SANTUARIO DE LA PIEDAD. BODAS DE PLATA

ENRIQUE PÉLACH

PALABRAS CLAVE Virgen de la Piedad, Abancay, san Antonio.

RESUMEN El obispo de Abancay –Perú– promovió la creación de un santuario para ayudar a la evangelización de su diócesis. El sitio elegido fue el pueblo de San Antonio. El año 1978 comenzaron los preparativos y las obras. El 14 de diciembre de 1980 se entronizó la imagen de la Virgen de la Piedad. Se acondicionaron los alrededores y se construyó una Casa de Retiros. Veinticinco años más tarde es un lugar de peregrinación y de esparcimiento de miles de familias.

SHRINE OF NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD KEY WORDS Virgen de la Piedad, Abancay, San Antonio.

ABSTRACT The Bishop of Abancay (Peru) founded a shrine in order to evangelize the people of his Dioceses. The place elected was San Antonio town. The building started in 1978 and in December 14th the image of Nuestra Señora de la Piedad was enthroned. They also built a Conference Center. Now, twenty five years after, it is a place for pilgrimages and for leisure of thousands of families.

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Virgen de la Piedad.

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Al tomar posesión de la diócesis de Abancay, encontré dos santuarios de la Virgen Santísima, ambos de la época colonial: el célebre santuario de Nuestra Señora de Cocharcas, a 230 kilómetros de Abancay, dedicado a la Virgen Candelaria –cuya fiesta se trasladó en la antigüedad, por razón de las lluvias, en lugar del 2 de febrero al 8 de septiembre–; y el santuario de la Virgen de Caipe, a 35 kilómetros, dedicado a la Visitación de la Virgen a su prima santa Isabel, cuya fiesta era el 2 de julio en el anterior calendario litúrgico, y en Caipe continúan celebrándola el 2 de julio. Muchas veces en el obispado comentamos con el padre Miguel Guitart –que era mi secretario y muy devoto de la Virgen– y el padre Miguel Ángel, párroco de Tamburco y el padre Jesús Alonso, rector de la Academia seminario, que era una lástima no tener más cerca de Abancay un santuario de la Virgen, para hacer romerías especialmente en el mes de mayo, que está dedicado a nuestra Santísima Madre. Incluso habíamos mirado diversos lugares para construir allí un santuario, cuando pudiéramos comprar el terreno necesario, porque ambos santuarios existentes estaban demasiado lejos de la ciudad de Abancay, para hacer romerías a pie, rezando el rosario con juventud y otra gente devota de la Virgen Santísima. De momento, con gran esfuerzo, fuimos arreglando el santuario de Cocharcas, cuyas obras de restauración duraron tres años. Al final se celebraron los 350 años de su construcción con un Congreso Eucarístico Mariano sumamente interesante, al cual asistió el cardenal Landázuri y otros diez obispos y más de diez mil peregrinos. Para el día primero del año 1978, el señor Juan Cancio Camacho y unos cuantos vecinos del pueblo de San Antonio vinieron al obispado a solicitar la construcción de una capilla en su pueblo, en el terreno adquirido por un grupo de jóvenes promotores del pueblo de San Antonio. Pregunté dónde podríamos tener la Santa Misa el domingo siguiente y me dijeron que podría ser en la escuelita del pueblo. Otras veces habían utilizado una de las aulas como capilla, y allí podrían preparar para la Santa Misa. Quedamos que el domingo siguiente iría con mucho gusto a celebrarles la Santa Misa y después podríamos ver el lugar que tienen para construir la capilla. ScrdeM

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Comenté a los sacerdotes que ése podría ser el lugar para construir el deseado santuario a la Virgen. Había que ver el terreno y, según como fuera, proponer al pueblo hacer un santuario en lugar de una capilla. Fui el domingo a San Antonio a celebrar la Santa Misa, que organizó en la escuelita la catequista Rosario Camacho. La gente del pueblo abarrotaba el aula y toda la escuelita, porque asistió también gente de Ccerapata, Ccocha, Pumaranra, Ccorhuani y Taraccasa. Todos estaban muy interesados en la construcción de una capilla para su pueblo. Después de la Santa Misa, fuimos a ver el terreno que tenían para la construcción de la capilla, que ya estaba con el inicio de cimentación, que había bendecido tiempo atrás el padre Miguel Ángel. Era un terreno bastante grande, en un lugar apacible y bello, ciertamente adecuado para poder construir un santuario a la Virgen Santísima y para otras cosas más que fueran convenientes. El lugar estaba al lado de la carretera de Lima al Cuzco y sólo a 7 kilómetros de la ciudad de Abancay. Me pareció que aquel terreno tenía las condiciones requeridas y el lugar era apropiado, para hacer un santuario a la Virgen. Entonces, allí mismo delante de todos y para que todos entendieran, expliqué qué era un santuario y para qué los cristianos construían santuarios. Dije que eran lugares especiales para dar culto y honrar a nuestra Madre del Cielo y pedirle gracias, curaciones y favores según las necesidades de cada uno. Entonces les propuse hacer allí un santuario a la Virgen en vez de la capilla que ellos habían pensado. Les dije que podríamos dedicar este santuario a la Virgen Santísima con la advocación que ellos eligieran. Les advertí también que un santuario tendría que ser más grande que una simple capilla, pero que siendo un santuario de la Virgen, atraería a los devotos de la ciudad de Abancay y de otros lugares, que vendrían en romería a rezar y pedir favores a nuestra Madre del Cielo; con lo cual el pueblo de San Antonio crecería en importancia gracias al santuario dedicado a la Virgen. Toda la gente escuchaba muy atentamente y al final hubo un fuerte aplauso, como plena aceptación a la idea de cambiar el proyecto de una capilla por un santuario a la Virgen. 488

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Siguieron una serie de preguntas y aclaraciones sobre cómo realizar el proyecto. Me comprometí a hacer los planos del santuario y dirigir la obra de construcción, obsequiarles una imagen de la Virgen y, además, poner el material noble necesario. Las autoridades y el pueblo de San Antonio, a su vez, se comprometían a construir el edificio con los materiales del lugar –piedras, adobes y palos de eucalipto–. Tomados estos acuerdos, señalamos la fecha para colocar y bendecir la primera piedra. El día señalado, me reuní en el terreno elegido con el señor Juan Cancio Camacho Batallanos y vecinos de San Antonio y demás parcialidades, con gran animación y entusiasmo, para colocar la primera piedra del santuario. Les mostré los planos de la iglesia-santuario y determinamos el lugar exacto para la construcción; y allí se colocó y bendije la Primera Piedra. Les mostré también unas cuantas estampas y postales de imágenes de la Virgen de diversas advocaciones, para que entre todos eligieran la

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advocación que deseaban. Les decía que todas se referían a la misma santísima Madre de Jesús, que ahora está en cuerpo y alma en el Cielo, pero que cada advocación indica una circunstancia de su vida o una virtud o el lugar donde se apareció o hizo algún milagro. Escogieron la Virgen de la Piedad y me comprometí a buscar un buen escultor que hiciera la imagen. Había conocido en Lima un escultor vasco-español llamado Julián Alangua. Fui a su taller de la avenida México (de Lima) y le encargué la imagen con las indicaciones siguientes: una imagen de la Piedad no dramática sino tierna y que inspire devoción. No la quería con el cadáver de Jesús sobre las rodillas de su Madre –como a veces se la representa–, porque así no me parece posible ni natural. Mejor, el cadáver de Jesús apoyado –como echado– en la roca del Calvario y recostado en el regazo de su Madre. Así la hizo el escultor y aprobé el diseño cuando lo tenía modelado en barro, durante un viaje rápido que hice a Lima cuando me avisó el artista que fuera a verlo. Una vez el señor Julián Alangua terminó la imagen, con el padre Vicente Pazos la trasladamos a los Barrios Altos de Lima, al taller de don Luis Sánchez. Éste era un excelente decorador y sabía colocar y bruñir bien el pan de oro. Necesitábamos pan de oro auténtico y lo encargué al padre Guillermo Hoffmann, párroco de Andahuaylas, y me lo trajo de los Estados Unidos, en uno de los viajes a su tierra. Mientras, en San Antonio, organizados y alentados por don Juan Cancio Camacho, los vecinos de San Antonio y de los pueblecitos de las estribaciones del Cerro Ampay, por turnos de trabajo voluntario fueron excavando los cimientos, los llenaron de piedras sentadas con barro, e hicieron los adobes y comenzaron a levantar los muros de un metro de ancho. Llegamos al final del año 1978 y estaban avanzados los muros. Se paró la construcción por la época de lluvias. Cayeron lluvias muy fuertes y persistentes, y las aguas se empozaron entre el cerro y el muro de adobes de la izquierda, que se estaba levantando. Totalmente mojados los adobes, se cayó buena parte del muro, de manera que después de las lluvias, se tuvo que rehacer el muro izquierdo, colocando un refuerzo de cemento a lo largo, para evitar otro percance parecido en el futuro. 490

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Interior del santuario de la Piedad.

Al terminar el año 1979 estaban terminadas las paredes, colocados los tijerales de eucalipto y cubierto el santuario con teja andina. Quedaba para el año 1980 –que era el tercer Año Santo Mariano– construir la torre con bloquetas y separada de la iglesia, poner piso en el templo con mosaico vidriado y terminar los acabados. Habría que hacer las bancas y los muebles de la sacristía, poner las ventanas de hierro y la puerta ancha y alta –también de hierro–, para que se pudiera ver y saludar a la Virgen aunque estuviera cerrado el santuario. En la camioneta del obispado, con el padre Miguel Ángel, trajimos de Lima, bien embalada y acolchada con papeles, la Imagen de la Virgen y la guardamos en la sala del obispado, hasta terminar completamente el santuario. Allí la visitaba la gente, hasta que la llevamos a las diversas iglesias y por fin a la catedral, para bendecir la Imagen y dedicarle una novena. ScrdeM

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Aprovechando una visita pastoral por las punas de Andahuaylas hasta Pampachiri, mientras conducía la camioneta por aquellas punas inmensas, fui componiendo el himno a la Virgen de la Piedad. Lo iba pensando, cantando y escribiéndolo..., deteniéndome de vez en cuando; de manera que al regresar al obispado, lo tenía ya compuesto y pudimos ensayarlo en la catedral durante la novena, a fin de que la gente lo aprendiera y, así, pudiéramos cantarlo en el traslado de la imagen al santuario. Dice así: Salve Virgen de la Piedad, de Abancay Reina y Señora. Salve, Madre Dolorosa, Salve, Madre de Bondad. En Belén nos diste un capullo en flor, Dios hecho Niño nos nació; por nosotros ternura y amor. En Nazaret, en el taller de José, nos enseñó a vivir cara a Dios y a santificar el diario quehacer. Predicó la Ley de Salvación: Amar a Dios y amar a nuestro hermano. Sembró la tierra de amor divino y humano. Un gran banquete tu Hijo instituyó: su Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad es el manjar de la mesa del Señor. En la Pasión su Cuerpo destrozamos, con azotes, espinas y pecados. ¡Perdón!... ¡Perdón, Señora, perdón! Para trasladar la imagen desde la catedral al santuario, se transformó en carroza la camioneta del obispado, para llevar a la Virgen de la Piedad en la tolva. A los pies de la Virgen, niños y niñas vestidos de blanco con alitas de ángel. En medio de ellos, el padre José Casero iba tocando con su gaita cantares a la Virgen. 492

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Así, acompañando a la Santísima Virgen de la Piedad mucha gente de Abancay, de Tamburco y del mismo San Antonio, rezando el rosario y cantando el himno propio del santuario, fuimos haciendo esta primera romería, que sería el inicio de miles de romerías que se han ido haciendo en honor a la Virgen desde entonces, especialmente en los meses de mayo y durante el transcurso de estos veinticinco años. Al llegar al santuario, con gran júbilo, entronizamos la sagrada Imagen y celebré la Santa Misa. En la homilía le recordé a la gente la escena del Calvario: “¡Dulcemente Jesús, después de la impiedad de los hombres, descansa en la Piedad de su Madre! Lacios los miembros, obedecen a sus caricias, reposan bajo su mirada, como cuando, mucho antes del sacrificio, cuando Niño, dormía en su regazo. La Virgen en Belén entregó a los hombres un Niño gracioso y bello como capullo de rosa en flor; ahora en el Calvario le devuelven sólo el tallo y las espinas... ¡Te amamos, dulce Madre de la Piedad! Y queremos que este santuario sea tu casa y nuestra casa; donde encontremos el perdón de tu Hijo Jesús misericordioso y la firmeza en la fe y en el amor a Dios y a los hermanos, que son también tus hijos. Virgen Santísima de la Piedad, acoge el perdón que clamamos tus hijos y danos tu bendición. Amén”. Así quedó entronizada Nuestra Señora de la Piedad en su santuario del pueblo de San Antonio, el 14 de diciembre de 1980, tercer Año Santo Mariano. Después de la inauguración del santuario, comenzó un ir y venir de gente de todas partes, pero especialmente de Abancay, para visitar a la Virgen de la Piedad y pedirle favores. Se convirtió en lugar predilecto los sábados y domingos, para que familias enteras y grupos de jóvenes, a modo de hacer excursión, vayan al santuario a rezar a la Virgen. Especialmente en mayo, mes de la Virgen se organizan romerías de las escuelas, colegios y grupos apostólicos, que suben al santuario rezando el rosario y cantando a la Virgen. ScrdeM

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Durante dos años se fueron haciendo mejoras al santuario, como pintar nubes y ángeles detrás de la Imagen, colocar las catorce estaciones de Vía Crucis y pintar un Nacimiento de Jesús en la parte alta de la fachada. Se plantaron pinos y varios árboles y también se sembró retama y otros arbustos alrededor del santuario, para hacer más grata la estancia por allí. Después se construyó una Casa de Retiros muy completa, para treinta y cuatro plazas. Y adjunto, el pequeño convento de religiosas para atender los retiros. Y se construyeron también otras obras en el mismo terreno, que dan servicio y relieve al mismo santuario. +Enrique PÉLACH Obispo emérito de Abancay

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