A Parte Rei 52. Julio 2007

Retorno del poeta. Hector Solsona Quilis Sinopsis. Argumento: el poeta retorna a su tierra tras el exilio desencadenando el derrumbe de la felicidad del sistema. La idea básica es que las cosas no pueden volver a ser como antes una vez se desvela la verdad. Acto 1. Los centinelas del sistema alaban la forma de vida que guardan. Tras la expulsión de los poetas de la república el sistema establecido procura felicidad a la ciudadanía en forma de progreso, consumo, derechos humanos y aire acondicionado. Pero se advierten signos en los tiempos que anuncian la catástrofe. Los familiares reciben la noticia del retorno del poeta e imaginan el feliz encuentro con la oveja descarriada o el hijo pródigo. Realizan los preparativos mientras fantasean sobre el arrepentimiento del poeta y su entrada en la razón del sistema justificando sus modus operandi y su status. Acto 2. El poeta llega a la frontera del sistema donde los centinelas exigen su identificación para darle paso. Los poetas han sido expulsados y por tanto deben dar muestras de arrepentimiento ante los centinelas, que lo someten a un riguroso examen doctrinal. El poeta debe decir quién es y exponer su genealogía. Se trata de un juicio inquisitorial riguroso que el poeta debe superar si quiere que le den paso en el sistema. Superado el control de los centinelas le dan carta de paso o visado (certificado de estudios, cartilla de vacunación, analíticas y declaración jurada). Obtenido el paso al sistema el poeta camina por las calles de la ciudad recordando y encontrándose con antiguos compañeros de colegio y de barrio (una especie de viaje dantesco por los condenados círculos del infierno), viendo el contraste entre aquellos tiempos llenos de juegos y sueños y la realidad en que ha quedado todo aquello: la renuncia a aquello en favor de una vida asentada en el cinismo. La celebración del encuentro va seguida de la decepción: nadie ha realizado lo soñado, la impotencia gobierna la vida, la alegría no es más que malvada hipocresía, el trabajo se realiza como condena, el consumo por envidia, la renuncia a la poesía es la regla, la filosofía es un libro de hipnosis para la autoayuda. El poeta se retira a rezar antes de reunirse con la familia, pero su oración consiste en gritar de dolor, rabia y asco. Acto 3. El poeta se encuentra con los familiares. Se trata de una condensación del Edipo, del Hamlet y el Segismundo en un sólo acto. El encuentro se inicia no en el plano de la realidad sino en el de la realización de la fantasía de la reconciliación familiar. Cada cual intentará imponer su fantasía de lo que tendría que ser de ahora en adelante. La alegría inunda la escena, pero la realidad va ensombreciéndose a medida que los personajes tratan de clarificar lo que sucedió antaño queriendo llevar razón. Se trata de un segundo examen de identidad e historia familiar, de genealogía, semejante al que realizaron los centinelas a nivel del sistema pero esta vez referido a las heridas no cerradas y que se han ocultado en la construcción de falsas identidades como historia que cada cual se ha contado a sí mismo. La tragedia es que no hay historia común. La historia familiar accederá a la verdad, a la consciencia. Ni el poeta podrá reconocerse en los familiares, ni los familiares en el poeta. La historia familiar y su mito será analizada y demolida, http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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desvelando la muerte del padre, la ausencia de la madre y el extrañamiento de los hermanos, es decir, la muerte de la familia. La discusión acalorada da lugar a las ofensas irreconciliables: no hay perdón, no hay reconciliación. Llegados a este punto el poeta será expulsado del seno familiar otra vez, pero esta vez también se habrá roto la familia misma. El poeta se retira de nuevo retornando a su exilio. Acto 4. Los personajes familiares realizan un examen de conciencia individual monologado donde acceden a su verdad, a la ruina de su mito vital. Ahora saben que la verdad no une, sino que separa y aísla. Ven sus logros y sus ocupaciones como vacío, el sistema como engaño y maldición, su impotencia como miseria. Tras esto intentarán volver a la situación anterior al retorno del poeta, pero los propios hermanos se dan cuanta de que ya no pueden volver a esa situación: la mentira familiar se ha hecho tan evidente que ya no se puede aceptar al poeta como chivo expiatorio. El poeta toma el camino del exilio volviendo a encontrarse con los mismos amigos de la infancia del acto 2, pero esta vez esos encuentros están marcados por el silencio, el rechazo y la maldición. Ya nadie quiere hablar con el poeta puesto que ha puesto en evidencia la distancia que media entre lo que fue promesa y lo que ha llegado a ser. El poeta expulsado de la república ha expulsado de la poesía a la república. Maldecido por los amigos de la infancia el poeta llega a las puertas del sistema donde aguardan los centinelas. Los centinelas ahora lo despojan de sus bienes y sus derechos hasta dejarlo desnudo. En esa desnudez lo expulsan al mundo de afuera escarnecido. El poeta se despide recitando su poema. Fin.

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Acto 1. Escena 1 (Escenario oscuro. Música tibetana durante 4 minutos. Tenue luz. ) Se oye una voz que dice:. “Cambio de guardia”. Dos soldados hoplitas se encuentran en cada lado del escenario. (Al publico) Centinela 1: Ley y orden. Centinela 2: Ley y orden. A los buenos ciudadanos que guardan los preceptos. Centinela 1: A los buenos ciudadanos a los que el trabajo hace libres. Centinela 2: Ley y orden. A los ciudadanos buenos que miran por el bien de todos. Centinela 1: A los ciudadanos de pro que no descuidan su responsabilidad. Centinela 2: Buenas noches compañero. Centinela 1: Noches buenas son estas que sin sobresaltos nos llenan de bendiciones.

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Centinela 2: Bendiciones de vida holgada, que llenan nuestros días de gozos sin sombra en la ciudad más celebrada del mundo conocido. Somos la envidia de los estados soberanos. Centinela 1: Aquí nuestros hijos crecen sanos y fuertes; nuestras mujeres gozan de consideración; nuestras propiedades están a salvo de malhechores y nuestras vidas transcurren con seguridad. Soy afortunado, muy afortunado. (Se acercan uno al otro e inician conversación) Centinela 2: Sí, te veo con semblante alegre como si pudieses decir eso de que más afortunado que ayer pero menos que mañana… Centinela 1: Se trata del progreso, amigo, del progreso. Centinela 2: ¿Has progresado de ayer para hoy? Centinela 1: Ya lo creo, es cierta la promesa del sistema: todos progresamos, da igual que seas judío, negro, blanco, amarillo… todos progresamos, hemos nacido para ello. Centinela 2: Afortunado tú dos veces, yo espero también progresar cada día, pero hace ya tres semanas que no progreso, y me asaltan dudas. Centinela 1: no pierdas la fe en el progreso del sistema, compañero, lo dijo ayer el presidente de la comunidad: los índices son buenos, indican crecimiento sin lugar a dudas para los siguiente lustros, hasta ese grado de perfección hemos llevado nuestras útiles ciencias históricas, sociales, piscológicas, políticas y económicas, o ¿has olvidado la instrucción más elemental de los jardines de infancia?: el progreso es la primera revelación del sistema, evidencia indudable, dogma imperturbable de la realidad toda. Centinela 2: No, no olvido las lecciones ni los dogmas: que todos progresamos sin dudarlo. Pero…no sé, tres semanas sin progresar se hacen muy cuesta arriba, y tal vez el sistema se haya olvidado de mí. Por la noche me despierto empapado en sudor, y con el corazón en un puño tras soñar un amargo sueño. Centinela 1: ¿Un sueño? ¿has tenido un sueño? Eso es preocupante, ¿has ido al médico? Centinela 2: No, no creo que sea tan grave, y quiero mantener mi fe en el dogma del sistema, no quiero que se ponga en duda mi capacidad para progresar. Creo que lo puedo superar. Pero ese sueño me asalta hace una semana. Centinela 1: No deberías ocultar ese sueño al sistema se sanidad mental. Es delito no informar a la autoridad de aquellos procesos mentales que no se ajusten a las tres reglas de la mentalidad ciudadana: pensamiento siempre positivo, deseo de progresar continuamente y entrega total al sistema. Centinela 2: No olvido las reglas compañero…pero siempre había progresado cada dos semanas desde el momento en que nací ¿no habrán cambiado las proporciones del progreso? Centinela 1: A ver, cuéntame ese sueño. Centinela 2: ¿Darás parte a la autoridad? Centinela 1: No puedo prometerte nada, sobre todo en aquello que perjudique a mi progreso, pero haré lo que pueda para ayudarte a progresar, cuenta sin miedo. Centinela 2: No sé si debo, puedo comprometer tu futuro, tal vez. Centinela 1: Cuenta, seguro que no es tan grave como lo pintas y te ayudará a progresar un poco más. Centinela 2: Tal vez debería esperar, tal vez mañana sea el día de mi progreso. Centinela 1: Una vez, compañero, estuve dos semanas y media sin progresar, y te juro por el sistema que lo pasé mal, por eso te comprendo, tengo experiencia. Centinela 2: Me han dicho que has tenido un varón. Centinela 1: Oh sí, un varón que ha pesado tres kilos doscientos gramos. Y te aseguro que es de los mejores progresos que he experimentado jamás. Centinela 2: Un hijo varón asegura la posesión a perpetuidad de la propiedad que has alcanzado según las estadísticas del sistema. http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Centinela 1: Oh sí, y si a eso añadimos la hija que ya tengo aumenta también la probabilidad de progreso por un buen casamiento. Centinela 2: Eso sí que es suerte y progreso, mejora continua. Centinela 1: Y que lo digas, por no hablarte de las rentas de los fondos de inversión que garantizan de por vida la asistencia de tus derechos humanos las veinticuatro horas del día, sin recargo por su uso en fines de semana o por aviso urgente. Centinela 2: Pues mi último progreso, de eso hace ya tres semanas, ¡y me parecen eternidades!, consistió en domiciliar mi nómina en la misma central bancaria donde abrí la hipoteca de segunda vivienda. Oh, aún recuerdo cuando tras firmar me vino el progreso súbito: la oficina puso a mi disposición aire acondicionado gratuito por la domiciliación por todo el tiempo que me mantuviera fiel a la sucursal… ¡qué salto me dio el corazón, qué buena amistad hice con el director de la sucursal!…pero de eso hace ya tres semanas, y desde entonces…no sé. Centinela 1: Ya te digo que el progreso llega cuando menos te lo esperas. Tal vez deberías cambiar de automóvil, o comprarte un televisor de pantalla astronómica. Centinela 2: ¡¿ Un televisor de pantalla astronómica?!. Centinela 1: Si, de esos que hacen que flotes en medio de los programas, que los vivas con intensidad. Centinela 2: ¿No será peligroso? Centinela 1: No, mi cuñado tiene uno de ultima generación. Cuando te los compras firmas un contrato de adhesión vital a la cadena de programación, y te aseguran que una vez a la semana aciertas la adivinanza del programa que quieras ganando el premio en cuestión. Centinela 2: Sí, tal vez debería poner algo de mi parte, tal vez si pidiera un préstamo de consumo podría comprarme un televisor astronómico y de esa forma progresar. Centinela 1: Pues claro hombre, recuerda el dogma: quien pone de su parte un mínimo progresa siempre un máximo. Centinela 2: Sí, pero aún me faltan por pagar cuatro cuotas de la moto náutica, y no sé si precisamente por esto se retrasa mi progreso bisemanal. Tal vez por eso ese insidioso sueño. Centinela 1: O tal vez se prepare para ti un progreso mensual por acumulación de progresos semanales sin compensación y con ganancia a cargo de la retroactividad de las semanas sin progresar. ¡Eso si sería una jugada fenomenal del sistema ! te verías rápidamente impulsado hacia un nuevo y elevado status. Centinela 2: No me hagas reír, el sistema es perfecto y no da saltos…ay, ¡y si para mí acabó ya el progreso, y lo que me deparara el sistema fuese el estancamiento. Centinela 1: Calla loco, el sistema jamás ha fallado a sus adeptos, por todos vela y a todos procura lo preciso para su promoción. También a ti te llegará el progreso… Centinela 2: Si pero esos sueños… Centinela 1: Está bien, cuéntame ese sueño y veamos qué es lo que dice, tal vez así puedas salir del triste estado en el que estás y recuperar un poco de fe positiva. Cuenta yo escucho. Centinela 2: Está bien. Hace una semana que como te he dicho me despierto empapado en frío sudor, sobresaltado por el siguiente sueño: sueño que asciendo una montaña en pleno mediodía, siento mi cuerpo y mi espíritu progresar en cada paso. Cargo con todo un equipo de alta montaña, de último diseño: botas cómodas, prendas térmicas, cordajes fuertes, piolet de carbono y gafas multipanorámicas con ordenador incorporado que vigila mi ascenso y mis constantes vitales. Arriba el sol luce blanco y fuerte, pero no daña mis ojos. Yo asciendo mientras antes de llegar a la cima siento el gozo anticipado de la conquista segura, cuando de súbito mi pie resbala, retrocede en lugar de progresar. En ese momento se oye un chillido que jamás he oído y una sombra recorre el cielo oscureciendo el sol, dejándolo todo cargado de nubes grises y vientos fuertes. Se oye otro chillido que penetra en mis oídos taladrando los tímpanos, http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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pierdo el equilibrio y mi otro pie también retrocede. Caigo poniendo la manos por delante agarrándome a la roca. Y se oye otra vez ese grito. En ese momento empiezo a descender, a rodar montaña abajo sin control, hacia un lugar desconocido, negro. Dejo de sentir el suelo y sigo cayendo. En ese momento oigo una voz grave que dice: “Estas retornando”. Y despierto con un sobresalto. Centinela 1: Oh, amigo, tu sueño me espanta, no quiero volver a oírlo. Corre al sistema de salud mental, nunca había oído nada semejante. Un sueño, un sueño… Centinela 2: Cambio de guardia compañero, debes volver a casa… Centinela 1: Si volveré a casa, pero si en tres días no has acudido al sistema de salud mental elevaré informe a la autoridad por tu bien, no quiero faltar a mi responsabilidad y poner en peligro mi progreso en el sistema. Centinela 2: Te comprendo, yo también miro por tú progreso, por el de tu mujer y tus hijos, por tus propiedades. Yo vigilo como tu en los lindes de la ciudad, y cuido que a su interior no pasen cuerpos extraños, ni extranjeros que puedan perturbar el orden establecido del progreso y la propiedad. No olvides que yo hice el juramento, igual que tú, de anteponer el todo a mi parte y progresar con el conjunto de la ciudad hacia la meta final del bien. Centinela 1: Bien dicho, juramos en la misma promoción, ha tiempo que nos conocemos, confío en ti. Ahora me voy, pues acabó mi turno de vigilia… (Se oye el chillido de un búho). Centinela 2: ¿Lo has oído? Centinela 1: Sí lo he oído, ¿qué ha sido eso? Centinela 2: Lleno de espanto estoy, pues ese es el chillido que en sueños oigo y que me hace caer, retornar, regresar… Centinela 1: ¿Qué significa esto? ¿No habrás leído cosas prohibidas, ni conjurado ideas negativas? ¿verdad? Centinela 2: No, yo me libre, lo juro por el bien de la ciudad, debes creerme. Sólo sé que hace tres semanas que no progreso, nada más. (Se oye otra vez el chillido del búho) Centinela 2: ¡Espanto ! me revuelve las entrañas esa grito. Centinela 1: Sí, nunca he oído nada semejante, estoy temblando, mejor me voy a casa.. Meditaré sobre esto, mira cómo pasa la noche y da noticia a la autoridad sobre ese grito. Y acude al sistema de salud mental al acabar tu guardia. Mañana yo elevaré el informe. Todo esto me desconcierta. Despidámonos con el santo y seña. Eres siniestro compañero, siniestro. Centinela 2: Sí compañero. Ley y orden Centinela 1: Ley y orden. (Sale corriendo el centinela 1 y queda el centinela 2 escudriñando el horizonte en silencio durante un par de minutos. Se oye otra vez el grito del buho). Centinela 2: !!!!!Noooo¡¡¡¡¡ (Se oye fuerte música tibetana tres minutos en medio de la oscuridad). Escena 2. (Un coro griego recita) Coro: Hace dos mil setecientos años que los Poetas fueron expulsados de la República. Desde entonces la ciudad ha progresado. Dos mil setecientos años sin Poetas. Dos mil setecientos años de progreso. Fueron llevados hasta los lindes de la ciudad estado, dos mil setecientos poetas, hace dos mil setecientos años y allí se leyó http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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la sentencia de los jueces de la ciudad. Dos mil setecientas ordenes de destierro eterno, para dos mil setecientos poetas hace dos mil setecientos años. Por contar historias, por contar cuentos chinos, por contar embustes, por vivir a expensas de la ciudad al coste de sus redobladas mentiras. Se desterró a dos mil setecientos poetas lejos de la ciudad, para que vagarán errantes lejos de la ley y el orden, por no ser gente de bien, ni gente veraz, ni gente de sentido común. Por visionarios, por aparecidos, por inspirados. Por llenar de niebla las mentes de los ciudadanos, por vivir de espaldas a la realidad, y preferir las sombras de la noche a la clara luz del día. La ciudad dijo no a los poetas, y los expulsó hace dos mil setecientos años, desde entonces hemos progresado. No queremos poetas, ni vagos, ni maleantes. Ya han pasado dos mil setecientos años desde entonces, y desde entonces la ciudad, al amparo del sistema y del avance de las ciencias, organiza por la recta razón su forma de vida que administra con justicia, fortaleza, prudencia y templanza. Este es el bien, esta es la voluntad desde hace dos mil setecientos años ya. ( Oscuridad y estruendo de música tibetana ). Escena 3. ( En la pare izquierda del escenario, un despacho y sentado en él un hombre revisando papeles; en la parte derecha del escenario una mujer adormece en una cuna a un niño en el salón de su casa. Actúan cada uno por su parte, ignorándose) Hermano: …Sí…..sí….sí…la productividad es de … mmm, si , !ajá¡, éso es, la renta aumenta cada semana 0,25 puntos esto quiere decir que en un mes la renta aumenta un punto entero, es decir, justo doce puntos en un año. Magnífico. Esto es crecimiento, progreso, producción y consumo en avance constante. Hermana: Los niños buenos y obedientes crecen saludables. No debes preocuparte, sólo estudiar y estudiar y estudiar para el día de mañana heredar y progresar. Ser un hombre de orden y ley en el puesto más elevado de la ciudad. Serás un gran agente del sistema, un triunfador sin tacha y admirado. Hermano: Los cálculos indican en cambio que el crecimiento del sistema se ve comprometido en su productividad en los próximos lustros. Tal vez se pueda corregir esta tendencia y elevar un punto anual el crecimiento de la productividad abriendo las puertas estancas del sistema a un número finito de extranjeros no inferior al un cuarto de la población intramuros ni superior a la mitad de la población de la tercera casta de ciudadanos de nuestra ciudad… Hermana: Soy afortunada. La pruebas del jardín de infancia indican que mi hijo es superdotado, y que con un adecuado entrenamiento de su inteligencia podrá adelantar a sus compañeros en varios años escolares. Me ha dicho la profesora que probablemente hacia los diez años pueda ingresar en la mejor universidad y que en tres años a lo máximo será doctor reconocido internacionalmente, y que con un poco de suerte a los quince podrá gobernar la ciudad entera. Eso si es progreso. Tal vez a los diecisiete sea proclamado dios de la ciudad, y yo sea elevada a la categoría de madre de dios con treinta y siete años. Eso será progreso efectivo. Sí, progreso, progreso, bendito progreso… Hermano: Sí, con medio millón de extranjeros la cuota de progreso se acrecienta y de esa forma la productividad se multiplica centuplicando constantemente la renta media de los ciudadanos. Eso sí sería progreso, qué digo progreso, sería elevación, levitación de la ciudad en las alturas. Con esta propuesta tal vez el consejo me eleve a la categoría de decisor insigne, y en un par de años, con treinta dos años, yo sería adjunto primero de legislador patrio. Eso sí sería progreso: arrastraría hacia las alturas

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el apellido de mi familia y de mis ancestros, y tendría derecho a un mausoleo dorado con techos de cristal blanco. Sí, progreso, progreso, progreso…bendito progreso Hermana: Llaman a la puerta (desaparece de escena y vuelve con una carta en las manos abriéndola. Empieza a leer, asombro y luego alegría). Oh¡ no puedo creerlo, no puedo imaginármelo. Tanto tiempo hace ya y ahora esta gran noticia…(vuelve a leer la carta)… Es increíble, ahora sí, sí, sí todo es perfecto, todo encaja, todo se hace luminoso y despeja el camino del ascenso de mi felicidad. El sistema existe y es efectivo. Mi hermano vuelve, vuelve por fin, ha recapacitado y regresa al sistema, a la ley y al orden de la ciudad. Ahora todo está completo y ya nada falta. La razón vence y asiste a los fieles, el sentido común triunfa de la necedad, ¿verdad hijo mío?. Haré una gran fiesta de recibimiento, un banquete por todo lo alto, nada faltará para recibir a mi hermano después de tantos años, ¿cuantos años? Tal vez veinte o más años sin noticias suyas…son muchos años, ¿habrá cambiado o permanecerá igual? No, habrá cambiado, seguro que ha cambiado de lo contrario no se atrevería a volver a la ciudad. Seguro que está arrepentido…oh tengo que llamar a mi hermano para decírselo. (Coge el teléfono y marca). Hermano: Este informe hará de mi progreso un ascenso meteórico en la ciudad. En la puerta de mi casa se agolparán las ofertas de créditos a bajo interés de todas las sucursales de todos los bancos. Los artístas lucharán por realizar la pinacoteca de mis familiares y la escultura de mis jardines…por fin el sistema da a cada cual lo que le toca en merecimiento a su trabajo: un poco de esfuerzo procura mucho progreso. Ese es el axioma a seguir…Ya lo veo…( suena el teléfono)…oh¡, ya empieza el diluvio de felicitaciones, y aún no he iniciado nada. ( descuelga ) ¿sí? Hermana: ¡ Hermano! ¡hermano! Hermano: Oh¡ hermana, dime. Hermana: Hermano, estamos con el viento a favor, en la cresta de la ola. Hermano: ¿El viento a favor?. ¿cresta de la ola?, pero qué te pasa?. Estas muy alterada. Hermana: Vuelve, regresa, viene. Hermano: ¿Qué? ¿cómo?. Hermana: Nuestro hermano, nuestro hermano. Hermano: ¿Nuestro hermano?. Hermana: Sí, nuestro hermano. Hermano: El desterrado, ese inepto. Jamás cruzará las murallas de esta ciudad. Hermana: No hermano, te equivocas, he recibido una carta escrita por el mismo, dice que vuelve a la ciudad. Hermano: Y qué? Ese fue desterrado ya, y que se sepa nadie de esos ha regresado, y los que han querido regresar no ha superado las pruebas de acceso al sistema. Hermana: Oh¡ hermano, debes confiar en el axioma del sistema: a quien pone algo de su parte el sistema no le falla. Y él quiere volver a la ciudad Hermano: Pero la ciudad examina a los suyos con microscopio, y no deja entrar a nadie que no supere sus exigentes criterios. Y tal vez no sea conveniente para nuestro progreso que vuelva en esta preciso momento. Hermana: Ay¡ hermano, siempre fuiste duro de corazón. Hermano: No, siempre fui realista y cabal. Hermana: Debes creer en el sistema con más fe, hermano. La vuelta de nuestro hermano mayor será noticia en toda la ciudad… Hermano: Precisamente por eso, hermana, precisamente por eso. Nuestro hermano mayor siempre anduvo en la cuerda floja, y fue precisamente ese andar el que lo precipitó extramuros de la ciudad. Podría ser ahora un eminente abogado, o un gran médico cirujano, o haber contribuido con su gran inteligencia al progreso y a la mejora de la ciudad…

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Hermana: Sí, nuestro hermano era el más inteligente y el llamado a iluminar como una candela en medio de la noche los destinos de esta ciudad. Hermano: Pero prefirió la ensoñación, la quimera y la noche. Arruinó su futuro con rimas y visiones que nublan la mente y se precipitó en la nada, fuera de la ciudad, junto con las alimañas y los aulladores. Hermana: Pero quiere volver y me lo ha escrito, escucha, escucha y verás cómo ha cambiado: Hermano: Lee, venga lee… Hermana: Querida hermana: casi treinta años llevo ya vagando en la soledad, lejos de la ciudad, de la tierra y de los seres queridos. El destierro es duro como pena pero proporcionado al delito del que es condena. La vida ociosa se adentra en la locura sin fondo, y son ya los achaques de mi errancia los que me hacen dudar de la realidad de lo vivido en la ciudad. No quisiera que aquella realidad pasara a ser tan incierta como el logro del deseo y de la ensoñación, y que puestos a tan gran distancia uno de otro, deseo y realidad, se transmutasen para quedar sin norte y agarradero sumiéndome en la ficción absoluta. Ha tiempo que me tienta la conciencia con el regreso, y me aprieta el corazón con la nostalgia de aquellos tiempos, y no queriendo sino salvaguardar la fidelidad a la tierra, es mi deseo regresar a la ciudad, pese al mal que ello pueda causar después de tanto tiempo, y tentar las pruebas de acceso al sistema para veros, a ti, a mi hermano, y también a nuestros padres, una vez más y celebrar un reencuentro en el que recuperar una identidad a la que no quiero renunciar. Por eso te anuncio que me pongo en camino de inmediato una vez entregada esta carta al correo. Un fuerte abrazo. Hermano: Aja¡, le apretó la necesidad, y ahora se espanta porque se da cuenta de que no hay cumplimiento de promesa alguna sino en el sistema. Y quiere volver. Hermana: Sí, creo que la carta es bien clara, ¿no te llena de alegría?. Hermano: Sí, pero tengo mis dudas, es mi hermano, pero no sé, no deja claro que haya abandonado la poesía… Hermana: ¿Qué dices? Está bien claro que renuncia a la poesía. Hermano: Explícate y te creeré. Hermana: Le ha cogido el miedo de sumergirse en la ficción absoluta, lo dice bien claro, que no quiere que realidad y deseo se transmuten. Lo ha escrito, dice: “recuperar una identidad a la que no quiero renunciar”. ¿no lo entiendes?. Hermano: Sí, pero ya sabes que los poetas son sutilísimos con el verbo. Enredan las palabras y dicen cosas que no están escritas, que hacen ver lo invisible, y eso me da miedo. Hermana: ¿Cómo puedes desconfiar después de tantos años? Y más todavía, ¿cómo te atreves a poner en cuestión mi lectura de la carta? Dudas sin motivo. Hermano: no, hermana, no, disculpa. Es que son ya muchos años, y en las crónicas no hay noticias de ningún poeta desterrado que haya vuelto o querido volver. Y menos aún que tras tanto tiempo haya superado las pruebas de acceso al sistema a no ser para hacer burla de los centinelas que las ejecutan. Hermana: A mi me parece que nuestro hermano nunca fue un verdadero poeta, sino un excepcional dotado para la palabra… Hermano: ¿Estás poniendo en cuestión el sistema?… Hermana: No, ni se te ocurra lanzarme esa acusación. Creo que es perfecta esta vuelta, que nada debemos temer… Hermano: Pero justo en este momento tengo sobre mi mesa un informe que me elevará a un status superior, a un progreso imparable, no sólo a mí, sino también a ti y a tu hijo, y que aparezca ahora nuestro hermano puede ser un obstáculo grave para nuestra fama, puede influir ese recuerdo en la baremación de los méritos.

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Hermana: También yo estoy en un momento imparable de ascenso y progreso. He recibido los informes sobre mi hijo hoy mismo, y lo elevan en un lustro a gobernante de nuestra república. ¿Qué crees? ¿Que eres el único que progresa? ¿Que eres el garante único de la fe en el sistema?. En doce años puedo llegar a ser proclamada madre de dios, y no temo que la vuelta de mi, de nuestro hermano, sea un obstáculo, sino todo lo contrario. Esa vuelta puede ser el impulso definitivo de nuestro progreso y ascenso. Hermano: Explícamelo, hermana, no te sigo en tus positivos planteamientos. Hermana: Siempre fuiste un pequeño tonto, escucha. La historia familiar es favorable para el ascenso en esta generación, sólo la mancha del destierro de nuestro hermano en su expediente podía despertar dudas y suspicacias en los jueces. Pero si en nuestra genealogía se diera el caso, el único caso en la historia de la ciudad, de un poeta desterrado que regresa al sistema arrepentido de su ensoñación, eso sería el golpe definitivo que limpiaría la mancha al dejar bien clara la genética de nuestra familia. Una genética fuerte, leal, aguerrida. La vuelta de nuestro hermano sería la disuasión perfecta para futuros soñadores, para futuros poetas. Nuestra familia contaría con la primera muestra de arrepentimiento poético, ejemplar incluso, y sería el empuje definitivo para nuestro progreso… Hermano: Sí, es cierto, ¿cómo no lo había visto así?. Eso si que es pensar en positivo de acuerdo al sistema. Yo recibiría esa fuerza moral del arrepentimiento del poeta, sería doblemente respetado en esta ciudad, tal vez ese logro redujera en el tiempo mis posibilidades de progreso. Hermana: Sí, hermano sí. Por eso debemos organizar toda una fiesta, por todo lo alto. No ocultarlo, sino mostrarlo y proclamarlo a los cuatro vientos. Hermano: Tienes razón, nuestro hermano será la baza perfecta, tras su arrepentimiento, de nuestra ambición. Será un hecho notorio y público. Todos estarán invitados. Hermana: Claro, ya verás hermano, que nuestro hermano mayor nos elevará. Progresaremos juntos otra vez, como cuando éramos pequeños, ¿te acuerdas?. Hermano: ¡Cómo no voy a acordarme!, en el colegio nos llamaban los tres sabios de la república, no había pregunta a la que no supiésemos responder. El respeto de los profesores y el orgullo de nuestro padre y nuestra madre… Hermana: Y en el barrio nos tenían por los consejeros de los niños, porque organizábamos los mejores juegos, los más divertidos y los que más entusiasmo causaban en las fiestas del barrio. Hermano: Sí, es cierto, hasta por cuatro años formamos nosotros solos la comisión de festejos, ¡y éramos sólo unos niños!. Hermana: Organizaremos pues una gran fiesta de bienvenida, una purificación de nuestro hermano. Y a partir de entonces seremos los tres sabios de la ciudad. Hermano: Eso haremos, un banquete. Con baile, y serpentinas y confeti. Estarán invitados los jueces y los máximos guardianes de la ciudad, y lo más granado de las tres castas. Seremos el centro de atención y todo volverá a ser como antes. Hermana: Claro, claro, ya lo veo. Hay que empezar cuanto antes a cursar invitaciones, convocaremos a los viejos amigos, de la casta que sean. Hermano: Yo me encargaré de contratar a los músicos y al servicio de catering. Tu cursa las invitaciones Hermana: Oh¡ es una bendición este acontecimiento, este regreso del hermano arrepentido, ¿qué hay mejor que una familia unida que camina generación tras generación por la senda de la ley y el orden? Hermano: ¿Qué hay mejor que una propiedad bien ganada, con trabajo, ley y orden, transmitida y acrecentada generación tras generación fieles a la tradición de los ancestros fundadores?.

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Hermano y hermana al unísono: Oh¡, sí, ¿ qué hay mejor que el trabajo ordenado y la ley de la ciudad, seguida fielmente, generación tras generación, transmitida de padres a hijos y la expulsión de los desleales? ¿Qué hay mejor que el progreso, el duro trabajo y el duro esfuerzo¿ ¿Qué mejor que la recompensa del sistema? ¿Qué?. ( Oscuridad. Música tibetana delirante durante tres minutos) Escena 4. Coro: Casi treinta años desde que el destierro del poeta se hizo efectivo por orden del consejo de la ciudad. Treinta años de errante viaje, treinta años de ensoñación, treinta años, casi. ¿Puede el humano vivir y morir sin soñar? ¿Puede el humano soñar sin vivir y sin morir? ¿Puede el humano no abandonarse al influjo de la noche, y de ese impulso oscuro que brota de su entraña hacer mercancía de ocioso esparcimiento no más? ¿Puede?. El hermano mayor despertó en medio de la plaza con una recitación perfecta para espanto de los que allí estaban. Puso sus ojos en blanco y cantó más allá de las normas. Canto todo el día, cantó toda la noche, canto así durante tres días antes de caer en oscuro trance, antes de que los centinelas de la ciudad se atrevieran a ponerle las manos encima para hacerle callar, antes de que el consejo osara emitir orden de hacerle guardar silencio. El escándalo sacudió la ciudad durante seis meses de angustia para todos, hasta que se decidió su destierro. Y luego, el dolor. El dolor de todos. De eso hace ya casi treinta años. Y ahora vuelve a la ciudad arrepentido, escarmentado, dicen sus hermanos deseosos de progreso. “una identidad a la que no quiero renunciar” dice la carta deseosa de reencuentro. Treinta años casi ya de todo aquello, casi, treinta, treinta, treinta… ( música tibetana) . Acto 2. Escena 1. (Dos centinelas guardan las puertas de la ciudad) Centinela 1: Esta noche refresca. Centinela 2: Y la luna está llena, iluminando la campiña. Centinela 1: ¿Ya quedó en claro todo?. Centinela 2: Sí, todo claro. El sistema de salud mental hizo gala de gran eficacia. Fuertes dosis de citalopram acabaron con los terrores nocturnos. Centinela 1: ¿Y aquellos chillidos? Centinela 2: Resultó ser un antiguo pájaro nocturno. Una rapaz que se alimenta de alimañas. Centinela 1: ¿Una rapaz nocturna? Centinela 2: Sí, búho la llaman. Centinela 1: ¿Y? Centinela 2: Progresé al día siguiente. El correo me trajo una oferta inmejorable y no dejé escapar la oportunidad. Centinela 1: Ves amigo, el que pone algo de su parte… Centinela 2: Progresa, sí, siempre progresa. Ahora siento de nuevo la bendición de la ciudad… ( Se acerca el poeta a las puertas ) http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Retorno del Poeta

Poeta: Puertas Esceas, broncíneas, dintel ciclópeo, esta es la ciudad, no hay duda, aún recuerdo aquel día, cuando expulsado eché la vista atrás, alejándome, mientras en las murallas mi padre, mi madre y mis hermanos lloraban mi partida agitando sus brazos…y en sus muros veo a los centinelas que guardan la paz de la republica…la armonía de las castas…los flujos del capital. Como aquel día: sus escudos, sus cascos, sus lanzas relucientes bajo el sol del mediodía, cuando fue leída con solemnidad la orden de mi destierro…Pero ahora retorno, vuelvo, y dejo el olor de los campos y el sonido de las selvas, y llego al límite del que fui expulsado, hace ya veinticinco años…Veinticinco años…He caminado un largo camino, un sendero abierto con mis pasos…la selva se la ha tragado. Mis pies han hollado la arena de cientos de playas…el mar ha borrado mis huellas. Estoy cansado…pidamos paso por fin…Ah¡¡¡ Ah¡¡¡ Ah¡¡ de las puertas, centinelas, abrid al caminante. (Los centinelas se ponen en guardia y posición de ataque) Centinela 1: ¿Quién va? Poeta: Yo. Centinela 2: ¿Yo?. Poeta: Yo, sí, yo. Centinela 1: Yo es poco por aquí. Ordenes tenemos de no dejar pasar ningún yo, date la vuelta y lárgate a molestar en otros lugares. Poeta: He dicho que abras al caminante, sea yo, u otro, el que llega cansado del camino a las puertas de la ciudad. Centinela 2: ¿Qué aires son esos que te das? ¿Quién eres tú para ordenar lo que debemos hacer? Poeta: Deber piadoso de hospitalidad debéis al que llega cansado tras largo camino. Abrid. Centinela 2: ¿Qué has hecho tú por el sistema, extranjero? Centinela 1: ¿Qué méritos tienes? ¿eres mercader? ¿mensajero de otro estado?. Centinela 2: ¿O acaso eres embajador de un imperio desconocido? Centinela 1: Responde. Poeta: Nada soy de eso que decís. Soy yo, sólo yo, y por nacimiento y origen que debéis abridme las puertas… Centinela 1: ¿Origen?, ¿qué origen, a quién te ligas, de las ilustres familias de la ciudad, para hablar así? Centinela 2: Será un impostor. Poeta: ¿Impostor? Sí, tal vez sea un impostor, o sea la ciudad impostora desde hace veinticinco años, ¿qué digo veinticinco? La ciudad es impostora desde hace dos mil setecientos años. Centinela 1: ¿Qué fechas invocas? ¿qué computo de horas, días, meses y años sacas del olvido? Poeta: A los milenios invoco, a los decenios llamo en mi favor… Centinela 2: No cabe duda, es un poeta el que hasta aquí ha llegado. Maldito, perro, date la vuelta y huye antes de que te ensarte con mi lanza. Compañero, llama a la guardia. Poeta: ¿Soy yo poeta? ¿En qué se identifica a un poeta? ¿Es su rostro, su vestimenta, el color de su pelo? ¿Sus nudosas manos? Centinela 2: Identifícate. Poeta: Soy yo, o nadie, el que está delante de ti. Y tú, necio, ¿no te avergüenzas de esgrimir lanza y cubrirte con escudo ante un indefenso caminante? ¿Esa es la enseñanza que os dan en las academias militares de la república? ¿Temer a los indefensos?. http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Centinela 1: No te dejes embaucar, es un poeta, sin duda. Centinela 2: Sí ya lo tengo calado. ¿qué quieres?. Poeta: Pasar, pasar y pasar. Pasar siempre, a todas horas y en todo momento, pasar… Centinela 1: Acércate a la luz que te veamos mejor. Centinela 2: Ese rostro, ese rostro me resulta familiar… Centinela 1: ¿Quién eres? ¿Cual es tu linaje? ¿ de qué casta procedes? Poeta: ¿Que de qué casta procedo? De la mejor sin duda, mejor que la mejor que tu hayas conocido jamás. Mi casta es mejor que la de los gobernantes que tenéis aquí y que se hacen pasar por sabios. Centinela 1: Se está burlando, lo atravieso ya… Centinela 2: No, espera, es un desterrado, debe vivir pero no morir a manos de la ciudad, para que no se nos llame injustos diciendo que aquí matamos por las palabras. Centinela 1: ¿Qué hacemos pues? Centinela 2: Lo someteremos a examen y según nos plazca lo dejaremos pasar, de todos modos, pocos poetas han osado jamás llegar a estos extremos. Ellos pierden la cabeza para siempre en su mundo poético, y en los bosques les asiste la fortuna, y alguna seta venenosa, y ni los sabios saben si son inmortales o mortales. Este es un ejemplar raro…jamás regresó ningún poeta a la ciudad con estas pretensiones… Poeta: Soy del linaje de los fundadores, desciendo de Deucalión, mis huesos pertenecen a los dientes del dragón. Cuando vuestros abuelos aún arañaban la tierra con las manos buscando raíces, los míos vestían sedas y bebían gustoso y aromático vino… Centinela 1: Calla, déjate de cuentos, estamos considerando tu suerte. Poeta: ¿Mi suerte? Ja, Vosotros estáis ¿considerando mi suerte?. Ja, ja, ja…mi suerte es vuestra fortuna y se sitúa por encima de los designios de los ciudadanos, sean estos de la casta que sean. Centinela 2: Creo que lo conozco, me resulta muy familiar. Centinela 1: Lleva cuidado, comprometes el progreso si lo dejamos pasar. Centinela 2: Descuida, deja que haga un prueba…Eh¡ tú, caminante, escucha, ¿cuántos sabios hay en el colegio mayor y en el barrio del Cerámico?. Poeta: Tres, tres, tres, tres sabios irrefutables, dos varones sagaces y una mujer incisiva en inteligencia. Centinela 2: Lo tengo, lo conozco, es él. Centinela 1: ¿Quién? Centinela 2: El mayor de tres hermanos del linaje más ilustre de la ciudad. Su padre gobernante canalizó las aguas insalubres acabando con la elevada mortandad de los infantes, su madre, consejera áulica veinte años, reordenó el sistema de estudios. Su hermano ocupa un lugar de gran responsabilidad en el consejo del progreso, casi a punto de elevarse a la cumbre. Su hermana procura por las castas más bajas de la ciudad y a muchos sustentan ambos como clientes. Centinela 1: ¿Qué hacemos?, ¿qué hacemos?, si lo dejamos pasar quebrantaremos la orden de destierro y cargaremos con el castigo de la degradación, más si lo hacemos volver sobre sus pasos, y sus poderosos hermanos están esperando su regreso, recibiremos su furia desde las alturas y caeremos en desgracia a los elevados. Centinela 2: Difícil decisión. Más creo que podemos satisfacer a ambos eludiendo la responsabilidad hacia lo alto. Le tomaremos juramento, le daremos visado de entrada a condición de que se presente a examen. Daremos parte al consejo de la ciudad y que decidan ellos mientras tanto... esta es la forma en que actuaremos, en la ambigüedad del servicio humilde y leal, y los deberes de la hospitalidad patria… Poeta: Esta tardanza me consume, deseo tanto encontrar a los hermanos y a los viejos amigos, y recorrer las calles de mi infancia, y oler los aromas de los barrios, escuchar el alborozo de los juegos…Abrid, abrid, abrid… http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Centinela 1: Eh¡ tú, caminante. Hemos decidido dejarte pasar con condiciones Poeta: ¿Condiciones?, ¿qué palabra es esa?, ¿Acaso se puede condicionar a un espíritu acostumbrado a la libertad? Centinela 2: Calla, y escucha, maldito. Pasarás a condición de que te presentes a las pruebas del sistema antes de que pase el día según lo decretado. Daremos conocimiento al consejo que tomará en consideración tus pretensiones y el consejo decidirá qué hacer contigo. Mientras tanto guardarás silencio en la ciudad, te está prohibida la práctica de los juegos con palabras y la recitación de poesías, ¿queda claro? Poeta: Claro está, haced lo que queráis que yo haré otro tanto, pero por los deberes sagrados de la hospitalidad, o de la lealtad debida a los mejores, o de la solidaridad para con los desgraciados, abrid, abrid, abrid. Centinela 2: Presta el juramento y pasarás con la palabra empeñada en manos de la república, o si no quieres, vuelve sobre tus pasos. Poeta: Repugnante juramento, juraré por lo sagrado. Centinela 1: No hay sagrado aquí, jura por la ciudad, por el bien de la república y su progreso. Poeta: Juro, juro, juro. Juro por la quimera, juro por la república, abrazo la bandera, toco las rodillas de los poderosos, pero abrid. Centinela 1: ¿Es suficiente? Centinela 2: Bastará. Caminante, pende de ti, desde el momento en que cruces el dintel, la suerte de tu hermano y hermana, y la fama postrera del linaje de tu familia, de tu padre, de tu madre y de tus antepasados. Sé prudente y no quiebres el juramento dado, pues a los perjuros cae en suerte la expulsión y la deshonra perpetua…Pasa ya, si tu destino es pasar, pasa y contempla el esplendor al que renunciaste hace ya mucho para perderte en la miseria de la selva y la ensoñación poética lejos de la sociedad. Entra y rinde culto besando los pies de los ciudadanos buenos que a nadie matan por las palabras… Centinela 1: Abierta está la puerta, pasa, caminante, nos quedamos con tu palabra. Antes de que acabe el día llegará la hora de tu prueba, el consejo espera ya tu examen. Poeta: Oh¡, atravesaré esta puerta, no sé si como un muerto o un redivivo, pero con gozo, y temor y temblor, hace ya veinticinco años que no frecuento el trato con los humanos. No se si penetro en la vida o en la muerte, o que tránsito es este y qué fuerza es la que me impulsa, si la sangre, o la nostalgia, o la osadía…no sé si al atravesar esta puerta debo perder toda esperanza, o si lo que perderé será la desesperación. Muros ciclópeos, obra civilizada, penetra en ti un extranjero, un cuerpo familiar pero extraño, se mezcla en tus fluidos y en tus principios un ser de la noche y de las sombras, deseoso de ver la luz… ( Oscuridad. Música tibetana) Escena 2. Coro: El poeta fue concebido en las fauces de fuego del Dragón, en el principio de la tiempos, y gestado en el seno oscuro del luminoso Titán. ¿Quién dio aliento al cuerpo del poeta? ¿Qué vida puso la parca en el palimpsesto de su escritura? ¿Qué tiempos se unieron en ese instante para dar lugar al nunc stans de su espíritu? Ahora retorna al lugar de los ancestros, al barro de su condición, a la sangre de su pulso. Sangre extraña, sangre olvidada, sangre atada por el recuerdo, sangre de la memoria, sangre, atrapada en la historia. La verdad se oculta, y se oculta en la historia, y la historia se cuenta porque se recuerda lo fundamental. Es el origen, el origen de todo. Allí retornamos cuando queremos saber quiénes somos. Porque no sabemos quienes http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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somos, fabulamos lo que somos, más he aquí la realidad de lo sido, de lo que es y de lo que será. Entra poeta, entra en tu pasado, remueve en la tumba los huesos luminosos de tus antepasados para saber quién eres. He aquí un hombre que quiere que sea el tiempo de la verdad. (Música tibetana) Escena 3. ( En una plaza, bajo un árbol, tres amigos conversan a la derecha del escenario) Amigo 1: Los calores del verano se soportan mejor con higos frescos, licor con cubitos de hielo… Amigo 2: Y un buen ventilador… Amigo 1: O un magnifico refrigerador… Amigo 2: ¿ Qué digo? Un aparato de aire acondicionado… Amigo 1: Sí, deseoso estoy de tomar vacaciones y retirarme al fresco aire de la sierra. Amigo 2: Pues yo prefiero el mar donde los cuerpos tostados se asan en top-less operados y los tatuajes indican el camino de la gloria. Amigo 1: Ja, ja, ja. Sí amigo, si. (Llega un tercer amigo con prisa). Amigo 3: Eh¡, eh¡, ¿ya lo sabéis?. Amigo 1: Saber ¿el qué? Amigo 2: Muy alterado llegas, corriendo y con semblante alegre. Amigo 1: Seguro que ha progresado al instante. Amigo 3: Sí, tal vez haya progresado. Pero escuchad con atención. Amigo 2: No con tanta prisa, no con tanta prisa, sea lo que sea lo que tengas que contar, toma asiento y bebe licor con nosotros. Amigo 3: Sirve lo que quieras, pero atiéndeme. Amigo 1: Te atendemos, pero tomate un respiro y cuenta despacio para que no perdamos detalle de lo que tienes que decir. Amigo 3: Sirve licor bien frío y celebremos. Amigo 2: Oh¡ se trata de una celebración. Amigo 3: Sí, una celebración, escuchad. Amigo 1: Somos todo oídos cuando se trata de festejar las pompas del progreso. Amigo 3: Llegando al ágora de buena mañana, justo al amanecer, me crucé con mi vecino el centinela que bajaba con paso rápido en dirección hacia el consejo, lo detuve para preguntar y me dijo que acudía con noticias novedosas al consejo, pues en plena noche llegó un caminante a las puertas de la ciudad pidiendo paso al sistema de la república. Amigo 1: Eso es bien normal y nada tiene de extraordinario. Son muchos los viajeros que a diario llegan a la ciudad para cerrar negocios, o vender sus mercancías Amigo 2: Lo mismo opino, es habitual que a las puertas de una ciudad tan codiciada llamen extranjeros en busca de amistad, para establecer alianzas o firmar convenios. Amigo 3: Sí, es cierto, pero dejadme continuar el relato, sigo. Me dijo que durante toda la noche estuvieron los centinelas examinado el caso, pues se trataba de un personaje sumamente extraño y querido de la ciudad que fue expulsado bajo la acusación de haberse consagrado a la ensoñación, a la poesía. Amigo 2: Esto sí que es extraordinario. Amigo 1: Rara vez se atreven los poetas a regresar a la ciudad, y dinos ¿de quién se trata?. http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Amigo 2: Sí ¿se sabe con certeza quién es?. Amigo 3: El centinela me dijo que se trata del mayor de tres hermanos, los sabios los llamaban, hijos de una eminente familia en la ciudad. Amigo 1: ¿Cómo, el mayor ha vuelto?. Amigo 2: Esto si traerá revuelo en la ciudad, tal vez se trate de un súbito progreso de las luces, de un arrepentimiento poético, eso sí sería una novedad...el mayor, el mayor de los tres ha vuelto… Amigo 3: Habláis como si os fuese familiar el asunto. Amigo 2: Ya lo creo, amigo, ya lo creo. Antaño fuimos amigos en el colegio, el mayor y yo. No había estudiante más brillante, ni más prometedor en todos los campos de estudio. El me repasaba las lecciones que yo era incapaz de seguir en los pedagogos, y me ayudaba en los exámenes finales de cada curso hasta superarlos…el mayor, sí, ¡quién sino él¡ Amigo 1: Sí, compañero, recuerdo los festejos que organizaban en el barrio. El vivía dos manzanas más arriba de la casa de mis padres, y juntos realizábamos expediciones extamuros de la ciudad, cazábamos ranas, culebras, lagartijas en las tapias de los huertos y nos bañábamos en la alberca de riego que está más allá de los cementerios de la ciudad. Siempre fue audaz, atrevido. Él y yo inventamos un juego de ingenio que fue premiado por el consejo de la república, y sólo contábamos doce años. Amigo 3: Así que fuisteis conocidos en la infancia, compañeros de juegos y estudios. Amigo 1: Así es, amigo, así es… (Aparece el poeta en la izquierda del escenario) Poeta: …El afán de los hombres constructores, la erosión de los elementos y el tiempo no dejan ni las huellas de otros tiempos, sino que todo lo borran…ya no puedo apenas reconocer las calles, sólo el trazado, pero las casas ya han desaparecido…tal vez ese árbol haya sido respetado por el afán constructor de los hombres…pero el resto es irreconocible, me siento extraño en estas calles, no es está la trama de calles y edificios en los que me crié, todo parece tan nuevo, tan limpio, tan falto de…de…de añoranza, eso es. Nada queda en estas cosas del origen, no hay nostalgia en este cúmulo de mármoles brillantes, de asfaltos lisos…y qué sonidos son estos que ocultan el chapoteo de las fuentes, y las fuentes mismas ¿dónde están?, las perpetuas fuentes de las que manaba el agua que apagaba la sed, cuando niños, ¿dónde están?. No, mi corazón no reconoce estas calles, estas casas, ni estas estatuas…Nada del hombre queda ya en las trazas de estas construcciones, no es esta la ciudad en donde yo me busco, en donde yo me pueda reconocer…tal vez deba acercarme a los hombres, escuchar sus voces y hablar con ellos y de esa manera la ciudad que busco pueda volver a aparecer en la conversación como si en la conversación se hubiese refugiado el alma y el espíritu de la ciudad huyendo de la incesante renovación del espíritu constructor de los hombres, y los hombres mismos que veo allí, qué aspecto más extraño tienen, ni sus peinados, ni sus vestimentas, ni siquiera las posturas de sus cuerpos parecen lo que deberían parecer, cuerpos de hombres…bah¡, serán mis propios prejuicios los que me impiden disfrutar de este momento, dejémoslos a un lado y abramos el espíritu de la conversación…!hombres¡ buenos días son estos, y buenas horas para compartir un refrigerio… Amigo 1: Buenos días, compatriota. Amigo 2: Buena mañana tengamos bajo este árbol si quieres compartir este fresco licor. Poeta: sería de buen agrado sentarme con vosotros, beber y conversar. Amigo 3: Pues toma asiento y disfrutemos juntos del día. Toma un primer vaso para aplacar sed y calores.

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Poeta: Así sea, gracias, y por vuestra salud. Ah, qué sabor más exquisito tiene esta bebida, te saluda en la boca con amargo picor en la lengua y limpia del polvo del viaje la garganta, con frescor de menta, y desciende ensanchando la tráquea, aireándola como una ventisca hacia el estómago, como un manantial de alta montaña que se despeña en el fondo de un lago. Hace tanto tiempo ya… Amigo 3: No te he visto nunca en la ciudad, ¿eres viajero?. Poeta: Sí y no. Amigo 1: Oh¡ esa respuesta es ingeniosa...me gusta, pero hay algo en ti que no se… Amigo 2: ¿Cómo se puede ser, a la vez, viajero y no ser viajero? Amigo 3: Yo diría que nuestro nuevo compañero tiene un sentido del humor peculiar. Amigo 1: ¿Se trata de un juego? Poeta: No, compañeros no, no se trata de un juego, decidme ¿qué es un viajero?. Amigo 3: Alguien que viaja. Amigo 2: Viajero es el que se desplaza de ciudad en ciudad sin pertenecer a ninguna en particular…ahora que caigo el timbre de tu voz, y esos ojos claros… Amigo 1: No, viajero es el que retorna siempre a su lugar de origen… Poeta: Pero si sale de un lugar, y atraviesa miles de lugares diferentes para regresar al lugar del que partió, y no guarda prueba de los lugares en los que estuvo ¿qué viajero podemos decir que es?. Amigo 1: Ciertamente extraño, aunque podría contar su experiencia aún cuando no presentase prueba alguna de su viaje. Amigo 3: Y ¿quién le creería? Podría haberlo inventado él mismo. Amigo 2: Pero podría perfectamente enseñar lo que aprendió en el viaje, no sé…nuevos guisos, diferentes técnicas de construcción, o de cultivo, nuevas medicinas o nuevas ciencias… Amigo 1: Exacto eso tendría que hacer el viajero, aprender cosas nuevas de los lugares en donde estuvo y así hacer progresar a su ciudad. Amigo 3: Eso es lo propio, sirvámonos otro vaso y brindemos por la exitosa salida de esta discusión. Poeta: Pues bien, he aquí que yo siendo viajero, no lo soy. Pues hace tiempo que partí de esta misma ciudad, y efectivamente retorno a ella, pero nada puedo mostrar de otros lugares, ni nada puede aprender que os pueda ser útil. Y aún así creo que sin haber salido de esta ciudad, hubiese podido viajar de todos modos por miles de mundos sin mover ni un sólo músculo de mis piernas… Amigo 1: Sirvámonos otra copa, y muchas más, porque me embarga un fuerte presentimiento… Amigo 2: Sí, bebamos y brindemos, porque esta voz, y esos ojos, remueven muy hondo emociones escondidas, enterradas por los años. Amigo 3: Pero ¿qué os pasa?, estáis bebidos, tiembla vuestra voz y se os llenan de lágrimas los ojos…no entiendo nada. Amigo 1: Porque tú eres, tu eres… Amigo 2: El mayor, tu eres el mayor Poeta: Sí, sí, sí, soy el mayor (se abrazan los tres) y vuestras voces se han hecho claras en un instante, en mi interior, os he reconocido, me habéis reconocido, qué alegría siento. Amigo 1: Sí, mayor, he visto en tu manera de hablar el destello de tus ojos, esa mirada sagaz que siempre lanzabas cuando proponías un enigma. Amigo 2: Y esa voz profunda que sabía decir la palabra exacta cargada de ingenio, también yo la he reconocido. Brindemos, brindemos. Poeta: Brindo por los amigos de la infancia, brindo por los amigos de la adolescencia, brindo por la lealtad de la amistad inquebrantable, no traicionada y siempre solidaria… ( Brindan y se sientan) http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Amigo 1: Cuenta, cuenta qué ha sido de ti, ¿te vas a quedar?, o ¿te instalaste en otra ciudad? Amigo 2: Dinos si estás de paso, o si vuelves para asentarte en lo más elevado de los cargos ciudadanos. Amigo 1: Es mucho tiempo, cómo has cambiado, estás muy envejecido, pero se te ve al mismo tiempo muy fuerte… Amigo 2: Sí, se siente a tu lado la energía aquella dispuesta a saltar los límites… Poeta: Muchos años han sido, con razón, y el tiempo no pasa en balde. Pero decidme ¿cómo os ha ido en este tiempo? ¿qué habéis hecho?. Tú querías ser domador de caballos, lo recuerdo todavía, cuando escapábamos de la ciudad y acudíamos a los establos del estado para contemplar aquellas bestias llenas de vigor y nobleza. Amigo 2: Es cierto, tienes razón, yo quise ser domador de caballos. Amigo 1: Nada sabía de estas cosas. Poeta: Recuerdo que un día saltamos el vallado y montamos un pura sangre indómito, y como con tu maestría domaste aquel caballo que ni los más expertos domadores lograban dominar, con once años. Y la cara que se le quedó al capitán de guardia cuando nos vio salir del corral, montados en aquella furia mansa que tantas veces lo había revolcado por el polvo.. Amigo 2: Sí, jajajaja, es verdad, salimos al trote y luego impuse el galope hasta el mar mientras el capitán maldecía y maldecía, y nos amenazaba con castigos familiares. Poeta: Sí jajajaja Amigo 1: Así que esas eran las aventuras que nunca me contasteis, es extraordinario lo que decís. Amigo 3: Asombrado me tenéis con estas historias. Poeta: Y dime, ya eres el domador que quisiste ser… Amigo 2: Oh¡ no, no, ni hablar… Poeta: ¿No? pero si lo llevabas en la sangre, tenías un don especial para los animales… Amigo 2: No amigo, sueños juveniles, pájaros en la cabeza. Tras tu marcha el estado sacó a concurso las vacantes de los contables del tesoro. Mis padres quisieron prever un buen futuro para mí, renombre, seguridad, promoción. Ya sabes. Me costó renunciar a aquella vida salvaje junto a las bestias, pero créeme es preferible un buen asiento frente a una mesa, con aire acondicionado, que todo ese polvo y sudor que se agolpa en las cuadras, y al fin los animales jamás se plantean metas, ni progresos, permanecen idénticos, siempre iguales, no, no…domador de caballos… Amigo 1: Debes saber que ese domador de antaño ahora doma la hacienda de la ciudad y tiene el poder de restringir la salida y la entrada de salarios, pagos y deudos de toda la ciudad. Tu amigo es temido por banqueros e incluso el consejo de la ciudad tiembla cuando le pide que abra los caudales del tesoro… Poeta: No lo entiendo, no lo entiendo. Y tu, tu querías ser hoplita, querías ser estratega de la ciudad, sabías todas las tretas del ejército, las estrategias de los generales más renombrados, incluso llegaste a tener un cuerpo de guardia para todas las manzanas de nuestro barrio, cuando éramos pequeños, ¿recuerdas?, seguro que has defendido ya con tus fuerzas las murallas de esta ciudad contra estados agresores… Amigo 1: Sí, por supuesto, memoria no me falta, pero hay que saber utilizarla a favor de uno, yo quise ser eso, incluso fundar un imperio, extender el territorio del estado más allá del mar… lo recuerdo, soñaba con ello, claro que soñaba. Pero, sabes, el negocio de mi padre exigía mucha entrega, y cuando cayó enfermo tuve que hacerme cargo de las tiendas y las fábricas. Fueron malos tiempos, con muchos sacrificios, y renuncié a mis castrenses pretensiones. Ahora manejo ejércitos, sí pero de asalariados, y en lugar de caballerías y catapultas, suenan los telares en los barrios http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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produciendo gasa fina que exporto a todos los rincones del mundo. Tengo factorías en diversas colonias y estoy en tratos con otros estados. He progresado mucho, ya lo creo. Y todo ello sin correr más que los riesgos esenciales: un buen cálculo de costesbeneficios, siempre que deje un margen de un 20% es objeto de mi interés. Jajaja. Amigo 2: Sí, jajaja, progresa siempre, no me lo explico cómo puede ser, y con sus impuestos llena las arcas que yo mismo manejo. Jajaja. Amigo 1: Será por la exacción que me propones al cierre de ejercicio, jajaja. Poeta: pero, y aquel deseo de lucha, ¿dónde está?. Qué habéis hecho de aquellos sueños… Amigo 3: Sueños, tu lo has dicho, sueños, material volátil, altamente inflamable, humo frente a la realidad. Hay que saber manejar los hilos… Poeta: No entiendo, no entiendo. Amigo 2: Poco hay que entender, en esta vida, si quieres progresar debes saber cortar a tiempo, madurar, y labrarte un camino de pro en la ciudad, un progreso hacia la altura, que te permita vivir con comodidad y seguridad, a ti y a tus hijos. Hay que programar, amigo, programar, nada debe dejarse al azar. Amigo 1: Por supuesto, todo debe estar atado y bien atado para que nada escape a la previsión, locura sería entregarse a impulsos interiores o entregarse a las casualidades. Es mejor la fría razón, ella indica siempre sin falla, el camino de avance hacia lo mejor. Poeta: ¿Y los demás? ¿qué ha sido de los demás? Amigo 1: ¿Los demás? Amigo 2: ¿A quiénes te refieres? Poeta: Al resto, al resto. Amigo 2: El resto es el resto, nada queda… Poeta: ¿Nada queda? ¿Nada queda? ¿Dónde están Byron, Shelley, Béquer, Darío, Rimbaud, Poe, Baudelaire, Tralk, Eliot, Celan, Homero, Virgilio, Dante, Pushkin… Amigo 3: Está delirando, ¿quienes son eso nombres tan extraños que pronuncia? Amigo 1: Calla mayor, calla y cálmate. Amigo 2: Estás loco, maldito, quieres nuestra ruina. Poeta: ¿Qué habéis hecho del resto? Amigo 2: Los demás perdieron la fe, se hundieron y desaparecieron. Amigo 1: Nada pudimos hacer por ellos, ellos mismos labraron su ruina, nosotros estabamos luchando por nuestro futuro, por nuestros proyectos de progreso, de progenie y propiedad. Amigo 2: Eso es, ellos podían también haber seguido nuestro ejemplo… Poeta: vuestro ejemplo, vuestro ejemplo. Ejemplo de traición, de renuncia, de cobardía. ¿los dejasteis morir acaso haciendo oídos sordos a los deberes de la amistad?. Amigo 2: No es así, mayor, no es así. Nosotros, nuestras responsabilidades, es que acaso no era eso también importante para nosotros. Amigo 1: ¿Qué sabrás tu de aquellos duros tiempos, de lo que tuvimos que soportar, de los sacrificios que tuvimos que hacer? ¿Crees acaso que fue fácil ver como se hundían en la noche de la locura y se dejaban morir tras largos días de ayuno con tal de no entrar en la rueda de relevos del sistema? Amigo 2: Uno de ellos no supero las pruebas de graduación, su futuro era muy esperanzador y brillante, su familia estaba bien situada y gozaba de buena consideración en los círculos más influyentes de la ciudad. Pero no quiso renunciar a su maldita idea y se entregó a la pasión noche tras noche mientras engañaba a sus progenitores diciendo que se concentraba en el estudio de las pruebas. Llegado el día se presentó al tribunal que lo había de calificar, hilos movidos por sus progenitores en las sombras, triunfo cantado, pagado con prebendas, todo a su favor… y ¿qué hizo el desdichado? Allí en el tribunal, frente al público expectante: padre, madre, hermanos, http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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maldijo el sistema, refutó los dogmas mas elementales de la ciudad. Hizo gestos obscenos a los gestores más renombrados, los cubrió de oprobios y predicó que él quería ser constructor de cometas. Amigo 1: El ridículo cubrió a la familia, tan grande fue la deshonra de la familia y la vergüenza que al regresar casa su padre decidió tapiar puertas y ventanas y huir de la ciudad lejos, dejando morir allí a su hijo, emparedado en aquella casa. Oímos sus gritos durante seis días hasta que se fueron apagando y todo lo cubrió el frío silencio. Amigo 2: Esa es la verdad, esa es la pura verdad. Amigo 1: ¿Qué podíamos hacer? Poeta: la amistad… Amigo 1: La amistad, ¿qué amistad?, Tu estás loco, tu nada entiendes del sistema, de su frialdad calculada, de su serenidad perfecta… Amigo 2: Estas arruinado, son muchos años sin saber nada de ti, no nos conocemos. Amigo1: El tiempo pasa, el tiempo pasa, amigo, y tú eres irreconocible… Poeta: Entiendo, entiendo, entiendo…disculpadme, disculpadme, os lo ruego, fue un momento de locura, sólo un momento… ( Oscuridad ) ( En el centro del escenario el poeta solo, sentado, desolado). Poeta: Oh¡ …oh¡…oh¡…recuerdos…engañosa memoria…tiempo…tiempo…el resto…nada. ¿Dónde se aposenta, por dónde se cuela…la cobardía? ¿quién, quién mata…los sueños, los deseos puros…la inocencia aquella…aquella energía, aquel derroche de vida…la entrega, la entrega. Nada queda de la amistad, cuando el tiempo aprieta, y la necesidad hace presa en el corazón, y se acobarda ante la falsa ilusión del sufrimiento, miseria, miseria, miseria. Nada queda del leal juramento. Nada del símbolo que se parte de un todo para unirse en caso de necesidad. ¿quienes somos? ¿ en qué nos convertimos?. Dolor, asqueroso dolor, ninguna alegría…Este dejó amigos y se embarcó en mísera felicidad: casa, coche, chalet, televisión, trabajo, fin de semana, burbuja perfecta, aislamiento total. Aquel también dejó amistad y progresó más que nadie: mejor casa, mejor coche, mejor chalet, mejor televisor, mejor trabajo, mejor fin de semana, mejor burbuja más perfecta, mejor aislamiento total, absoluto… Mónadas, átomos aislados, abandonados a las elementales leyes físicas del miedo, de la cobardía. Instante fotogénico: todos sonríen, o enseñan sus dientes, sus dientes partidos por la envidia ciega: ser más que aquel, o que este, tener una casa mejor, un coche mejor, un chalet mejor, una mejor televisión, un trabajo mejor, un fin de semana mejor, una burbuja más perfecta todavía, un absoluto aislamiento perfecto, frío, calculado… Nada queda en esta ciudad de aquellos tiempos, la amistad pasó a mejor vida, ja, ja, ja, la amistad pasó a mejor vida, nunca mejor dicho, el progreso perfecto liquida los obstáculos más nimios… Pero, no quiero dejarme abatir, la vida es dura y comprensible es todo esto. Deseo ahora colmar aquello que me trajo hasta aquí, el deseo de abrazar la carne de mi carne y los huesos de mis huesos, ser yo, otra vez, como antes de todo. Empezar, volver a empezar lo que tal vez podía haber sido de otro modo, sí, una redención eso es lo que quiero. Ea¡ pongámonos en marcha, poeta, hacia la casa de los íntimos, hacia el abrazo del padre y de la madre, hacia el calor de los hermanos, eso sí será alegría, bendición, retorno efectivo, recuperación de mí mismo, rescate de la maldición, me esperan, lo presiento, me esperan, no nos hagamos pues esperar… ( Se levanta y sale del escenario. Entra el coro)

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Coro: ¿Aún queda esperanza en el corazón del poeta? ¿No tuvo suficiente con el relato del progreso, de su coste y beneficio? Unos y otros lidiaron con la parca, con más o menos fortuna todos bailaron la danza que marca su rítmica música sobre ascuas y azufre. ¿Quién más valiente? ¿Quién más cobarde?. Muchos fueron tragados antes de hora, y muchos fueron vomitados en seguida. Siguió el tiempo, y la costumbre, modelando las almas y petrificando los espíritus, forjando el carácter. La fortuna a unos ofreció cuernos de abundancia y a otros cornadas de muerte y locura. La ciudad progresó inconteniblemente y en ella sus ciudadanos gastaban sus vidas en aras del todo a la luz del bien. Lamente el poeta que muchos mueran antes de hora y que muchos permanezcan vivos después de pasar su hora, que injustamente muchos muertos deberían estar vivos, y muchos muertos, vivos. Queda aún un resquicio para la verdad, por ese resquicio se cuela el poeta, por ese resquicio sale el canto inmortal. Nada es perfecto sino el canto, tomadlo y seguidlo, tal como viene y tal como se va. Dicen que el poeta sintió la necesidad de orar antes de encontrarse con sus íntimos, y retirándose en un antiguo huerto de olivos, elevó su oración a las alturas… Poeta: (grita desgarradoramente): ¡ahhhahhhhahhh¡ ( Oscuridad. Música tibetana). Acto 3. Escena 1. ( La hermana en casa prepara el recibimiento del poeta) Hermano: Hermana, hermana, ¿te has enterado?. Hermana: Me he enterado, nuestro hermano ha llegado a la ciudad antes de lo previsto. Hermano: Dicen que es irreconocible y que camina por las calles con paso lento y observando cada detalle de nuestra ciudad. ¿Has avisado a la madre?. Hermana: sí, mandé recado para que viniera cuanto antes a recibir a nuestro hermano, justo hace media hora. Hermano: estoy nervioso, no sé si es una buena idea abrirle las puertas. Antes del mediodía el consejo me llamó a consulta. He puesto como aval de mi hermano mi propio cargo en el consejo hasta que se presente hoy mismo a las pruebas. Hermana: ¿Y qué crees que ha hecho esta consejera áulica?. A toda prisa hay que preparar el recibimiento, he dejado de redactar invitaciones y he estado media mañana al teléfono invitando a lo más granado. Hermano: ¿Saldrá bien la jugada? Recuerda que nuestro hermano tiene carácter indómito y no está falto de inteligencia. Sí lo hecha todo a perder con sus tonterías arruinará nuestras carreras y el nombre de la casa. Hermana: No te preocupes, hermano, todo saldrá como te dije. Su arrepentimiento poético, en acto público, será el acontecimiento histórico por excelencia, recordado siempre, y antes de que acabe el día nuestro apellido, nuestra casa y nuestro linaje será elevado a las más altas dignidades de la ciudad, y todo ello gracias a nuestro querido hermano… Hermano: Ay¡ así espero que sea y que nada se tuerza, de todos modos deberíamos tomar precauciones. Tu tienes más mano con él, siempre sintió un especial afecto por tí, de hecho es a ti a quien se ha dirigido a la hora de volver. Te quiere como mediadora para ingresar de nuevo en la familia. Hermana: ¿No estarás celoso?.

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Hermano: Oh¡ no hermana, no. Sólo quiero decir que eres especial, bueno, que deberías dadas las circunstancias llevar tu todo este asunto. A mí no me ha escrito, y en la carta no hace mención especial mía… Hermana: tranquilo, yo cargaré la responsabilidad. No tengas miedo. Además, ¿sabes lo que vamos a hacer? Hermano: ¿qué? Hermana: serviremos mucho vino para todos, de ese modo la alegría inundará el encuentro, y en especial serviremos el mejor vino a nuestro hermano, para que afloje sus miembros y abra su corazón. De esa manera veremos que nada nos oculta y tu podrás estar más tranquilo. Hermano: Eres terriblemente genial, una maestra de la diplomacia, una fiel seguidora de nuestra madre. Hermana: nuestra madre ya debería de estar aquí, por cierto, y no sé a qué esta tardanza. Asómate a la puerta a ver si la ves llegar. ( el hermano sale a la puerta y desde allí observa) Hermana: todo tiene que salir perfecto, nada puede fallar. Hoy es el día más grande e importante de la familia, desde que los antepasados fundaron sus murallas…Por fin se hará justicia a la memoria de nuestro padre, y la ciudad restituirá el panteón al lugar de los elegidos. Sí, antes de que acabe el día, y cuando todos esperen la llegada de la noche, está casa iluminará con su resplandor la ciudad como si al día no siguiese la noche, sino un día más luminoso si cabe. Hermano: nada, ni rastro…por cierto, ahora que pienso… Hermana: no pienses y ayúdame, metete en la cabeza todo lo que te diga y no te desvíes del guión ni un ápice. Hermano: pero ¿ va a haber guión?… Hermana: sólo son indicaciones, mira, muéstrate alegre y confiado, no hagas preguntas sobre su destierro, ni mención quiero de la muerte del padre, ese tema déjamelo a mí y a la madre. Quiero que su vaso siempre esté lleno y que la conversación gire entorno al futuro, al puesto que ocupará en la ciudad de ahora en adelante. No le fuerces a confirmar su retractación poética antes de hora, confía en que renunciará cuando le toque, y sobre todo no hagas ostentación de cargo alguno ni compitas intelectualmente con él, deja tus teorías étnicas para otro día y actúa como si no hubiesen existido estos veinticinco años, ¿ entendido? Hermano: Como digas hermana, nada de eso saldrá de mis labios…estoy nervioso, muy nervioso, mi cuerpo tiembla de emoción, estoy aterrorizado, jajaja.. Hermana: tranquilízate, tomate una copa de vino frío y siéntate en la puerta de casa por si llegara tu hermano, o tu madre, que no sé donde se habrá metido a estas horas… (El hermano se sienta en la puerta de casa. Aparece el poeta en un rincón del escenario. Se va a producir el encuentro) Poeta: cambiada hasta el punto de lo irreconocible estaba la ciudad, pero más cambiada e irreconocible fue la ciudad que me encontré en las amistades de la infancia y la adolescencia. Igual que el gobernante decide derruir casas viejas que amenazan derrumbe, levantar baños públicos, trazar de nuevo las calles y ampliarlas para dar más juego al trasiego de los hombres y las cosas, así la parca decide derribar vidas humanas o elevarlas. Con eso me he encontrado hasta el punto de lo irreconocible. Ahora me reconozco más en estas calles y en estos edificios, por novedosos que sean, que en este encuentro con las amistades del pasado. Extraño es el cambio de los lugares donde crecimos, pero más monstruoso es el cambio que decreta el tiempo sobre los humanos y sus lazos: ¡ qué horrible ¡ ¡ qué frío tajo o http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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cuchillada a la amistad de antaño ¡. Pero aún queda el lazo imperturbable que une la sangre familiar, a ese lazo fiel pertenecemos, ese lazo es el que nunca nos falla…Ah¡, ahora veo esa casa, esas ventanas y esas columnas. Las puertas son las mismas, sí, es la casa de los míos, no cabe duda. Y sentado a la puerta veo un hombre tomando vino, como solía hacer mi padre, pero es demasiado joven para ser mi padre, y en cambio tiene su misma pose y majestad. Me da un vuelco el corazón, siento un dulce ahogo y me tiembla el cuerpo. Es lo más ansiado, lo más querido en estos veinticinco años ahora lo sé, era este momento, volver a ver esto. (El poeta se va acercando sin ser reconocido por su hermano) Hermano: éste vino, este viejo vino fresco calienta el corazón y afloja la memoria…recuerdo ahora la última mirada de mi hermano, hace veinticinco años, mientras doblaban los tambores y tomaba el camino del destierro, levantó la mano y saludó. Su paso era firme, fuerte y animado. Nada lo retenía aquí, la república lo había expulsado pero parecía que era él el que había expulsado a la república. ¿Quién exiliaba a quién?… Una locura, todo fue una locura…No lloró mi padre, no lloró mi madre, no lloró mi hermana, pero yo no puede evitar derramar lágrimas por mi héroe…ja, mi héroe, mi hermano el mayor, mi ejemplo a seguir, camino del exilio eterno y entregado a la locura poética…ja. Ironías del destino. No, no sería ya desde entonces mi ejemplo a seguir, ¿seguir el camino de la locura poética? ¿ser hijo de la noche y de las sombras en lugar de ser hijo de mi padre y sobre todo de mi ciudad?. No, hermano, no…y ahora vuelves, justo ahora, en estos momentos tan delicados para mi carrera…No sé, no sé, espero que todo salga bien, pues en el fondo, aún hay algo en mi que…que… (Los dos hermanos se reconocen. Se quedan en silencio, se abalanzan uno sobre otro y se abrazan) Poeta: Mi hermano el menor convertido en hombre, alto, fuerte, resplandeciente¡ Hermano: Mi hermano, mi héroe, mi ejemplo, qué alegría. Poeta: inmensa alegría después de tanto tiempo, estar aquí. Te he visto desde lejos y me ha parecido ver a nuestro padre. Hermano: eso me halaga, pero no llego a tanto, tú en cambio sí que tienes su porte, aquél modo de estar que causaba respeto, como diciendo: ¡incomodáos¡. Poeta: sí, habrá envejecido el padre, pero seguro que aún conserva su voz de ordeno y mando, quiero abrazaros a todos. ¿Dónde están todos?, llévame a verlos, anúnciame en la casa y sirvámonos vino. Hermano: ¿cómo no?, deberían sonar las trompas de la ciudad anunciando tu regreso, y estallar fuegos de artificio…pero has llegado antes de lo previsto, y nos sorprendes en una preparación improvisada de tu recibimiento… Poeta: ¿qué importan las pompas y las parafernalias cuando las sangres separadas se encuentran? Lo importante es este momento en que el fantasma se encarna para ser abrazado en la realidad, llévame donde están todos… Hermano: entremos, en casa esta nuestra hermana esperando impaciente tu aparición, con nervio organizador preparando un humilde pero no menos deseado recibimiento. Pasemos. (Entran en la casa) Hermano: Hermana, hermana. Ya está aquí, como un aparecido, el tan deseado hermano mayor. Déjalo todo y abraza la emoción del reencuentro. Hermana: Hermano, hermano. ¿Eres tú? ¿Eres tú?. No puedo creerlo, deja que te vea bien que reconozca tus gestos, tu voz y tus formas. Poeta: soy yo, hermana, yo. No te quepa duda, mira. ( hace unos gestos con la mano ) http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Hermana: sí, sólo tú sabrías hacer esas cosas. Ven que te abrace, grandullón. ( se abrazan) Hermano: bueno, bueno, bueno, tras la efusión sentimental, sentémonos a charlar. Hermana: sí, hay mucho de que hablar, preparar, organizar y programar… Poeta: sí tengo ganas de saber que ha sido de todos, decidme, ¿os habéis casado? ¿Tenéis ya hijos? ¿Dónde están mis sobrinos? Oh¡ perdondad, son mucha cosas a la vez. Hermana: todo se hablará, hermano, pero con tiempo. Hermano: sí, han sido veinticinco años, de duro trabajo, y no todos hemos tenido la suerte de entregarnos a la aventura… Poeta: ¿Aventura? Hermano, ¿aventura?. Hermano: Ha querido decir que desde que te marchaste, con tanto tiempo, es natural que sucedan muchas cosas. Poeta: No ha sido ventura alguna… Hermana: Atiéndeme, mayor, tienes un sobrino, una sobrinito de apenas un año. Poeta: Un sobrino, jajaja, sangre de mi sangre de la estirpe buena. Hermano: sí, pues de la mala estirpe poca cosa de provecho se puede sacar… Poeta: Mira el hermano menor, a penas pasan veinticinco años, y ya está hecho un mozalbete descarado. ¿Dónde has dejado aquella recatada timidez? Hermano: Aquella recatada timidez se hundió al poco de irte tú, bregando con los duros elementos de los asuntos paternos, que a falta mayorazgo en la casa no faltó nunca el menor para llevar la pesada carga que abandonó… Hermana: Mañana, mañana será la fiesta, ¿sabes?, hemos organizado una gran fiesta en tu honor. Vendrá los más florido de la ciudad… Poeta: no creo que merezca tanto honor, ni que sea para tanto… Hermano: Oh¡ no, hermano, no. Mañana será una gran fiesta en la que estarás presente, ya está organizado el banquete, pagados los músicos y cursadas las invitaciones. Hermana: Prueba este vino, y tu también, bebamos y brindemos por el encuentro. (Sirven y beben) Poeta: rico está, pero ya he brindado hoy con viejos amigos de la infancia, y estoy un poco cargado. Hermano: ¿No nos harás este feo? ¿Verdad?. Hermana: Brindemos otra vez. Hermano: Sí. Poeta: Bien, una copa más. (Sirve y beben) (Silencio) Hermana: ehhh, me llegó tu carta hace dos semanas, al principio no supe cómo reaccionar, fue desconcertante, me dio miedo… Poeta: Yo también pase mi tribulación antes de escribirla…después de tanto tiempo…pensé que era mi obligación, como una deuda conmigo mismo y con vosotros… (silencio) Hermano: Una deuda se acrecienta con el tiempo, y la demora excesiva eleva los intereses del pago hasta hacer de la deuda una deuda imposible de pagar, una deuda infinita… Poeta: Pareces un interesado contable en lugar de un hermano… Hermana: Disculpa al pequeño, ha querido decir… Hermano: He querido decir lo que he querido decir… Poeta: Pero si tienes voz propia. Quién mi iba a decir que veinticinco años más tarde recibiría lecciones de contabilidad moral de mi hermano el pequeño..

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Hermano: tantas lecciones te podría dar, después de tanto tiempo, que necesitarías veinticinco años más para tomar los apuntes correspondientes a la asignatura que te impartiría, ¡ y el doble de años para aprobar, no las teóricas, sino también las prácticas !. Poeta: ¿Qué?, ¿Cómo?. Hermana: bueno, bueno, bueno ¿queréis que nos asomemos al balcón, como cuando éramos pequeños, y contemplemos el ir y venir de los ciudadanos? ¿Eh?… Hermano: yo prefiero brindar con otra copa más… Hermana: ¿ No será mucho vino ya, pequeño? Hermano: No, qué va, sería preciso un barril entero para celebrar debidamente este regreso del pródigo hijo… Poeta: jajaja, el retorno de prodigo hijo, jajaja, yo más bien diría, el retorno prolijo del hermano prolijo, valga la redundancia , jajaja. Hermana: Está bien, bebamos. ( Sirve y beben) Hermana: Bueno, ya hemos bebido bastante, y ahora centrémonos en lo importante. Esta tarde vendrán invitados y no quiero que el vino arruine la fiesta. Mañana será la presentación oficial de nuestro hermano, y nada puede fallar. A partir de ahora debéis seguir mis indicaciones, y veréis cómo nuestra familia será como antes… Poeta: cómo antes… Hermano: eso, veamos lo importante, he aquí un hermano desterrado al que habrá que cambiar de apariencia si queremos situarlo como corresponde al linaje… Hermana: he dicho que creo que ya hemos bebido bastante… Poeta: y por cierto…¿dónde está mi padre?… (Silencio) Hermana: Padre murió. Poeta: ¿Murió el padre?. Hermana: sí, ¿no te llegó noticia alguna?. Hermano: sí, murió, murió, murió el viejo… Poeta: sírveme más vino, aunque se amargue en el estómago y se agríe en la garganta, llena la copa con negro vino. ( sirve y beben) Poeta: ¿Y ese tono? ¿Y esa manera de referirse al padre? ¿Es que te alegra? Hermano: No, no me alegra, pero me revuelve las entrañas verte aquí, otra vez, con esa pose autosuficiente, despreocupada… Hermana: padre murió de una larga enfermedad, una enfermedad incurable y dolorosa. Se hizo lo que se pudo, pero él no quería luchar, por lo que dicen los médicos… Poeta: un retorno en el vacío es el mío… Hermano: Sí, padre murió, pero ¿ qué mejor medicina para el viejo que ver a su hijo mayor retornar a su lado? Poeta: ¿Qué dices? Hermano: Enviamos mensajeros por los caminos para comunicarte lo acontecido, rogando tu regreso, pero viendo que no respondías pensamos que ya no eras de los nuestros… Hermana: Padre obligó a tu hermano a abandonar sus competiciones gimnásticas y tomar las riendas de sus negocios y negociados. La ciudad murmuró durante meses… Hermano: Renuncié a mis triunfos en los estadios y me sumergí en las cuentas, las malditas cuentas, las ordenes, los cierres contables, los despidos…Pero permanecí fiel, fiel, fiel a la familia, a la ciudad, y pude evitar el quebranto y la ruina de nuestro nombre en la ciudad…sí, el pequeño convertido en el titán Atlas, cargando a sus espaldas la pesada esfera del mundo familiar…Sólo así, nuestra madre y nuestra hermana, y yo mismo, pudimos conservar el respeto de la ciudad entera… http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Poeta: Nada supe, ninguna noticia me llegó, esto es desolador para mí. Hermano: ¿Desolador? Desolador fue ver cómo a partir del mismo día en que fuiste desterrado, nuestro padre, el consejero máximo de la ciudad, fue calumniado por tu causa, perseguido por tu falta, abatido por sus enemigos políticos…y cómo su animo se iba minando cuando con el paso de los días no se producía tu regreso. Fue eso lo que le consumió, la tristeza de ver tu marcha, tu desprecio por los deberes paternofiliales, y no esa enfermedad de la que habla tu hermana. Poeta: no digas eso, no digas eso, me consume ese veneno desde hace años, no utilices la alada culpa contra mí. Hermana: No le hagas caso, se le ha subido a la cabeza el vino… Hermano: Sí tal vez tengas razón, hermana, disculpa, hermano, disculpa…tal vez el vino contenga una sustancia misteriosa con la propiedad de fertilizar la semilla de la verdad… Poeta: la verdad, dices, sí, la terrible verdad que yace oculta bajo los sedimentos que en el corazón han dejado las mentiras, las tretas, las ilusiones y las ficciones, como las capas de una cebolla que a medida que se van arrancando hacen brotar cada vez más lágrimas, y más profundas, hasta que se llega al corazón mismo donde se oculta agazapada la verdad como un arma homicida, esperando la hora, el minuto, el segundo exacto en que ha de estallar haciendo pedazos la ficción para mostrar la realidad… Hermano: Sí, la verdad, puñal oculto, aguijón y quemazón que quiere ser liberado, impulso ciego que exige satisfacción…¿Por qué no volviste, maldito? ¿Por qué, Por qué, por qué?. ¿Tan importante era el oficio de la palabra, la ficción prohibida por la república? ¿Es que no conociste jamás la piedad?. Tu te lanzaste ciego al impulso interior, al viento del espíritu, a la libertad, mientras aquí tu padre agonizaba herido por tu miserable traición, abandonado, abandonado, abandonado por ti, abandonado igual que por tu… Hermana: calla, hermano, no sigas. Poeta: Déjalo, hermana, deja que escupa su veneno, su estúpido veneno cargado de resentimiento, el resentimiento del impotente, del esclavo, del sometido por el sistema, el idólatra de la ciudad, del cargo, del nombre y del status…el esclavo del deber… Hermano: Maldito perro, ¿con qué derecho vienes aquí? ¿ quién te necesita? Tu existencia es superflua, genéticamente traicionera… Poeta: ¿Qué quieres decir? Hermana: Dejad la discusión, por lo que más queráis, dejadlo ya. Lo estáis estropeando todo. Hermano: Sí, tu genética apesta, huele a abandono, a traición, a adulterio. Nada bueno hay en ti excepto el parecido con tu padre, nada te ata a esta familia excepto el nombre del padre Hermana: ¡ Hermano !. Hermano: sí hermana, digámoslo claro a este, a este… bastardo, eso es bastardo. Eso es lo que heredó de su madre, el gusto por el abandono y la traición… Poeta: cuida tu lengua, cuida tu lengua, cuida tu bífida lengua para no tirar yo de la mía. Hermano: mi lengua se atiene a la verdad, nada debo temer, pues he sido fiel e irreprochable, en cambio tu, tu…no mereces hollar esta sagrada casa en la que nos criamos. Poeta: esta sagrada casa oculta actos monstruosos, nocturnos, impíos. Hermana: estáis locos, ay madre, madre, ¿porqué no vienes?, ¿dónde estás?… Poeta: invoca, invoca, hermana, ya me gustaría que vuestra madre estuviese aquí, y cara a cara afrontara la verdad, pero no tendrá valor, no se atreverá, porque la alada culpa, y la mala consciencia, extiende su negra ala más allá de lo que pensáis. Hermano: ¿qué tendrás que decir tú de nuestra madre?. http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Hermana: basta, basta, basta… Hermano: sí, acabemos de una vez Poeta: sí será mejor que me marche, mala idea fue mi retorno a esta tierra. Hermana: no digas eso, hermano, no digas eso…es el vino, y la emoción, y los años que han pasado. No nos dejemos llevar por los arrebatos y las heridas del pasado. Formemos la familia, de nuevo, he deseado tanto este momento, con tanto cariño he preparado nuestro futuro…No te vayas, quédate, mañana, pasado, todo será diferente… Poeta: Oh¡ hermana, siempre tan tierna, tan atenta, siempre cariñosa conmigo. Cuantas veces la tristeza y el abatimiento me doblegaba, o la presión de nuestro padre me derribaba, tu estabas ahí para consolarme y levantarme. Recuerdo cómo hacías más llevaderos los severos castigos de nuestro padre…cuando por las noches guardabas parte de tu cena y me la entregabas para saciar mi apetito… Hermano: Un severo padre, un severo padre…¿ es que acaso eran inmerecidos tus castigos?. Siempre fuiste su favorito, siempre la misma monserga: “pequeño, fíjate en el tu hermano mayor y síguelo en todo”. Decía, ignorando tu naturaleza traicionera, tu perfidia. Ya podía yo esforzarme por agradarle, quebrarme la voluntad, tragar sables y ruedas de molino, que siempre era poco para él, porque el hermano mayor era el modelo a seguir…tu el modelo, jajaja. Y he aquí tu pago, tu agradecimiento, tu abandono. Poeta: bueno, basta ya y hagamos caso de nuestra hermana, hagamos las paces. Hermano: ¿paces? Jamás contigo, lárgate, sal de esta casa, de esta ciudad y piérdete, o mejor, muérete lejos de la patria, lejos de la casa paterna, junto a tu madre… Sí… Hermana: Te corroen los celos, hermano, los celos… Hermana: Sí, los celos, ¿es que acaso no tengo yo derecho a sentir celos?. Este bastardo abandonó a nuestro padre, y ese abandono fue lo que lo mato de tristeza, del mismo modo que su madre abandono a su padre, y de no ser por nuestra madre, su madrástra, ni su padre ni él hubiesen subsistido en esta ciudad. Sí, esa es la verdad tal como la siento. Hermana: estás ciego. Poeta: déjale continuar, no le detengas… Hermano: Sí, maldito poeta, esa es tu verdad, eres un bastardo, un hijo de puta. Hermana: No digas eso… Hermano: Sí, ¿por qué callarme después de tanto tiempo? ¿ no es él el que ha venido a recordar la verdad?. Tu mataste a mi padre, el cariño que sentía por ti, su predilección por ti frente a tu hermana o a mi, tenia su raíz en el inconfesado amor que sentía por tu madre, la mujer que lo abandonó. Ya podía yo esforzarme por conquistar su corazón, ahí estabas tú, su predilecto, para mí, un bastardo. Ese sufrimiento era el que consumía a nuestra madre, tu madrastra, y tú después de recibir su cuidado, su cariño y su amor, acabas de insinuar no se qué culpa. Yo vi morir a mi padre de pena, de tristeza, consumido por el dolor del amor que sentía por ti. Y ningún sacrificio de los que hice, ninguna atención que le prodigué durante ese tiempo fueron suficientes para él. Mi amor por mi padre no sirvió para redimirle, no, no, no y la muerte se lo trago mientras tu te entregabas al canto poético…Mi amor por mi padre, mi amor por mi padre no bastó…no bastó… Poeta: muestras tu herida hiriendo más hondo en la mía… Hermana: perdónalo, perdónalo, no se lo tengas en consideración, está borracho, no sabe lo que se dice, no está acostumbrado al vino. Su vida ha sido sacrificio desde la adolescencia y ha sacrificado su vida en las aras del altar familiar… Poeta: ¡ y yo la mía en la aras de la palabra ! ¿Y pensáis que ese sacrificio se ofrece por propia voluntad?.

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Hermano: aún pretenderá derecho y defensa alguna, si nuestra madre estuviese aquí…verías que ya no somos, que nunca fuimos hermanos. No eres de nuestra raza, estás muerto. Hermana: debería estar ya aquí… Poeta: no vendrá, no vendrá, nació cobarde y morirá cobarde, y le pesa la culpa de encontrarse conmigo. Hermana: A nuestra madre ni la toques. Poeta: No toco a vuestra madre, no. En cambio sus manos sí que están manchadas de crímenes sacrílegos. Hermana: estás loco, calla, y déjala en paz. Poeta: en paz, eso es, en paz, eso es lo que yo quisiera, la paz, pero ¿ qué paz puede haber para la víctima inocente ?. Sí Hermana: ¿qué dices miserable? Poeta: escuchad. Hermano: ¿el qué? ¿Un delirio más? Poeta: Tal vez. Hermana: no quiero más palabras, fuera de esta casa. Poeta: marcharé, pero no quiero que permanezcáis en la ignorancia de la verdad. Aceptad un último martirio y marcharé en paz, olvidaré esta tierra, esta casa, esta ciudad llena de horror, miseria y mentira. Hermano: está bien, dí lo que tengas que decir y lárgate, farsante. Poeta: Vosotros erais aún infantes cuando yo llegaba a la pubertad. Por aquel entonces, vosotros no lo recordáis, padre dirigía la ciudad…hasta altas horas de la madrugada bregaba con los asuntos de la república, un sacrificio en aras del progreso ciudadano, su pasión suma…pero hay otras pasiones, menos cívicas y más nocturnas, pasiones entre sombras, en habitaciones en penumbras, en puertas que se abren cada noche…y manos, manos enjoyadas, manos maduras, ya hechas por el trabajo de la casa, y bocas…y labios… Hermana: deliras. Poeta: no deliro, es verdad…los labios, la lengua, los dientes sirven al habla, al discurso, a la rítmica recitación y al canto…y pueden contar cuentos en las cunas de los infantes cuando llega la noche y hay que entregarlos en los brazos del sueño…como hace la dulce madre con sus hijos… ( Silencio. Se inicia un diálogo entre el coro y el poeta) Coro: guarda poeta la lengua, mide las palabras, sé fiel al oficio de la luz, no digas todo lo que se pueda decir, no alumbres en el oscuro crimen. Guarda poeta la lengua, mide las palabras, cuida lo que vas a decir. Poeta: las nieblas, las nieblas, las nieblas no pueden ocultar eternamente el paisaje del día, y aún en las tinieblas puede un rayo iluminar por un instante un espantoso panorama, ¿ ha de estar el crimen oculto siempre? Coro: Piensa poeta lo que vas a decir, ¿de qué valdrá la narración? ¿ a quién servirá la palabra cuando sea dicha? ¿ Qué destino se desata cuando se pone en la palabra lo que el oscuro silencio quiere dejar sin decir?. Guarda poeta la lengua, mide las palabras. Poeta: ¿ Es que puede la voluntad del poeta algo contra la visión? ¿No es lo visto lo que hay que llevar a la palabra para liberarlo de la prisión ciega de la vista? ¿ Quién ve sin decir lo que ve? Y ¿qué visión es la que no dice lo que ve? Por espantoso que sea todo hay que decirlo. Coro: Cuida poeta tu lengua, guarda la palabra, decir se puede todo cuando el que lo dice tiene la fuerza necesaria para arrostrar lo dicho. No reveles todo lo que ves. Cuida lo que vas a decir, pues el decir es un destino que abre el destino. Si guardas silencio http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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aún habrá salvación, si pronuncias fuera del tiempo nada sucederá, pero si dices la palabra justa en el momento preciso, nombrarás lo más oculto y lo traerás a la luz de la palabra, y existirá lo que dices desde ese momento y nadie podrá decir que no ha sido oído; y se desencadenará de su oscura prisión la fuerza de todo lo dicho… (Silencio) Hermano: Miente, o está en trance. Poeta: Contaba hermosos cuentos vuestra madre en la cabecera de vuestras cunas, con dulce voz, perfecta entonación, y os entregaba al sueño…mientras padre despachaba lejos los asuntos públicos para que la república brillara con luz propia…y salía de puntillas sin hacer ruido de vuestra habitación, furtivamente, para no despertaros, del mismo modo que penetraba en mi habitación convertida en madrastra… Hermana: ¿Dónde quieres ir a parar? Poeta: Y su sombra avanzaba hasta mi cama… Hermana: pero qué patrañas… Poeta: mientras yo me hacía el dormido, temblando de pánico, indefenso como un cervatillo que abandonado en el bosque es olisqueado por el hocico de una pantera hambrienta… Hermana: Calla, calla… Poeta: Allí, en la oscuridad sin testigos, extendía sus manos sobre mi tierno cuerpo … Hermana: Estás enfermo, estas enfermo… Poeta: ¿Enfermo? Sus manos temblorosas recorrían mi torso, palpaban mis muslos aún por formar… Hermana: Asqueroso, bastardo, calla… Poeta: Sí, aquellas manos me tocaban, me tocaban todo, nada dejaban sus sucias manos por palpar, tocar, apretar, ahhh, siento aún aquellas manos sucias, libidinosas manoseandome, ahhhhh, me siento sucio, sucio… (Se oyen golpes en la puerta en nombre de la guardia alertados por los gritos del poeta) Hermano: Hijo de puta, te voy a matar. Poeta: Mientras vosotros dormíais…vuestra madre satisfacía sus lúbricos deseos, impíamente, conmigo, sí, sí, sí, mientras nuestro padre dirigía la ciudad, y eramos considerados una familia modélica, sucedía un crimen nocturno escabroso, sacrílego cometido por vuestra madre aún siento sus labios como sanguijuelas en mi piel, ahhh, y su lengua, ahhhh, como una babosa infecta…chupando, chupando, nooooo, noooo. (El hermano salta sobre el poeta intentando estrangularlo. Se inicia una pelea) Hermana: suéltalo, está loco, está loco. Guardias, guardias, guardias. Madre, madre, madre asísteme. (Irrumpen los guardias en la estancia y separan a los hermanos) Hermano: Lleváos a los muros de la ciudad a este miserable y expulsadlo de la república. Pero antes dadle un buen escarmiento para que no vuelva nunca más por aquí. Hermana: Apartad de mi vista a este miserable, no es hermano mío, no lo conozco, se presentó con engaño en mi casa y cubrió de infamia el buen nombre de mi madre, de mi padre y de mi hermano…

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Hermano: Lleváoslo. Rompedle los brazos, o mejor, cortádle la lengua para que deje de calumniar el buen nombre de las familias. Este no es mi hermano, es un impostor Poeta: Negadme, negad la verdad, expulsad a los poetas de la ciudad otra vez, sí que no quede ni uno, ni rastro de ellos, que sucumba la verdad en el oscuro pozo de la mentira…Negad que somos hermanos…encerráos intramuros con sillares mentiras, haced el cálculo perfecto de vuestra felicidad…sí, seguid sacrificando en aras de un miserable bienestar a los hijos de la república…madres, madres, parid ejércitos de parias obedientes y cobardes para el mantenimiento de vuestro sistema, qué digo, engendrad el combustible que mueve la maquinaria fría del estado y del status….ahhhhhh, ahhhh, soltadme, locos, soltadme bastaros…ahhhhh, ahhhh ( Música tibetana. Silencio) Coro: Oh¡ ¿No fue suficiente aún? ¿No tuvo bastante el poeta que se dio al exceso en el contar la verdad? Y ¿Quién le creerá en esta ciudad?. Vino, llamó y se le abrió, pero ¿era esto lo que había venido a vivir? ¿qué impulsa al humano hasta estos extremos? ¿Quién es este que vino al encuentro de sí mismo y se perdió? ¿O fue esa perdida justa la que produjo el definitivo encuentro consigo mismo?…Un lastre somos, un pesado lastre que nos ata con hilos de afecto y deseo, un monstruo hambriento de dicha y felicidad que se pone en desesperada búsqueda de un sueño, o de una quimera,… ser, existir, estar. Ser reconocido para reconocerse, saber quién soy yo sin sombra de duda. Más eso está oculto precisamente, el ser uno, un yo o nadie en el avatar del destino. Nadie elude quién es, nadie lucha nunca, todo es un dejarse arrastrar, como ahora arrastran al poeta, los centinelas de la ciudad, hacia las puertas de la sagrada ciudad. Vuelve la república a expulsar al poeta, como antaño, en la repetición exacta de los ciclos estelares. Lo que sucede una sola vez, ha sucedido infinitas veces ya, se repetirá infinitas veces también. Lo que sucede una vez, sucede para siempre. Nadie puede cambiar su ley, nadie puede cambiar su principio. Nadie cambia el destino. Escena 2. (El hermano y la hermana desolados en la habitación) Hermana: Todo ha sido ruina, y maldición. Hermano: Ya temí yo que no era conveniente el retorno de nuestro hermano, pero tu insististe y yo confié en tus planes. Hermana: Todo se ha torcido, ha sido el vino… Hermano: Todo está perdido. Hermana: Hay que recomponerse y mantener el tipo. Ya inventaremos algo que decir al consejo. Hermano: No, basta, es el fin, se acabó. Hermana: No dejaré que esto se hunda en la nada después de tantos esfuerzos…descansemos…y meditemos…nada diremos a nuestra madre de lo que ha sucedido. Hermano: No era nuestro hermano, era un impostor, un embaucador que se ha hecho pasar por él. Hermana: Sí, hemos sido víctimas de la maldad de los impostores, así nos presentaremos porque así ha sido, ¿verdad hermano?. Hermano: Sólo así salvaremos la situación y el nombre de la casa. Hermana: Y la madre sin venir, ¿dónde estará?. Hermano: Por lo menos nuestra madre no ha tenido que soportar el ultraje de ese enfermo… http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Hermana: Buena fortuna hemos tenido entonces… (Golpes en la puerta). Hermana: Llaman, tal vez sea nuestra madre… Hermano: O los del consejo que quieren aclarar la situación, tal vez nos despojen del status y nos desgraden a la casta inferior… (Más golpes en la puerta) Hermana: Calla, no llames al mal tiempo, mantengamos la buena apariencia, nada de esto ha sucedido. Hermano: Nada de esto ha sucedido, yo abriré (El hermano abre y entra el criado con un papel en la mano) Hermana: Vienes acalorado, y pálido. ¿ Encontraste a nuestra madre? ¿ Le diste el aviso?. Sirviente: No…Sí…Yo… Hermano: Sí o no, contesta a mi hermana. Sirviente: Ay, señora, no quisiera estar en su piel ni en la de su hermano… Hermana: ¿Qué pasa? Has tardado mucho en volver, ¿Y mi madre? Hermano: Oh¡ temo más desgracias… Sirviente: Una desgracia señor, una desgracia… Hermana: ¿Qué sucede? Habla claro, maldito. Sirviente: Señora, como usted ordenó acudí a la casa de su madre, allí llamé a la puerta pero nadie abrió. Hermana: ¿Y?. Sirviente: Permanecí allí unos minutos y volví a llamar, por si la señora de la casa, su madre, no me hubiese oído, o estando ocupada en menesteres no hubiese podido atender al primer llamado. Hermano: Pero encontraste a mi madre. Sirviente: Sí, pero tarde. Hermana: ¿qué quieres decir?, Habla claro. Sirviente: Volví a llamar cuando entraba una vecina que se dirigió a mí preguntándome si buscaba a la señora. Me dijo que la señora había salido de buena mañana de la casa, que se la había encontrado y conversado con ella. Que vestida como en día de domingo, se dirigía a depositar flores en la tumba de su marido, vuestro padre. Y salí corriendo hacia el cementerio dejando atrás la ciudad para llevarle el mensaje que usted me encomendó. Hermana: Termina tu relato rápido, desgraciado, ¿Qué le ha pasado a mi madre?. Hermano: Contesta, inútil. Sirviente: Llegué al cementerio y me dediqué a buscar la tumba familiar, y oh¡ horrenda visión que en la búsqueda vi un extraño bulto suspendido de un árbol justo sobre una tumba. Me acerqué allí y vi sobre la tumba flores recién cortadas, y sobre ellas casí un poco más allá… Hermano: Di, maldito, di. Sirviente: Una fuerte cuerda mantenía suspendido en el aire el cuerpo muerto de su madre ensogado por el anciano cuello… Hermano: Nooooo, fruto de negra muerte… Hermana: Madre, no, madre… Sirviente: Bajo sus pies encontré este pliego, semilla de tinieblas, dirigido al Mayor. Yo no entiendo esta expresión, aquí lo tenéis… http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Hermana: Dame. Hermano: Qué pone, dime que pone, léela. Hermana: No, no, no…noooo, maldición, desgracia, miseria, maldito infortunio, nooo Hermano: (Coge la carta de las manos de su hermana y lee) “Querido Mayor, tu vuelta alegra mi corazón, después de tantos años. El tiempo está maduro para que la acción sea correspondida por sus frutos. En lo oculto y en lo invisible se trama con misteriosos hilos el retorno de todas las cosas. Lo que se hace una vez se hace para siempre...” pero que lenguaje más extraño, no entiendo…”debes saber que nunca te consideré hijo mío, pero nunca quise hacerte mal. La pasión que sentía tu padre por tu madre se reflejaba en la predilección que sentía por ti antes que por nuestro hijos, y ese amor me relegaba con dolor, a mi y a mis hijos, en el orden de la preferencia. Ese dolor, se transmutó en odio, un odio mortal que retuve siempre pero que se convirtió en celos y deseo de tu cuerpo. El tiempo y el mal en el tiempo hicieron el resto junto al secreto de la semilla de la verdad que germinó con el anuncio de tu retorno, he aquí el fruto de su crecimiento. Espero que me sepas perdonar”. Era cierto, era cierto, era cierto… (Cae sobre la silla) Acto 4. Escena 1. (Un coro entra en escena y se sitúa en el centro. A cada lado del escenario, el hermano y la hermana). Coro: La nostalgia de la infancia trajo al poeta hasta las puertas de la ciudad queriendo encontrar el abrazo familiar de antaño, el calor de la madre, el brazo fuerte del padre y el inocente juego con los hermanos. Tiempos de plenitud, tiempos de luz y tiempos de dicha fueron forjados en la mente del poeta, durante el tiempo del destierro, cual fantasía de consuelo frente a la soledad. Y la fantasía forjó, para huir de la realidad, historias complacientes en la mente de todos, como velo rosado y dulce que oculta la verdad. Pero la verdad permaneció cual semilla en el oscuro vientre de la tierra que lentamente, bajo condiciones perfectamente establecidas, germina y lucha abriéndose paso entre las duras rocas del olvido. Y así eleva su tallo hacia la luz y hunde más profundamente sus raíces en busca de alimento para la ciega conservación de su vida, pues quiere crecer y abrir las ramas hacia el abrazo luminoso del sol y la fértil lluvia del cielo. Así llega el día que consuma su destino al abrirse las corolas de sus flores en el reino del Eter, y es un fuerte viento el que fecunda la flor y engendra el fruto en el aire. Es el tiempo pues de que el fruto maduro caiga a la tierra y así es como sucede: no hay esplendor eterno para el mortal, no hay dicha perpetua para el humano, no lo hay, no lo hay…sólo por breves momentos toca la dicha que quema sus manos. Hermana: Até lo llamaron los griegos, ceguera producida por la hybris, la desmesura al fin y al cabo. Yo no quise el mal, sino sólo lo mejor y el bien. Jamás sentí celos del mayor, no fue ese mi pecado, sino admiración y un tierno amor, tal vez más apasionado que el debido. Más yo quise sólo, también, emular la gloria familiar de antaño, limpiar la mancha que me señalaba con murmuración, con el dedo acusador del temor y la ignorancia, en el colegio, en el mercado, en el barrio o entre los allegados. Fue mi esperanza conseguir que todo fuera como antes, que nada de lo sucedido hubiese sucedido, y el retorno del poeta me abrió la posibilidad de un nuevo inicio de lo ya pasado…mi ambición, fue mi ambición la que marcó el ritmo de mis pasos, las artimañas de mi mente y las mentiras de mis pensamientos. Lanzada a http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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demostrar lo indemostrable hice gala de confianza abierta en público, pero en privado rumiaba formas más abyectas de control y dominio para que todo sucediera según mis planes, a ellos todo se sacrificó: la dignidad, la honestidad y la verdad. Nada, ninguna virtud escapó al sacrificio en la aras de mi ambición. Y este es el resultado no previsto de mis planes. Ahora se llevan al mayor hacia las murallas de la ciudad, allí, bajo orden de mi hermano, lo apalearán en escarmiento y le cortarán la lengua, para que no pueda decir la verdad, para que el canto vuelva a fluir de su inocente boca. Se llevan a un inocente hacia el destierro en esta ciudad que no mata por la palabra. Pero ahora se la verdad, era mi hermano, y no mentía. Debe impedirse este injusto crimen, debe ser salvado el mayor de un arrebato ciego, de una desmesura cierta…alada culpa, alada culpa, vuela y restituye el orden de las cosas, impide el crimen sobre el inocente…corre, corre, corre antes de que suceda lo fatal… Coro: ¿Mediste poeta tus palabras? ¿Cuidaste tu lengua? ¿Seguro estás que fue justo alumbrar la verdad? ¿Fue esa tu voluntad? Arrastrado eres hacia las murallas de la ciudad, otra vez, como antaño. Impostor eres, hermano no reconocido, hermano negado, no eres ni siquiera un verdadero hermano. Allá en las murallas te espera el castigo decretado por tu hermano el menor: primero te apalearán como escarmiento, después te cortarán la lengua que no supiste contener y serás arrojado a la selva, lejos de la ciudad de la ley y el orden. Pues no te arrancarán la vida, para que no se diga que esta ciudad comete injusticia, para que no se diga que en esta ciudad se mata por la palabra…¿No te advertimos que callaras? Recuerda esto: “Cuida lo que vas a decir, pues el decir es un destino que abre el destino. Si guardas silencio habrá salvación, si pronuncias la palabra fuera del tiempo, nada sucederá; pero si dices la palabra justa en el momento preciso, nombrarás lo más oculto y lo traerás a la luz, y desde ese momento existirá lo que dices, y nadie podrá decir que no ha sido oído y que no ha sido dicho; y se desencadenará de su oscura prisión la fuerza invisible que arrastra con todo lo dicho… Hermano: Até lo llamaron los griegos, ceguera producida por la hybris, la desmesura al fin y al cabo. Fue la unión del orgullo y el miedo, pura cobardía, la que tomó posesión de mi mente. Desconfié, desconfié siempre, del padre, de la madre y de mis hermanos. No quise ser tocado nunca más por la desgracia, ni que se repitiera lo acontecido una vez más, y por ello cerré las puertas de la ciudad primero, y de la casa después, a mi hermano. Hace veinticinco años juré por lo más alto entregarme a las tareas del estado, siendo yo padre para mi mismo, y emular la vida paterna para que mi padre no muriera, para no admitir nunca que mi amor por él no lo pudo salvar de la muerte cierta. Un feroz competidor se engendró en mi que eliminaba lo que estorbaba mi ascensión hacia la cumbre, y ya arañando el pico más alto del status en la ciudad, removió la parca el pasado y lo puso en presente. No se puede negar el pasado, trago amargo que hay que apurar, guste o no, si no se quiere cargar con el retorno de lo mismo. Yo el hombre de estado justo, he decretado el apaleamiento de mi hermano, a los centinelas de casta inferior, y he ordenado que le corten la lengua para que no diga lo que yo no me atrevo a decir. He decretado el crimen en el estado, lo atroz en la república del progreso…esta es la verdad, que el sistema se asienta entero en sutil violencia. Debo impedir que suceda lo que ordené, para que no se cometa impiedad y crimen, para que no se diga que en esta ciudad se practica la injusticia…Más ya es tarde quizás y lo decretado se haya cumplido. Coro: Los centinelas arrastran al reo por la ciudad del progreso, la maquinaria del sistema esta ajustada a la perfección de su necesidad, el estado, ese frío monstruo, no medita, sólo obedece y ejecuta, y del marcado por el sistema todos se apartan y huyen, y al débil injurian y apalean, calumnian y desprecian, por eso, por ser débil. Hermano, hermana, ya sabéis la verdad, descontada la fábula familiar, quitados los velos dulces, esto es lo que hay: culpa, vergüenza, miedo y cobardía…Corred, impedid el crimen, pues corren por la ciudad ya todo tipo de rumores animando el odio http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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sumo contra vuestro hermano mayor al que la jauría humana acusa de ser el asesino de vuestra madre, injustamentre, pues sabéis la verdad. Corred, corred, llegaros a las puertas de la ciudad pues ya no quieren apalear y cortar la lengua de vuestro hermano, sino que ahora la parca ha decretado lo terrible por excelencia: la muerte de vuestro hermano, muerte por muerte dice la ley de la ciudad. ¿No oís el lejano griterío enloquecido de las gentes? La república perfecta del progreso va a derramar sangre inocente, va a matar por la palabra que enuncia un hecho incierto. Escena 2. (Los centinelas llegan a la muralla con el reo). Centinela 1: maldito perro, deja de gritar. Centinela: 2: tomaste juramento en vano, burlaste las leyes de la ciudad, impostor… Poeta: Criminales, criminales, asesinos, soltadme. Centinela 1: Decretó el consejero de la ciudad tu apaleamiento, y que te cortáramos la lengua…pero ahora eres reo de muerte al haber matado a la madre de dos ilustres ciudadanos. Poeta: yo no he matado a nadie, soltadme, tened piedad. Amigos, amigos socorredme. Amigo 1: no conozco a este hombre, sin duda es un impostor, me embaucó con recuerdos, seguramente aprendidos del auténtico exiliado… Poeta: soy yo, soy yo, socórreme, amigo. Centinela 2: deja de gritar, maldito. Te dejamos pasar cuando nos embaucaste en plena noche, pusimos nuestro oficio en peligro por una excepcional consideración con tu caso, juraste y has traído el mal a la ciudad. Centinela1: queda poco ya para oír los gritos de este farsante, tragarás mi espada, su punta afilada cortará tu lengua mentirosa y desgarrará tu garganta, abriendo tu traquea hasta el estómago, ese será tu fin, perro. Amigo 2: terminad ya con él, no alarguéis este trance con piedad o compasión, no es humano, es un animal, un perro que será devorado por los perros de la ciudad. Por asesino. Poeta: Asesinos, criminales, soy inocente, inocente, esta república derrama sangre inocente, desde la cuna hasta la tumba, su perfección y su progreso es muerte de la verdad y de la vida, es destierro de la poesía…amigos, amigos… Centinela 1: terminemos ya, sujétalo bien. Centinela 2: date prisa, y tu abre tu maldita boca y deja de gritar. ( Le hacen tragar la espada. Muere) Centinela 1: hemos cumplido nuestro deber, la ciudad está a salvo. Centinela 2: hemos jurado cumplir la ley de la ciudad y preservar el orden de la república, ningún mal hay en lo hecho. Amigo 2: los perros y las alimañas darán cuenta de este cadáver. Volvamos a casa, con nuestras mujeres y nuestros hijos, todo está en calma. Amigo 1: Sí, por un momento temblaron los cimientos del sistema, pero la previsión, el orden y la justicia prevalecieron sobre la ruina del estado. Amigo 2: esa es nuestra fortaleza. Centinela 1: ley y orden. Centinela 2: ley y orden. Escena 3. (Llegan el hermano y la hermana junto al cadáver). http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei

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Hermana: Desgracia, desgracia, desgracia… Hermano: Maldición… Hermana: ¿Qué hemos hecho? ¿Qué hemos hecho… Hermano: Lo peor, lo horrible. Hermana: Fratricidio hemos cometido Hermano: No, no hemos cometido fratricidio, ni tu ni yo quisimos esto, sino la ciudad, el estado y el sistema produjo esta iniquidad. Hermana: Maldita perfección, maldita maquinaria ciega de eficacia, ¿qué progreso es esta? ¿Qué extraño esplendor de la ciudad ilumina esta oscuridad. Hermano: Manchados estamos, hermana, de un crimen aborrecible. Ya nada nos une, todo nos separa… Hermana: Miserable sangre de mi sangre, asco siento de tu presencia. Separemos nuestros caminos para siempre, pues unidos en la ambición y en la cobardía hemos engendrado el crimen en la ciudad, nunca más se crucen nuestros caminos sino en la tumba… Hermano: ni en el más allá se encuentren jamás nuestras miradas… ( Entra el coro ) Coro: Consumado es todo. El fruto cae a la tierra, y allí deja la semilla, y la semilla germina y brota de nuevo de la tierra la fuerza de su verdad, y abre con necesidad sus flores, y un viento divino las fecunda y se transforman en otro dulce fruto de pulpa blanda, jugosa y frágil, pero de semilla oculta y dura como un hueso, o una piedra, de la verdad. La república despierta el día en que acontece y se desvela la verdad. Su vida se altera hasta lo incontenible y estalla. Hace dos mil setecientos años que se leyeron dos mil setecientas ordenes de destierro para los poetas. Hace veinticinco años que fue desterrado el último poeta. Pero es la necesidad la que actúa y el retorno del poeta es como la semilla oculta de la verdad, que brota y germina y engendra más fruto. La ciudad esplendorosa ha quedado manchada por la sangre, pues ahora se puede decir con verdad que en ella se mata por las palabras. Es un mal oculto el destierro del poeta, es un mal manifiesto el retorno del poeta. La república expulsa a los poetas desterrándose ella misma de la poesía, del canto inmortal, del fuego sagrado, del viento fuerte, de la más alta luz. De ésta muerte del poeta como semilla brotará el fruto de la sangre y el fuego en las calles, pues está llamando a las puertas, la guerra civil, la guerra fratricida. Recuerda mortal mis palabras, no las tomes por simples palabras: “Cuida lo que vas a decir, pues el decir es un destino que abre el destino. Si guardas silencio habrá salvación, si pronuncias la palabra fuera del tiempo, nada sucederá; pero si dices la palabra justa en el momento preciso, nombrarás lo más oculto y lo traerás a la luz, y desde ese momento existirá lo que dices, y nadie podrá decir que no ha sido oído y que no ha sido dicho; y se desencadenará de su oscura prisión la fuerza invisible que arrastra con todo lo dicho…Escucha mortal, el canto del poeta, y nada temas…” ( Oscuridad. Silencio. Empieza la recitación en oscuridad hacia la penumbra y en ella se queda) Poeta: “Tamarán, Temarán, qué es Tamarán como isla………….” Telón.

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