SANTA LUISA DE MARILLAC

SANTA LUISA DE MARILLAC Marzo es el mes que la Familia Vicentina dedica a honrar a Santa Luisa de Marillac, Patrona de las Obras sociales cristianas, ...
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SANTA LUISA DE MARILLAC Marzo es el mes que la Familia Vicentina dedica a honrar a Santa Luisa de Marillac, Patrona de las Obras sociales cristianas, Las Hijas de la Caridad rinden un gran homenaje de admiración, gratitud y devoción a su Santa Fundadora. Esta Santa, a los treinta y tres años de su muerte, desde el cielo tuvo la alegría de que la Iglesia Católica aprobara en forma definitiva la Compañía que había fundado para que se dedicara a la atención esmerada de los Pobres de todos los lugares. En el marco de la celebración del AÑO JUBILAR DE LOS FUNDADORES, 2009 - septiembre 27- 2010, la comisión encargada propuso la realización de un Panel con el tema general SANTA LUISA MODELO PARA LA FAMILIA VICENTINA HOY. Este tema puede desarrollarse en tres momentos, tres ocasiones o días diferentes, cada uno con un tema:  Primero: “Santa Luisa y la promoción de la mujer; incidencia social y eclesial siempre actual”.  Segundo: “Santa Luisa y la promoción del Laico en la Iglesia”.  Tercero: “La Encarnación y el servicio en la vida de Santa Luisa de Marillac. Invitamos a quienes deseen realizar el panel, los tres temas, abrir el banner Temas de actualidad.

LUISA DE MARILLAC PROTOTIPO DE MUJER TEMA 1. Promoción de la dignidad de la mujer y reconocimiento de su importancia en la construcción de la sociedad a partir de los criterios de justicia y equidad. SIGNO: láminas de mujeres e imagen de Santa Luisa, claveles en forma de corazón. ILUMINACIÓN BÍBLICA. 14 – 35

DÉBORA: Libro de los Jueces 4, 4 – 10; 5, 1 – 7; ABIGAÍL: 1 Sam 25,

DEBORA: Débora era jueza y profetiza de Israel, en tiempos de los jueces, los israelitas subían a la montaña de Efraín para que Débora les hiciera justicia. En una ocasión el pueblo se vio seriamente amenazado por los cananeos, liderados por Sisara. Baraq era jefe de la resistencia israelita, pero tanto él como la gente se sentían incapaces de salir en defensa del pueblo. Entonces Débora habla como los grandes profetas, en nombre del Señor y con la certeza de quien conoce sus planes, les asegura la victoria y ella misma va delante del ejército, como señal de la presencia de Yahvé. Efectivamente Israel vence al ejército enemigo y Débora se hace pregonera de su pueblo y eleva un bellísimo canto al Señor (Jue 5). - El texto dice que Débora era la esposa de Lapidot, pero no se hace ninguna alusión a su maternidad. Podríamos concluir que ella, asume una maternidad colectiva, así la reconoce el pueblo: “Tú Débora, madre de Israel”. Portadora de vida marca un eslabón clave en la historia del pueblo de las promesas. ABIGAIL: En un contexto de lucha por el poder de parte de David y Nabal surge una mujer sensata y sabia que con su intervención inteligente y oportuna evita que se cometa una masacre en Israel. Las palabras y los gestos de esta maravillosa mujer, nos descubren el potencial de las mujeres que saben poner sus atributos, sus dones y carismas al servicio de la justicia y de la paz. Abigail generosa y decidida llena del Espíritu de Dios, transforma un escenario de guerra y de violencia en un espacio de reconciliación, de paz.- 1 Sam 25, 14 – 35 VIDA DE SANTA LUISA DE MARILLAC. Sin mayores preocupaciones económicas y con Miguel en el seminario. Luisa descubrió su misión y su vocación en la tierra. Esos años, a pesar de aparecer como transitorios son trascendentales en la persona de Luisa. Puede avanzar hacia el futuro sabiendo qué hacer y dónde ir. Como una excepción, ahora le parece que es ella quien decide en su vida de la mano de su director. Ahora necesita todo lo aprendido en Poissy y en aquel pensionado, desde que era una bebé hasta os 21 años. De aquí en adelante guidad por su director, va a realizar, por fin, toda la potencialidad creadora que encerraba su personalidad. Ella misma se atreve ya a proponer y a realizar. Es ya otra mujer. Una mujer en la que San Vicente descubrió un potencial inmenso y guiándola en libertad, la dejó que ella misma lo pusiera en práctica.

Los años de 1626 a 1629 son una especie de noviciado en los que va descubriendo su carisma. Su vida espiritual es una continuación de la que llevaba cuando estaba casada, con un fondo cercano a la llamada escuela abstracta, que le inculcaron sus directores anteriores. A su nuevo director le trata de padre mío y él la llama hija mía. Aunque todavía no pertenece a las caridades de Vicente de Paúl, hace algunas labores para los pobres. Por las cartas vemos cierta intimidad y amistad entrañable en Dios. Al lado de Vicente contempla sus obras y descubre un nuevo modo de seguir a Jesucristo y el evangelio. Sin forzarla se va haciendo un transvase de sentimientos. El 6 de mayo de 1629 tomó por sí misma una decisión que cambió el rumbo de su vida y la convirtió en otra mujer: decidió entregarse a los pobres y se ofreció para ayudarle a San Vicente en las Asociaciones de la Caridad, fundadas desde hacía 12 años. Vicente la aceptó como colaboradora. Él casi nunca la llamará ya hija mía, sino señorita, y ella no le dirá ya padre mío, sino señor; y desde comienzos de 1649, muy honorable padre, como un signo del cambio realizado. Aunque siga siendo su director, para él, ella es algo más que una dirigida, es su colaboradora. Es enviada por el director a visitar las Caridades establecidas fuera de París y allí es recibida como una visitadora oficial de parte del fundador y promotor. Es asombrosa la actividad que desarrolla: visita las caridades en un plan de revisión y animación, dando ideas para una vitalidad renovadora, por un lado, y por otro, da catequesis a las niñas y crea escuelas femeninas en los pueblos de la campiña. Santa Luisa asumió dignamente esta nueva faceta de su vida. Fueron muchas las caridades que reorganizó y dinamizó y fueron muchos los informes que envió a Vicente; tantos como los reglamentos que redactó o corrigió. En 1630 fundó la Caridad de San Nicolás de Chardonnet, su parroquia, siendo su primera presidenta. Al año y medio dejó el puesto de presidenta para poder extenderse a más Caridades. Comenzaba así a ser protagonista. 1 RELFEXIÓN. 1. Del ejemplo de estas mujeres, ¿qué podemos aprender para nuestra misión en este momento de nuestra historia? 2. La justicia, la paz y la organización son criterios de acción en las vidas de estas tres mujeres, ¿cómo los hacemos tangibles nosotros?

3. Tomar la iniciativa para emprender acciones por el bien común es la gran enseñanza de estas mujeres, ¿cómo lo promovemos o propiciamos para las mujeres que comparten nuestra misión? COPROMISOS: Al finalizar de esta reflexión es fundamental formularnos compromisos individuales y grupales frente a nuestra manera de SER familia vicentina en este momento histórico.

LUISA DE MARILLAC, ESPOSA Y MADRE TEMA 2. Defensa de la maternidad responsable y la dignidad de la mujer en el sacramento del matrimonio. SIGNO: Cisnes, argollas, Casa. Letreros: Fidelidad – alegría - nacimiento del hijo - cuidados maternos. ILUMINACIÓN BÍBLICA. MARÍA DE NAZARET: Lc 1, 26 – 38; Jn 19, 25 - 27 El protagonismo de la mujer en la historia de la salvación llega a su plenitud con María, la Madre de Jesús. Dios, para realizar su proyecto de salvación, quiso necesitar del concurso de una mujer sencilla en un pueblo olvidado de Palestina, quien con su consentimiento libre y generoso hizo posible que el EMMANUEL, viniera a habitar en nuestra tierra. María de Nazareth, la mujer de la plenitud de los tiempos, colmó con su SÍ las expectativas mesiánicas de Israel y asumió con entereza la total entrega de su ser, tomando a su Hijo y a todos los discípulos del Hijo bajo su maternal protección. Ella resplandece también como la Esposa siempre alegre de José, que en el silencio del hogar de Nazareth, es modelo de las virtudes domésticas y de los seguidores de Jesús, que escuchan la Palabra y la ponen en práctica. TABITA: Hch 9, 36 – 42 Era una mujer muy conocida en Jope, es la única mujer que en el Nuevo Testamento, recibe el nombre de “Discípula del Señor”. En su casa – Iglesia se reúne una pequeña comunidad de oración, culto y vida fraterna, lideraba por Tabita. En Jope, una ciudad costera que vivió las atrocidades de la guerra, quedaron muchas viudas a quienes Tabita acogió en su casa. Estudiaba con ellas la Palabra, daba testimonio de su fe y contribuía a su sustento y al de sus familias, confeccionando ropa con sus propias manos. Tarea muy dura para esa época. Dice el texto que se dedicaba a las buenas obras, es decir, visitaba a los enfermos, consolaba a los tristes y repartía limosnas a los necesitados. Tabita era en esta pequeña Iglesia “las manos de Dios a favor de los pobres” y la fiel discípula del Señor, dedicaba a anunciar la Palabra y a construir la comunidad.

VIDA DE SANTA LUISA. El discernimiento Aunque la ilusión de Santa Luisa de Marillac era cumplir la voluntad de Dios, su preocupación era conocerla y abandonarse a ella. Sabía que cada persona está en un camino particular y Dios quiere que lo recorra sin angustia. En su camino Luisa debía discernir y decidir cuál era la voluntad de Dios tocante a su vida de fe y de compromiso en la Iglesia y en la sociedad, interrogarse y responder delante del querer de Dios a la exigencia del proyecto evangélico. Esta era la ansiedad de Luisa. Su interior inseguro se llenaba de angustia y de miedo. En la oración se abría al Espíritu Santo, buscando el querer de Dios en total dependencia, con serenidad y confianza. Cumplirlo daría la felicidad a ella y a sus hijas. Todo consistía en no adelantarse al querer de Dios. La señorita Le Gras no era solo la dirigida de Vicente de Paúl, era también su discípula; no solo le obedecía, sobre todo le admiraba y le reverenciaba. Aceptaba su dirección como de un santo. Ahora bien, en San Vicente era proverbial “no adelantarse a la providencia”. Luisa siguió ese camino. Tres meses antes de morir escribió a su amiga secretaria, Maturina Guérin: “No le respondo a todo lo demás de su última carta, esperando de nuestro muy honorable Padre, que usted sabe no se precipita en nada para hacerlo mejor según la voluntad de Dios; y así… hay que aguardar la orden que Dios quiera dar” Santa Luisa se esforzaba en buscar y discernir la orden que Dios quisiera dar, San Vicente tenía sus ideas sobre el discernimiento, sacadas de la Regla de perfección de Benito de Canfield. Santa Luisa también tenía sus ideas. No las sistematizó en ningún tratado, pero se descubren leyendo sus escritos.2 REFLEXIÓN 1. ¿Qué criterios vivimos para discernir nuestro compromiso con el carisma vicentino en el contexto social colombiano? 2. Santa Luisa tomó una firma decisión: someterse a la voluntad de Dios, lo cual se evidenció en su vida al servicio de la transformación de su entorno, cómo seguimos su ejemplo?

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Ibíd.

COMPROMISOS Santa Luisa vivió con toda intensidad su realidad de mujer, madre, esposa y creyente, hizo de su experiencia de Dios la plataforma de todos sus actos. Qué compromiso podemos adquirir como familia vicentina en consonancia con el testimonio de nuestra Santa fundadora.

LUISA DE MARILLAC, MAESTRA, FORMADORA Y FUNDADORA

TEMA 3. Santa Luisa de Marillac, una mujer de ayer y de hoy. Signo: Catecismo, libros espirituales, Sagrada Biblia, Reglas Comunes. ILUMINACIÓN BÍBLICA: LIDIA: Hch 16, 11 – 15. LIDIA: Lidia es natural de Tiatira y vive en la ciudad de Filipos. Era una mujer gentil, vendedora de púrpura, tenía una tintorería en Filipos. Allí en su casa trabajaban con ella hombres y mujeres, en un clima fraterno, bien distinto al que se vivía en las casas patriarcales donde el dominio era del varón. Lidia recibe el anuncio del Evangelio de manos de Pablo de Tarso y Silas, quienes visitaban a un grupo de mujeres, lideradas por Lidia, que se reunían a orar en las afueras de la ciudad. El impacto del anuncio fue tan grande que Lidia no vaciló en convertirse a Cristo y hacerse bautizar con toda su familia. Desde ese momento se convirtió en la primera evangelizadora de toda la región de Macedonia y convirtió su taller en una casa – Iglesia, que dio origen a la famosa comunidad de Filipos, liderada por mujeres, de quien con tanta emoción y alegría habla San Pablo en sus cartas. VIDA DE SANTA LUISA: Luisa de Marillac, cuya personalidad ha sido forjada por la vida, que está impregnada por el amor de Jesucristo, pone todo su ser de mujer al servicio de su función educadora. Su pedagogía es sencilla. Descansa sobre tres bases:  Luisa personaliza la formación que da.  Luisa parte de la realidad de la vida concreta  Luisa transmite el dinamismo que bulle en ella. ATENCIÓN HACIA LA PERSONA. Recorriendo las castas de Luisa de Marillac a las primeras hermanas, queda uno impresionado al comprobar la atención que dedica a cada una. El estilo, el tenor de la carta varían según la Hermana a la que va dirigida. Luisa de Marillac tiene en cuenta e nivel cultural de cada una, nivel que en el siglo VXII estaba muy relacionado con el estrato social del que precedía. Las cartas a Isabel Hellot, a Francisca Carcireuz revelan que estas corresponsales procedían de la burguesía, que poseían cierta cultura.

Por el contrario, con Bárbara Angiboust y Ana Hardemont, el estilo es mucho más concreto. Luisa se dirige, a ellas, a muchachas campesinas y, entonces, se pone a su nivel y utiliza un estilo sencillo y directo. Adaptarse así a sus corresponsales es, en la intención de Luisa, una señal de respeto a su persona. Luisa dedica mucha atención al carácter de cada Hermana. La forma de señalar un error, de dirigir un reproche, varía mucho según el conocimiento que tiene de la interesada. A las Hijas de la Caridad de “temperamento fuerte”, como Bárbara Angiboust, Ana Hardemont, Juliana Loret, Magdalena Mongert, Luisa les habla muy claro, a veces hasta parece dura: “Creía haberle comunicado con toda claridad” Escribe a Juliana Loret quien, en Chars ha decidido tocar la campana a la hora del rezo, como hacen las monjas. El reproche de Luisa es severo: “¿no es esto “tocar la trompeta” sobre su acción, siendo así que Nuestro Señor nos enseña a hacerla en secreto cuando se trata sólo de nuestro interés particular? Con las más tímidas o temerosas, como Claudia Brígida, Genoveva Doinel, Luisa de Marillac manifiesta mayor dulzura, más benevolencia; no alza el tono. Genoveva Doinel ha mandado un hermoso pescado a la Casa Madre. Luisa empieza por agradecérselo; luego viene la reprensión: “…si hubiera sido posible devolvérselo con prontitud, le hubiera rogado diera usted con él un festín a sus pobres enfermos, porque bien sabemos que nuestra Compañía no se regala de ese modo…” Y quizá para atenuar el reproche que acaso pueda desconcertar a Genoveva, cuya intención ha sido manifestar su afecto a las Hermanas de la Casa, Luisa añade: “…pero como no podía hacerlo (devolvérselo), su caridad ha servido para obsequiar a varias de nuestras Hermanas enferma, entre las que me encuentro yo…”. Como lo demuestran las cartas dirigidas a las Hermanas enfermas o agonizantes, Luisa está atenta a la evolución espiritual de cada una. Sabe que el acercamiento a Dios se hace por itinerarios diferentes y que es necesario respetar “los caminos de Dios”. La mayoría de las Hermanas se acercan a Dios a partir de lo concreto de la vida y Luisa les ayuda en su progreso espiritual. A las Hermanas de Angers que se han descuidado en su servicio a los pobres enfermos del Hospital, Luisa les manifiesta su sentimiento y les interroga acerca de sus actitudes: “… ¿dónde está la dulzura y la caridad que habían de conservar tan cuidadosamente hacia nuestros queridos Amos, los pobres enfermos?...

Después de haber dirigido esa mirada a la realidad de su vida, Luisa les invita a que configuren esa vida suya con el Evangelio, con la vida de Cristo: “Si nos apartamos por poco que sea del pensamiento de que son los miembros de Jesucristo, eso nos llevará infaliblemente a que disminuyan en nosotras esas hermosas virtudes” De esta manera, todas las Hermanas se sienten conocidas y reconocidas por Luisa. Y si no es así, no tienen inconvenientes en hacérselo sentir. Por ejemplo, Carlota Royer hubiera podido hablar de “la mala de Sor Luisa”, que le había enviado tan lejos, a Richelieu. Ana Hardemot y su compañera, que están descontentas en su nuevo destino en Ussel, sienten tan hondamente su aislamiento que envían unas cartas muy duras a Luisa de Marillac, de tal manera que Vicente de Paúl se ve obligado a decirles que sean más delicadas con su Superiora. La educación dada por Luisa descansa en el conocimiento de cada persona y en el respeto que se le debe como tal. Esto permite que la relación sea auténtica y estimulante. 1. UN CONOCIMIENTO DE LAS REALIDADES DE LA VIDA. Luisa de Marillac no funda nunca en lo abstracto una acción educativa. Numerosas son las cartas que dejan ver el conocimiento profundo que tiene de las realidades que vive cada Hermana a quien se dirige. Esas realidades las conoce a través de las cartas de las Hermanas o de escucharlas cuando van a la Casa Madre o por las visitas que ella misma hace a las casas. También conoce la vida de las comunidades locales por los informes de las visitas que hacen los Sacerdotes de la Misión o por el correo que le llega de la Señoras de la Caridad, de los administradores de los Hospitales… Luisa de Marillac parte de hechos concretos, de acontecimientos de la vida diaria, para basar en ellos la educación de las Hermanas. Les enseña, por ejemplo, a concretar cuando piden algo: “ahí tienen parte de lo que han pedido, porque, con relación a la olla, no sabíamos si la quieren de hierro o de cobre, ni tampoco de qué tamaño”. Es frecuente que Luisa de Marillac proponga a las Hermanas que reflexionen juntas en lo que están viviendo. En Angers, la vida comunitaria se ha hecho menos fraternal. Entonces, Luisa invita a las Hermanas a que consideren cuál es su conducta en la vida comunitaria: si muestran fastidio por los defectos de una, si no aceptan el carácter de otra, etc. De una manera muy sencilla explica la psicología femenina: Si nuestra hermana está triste, si tiene un carácter melancólico o demasiado vivo o demasiado lento, ¿qué quiere que haga si ese es su natural?, y aunque a menudo se esfuerce por vencerse, no puede impedir que sus inclinaciones salgan al exterior. Su Hermana, que debe amarla como a sí misma, ¿podrá enfadarse por ello, hablarle de mala manera, ponerle mala cara?

¡Hermanas! Cómo hay que guardarse de todo esto y no dejar traslucir que se ha dado usted cuenta, no discutir con ella, sino más bien pensar que pronto, a su vez, necesitará que ella observe con usted la misma conducta”. 2. UN DINAMISMO CONTAGIOSO En toda su enseñanza y a través de su vida y de su mismo ser, Luisa de Marillac transmite a las Hermanas la llama que la abrasa: el amor al hombre que saca del amor a Cristo Encarnado. En sus meditaciones, Luisa dirige su mirada admirativa al hombre al que Dios ha creado, al que ha amado tanto que ha querido participar Él mismo en su humanidad para redimirle. Luisa se detiene varias veces en el tema de la libertad, ese regalo que Dios ha hecho al hombre y que permite a éste tomar decisiones libres, teniendo la facultad de escoger entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. Ella pone de relieve con vigor cómo la Encarnación del Hijo de Dios devolvió al hombre toda su grandeza. En sus Ejercicios espirituales o retiros gusta de contemplar la Humanidad santa de Cristo. Meditando la Natividad, escribe: “adorando la divinidad en ese estado de la Infancia de Jesús e imitando cuanto pueda su santa Humanidad, en especial en su sencillez y caridad que le han movido a hacerse Niño para facilitar a sus criaturas el libre acceso a Él”. Ser de Dios para poder darse por completo a los Pobres. Tal es el resumen de la formación que Luisa da a las primeras Hermanas. Hemos de entender que al darles la formación, les dio fundamentalmente su propia experiencia de formarse para ser de Dios.3 REFLEXIÓN: 1. Qué elementos de la espiritualidad de Santa Luisa de Marillac vivimos con mayor profundidad 2. La iluminación de éste tema, qué interpelaciones plantea a nuestra vida de grupo. 3. En este año jubilar, ¿cuál es la dimensión de Luisa que más nos cautiva para ponerla en práctica en nuestra vida como miembros de la Familia Vicentina? COMPROMISOS: Cuáles son los compromisos que asumimos como Familia Vicentina en el año jubilar de Santa Luisa de Marillac,  Vida de comunidad (grupo)  Vida de servicio  Vida de fe

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Ecos de la Compañía. 1988. Nº 3 Marzo. Pág. 95