UN COLEGIO PARA EL PUEBLO

UN COLEGIO PARA EL PUEBLO Al entonces párroco del pueblo, Bertulfo Acevedo, le debemos la existencia del colegio. Él, portador de la idea, organiza a...
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UN COLEGIO PARA EL PUEBLO

Al entonces párroco del pueblo, Bertulfo Acevedo, le debemos la existencia del colegio. Él, portador de la idea, organiza a la comunidad mediante una junta a la que llamó pro-colegio, que por medio de actividades como bazares, bailes, reinados, impuesto al comercio, entre otras, recolectaría fondos para el inicio de esta obra. La comunidad de las hermanas de la Presentación ya dirigían el colegio de Nunchía, pueblo vecino a San Luis de Palenque, y él desde un comienzo tuvo claro que quería que esta misma comunidad se encargara del nuevo colegio, por lo que se continuaron las actividades para la recolección de los fondos necesarios. Las hermanas de la presentación que estaban en Nunchía, en sus rutas misioneras visitaron el pueblo, para ese entonces un pequeño caserío, con el propósito de cumplir con su evangelización, llegando precisamente cuando se celebraba una de estas fiestas. Eran tres las hermanas que visitaron el poblado en ese entonces: Martha Lucía, Clotilde Inés y Josefina de la Cruz (Mariela Santander). La superiora era la Madre Marta Lucía, quien pregunta a los moradores del lugar que con que fin se realizaba la fiesta, y ellos muy entusiasmados le comentan que reúnen dinero para construir un colegio en el cual querían que ellas estuvieran. La madre Martha Lucía quedó aún mas sorprendida cuando la misma junta le pide que sea ella quien escoja el sitio

apropiado para la construcción, a lo que ella responde que el adecuado sería la parte sur del templo, en la plaza principal, pero que no dieran por asegurado que efectivamente ellas vendrían a dirigir el colegio, puesto que esa decisión dependía expresamente de la madre provincial. Sus habitantes reunidos respondieron que construirían desde el momento que estuvieran seguros de que vendría la comunidad de la presentación. Se organizó una nueva junta de llaneros encabezada por el capitán Hugo Gamboa, quienes cursaron la solicitud mediante memorial a la madre provincial, petición que fue llevada hasta Francia para su aprobación. Ante la respuesta esperanzadora se dieron a la tarea de recolectar mas fondos con bazares y festivales, adjudicaron impuestos a todos los comerciantes, según sus posibilidades, muchos contribuyeron generosamente, logrando una buena suma para empezar la edificación. La construcción estuvo a cargo de los maestros Alí Garzón y Julio Fonseca, apoyados por la comunidad. Después de 3 años, las mismas Hermanas de Nunchía, se dieron cita con las madres Adela de la Cruz y Madre Antonia de la Trinidad, quienes fueron muy bien recibidas por sus habitantes. Al año siguiente enviaron las primeras hermanas: madre Odila María, Madre Martha Lucía, hermana Josefina de la cruz (Mariela Santander), hermana Margarita Emilia y hermana Teresa de la Pasión, que se convertirían en las formadoras espirituales de las jóvenes casanareñas. Las misioneras partieron el 22 de diciembre de 1960 desde Sogamoso en un avión de Avianca dirigiéndose al pequeño pueblito de San Luis de palenque, acompañadas por la hermana Antonia de la Trinidad y Simón de la Presentación y un grupo de hermanas del Colegio de la Presentación de Sogamoso. En un lapso de 40 minutos estuvieron en el campo de aterrizaje de Nunchía. Los habitantes habían preparado un gran recibimiento con banda musical, evento que lamentablemente no pudo llevarse a efecto por el retraso del avión al hacer escala en Nunchía. Posteriormente, ante la llegada repentina del avión, el padre Francisco Lucea, párroco de la población, dio aviso del hecho por los altoparlantes y todos los habitantes corrían pasado la voz de que habían llegado las hermanas. Todo el pueblo salió a recibirlas. La primera visita de las hermanas fue al templo pidiendo bendiciones para la misión que emprendían, luego pasaron al colegio que era la casa más vistosa, contaba con 3 salones de clase, una salita y dos piezas de habitación para las hermanas, así como un pequeño comedor, la cocina y un baño. El mobiliario era realmente escaso pero gracias a la generosidad de sus habitantes consiguieron lo necesario, pasaron a conocer el pueblo y una hacienda cercana llamada “El Pórtico”, acompañadas de grupos de niños y niñas y de uno que otro curioso. Llegada la noche resultó muy divertido puesto que no había camas suficientes, pero todo fue solucionado con las fabulosas hamacas. Ni bien se habían acostado rompieron los acordes de la banda de una sentida serenata de

bienvenida. Nuevamente, a la madrugada, recibieron otra serenata con instrumentos de cuerda. Al día siguiente las madres que habían venido de Bogotá y las hermanas de Sogamoso partieron a las 10 de la mañana, sintiendo nostalgia y alegría al mismo tiempo por haber sido escogidas para esta misión. Los primeros días el colegio se convirtió en una verdadera romería, gentes del pueblo y del campo trayendo regalitos y diversos presentes venían a conocer y saludar a las hermanas. El 26 de diciembre de 1960, se efectuó la bendición del colegio por parte de monseñor Nicasio Baliza, hacia las 2 de la tarde, acompañado de cinco sacerdotes Agustinos. Enseguida, el Doctor Avella exaltó en su discurso las obras que la comunidad de la Presentación adelantaba en las misiones de Colombia. Habló luego el padre Bertulfo Acevedo, antiguo párroco de esta población y quien puso la primera piedra para la edificación del colegio y finalizó la madre Odila María, quien ofreció todo su empeño para buscar conjuntamente mejores caminos que condujesen a Dios. Finalmente se departió con una copa de champaña ofrecida por el pueblo. LAS HERMANAS DE LA PRESENTACIÓN INICIAN LABORES - 1960 Aprovechando que para el mes de enero, la región se encuentra en verano, las hermanas deciden hacer un recorrido por las veredas aledañas con el deseo de conocer la situación moral y económica de los campesinos. El medio de transporte fue un camión bastante gastado, el único que existía en el pueblo, viaje que se tornó bastante incómodo por las condiciones en que se encontraba el vehículo sumado al pésimo estado de las trochas por donde tenía que desplazarse. Desde el camión, las nuevas turistas podían apreciar la belleza de los paisajes llaneros acompañados siempre de una gran variedad de fauna silvestre, que hacían por un instante olvidarse de los bruscos movimientos y ruido estruendoso que generaba el vehículo. Las misioneras visitaron cada una de las humildes casitas de los campesinos, construidas todas con materiales rudimentarios, (palma, adobe y pisos de tierra). De repente, durante el trayecto saludan a los transeúntes, que a pie o a caballo se dirigen al pueblo en busca de los víveres para su familia, pero que no pueden dejar de saludar a las hermanas con una euforia especial, que incluye la quitada de sombrero, ademán propio del llanero criollo, como muestra de respeto y admiración. Llegada la tarde, las hermanas se hospedaban en cualquier casa del vecindario, siendo por la familia anfitriona muy bien recibidas. Las demás familias acudían a la casa donde se hospedaban, para rezar con ellas el santo rosario y entonar uno que otro canto. Las monjitas, como empezó a llamárseles cariñosamente, hablaban con los padres de familia para que enviaran a sus hijos al nuevo colegio a recibir la formación religiosa que ellas

impartían. Algo que sorprendió a las religiosas fue el escaso conocimiento que poseían estas personas acerca de los sacramentos, muchos de ellos ni siquiera conocían al sacerdote. La mies es mucha pero los obreros pocos, debieron exclamar las hermanas, al reconocer por sus propios medios que tenían una gran labor para desarrollar en esta región. Terminada la tertulia y ya avanzada la noche, las familias se dirigían de nuevo a sus casas, sin otra luz que la luna llanera en las noches de verano, las estrellas y luceros colgantes del cielo y los destellos emitidos por las luciérnagas en el camino. Todos ellos se marchaban con el corazón alegre por la visita de las hermanas. Como las condiciones del terreno impedían que el camión pudiera llegar a todas las casas, las hermanas se ven obligadas a proseguir su marcha a caballo, acompañadas de un baquiano, ni siquiera las dolencias físicas que les provocaban las bestias pudieron impedir que ellas cumplieran a cabalidad su misión de impartir el mensaje de Dios. Fueron cinco los días que las religiosas estuvieron impartiendo su catequesis a los campesinos, llevando hasta sus hogares el mensaje celestial, el cual era muy bien recibido, ya que en cierta forma amortiguaba la tristeza y el dolor de la recién pasada violencia, que aún se reflejaba en sus rostros. rostros. La fe y el compromiso indeclinable de estas mensajeras de la paz fue la base fundamental para que pudieran vencer las adversidades del clima y el terreno a las que se vieron expuestas en su primera campaña evangelizadora. UN GRAN AMANECER PARA LAS FAMILIAS Y LAS NIÑAS - 1961 Aún no salía el sol cuando se sentía un gran movimiento de personas, que con un gran afán se desplazaban de un lado a otro. Era 5 de febrero de 1961, las puertas del Colegio Mixto de la Presentación se abrirían por primera vez para recibir a las 38 niñas internas y 82 externas que llegaban a los salones de clase con el propósito de iniciar el año escolar. Había algarabía general, colegio y poblado festejaban este acontecimiento. Las niñas se distribuían entre los grados kinder a quinto de primaria. La alegría era notable, pero ante todo los anhelos de recibir en su formación académica los principios éticos y morales que solo una comunidad como la de la Presentación podía impartir. Desde entonces, las Hermanas empiezan a sembrar en los corazones la semilla de Dios a través de la organización Mariana, la Cruzada Eucarística, el Catecismo Parroquial, La Legión de María y la Escuela Dominical. Con la ayuda de Dios se continuó trabajando durante el año, buscando siempre la Gloria de Dios y la Salvación de las almas a través de un trabajo incansable de las intrépidas misioneras. Se celebra el mes de las misiones con la vinculación de muchas personas de la parroquia, con excelentes resultados.

Primeras alumnas del colegio disfrutando del recreo en el patio del colegio. Foto de archivo del ITEP PRIMERA PROMOCIÓN DE BACHILLERES COMERCIALES - 1983 Transcurría el año de 1983. A nivel nacional se festejaba el año bolivariano, pero el Colegio tenía, además, su propio motivo para celebrar: el inicio de un año lectivo con sus cursos de bachillerato completos. Eran 20 los jóvenes que conformaban el curso mayor, los que imprimieron huella imborrable. Además de tener el orgullo de ser la primera promoción de bachilleres, se distinguieron por su buen comportamiento, colaboración y sentido de pertenencia hacia la institución. El objetivo durante el año era resaltar el año Bolivariano a través de diversas celebraciones como izadas de bandera, concursos, carteleras, composiciones y eventos culturales en honor al Padre de la Patria. El premio para los alumnos de 6º Bachillerato consistió en la autorización y apoyo para realizar su excursión, acompañados por la mayoría de hermanas. Por primera vez los alumnos llaneros pisan tierras costeñas. En este año se independiza la intendencia de Casanare del Departamento de Boyacá, hecho que trajo alegría y esperanzas a los Casanareños. Se resalta la visita de un alto jerarca de la iglesia católica: Monseñor Ángelo Acervi, acompañado por Monseñor Olavio López y Arturo Salazar, quienes tuvieron la oportunidad de presenciar una nutrida manifestación de la religiosidad popular. los triniteños traen la Virgen del Carmen por el río y los sanluiseños aguardan con la suya en un altar muy bien vestido y engalanado, listos para salir encaravanados con las dos imágenes al pueblo de Trinidad donde se celebraba este día con gran jolgorio. El personal que no iba hasta el pueblo vecino despedía con pañuelos blancos y pólvora la imagen de la Santísima Virgen. Con el fin de legalizar la aprobación de los grados 5º y 6º. De bachillerato se tuvo la visita de dos Supervisoras (Oriola y Ruth) quienes dieron su informe positivo pues al cabo de un mes se tuvo la aprobación a nivel Nacional de los dos cursos, gracias también a la buena organización y gestión de las hermanas para alcanzar este fin.

Finalizó el año con la primera graduación que revistió gran solemnidad por directivos, profesores, padres de familia y alumnos. Entre los invitados de honor estaba el representante a la cámara por Casanare doctor Alí de J. Dalel, el Coronel Hugo Gamboa, fundador del Municipio, y miembros de la Secretría de Educación de la Intendencia. Al final de la ceremonia, se realizó un acto especial para resaltar con inmensa gratitud los 25 años de servicio de la Hermana Mariela Santander a Casanare. En el año 1986 celebra las bodas de plata y en el año 2011 las bodas de oro, en donde queda plasmada la historia del colegio en el libro titulado “Maravillosos Años Dorados, 50 años de La Presentación en San Luis de Palenque compilado por el exalumno Carlos Gutiérrez Patiño.