SERIE: CONMEMORANDO LOS DERECHOS HUMANOS

1 SERIE: CONMEMORANDO LOS DERECHOS HUMANOS Justicia Social Observatorio de Derechos Humanos MARZO DE 2015 COMPILACIÓN DE ARTÍCULOS INFORMATIVOS ...
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SERIE: CONMEMORANDO LOS DERECHOS HUMANOS

Justicia Social

Observatorio de Derechos Humanos MARZO DE 2015

COMPILACIÓN DE ARTÍCULOS INFORMATIVOS

¿CÓMO MATERIALIZAMOS LA JUSTICIA SOCIAL? UNA PROPUESTA BAJO LA ÓPTICA DEL DILEMA URBANO* *Alonso Cárdenas Cornejo

2 RESUMEN: El concepto de “justicia social” ha ido adaptándose y enriqueciéndose a la par de los grandes cambios de la sociedad. El presente texto busca analizar dicha evolución en un contexto mundial que enfrenta serios retos sociales, especialmente en el ámbito urbano en los denominados países en vías de desarrollo. El texto se divide en tres partes: la primera tiene que ver con precisamente la evolución del concepto de “justicia social” desde sus diferentes ópticas y perspectivas; la segunda abarca una descripción del “dilema urbano”, sus características más trascendentales y la relevancia que tiene para la agenda pública; finalmente la tercera parte propone algunas apuestas de política que articulen el dilema urbano en países en vías de desarrollo con los principales pilares de la justicia social. TEMAS: JUSTICIA SOCIAL / DESIGUALDAD SOCIAL / EQUIDAD

La evolución del concepto de Justicia Social Dos de los estudiosos más importantes que han seguido la evolución del concepto “Justicia Social” son Murillo Torrecilla y Hernández Castilla1. Dichos autores señalan que:

“No fue hasta mediados del Siglo XIX cuando se utiliza por primera vez el término de Justicia Social, en boca de Luigi Taparelli d´Azeglio, sacerdote jesuita italiano. En su obra Ensayo teórico sobre el derecho natural apoyado en los hechos, publicado en 1843, en Livorno, Italia, señala lo siguiente,la justicia social debe igualar de hecho a todos los hombres en lo tocante a los derechos de la humanidad.”

De acuerdo a estos autores, existen tres grandes escuelas o concepciones sobre Justicia Social (JS): la primera es la Justicia Social entendida como distribución. Los exponentes más importantes de esta tendencia son Rawls, Nussbaum y Sen. Su propuesta se centra en la distribución de bienes, recursos materiales, culturales, así como capacidades. 1

Murillo Torrecilla, F. Javier; Hernández Castilla, Reyes. 2011. Hacia un Concepto de Justicia Social. REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación 9: 7-23.

La segunda escuela es la denominada “Justicia Social como reconocimiento”. Entre sus exponentes más destacados están la intelectual feminista y profesora de la Universidad de Nueva York, Nancy Fraser, así como el filósofo y sociólogo alemán, investigador de la Universidad de Frankfurt, Axel Honneth. Esta segunda escuela proclama que el objetivo es que: “,resulta más viable es un mundo que acepte las diferencias de un modo amistoso, en donde el asimilar las normas culturales dominantes o de la mayoría ya no tengo el precio de un respeto igualitario [,].La valoración de las minorías étnicas, raciales y sexuales intentan desarrollar un nuevo paradigma de la justicia que sitúa al reconocimiento en su centro.”2 La tercera escuela es “Justicia como participación”. Entre sus principales teóricos están la profesora de la Universidad de Columbia, Lee Anne Bell y Stephen John Hartnett, docente de la universidad de Denver. Para esta escuela, no es suficiente la distribución de bienes materiales, sino también es preciso consolidar la igualdad de oportunidades, el acceso al poder, especialmente de aquellos que han sido sistemáticamente excluidos por razones de etnia, edad, orientación sexual, entre otras características. El Dilema Urbano

En los últimos años se dado cada vez más prioridad en la agenda pública a los temas de desigualdades urbanas, violencia y pobreza en países en vías de desarrollo; así como las estrategias más eficientes para enfrentarlas. Dos de las instituciones que están liderando esta iniciativa son el Departamento para el Desarrollo Internacional (DFID) del Reino Unido y el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá (IDRC). En análisis de las instituciones previamente citadas señala claramente que en regiones como América Latina, la violencia se ha transformado, pasando de nociones más consolidadas como guerra civil y conflicto a un fenómeno social menos estructurado tales como la violencia criminal y malestar social. En este contexto, es importante destacar que en los últimos años, el mundo se ha convertido en un espacio netamente urbano, se estima que tres cuartas partes de la población mundial viven en cascos urbanos. “Las repercusiones de la violencia en el desarrollo humano son considerables y variadas. Incluyen costos directos medidos en pérdidas de vidas humanas y lesiones físicas, y costos indirectos tales como traumas psicológicos, desplazamientos de poblaciones, y crecimiento económico reducido. Las ciudades hoy en día son centros de violencia multifacética. La violencia criminal y organizada, asociada, asociada en ciertos países con el tráfico de drogas se ha entrelazado con la política nacional. Las pandillas y las milicias han pasado a sustituir a la autoridad pública, ofreciendo protección a las comunidades, muchas veces a un alto precio. La violencia social, incluida la violencia en la esfera doméstica, también constituye un problema grave, especialmente para los jóvenes vulnerables y las mujeres que viven en esos entornos. ”3 2

Ibídem. Página 17. Resumen de Natalie Brender, basado en el estudio de Robert Muggah. “Investigado el dilema urbano: urbanización, pobreza y violencia. Página 03.” 3

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Es este el principal argumento del “dilema urbano” en sociedades como América Latina: Por una parte es innegable que los procesos de urbanización permiten a los pobres tener más acceso a empleo, bienes y servicios; vale decir la urbanización es un fenómeno social que posibilita el desarrollo progresivo de los más vulnerables. Sin embargo, este proceso urbanizador también tiene una cara oscura, es decir se han incrementado las desigualdades, el acceso a bienes y servicios públicos es cada vez más complejo, y la violencia también ha aumentado. Abordar la problemática del “dilema urbano” es sin duda un acto de justicia social, ya que las proyecciones hechas por entidades como el Banco Mundial señalan que prácticamente todo el crecimiento demográfico será en los países con menores ingresos, y dicho crecimiento demográfico se focalizará en las zonas urbanas más marginales, aquellos conocidos como asentamientos informales, villas miseria, por mencionar algunos. En América Latina existe bastante documentación que demuestra que las ciudades no están en capacidad de absorber poblaciones con rápido crecimiento y que la carencia de bienes y servicios, espacios públicos, transporte agudizará las tensiones sociales. Autores como Graham y Chaparro (2011), Fajnzylber et al. (2002), plantean la hipótesis que la violencia criminal es promovida tanto por la desigualdad de los ingresos como por la injusta distribución de las oportunidades económicas. El dilema urbano también tiene una manifestación en el género. Entre las más relevantes podemos citar las siguientes4:  Tanto en los entornos rurales como urbanos hay mucha mayor probabilidad de que sean los hombres los que matan o sean matados. En entornos urbanos es más probable que los hombres sean víctimas de asaltos físicos o robos con violencia. Las mujeres sufren tasas más altas de violencia sexual y violencia doméstica.  Las niñas que han sido expuestas a violencia en el hogar pueden estar más predispuestas a entrar en relaciones abusivas. En una variedad de países, la proporción de mujeres que reportaban haber sido abusadas por su pareja era doble si la propia madre de la mujer había sido abusada.  En contextos de violencia de pandillas y de guerra abierta, por lo general se usa la violencia sexual contra niñas y mujeres como una forma de coerción e intimidación, así como una manera de definir a los grupos rivales.  El diseño de una ciudad puede incidir en los patrones de inseguridad en materia de género. La crítica feminista al respecto muestra que los espacios físicos y sociales de las ciudades reflejan las relaciones desiguales de género en una sociedad dada [D], el transporte público concebido para las necesidades de los trabajadores hombres prestaba menos atención a los asuntos de seguridad de la mujer. Apuestas de Política para reducir el “dilema urbano” y contribuir a la justicia social

Como hemos visto, en el mundo actual la gran mayoría de los seres humanos habita en espacios urbanos. En los últimos años el crecimiento de estos espacios ha sido exponencial y los Estados, principalmente aquellos de las naciones en vías de desarrollo, se han visto desbordados por procesos migratorios masivos. En el siglo XXI no es posible hablar de justicia social sin desconocer las implicancias que 4

Ibídem, página 10.

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conlleva el dilema urbano. La materialización de la distribución, reconocimiento y participación, dimensiones previamente analizadas de la JS debe pasar por diseñar e implementar políticas públicas dirigidas a la juventud en riesgo, renovación urbana y mejoramiento de barrios marginales. En este sentido la justicia social será viables siempre y cuando se diseñen intervenciones priorizando oportunidades de trabajo a la juventud, especialmente aquella más proclive a la violencia y al crimen, es decir, los jóvenes varones en contextos marginales. De igual forma, ya hay experiencias exitosas de renovación urbana que contribuye a la seguridad pública. La apuesta de esta política es “resucitar” áreas urbanas marginales y/o en decadencia mediante el viviendas sociales, incentivos tributarios y reingeniería ambiental. En este espacio juega un rol fundamental el acceso a parques y espacios públicos. De acuerdo con estudios, si bien algunos proyectos en América Latina se centraban en la reducción de la pobreza urbana, los medios diseñados, vale decir, mejoramiento de las condiciones de vida en barrios marginales, lograron importantes avances en reducir la violencia urbana. Mención aparte merece el tema de género. Las políticas que buscan reducir el dilema urbano deben considerar sine qua non, las relaciones dispares de poder existentes en la construcción social. En este aspecto juega un rol fundamental el tema del transporte, por citar un ejemplo. Existen ya experiencias exitosas en que las mujeres pueden sentirse seguras en el transporte público. Una de estas maneras por ejemplo es dividir los autobuses o vagones del metro de acuerdo con el sexo. Si bien es cierto que esto no resuelve el tema estructural de índole cultural, si contribuye significativamente en el inmediato plazo a reducir los niveles de acoso y violencia sexual que se dan en el transporte público. A manera de conclusión, en el siglo XXI, dado que las grandes mayorías viven en espacios urbanos caóticos y marginales, y que la justicia social está asociada con dimensiones como distribución, reconocimiento y participación, es imperativo que el diseño urbano tienda a incrementar las posibilidades de tener una mejor calidad de vida de las poblaciones vulnerables. Intervenciones públicas en transporte, parques y espacios públicos, medio ambiente, renovación urbana, por mencionar algunas, efectivamente contribuirán a lograr mayores niveles de justicia social. Es fundamental que dichas intervenciones públicas, al momento de diseñarse, implementarse y evaluarse, consideren las relaciones de poder desiguales existentes entre hombres y mujeres, con la finalidad evidente de reducirlas.

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