RELATOS E IMAGENES DE LOS INDIOS

RELATOS E IMAGENES DE LOS INDIOS LA VISION EUROPEA DE LOS VIAJEROS EN LA POSTCOLONIALIDAD COLOMBIANA Vladimir Montana Mestizo REFLEXIONES ACERCA DEL ...
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RELATOS E IMAGENES DE LOS INDIOS LA VISION EUROPEA DE LOS VIAJEROS EN LA POSTCOLONIALIDAD COLOMBIANA

Vladimir Montana Mestizo REFLEXIONES ACERCA DEL ORIGEN DEL HOMBRE AMERICANO Como resulta obvio el apelativo “indio” era reproducido por los viajeros europeos otorgando continuidad a los efectos del hecho colonial español. No obstante que podría reconocerse una cierta la inexactitud geográfica en el uso de la categoría, el viajero y geógrafo francés Elisée Reclus advertía justamente que el marbete “indio” se debía a la ambigüedad generada por el coincidencial descubrimiento de América por parte de los europeos; a partir de entonces el nombre “indio” sería una categoría impuesta por los españoles que perduraría en el tiempo. « Ce nom, de même que celui d'Indiens, évidemment imposé aux indigènes de l'Amérique par les premiers conquérants, est une nouvelle preuve que les Espagnols étaient fermement persuadés d'avoir découvert les côtes orientales de l'Asie. Christophe Colomb croyait que les côtesde Veragua, près dePorto-Belo, étaient à neuf journées de marche de l'embouchure du Gange. Pour lui, l'ile de Cuba n'était autre que le Japon ou royaume de Cipango, la Côte-Ferme était une péninsule de la vaste et mystérieuse Terra Sinensis et les Peaux-Rouges étaient des Chinois ou des Indiens. »1.

Pero siendo que a los viajeros evidentemente no les interesaba llevar a cabo esta reflexión a todas luces contemporánea acerca de las categorías de subalternidad, acorde con las nacientes inquietudes de la época, se mostraban por ejemplo más curiosos por hipotetizar acerca del origen de la población americana. Es allí en donde aparecieron varios aspectos que ligaban a los “indios” americanos con la población del extremo oriente asiático; el vínculo de los indios de América con los chinos y con indios de la India ya no podría ser en efecto más explicado en función de un mero accidente en el calculo oceanográfico de Colón. Alexander von Humboldt parece haber sido el referente principal de esta corriente de pensamiento. « Las naciones de América, excepción hecha de las próximas al circulo polar, constituyen una sola raza que caracterizan la formación del cráneo, el color de la piel y lo extremadamente ralo de la barba y sus cabellos lisos y aplastados, cuya raza presenta relaciones sumamente sensibles con la mongólica, compuesta por los descendientes de los Hiongnu, en tiempos conocidos por lso Hunnos, Kalkas, Kalmukos y Buratos. Recientes observaciones han probado, ademas, que no solo los habitantes de Unalaska sino otros muchos de la America Meridional, acusa, por algunos caracteres osteologicos de la cabeza, un paso de la raza americana a la mongolica”2.

1

RECLUS Elisée, Voyage à la Sierra Nevada de Sainte-Marthe: paysage de la nature tropicale, Paris, L'Hachette, 1861. Pp. 123.

2

HUMBOLDT Alexander von, Sitios de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América, Madrid, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1878 (1810). Pp. 9.

Anais do XXVI Simpósio Nacional de História – ANPUH • São Paulo, julho 2001

1

El legado de estas afirmaciones fue enorme. Así, el viajero suizo Ernest Röthlisberger, hacia finales del siglo XIX señalaba señalaba que el origen de los indios americanos debía buscarse « en el propio continente o también en la raza chino-mongólica »3. En este mismo sentido se había referido el viajero francés Gaspard Theodore Mollien. “Quienquiera que haya visto los indios de América tiene que atribuirles un origen asiático; y sin embargo este origen ha sido puesto en duda porque no se encuentra ningún vestigio histórico. ¿Pero no podrían los indios haberse olvidado del estrecho de Behring, del mismo modo que nosotros nos hemos olvidado del cabo de Buena Esperanza?”4

Y es que a los ojos de los viajeros las semejanzas físicas entre indios y orientales eran enormes. Mollien por ejemplo, en 1823, refiriéndose al capitán de un barco procedente de un pueblo de la costa norte peruana (Paita), en donde se decía que el propio José de San Martín había tenido un conflicto al intentar erradicar el corte de pelo -estilo chinode sus habitantes, señalaba lo siguiente: « Tout le monde travaillait, mais avec si peu d'intelligence, que notre appareillage nous prit beaucoup de temps, quoiqu'il y eût parmi les matelots deux Génois; on ne pouvait pas manquer d'être frappé de voir deux hommes du même pays que Colomb à la solde d'un capitaine indien. Cet homme, malgré Tarrogance avec laquelle il se faisait passer pour Espagnol, n'avait aucun trait qui pût, à cet égard, en imposer à un Européen .; il était gras, très-court de taille; il avait le visage carré, le teint fort hâlé; la petitesse de ses yeux, obliquement disposés, ses cheveux longs et tressés sur le milieu de la téte à la manière des Chinois, justifiaient tout-à-fait le titre de Chinos^ Chinois, qu'on donne aux habitans de Païta ('). Ne pourraiton pas supposer qu'après que cette ville eut été brûlée par Anson, les Espagnols la repeuplèrent avec des Chinois de Manille? »5.

Desde una perspectiva más antropológica Humboldt opinaba que, además de los caracteres físicos arriba esbozados, el hecho de compartir una organización política de “menor flexibilidad” era un punto objetivo que hacía ciertamente coincidir a los americanos y a los pueblos de la “raza mongólica”. Ya no se trataba pues solamente de

3

RÖTHISBERGER Ernest, El Dorado: estampas de viaje y cultura de la Colombia suramericana, primera versión castellana de Antonio de Zubiaurre con prefacio de Walter Röthlisberger, prólogo Jorge Orlando Melo G., Bogotá, Talleres Gráficos del Banco de la República, 1963 (1896). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/eldorado/eldo5.htm Estas ideas, no parecian ser de cualquier modo muy novedosas, y las conecciones entre China y América habían aparecido desde muy temprano en las más importantes obras de humanistas españoles. Importante de anotar por ejemplo que Gregorio García, en su obra « Origen de los Indios de el Nuevo Mundo e Indias Occidentales » había señalado cómo existía ya, entre muchas hipótesis, que por su parecido físico (y otros diez argumentos), que los indios podrían proceder de los chinos y tártaros, siendo posible su movilidad por vía terrestre. Libro 4, Cap 23. Primera edición, 1607.

4

MOLLIEN Gaspard Théodore, El viaje de Gaspard-Théodore Mollien por la República de Colombia en 1823, Edición conmemorativa del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, Pólogo de Carlos José Reyes, Documento digitalizado por Biblioteca Virtual del Banco de la República, 2005 (1825?). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/vireco/vireco8.htm#7. Esta referencia no aparece en la primera edición (1825) en francés.

5

MOLLIEN Gaspard Théodore, Voyage dans la République de Colombia: en 1823, Paris, Chez-Arthus Bertrand libraire, 1824. Vol. 2. Pp. 119.

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explicar las aparentes semejanzas físicas entre los unos y los otros. La antropología física y la antropología política daban de esta manera sus primeros pasos en la investigación del hombre americano, y ello daba como resultado el acrecentamiento de los vínculos simbólicos en la representatividad de indios americanos como de los hombres del extremo oriente. « Por otra parte, los Americanos como los pueblos de raza mongólica, presentan menor flexibilidad de organización que las restantes naciones Europa y Asia »6.

Pero más allá de reflexiones de orden histórico frente al poblamiento, los viajeros creyeron ver cuanto peso tenían en el uso cotidiano del siglo XIX las referencias a un claro “orientalismo” para referenciar al aborigen americano. Como sabemos el apelativo “indio” era de uso generalizado, pero a éste debe sumarse lo importante que resultó también el uso frecuente e inusitado del apelativo “chino”. Este hecho lo explicaba el francés Reclus: “Ce nom ((Chinos)), de même que celui d'Indiens, évidemment imposé aux indigènes de l'Amérique par les premiers conquérants, est une nouvelle preuve que les Espagnols étaient fermement persuadés d'avoir découvert les côtes orientales de l'Asie7”.

Según el testimonio de Reclus, y ello le resultaba sorprendente, el referente “indio” fue de uso común en Europa, mientras que el apelativo “chino” resultó ser de uso habitual en América. « Christophe Colomb croyait que les côtesde Veragua, près dePorto-Belio, étaient à neuf journées de marche de l'embouchure du Gange. Pour lui, l'ile de Cuba n'était autre que le Japon ou royaume de Cipango, la Côte-Ferme était une péninsule de la vaste et mystérieuse 7'erra ~Me~M, et les Peaux-Rouges étaient des Chinois ou des Indiens. D*ans l'embarras du choix, on leur donna les deux es Peaux-Rouges étaient des Chinois ou des Indiens. Dans l'embarras du choix, on leur donna les deux noms l'un a été adopté en Europe, tandis que l'autre s'est perpétué dans l'Amérique du Sud jusqu'à nos jours. »8.

Vale decir que los “chinos” habían sido para el caso una categoría social muy presente en el período colonial, y con ésta se refería a los indios que aún no estaban en edad de tributar9. “Chino” era un apelativo casi sinónimo de un niño o una niña, y es por ello 6

HUMBOLDT Alexander von, Op. Cit., 1878 (1810). Pp. 10.

7

RECLUS Relisée, Op. Cit., 1861. Pp. 123.

8

Ibid.

9

Para argumentar esta afirmación basta ver los censos de población de la época colonial. Miguel de Ibarra (1593), Gabriel de Carvajal (1693), Arostegui y Escoto (1761), Moreno y Escandón (1779). MONTAÑA MESTIZO Vladimir, Los Cuchuqueros de Antaño: Sociedad, Familia y Mestizaje en un contexto rural de la colonia : Suesca 1665-1722, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia Departamento de Antropología, 2003.

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que, en una tradición de marcada invisibilización infantil tal como el periodo colonial español, los chinos eran todos aquellos a quienes no les correspondía aún ninguna responsabilidad frente al rey. Es en este orden de ideas que puede comprenderse la conversación que tuvo Reclus con unos mulatos en su ascenso a la Sierra Nevada de Santa Marta, cuando encontró que las poblaciones del valle referían indistintamente a todos los indios (salvajes) como chinos, es decir gente no inserta dentro del sistema político nacional. « Ne pouvant trouver aucun Espagnol qui voulût me servir de guide, je me rappelai la promesse que j'avais faite à mon ami Zamba Simonguama et je résolus d'aller le visiter dans son village de Bonda, espérant trouver en lui un excellent compagnon. Je demandai naïvement où était situé Bonda, mais on me regarda d'un air étonné. No hay gente en la sierra (il n'y a personne dans ces montagnes). Comment! les villages sont déserts? No hay gente, le digo, no hay que chinos (il n'y a personne, vous dis-je, il n'y a que des Chinois) Doublement étonné par cette assertion contradictoire qui niait l'existence d'habitants dans les villages de la Sierra et affirmait en même temps que les Chinois s'y et Sierra et affirmait en même temps que les Chinois s'y étaient établis, j'insistai pour avoir la clef de cette énigme, et j'appris que les habitants de la plaine, blancs et noirs, portent seuls le nom de gente (gens); quant aux Indiens des montagnes, ils n'ont pas droit au titre d'hommes, ils ne sont que des Chinois »10.

De lo mencionado hasta este punto podemos ver que los viajeros europeos establecían un vínculo conceptual entre los indios y la denominada “raza chino-mongolica”. Las explicaciones acerca del “accidente” en el cual Colón creyó haber encontrado la India a la altura de las Antillas, a esta altura del siglo XIX no resultan suficientes para explicar las conexiones imaginarias recurrentes que tendían a conectar “racial” e incluso culturalmente a los indios con las gentes del extremo oriente. ¿Era entonces tan poderoso la similaridad física entre los unos y los otros, como para argumentar una continuidad poblacional a ambos lados del Océano Pacífico? Como veremos en el siguiente apartado la unicidad la caracterización de una raza india, no fue más allá de un un postulado discursivo cuestionado por las propias visiones contradictorias de los viajeros.

AMBIGUEDADES EN LA NOCION DE LA “RAZA” INDIA En medio de un contexto de cambio y de estrategias de ascenso social por vías del mestizaje, los viajeros se preocuparon por describir a los indios en lo que consideraban 10

RECLUS Relisée, Op. Cit., 1861. Pp. 122.

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su estado natural. Se hablaba frecuentemente entonces de la existencia de unos llamados “indios puros”, que tanto desde el punto de vista físico como cultural, correspondían a individuos y sociedades convivientes al margen del contacto con la cultura blanca dominante. Es por este motivo que algunos viajeros se lanzaron a la búsqueda, al descubrimiento, de lo que según cada uno era el verdadero indio, puro y original.

El sobrino del emperador Napoleon III, Louis Lucien Napoleón Bonaparte Wyse, en sus anotaciones sobre el Itsmo de Panamá señalaba por ejemplo que en la región por él explorada, era difícil encontrar una “mezcla” de los indios independientes con las otras razas, y que por lo tanto allí era posible hallar el “verdadero tipo indígena”. En este orden de ideas señalaba que el indígena era degenerado, producto de una “gran degradación física”. No sabiendo a ciencia cierta con respecto a qué referente Bonaparte entendía esta “degeneración”, podríamos pensar de su relato que aquel “verdadero tipo” era degradado en relación con las razas de rasgos menos pronunciados. “Aunque existen pocos ejemplos de mezcla entre los indios independientes y las otras razas, el verdadero tipo indígena es, comúnmente, muy degenerado. Especialmente entre las tribus que habitan las bellas islas del golfo de San Blas, hay algunos hombres de rasgos acentuados, con miembros rechonchos y desarrollados, pero la generalidad tiene la tez color ladrillo oscuro, el rostro de formas agudas, apergaminado y con un prognatismo claramente marcado, ojos pequeños y hundidos, con pómulos salientes, el cráneo dolicocéfalo y todos los síntomas de una gran degradación fisica »11.

Pareciera considerarse pues que la “raza americana”, el verdadero tipo americano, era entendida a partir de la ausencia de contacto contras razas y de procesos de mestizaje. Auguste Le Moyne, en una particular interpretación de la opinión de Humboldt, sugería en efecto que los indios correspondían a una raza unificada que sólo comenzó a modificarse hasta el contacto con los españoles: « Sin embargo, Humboldt, opina que los indígenas de América, por sus rasgos externos y por la confoimación particular del cráneo, podrían ser solamente los descendientes de una raza separada desde los primeros tiempos del mundo de las otras, que permaneció sin mezcla durante siglos y que, cuando salió de su aislamiento y entró en comunicación con otros pueblos, una serie de elementos del todo heterogéneos pudo contribuir a su modificación, ya que a la llegada de los españoles, todos lo.v grupos de población vivían, ya se hallaran cercanos o alejados entre sí, de manera diferente y hablaban lenguas diversas, sin afinidad alguna”12.

Llama la atención la referenciación de Humboldt para insinuar efectos que ni el mismo viajero habría propuesto de manera directa. De hecho sería el mismo Humboldt el 11

BONAPARTE WYSE Louis Lucien, El Canal de Panamá, Bogotá, Presidencia de la República Comisión Preparatoria para el V Centenario del Descubrimiento de América, Instituto Colombiano de Cultura, 1992 (1885). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/ameca/ameca4c.htm

12

HUMBOLDT Alexander von, Op. Cit., 1878 (1810). Pp. 11.

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ejemplo más relevante en determinar las enormes diferencias físicas entre los indios. “Por mas que los pueblos indígenas del Nuevo Continente tengan de común ciertas intimas afinidades, ofrecen, no obstante, diferencias notables, si se atiende a la movilidad de sus facciones, a su tez de color más o menos pronunciado y la estatura, como acontece con los Árabes, Persas y Eslavos, que pertenecen todos a la raza caucasica13”,

La única característica común según Humboldt era, quizás, el color de la piel: « Las hordas que recorren las abrazadoras llanuras de las regiones equinocciales no tienen, sin embargo, mas acentuado el tinte oscuro de la piel que los montaneses o los habitantes de la zona templada; bien sea que en la especie humana y en la mayoria de los animales haya una cierta época de la vida organica mas alla de la cual es casi nulo el influjo del clima y del alimento, bien sea que las desviacion del tipo primitivo no se haga sensible hasta pasada una larga serie de siglos” 14.

El francés Reclus proponiendo un campo comparativo semejante, llegaba incluso más lejos que Humboldt, y mostraba que la diferencia entre dos grupos de indios salvajes del norte de Colombia, Guajiros y Arahuacos, podrían ser como las que separaban a un francés de un tártaro. « Aruaques et Goajires,que dans toute carte ethnologique on a classés jusqu'ici sous la méme teinte, diffèrent autant les uns des autres que le Français diffère du Tatar. Du reste, ils s'abhorrent, et si les Aruaques descendent ra rement dans la plaine, cela provient surtout de l'épouvante inspirent les autres Peaux- Rouges »15.

Cerca de 100 años atrás el precursor de los viajeros franceses, Charles de Le Condamine, también se había expresado en ese sentido con respecto a los indios del Amazonas: “todos los antiguos naturales del país son atezados y de color rojizo, más o menos claro; la diferencia del matiz tiene verosímilmente por causa principal la diferente temperatura del aire de los países que habitan, que varía desde el calor abrazante de la zona tórrida hasta el frío originado por la proximidad de la nieve”16.

Y es que la percepción de la diversidad fenotípica de los indios americanos iría avanzando progresivamente, principalmente debido al desarrollo de la teoría del influjo del medio ambiente sobre los caracteres fisiológicos que desarrollara Humboldt. « Por mas que las costumbres de las naciones, el desenvolvimiento de sus facultades intelectuales, el carácter particular en sus obras impreso, dependen a la vez de infinitas causas que no son puramente locales, no puede desconocerse que el clima, la configuración del suelo, la fisiología de los vegetales, el aspecto de la naturaleza risueña o salvaje, influyen en el progreso de las artes y el estilo que distingue sus producciones; influencia mas sensible a medida que el hombre se encuentra mas apartado de la civilización”.17

13

HUMBOLDT Alexander von, Op. Cit., 1878 (1810). Pp. 9.

14

HUMBOLDT Alexander von, Op. Cit., 1878 (1810). Pp. 14.

15

RECLUS Elisée, Op. Cit., 1861. Pp. 272 – 273.

16

LA CONDAMINE Charles, América Meridional, Bogotá, Banco de la República, sf (1745). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/ameca/ameca3b.htm

17

HUMBOLDT Alexander von, Op. Cit., 1878 (1810). Pp. 22.

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En este orden de ideas se comenzaron a dibujar dos ordenes fisiológicos diferentes de la población india: los indios de la sierra y los indios de las planicies. “Los unicos pueblos en que hallamos monumentos dignos de notar son montañeses, que aislados en la region de las nubes, sobre las mas elevadas mesetas del globo, en medio de volcanes cuyo cráter está siempre rodeado de perpetuos hielos, no admiran en la soledad de estos desiertos sino lo que interesa a la imaginación por la magnitud de las masas; y así señala sus obras el sello de la salvaje naturaleza de las cordilleras.”18.

En otro apartado: “Donde el hombre, por razón de un suelo ingrato se ve obligado a luchar contra los obstáculos naturales, y triunfa y no sucumbe, desenvuelve sus facultades mas fácilmente; así las áridas montanas del Cáucaso y del Asia central ofrecen refugio a pueblos libres y bárbaros, y en aquella región equinoccial de América en que se ven sabanas siempre verdes como supeditadas por encima de las nubes, solo se han encontrado pueblos de alguna cultura en el seno de las cordilleras, cuyos primeros progresos en las artes contaban igual antigüedad que la rara forma de sus gobiernos, tan poco favorables a la libertad individual”19.

Las diferencias entre los indios de las montañas y los de las planicies eran desde este punto de vista muy notables. Sin embargo la altura sobre el nivel del mar no era el único condicionante para explicar la diversidad fenotipica de la población india, pues incluso entre grupos de condiciones medio ambientales similares, podrían observarse diferencias notorias. Frente a los pueblos de los llanos del bajo Orinoco, Humboldt en consecuencia creía se diferenciaban de los otros indios “no solamente por su alta estatura sino también por la regularidad de sus facciones”. “Cuántos hombres hemos visto de está misma raza , sea navegando en el Bajo Orinoco, sea en las misiones de Piritú, se diferencian de los demás indios, no solamente por su alta estatura sino también por la regularidad de sus facciones. Tienen la nariz menos ancha y menos aplastada, los juanetes menos sacados y la fisonomía menos feamente construida. Sus ojos, que son mas negros que los de las otras hordas de la Guayana, anuncian inteligencia y aun podría decirse la costumbre de la reflexión. Los Caribes tienen gravedad en sus maneras y algo de triste en sus miradas, como se encuentra generalmente entre la mayor parte de los primitivos habitantes del Nuevo-Mundo”20.

Como puede verse, pues, la búsqueda de los caracteres físicos primordiales de la llamada raza india, en realidad parece haber conducido a la verificación de una gran diversidad fenotípica entre los aborígenes americanos. El imaginario de una raza india monolítica y caracterizable, entonces, pareciera por lo menos haber sido cuestionado en su homogeneidad. ¿Cuales pudieron ser las consecuencias de estas observaciones de los viajeros? Sin lugar a dudas pocas, pues la sociedad nacional postindependentista

18

Ibid.

19

HUMBOLDT Alexander von, Op. Cit., 1878 (1810). Pp. 14.

20

HUMBODLT Alexander von - BONPLAND Aimé, Viaje de Humboldt por Colombia y el Orinoco, Banco de la Republica, sf (1807). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/exhibiciones/humboldt/orinoco2.htm

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progresivamente se había ido concentrando en desarrollar un proceso de integración y homogenización ; en ese caso la observación de las diferencias culturales, o peor aún de las variaciones físicas de los habitantes nativos, representaba un problema adicional para la conformación de una nación unitaria. Se entiende en este sentido que los llamados a entender la diversidad de los indígenas por parte de los viajeros, no sólo no hayan tenido eco sino que en mayor medida fueron anulados. El condicionamiento de la nación hacia un mestizaje generalizado, no requería sino del reconocimiento de dos ámbitos dialécticos: el paradigma blanco sustancia del progreso y el contrareferente indígena, representación de un estado histórico a superar.

ESTEREOTIPOS RECURRENTES ACERCA LOS INDIOS La fortaleza física de los indios fue una característica usualmente observada. El científico alemán Alphons Stübel había quedado sorprendido con la fuerza “increíble” de los indígenas “cuando no están borrachos”. « Decía a propósito como un día llegó uno a Bogotá con con una caja con telas “que pesaba más de 300 libras y que él solo había cargado en sus hombros desde Honda. Si desde Honda a Bogotá se tienen que subir 14.045 pies ingleses y bajar 6.024, este trabajo merece todo el respeto. El hombre estuvo 14 días de viaje y recibió por ello 96 francos”21.

Pero las opiniones estaban divididas. Charles Cochrane opinaba lo contrario, y sostenía que la fuerza muscular era una impresión aparente, y que los indios eran “menos capaces de lo que se puede suponer para soportar el trabajo pesado considerando su estructura corporal”. Incluso llegaba a suponer impunemente que fue esa creencia errada -la de la aparente fortaleza física- es el fundamento que habría llevado a los españoles a asignar a los indios tan pesadas tareas. Añadía Cochrane que que en 1823 todavía ninguna tribu era “capaz de resistir un trabajó duro por largo tiempo” siendo ello muestra de “una de sus principales características: la ociosidad”22. Esta creencia alimentaría, justamente, la justificación del por qué se habría preferido a los negros para la realización de los trabajos forzados más penosos. 21

STÜBEL Alphons, Cartas de Alphons Stübel, Boletín Cultural y Bibliográfico, Número 35, Volumen XXXI, 1994, (1868). http://www.banrep.gov.co/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol35/cartastu1a.htm

22

COCHRANE Charles Stuart, Journal of a residence and travels in Colombia during the years 1823 and 1824, London, Colburn, 1825. Vol. 2, Pp. 213-214.

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« Certes, les Indiens sont si doux, si soumis, si probes, qu'on les prefererait de beaucoup comme engagés, mais la moindre fatigue les abat ; au travail, deux d'entre eux ne valent pas un noir et, somme toute, il est plus facile de mener cent hommes de coleur que dix bancs »23.

Y es que se creía que el servilismo, o su contrario, la ociosidad, eran una características inherentes de los indios. Si trabajaba era un indio servil y si no trabajaba era un indio ocioso; el calificativo era a fin de cuentas peyorativo. Elisée Reclus se quejaba a propósito de lo muy mal que se hablaba de los “pobres indios”: « Les traitants, blancs ou noirs, sont le fléau des Aruaques. Ils disent beaucoup de mal de ces pauvres Indiens, et cela par la simple raison que l'oppresseur calomnie toujours l'opprime. Il est vrai, les Aruaques sont hypocrites comme tous les faibles; mais cette hypocrisie n'est point perfide, c'est l'hypocrisie de la sarigue, qui fait la morte dès qu'on la touche, de peur d'être torturée et mangue. Comment s'étonner si les Aruaques,toujours trompes et pillés, deviennent soupçonneux et craintifs, et si les plus hardis d'entre eux cherchent à se venger? »24.

Pero de la defensa surgida del humanismo de Reclus emerge un nuevo estereotipo: la hipocresía. Vemos entonces ya tres estereotipos superpuestos, que no necesariamente coincidían en unos mismos individuos: servilismo, ociosidad e hipocresía. En este orden de ideas llegamos a uno de los estereotipos más funestos sobre la población americana: su natural estupidez. A ciencia cierta no podría decirse que hubo entre los viajeros un debate en torno a no a la estupidez de los indios, y en realidad podríamos decir que no fue un tema que interesaba lo suficiente. « Bastante lenguas pertenecientes hoy sólo a pueblos bárbaros, se revelan como restos de otras ricas, flexibles y propias de gran cultura. No hemos de discutir acerca de si el embrutecimiento fue o no estado originario de la especie humana, ni si las hordas salvajes provienen de pueblos cuyas facultades intelectuales; bástenos recordar lo poco que sabemos de la historia de los americanos »25.

Según Gabriac la estupidez simplemente era inherentes e insuperable, aún a pesar que, eventualmente, se sometiera a los indios a un profundo proceso de integración y aculturación26. « L’indien, au contraire ((de el negro)), est foncièrement ingrat. Impossible de l’élever ; tous les soins son inutiles. Prenez un enfant de cette nation, gardez-le chez vous, fait son éducation, ou du moins essayez de la

23

RECLUS Armand, Panama et Darien, Paris, L'Hachette, 1881. Pp. 217.

24

RECLUS Elisée, Op. Cit., 1861. Pp. 276 – 277.

25

HUMBOLDT Alexander von, Op. Cit., 1878 (1810). Pp. 12.

26

HAMILTON John Potter, Travels through the interior provinces of Columbia, John Murray Ed., 1877. Vol. 2, Pp. 105. Este “experimento” se habría vuelto célebre unos años después por parte de Robert FitzRoys, comandante de la expedición en que participara el mismo Charles Darwin, quién por cierto se manifestó bastante desdeñoso de los resultados de su jefe en cuanto a la “aculturación” en Inglaterra a la que fuera sometió a un salvaje de Tierra de Fuego llamado Jeremmy Button. La idea parece haberse desarrollado e incluso la reina Victoria, quien parece haberse hecho rodear de sirvientes indios (de la India) adicionalmente como estrategia política para calmar los ánimos políticos en Asia.

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faire, entourez-le d’égards et traitez-le comme votre propre fils, des qu'il aura quinze ou seize ans il disparaitra sans même vous dire adieu. Il n'est pas seulement indolent, mais inerte ; rien le touche, rien ne l’intéresse. Sournois, trompeur, lâche, stupide, a demi-nu, voilà l'Indien »27.

Para Gabriac tanto de los indios puros como de los cholos (indios ladinos o mestizados), solo podía tratarse de sujetos estúpidos, incapaces y enclenques. « Les habitants de Chachapoyas sont de race indienne presque pure et ont l'air encore plus stupides que ceux que nous avions rencontrés jusqu'alors... Un pareil endroit semble fait pour créer des artistes, et cependant là, connue dans les plus beaux sites que nous ayons traversés, la population étiolée ne renferme que des êtres stupides et malingres, incapables de développement. L'homme y paraît écrasé par la nature végétale, et surtout par la -chaleur humide qui règne constamment partout. Que ce soit pour cette raison ou pour toute autre, il est certain que les races de l'Amérique méridionale sont les plus misérables de l'humanité et sont bien inférieures à la race nègre. Je parle surtout ici des Chollos, dont le sang est mêlé avec celui des Espagnols »28.

Los imaginarios peyorativos no parecían pues haber cambiado mucho con respecto al periodo precedente. En efecto, en pleno auge del imperio colonial español, durante la primera mitad del siglo XVIII, Charles de Le Condamine había considerado que los indios eran naturalmente estúpidos, cautivos o en libertad, y que por ello diferían poco de las bestias; para Le Condamine la estupidez era la falta de ingenio, y ello era lo que diferenciaba a los hombres de los animales. « Si estos reproches no se refiriesen más que a los indios de algunas provincias del Perú, a los que para serlo no les falta más que el nombre de esclavos, podría creerse que esta especie de embrutecimiento nace de la servil dependencia en que viven; el ejemplo de los griegos modernos demuestra cómo la esclavitud propende a degradar a los hombres. Pero los indios de las misiones y los salvajes que gozan de libertad son, por lo menos, tan pobres de ingenio, por no decir tan estúpidos, como los otros; no puede verse sin avergonzarse cómo el hombre abandonado a la simple naturaleza, privado de educación y de sociedad, difiere poco de la bestia »29.

La indianidad era en efecto el estado inverso de la civilización, y los indios, en tanto continuaran

siéndolo,

sea

por

“indolencia”,

“insensibilidad”

o

“estupidez”,

representaban el más grande de los obstáculos. Los costos económicos y políticos que implicaba la existencia de salvajes eran entonces enorme, y es por ello que indios y salvajes se solían siempre referenciar como la antítesis natural de la sociedad paradigmática. Ya en este punto los observadores pudieron encontrar que

las

categorizaciones llenas de cargas simbólica subalternizantes no eran suficientes para explicar el fenómeno de la persistencia de estas sociedades y su forma de vida. En este orden de ideas incluso el pionero Le Condamine. sugeriría otro calificativo más

27

GABRIAC Alexis (Comte de), Promenade à travers l'Amérique du Sud: Nouvelle-Grenade, Équateur, Pérou et Brésil, Paris, Michel Lévy Frères – Libraires Editeurs, 1868. Pp 216.

28

GABRIAC Alexis (Comte de), Op. Cit., 1868. Pp 216.

29

LA CONDAMINE Charles de, Op. Cit., sf (1745). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/ameca/ameca3b.htm

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“honroso” para explicar la persistencia india, esta vez como referencia consciente a una disidencia y resistencia política: la apatía. « Carácter de los indios. Tiene por base la insensibilidad. Dejo a vuestra elección si debe honrársela con el nombre de apatía o envilecerla con el de estupidez. Nace, sin duda, del corto número de sus ideas, que no se extienden más allá de sus deseos. Glotones hasta la voracidad, cuando tienen con qué satisfacerla; sobrios, si la necesidad los obliga, hasta carecer de todo, sin parecer desear nada; pusilánimes y poltrones con exceso, si la embriaguez no los transporta; enemigos del trabajo; indiferentes a todo estímulo de gloria, de honor o de reconocimiento; preocupados únicamente del presente y siempre supeditados a él; sin inquietud por el porvenir; incapaces de previsión y de reflexión; entregándose, cuando nada los atemoriza, a una alegría pueril, que manifiestan con saltos y carcajadas inmoderadas, sin objeto y sin designio, pasan su vida sin pensar y envejecen sin salir de la infancia, de la que conservan todos los defectos »30.

Pero si había una elemento que permanentemente creían ver los viajeros era el carácter alcoholizado de los indios. Las relaciones de sus borracheras era recurrentes, y aún cuando se narraran las situaciones más gloriosas, como cuando Stübel declaraba que los indios tenían una “fuerza increíble”, el tema de la borrachera era siempre visible31. Napoleon Bonaparte Wyse por ejemplo señalaba que si bien los indios de Panamá tenían “costumbres dulces”, su único defecto era “una inclinación irresistible por los licores fuertes”32; Hamilton sugería que las gentes del Puracé se caracterizaban por su continente serio y taciturno, rara vez sonriente, afable y comedido, deseosas siempre de atender a sus huéspedes siendo, y que “su gran vicio es la embriaguez”33. Armand Reclus afirmaba que los darienitas eran “dulces, hospitalarios, generosos y serviciales”, pero que estas cualidades naturales que tanto los distingían y que mucho les hacían valer, las ahogaban “poco á poco en una vergonzosa embriaguez”34.

IMAGINARIOS Y PRECONCEPTOS TRAIDOS DESDE EUROPA En este punto de la discusión vale la pena abordar un tema trascendente: ¿eran los viajeros unos observadores desprevenidos que hacían tabula rasa de preconceptos

30

Ibid.

31

STÜBEL Alphons, Op. Cit., 1994, (1868). http://www.banrep.gov.co/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol35/cartastu1a.htm

32

BONAPARTE WYSE Louis Lucien, Op. Cit., 1992 (1885). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/ameca/ameca4c.htm

33

HAMILTON John Potter, Op. Cit., 1877. Vol. 2, Pp. 54.

34

RECLUS Armand, Op. Cit., 1881. Pp. 125-126.

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frente al universo postcolonial que estaban presenciando? Evidentemente no, pero en ese sentido bien vale la pena saber cuales pudieron haber sido esos pre-conceptos e ideas que acompañaron a los viajeros al momento de encontrarse con la realidad diversa del mundo indígena americano.

¿Traían acaso los viajeros nuevas ideas que pudieran transformar el imaginario colonial y racista acerca de los indios? ¿Quien si no los viajeros eran los más señalados para discutir con las ideas de Rousseau acerca del ideal del buen salvaje?

Humboldt para el caso, se mostraba -por lo menos- escéptico frente a la obra del célebre pensador francés, en el sentido que cuestionaba con ejemplos bastante concretos aquella apreciación de “la hermosura” y de “la decencia” que se había construido en las ideas acerca del “hombre de los bosques”. « El misionero nos condujo á muchas cabañas indias en que reinaba el orden y la limpieza mas extremada. Vimos con sentimiento los tormentos á que las madres Caribes someten á sus hijos, desde la mas tierna edad, para engrosar no solamente Las pantorrillas sino también la carne de las piernas desde el tobillo hasta la parte superior de los muslos. Fajas de cuero ó tejidas de algodón son colocadas alternativamente como ligaduras estrechas de 2 á 3 pulgadas de distancia, con las cuales, apretando de mas en mas, hacen hinchar los músculos en los intervalos de las fajas. Nuestros niños en mantillas sufren mucho menos que los de los pueblos caribes, en una nación que se dice ser la mas próxima al estado de la naturaleza. Es en vano que los frailes de las misiones, sin conocer las obras ni aun el nombre de Rousseau, quieran oponerse á aquel antiguo sistema de educación física: el hombre, salido de los bosques, que creemos tan simple en sus costumbres, solo es dócil cuando se trata de su adorno y de las ideas que él se ha formado de la hermosura y la decencia. Quedé por otra parte sorprendido al ver que la incomodidad y opresión que se hace experimentar á aquellos pobres niños y que parece impedir ó entorpecer la circulación de la sangre, no debilitase el movimiento muscular, tanto mas cuanto que no hay raza de hombres mas robustos ni mas, ligeros en la carrera que los Caribes. »35.

Sin saber si quizás se expresara en términos sarcásticos frente al humanismo, Gaspard Theodore Mollien, enemigo de Bolívar e ideológicamente alineado con la causa realista española, declaraba que los indios poseían “una libertad que nadie envidia”: « Sur les sommets les plus élevées de la Cordillère on rencontre des Indiens faisant paître leurs troupeaux, ou retirés dans leurs cabanes, sans autre vêtement qu'une chemise et une culotte de coton; rarement ils se chauffent: tandis que dans les déserts de l'Afrique on ne peut dormir la nuit sans allumer du feu. Ces Indiens ne jouissent presque jamais de la vue et de la douce chaleur du soleil. Toujours enveloppés de vapeurs, glacés par les vents qui descendent des pics neigeux, dont parfois seulement quelques toises les séparent; presque nus, mais habitués à cette vie misérable, ils passent leurs jours ignorés du reste des hommes, dont eux-mêmes ignorent l'existence. Heureux d'une liberté que personne n'envie, ils errent au milieu des bruyères des paramos sans songer que l'univers est à leurs pieds... »36.

35

HUMBODLT Alexander von - BONPLAND Aimé, Op. Cit., sf (1807). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/exhibiciones/humboldt/orinoco2.htm

36

MOLLIEN Gaspard Théodore, Voyage dans la République de Colombia: en 1823, Paris, Chez-Arthus Bertrand libraire, 1824. Vol. 2. Pp. 164-165.

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Más directo y mucho más peyorativo aún en su apreciación del indio sería el conde de Gabriac, por cierto diplomático y enviado especial al Perú por parte de Napoleón III. « El indio es ladrón y el quechua es, sobre todo, un pillo hábil; por la tarde puede robarle el sombrero a un viandante y robar en la iglesia, mostrando en la abertura anterior de su poncho un par de manos juntas en cera, mientras le roba a su vecino ».

Habían por supuesto quienes tenían una versión más apasible de la vida india. El profesor suizo, Ernest Rothisberguer, por ejemplo mostraba el la imagen de tranquilidad y cordura que le producían los indios en relación a la imagen decadente de los mestizos. En tanto que los indios ((de raza pura)), durante horas enteras, apenas cruzaron entre sí una palabra, dándonos una grata impresión por su tranquilidad y limpieza, al otro extremo de la barraca había un grupo de mestizós que, congregados en torno a un crepitante fuego, se jugaban, entre bullay agitado movimiento de naipes, el jornal que tan duramente habían ganado, y el juego duró hasta muy pasada la medianoche. No nos quedó otro remedio que portarnos amablemente con los indios y avergonzarnos de la civilización, representada por los mestizos

En vista de este panorama variopinto quisimos preguntar a los viajeros cuales pudieron haber sido entonces sus expectativas frente a los indios al momento de viajar a América. ¿cuales eran sus pre-conceptos y pre-nociones frente al encuentro que habría de tener lugar en el viaje? Sorprendentemente nos encontramos que, bastante lejos de construcciones conceptuales idealizadas y humanistas, los viajeros europeos parecen haber traído otras visiones del hombre americano. Específicamente algunos traían consigo la imagen de los indios guerreros e inconquistables como el referente paradigmático del “buen” indio americano. Frente a ello consideramos que la literatura pudo bien haber jugado un papel trascendental. De hecho no podría descartarse la eventual influencia de obras como la de James Fenimore Cooper, quién tuvo gran admiración en Europa y siendo incluso citado en múltiples ocasiones por Balzac o hasta leído en el lecho de muerte de Franz Schubert. Retomando un fragmento del relato del viajero alemán Alfred Hettner, por ejemplo, pareciera que su ideal del “indios” era aquel que se hallaba próximo a los personajes de la literatura leídos en su infancia37. « Al describírsenos los representantes de la clase baja como indios puros, a lo sumo, como indios mezclados con blancos, por cierto no hemos de pensar en los héroes de cabeza adorna plumas que recordamos de nuestros cuentos juveniles sobre los indios de América del Norte como listos a descabellar en el acto a cualquier humano que cruzara en su camino. Los de aquí son bonachones inofensivos, de idiomas y costumbres dejados atrás y capaces de dirigirse al viajero en lengua española. Acostumbran arrodillarse humildemente ante el crucifijo. Han cambiado el adorno de plumas por el sombrero de paja. Llevan coloreada encima de la camisa y pantalón común y corriente, tal vez manufacturados en Alemania. Si no van descalzos, usan alpargatas, y, sobre todo, 37

En un comentario a la obra de Balzac, a propósito, muestra el editor la importancia de la obra de Cooper: « Balzac admirait Fenimore Cooper, et fera plusieurs fois références aux sauvages dans Les Paysans, comme, dans Les Chouans, il avait comparé les paysans bretons aux Mohicans ». Pp. 1314. BALZAC Honoré, Les Paysans, Bibliothèque de la Pléiade. Editions Gallimard. 1978.

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exhiben las perfectas huellas de la falta de aseo ». 38

Y es que el indio de las lecturas juveniles de Hettner no era en absoluto el indio andino colombiano, siendo que el viajero no

esperaba encontrar unas gentes sobre todo

inofensivas, y “capaces de dirigirse al viajero en lengua española”. El relato de Hettner demuestra a todas luces la impresión y la desilusión al encontrarse una gente tan lejana de su propio imaginario; una gente que ya no iba descalza sino en alpargatas (sandalias de fibras vegetal); una gente que ya no iba desnuda sino vestida. Pero si bien el chasco de Hettner pudiera explicarse en razón de estar el viajero en un contexto urbano y contacto intercultural, el etnógrafo Henri Candelier en tierras de los guajiros, gentes declaradas salvajes, desnudos e indómitos, manifestaba una frustración semejante : « Le premier être vivant que je croisai en chemin, presque au seuil de l’hôtel m fut précisément un Indien trainant un baril. Je m’arrêtai pour l'inspecter minutieusement. Il était loin de ressembler a l’idéal que je m’étais crée et que me avait dépeint mon ami X... A part moi, je me faisais une fois de plus cette observation, que dans la vie, la réalité est toujours a mille lieues de l’illusion ! Il était petit, et sans être mal fait, ni d'apparence chétive ou malingre, il n'avais rien de ces formes athlétiques, comme je m’étais plu a me le figurer. Je fus tout contrarié de la destruction subite te complète de mon rêve, et je cherché déjà tout sorte de raisons pour me mentir a moi même... »39

Un indio fuerte y atlético, era al parecer el imaginario del buen indio americano. Para Humboldt, a propósito, el nativo que causaba admiración era el caribe, con sus maneras frías y desdeñosas, tal como el peor de los funcionarios públicos del antiguo continente. “Estábamos admirados de volver a encontrar los Caribes, pintados de Onoto, aquel aire de importancia, aquella mesurada compostura, aquellas maneras frías y desdeñosas que se encuentran á las veces entre los empleados en el antiguo continente”40.

Ese indio caribe era, recordémoslo, la máxima expresión del indio guerrero tropical: « La dominación que los Caribes han ejercido durante tanto tiempo en la mayor parte del continente y la memoria de su antigua grandeza, les ha inspirado un sentimiento de dignidad y de superioridad nacional que se manifiesta en sus maneras y en sus discursos. “Nosotros solos somos una nación, dicen ellos proverbialmente; los demás hombres (aquili) son hechos para servimos.” Este menosprecio de los Caribes para con sus antiguos enemigos es tan decidido que he visto á un niño de diez años que echaba espuma de rabia cuando se le llamaba Cabre, o Cayere, sin embargo de que en toda su vida él no había visto á ningún individuo de aquella desgraciada nación que ha dado su nombre á la villa de Cabmuta (Cabritu). y quedespués de una larga

38

HETTNER Alfred, Viajes por los Andes colombianos: (1882-1884), Bogotá, Talleres Gráficos del Banco de la República, 1976 (1888). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/viaand/viaand9.htm

39

CANDELIER Henri, Rio-Hacha et les Indiens Goajires, Paris, Librairie de Fermin-Didot et C., 1893. Pp. 63.

40

HUMBODLT Alexander von - BONPLAND Aimé, Op Cit., sf (1807). http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/exhibiciones/humboldt/orinoco2.htm

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resistencia, ha sido casi enteramente exterminada por los Caribes »41.

No obstante todo ese peso simbólico generado a partir de la zozobra generada por su mera presencia, era inocultable la admiración que a Humboldt le ocasionaba este pueblo: “Aunque he tenido proporción de ver muchas personas que habían observado de cerca á los Caribes confederados, no he podido verificar si los marirris pertenecen á una casta particular. Para conocer bien las costumbres y los usos seria menester visitar á la par las misiones de los Llanos, las de Carony, y las sabanas que se extienden al sud de las montañas de Pacaraymo. Cuanto mas se aprenda á conocerlos, dicen los frailes de San Francisco, mal se verán disiparse las preocupaciones que se han propagado contra ellos en Europa, en donde se les mira como mucho mas salvajes, ó sirviéndome de la franca expresión del señor de Montmartin, como mucho menos liberales que otras naciones de la Guayana

Podría suponerse que para la sociedad ilustrada que representaban los viajeros, un pueblo libre, o por lo menos un pueblo que luchaba por ella, despertaba más admiración que un pueblo sometido. El ideal del buen indio americano era el de un pueblo libre, pero mejor aún, en lucha a muerte por su propia libertad. Elisée Reclus compartiría con Humboldt esta admiración por los indios del llano lo mismo que animadversión por los de la montaña. A su juicio los primeros eran “bellos”, “resplandecientes” e “inaccesibles a todo temor”; capaces de resistir los invasores durante tres siglos; los segundos eran pequeños, débiles, menos inteligentes, enfermizas, pusilánimes, miedosos y feos. « On affirme généralement que, toute proportion gardée, les montagnards sont plus grands, plus forts, plus intrépides que les habitants des plaines. Il n'en est pas ainsi dans l'État du Magdalena ni même, à ce qu'il paraît, dans la Nouvelle-Grenade tout entière. Les Aruaques, tribu des montagnes, sont plus petits, plus faibles, moins intelligents que les Goajires, tribu de la plaine; ceux-ci sont resplendissants de beauté, ceux-là laids et souvent infirmes; ils sont pusillanimes et tremblent sous le regard d'un Espagnol, tandis que les Goajires sont inaccessibles à toute crainte, et par trois siècles de lutte ont su maintenir leur précieuse liberté »42.

No era pues el adelanto tecnológico ni monumental de los indios lo que atraía la admiración de los viajeros ilustrados del siglo XIX. Tampoco era necesariamente su libertad; más bien la lucha por esa libertad. Pareciera pues que el buen salvaje era el más fiero y el más irreverente. Henri Candelier, a quién lo había decepcionado su primer encuentro con un aborigen, la suerte finalmente lo llevaría a encontrar figuras más próximas a sus paradigmas. « Je fus tout contrarié de la destruction subite et complète de mon rêve, et je cherchais déjà toute sorte de raisons pour me "mentir à moi-même, lorsqu'au coin de la rue de la Marine, Callc de la Marina, près de El Mercado Goajiro, le marché Goajire, j'aperçus plusieurs autres Indiens des deux sexes, qui me firent revenir sur la première impression si défavorable. Trois d'entre eux principalement étaient superbes : grands, bien faits, la poitrine développée et charnue, les jambes fortes et nerveuses, les épaules larges, la tète ronde, les cheveux noirs et épais retombant sur la figure, le cou court et bien attaché, la peau couleur café au lait et bien lisse. Ils avaient 41

Ibid.

42

RECLUS Elisée, Op. Cit., 1861. Pp. 271- 272.

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vraiment grand air, un air noble, imposant; on sentait que dans ces veines devait couler un sang riche et pur, et dans le regard il y avait une fierté native, un orgueil de race, quelque chose de très hautain.... Ces derniers Indiens étaient bien ceux entrevus dans mon imagination et décrits par mon ami X... »43.

Justamente, siendo las últimas palabras de su libro, el mismo Candelier declararía una admiración “que no podía disimular” hacia esos mismos indios guajiros, guerreros e indómitos: « Ce peuple, à un point de vue surtout, me semble bien intéressant. Réellement, je n'ai pas à le cacher, je les trouve très crânes, ces sauvages qui n'ont guère jamais dépassé en nombre 50,000 âmes, et qui depuis des siècles ont su pourtant résister à toutes les tentatives faites pour les dompter. Ils ont lutté avec énergie et persévérance, contre la civilisation qu'on a voulu leur imposer par la force ou par la persuasion. Expéditions meurtrières ou prédications religieuses, rien n'y a fait : ils sont restés maîtres et bien maîtres chez eux, gardant intactes, aux portes même d'une nation civilisée dont ils dépendent, leurs lois et leurs coutumes premières. On ne peut nier leur vaillance. Il y a quelque chose de grand dans cette fière indépendance dont ils sont si jaloux, et qu'ils sont disposés d'ailleurs à défendre, jusqu'à la dernière goutte de leur sang! Et je crois pouvoir affirmer sans aucune crainte: on ne civilisera pas l'Indien Goajire, on le détruira. 6 décembre 1892 »44.

A MANERA DE CONCLUSIÓN Ya a esta altura vale la pena volver sobre las preguntas generadoras del presente texto: ¿Traían acaso aquellos viajeros una visión completamente diferente del indio y del hombre americano con respecto a la visión construida por los colonizadores ibéricos? ¿Eran acaso los viajeros europeos agentes de un neocolonialismo y de allí que influyeran en la configuración de nuevas categorías sociales de hegemonía y subalternidad? ¿Era el espacio americano un lugar de influencia hacia el pensamiento europeo o solo era un receptáculo?

Podemos decir en efecto que los viajeros traían consigo una visión diferencial de los indios frente a la que podrían tener las élites latinoamericanas. La representantes de la nación colombiana, al contrario de los viajeros, en efecto, tenía claros motivos para no celebrar el carácter hostil y guerrero de los indios salvajes; y es por ese motivo que en la postcolonialidad no se celebraban expresiones literarias tales como las de Cooper, en donde se alababa al mundo salvaje, sino que por el contrario se aplaudía el desarrollo de expresiones próximas a un costumbrismo en donde se construía un ideal subalterno representado por un campesino integrado, apacible y servil. Y es que los viajeros 43

CANDELIER Henri, Op. Cit., 1893. Pp. 63.

44

CANDELIER Henri, Op. Cit., 1893. Pp. 276 – 277.

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parecían parecían bastante influenciados más que por un humanismo de corte roussoniano, por un romanticismo en extrema relación con las luchas por la libertad. Debe decirse sin embargo que evidenciaban una curiosa forma de romanticismo, en donde se favorecía simbólicamente a los subalternos en proceso de aniquilación y sin posibilidades de triunfo, y no a quienes ejercían resistencias cotidianas y pasivas (apatía las llamaba La Condamine) y que a la postre eran referidas por los viajeros con desdeño en tanto “insensibilidad”, “indolencia”, “estupidez”, “holgazanería”, “servilismo”, “pereza” o “hipocresía”. En este orden de ideas los indios reducidos y dominados despertaban no solo la frustración de los viajeros, sino también una antipatía que se reflejaba en descripciones peyorativas.

Y es que la perspectiva romántica de los viajeros por supuesto no representaban simplemente una invocación liberadora, pues ellos (tanto diplomáticos como científicos), considerándose abanderados de regímenes en donde había triunfado la razón como fuerza motora de la sociedad, consideraban de cualquier forma legítimo el avance de la civilización sobre el salvajismo. ¿Como se podría entonces ser al mismo representantes de la sociedad opresora y al tiempo valedores de las sociedades resistentes? Desde nuestro punto de vista era una mera cuestión de identidad política, pues los viajeros no representaban ningún interés dentro del entramado del poder nacional. Ellos eran, en suma, observadores externos que podrían darse el lujo de estar simbólicamente del lado de los enemigos de una nación (de un imperio) que no era la suyo. Desde este punto de vista no puede emerger simplemente la idea de que los viajeros constituyeron una avanzada del neocolonialismo europeo. Debemos decir en efecto que en su mayoría los viajeros analizados (sin contar a los diplomáticos) fueron científicos de las ciencias naturales, y geógrafos, los cuales no parecían estar vinculados a esa escuela de pensamiento etnográfico y etnológico que se desarrollaría posteriormente en directa relación con un colonialismo y que se desencadenaría basicamente a partir de los viajes de sir James Frazer. Si bien los viajeros fueron pues el antecedente de la antropología colonial, no necesariamente estuvieron emparentados con ella ni por su evolucionismo ni por su primitivismo.

Debemos ya en este punto decir que las observaciones de los viajeros frente a las

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poblaciones amerindias, al ser más interpretaciones románticas que positivitsas, no parecen haber sido de mayor influencia sobre las las nacientes ciencias sociales. Las empresas coloniales que desarrollaran las potencias industriales a partir de Napoleon III y la Reina Victoria, de hecho darían lugar al desarrollo de una nueva ciencia, la antropología, para atacar justo lo que más habían admirado la visión romántica de los viajeros acerca de los indios: su resistencia. No sorprende ya, en este orden de ideas, como el pensamiento de Humboldt y de los otros viajeros acerca de los amerindios haya sido muchas veces pasado por alto en los manuales de historia de la antropología.

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