lección 5 23 al 30 de abril

Una vestimenta

sacerdotal de gracia «Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable». 1 Pedro 2: 9

Isaías 64: 6; 2 Corintios 12: 9; 1 Pedro 2: 9

Introducción

sábado 23 de abril

¿Qué hay en tu ropero?

Las luces se van apagando, la pasarela parece de un largo infinito. La música comienza a sonar rítmicamente. La audiencia, ataviada de gala, espera el comienzo del desfile de modas para la temporada. Las damas, se mueven en sus asientos buscando una mayor comodidad, mientras que cruzan sus brazos. De repente las luces comienzan a pestañear furiosamente, mientras las modelos dominan la pasarela con

¿Cuáles son tus prioridades? un aire de fiereza. El brillante parpadeo de las luces crea un deslumbrante efecto. Las modelos se detienen al final de la pasarela, mientras que sus miradas incitan a los participantes a desear y a adquirir las prendas que llevan puestas. Los nuevos modelos para la temporada están delante de mí, para mi deleite; todos ellos al alcance de un «tarjetazo». Aquella ropa parece tener un brillo angelical, y estar acompañada de un celestial repique de campanas. Al intentar descifrar las intenciones del diseñador, mi mente se espacia en mi «yo»; me siento con un gran entusiasmo respecto a las nuevas adquisiciones que irán a enriquecer mi ajuar. Me veré despampanante con esos conjuntos. De repente cesa la música. Las luces se apagan. Todo parece oscurecerse en el salón. Los latidos de mi corazón es todo lo que puedo escuchar. De repente, un reflector que se enciende me enceguece. Noto que muchos ojos me observar; pero no estoy sola. Cuando me contemplo, observo que estoy vestida de harapos. Siento que un escalofrío me estremece. A pesar de los harapos, me siento desnuda. Una voz atronadora se dirige a mí: «Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento» (Isa. 64: 6). Inclino mi cabeza y en medio de una gran vergüenza comienzo a sollozar. Luego una suave voz cubre mi sentimiento de desnudez y vergüenza al decirme: «te basta con mi gracia» (2 Cor. 12: 9). ¿Cuáles son tus prioridades? ¿Estás vestido o vestida con el manto de Cristo? ¿O acaso las modas o las costumbres del mundo te han hecho olvidar que eres parte de una generación especial, de un sacerdocio real? ¿Has olvidado que la gracia de Dios te ha traído hasta aquí? ¿Qué es lo que tienes en el ropero de tu vida? Esta semana exploraremos el simbolismo de las vestiduras sacerdotales de gracia.

Manouchka Bien-Aime, Nassau, Bahamas

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domingo 24 de abril

Logos

El plan de Dios para los israelitas modernos

Éxodo 28; 32: 1-6; Levítico 21: 7-24; 22: 1-8; Hebreos 4: 14, 15; Apocalipsis 21: 12-14

Los pequeños detalles (Éxo. 28) En Éxodo 28 Dios especifica la forma en que cada sacerdote debía vestirse para desempeñar sus tareas. ¿Se interesa Dios en los detalles? ¡Sí! Ya que Dios se preocupó por los detalles de las vestimentas sacerdotales, ¿piensas que también se preocupa por ti? Dios tiene un plan para tu vida: un plan detallado. Es lamentable que más personas no se toman el tiempo para investigar cuál es el plan de Dios para ellas. Todos lo hacen (Éxo. 28; 32: 1-6; Lev. 21: 7-24; 22: 1-8; 2 Cor. 5: 17) Hay un refrán muy conocido que dice: «Cuando el gato no está los ratones hacen fiesta». Eso es exactamente lo que les sucedió a los hijos de Israel. Moisés dejó el campamento para encontrarse con Dios. Al estar fuera por algún tiempo, la gente comenzó a quejarse y a pedirle a Aarón que les hiciera otro dios. ¿Qué hizo Aarón? Quizá él deseaba contar con la aceptación del pueblo. Quizá no deseaba actuar en forma diferente a ellos. De cualquier modo, les hizo un becerro de oro. Luego proclamó que el día siguiente sería de fiesta, dedicada al Señor. Él mezcló la religión de Egipto con la religión verdadera de Dios, y luego le colocó una etiqueta al resultado que decía: «el Dios del cielo». Muchos de nosotros hemos expresado lo mismo: «Danos una religión igual a la de los demás». Mezclamos lo sagrado y lo pagano, y decimos que el resultado es cristiano, luego afirmamos que es algo «bueno». Pensamos que de esa forma la gente nos aceptará más fácilmente. Creemos que así nos integraremos mejor al medio. Pero, ¿de acuerdo con cuáles normas? Imagínate que has sido contratado por un famoso equipo deportivo. ¡Es la oportunidad de tu vida! ¿Qué uniforme te pondrás? Es obvio que tienes que usar el uniforme del equipo que te ha firmado, y se espera que te vistas como ellos. Varios de los textos en la sección de hoy, indican la forma específica en que un sacerdote debía vestir. En muchas ocasiones intentamos jugar en el equipo del cielo, pero queremos actuar y vestirnos como el equipo del mundo. George Barna llevó a cabo una investigación entre personas que creían ser cristianos nacidos de nuevo, y los resultados fueron sorprendentes. Encontró que el noventa y ocho por ciento de aquellos que afirmaban haber nacido de nuevo, no reflejaban en sus vidas rasgos o actitudes cristianas. En Levítico 22: 1-8, Dios explica el significado de limpio e inmundo utilizando detalles que incomodarían a la mayor parte de los feligreses que se reúnen en un templo para adorar. Dios espera mucho más de aquellos que afirman ser sus hijos. Él se preocupa por los detalles. Es mediante su gracia que desea seamos nuevas criaturas (2 Cor. 5: 17). Dios desea que disfrutemos de algo superior a lo que el mundo nos puede ofrecer. Mediante su Palabra nos ofrece una guía directa para llegar al cielo. Dichas ins48

trucciones son muy claras. Sin embargo, a menudo despreciamos la ruta directa que él nos indica. En otras, no seguimos dicha ruta porque nos parece demasiado larga y con muchas curvas; con muchas subidas y bajadas. «¿Qué es lo que pretendes que abandone?» Quizá no sigamos las indicaciones divinas porque van a contrapelo de lo que los demás piensan o hacen. «Bueno, esa persona hace eso y aun se lo considera un dirigente de la iglesia!» Buscamos excusas. «Pero, algunos de mis amigos son buena gente ¡y eso que no adoran los sábados!».

¿Qué uniforme te pondrás? • El mundo dice: «¡Esforcémonos porque nuestra apariencia sea la mejor!» • Dios dice: «¡Esforcémonos porque el hombre interno sea la parte más hermosa!» • El mundo dice: «Todo es relativo. Los absolutos no existen». • Dios dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». • El mundo dice: «Utilicemos las pruebas de aptitud y las de compatibilidad con el fin de decidir nuestro futuro». • Dios dice: «Pregúntame». • El mundo dirá cuando mueras: «Has ascendido un escalón evolucionario, desde tu antepasado el mono». • Pero Dios te dice: «Estás en la senda hacia la vida eterna». ¿Por cuál posición te inclinas? ¡No te rindas! (Heb. 4: 14, 15; Apoc. 21: 12-14) Muy a menudo nos comportamos como Pedro. Caminamos junto a Cristo, y aunque esté oscuro y tormentoso no nos daremos cuenta. Algunos le llaman a esto el «síntoma de la cima del monte». Sin embargo, al poco tiempo nos apartamos. Nos distraemos. Si vemos algo interesante y atractivo, dejamos de mirar a Jesús y comenzamos a hundirnos en el agua. Únicamente entonces notamos lo oscuro que es el mundo, y lo cerca que estamos de ahogarnos. Al igual que Pedro gritamos: «¡Señor, sálvame!» Acepta la gracia de Dios y permanece en la senda que él ha trazado. ¿Hacia dónde te diriges? Lee la descripción de la nueva Jerusalén que se hace en Apocalipsis 21: 12-14. ¡Es un beneficio marginal que sencillamente está fuera de serie! PARA COMENTAR 1. ¿En qué sentido deben diferenciarse los cristianos de los no cristianos? 2. ¿Cómo es que la gracia de Dios nos concede un mayor número de oportunidades prácticas? ______________

*George Barna, Think Like Jesus (Minneapolis: Baker Books, 2003), p. 26.

Jonathan Geraci, Nevada City, California

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lunes 25 de abril

Tesimonio

¿Estás vestido en forma apropiada?

Efesios 5: 25-27

«Ante la zarza ardiente se le ordenó a Moisés que se quitara las sandalias, porque la tierra en que estaba era santa. Tampoco los sacerdotes debían entrar en el santuario con el calzado puesto. Las partículas de polvo pegadas a él habrían profanado el santo lugar. Debían dejar los zapatos en el atrio antes de entrar en el santuario, y también tenían que lavarse tanto las manos como los pies antes de servir en el tabernáculo o en el altar del holocausto».1

«Ante la zarza ardiente se le ordenó a Moisés que se quitara las sandalias». «A la iglesia “le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante”, “que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosa semejante”. El lino fino, dice la Escritura, “son las justificaciones de los santos”. Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal. […] »Esto es lo que los transgresores de la ley de Dios han hecho desde el día en que Adán y Eva desobedecieron. Han cosido hojas de higuera para cubrir la desnudez causada por la transgresión. Han usado los mantos de su propia invención; mediante sus propias obras han tratado de cubrir sus pecados y hacerse aceptables a Dios. »Pero esto no pueden lograrlo jamás. El hombre no puede idear nada que pueda ocupar el lugar de su perdido manto de inocencia. Ningún manto hecho de hojas de higuera, ningún vestido común a la usanza mundana, podrán emplear aquellos que se sienten con Cristo y los ángeles en la cena de las bodas del Cordero. »Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente».2 «El manto de la justicia de Cristo, tejido en el telar del cielo, nunca podrá cubrirlo. El que una vez usara la púrpura más rica, el lino más fino, es reducido a la desnudez. Su tiempo de gracia ha terminado. Nada trajo al mundo, y nada puede llevar de él».3 PARA COMENTAR 1. ¿Qué nos enseña la preocupación divina por las vestimentas sacerdotales, respecto al vestido de nuestra salvación? ¿Qué cambios debes hacer en tu vida? 2. ¿En que forma intentamos «coser delantales» con el fin de ser aceptados por Dios? ¿Cuá efectivos son dichos delantales?

______________ 1. Patriarcas y profetas, pp. 318, 319. 2. Palabras de vida del Gran Maestro, pp. 252, 253. 3. Ibíd., p. 211. 50

Twyla Geraci, Belgrade, Montana

Hebreos 4: 14-16

Evidencia

martes 26 de abril

Cristo, nuestro ejemplo

Si enfrentamos momentos difíciles o tentaciones, es fácil pensar que somos los primeros en vernos en una situación similar. Hebreos 4: 15 afirma que Jesús fue «tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado». Cuando nos sintamos desanimados o solitarios, podemos recordar que tenemos un Abogado que ha pasado por lo mismo y que está dispuesto a transitar el resto de la senda a nuestro lado.

Cristo dejó un ejemplo, abriendo un camino. A veces, es fácil que nuestro orgullo se interponga. La naturaleza humana no nos estimular a que pidamos ayuda. Debemos acudir sin demoras ante nuestro amante Padre celestial y permitirle que sus amantes brazos nos rodeen y nos guíen hasta superar cualquier prueba. En cierta ocasión me sentí muy desanimada. Nada parecía salir bien. Tenía que rendir un difícil examen, y no sabía a quién pedir ayuda. Una amiga mencionó que ella también se había visto en la misma situación, muy preocupada respecto a dicha prueba académica. Me confesó que Dios le había dado las fuerzas necesarias para estudiar para el examen; y que él la había ayudado a completarlo exitosamente. También me dio algunas útiles indicaciones que me ayudaron a tranquilizarme. Esto es algo que ilustra el texto para la sección de hoy. Jesús ha enfrentado las mismas situaciones, y por lo tanto está en capacidad de ofrecer su ayuda. Steve Green, un músico cristiano contemporáneo, tiene en su repertorio una canción respecto a dejar un legado para aquellos que vienen siguiéndonos los pasos. «Que quienes nos siguen puedan decir que hemos sido fieles, que el fuego de nuestra devoción ilumine su senda». Seamos una luz para los demás, de la misma forma en que Cristo dejó un ejemplo, abriendo un camino. Hebreos 12: 2, afirma que la única forma en que podemos concluir la carrera de la vida y obtener la corona, es fijando nuestra mirada en Jesús. Él es el único que puede darnos fortaleza, gracia, y la misericordia del perdón; con el fin de que corramos y completemos la carrera. PARA COMENTAR 1. ¿En qué forma te ha ayudado en el pasado tu relación con Cristo? ¿Qué te dice esto acerca del futuro? 2. ¿En qué manera podemos seguir hoy el ejemplo de Cristo?

Bethany Geraci, Nevada City, California

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miércoles 27 de abril

Cómo actuar

Protegiéndonos del resfrío espiritual

1 Pedro 2: 9-11

Para los que aman los deportes a campo traviesa, el mal tiempo no es un peligro tan grande como la vestimenta inapropiada. Los que vivimos en las montañas sabemos lo rápido que pueden cambiar las condiciones climáticas y las temperaturas. Por ejemplo, el 14 de diciembre de 1924, la temperatura en Fairfield, Montana descendió 84 grados: de 63 grados al mediodía a 21 bajo cero a medianoche. A menudo, durante las reuniones campestres del verano se ven caer copos de nieve.*

Podemos compartir nuestro calor al presentarles a Cristo, nuestro fiel compañero. Una empresa de ropa para exteriores afirma que los abrigos deben poseer tres características. Primero, la capa interna debe absorber el sudor. Segundo, la capa del medio debe conservar el calor corporal. Tercero, la capa exterior debe ser resistente al viento y al agua. Ahora, comparemos algunos de los privilegios y funciones del sacerdocio con las tres capas o niveles de protección de los abrigos. Una capa interior que sea absorbente. Cuando observamos que algún viajero está sudando debido a sus pesadas cargas, debemos hablarles de un Dios que nos viste de un manto absorbente que elimina las consecuencias del pecado (Sal. 103: 1-12). Además, podemos compartir las buenas nuevas de que nuestro amante Dios está dispuesto a llevar nuestras cargas según avancemos en nuestra travesía espiritual (Mat. 11: 28-30; Gál. 5: 1). Una capa interna que no nos deja enfriar. Al encontrarnos con viajeros desanimados, podremos entibiar sus resfriados ánimos brindándoles nuestro compañerismo. Podemos compartir nuestro calor al presentarles a Cristo, nuestro fiel compañero (2 Cor. 13: 14; 1 Juan 1: 1-4). Una capa exterior a prueba de los elementos. Al prestar atención a los peregrinos que sufren los embates del clima, podemos meditar en el amor de Dios que evita y sana los daños ocasionados por el pecado. Podemos señalar el amor de Dios afirmando que es la mejor de todas las protecciones (1 Ped. 4: 8). Mientras que el enemigo utiliza los helados vientos invernales para enfriar el amor vigente en cada corazón humano, podemos con la ayuda de Dios contrarrestar sus efectos al compartir la apropiada vestimenta sacerdotal. PARA COMENTAR Como un sacerdote de estirpe real, ¿qué métodos divinamente ordenados utilizarás para mostrar y estimular la obra de arrepentimiento y perdón; el calor del compañerismo personal y un sentido comunitario, además de la protección encubridora del amor? ______________

Answers.Com. http://wiki.answers.com/Q/What is Montana (consultado el 25 de febrero, 2010). 52

Eric Beavon, Belgrade, Montana

Éxodo 28; Levítico 21: 2-24; Efesios 2: 8-10

Opinión

jueves 28 de abril

Un enfrentamiento: la gracia y las buenas obras

Un relato que me enviaron en un mensaje electrónico, presenta de manera sorprendente la verdad de la gracia. Hay una fila de personas esperando para entrar al cielo. Pedro anuncia que se necesitan 100 puntos para entrar. Cada persona tiene la oportunidad de contarle lo que él o ella han hecho, para ser merecedores de entrar al Paraíso. Luego él les adjudicará los puntos.

No realizamos «buenas obras» para salvarnos, sino porque somos salvos. La primera persona afirma que él estuvo casado con la misma mujer durante 50 años y que nunca le fue infiel ni siquiera con el pensamiento Pedro le concedió tres puntos. Sorprendido, el hombre añade que asistió a la iglesia durante toda su vida y que colaboró con la misma mediante sus ofrendas y servicio personal. Pedro le concedió un punto adicional. Rompiéndose los sesos, el hombre se acordó que había ayudado a establecer un servicio de comidas para los pobres y trabajado como voluntario en un hogar para desamparados. Pedro le dio dos puntos adicionales. Desesperado, el hombre se queja en voz alta: «¡A este paso, la única forma de entrar al cielo es por la misericordia de Dios!» Pedro le concede 100 puntos y le hace señas para que entre. Desde luego la historia es ficticia. Sin embargo, ilustra muy bien el hecho de que no importa todo lo bueno que hagamos, es únicamente mediante la gracia de Dios que entraremos al cielo. Entonces, ¿cómo encajan las buenas obras dentro de todo esto? Algunos afirman que no importa lo que hagas, la gracia lo cubre todo. Por otro lado, hay quienes enfatizan la necesidad de realizar buenas obras. El equilibrio entre los dos extremos puede ser difícil de sostener. Los sacerdotes estaban cubiertos por sus vestiduras sacerdotales, pero aun así tenían que realizar labores específicas. Esas actividades iban desde mantener sus cabezas cubiertas en todo momento, hasta no acercarse a personas muertas. La gracia de Dios nos cubre por completo. Per es la única forma en que somos salvos. Al crecer en la gracia, el Espíritu Santo nos fortalece para obedecer los mandatos expresados por Dios a todos los cristianos, así como sus órdenes específicas para cada creyente. Él nos llama a observar los Diez Mandamientos que están cimentados en el amor por él, y en el amor al prójimo. Luego nos llama a ser misioneros: fuera de nuestro medio, así como en nuestro vecindario. Nuestras obras no nos salvan. Más bien, son el resultado de nuestra salvación; de nuestra relación con el Salvador. No realizamos «buenas obras» para salvarnos, sino porque somos salvos. PARA COMENTAR 1. ¿Te inclinas a la salvación por las obras, o a la salvación por la gracia? Motiva tu respuesta. 2. ¿Cuáles son algunas de las tareas específicas que Dios desea que realices? Kristi Rich, Bozeman, Montana

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viernes 29 de abril

Exploración

2 Corintios 12: 9

La gracia PARA CONCLUIR La gracia se opone a todos los instintos humanos relacionados con la equidad y la justicia. Esto lo experimentamos con mayor fuerza cuando somos los agraviados. ¿Por qué tiene alguien que «salirse con la suya» al hacernos daño, o al despojarnos de algo que nos pertenece? Sin embargo, la gracia es nuestra única alternativa en lo que se refiere a la relación con nuestro perfecto salvador, y con nuestra difícil condición espiritual. Nada podemos realizar con el fin de salvarnos a nosotros mismos. Lo único que podemos hacer es responder a la gracia que Dios nos ofrece gratuitamente. Es fácil confundir el don y la gratitud, pero la salvación no puede ser ganada, sino únicamente aceptada. CONSIDERA • Dibujar una ilustración de tu trayectoria espiritual, mostrando la forma en que la gracia encaja en ella. • Meditar en el papel que ha desempeñado la gracia en tu vida. • Acercarte a alguien que te haya ofendido, mediante alguna frase amable, un obsequio u otro favor no esperado. • Escuchar algún himno que hable de la gracia, interpretado por algún artista favorito. • Componer una canción que mencione el importante papel de la gracia en la vida cristiana. • Buscar la palabra gracia en un concordancia, identificando los usos que se le da en las Escrituras. • Celebrar la gracia de Dios, mediante una fervorosa respuesta de parte tuya. PARA CONECTAR Hijos e hijas de Dios, cap. 4; El camino a Cristo, cap. 6. Philip Yancey, Gracia divina.

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Tompaul Wheeler, Nashville, Tennessee