SANTA TERESA, SOLO DIOS BASTA

SANTA TERESA, “SOLO DIOS BASTA” En la Cuaresma de 1575 un grupo de plateros sevillanos decide fundar una hermandad para dar culto a la Sagrada Expirac...
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SANTA TERESA, “SOLO DIOS BASTA” En la Cuaresma de 1575 un grupo de plateros sevillanos decide fundar una hermandad para dar culto a la Sagrada Expiración de Cristo después de escuchar un emotivo sermón en la parroquia de San Andrés. En el mes de mayo una mujer que Era de muy buena estatura, y en su mocedad hermosa, y aun después de vieja parecía harto bien: el cuerpo abultado y muy blanco, el rostro redondo y lleno, de buen tamaño y proporción; la tez color blanca y encarnada, y cuando estaba en oración se le encendía y se ponía hermosísima, todo él limpio y apacible; el cabello, negro y crespo, y frente ancha, igual y hermosa; las cejas de un color rubio que tiraba algo a negro, grandes y algo gruesas, no muy en arco, sino algo llanas; los ojos negros y redondos y un poco carnosos; no grandes, pero muy bien puestos, vivos y graciosos, que en riéndose se reían todos y mostraban alegría, y por otra parte muy graves, cuando ella quería mostrar en el rostro gravedad; la nariz pequeña y no muy levantada de en medio, tenía la punta redonda y un poco inclinada para abajo; las ventanas de ella arqueadas y pequeñas; la boca ni grande ni pequeña; el labio de arriba delgado y derecho; y el de abajo grueso y un poco caído, de muy buena gracia y color; los dientes muy buenos; la barba bien hecha; las orejas ni chicas ni grandes; la garganta ancha y no alta, sino antes metida un poco; las manos pequeñas y muy lindas. En la cara tenía tres lunares pequeños al lado izquierdo, que le daban mucha gracia, uno más abajo de la mitad de la nariz, otro entre la nariz y la boca, y el tercero debajo de la boca. Toda junta parecía muy bien y de muy buen aire en el andar, y era tan amable y apacible, que a todas las personas que la miraban comúnmente aplacía mucho.1 Acompañaban a esta mujer otras seis y algún personal de servicio y protección en un largo viaje que aquí terminaba. Era Teresa de Jesús, o Teresa de Ávila, o Teresa de Cepeda y Ahumada en el mundo. La que naciese en 1515 en el seno de una familia grande (los padres, nueve hermanos, ella y otros dos hermanos de un matrimonio anterior de su padre). Mujer inquieta desde niña (intentó escapar para ser mártir en tierra de moros a los seis años), muy influenciada por las corrientes de su tiempo como las aventuras en América o Flandes, los libros de caballerías y aventuras y una profunda fe cristiana. Ella misma dirá: “Procuraba soledad para rezar mis devociones, que eran hartas, en especial el rosario...Gustaba mucho cuando jugaba con otras niñas, hacer monasterios como que éramos monjas”2. Pero era nada más que un juego porque era “… enemiguísima de ser monja”3.

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Francisco de Ribera, padre mercedario confesor de Santa Teresa, 1587 Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida , 1565 3 Ibidem 2

La vida da muchas vueltas y a los veinte años, en 1535, ingresa en el Convento de la Encarnación de Ávila comenzando así su vida de religiosa aún con la oposición paterna. A pesar de estar en el convento descuidó la oración hasta que logró la completa conversión gracias a la visión de una imagen del Ecce-Homo, ante el que se preguntó que quién lo había puesto así, contestándole Cristo que sus charlas en la sala de visitas. Desde este momento, y ayudada por sus confesores, no abandonó la práctica de la oración. Es aquí donde empiezan sus visiones místicas, siendo la más famosa la transverberación que ella misma cuenta así: Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal... No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parece todos se abrasan... Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento... Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver ni hablar, sino abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria, que cuantas hayan tomado lo criado. 4 Teresa pretendía refundar su orden, volver a la estricta observancia de la Regla. No quería mujeres de la nobleza con criadas en las celdas, buscaba pobreza, soledad y silencio. Pero no fue hasta 1561 en que, gracias a un dinero recibido de su hermano desde Perú, fundó el Convento de San José de Ávila, inicio de una larga serie de fundaciones. Durante esta época fue nombrada priora del convento de la Encarnación, cuya reforma consiguió. En 1572 le sucedieron dos de los que ella llamaba “favores espirituales” más importantes: su desposorio místico con Cristo y el éxtasis en el locutorio donde conversaba con San Juan de la Cruz. En el año que tratamos, 1575, tuvo que soportar la denuncia que interpuso la Princesa de Éboli ante la Inquisición por el Libro de su Vida, resuelta positivamente para la monja. Tras ello inició un largo y fatigoso viaje por Andalucía, estando enferma, que la trajo, casi contra su voluntad, a Sevilla por consejo de su confesor que le pidió que fundase en la ciudad hispalense.

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Santa Teresa. Libro de la Vida 1565

Aquí también todo fueron problemas. Hasta el mismo arzobispo de Sevilla, que en un principio se mostraba partidario, se opuso a ella. Aun así se establece con su pequeña comunidad en la calle de las Armas, actual Alfonso XII, en una pequeña casa alquilada. Aquí nombró priora a la Madre María de San José. También aceptó nuevas novicias, como a una joven viuda llamada María del Corro. Esta novicia no se adaptó a la nueva condición, enfrentándose tanto a la priora como a Teresa. Llegó incluso a convencer a otra novicia y ambas la acusaron ante la Inquisición. El proceso no terminó hasta finales de abril de 1576 con el veredicto de inocencia. Será al mes siguiente cuando la comunidad se traslade por las estrecheces en la calle Armas a la entonces llamada Pajerías, hoy Zaragoza. Esta mudanza se produjo después de varios intentos fallidos y gracias al apoyo económico de un hermano de Teresa venido de América. Teresa pretendía un traslado humilde y austero, como correspondía a la Regla, pero la convencieron de hacer algo distinto para ella y muy sevillano: ante la necesidad de que la ciudad conociera la nueva comunidad al arzobispado y al prior del monasterio de Santa María de las Cuevas se les ocurre organizar una suntuosa procesión: Y nos consolamos ordenasen nuestra fiesta con tanta solemnidad y las calles tan aderezadas y con tanta música y ministriles, que me dijo el santo prior de las Cuevas que nunca tal había visto en Sevilla, que conocidamente se vio ser obra de Dios. Fue él en la procesión, que no lo acostumbraba. El Arzobispo puso el Santísimo Sacramento. Veis aquí, hijas, las pobres Descalzas honradas de todos; que no parecía, aquel tiempo antes, que había de haber agua para ellas, aunque hay harto en aquel río. La gente que vino fue cosa excesiva.5 El Santísimo se llevó desde una parroquia, y se lanzaron cohetes y fuegos de artificio: …como hubo tantos tiros de artillería y cohetes, después de acabada la procesión, que era casi noche, antojóseles de tirar más, y no sé cómo se prende un poco de pólvora, que tienen a gran maravilla no matar al que lo tenía.. Subió gran llama hasta lo alto de la clausura, que tenían los arcos cubiertos con unos tafetanes, que pensaron se habían hecho polvo, y no les hizo daño poco ni mucho, con ser amarillos y de carmesí. Y lo que digo que es de espantar, es que la piedra que estaba en los arcos, debajo del tafetán, quedó negra delhumo, y el tafetán, que estaba encima, sin ninguna cosa más que si no hubiera llegado allí el fuego.6 Así que la Santa consideró milagroso el hecho de que el fuego no afectase a los tafetanes con el consiguiente ahorro económico. En julio siguiente decide marcharse Teresa de Sevilla camino de Malagón. Abandona una ciudad que no soporta. No quiere ni su calor, ni el bullicio de sus calles ni la forma 5

Santa Teresa de Jesús. Libro de las Fundaciones. 1582 Ibidem

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de ser de sus gentes. En estas fechas escribe a su sobrina "...Yo confieso que esta gente de esta tierra no es para mí, y que me deseo ya ver en la de promisión, si Dios es servido... La injusticia que se guardan en esta tierra es extraña, la poca verdad, las dobleces. Yo le digo que con razón tiene la fama que tiene. Bendito sea el Señor, que de todo saca bien". Tras Sevilla, que sería su décimo primer convento, fundaría otros seis hasta el total de los diecisiete que componen su obra. En septiembre de 1582, Teresa de Jesús llegó al monasterio de Alba de Tormes muy enferma. “En fin, muero hija de la Iglesia”, pronunció antes de fallecer. Era el día que entraba en vigor el calendario gregoriano. Por ello Santa Teresa de Jesús , murió el 4 de octubre de 1582 y fue enterrada al día siguiente … 15 de octubre. Cuatro años más tarde las monjas teresas de Sevilla se trasladan, definitivamente, a su actual emplazamiento en el Barrio de Santa Cruz. Las gestiones las realizó San Juan de la Cruz. En la visita que realizamos este invierno pudimos ver, en el compás del convento junto al torno, la Cruz que portó el Santo en la procesión de Traslado. La obra literaria de Santa Teresa se compone de sus libros en prosa destinados a la formación de sus monjas como “Camino de perfección”o “Las Moradas”. Otros los escribió por obediencia a sus confesores, quejándose a veces de que el escribir le quitaba tiempo para otras ocupaciones más mundanas. Ejemplo de lo dicho son “El libro de la Vida” y “El libro de las Fundaciones”.Al estar tan vigilada por la Inquisición ella misma quemó, por indicación de su confesor, una obra llamada “Meditaciones Sobre El Cantar de los Cantares”. En cuanto a la poesía es muy esporádica la Santa de Ávila en su escritura. La obra poética la compones coplillas para sus monjas y otros poemas de inspiración transcendente y mística. Nada te turbe; nada te espante; todo se pasa; Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta Dios como centro de todo. Teniendo a Dios, nada falta. Por ello otro poema teresiano es el que tiene como estribillo Vivo sin vivir en mí,Y tan alta vida espero,Que muero porque no muero. Si Dios es todo, si en Dios está la felicidad absoluta, la muerte, lejos de presentarse como un final, se hace deseada para antes encontrarse con el Padre. También en la visita al Convento de San José (que ese es su nombre real), pudimos contemplar el manuscrito del libro de “las Moradas”, en la Sacristía convertida en pequeño museo de recuerdos teresianos, junto al retrato que le pintó, en 1776, Fray

Juan de la Miseria, único retrato en vida de la Santa, y del que, al verlo, dijo Teresa: “Dios te perdone Fray Juan, que ya me pintaste fea y legañosa…” Nos presenta el cuadro a la santa en busto, con las manos unidas en oración, y al Espíritu Santo en forma de Paloma. Esta iconografía se repetirá en muchas ocasiones, colocando a la Paloma sobre el hombro de la Santa en actitud de inspirar sus escritos. Otra forma de representarla, la más sencilla, es sin más atributos que la pluma y el libro, como la magnífica talla que realizase Alonso Cano para la iglesia del Buen Suceso de Sevilla, posiblemente la mejor interpretación del tema en Sevilla y que inspiró otras obras como la Santa Teresa de la Parroquia de San Vicente. También se la representa en alguna de sus visiones: bien con el Ecce Homo mientras que ella está en oración o bien la Transverberación. Del primer modelo es la talla que ahora es patrona de Ávila, tallada por Gregorio Fernández en 1632, que si bien hoy recibe culto en solitario en la capilla que ocupa el lugar de nacimiento de la Santa, fue realizada junto con el Cristo atado a la Columna que se venera en la iglesia de la Casa Natal formando grupo. El máximo exponente de la iconografía teresiana lo muestra el Éxtasis de Santa Teresa, que esculpió en mármol Berninientre 1647 y 1651 para la iglesia de Santa María de la Vitoria de Roma, que habría que llamar con más propiedad la Transverberación de Santa Teresa, porque muestra al ángel que atraviesa con una flecha de fuego su alma. En Sevilla el tema de la Transverberación tiene varios ejemplos, como el del mismo convento de San José, o las versiones de Cristóbal Ramos una pequeña y deliciosa en la que un ángel mancebo sujeta a la santa arrobada y desmayada mientras que uno pequeño la atraviesa con la flecha de fuego, y otra, de tamaño natural y de vestir, que se presenta de pie y el angelito que la hiere con la flecha parece volar. La más reciente versión es la que encargó al cordobés Francisco Romero Zafra la Hermandad del Carmen del Santo Ángel en 2006-07, con dos imágenes de vestir apareciendo la Santa en pie, mirando hacia arriba con un rostro bellísimo (símbolo del estado espiritual en que se encontraba de proximidad a Dios), y el ángel no es un niño (como la misma Teresa cuenta en su “Vida”, sino un joven, un efebo de tintes clásicos y porte muy barroco. Este grupo procesiona en su paso delante del de la Virgen del Carmen. Teresa de Jesús fue beatificada por Pablo V en 1614 y canonizada por Gregorio XV en 1622. Se hicieron varios intentos para nombrarla Doctora de la Iglesia por la importancia de sus escritos, pero la respuesta siempre era negativa con la fórmula “obstat sexus” (el sexo lo impide)7. Por fin, en 1970, Santa Teresa de Jesús es proclamada Doctora de la Iglesia junto con Santa Catalina de Siena, que junto a Santa Teresa de Lisieux nombrada por Juan pablo II son las tres actuales.

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Royo Marín, Antonio (2002). Doctoras de la Iglesia: doctrina espiritual de Santa Teresa de Jesús y Santa Catalina de Siena. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.

Este nombramiento cambió la iconografía de la Santa, al añadirse a algunas de sus imágenes el birrete doctoral, aunque algunas imágenes ya lo usaban por esas peticiones que se han comentado, sobre todo en el siglo XIX. La justificación para su uso, antes de 1970 es que era “doctora mística”. También se representa a la Santa sentada ante una mesa con libros en actitud de escribir. Puede verse así en muchos conventos de teresas en fechas próximas a la festividad de la santa, el 15 de octubre. La iglesia también celebra, por cierto, la Transverberación el día 26 de agosto Teresa de Jesús fue una mujer de su tiempo y del nuestro. Del suyo porque asumió todos los condicionantes que aquel tenía: los caminos previsibles para una mujer eran claros: matrimonio y convento. Posiblemente el monacato le dio una libertad que no habría tenido de otro modo. Su espiritualidad queda patente simplemente con leer su obra, en la que todo sucede gracias a Dios, o por mor de Dios. Dios usa a Teresa para sus propósitos, por lo que ella no duda nunca de conseguirlos, a pesar de su mala salud. Con una voluntad férrea estará al frente de esa obra hasta su muerte. Y es de nuestro tiempo porque nos habla directamente de Dios y del camino hacia Él, superando todos los inconvenientes, escogiendo el camino más directo aunque sea también el más difícil.

Elías García Rodriguez Sevilla Junio 2015