(RE)ENCUENTROS CON LA VANGUARIA EN EL

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R E I MP R ESI ÓN Í N TEG RA D E LOS ARTÍCULOS PUBLICA DOS POR DIA RIO DE NOTICIA S EN 1997 CON MOTI VO D E L 25 ANI VERSA RIO DE LOS ENCUENTROS DE PA MPLONA

(RE)ENCUENTROS CON LA VANGUARIA EN EL

Los Encuentros de Pamplona de 1972 fueron una cita con la modernidad cultural que la ciudad acogió en un clima que oscilaba entre la sorpresa, el entusiasmo y la crispación

El Museo Universidad de Navarra vuelve su mirada hacia aquel acontecimiento

inauguración del Museo. Y lo hace también impulsado por el ánimo inno-

decisivo, tratando de dar continuidad a su espíritu. Y lo hace, en primer lugar,

vador de la familia pamplonesa de los Huarte, que impulsó aquellos

de la mano de los medios y profesionales del periodismo navarros, que supieron

Encuentros del 72 y que ha vuelto a estimular la creación de un museo de

comprender la importancia capital de aquel evento; y que lo han mantenido

Arte contemporáneo en nuestra Comunidad Foral. Este suplemento está

vivo a través de sus reportajes y crónicas, como las de este Suplemento del Dia-

dedicado a todos ellos, con agradecimiento por su incansable trabajo en

rio de Noticias que nos han cedido para su reproducción, con ocasión de la

apoyo de la civilización y la cultura.

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Diario de Noticias — Sábado, 22 de diciembre de 2012

2 — REENCUENTROS

Crónica general ARTÍ CU LO P U BL I CAD O EN EL SU P L E ME N TO REV I STA, E L D OMI N GO 25.0 6.1997

CITA HISTÓRICA

CON LA VANGUARDIA

E

l 26 de junio de 1972, a las cuatro de la tarde, se inauguraban en un acto multitudinario celebrado en el frontón Labrit y presidido por el entonces alcalde de Pamplona, Javier Rouzaut los Encuentros del 72, una cita con las vanguardias artísticas que convirtió a Pamplona, durante ocho días, en la capital de la cultura y que supuso, para muchos, el acceso a la modernidad en un país que desde el franquismo soñaba con la democracia. Los Encuentros se celebraron entre el 26 de junio y el 3 de julio de 1972, organizados por el grupo de música Alea, con el compositor Luis de Pablo al frente, y patrocinados por la familia Huarte. El Ayuntamiento de Pamplona cedió los escenarios y así la ciudad entera se vio envuelta en un torbellino de música, cine, poesía y arte, sorprendente para la mayoría de los pamploneses, inexplicable para muchos y decisivo para gran parte de los artistas que acudieron. La Sala de la CAN,situada ahora en la Calle Castillo de Maya (en 1972, Mártires de la Patria), que fue uno de los escenarios protagonistas de los Encuentros, mostrará desde mañana y hasta el 29 de junio* una exposición retrospectiva sobre este evento cultural. Ahora, 25 años después, el tiempo ha dado la razon a quienes se aventuraron en su organización y ha demostrado que fueron, pese al injusto olvido y la dureza con que fueron criticados, una apuesta firme por el arte vivo y que supusieron la apertura de España a los movimientos que lideraban las vanguardias europeas, un reto sin precedentes del que Pamplona no sólo fue testigo, sino protagonista. ARTE VIVO. El arte vivo se miraba en

Del 26 de junio al 3 de julio de 1972 se celebraron en Pamplona los Encuentros, un acontecimiento organizado por el grupo Alea y patrocinado por la familia Huarte que impactó a la ciudad 2 Un reportaje de Alicia Ezker f Fotografías de Mena y cedidas

los años 70 como un elemento altamente subversivo y eran las manifestaciones artísticas más activas, vanguardistas y revolucionarias las que interesaba traer a Pamplona y las que de hecho se trajeron. John Cage, Luc Ferrari o Zaj en música; el cine de Arakawa, Georges Mèlies o Buñuel; y el arte del Equipo Crónica con sus siniestros espectadores, los teléfonos de Lugan o la muestra de arte vasco, son algunos de los espectáculosque se vieron entonces y que más han dado que hablar, junto a la cúpula neumática multicolor diseñada por el arquitecto Javier de Prada e instalada en el solar situado frente al Gobierno Militar, una imagen que ha perdurado en el recuerdo como el símbolo de los Encuentros, a pesar de los múltiples avatares a los que tuvo que hacer frente. El inevitable enfrentamiento entre tradición ymodernidad, el difícil momento político que se vivía en España, la necesidad de libertad de expresión de los intelectuales, frente al miedo por las represalias del régimen, la lógica agitación de la gente joven, que por unos días podía intercambiar impresiones con una cierta libertad, hacían prever un acontecimiento cultural polémico y discutido, como realmente fue. BOMBAS Y PROTESTAS . De hecho hubo boi-

cots, sabotajes, amenazas desde la extrema derecha y acciones duras desde la extre-

ma izquierda. Un artefacto explosionaba la noche de la inauguración de los Encuentros en el monumento a Sanjurjo y otra bomba estalló en el transcurso de los mismos frente al Gobierno Civil. Muchos de los actos tuvieron que trasladarse de local por avisos de bombas. La gente intentaba aprovechar los coloquios en los que se concentraban docenas de personas para lanzar sus consignas subversivas y reivindicativas. Algunos artistas descolgaban sus obras de la muestra de Arte Vasco en protesta por la retirada, por parte de la organización, de un cuadro de contenido político. El partido comunista no quería que se celebraran los Encuentros y había lanzado la consigna de cargárselos, argumentanto que “en la dictadura no puede haber cultura”, por lo que secretamente trataba de sabotearlos; ETA lanzaba octavillas al aire llamando al pueblo a boicotearlos “en nombre de la clase obrera” y la extrema derecha amenazaba e insultaba a los organizadores. Incluso, los propios artistas que habían sido invitados por la organización firmaban manifiestos contrarios a los Encuentros denunciando la situación del arte e España. El Gobierno Civil vigilaba de cerca cualquier intento de movilización política... Y en medio de todo aquello, los responsables intentaban controlar la situación llegando incluso a dispersar alguno de los actos e intentando que nada ni nadie consiguiera acabar con ese proyecto cultural único, que finalmente se desarrolló con un enorme éxito de público y una desigual acogida de la crítica, especialmente dura desde los medios de comunicación de la izquierda, que acusaron a Alea de querer mostrar una imagen permisiva de una España dictatorial. EL ORIGEN. La celebración de los Encuen-

tros de Pamplona en 1972 tuvo su origen un año antes. En 1971 fallecía Félix Huarte y sus hijos encargaron al grupo de música contemporánea Alea, patrocinado por la familia navarra, que organizara un ciclo de conciertos en homenaje a su padre. Mientras trabajaban en esas partituras, Luis de Pablo y José Luis Alexanco, integrantes de Alea, reflexionaron sobre la posibilidad de organizar un festival de arte de vanguardia en España, ya que ellos tenían experiencia en la programación de ciclos de música del siglo XX. Se lo propusieron a la familia Huarte y Jesús, uno de los hijos, decidió que organizar esa cita en la capital navarra podía ser una buena manera de agradecer a la ciudad de Pamplona los gestos que había tenido con su padre, al convertirla en sede de un festival cultural. En el otoño de 1971 se daba luz verde al proyecto. En un primer momento el programa iba estar patrocinado a tres bandas por el Ayuntamiento de Pamplona, la Diputación de Navarra y la familia Huarte, pero finalmente la Diputación, de la que Amadeo Marco era Vicepresidente, se desentendió de todo. El Ayuntamiento no aportó dinero, pero se volcó en el desarrollo de los Encuentros, ya que consideraba que la ciudad como tal podía salir muy beneficiada, y cedió todos sus locales y espacios públicos así como la infraestructura y, final-

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Diario de Noticias — Sábado, 22 de diciembre de 2012

ENCUENTROS DEL 72 REENCUENTROS — 3

EN LA MEMORIA

LA CARPA MULTICOLOR ●●● Uno de los símbolos

mente, fueron los Huarte los SUPUSIERON LA tros. Otras podríAPERTURA DE ESPAÑA que cubrieron los gastos. an ser la informaEl objetivo de los responsa- A LOS MOVIMIENTOS ción mutua y los bles estaba claro. Los Encuen- ARTÍSTICOS QUE contactos persotros debían facilitar el inter- LIDERABAN LAS nales entre los cambio de información, crear VANGUARDIAS asistentes, porun clima de encuentro entre que el público EUROPEAS el artista y el espectador y acerdebe intervenir car hasta Pamplona todo tipo en el hecho artísde manifestaciones creativas de distintas tico ”. Así se presentaban los Encuentros culturas, tanto de Occidente como de Orien- en el extenso catálogo editado para dar te. El acceso a determinadas propuestas cuenta de todo lo programado. Y, efectivaplásticas y musicales era impensable en la mente, ese objetivo se cumplió con creces. España de 1972, por lo que los Encuentros La gente caminaba observando atónita iban a contar con un público activo y deseo- las instalaciones artísticas y asistía a los so de conocimiento que tendría que convi- distintos espectáculos que se sucedían sin vir durante ocho días con los habitantes de saber siquiera quién iba a participar, qué una ciudad, culturalmente ocupada, que tipo de música iba a escuchar o qué cine seguramente no serían tan receptivos a lo experimental contemplaría. Los espectaque ocurría ensuentorno. Y así fue. Los dores participaban en los happenings, desEncuentros tuvieron dos públicos bien defi- colgaban los teléfonos que Luis Lugán insnidos. Por un lado “los jóvenes melenudos” taló en el paseo de Sarasate, vapuleaban como los describía la prensa de la época, los muñecos del Equipo Crónica, se los lleque se sentaban en el suelo, aplaudían todo vaban a sus casas o los montaban en sus y abarrotaban todos los actos provocando coches. llenos absolutos y la gente demás edad PamPamploneses y visitantes desfilaban bajo plona, que, exceptuado los interesados por la lonas de la carpa, a pesar de que no pudo el arte, el cine y la música, pasearon con inaugurarse en la fecha prevista y tuvo que una mirada, entre sorprendida y crítica, por desinflarse antes de la cuenta, y participaunas manifestaciones culturales que ni ban en los coloquios. Los recintos cerrados entendían ni aprobaban. registraban llenos absolutos y la gente respondía por igual aunconcierto de John NUEVOS LENGUAJES. Pero polémicas, recha- Cage, un recital de txalaparta o una actuazos y aceptaciones al margen, ciertamente ción del Orfeón. los Encuentros trajeron hasta Pamplona a Pamplona fue realmente un punto de unos 350 artistas y cerca de un centenar de encuentro con la modernidad, un espacio propuestas formuladas con un lenguaje en el que durante ocho días se podía tomar nuevo, comprometido, innovador y atrevi- contacto con el arte y con los propios artisdo. El objetivo era convertir esta ciudad en tas. Las continuas amenazas que trataban un lugar donde todos los estilos confrater- de cargarse los Encuentros eran aceptados nizaran, donde los artistas pudieran cono- casi como parte del evento como la rescerse e intercambiar opiniones. Este aspec- puesta activa y violenta de un sector de la to era importante en un momento histórico sociedad. en el que la información era un lujo al alcanPese a todo, Pamplona en ese junio de ce de unos pocos, ya que la gente no tenía 1972 parecía otro lugar, una ciudad nueva muchas vías para conocer lo que ocurría tolerante, permisiva y progresista que pareen el exterior. Por eso fue en Pamplona don- cía ser el escenario ideal para consolidar de muchos decidieron romper con su tra- en el futuro el proyecto del grupo Alea. Pero yectoria creativa para lanzarse a ese len- no fue así. guaje de vanguardia hasta entonces LA CIUDAD IDEAL. Aunquela elección de desconocido. La Ciudadela, el Frontón Labrit, el Museo Pamplona como escenario para los Encuende Navarra, el Hotel tres Reyes, la Sala de tros se debió al patrocinio de la Familia la Caja de Ahorros deNavarra, la sala de la Huarte, lo cierto es que la capital navarra, Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, en vísperas de San Fermín, era una ciudad el Paseo de Sarasate, el cine Avenida, el cine receptiva, abierta a los visitantes y acosPríncipe de Viana, el Carlos III, lasmura- tumbrada a la mezcla de culturas. “Pamplona —escribían los organizadollas del Redín, el Teatro Gayarre, el Anaitasuna, la Iglesia de Santo Domingo y la res— es una ciudad de una larga tradición cúpula neumática fueron los distintos esce- cívica, una de las raras en España en las narios por los que se repartieron los que el pueblo es protagonista de sus fiestas y no sólo espectador; el tamaño de la Encuentros. ciudad es idóneo; la gran cantidad de actiOCUPAR LA CALLE . Alea trasladó el arte a vidades se desarrollarán en el centro de la la calle, con esculturas, cabinas de teléfo- ciudad”. nos, atletas que corrían sin parar, camiSin embargo, también en ese texto Alea nantes, muñecos con aspecto de policía reconocía, tal vez intuyendo lo que luego secreta, tubos entrecruzados, cubos sobre iba a ocurrir, que “una manifestación como los que pintaba la gente... Se trataba de sor- la presente es, sin duda, polémica. Hay que prender y Pamplona entera se vio sor- saberlo y aceptarlo. Sólo no se puede disprendida. cutir lo que está muerto. Y se tiene la pre“La aventura del arte actual es una aven- tensión de que estos encuentros estén vivos. tura colectiva que, a pesardelo que a veces Por ello, estamos seguros de que pese a la se diga, concierne a todos, incluso y más inevitable polvareda que levantarán, su que a nadie a los que se dicen sus enemi- balance final ha de ser tarde o temprano gos. Esta esunadelas razones de los Encuen- positivo”.

de los Encuentros del 72 que perdura en lamemoria de todos los que los vivieron son los globos que conformaban la gran cúpula neumática instalada en el solar frente al Gobierno Militar. El creador de ese gran escenario fue el arquitecto José Miguel Prada. La estructura estaba formada por 11 cúpulas unidas entre sí por túneles cilíndricos, realizadas enPVCde tres colores: blanco, amarillo y naranja. La dimensión de cada una de ellas era 12,5 metros de alto por 25 de diámetro y la superficie total, a la que se accedía a través de 10 puertas, era de 12.000 m2. El inflado, que se iba a hacer con 12 ventiladores, estaba previsto para el día 26 de junio. Y así se hizo. Sin embargo, cuando las cúpulas estaban ya levantadas, unas fisuras en el plástico obligaron a desinflarla de nuevo.Suapertura sedemoró tres días debido al cambio de emplazamiento, ya que en el programa inicial de los Encuentros la cúpula iba a estar en la Plaza delCastillo, envolviendo así el corazón de la ciudad. Pero la alegría de ver esa gran estructura flotando duró poco, ya que antesde que concluyeran los encuentros, la cúpula estaba por los suelos.

EXPLOSIONES ●●● Desde el comienzo de

los Encuentros se habían sucedido las amenazas y los intentos de boicot hacia algunos actos por lo que el miedo a algo peor flotaba en el ambiente como realmente ocurrió. La noche de la inauguración, el 27 de junio de 1972 a las 4.00 de la madrugada, una bomba hacia explosión en el monumento a Sanjurjo en la Taconera, próximo a un hotel en el que se alojaban la mayor parte de los invitados a los Encuentros. Dos días más tarde otro artefacto estalló en la acera del Gobierno Civil, causando algún herido leve y numerosos daños. Hubo otras amenazas, pero sin explosiones.

ARTE VASCO ●●● La muestra de Arte

Vasco, comisariada por Santiago Amón (fallecido hace unos años enunaccidentedehelicóptero), fue una de las que más quebraderos de cabeza dio a los organizadores. El escultor Eduardo Chillida decidió a última hora retirar su obra por considerar que la pieza expuesta por Ramón Carrera era demasiado similar a la suya. Pero incluso antes de que se abriera la exposición ya se habían vivido momentos de tensión cuando el organizador Juan Huarte se personó en el Museo para informar al pintor Dionisio Blanco de la retirada de una de sus obras.

250 espectadores de cartón piedra. Al concluir el espectáculo, estos muñecos aparecieron en los lugares más insospechados. Hoy se conservan algunos de ellos en colecciones privadas.

ACCIONES SUBVERSIVAS ●●● La cúpula neumática

era el escenario para los debates más comprometidos y polémicos, pero sólo en un ocasión se censuró. Ocurrió el 1 de julio cuando unas 250 personas se personaron en la cúpula para participar en el coloquio sobre Arte y sociedad, que no estaba permitido. El artista Carlos Castilla del Pino se encargó de desviar el tema y la policía secreta informó al Gobernador sobre la celebración de un mitin contra Franco, por lo que éste se puso en contacto con Juan Huarte, quien se personó en el lugar de los hechos y suspendió el coloquio, en uno de losmomentosmás tensos.

ESPECTADORES ●●● Una inesperada llu-

via provocó que el espectáculo músico audiovisual se tuviera que trasladar de las murallas del Redín donde se iba a celebrar en un principio al frontón Labrit. El Equipo Crónica aprovechó el cambio de escenario para colocar en las sillas del frontón a sus

SIN CONTINUIDAD . Ciertamente, cuando el

3 de julio se puso punto final a los Encuentros Alea no ocultaba su satisfacción. Ya entonces, un día después, en un anuncio insertado en un periódico local, Alea decía: “Los Encuentros han terminado. Es pronto para hacer ahora un balance, pero hay algo evidente: la ciudad los ha seguido con entusiasmo, plenitud y entrega. Los próximos Encuentros, en régimen bienal, corregirán los defectos de esta primera experiencia, puliendo detalles y perfeccionando el programa”. El futuro de los Encuentros de Pamplona parecía ya asegurado, porque también Juan Huarte había expresado públicamente

PRESUPUESTO ●●● Los Encuentros costaron unos 12 millones de pesetas, más o menos el triple del presupuesto de San Fermín.

su deseo de que la cita se repitiera, pero la realidad fue muy distinta. Unos meses después, la situación económica del grupo Huarte empeoró y uno de los hermanos Huarte fue secuestrado por ETA. La familia decidió suspender sus actividades de mecenazgo en Navarra y continuó con proyectos de carácter más privado. Alea tuvo que disolverse y Luis de Pablo se fue a Estados Unidos. Aquellos Encuentros del 72 quedaron grabados en la memoria de una generación como un hecho cultural y social trascendente e irrepetible. Hoy, quienes entonces los defendieron y quienes los atacaron así lo reconocen.

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Diario de Noticias —Domingo, 25 de junio de 1997

4 — REENCUENTROS DEL 2015

Programa ARTÍ CU LO P U BL I CAD O EN EL SU P L E ME N TO REV I STA, E L D OMI N GO 25.0 6.1997

Nuevos sonidos En Pamplona convivieron todo tipo de estilos musicales.

Polémica El cuadro de Xabier Morrás que fue tapado en la Muestra.

Músicas John Cage y Zaj: el compositor americano y el grupo contemporáneo español eran las estrellas del programa | Participación: El arte salió a la calle y la gente pintó los cubos instalados en el Paseo de Sarasate. En ellos alguno escribió: ‘No a los Encuentros’ MÚSICA

LA TRADICIÓN VASCA CONVIVIÓ CON LOS SONIDOS ELECTRÓNICOS

E

l hecho de que Alea, grupo organizador de los Encuentros, fuera un taller de música experimental y sus componentes fueran buenos conocedores de la música más vanguardista justifica el importante papel que la música tuvoenlos Encuentros de Pamplona. De hecho, todas las jornadas se clausuraban con un concierto. La programación musical que llegó a Pamplona en esos ocho días estuvo marcada por la diversidad de estilos y la mezcla de culturas, sin perder nunca de vista que el objetivo era dar a conocer cosas nuevas y abrir puertas a la creación, lo que exigía una apuesta de riesgo. Un concierto de Txalaparta a cargo de los hermanos Arce, con música tradicional vasca; la actuación de Luc Ferrari y Jean Serge Breton Allo ici la terre, en el que un grupo interpretaba música en vivo con imágenes proyectadas desde catorce monitores; el grupo Zaj, con los compositores Juan Hidalgo, Walter Marchetti y Esther Ferrer; Hoseyn Malek, con una muestra de música tradicional iraní; el grupo Kathakaly de Kerala, con su espectáculo de teatro, música y danza tradicional del sur de la India; Gonzalo Suárez, con una original obra plástico sonora; Eduardo Polonio y Horacio Vaggione, con su número de música electrónica libre; los sonidos de calle creados por Aguindez Gerrero; el Orfeón Pamplonés cantando obras de Tomás Luis de Victoria; Steve Reich y Laura Dean con un montaje de música

y danza; los sonidos de John Cage y David Tudor; las innovaciones electrónicas de Luis de Pablo y J. L. Alexanco; el flamenco deDiego del Castor; Silvano Bussotti, con su música experimental y la música vietnamita de Tran Van Khe desfilaron por los distintos escenarios. LA ESTRELLA. Pero la estrella de los Encuen-

tros era John Cage. El compositor, nacido en Los Ángeles, considerado como el padre de la música electrónica libre, ofreció en Pamplona una actuación inolvidable para todos los que la presenciaron, que llenaron la Sala de Armas, aunque también es verdad que muchos se fueron antes de que pasaran las dos horas que duró su intervención. Sobre una plataforma, Cage instaló ocho micrófonos desde los que iba lanzando distintos sonidos vocales, frases fonéticas que se mezclaban con el fondo de música electrónica procedente de los aparatos manipulados por Tudor. La actuación despertó todo tipo de comentarios, desde los descalificativos de algunos críticos, como Fillare, que en El Pensamiento Navarro escribía: “hágase el lector la idea de que tiene bajo su casa hasta veinte perforadoras funcionando todas a la vez. Cage se adelanta a los ocho micrófonos buscando la estereofonía y da unos gritos semejantes al rugido de un león”. Hasta los elogios que Ignacio Amestoy escribía en Arriba España, donde calificaba a Cage de sacerdote de los sentidos. MEZCLA DE ESTILOS. No fue sin embargo ésta la única actuación musical inolvidable y comentada. La intervención del grupo ZAJ, considerado como uno de los principales exponentes de la nueva música española de la posguerra, no alcanzó el éxito esperado y el público se mantuvo distante en un espectáculo en el que debía intervenir. La gente estaba desconcertada y no era para menos.Ver en menos de una semana una actuación del grupo Kathakaly de Kerala, con su vistoso y espec-

tacular montaje de danza y música de la India; un concierto del Orfeón Pamplonés o un recital de flamenco puro era razón suficiente para mostrar incredulidad. Sin embargo, muchos descubrieron en Pamplona un universo musical nuevo, marcado por la electrónica, al que más tarde se apuntarían.

ARTE

TELÉFONOS, TUBOS ESPECTADORES, Y ARTE VASCO CON POLÉMICA

S

ACAR el arte a la calle y acercarlo a los espectadores haciendo que éstos tomaran parte activa en las propuestas artísticas era uno de los objetivos de los Encuentros. Las manifestaciones plásticas se dividieron así en dos grandes bloques, por un lado las propuestas más libres y sorprendentes que ocupaban la calle y con las que el espectador se encontraba sin quererlo,en lugares públicos de la ciudad, y por otra las muestras temáticas que se organizaron en distintas salas, como la Muestra de arte vasco, la exposición de arte por ordenador Generación automática de formas plástica y sonoras y la muestra Algunos aportes a la crítica del arte en los últimos años. Cada una tuvo su papel y todas dejaron constancia de su paso por Pamplona. En el Paseo de Sarasate los transeuntes se encontraban de pronto con una sucesión de cabinas de teléfonos desde las que podía recibir información sobre los encuentros y escuchar distintos sonidos. Eran los Teléfonos Aleatorios de la muestra Comunicación humana de Lugan, una reivindicación, a través del arte, de la necesidad de superar barreras y acceder a la información. Junto a esos aparatos telefónicosValcarcel instaló sus estructuras, tubos entre-

cruzados y cubos en los que la gente podía pintar y escribir lo que quisiera. Elementos plásticos todos que transformaban el paisaje habitual y tranquilo del centro de la ciudad. Como los tres corredores solitarios de Limos, que surgían de la nada en cualquier lugar o celebración y que simbolizaban, de alguna manera, la velocidad a la que todo se sucedía en Pamplona. ARTISTAS NAVARROS. Asímientras unos artis-

tas tomaban literalmente la calle otros convertían una de las exposiciones en uno de los actos más polémicos de los Encuentros: La muestra de Arte Vasco. El comisario de la exposición Santiago Amón se propuso reunir a los artistas de la llamada tercera y cuarta generación, atendiendo al estricto significado de la palabra actual. Arri, Balerdi, Basterrechea, Dionisio Blanco, Bonifacio, Chillida, Ibarrola, M. P. Jimenez, Larrea, Mendiburu, Mirantes Mieg, Ortiz de Elguea, Ramón Carrera, Sistiaga y Zumeta, además de los pintores navarros Xabier Morrás, Isabel Baquedano y Pedro Osés fueron los artistas invitados a exponer. Pero la polémica saltó el día antes de que se inaugurara y el motivo que la provocó fue la obra de Dionisio Blanco. El cuadro era un retrato de Franco con el rostro difuminado, en el que el caudillo hablaba ante una mesa de micrófonos y, debajo suya, la Policía atacaba a un grupo de obreros. Cuando Juan Huarte se personó en el Museo, y al ver la obra, decidió que como organizador no estaba dispuesto a que se colgara, ya que de hacerlo su autor sería detenido y el Gobernador mandaría clausurar la exposición y se cargaría los Encuentros. Otros artistas le increparon pero finalmente la obra no se expuso. Morrás también vio cómo una de sus obras era parcialmente tapada, y, sin previo aviso Chillida retiró su escultura por un supuesto plagio. MUÑECOS POR LOS AIRES. La audición de Luc Ferrari y Jean SergeBretón fue aprovechada

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Diario de Noticias — Jueves, 22 de enero de 2015

REENCUENTROS DEL 2015 — 5

EN LA MEMORIA

MANIFIESTO ANTI ENCUENTROS ●●● Algunos de los artistas que

habían sido invitados por la organización a participar en los actos escribieron, tras una reunión celebrada en un hotel de Pamplona, un manifiesto muy radical en contra de los Encuentros, en el que protestaban por la situación del arte en España en esos años y se desvinculaban de una cultura a la que acusaban de burguesa y que era la que, en su opinión, se respiraba entonces en Pamplona. Ningún periódico local se hizo eco de manifiesto, pero sí varios medios de ámbito nacional.

Nuevas imágenes

REGALOS DEL AYUNTAMIENTO El lenguaje como medio

Directores: Boltanski, Buñuel, Fassbinder, Garrel, Geñabert, Godard, Ionesco, Leger, ManRay, Méliès o Arakawa desfilaron por las pantallas Protesta: Varios poetas pretendían subirse a un carro, arrojar desde él excrementos sobre los transeúntes y después matar a uno de los bueyes

●●● El Ayuntamiento de Pamplo-

na, que en un principio iba a participar de forma activa en los Encuentros cubriendo incluso una parte de los gastos, alegó a última hora problemas presupuestarios y sólo cedió los escenarios. Sin embargo, decidió obsequiar a los asistentes con dos partidos de pelota uno de mano y otro de pala corta.

PROYECCIÓN DE CINE ●●● Durante la proyección de la

por el Equipo Crónica, integrado por Valdes y Solves, para realizar un poema público que tuvo un final totalmente inesperado. El Equipo Crónica, siguiendo en su línea de crítica social, había realizado para los Encuentros unos 250 ninots, llamados Espectadores, que con un apecto siniestro recordaban demasiado a la Policía secreta y que aparecían en cualquier lugar observándolo todo. El día de la audición los instalaron en las sillas del Frontón Labrit y amedida que la música fue subiendo de tono, los muñecos comenzaron a volar por encima de las cabezas de los asistentes.

CINE

LA GENTE HACÍA COLAS PARA VER CINE EXPERIMENTAL

L

a cúpula neumática de Prada Poole se convertía durante las mañanas de los siete días que siguieron a la jornada inaugural de los Encentros en uncine multicolor y de aspecto flotante, en el que la gente podía ver varios proyectos audiovisuales a la vez. Esto era en la teoría, porque en la práctica los problemas técnicos que sufrió este escenario provocaron que muchas de las proyecciones se tuvieran que trasladar a distintos hoteles de la ciudad. Sin embargo, lo que sí es cierto, es que las mañanas estaban programadas para los cinéfilos más exigentes y entendidos, porque el cine que vio en Pamplona estaba muy lejos de cintas como El padrino o Cabaret, que ese mismo año triunfaban en los Óscars. La gente hizo cola en los cines (la entrada era gratuita), aguantó duras y largas sesiones de cine experimental y se acercó a otrosmundos insospechados a través de la gran pantalla. Boltanski, Buñuel, Fassbinder, Garrel, Geñabert, Godart, Ionesco, Leger, Man Ray,

Monory, Nyst, Ruiz-Balerdi, Sistiaga, Stampfli, Suárez, Vertoff, Vostell, Cazes, Flori, Lacombe, Patris, Pommereulle y Valcarcel, trajeron sus experimentos cinematográficos a Pamplona. Era un cine diferente al que entonces se veía en España, hecho con una mirada ajena al régimen, que controlaba todo lo que se exhibía.Todavía hoy hay mucha gente que se pregunta cómo aquellas películas se pudieron proyectar en la España de Franco; seguramente porque nadie hasta el momento de su proyección supo de su existencia. En Pamplona muchos descubrieron en los Encuentros al creador del cine francés, Georges Melies, a través de siete películas realizadas en los primeros compases del siglo XX, cintas muy cortas, de unos tres minutos, en las que ya apuntaba su concepción del cine como un nuevo arte. El director japonés Arakawa vino a Pamplona para presentar su pelicula For example y no dudó en decir que “la ciudad en sí no vale mucho”. Las obras de Martial Raysse y Mauricio Kagel completaron la cartelera.

POESÍA

LA NECESIDAD DE DEBATE O EL PAPEL DE LA PALABRA

S

i algo quedó patente en los Encuentros fue el poder de la palabra. Todos los días a primera hora de la tarde se celebraban distintos coloquios sobre actividades que habían tenido lugar horas antes. La gente tenía ganas de debatir e intercambiar opiniones; los participantes sentían que tenían por unos días libertad de expresión en el marco de la cultura y lo aprovechaban muchas veces para lanzar

consignas políticas que provocaron más de un altercado en el desarrollo de esta cita cultural. Pero no sólo los coloquios y debates tenían la palabra como protagonista; también la poesía,en su vertiente más vanguardista y rompedora tomo parte activa en el programa ocupando literalmente la calle. La escritora Lily Greenham daba un recital de poesía fonética, una modalidad que casi nadie entendía pero que era practicada por más de una veintena de poetas bajo las lonas de la cúpula, al mismo tiempo que Luis Muro colocaba allí sus objetos no identificables con notas explicativas. Ignacio Gómez de Liaño pedía en una acción poética que la gente enviara una letra mayúscula en un sobre a la Real Academia de la Lengua. Otros organizaron carreras y procesiones y montaron paseos poético aéreos en forma de globos que volaban sobre el cielo de la ciudad y que acabaron pinchados o derribados. Luc Alonso Martínez pintaba un cartel en el que ponía Se vende, sin que nadie supiera que era lo que se podía comprar y Luis dePablo, el organizador, tuvo que censurar un acto en el que varios poetas pretendían pasearse por las calles en un carro tirado por bueyes y arrojar desde él mierda sobre los transeuntes, para luego llevar a cabo un asesinato real de uno de los animales. El objetivo de esta poética obra era denunciar la situación que se vivía en España. Contra todo pronóstico, los actos pensados como más intimistas y minoritarios, ya que la poesía no era un género con muchos seguidores, fueron los que más problemas causaron a la organización.

película pintada de Sistiaga, una parte del público, mareado y aturdido por la avalancha de colores que aparecían en pantalla durante lasmás de tres horas que duró la actuación, se levantó de los asientos y se lanzó sobre el responsable de la proyección con la intención de lincharle, por lo que éste tuvo que refugiarse en la cabina.

¡BUÑUEL, BUÑUEL! ●●● Un problema de información

por parte de los responsables de los Encuentros y los continuos cambios hizo que mucha gente se perdiera la proyección de una de la cintas más esperadas, El perro andaluz, del cineasta LuisBuñuel, porque se pasó en un día y una hora distintos a los anunciados. Eso provocó que el público pidiera a gritos ¡Buñuel, Buñuel! en varios de los pases de otros cineastas.

CONSIGNAS COMUNISTAS ●●● Los coloquios que seguían a

las actuaciones se desarrollaban envueltos en polémica. La sala de la Caja de Ahorros de Navarra, dirigida entonces por Xabier Morrás, era uno de los espacios más frecuentados, y en más de una ocasión se tuvo que colgar en la puerta el cartelde completo. Tras una audición musical una parte de los asistentes increpó a la organización y comenzó a gritar las siglas del Partido Comunista y lanzó su consigna de que en la dictadura no puede haber cultura.

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Diario de Noticias —Domingo, 25 de junio de 1997

6 — REENCUENTROS DEL 2015

Las imágenes y la prensa ARTÍ CU LO P U BL I CAD O EN EL SU P L E ME N TO REV I STA, E L D OMI N GO 25.0 6.1997

El acto inaugural de los Encuentros se celebró en el Frontón Labrit. Unas horas antes se recibía una amenaza de bomba que pretendía boicotear el programa antes de que comenzara. Por suerte, no ocurrió nada.

La gente respondía de manera masiva a la mayor parte de los actos programados. Se registraban llenos por igual en un concierto de txalaparta en el Museo de Navarra, que recoge la imagen, que en un recital de John Cage.

En los actos se daban cita dos tipos de público: por un lado, los pamploneses que miraban atónitos todo lo que sucedía a su alrededor, y por otro, la gente que vino de fuera dispuesta a tomar contacto con la vanguardia. Los corredores de Llimos se presentaban de manera imprevista por todos los actos de los Encuentros. Eran parte de la poesía social de este artista.

“ SI TODO ESO ES LA IN TELECTUALIDAD, ME QUEDO CON LA FILOSOFÍA DE ALDEAN O Y CON LA LIMPIEZA DE ÁNIMO DEL PAMPLONÉS CASTIZO”

ARRIBA ESPAÑA EDITORIAL

“Entre incidentes y encuentros discurrió el segundo día de estos sucesos que están alterando la paz de nuestra Pamplona. Incidentes de variada índole desde primeras horas de la mañana. Susto en el Príncipe de Viana; más que palabras en la sala de Cultura de la Provincial; pitos y más sustos en el Carlos III y divertimentos extraartísticos en el Labrit al filo de la medianoche. Así transcurrió la jornada, entre un mayor desconcierto del que ya existía anteriormente”. JAVIER GIRONELLA Arriba España

“Si la intelectualidad del Mercado Común no sabe otro arte que esos montones de tubos colocados en el Paseo de Sarasate, que sólo ayudan a que las viejecitas se crismen y a que nuestros retoños no puedan jugar tranquilamente, y por añadidura la mayoría de los que pululan en torno

a esta manifestación son unos cuantos barbudos, con aires de desarrapados, si todo esto, insisto, es la intelectualidad, me quedo con la filosofía de aldeano y la limpieza del ánimo del pamplonés castizo”. EDITORIAL Arriba España

“El público de los Encuentros, el público pamplonés, se encuentra enajenado en los mismos. No se le ha servido la información suficiente desde donde se le tenía que haber servido. Todavía no hemos presenciado un acontecimiento de los muchos que están teniendo lugar que fuera ofrecido con una iniciación, lo cual hace que la gente se sienta defraudada en muchos casos y burlada en otros, cuando no incapaz”. IGNACIO AMESTOY Arriba España

“Un timo, una tomadura de pelo; aquí tiene que haber algo más que lo que vemos, pero ¿cómo es posible que el Ayuntamiento . . . frases semejantes son dichas en diversos tonos que van desde el estupor a la indignación, pasando por la burla mordaz, se escuchan por doquier entre los asistentes”. GUELNER Arriba España

“Pamplona, la ciudad, se puede decir que no ha penetrado en los Encuentros. Probablemente sin el menor acuerdo, todos los habitantes de la Vieja Iruña se han inhibido de lo que pasaba. Ha sido una completa indiferencia, un no interesarse, un pasar de lado sin dirigir la mirada a lo que se ofrecía a todas horas. Los Encuentros han traído su público. Jóvenes melenudos, despreocupados por todo, indolentes, con sus

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Las estructuras de Valcárcel sirvieron para que muchos expresaran su postura sobre los Encuentros.

Los teléfonos de Lugan convirtieron el Paseo de Sarasate en una sucesión de cabinas y aparatos. La gente podía llamar desde ellos para recibir información sobre los distintos actos programados.

Los espectadores creados por el Equipo Crónica se convirtieron en una de las imágenes más vivas. Como se ve en la imagen, ocupaban todo tipo de espacios. La cúpula neumática de Prada fue uno de los proyectos fracasados, ya que, por problemas técnicos, apenas se mantuvo inflada durante la mitad de los Encuentros.

“PA M PLONA, LA CIUDAD, SE PU E DE DECIR QUE NO HA PEN ETRADO EN LOS EN CUEN TROS EL PENSAMIENTO NAVARRO FILARE

“Y EL PAMP LO NÉS QUE HA VIAJADO P OCO Y TAMPO CO HA L EÍ DO DEMASIADO SE EN CUEN TRA DE P RON TO EN SU P ROP I A CASA UN PANORAMA I N SÓ LI TO Y VAN GUARD ISTA QUE LE ATURDE, LE I N DI G N A O L E EN CAN DI L A. YO PIENSO QUE ESTO ES BUENO...”

do. Escuchar en este momento responsorios es como pedir que las Peñas interpretasen a Mozart o a Vivaldi. Es cierto que el arte no tiene tiempos definidos, pero yo creo que si las cosas las sacamos de las tesituras para las que se escribieron, pierden mucho”.

“La gente mayor, en general, o se indigna o no toma en serio lo que ve. El enorme éxito de los Encuentros ha sido traer a Pamplona una inquietud universal, una parcela del arte que sigue una determinada dirección: la más nueva de todas. Y el pamplonés que ha viajado poco y tampoco ha leído demasiado se encuentra de pronto en su propia casa un panorama insólito y vanguardista que le aturde, le indigna o le encandila. Yo pienso que esto es bueno . . . Estamos muy contentos con nuestros Encuentros porque nos han abierto una ventana en nuestra casa”

JAVIER DE AGUIRRE El Pensamiento Navarro

OLARRA Diario de Navarra

DIARIO DE NAVARRA OLARRA

compañeras del mismo jaez han asistido a todo y aplaudido todo. A pesar de todo, el organizador puede frotarse las manos. Los melenudos y sus compañeras han aplaudido sin regatear entusiasmos. Lo mismo polifónico de hace cuatro siglos que los barbarismos de un californiano”. FILARE El Pensamiento Navarro

“Hierros paralelos, rejas, teléfonos en todas las farolas, tablas cuadradas encaladas, cubos blancos algo menores que los de Don Tancredo, colchonetas de toamex son los elementos que utilizaron muchos de los transeuntes buscando la relación humana”. FILARE El Pensamiento Navarro

“El concierto del Orfeón resultó aburri-

“LA FANTÁST ICA CÚPULA DEL ARQUIT ECTO PRADA DEBERÍA HABERS E EXPERIM ENTADO EN PLENOS SANF ERM INES ” DIARIO DE NAVARRA OLARRA

“La fantástica cúpula neumática del arquitecto Prada debería haberse experimentado en plenos Sanfermines para recogimiento de todo forastero sin hogar ni cobijo, que estropea bancos, flores y jardines; o más piamente en Sanguesa la noche de la marcha a Javier, sustituyendo cines, iglesias, bares y pajares”. OLARRA Diario de Navarra

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Entrevistas ARTÍ CU LO P U BL I CAD O EN EL SU P L E ME N TO REV I STA, E L D OMI N GO 25.0 6.1997

E

l compositor Luis de Pablo (Bilbao, 1930) fue el organizador de los Encuentros de Pamplona junto a José Luis Alexanco, con quien había formado años antes el grupo musical Alea. Pionero de la música de vanguardia en España ha alternado largas temporadas en Berlín y NuevaYork con su residencia madrileña. Su amistad con la familia Huarte, a la que debe el nacimiento de Alea, grupo al que los Huarte apoyaron económicamente, le llevó en 1972 a organizar los Encuentros en Pamplona, una experiencia transcendental para su vida y de la que ahora, 25 años después, reconoce no guardar recuerdos gratos, sino todo lo contrario. ¿Qué era Alea en 1972, quién lo integraba y cuáles eran sus objetivos? – Alea empezó a funcionar en 1964. No como un centro de conciertos sino como el primer laboratorio de música electroacústica que se fundó en España, financiado por la familia Huarte. A partir de 1965 se amplió su actividad a la organización de una temporada de conciertos en Madrid. La orientación era siempre la misma: dar a conocer la música del pasado poco conocida junto a la de nuestros días. En el año 1971 recibieron el encargo de componer una partitura para Félix Huarte, pieza que sería el origen de los Encuentros de Pamplona. – Sí, en 1971 compuse una partitura en homenaje a Don Félix. En ese año, Jesús

Huarte tuvo la idea de hacer una especie de regalo a la ciudad de Pamplona en memoria de Don Félix, recientemente fallecido. Así, en octubre del 71, varias fuerzas vivas de la ciudad se reunieron en la residencia familiar de los Huarte, en Villa Adriana, dieron luz verde a los Encuentros y se aprobó un presupuesto de bloque. Yo me tuve que sacar de la manga en esos siete meses un programa. En realidad los Encuentros eran como un regalo de una serie de fuerzas vivas a la ciudad, un regalo de características especiales centrado en el arte actual. ¿Era Pamplona en vísperas de San Fermín la ciudad adecuada para abrir las puertas de las vanguardias? – En cuanto a tamaño, Pamplona era la ideal, porque se trataba de hacer muchas actividades en la calle y en medios inhabituales, algo que en Madrid o Barcelona hubiese pasado desapercibido en Pamplona tuvo un gran protagonismo. El programa funcionó de una manera contun-

“FUE UNA EXPERIENCIA MUY DURA DE LA QUE NO CONSERVO MUY BUENOS RECUERDOS” LUIS DE PABLO ORGANIZADOR

dente y probablemente también influyó el ambiente de fiesta que se vivía en esa semana presanferminera. Siempre se pensaba que Pamplona era la ciudad adecuada, por el respeto del público que había acudido por las buenas, no del público que tenía una ideología contraria. Fue una acogida abrumadoramente positiva. No es normal que se llene el Anaitasuna para ver una actuación de música minimalista. Los músicos no estaban acostumbrados a esa afluencia masiva de gente que, además, dicho sea de paso, no sabía lo que se iba a encontrar, iba por pura curiosidad. ¿Cómo confeccionaron un programa tan ambicioso? – En realidad los criterios que seguimos entonces fueron los mismos que siempre seguía Alea: mostrar el arte del presente y ofrecer además una visión certera sobre el arte del pasado más inmediato, lo más desconocido, incluyendo actividades del mayor número de culturas posibles. El festival ofrecía diapositivas e imágenes de las vanguardias artísticas más significativas y al mismo tiempo se podía escuchar la música de esos años, lo mismo que en el cine. La gente se portó de una manera muy generosa y nos cedió material muy valioso con la única condición de que lleváramos técnicos que lo montasen y lo cuidasen. Se pretendía echar una vista hacia el pasado en lo que podía tener de origen de nuestro presente. En Pamplona se mostró arte realizado por ordenador y se vio el primer conceptual. Obvio decir que mi tarea no fue la de solidaridad estética sino la de honradez informativa, mostrar lo que parecía que en aquel momento empezaba a sonar con una cierta verosimilitud. Cuando se dio luz verde al proyecto ¿se puso algun tipo de cortapisa o se dejó plena confianza? – Se dejó confianza en lo que se refiere a lo artístico. En lo que se refiere a la ayuda económica del asunto hubo deserciones muy graves, pero prefiero no hablar de ello. Lo que si sé es que al margen de que el Ayuntamiento nos cediese salas, materiales y personal especializado, el resto de los gastos económicos corrió casi únicamente a cuenta de los Huarte. Pienso que esa falta de apoyo no se debió a una imprevisión económica, sino a que determinada gente, que pensó que Los Encuentros iban a ser una cosa y se encontró con otra, se desenganchó del proyecto, pero ése es un capítulo muy triste en el que no quiero entrar. Yo me tengo por una persona agradecida y a la familia Huarte nunca podré agradecerles todo lo que ha hecho por nosotros, pero también tengo buena memoria para las ofensas y hay cosas que no olvido aunque no las mencione.

“ S E NOS ACUSÓ DE PRES ENTAR UNA IM AGEN PERM IS IVA DE UNA ES PAÑA DICTATO RIAL”

Ocupar culturalmente una ciudad tendría riesgos.

– No hay que exagerar porque realmente la ciudad tampoco estaba ocupada. Había autoridades que estaban muy nerviosas con los riesgos que al parecer se corrían. Nosotros teníamos que ir todos los días a la hora de comer a darle la novedad al representante del Ministerio de Información y Turismo de Pamplona para que él juzgase si lo que iba a pasar estaba dentro de las normas o no. Si no recuerdo mal, creo que sólo se prohibió una de las actividades, aunque otras se sabotearon.

¿Qué sectores se oponían a los Encuentros?

– No voy a hablar de ello. Había gente que tenía consignas que seguir. Cuando yo organicé los Encuentros pequé de ingenuo, pero nunca pensé en la reacción tan pasional que desataron y ni se me ocurrió prever que iba a ver un enfrentamiento crudo, algo que para mí subraya la gran

¿Qué supusieron los Encuentros desde el punto de vista cultural, realmente abrieron nuevas puertas a la creación en España? – Lo que sí se abrió fue la puerta de la información y se ofreció la posibilidad de conocer una serie de cosas muy variadas que supusieron un gran choque para la gente joven que todavía no había tenido acceso a ellas. La hipersensibilidad de ese momento en nuestro país, la sensación de que algo tenía que pasar porque no se podía seguir así hizo que los Encuentros cayeran en una sociedad muy abierta a cualquier fórmula de novedad. Yo lo que hice fue ordenar lo que conocíamos de sobra y ponerlo al alcance de mucha gente. Los Encuentros impactaron por la dimensión y la concentración de actos, porque lo mismo que se vio en Pamplona se podía encontar en esos años en París. A nivel personal ¿qué recuerdo le queda de aquella intensa experiencia? – Es un recuerdo muy duro. Es una experiencia que no repetiría por nada. Ya estaba decidido a no repetirla a la vista de cómo se torció todo cuando concluyeron los Encuentros, que se saldaron con el espanto que fue el secuestro de Felipe Huarte. Fue una experiencia muy dura de la que yo

capacidad de reacción que puede tener el arte vivo.

¿Cuál fue la reacción de la crítica de entonces?

–Si yo recuerdo bien, la crítica se dividió, en líneas generales, en dos grandes apartados, uno mucho mayor que el otro. La crítica menor fue de absoluto desconcierto, de no saber qué estaba pasando ni a qué correspondía nada, pero respetuosa, no condenaba. Pero la gran mayoría lo politizó todo y la crítica más izquierdista lo demolió. Éramos los lacayos del capital. Mundo obrero decía que estábamos intentando presentar una imagen permisiva de una España dictatorial; otros decían que los Huarte, que tenían tantos problemas en sus empresas, por qué dedicaban su dinero a estas estupideces del arte en lugar de atender a su responsabilidad social, etc... Gente que saludase aquello como lo que luego dicen que ha sido no recuerdo a nadie. Pero los que firmaron algunas de esas críticas o intervinieron en determinadas acciones hoy en día ocupan puestos importantes y eso da mucha risa.

salí bastante rebotado, por lo que no tengo muy buenos recuerdos de aquello. Esto sonará fuerte pero de antemano pido disculpas. Todos fuimos muy generosos, los Huarte pusieron los medios y nosotros lo que sabíamos y pensábamos que era mejor. La respuesta positiva ha venido hace menos de diez años. Durante esos años intermedios o no se habló de los Encuentros o lo que se dijo fue un cúmulo de insultos y de malos tratos. ¿Tan duros han sido los ataques? – Una vez concluidos vino lo peor para todos los que nos habiamos implicado. Quedó clara esa verdad de que el arte es un reflejo de nuestra realidad y que ataca la seguridad de una serie de personas que prefieren refugiarse en el pasado y reaccionan de manera violenta no contra el arte sino contra quien lo organiza se hizo cierta. Después de los Encuentros yo me quedé con el día y la noche. Al poco tiempo se produjo el secuestro de Felipe Huarte y la familia decidió suspender las actividades de Alea y yo tuve que marcharme a Estados Unidos de profesor. Se había hablado ya de los próximos encuentros con carácter bianual. En realidad con el tiempo ha sido positivo porque mi marcha de España me permitió conocer cosas nuevas.

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“AQUELLO FUE UNA MACHADA ÚNICA QUE NADIE HA SIDO CAPAZ DE REPETIR. NOSOTROS NO SABÍAMOS QUÉ IBA A PASAR Y NOS LANZAMOS” JUAN HUARTE PATROCINADOR

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a familia Huarte cubrió todos los gastos de los Encuentros del 72. El abandono inesperado de la Diputación y del Ayuntamiento, que se habían comprometido previamente a cubrir el presupuesto a tres bandas, les convirtió en el sustento de un proyecto cultural que hizo historia. Juan Huarte, uno de los responsables de los Encuentros, los recuerda hoy con un sabor agridulce. Amargo por la politización y dulce por el gran impacto que causaron en el mundo cultural español de los años 70. ¿Por qué se decidió la familia Huarte a financiar en solitario los Encuentros? – En realidad los Encuentros fueron el final de una larga trayectoria como mecenas. Entonces, en los años 60 y 70, nosotros teníamos un grupo de empresas, que era muy potente, y, con plena libertad, cada empresa destinaba una parte de sus beneficios a la creación del Fondo de Relaciones Públicas e Integración Social, desde el que se ofrecían una serie de apoyos benéficos y culturales. Desde los años 60 nosotros apoyábamos económicamente al grupo Alea, de Luis de Pablo, que cogió una gran relevancia a nivel de música electrónica en España. Fue mi hermano el que un día le propuso a Luis hacer algo especial para Pamplona, porque hasta ese momento habíamos patrocinado todo en Madrid y casi nada en Navarra,que era nuestra tierra. Así se le ocurrió montar los Encuentros, que armaron un follón del demonio. ¿Pensaron alguna vez en que causarían tanta polémica? – Cuando Luis hizo el programa lo sometimos al dictamen del Ayuntamiento y la Diputación, pero finalmente se retiraron, creo que porque se politizaron y por los intentos de sabotearlos, que llegaron desde la extrema derecha pero, sobre todo, desde el partido comunista que dio la consigna completamente disparatada de que con la dictadura no podía haber cultura. Yo tuve una discusión a gritos con Castilla del Pino

en la que yo le decía a ver por qué el pueblo de Pamplona no podía tener acceso a información. Se organizó también la trampa del cuadro de Dionisio Blanco, que retiré del Museo porque aquello era una canallada. El había retratado una imagen de Franco con los grises cargando contra los obreros. Me llamó el Gobernador y me dijo que se habían autorizado los Encuentros pero que nosotros éramos los que respondíamos del orden. Por eso teníamos que ir antes de cada acto a ver si todo estaba en orden. En el caso de Dionisio me parecía innoble y una canallada que un hombre fuera a la cárcel por un gesto semejante. La Policía realizaba los controles lógicos, pero los responsables de mantener el orden público éramos nosotros. Hubo momentos tensos. – Había venido gente de todas partes y Pamplona no estaba preparada para recibirla. A Pamplona, que no se había preparado nada, le cogió un poco con asombro. Recuerdo uno de los actos más multitudinarios en el Labrit con Luc Ferrari y el Equipo Crónica. Yo pensaba que la gente no se iba a controlar y que iba a ver algún follón, pero al final no pasó nada. En la carpa también se vivieron escenas tensas porque era un lugar en el que, si ocurría algo cuando había miles de personas dentro, podría suceder cualquier catástrofe. ¿Cree que fueron trascendentales para la cultura?

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avier Rouzaut era en aquel junio de 1972 el alcalde accidental de Pamplona, por lo que le tocó vivir los Encuentros desde una situación de privilegio, con un ojo puesto en los espectáculos que se sucedían por la ciudad y otro siempre alerta por lo que podría pasar. Ahora, 25 años después disfruta hablando de lo que aconteció en su ciudad en aquellos días y cree que fue una oportunidad única para Pamplona, un acontecimiento magno e inédito que dio a la capital navarra un fuerte impulso de cara al exterior. También recuerda las amenazas de bomba, las explosiones y los sabotajes, con la tranquilidad que da el paso del tiempo y el hecho de que realmente fueron gestos aislados que no consiguieron cumplir su objetivo. Por su actividad municipal no pudo ver muchos espectáculos pero guarda de aquellos días grandes amigos con los que tuvo que tratar gestionando todo aquello. ¿Cómo acogió el Ayuntamiento de Pamplona la celebración de los Encuentros? – En aquel año yo presidía la Comisión de Cultura con Joaquín Sáenz y Auxilio Goñi. El Ayuntamiento no podía colaborar económicamente con aquel proyecto, pero veía que tenía que poner sus medios para que se celebrara, por su importancia cultural y social. Así cedimos todos los locales y dejamos una sala a disposición de los organizadores en el propio Ayuntamiento. Aquello era un acontecimiento de una magnitud insospechada, fresco y abierto que sorprendería a todos en un año marcado por las censuras políticas. Era la posibilidad de Pamplona para abrirse a la modernidad porque iba a ser testigo de todo lo más significativo de las vanguardias.

– Lo que me asombra es el impacto que han tenido en Pamplona. Para mucha gente fueron decisivos a la hora de orientar sus carreras, porque los Encuentros transformaron mucho el ambiente artístico y musical de Pamplona y de todo el país. Pero la crítica fue dura. – Ahora la gente se ha dado cuenta que eso fue una machada única que nadie ha sido capaz de repetir. Nosotros no sabíamos que iba a pasar y nos lanzamos. A mí no me afectó la crítica pero Luis de Pablo incluso ha tenido amenazas de muerte en estos años. Por que no se repitieron? – Nuestra idea era hacer una bienal,pero no podíamos asumir el coste en solitario por más tiempo. Tuvimos un golpe económico negativo. ¿La política no tuvo que ver en esa decisión? –La política lo estropeó todo. Yo pienso que es fundamental separar el arte de la política. Los Encuentros no lo supieron separar y ése fue su principal fallo. Se ha politizado todo. En aquellos años se ligaba todo a la dictadura y se decía que con la dictaJAVIER ROUZAUT dura no era posible la ALCALDE cultura, algo ilógico, porque en esos años había grandes artistas.

“FUERON UNA VENTANA ABIERTA A LA MODERNIDAD”

Se ha dicho que al politizarse tanto todo el evento, el Ayuntamiento decidió no financiarlo, ¿fue ésa la razón? – Yo no recuerdo que hubiéramos hablado de pagar algo o al menos no había ningún documento, por lo que no sé si realmente nos volvimos atrás. Hay que pensar que en aquel entonces los Encuentros costaban unos 12 millones, el triple que todo el programa completo de San Fermín, y nosotros, como ciudad, no teníamos presupuesto. – Hubo explosiones y amenazas, ¿el alcalde recibió alguna orden de acabar con todo? – Recuerdo que el día de la inauguración me avisaron a casa cuando estaba comiendo para decirme que había una bomba en el Labrit y que había que aplazar o suspender el acto. Yo me negué. Mandé que revisaran la zona sin comunicar nada y que desalojaran a la gente sin alborotar demasiado. Efectivamente no hubo bomba, más vale, porque era mi responsabilidad, y todo comenzó. El resto de las explosiones, a pesar de que nos desagradaron mucho a todos, no causaron males mayores, por suerte. Yo sentí mucho que unos Encuentros, que podían haber convertido a Pamplona en una cita fija con la cultura contemporánea, porque ése era el objetivo de los organizadores, se vinieran abajo por la política. Yo hice todo lo que pude para que los Encuentros se celebraran porque los veíamos como una ventana abierta a la modernidad, era ver a través del arte y la música la libertad con la que soñábamos.

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Testimonios ARTÍ CU LO P U BL I CAD O EN EL SU P L E ME N TO REV I STA, E L D OMI N GO 25.0 6.1997

UN RECUERDO MARCADO POR LOS INCIDENTES

Xabier Morrás PINTOR

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abier Morrás fue uno de los tres artistas navarros escogidos para formar parte de los Encuentros del 72 desde un primer momento, junto a Pedro Osés e Isabel Baquedano. Morrás todavía recuerda que “un día se dejaron caer por Pamplona Luis de Pablo y José Luis Alexanco y dijeron que se iban a celebrar unos encuentros de arte contemporáneo, dentro de los cuales habría una parte dedicada al arte vasco, financiados por la familia Huarte, el Ayuntamiento de Pamplona y Diputación”. Aparte de todas las innovaciones y tendencias culturales que durante los encuentros se pudieron observar, a Morrás le marcó especialmente el descubrimiento de la Ciudadela. “Cuando los organizadores llegaron a Pamplona, no dudaron en convertirla en uno de los escenarios para los encuentros. Se quedaron asombrados y los que la habíamos tenido ahí siempre, la miramos como si la viéramos por primera vez”. En cualquier caso,para Morrás fue definitivo que los encuentros fueran diseñados por unos artistas. “Eso se notó durante los ocho días. Fue extraordinario comprobar cómo se combinaba la cultura de elite con otros actos populares y el resultado era fantástico”. Sin embargo, Morrás puntualiza que “fue una pena que los encuentros llegaran a Pamplona tan elaborados. No se pidió para nada nuestra opinión, y eso que no dejó de ser agradable el hecho de que ya contaran con nosotros sin ni tan siquiera habérnoslo consultado. Lo que ocurrió es que los organizadores estaban tan excitados con sus propias ideas, que no veían nada más”. Además, la censura existente por aquel entonces, obligó a que Dionisio Blanco descolgara una de sus obras. “Era un cuadro en el que se adivinaba el rostro silueteado de Franco, la Policía cargando y algunos presos en la cárcel. Esto hizo que enseguida hubiera una asamblea de artistas vascos. La verdad es que fue algo que crispó mucho los nervios. Por otro lado, a mí no me dijeron directamente que tenía que retirar mi obra, pero me lo insinuaron. Por eso, decidí sustituirla por otra, ya que yo entendía que la temática era un poco terrible, algo así como un símbolo de la procesión”. Otro de los grandes descubrimientos de Morrás durante la celebración de los encuentros fue “ver cómo el arte vivo transformaba la dinámica de la ciudad -asegura-. De hecho, el horizonte cultural de Pamplona podría haber cambiado, ya que, para muchos artistas fue un aluvión de posibilidades. A mí me

Xabier Morrás

LOS M U Ñ ECOS D E L EQU I P O C RÓ N I C A GOZARON DE LA ACEPTACIÓN DE CASI TODOS, YA QUE ALUDÍAN, DE FORMA ORIGINAL, A LA FUERTE PRESENCIA POLICIAL EN EL DÍA A DÍA DURANTE LA DICTADURA

encantó, pero no me sorprendió tanto, ya que yo había vivido en Londres y en Nueva York. Sin embargo, resultó algo efímero que se encontró el camino cortado”. En cualquier caso, a Morrás no le importaría repetir aquella experiencia. “Aquello fue un reto para todas las ciudades pequeñas, ya que, cuando intentan organizar algo de tal envergadura, se cae en la ramplonería, y aquella vez no fue así -puntualiza Morrás-. Sería interesante repetirlo, pero que lo volvieran a organizar De Pablo y Alexanco. Sería genial”.

Pedro Osés PINTOR

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e los Encuentros del 72 hay que distinguir dos aspectos: la parte artística, por un lado, y el trasfondo político, por otro, aunque en aquella época eran cosas inseparables -asegura el pintor Pedro Osés-. Por eso, todo aquello mezclado acabó en un auténtico desmadre que derivó en la suspensión de los actos, como cabía esperar”. Osés confiesa que “me parecieron interesantes, pero no tanto. Además, yo creo que se le dio unamayor relevancia a la música. Por otro lado, se pudieron ver filmaciones que en aquel entonces eran el sumun. En realidad, fue un aluvión de información tan grande que no dabas a basto”. En cualquier caso, “el ambiente de ebullición, la época de cambio que estábamos viviendo favoreció los encuentros. Yo tengo aquello muy olvidado, la

Los encuentros del 72 provocaron a intelectuales, artistas y a la gente de a pie. Unos disfrutaron de ellos, otros quisieron hundirlos y muchos no entendieron nada de nada. Estas son algunas de las impresiones que recuerdan quienes los vivieron 2 Un reportaje de Natalia García

verdad es que recuerdo más todo los político y social que lo rodeó”. En lo que se refiere al arte vasco, Osés asegura que “el arte vasco era una muestra de lo que se estaba haciendo, algo que en Pamplona se acercaba bastante a lo que es el pop, diferente de la abstracción que se estaba dando en otros sitios. En definitiva, estábamos haciendo algo que para mí eramás vivo”. Sin embargo, Osés diferencia entre los pintores vascos y los de Pamplona. “Los vascos estaban mucho más organizados. Los de Pamplona éramos mucho más jóvenes, acabábamos de llegar a este mundillo”. Además, Pedro Osés puntualiza que “entonces había cosas más atrevidas, mucha más gente se movía en el plano de la experimentación”. En cualquier caso, “la reacción de la gente fuede sorpresa total -afirma-. Pamplona estaba invadida por el arte. A los conservadores les parecía insoportable porque era, según ellos, un montaje de la izquierda revolucionaria. A los que éramos más jóve-

Pedro Osés

nes nos parecía que se encontraba dentro de un cambio más global. La verdad es que durante todos los Encuentros se respiró un cierto ambiente de miedo por lo que pudiera pasar”. De todas formas, para Pedro Osés resulta evidente que “había gente empeñada en hundirlo y otros, en utilizarlo. A mí me rebasaba lo que esta ocurriendo. Una cosa era que participaras del movimiento político y social y otra que tu obra fuera por ahí. Aquello fue fuerte. A mí me marcó de alguna manera, pero no a mi obra”.

F. Javier Zubiaur TÉCNICO DEL MUSEO DE NAVARRA

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rancisco Zubiaur era un chaval inquieto en 1972, interesado principalmente por el cine. Al recordar aquellos encuentros, Zubiaur no duda en calificarlos como “un revulsivo muy grande que plasmó experiencias vanguardistas en las calles de una ciudad conservadora”. Sin embargo, a este técnico del Museo de Navarra le parece que “era algo que ya venía preparándose en la ciudad. De hecho, las salas de la CAMP y de la CAN ofrecían al público pamplonés una gran variedad de exposiciones. Todo esto propició un clima favorable para la celebración de los Encuentros del 72”. Por otro lado, Zubiaur destaca que “por una vez, se pusieron de acuerdo las instituciones públicas (Diputación y Ayuntamiento) y una entidad privada (la familia Huarte). Esto hoy no sería posible ya que no hay una cul-

tura de la colaboración”. De aquellos ocho días en los que la cultura invadió las calles, Francisco Javier Zubiaur asegura que “me llamaron la atención el cine experimental de Sistiaga, las películas japonesas tipo a lo que se conoce como cine ojo y también todo lo que se pudo contemplar sobre cine vanguardista y abstracto. Además, también fue muy interesante un concierto de txalaparta que se ofreció en el museo, donde se encontraba la exposición de arte vasco. Era algo muy nuestro pero a la vez un gran desconocido”. Además, “sorprendió mucho el arte en la calle -asegura Zubiaur- y el ver cómo una cúpula se hinchaba como si fuera un circo”. Al echar la vista atrás, Zubiaur reconoce que “aquellos encuentros cuestionaron muchos aspectos de la cultura. De hecho,yo creo que la inquietud existente entre 1960 y 1972 no se ha vuelto a repetir. Ahora hay una mayor oferta, pero la curiosidad y el hambre cultural es menor”. Además, el trasfondo social y político de la época se encargó de aderezar los Encuentros con el día a día de la Espa-

F. Javier Zubiaur

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ña de comienzos de los setenta. “Los conflictos políticos, los dos atentados que cometió ETA, las numerosas y polémicas octavillas que se distribuyeron aquellos días e incluso los conflictos entre los artistas fueron una nota más en aquella cita cultural”, asegura Zubiaur. En cualquier caso, este técnico del Museo de Navarra no duda al afirmar que “los Encuentros confirmaron unas trayectorias. Para los artistas fue positivo ver los derroteros de las artes. Además, de esta forma se alimentó la inquietud que la gente llevaba dentro y sirvió de llamada de atención para el resto de ciudades españolas. Es una pena que no hayamos sabido continuar con aquel desafío del 72”.

comprobar que no había movimiento ni acción. Cuando acabó, mi hija lo defendía, pero la verdad es que a mí me había dejado helada”. Esta pintora confirma que “algunos fueron a destruir los encuentros porque no los entendían. Sin embargo, yo, desde las páginas de Arriba España, escribí sobre los mismos en clave de humor”. En cualquier caso, Francis constata que “se rompieron fronteras y permitieron que pasaran ideas. Se adelantaron a un época y dejaron una simiente”.

Alberto Zozaya DE SAIDE

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Francis Bartolozzi

Francis Bartolozzi

ara Alberto Zozaya, miembro de Saide, los Encuentros del 72 fueron “el ridículo más espantoso y el dinero peor gastado del Ayuntamiento de Pamplona”. Por eso, Zozaya puntualiza que “me pareció ridículo. Todavía recuerdo cómo me pusieron los cines aquellos tiparracos con letreros que, en lugar de poner Gora ETA, decían Estoy señalizando Pamplona. Anda que no nos costó nada limpiarlos...”. Por todo ello, Zozaya asegura que “no recuerdo los incidentes sociopolíticos del momento. Creo que hubo un atentado contra el monumento de Sanjurjo, pero es que al pobrecillo nos lo han machacado cada dos por tres”.

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ancis Bartolozzi reconoce que “por aquel entonces yo me dedicaba a otras cosas junto a mi marido. Sin embargo, recuerdo los Encuentros del 72 como un auténtico mazazo. Y es que, Pamplona era un pueblo. A mí misma, aquello me dejó desorientada”. De todas formas, esta pintora asegura que “quienes lo organizaron y participaron en ello se lo pasaron muy bien, pero también hubo quien aseguró que aquello fue una indecencia, una tomadura de pelo que costaba mucho dinero”. Sin embargo, a Francis el evento en sí, le pareció “muy bien. Todo sucedió en un momento en que la pintura estaba empezando a chillar. Mi marido y yo teníamos bastante mundo por nuestro trabajo, pero hubo cosas que no llegamos a comprender. En cierto modo, todos despertamos con los Encuentros; trajeron aire fresco a la ciudad”. De aquellos días, Francis Bartolozzi recuerda especialmente una obra de teatro. “Me impresionó. Fui con mi hija. El Gayarre estaba repleto de gente joven que gritaba, que quería explayarse. Fue muy bonito. Sin embargo,no había ningún decorado. De repente, sólo veíamos a un grupo de chicos en el escenario que no hacía nada. Por un lado, me resultó gracioso, pero por otro me cabreaba

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que incluirlo ya que la familia Huarte siempre había estado vinculada al arte vasco”. De hecho, Manterola asegura que “los vascos se sentían marginados. Estuvieron espectadores del resto”. Por otro lado, este pintor señala que “la sociedad estaba estupefacta. Pamplona era tan conservadora...”. Además, Manterola tiene muy claro que “no se ha repetido porque aquello fue terrible. Todo era contradictorio. Juan Huarte estuvo venga pelear y se le debieron quitar las ganas de volver a organizar algo semejante. Además, fue algo que costó mucho dinero”. Con el transcurso de estos 25 años, Manterola asegura que “lo único que queda de aquello es lo que estaba en la exposición de arte vasco: bombas, manifiestos, censura... Además, Juan Huarte atribuía a los artistas vascos seguir consignas del PC e incluso les acusaba de querer echarlo todo abajo”. Manterola también echa en falta que “no se hubiera celebrado un debate entre los dos conceptos de modernidad que allí se vieron: las vanguardias y el arte vasco. Eran dos posiciones antagónicas. Me habría gustado discutirlo”. En cualquier caso, Manterola asegura que “los acontecimientos fueron un gran beneficio para los Encuentros. Les dieron una mayor intensidad y encarnaron con los problemas cotidianos de la época. La censura hizo ver que el enemigo estaba ahí y el atentado le confirió un dramatismo que vino muy bien”.

Pedro Salaberri PINTOR

L Pedro Manterola

Pedro Manterola PINTOR

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edro Manterola era por aquel entonces crítico de Diario de Navarra. Manterola se había comprometido con el diario en escribir un artículo cada día. Sin embargo, sólo lo hizo una vez porque se solidarizó con el devenir de los acontecimientos y decidió dejar de escribir. “El periódico no dijo nada porque entonces me pagaban una miseria”, asegura. Para él no cabe ninguna duda: “La exposición de arte vasco estaba fuera de contexto. Además, las vanguardias del arte vasco no tenían nada que ver con aquello. Fue una incongruencia, pero había

a participación de Pedro Salaberri no estaba prevista en un primer momento, pero a Xabier Morrás le pareció que la representación de artistas navarros era escasa y sugirió su participación. Salaberri confiesa que “yo estaba superado por todo lo que rodeaba los encuentros. No tenía la formación política adecuada. La verdad es que estaba más preocupado por pintar y me abrumaba que en los

LA IMAGEN DE UNA CIUDAD CONTROLADA POLICIALMENTE PRIMA EN EL RECUERDO POR ENCIMA DEL IMPACTO QUE PROVOCA RON EN LOS ARTISTAS Y CREADORES MUCHOS DE LOS ACTOS PROGRAMADOS encuentros hubiera gente empeñada en retirar obras”. Sin embargo este pintor asegura que “lo que se trajo rompía con la Pamplona e incluso con la España de entonces. Nuestra ciudad iba despertando en materia de artes y los artistas apenas habíamos visto nada. Estábamos abrumados. Había tantas cosas que no las podías abarcar y muchas que no llegabas a entender, como ocurría con la poesía visual y el arte conceptual”. En cualquier caso, para Pedro Salaberri lo más impactante fueron los muñecos del equipo Crónica. “Se convertían en policías secretas. Fue una forma muy ingeniosa de cuestionar la dictadura, pero sólo utilizando el ejercicio de la libertad”. Salaberri confirma que “en aquella época éramos más receptivos pero no estábamos más preparados. La verdad es que ahora es cuando puedo explicar aquellos encuentros y comprenderlos. De hecho, algunas de las cosas que en aquella ocasión me superaron, como ocurrió con un tipo de danza, ahorame fascinan”. Una de las conclusiones que Salaberri extrae de aquel encuentro cultural es que “fue interesante pero no supimos asimilarlo bien. Fue un momento histórico en el que las fuerzas sociales apostaban por la apertura y el arte también lo hacía. Era un signo vivo de que las artes querían expresarse. En realidad, entonces se dieron cuenta de que el arte podía ser peligroso para el régimen. El caso es que al final los encuentros fueron utilizados por mucha gente para conseguir fines concretos”. “Uno de los hechos por los que no se ha vuelto a repetir fue el secuestro de Felipe Huarte por parte de ETA. Fue uno de sus miserables favores. Los Huarte eran una familia que apoyaba al arte vasco y ellos hicieron que se marcharan”.

PARA M UCHOS ARTISTAS, ÉSTA FUE UNA EXCELENTE OPORTUNIDAD PARA VER LOS DERROTEROS POR LOS QUE DISCURRÍA EL ARTE EN OTROS LUGARES. EL ARTE VANGUARDISTA SE HIZO CON LAS CALLES DE UNA CIUDAD CONSERVADORA Pedro Salaberri

Arantza Zozaya

Arantza Zozaya FILMOTECA NACIONAL

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or aquel entonces Arantza Zozaya era delegada de la filmoteca nacional en Pamplona, crítica de cine, presidenta del cine club Lux y estaba elaborando una enciclopedia de cine para la editorial Salvat. “Aquellos encuentros eran tan importantes para nosotros,que la editorial nos liberó de trabajar para poder disfrutar de los mismos”. Arantza reconoce que “los encuentros fueron un auténtico terremoto en Pamplona. Su éxito se debió a tres factores: la avalancha creativa que vino de fuera; la tensión sociopolítica y expectante del momento; y el sentido subterráneo de transgresión y curiosidad permanente existente en Pamplona. Este último factor fue el catalizador que produjo la auténtica explosión”. En lo que se refiere al cine, Zozaya puntualiza que “los encuentros sirvieron para acercar un cine de lenguaje vanguardista, realizado por no profesionales. Entre sus autores destacaron Balerdi, Sistiaga, Javier Aguirre...”. Durante los días de los encuentros, hubo tres focos de difusión: el cine Avenida, el Príncipe de Viana y el Carlos III. “En el cine Avenida recuerda Arantza-, se expuso una letanía de diapositivas de plástica de los últimos años. El Príncipe de Viana sirvió para proyecciones ordenadas, con una cierta temporalización, entre las que se encontraban obras de Javier Aguirre, Valcarcel o Sistiaga. De este último me impresionó especialmente una película, cuyo nombre respondía a un soniquete de la mutildantza, y que estaba pintada directamente sobre el celuloide. Por otro lado, Valcarcel hizo una transcripción visual de la novela La Celosía. Sólo nos quedamos hasta el final unas seis personas, que acabamos con conjuntivitis por el esfuerzo que requería leer cada página en la pantalla. Por último, en Carlos III se ofreció el cine más vanguardista”. De esta forma,Zozaya concluye que el cine fue un intento de “rasgar la pantalla del cine convencional y presentar qué podía ser el cine. Los encuentros plantearon utopías realizables”.

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Diario de Noticias —Domingo, 25 de junio de 1997

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ARTÍ CU LO P U BL I CAD O E N L A SECCI ÓN MI RA RT E E L JU E VES 19.02. 20 0 9

José Antonio Sistiaga AUTOR DEL DOCUMENTAL ‘ENCUENTROS 1972, PAMPLONA’

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n “hito histórico que tuvo un eco muy interesante para los navarros”. Así califica el pintor José Antonio Sistiaga (San Sebastián, 1932) los Encuentros del 72, de los que filmó parte del ambiente. Una película inacabada que se proyectó ayer por 1ª vez públicamente en los cines Carlos III El pintor José Antonio Sistiaga, ayer en el casco viejo de Pamplona. Después de treinta y tantos años en sus latas de 16 mm, se ven aquellas imágenes que captó en los Encuentros de 1972. ¿Qué sensación le produce que se vean y además en Pamplona? – Habría que preguntarles a los pamploneses qué les parece... Algunos se verán, otros quizá se queden decepcionados o se sorprendan y digan pero si aquello fue más grande... Claro, yo iba con mi cámara y al mismo tiempo estaban sucediendo en dos o tres lugares diferentes otras cosas que no pude grabar porque no estaba allí. Es una filmación muy libre, en la que se ven ciertas actividades culturales y al público. Es un recordar de amigos, de conocidos. ¿Quiénes aparecen en la grabación? – El escultor Remigio Mendiburu, al que se le ve unos instantes; el pintor Rafael Ruiz Balerdi, el fallecido Santiago Amón, los músicos Steve Reich y John Cage, Ernest Cunningham, bailarinas, el grupo artístico Kathakali de Kerala, arquitectos de Navarra y San Sebastián... Aquello era como un paseo muy grande que duró una semana, en el cual la gente iba yendo y viniendo por una gran avenida que era el paseo de Sarasate. ¿Qué ambiente se respiraba? – El ambiente era en unos casos de efusión de alegría, de sorpresa, en otros se percibía a gente molesta por lo que veía o por la reacción de algunos.Por ejemplo, cuando se proyectó mi película pintada, totalmente muda, igual alguien hablaba y otro le replicaba: cállate que molestas, y se enzarzaban... Pero sin gamberradas, era un ambiente de jolgorio, de folclore. En aquellos Encuentros sucedieron muchas cosas que para muchos fueron un descubrimiento enorme. Fueron un hito y tuvieron un eco muy interesante para los navarros. No es que todo fuese positivo o todo negativo, es que hubo personas que por su sensibilidad, captaron allí algo que les hizo dirigir su vida hacia un camino que no habían intuido antes. Por ejemplo, el crítico Javier Maderuelo escribe en el catálogo por los 25 años de los Encuentros que gracias a aquel evento que acogió Pamplona en el 72 él pudo dedicarse a la música. Es suficiente que una persona encuentre una motivación para que todo aquello que se hizo en aquel momento tenga un sentido. En medio de aquel ambiente, ¿cómo se decidió a filmar? – La poetisa Blanca Calparsoro me prestó una cámara de 16 milímetros de cuerda que no captaba ni el sonido, recuerdo que me dijo: mira, te la puedes quedar. Decidí cap-

tar todo lo que podía, era lo que me interesaba. Hacer una filmación de lo que fue aquello que quedase para mí y que luego pudiese servir a los demás. Tengo más material filmado, lo que grabé es el doble de lo que se exhibe ahora en Pamplona. ¿Y tiene intención de juntarlo? – Posiblemente se haga un nuevo montaje; ahora, con el tiempo, veo que hay interés por que se vean otras imágenes. En la película inacabada se muestran también imágenes del encierro de San Fermín, ¿por qué las incluyó? Entre los Encuentros y el encierro hubo una semana de vacío, y los uní porque las consideraba dos expresiones culturales diferentes en un mismo lugar. Me vine todas las mañanas de San Fermín a filmar el encierro, cada día desde un lugar distinto. Grabé un momento de tensión en una de las carreras: había tanta gente acumulada a la entrada de la plaza de toros que los animales no podían pasar, así que tuvieron que hacerles retroceder y la gente que venía para entrar en la plaza detrás de los toros se los encontraba de nuevo de frente por sopresa... Como su película, también el sueño que perseguían los Encuentros de convertir a Pamplona en referente cultural internacional es un sueño inconcluso... – Bueno, lo que está claro es que si alguien quiere hacer una referencia de lo que sucedía entonces culturalmente, el hecho más importante que se dio durante muchísimos años fueron los Encuentros de Pamplona. Sí, pero hoy Pamplona no es un referente cultural. – Eso depende de los pamploneses. Pueden sucederse declaraciones artísticas que sean un equivalente a los Encuentros dePamplona, pero si esperamos a que nos las traigan... muchas veces hay que buscarlas. Moverse, salir. En los 60 y 70 nosotros hacíamos tertulias culturales a las que venían incluso médicos y abogados, había un interés que se generaba de abajo arriba. Ahora la cultura se le deja a los gobiernos, y los gobiernos son funcionarios que cambian cada equis años. Además, dudo de que los políticos sean gente que sepan decir no donde hay que decir no, y sí donde hay que decir sí.

“Que Pamplona sea hoy o no referente cultural depende de los pamploneses” 2 Paula Echeverría

“ LOS ENCUENT ROS DESCUBRIERO N A M UCHOS UN CAM INO, EL DEL ART E, QUE ANT ES NI INT UÍAN ”

“ HOY HAY MUC HA G EN T E CON EL DIN ERO DE LOS HUA RT E, P ERO P OQUÍS IMA CON C A B EZ A PA R A EL A RT E”

f Iban Aguinaga

Pero entre la gente parece haber muerto la sed de conocimiento, la sed altruista de cultura. Hoy el arte es negocio, y parece difícil que alguien arriesgue tanto como lo hizo en su momento la familia Huarte. – Aquello se explica porque la pasión por la cultura que tenía la familia Huarte, y hablo de Juan, Maria Josefa y sus hermanos, era una pasión real. La ayuda a Jorge Oteiza ,a Mendiburu, Balerdi, Chillida... Los Huarte eran gente muy intuitiva e inteligente a la hora de ver el arte. Pero lo más importante es que apoyaban obras no de artistas en ese momento conocidos, sino de artistas que empezaban a surgir. Y eso es lo más difícil. La familia Huarte ha hecho por la cultura muchísimo más que todo el gobierno franquista. Hoy, gente con medios económicos como ellos hay muchísima, pero gente con cabeza para el arte, poquísima.