SI SE HUMILLARE MI PUEBLO

1 “SI SE HUMILLARE MI PUEBLO” Texto: (2 CRÓNICAS 7:14) Propósito: Hacer ver que la humillación es un ingrediente para una vida llena de Dios. Introdu...
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“SI SE HUMILLARE MI PUEBLO” Texto: (2 CRÓNICAS 7:14) Propósito: Hacer ver que la humillación es un ingrediente para una vida llena de Dios. Introducción: A. Cierto predicador narro la siguiente ilustración: “Un labrador recorría juntamente con su pequeño hijo los campos sembrados de trigo para ver si ya estaban maduros. El niño observaba que algunas espigas estaban agachadas casi hasta el suelo, en cambio otras estaban erguidas casi hasta el cielo. Y dijo a su padre: -Me parece que las que tienen la cabeza erguida son las mejores. -El padre le corrige y le dice: -No hijo, las que están agachadas casi hasta el suelo, es porque tienen mucho fruto, están llenas de grano, en cambio las que están erguidas no tienen nada, están vacías”. B. Esta ilustración nos pinta un paisaje de que así es con un alma altiva, orgullosa, ciertamente está vacía, en cambio un espíritu humillado es el que lleva mucho fruto, fruto espiritual abundante y permanente. C. Esto nos enseña que lo que más desea el Señor es ver en sus hijos un corazón humillado. Dice así la Palabra de Dios: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8). D. La ocasión o el contexto es, como hemos visto, la dedicación del templo de David que edificó Salomón. Fue la Palabra de Dios a Salomón, con respecto a esa tierra y en ese día. Después de la dedicación, Salomón dirigió a Dios esa gran oración que ya hemos tenido ocasión de mencionar. 1. Dios recordó las oraciones de Su pueblo y le dijo a Salomón, en el versículo 14: "Mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado". Note usted: "Mi pueblo". ¿A quién se estaba dirigiendo? Pues, por "mi pueblo sobre el cual mi nombre es invocado" se refería a Israel. 2. O sea, que Dios estaba hablando a Salomón sobre Israel. Ahora, si ellos se humillaran, si oraran, le buscaran y dejaran su mala conducta, entonces Dios les prometió a los israelitas tres cosas: escucharía su oración, les perdonaría, y les devolvería la prosperidad a su país. 3. Ésas fueron condiciones concretas que Dios fijó para Israel, y la historia de ese pueblo demostró la exactitud y carácter literal de esos aspectos.

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E. Entonces nuestro pasaje nos transporta al tiempo después de la dedicación del templo hecho por Salomón. Jehová Dios aparece al rey una noche y le dice que si llegaran a presentarse problemas en el pueblo como sequía, plagas o pestes, lo primero que deben hacer es humillarse. 1. El primer paso para obtener bendiciones es humillarse ante nuestro Dios. Jehová Dios siempre llamó a su pueblo Israel un pueblo duro de cerviz, como en Éxodo 32:9, y eso significa que eran un pueblo que no quería humillarse, no quería bajar la cabeza delante de Dios. Israel era altivo, arrogante, orgulloso. 2. Por esto, Dios trató con ellos en forma dura. Mejor es humillarse ante el Señor. Hay bendiciones para quien lo hace así. Permítanme compartirles el siguiente pasaje bíblico: “Humillaos, pues bajo la poderosa mano de Dios, para que ÉL os exalte cuando fuere tiempo” (1 Pedro 5:6). 3. Dios quiere bendecirnos, Dios quiere exaltarnos. Nuestro Señor Jesucristo nos pone el ejemplo, ÉL se humilló hasta la muerte y en consecuencia, Dios le exaltó hasta lo sumo y le dio un Nombre que es sobre todo nombre. ¡Cuán cierto es aquello que dice que “… el que se humilla será enaltecido” (Mateo 23:12). Meditemos juntos en lo que significa este profundo deseo de Dios: Si se humillare mi pueblo… I. HUMILLARSE SIGNIFICA RECONOCER NUESTRO PECADO. A. Quien se humilla tiene la capacidad de reconocer su pecado, su triste condición de un transgresor de la ley de Dios. Quien no quiere humillarse jamás reconocerá sus faltas. Siempre buscará justificarse de sus iniquidades; buscará culpar a los demás. B. El rey David tuvo que humillarse ante el Señor para reconocer su doble pecado de adulterio y homicidio; y cuando se humilló y pidió perdón recibió justificación, bendición, restauración y hasta exaltación. C. Por eso, con toda razón pudo escribir: “Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:16-17).En la Palabra de Dios encontramos muchos ejemplos de grandes personajes que se humillaron y recibieron bendición. 1. Déjenme contarles de un caso particular. Reinaba en todo Israel Roboam, el hijo de Salomón; sin embargo, cuando consolidó su reino, se apartó de la ley de Jehová y todo Israel con él.

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a) Por haberse rebelado contra Jehová, Sisac rey de Egipto subió contra Jerusalén con un ejército incontable. b) Entonces vino el profeta Semaías al rey Roboam y a los príncipes de Judá y les dijo que Dios decía que por haberlo dejado, ÉL también les había dejado en manos de Sisac. c) Entonces, dice la Palabra de Dios: “Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová. Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac” (2 Crónicas 12:6-7). 2. Nuestro Dios dice en su Palabra: “Si se humillare mi pueblo…”. La verdad es que somos un pueblo orgulloso que no quiere reconocer sus pecados. a) Aún tenemos muchos pecados ocultos que si los confesáramos y abandonáramos otra sería nuestra situación. b) Tendríamos un crecimiento sin precedentes; habría mucho poder en el testimonio; en el evangelismo; ganaríamos muchas más almas para Cristo. c) Fundaríamos muchas misiones y por consecuencia muchas iglesias. “Si se humillare mi pueblo…”. Dice el Señor, entonces yo los bendeciría. II. HUMILLARSE SIGNIFICA RECONOCER LA SANTIDAD DE DIOS. A. La humillación a la que nos llama la Biblia demanda reconocer que Dios es Santo, mientras nosotros todos somos pecadores. B. Sin embargo, hay personas que pueden reconocer que han pecado, pero les cuesta mucho trabajo reconocer la santidad de Dios. C. Cuenta la historia bíblica que Moisés y Aarón fueron enviados a Faraón, rey de Egipto para que éste liberara al pueblo de Israel. Pero Faraón endureció su corazón y no dejó ir al pueblo de Dios. La Biblia dice: “Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron: Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva” (Éxodo 10:3).

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1. En varias ocasiones Faraón había declarado que era pecador; pero no que Jehová Dios es Santo. a) Faraón había endurecido su corazón, se empeñaba en su terquedad, se aferraba a su orgullo. b) Creía que él era el más grande y se negaba a aceptar que había Otro mucho más Grande. 2. Por favor, veamos nuevamente las palabras de Moisés y Aarón: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Creo que estas mismas palabras nos las dice Dios a cada uno de nosotros. ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? 3. No querer humillarse delante de Dios es negar su santidad. Es menospreciar su dirección; es desestimar su voluntad. a) Hay personas que se obstinan tanto en sus pecados que llegan a decir que Dios está equivocado y ellas están bien. b) Todo esto se da en querer llevar todo lo contario de los mandamientos de Dios y hacer lo que más bien a nosotros nos parezca “correcto”. c) Hay jóvenes que piensan que Dios está mal en ciertas cosas porque nos les permite los extremos, es decir hacer cosas que ellos creen que no son malas. Este aspecto de la humillación es lo que nos está faltando con urgencia. D. La Biblia nos habla de que aún personas malvadas, cuando se humillaron delante de Dios reconociendo su santidad, fueron bendecidas. Permítanme compartirles del rey Acab, que fue en gran manera abominable, caminando en pos de los ídolos y que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová, a la verdad ninguno fue como Acab. 1. Pero cuando fue amonestado por Dios a través del profeta Elías y le fue anunciado que vendría un gran mal sobre él, entonces él se humilló delante del Señor. 2. Dice el texto bíblico: “Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado. Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por

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cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa” (1 Reyes 21:27-29). Aquí, Dios nos demuestra que la humillación trae bendición. 3. Si me permiten citaré otro ejemplo, el caso del rey Ezequías. Como sabemos este rey enfermó de muerte y Dios le dijo por medio del profeta Isaías que arreglara su casa porque moriría. a) Pero Ezequías oró y pidió al Señor ser sano y Dios lo sanó. Pero Ezequías fue malagradecido. Dice el texto bíblico: “Más Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén” (2 Crónicas 32:25). b) Pero, Ezequías se humilló. Sigamos leyendo el pasaje que dice: “Pero Ezequías, después de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y los moradores de Jerusalén; y no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días de Ezequías” (2 Crónicas 32:26). Conclusión: A. Este pasaje de (2 de Crónicas 7:14) tiene un mensaje para nosotros. No lo puedo dejar de lado, sólo porque Dios no lo dirigió a nosotros. Pero creemos que tiene una fórmula para esta época. Dice: "Mi pueblo". Ahora, ¿quiénes son en estos días los que pertenecen a Su pueblo? Él tiene un pueblo hoy, ese pueblo que llamamos la Iglesia o el cuerpo de Cristo, formado por aquellos que han aceptado el evangelio bautizándose para el perdón de sus pecados. 1. Dice la Escritura en (Tito 2.14), "Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras". Dios tiene Su pueblo. Y Él dijo: "Si se humillare mi pueblo". La naturaleza humana es muy orgullosa, por eso se nos reprende para que seamos humildes. 2. Se nos ha dicho de una manera inequívoca en la Palabra de Dios, por medio del apóstol Pablo, en su carta a los Efesios, capítulo 4, versículos 1 y 2, lo siguiente: "1Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor". 3. Y en la carta a los Gálatas se nos dice que esta actitud forma parte del fruto del Espíritu: "El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,

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templanza", la humildad es, pues, algo recomendable para el creyente de estos días. B. Tenemos otra frase que va a acompañada de la humillación y es la oración y esta frase dice: "que si ellos oraren". Ciertamente, en muchos pasajes del Nuevo Testamento se nos pide que oremos. 1. El Señor Jesucristo les dijo a Sus discípulos que velasen y orasen, y las cartas o epístolas contienen numerosos mandamientos sobre la oración. Por ejemplo, se nos dice en Efesios 6: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica". Y luego, en este mismo versículo 14 de 2 Crónicas, dice: "y buscaren mi rostro", que también es un consejo del Nuevo Testamento. 2. Por ejemplo, en el capítulo 3:1 y 2 de la carta del apóstol Pablo a los Colosenses, se nos dice: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios". a) Luego continuamos leyendo aquí en este versículo 14, del capítulo 7 del Segundo Libro de Crónicas: "y se convirtieren de sus malos caminos" y esto también se aplica a nosotros. b) Dios, tiene mucho que decir sobre el arrepentimiento de los creyentes. En el libro de Apocalipsis, capítulo 3, versículo 19, dice: "Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete". Por lo tanto, el arrepentimiento es algo propio del hijo de Dios. C. Nos preguntamos entonces, ¿qué parte le toca a Dios? Pues bien, Dios ha hecho una promesa aquí en 2 Crónicas; dijo que Él oiría. Y en la primera carta del apóstol Juan, capítulo 3, versículo 22, leemos: "22y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él". Dios también ha prometido perdonar. Dice 1 Juan 1:9, "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados". 1. Te animo hermano a estar a cuentas con Dios hoy, si has dejado

de humillarte o has dejado de orar y tu vida ha ido decayendo poco a poco. 2. Amigo Dios te hace un llamado a humillarte y arrepentirte de

corazón hoy, solo tienes que obedecer al evangelio y creer que Cristo es el hijo de Dios por medio del bautismo para perdón de pecados.

Por: [email protected]

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