CRACID NEWS Vol. 36 – August 2014
Bulletin of the Cracid Group of the IUCN/SSC-‐WPA Galliform Specialist Group
PLEASE NOTE: Contributions and views published in this bulletin do not necessarily reflect the opinion of the editors, GSG, WPA, IUCN, nor the entire Cracid Group. Cover photo: Crax fasciolata. Oil on canvas, 96 × 76 cm. © Nigel Hughes 2002. Contact:
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Cracid Group web page: www.cracids.org.
Vol. 36 -‐ August 2014
BULLETIN OF THE CRACID GROUP GALLIFORMES SPECIALIST GROUP (GSG IUCN-‐SSC/WPA)
EDITORIAL Estimados Cracidólog@s, Durante los últimos dos años se han producido cambios importantes en el Grupo de Crácidos. El principal, el retorno a formar parte de los Grupos de Especialistas de la UICN a través del Grupo de Especialistas en Galliformes. Al hacerlo se abrieron las puertas a importantes recursos, e incrementó el rigor y la credibilidad de las acciones del grupo. También se han implementado herramientas encaminadas a mejorar la comunicación entre los miembros y a facilitar el acceso a la literatura científica, como el grupo de discusión electrónica Cracidólogos y la Biblioteca Virtual de Crácidos. Estos cambios no habrían sido posibles sin la colaboración y el duro trabajo de la renovada red de coordinadores regionales y otros Cracidólogos entusiastas. Otros proyectos importantes aún siguen pendientes, como la actualización de la página web del grupo y por su puesto la publicación de un nuevo Plan de Acción para la conservación de los Crácidos. Por mi parte ha llegado el momento de que deje el puesto de coordinador del grupo al lado de Luis Fabio, y deje paso a quien pueda dedicarle el tiempo necesario. Para esta función no puedo pensar en nadie mejor que en Carolina Bertsch, una cracidóloga de gran trayectoria, organizadora de simposios sobre Crácidos, y activa represéntate del grupo para Venezuela y el Caribe. No me cabe duda de que Carolina y Luis Fabio seguirán contando con todo el apoyo del grupo, logrando que éste siga siendo el frente de conservación para los Crácidos, y el principal canal de comunicación y fuente de recursos para los Cracidólogos. Saludos cordiales,
Juan Cornejo, PhD
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BULLETIN OF THE CRACID GROUP GALLIFORMES SPECIALIST GROUP (GSG IUCN-‐SSC/WPA)
Primer registro de Muitú (Crax fasciolata grayi) para la Argentina, en el Parque Nacional Chaco, Provincia de Chaco Mauro Bianchini1,2 & Cynthia Adriana Arenas1,3 1
Neuquén. Argentina. E-‐mail:
[email protected] 3 E-‐mail:
[email protected] 2
RESUMEN: Se presenta el primer registro de Muitú de la subespecie Crax fasciolata grayi para la Argentina, en el Parque Nacional Chaco, provincia de Chaco, siendo C. fasciolata fasciolata la única subespecie reconocida para este país. PALABRAS CLAVES: Argentina, Chaco, Crax fasciolata ssp. ABSTRACT: We present the first record for Argentina of the subspecies Crax fasciolata grayi in the Chaco National Park, Chaco Province, being that C. fasciolata fasciolata has been the only subspecies recognized for this country. KEYWORDS: Argentina, Chaco, Crax fasciolata ssp. RESUMO: Apresentamos aqui o primeiro registro para a Argentina de Crax fasciolata grayi, que ocorreu no Parque Na-‐ cional Chaco, província de Chaco. Crax fasciolata fasciolata era o único táxon reconhecido para o país. PALAVRAS CHAVE: Argentina, Chaco, Crax fasciolata ssp.
DISTRIBUCIÓN El Muitú (Crax fasciolata) (Spix 1825) es una especie politípica ampliamente distribuida en Sudamérica (Clay y Oren 2006). Tres subespecies son actualmente reconocidas: Crax fasciolata fasciolata, Crax fasciolata pinima y Crax fas-‐ ciolata grayi (Del Hoyo et al. 1994). Crax fasciolata fasciolata (Spix 1825) se distribuye en el centro-‐sur de Brasil, en los estados de Pará, Minas Ge-‐ rais, Mato Grosso, Tocantins, Mato Grosso do Sul, Goiás, San Pablo y Paraná, aunque en estos dos últimos en relic-‐ tos. Es considerada virtualmente extinta; en Paraguay en el Dpto. Concepción,;y en el noreste de Argentina, al este de las provincias de Formosa y Chaco. En Misiones su distribu-‐ ción sería marginal ligada estrictamente a selvas ribereñas (Chebez 2008). Crax fasciolata pinima (Pelzeln 1870) se distribuye en el nordeste de Brasil, en región centro Be-‐ lém, al sur del río Amazonas, entre el este del río Tocantins en Pará y el oeste amazónico del Estado de Maranhão (Sil-‐ veira, 2009). Crax fasciolata grayi (Ogilvie-‐Grant 1893), se distribuye en el este de Bolivia (Del Hoyo et al. 1994), es-‐ pecíficamente en los Dptos. Beni y Santa Cruz (Rocha et al. 2012).
beza. Pico negro con base amarilla. La hembra tiene toda la parte dorsal del cuerpo, el pecho, las alas y la cola barradas de negro y blanco y, el vientre y las piernas de color canela (Rocha et al. 2012; Narosky & Yzurieta 2006), y las patas ro-‐ sadas (Rodriguez Mata et al. 2008). Los machos de las tres subespecies son muy similares, mientras que las hembras varían considerablemente en el grado de barrado y tona-‐ lidad de sus partes superiores (Del Hoyo et al. 1994). Crax fasciolata, como la mayoría de los pavones (Crax), tiene una baja tasa reproductiva (dos huevos por nidada), que se ve agravada por la sobrecaza y la destrucción de su hábitat (tala, fragmentación, etc.) (Brooks & Strahl 2000).
DESCRIPCIÓN Crax fasciolata posee dimorfismo sexual. El macho es negro, con el vientre y punta de la cola de color blanco. Pre-‐ senta una cresta enrulada del mismo color negro en la ca-‐
Figura 1: Ubicación del lugar donde se observó a Crax fasciolata grayi, en Parque Nacional Chaco, Província de Chaco, Argentina. Fuente: elaboración propia utilizando imagen satelital de http://googleearth.com, colocando las coordenadas geográficas.
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Primer registro de Muitú (Crax fasciolata grayi) para la Argentina, en el Parque Nacional Chaco, Provincia de Chaco Mauro Bianchini & Cynthia Adriana Arenas
REGISTRO DE CAMPO El 21 de agosto de 2012, en inmediaciones del Centro de Interpretación del Parque Nacional Chaco, en los De-‐ partmentos de Presidencia de la Plaza y Sargento Cabral, Pro-‐ vincia de Chaco, Argentina, aproximadamente a 200 m del rio Negro (S 26°48’, O 59°36’, altitud: 82 msnm), (Fig. 1) divi-‐
samos un ejemplar adulto hembra de Muitú (Crax fasciola-‐ ta). Pudimos observarlo durante 25 minutos (desde 17:20 h a 17:45 h), ocasión en que lo fotografiamos y filmamos. Su comportamiento fue tranquilo, parsimonioso y libre de te-‐ mor ante la presencia humana. Nos aproximamos hasta unos 30 metros. El ejemplar hembra estaba solo, y no percibimos en ningún momento que estuviera con el macho o con otros ejemplares de su especie. Durante el tiempo de observación permaneció sobre el suelo, echado, caminando y forrajean-‐ do (Figs. 2, 3 y 4). Finalmente lo perdimos de vista en la ve-‐ getación. Al día siguiente, solo lo observamos por la mañana.
DISCUSIÓN
Figura 2: Ejemplar adulto hembra de Muitú (Crax fasciolata grayi) en el Parque Nacional Chaco, Província de Chaco, Argentina. 21/08/2012. Foto: Mauro Bianchini.
Motivados por el avistamiento de C. fasciolata, una especie considerada “rara y amenazada” (IUCN 2012), nos contactamos con el Intendente del Parque, y nos informó que “…el ejemplar vive en forma permanente dentro del Parque, hay temporadas de no más de un mes en que no lo han avistado, pero luego vuelve a verse, siempre en la zona de uso público y viviendas…”. También nos indicó que no han observado otros ejemplares en área del Parque, ni en la zona aledaña. “…el ejemplar vive en estado silvestre y nadie
Figura 3: Ejemplar adulto hembra de Muitú (Crax fasciolata grayi), en el Parque Nacional Chaco, Província de Chaco, Argentina. 21/08/2012. Foto: Mauro Bianchini.
Figura 5: Ejemplar hembra de Muitú (Crax fasciolata fasciolata), en el rio Negro, Parque Nacional Chaco, Província de Chaco, Argentina. 05/09/2009. Foto: Martjan Lammertink.
Figura 4: Ejemplar adulto hembra de Muitú (Crax fasciolata grayi), en el Parque Nacional Chaco, Província de Chaco, Argentina. 21/08/2012. Foto: Mauro Bianchini.
Figura 6: Ejemplares machos de Muitú (Crax fasciolata fasciolata), en el Parque Zoológico de la ciudad de Roque Sáenz Peña, Província de Chaco, Argentina. 23/08/2012. Foto: Mauro Bianchini.
Primer registro de Muitú (Crax fasciolata grayi) para la Argentina, en el Parque Nacional Chaco, Provincia de Chaco Mauro Bianchini & Cynthia Adriana Arenas
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lo alimenta. De día a la madrugada está siempre en el sue-‐ lo, pastoreando, a la noche estimo que sube a las ramas de los árboles cerca del río…” (Arias Valdecantos in litt., 2013). Otros datos importantes recabados referidos a la integridad y al comportamiento del ejemplar, “…no tiene dificultades para levantar vuelo…” es territorial, sobretodo con otras aves cuando se alimenta, “…los días de lluvia aparece solo cuando deja de llover, es casi instantáneo, no importa el ho-‐ rario” (personal del Parque in litt., 2014). Cabe señalar que, un ejemplar hembra de C. fasciolata fue avistado y registra-‐ do el 5 de septiembre de 2009 en el Parque Nacional Chaco (Lammertink in litt., 2013), y se indica que el personal de ese Parque lo había estado observando en los últimos 6 meses, con frecuencia casi diaria (Bodrati & Lammertink 2011). Desde los años 70 s., Crax fasciolata en el Parque se consideraba como extinta en base a su ausencia, comenta-‐ rios de pobladores y baqueanos de la zona (Chebez et al. 1998). Debido a la rareza del avistamiento de un solo ejem-‐ plar siempre (pues regularmente andan en parejas o con los pichones hasta ocho meses o un año (Silveira in litt., 2013)), realizamos nuevas consultas al Intendente sobre la existen-‐ cia de criaderos en los alrededores, pobladores a los que se le hayan escapado ejemplares y/o tráfico de animales silves-‐ tres, a lo cual el responde a todo que no. Comparamos nuestras fotografías y filmaciones del ejemplar del año 2012 (algunas de ellas, Figs. 2, 3 y 4) con la fotografía del año 2009 (Fig. 5) y notamos diferencias prin-‐ cipalmente cromáticas entre los dos ejemplares hembra de C. fasciolata: se aprecia mayor cantidad de blanco en el plu-‐ maje del ejemplar del año 2012; la cresta está más desarrolla-‐ da y con preponderancia de color blanco; el barrado dorsal es blanco pero notoriamente más grueso; las timoneras son más largas y anchas, su barrado también blanco, es más ancho, y su ápice blanco es más ancho y marcado; el barrado pectoral se corta claramente antes de la zona ventral, mientras que en el ejemplar de 2009 se extiende hasta la misma; el plumaje alar en la zona de las cobertoras posee un predominio pro-‐ nunciado de color blanco, mientras que el ejemplar de 2009 carece del mismo. Estas apreciaciones promovieron la inquie-‐ tud de corroborar si estos dos ejemplares se trataban del mis-‐ mo, o si correspondían a la misma o a distintas subespecies. Nos contactamos con Luís Fábio Silveira y ante las diferencias expuestas nos sugiere que la hembra del año 2009 es una tí-‐ pica C. fasciolata fasciolata, mientras que la fotografiada por nosotros, del año 2012, es una típica C. fasciolata grayi. Tales diferencias concuerdan con lo indicado por Vaurie, C. (1967).
subespecie en el parque, ya que el cambio de una subes-‐ pecie a otra (C. fasciolata fasciolata a C. fasciolata grayi) no fue percibida por ninguna persona. Solo podemos con-‐ jeturar que existe gran probabilidad que la aparición (su-‐ puestamente consecutiva) de estos ejemplares, sea deve-‐ nida de la mano del hombre, y por el momento, con origen desconocido. La permanencia y supervivencia de la especie Crax fasciolata durante más de cinco años en el lugar, desde principios de 2009 hasta la fecha, mayo de 2014 (informa-‐ ción brindada por personal del Parque), constata las buenas condiciones de habitabilidad y del ambiente, que ofrece el Parque Nacional Chaco.
CONCLUSIÓN
AGRADECIMIENTOS
Después de comparar y analizar, indicamos que el ejemplar del año 2009 (Fig. 5) resulta ser C. fasciolata fas-‐ ciolata, mientras que el ejemplar registrado en el año 2012 por nosotros, corresponde a C. fasciolata grayi. Según la bibliografía, históricamente sólo la subespecie C. fasciolata fasciolata está considerada para la Argentina, por lo tanto, nuestro registro resulta ser el primero de C. fasciolata grayi, para la Argentina. Este descubrimiento resulta relevante también, por-‐ que se encuentra aproximadamente a 1000 km al sur de su distribución geográfica conocida. No pudimos determinar con certeza desde cuánto tiempo data la aparición de esta
A Luís Fábio Silveira, por su importante colaboración en la determinación de la subespecie, y por brindarnos una mirada crítica sobre este trabajo. A Adrián Di Giácomo, por ofrecernos ante las consultas, distintas posibilidades en la búsqueda de información. A Martjan Lammertink, por auto-‐ rizarnos a incluir su fotografía. Al personal del Parque Nacio-‐ nal Chaco y a su Intendente, Sergio Arias Valdecantos, por dar respuesta a nuestras inquietudes. A Claudio Oneto, por su amabilidad e información brindada sobre el ejemplar del Parque, de los años 2009 y 2010. A Jorge García, Director del Parque Zoológico de Roque Sáenz Peña, por informarnos acerca de los ejemplares de Crax fasciolata del zoológico.
PROPUESTAS En primer lugar, sugerimos para ambas subespecies, C. fasciolata grayi y C. fasciolata fasciolata, implementar a la brevedad posible, estudios de campo y monitoreamiento en el Parque. Con base a experiencias de criadores particulares, se ha observado que esta especie se reproduce sin mayores inconvenientes en amplios jaulones (Chebez, 2008), lo que incrementaría la posibilidad de recría y de sueltas posterio-‐ res de individuos de esta especie. La IUCN (2012) reconoce ampliamente que la reproducción en cautiverio tiene el po-‐ tencial para contribuir considerablemente a la conservación de los Crácidos, a través de la creación de bancos genéticos para las especies altamente en peligro y de su reintroduc-‐ ción y/o translocación a la vida silvestre en donde las con-‐ diciones lo permitan (Brooks y Strahl, 2000). Resulta impor-‐ tante indicar que el Parque Nacional Chaco se emplaza en un área que posee históricamente condiciones naturalmen-‐ te apropiadas del hábitat para esta especie, selvas ribere-‐ ñas y bosque en galería. En este sentido, con este articulo anhelamos se promueva el llevar a cabo las acciones perti-‐ nentes con la mayor premura. El objetivo final seria realizar a futuro sueltas experimentales de C. fasciolata fasciolata o de C. fasciolata grayi. Citamos como ejemplo de lugar de cría y cuidado al “Complejo Ecológico Municipal”, Parque Zoológico de la ciudad de Roque Sáenz Peña, reconocido en la zona y en la Argentina. Ubicado a 150 km del Parque Na-‐ cional Chaco, este se caracteriza por conservar y recuperar ejemplares de especies de la fauna autóctona de la zona. En el mismo hay ejemplares machos (Fig. 6) y hembras de C. fasciolata fasciolata (García com. pers. 2013).
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Primer registro de Muitú (Crax fasciolata grayi) para la Argentina, en el Parque Nacional Chaco, Provincia de Chaco Mauro Bianchini & Cynthia Adriana Arenas
LITERATURA CITADA Birdlife International. 2012. IUCN Red List of Threatened Species. Consultado el 15 de mayo 2013. Disponible en www.iucnredlist.org. Bodrati, A. & Lammertink, M. 2011. Una hembra de Mytu (Crax fasciolata) en el Parque Nacional Chaco, provincia de Chaco, Argentina. Nuestras Aves, 56: 23-‐25. Brooks, D. & Strahl, S. 2000. Prospección Sobre el Estatus y Plan de Acción Para la Conservación de los Crácidos (2000-‐2004). Grupo de Especialistas en Crácidos del IUCN/SSC. 182 pp. Chebez, J.C. 2008. Los que se van. Fauna argentina ĂŵĞŶĂnjĂĚĂ͘dŽŵŽϮ͘ ůDƵŝƚƷ ͘ƉƉ͘ϮϯϬͲϮϯϯ͘Ě͘ůďĂ-‐ tros. Buenos Aires. Chebez, J.C.; Rey, N.; Babarskas, M. & Di Giácomo, A. 1998. Las aves de los Parques Nacionales de la Argentina. Administración de Parques Nacionales. Asociación Ornitológica del Plata y L.O.L.A., Buenos Aires. Clay, R. & Oren, D. 2006. Name of Account. pp. 116-‐118 In: Conserving Cracids: the most Threatened Family of Birds
in the Americas (D.M. Brooks, Ed.). Misc. Publ. Houston Mus. Nat. Sci., No. 6, Houston, TX. Del Hoyo, J.; Elliot, A. & Sartagal, J. 1994. Handbook of the birds of the World. Vol. 2. New World Vultures to Guinea fowl. Barcelona: Lynx Editions. Narosky, T. & Yzurieta, D. 2006. Guía para la Identificación de las Aves de Paraguay. Ed. Vazquez Mazzini Editores. 240 pp. Rocha, O.; Aguilar, S.; Quiroga, C. & Martínez, O. 2012. Guía Fotográfica de las Aves de Bolivia. La Paz, Bolivia. 295 pp. Rodriguez Mata, J.; Erize, F. & Rumboll, M. 2008. Guía de Campo Collins. Aves de Sudamérica. No Passeriformes. Buenos Aires: Letemendia Casa Editora: Harper Collins Publishers. Segunda publicación. 384 pp. Silveira, L.F. 2009. Mundo das Aves. Encontrado o lendário Mutum-‐Pinima. Caes Nova, 361. 2 pp. Vaurie, C. 1967. Published by the American Museum of Nat-‐ ural History. Central Park. West at 79th Street, New York, N.Y. Systematic Notes on the Bird Family Cracidae. The Genus Crax. No. 9 (2305).
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BULLETIN OF THE CRACID GROUP GALLIFORMES SPECIALIST GROUP (GSG IUCN-‐SSC/WPA)
Elaboración de un pienso alimenticio para la cría de Hocofaisán (Crax rubra) en cautiverio Carlos Alberto Gracida Juárez1 & Aracelly Velázquez Cetina2 1
E-‐mail:
[email protected]. E-‐mail:
[email protected] 3 Instituto Tecnológico Superior de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, México. 2
RESUMEN: La crianza en cautiverio del hocofaisán (Crax rubra) representa una oportunidad para promover el aprove-‐ chamiento sustentable y la conservación de esta especie. Por otro lado, la flora local aporta frutos, semillas y flores de las que se alimentan estas aves en estado silvestre y son materia prima para elaborar un pienso alimenticio con los nutrientes necesarios para esta especie en cautiverio. La formulación de un pienso alimenticio con flora silvestre representa una alternativa económica, de fácil elaboración y accesible que cumple los requerimientos nutricionales para la cría de aves silvestres en cautiverio, contribuyendo a la viabilidad de las Unidades de Manejo y Aprovechamiento Sustentable (UMAS) como estrategia para promover la diversificación productiva y la conservación de los recursos naturales en nuestra región. W>Z^ͳ>s^͗ Hocofaisán, pienso alimentar, cautiverio. ABSTRACT: Captive breeding of Great Curassow (Crax rubra) represents an opportunity to promote the use sustainable and conservation of this species. Furthermore, the local flora brings fruits, seeds and flowers these birds eat in the wild and are raw material for a food with nutrients required for this species in captivity. The formulation of a diet with wild flora represents an economical alternative, easy to prepare and accessible to meet the nutrient requirements for keeping these birds in captivity, contributing to the viability of the Management and Sustainable Unitis (UMAS) as a strategy to promote productive diversification and conservation of natural resources in our region. sZ^ͳ,s͗ Mutum, dieta, cativeiro.
INTRODUCCIÓN Una amplia variedad de estudios ha demostrado la importancia de los Hocofaisanes (Crax rubra) como una fuente de carne para los campesinos (campesinos sin tierras y granjeros) y para las poblaciones indígenas nativas de los Neotrópicos. En casi todos los estudios acerca de la caza en los bosques Neotropicales, los Crácidos constituyen la mayor biomasa aviar colectada (Ojasti, 1992). Por lo anterior y por su estado vulnerable a la extinción se optó por llevar a cabo la crianza de esta especie en cautiverio. Para ello se colocaron en lugares adaptados para su desarrollo jaulas ambientadas a su estado natural. Estos lugares conocidos como UMAS (Unidad de Manejo y Aprovechamiento de vida silvestre), se encargan de la protección y alimentación de éstos. Sin embargo, estas UMAS necesitan generar estrategias para que la crianza sea económica, y el alimento comercial significa una gran inversión para el productor de la UMA.
En este documento se describen los pasos que se llevaron a cabo para la formulación preliminar de un pienso para Crax rubra, elaborado con frutos y semillas provenientes de áreas de vegetación secundaria de la selva del municipio de Felipe Carrillo Puerto, en el Estado de Quintana Roo, México. Así mismo se hicieron pruebas de aceptación por parte de ejemplares de Hocofaisán (Crax rubra) criados en cautiverio.
MATERIALES Y METODOS El presente estudio se realizó en un criadero localizado en las Instalaciones del Instituto Tecnológico Superior de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, México, donde alumnos de la Carrera de Ingeniería en Industrias Alimentarias cuentan con ejemplares de Crax rubra en cautiverio. Las aves están alojadas en albergues de 25 m2 en los que se alojaron un macho y dos hembras.
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Elaboración de un pienso alimenticio para la cría de Hocofaisán (Crax rubra) en cautiverio M.C. Carlos Alberto Gracida Juáre1 & Ing. Aracelly Velázquez Cetina
Las jaulas se encuentraban en un área de vegetación secundaria con árboles que les proveían de sombra, así como de espacios para descanso y alimentación, proveyendo las condiciones más cercanas posible a las de vida libre. Las jaulas se encuentran rodeadas por vegetación secundaria que es la que provee los frutos y semillas que sirven como materia prima para la elaboración del pienso alimenticio. Como materia prima para la elaboración del pienso alimenticio se seleccionaron los frutos silvestres que forman parte de la dieta de Crax rubra en estado silvestre. Los frutos colectados fueron Ramón (Brosimum alicastrum), Guarumbo (Cecropia obtusifolia), Zapote (Manilkara zapota), y papaya silvestre (Carica peltata, como las principales fuentes nutrimentales. Estos se se complementaron con frutos de guayaba (nombre latin) y plátano (nombre latin) cosechados en solares de agricultores locales. El plátano por su consistencia además funcionó como aglutinante. Los frutos una vez colectados se procesaron para obtener un alimento balanceado de acuerdo a las aportaciones nutrimentales de cada uno de los frutos seleccionados para elaborar el pienso. Posterior a la formulación y el cálculo de la tabla nutricional se hicieron pruebas de aceptación de este pienso comparándolo con los datos de aceptación que se tienen con respecto al pienso comercial.
RESULTADOS Tras haber colectado los frutos se obtuvo una formulación final en la que la proporción del alimento con respecto a cada uno de los frutos quedó como señalado en la Tabla 1: Posterior al cálculo de las porciones de los ingredientes, se pasó a mezclarlos y tenerlo listo para las posteriores pruebas que consistieron en calcular una tabla nutricional del mismo, así como para hacer las pruebas de aceptabilidad por parte de los ejemplares de Crax rubra en cautiverio. Cabe mencionar que previo a las pruebas de análisis nutricional y de aceptabilidad, el alimento pasó por un proceso de deshidratación. Con respecto a la tabla nutricional del pienso alimenticio, los datos son los que se muestran en la tabla 2. A la par de la formulación se ideó la mejor presentación para el alimento, de manera que se decidió ofrecerlo en forma de pellets.
Figura 1: Porcentaje de aceptación comparativo entre pienso para hocofai-‐ sán y un pienso comercial.
Tabla 1: Proporción de ingredientes utilizados para formular el pienso ali-‐ menticio. INGREDIENTES Brosimum alicastrum Manilkara zapota Carica peltata Cecropia obtusifolia Guayaba Plátano
PORCENTAJE 50% 12.5% 12.5% 12.5% 12.5% 120 grs.
Tabla 2: Tabla nutricional del pienso alimenticio. CONTENIDO Humedad Proteína cruda Grasa cruda Fibra cruda Cenizas Carbohidratos Fósforo Calcio Hierro
PORCENTAJE DE PESO SECO 0.0% 12.5% 0.36% 1.2% 0.38% 31.8% 0.74% 1.05% 0.72%
Tabla 3: Promedio de consumo de porciones ofrecidas a los ejemplares de Crax rubra comparado con el porcentaje de aceptación del pienso por se-‐ mana. Semanas Semana 1 Semana 2 Semana 3 Semana 4
Tamaño promedio de porción consumida. (gr) 528 532 536 540.6
Porcentaje promedio de aceptación 88.04 88.56 89.23 89.92
Posteriormente se hicieron las pruebas de aceptabilidad por parte de los hocofaisanes. Se dieron porciones iguales tanto del pienso comercial para aves como del pienso elaborado a base de frutos silvestres. De acuerdo con la tabla presentada, hubo un aumento gradual en la aceptación del pienso elaborado. Así mismo y como se puede observar en la Figura 1, la aceptabilidad del pienso a base de frutos silvestres en comparación con el pienso comercial, fue también aumentando.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES Existe en el mercado una diversidad de piensos alimenticios para aves de granja y ganado, el cual cuenta con las características nutrimentales acordes a la producción intensiva para cumplir con las demandas del mercado de carne. Así mismo, en los últimos años ha crecido la demanda de carne de otras aves que no sean convencionales y en las que se ha trabajado en su proceso de domesticación generándose así una necesidad de alimento que cumpla con los requerimientos nutricionales de estas aves, como es el caso particular del Hocofaisán (Crax rubra). Conocer las especies vegetales permitió formular un alimento obteniendo de estos tanto frutos, como semillas y follaje, ingredientes que se mezclaron en diferentes proporciones para obtener un alimento peletizado que cuenta con los nutrientes de los cuales se alimenta esta ave de manera silvestre, del cual se comprobó su palatabilidad y aceptación por parte de una población de hocofaisaes en cautiverio.
Elaboración de un pienso alimenticio para la cría de Hocofaisán (Crax rubra) en cautiverio M.C. Carlos Alberto Gracida Juárez & Ing. Aracelly Velázquez Cetina
Los datos relacionados con la aceptación del pienso alimenticio de manera gradual dan la pauta para dar seguimiento a este proyecto, ya que tras un mayor número de pruebas se puede mejorar la calidad y el proceso de elaboración de este producto, para que pueda ofrecerse de manera comercial como una opción más adecuada para la cría de especies silvestres que están en proceso de domesticación, así como una opción para aquellos productores que pueden colectar los vegetales de la selva, compartiendo la formulación y método de elaboración mediante un proceso, contribuyendo así con la conservación y uso integral de la selva por parte de productores locales de crácidos silvestres en cautiverio en la modalidad de las Unidades de Manejo y Aprovechamiento que promueve la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales como estrategia para el aprovechamiento sustentable y la conservación de las especies de fauna y flora silvestres. De los resultados preliminares que se presentan en este proyecto pueden desarrollarse otros trabajos que busquen
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enriquecer la formulación de este alimento, llamando la atención acerca de la importancia de los recursos que ofrecen las áreas de vegetación secundaria como fuente que provee de frutos y semillas de utilidad nutrimental para aves silvestres y domésticas.
LITERATURA CONSULTADA Delacour, J. & Amadon, D. 1973. Curassows and Related Birds. American Museum of Natural History. New York. USA. Ojasti, J. 1992. Utilización de la Fauna Silvestre en América Latina. Situación y Perspectivas para un Manejo Sostenible. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. FAO. p. 44-‐49. Sanchez N.E. & Rojas C., H.A. 2003. Crianza Intensiva de Hocofaisán (Crax rubra). Asesores en Recursos Naturales S.A. de C.V. PRONATURA.
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BULLETIN OF THE CRACID GROUP GALLIFORMES SPECIALIST GROUP (GSG IUCN-‐SSC/WPA)
Descripción de nido, huevos, comportamiento de incubación y pichones de la charata (Ortalis canicollis) en el Bosque Chaqueño Serrano de Córdoba, Argentina Alejandro A. Schaaf1,2,3, Ayelen Luczywo4, Agustin Díaz4, Giovana Peralta4 & Susana Peluc4,5 1
Cátedra de Desarrollo Sustentable y Biodiversidad, Facultad de Ciencias Agrarias, Alberdi 47 (4600), Universidad Nacional de Jujuy, Jujuy, Argentina. 2 CIT – Jujuy. Centro de Investigaciones y Transferencia de Jujuy. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). 3 Fundación CEBIO, Roca 44, S.S. de Jujuy, (4600) Jujuy, Argentina. 4 Centro de Zoología Aplicada, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Universidad Nacional de Córdoba Rondeau 798, Casilla de Correos 122, Córdoba (5000), Argentina. 5 Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA) – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
RESUMEN: Los crácidos representan una familia primitiva de grandes aves gregarias que pertenecen al orden de los Galliformes. La Charata (Ortalis canicollis), se distribuye en el centro de América del Sur, en Bolivia, Paraguay, norte de Argentina y Brasil donde es relativamente abundante. En este trabajo presentamos la primera descripción sobre la bio-‐ logía reproductiva de esta especie en Argentina, describiendo nido, huevos, comportamiento de incubación, pichones y micrositio de nidificación. Al igual que para otras especies de la familia, se necesita de más estudios para una mejor comprensión de su historia natural. PALABRAS CLAVES: Crácidae; Biología reproductiva; Charata. SUMMARY: Cracids represent a primitive family of large gregarious birds that belong to the order Galliformes. The Chara-‐ ta (Ortalis canicollis) is distributed alongcentral South America, Bolivia, Paraguay, northern Argentina and Brazil where it is rather abundant. We present the first description of the reproductive biology of this species in Argentina, describing their nest, eggs, incubation behavior, chicks and nesting micro-‐site habitat. Like for other species of the family, it is needed further studies for a better understanding of their natural history. KEYWORDS: Cracidae; Reproductive biology; Charata. RESUMO: Os cracídeos representam uma família basal de aves pertencentes à Ordem Galliformes, e a família é composta por cerca de 50 espécies. Distribuem-‐se do sul dos EUA até a Argentina. A aracuã (Ortalis canicollis) distribui-‐se no centro da América do Sul, na Bolívia, Paraguai, norte da Argentina e Brasil, onde é relativamente abundante. Neste trabalho apresentamos a primeira descrição da biologia reprodutiva desta espécie na Argentina, descrevendo o ninho, ovos, com-‐ portamento de incubação, filhotes e a ninhada. PALAVRAS CHAVE: Cracidae; Biologia reprodutiva; Charata.
INTRODUCCIÓN Los Crácidos representan una familia primitiva de grandes aves gregarias que pertenecen al orden de los Galli-‐ formes y está compuesta por más de 50 especies. Se distri-‐ buyen desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina. Es una familia ampliamente conocida por ser fuertemente ca-‐ zada y muy susceptibles a la destrucción del hábitat. El rol en el medio ambiente es sumamente importante, al regenerar los bosques tropicales mediante la dispersión de las semillas que consumen, y a su vez, por ser una fuente de carne para los campesinos y para las poblaciones indígenas nativas del Neotrópico (Sedaghatkish 1996, Sedaghatkish et al. 1998). Las chachalacas o charatas (Ortalis sp.), son los miem-‐ bros más pequeños (peso corporal: 400-‐750 grs) y más
abundante de los Crácidos, y por lo general no habitan bos-‐ ques húmedos al igual que el resto del género, prefiriendo bordes de arroyos o bosques secos (Schaefer 1953, Delacour & Amadon 1973). Se alimentan de hojas y frutos, y proba-‐ blemente son dispersores de semillas (Delacour & Amadon 1973, Terborgh 1986, Strahl & Grajal 1991). Durante la épo-‐ ca reproductiva, se han registrado a los parentales compar-‐ tiendo las tareas de acicalamiento y alimentación recíproca (Simas 1979). En muchos casos el sistema social se basa en la monogamia y la temporada reproductiva parece coincidir con el comienzo de la temporada de lluvias (Schaefer 1953; CSG 1999). La charata (Ortalis canicollis), se encuentra distribuida por el centro de América del Sur, ocupando el este de Bo-‐ livia, oeste de Paraguay, norte de Argentina y Brasil donde
Descripción de nido, huevos, comportamiento de incubación y pichones de la charata (Ortallis canicollis) en el Bosque Chaqueño... Schaaf, Alejandro A.; Luczywo, Ayelen; Díaz Agustin; Peralta Giovana & Peluc Susana
es relativamente abundante (Protomastro 1988; del Hoyo et al. 1994). En Argentina habita en bosques y sabanas de tipo chaqueño, siendo la provincia de Córdoba la distribu-‐ ción más austral registrada del país (Brooks & Strahl 2000, Villalba 2010). Es una especie arborícola, de color parduzca, que generalmente anda en grupos grandes emitiendo rui-‐ dos muy fuertes y roncos (Narosky & Yzurieta 2010). Se ali-‐ menta tanto en el suelo como en los árboles, consumiendo hojas, frutos, semillas, flores, orugas y lagartijas (del Hoyo et al. 1994; Caziani & Protomastro 1994). Se han encontra-‐ do semillas intactas en los restos fecales de charata, lo que sugiere que esta especie podría favorecer la dispersión de algunas de las especies vegetales que consume (del Hoyo et al. 1994). A pesar de no existir información concreta acerca del estatus poblacional de la especie, es sabido que su hábitat se encuentra amenazado principalmente por los desmontes, incendios, y el avance de las fronteras agrícola y urbana (Cabido & Zak 1999; Torrella & Adámoli 2006; Zak et al. 2008). Sin embargo, en los últimos años ha sido no-‐ table la expansión de la especie en la provincia de Córdoba (Nores et al. 1983), posiblemente debido a que se alimen-‐ ta en el suelo en zonas limítrofes entre el bosque nativo y aéreas cultivadas, por lo que el aumento de la fragmen-‐ tación del bosque nativo y creación de pequeños parches rodeados por zonas cultivadas incrementa el hábitat pro-‐ picio para su alimentación (del Hoyo et al. 1994; Villalba 2010). Ortalis canicollis ha sido poco estudiada, por lo que son necesarios información sobre su historia natural y bio-‐ logía reproductiva. En el presente trabajo se presenta una descripción detallada sobre aspectos de la biología repro-‐ ductiva de la Charata, mediante descripciones de los nidos, los huevos, el comportamiento de los parentales (patrones/ ritmos) durante las etapas de incubación y pichones en un fragmento de bosque nativo en las Sierras de Córdoba, Ar-‐ gentina.
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MATERIALES Y MÉTODOS El trabajo fue realizado en la región central de Argen-‐ tina, en la localidad de Rio Ceballos (Departamento Colón), provincia de Córdoba. El área de muestreo se corresponde con la provincia fitogeográfica Chaqueña, distrito Chaqueño Serrano (Cabrera 1976). La fisonomía actual corresponde a la de un bosque abierto a semicerrado, actualmente se en-‐ cuentra reducido a fragmentos de distinto tamaño, debido principalmente al avance de la agricultura. Está ubicado en-‐ tre los 700 y 1150 m.s.n.m., dominado principalmente por molle de beber (Lithraea molleoides), con presencia de tala (Celtis enherbergiana), molle (Schinus fasciculatus) y coco (Zanthoxylum coco) (Gavier & Bucher 2004; Zak et al. 2004). Además es posible encontrar especies exóticas como Ul-‐ mus spp., Melia azedarach, Broussonetia papyrifera, Gledit-‐ sia triacanthos, Morus spp. y Ligustrum lucidum (Ferreras et al. 2008, Ferreras & Galetto 2010). El clima es semiárido templado, con lluvias concentradas en el verano (Capitanelli 1979), con una precipitación anual promedio en los últimos 40 años de 949 mm, y una temperatura media de 18,9°C (Cabido & Zak 1999). Particularmente, el estudio se llevo a cabo en un parche de 80 ha en la Estancia Santo Domin-‐ go, cuya superficie abarca un predio de aproximadamente 6.000 ha, en la cual se practica la agricultura y ganadería, alternando parches de bosque nativo y cultivos de pastura, maíz, soja y trigo, realizándose rotación de los mismos. Durante dos temporadas reproductivas consecutivas: de octubre del 2012 a febrero del 2013 y de octubre del 2013 hasta enero del 2014 se realizaron búsquedas de ni-‐ dos de Charata. En los nidos encontrados, se tomaron datos respecto a sus características, huevos, y comportamiento parental durante la incubación y cría de pichones. Para la caracterización de los nidos encontrados, se consideraron variables morfológicas tales como diámetro, altura y pro-‐
Figura 1: Registro de incubación en Charata (Ortalis canicollis) en Río Ceballos, Córdoba, Argentina. Se muestra información almacenada durante 48 h, seña-‐ lando incubación nocturna, entradas y salidas del nido.
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Tabla 1: Descripción de los datos obtenidos en los tres nidos de Charata (Ortalis canicolis) en Río Ceballos, Córdoba, Argentina. VARIABLES MEDIDAS Planta soporte
Descripción del Nido
Huevos
Especie DAP Altura Altura desde el suelo Diámetro externo Altura externa Diámetro interno Altura interna Largo × ancho – Peso
Material del nido y descripción del micrositio de nidificación
NIDO 1 (n = 3 huevos) Schinus fasciculatus 11 cm 6,2 metros 4 metros 24,5 cm 8,5 cm 20 cm 4 cm 66,39 × 41,03 mm – 57,4 grs 63,67 × 40,22 mm – 54,7 grs 62,56 × 40,58 mm – 53,9 grs Plataforma poco profunda de ramas finas y hojas secas de siempreverde (Ligustrum lucidum), especie exótica en el lugar. Parcialmente oculto por el follaje del sustrato. Nido ubicado a 2,1 metros del centro del árbol, y a 1,5 metros del borde externo circundante.
fundidad, como así también atributos de la planta soporte, tales como la especie, su altura y el diámetro a la altura del pecho (DAP). Para los huevos se describió la coloración, se medió el largo y el ancho mayor usando un calibre digital y se pesó con balanza de precisión. Los nidos fueron moni-‐ toreados cada 1-‐2 días desde el momento en que se encon-‐ traron hasta la eclosión. Para analizar los patrones de incubación parental se utilizaron sensores de temperatura (tipo HOBO Temp, RH, 2x External (C) 1999 Onset Computer Corp., Pocasset, MA) programados para registrar simultáneamente la tempera-‐ tura interna del nido y la externa (ambiente) cada dos minu-‐ tos. Estos sensores de temperatura se colocaron a unos 20 cm del nido (medición de temperatura ambiente), y el extremo de un sensor debajo de los huevos (medición de temperatura interna del nido). Los perfiles de temperatu-‐ ra obtenidos por día para cada nido fueron interpretados siguiendo la metodología propuesta por Joyce et al. (2001). En resumen, se analizaron y cuantificaron los registros de salidas (caída de temperatura) y entradas (aumento de la temperatura) al nido (ver Figura 1), con el fin de conocer el tiempo total de incubación durante el día (06:00 a 21:00 h) y la noche (21:00 a 06:00 h), el número de eventos de incu-‐ bación y la duración de dichos eventos (según Joyce et al. 2001, Peralta et al., 2011). Respecto a las salidas (recesos de incubación), se registro la duración de cada evento de salida, discriminando para el periodo de la mañana (06:00 a 12:00 h) y para la tarde (12:00 a 21:00 h), el número de eventos y su extensión. También se calculó la proporción diaria de presencia en el nido, como el porcentaje de tiem-‐ po en que los adultos permanecieron incubando en el nido durante 15 h (de 06:00 a 21:00 h). Por otro lado, para tener una apreciación del microclima del nido, se obtuvieron los datos de temperatura media de incubación, receso y ambi-‐ ental, registrados durante las horas de la mañana, la tarde y la noche por los sensores. Este dato solo se registró en el segundo nido encontrado. Además se realizaron observaciones visuales (de 1-‐2 horas de duración) para observar el comportamiento del adulto incubando y en cercanías del nido. Durante la etapa de pichones se realizó un seguimiento de estos pudiéndose
NIDO 2 (n = 3 huevos) Celtis enherbergiana 10 cm 4,5 metros 2,15 metros 26 cm 10 cm 23 cm 8 cm 62,6 × 44,68 mm – 66,1 grs 60,27 × 43,89 mm – 63,7 grs 64,76 × 42,9 mm – 64,3 grs Plataforma construida de ramas muy finas de Ephedra sp. Se encontraba casi en el centro del árbol, a 0,40 metros del borde externo circundante, totalmente oculto por las ramas de la planta soporte y arbustos de Ephedra sp.
NIDO 3 (n = 2 huevos) Ligustrum lucidum 32 cm 9 metros 2,60 metros 19 cm — — — 63,37 × 41,44 mm – 53,3 grs 60,98 × 40,26 mm – 50 grs La planta soporte estaba muerta en pie. Nido poco oculto, consistía en hojas muy secas y muy pocas ramas finas sobre la copa del árbol, donde estaban depositados los huevos, en sí, no consistía en un nido elaborado. El nido estaba ubicado en la copa del árbol.
cuantificar: longitud del tarso y peso, mediante el uso de calibre digital y balanza de precisión, y movimientos luego de la eclosión.
RESULTADOS Nidos y huevos Se encontraron un total de tres nidos: uno en el mes de enero durante la temporada 2012-‐2013 y dos en la tem-‐ porada 2013-‐2014 en los meses de diciembre y enero. Es-‐ tos fueron construidos con diferentes materiales, en forma de plataforma suspendida en ramas y en la copa de árboles. La puesta fue de tres huevos en los dos primeros nidos en-‐ contrados y de dos huevos en el último. Estos son de color blanco opaco, de textura rugosa, con manchas marrones y las medidas promedio obtenidas fueron 63,07 ± 1,96 × 41,87 ± 1,72 mm y un peso de 57,925 grs ± 5,99 (n = 8). Las manchas marrones eran más oscuras a medida que pasaba el tiempo (ver Figura 1C). Luego de la eclosión se calculo el espesor de la cáscara (ya que las mismas per-‐ manecían en el nido), obteniéndose en promedio un gro-‐ sor de 0,59 ± 0,07 mm (n = 4). Estos datos se detallan en la Tabla 1 para una mejor descripción de la información obtenida.
Comportamiento, ritmos de incubación y características térmicas En el primer nido encontrado se realizaron seis obser-‐ vaciones visuales de 1 hora (tres por la mañana y tres por la tarde) y tres observaciones de 2 horas de duración por la tarde, en días no consecutivos. Se observó a la hembra incubar inmóvil con la cola fuera del nido, cabeza levantada y en ciertas ocasiones se acicalaba mientras estaba incu-‐ bando; solo movía los huevos al entrar al nido, al inicio de un período de incubación. También se observó al macho cerca del nido (de 5 a 10 metros de distancia) mientras la hembra incubaba. Además, en una ocasión durante la tarde
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Tabla 2: Patrón de incubación y salidas de la Charata (Ortalis canicollis) en Río Ceballos, Córdoba, Argentina. Se detallan las variables analizadas y sus valores: N = número de nidos observados. (n) = cantidad de sets de datos registrados durante la colocación de los sensores. Media, desvío estándar (DE), Rango (valores mínimos y máximos). VARIABLES INCUBACIÓN Duración de periodos de incubación diurna Duración del periodo de incubación nocturna Cantidad de periodos de incubación por día SALIDAS Total de salidas por día Duración de las salidas Por la mañana (06:00-‐12:00 h) Duración de las salidas por la mañana Por la tarde (12:00-‐21:00 h) Duración de las salidas por la tarde
se observó que mientras el nido permanecía solo, ambos parentales se acicalaban el uno al otro posados en una rama a unos 15 metros del nido. Así mismo, en el tercer nido encontrado, se registró durante unos minutos por la tarde que ambos parentales realizaban vocalizaciones estridentes cerca del nido, a unos 10 metros. Con los sensores de temperatura, se registraron un total de 11 días de incubación en el primer nido, 18 días en el segundo y 7 días en el tercer nido (total = 36 días). Los patrones muestran promedios de incubaciones diarias de 204,34 ± 122,44 minutos y tiempos fuera del nido de 68,61 ± 24,82 minutos. Las primeras salidas por la mañana se registraron entre las 06:00 y las 07:30 h, mientras que los últimos ingresos al nido entre las 19:00 y las 21:00 h. En el primer nido encontrado, se observaron salidas nocturnas de más de 3 horas de duración (n = 5), entre las 21:30 y las 05:00 h, en tres días consecutivos. Salvo por esta excepción, las incubaciones nocturnas duraron en promedio de 629,32 minutos (Tabla 2). El porcentaje diario de atención al nido, entre las 06:00 y las 21:00 h, fue de un 73,08 % ± 5,86 (rango
N (n)
MEDIA ± DE
RANGO
3 (94) 3 (32) 3 (94)
204,34 min ± 122,44 629,32 min ± 28,68 2,76 ± 0,76
50-‐574 min 594-‐738 min 2-‐4
3 (79) 3 (66) 3 (58)
3,6 ± 0,63 68,61 min ± 24,82 1,66 ± 0,48 61,36 min ± 21,40 1,93 ± 0,73 76,86 min ± 32,01
3-‐5 40-‐170 min 1-‐2 40-‐116 min 1-‐3 40-‐170 min
3 (69)
= 64-‐87,55 %), destinando un promedio de 10,96 horas a la incubación en este periodo. Cabe destacar que las observaciones visuales y la de los sensores coinciden con los momentos de presencia – ausencia del parental en el nido, lo que resulta en registros correctos para los posteriores análisis. Para las características térmicas se analizaron los da-‐ tos de uno de los sensores colocados en el segundo nido encontrado. Por lo cual, los datos fueron los registrados desde el 11 al 14 de enero del 2013 (Figura 3). Durante las horas del día la temperatura media dentro del nido cuan-‐ do el ave se encontraba incubando fue de 32,1°C (± 1,65; rango: 24,4-‐34,8°C) y durante los recesos fue de 28,30°C (± 2,05 – rango: 23,2-‐31,9°C). En este periodo, la tempera-‐ tura media ambiental en las inmediaciones al nido fue de 22,8°C (± 4,42; rango: 8,2-‐27,1°C). Por la noche la tempera-‐ tura media de incubación registrada fue de 29,2°C (± 1,25; rango: 27,5-‐33,2°C) y la ambiental de 12,4°C (± 3,41; rango: 7,8-‐23,2°C). En la Tabla 3 se detallan datos de temperaturas para los diferentes periodos del día.
Figura 2: Datos de temperatura registrados en uno de los sensores colocado en un nido de Charata (Ortalis canicollis) en Río Ceballos, Córdoba, Argentina.
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Tabla 3: Temperaturas media (± DE), rango (valores mínimos y máximos) de incubación, receso y ambiental en diferentes periodos del día en un nido de Charata (Ortalis canicollis), en Río Ceballos, Córdoba, Argentina. PERIODOS Temperaturas (°C) Incubación Receso Ambiente*
MAÑANA 06:00-‐12:00 hs. Media ± D.E Rango 30,8 ± 1,72 24,4-‐32,7 26,7 ± 1,67 23,2-‐29,9 17,5 ± 4,93 8,2-‐22,5
TARDE 12:00-‐21:00 hs. Media ± D.E Rango 32,6 ± 1,25 26,7-‐34,8 29,7 ± 1,05 27,9-‐31,9 25,3 ± 1,25 22,1-‐27,1
NOCHE 21:00-‐06:00 hs. Media ± D.E Rango 29,2 ± 1,25 27,5-‐33,2 — — 12,4 ± 3,41 7,8-‐23,2
* Se refiere a la temperatura ambiental junto al nido. A unos 20 cm, donde se coloco el sensor.
Eclosión y descripción de los pichones En el primer nido, la eclosión fue a los 22 días de haberlo encontrado. Este registro fue en horas de la tarde encontrando las cáscaras rotas en el nido y los pichones en el suelo. Se observo a dos de los pichones moviéndose por el suelo, totalmente provistos de plumas y vocalizando. Se realizaron mediciones a uno de ellos: Peso: 32, g. – Tarso derecho: 20,97 mm. – Tarso izquierdo: 21,03 mm. – Largo total (del pico a la cola): 95 mm. La coloración del plumaje era grisácea a negro en el dorso y alas, vientre y pecho más claro, notándose una franja negra que va del lomo a la co-‐ rona. En la parte superior de la cabeza (corona) es notable una coloración marrón del pichón. El pico es más claro en la parte de la maxila, que se va haciendo más oscuro en la parte del culmen y termina con la punta de color blanco.
Las patas son de color claro uniforme (Figura 3). Ambos pa-‐ rentales estaban cerca de los pichones (5-‐8 m), sobre los árboles, emitiendo vocalizaciones de alarma muy fuertes cuando nos acercamos a los pichones. Al día siguiente de la eclosión, se recorrió la zona dentro de un radio de 20-‐30 metros alrededor del nido, y no se observó a los pichones ni a los parentales. En el segundo nido, la eclosión fue a los 24 días de haberlo encontrado (Figura 4). Se lo revisó por la tarde y los pichones se encontraban fuera del nido, muy inquietos y no se logró manipularlos. Los parentales vocal-‐ izaban realizando sonidos de alarma. Al día siguiente, los parentales y pichones no se encontraron en el lugar. No se tiene registro de eclosión del tercer nido, encontrando las cáscaras en el nido y ningún pichón ni adulto cerca del sitio (Figura 5), por lo que no pudo corroborarse si los huevos eclosionaron normalmente o si el nido fue depredado.
Figura 3: Fotografía del primer nido de Charata (O. canicollis) en Río Ceballos, Córdoba, Argentina. A: fotografía tomada desde abajo del nido. B: nido. C y D: hue-‐ vos. E: cáscaras de los huevos luego de la eclosión. F, G, H e I: único pichón al que se le tomó medidas.
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Como dato adicional, el día 1 de diciembre del 2013 se pudo visualizar un volantón junto a los parentales que no pertenecía a ninguno de los nidos encontrados. Este se pudo fotografiar y observar que su coloración es de color clara y con la punta del pico color blanco al igual que el pichón, y se movía muy rápido entre las ramas del árbol (Figura 6).
DISCUSIÓN El presente trabajo es el primer reporte de un estudio realizado a campo en el que se describen el nido, huevos, parámetros de incubación y pichones de la Charata en Ar-‐
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gentina, lo que brinda un aporte fundamental para el cono-‐ cimiento y comprensión de su historia natural. Como ya lo describieron otros autores (Brieva 2002), el nido construido es relativamente pequeño en propor-‐ ción al tamaño del ave. En base a lo observado en tres ni-‐ dos encontrados en el bosque Chaqueño de la provincia de Córdoba, la Charata demostraría cierta flexibilidad en cuanto al material utilizado para la construcción del nido así como la especie de planta soporte del mismo. Si bien no existen descripciones previas respecto a los materiales seleccionados para la construccion de nidos en esta especie o a la selección de la planta soporte para localizar el nido, es probable que la especie utilice los recursos disponibles y
Figura 4: Fotografía del segundo nido de Charata (O. canicollis) en Río Ceballos, Córdoba, Argentina. A: ubicación del nido. B y C: nido. D y E: huevos. F: cascara de uno de los huevos luego de la eclosión.
Figura 5: Fotografía del tercer nido de Charata (O. canicollis) en Río Ceballos, Córdoba, Argentina. A: parental cerca del nido. B y C: ubicación del nido. D, E y F: nido y huevos.
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Figura 6: Fotografía de un volantón de Charata (Ortalis canicollis) encontrado junto a los parentales en Río Ceballos, Córdoba, Argentina.
mas abundantes en el ambiente, ya que las especies vege-‐ tales aquí mencionadas como recursos materiales del nido y soporte del mismo son relativamente abundantes en el sitio de estudio. Lamentablemente en el presente estudio no se realizó una evaluación de la disponibilidad relativa de los citados recursos a fin de poder determinar si la Chara-‐ ta posee alguna preferencia respecto a estos recursos. Lo que sí podemos mencionar es que la Charata aparentemen-‐ te puede utilizar una variedad de elementos para construir sus nidos, incluso hojas de especies exóticas introducidas en el ambiente (como lo es Ligustrum lucidum). La forma de los nidos observados, una plataforma de hojas y ramas suspendida entre las ramas del arbol soporte, es similar a lo descripto por otros autores en CGS (1999). De los tres nidos encontrados la estructura en una plataforma puede variar en cuanto a la proporcion de ramas y hojas utilizadas, y en su grado de compactación (por ejemplo mientras dos de los nidos tenían una estructura relativamente compacta, el tercero tenia una estructura muy laxa, y mas bien parecía ”mal armado” con apenas unas hojas secas depositadas en la copa del árbol). Nuestras mediciones indican que las dimensiones y peso de los huevos de O. canicollis se asemejan al de otras especies del mismo género, como O. vetula (CGS 1999). En los huevos encontrados se observaron manchas, las cuales fueron aumentando su coloracion en el transcurso de la incubación, lo que sugiere que no corresponderían a una coloración intrínseca de la cáscara sino que serían proba-‐ blemente el resultado de la descomposición de las hojas del nido a causa de la humedad durante la incubación (CGS 1999). De acuerdo a las fechas en que se encontraron los ni-‐ dos activos y al encuentro adicional de un volantón a princi-‐ pios del mes de Diciembre de 2013, el período reproductivo aparentemente coincide con la época de lluvia (Schaefer, 1953), que en el área de estudio va desde Octubre a Febre-‐ ro. Debido a que los nidos encontrados ya estaban en la etapa de incubación es imposible determinar en este tra-‐ bajo la duración del periodo de incubacion. Sin embargo en base a los días que llevó a dos de los nidos encontrados a eclosionar (22 y 24 días) podemos decir que el período de incubación sería de al menos 24 días. En base a la descrip-‐ ción de la duración de períodos de incubación en otras es-‐
pecies del mismo género (Simas 1979, CSG 1999) y al hecho de que los nidos encontrados se observaron relativamente bien armado y con los materiales de construcción bien ver-‐ des y frescos, es posible que la duración del período de incu-‐ bación de la especie sea cercano a los 24 días. En el presente trabajo se utilizaron sensores de tempe-‐ ratura para monitorear el comportamiento de incubacion de los tres nidos encontrados. La comparación de los registros de dichos sensores con observaciones directas del nido co-‐ rroboran que el uso de sensores de temperatura en el nido es una metodología apropiada para dicho monitoramento. Por el hecho de que los sensores de temperatura estuvie-‐ ron ubicados en contacto con los huevos, se asume que la temperatura registrada por dichos sensores sería similar a la experimentada por los huevos durante el período de incu-‐ bación. En este sentido la temperatura registrada dentro de los nidos siempre fue superior a los 20°C, y la temperatura registrada durante los momentos de incubación oscila cerca de los 30°C durante el día y por las noches, por lo que se estima que la hembra mantendría una temperatura mínima de 30°C durante los eventos de incubación. En cuanto al comportamiento de incubación, nuestras observaciones sugieren que la incubación de la Charata es de tipo intermitente, intercalando largos períodos de in-‐ cubación (aproximadamente de tres horas y media) y que las salidas son pocas y también prolongadas. Es la hembra quien incuba, y dedica una gran proporción del día dentro del nido a esta actividad (aproximadamente 11 de 14 horas del día). Aparentemente este comportamiento de incuba-‐ ción se asemejaría al de otras especies del mismo género. Por ejemplo, Simas (1979) describió para O. leucogastra in-‐ cubaciones de 244 minutos de promedio y los recesos de 111 minutos. Por su parte, Gurrola (1985), Rowley (1984), Peterson y Chalif (1989) describieron recesos (salidas del nido) de más de 3 horas de duración en O. poliocephala, durante la mañana y de más de una hora por la tarde. Gon-‐ zález-‐García (1995), describió para otra especie de Crácido (Oreophasis derbianus) en México, periodos de incubación y recesos más cortos que los descritos aquí, y no se describen comportamientos nocturnos. Estos resultados indican que el esfuerzo de incubación de la especie no es despreciable, particularmente siendo que la hembra no comparte dicha actividad con el macho ni este le provee alimentos durante su estadía en el nido. Adquirir más información respecto a
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los comportamientos de incubación de esta especie sería de gran importancia a fin de relacionar el esfuerzo invertido por la hembra con el éxito de eclosión u otros parámetros relacionados al éxito reproductivo de la especie. Por otro lado, análisis detallados de los patrones de movimiento de los parentales durante la incubación, utilizando una combi-‐ nación de metodologías como sensores de temperatura y cámaras filmadoras, podrían brindar información interesan-‐ te respecto por ejemplo a posibles movimientos nocturnos como los registrados en el presente trabajo, ya que esos pueden corresponder ya sea a comportamientos naturales de la especie o solamente a una respuesta comportamental a la presencia de predadores en los alrededores del nido. Habiéndose monitoreado los nidos diariamente hasta la fecha de eclosión, se pudo hacer una descripción de los pichones en el día cero o día de eclosión. Siendo esta una especie nidífuga, los pichones nacen completamente desa-‐ rrollados y abandonan el nido inmediatamente posterior a la eclosión, y aparentemente permanecen en el suelo en las proximidades del nido durante las 24 hs posteriores a la eclosión, luego de lo cual se dispersarían con los adultos. Aparentemente las crías permanecerían con los durante un tiempo, a juzgar por la cría que observamos con un adulto en diciembre de 2013. Lamentablemente, no pudo seguirse a las familias como para poder determinar el tiempo en que los adultos proveen de cuidado parental a sus crías. Un dato para resaltar, es que si bien esta especie es muy gregaria (Narosky & Yzurieta, 2010), durante su repro-‐ ducción no se comporta gregariamente, ya que siempre que se realizaron observaciones era uno o ambos parentales los que estaban cerca del nido y nunca se registraron grupos de mayor tamaño durante las temporadas de estudio. Si bien esta especie ha sido citada por lo general como una especie abundante en sectores de bosque Chaqueño en la provincia de Córdoba, hasta el momento no se poseía registros detallados de su biología reproductiva. El presente trabajo constituye un primer reporte de los parámetros bá-‐ sicos de la biología de la Charata en el bosque Serrano de la provincia de Córdoba. Siendo que al menos las poblaciones del extremo sur de su distribución están aparentemente en expansión en la provincia de Córdoba (Nores et al. 1983), sería importante conocer detalles respecto al uso de hábi-‐ tat, selección de sitios de nidificación y parámetros asocia-‐ dos al éxito reproductivo de la especie a fin de conocer en mayor detalle tendencias de su abundancia poblacional.
AGRADECIMIENTOS A la Estancia Santo Domingo por permitirnos reali-‐ zar este trabajo en los bosques de su dominio. A Cristina Beluatti por el alojamiento durante los meses de trabajo. A los ayudantes de campo durante los dos años de mues-‐ treo: Manuela Demmel, Nicolas Cecchetto, Edel Chorolque, José Mauel Sanchez, Lilen Prystupczuk, Marcela Castellino, Agostina Perazzo, Ludmila Maldonado, Renae Schmidt, Jo-‐ han Baechli, Martin Toledo y Pablo Molina. Al biólogo David Vergara por su predisposición para las correcciones y apor-‐ tes a la escritura. A la bióloga Sabrina Villalba por su ayuda y aportes teóricos importantes para la realización del trabajo. Como así también a Nadia Colombero fotografías por la edi-‐ ción de las fotos.
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Descripción de nido, huevos, comportamiento de incubación y pichones de la charata (Ortallis canicollis) en el Bosque Chaqueño... Schaaf, Alejandro A.; Luczywo, Ayelen; Díaz Agustin; Peralta Giovana & Peluc Susana
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BULLETIN OF THE CRACID GROUP GALLIFORMES SPECIALIST GROUP (GSG IUCN-‐SSC/WPA)
Notes on Plumage Patterns and activity of the Great Currasow (Crax Rubra) in northeastern Costa Rica Lucie Lafleur1, Lain Pardo2, R. Manuel Spínola2, Joel Saénz2, Michael V. Cove3 1
Université Jean Monnet de Saint-‐Etienne, France. E-‐mail:
[email protected] Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre, Universidad Nacional, Apartado 1350-‐3000, Heredia, Costa Rica. 3 Selva Verde Lodge, Chilamate de Sarapiquí, Heredia, Costa Rica. 2
RESUMEN: Nosotros usamos cámaras-‐trampa para estudiar 38 sitios boscosos en el corredor biológico San Juan – La Selva, norte de Costa Rica. Para nuestro estudio, nosotros obtuvimos fotografías de 62 individuos del Pavón Norteño/ Hocofaisán (Crax rubra), 34 de los cuales fueron hembras. Entre esas hembras, identificamos dos de los tres diferentes ‘morfos’ existentes en esta especie, el morfo Negro y el Barrado. Siete hembras barradas fueron encontradas en cuatro sitios diferentes. Nosotros no registramos bandadas de más de tres individuos y obtuvimos fotos de juveniles con sus ma-‐ dres. Todas las imágenes fueron tomadas entre las 4:00 y las 18:00 horas, sugiriendo una actividad estrictamente diurna. W>Z^ͳ>s͗ Cámaras-‐trampa, Costa Rica, La Selva. ABSTRACT: We used camera traps to survey 38 forested sites in the San Juan – La Selva Biological Corridor, northern Costa Rica. From our survey, we obtained photographs of 62 individuals of the Great Currassow (Crax rubra), 34 of which were females. Among those females, we identified two of the three different morphs existing within this species, the dark morph and barred morph. Seven barred females occurred at four different sites. We did not record flocks of more than three individuals and we obtained photos of juveniles with their mothers. All pictures were taken between 4:00 and 18:00 h, suggesting strictly diurnal activity. sZ^ͳ,s͗ Armadilha fotográfica, Costa Rica, La Selva.
INTRODUCTION Costa Rica is within the geographic distribution of five of the 10 Cracid species in Mesoamerica (Gonzalez et al. 2001). The regulations of Wildlife Conservation law Nº 32633 of Costa Rica (MINAE, 2005) categorize the Great Curassow (Crax rubra) as threatened due to hunting and habitat loss (Arguedas et al. 1999). Its natural habitat has decreased by approximately 69% (Arguedas et al. 1999), however there is still limited knowledge about the ecology and distribution of this rare cracid in Costa Rica (McCoy 1997). As is typical with the members of the Crax genus, the Great Curassow is sexually dimorphic. Males are black with a white under-‐belly, and a yellow protuberance on the base of their beak (Brooks & Fuller 2006). Females have variable plumage, but typically are brown/coffee on their back and lighter on the ventral face. They have black and white stripes on the head and tail, but sometimes also on the wings and the chest. Three different morphs can be
distinguished: dark, rufous (Red), and barred (Vaurie 1968, Brooks & Fuller 2006). In the early 1900s, reports referred to the Mesoamerican barred currasow form, as C. hecki, which is now recognized as the barred plumage morph of C. rubra females. It has been suggested that these morphs vary along a latitudinal gradient, where dark morphs have been ob-‐ served mainly in eastern Mexico and the red (rufous) phase in Panamá, Colombia and Ecuador (Vaurie 1968, del Hoyo et al. 1994). The barred phase, which is rare in collections and observations, seems to be restricted only to the Yucatan peninsula, Chiapas and Isthmus of Tehuantepec (Mexico) (Vaurie 1968). However, two different morphs (barred and dark) have been observed in the same locality in Belize (Zim-‐ mer 1999), the Yucatan peninsula, Chiapas, and other lo-‐ calities of southern Mexico (Vaurie 1968). In Costa Rica the barred and the dark forms were seen in Guanacaste (BCG 2013), but there is no information about their distribution in the country
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Notes on Plumage Patterns and activity of the Great Currasow (Crax Rubra) in northeastern Costa Rica Lucie Lafleur, Lain Pardo, R. Manuel Spínola, Joel Saénz & Michael V. Cove
The information reported here was obtained from a camera trap survey done in the San Juan – La Selva Biologi-‐ cal Corridor, northeastern Costa Rica. This project aimed at monitoring mid and large sized mammals, but there was re-‐ liable information about Crax rubra. The corridor area cov-‐ ers 2,466 km2 of which 56% is constituted by primary forest, secondary forest in process of regeneration and managed forests for selective logging (Canet-‐Deasanti 2007). The re-‐ mainder of the area is made up largely of agricultural plan-‐ tations and cattle ranches, as well as increasing urbaniza-‐ tion, highlighting the importance of the corridor as a linkage between protected areas of Southern Nicaragua and central Costa Rica (Chassot & Monge 2002). Between June 2009-‐ July 2011, we surveyed a total of 38 sites, separated by ap-‐ proximately 2 km, within and around the corridor. We used multiple cameras at each site (range: 4-‐10) spaced within an array > 250 m apart. We detected the Great Currasow at 19 sites on 56 sep-‐ arate occasions (an occasion was defined as an aggregate of 5 days). We obtained 62 pictures of C. rubra, 24 of which were males, 34 were females and 4 juveniles (1 male, 3 fe-‐ males). It is possible that multiple detections at the same camera location were repeats of the same individuals, but we consider them independent based on plumage and mor-‐ phological characteristics and considering a separation of 24 hours day as independent detections. Amongst females, we had pictures of two of the three different morphs existing for this species. Seven pictures
showed barred females at four different sites, while 25 oth-‐ er pictures showed females of the dark form distributed at 11 sites and two additional pictures were not clear enough to distinguish plumage coloration. Examples of each morph are presented in Figure 1. Additionally, we recorded the presence of these two forms simultaneously at two of the 38 sites surveyed (close to Pangola and in Finca Santa Ines close to Puerto Viejo de Sarapiquí and Chilamate). The plumage patterns have not been studied, but it is well accepted that the seven species of the genus Crax spp are allopatric and there is no evidence of overlap anywhere (Vaurie 1968). Therefore, explanations for the interesting plumage phases among C. rubra females are still unclear and more information on their distribution and behavior may be necessary. Plumage is a secondary sexual charac-‐ teristic, so we could wonder two probable causes for the large range of difference. One could be related with Inter-‐ specific influences, but are unlikely because this species is territorial and rarely allows other species into its territory (Estudillo-‐López 1986); moreover, Crax rubra is the only spe-‐ cies of the genus in Costa Rica. Intra-‐specific influences are also unlikely, because males seem to be the ones that adorn the most important secondary sexual character with their exaggerated beak coloration and protuberance. Individuals appeared alone in the majority (87.5%) of photos. However, we obtained three photos of females with their chicks. The first one was taken the 18th of July of 2009 and shows a female of the dark morph with a juvenile. The
Figure 1. Camera trap photos of the male (a) and different female color morphs (b = barred, c = dark, d = dark morph with longer crest and black chest) of Great Currasow (Crax rubra) in the San Juan – La Selva Biological Corridor, Costa Rica.
Notes on Plumage Patterns and activity of the Great Currasow (Crax Rubra) in northeastern Costa Rica Lucie Lafleur, Lain Pardo, R. Manuel Spínola, Joel Saénz & Michael V. Cove
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REFERENCES
Figure 2. Proportion of total photos of male and female Crax rubra de-‐ tected with camera traps throughout the day in the San Juan – La Selva Biological Corridor, Costa Rica.
second one was taken at the same site on the 27th of July of 2009 and shows a female of the barred morph with a juve-‐ nile male. The last one was taken at another site, the 26th of July of 2010 and shows a dark female with a dark juvenile fe-‐ male and a juvenile male. In El Salvador and Mexico, C. rubra breeds during the dry season between February-‐June (Ser-‐ meño 1997, Martinez-‐Morales 1999). We observed chicks with their mothers during the last month of the reported breeding season. The observation of two different morph females with their offspring at the same site reveals limited evidence of differences in reproductive success among con-‐ specific morphs. We also obtained two photos of two females together, one photo of a pair, and a photo of one female with two males. Currasows occasionally form flocks of up to 20 and typically do not exceed 10-‐15 birds with the majority of flock members as males (Sermeño 1997, Zimmer 1997). We did not record any flocks of more than three individuals, but this may be a consequence of the photographic limits of the camera trap. Birds were only detected between 4:00 to 18:00 h which corresponds to an hour before sunrise and an hour after sunset in this region of Costa Rica. Most pictures were taken around 6:00; 8:00; 12:00 and 16:00 hours (Figure 2). These results vary from those observed in El Salvador, where peak activity occurred between 9:00 and 11:00 h (Sermeño 1997a). Our study did not focus on the behavior of this bird but it seems that it would be possible to distinguish several periods of activity during the day. Most studies of Cracids are based on direct observation using transect methods. Authors generally survey at sunrise and sunset to increase their detection probability. In our surveys, we detected C. rubra throughout the daylight hours and even during midday this species was detected by the cameras. The ecology and distribution of the Great Curasow in Costa Rica is poorly documented (Arguedas et al. 1997, MINAE 2005) and it is mostly limited to national parks and refuges (McCoy 1997, Vaughan 2011, Stiles & Skutch 1989). Here we reported the presence of two morphotypes of the Great Currasow in northeastern Costa Rica. It is important to continue the study of this species in fragmented habitats in Costa Rica and to understand the evolutionary relation-‐ ships between those morphs.
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Vol. 36 -‐ August 2014 -‐ 20-‐23
BULLETIN OF THE CRACID GROUP GALLIFORMES SPECIALIST GROUP (GSG IUCN-‐SSC/WPA)
Sistema de trampeo para captura de paujíes – caso de estudio: el paují de copete (Crax daubentoni) en los llanos venezolanos Carolina Bertsch1 & Gertrudis Gamarra2 1
Lab. de Conservación y Manejo de Fauna Silvestre, Dpto. de Biología de Organismos, Universidad Simón Bolívar, Apdo. Postal 89000, Caracas 1080-‐A, Venezuela. E-‐mail:
[email protected]. Filiación actual: Instituto Piagaçu (IPI), Manaus, AM, Brasil. 2 Hato Piñero, El Baúl, Estado Cojedes, Venezuela.
RESUMEN: Con el fin de estudiar los movimientos espaciales y el uso del hábitat mediante radio-‐telemetría, fueron capturados individuos del Paují de Copete (Crax daubentoni) con la ayuda de trampas tipo lazos, ubicadas en el suelo en zonas frecuentadas por estos. Se logró la captura de 15 paujíes en cinco trampas, empleando un total de 108 horas y un bajo presupuesto. La trampa empleada consistió en lazos accionada por una vara de madera como resorte, la que era liberada por el ave al consumir el alimento con el que se cebó. Este trabajo describe las ventajas y desafíos del uso de este método de captura. PALABRAS CLAVES: Crácidos, método de captura, Pauji de Copete. SUMMARY: In order to study the spatial movements and habitat use by radio telemetry, we captured individuals of Yellow-‐knobbed Curassow (Crax daubentoni) using trap links, located on the floor in areas frequented by tje birds. 15 curassows were captured in five traps, using a total of 108 hours and a low budget. The trap employed ties operated by a wooden stick as a spring, which was released by the bird. This paper describes the advantages and challenges of using this method of capture. KEYWORDS: Cracids, trapping method, Yellow-‐knobbed Curassow. RESUMO: Com a intenção de estudar os movimentos espaciais e o uso do hábitat mediante técnicas de radio telemetria, foram capturados indivíduos do mutum Crax daubentoni com a ajuda de armadilhas de tipo laços, localizadas no chão nas áreas freqüentadas por eles. Se logro a captura de 15 mutuns em cinco armadilhas, usando um total de 108 horas e um baixo orçamento. As armadilhas usadas consistiram em laços acionados por uma vara de madeira que atuava como mola, a qual é liberada pela ave ao consumir o alimento colocado como isca. Este trabalho descreve as vantagens e desafios no uso deste método de captura. PALAVRAS CHAVE: Cracídeos, método de captura, mutum.
INTRODUCCIÓN Al realizar estudios biológicos de distinta índole con poblaciones silvestres resulta imprescindible disponer de información acerca de diferentes métodos para realizar capturas vivas. Algunas aves de hábitos terrestres, como los paujíes, son difíciles de capturar debido a su carácter esqui-‐ vo y tímido. Esto es consecuencia de la alta presión de cace-‐ ría a la que se encuentran sometidos, de que la mayoría de las especies ocurren en densidades bajas o se encuentran amenazadas y/o de que habitan en zonas boscosas (Silva y Strahl 1991, Begazo y Bodmer 1998, Brooks 2006). En el ámbito de un proyecto dirigido al seguimiento de individuos de Crax daubentoni mediante técnicas de radio-‐ telemetría (Bertsch & Barreto 2008a) probamos la eficiencia de trampas tipo lazo, llamadas localmente como “alza-‐pié”, a fin de lograr la captura de los paujíes y colocarles los radio-‐ transmisores. En este trabajo presentamos una descripción
de la técnica de uso de estas trampas, las cuales resultaron altamente efectivas en el caso de C. daubentoni pero que pudieran ser usadas con otras especies de hábitos similares, siempre y cuando sean tomadas en cuenta las precauciones necesarias, a fin de evitar riesgos para las aves asociados al método de captura.
ÁREA DE ESTUDIO Realizamos el estudio en los llanos centrales de Vene-‐ njƵĞůĂ͕ĞƐƉĞĐşĨŝĐĂŵĞŶƚĞĞŶĞů,ĂƚŽWŝŹĞƌŽ;ϴΣϱϲ E͕ϲϴΣϬϱ O), ubicado al sur del Estado Cojedes, entre Diciembre 2001 y Junio 2002. Esta zona zona, se encuentra topográ-‐ ficamente entre los 100-‐600 m.s.n.m., lo cual origina una variedad de hábitat y vegetación, principalmente bosques semi-‐deciduos secos, bosques semi-‐siempreverdes y bos-‐ ques de galería. La temperatura media anual es de 27.5°C
Sistema de trampeo para captura de paujíes – caso de estudio: el paují de copete (Crax daubentoni) en los llanos venezolanos Bertsch Carolina & Gertrudis Gamarra
y presenta un clima con una fuerte estacionalidad, con un período de lluvias (Abril hasta Noviembre) y otro de sequía (Diciembre hasta Marzo). La precipitación total media anual es de 1469.6 mm (Barreto y Hernández 1988). Aunque Piñero es básicamente un hato ganadero, des-‐ de el año 1953 han sido establecidas diferentes medidas de conservación tales como el mantenimiento de corredores ecológicos entre los pastizales, grandes extensiones de bos-‐ que continuo, la total prohibición de la cacería de la fauna silvestre, así como un estricto control de la tala y la quema (A.J. Branger, com. pers.; Hato Piñero 2013). Como conse-‐ cuencia, esto ha permitido la existencia de poblaciones de fauna silvestre de tamaño considerable, que han favorecido el desarrollo de actividades ecoturísticas. En el área existen dos especies de crácidos, la Guacharaca del Norte (Ortalis ruficauda) y el Paují de Copete (C. daubentoni), siendo esta última actualmente amenazada a lo largo de todo su ran-‐ go de distribución, en Venezuela y Colombia (Buchholz y Bertsch 2006).
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diámetro), relativamente elástico, de unos 3 m de largo. La fuerza ejercida por la vara una vez que era activada era un aspecto muy importante a verificar al seleccionarla, debido a que si la vara es demasiado elástica, esta va a rebotar mu-‐ chas veces al ser liberada, lo que no conviene pues en modo alguno se desea que el ave sea sacudida varias veces al ser capturada, sino solo que sea “alzada” una vez, rápida pero firmemente. Para comprobar esto, se probó la fuerza de re-‐ torno de la vara usando un objeto de peso similar al peso promedio (ca. 3 kg) de un individuo de C. daubentoni; en-‐ tonces se verificaba el desempeño de la vara con ese peso, de modo que lograra levantarlo, pero al mismo tiempo, sin sacudirlo fuertemente. Por otro lado, al cabo de una semana luego de haber sido cortada, la vara debía ser reemplazada por otra (de-‐
MÉTODOS Localmente conocida en los llanos venezolanos como “alza-‐pié” o “vara-‐lazo”, este tipo de trampa era utilizada en décadas pasadas para cazar diferentes presas animales cuando no era común ni accesible disponer de armas de fuego. Sin embargo, a diferencia de estas últimas, el uso del “alza-‐pié” permite una captura viva, a pesar de que si no es usada correctamente, podria ocasionar lesiones, lujaciones o hasta fracturas en los miembros inferiores del animal. Las trampas en cuestión consistieron en lazos atados a una vara larga de madera, doblada y asegurada en tensión mediante un sistema de gatillo compuesto por varias piezas pequeñas de madera colocadas en el suelo, y que permi-‐ ten que la trampa sea disparada (Fig. 1). La trampa se activa cuando el ave picotea el cebo presente en la trampa. Cuan-‐ do esto ocurre el ave es atrapada por una pata, quedando suspendida “boca abajo”, hasta que el investigador llega in-‐ mediatamente para liberarla. Las trampas fueron siempre activadas bajo la continua supervisión del investigador, y se procuró alternar el horario de apertura y activación de las mismas (por ejemplo, si era activada por la mañana, se desactivaba por la tarde y vice-‐versa), a fin de que las aves no relacionaran el alimento ofrecido con la presencia de las trampas y continuaran visitándolo. Los lazos como tal, fueron elaborados con una cuerda de nylon suave (ca. 0.5 cm de grosor), con un nudo corre-‐ dizo de una sola dirección. Este es un aspecto muy impor-‐ tante a considerar, pues un hilo o cuerda muy finos podría provocar cortes en las patas de las aves. Cada lazo, una vez abierto en el suelo, tuvo aproximadamente 0.5 m de diámetro. Para aumentar la eficacia de la trampa, fueron colocados tres lazos en cada una, lo que permitió capturar aves que se acercaban desde varias direcciones. Conviene resaltar que, previo a abrir los lazos en el suelo, fueron re-‐ tirados tanto la hojarasca como posibles piedritas del área donde se iba a colocar la trampa, de tal modo que la co-‐ mida fuera más conspicua y ejerciera una mayor atracción visual. La vara de madera en cuyo extremo eran atados los la-‐ zos, consistió de un tronco delgado de un árbol (ca. 4 cm de
Figura 1: A. Vista general de la trampa. B. Detalle de los lazos. Foto: Gui-‐ llermo Barreto.
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Sistema de trampeo para captura de paujíes – caso de estudio: el paují de copete (Crax daubentoni) en los llanos venezolanos Bertsch Carolina & Gertrudis Gamarra
Tabla 1: Éxito de captura de las trampas. Trampa Meses de captura 1 Diciembre 2 Febrero 3 Febrero-‐Marzo 4 Mayo 5 Junio
Nro. de individuos capturados 6 1 4 1 3
Nro. de horas de trampeo (nro. de dias) Éxito de captura (numero de individuos/hora) 32 (7) 0.19 30 (6) 0.03 20 (4) 0.20 10 (2) 0.10 16 (3) 0.19
pendiendo del tipo de madera), ya que transcurrido este pe-‐ ríodo, la madera se iba secando, perdía flexibilidad y por lo tanto su fuerza. Al igual que con el alimento, la vara de ma-‐ dera fue cortada y enterrada en el suelo unos 3-‐4 días antes de ser colocado el sistema completo de la trampa, esto con el objetivo de que las aves se habituaran a su presencia en el área. Como cebos fueron utilizados diferentes tipos de alimentos (como mazorcas de maíz y harina de maíz coci-‐ da). Es importante resaltar que el cebo debe ser compacto a fin de evitar que se deshaga al ser picoteado repetidamente por las aves. Estas trampas fueron ubicadas durante la sequía en zonas frecuentadas por los paujíes, por su cercanía al agua (laguna, quebrada o caño) o por ser áreas de descanso. En la temporada de lluvias, fueron colocadas en zonas identi-‐ ficadas como posibles territorios, en los que se encontró un macho vocalizando en repetidas ocasiones y, al menos, una o más hembras anidando (Kvarnbäck y col. 2008). Una vez identificadas estas áreas, se procedió a colocar alimen-‐ tos (frutas, maíz) durante varios días consecutivos a fin de habituar a las aves a frecuentar y permanecer comiendo el lugar. Sólo después de que las aves ya estaban habituadas a comer en las cercanías de la trampa, comenzamos el tram-‐ peo como tal.
RESULTADOS Fueron armadas cinco trampas en localidades distintas del hato. En ellas, logramos capturar 15 individuos: 10 hem-‐ bras adultas y cinco machos (cuatro adultos y un subadulto). Todas las aves estaban vivas y sin daños físicos visibles des-‐ pués de su captura: caminaban normal y, a excepción de un acicalamiento repetitivo en la espalda por algunos minutos (por tener el arnés con el transmisor recién colocado), to-‐ das volvieron a sus actividades de forrajeo al cabo de poco tiempo. Esto pudo verificarse mediante el seguimiento de las mismas con radio-‐telemetría durante siete meses pos-‐ teriores a la captura, contados a partir del momento de la liberación. El esfuerzo de captura fue de 20 días de trampeo (108 horas), con un promedio de cuatro días por trampa. No se logró ninguna recaptura, a pesar de que varios individuos capturados fueron observados nuevamente en las cercanías de la zona de la trampa. Aunque en todas las trampas instaladas se lograron capturas, el éxito de captura difirió entre estas (Tabla 1). Tres de las trampas tuvieron un éxito de captura similar y mayor al resto. A pesar de que las horas de trampeo fueron alterna-‐ das, la mayoría (80%, n = 12 individuos) de las capturas ocu-‐ rrió entre las 06:00 y las 09:00 h; o hacia el final de la tarde (17:30-‐18:30 h). Durante la época seca resultó más fácil la cap-‐ tura de las aves (n = 11 individuos), con respecto a la de lluvias.
DISCUSIÓN El presente, constituye uno de los reportes más exitosos acerca de la captura de crácidos en el campo para realizar in-‐ vestigación biológica, y en particular utilizando la trampa tipo “alza-‐pié”. Muy pocos estudios han logrado capturar paujíes, destacándose un trabajo con C. fasciolata en Formosa, Argen-‐ tina, donde se logró la captura de seis individuos mediante trampas tipo Tomahawk® (de 100 cm de largo × 65 cm de an-‐ cho × 90 cm de alto) (White et al., No Publicado). Con C. dau-‐ bentoni, Buchholz (1995) intentó capturar individuos, ensa-‐ yando para ello tres sistemas: i) mallas de caída (en inglés, “drop net”) conformadas por un marco de metal de 2 × 2 m con una malla fina negra acoplada a este, suspendidas arriba de un camino frecuentemente visitado por los paujíes. En la cercanía, se colocó un modelo (tipo escultura) de un Paují de Copete, conjuntamente con la grabación del canto de silbido descendente (“Yiiiiiiiiii “) de los machos, con el objetivo de atraer los paujíes hasta allí. ii) Trampas (en inglés denomina-‐ das “drift fence with cage trap”) constituidas por dos cercas de 1,30 m de alto que se estrechaban unos 17 m hacia el bos-‐ que, colocadas en forma de embudo. Al final de este se en-‐ contraba una jaula donde atrapar a los pajuiles. iii) Trampas tipo jaulas con una entrada en forma de embudo cebada en su interior con frutas y maíz. A pesar de todos estos ensayos, ninguno tuvo éxito (R. Buchholz, com. pers.). En un estudio en andamiento envolviendo radio telemetría de C. alector en la Guyana Francesa, hasta la fecha han sido capturados cua-‐ tro individuos, tres de los cuales fueron capturados con ma-‐ llas, y uno usando una trampa de lazo tipo “alza-‐pié” similar a este estudio, ubicada en un camino regularmente usado por los paujíes (C. Richard-‐Hansen, com. pers.). El tipo de trampa seleccionada resultó muy eficiente, por varias razones: 1) fue requerido un esfuerzo relativa-‐ mente bajo para capturar los individuos; 2) ninguno de los animales sufrió daño alguno, pues todos fueron capturados por una pata sin que esta resultara maltratada; 3) son fáciles y económicas de construir y pueden ser armadas en el lugar con material presente en el mismo; y, 4) al ser las capturas bastante silenciosas, los otros paujíes en las cercanías no se ahuyentan. Varios factores contribuyeron al éxito de captura al-‐ canzado en este estudio: i) la existencia de una protección total de cacería en la zona, lo cual hace que los animales sean menos ariscos que en otras áreas, al mismo tiempo que ha favorecido la existencia de una alta densidad pobla-‐ cional de la especie (Bertsch y Barreto 2008a); ii) que los paujíes estaban habituados a frecuentar comederos tempo-‐ rales durante la época de sequía, implementados por el per-‐ sonal del hato a fin de atraerlos para que sean observados más fácilmente por turistas. Básicamente, el éxito de las capturas dependió de dón-‐ de y cuándo fueron colocadas las trampas. Así, la cercanía
Sistema de trampeo para captura de paujíes – caso de estudio: el paují de copete (Crax daubentoni) en los llanos venezolanos Bertsch Carolina & Gertrudis Gamarra
a fuentes permanentes de agua, como lagunas, resultó un aspecto crucial durante los meses más secos (de diciem-‐ bre a marzo) para la presencia de los paujíes. Igualmente, fue durante este período cuando los recursos alimenticios disponibles para ellos son más escasos (Bertsch y Barreto 2008b) que se logró el mayor número de capturas, debido a que los paujíes explotaban ávidamente el alimento ofrecido cercano a las trampas y en consecuencia, siendo atraídos mas fácilmente por el cebo de las mismas. Mediante este ejemplo, queremos destacar el no sub-‐ estimar las técnicas tradicionales existentes localmente para su uso e inclusión en la investigación biológica, y sugerimos explorarlas antes de ensayar técnicas más complicadas, que quizás podrían traducirse en gastos mayores de tiempo y di-‐ nero. Por último pero no menos relevante, queremos enfa-‐ tizar que el uso de este tipo de trampa debe ser considerado únicamente tomando en cuenta todas las precauciones po-‐ sibles para evitar lastimar a las aves. Aunque en este estudio los resultados fueron exitosos, existen también experiencias negativas usando trampas similares: un ejemplo lamentable fue el caso de Pedro Nardelli, quien en la década de 1980 intentó capturar con lazos individuos del Paují de Alagoas (Pauxi mitu) resultando que algunas aves murieran o tuvie-‐ ran lesiones severas en las patas a causa de los lazos (L.F. Silveira, com. pers.). En consecuencia, deben ser observados con mucho cuidado aspectos mencionados aquí, tales como la fuerza y flexibilidad de la vara, el grosor del hilo o cuerda a ser usada para los lazos y el no dejar las trampas activadas sin supervisión permanente y a corta distancia por parte del investigador(a), entre otras, a fin de disminuir potenciales riesgos asociados al uso de estas trampas. Además de esto, sugerimos fuertemente el acompañamiento de un veterina-‐ rio durante las capturas, a fin de evaluar con mayor preci-‐ sión el estado de salud de cada ave y tener la capacidad de tomar medidas, caso ocurra algún problema.
AGRADECIMIENTOS Agradecemos enormemente a los dueños de Hato Pi-‐ ñero por facilitarnos el acceso y permitirnos amablemen-‐ te la estadía en la Estación Biológica del mismo. Gabriela Echevarria, John Kvarnbäck, Oskar Nilsson y Francia Medi-‐ na fueron de gran ayuda durante las capturas en el cam-‐ po. Este estudio fue financiado por la Universidad Simón Bolívar (a través del Decanato de Investigación y Desarro-‐ llo), la Fundación Branger y la Organización para Estudios Tropicales (OTS). Durante la redacción de este artículo, Ca-‐
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rolina Bertsch recibió apoyo financiero del Instituto de Des-‐ envolvimento Sustentável Mamiraua (IDSM) en el marco del Convenio de Cooperación Técnica entre el Instituto Piagaçu (IPI) y el IDSM.
REFERENCIAS Barreto, G. & Hernández, O. 1988. Aspectos bio-‐ecológicos de los Báquiros (Tayassu tajacu y T. pecari) en el Estado Cojedes: Estudio Comparativo. Tesis de Licenciatura. Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. 98 pp. Begazo, A. & Bodmer, R. 1998. Use and conservation of Cracidae (Aves: Galliformes) in the Peruvian Amazon. Oryx 32: 301-‐309. Bertsch, C. & Barreto, G.R. 2008a. Abundancia y área de acción del paují de copete (Crax daubentoni) en los llanos centrales de Venezuela. Ornitologia Neotropical 19: 287-‐293. Bertsch, C. & Barreto, G.R. 2008b. Diet of the Yellow-‐ knobbed Curassow in the central Venezuelan Llanos. The Wilson Journal of Ornithology 120(4): 767-‐777. Brooks, D.M. 2006͘ ŽŶƐĞƌǀŝŶŐ ƌĂĐŝĚƐථ͗ dŚĞ ŵŽƐƚ Threatened Family of Birds in the Americas. Misc. Publ. Houston Mus. Nat. Sci., No. 6, Houston, USA. 169 pp. Buchholz, R. & Bertsch, C. 2006. Yellow-‐knobbed Curassow (Crax daubentoni). pp. 91-‐94. En: Conserving Cracids: the most Threatened Family of Birds in the Americas (D.M. Brooks, Ed.). Misc. Publ. Houston Mus. Nat. Sci., No. 6, Houston, TX. Disponible en: www.cracids.org/ AP_Engl_ebook.pdf. Hato Piñero. www.branger.com/pinero.html. Revisada en Mayo de 2013. Kvarnbäck, J., Bertsch, C. & Barreto, G.R. 2008. Nest-‐site selection and nesting success of the Yellow-‐knobbed Curassow (Crax daubentoni) in a fragmented landscape in the Venezuelan llanos. Ornitologia Neotropical 19: 347-‐352. White, E.E., Orozco, J.C. y Vazquez, A. No publicado. Trapping Bare-‐faced Curassows Crax f. fasciolata in Formosa, Argentina. Silva, J.L. & Strahl, S.D. 1991. Human impact on populations of chachalacas, guans and curassows (Galliformes: Cracidae) in Venezuela. pp. 37-‐52. En: Neotropical Wildlife Use and Conservation. J.G. Robinson & K.H. Redford (Eds.). University of Chicago Press., Chicago, EEUU.
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BULLETIN OF THE CRACID GROUP GALLIFORMES SPECIALIST GROUP (GSG IUCN-‐SSC/WPA)
Situación actual de los crácidos ex situ en Latinoamérica Juan Cornejo Wildlife Conservation Society. E-‐mail:
[email protected] Current address: Fundación Loro Parque, Email:
[email protected]
Los crácidos cumplen un rol crítico en el mantenimien-‐ to de los bosques tropicales como dispersores de semillas, además de ser un importante recurso alimenticio para los humanos con los que comparten su hábitat. La sobre-‐explo-‐ tación por cacería y la destrucción de su hábitat, aunado a su baja tasa de reproducción natural, los sitúa como la fa-‐ milia de aves neotropicales con más especies amenazadas. La creación de programas de reproducción en cautiverio es parte de las estrategias de conservación recomendadas para la mayoría de especies de crácidos amenazadas. Para conocer mejor la situación de la población ex situ de cráci-‐ dos en Latinoamérica (LA) se realizo una encuesta a zoológi-‐ cos y criaderos, solicitando el censo de sus colecciones al 1 de Mayo del 2012. Estos datos se compararon con el censo de crácidos en instituciones de la AZA a final del 2011, y así como en instituciones de la EAZA a finales del 2010. Un total de 68 zoos y criaderos en LA respondieron el cuestionario, 86% de las cuales reportaron crácidos en sus colecciones. Se registraron 2412 individuos para LA, 605 para EAZA y 168 para AZA. El censo pera LA incluye el 74% de las institucio-‐ nes miembros de la ALPZA, sin embargo el 67% de los in-‐ dividuos se reportan en cuatro criaderos privados de Perú, México y Brasil. El análisis preliminar de este censo muestra
en LA están representadas el 90% de las 51 spp de crácidos reconocidas, en EAZA el 53% y en AZA el 35%. Todos los gé-‐ neros están representados en LA, pero fuera de esta región no existen Chamaepetes en cautiverio, y en AZA además no existen ejemplares de Penelopina ni de Mitu. Para ocho spp existen más de 100 individuos en cautiverio (en orden descendente: Crax rubra, C. blumenbachii, Pipile jacutinga, C. fasciolata, Mitu mitu, Penelope obscura, P. albipennis, y Ortalis guttata), pero solo cinco de estas spp se encuentran en la lista de amenzadas de la IUCN. De acuerdo al censo realizado, no existen individuos de cinco especies en cau-‐ tiverio, Pauxi koepckeae, P. ortoni, P. marail, P. dabbenei y Ortalis wagleri, las dos primeras de las cuales se encuentran en grado de amenaza. A nivel global la población de 9 de las especies presentes es menor a 10 individuos, de los cuales las siguientes se encuentran en grado de amenaza: Ortalis superciliaris, Penelope barbata, Penelope pileata, Penelope ochrogaster, y Pipile pipile. Este análisis muestra que aun cuando la familia Cracidae es común en los zoológicos de LA, falta la representación de varias especies que se verían beneficiadas de la conservación ex situ, y es necesario im-‐ plementar programas estructurados de reproducción para las especies amenazadas.
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BULLETIN OF THE CRACID GROUP GALLIFORMES SPECIALIST GROUP (GSG IUCN-‐SSC/WPA)
News FIRST RECORD OF THE PLAIN CHACHALACA ΈKZd>/^sdh>W>>//sEdZ/^Ή IN EL SALVADOR A total of three individuals of the Plain Chachalaca (Ortalis vetula pallidiventris) were observed on 29 July 2012 by re-‐ searchers Luis Pineda and Christian Aguirre inside Montecristo National Park. The park is located in a mountainous conflu-‐ ence called Trifinio, shared between the republics of Guatemala, El Salvador and Honduras, while geographically at the center of Northern Central America. Cracids species in El Salvador include White-‐bellied Chachalaca (Ortalis leucogastra), Crested Guan (Penelope purpurascens), Highland Guan (Penelopina nigra) and Great Curassow (Crax rubra), with two expected species, Horned Guan (Oreophasis derbianus) and the species described in this article. The record was made during the ornithology workshop organized by PIF-‐MESO El Salvador chapter and the Ministry of Environment. For more information contact Luis Pine-‐ da, National Coordinator “Partners in Flight” El Salvador (SV-‐PIF) and Bird Conservation Working Group El Salvador. E-‐mail: info.
[email protected]
zhd/E'/EDZzj&KZ^dEdhZZ^ZsΊ:^͖ŵŝŶŝŵƵŵƌĞƐŽůƵƚŝŽŶŽĨϯϬϬථW/ͿŽĨƚŚĞŽƌŝŐŝŶĂůĨŝŐƵƌĞƐǁŝůůďĞƌĞƋƵĞƐƚĞĚ͘dŚĞtitle must be concise and clearly define the topic of the manuscript. Generic expressions such as “contribution to the knowledge…” or “notes about…” must be avoided. The name of each author must be written fully, followed by the full mailing address, and author for communication in the case of multiple authors. The parts of the manuscript must be organized as follows: – Title (of the manuscript, in lowercase – not capitals -‐ with names and addresses of all the authors) – Abstract/Key-‐Words (with title and up to 300 words; five key-‐words related to the main topics of the manuscript and not already mentioned in the title must be provided in alphabetical order and separated by semicolons) – Introduction (starting on a new page) – Methods (this and subsequent parts continue without page breaks) – Results (only the results, succinctly) – Discussion – Acknowledgments – References – Tables – Figure Legends – Figures For short notes, the same Abstract and Key-‐Words structure outlined above must be included. The text must provide a brief introduction, description of methods and of the study area, presentation and discussion of the results, acknowledgments and references. Conclusions may be provided after the discussion or within it. Each Table should be on a separate page, numbered in Arabic numerals, with its own legend. The legend should be part of the table, and occupy the space made by inserting an extra line at the beginning of the table, in which the cells are merged. Figure legends, occupying one or more pages following the tables, should be numbered successively, also in Arabic numerals. Figures will follow, one to each page, and clearly numbered in agreement with the legends. As necessary, subsections may be identified and labeled as such. All pages should be numbered in the upper, right hand corner. The following abbreviationsƐŚŽƵůĚďĞƵƐĞĚ͗Śථ;ŚŽƵƌͿ͕ŵŝŶථ;ŵŝŶƵƚĞͿ͕Ɛථ;ƐĞĐŽŶĚͿ͕Ŭŵථ;ŬŝůŽŵĞƚĞƌͿ͕ŵථ;ŵĞƚĞƌͿ͕Đŵථ;ĐĞŶƚŝŵĞƚĞƌͿ͕ŵŵථ;ŵŝůůŝŵĞƚĞƌͿ͕ŚĂථ;ŚĞĐƚĂƌĞͿ͕ŬŐථ;ŬŝůŽŐƌĂŵͿ͕Őථ;ŐƌĂŵͿ͕ŵŐථ;ŵŝůŝŐƌĂŵͿ͕ĂůůŽĨƚŚĞŵŝŶ lowercase (not capitals) and with no “periods” (“.”). Use the following statistical notations: P, n, t, r, F, G, U, Ȥ2͕ĚĨථ;ĚĞŐƌĞĞƐථŽĨථĨƌĞĞĚŽŵͿ͕ŶƐථ;ŶŽŶථƐŝŐŶŝĨŝĐĂŶƚͿ͕sථ;ĐŽĞĨĨŝĐŝĞŶƚථŽĨථǀĂƌŝĂƚŝŽŶͿ͕^ථ;ƐƚĂŶĚĂƌĚථĚĞǀŝĂƚŝŽŶͿ͕ ^ථ;ƐƚĂŶĚĂƌĚථĞƌƌŽƌͿ͘tŝƚŚƚŚĞĞdžĐĞƉƚŝŽŶŽĨƚĞŵƉĞƌĂƚƵƌĞĂŶĚƉĞƌĐĞŶƚĂŐĞƐLJŵďŽůƐ;e.g., 15°C, 45%), leave a space between the number and the unit or symbol (e.g.,ŶථсථϭϮ͕WථфථϬ͘Ϭϱ͕ϮϱථŵŝŶͿ͘ >ĂƚŝŶ ǁŽƌĚƐŽƌ expressions should be written in italics (Ğ͘Ő͕͘Ğƚ෴Ăů͕͘ŝŶ෴ǀŝƚƌŽ͕ŝŶ෴ǀŝǀŽ͕ƐĞŶƐƵ). Numbers one to nine should be written out unless a measurement (e.g.,ĨŽƵƌďŝƌĚƐ͕ϲථŵŵ͕ϮථŵŝŶͿ͖ĨƌŽŵϭϬŽŶǁĂƌĚƐƵƐĞŶƵŵďĞƌƐ͘ Author citationsŝŶƚŚĞƚĞdžƚŵƵƐƚĨŽůůŽǁƚŚĞƉĂƚƚĞƌŶ͗;WŝŶƚŽϭϵϲϰͿŽƌWŝŶƚŽ;ϭϵϲϰͿ͖ƚǁŽƉƵďůŝĐĂƚŝŽŶƐŽĨƚŚĞƐĂŵĞĂƵƚŚŽƌŵƵƐƚďĞĐŝƚĞĚĂƐ;^ŝĐŬϭϵϴϱ͕ϭϵϵϯͿŽƌ;ZŝďĞŝƌŽϭϵϮϬĂ͕ථďͿ͖ƐĞǀĞƌĂůĂƵƚŚŽƌƐŵƵƐƚďĞƉƌĞƐĞŶƚĞĚ in chronological order: (Pinto 1938, Aguirre 1976b); for two-‐author publications both authors must be cited: (Ihering & Ihering 1907), but for more than two authors, only the first one should be cited: (Schubart Ğƚ෴Ăů͘ 1965); authors’ names cited together are linked by “&”. Unpublished information by third parties must be credited to the source by citing the initials and the last name of the informer followed by the appropriate abbreviation of the form of communication: (H. Sick ƉĞƌƐ͘෴ĐŽŵŵ͘ͿŽƌs͘>ŽƐŬŽƚ;ŝŶ෴ůŝƚƚ͘); unpublished observations by the authors can be indicated by the abbreviation: (ƉĞƌƐ͘෴ŽďƐ͘); when only one of the authors deserves credit for the unpublished observation or another aspect cited or pointed out in the text, this must be indicated by the name initials: “… in 1989 A. S. returned to the area…”. hŶƉƵďůŝƐŚĞĚ ŵĂŶƵƐĐƌŝƉƚƐ (e.g., technical reports, undergraduate monographs) and meeting abstracts should be cited only exceptionally in cases they are absolutely essential and no alternative sources exist. The reference list must include all and only the cited publications (titles written in full, not abbreviated), in alphabetical order by the authors’ last name: Articles Fargione, J.; Hill, J.; Tilman, D.; Polasky, S. & Hawthornez, P. 2008. Land clearing and the biofuel carbon debt. Science,ϯϭϵ͗ථϭϮϯϱͲϭϮϯϴ͘ ^ĂŶƚŽƐ͕D͘W͘͘ΘsĂƐĐŽŶĐĞůŽƐ͕D͘&͘ϮϬϬϳ͘ZĂŶŐĞĞdžƚĞŶƐŝŽŶĨŽƌ