TRATADO SOBRE ALGUNOS ASUNTOS DEL CRISTIANISMO

Tratado Sobre Algunos Asuntos Del Cristianismo TRATADO SOBRE ALGUNOS ASUNTOS DEL CRISTIANISMO Este libro –la Biblia- afirma ser la Palabra de Dios Y...
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Tratado Sobre Algunos Asuntos Del Cristianismo

TRATADO SOBRE ALGUNOS ASUNTOS DEL CRISTIANISMO

Este libro –la Biblia- afirma ser la Palabra de Dios Y el medio por el cual Dios se manifiesta a la humanidad. La leeré de principio a fin con una intención sincera De conocer a ese Dios Y conocerme a mí mismo delante de Él.

Muñoz R. Gustavo

-Cochabamba 2012-

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Tratado Sobre Algunos Asuntos Del Cristianismo ÍNDICE Prólogo………………………………………………………………3 Introducción………………………………………………………….4 Ausencia de la Palabra de Dios…………………………………………….……………………6 La predicación del siglo XXI………………………………………………………..….……...9 La actitud correcta ante Escrituras……………………………………………………….…..12 El pastor y la iglesia…………………………………………………………….....15 Desviaciones en lo tocante a la predicación………………………………………………………….19 Los deberes primordiales del creyente Y su confianza en la soberanía de Dios……………………………………………………...…….……21 El alcoholismo y la vida cristiana…………………………………..31 La cuestión de si un individuo divorciado en su vida pasada puede ser ordenado como pastor………………..33 El ministerio de los apóstoles en los Hechos de los Apóstoles…...............................................................35 Pensamiento de conclusión……………….……………………………..…...37 Bibliografía……………………………………………………..…..39

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PRÓLOGO Tanto como en tiempos antiguos, hoy necesitamos la gracia de Dios para llevar a cabo la tarea que El nos ha encargado. No podemos, no debemos, no nos atrevamos a proseguir sin El; pues de otra manera seremos como bestias mudas espantados por el príncipe de este mundo. Seremos los ministros más míseros que generaciones venideras lamentarán, y en vez de llevar gloria a Dios; nosotros mismos como poco estimables sollozaremos como objeto de su desagrado. ¿Qué nos hace pensar que la obra de Dios es nuestra y depende de nuestra inteligencia, fuerza, dinero y existencia? ¡Oh hombre arrogante! ¿Te crees suficiente para no depender de Dios? “Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud” –dice el Señor. (Sal.50:12). Nuestro deber es revolcarnos como niños delante de Él; admitiendo nuestro pecado, pereza y negligencia. Y exclamar a voz en cuello, ¡Señor, derrama tu gracia sobre tu pueblo! “Necesito de tu gracia oh Dios. No puedo vanamente tratar de encender fuego en leña mojada. La gente pagana y pecadora de mi tiempo no merece menos de lo que diste en tiempos pasados. No iré a predicar si tu gracia no va conmigo… No nos dejes sin lluvia, no nos dejes sin pan, no nos dejes míseros sin nada que espigar.” La maldición más grande que nuestro siglo puede sufrir, es la ausencia de la Palabra de Dios (Am. 8:11-13) corazones fríos y pulpitos secos. No sé si vivimos en el alba de todo eso, o en la última jornada de ella. Pero en ninguna manera permitamos que se ausente la predicación genuina de las Escrituras. Con esto me refiero a la exposición fiel de las Escrituras en el poder del Espíritu Santo, que mueva los corazones hacia Dios. Debemos inclinarnos delante de Él, gimiendo por su bendita gracia: Dios, no nos dejes infructíferos en este siglo; perdona el pecado de mi alma, el de mi familia, el de mi pueblo y el de mi país; sé misericordioso y trae avivamiento!

Muñoz R. Gustavo, Junio 2012

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INTRODUCCIÓN En los momentos críticos de mi vida cristiana, cuando mi mente y mi alma estaban turbadas a causa de mi debilidad frente a la tentación y el pecado, me dirigí a la Biblia de la siguiente manera: “¡Libro! No creo que tú seas el medio por el cual Dios se comunique con el hombre; pero si tú eres Palabra de Dios, poderosa y eficaz; quebrantarás mi corazón y cambiarás mi vida. Te probaré si tú me lo permites, y solo de esa manera sabré si eres o no lo que tú afirmas ser.” Y hablando conmigo mismo dije: “Mi único propósito será entender este Santo Libro, y conocer a través de ella al Dios que creó los cielos y la tierra; con el fin de amarle, respetarle, alabarle y servirle con todo mi corazón. Si este Libro es La Palabra de Dios, entonces el Dios de este libro se revelará a mí, y por encima de mis opiniones y sentimientos me aferraré a Ella con todas mis fuerzas, por si quizá halle misericordia y paz para mi alma cansada y afligida. Desde mi infancia hasta mi juventud, no le pude encontrar a Dios en mi intuición, ni en mis sueños, ni en mi imaginación, ni a través de la filosofía. Mi última y única alternativa son estas Santas Escrituras, y si Dios se revela infaliblemente a través de ella, como un Dios Majestuoso, Perfecto, Poderoso, Amoroso, Misericordioso, Justo y Santo; entonces me acercaré a ella con todo mi corazón. Me expondré abiertamente a este Libro como a una espada filosa; dejaré que venga hacia mí hasta que atraviese mis entrañas y permanezca firme a pesar de la turbulencia que se levante en mi mente; y sin hacer caso de todo un mundo creeré únicamente en este Libro como La Santa Palabra de Dios. Respetuosamente ignoraré todo cuanto dijeron los santos predicadores de los siglos pasados; y si ellos hicieron proezas confiando en este Santo Libro; no creeré lo que me digan hasta que Dios mismo me dé testimonio del Libro que El ha inspirado; solo así creeré en su genuinidad”. Hoy estoy fuertemente convencido de que la Biblia es La Palabra de Dios, y el medio directo, único y pleno por el cual Él se comunica con el ser humano. No hay otro modo de conocer a Dios sino a través de su Palabra. En base a lo dicho es menester comprender que el ser humano ha sido creado por Dios; por lo tanto es un ser totalmente dependiente de Dios; no hay manera de que el hombre viva alejado de su Creador y sea plenamente feliz. Dios creó al hombre “a su imagen y semejanza” (Gn. 1.26, 27) con un cuerpo, un alma y un espíritu. El cuerpo (la parte externa, visible y palpable del hombre) está compuesto de carne, hueso y sangre. Y es a través del cuerpo que el ser humano puede relacionarse con el mundo exterior que le rodea y tener contacto con ella. El alma (la parte interna, invisible e impalpable del hombre) está constituido (1) por la mente, y con esta el hombre puede razonar; pues es la parte intelectual del ser humano. Adán, al principio recibió Muñoz R. Gustavo Página 4

Tratado Sobre Algunos Asuntos Del Cristianismo el trabajo de dar nombre a todos los animales: “Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar, y todo lo que llamó Adán a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo…” (Gn. 2:19,20a). Eso supone que Adán utilizó su capacidad intelectual para realizar la tarea mencionada. (2) por la voluntad, con la cual el hombre tiene la facultad de decidir. Dios no creo al ser humano para que procediera como un robot; sino un ser dotado de una capacidad extraordinaria para hacer decisiones propias; muestra de esto es la propia decisión que Adán tomo al pecar y rebelarse contra Dios. (3) por las emociones, con que el hombre tiene la facultad de amar. Cuando Dios creó a Eva y se la presentó a Adán, éste dijo: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada varona, porque del varón fue tomada”. (Gn. 2:23). Se dice que para crear a la mujer, Dios no tomó los huesos de los talones de Adán, para que no fuese pisoteada; no tomo los huesos de la cabeza, para que no se enseñorearse del hombre; sino de “una de sus costillas” (Gn. 2:21) para ser amada y protegida. El ser humano también está compuesto por el espíritu (la parte más íntima, invisible e impalpable del hombre), éste a la vez está constituido de tres elementos que son conciencia, intuición y comunión. Los israelitas tenían un tabernáculo donde pudiesen ofrecer sacrificios a Dios por razón de sus transgresiones, este tabernáculo estaba dividido en tres partes: (1) el atrio, la parte de afuera (Ex. 40:8); (2) el lugar santo, la parte de adentro (Ex. 26:33; He.9:2-6); y (3) el lugar santísimo, la parte más interna (Ex. 26: 34; He. 9: 3,7). El lugar santísimo era el lugar donde moraba Dios. A semejanza de eso el espíritu del hombre a un principio era la morada de Dios, el hombre podía estar en plena comunión con su Creador, y gozar de una paz y una felicidad plena; sin embargo Adán y Eva desobedecieron a Dios lo cual en las expresiones de apóstol San Juan es “pecado”, “el pecado es infracción de la ley”…”toda injusticia es pecado” (1Jn.3:4b; 5:17a) Adán y Eva fueron desobedientes al mandato divino de Dios, cayendo en pecado y rebelión contra ÉL. Dios, un Ser Justo, Santo y Perfecto no podía seguir habitando en un corazón donde hubiese pecado. El pecado hizo una división grande entre Dios y el hombre; y como consecuencia de eso, todo ser humano vive alejado de Dios. Pablo tiene que decir: “por la transgresión de uno –es decir de Adán- vino la condenación a todos los hombres” y “por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores” (Ro. 5:18a, 19a) y “por cuanto todos pecaron (también todos) están destituidos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23). El ser humano, creado totalmente dependiente de Dios, ahora vive lejos de Él entregado a una vida sin sentido, una vida infeliz; y nada ni nadie puede llenar plenamente ese vacío que solamente le pertenece a Dios. Ese lugar fue hecho por Dios para que fuese el lugar donde Él mismo morase. Mucha gente quiere llenar ese vacío con las cosas que este mundo ofrece; pero tanto más alejado de Dios vive, más ignorante es de Dios, entregado al pecado va en camino hacia la ruina eterna. Hoy se le concede al ser humano, buscar y conocer a Dios, para establecer una relación y una comunión intima con Él. Y si Dios se Muñoz R. Gustavo Página 5

Tratado Sobre Algunos Asuntos Del Cristianismo manifiesta claramente y plenamente a través de las Escrituras, entonces debemos ser estudiosos de este Santo Libro, sin dar importancia a las barbaridades que se dicen en este siglo.

AUSENCIA DE LA PALABRA DE DIOS Quiero invitarles a meditar en el libro de Amós (Am.8:11,12) donde el profeta profiere palabras de aflicción para el alma humana. “he aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre en la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar en mar, desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.”

La existencia del ser humano se debe a Dios mismo; fuimos creados por EL “a imagen y semejanza suya” –como ya se dijototalmente dependientes del Todo Poderoso. La desgracia más grande se debe a la separación por causa del pecado; sin embargo Dios en su misericordia hizo manifiesto su Palabra a fin de que la humanidad conozca y regrese a su Creador. Literalmente sin la Biblia, seríamos ignorantes en cuanto a las cosas más pequeñas de Dios y viviríamos cual animales errantes, apresados y muertos por nuestros propios pecados. Amós, oriundo de Tecoa fue tomado por Dios cuando apacentaba ovejas. ÉL mismo dice: “Jehová me tomo de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel.” (Am.7:15) era profeta levantado y encomendado por Dios. Fue llamado a profetizar “en días de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam rey de Israel” (1:1) Ambos fueron reyes prósperos, hicieron grandes obras en sus respectivos reinos; no obstante, en lo

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Tratado Sobre Algunos Asuntos Del Cristianismo espiritual, los dos reinos atravesaron un tiempo de corrupción desenfrenada (2R. 15:1-7; 2Cr.26; 2R.14:23-39) En forma particular el profeta es enviado a profetizar en Israel y su mensaje es juicio divino: “Os haré, pues, transportar mas allá de Damasco…” (5:27); “irán a la cabeza de los que van en cautividad (…) he aquí o casa de Israel, dice Jehová Dios de los ejércitos, levantaré yo sobre vosotros una nación que os oprimirá…” (6:7,14) Y así fue como sucedió cuando los asirios llevaron en cautiverio a los israelitas, casi aproximadamente en el año 722 a.C. “sus fiestas fueron cambiados por lloro, sus cantos se tornaron en lamentaciones; se raparon la cabeza y vistieron cilicio” (8:10) Cuando el profeta dice “He aquí vienen días” nos lleva de retorno al versículo 9, donde Dios dice: “en aquel día” refiriéndose al tiempo en que los israelitas experimentarían los castigos justos de Dios en una tierra extraña. Ahí sufrirían por su rebelión contra Dios; no tendrían libertad de seguir sus costumbres religiosas; extrañarían su tierra bendita. Ahí mismo desearían oír las “Palabras de Dios”, se refiere al pentateuco o los cinco primeros libros de Moisés. No tendrían acceso a ella. ¿No es eso doloroso? Dios mismo enviaría a la tierra hambre, hambre de oír la ley divina. Correrían de un lugar a otro buscando la Palabra de Dios, pero no lo hallarían. Ahora en lo referente a nuestros días, creo que la tierra está sufriendo hambre espiritual; y mientras la mayoría de los púlpitos cristianos abundan en charlas y vanas palabrerías, la gente está agonizando por la hambruna espiritual. Almas cristianas deambulan cual ovejas raquíticas en busca de un buen alimento. La naturaleza de esta hambruna no es algo común, ordinario o material, sino espiritual. La necesidad espiritual se ha acrecentado, los pastores están dormidos, han sido abofeteados por el príncipe de este mundo, yacen como muertos indiferentes a las necesidades de las almas. Otros han sido entontecidos por las filosofías humanas, divagan en sus pensamientos y no saben que lo primordial es la proclamación de las Escrituras. Y la mayoría está dada a la ociosidad, se distraen en las cosas terrenales; son títeres de las cosas de este mundo. Adormecen sus párpados y en sus pulpitos dicen lo que se les viene a la mente. Son torpes en su hablar no contribuyen en la edificación de los creyentes; aman el respeto y las salutaciones en lugares públicos; sin embargo ellos mismos son deshonra para Dios. No obedecen el mandato bíblico de predicar la Palabra, son desobedientes a Dios. Piensan que cualquier charla sencilla hará bien a los oyentes, no profundizan doctrinas básicas de la Biblia; remueven sus archivos y escogen un sermón que en antaño habían predicado. Hermanos es tiempo de estudiar, sigamos el santo ejemplo de los predicadores de tiempos pasados, no seamos maldición para el cuerpo de Cristo. La necesidad exige que despertemos del letargo espiritual. Jesucristo dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt.4:4) así como el alimento material fortalece y da vida al cuerpo humano, la palabra de Dios alimenta y da vida al espíritu del hombre. ¿Quieres una iglesia saludable y ejemplar? La respuesta es la Santa Escritura. Tú eres pastor, y estas en la obligación de llevar el rebaño de Dios a pastos verdes y ríos de agua cristalina. El Señor Jesucristo Muñoz R. Gustavo Página 7

Tratado Sobre Algunos Asuntos Del Cristianismo te ha puesto como pastor de sus ovejas, no son tuyos “es la grey de Dios” (1P.5:2) todo tu sacrificio, tu esfuerzo, talento y obra, deben concentrarse en cuidar y alimentar el rebaño del Señor; pues algún día darás cuenta al Señor de tu mayordomía (He.13:17) y si lo hiciste bien “recibirás corona incorruptible de parte del Príncipe de los pastores” (1P.5:4) Pensemos también en la intensidad de esta hambre. El profeta dice que los cautivos “irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando Palabra de Jehová, y no la hallarán” ¿pensáis en la desesperación con la cual buscarían las Palabras de Dios? Hay un aspecto positivo y un aspecto negativo en esta búsqueda. Primero, el ansia con que el ser humano debe buscar las Palabras del Creador es algo muy bueno; y segundo, que su búsqueda resulte en vano, es muy triste. ¿Nunca te has preguntado cuan ansiosamente vienen los creyentes a escuchar la exposición de las Sagradas Escrituras? Pero cuando se encuentran con que el púlpito carece de pan espiritual, empalidecen y son presas fáciles del león rugiente (1P.5:8) son creyentes débiles arrastrados por toda falsedad, y en la práctica son pésimos. De manera sincera creo que si continuamente, la predicación de un pastor no alimenta a los creyentes; ese pastor no ha sido llamado por Dios. Hombre necio si no fuiste llamado por Dios ¿Por qué sigues ahí? ¿No te has puesto a pensar en el castigo que recibirás del Señor? Estas distorsionando la obra de Dios, debes arrepentirte, y pedir al Señor que El tenga misericordia de ti. Finalmente pensemos en el origen de esta hambre. ¿Quién lo produce y por qué lo produce? Dios a través del profeta dice: “enviare hambre a la tierra”. Dios mismo dice: “yo enviare”, sin duda es parte del juicio divino como consecuencia del pecado. Cuando esto es así, no podemos hacer nada en absoluto, sino arrojarnos en tierra cara abajo, suplicando y llorando delante de Él que se compadezca de nosotros. No podemos discutir, no debemos cuestionar sino solamente admitir nuestro pecado y pedir su perdón. Estos a quienes se dirige el profeta Amós, son israelitas que continuamente rechazaron escuchar las advertencias de Dios. Creo que la maldición más grande que generación alguna pueda experimentar es la ausencia de la predicación genuina. Cuando esto sucede, el pecado aumenta; y como nunca antes, nuestros días están plagados de homosexuales, adúlteros, fornicarios, violadores, homicidas, etcétera. Regresemos al Dios de las Escrituras, humillémonos delante de su majestad, roguemos que traiga tiempos de avivamiento y como consecuencia de ello, hombres valientes se levanten en nombre del Señor Jesucristo con toda autoridad. ¿Se dan cuenta que las Palabras de Dios son divinas? Uno puede aventurarse a buscarlas en los rincones de la tierra o sobre los mares de mar en mar y aun así no hallarlas. Son del cielo, proceden de ahí; no tienen origen en los corazones de los hombres, sino en la mente y el corazón del mismísimo Dios.

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Tratado Sobre Algunos Asuntos Del Cristianismo LA PREDICACION DEL SIGLO XXI En base a lo dicho, es una lástima lo que en Bolivia pasa con la tarea de la proclamación de la Palabra de Dios. Muchos se suben al púlpito a contar cuentos, experiencias suyas, anécdotas, y uno que otro de forma aislada citan versículos para afirman que lo que enseñan es bíblico. Sinceramente es repugnante, es ridículo y no tiene nada que ver con el mandato bíblico de “predica la Palabra.” Es imposible esperar una iglesia bíblica, cuando la predicación está divorciada de la Escritura misma. Últimamente los predicadores dedican un poco de tiempo para el estudio; están afanados por las cosas materiales. ¡Hermanos es hora de despertar! Las almas están sedientas, sufren hambre. Dios te ha puesto para suplir la necesidad espiritual de la iglesia, y no será sino como dijo Cristo: con “toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt.4:4) Tu deber principal es, cuidar del rebaño del Señor. Y no lo harás con filosofías humanas, o enseñanzas de superación personal, o lo que es común, psicología cristiana. Dios se ha revelado en toda su plenitud a través de las Escrituras; de modo que el pecador debe ser llevado a ese Dios; el afligido; el necesitado; el rebelde. Todos deben ser llevados a presenciar al Dios de las Escrituras y ser confrontados, salvados y consolados por ese Dios. Hoy como nunca, el celo por la predicación ha desaparecido; los pastores no sienten, no consideran que el compromiso con la proclamación fidedigna de su Palabra es el compromiso con el mismo Dios, Santo, Perfecto, Poderoso, Justo y Misericordioso. El apóstol San pablo subraya tres elementos indispensables que toda predicación debe lograr “...Edificación, exhortación y consolación.” (1Cor.14:36) El objetivo del predicador es estudiar la Biblia, extraer principios y desde el púlpito “edificar” a los santos. Lo contrario a esto es destruir, fomentar el pecado y en vez de consolar, llevar al desánimo. Cristo mismo “constituyó” líderes espirituales “a fin de perfeccionar a los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef.4:11,12) La Biblia edifica, exhorta y consuela; lo contrario a ello es satánico y mundano. Entonces si no haces lo uno, haces lo otro y no se puede decir de ti que eres predicador de las buenas nuevas, sino emisario del diablo con disfraz de un santo ministro. No te pares en el púlpito para decir disparates; pues el púlpito es el trono de las Sagradas Escrituras y tú negligente hombre terrenal coronas tus palabras cual si fueran divinas. Serás juzgado por ello. No hables; ruega a Dios que te haga mudo; tus palabras no son fuego para la leña preparada; sino torrente de aguas venenosas que enfrían y desaniman el corazón del creyente.

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El púlpito es el lugar sagrado de donde no deben fluir palabras de hombre, sino de Dios, en toda su autoridad y pureza.

La iglesia del siglo XXI da muestras de frialdad, y en cierto modo indiferente a la necesidad de llevar el evangelio a los perdidos. Los miembros mismos carecen de compromiso genuino con la iglesia local. Los púlpitos se han convertido en fuentes de donde brotan sermones de prosperidad o muchas cosas similares que difieren de la iglesia primitiva. La prioridad que el apóstol San Pedro enfatizo “la oración y el ministerio de la Palabra” (Hch.6:4) ha desaparecido del mundo evangélico. Insisto, deberíamos lamentarnos por los tiempos malignos que nos ha tocado vivir. Creo que muchos de los miembros ni siquiera son salvos, ya que en las iglesias hay divisiones, chismes, vanaglorias y toda clase de pecados que pisotean la santidad que las Escrituras exigen. Las filosofías mundanas, el modernismo y el aumento de hombres que tratan la Biblia con ligereza se han multiplicado. Vivimos quizá lo descrito por el apóstol San Pablo “que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos” y esto por la existencia de “hombres egoístas, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos (…) amadores de los deleites más que de Dios” y lo peor de todo es que éstos “tendrán apariencia de piedad” (2Ti.3:1-5) se disfrazan con ropajes de religión, pretenden abrazar la fe; aparentemente están involucrados en los ministerios de la iglesia, cantan, oran, hasta son calificados como buenos dadivosos. Son emisarios de Satanás; brincan de aquí para allá, en sus bocas hay mentira y falsedad; profesan amar a Dios Muñoz R. Gustavo Página 10

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