SEMANA 8 BOSQUEJO SEMANA 8 BOSQUEJO. BOSQUEJOUn hombre de Dios, que tiene el aliento de Dios

SEMANA 8 — BOSQUEJO 146 147 BOSQUEJO Un hombre de Dios, que tiene el aliento de Dios Lectura bíblica: 2 Ti. 3:14-17 Día 1 I. El propósito suprem...
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SEMANA 8 — BOSQUEJO

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BOSQUEJO Un hombre de Dios,

que tiene el aliento de Dios Lectura bíblica: 2 Ti. 3:14-17

Día 1

I. El propósito supremo de Dios es obtener un Dios-hombre corporativo que le manifieste de manera corporativa; Dios no desea obtener un hombre bueno, sino un Dios-hombre, un hombre de Dios, que tiene el aliento de Dios (Jn. 1:1, 14; 1 Ti. 3:15-16; 2 Ti. 3:16-17): A. “Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gn. 2:7): 1. El aliento de vida insuflado en el cuerpo del hombre vino a ser el espíritu del hombre, el espíritu humano (Pr. 20:27; Job 32:8). 2. El aliento de vida insuflado en el hombre no era la vida eterna de Dios ni el Espíritu de Dios; no obstante, debido a que el espíritu humano procedió del aliento de vida de Dios, dicho espíritu es muy parecido al Espíritu de Dios (cfr. Gen. 2:8-9). 3. Por tanto, ahora es posible que se produzca una transmisión entre Dios el Espíritu y el espíritu del hombre, y que el espíritu humano tenga contacto con Dios y sea hecho uno con Él (Ro. 8:16; 1 Co. 6:17). B. “Sopló en ellos y les dijo: Recibid el Pneuma Santo” (Jn. 20:22, lit.): 1. El Pneuma Santo es el Espíritu Santo, el Aliento Santo. 2. En el Evangelio de Juan encontramos tres palabras maravillosas: el Verbo, la carne y el aliento; el Verbo es Dios, la carne es el hombre y el aliento es el Espíritu (1:1, 14; 20:22). 3. El Verbo se hizo carne para efectuar la redención jurídica y luego resucitó para llegar a ser el Aliento Santo que mora en nosotros y que nos brinda el suministro a fin de que se lleve a cabo nuestra salvación orgánica (1:14, 29; 1 Co. 15:45; Ro. 5:10; 10:12-13; cfr. Lm. 3:55-56).

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SEMANA 8 — BOSQUEJO C. “Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios” (2 Ti. 3:16a): 1. La Escritura, la palabra de Dios, es la exhalación de Dios. 2. Las palabras pronunciadas por Dios son Su exhalación; por tanto, Su palabra es espíritu, o aliento (Jn. 6:63). D. Todo esto nos revela que ser un hombre de Dios que tiene el aliento de Dios requiere que ejercitemos nuestro espíritu, que continuamente recibamos el Espíritu y que inhalemos la palabra de Dios (1 Ti. 4:7; Gá. 3:2; Ef. 6:17-18a). II. El antídoto contenido en la vacuna divina, que contrarresta la decadencia de la iglesia, es la Escritura dada por el aliento de Dios, la cual es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea cabal, enteramente equipado para toda buena obra (2 Ti. 3:14-17): A. La Biblia es el aliento de Dios, este aliento es el Espíritu y el Espíritu da vida (Jn. 6:63): 1. Cada vez que leemos la Biblia debemos inhalar a Dios para recibir vida, y cada vez que enseñamos debemos exhalar a Dios para impartir vida a otros (Hch. 6:4). 2. Debemos leer la Biblia con toda oración y petición en el espíritu a fin de inhalar a Dios y debemos ministrar la palabra como Espíritu a fin de exhalar a Dios e infundirlo en otros (Ef. 6:17-18a; Hch. 6:10; 2 Co. 3:6). B. Desde la perspectiva divina, la Biblia es la exhalación de Dios; desde nuestra perspectiva, la Biblia es el medio por el cual recibimos el aliento de Dios, lo cual nos es útil en cuatro aspectos: nos enseña, nos redarguye, nos corrige y nos instruye en justicia: 1. La enseñanza es equivalente a la revelación; enseñar consiste en descorrer el velo para que la gente pueda ver algo del Dios Triuno y Su economía (Ef. 1:17; 3:9). 2. La revelación que hemos visto nos redarguye; cada vez que vemos algo de Dios, nos percatamos de nuestros errores, malas obras, defectos y

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pecados y, como resultado, somos redargüidos y reprendidos; cuanto más veamos a Dios, cuanto más le conozcamos y le amemos, más nos aborreceremos y negaremos a nosotros mismos (cfr. Is. 6:1-8; Job 42:5-6; Mt. 16:24). 3. Después de ser redargüidos somos corregidos; corregir significa rectificar lo incorrecto, hacer que alguien retorne al camino correcto y restaurarle a una condición recta (cfr. 7:13-14; Jac. 5:19-20). 4. Instruir en justicia significa ser divinamente instruido a fin de disfrutar a Cristo como la justicia que se exhibe en nuestra conducta y también significa ser divinamente disciplinado a fin de tener paz con Dios y con los hombres (Fil. 3:9). C. El resultado de que Dios se exhale a Sí mismo por medio de la Escritura para enseñarnos, redargüirnos, corregirnos e instruirnos en justicia, es que el hombre de Dios sea cabal, enteramente equipado para toda buena obra (2 Ti. 3:17): 1. Un hombre de Dios es un Dios-hombre, alguien que es partícipe de la vida y naturaleza de Dios (Jn. 1:12-13; 2 P. 1:4) y, por ende, es uno con Dios en Su vida y naturaleza (1 Co.6:17) y así le expresa. 2. La exhalación de Dios produce Dios-hombres; debemos inhalar al Dios Triuno continuamente leyendo las Escrituras con oración, a fin de recibir revelación y ser redargüidos, corregidos e instruidos en justicia. III. Recibir la palabra de Dios como el aliento de Dios a fin de llegar a estar constituidos de Dios, equivale también a recibir la palabra de Dios como la espada del Espíritu a fin de dar muerte al adversario de Dios (Ef. 6:17-18a): A. Satanás no solamente es el enemigo que está fuera de nosotros, sino también el adversario que está dentro de nosotros; para afrontar este adversario, es preciso que experimentemos el poder aniquilador de la palabra, orando la palabra constante de la Biblia para que ésta se convierta en la palabra que el Espíritu nos habla en un momento dado (Jn. 6:63; Ef. 5:26; Ap. 2:7).

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SEMANA 8 — BOSQUEJO B. La espada, el Espíritu y la palabra son una sola entidad; cuando la palabra constante de la Biblia se convierte en la palabra que el Espíritu aplica a nosotros y nos comunica en un momento dado, en una situación particular, esa palabra es el Espíritu como la espada que aniquila al adversario (He. 4:12). C. Cuanto más tomemos la palabra de Dios con toda oración en el espíritu, más serán aniquilados todos los elementos negativos presentes en nuestro ser; finalmente, el yo, el peor enemigo, el enemigo del Cuerpo, será aniquilado (cfr. Ap. 1:16; 2:16). D. Cada vez que nos sintamos perturbados por alguno de los elementos negativos presentes en nuestro interior, debemos tomar la palabra de Dios con toda oración en el espíritu; cuando los elementos negativos en nosotros son exterminados mediante el orar-leer, el Señor obtiene la victoria. E. Nosotros somos guardados en la vida de iglesia y en el ministerio al recibir la palabra como el Espíritu quien, como espada aniquiladora, opera en calidad de antibiótico espiritual que mata los “gérmenes” que están en nuestro interior y nos permite llevar una saludable vida del Cuerpo, o sea, una saludable vida de iglesia. F. Los vencedores guardan la palabra del Señor al acudir continuamente al Señor para tener contacto con Él, quien es la Palabra viva contenida en la Palabra escrita, a fin de que Él se convierta en la palabra aplicada, es decir, en el Espíritu que se imparte en ellos (3:8; Jn. 1:1; 5:39-40; 6:63). G. Los vencedores están completamente constituidos del Espíritu como la palabra de Dios, y por ello llegan a ser la novia de Cristo y el nuevo hombre, el hombre corporativo de Dios, que tiene el aliento de Dios, el cual opera como una espada aniquiladora para que los enemigos de Dios sean destruidos y los hijos de Dios sean manifestados (Ap. 2:7; 22:17a; 19:13-15; 2 Ts. 2:8).

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Alimento matutino 2 Ti. Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios, y útil 3:16-17 para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea cabal, enteramente equipado para toda buena obra. 1 Ti. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la pie3:16 dad: El fue manifestado en la carne… 4:7-8 …Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha… En 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” … Para confrontar la muerte, la corrupción y la confusión que imperan en la decadencia de la iglesia, se necesita la vida eterna, en la cual se basa el capítulo uno (vs. 1, 10), la verdad divina, que se recalca en el capítulo dos (vs. 15, 18, 25), y la santa Escritura, que se tiene en tan alta estima en el capítulo tres (vs. 14-17). La vida eterna no sólo sorbe la muerte, sino que además proporciona el suministro de vida; la verdad divina reemplaza la vanidad de la corrupción con la realidad de todas las riquezas divinas; y la santa Escritura no sólo disipa la confusión, sino que además nos proporciona luz y revelación divinas. Por esta razón, en este libro el apóstol subrayó estos tres asuntos. La expresión “dada por el aliento de Dios” indica que la Escritura, la Palabra de Dios, es el aliento que sale de Su boca. El hablar de Dios es Su exhalación. Por consiguiente, Su palabra es espíritu (Jn. 6:63), pneuma, o aliento. Así que, la Escritura es la corporificación de Dios como el Espíritu. El Espíritu es, por tanto, la esencia misma, la sustancia, de la Escritura. (Estudio-vida de 2 Timoteo, págs. 54-55)

DÍA 1

Lectura para hoy

En 2 Timoteo 3:17 Pablo declara: “A fin de que el hombre de Dios sea cabal, enteramente equipado para toda buena obra” … Un hombre de Dios es uno que participa de la vida y naturaleza de Dios (Jn. 1:13; 2 P. 1:4) de modo que llega a ser uno con Dios en Su vida y naturaleza (1 Co. 6:17) y así lo expresa. Esto

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corresponde al misterio de la piedad, que es Dios manifestado en la carne (1 Ti. 3:16). Por medio de la Escritura dada por el aliento de Dios, el hombre de Dios llega a ser cabal, enteramente equipado para toda buena obra. Aquí la palabra “cabal” significa completa y perfectamente capacitado, y “equipado” significa pertrechado, provisto de lo necesario, preparado. La mayoría de los cristianos pasa por alto el espíritu y toma la Biblia meramente como un libro escrito. El Señor Jesús dijo en cierta ocasión: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63). Además, hemos señalado que cada palabra de la Biblia contiene el aliento de Dios. Por tanto, no sólo debemos estudiar la Palabra, sino también inhalar el aliento divino que está corporificado en la Palabra … Si inhalamos el aliento de Dios, seremos avivados por un elemento divino, celestial y espiritual. Quisiera recalcarles que no es suficiente estudiar la Biblia con el simple propósito de seguir instrucciones … Las instrucciones en justicia, dadas según la Biblia, no funcionan si no recibimos el aliento de Dios, ya que en realidad estaríamos rebajando dichas instrucciones al mismo nivel de las enseñanzas éticas de Confucio. Damos gracias al Señor por mostrarnos que cada vez que leamos la Palabra debemos ejercitar nuestros ojos, nuestra mente y nuestro espíritu. Podríamos decir que con los ojos establecemos contacto con el “cuerpo” de la Palabra, que con nuestra mente establecemos contacto con el “alma” de la Palabra, y que, al ejercitar nuestro espíritu para orar la Palabra, entramos en contacto con el espíritu de la Palabra. De este modo, logramos no sólo entender el significado de cierto pasaje de la Escritura, sino también inhalar el aliento divino para recibir el suministro de vida. La Palabra de Dios … contiene el aliento divino. Detrás de la letra impresa de la Biblia se halla el Espíritu que da vida. Ésta es la razón por la que, cada vez que leamos la Palabra, debemos ejercitar nuestro espíritu además de nuestra mente. De este modo, los versículos que leamos no sólo nos parecerán preciosos, sino que además nos nutrirán, nos refrescarán y nos regarán. (Estudio-vida de 2 Timoteo, págs. 55, 57-58) Lectura adicional: Estudio-vida de 2 Timoteo, mensaje 6 Iluminación e inspiración:

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Alimento matutino 2 Ti. Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios, y útil 3:16 para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. Jn. Y habiendo dicho esto, sopló en ellos, y les dijo: Reci20:22 bid el Espíritu Santo. Ef. Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el 1:17 Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de El. 3:9 Y de alumbrar a todos para que vean cuál es la economía del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas. Efesios 6:17 y 18 nos dice que debemos tomar la palabra de Dios con toda oración y petición. Debemos tomar la palabra de Dios con oración porque, conforme a 2 Timoteo 3:16, las Escrituras fueron dadas por el aliento de Dios. Esto indica que ellas son la exhalación misma de Dios. Dios se exhaló, y al hacerlo, se impartió en Su Palabra; así que, al leerla nosotros debiéramos recibir el aliento de Dios. Por tanto, Dios mismo imparte Su Ser en nosotros mediante Su exhalación o aliento. Al leer y recibir las Escrituras, inhalamos a Dios mismo. Podríamos decir que mediante la lectura de la Biblia, Dios se exhala y nosotros lo inhalamos. La Biblia es el aliento mismo de Dios, y el aliento de Dios es el Espíritu de Dios, porque Dios es Espíritu (Jn. 4:24). De hecho, la palabra griega traducida “Espíritu” es pneuma, que también se traduce “aliento”. Así que, podemos decir que el Espíritu Santo es el aliento santo (cfr. Jn. 20:22). Dios es Espíritu, y el Espíritu es el aliento santo. Decir que toda la Escritura es dada por el aliento de Dios, equivale a decir que la Biblia misma es el aliento, la exhalación de Dios, quien es el Espíritu. Dios exhaló Su Ser, y esta exhalación vino a ser la Biblia. A esto se refiere 2 Timoteo 3:16 cuando dice que las Escrituras fueron dadas por el aliento de Dios. (Adiestramiento para maestros, págs. 8, 11)

DÍA 2

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Dios, la Biblia es Su aliento; con relación al hombre, la Biblia es útil en cuatro aspectos: para enseñar, redargüir o amonestar, corregir e instruir. La enseñanza es, de hecho, una revelación divina … Revelar es quitar los velos. Al enseñar … debemos quitar o correr el velo que cubre los ojos espirituales, a fin de que puedan ver alguno de los aspectos del Dios Triuno. Aunque cierto asunto puede estar oculto a la vista de ellos, por medio de la enseñanza usted gradualmente debe quitar el velo que les impide ver. En esto consiste enseñar. Este entendimiento de lo que es la enseñanza no solamente necesitan tenerlo los que laboran en las Escuelas de la Verdad, sino todo aquel que ministra la palabra del Señor, todo el que habla por el Señor. Cuando usted hable en una reunión de la iglesia, su hablar debe quitar los velos y sus palabras siempre deben transmitir revelación. Es muy significativo que en el versículo 16 la palabra enseñar sea seguida por la palabra redargüir o amonestar. Se presenta en este orden porque nadie puede ver algo de Dios sin que al mismo tiempo sea redargüido por la revelación. Todos los que reciban nuestra enseñanza verán algo, y lo que vean los redargüirá, los amonestará y los convencerá de su error. Cuando recibimos una visión de Dios, nos damos cuenta de nuestros errores, transgresiones, defectos y pecados. Como resultado de tal revelación, somos reprendidos. Dicha reprensión proviene de la revelación que recibimos. Sin embargo, muchas veces al leer las Escrituras no recibimos ninguna revelación, y por lo tanto, no recibimos ninguna reprensión. Pero si mientras leemos las Escrituras recibimos alguna revelación, dicha revelación nos amonestará y nos redargüirá. Después de la reprensión viene la corrección. La enseñanza o revelación nos trae reprensión, y al ser reprendidos y redargüidos, recibimos corrección. Tal corrección implica rectificar lo que está mal y hacer que alguien vuelva al camino recto, de modo que sea restaurado a una condición correcta. (Adiestramiento para maestros, págs.12, 13-14)

Lectura para hoy

En 2 Timoteo 3:16 no sólo dice que la Escritura es dada por el aliento de Dios, sino también que es útil “para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. Con respecto a

Lectura adicional: Adiestramiento para maestros, cap. 1 Iluminación e inspiración:

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Alimento matutino 2 Ti. Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios, y útil 3:16-17 para … instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea cabal, enteramente equipado para toda buena obra. Fil. Y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia, 3:9 que es por la ley, sino la que es por medio de la fe en Cristo, la justicia procedente de Dios basada en la fe. 2 P. Por medio de las cuales El nos ha concedido precio1:4 sas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina… Después de ser corregidos, debemos recibir la instrucción adecuada, que es la instrucción en justicia. Aunque Pablo no usó ningún modificador al mencionar los términos enseñar, redargüir y corregir, sí introdujo un modificador al mencionar el verbo instruir, ya que habló de instruir en justicia. Aquí la justicia se refiere a lo que es correcto. Así pues, somos instruidos con el fin de que seamos personas rectas. La razón por la que somos redargüidos y reprendidos es que estamos mal en muchos aspectos … Ya que podemos estar errados en tantos aspectos, somos reprendidos por medio de la revelación que recibimos al leer las Escrituras. Podemos memorizar versículos de la Biblia y recitarlos sin tener ninguna experiencia de ser redargüidos. Pero siempre que recibimos una revelación en la Palabra, dicha revelación expone cuán pecaminosos somos y nos amonesta. Esta amonestación no viene directamente del hombre ni de Dios; más bien, proviene de la enseñanza de la Palabra. Tal clase de reprensión nos corrige espontáneamente, y al ser corregidos somos instruidos en justicia. Como resultado, somos calibrados. (Adiestramiento para maestros, págs. 15-16)

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naturaleza de Dios (Jn. 1:13; 2 P. 1:4) de modo que llega a ser uno con Dios en Su vida y naturaleza (1 Co. 6:17) y así lo expresa. Este Dios-hombre, el hombre de Dios, es producido por el aliento e infusión de Dios. El aliento o exhalación divina, produce Dios-hombres. Es posible que usted sea un buen hombre, pero no un Dios-hombre. Debemos ser Dios-hombres, pero en vez de eso sólo logramos ser buenos hombres. Cuanta más enseñanza y revelación recibamos, más nos convertiremos en Dios-hombres. Sin embargo, es difícil abandonar de una vez por todas el concepto de querer ser un buen hombre, ya que esto es como la barba del hombre, que vuelve a aparecer después de ser afeitada … Necesitamos que la enseñanza de las Escrituras afeite ese concepto una y otra vez. La frase “a fin de que” al principio de 2 Timoteo 3:17 indica que este versículo es un resultado del versículo anterior. El resultado de la enseñanza, la reprensión, la corrección y la instrucción en justicia es que el hombre de Dios llegue a ser cabal. La enseñanza que usted imparta debe ser una revelación, es decir, una enseñanza que logre quitar los velos. De este modo, los jóvenes … recibirán una revelación de Dios mismo, y aquello que vean será lo que los redargüirá, corregirá e instruirá apropiadamente en justicia, de modo que puedan estar en paz con Dios y con los hombres. El resultado de esto es que el hombre de Dios sea cabal y esté equipado para toda buena obra. El propósito de la Escuela de la Verdad no es dar una simple información intelectual a nuestros jóvenes; más bien, nuestra meta es impartirles enseñanza tras enseñanza, y revelación tras revelación, a fin de que logren ver a Dios, conocerse a sí mismos, y ser redargüidos, corregidos e instruidos, a fin de estar en paz con Dios y con los hombres, lo cual hará que “el hombre de Dios sea cabal, enteramente equipado para toda buena obra”. Tal persona será un verdadero hombre de Dios, un Dios-hombre genuino, que inhala constantemente al Dios Triuno y recibe así revelación, amonestación, corrección e instrucción en justicia. (Adiestramiento para maestros, págs. 15-17)

Lectura para hoy

En 2 Timoteo 3:17 Pablo dice: “A fin de que el hombre de Dios sea cabal, enteramente equipado para toda buena obra”. Un hombre de Dios es un Dios-hombre, uno que participa de la vida y

Lectura adicional: Adiestramiento para maestros, cap. 1 Iluminación e inspiración:

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Alimento matutino Ef. Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del 6:17-18 Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos. Jn. El Espíritu es el que da vida; la carne para nada apro6:63 vecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida. Ef. Para santificarla, purificándola por el lavamiento del 5:26 agua en la palabra. La espada es la única arma ofensiva, es decir, la única parte de la armadura de Dios que se usa para atacar al enemigo … En la guerra espiritual no sólo debemos pelear contra un enemigo objetivo, sino también contra un adversario subjetivo. Satanás no sólo es el enemigo que está fuera de nosotros, sino también el adversario que está dentro de nosotros. Hoy el adversario interior representa un mayor problema para nosotros que el enemigo exterior. Los ataques externos que recibimos del enemigo no son tan graves como los ataques internos que nos lanza nuestro adversario. Para hacerle frente al adversario que nos ataca por dentro, debemos experimentar el poder aniquilador de la Palabra. Es cierto que el enemigo se halla fuera de nosotros, pero sus elementos están en nuestro propio ser. Puesto que los elementos del enemigo están dentro de nosotros, necesitamos que el poder aniquilador de la Palabra sea aplicado a nuestro ser subjetivamente.Ya que el enemigo se inyectó en nuestro ser,lo que necesitamos es que el poder aniquilador de la Palabra sea aplicado a nosotros para que éste aniquile los elementos del enemigo dentro de nosotros. (Estudio-vida de Efesios, págs. 825-826)

DÍA 4

Lectura para hoy

Ya que el yo es el principal enemigo, debemos experimentar el poder aniquilador de la Palabra de Dios. Por una parte, cuando oramos-leemos somos nutridos, y por otra, son eliminados ciertos elementos. Tal vez lo perturben las dudas, el odio, los celos, el orgullo o el egoísmo. ¿Sabía usted que estas cosas pueden ser eliminadas orando-leyendo la Palabra? Cuanto más absorbemos la Palabra con su poder aniquilador, más es eliminado nuestro

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orgullo y todos los elementos negativos que tenemos por dentro. El orar-leer aniquila al adversario interno. Después de orar-leer la Palabra, descubriremos que el adversario que nos atacaba desapareció. Hablando en términos prácticos, él ha sido aniquilado por la Palabra que hemos ingerido. No pensemos que el campo de batalla de la guerra espiritual se encuentra fuera de nosotros; el campo de batalla está dentro de nosotros, especialmente en nuestra mente. Todos los elementos del adversario se encuentran en nuestra mente, y la manera de aniquilarlos consiste en orar-leer la Palabra. A medida que oremos-leamos la Palabra de Dios, los elementos del adversario que están en nuestra mente serán eliminados uno por uno. De este modo obtendremos la victoria. Debemos ser precisos y específicos en nuestra experiencia con el Señor. Muchos de nosotros podemos testificar que cuando oramos-leemos la Palabra, el Señor nos muestra nuestra condición. Por ejemplo, tal vez un hermano que tiene problemas con su esposa lea lo que Pablo dijo acerca de que el marido debe amar a su mujer. Cuanto más ore-lea este versículo, más sentirá amor para con su esposa. Este amor sorberá el elemento negativo que hay en él. Los que estamos en el recobro del Señor debemos ser pragmáticos. No deberíamos tener simplemente una serie de teorías; más bien, debiéramos tratar de ponerlo todo en práctica. El orar-leer es una manera práctica de aniquilar los elementos negativos que hay en nosotros. Cuanto más tomemos la Palabra de Dios con toda oración en el espíritu, más se da muerte a lo negativo que hay en nosotros. Así que, el orar-leer, además de ser un banquete, nos provee la manera de librar la batalla. A medida que oramos-leemos la Palabra, se libra en nosotros una batalla en la que son aniquilados los elementos negativos de nuestro ser. Un día, el yo, el peor de todos los enemigos, será aniquilado. Cuando todas las cosas negativas en nosotros sean aniquiladas mediante nuestra práctica de orar-leer, el Señor obtendrá la victoria. Y puesto que Él habrá obtenido la victoria, nosotros también seremos victoriosos. (Estudio-vida de Efesios, págs. 826-827) Lectura adicional: Estudio-vida de Efesios, mensaje 97; La cristalización de la Epístola a los Romanos, mensaje 8; Adiestramiento para maestros, cap. 2 Iluminación e inspiración:

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Alimento matutino Ef. Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del 6:17-18 Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición… 2 Ts. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el 2:8 Señor Jesús matará con el aliento de Su boca, y destruirá con la manifestación de Su venida. Ap. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, 2:16 y combatiré contra ellos con la espada de Mi boca. Ahora vayamos a Efesios 6:17. En este versículo Pablo nos exhorta a recibir “la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios” … Es una experiencia común que los cristianos sean iluminados, redargüidos, corregidos e instruidos por la Biblia, pero no muchos de ellos han experimentado la palabra de la Biblia como la espada capaz de aniquilar al enemigo. Esto se debe a que sólo toman la palabra de la Biblia para enseñar, redargüir, corregir e instruir, sin contar con la presencia del Espíritu … Sin embargo, si nosotros deseamos tomar la Palabra como una espada para pelear contra el enemigo, siempre que acudamos a ella debemos hacerlo llenos del Espíritu. (Adiestramiento para maestros, pág. 22)

DÍA 5

Lectura para hoy

Según lo que Pablo dice en Efesios 6:17, la palabra de Dios es la espada, no de una manera directa, sino indirecta. Pablo habla de “la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios”. Aquí la alusión es indirecta, pues la espada no es la palabra directamente; más bien, la espada es el Espíritu, y luego vemos que el Espíritu es la palabra. Esto indica que para contender con Satanás, el enemigo, es preciso que la Biblia llegue a ser el Espíritu. Es posible que, aun sin el Espíritu, podamos enseñar a los jóvenes lo que la Biblia dice acerca de honrar a sus padres y de pedir perdón cada vez que actúen incorrectamente. Pero si hemos de usar la palabra de la Biblia como una espada que aniquile al enemigo, dicha palabra tiene que llegar a ser el Espíritu en nuestra experiencia. Ahora les pido que consideren la manera práctica en que las palabras de la Biblia pueden convertirse en la espada del Espíritu, la cual nos capacita para contender contra el enemigo … Efesios 6:12 revela que nuestros enemigos son los espíritus malignos, “los gobernadores del mundo de estas tinieblas”, “huestes espirituales

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de maldad en las regiones celestes”. ¿Puede dar algún testimonio, de acuerdo con su experiencia, de cómo ha eliminado a estos enemigos usando la palabra como espada? A fin de dar tal testimonio necesitamos entender Efesios 6:17 basados en nuestra experiencia, acudiendo a la Biblia conforme al Espíritu y no simplemente de una manera intelectual. Efesios es un libro que trata sobre el tema de la iglesia como el Cuerpo de Cristo, que habla de la vida y la unidad del Cuerpo (4:4), y que revela que el Cuerpo es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (1:23). Debemos darnos cuenta de que nuestras opiniones, pensamientos, temperamento, emociones, vida natural, e incluso nuestros puntos de vista, muchas veces pueden ser usados por las potestades de las tinieblas en el aire para dañar la vida del Cuerpo. Aunque somos creyentes y estamos en la iglesia, aún tenemos nuestras emociones, pensamientos, opiniones, nuestra vida natural y nuestros propios puntos de vista. Muchas veces nos ofendemos, no tanto por las acciones de otros, sino debido a nuestras emociones o a nuestras opiniones … Cuán fácil es que se ofendan los hermanos y las hermanas en la iglesia. Las hermanas se ofenden con mucha facilidad debido a sus emociones. Supongamos que un hermano de mayor edad reprenda a cierta hermana, y ella se ofenda a causa de sus emociones. Entonces las potestades malignas que están en el aire vienen para sacar provecho de la situación, y lograr que ella no olvide dicha ofensa. Aparentemente el problema radica en sus emociones, pero en realidad, el problema consiste en que sus emociones han sido controladas por las huestes malignas en los aires. Esto quiere decir que el verdadero enemigo no son las emociones de esta hermana, sino el espíritu maligno en el aire, el cual se aprovecha de su debilidad a fin de dañar la vida de iglesia. Debido a que el enemigo usa las emociones de esta hermana, ella afecta primero a su esposo, y luego, a los demás hermanos. Como resultado de ello, una parte del Cuerpo es envenenada. Si esta hermana desea derrotar al enemigo en tal situación, tiene que aprender a tomar la palabra como Espíritu, para que así, tal palabra se convierta en la espada que aniquila al enemigo. (Adiestramiento para maestros, págs. 23-24) Lectura adicional: Adiestramiento para maestros, cap. 2 Iluminación e inspiración:

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Alimento matutino Ef. Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del 6:17-18 Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu… 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores del mundo de estas tinieblas, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. He. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cor4:12 tante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu… Esto es algo que he aprendido a través de muchos años de experiencia … He sido ofendido muchas veces en la vida de iglesia y en mi vida familiar.¿Cómo creen que he podido superar todas esas ofensas? Les diré: tomando la palabra como Espíritu. La palabra que recibo como Espíritu se convierte en la espada con la que aniquilo al enemigo. Aparentemente la espada del Espíritu mata mis emociones, pero en realidad, mata al espíritu maligno que está en el aire, el cual trata de aprovecharse de mis emociones. Esta espada mata mis emociones directamente, pero también mata al espíritu maligno indirectamente. Es así como me ha sido posible superar toda ofensa. Si no fuera por la palabra como Espíritu, que es la espada que mata, no podríamos permanecer en la vida de iglesia por años. Durante más de medio siglo he estado viajando, visitando las iglesias y teniendo contacto con miles de santos. Si la palabra no fuera el Espíritu que aniquila a todo enemigo, no podría estar todavía aquí ministrando. Si hubiera guardado ofensas en contra de cierta iglesia o de cierto hermano, hace mucho que habría sido inutilizado para el ministerio. Lo que me ha guardado en la vida de iglesia y en el ministerio ha sido la obra aniquiladora de la palabra como Espíritu. (Adiestramiento para maestros, págs. 24-26)

DÍA 6

Lectura para hoy

Supongamos que cierto hermano se siente descontento con la iglesia de su localidad. Por consiguiente, emigra a otra ciudad pensando que la iglesia allí le será más agradable. Sin embargo, después de algún tiempo tampoco se siente a gusto en esa iglesia local, y se vuelve a mudar a otra ciudad. Pero también en ese

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SEMANA 8 — DÍA 6

nuevo lugar pronto es ofendido por alguien o por algo, y de nuevo resuelve irse a otra ciudad. Tal persona no es capaz de participar en la edificación de la iglesia; por el contrario, ya que nunca extermina al enemigo que opera en él, causa mucho daño a la iglesia. De acuerdo con la palabra de Pablo al final de la Epístola a los Efesios, que es un libro relacionado con la iglesia, debemos tomar la palabra de Dios de una manera viviente, es decir, tomarla como Espíritu. De esta manera, el Espíritu llega a ser la espada capaz de matar. Esta espada primero nos mata directamente, y luego mata indirectamente a las potestades de las tinieblas que están en el aire … De este modo, podemos disfrutar de una saludable vida del Cuerpo, una saludable vida de iglesia. Ésta es la manera en que he sido guardado en la vida de iglesia y en el ministerio durante tantos años. Si no fuera por la obra aniquiladora de la palabra como Espíritu, mi ministerio habría sido anulado hace mucho tiempo. Una vez más, subrayo que necesitamos recibir la palabra de Dios de una manera viviente, si queremos experimentar al Espíritu como la espada aniquiladora. Cuando la palabra llega a ser el Espíritu, el Espíritu se convierte en la espada, y la espada del Espíritu es capaz de matar los microbios que operan en nosotros y a los espíritus malignos que están en los aires. De este modo, el Cuerpo, la vida de iglesia y nuestro ministerio, estarán a salvo. Esto hará posible que nuestro ministerio perdure por mucho tiempo. ¡Recibamos la palabra de Dios de manera viviente! En tanto que la palabra llegue a ser el Espíritu en nuestra experiencia, esta palabra no sólo nos sanará, sino que también acabará con el enemigo. Todos aquellos que enseñan en la Escuela de la Verdad deben ayudar a los jóvenes, no sólo a recibir la palabra para conocer las verdades bíblicas, sino a recibirla como el Espíritu viviente. Cuando los jóvenes reciben la palabra como Espíritu viviente, el Espíritu llega a ser la espada en su experiencia. Recibir la palabra de este modo requiere de mucha oración. Ésta es la razón por la que necesitamos orar-leer adecuadamente. Al orar-leer las palabras de la Biblia, recibimos dicha palabra de una manera viviente, es decir, la recibimos como Espíritu. (Adiestramiento para maestros, págs. 26-27) Lectura adicional: Adiestramiento para maestros, cap. 2 Iluminación e inspiración:

SEMANA 8 — HIMNO

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Himnos, #339

HIMNO 1

Toda escritura aliento es de Dios, Soplada fue por el Espíritu; Por hombres santos ella escrita fue, Es la herencia de Su plenitud.

2

Este aliento al hombre es como luz, Brillan sus rayos en su corazón; En las tinieblas trae revelación Al hombre en cuanto a su real condición.

3

Este aliento vida al hombre da Con la naturaleza de su Dios, Que imparte al muerto regeneración, Transforma y renueva el corazón.

4

Este aliento al hombre enseñará Conocimiento santo y divinal, Muestra el propósito eterno de Dios, Y guía al hombre a Su meta final.

5

Este aliento fuerza al hombre da Para que él pueda a Dios complacer, Poder divino le transmitirá— Fuerza al caído y al débil poder.

6

Se debe este aliento respirar Para que sea Dios nuestra porción; Ejercitando nuestro espíritu Lo recibimos con gran bendición.

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SEMANA 8 — PROFECÍA

Redacción PROFECÍA de una profecía con un tema central e ideas secundarias:

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