REFLEXIONES SOBRE LA AFECTIVIDAD HUMANA

1. Introducción a) Precisión de Términos b) Clasificación de los afectos c) Perspectiva del estudio 2. La consideración de la afectividad humana en la mentalidad contemporánea. 3. La afectividad humana desde una comprensión integral del hombre a) Presupuestos antropológicos b) La afectividad humana a la luz de los principios antropológicos fundamentales 4. El papel de la afectividad en la vida humana a) Influjo ambivalente de los afectos b) Afectividad y madurez

1. a)La precisión de términos

La afectividad humana es otro nivel de la realidad del hombre, en que se da una curiosa mezcla entre intelecto-voluntad y el campo de los sentimientos.

En la afectividad habitan los sentimientos, los afectos, las emociones y las pasiones.

Los sentimientos podemos definirlos como el modo de sentir las tendencias.

Por ejemplo: La tristeza sería la aversión o rechazo a un mal presente en cuanto sentido. Entre la realidad percibida y nosotros puede existir acuerdo o conflicto; cuando tomamos conciencia de esto surgen los sentimientos como la conciencia de la adecuación o inadecuación entre la realidad y nuestras tendencias.

Elementos del sentimiento

1

2

3

4

Objeto

Emoción o

Alteraciones

Conducta o

desencadenante y

perturbación

orgánicas o

manifestación

sus

anímica

síntomas físicos

circunstancias

La relación entre los 4 elementos es necesaria, es decir, forman una secuencia constante, de efecto a causa, que se da en la estructura del desencadenamiento de todo sentimiento. Son necesarios para definir un sentimiento; y poder identificar, definir y entender de qué sentimiento se trata.

IV. b. AFECTIVIDAD Y MADUREZ

Saber y leer indiscriminadamente Mayoría de edad

a experimentar todo tipo de Emociones y sensaciones.

Un voluntarismo acérrimo Inmadurez afectiva entre Un hiper sentimentalismo

Se manifiesta una variada gama de actitudes y disposiciones entre otras:  Dificultad ante el compromiso y la fidelidad  La resistencia a enfrentar los problemas de la vida conyugal y familiar.  La tendencia a establecer las relaciones interpersonales con cálculo egoísta (individualismo).  La falta de generosidad.  La dificultad para asumir equilibradamente los éxitos y fracasos.  Los desequilibrios anímicos. La presencia rectora de la voluntad asume y modela los efectos, a la vez que estos “tiñen” y “matizan” el querer voluntario. Esta interpretación trae como consecuencia:

Equilibrio y unidad de conducta Estabilidad de decisión Cada vez mayor independencia de las fluctuaciones emotivas y de altibajos anímicos.

Nota Importante: La mayoría de edad afectiva o su madurez no supone ausencia de conflictos ni una indiferencia emotiva total.

La persona madura:  Siente pero no siempre consiente  Vive el autodominio y su voluntad gobierna los sentimientos, sin pretender hacerles desaparecer.  Por lo tanto posee una vida afectiva de gran vitalidad.  Sus sentimientos modelados, nobles, facilitan su querer.  No sólo quiere el bien sino que lo quiere con todo el “corazón” (toda su Persona).  Es capaz de gozar, de sufrir, de superar las dificultades (saben que son normales).  Distingue un estado de ánimo de una disposición voluntaria.  Odia el mal, y se enoja cuando hay motivo.  En definitiva, es dueña de sus sentimientos.

Otras conclusiones:

Los sentimientos pueden ir a favor o en contra de lo que uno quiere, no se puede controlar completamente si no hacemos el esfuerzo de educarlos.

Los sentimientos son los grandes compañeros del hombre, aunque no tienen la “mayoría de edad”, ya que si se les deja actuar solos pueden crecer desmesuradamente y causar anomalías y patologías.

No todos los sentimientos tienen el mismo valor: son jerárquicos. El aprendizaje de su dominio incluye saber ordenarlos y ser objetivos respecto de ellos. Alejarse un poco de ellos, a veces ironizarlos, es importante.

2.La consideración de la afectividad humana contemporánea en la mentalidad contemporánea Profesor L. Polo:

“ Se han producido hipertrofias y atrofias; alguna dimensión del ser humano se ha agigantado, se ha proyectado de manera excesiva; otras, en cambio, han sufrido una paralización o una regresión, incluso han degenerado”. Entre los autores que más han contribuido a esta visión reductiva del hombre se encuentran Nietzsche, Schopenhauer y Freud.

 La afectividad sería la dimensión central de la vida humana: una función “creativa” y rectora de la conducta.  La afectividad pertenecería al plano del inconsciente, que es el lugar de la necesidad, una tierra sin libertad. Los sentimientos son importantes ya que intensifican las tendencias. Sin embargo, hoy se corre el peligro de que su valoración positiva sea excesiva: otorgarles la dirección de la conducta, buscándolos como fines en sí mismos. Esta actitud es lo que se llama SENTIMENTALISMO.

¿Porqué el sentimentalismo no es una postura adecuada, prudente? Porque el dominio de los sentimientos no está asegurado: es una parte del alma que no siempre es dócil a la voluntad y a la razón, porque no pertenece plenamente a éste ámbito. Ejemplo: Es como un perro doméstico al que hay que amaestrar, pero también puede volverse contra nosotros. Proponemos estas reglas: a) No todas las realidades merecen el elevado sentimiento que tenemos respecto de ellas, sea este de temor, amor, etc. b) Muchas realidades merecen mejores sentimientos de los que tenemos hacia ellas: vale la pena tener cuidado y no subordinar los juicios a las primeras impresiones. c) Las valoraciones sentimentales hay que corregirlas y rectificarlas: dejarse dominar por ellas es, sencillamente, subordinar la propia voluntad a algo que nos pasa. Es decir, no ser el guía de la propia vida.

3. La afectividad humana desde una comprensión integral del hombre

a.

Presupuestos antropológicos

La recta consideración de la afectividad humana se asienta sobre un principio fundamental: “ El principio de unidad sustancial y de integración de la persona humana”.

La naturaleza específica de la afectividad humana y su relación con la voluntad

Punto de partida:

El yo vive la experiencia de identidad-unicidad de sujeto operante y de la pluralidad-diversidad de operaciones.

Al mismo tiempo que el yo se experimenta como sujeto único y trascendente a sus actos, percibe también la corporeidad como dimensión constitutiva.

El cuerpo lo percibe no como posesión sino como parte de su ser, a la vez que es consciente de ser algo más que un cuerpo.

¿Cómo y porqué es posible esta identidad–unidad del sujeto? Exponemos, con brevedad, los puntos bases de la respuesta cuyo desarrollo excede el ámbito de este trabajo: 

La identidad-unidad del sujeto radica en la unidad

sustancial que existe entre sus principios constitutivos(almacuerpo). 

A su vez, esta unidad sustancial se da por la posesión de un

único actus essendi, que el alma participa al cuerpo. 

En virtud de la subsistencia en un único actus essendi la

unidad sustancial resultante es un único e idéntico sujeto personal.

¿Cómo es posible la unidad en la pluralidad – diversidad de actos e instancias operativas?

La respuesta exige hacer referencia sobre la noción de integración

Nota: La unidad sustancial de la persona no asegura necesariamente la unidad entre sus diversos dinamismos operativos.

Como la experiencia nos dice, la diversidad de planos y operaciones hace posible un conflicto interno que, de no se superado , puede llevar a una situación de división interna de la persona.

Nota importante: La unidad en el plano operativo, no es una cuestión dada sino una tarea, es decir un esfuerzo de carácter ético confiado a la persona, de tal modo que se puede decir que la libertad es causa sui del modelarse de la persona.

La unificación de los dinamismos operativos de la persona – entre los que se cuenta la afectividad – debe ser concebida como una íntima integración, es decir, como una tarea en la que la pluralidad de dinamismos enraizados en una misma persona se actúan según una relación de subordinación fundada en un orden jerárquico objetivo.

Nos referimos a un orden esencial y necesario, un deber ser que corresponde al ser del hombre. Su realización no es una cuestión indiferente sino que afecta a lo más íntimo del hombre. Esto significa que la integración es confiada a la inteligencia y a la voluntad libre, en cuanto son potencias superiores y específicamente humanas.

El vértice de los dinamismos humanos es la voluntad, en cuanto dinamismo libre.

De ahí que todo el esfuerzo integrador de la conducta se realiza, fundamentalmente, por cuenta de la voluntad, que es la facultad de la auto-posesión y del auto-dominio de la persona.

Nota: El proceso de integración afectos – voluntad no es nunca un proceso “represivo”.

Relación

Voluntad – afectividad no es por sí misma contradictoria o conflictiva.

Sin embargo, siendo un aspecto no “dado” sino confiado a la libertad –una tarea- cabe posibilidad de conflictos. El plano de los afectos no es terreno desligado de la libertad, y por lo tanto, ajeno a la responsabilidad.