Trabajo Fin de Grado

Trabajo Fin de Grado Grado en Periodismo LA ISLAMOFOBIA EN LA PRENSA ESCRITA ESPAÑOLA Aproximación al discurso periodístico de El País y La Razón Aut...
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Trabajo Fin de Grado Grado en Periodismo

LA ISLAMOFOBIA EN LA PRENSA ESCRITA ESPAÑOLA Aproximación al discurso periodístico de El País y La Razón Autora

Sara Piquer Martí

Director

José Luis Aliaga Jiménez Facultad de Filosofía y Letras / Universidad de Zaragoza Junio 2014

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ÍNDICE 1. Introducción 1.1. Objetivos y metodología…….…………………………………………………....4 1.2. Justificación del trabajo……………………………………………….………....5 1.3. Estado de la cuestión……….…………………………………..…………………6 2. Contexto histórico y social………………….………………...…………………….……..8 3. Marco teórico 3.1. Un acercamiento a la islamofobia. ¿Qué es el islam y qué dice sobre la violencia?..................................................................................................................................12 3.2. Claves mínimas sobre cómo comunicar acerca de minorías étnicas….……..14 4. Medios de comunicación como configuradores de opinión pública 4.1. Percepción social del musulmán en el conjunto de España….….…...….…….17 4.2. Medios y racismo: el islam, enemigo estratégico…………….…………………19 5. Estrategias empleadas por los medios en la configuración de la imagen del musulmán 5.1. Periódicos seleccionados y su línea editorial…………..…………………….….21 5.1.1. El País………………..………………………………………….…….21 5.1.2. La Razón……………..………………………………………….…….22 5.2. Estrategias discursivas 5.2.1. Temática…………………………………………………………..…..22 5.2.2. Fotografía……………………………………………………..………28 5.2.3. Lenguaje empleado: léxico, eufemismos, metáforas…….…….......32 5.2.4. Silenciamiento del Otro: ¿a quién damos voz?………..…………....37 5.2.5 Titulares…………………………………………………………….…41 6. CONCLUSIONES…………………………………………………………...…………….44 7. ANEXOS………………………………………..………………………………………….46 8. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………..…52

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Resumen Los medios de comunicación de masas llevan a cabo un papel fundamental en la creación de significados que impregnan el imaginario colectivo de una sociedad. Al mismo tiempo, la existencia de la islamofobia en España es real: el inmigrante magrebí y/o musulmán es el que más rechazo sufre por parte de los ciudadanos autóctonos. En el trabajo realizado se lleva a cabo un análisis de distintas estrategias discursivas empleadas por los diarios nacionales españoles El País y La Razón durante el año 2013. Se demuestra que a través de una selección tendenciosa de temática, fuentes e imágenes, junto con el uso de un léxico apoyado en metáforas y eufemismos, y el sensacionalismo presente en los titulares, se crea un estereotipo negativo sobre la población islámica. De esta forma, los medios de comunicación configuran la imagen que la sociedad española tiene acerca de la persona musulmana, es decir, existe una relación estrecha entre el discurso mediático y la existencia de islamofobia.

Abstract The mass media play a key role in defining society’s beliefs. Moreover, the existence of Islamophobia in Spain is real. As a consequence, Muslims, particularly North African immigrants, suffer the most with rejection from native citizens. This work is carried out as an analysis of various discursive tactics used by the Spanish national newspapers El País and La Razon, in 2013. We reveal that through a range of a biased selection of themes and sources, guised through a combination of techniques such as sensational headlines, a negative stereotype of the Islamic population is created. Via these means, the media propels an image of the Muslim people that Spanish society accepts, evidencing the close relationship between media content and Islamophobia.

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1.

INTRODUCCIÓN

1.1.

Objetivos y metodología

En el siguiente trabajo tratamos de aproximarnos a las estrategias discursivas empleadas por los medios de comunicación mediante las cuales se ha generado, en el imaginario colectivo de nuestra sociedad, una determinada visión o definición de la persona árabe y/o musulmana. El objetivo principal se basa en entender el importante papel que juega, en concreto, la prensa escrita en la estereotipación negativa del islam, comprendido frecuentemente como una religión relacionada con la violencia, el fanatismo, el terrorismo y el machismo. A diario nos encontramos con noticias sobre terrorismo islámico, fanatismo, guerras y conflictos en países árabes, casos de mujeres víctimas de un machismo supuestamente fruto de la religión islámica. La historia medieval española, la cercanía geográfica de las dos orillas de “nuestros mundos”, separadas por el Estrecho de Gibraltar, demuestran la continua reiteración de una necesaria distinción entre Ellos y Nosotros. Una polarización en la que Ellos quedan convertidos en un grupo homogéneo, irascible, fanático, radical y pobre, y Nosotros actuamos como los “buenos”, los mediadores de mente abierta y democrática. Un discurso neocolonial, en suma, que distingue entre Norte como zona desarrollada y Sur como zona subdesarrollada, que también será sometido a análisis. A través del estudio de noticias publicadas en el año 2013 en los periódicos nacionales El País y La Razón pondremos de relieve los principales elementos discursivos que potencian esta homogeneización sociológica de un grupo étnico minoritario en España, el compuesto por la comunidad musulmana. Trataremos de demostrar si los medios han desempeñado un papel esencial o no en el establecimiento de una relación directa entre el Islam y el terrorismo o el machismo. Tendremos también en cuenta los artículos que incluyen información positiva sobre la comunidad musulmana y los compararemos con los que presentan una visión negativa en cuestión de enfoque, tratamiento y número. El estudio se basará, en esencia, en el análisis de los recursos verbales empleados: la configuración de los titulares, el uso de las metáforas, eufemismos, disfemismos y adjetivación. El enfoque y la intencionalidad que el periodista ha pretendido dar al tratar 5

determinadas noticias siempre en relación con el islam. La neutralidad o manipulación a través de fotografías incluidas en las noticias, muchas veces de forma tendenciosa, también será sometida a crítica. De esta forma podremos entender hasta qué punto el periodismo se ajusta a los códigos deontológicos de los que se ha dotado o se aleja de la ética profesional en el tratamiento de este tipo de noticias. Gracias a la explicación de estos factores entenderemos cómo deberían redactarse estos artículos para que los medios cumplieran con su deber de agentes garantes de un derecho a una información veraz, justa y contextualizada. Un derecho que también incluye a ciudadanos pertenecientes a culturas minoritarias, como en este caso, los del islam. Para todo ello, además, habrá que abordar una serie de cuestiones previas como qué es el islam, qué lazos comparte con la sociedad española, cuándo y cómo se configuró la imagen de inmigrante musulmán de forma homogeneizada y estereotipada y qué papel jugaron los medios en lo referente a todas estas cuestiones. La investigación se ha centrado en el análisis del discurso de dos periódicos nacionales: El País y La Razón. La causa de elección de estos dos periódicos se halla, por un lado, en la distinta línea editorial de cada uno de ellos (de esta forma se considera más representativo el análisis) y, por otro lado, en las facilidades de búsqueda que ambos permitían a través de sus ediciones digitales. Se analizan únicamente noticias del año 2013, por ser el año acabado más reciente al actual, motivo por el cual el análisis queda contextualizado en el presente. Se realiza esta acotación tanto temporal, como de periódicos, por motivos de espacio. Además, se ha seleccionado la edición digital de ambos diarios por las facilidades de búsqueda que estos permiten. Por otro lado, como se indicaba más arriba, la investigación se centra en el análisis del discurso y en las distintas estrategias empleadas por estos dos periódicos. La investigación tiene en cuenta la importancia que tienen la prensa y los medios de comunicación masiva en el ámbito de la opinión pública, pero no se centra en el análisis de los efectos de los medios sobre el público y su comparación con las distintas teorías de la comunicación suscritas por grandes autores como McCombs en la Agenda-Setting o N. Neumann en La Espiral del Silencio. Es decir, la metodología del trabajo tomará como base las teorías que demuestran la existencia de unos efectos de los medios sobre la población, pero no se adentrará en la explicación y análisis de estos efectos, sino en cómo estos efectos pueden ser posibles gracias al uso de las estrategias discursivas que sí nos adentraremos a analizar.

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1.2.

Justificación del trabajo

Algunas asociaciones significadas en la lucha antirracista y antixenófoba, como SOS Racismo, advierten de un aumento de la islamofobia desde el año 2002. Al mismo tiempo, el periodismo es entendido como un medio capaz de canalizar y dirigir en muchas ocasiones la opinión pública. El mundo globalizado en el que nos encontramos ha hecho de la migración un movimiento que no puede ser detenido, es decir, las corrientes migratorias son algo inherente a la realidad de globalización en la que nos encontramos. Si prestamos atención a esta realidad, podremos darnos cuenta de que cada persona es diferente, independientemente de la cultura a la que pertenezca. Podemos además darnos cuenta (simplemente mediante la observación de nuestro entorno) de que la diversidad de caracteres y personalidades se da dentro de cualquier cultura. Es decir, es imposible definir a toda una etnia como un grupo homogéneo. Es tal vez este el principal motivo que lleva a la elaboración de este trabajo: la observación de esta diversidad y la detección de un discurso homogeneizador en las noticias de la prensa referentes al islam. Como bien explica Crespo Fernández (2008: 46), el periódico tiene una considerable capacidad para fijar en el ciudadano determinados valores y modelos de referencia para reproducir ideologías relevantes para la comunidad a la que se dirige y concepciones sociales dominantes. Entendido el potencial que tienen los medios y entendida también la necesidad de abordar críticamente la homogeneización de un colectivo social entero como un grupo de individuos machistas, fanáticos y violentos, nace la necesidad de elaborar este texto. Seguidamente, surge la preocupación periodística por la labor social, por el derecho a una información veraz que todo ciudadano merece, por la obligación que tiene el periodismo respecto de la publicación de informaciones justas, veraces y contextualizadas para con todos los grupos de nuestra sociedad, sean estos minoritarios o no. 1.3.

Estado de la cuestión

La investigación del trabajo se centrará en demostrar la existencia de un discurso xenófobo que fomenta la islamofobia en nuestra sociedad, mediante el análisis discursivo en una muestra representativa de la prensa escrita, publicada en España. En cuanto a las investigaciones previas realizadas sobre el tema, hemos partido de una selección de bibliografía en la que se analiza la forma de comunicar en los medios sobre las 7

minorías o sobre fenómenos migratorios. Ejemplos significativos de este tipo de investigaciones, tenidas en cuenta para la realización de este trabajo son las propuestas por Teun van Djik, Mustapha Taibi y Mohamed el-Madkouri Maataoui o Mary Nash. El lingüista Teun van Djik, es uno de los fundadores del Análisis Crítico del Discurso. Varios de sus estudios se centran en el análisis del discurso y en cómo este puede afectar mediante expresiones racistas o xenófobas. Investiga de este modo las variantes lingüísticas que connoten o denoten racismo y prejuicios relacionados con migraciones. Los lingüistas Mustapha Taibi y Mohamed el-Madkouri Maataoui son tomados como referencia para analizar este tipo de racismo discursivo, pero enfocado a la población musulmana y/o árabe. Son defensores de la casi total culpabilidad de la prensa en la generación de estereotipos negativos sobre el mundo árabe en la opinión pública española, y occidental en general.

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2.

CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL

Es imposible entender la sociedad globalizada en la que nos encontramos sin la existencia del fenómeno migratorio: “en Europa, y más concretamente en España, la inmigración puede considerarse el hecho más importante que nuestras sociedades han experimentado en los últimos años debido a su impacto económico y social” (Martínez, 2008: 9). Antes de la década de los noventa del siglo veinte España era considerado un país de emigrantes. El imaginario cultural predominante aún asociaba la figura de migrante con la población española (Nash, 2005: 10). Además, la prensa de esta época aún dedicaba abundantes referencias a los emigrantes españoles desplazados de otros lugares de España (García, 1975), representados, a menudo, por las casas regionales en ciudades como Madrid o Barcelona y por los españoles emigrados asentados en los países europeos (Babiano y Farré, 2002). Sin embargo, a partir de la década de los noventa, comenzó a convertirse en una sociedad receptora de inmigrantes. En 1998 había en España 637.085 extranjeros censados. Tres años después la cifra ascendía a 1.370.657, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Este significativo aumento de población extranjera, dio paso a la necesidad de definir a la persona extracomunitaria que habitaba en España. La cobertura informativa que los medios iban a proporcionar sobre este nuevo fenómeno migratorio, sobre este cambio de imagen de España como país de emigrantes a país receptor de inmigrantes, tendría un impacto decisivo en la opinión pública generada sobre el ciudadano extracomunitario. La estrategia discursiva elegida por el periodismo para crear una descripción del inmigrante impactaría en el imaginario colectivo, además de marcar la actitud que nuestra sociedad iba a seguir en el transcurso de las décadas respecto de la llegada de personas extracomunitarias. La idea de la inmigración como fenómeno positivo o negativo iba a ser de un impacto irreversible. De forma paralela se produjo la creciente pérdida de memoria asociada con la identidad de emigrante de la diáspora española de los años cincuenta y sesenta (Nash, 2005: 11). Los españoles olvidaron su pasado asociado a la migración para asentar una nueva idea generada por los medios occidentales, basada en el modelo histórico de desarrollo: las 9

relaciones Norte-Sur. En este nuevo contexto, el Sur ha pasado a representar la pobreza, la miseria y la incultura, razones por las cuales se ve obligado a buscar fortuna en los paraísos europeos (Granados Martínez, 2006: 82), mientras que el Norte se ha convertido en la representación del avance, el desarrollo y la riqueza. No debemos olvidar que “las palabras sirven no solo para designar la realidad, sino también para construirla” (Nash, 2005: 31). En el año 1996 se produce un aumento de noticias relacionadas con migraciones a España procedentes del norte de África. La prensa comenzó a elaborar un discurso periodístico sobre las pateras a partir de artículos de opinión y de un goteo constante de pequeñas noticias sobre la captura, la llegada y las muertes de inmigrantes en las pateras que cruzaban el Estrecho para llegar a España de forma clandestina (Nash, 2005: 37). En su conjunto, el discurso periodístico se centró en la masiva presencia de las pateras y se interrogó poco por las causas de la inmigración hacia España. Se empezó a construir de este modo una representación cultural sobre el africano magrebí a través de una homogeneización de la inmigración, que excluía la posibilidad de entender cada caso de inmigración como un caso concreto y particular. Se anularon los motivos personales de la persona migrante, sus creencias, sus intereses, su diversidad de profesiones, de grupos sociales. Todos ellos pasaron a configurar un único grupo, el grupo del inmigrante pobre árabe que por motivos de desesperación arriesga su vida para llegar al paraíso, representado en este caso por España. El inmigrante árabe se convirtió desde aquel entonces en el imaginario evocador de persona inmigrante ilegal. Se convierte en el arquetipo subyacente a través del cual se piensa la “inmigración” en tanto en cuanto portadora de un diferencial cultural, y de este modo encontramos una ecuación que identifica “inmigrante” con marroquí y/o magrebí (Santamaría, 2002: 141). A la hora de analizar la estereotipación negativa generada por la prensa sobre el inmigrante árabe hay que tener en cuenta los años de historia que unen a España con esta cultura. Se olvidan frecuentemente los lazos existentes en el pasado y se presenta una alteridad desvinculada de nuestra historia. Como son los Otros, no forman parte de nuestra historia. Así se producen curiosos ejercicios de amnesia histórica (Alsina, 2006: 42). Según el estudio realizado, la estrategia discursiva utilizada en la representación del árabe en prensa se basa en la continúa polarización entre Ellos y Nosotros. En esta polarización, Nosotros estamos descritos mediante la exaltación de “nuestros” rasgos 10

positivos y Ellos lo son a través de una repetida exaltación de “sus” puntos negativos y el silenciamiento de los positivos. ¿Se ha olvidado la sociedad española de que estos árabes que hoy la prensa estereotipa y homogeneiza en un único grupo relacionado con la pobreza, el radicalismo religioso y el terrorismo poseen raíces comunes con los españoles? La insistencia de la prensa en polarizar y separar al musulmán como un grupo diferenciado y separado del endo-grupo mayoritario solo viene a demostrar la cercanía entre ambos. Cercanía geográfica entre España y el mundo árabe y cercanía histórica, política y social. No hay que pasar por alto que España fue durante ocho siglos de historia un país árabe. Este vínculo hace que tanto en una orilla como en la otra sea una constante la distinción y separación de un Nosotros y de un Ellos, incluso cuando Ellos cruzan las fronteras y se instalan entre Nosotros abrazando algunos ideales y colectivos comunitarios (Taibi y Maataoui, 2006: 127). Esta historia común nos permite en algunas ocasiones relacionar al árabe con el pasado medieval español. Situamos al Otro en el pasado con respecto al Yo. Es decir, que el presente del Otro es el pasado del Yo, donde el Otro es visto como económicamente subdesarrollado y culturalmente atrasado (Taibi y Maataoui, 2006: 128). La historia de España y el supuesto subdesarrollo cultural y económico del Otro resultan perturbardores porque el Otro simboliza la irrupción del pasado en el presente. La islamofobia en España es real. Según datos recogidos por SOS Racismo (AA. VV., 2012: 33), un 37 % de los españoles cree que es aceptable expulsar de su centro educativo a una estudiante por llevar hiyab (velo islámico) y se muestra contrario a la construcción de mezquitas. En resumen, los inmigrantes árabes y/o musulmanes son los más castigados por el racismo y la xenofobia. ¿Podemos culpar a los medios? En este estudio se investigan las estrategias discursivas empleadas por dos periódicos nacionales en la cobertura informativa de noticias relacionadas con el islam y los musulmanes. Según el informe anual de SOS Racismo del año 2012, en la sociedad está calando un sentimiento de rechazo al islam y a la comunidad islámica, sin diferenciar si se trata de personas que profesan el islam, si son árabes, pero no de religión islámica o simplemente se sienten identificados con el islam, pero no practican la religión (AA. VV., 2012: 35). Es decir, existe una estereotipación negativa que homogeneiza a toda persona de procedencia árabe. 11

En este mismo informe se recoge la necesidad de que los medios modifiquen sustancialmente el tratamiento de noticias sobre islam, mediante el uso de un diálogo abierto entre la comunidad islámica y la sociedad occidental. Es muy probable que si los profesionales de la comunicación no potencian este diálogo, la islamofobia se convierta en el tipo de racismo que más va a crecer en los próximos años.

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3. MARCO TEÓRICO 3.1 Un acercamiento a la islamofobia. ¿Qué es el islam y qué dice sobre la violencia? En 2013 la propia ONU se hizo eco del incremento del racismo, la xenofobia y la islamofobia en Europa. Según el Informe Anual de SOS Racismo de 2012 (AA. VV., 2012: 33) los sondeos de opinión muestran un marcado rechazo hacia el islam y hacia las personas musulmanas. En Francia, el 68 %, y en Alemania, el 75 % de las personas encuestadas piensan que los musulmanes no están integrados en la sociedad principalmente porque ellos no quieren. El 70% de personas encuestadas en Reino Unido y más del 70% de la población belga considera que el islam fomenta la represión de las mujeres. Los musulmanes conforman el grupo social que mayor rechazo sufre en España, después del colectivo gitano. Las principales características de la islamofobia fueron recogidas por el Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia del Consejo de Europa. Coinciden con las que definió la organización de Gran Bretaña Runnymede Trust en el año 1997 cuando se elaboró el documento Islamofobia: Un Desafío para Todos Nosotros. Según el texto son ocho los puntos que identifican a la islamofobia (Runnymede Trust, 1997): 1. La creencia de que el Islam es un bloque monolítico, estático y refractario al cambio. 2. La creencia de que el Islam es radicalmente distinto de otras religiones y culturas, con las que no comparte valores y/o influencias. 3. La consideración de que el Islam es inferior a la cultura occidental: primitivo, irracional, bárbaro y sexista. 4. La idea de que el Islam es, per se, violento y hostil, propenso al racismo y al choque de civilizaciones. 5. La idea de que en el Islam la ideología política y la religión están íntimamente unidos. 6. El rechazo global a las críticas a Occidente formuladas desde ámbitos musulmanes. 7. La justificación de prácticas discriminatorias y excluyentes hacia los musulmanes. 8. La consideración de dicha hostilidad hacia los musulmanes como algo natural y habitual.

En nuestro trabajo intentaremos debatir sobre la existencia de una estrategia discursiva en la prensa española que potencia las actitudes relatadas en estos ochos puntos y, por lo tanto, la islamofobia. En la mayor parte de los casos, el islam aparece definido en la prensa con connotaciones (y muchas veces con denotaciones) que lo relacionan directa o indirectamente con el radicalismo, el fanatismo, el machismo, la violencia o el terrorismo.

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Sin embargo, ¿qué es el islam exactamente? ¿Recoge el Corán el comportamiento o actitud que un musulmán debe adoptar ante muestras de violencia? Es de conocimiento común que el islam es una religión monoteísta, que surgió en Arabia entre los años 570-632 y que tuvo su origen en las enseñanzas del profeta Mahoma. Los musulmanes basan su fe en cinco pilares fundamentales: la profesión de fe, la oración ritual cinco veces al día y el viernes en la mezquita, el ayuno durante el mes del ramadán, la peregrinación a La Meca por lo menos una vez en la vida y la limosna. Cuantitativamente, la población musulmana supone uno de los credos con mayor expansión a nivel mundial. Según las previsiones de un estudio publicado por el Foro de Religión y Vida Pública del Pew Research Center de Estados Unidos (2011) en los próximos veinte años, la cifra de personas que profesan esta fe aumentará un 35 %. Es decir, de los 1600 millones de musulmanes que había en el mundo en el año 2010, se aumentará a 2020 millones en 2030, según las citadas estimaciones. En España la fe islámica también aumenta en número de fieles. El estudio publicado por la UCIDE (Unión de Comunidades Islámicas de España) y el Observatorio Andalusí (2013: 4-6) confirma que en el año 2014 existen 1.732.191 musulmanes en nuestro país, 60.562 más que en 2012. Es importante tener en cuenta que de esa cifra de 1.732.191, 54.410 personas poseen nacionalidad española. El 59,1 % de estos musulmanes son españoles de nacimiento y descendientes de árabes; el 37,4 % son inmigrantes ya nacionalizados y el 1,4 % son naturales conversos. Gracias a estas cifras podemos deducir que el 3,6 % de la población total española es musulmana. Un porcentaje reducido, quizá, pero que no debemos obviar. Y, en relación con los medios de comunicación, entendemos a estos como garantes del derecho a una comunicación veraz, de relevancia y representativa de todos los grupos sociales y étnicos de la sociedad española. Un derecho que también tiene ese 3,6 % de ciudadanos musulmanes. A pesar de la casi continua presencia de un discurso periodístico que relaciona directamente al islam con la violencia (tal y como mostraremos en este trabajo), el libro sagrado de la religión musulmana, el Corán, acoge un conjunto de preceptos contrarios a las actitudes violentas o irascibles. Se trata de los siguientes fragmentos: 4:93. No matar. Allah castigará esto enormemente. 4:29. No os matéis a vosotros mismos. 2:256. No hay coacción ni combate salvo contra Satanás. 25:63. Los siervos del Misericordioso son aquellos que caminan por la tierra humildemente y cuando los ignorantes les dirigen la palabra dicen: Paz.

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Además, la declaración islámica de los Derechos Humanos (Al-Sheha, s. d.: 121) recoge, en el artículo segundo, el siguiente pasaje: La vida es un regalo de Dios. Está asegurada para todo ser humano. Todos los miembros de la sociedad, y todos los estados y países deben actuar para proteger este derecho frente a todo tipo de agresión. Es ilícito utilizar cualquier medio para eliminar una vida. Porque mantener y conservar la vida humana es una obligación legal.

3.2 Claves mínimas sobre cómo comunicar acerca de minorías sociales Los medios de comunicación y, por ende, los periodistas deben tener siempre la responsabilidad social de cumplir con un derecho a la información en el que esa información sea redactada acorde a los requisitos de veracidad, relevancia y notoriedad social. En lo relativo a la elaboración de textos sobre minorías étnicas o colectivos inmigrantes, como es el caso de las personas musulmanas, no deben simplificar la compleja realidad de la inmigración, ni alimentar estereotipos, actitudes o percepciones que favorezcan el conflicto y dificulten la convivencia (Granados Martínez, 2006: 75). No existe ninguna ley en España que regule el contenido de las informaciones sobre minorías étnicas, a pesar de las perniciosas consecuencias que puede desencadenar una mala praxis en este sentido, tales como la generación de actitudes y opiniones racistas y xenófobas. En este sentido, Peio M. Aierbe (2008: 118), por ejemplo, reivindica entre otras cosas la necesidad de que la Administración juegue un papel normativo con la creación de organismos reguladores de este tipo de prácticas. Y, por otro lado, reclama la necesidad de que los medios reconozcan la función mediadora que les corresponde; para ello los periodistas deberían trabajar de acuerdo con códigos de comportamiento reguladores, además de asumir una responsabilidad social en la medida en que no tienen solo obligaciones para con la empresa que los contrata sino para con la sociedad a la que su trabajo se dirige. Dentro de España, distintas instituciones han llevado a cabo estudios con la intención de promover una buena práctica periodística en cuanto a la redacción y publicación de informaciones referentes a la inmigración. Sobresale, en concreto, el Colegio de Periodistas de Cataluña, organismo que redactó en 1998 el “Manual de estilo sobre el tratamiento de las minorías étnicas en los medios de comunicación social” (2002: 72-74). Como señala en su preámbulo (2002: 72), “contribuir a una sociedad más abierta y solidaria” es el fin principal de dicho manual. Es destacable este texto porque demuestra la existencia de una preocupación por parte de un colectivo de periodistas sobre el tema principal de este trabajo: la existencia de un discurso xenófobo en los medios. Podemos extraer del manual cinco puntos-guía esenciales para la práctica periodística en el tema que nos ocupa: 15

1. No es necesaria la mención del grupo étnico al que pertenecen los protagonistas de la noticia. Al respecto, Rodrigo Alsina (2006: 49) recomienda hacerse la siguiente pregunta ante este tipo de situaciones: “¿mencionaría usted la raza [sic] si la persona fuera blanca?”. 2. Si entendemos que los grupos de ciudadanos extranjeros son tan heterogéneos como el grupo mayoritario de ciudadanos españoles, debemos evitar caer en homogeneizaciones a través de la simplificación de informaciones. Se habla generalizando de países islámicos (como si todos ellos formaran un solo país) o del África negra, el Tercer Mundo, etc. Además, en estas agrupaciones se da un fuerte y maniqueo componente afectivo: unos son considerados “buenos” y otros “malos” (Chaffe 1992, 41-42). 3. El exceso de informaciones negativas sobre un mismo grupo social, potenciadas además con sensacionalismo, puede causar conflictos mediante su dramatización y reiteración temática. El manual reivindica una búsqueda de mayor número de noticias de carácter positivo sobre minorías para equilibrar la balanza con las negativas. Si una sociedad solo recibe noticias relacionadas con la violencia, el conflicto y el crimen en las que aparecen como protagonistas personas de determinadas nacionalidades, es muy probable que una gran parte de esa sociedad acabe asentando en su mente una relación directa entre personas de esa nacionalidad y la violencia, el conflicto y el crimen. 4. Los medios deben dar voz también a personas pertenecientes a dichas minorías. Es necesario que los medios dejen de escribir sus informaciones desde el prisma del “nosotros”. La persona inmigrante también debería ser incluida en ese “nosotros” por el hecho de formar parte de nuestra sociedad. Si solo damos voz a fuentes oficiales que “nosotros” consideramos fidedignas y a fuentes que pertenecen al grupo “nosotros”, la información quedará expuesta de una forma desigual y, por lo tanto, manipulada. 5. Se apunta a la necesidad de una cierta militancia periodística. Se propugna el potenciar informaciones positivas sobre una multiculturalidad enriquecedora para todos. Rodrigo Alsina (2006: 51) reivindica, para el cumplimiento de esta quinta recomendación, la necesidad de introducir una asignatura que verse sobre la comunicación intercultural en los planes de estudio de las facultades de periodismo. El profesor Teun A. van Dijk (2008: 17) recoge también una serie de recomendaciones que todo profesional de la comunicación debería tener en cuenta a la hora de comunicar sobre minorías étnicas. De forma resumida, explica la necesidad de tratar las informaciones referidas a Ellos de la misma forma que si fueran Nosotros; insiste en no relacionar a estas 16

personas únicamente con temas conflictivos o problemáticos. Además, debemos enfatizar mucho más nuestras similitudes. Hay que caracterizarlos en todo momento como si fueran unos ciudadanos más en el conjunto de la sociedad. Para ello, es de vital importancia omitir cualquier tipo de estereotipación. En cuanto al tratamiento de noticias sobre racismo, Dijk explica que es necesario no relacionar únicamente el racismo con la extrema derecha, sino con la sociedad entera. De esta forma la xenofobia podrá convertirse en un problema de preocupación social (no en un caso aislado), en el que todos debamos trabajar. Como síntesis final de este apartado podemos aportar la cita del artículo 33 del Código de Deontología del Periodismo, del Consejo de Europa (1993). Este epígrafe resume de modo preciso la actitud que un periodista debe tomar ante el reto de escribir sobre minorías étnicas: En la sociedad se dan a veces situaciones de tensión y de conflictos nacidos bajo la presión de factores como el terrorismo, la discriminación de las minorías, la xenofobia o la guerra. En estas circunstancias los medios de comunicación tienen la obligación moral de defender los valores de la democracia, el respeto a la dignidad humana, la solución de los problemas a través de métodos pacíficos y de tolerancia, y en consecuencia oponerse a la violencia y al lenguaje de odio y del enfrentamiento, rechazando toda discriminación por razón de cultura, sexo o religión.

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4.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN COMO CONFIGURADORES DE

OPINIÓN PÚBLICA 4.1. Percepción social del musulmán en el conjunto de España Tal y como explicábamos en el apartado “Contexto histórico y social”, la opinión pública sobre el inmigrante llegado a España no se asentó hasta la década de los noventa, aproximadamente. En 1989 más del 20 % de los entrevistados por el Centro de Investigaciones Sociológicas declararon que no tenían una opinión formada sobre las cuestiones referidas a la inmigración (Rodríguez Borges, 2010: 99) Es a partir de los años noventa cuando los estudios de opinión pública comienzan a centrarse en el fenómeno migratorio. El aumento de noticias referentes a la inmigración fue sin duda la causa principal de la aparición de esta nueva preocupación social hacia el colectivo inmigrante. El aumento del número de noticias y, sobre todo, el tipo de tratamiento que se empleó en la redacción de estas provoca en nuestra sociedad preocupación, prevención y muchas veces rechazo (Granados Martínez, 2006: 60). La inmigración, al convertirse en un fenómeno mediático, se trasladó al ámbito de la opinión pública teniendo de esta forma efectos contundentes. El lenguaje utilizado en la prensa debe ser entendido como una herramienta que desempeña un papel esencial en distintos ámbitos: en el establecimiento de consensos y creencias, en la “manipulación” de la opinión pública y en la comunicación de la ideología y el mantenimiento de las relaciones de poder (Taibi y Maataoui, 2006: 126). La prensa, pues, a través del lenguaje y las estrategias discursivas que emplee, será capaz de influir en la opinión pública sobre cualquier tema y, en el caso que nos preocupa en este trabajo, en la percepción social sobre la persona musulmana. La imagen de los norteafricanos en España es generalmente negativa, formada sobre todo por clichés y estereotipos acumulados a través de los siglos por años y años de enfrentamientos (Rodrigo Alsina, 2006: 41). En toda sociedad existen construcciones sociales que asientan representaciones sobre determinados conceptos (en este caso, la definición de musulmán). La sociedad tiende a unificar al otro mediante el uso de estereotipos. Habría que 18

darse cuenta de hasta qué punto un estereotipo puede ser real o simplemente una representación social ficticia. Como afirma Mannoni (2001: 119-120): El problema que se plantea no es saber en qué medida una representación es verdadera o falsa, ni qué relación tiene esta forma de conocimiento con la verdad. En efecto, una representación, porque se trata de representación es necesariamente ‘falsa’ ya que no dice jamás exactamente lo que es el objeto, pero al mismo tiempo es ‘verdadera’ ya que constituye para el sujeto un tipo de conocimiento válido a partir del cual puede actuar.

La imagen del musulmán se construye en la mente colectiva de la sociedad actual a través de cuatro estereotipos: el terrorista, el pobre trabajador inmigrante, el rico emir del Golfo y el integrista fanático (Balta, 1994: 31). El desconocimiento social de la población española acerca del mundo islámico es otro de los motivos de la proliferación de estereotipos. La ignorancia sobre un tema queda reforzada por la lectura de informaciones publicadas en los medios (consideradas por la sociedad como veraces). El problema emerge cuando estas informaciones aparecen expuestas de forma aislada, sin contextualizar, y se relacionan casi siempre con temas de conflicto y violencia a través de una información sesgada. Es esta la causa de que el ciudadano que desconoce el islam construya en su mente una descripción estereotipada sobre esta religión. Distintas investigaciones han puesto de manifiesto que la prensa asocia con frecuencia la información de minorías étnicas con conflictos (Rodrigo y Martínez, 1997; citado en Rodrigo Alsina, 2006: 49). A partir del clima de opinión creado en Occidente desde la primera guerra del Golfo y, sobre todo, desde el 11 de septiembre de 2001, esta imagen de “enemigo interior” se ha visto muy reforzada (Rodrigo Alsina, 2006: 43). Como consecuencia de ello, la percepción del inmigrante magrebí se asocia por completo a la del musulmán practicante, con sus hábitos vestimentarios, como el hiyab y la chilaba, y los corporales –como la barba en el caso masculino– y con la existencia de determinadas celebraciones, como el ramadán y la fiesta del cordero. Por último, la emergencia del islamismo radical favorece la consideración de los magrebíes como una potencial amenaza (Martín Corrales, 2002: 244). Es común también en la prensa problematizar constantemente la situación de la inmigración, que es otra forma de crear una percepción negativa sobre el inmigrante. Este discurso presenta una doble vertiente: el énfasis en lo problemas que provoca la inmigración y la insistencia en los problemas que esta padece. Así se construye una imagen de las minorías étnicas como actores sociales conflictivos, aun cuando aparezcan como víctimas (Rodrigo Alsina, 2006: 43).

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Si el colectivo musulmán aparece solo representado en la prensa mediante situaciones de conflicto, la sociedad realizará una asociación tanto o más peligrosa en cuanto se empieza a considerar que el conflicto es inevitable dadas las características culturales de los inmigrantes. Así se empieza a construir un discurso en que se señala que algunos inmigrantes son incompatibles con nuestra cultura, nuestros valores y nuestro sistema social (Sartori, 2001). Tal vez el problema de todo este planteamiento sea el propuesto por el autor Granados Martínez (2006: 65): la sociedad se niega a asumir la realidad de la inmigración como una realidad constitutiva de las dinámicas del cambio social propio de sociedades globalizadas, multiétnicas y multiculturales. Entendemos que la prensa (además de otras instancias de socialización como la escuela, la familia, los partidos políticos) es responsable de dicha percepción negativa sobre la inmigración en general, y más concretamente sobre la persona musulmana. 4.2. Medios y racismo: el islam, enemigo estratégico Entendemos entonces a los medios de comunicación como configuradores de opinión pública. Además puede afirmarse que la islamofobia constituye un fenómeno sociológico extendido en la sociedad española. Pero, ¿puede establecerse un vínculo directo entre ambos elementos? La respuesta a esta pregunta suele ser bastante unánime: los medios de comunicación presentan la inmigración, en última instancia, como una amenaza. Esta presentación no suele realizarse de forma explícita, pero a ella conducen el sesgo parcial, prejuiciado y selectivo de la mirada mediática, así como las técnicas de presentación y el lenguaje utilizado (Aierbe, 2008: 114). La estrategia discursiva empleada por la prensa española, que podemos entender como molde configurador de la imagen que se tiene sobre el inmigrante musulmán, se basa en la creación de una polarización. En esta polarización el “Nosotros” aparece descrito como agente “bueno, justo, democrático” y, en sentido contrario, el “Ellos” como “malo, irracional, primitivo, violento”. Es decir, se tiende a realzar “nuestros” rasgos positivos y a silenciar “nuestros” defectos; mientras que silenciamos “sus” virtudes o aportaciones positivas a nuestra sociedad, al mismo tiempo que exageramos y potenciamos “sus” defectos, relacionados siempre con la violencia, la ira, el machismo y el fanatismo religioso.

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Es importante también para poder entender esta situación de racismo discursivo en la prensa conocer el prisma desde el cual se transmite la información. En ella se escribe siempre desde la perspectiva del “Nosotros”, pasando por alto de este modo la recomendación de incluir al ciudadano extranjero en el discurso como un ciudadano más, es decir, de incluirlo dentro de “nuestro” grupo, evitando de ese modo la polarización xenófoba. En general, nos encontramos en los medios ante una representación del inmigrante culturalista, diferencialista y miserabilista. En palabras de Enrique Santamaría (2002: 170): El discurso [periodístico] sobre la inmigración no comunitaria […] insiste en aprehender la cuestión en términos de una “avalancha” imparable que no sólo es causa de “problemas sociales” sino que es en sí misma un grave problema social y cultural, pues los migrantes, con sus diferencias culturales, con los problemas que tienen y que generan, amenazan la cohesión social, la seguridad económica, la homogeneidad cultural e incluso la estabilidad política, con el desarrollo de formaciones nacionalpopulistas y/o neoracistas y la extensión del islamismo en las sociedades donde se instalan.

Por lo tanto, es una imagen del musulmán –y del inmigrante en general– representada y creada por los medios. ¿Es posible cambiar de algún modo esta representación? Rodrigo Alsina (2006: 45) explica que no será nada fácil. En primer lugar, porque en algunos casos estas representaciones refuerzan la imagen histórica que en España se tiene sobre determinados grupos culturales. En segundo lugar, porque es un discurso que se alimenta de múltiples implícitos, como detallaremos en este trabajo; y en tercer lugar, hay que tener en cuenta que toda construcción de la imagen del otro lleva pareja una representación de nosotros mismos. Es una auto-representación que suele ser muy complaciente, ya que nos muestra a nosotros mismos como una sociedad democrática, secularizada, tolerante, plural. ¿Por qué se convierte el islam en uno de los sectores minoritarios más perjudicados por el discurso periodístico? Algunos autores sostienen que todo “imperio” tiene la necesidad de crear un “enemigo estratégico”, es decir, un rival común que actúe como unificador y que al mismo tiempo sirva de justificación para determinadas acciones políticas. En este caso “se representa al islam como el perfil de la nueva identidad enemiga para las democracias occidentales” (Roldán, Ausín y Mate, 2004: 10; citado en Maataoui, 2006: 100). Este discurso racista que crea un enemigo común es entendido por las élites políticas como un “discurso que da legitimidad moral y ética al ejercicio de la dominación” (Maataoui, 2006: 100). Sigue diciendo el mismo Maataoui (2006: 101): La Unión Soviética, el tradicional enemigo, que convivía –en el discurso mediático- con las más diversas formas de terrorismo en el planeta, ha dejado demasiado espacio que necesariamente debía ocupar otra fuente del miedo unificador. Por ello, el terrorismo que en los años setenta era diversificado: Irlanda, País Vasco, Colombia, Italia, Gracia, Camboya, Palestina…, se ha especializado en árabe a principios de los años ochenta. De este terrorismo árabe de finales de los setenta y ochenta se pasa al terrorismo islamista, fundamentalista, integrista para acabar siendo –aunque sin dejar de usar los últimos– terrorismo internacional (entiéndase como islámico).

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Sostenemos, entonces, la existencia de este discurso racista en la prensa, que ha sido capaz de configurar una visión sobre el islam falsificada y manipulada. Como hemos visto hasta ahora, una mezcla de motivos sociológicos y políticos es la causa de la proliferación de este tipo de discurso. En los siguientes apartados nos centraremos en explicar cuáles son estas estrategias lingüísticas (e icónicas, también) y cómo se llevan a cabo para configurar de este modo el discurso racista. Un discurso que varios autores definen como “el discurso del miedo”.

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5.

ESTRATEGIAS

EMPLEADAS

POR

LOS

MEDIOS

EN

LA

CONFIGURACIÓN DE LA IMAGEN DEL MUSULMÁN 5.1. Periódicos seleccionados y su línea editorial Seleccionamos en este trabajo dos periódicos de gran tirada a nivel nacional para extraer ejemplos con los que probar o rechazar nuestra hipótesis, a saber, la manipulación discursiva que los medios llevan a cabo en relación con la comunidad islámica. Consideramos la prensa escrita como medio de referencia para este análisis discursivo: “la prensa es el medio más fiable, invita en mayor medida que otros a la reflexión, además tiene mayor capacidad para fijar en el ciudadano determinados valores y modelos de referencia y para reproducir las ideologías imperantes y las concepciones sociales” (Crespo Fernández, 2008: 46). Los periódicos elegidos son El País y La Razón, dos medios con distinta ideología y línea editorial, gracias a lo cual podremos conocer si dos empresas mediáticas diferenciadas en términos ideológico-políticos hacen uso o no de estrategias discursivas diferenciadas para tratar la información referente al mundo islámico. Se escoge como marco temporal de referencia el año 2013, por ser el más cercano al actual. Por razones de espacio, aduciremos únicamente una serie reducida de ejemplos para ilustrar cada una de las estrategias discursivas analizadas pero, lógicamente, se ofrecen valoraciones que alcanzan al conjunto del corpus estudiado, cuyo índice se facilita en el anexo, al final del trabajo, y cuya versión íntegra se adjunta en la copia electrónica. 5.1.1. El País El País nace el 4 de mayo de 1976, cuando España iniciaba su camino hacia la transición democrática. Es el primer periódico considerado de vocación democrática. En sus primeros editoriales se autodefine como “independiente, de calidad, con vocación europea y defensor de la democracia pluralista”. En sus inicios fue relacionado con el centro-izquierda, en posiciones cercanas al PSOE, pero en la actualidad existen voces que lo relacionan con posturas más cercanas al liberalismo. El pasado 4 de mayo de 2014, Juan Luis Cebrián, presidente del Grupo Prisa, decidió destituir a Javier Moreno, director de la publicación, y 23

sustituirlo por el entonces corresponsal en Washington, Antonio Caño. Algunos medios de comunicación han subrayado la tendencia derechista del nuevo director de El País, por su apoyo al presidente Bush durante la guerra de Irak y al gobierno de Israel o por sus críticas hacia el movimiento 15M. Sin embargo, en una entrevista publicada en la versión digital de El País, Caño defiende que no tiene “ninguna intención de derechizar ni de izquierdizar el periódico”, al que según él respeta “demasiado para someterlo a caprichos o vaivenes ideológicos personales”. 5.1.2. La Razón La Razón se funda en 1998 como un periódico nacionalista español, de corriente conservadora. En la actualidad pertenece al grupo Planeta, su director es Francisco Marhuenda y su presidente Mauricio Casals. El presidente es conocido por su cercanía a políticos del Partido Popular. En una columna de opinión titulada “Mi periódico”, escrita por el columnista Alfonso Ussía, este declara abiertamente la tendencia conservadora del periódico para el cual trabaja: “La Razón, obviamente está más identificado con el PP que con el PSOE. Negarlo sería mentir”. 5.2. Estrategias discursivas 5.2.1. Temática La primera estrategia discursiva empleada por la prensa escrita se basa en una selección tendenciosa de la temática. Cuando se publican noticias referidas al mundo islámico observamos una continua reiteración de temas relacionados con el terrorismo, el machismo, el conflicto, la violencia y el fanatismo, dejando muy poco espacio para noticias de carácter positivo. Se aprecian muestras de un discurso preventivo hacia la comunidad musulmana, discurso que conforma la idea de este colectivo como categoría social peligrosa, para lo cual se recurre a voces de designación directa cercanas al sensacionalismo (Crespo Fernández, 2008: 55). Si prestamos atención a las noticias publicadas en el año 2013 en los periódicos La Razón y El País queda demostrado el desequilibrio cuantitativo existente entre noticias de carácter positivo y negativo. El periódico El País publicó 72 noticias relacionadas con el mundo musulmán, mientras que La Razón recoge 123 ejemplos. De las 72 noticias que aparecieron en El País el año pasado, solo siete pueden ser consideradas inicialmente positivas. Pero si ahondamos más en estás noticias aparentemente positivas, podemos reducir la cifra final a cinco. 24

Debe explicarse que al hablar de temática positiva se hace referencia a la publicación de informaciones que tengan relación con la comunidad islámica, sin por ello tener que estar relacionadas con el conflicto. Como veremos en los próximos apartados, se encuentran noticias que a pesar de estar relacionadas con la conflictividad en cualquiera de sus ámbitos, están redactadas de una forma imparcial y ecuánime con la población musulmana (aunque como se explicará más adelante, las noticias que exponen la información sin caer en el estereotipo negativo son escasas). “Devotas de Alá… y de Armani”, noticia publicada en El País el 12 de abril de 2013, es aparentemente un artículo positivo que cuenta la historia de una británica que además de ser bloguera de moda, es musulmana. Sin embargo, no podemos incluir este artículo dentro de la lista de artículos positivos. El discurso empleado en la redacción de la noticia arroja de una forma subliminal un mensaje que relaciona al mundo islámico con la polémica, el machismo y el retrogradismo. Lo podemos apreciar en enunciados como “una propuesta que, aunque no es exportable a todos los países islámicos, se ha extendido –no sin polémica– por el mundo”. La frase problematiza la situación del islam, aunque en esta ocasión se esté presentando una información sobre la creación de un blog de moda, en un país con derecho a la libertad religiosa como es el Reino Unido. Es obvio que en países con una larga tradición dictatorial no sería posible la existencia de este tipo manifestaciones, pero si ahondamos en el tema podemos darnos cuenta de que poca relación tienen estos países con la historia de esta bloguera británica. El discurso empleado está utilizando un lenguaje que relaciona el conflicto existente en países de tradición musulmana con la historia de un blog de moda musulmán y su creadora británica. Este reportaje, además, acentúa la polarización de la que hablábamos líneas más arriba: el discurso en la prensa crea una barrera que separa, que construye en el colectivo social un “Ellos” y un “Nosotros”. Esta polarización se puede observar en frases como “la diferencia entre un blog musulmán y otro, llamémoslo estándar”, extraída de la noticia que estamos analizando. El vocablo estándar, según el Diccionario de la Real Academia Española significa ‘que sirve como tipo, modelo norma, patrón o referencia’. La frase contrapone los adjetivos musulmán y estándar, donde estándar sería la norma, y musulmán, lo anormal. La situación de La Razón, en cuanto a la recopilación de noticias que puedan proyectar una imagen íntegramente positiva sobre el islam y las personas musulmanas, es todavía más reveladora. De 123 noticias publicadas en el año 2013, solo una tiene relación con una temática de carácter positivo. Hace referencia al inicio de la celebración musulmana del 25

ramadán y su titular es el siguiente: “Más de 300.000 musulmanes que viven en Cataluña inician el mes de Ramadán”. Se trata de un artículo de apenas diez líneas de extensión que expone de una forma neutral e informativa el inicio de esta celebración musulmana. Si al escaso número de noticias de carácter positivo publicadas en este diario en el año 2013, le sumamos la corta extensión de estos artículos, la información que podemos encontrar en el periódico que relacione a la religión islámica con algo que no sea conflicto, violencia, machismo, fanatismo o terrorismo es apenas existente. En síntesis, el ámbito temático de las noticias analizadas en el trabajo queda resumido en este cuadro: Temas

EL PAÍS

LA RAZÓN

Machismo Terrorismo / Radicalismo Violencia / Conflicto Política-conflicto Diálogo interreligioso Opinión positiva Moda / Arte / Literatura / Cultura Racismo Ál-Ándalus Economía Tradiciones / Integración

6 23 9 24 1 2 4 1 1 1 0

8 61 4 43 5 0 0 0 1 0 1

Total

72

123

Podemos demostrar, por consiguiente, una insistencia por parte de la prensa escrita en abordar temas que relacionan al islam con el conflicto. En El País fueron publicadas, en el mismo año, 23 noticias referidas al terrorismo o al radicalismo de la religión musulmana, 6 noticias que muestran casos de machismo, 9 relacionadas con la violencia y el conflicto y 24 que tratan temas relacionados con conflictos políticos internacionales en países árabes. El caso de La Razón es todavía más significativo en cuanto a la temática elegida para tratar temas del mundo islámico: 8 noticias sobre machismo, 61 noticias en relación con el terrorismo, radicalismo y fanatismo, 4 sobre violencia y conflicto y 43 noticias que narran temas de política y conflicto en los países árabes. La consecuencia de la publicación de textos que solo narran acontecimientos conflictivos que, a su vez, son relacionados de forma continuada con un único colectivo social es la construcción de la relación intrínseca entre islam y terrorismo. La estrategia más 26

censurable no es la publicación en sí misma de estas noticias –que pueden ser consideradas de relevancia social– sino la forma de llevarla a cabo: la ausencia de un contexto que diferencie los casos aislados en relación con el resto de la población islámica. El hecho de que existan grupos terroristas que se autodenominen islámicos no justifica que la prensa española recoja esta autodeclaración como universal y extrapolable a toda persona musulmana. Es una autodenominación que la prensa occidental retoma para una nueva aplicación fuera del contexto y del marco cultural de estos movimientos (Maataoui, 2006: 103). En estos casos no es que la prensa sea arbitraria en la aplicación de ciertos términos, sobre todo en la aplicación de ciertos patrones de representación, sino que, en este sentido, no hacen más que retomar la denominación sin entrar en la descripción o análisis de las motivaciones últimas de estos movimientos. En consecuencia, el análisis mediático es simplista: son terroristas porque son musulmanes (Maataoui, 2006: 103). Se crea, de este modo, una relación intrínseca entre religión y terrorismo. Véase, por ejemplo la noticia publicada en La Razón el 29 de abril: “España, nido islamista”, que es prueba de esta prejuiciosa relación entre religión y terrorismo. Es un claro ejemplo de cómo a través del discurso se puede fomentar la islamofobia y hacer cundir el pánico dentro de nuestra sociedad sobre posibles ataques terroristas. Pueden aducirse citas representativas como las siguientes: “el islam ha demostrado carecer de cualquier deseo de aliarse con occidente” o “el creciente número de musulmanes en Occidente, su radicalización fruto de la crisis y su inadaptación a las sociedades en las que viven”. En primer lugar, podemos observar cómo el periodista habla del islam como si se tratara de un ser homogéneo capaz de decidir si aliarse o no con Occidente, sin tener en cuenta que el islam está compuesto por millones de personas en todo el mundo, de las cuales muchas pertenecen al propio Occidente. De haberse incluido un contexto, en el que el autor hubiera podido referirse a los gobiernos compuestos por partidos islámicos, se habría diferenciado, al menos, el conflicto y la inadaptación, de forma general, de cualquier persona musulmana. La segunda cita es incluso más representativa, está claramente afirmando que el incremento de musulmanes en Occidente es un problema, además de estar dando por cierta la inadaptación absoluta de toda persona musulmana, obviando de este modo a los millones de musulmanes que son europeos de nacimiento, por un lado, y por otro condenando sin proporcionar ningún dato real a toda persona inmigrante perteneciente a la religión musulmana. Manuel Coma, columnista en La Razón, deja siempre ver en sus columnas de opinión su antipatía hacia el islam. Tal vez, si estas opiniones fueran equilibradas con opiniones 27

contrapuestas que pudieran permitir al lector conocer diversos puntos de vista sobre un mismo tema, sería menos criticable. Pero por desgracia, en este periódico, al menos en el año 2013, solo encontramos por parte de este periodista, artículos como el de “La cruz en Oriente”. Su postura contraria al islam queda clara desde la primera línea: El Cristianismo, y por ende la Iglesia Católica, no es enemigo del Islam, ni del aconfesionalismo, ni siquiera de los que se declaran abiertamente enemigos. Cree que Cristo vino a redimir a toda la humanidad, sin exclusión de nadie. Aunque en el ejercicio existan fallos, la libertad de conciencia es esencial en el cristianismo. No así en el Islam […]. Sólo una ligerísima alusión a precisamente esa “dificultad” de diálogo con los musulmanes en un discurso académico en la Universidad de Ratisbona, Benedicto XVI, entonces, dio varias veces la vuelta al mundo por la desabrida reacción en el mundo musulmán.

Una vez más queda en evidencia la insistencia en la polarización de un “Nosotros” y un “Ellos”. El autor se permite afirmar como si de una verdad absoluta se tratara, en una frase corta y rotunda que “la libertad de conciencia no existe en el islam”. Como explica Maataoui (2006: 109), algunos articulistas utilizan un tipo de argumentación persuasiva, en vez de limitarse a la emoción y a la seducción. La finalidad consiste en establecer que existen diferencias culturales, y después, que estas diferencias son insalvables porque son irreconciliables. El País también incluye ejemplos de este tipo. El 13 de diciembre se publicaba una noticia con el siguiente titular: “Prohibir sirve poco cuando se trata de fundamentalismos”. Encontramos una insistencia en describir a Occidente como un conglomerado de “democracias modelo”, algo incompatible con la religión musulmana, según se aprecia en los siguientes pasajes: “teóricamente es cierto que las nociones occidentales de democracia pueden ser incompatibles con los principios islámicos”; “algunos teóricos dudan de si el islam es compatible con la democracia”. No se distingue en ningún momento entre religión islámica y partidos políticos islámicos. Entendemos, por un lado que, una persona es libre de pertenecer al credo que desee sin que tenga que existir discriminación por ello; otro tema diferente es el partido político que esté haciendo campaña en cualquier país para gobernar. Este partido político puede ser islámico o no, y alguien, como ciudadano/a, puede ser islámico/a o no, y al mismo tiempo apoyar o no apoyar a este partido político. Resulta infundado referirse al islam como enemigo de la democracia. Desde el punto de vista crítico la relación entre islam y democracia es la misma relación entre cristianismo y democracia, o entre judaísmo y democracia. Una cuestión es la religión y otra, muy distinta, es la dinámica social con el consiguiente atraso histórico de unos pueblos respecto de otros (Maataoui, 2006: 111).

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Mohamed

el-Madkouri

Maataoui

explica

satisfactoriamente

esta

estrategia

argumentativa basada en una técnica que se sostiene en la polarización y, por ende, en la diferenciación (Maataoui, 2006: 109): Muy pocos defienden la igualdad a ultranza y una traducibilidad plena intercultural. Las culturas son diferentes aunque disponen de unos universales que sirven de plataformas para la comprensión y el trasvase cultural. El hecho de que en los últimos años se empezara a hablar de multiculturalidad, pluriculturalidad, interculturalidad, etc. es porque las culturas son distintas. Ahora argumentar a favor de lo evidente (la diferencia entre culturas) convence porque son efectivamente diferentes y diferenciadas, y, por eso, se llaman precisamente culturas. Pero lo que no convence, pero casi siempre se trae a colación de la argumentación anterior es que las culturas son incompatibles y que una, en este caso la de Ellos, ataca por el único motivo de su hecho diferencial.

La polarización entre Ellos y Nosotros queda presente no solo en noticias sobre terrorismo. En el tratamiento de piezas relacionadas con el conflicto político internacional en países árabes encontramos una vez más la insistencia por demostrar y enfatizar sus rasgos más negativos, mientras que Occidente (Nosotros) aparece descrito como mediador racional y pacífico (aunque no tenga nada que ver con el conflicto del que se habla). En el discurso político presente en los medios, como en otros discursos basados en ideología, la presentación positiva que hace de sí mismo el orador se combina con una presentación negativa del otro o de los otros; valdría decir también con el menosprecio hacia el otro o hacia los otros, siguiendo con la polarización entre el endogrupo y el exogrupo, tal y como es analizada en el marco de la Psicología Social (van Dijk, 2004: 211). Podemos ejemplificar esta teoría con la noticia publicada en La Razón el 30 de enero de 2013: “Francia acelera la expulsión de los imanes radicales”. Ya hemos visto cómo Maataoui, en la cita anterior, insiste en la existencia de una argumentación en la que se defiende lo evidente, es decir, la diferencia cultural. Esta noticia, a través de la defensa de esta diferencia, justifica y respalda una acción política. Es el discurso político del presidente francés Hollande narrado por la prensa: “amenazó con expulsar a todos esos imanes que arremeten contra la mujer, hacen declaraciones contrarias a nuestros valores o se refieren a la necesidad de combatir Francia”. Lleva al extremo el radicalismo islámico y lo extrapola de una forma subliminal a toda persona musulmana que queda relacionada instantáneamente con el machismo y el fanatismo. Es la insistencia por realzar rasgos negativos que poseen algunas personas pertenecientes al credo musulmán y convertirlo en la norma. De esta forma, el discurso político de Hollande queda legitimado, como se aprecia en el siguiente fragmento del artículo comentado: “el procedimiento de expulsión se activa en cuanto un extranjero representa una amenaza grave para el orden público”. Hablar de “nuestros valores”,

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contraponiéndolos a “los suyos” es la plasmación escrita de esta polarización a la que nos referimos. Se hace una representación en la prensa española sobre el islam en la que este resulta ser arbitrario, fantasioso, injusto con la mujer, contrario a los derechos humanos, contrario a la modernidad, contrario a la libertad individual, omnipresente y, finalmente, no sólo incompatible con la democracia, sino antidemocrático (Maataoui, 2006: 111). La polarización aparece en noticias de distinta temática. La simple existencia de determinados artículos es ejemplo perfecto de ello. La Razón tiene un especial interés por incluir noticias que dan voz a un supuesto diálogo interreligioso. Decimos “supuesto”, porque en un diálogo deben participar dos o más individuos, mientras que en las noticias aludidas el “diálogo” queda convertido en un monólogo encauzado por la fe cristiana. Es así como una vez más, La Razón convierte al Papa Francisco, en esta ocasión, en mediador pacifista y bondadoso dispuesto a dialogar con “los malos”, es decir, los musulmanes: “por ello, el papa implora y ruega humildemente a los países de tradición islámica aseguren la libertad religiosa a los cristianos, y recuerda la libertad que los creyentes del islam gozan en los países occidentales”. Esta cita, publicada el 26 de noviembre bajo el titular “El Papa dice que el islam rechaza la violencia y pide respeto a los católicos”, demuestra lo anteriormente explicado. El papa, desde su “humildad”, recuerda “la libertad que los creyentes del islam gozan en los países occidentales”. Una vez más se mezclan términos tan diferentes como religión y política. Son dos temas totalmente distintos: el hecho de que existan países con gobiernos autoritarios que gobiernan desde el islam (lógicamente, al ser autoritarios, los derechos van a ser limitados), con el hecho de que haya países democráticos en los que se reconoce el derecho a la libertad de culto. Es una cita engañosa que lleva a confusión y que solo convierte en negativa la imagen que se pueda tener de cualquier persona musulmana. Al mismo tiempo se da a entender que una persona musulmana que goza de derechos en un país occidental, por ser musulmana debe algo a cambio al país de ese gobierno, cuando en realidad deberían entenderse como iguales las obligaciones que cualquier ciudadano tenga ante la ley y el derecho, pertenezca a la religión que pertenezca. En síntesis, al entender los medios de comunicación como entes capaces de trasladar cualquier información al ámbito de la esfera pública, se infiere que estos, mediante la selección tendenciosa de una temática determinada, aportan una información interesada para que la sociedad elabore una imagen determinada sobre el islam en el imaginario colectivo. Se demuestra que el apenas existente goteo de informaciones que puedan favorecer al islam o, 30

simplemente, informar sobre esta religión de una forma neutral queda ahogado por el continuo flujo de noticias sobre temas relacionados con el islam que suscitan preocupación, miedo, e incluso incitan a la islamofobia. 5.2.2. Fotografía Al analizar las distintas estrategias que los medios utilizan para crear un estereotipo negativo sobre el Otro musulmán, no podemos pasar por alto el uso tendencioso de fotografías. Es innegable el gran significado que puede aportar una imagen al cuerpo de una noticia gracias a su enorme fuerza descriptiva. Como afirman Kress y Van Leeuwen (1998: 187), “el texto escrito ya no se estructura por medios lingüísticos, a través de conectores verbales y elementos verbales de cohesión […] sino visualmente, a través de la presentación, a través de la colocación y diseño de bloques de texto, de imágenes y otros elementos gráficos”. Por su parte, Moles (en AA. VV., 1973: 47), “establece que la imagen es un soporte de la comunicación visual que materializa un fragmento de medio óptico (universo perceptivo) susceptible de persistir a través del tiempo, y que constituye uno de los principales componentes de los ‘mass-media’”. Es frecuente encontrar en noticias relacionadas

con

el

mundo

islámico

fotografías en las que aparecen mujeres totalmente cubiertas o usando hiyab (velo islámico), aunque el tema no tenga nada que ver con ellas. En el artículo publicado en La Razón

el

2

de

junio,

“Caballo

de

Troya/Eurabia en 2050”, se expone un texto en el que mediante un discurso xenófobo (será analizado en otro apartado más adelante) se argumenta sobre una posible “invasión” e “islamización” de Europa en los próximos años. La imagen que aparece para ilustrar esta noticia que incita al miedo y a la

Imagen publicada en la noticia “Caballo de Troya/Eurabia en 2050”, en La Razón el 2 de junio de 2013

islamofobia es la de unas mujeres portando el típico hiyab mientras leen un libro que podría ser el Corán. Se habla de “invasión”, de “islamización de Europa”, y se ilustra con esta imagen en la que seguramente, las mujeres que aparecen en ella, nada tengan que ver con el tema xenófobo tratado en la noticia. Como explican Taibi y Maataoui (2006: 137), “las 31

fotografías de mujeres totalmente cubiertas a menudo se utilizan para cualquier tema relacionado con el mundo árabe o musulmán, las imágenes de pobreza o de inmigración acompañan noticias de diversa naturaleza, etc.”. Otro de los peligros que acontece en cuanto al uso de fotografías en noticias es el relacionado con las imágenes de archivo. Suelen emplearse con frecuencia imágenes “comodín” que podrían servir para ilustrar cualquier tipo de noticia referida al islam. El recurrir a imágenes de archivo que normalmente ilustran rasgos físicos diferenciales (como la vestimenta árabe), o escenas de pobreza y violencia, solo ayudan, una vez más, a potenciar el estereotipo que se tiene sobre el islam y la persona musulmana. El propio Libro de estilo de El País (2002) afirma en la sección quinta, dedicada a la fotografía, que “debe extremarse el cuidado con la publicación de fotos de archivo […], los redactores han de velar por que tal inserción de ilustraciones, al ser extraída del entorno que fueron tomadas, no dañe la imagen de las personas que aparezcan en ellas”.

Imagen publicada en la noticia “Vuelve el fantasma de Londonistán”, en El País en mayo de 2013

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Sin embargo, no siempre El País cumple con sus propias recomendaciones. Así, en mayo de 2013 se publica una noticia con el sensacionalista titular “Vuelve el fantasma de Londonistán”. En el cuerpo de la noticia se “explica” cómo Londres sigue siendo un lugar donde “se predica la guerra santa”. Se habla de terrorismo y fanatismo religioso dentro de “nuestro territorio”. Hablan de Londres como un “paraíso yihadista”, donde el islam se convierte en una amenaza. El lenguaje empleado en la noticia, ya de por sí alarmante, se convierte en más preocupante por la inclusión de una fotografía en la que aparece un musulmán orando en el suelo de una calle londinense sobre una alfombra. El pie de foto narra: “un musulmán reza en la acera de una calle de Londres, en el exterior de una mezquita, en 2011”. Una comparación abusiva por varios motivos. En primer lugar, no se puede llegar a saber si esa persona que reza, aparentemente sin crear ningún tipo de conflicto, es radical o no. En segundo lugar, se está creando una relación intrínseca entre una tradición musulmana que no tiene por qué afectar negativamente a la estabilidad de una sociedad y un hecho que sí que afecta a la seguridad social, que es el terrorismo. Es un método muy acusado de fomentar la islamofobia, mediante el uso de un discurso xenófobo y el acompañamiento de este con una imagen sesgada y, sobre todo, sacada de contexto. De hecho, desde el punto de vista de la lectura de los textos relativos al Otro, la imagen es importante, pues se establece una relación semiótica de anexión entre el texto y la fotografía: el primero se lee en función de la última (Taibi y Maataoui, 2006: 140). Casos en los que la imagen descontextualiza el significado real del cuerpo de la noticia también tienen lugar en La Razón. En el artículo, publicado el 30 de enero, “Francia acelera la expulsión de los imanes radicales”, se narra la política llevada a cabo por François Hollande para la expulsión de imanes radicales de Francia. La imagen que podemos ver a gran tamaño es la de un soldado maliense portando un fusil en un momento de rebelión. Se puede observar también la imagen de un detenido con sangre en el rostro en la ciudad Geo Imagen publicada en la noticia “Francia acelera la expulsión de los imanes radicales”, en La Razón el 30 de enero de 2013

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(Mali). Solo la primera frase

de la noticia hace referencia a Mali: “la guerra que François Hollande le ha declarado al terrorismo no sólo se libra en el exterior, en operaciones como la de Mali”. El resto del texto versa únicamente sobre el radicalismo musulmán dentro de las fronteras francesas. El uso de este tipo de imágenes, con un gran sesgo sensacionalista, puede inducir a confusión al estar sacadas de su contexto de referencia. Como explica Alonso (1995: 59), el enunciado de unas determinadas características atribuibles a un objeto o a una clase de elementos de cualquier especie está sometido a la fijación de unas coordenadas de referencia que sitúen la clasificación en un territorio acotado. Extraer la imagen de su contexto puede llevar al lector a relacionar esa situación de conflicto que refleja la imagen con el propio país francés. Tal vez, el uso de una imagen impactante que connota violencia y caos podría ser considerado como una estratagema para legitimar la política de expulsión que Hollande pretende llevar a cabo. Como síntesis de este apartado podemos extraer la necesidad de dedicar un especial cuidado a la selección de imágenes que acompañan a la noticia. No olvidemos la fuerza descriptiva e icónica que puede llegar a tener una fotografía; por lo tanto, usar imágenes que no ayuden a la creación de estereotipos y que no estén sacadas de contexto, moviendo así a la confusión, será un rasgo esencial que debería tenerse en cuenta dentro de la ética periodística en general y más concretamente en cuanto al tratamiento de informaciones sobre grupos sociales. 5.2.3. Lenguaje empleado: léxico, eufemismos, metáforas Tras el análisis de la temática y el uso de fotografías en noticias referidas al mundo islámico, procedemos a estudiar algunos elementos del lenguaje verbal empleado en la redacción. Se puede afirmar, de entrada, que la prensa escrita hace uso de un discurso verbal con connotaciones xenófobas. Este lenguaje se aprecia a veces directamente y en otras ocasiones hay que indagar con más detenimiento para descubrir las distintas estrategias que construyen este mensaje subliminal sobre el islam. Como decíamos líneas más arriba, los medios de comunicación son entendidos como artífices de significados que impregnan el imaginario colectivo. ¿Cómo construyen esos significados? Su arma más dañina, persuasiva e ideológica es, sin duda, el lenguaje verbal empleado. Los medios construyen la figura del inmigrante a través del léxico valorativo de la inmigración, un lenguaje no neutral que tiene una capacidad sobresaliente para influir en la

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opinión del lector y conformar una manera de entender la realidad (Crespo Fernández, 2008: 48). Una de las estrategias a las que aludimos reside en el uso de eufemismos. Por ejemplo en la noticia publicada en El País el 5 de febrero bajo el título “Un escritor danés crítico con el Islam sale ileso de un ataque delante de su casa”. Además del eufemismo del titular (“crítico con el Islam”), en el cuerpo de la noticia encontramos otras referencias a su ideología como “conocido por sus duras críticas contra el Islam” o “duro opositor al Islam”. Estos eufemismos esconden palabras que no quieren ser pronunciadas: racismo y xenofobia. El escritor había sido condenado previamente por afirmar que “las mujeres musulmanas eran violadas por sus tíos, primos y padres”, es decir, por hacer gala de una ideología claramente xenófoba. Este escritor danés, sin embargo es, al parecer, uno de los “nuestros” y, por lo tanto, El País considera que no debe juzgarlo tan duramente como hace con los “otros”. Como explica Crespo Fernández (2008: 48), optar por una voz eufemística constituye una expresión indirecta de valores implícitos que llevan consigo una carga afectiva o ideológica determinada. A veces, la caracterización negativa del inmigrante suele aparecer de forma implícita a través del disfraz del eufemismo, proceso útil en el discurso discriminatorio indirecto, ya que permite ocultar aspectos que no interesa descubrir llegando a esconder un discurso tendencioso mediante vocablos “políticamente correctos”. Durante el desarrollo de nuestro análisis del corpus de noticias seleccionado nos ha llamado particularmente la atención la forma de uso de dos términos, en concreto. El primero de ellos es yihad (o su derivado yihadista/s). En La Razón aparece en 131 ocasiones y en El País, en 81. En ningún momento se incluye un contexto que explique qué es en realidad la yihad para un musulmán. Los medios han acuñado un nuevo significado para la palabra yihadismo induciendo de este modo al desconocimiento del sentido más genuino del término, por parte de la sociedad. La prensa ha convertido el término yihadista en sinónimo de terrorista o fanático. Sin embargo, la yihad tiene un significado muy diferente según el Corán, donde se define como “el esfuerzo que todo musulmán debe realizar para que la ley divina reine en la Tierra”. Asimismo, en el texto sagrado musulmán se habla de yihad menor (lucha que el musulmán debe llevar a cabo consigo mismo para ser fiel a los valores que transmite el islam) y yihad mayor (lucha interna externalizada con la comunidad musulmana). Es obvio que, como ocurre con cualquier otra religión, estos conceptos pueden ser interpretados desde distintos puntos de vista. Pero si entendemos que la mayoría de musulmanes que existen a nivel mundial no son radicales, comprenderemos también que la 35

yihad es, para ellos, una forma de ser fiel a su propia religión de una forma pacífica y sana. ¿Por qué, entonces, se convierte en la prensa la acepción de yihad, tal como la interpreta el islamismo radical, en la norma universal del significado habitual del yihadismo? Encontramos, por ejemplo, en La Razón una definición de la yihad que sirve para ejemplificar perfectamente lo que acabamos de señalar. Se trata de la acepción recogida en la noticia publicada el 27 de mayo bajo el titular “Defensa alertará a Ceuta y Melilla por el efecto contagio”. En esta se habla sobre la posibilidad de que en estas dos ciudades se “contagie” el atentado cometido en Londres contra un soldado británico a plena luz del día. Narra también la existencia de un manual elaborado por Al-Qaeda, en el que supuestamente se enuncia que la “yihad individual es lo más indicado y ha empezado a dar resultados importantísimos”. El periodista se permite añadir entre paréntesis tras las palabras yihad individual su propia definición: ‘acciones criminales en solitario’. Sin duda, la aclaración que este periodista debería haber aportado sobre este significado de yihad es que, en todo caso, se trata de una interpretación de un grupo minoritario (Al-Qaeda) que dista radicalmente del significado que la mayoría de los musulmanes le atribuyen a esas mismas palabras. El segundo término aludido más arriba es el de islamista/s. En El País aparece 212 veces y en La Razón 390 (siempre en el corpus que sirve de base a este trabajo). La RAE define este término como ‘perteneciente o relativo al integrismo musulmán’. Sin embargo, en la prensa se hace uso de este vocablo de forma indiscriminada para todo tipo de musulmanes, sean radicales o no. En el artículo publicado en El País el 3 de julio con el titular “El (des)gobierno de Morsi” se somete a análisis la situación política en Egipto tras la destitución de Morsi (presidente del país en aquel momento, miembro de los Hermanos Musulmanes, y elegido en las urnas tras la expulsión de Mubarak). El periodista hace uso de islamistas para referirse a los simpatizantes de Morsi. Hayamos aquí el problema más común: se mezclan continuamente conceptos como la religión, la política y el fanatismo. Si el término islamista hace referencia a integrista, debería ser empleado únicamente para designar al musulmán fanático religioso, convirtiendo en incorrecto el uso de esta acepción para referirnos al musulmán común o al musulmán político. La consecuencia de este abuso consiste una vez más en la homogeneización de las personas musulmanas en un solo grupo ya que, según la prensa, “todos son islamistas”. En casos como estos Rodríguez González (1991: 90) habla de “maquillaje lingüístico como camino que conduce al engaño y al falseamiento de la realidad”. Otra de las estrategias discursivas de las que hace gala el discurso mediático que estamos analizando tiene que ver con el uso particular y tergiversado de la metáfora. El 36

lenguaje metafórico se emplea como un arma en la transmisión de valoraciones desfavorables del exogrupo étnico (Crespo Fernández 2008: 49). En un estudio clásico, Lakoff y Johnson (1980; en Crespo Fernández, 2008: 53) establecieron que “la metáfora estructura nuestro sistema conceptual, ofreciendo, al mismo tiempo, una particular percepción del mundo que nos rodea y un modo de dar sentido a nuestra experiencia”. Entendemos, entonces, que la metáfora ayuda a crear modos peculiares de entender la realidad, pensar y actuar. En lo referente a informaciones sobre la comunidad musulmana nos encontramos con metáforas de dos tipos: la primera es la metáfora como desastre natural. El musulmán aparece expuesto como un concepto cercano al caos, a lo incontrolable, es decir, queda convertido en una amenaza. En La Razón, en el artículo “Guerra santa a la vacuna de la polio”, se emplea la expresión “ola de ataques” para referirse a un grupo pakistaní de musulmanes radicales contrario a una vacuna. En la noticia “Pakistán, en la encrucijada”, del día 13 de mayo, se vuelve a hablar de la “ola islamista” que pretende llegar a Pakistán y “arrasar contra cualquier tipo de libertad”. En El País también se habla de una “ola islamista” en Tánger, en el artículo del 24 de marzo “¿Réquiem por Tánger?”. Este tipo de metáforas relacionan de manera intrínseca al islam y al mundo islámico con una “oleada”, una “avalancha” irrefrenable y descontrolada que viene hacia “nosotros”. El segundo grupo de metáforas está compuesto por aquellas relacionadas con la guerra. Rodrigo Alsina (2006: 42) afirma que el uso de este tipo de metáforas se ha visto reforzado a partir de los atentados terroristas perpetrados por el islamismo radical en Estados Unidos y España. La metáfora de la guerra induce a una sensación de amenaza más agresiva todavía, producto de un enfrentamiento más personal y directo; se concibe de este modo al musulmán como a un enemigo exterior (Crespo Fernández 2008: 54). En este caso, se habla continuamente de “guerra santa”, de violencia y de ira. Encontramos, en la noticia publicada en El País el 25 de mayo “Vuelve el fantasma de Londonistán”, metáforas de este tipo: “Y ha encontrado a los londinenses que en sus calles, como otras ciudades británicas se sigue predicando la guerra santa”. La noticia hace referencia al caso del asesinato a plena luz del día del soldado británico Rigby a manos de un radical islamista. Aparecen en este mismo artículo más metáforas que causan miedo o preocupación: “y el esquema se desplomó por completo con los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres, que abrieron los ojos de los británicos ante el monstruo que, a juicio de algunos, había ayudado a crear y que se conoció como Londonistán”. No parece necesario precisar que nos encontramos ante un discurso típicamente sensacionalista. El primer rasgo de ello es hablar de “los ojos de los británicos”, 37

como si todos ellos fueran un grupo homogéneo que se espanta ante el “monstruo islamista”. El autor de este texto olvida el gran porcentaje de musulmanes que habitan en la ciudad londinense. En segundo lugar, emplear un vocablo inventado como Londonistán contribuye a la manipulación al relacionar dos conceptos que poco tienen que ver entre sí. Como se aprecia, Londonistán es un nombre propio que se forma a imitación del de Pakistán o de Afganistán, queriendo connotar con ello la “islamización” de la capital inglesa. Al mismo tiempo, Londonistán se relaciona con el sustantivo monstruo, que refuerza la tergiversación. También podemos apuntar el caso de la noticia “Polvorín en Londres: un 67 % más de musulmanes y un 13 % menos de cristianos”, publicada por La Razón el 24 de mayo. El último párrafo de este artículo narra lo siguiente: Pero la verdadera bomba de relojería se encuentra en Londres. El 37,4% de la población musulmana de Inglaterra y Gales vive en la capital. Un millón de personas, el 12,4% de los londinenses, son seguidores del islam. Han aumentado en la última década un 67%, en comparación con los cristianos que han caído un 13%. Si a todo ello se añade un paro desbocado –de más del 50% en el barrio de Woolwich– y la falta de integración, el caldo de cultivo para la radicalización está servido.

Cabe destacar el uso de la expresión “bomba de relojería”, una metáfora que connota negatividad cuando se está refiriendo al número de musulmanes que habitan en Londres. Debemos tener en cuenta también el peligroso uso de cifras y porcentajes, por las repercusiones que pueden desencadenar. Una cifra suele ser entendida como un dato “científico o matemático”, es decir, puede ser considerado como real. Sin embargo, el uso de datos estadísticos también puede usarse de forma tendenciosa, como en el caso de esta última noticia, al comparar el porcentaje de aumento de población musulmana y el descenso de la cristiana. El mensaje que indirectamente transmite al incluir en una misma frase estas dos cifras es la clara muestra de la polarización existente en la prensa, en la que el aumento de población de “los malos” es un peligro, un problema, una “bomba de relojería”, al mismo tiempo que “nos” preocupa el descenso de población que forma parte de los “nuestros”, es decir, los cristianos. Por último, cabe referirse al uso de la acepción de integración, referida, según el periodista de la noticia, al millón de personas musulmanas que habitan en Londres. Daniel Wagman (2006: 209) explica que integración es un término ambiguo y usado universalmente pero que en muchas ocasiones se entiende mal. Y ello porque el concepto de integración esconde en muchos casos la idea de que, para que los inmigrantes puedan “integrarse”, tienen que modificar su forma de actuar y sus valores para adquirir los valores que son considerados “superiores”, es decir, los de la sociedad receptora (los “nuestros”). En ese caso, la integración se equipara a una mera aculturación o asimilación. El término

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integración, sin embargo, tiene un significado totalmente diferente y menos asismétrico (Giménez, 2006): En su acepción normativa, integración social se ha aplicado al proceso de incorporación o inclusión social de las minorías étnicas y las comunidades de inmigrantes en condiciones de igualdad de derechos y obligaciones con la mayoría y sin tener por ello que perder su identidad cultural propia.

A este respecto me gustaría citar un texto de Daniel Wagman (2006: 213), en el que se expone la postura que, a nuestro juicio, debería adoptarse respecto del concepto de integración: Hay una última crítica al uso actual del concepto de integración en referencia al inmigrante: se suele utilizar desde un talante profundamente autoritario. Un español puede ser maleducado, antisocial, insolidario, egoísta o irrespetuoso con sus conciudadanos, puede tener hábitos y gustos poco atractivos, pero jamás se plantea que deba integrarse. Lo único que se le puede exigir es que respete la ley y que pague sus impuestos (algo que, por otra parte, todos hemos intentado evadir en algún momento). Sin embargo, al extranjero se le exige que se integre. La ecuación se debería invertir: hablar de integración sólo tiene sentido si se sitúa en primer lugar la lucha en contra de la discriminación, la estigmatización, la segregación. El reto es derribar los obstáculos para la participación en la vida social, para el acceso a sus recursos y para el ejercicio de derechos, pero permitiendo que cada persona participe como, cuando y donde quiera. Ojalá que todas las personas dieran valor a la participación en la comunidad, pero esta participación no implica que las formas de vivir sean semejantes.

Cerramos este apartado con un último ejemplo en el que se puede observar el discurso xenófobo existente en la prensa española. Se trata de una noticia publicada en La Razón el 2 de junio y titulada “Caballo de Troya/Eurabia en 2050”. Prestamos atención al último párrafo, en concreto, (aunque el discurso islamófobo puede apreciarse a lo largo de todo el texto): Pero la predicción de las sudaderas 2050 no es un guiño ominoso que se deba desdeñar cuando el islamismo es más móvil y prolífico que el cristianismo. En Ceuta y Melilla ya no se sabe lo que somos. De matar a miles en las Torres Gemelas han pasado a degollar soldados de uno en uno. Que las tropas tengan que patrullar preventivamente los centros de Londres y París ya es suficiente anormalidad. Tienen tiempo, Eurabia espera.

Al igual que en la noticia anterior sobre Londonistán, en este caso se usa Eurabia, para condenar una posible islamización del continente europeo. El lenguaje del que se hace uso en este párrafo suscita prevención, relaciona al inmigrante musulmán como una amenaza que viene a “invadir Europa”, una amenaza que “mata y degolla”, una amenaza que obliga a “nuestros” soldados a patrullar las calles por “nuestra” seguridad. La causa de esta “invasión”, según el periodista, se debe entre, otros motivos, al descenso de personas cristianas y al aumento de personas musulmanas. Cabe concluir pues que el lenguaje verbal empleado en los diarios El País y La Razón durante el año 2013 utiliza estrategias como el eufemismo, la metáfora o el uso tendencioso de cifras, para proyectar un mensaje preventivo y xenófobo hacia el islam.

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5.2.4. Silenciamiento del Otro: ¿a quién damos voz? Como hemos podido ver hasta ahora, la prensa selecciona “qué” y “cómo” aparece en los medios, pero también selecciona a “quién”. En lo referido a la inmigración y a las minorías étnicas se observa a menudo una selección parcial de las personas que aparecen “alzando la voz” en el cuerpo de las noticias. El inmigrante elegido por la prensa es el inmigrante estereotipado. El “ilegal” que viene de África en patera antes que el que llega al aeropuerto, el “latin-king” peruano antes que el brillante chico marroquí en bachillerato, el delincuente rumano antes que el empresario pakistaní (Van Dijk, 2008: 19). Al realizar una selección no solo temática, sino de personajes involucrados en las noticias, estamos, una vez más, creando el estereotipo del inmigrante en general y del musulmán en concreto. La importancia del discurso periodístico reside no solo en su expresión textual, sino en el hecho de que implica interpretación y comprensión al adjudicar significado a los procesos sociales y a los modelos de pensamiento (Nash, 2005: 19). Si solo damos voz a musulmanes radicales y apenas nombramos al musulmán común, alejado de todo tipo de radicalismo, estamos proporcionando un significado concreto al concepto de musulmán. Partimos de la hipótesis en la que entendemos nuestra identidad personal sobre la base de la construcción de las identidades del Otro. ¿Qué construcción de nosotros mismos podremos crear, si solo conocemos una identidad del Otro que no se ajusta con la realidad por estar manipulada? Como explica Stuart Hall (1997: 226; en Nash, 2005: 21): “la representación es un asunto complejo y, especialmente, cuanto tiene que ver con la diferencia, evoca sentimientos, actitudes y emociones y moviliza miedos y ansiedades en el lector”. Si retomamos aquí las recomendaciones para una comunicación ética sobre minorías étnicas, del Colegio de Periodistas de Cataluña, veremos que en su cuarto artículo se afirma lo siguiente: “ecuanimidad en las fuentes de información, además de la obligación de contrastar las fuentes oficiales”. Y Teun A. van Dijk (2008), por su parte, también recuerda la necesidad de caracterizar a las personas pertenecientes a estas minorías como si fueran unos ciudadanos más, además de evitar el uso de estereotipos, tratando siempre la información referida a “Ellos” como trataríamos la referida a “Nosotros”. Dentro de esta selección de personas “con voz” en las noticias publicadas en la prensa española, encontramos también que no todos los extranjeros son tratados del mismo modo. A través de la elección de fuentes la prensa crea los conceptos de “inmigrantes integrables” e 40

“inmigrantes no integrables” (Granados Martínez 2006: 61). Los primeros constan como aquellos que son considerados como más parecidos a nosotros, como por ejemplo personas latinoamericanas, por el uso de una lengua común y por las cercanía culturalm como por ejemplo una tradición relacionada con una misma religión, la cristiana. El grupo de los “no integrables” está formado por aquellos que son considerados más diferentes culturalmente, es decir, por los musulmanes. Observamos casos de noticias, sobre todo en La Razón, que dan voz al papa, líder religioso de los católicos, pero jamás encontramos una noticia que dé voz de una forma positiva a un líder religioso de cualquier otra religión. En la noticia publicada en este diario, el 30 de marzo, con el título “El papa dice en su primer Vía Crucis que la Cruz es la respuesta del mal”, se dedica un texto entero para dar voz al mensaje evangelizador de este líder católico. No olvidemos que una información, para que pueda ser considerada noticia, debe ser ante todo de relevancia social. En este punto, es relevante conocer el mensaje que la fe cristiana pretende transmitir solo si nos es posible poder compararlo con mensajes transmitidos también por otro tipo de religiones. Según Teun van Djik (2008), el periodismo hace uso de fuentes que, en general, son consideradas confiables y legítimas por la sociedad para aportar credibilidad a sus informaciones sobre el Otro árabe. Ejemplificamos esta estrategia con el caso del columnista Manuel Coma. En el año 2013 publica artículos de opinión de forma continuada sobre la religión islámica (hemos hablado anteriormente de la antipatía, demostrable, de este escritor hacia el islam). ¿Por qué La Razón no da voz a aquellas fuentes que pueden hablar positivamente sobre la religión musulmana? En el año 2013, podemos encontrar también publicadas en La Razón algunas entrevistas realizadas a expertos en temática musulmana, como la del Director de Investigación del CNRS, Sebastián Roché, o la del rector emérito del Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islámicos de Roma, Justo Lacunza Balda. Como explican Taibi y Maataoui (2006: 134), existen varias formas de silenciar a los grupos dominados. Una de estas maneras de silenciamiento consiste en no dar la palabra: La exclusión de un grupo social […] o el control y la restricción de su acceso a los medios de comunicación, a las reuniones, a ciertas situaciones comunicativas, etc. es una forma de silenciamiento o […] dominación discursiva o discriminación comunicativa. Es bien sabido que los medios de comunicación hacen una selección consciente e ideológica de los materiales, noticias, puntos de vista, fuentes de información, etc. Es igualmente sabido que los centros de poder o los grupos sociales que ostentan el poder (políticos, empresarios, grupos étnicos dominantes, etc.) tienen más acceso a los medios que los dominados […]. Por lo tanto, esta mera selección y operación de gatekeeping es una práctica de silenciamiento de los grupos sociales dominados o carentes de poder, entre los cuales se encuentran los inmigrantes en general y los árabes y musulmanes en particular.

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Para analizar la estrategia discursiva en El País y La Razón, basada en el silenciamiento de los grupos dominados, partimos de la propuesta enunciada por Taibi y Maataoui (2006: 134). Estos autores establecen que: Una estrategia general y generalizada en el juego de poder entre grupos sociales es el silenciamiento del Otro, es decir que en un mundo o contexto donde existen varias voces o distintos discursos o discursos competitivos se suprime u oprime o sofoca la voz y el discurso de los grupos dominados para mantener la dominación discursiva, y por lo tanto, factual del grupo dominante.

Complementariamente, las fuentes que inicialmente pueden ser consideradas como positivas aparecen en ocasiones “envenenadas”. La Razón publica el 2 de junio una noticia titulada “El peligro del gueto”. En ella se habla de la posibilidad de que en España se repitan sucesos como el atentado de Boston o el asesinato en Londres a plena luz del día de un soldado británico en manos de un fundamentalista. Ante esta posibilidad, aparece una voz que “defiende” a la comunidad islámica: Antonio García Petite, abogado y presidente del Comité de Defensa del islam y del Observatorio de Islamofobia lo ve en cambio poco probable. Al menos, de momento: “La inmigración en España es demasiado reciente, tiene apenas 21 años: la segunda generación es aún muy joven y quienes han provocado disturbios en Francia y Suecia pertenecen a la tercera o cuarta. El contingente musulmán en nuestro país proviene sobre todo de Marruecos y es un colectivo de un nivel formativo escaso y, por las condiciones políticas de su país están completamente desideologizados. Pero es que, además, en España no hay guetos”.

Nos hemos referido a esta aportación como envenenada por lo siguiente: el lector va a entender que habla a favor del islam por ser presidente de un Comité de defensa del islam. Sin embargo, a pesar de estar diciendo que en España “no debemos temer una posible oleada de ataques terroristas” el mensaje que da sobre la comunidad islámica es negativo. Al estar justificando, aportando motivos aparentemente “lógicos”, tales como la “inmigración en España es reciente” o que la inmigración musulmana en España proviene “de Marruecos”, está aceptando indirectamente que todo musulmán puede ser susceptible de ser terrorista. Destaca además la nula relevancia del dato “es un colectivo de un nivel formativo escaso”, que no solo generaliza sino que fomenta el estereotipo negativo sobre el inmigrante magrebí. Como explica Bañón Hernández (2007: 33) los eventos étnicos son casi exclusivamente definidos por “nuestras” élites y cuando las de los otros pueden tomar la palabra de forma incidental, es poco productivo, dado que “ellos” son representantes que, en realidad, difícilmente pueden concebirse como tales, ya sea porque, por ejemplo, se trate de extremistas, ya porque estén plenamente de acuerdo con lo defendido por “nosotros”. Debemos hablar también de casos en los que se da voz de una forma positiva. La Razón publica el 2 de junio la siguiente noticia: “La segunda generación ya es de aquí”. Es un artículo protagonizado por una familia musulmana en la que vierten declaraciones a favor del 42

islam: “el odio no tiene nada que ver con la religión. Es todo lo contrario […]; el Corán dice que si matas a una persona es como si hubieras matado al mundo entero […]; tener barba y estar en una mezquita no quiere decir que sean imanes. Uno verdadero nunca te diría que hay que matar”. Artículos como este deberían aparecer con mucha mayor frecuencia, es decir, deberían convertirse en un discurso habitual (por otro lado, no serían necesarias estas explicaciones si no existiera un estereotipo que relaciona al islam con terrorismo y violencia). En El País también encontramos algún caso en el que de forma positiva se le permite defenderse a un musulmán “normal”. Como ejemplo podemos exponer la noticia, publicada el 1 de febrero, “Tombuctú sale del infierno yihadista”. En ella se habla de la liberación de un pueblo africano de radicales musulmanes. Es muy favorable para la comunidad islámica que se incluyan aportaciones como la siguiente: “lo hacían en nombre del islam, pero no eran buenos musulmanes. Entraban en las mezquitas con sus armas y eran unos mentirosos y traficantes” (en referencia a los musulmanes radicales). Es una forma de dar a entender que no todos los musulmanes son terroristas o fanáticos religiosos, aunque, como se explicaba líneas más arriba, la escasez de este tipo de voces queda eclipsada por la abundancia de voces peyorativas. Otra de las formas que existen de silenciar, según Taibi y Maataoui (2006: 134), es precisamente dando la palabra a determinados individuos del colectivo que se pretende estigmatizar. Por ejemplo, en la noticia “¡Que le corten la cabeza!”, publicada el 29 de septiembre en el El País, se da voz a dos islamistas radicales en cuya boca se ponen declaraciones de tono muy agresivo contra las actuaciones públicas de ciertas artistas del espectáculo: “si me encuentro con esas putas, tendré el honor de ser el primero en cortar sus cabezas: Madonna y Britney no deben seguir difundiendo su cultura satánica en contra del Islam”; “si siguen tentando a los hombres para alejarlos del Islam, serán consideradas prostitutas y castigadas con la lapidación o con 80 azotes”. Cuando los medios de comunicación seleccionan “portavoces aleatorios” del colectivo árabe o musulmán lo que hacen es silenciar al grupo social o cultural en cuestión, incluso dándole la palabra (Taibi y Maataoui, 2006: 135). Es decir, si damos la palabra a este discurso esquizofrénico en el que se habla de “cortar cabezas” y “lapidación”, sin explicar que es un caso aislado, emitido por dos “esquizofrénicos radicales” cuyo comportamiento nada tiene que ver con los millones de musulmanes que habitan en todo el mundo, estamos silenciando a la mayoría. Silenciamos la forma de pensar musulmana más común, sus valores, sus creencias, su fe, todo esto queda

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suplantado por testimonios como el que se publican en esta noticia de El País, totalmente descontextualizado. Como explican Taibi y Maatoui (2006: 135): Los medios constante y continuamente realizan procesos de selección (de fuentes, participantes, formas lingüísticas, presentaciones gráficas, etc.), en este caso seleccionan muestras que, por un lado, no logran transmitir ningún mensaje ideológico efectivo y por otro, perpetúan la imagen de incompetencia, irracionalidad, etc. que tiene de sus respectivos colectivos.

5.2.5 Titulares El titular destaca por su importancia en el sentido de que es el encargado de llamar la atención del lector para invitarle a quedarse a leer el resto de la noticia. No obstante, pocos lectores leen todos los artículos de un periódico de principio a fin. En muchas ocasiones se lee únicamente el titular y, por lo tanto, la información que incluyamos, la impresión que pretendamos transmitir a través del titular será la que impacte en la mente del lector que solo (h)ojea el periódico en busca de titulares. El Libro de estilo de El País dedica una sección a esta cuestión en la que recomienda lo siguiente, en sus dos primeros artículos: “los titulares constituyen el primer elemento de información. Sirven para centrar la atención del lector e imponerle su contenido” y “los titulares han de ser inequívocos, concretos, asequibles para todo tipo de lectores y ajenos a cualquier clase de sensacionalismo”. Sin embargo, en muchas ocasiones, tanto El País como La Razón se apartan mucho de las recomendaciones anteriores. El sensacionalismo de los titulares también es criticado por Rodrigo Alsina (2006: 49): “se propone no potenciar las informaciones negativas ni las sensacionalistas. Se trata de evitar crear inútilmente conflictos y de dramatizarlos”. Como ejemplo podemos aportar titulares de El País como “¡Que le corten la cabeza!”, noticia en la que se hacen públicas las polémicas declaraciones de un líder religioso pidiendo la lapidación de artistas famosas; o la noticia “La ira del Bin Laden birmano”, en la que se narra el conflicto existente entre budistas y musulmanes en Birmania; o la ya mencionada noticia “Vuelve el fantasma de Londonistán”. Existen también titulares teñidos de sensacionalismo en La Razón: “España, nido islamista”, “España, terreno abonado para el yihadismo salafista”, “El peligro del gueto”, “Cataluña, imán del salafismo”. Estos últimos titulares muestran la insistencia del discurso periodístico por hablar del islam como una posible invasión. Según los estudios realizados por Granados Martínez (2006: 61) los titulares de los periódicos españoles se empeñan en identificar al extranjero y cuantificarlo además en términos que denotan invasión, ocupación, irrupción, etc. Además, el autor explica que mediante los titulares se puede observar por qué son noticia (2006: 63): 44

Son noticia, en primer lugar, porque causan molestias en los barrios en los que viven y en los lugares en los que se instalan, tanto al vecindario como a las autoridades locales. Son noticia porque su presencia, actual o futura, es diagnosticada y vaticinada por los expertos y responsables políticos como una invasión difícil de digerir por la sociedad española.

En los titulares seguimos encontrando la presencia de la polarización existente en el discurso sobre la que hemos ido hablando a lo largo del texto. Observamos titulares en El País como “Una localidad de Indonesia prohíbe a las mujeres montar a horcajadas en moto”, “La ira islamista acorrala a cristianos en Egipto”, “Las mezquitas como campo de batalla” o, uno de los más llamativos, “Un buen chico con malas compañías”. A través de la publicación de titulares de este tipo, los casos aislados se convierten en “la norma” del islam. El último titular toma sentido tras la lectura del cuerpo de la noticia: versa sobre el recurrente tema durante el año 2013 del asesinato terrorista en Londres. A lo largo de la noticia se explica cómo este chico, antes cristiano, perteneciente a una buena familia cristiana, comenzó a juntarse con “chavales” musulmanes en el barrio en el que habitaba. El titular se permite el uso de adjetivos calificativos para calificar de “buenas” las prácticas cristianas del joven antes de su conversión y culpa del asesinato cometido al islam, a esas “malas compañías” musulmanas con las que el asesino se juntó. La Razón publicó también, sobre este mismo tema, una noticia con el siguiente titular: “Un alumno brillante que usó el islam como arma contra sus padres cristianos”. La primera argucia manipuladora consiste en comparar la religión musulmana con un arma. La segunda, en el uso del término “cristianos” para referirse a la familia del joven. ¿Es más impactante el crimen, es causa de más dolor para sus padres porque estos sean cristianos antes que musulmanes? Es un término que no aporta información necesaria para el entendimiento de la historia y que solo incide en la polarización. Estos ejemplos indican claramente cómo se construye un discurso como si se tratase de un conflicto entre Dios y el Diablo, conflicto en el que “Nosotros” defendemos los valores básicos de los países más progresistas del planeta, frente a las reacciones virulentas de los “Otros” (Bañón Hernández, 2007: 62). El titular de una de las noticias que habíamos incluido como positiva en el apartado sobre “Temática” también esconde un significado oculto. Es el titular de la noticia publicada en El País como “Devotas de Alá… y de Armani”. El uso de puntos suspensivos, la insistencia de nombrar a Alá, cuando la noticia versa únicamente sobre un blog de moda cuya bloguera es musulmana, es la clara muestra de cómo hasta los temas positivos son presentados y expuestos con claras connotaciones negativas. Ese rasgo positivo, en vez de ser enfocado desde un ángulo normalizador, es presentado como un rasgo atípico. Por otro lado, ¿nombraríamos a Dios, si el objeto de nuestro reportaje fuera una persona católica? Es por 45

ello por lo que Maataoui (2006) explica esta estrategia como un procedimiento de disfunción del Otro: “cuando se presentan agentes sociales, políticos o culturales del Otro, se hace hincapié en su atipicidad. Se nos presenta a un personaje fuera de las dimensiones de nuestro tiempo y espacio”. Para concluir, resaltamos dentro de este apartado la necesidad de prestar especial atención a la redacción de los titulares, por ser la parte del texto que más protagonismo toma y que impregna con mayor perpetuidad en la mente del lector. El periodista debe aprender a eliminar titulares en los que se incida a la polarización, el estereotipo, o el miedo a la amenaza.

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6.

CONCLUSIONES

Tras la realización del trabajo creemos documentada suficientemente la presencia de una tendencia islamofóbica en los dos periódicos nacionales examinados, La Razón y El País. De esta actitud racista y xenófoba, difundida ampliamente en el cuerpo social, los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad. Si centramos nuestro foco de atención en la prensa escrita española, observamos una serie de estrategias discursivas que siguen, apoyan o enfatizan el discurso colectivo existente en nuestra sociedad, que relaciona al islam con terrorismo, machismo o fanatismo. Esta relación es posible gracias al empleo de una serie de estrategias discursivas (e icónicas). La selección de la temática que va unida al mundo islámico va a tener siempre (o casi siempre) connotaciones negativas. Se eligen temas en los que se homogeneiza al total de la población islámica en un grupo casi siempre violento, antidemocrático, irascible, fanático y machista. Los medios obvian la inclusión de noticias positivas sobre temática cultural, económica, social, etc. Incluso cuando leemos una noticia sobre el islam que aparentemente presenta un trato positivo, al analizarla encontramos matices que nos vuelven a llevar a una relación presentada como problemática. Suele enfocarse este tipo de noticias desde un prisma paternalista en el que se acentúa todavía más la polarización existente entre “Ellos” y “Nosotros” y se confunde el significado productivo de integración con un significado de autoridad. La imagen y el uso de fotografías es también un importante recurso que la prensa puede utilizar para construir significados que impacten directamente en el ámbito de la opinión pública. Las imágenes de archivo sobre personas musulmanas poniendo en práctica su cultura y tradiciones son en ocasiones sacadas de su contexto original para ser conectadas con noticias que hablan (una vez más) de violencia, invasión, fanatismo religioso, etc. Debería prestarse mayor atención al empleo de fotografías de archivo: la capacidad de manipular a través de las imágenes es un arma muy poderosa. Los titulares, además, por ser la parte del artículo que penetra con mayor rapidez (junto con la imagen), sin que muchas veces sea leída la totalidad de la noticia, merecen especial cuidado y atención a la hora de evitar el discurso discriminatorio contra un colectivo social. 47

El lenguaje verbal, a través de las metáforas y de una adjetivación sesgada, se convierte en un motivo más de preocupación. Hemos podido observar enunciados en los que se condena de una forma injusta a la persona musulmana. El principal error suele ser la omisión de un contexto que permita al lector entender la información de la forma más imparcial posible. Se tiende, en primer lugar, a islamizar a todo árabe sin dar espacio a aquellos árabes, por ejemplo, que no sean creyentes o que sean musulmanes, pero no practicantes. En segundo lugar, existe una tendencia por marcar una frontera lingüística entre “Ellos” y “Nosotros”. El discurso en prensa pretende silenciar “nuestros” defectos. Aunque sean los mismos que los “suyos”. Los elementos más reaccionarios del islamismo –observables, por lo demás, en mayor o menor medida, en todos los grupos humanos– son expuestos ante el mundo como si fueran una norma aplicable a toda persona adscrita a la fe musulmana. Sus virtudes y sus aciertos son silenciados como si no existieran. El bombardeo de noticias de este tipo sobre el musulmán es continuo y se ha convertido en causa diaria de sufrimiento para las personas que padecen islamofobia. Por ello, es imprescindible que el periodismo cumpla con su labor social, que ayude a generar una información equitativa y contextualizada. De este modo podrá generarse una opinión pública con elementos de juicio ecuánimes. Tal vez sería necesario un refuerzo de los códigos deontológicos y la creación de comités que defiendan una forma imparcial y veraz de comunicar sobre las minorías. Se han utilizado durante todo el trabajo los vocablos “Ellos” y “Nosotros” para que la explicación que se pretendía llevar a cabo sobre la separación que el discurso mediático ha creado pudiera entenderse de forma adecuada. Sin embargo, este trabajo pretende también hablar sobre una necesidad. La necesidad de que el periodismo dé un giro a su discurso y preste mayor atención a la información que publica sobre minorías sociales. También sobre la necesidad de que la población de Occidente, “tan democrática” como la prensa pretende hacernos ver, se esfuerce por conocer el significado productivo y genuino de la palabra integración y, sobre todo, por llevarla a cabo en práctica. Tal vez de esta forma sea posible algún día llegar a romper esa frontera creada a través de estrategias discursivas y evitar que en futuros trabajos tenga que volver a hablarse de “Ellos” y “Nosotros”.

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7.

ANEXOS

Se proporciona aquí el listado de titulares de las noticias que conforman el corpus analizado. El texto íntegro ha sido incluido en la versión electrónica del trabajo por el mismo orden que se indica aquí. Listado de titulares de las noticias relacionadas con el mundo islámico publicadas en la edición online de El País durante el año 2013. Aparecen ordenadas cronológicamente. 1. Una localidad de Indonesia prohíbe a las mujeres montar a horcajadas en moto. 03/01/13 2. Los yihadistas de Malí alcanzan las posiciones del Ejército en el sur del país. 0/01/13 3. El trágico final de Alion Touré. 20/01/13 4. Túnez: pulso islamista contra la democracia. 05/02/13 5. Tombuctú sale del infierno yihadista. 01/02/13 6. Un escritor danés crítico con el islam sale ileso de un ataque delante de su casa. 05/02/13 7. Los rebeldes aplican la ley islámica para juzgar los delitos cometidos en su zona de control. 05/02/13 8. Las relaciones con el islam, marcadas por un mal inicio. 13/02/13 9. El primer ministro de Túnez ultima la formación de un Gobierno de tecnócratas. 13/02/13 10. España ofrece a Rabat cambiar su ley de adopción para reconocer la tutela islámica. 17/02/13 11. ¿Réquiem por Tánger? 24/03/13 12. La conversión de los imanes. 25/03/13 13. Balance para una primavera. 03/04/13 14. Egipto: de la risa al llanto. 04/04/13 15. Yihad feminista en ‘topless’. 06/04/13 16. Devotas de Alá…y de Armani. 12/04/13 17. Devotos demócratas. 09/05/13 18. El monarca navega entre dos aguas. 09/05/13 19. Islamistas y laicos chocan en Marruecos. 09/05/13 20. El honor de los musulmanes (continuación) 20/05/13 21. El agente 007 de Marruecos en Cataluña. 19/05/13 22. La guerra en Siria, cada vez más sectaria y violenta. 19/05/13 23. Protestas contra los musulmanes y ataques a las mezquitas en Londres. 23/05/13 24. Los detenidos son británicos de origen nigeriano conocidos por la policía. 23/05/13 25. Un buen chico con malas compañías 24/05/13 49

26. Amina: sola frente a los radicales. 26/05/13 27. Vuelve el fantasma de “Londonistán” 25/05/13 28. La Haya rechaza que Libia juzgue a Saif el Islam. 31/05/13 29. La cultura en Egipto se planta ante el acoso de los islamistas. 31/05/13 30. El arte islámico visto a través de una luz universal. 21/06/13 31. El (des) gobierno de Morsi. 03/06/13 32. El islamismo político egipcio se fragmenta. 02/07/13 33. Asghar Ali Engineer, teología islámica de la liberación. 34. Túnez se desmarca de Egipto. 05/07/13 35. Egipto: tercera revolución. 10/07/13 36. El gobierno egipcio estrecha el cerco sobre los Hermanos Musulmanes. 10/07/13 37. Una multitud islamista pide en El Cairo, la restitución de Morsi. 12/07/13 38. Los actores clave de la crisis egipcia. 15/07/13 39. Voces laicas en el Islam. 21/07/13 40. La añoranza de la grandeza perdida. 19/07/13 41. Hermanos Musulmanes: el poder vuelve a la sombra. 21/07/13 42. Imputado por blanqueo un líder de la comunidad islámica de Salt. 24/07/13 43. El órgano de los musulmanes en España condena el ‘golpe’ militar en Egipto. 29/07/13 44. La quinta columna. 11/08/13 45. La ira del Bin Laden birmano. 12/08/13 46. Las guerras árabes de religión. 16/08/13 47. “No quiero tomar decisiones que no comparto”. 14/08/13 48. Las mezquitas como campo de batalla. 17/08/13 49. Nigeria anuncia que es “muy probable” que el líder de Boko Haram haya muerto. 20/08/13 50. Los islamistas egipcios pierden las calles. 23/08/13 51. La ira islamista acorrala a los cristianos en Egipto. 23/08/13 52. Los aluíes luchan por su supervivencia. 29/08/13 53. La lucha por el dominio de Oriente Próximo. 02/09/13 54. Literatura contra los daños colaterales desde Pakistán. 15/09/13 55. Una ‘miss’ con velo islámico. 19/09/13 56. Los rebeldes sirios combaten entre ellos. 21/09/13 57. ¡Que le corten la cabeza! 29/09/13 58. Turquía anuncia reformas democráticas que beneficiarán a kurdos islamistas. 30/09/13 59. El islamismo enarbola su emblema. 30/09/13 60. Tombuctú, la vida después de la guerra. 11/10/13 61. De Israel a la yihad siria. 13/10/13 62. El Islam ‘poligonero’. 20/10/13 63. El arte islámico bajo una nueva luz. 24/10/13 64. Reino Unido emitirá bonos islámicos. 29/10/13 65. Damasco: un espejismo de normalidad en el corazón de la guerra siria. 03/11/13 66. Arabia Saudí reprocha a EEUU su nueva política en Oriente Próximo. 02/11/13 67. Erdogan marca el paso a los turcos. 09/11/13 50

68. El gobierno egipcio arrebata las mezquitas a los islamistas. 17/11/13 69. El parlamento libio proclama la ‘sharía’ como fuente de derecho. 04/12/13 70. Prohibir sirve de poco cuando se trata de fundamentalismos. 13/12/13 71. Las huellas de Raquel en Waziristán. 14/12/13 72. Egipto, represión y Constitución. 28/12/13 Listado de titulares en relación a la comunidad islámica publicados en la edición online de La Razón durante el año 2013. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Tombuctú, ciudad fantasma. 12/01/13. El santuario yihadista. ¿Una misión legal? 16/01/13. Sin esperanza para el legado de al-Ándalus en Tombuctú. 20/01/13. Una embajadora, juzgada por defender a Asia Bibi. 23/01/13. Francia acelera la expulsión de los imanes radicales. 30/01/13. Al Nahda muestra su músculo mientras sigue incertidumbre sobre nuevo Gobierno. 09/02/13. 8. Al Assad felicita a Ahmadineyad por el 34 aniversario de la Revolución Islámica. 12/02/13. 9. Judíos y musulmanes destacan el diálogo interreligioso de Benedicto XVI. 11/02/13. 10. La vida secreta de un “lobo solitario”. 16/02/13. 11. Guerra santa a la vacuna de la polio. 24/02/13. 12. La Policía identifica al asesino del líder de la oposición Belaid como un miembro de un grupo radical. 26/02/13. 13. Maldivas. 14. El caso Vatileaks en la mesa del precónclave. 04/03/13. 15. ¿El momento de África? 05/03/13. 16. Mali y la reforma del islam. 17. El islamismo avanza en la República Centroafricana. 18. El papa dice en su primer Vía Crucis que la Cruz es la respuesta al mal. 30/03/13. 19. La fiscalía egipcia ordena arrestar a un humorista crítico con el presidente Mursi. 30/03/13. 20. Líder de Al Qaeda llama a la unión de los musulmanes para crear un estado islámico. 07/04/13. 21. El “imán de la revolución egipcia” desafía al Gobierno y da un sermón en una mezquita. 12/0413. 22. Los hermanos Tsarnaev, formados en las aulas americanas. 20/04/13. 23. El enemigo en casa. 24. EEUU rastrea las relaciones de los Tsarnaev con grupos terroristas. 21/04/13. 25. Al Qaeda en casa. 26. Tras la pista del predicador Misha. 25/04/13. 27. España, nido islamista. 29/04/13. 28. Vacaciones sin violar la Sharia. 01/05/13. 29. Al menos 15 muertos en las protestas de la ley antiblasfemia en Bangladesh. 06/05/13. 30. 21 muertos en protestas islamistas por una ley antiblasfemia en Bangladesh. 06/05/13. 31. Sharif prepara una alianza de Gobierno en Pakistán con partidos menores. 12/05/13. 32. Pakistán, en la encrucijada. 13/05/13. 33. AQMI amenaza al partido gobernante tunecino Al Nahda y expresa su apoyo a los salafistas. 22/05/13. 51

34. David Cameron: “Nada en el Islam justifica el asesinato del soldado”. 22/05/13. 35. El alcalde del Londres: es “tremendamente probable” que el ataque sea un atentado terrorista. 22/05/13. 36. Los servicios de seguridad británicos conocían a los sospechosos de Londres. 23/05/13. 37. Al Muhajiroun, una organización con claros nexos con el terrorismo islamista. 23/05/13. 38. Dos detenidos más en relación con el asesinato del soldado en Londres. 23/05/13. 39. Los límites de la tolerancia. 40. Un alumno brillante que usó el islam como arma contra sus padres cristianos. 24/05/13. 41. Polvorín en Londres: un 67 % más de musulmanes y un 13 % menos de cristianos. 24/05/13. 42. Los errores del MI5, en el punto de mira. 25/05/13. 43. Ésa. 44. El MI5 ofreció trabajo a uno de los supuestos autores del ataque de Londres. 25/05/13. 45. Downing Street pondrá en marcha un grupo especial para casos de extremismo. 26/05/13. 46. Uno de los asesinos del soldado fue detenido en Kenia por liderar un grupo islamista. 26/05/13. 47. Defensa alertará a Ceuta y Melilla por el “efecto contagio”. 27/05/13. 48. Michael Adebowale, en el banquillo por el asesinato del soldado de Londres. 30/05/13. 49. Mueren un británico y una estadounidense que luchaban con los rebeldes sirios. 31/0513. 50. Los choques entre ultranacionalistas y antifascistas en Londres dejan 31 detenidos. 01/06/13. 51. Imputado formalmente el segundo sospechoso de la muerte del soldado Rigby. 01/06/13. 52. España, terreno abonado para el yihadismo salafista. 02/06/13. 53. El peligro del gueto. 02/06/13. 54. La segunda generación ya es de aquí. 02/06/13. 55. Cataluña, imán del salafismo. 02/06/13. 56. Caballo de Troya/Eurabia en 2050. 02/06/13. 57. Miss Mundo elimina la competición de bikinis en su certamen en Indonesia. 06/06/13. 58. La Turquía moderna se defiende en las calles. 59. ¿Qué Primavera Árabe? 60. Las activistas de Femen, condenadas en Túnez a cuatro meses de cárcel. 12/06/13. 61. 600 terroristas procedentes de Europa han combatido contra Asad. 22/06/13. 62. El líder de los yihadistas tenía contacto directo con Al Qaeda. 23/06/13. 63. ¡Adios Turquía! 64. Al Qaeda llama a recuperar Ceuta y Melilla. 01/07/13. 65. ¿Hay posibilidad de un acuerdo? 02/07/13. 66. Golpe de Estado en Egipto. 04/07/13. 67. Obama pide el regreso a un gobierno civil. 04/07/13. 68. Israel teme que la inestabilidad del país genere violencia en el Sinaí. 05/07/13. 69. Egipto, ¿Y ahora qué? 05/07/13. 70. ¿Un gobierno con los Hermanos Musulmanes? 06/07/13. 71. Los salafistas complican la elección de El Baradei como primer ministro. 07/07/13.

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72. Más de 300.000 musulmanes que viven en Cataluña inician el mes del Ramadán. 08/07/13. 73. Egipto anuncia una reforma de la Constitución y elecciones en 2014. 09/07/13. 74. Egipto y sus vecinos. 75. Naguib Sawaris: “Invertiré como nunca antes en mi país”. 16/07/13. 76. Al Qaeda lanza una nueva revista para difundir la yihad que incluye referencias a España. 21/07/13. 77. La inverosímil democracia. 78. EL papa pide a musulmanes y cristianos que sean “promotores de respeto mutuo y amistad”. 02/08/13. 79. Democracia e islam político. 80. Epitafio de una política exterior. 08/08/13. 81. El vicepresidente del Gobierno interino presenta su dimisión. 15/08/13. 82. La violencia arrasa las callas en el “día de la ira”. 17/08/13. 83. Pánico en la comunidad copta tras el ataque a 53 de sus iglesias. 16/08/13. 84. El Ejército defiende su mano dura. 19/08/13. 85. El Ejército egipcio desmantela la cúpula de la Hermandad. 21/08/13. 86. Un test de virginidad para la admisión al instituto en Indonesia. 21/08/13. 87. Sentenciado a muerte el autor de la masacre de Fort Hood de 2009. 28/08/13. 88. El censo de “burkas” enfrenta de nuvo a musulmanes y el Govern. 28/08/13. 89. Al menos un muerto y 36 heridos en choques entre partidarios de Morsi y vecinos. 30/08/13. 90. Guerra en la tierra por el poder de Dios. 31/08/13. 91. Hermanos fraticidas. 01/09/13. 92. Indonesia traslada la final de Miss Mundo a Bali ante las protestas. 08/09/13. 93. Amor Musa elegido presidente del comité que enmendará la Constitución egipcia. 08/09/13. 94. Una tercera “vía” árabe. 95. El ascenso de Putin. 14/09/13. 96. El mar de todas las batallas. 19/09/13. 97. Un atentado contra una iglesia de Pakistán deja 79 muertos. 22/09/13. 98. Hermanos Musulmanes tachan de “político” el fallo que prohíbe sus actividades. 23/09/13. 99. Al Shabab desmiente que una mujer británica haya participado en el asalto. 24/09/13. 100. República islámica de siria. 26/09/13 101. Islamistas radicales contra Miss Mundo. 28/09/13. 102. Llevárselo todo por delante. 29/09/13. 103. “¡Maldigo a los predicadores radicales!” 29/09/2013. 104. Las “viudas negras”. 29/09/13. 105. Kenia: el “revival” de Al Qaeda. 29/09/13. 106. Así quedó el centro comercial de Nairobi tras el asalto de los radicales islámicos. 01/10/13. 107. ¿La mezquita o la modernidad? 108. Los islamistas egipcios convocan nuevas protestas mañana en la plaza Tahrir. 10/10/13. 109. La Justicia obliga a un grupo ultra a dejar de usar la imagen de Louboutin. 14/10/13. 110. Bachar al Asad aparece en público con motivo de la fiesta del Sacrificio. 15/10/13. 111. El islamismo impone su ley en las cárceles británicas. 19/10/13. 112. Turquía, una joya entre Europa y Asia. 23/10/13.

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113. Decenas de heridos en choques entre estudiantes en las universidades egipcias. 30/10/13. 114. La justicia egipcia confirma la ilegalización de los Hermanos Musulmanes. 06/11/13. 115. La violencia vuelve a brotar en las manifestaciones islamistas en Egipto. 08/11/13. 116. Un párroco francés, probable nuevo rehén de la secta Boko Haram. 14/11/13. 117. Liberado un francés secuestrado en Nigeria en 2012. 17/11/13. 118. Silencio informativo sobre el juicio a los presuntos asesinos del soldado Rigbi. 18/11/13. 119. El Papa dice que el islam rechaza la violencia y pide respeto a los católicos. 26/11/13. 120. La policía dispersa a estudiantes islamistas que protestaban en El Cairo. 01/12/13. 121. La Asamblea libia declara la “sharia” la base de toda la legislación del país. 04/12/13. 122. Uno de los autores del atentado de Londres asegura que “ama” a Al Qaeda. 10/12/13. 123. Arabia Saudí, Irán y Obama. 124. Dos presuntos islamistas, culpables del asesinato del soldado Lee Rigby. 19/12/13. 125. Unos 450 presos de los Hermanos Musulmanes se declaran en huelga de hambre. 23/12/13. 126. Hermanos Musulmanes, una organización islamista con gran influencia. 25/12/13. 127. Los Hermanos Musulmanes dicen que seguirán su actividad pese a la presión del Gobierno. 25/12/13. 128. Al menos cinco heridos en una explosión contra un autobús en El Cairo. 26/12/13. 129. Un muerto y cuatro heridos en nuevas protestas en El Cairo. 28/12/13. 130. Amigos-enemigos en Oriente Próximo.

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BIBLIOGRAFÍA

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