Representaciones sobre la lectura y la escritura

Letras jóvenes Actas de las Jornadas Internas de Investigadores en Formación del Departamento de Letras 2, 3 y 4 de agosto de 2012 ISBN 978-987-544-50...
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Letras jóvenes Actas de las Jornadas Internas de Investigadores en Formación del Departamento de Letras 2, 3 y 4 de agosto de 2012 ISBN 978-987-544-503-1

Representaciones sobre la lectura y la escritura Flavia Garione UNMdP

Resumen El presente proyecto de investigación plantea un análisis sobre la representación de la lectura y la escritura. Con el fin de recortar el objeto de estudio señalado, centraremos nuestra atención en un corpus constituido, principalmente, por encuestas realizadas a alumnos de la cátedra del Taller de Oralidad y Escritura I de la carrera de Letras (UNMDP). El objetivo primordial de este trabajo radica en el rastreo de las distintas lecturas, como también de las experiencias de escritura que los alumnos han tenido antes de ingresar a la Universidad. Esto supone averiguar estrategias, presupuestos, relaciones, modos y formas que configuran una «representación» tanto de la lectura como de la escritura. Palabras clave Literatura; escritura; oralidad; lectura; representaciones; procesos; imaginarios; saberes.

Las lecturas y las experiencias de escritura configuran un sistema de representaciones, que necesariamente implican una normatividad de conductas y creencias. Así pues, todo comienzo de escritura crítica se encuentra escindido, necesariamente, en un discurso propio y en un discurso ajeno y externo. De esta manera, las lecturas y las experiencias de escritura que cada persona posee operan a la hora de leer –es decir, actualizar un texto–, o escribir. Los interrogantes que surgen de tales reflexiones son diversos: ¿qué lecturas se han hecho? ¿Cuáles son los textos que constituyen esas lecturas? ¿De qué manera influyen estas lecturas en la posteridad? ¿Cuáles son las ideas que circulan en relación con la escritura? Las inquietudes anteriores pueden resumirse en una pregunta general: ¿cómo se construye este sistema de representaciones en los alumnos ingresantes a la carrera de Letras pertenecientes al Taller de Oralidad y Escritura I? Esta cuestión, que contiene y encuadra a las demás, da cuenta del problema específico a partir del cual se pretende desarrollar la investigación.

El problema en torno a la escritura y a la lectura ha sido objeto de diversos estudios, tanto en la lingüística como en el campo de la teoría literaria. Centrando la atención en algunas conceptualizaciones de los movimientos estructuralista y posestructuralista pueden advertirse instancias fundamentales en el rastreo de este problema. Es el caso de Roland Barthes, quien en distintos momentos de su producción y a partir de diferentes enfoques epistemológicos, aborda el problema de la lectoescritura y su relación con la

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literatura, para luego estudiar principalmente el comportamiento discursivo de la crítica literaria. Por otro lado, en una variante semiológica, Umberto Eco estudia los procesos de actualización que se producen en la lectura y en los distintos niveles de cooperación textual. Por otra parte, los trabajos que se encargan de definir a la crítica literaria son múltiples: el rastreo arqueológico que realiza Michel Foucault en Las palabras y las cosas es un ejemplo de lo anterior. El pensador francés explica el desarrollo histórico de la noción de «crítica» en la conferencia organizada por la «Sociedad francesa de filosofía». Roger Chartier, desde una perspectiva sociohistórica, indaga las transformaciones de la escritura y de la lectura a lo largo del tiempo y aborda los problemas de tales actividades en el siglo XXI. Desde la sociología, Pierre Bourdieu explica la lectura en relación con los marcos culturales. En el campo argentino, cabe mencionar en una línea de pensamiento similar a la formulada por Bourdieu a Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, quienes presentan los conceptos de “lectura”, “producción” y “estilo”. Jorge Panesi en “Las operaciones de la crítica: el largo aliento” se encarga de explicar las estrategias metodológicas de la crítica, sus formas y sus movimientos de trabajo. En Los grados de la escritura, Noé Jitrik transita y explica los «borradores», los «comienzos», la «corrección» y los «finales» en tanto operaciones de escritura. Si bien su punto de vista no abarca de manera estricta la producción crítica, sus reflexiones arrojan luz sobre este momento inaugural. En un sentido aún más específico, Marina Cortés y Rosana Bollini, en Leer para escribir, estudian los procesos de escritura crítica en relación con la enseñanza y con la actividad docente. El marco metodológico de investigación de Bollini y Cortés se acerca a la modalidad del Taller. Cabe destacar, además, que sus estudios examinan con especial interés la actividad del alumno en concordancia con las etapas de producción crítica. Como puede observarse de modo muy sintético, las reflexiones en torno a la escritura y a la lectura presentan, en general, distintas exploraciones. Sin embargo, resultan escasas –casi inexistentes– las incursiones realizadas en el terreno práctico circunscripto al aula universitaria.

La metodología que rigió nuestra investigación sobre representaciones de escritura y de lectura siguió una serie de procedimientos y actividades. En primer lugar, se les realizó una encuesta a los alumnos ingresantes; cada una de ellas constó de tres preguntas. La primera indagó sobre las diferentes lecturas que los alumnos hicieron 226

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antes de ingresar a la Universidad; es decir, consistió en detallar qué textos se habían leído en los últimos dos años (abarcando diversas tipologías: textos literarios, científicos, etc.). También se consideró importante mencionar los ámbitos de lectura – si era el escolar, el familiar, u otros–. El último ítem se refería a definir la lectura como experiencia personal –qué significa leer, para qué sirve, cuáles son los efectos qué provoca–. La segunda pregunta indagó en relación con las experiencias de escritura de los alumnos, es decir, qué textos habían escrito en los últimos dos años, incluyendo los trabajos que podría haber realizado en el colegio o para otras instituciones, y textos literarios. Por último, la tercera pregunta seguía el mismo recorrido en relación con la escritura pero indagando acerca de los ámbitos en los cuales se llevaba a cabo (la casa, el colegio, algún posible “taller”). En este sentido, se preguntó también qué significa escribir, qué campos o modos de la experiencia abre la escritura y cuáles podría abrir. La encuesta se repartió en la primera hora de clases del Taller de Oralidad y Escritura I, –que pertenece al trayecto instrumental de la carrera–. Las preguntas se respondían de modo anónimo y sin restricciones de tiempo. Luego, se recolectaron las encuestas y se procedió a su procesamiento utilizando la metodología grounded theory o teoría fundada en los datos. Esto implica una recopilación de los datos de las encuestas y un posterior análisis cualitativo. A partir de esta información, fue posible realizar la correspondiente descripción de lo que llamaremos “estado de la cuestión” de las representaciones de escritura y de lectura.

Representaciones de lectura

Como se dijo anteriormente, la primera pregunta de la encuesta consistía en detallar los textos que se habían leído en un periodo de dos años. Las respuestas en este punto, si bien fueron heterogéneas, indicaron ciertos patrones comunes. En primer lugar, las respuestas manifestaban una fuerte hibridez desde el punto de vista genérico, marcada por la convivencia de distintos tipos de literatura (religiosa, argentina, europea, best sellers): “La Biblia, Frankenstein de Mary Shelley, Como agua para chocolate de Laura Esquivel, Martín Fierro de José Hernández, Otelo y Romeo y Julieta de Shakespeare”. Al mismo tiempo, revistas de distribución masiva como “Olé”, “Rolling Stone” o “Revista muy interesante”.

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Por un lado se encuentra lo escolar, marcado por ciertos textos canónicos de la literatura argentina, como por ejemplo Bestiario de Julio Cortázar o El Matadero de Esteban Echeverría, que forman parte del currículum de la educación media. Dentro de la literatura juvenil, hay varios tipos de configuraciones. Autores como Gabriel García Márquez y Julio Cortázar son nombrados de modo recurrente por casi todos los ingresantes. De modo que, en varias encuestas estos dos autores se mantienen latentes, representado de algún modo “la identidad del escritor-intelectual latinoamenticano”. Sin embargo, otros autores aparecen en escena y se configuran también como otros prototipos posibles: Fabián Casas, Mario Levrero, Manuel Puig, Roberto Bolaño, Rodolfo Walsh, Marco Denevi, Sallinger, Herman Hesse y Franz Kafka. Por otra parte, se reúnen, al mismo tiempo, ciertas lecturas que tienen que ver con el hecho de historiar/narrar el pasado reciente –el fusilamiento de José León Suárez durante la revolución libertadora, la última dictadura militar y la guerra de las Malvinas– que se configuran como infranqueables objetos de interés. Este es el caso que revela la aparición de Operación Masacre de Rodolfo Walsh, Dos veces junio de Martín Kohan, Los pichiciegos de Rodolfo Fogwill o Demasiado héroes de Laura Restrepo. En relación con la poesía, es notable su ausencia dentro de los corpus mencionados; con la excepción de Alejandra Pizarnik. Sin embargo, en muchas de las encuestas se hace explícita la mención a los Diarios y no a la poesía reunida en sí, como un intento de descubrir al autor antes que a su obra. Es decir, lo que mayormente se lee es narrativa, en todas sus variantes, pero sobre todo novelas. Por otro lado, las sagas de Crónicas de Narnia de C.S Lewis, Crepúsculo de Stephenie Meyer y Harry Potter de J.K. Rowling encabezan un número importante de encuestas, configurando así un paradigma comercial/cinematográfico de incidencia masiva dentro de alumnado. Las novelas históricas de Florencia Bonelli e Isabel Allende también aparecen en las encuestas, generalmente juntas, como si se quisiera resaltar la femineidad de estas escrituras. En el caso de la segunda, aparece usualmente, junto a Gabriel García Márquez como objetos reciclados del Boom.

Efectos de lectura y representaciones de escritura

La segunda y la tercera pregunta intentó indagar acerca de las experiencias lectura y de escritura –qué significa leer y escribir, qué efectos produce–. Las respuestas en este sentido variaban, pero coincidían en un punto común, que puede explicarse mediante la 228

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preceptiva horaciana de prodesse et delectare. Es decir, muchos alumnos consideraban que la lectura y la escritura conformaban un modo de “evasión” o “abstracción” de la cual se obtenía placer, sin embargo, esto no impedía el aprendizaje. Una de las respuestas afirmaba que: “Leer es abstraerse del mundo que te rodea y por un tiempo estar en otro lugar, sirve para ver las cosas de otra manera, desde otra perspectiva, además de ampliar el léxico” y que “escribir relaja, me ayuda a aclarar pensamientos, como experiencia, me gusta las diferentes formas en las que se puede escribir”. Otra de las respuestas planteaba que leer estaba asociado directamente con la insatisfacción que producía vivir en el mundo: “Leer es lo que me hace salir de mi vida diaria, dejar de pensar en mis “mambos” y concentrarme en ese mundo nuevo que puedo descubrir”. La lectura, entonces, se configura como una apertura hacia un descubrimiento que no puede ser proporcionado por la vida cotidiana: “Leo en mi casa. Leer sirve para aprender a escribir y a leer, para relativizar todo lo demás. No se alejan de la verdad las ideas viejas que afirman que la lectura sirve para escaparse. Si fuéramos felices no leeríamos…”. Varias respuestas coincidían en el hecho de que muchas veces se lee por obligación: “por placer y para el colegio” o “leo por obligación”. Poniendo en discusión el hecho de que siempre se lea por “placer”. Algunas respuestas planteaban que la lectura mejoraba la sociabilidad: “nos sirve para ser personas más interesantes y cultas”, como si el hecho de leer diera un plus personal que modificara nuestra relación con los demás. Esta misma connotación beneficiosa de la lectura, la tenían aquellas respuestas que aseguraban que la lectura abría múltiples perspectivas: “Leo en la escuela y en mi casa, para mí leer es transportarme a otro mundo, pero también es aprender, el principal efecto de leer es contribuir a la percepción del mundo”. Por último, algunas respuestas consideraban a la lectura como una acción con efectos terapéuticos: “Leo en mi casa, me gusta leer a la noche antes de irme a dormir, me ayuda a relajarme”, “La lectura es un método de placer y desconexión, nos da la posibilidad de hacer catarsis”. La escritura, por otra parte, se manifiesta en las encuestas asociada al placer y a lo terapéutico. Sin embargo, ninguna respuesta vincula a la escritura con el trabajo o con la corrección que implica un texto (en el sentido horaciano de la labor limae); sino que, pareciera estar asociada más bien a una herramienta de expresión o a un “reflejo” de los pensamientos internos: “escribir es expresar sentimientos como en cualquier arte”. De la misma manera se asocia a un pasatiempo o entretenimiento: “la escritura es un hobby y casi una necesidad y no supongo que me pueda abrir ningún camino”.

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