, una hora para sacudir, limpiar, secar, organizar por colores y con regla mi closet, una hora para ver la novela, una hora para practicar mi flexibilidad, una hora para leer un libro. Yo era mi jefe y mi empleado, yo era Mi general y Mi soldado. Era un juego apasionante, me daba órdenes y las cumplía, me castigaba y era feliz pagando mis penas. El general predominaba por aquella época, su chaqueta era muy grande para una niña de mi edad, pero eso no importaba, solo me interesaban sus órdenes, pues éstas me conducirían a la virtud. Entonces lavaba y limpiaba y barría y volvía a barrer, en una esquina y en la otra, y en la demás allá. Pasaron los años y aquel general que alguna vez perteneció a mis juegos como una figura amable se apoderó de mi tiempo, de mis pensamientos. Por la carga académica que acarreaban los primeros años del bachillerato no tenía tiempo de organizar entre semana. Y el orden para mí no era a medias, era estricto, completo, rígido y absoluto. El general me atormentaba con castigos inclementes los fines de semana y las rutinas de orden llegaron a ser un suplicio: el soldado debía lavar, aspirar una dos y treinta veces, sacudir, tender la cama, volverla a tender, volverla a tender, volverla a tender, volverla a tender, hacer las tareas, aprenderse todo de memoria. Me lavé y me lavé y me lavé las manos hasta que se me pelaron. Mi cuarto era el santuario de los castigos, era el campo en el que se enfrentaban el general y el soldado. Poco a poco ese soldado quedó reducido a un vil esclavo y el general se convirtió en un déspota; el desorden en mi vida iba creciendo y con ello la ansiedad, el tiempo era tan corto que se quedaba corto, ya no tenía tiempo, el déspota me lo había arrebatado por castigo a no cumplir mi castigo. ¿Y mi baile? ¿Y mi canto? ¿Los deportes, los instru10

mentos, el estudio? No tenía nada, solo no tenía tiempo. Una figura femenina y amable se me presentó. Ella era especialista en guerras internas y estaba de parte del soldado, pues sabía del daño que me hacía el general. Nos sentábamos tardes enteras a conversar y me regalaba su tiempo, para que yo pudiera usarlo mis fines de semana en otras actividades que no fueran ordenar. Una tarde nos despedimos y nunca más la volví a ver. El general de quince años fue derrocado en un golpe de estado y en un decreto sin palabras ni papel, se declaró la no utilización de leyes y normas para regir mi ser. Sin saberlo aún había comenzado el reinado del caos que gobernó durante seis años. Una fiel aliada del soldado que ahora estaba libre, era la ansiedad, la esencia misma de aquel personaje. La ansiedad era una estancia vacía de quince años, un reloj sin horarios, una inyección de vacíos. Ella era caprichosa, temeraria y manipuladora. Poco a poco fue tomando las riendas de mi mente convenciéndome con artilugios y diciéndome al oído que era libre y por lo tanto debía actuar en consecuencia con mi libertad. Y mi libertad consistía en el derroche de mi tiempo. El soldado vivió a la deriva, bebió alcohol y comió desaforadamente en bacanales romanas que tenían lugar en mi cuarto, se escapaba de mi cuerpo, hablaba más de la cuenta, era imprudente, tosco, impulsivo y aún no conocía los límites de su voracidad. El soldado estaba complacido, todos estaban complacidos y a su vez eran cómplices de la ansiedad. Mientras tanto el general lloraba en un rincón de mi mente, lamentándose profundamente por sus inconscientes abusos y barrió con nostalgia sus pesares durante varios años. En medio de aquella vida agitada se me presentó la palabra trastorno. ¿Qué es trastornar? ¿Es alterar e invertir el orden natural de las cosas? ¿Y si mi orden por ser mío es diferente? Ese orden natural -desorden-, estará bien para quien le resulte

cómodo y además se sienta tranquilo; pero yo aún conservaba al general, añoraba su orden, rigidez y su templanza. Lo más doloroso de la transición al caos fue que me diagnosticaran una enfermedad, ¿Era posible que me enfermara por mi forma de comer, por las bacanales extravagantes que se llevaban a cabo en mi cuarto? ¿A caso los doctores no entendían que por encima de mi vanidad se ubicaba aquel soldado ansioso y desenfrenado? Un cuarto, cuatro personas, mis papas, una cinta de video que se desenrollaba lentamente revelando cuadro a cuadro mis escenas más íntimas: la batalla campal, las bacanales, la euforia, la repetición, volverla a tender, volverla a tender, volverla a tender. Supliqué que se callaran, que no les contaran más, el soldado era mío, el general era mío, era Mi juego, solo era mi juego. No quiero ser adulta para hablar de enfermedades, ¿Cómo así que Litio? ¿Cómo así que centro de rehabilitación? ¡Cállense! Les suplicaba llorando, ustedes son mis psiquiatras, ¡No es justo! ¡No es justo! Es un juego, es solo un juego... Salimos de aquel cuarto, entre sollozos les supliqué a mis padres que solo necesitaba unos meses sola para que el general y el soldado se reconciliaran. Ellos lo entendieron, entonces me fui.

El único momento de conciliación era cuando fumaban largas horas luego de mi trabajo extenuante del día. En aquellos momentos el general le permitía al soldado poner la misma canción una y otra vez, en eso estaban de acuerdo, en la repetición. No sé cúantas horas lloré en silencio, a gritos, en una esquina de la cocina y dentro de mis cobijas. Lloraba también mientras me miraba al espejo y veía retratada a la niña de la infancia, cuando solo jugaba porque era un juego…este era mi juego y de nadie más. Y nunca lloré por el general ni por el soldado, lloré porque a veces hay que llorar. Pasados unos meses comprendí que el llanto es y será necesario, que las lagrimas no se secan, ni se para el tiempo incluso cuando a mi reloj se le acaban las pilas. Comprendí que el general cabe en un bolsillo, el soldado en otro, y cuando no use bolsillos podré olvidarme por un instante de mi misma. Pero en Bogotá siempre salgo con abrigo. No quiero ser adulta para hablar de enfermedades, sólo quiero volver al corredor de mi finca y repasar cada baldosa, una por una y de izquierda a derecha mientras tomo en la madrugada mi agua de panela con limón.

Recuerdo aquellos meses de soledad, cuando las paredes oían mis lamentos y los dejaban pasar, cuando la música llenaba mis espacios de silencio. Leí, pinté y escribí y esculpí y cociné y dibujé y miré películas hasta el cansancio. Sobre todo recuerdo la hora de comer bajo una luz tenue en una mesa de madera cuadrada y simplona. El general y el soldado se sentaban frente a frente y sin pronunciar palabra alguna comían raíces chinas con galletas y de sobre mesa un café. ¡Cuánto añoraba el soldado un poco de mantequilla y mermelada para sus galletas tan simplonas como la mesa y tan insípidas como el paladar del general!. 11

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Viktor Frankl.

Logoterapia

Viktor Frankl “Nuestra generación es realista, pues hemos llegado a saber lo

que realmente es el hombre. Después de todo, el hombre es ese ser que ha inventado las cámaras de gas de Auschwitz, pero también es el ser que ha entrado en esas cámaras de gas con la cabeza erguida y el Padrenuestro o el Shema Yisrael en sus labios.”1

Viktor Frankl fue un reconocido neurólogo y psiquiatra judío nacido en 1905 en Austria. En 1942 durante la Segunda Guerra Mundial es trasladado junto con su esposa y padres a Auschwitz, un campo de concentración ubicado en Polonia famoso por los crueles métodos de muerte y tortura. Más adelante es transferido a dos campos de concentración que hacían parte 1 Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Pág 74.

de Dachau. En 1945 luego de su liberación escribe el libro “El hombre en busca del sentido”, en el que narra su experiencia en calidad de prisionero y psiquiatra en los campos de concentración. En aquel libro Frankl expone su experiencia personal desde una perspectiva a mi juicio muy particular, pues no se enfoca en los métodos de tortura ni en los suplicios diarios, sino en cómo él a pesar de las circunstancias tan adversas y aterradoras, enfrenta la deshumanización, el hambre y el sufrimiento de la forma más valerosa posible. Cuando un prisionero pisa por primera vez un campo de concentración, la muerte y la tortura se convierten en una constante generando así una incesante apatía en cada uno de los prisioneros. La apatía se puede definir como un estado de indiferencia hacia la vida y hacia el destino, ahí subyace la represión interna de algún sentimiento plácido o alegre y esto converge finalmente en una “especie de muerte emocional”. El prisionero simplemente no encuentra el porqué de aquella situación y entonces desiste de su lucha por el “cómo”. Pero 13

Frankl abatido por el hambre, las yagas en los pies, el frío, el cansancio y el maltrato, emprende una búsqueda espiritual para encontrar un por qué y llegar a él a través de su mente, a esto lo titula la “Libertad interior”. Éste reflexiona también sobre cómo tras la liberación, el sentido de deshumanización y la apatía, siguen latentes hasta cierto punto en cada prisionero, hasta llegar a la desilusión “Allá en el campo todos nos habíamos confesado unos a otros que no podía haber en la tierra felicidad que nos compensara por todo lo que habíamos sufrido. No esperábamos encontrar la felicidad, no era esto lo que infundía valor y confería significado a nuestro sufrimiento, a nuestros sacrificios, a nuestra agonía. Ahora bien, tampoco estábamos preparados para la infelicidad. Esta desilusión que aguardaba a un número no desdeñable de prisioneros resultó ser una experiencia muy dura de sobrellevar y también muy difícil de tratar….” 2

En la vida del campo había prisioneros tan sádicos como los oficiales y así mismo había oficiales tan decentes como los prisioneros. Es muy pertinente la pregunta que hace Frankl sobre éste tema: “Pero, ¿y qué decir de la libertad humana? ¿No hay una libertad espiritual con respecto a la conducta y a la reacción ante un entorno dado?...Y, lo que es más importante, ¿las reacciones de los prisioneros ante el mundo singular de un campo de concentración son una prueba de que el hombre no puede escapar a la influencia de lo que le rodea? ¿Es que frente a tales circunstancias no tiene posibilidad de elección?”

cluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física. Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino”…”Dostoyevski dijo en una ocasión: “Sólo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos”” 3

Considero pertinente esta primera reflexión sobre la vida de Viktor Frankl, porque es gracias a él y a su escuela de pensamiento que fundamento mi proyecto de grado. Mi interés en Frankl radica en el hecho de poder abordar el tema del trastorno como una situación, una circunstancia que no sólo se basa en una anomalía de mi comportamiento, “campo de concentración”, sino que hace parte del aprendizaje y la madurez que poco a poco se va gestando en mi vida, “elección”. Siendo mi contexto diametralmente opuesto al de Frankl, conlleva también mucho dolor y desilusión. La problemática que él plantea se centra en cómo nos enfrentamos al dolor y en qué medida éste adquiere un sentido para nosotros. En este orden de ideas decidí plasmar mi sufrimiento en el cuento que acabo de relatar para entenderlo, tomar distancia y mediante el arte poder entablar un diálogo con él.

A lo anterior Frankl contesta: “El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental, in-

2 Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Pág 54

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3 Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Págs 40-41

Logoterapia Antes de explicar en qué consiste la Logoterapia, quisiera aclarar que mi trabajo está basado en técnicas de psicoterapia propias de esta escuela. Pero no quiero plantear la Logoterapia sólo desde el punto de vista psicoterapéutico, sino a través del arte, de la pintura y de la acción registrada en video. Quiero entenderla desde la pintura, porque a mi juicio esta es una técnica absolutamente visceral, que entabla un diálogo inexplicable conmigo misma, que abarca todos los espacios, todas las emociones y las contradicciones. También porque mi pintura es un acto ritual y requiere de tiempo y sobre todo de paciencia. La paciencia que a su vez es el elemento primordial para afrontar, entender y plasmar un trastorno de la naturaleza del que propongo. Por otra parte la acción registrada en video, es otra forma de enfrentar al ritual desde la documentación de un tiempo y un espacio determinados, en el que pongo mi cuerpo al servicio del instante registrado. Es también la manera de estar presente, y a su vez de presentar ante el espectador esa faceta dual de mi privacidad. Pintura y acción funcionan a manera de espejo y ambas devienen del alma, pero a mi juicio cada una tiene una función diferente en cuanto a la terapia, y a su vez una connotación distinta: en la pintura el sujeto está implícito en el objeto, pero en la acción del video es el sujeto el foco constitutivo del trabajo. Ahora bien, retomando el tema, Viktor Frankl desarrolla una nueva forma de psicoterapia a la que llama Logoterapia. El término Logos proviene del griego y significa “sentido, significa-

do o propósito” . La Logoterapia parte de la base de que el ser humano es un ser en busca del sentido; ésta se centra en la exploración del significado de la existencia humana mediante un reflexión profunda sobre la libertad, el sufrimiento y sobre todo la responsabilidad de asumir cada acto con conciencia y dignidad. “El logos no es algo que nace de la propia existencia, sino algo que hace frente a la existencia” 4

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En la terapia, el tratamiento que se le da a cada persona no está determinado por una norma de “cómo debe tratarse” sino como un “…arte de improvisación de acuerdo a la problemática concreta de cada paciente bajo la luz de una imagen digna del hombre” . En este punto quisiera establecer un paralelo entre la Logoterapia y el arte a saber, el artista que realiza su obra está permeado por una condición social, económica, política o existencial que lo arraiga e impulsa a ahondar y expresarla mediante su obra. En el arte actual no existe una “receta” sobre cómo fabricar una obra: la obra es un proceso, es un resultado y también es un asunto relacional que reorganiza temporalmente el mundo que habitamos y deja una marca en cada persona. 6

Siguiendo con la reflexión sobre la Logoterapia, Frankl distingue tres planos del ser humano, el plano físico, el anímico y el espiritual. Según la versión de Elizabeth Lukas, alumna de Frankl, “Se trata de los planos que conforman la vida, de la percepción de las metas y los procesos de la voluntad, de la sensibilidad respecto a las cuestiones de sentido, al principio moral y a las experiencias religiosas. Se trata de la dimensión

4 Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Pág 56 5 Ibid. Pág 56 6 Lukas, E. (2008). Viktor E. Frankl, El sentido de la vida. Barcelona: Plataforma Editorial. Pág. 78

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de la intuición artística y de la inspiración científica” (negrillas fuera de texto)

pensada específicamente para reflexionar sobre cada aspecto del TOC en relación a una época de mi vida y de mi madurez.

Por otra parte Frankl afirma que uno de los padecimientos más comunes en los siglos XX y XXI es la denominada crisis “noógena” (frustración o vacío existencial ). El vacío puede entenderse desde varios factores: por ejemplo la automatización en el mundo genera más tiempo libre y el mal manejo de ese tiempo libre se manifiesta en tedio. El tedio conlleva al hastío y a la falta de sentido, entonces las personas suelen recurrir con mayor frecuencia al psiquiatra y a las pastillas, en lugar de enfrentarse a través de ellos mismos sobre “la falta de contenido en sus vidas”. Es ahí cuando requerimos de la voluntad de sentido que Frankl define como “…aquello que nos impulsa a actuar de manera consecuente y racional, no de acuerdo a impulsos morales, religiosos o instintivos, no para tranquilizar la consciencia, sino por el amor por una causa con la que se identifica” ; “el sentido es siempre una llamada concreta a una persona concreta para que mejore lo que solo ella puede mejorar”

Mi trabajo consistió en traducir mi interés en la Logoterapia al lenguaje del arte, a su simbología y reinterpretación. Por esta razón el soporte, el material, el medio y el espacio no pueden ser gratuitos, por el contrario, estos deben ser los medios y la razón de la terapia.

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Ahora bien, la Logoterapia tanto en mi trabajo como en mi vida es un medio de exploración y auto-trascendencia. En el marco de mi proceso creativo, la meta con cada ejercicio que forma parte de la obra, es una psicoterapia realizada por mí y

7 Lukas, E. (2008). Viktor E. Frankl, El sentido de la vida. Barcelona: Plataforma Editorial.Pág 79 8 “El término existencial se puede utilizar de tres maneras: para referirse a la propia (1) existencia; es decir, el modo de ser específicamente humano; (2) el sentido de la existencia; y (3) el afán de encontrar un sentido concreto a la existencia personal, o lo que es lo mismo, la voluntad de sentido.” Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Pág 58 9 Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Pág 58 10 Lukas, E. (2008). Viktor E. Frankl, El sentido de la vida. Barcelona: Plataforma Editorial. Pág. 84

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Hanne Darvoben

Trastorno Obsesivo Compulsivo El trastorno Obsesivo-compulsivo es un trastorno de ansiedad, determinado por la presencia de pensamientos intrusos u obsesivos que se manifiestan en conductas repetitivas o compulsiones. Generalmente aquel que lo padece es plenamente consciente de éste y sabe que es un problema porque le afecta tanto en el plano emocional como en su núcleo social y familiar.

resenta una gran pérdida de tiempo, pues la “rumiación” está cargada de miedos y angustias, más no de respuestas concretas o trascendentales. Deteniéndome un poco sobre lo que compone el trastorno entraré a definir los conceptos básicos:

El TOC se caracteriza por el “perfeccionismo, rigidez, indecisión, excesiva dedicación al trabajo y dificultad para expresar emociones” y su factor común es la inestabilidad emocional. Usualmente este trastorno es tratable, pero parcialmente curable y puede darse en parte por contribución hereditaria. Uno de sus problemas característicos es la “rumiación obsesiva”, que consiste en pasar largas horas pensando en problemas de índole familiar, religioso, social o filosófico, que a su vez rep-

“Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que son experimentados (al menos inicialmente) como intrusos o inapropiados (egodistónicos) y que causan ansiedad o malestar acusados.” . Durante éstas se puede experimentar una especie de “anticipación de consecuencias negativas”, es decir, un miedo de antemano a sufrir un daño o una muerte si no se lleva a cabo un ritual, pero en otros casos solo se experimenta un malestar si el ritual no está bien elaborado.

1 Enrique Echeburúa, P. d. (1999, vol.25 n°102). Avances en el tratamiento cognitivoconductual. En Análisis y modificación de conducta (págs. 586-614). Universidad del País Vasco.Pág.590

2 López, A. B. (2005). Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Barcelona: Universitat de Barcelona, Facultad de psicología. Pág.3

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Las compulsiones son “acciones o rituales mentales repetitivos que tienen la intención de aliviar la aflicción causada por las obsesiones” y “….están dirigidas a no proporcionar placer, sino a prevenir o reducir el malestar (o el aumento de éste)” pueden ser conductas de carácter motor o pensamientos repetitivos para intentar neutralizar la obsesión. Una persona tiende generalmente a suprimir sus obsesiones mediante las compulsiones generando un círculo vicioso, siendo las obsesiones su detonante. 3

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En mi caso particular, durante mi infancia personifiqué las obsesiones mediante la figura de un general, quien no era propiamente un hombre de alto rango, era una visualización mía, de mayor edad y ejerciendo diferentes roles de autoridad. Las compulsiones estaban personificadas en el soldado, éste era un personaje más difícil de visualizar, a mi juicio era inferior, cumplía las órdenes, podía ser yo en pijama, una esclava harapienta o simplemente en un día cualquiera. En ningún momento experimenté un miedo anticipatorio a los rituales, pero el hecho de no realizarlos o de no hacerlos bien, me producían un gran malestar. En un principio las obsesiones se hicieron evidentes gracias los rituales de contar, tocar, imaginarme a los seres queridos muertos, la contaminación y también los rituales de “orden, simetría y exactitud”. Esta última obsesión me condujo en la temprana adolescencia a adquirir una tendencia que se conoce como lentitud compulsiva en la que “Actividades cotidianas como levantarse de la cama, asearse y vestirse pueden llevar horas debido a la necesidad de seguir un orden programado”. 4

3 López, A. B. (2005). Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Barcelona: Universitat de Barcelona, Facultad de psicología. Pág.7 4 López, A. B. (2005). Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Barcelona: Universitat de Barcelona, Facultad de psicología.Pág 6

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Finalmente hasta hace poco confundí mis conflictos internos con una enfermedad mental, es por esto que en mi cuento me refiero constantemente a dicho término. Ahora comprendo que no es una enfermedad, que tampoco es solamente un conflicto en el que actúan dos polaridades, sino que además es un rasgo de personalidad y una circunstancia propia del proceso de vivir y madurar, siempre inacabados.

Proceso pictórico

“Primer mandato” “Creo que el arte no depende tanto de la creación del espacio para el arte sino de la creación del tiempo para el arte. Es muy importante que esta generación del tiempo para el arte empiece por el mismo artista en su generación del tiempo para generar arte. Parte de mi trabajo consiste en jugar con la rapidez, con la lentitud, con el tiempo del trabajo en cada pieza” Gabriel Orozco Para el trabajo pictórico “primer mandato” partí de dos cuestionamientos: ¿Cómo puedo a través de la psicoterapia y mediante la pintura, ejemplificar un rasgo del TOC? ¿Cómo hacer que dicha pintura sufra por así decirlo, el desgaste emocional y físico que representaba aquel rasgo? Con esta óptica decidí utilizar la primera manifestación del trastorno que consistió

en una orden tajante de limpieza que el General ejercía sobre el Soldado. En este caso el pensamiento intruso u obsesivo era “el temor a la suciedad” y la compulsión era limpiar. En este orden de ideas tomé como referente una imagen de las baldosas de mi finca, que era el lugar donde comenzó el juego y procedí a pintarlas sobre un lienzo de 2 m por 1.50 m durante un mes. Una vez finalizado el cuadro puse la tela en el suelo y durante muchas horas lo limpié una y otra vez, con un procedimiento rígido y sistemático como mis planas: primero lo barrí de izquierda a derecha, luego lo trapeé, a continuación lo estregué con un cepillo y detergente, después lo volví a trapear con limpia pisos y así sucesivamente. Repetí este procedimiento hasta que la pintura comenzó a desprenderse del lienzo y así obtuve un resultado no homogéneo, pues lo que había pintado a comienzos de mes ya estaba absolutamente seco. Un tiempo después decidí realizar un cuadro exactamente igual al anterior, esta era “la orden”; el Soldado empleó días 19

y noches en pintar las mismas baldosas sobre una tela igual y con las mismas medias, pero esta vez no las limpió, dejó el cuadro intacto, cumpliendo sus órdenes. Estos cuadros representan en primer lugar mis manos antes y después de padecer aquella obsesión por la limpieza; en un principio ellas estaban perfectas, pero comencé a lavarlas una, dos, treinta y hasta cien veces por día. A medida que transcurría el tiempo se deterioraron, pelaron y sufrieron una dermatitis de contacto. En segundo lugar los cuadros expresan la dura carga emocional que representa el TOC, el desgaste físico, el cansancio mental y la importancia de tener algo que hacer, una tarea repetitiva y automática como es el ritual. En la Logoterapia es fundamental enfrentársele a los padecimientos, sin que la acción sea dañina. En una investigación que realicé sobre un centro de psicoterapia y rehabilitación , basado en la Logoterapia, había una paciente con TOC que temía que las cosas no estuvieran bien alineadas. Por esta razón a la joven se le pidió alinear los cuadros de la casa una y otra vez durante un día entero y por otra parte se les pidió a los integrantes de la casa desalinear los cuadros si se topaban con ellos. Entre más repetitiva, tediosa y agotadora se tornaba la tarea, más sentido iba cobrando para aquella joven la idea de lo insensato que podía llegar a ser un ritual. 1

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cuadro mi ritual y pude observar también en condición de espectador y sin hacerme ningún daño, cómo esas baldosas se estropearon al igual que mis manos.

Dos autorretratos, El General y El Soldado “Puede verse que la salud se basa en un cierto grado de tensión, la tensión existente entre lo que ya se ha logrado y lo que todavía no se ha conseguido, o el vacío entre lo que se es y lo que se debería ser” “Considero un concepto falso y peligroso para la higiene mental dar por supuesto que lo que el hombre necesita ante todo es equilibrio, es decir, un estado sin tensiones.” “Lo que el hombre necesita no es la homeostasis, sino lo que yo llamo la “noodinámica”, es decir, la dinámica espiritual dentro de un campo de tensión bipolar en el cual un polo viene representado por el significado que debe cumplirse y el otro polo por el hombre que debe cumplirlo.” 2

En consecuencia, podría decir que mi psicoterapia consistió en pintar casi que artesanalmente y sin rasgos expresivos las baldosas durante más de un mes, y luego “perder el trabajo” limpiándolas durante unas horas, para nuevamente volver a pintar el mismo cuadro. De esta manera “inflingí” en el

Mi autorretrato comienza con una psicoterapia para la creación: dejar de tomar las pastillas psiquiátricas, que durante casi seis años ingerí para cada mal que me diagnosticaban. Cuando comencé a pintar mis autorretratos decidí dar un giro radical y cortar el consumo, pues mi cerebro ya estaba acostumbrado a recibir su “dosis diaria”. Este paso propio de la Logoterapia no sólo fue muy significativo en mi vida, sino también duro, porque mi ansiedad se acrecentó junto con los pensamientos intrusos respecto a la muerte, los momentos de euforia y depresión, la rabia y sobre todo la incapacidad para

1 Fundación Colectivo Aquí y Ahora. Dirección: Efrén Martínez Ortíz. Link http://www. colectivoaquiyahora.org/

2 Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Pág.60

concentrarme. Es en este punto cuando decido enfrentarme a una pintura sobre mí y desde mi angustia ¿Cómo me observo con aquellos sentimientos aflorando, cuándo soy yo sin pastillas, sólo yo? Empiezo a pintar y resuelvo la disyuntiva entre mis dos polaridades, otorgándoles a cada una un “territorio” de una lámina de madera, pero también decido plasmar cada figura por aparte; entonces uno de los cuadros es la personificación del General y el otro la del Soldado. Cada “territorio” simboliza un ritual. Para el cuadro del General usé como referente una imagen mía de composición central, en la que aparezco cabizbaja, pues el General representa los pensamientos intrusos u obsesivos. El fondo es negro y plano, sin ningún rasgo de expresividad; en él aparezco de pié y descalza, solo me cubre una chaqueta gruesa de militar de alto rango. La cara, un pié, un lado de la chaqueta y las cuerdas sujetas al hombro están pintados de manera cuidadosa y figurativa sin intención de ser hiperrealista. Durante este ritual procuré concentrarme escuchando el paso histórico de Grecia y sus filósofos del Ágora y las batallas de Alejandro, Constantinopla y Sumatra. Como General es preciso culturizarme mientras pinto para no perder el tiempo. El General no claudicó, sólo terminó su parte del acuerdo, conquistó los territorios que tenía circunscritos, se retiró y le cedió la paleta de óleos al Soldado para que terminara el resto del trabajo. El General se había llevado con él mis pocas horas de concentración y mi tranquilidad, hastiada de datos históricos y guerras cambié la sintonía y puse como de costumbre la misma canción varias veces. Acto seguido revolví todos los colores de la paleta y los esparcí indiscriminadamente en los territorios delimitados. Era un momento de terror y euforia, pero la euforia lastimosamente es una reacción de angustia.

El proceso del segundo cuadro, “El soldado” fue relativamente parecido al del primero. Pinté una figura central de espaldas, boca abajo, representando la inferioridad del soldado, su ausencia y su polaridad. El cuadro es considerablemente más grande que el del General, porque el trabajo del Soldado, las compulsiones, debe ser más arduo y en consecuencia más agotador. La figura humana es un punto de referencia para relacionar el ser con el quehacer, el cual consiste en pintar planas rígidas y coloridas que emergen de la figura central hasta convertirse en mancha. Como soldado sé que me debo ensuciar y por eso me pinto en piyama, también se que no puedo rayar en ciertas partes porque estoy bajo las órdenes de mi General. Una mano de la figura central está recogida y trata de equilibrarse por la posición en la que pinta, esto representa un intento por anclarse a la realidad, que sin embargo es también el impedimento para sumergirse en el mundo de colores. A medida que iba desarrollando mi trabajo comencé a cuestionarme sobre el por qué del autorretrato, desde mi feminidad y desde el trastorno mismo. Entonces me encontré con tres artistas ampliamente conocidas cuya obra gira en torno a la representación de sí mismas y de su momento histórico. La primera de ellas es la pintora Frida Kahlo, la cual debido su salud precaria y a su complejo mundo emocional, recurre a la pintura como medio de sublimación de su dolor tanto físico como emocional. En su cuadro, “Las Dos Fridas”, ella se representa desde dos perspectivas y momentos de su vida: como la Frida Europea y la Frida Mexicana, ambas unidas por una arteria, pero una con el corazón destrozado y la otra con él completo. La pintura de Frida es un buen ejemplo para ilustrar la intención dual y de contraste que también tiene lugar en mi trabajo enfrentando el general con el soldado. Esta pintura obedece a un lenguaje de símbolos creados por ella a través de los colores, sus trajes, el gesto, el retrato de Diego Rivera en 21

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Las dos Fridas. Frida Kahlo.

una mano, las tijeras en la otra, y un fiel apego a su contexto y a la particular reflexión sobre la mujer de su tiempo. Tal como lo sugiere Andrea Kettenmann en el libro KAHLO… “Los autorretratos la ayudaron a hacerse una idea de su propia persona y crearla de nuevo tanto en el arte como en la vida, al objeto de encontrar una nueva identidad”…“Sus obras han de entenderse como resúmenes metafóricos de experiencias concretas” 3

Seguido a esto me interesé por la cualidad traumática de la Obra de Jenny Saville y aunque su técnica diste de la mía, ambas obras giran en torno a una reflexión sobre la neurosis. Saville crea obras con un fuerte contenido psicológico, logrando ser congruente en términos pictóricos con lo que desea expresar. Cuando la confrontan sobre el por qué del autorretrato Saville contesta: “No estoy interesada en hacer retratos como tal. No estoy interesada en la personalidad exterior. No utilizo la anatomía de mi cara porque me guste, en absoluto. La utilizo porque trae fuera algo desde adentro, una neurosis” .

muestre ella en la escena da cuenta de la intimidad e incluso de la vergüenza que le puede producir su actitud frenética y compulsiva y el espacio doméstico simboliza la privacidad y la soledad que requiere el ritual para ser efectuado. Finalmente considero importante citar cuál es el propósito en relación a su obra, “Estoy mostrando como nuestra compulsividad nos distrae de estar presentes, como borra la serenidad que encontraríamos si pudiéramos sentarnos quietos (sit still). También quiero hacer entender lo absurdo de este tipo de comportamientos. Nosotros nos convencemos que el alivio momentáneo que estamos creando, va a durar mucho, mucho tiempo y que además borrará cualquier sentimiento incómodo que estemos evitando. Pero en realidad, estamos prolongando e intensificando nuestro sufrimiento. Para la mayoría de estos trabajos, usted no puede ver la cara de las mujeres. Es reflexivo sobre el hecho que hay vergüenza en sus acciones.” 5

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Finalmente quisiera detenerme brevemente en la apreciación de la obra de Lee Price, una pintora figurativa neoyorkina, cuya temática se centra en la relación de la mujer y la comida, desde la óptica psicológica de los desórdenes alimentarios. Su manera de retratarse y su pintura cuidadosa y figurativa, de alguna manera han permeado mi trabajo. Por ejemplo en su autorretrato “Cocoa Puffs,” se muestra desnuda desde un plano cenital con varias cajas de cereal a su alrededor. Para Price cada elemento de la composición está íntimamente ligado a la naturaleza del trastorno, por ejemplo el exceso de comida deviene de un comportamiento compulsivo, el que solo se

En suma, las tres artistas muestran una perspectiva de una neurosis, entendiéndose neurosis no en el sentido estricto de la palabra, sino como una crisis inherente a todos los seres humanos o un trastorno del ánimo y de esta manera se exploran a sí mismas a través del ejercicio de autorretrato. Pero el autoretrato en pintura también tiene el potencial de trascender a la persona y su autoconocimiento y hablar del contexto social e histórico en el que viven. Finalmente en mi caso, pretendo reflexionar sobre cómo afrontamos diariamente al tiempo y por qué nos catalogamos de acuerdo a nuestros rasgos de personalidad en un trastorno u otro aceptando rótulos. ¿Es la pobreza espiritual lo que marca nuestro tiempo?

3 Kettenmann, A. (1999). KAHLO. Colonia: Taschen Editorial. Pág 20 4 Saville, J. (22 de Octubre de 2005). Under the skin. (S. Mackenzie, Entrevistador). Link: http://www.theguardian.com/artanddesign/2005/oct/22/art.friezeartfair2005

5 Price, L. (23 de Agosto de 2011). Sleeping with peaches: An interview with painter Lee Price. (H. S. Stringer, Entrevistador). Link: http://theotherjournal.com/2011/08/23/ sleeping-with-peaches-an-interview-with-painter-lee-price/

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Lee Price. Cocoa Puffs.

Jenny Saville. 24

Proceso audiovisual

Intención paradójica “El neurótico que aprende a reírse de sí mismo puede estar en el camino de gobernarse a sí mismo, tal vez de curarse” Gordon W. Allport Los elementos constitutivos de la neurosis pueden ser de naturaleza psíquica o somática, pero en gran parte se dan también por lo que Frankl llama ansiedad anticipatoria. “Ahora bien, en los casos obsesivos-compulsivos se puede observar una cadena similar de acontecimientos, en los que el paciente lucha con ideas que le acosan. Con ello sin embargo aumenta el poder de aquellas para molestarle, puesto que la presión precipita la contrapresión. ¡Y otra vez el síntoma se refuerza! Por otra parte, tan pronto el paciente deja de luchar contra sus obsesiones y en vez de ello

intenta ridiculizarlas, el síntoma se debilita y finalmente se atrofia.” 1

Vicktor Frankl propone entonces un método de psicoterapia para afrontar dichas crisis, al que llama intención paradójica. Mediante ésta el paciente debe intentar hacer aquello que teme, así sea solo por un momento. “Este procedimiento consiste en darle la vuelta al paciente en la medida que su temor se ve reemplazado por un deseo paradójico” . De esta manera se incita a la persona a reírse de su sufrimiento en orden de hacerle frente al temor por fallar. Cuando ésta logra afrontar el temor, su ansiedad comienza a decrecer. 2

Partiendo de la intención paradójica, decidí realizar dos videos, cuya objetivo es enfrentarme a mis miedos e ideas ob1 Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Pág. 71 2 Ibid Pág 69

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sesivas mediante ejercicios de resistencia, tanto física como mental.

Mis miedos En el primer video decidí enfrentarme a mis miedos, aquellos que surgieron en mi infancia por los relatos de mi abuelo. Mis miedos estaban arraigados al campo, a sus historias, a la violencia y se extendían hasta la ciudad. Aun los siento tan latentes como antes; es que el miedo puede crecer también con los años y desafiar la madurez, actuando inclemente sobre cada acto de la vida. Para la realización de este video decidí emprender dos expediciones: la primera a un cementerio abandonado en la mitad de un bosque, con tumbas muy antiguas. En ese tétrico espectáculo mis ojos veían los vasitos de agua reposada cerca de cada tumba –es que a las ánimas les da sed- me hubiera dicho mi abuelo. La segunda expedición la realicé en una oscura noche de la finca, en un espacio apenas contenido, que recorrí una y otra vez esperando junto con los insectos y su ruido incesante, que en algún momento emergiera un espanto, otra presencia que jamás llegó. Estaba pasmada, aterrorizada y no quería llorar evitando que mis ojos se nublaran para la llegada del huésped. En el video editado se observa una imagen de mi cara tomada con Night Shot y detrás de mí hay oscuridad total. Consideré importante para esta muestra no contextualizar al espectador en el cementerio o la finca, pues con ello puedo cerrar las posibilidades para que éste pueda identificar sus miedos con los míos. Sin embargo el sonido del video es el mismo de las noches en que fueron filmados o sea el ruido fuerte y per26

sistente de los insectos. El Night Shot, el ruido y mi cara las dejo sobre la mesa para que el observador pueda construir su versión de la historia. Pero lo más relevante son mis gestos, porque son la exteriorización de los miedos humanos, de todo lo que nos hace temer. Lo que el video significa para mí, es la ridiculización según la intención paradójica de mi propia cara cuando estoy aterrorizada, actuando como incentivo para dejar de temer pues ese espanto que tanto busqué soy yo, y mi estado de parálisis mental y física son el resultante de los momentos donde no lo comprendo.

Mis pensamientos Para el segundo video decidí hacer una reflexión sobre el significado de los pensamientos obsesivos y sobre lo paradójico del TOC. El video consistió en ubicar una cámara en una piscina y trapear durante varias horas el fondo de ésta. Pero esa actividad debía ser sistemática y rígida así como mis planas: primero de izquierda a derecha y luego de arriba abajo. La piscina representa mi mente que es el lugar donde se vierte conocimiento y experiencias. El personaje que la trapea es el Soldado que en este caso soy yo, con un vestido alusivo a los días de mi infancia. Pero el acto en sí simboliza la esencia misma del trastorno: realizar repetidamente una acción para calmar un temor o ansiedad anticipatoria, ocupar mi tiempo y energía en la realización de un ritual que generalmente no es útil, intentar calmar mi ansiedad a través de la acción, y finalmente comenzar el círculo, cada vez con más ansiedad y desgaste emocional.

A pesar de que en la intención paradójica se incite al paciente a reírse de mismo y ridiculizarlo como en el video anterior, en éste hay un carácter más evocativo que ridículo, sin embargo no le resto importancia al hecho de verme en calidad de espectador, como alguien que está rumiando constantemente con sus pensamientos obsesivos y esto me enfrenta a ellos y me da pie para evitarlos.

Si bien se pudiera llegar a pensar que la representación de algo desgastante y doloroso como el TOC debe basarse en imágenes con un contenido fuerte o por ejemplo con una cámara o un encuadre que sugiera una escena íntima, mi trabajo sobre los pensamientos suscita algo más teatral: el cuidado del color, el encuadre, el sonido, la calidad e incluso el vestuario. Un trastorno que implica un orden meticuloso, detallado y sicorrígido debe ser realizado bajo estos parámetros para que cobre sentido.

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Conclusiones

Paradójicamente cuando creo que estoy terminando mi trabajo final para optar por el título de maestra en Artes Visuales, y miro en retrospectiva el trabajo que realicé durante este último año, me di cuenta que tuve aciertos como en la obra de las baldosas (Primer mandato), en la que pude captar y expresar mi asunto intimista, no por ser personal menos universal; esa angustia que muchos experimentamos y que nos lleva al ritual repetitivo del quehacer. En relación con los demás trabajos, si bien a pesar de lo arduo de su labor, no pude en algunos captar la abstracción que me propuse, me fueron imprescindibles para llegar a las baldosas. Estos son el paso indispensable de La Logoterapia; cada uno

sirvió de medio y contenido, en cada uno está plasmado mi infancia y mi temor y sólo bajo esta óptica pueden apreciarse. Simbolizan la teoría del sentido, ya que son mis elecciones frente a las circunstancias, al yugo, es decir al medio en donde todos los seres humanos somos comunes. El trabajo de grado entonces me permitió ahondar en el conocimiento de mi misma, me enfrentó a mis miedos, neurosis y contradicciones; al arte como manifestación de las mismas, al arte como proceso sanador, al arte como medio y sentido y a la Logoterapia como metodología que puede expresarse a través del proceso creativo.

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Bibliografía Lukas, E. (2008). Viktor E. Frankl, El sentido de la vida. Barcelona: Plataforma Editorial.

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Frankl, V. E. (1983). El hombre Doliente, Fundamentos antropológicos de la psicoterapia. Barcelona: Herder Editorial.

Saville, J. (2005). Jenny Saville. Nueva York: Rizzoli Editorial.

Frankl, V. E. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder Editorial. Enrique Echeburúa, P. d. (1999, vol.25 n°102). Avances en el tratamiento cognitivo-conductual. En Análisis y modificación de conducta (págs. 586-614). Universidad del País Vasco. López, A. B. (2005). Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Barcelona: Universitat de Barcelona, Facultad de psicología. Dorsh, F. Bergius, R. Ríos, H. (1991) Diccionario de Psicología. Barcelona: Herder Editorial. Price, L. (23 de Agosto de 2011). Sleeping with peaches: An interview with painter Lee Price. (H. S. Stringer, Entrevistador).

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